Mostraba un aprecio especial a quienes dedicaban su tiempo y su dinero al servicio de la humanidad. Una tribu árabe, los Banu Tai, había iniciado hostilidades contra el Santo Profeta(sa) y en la batalla que siguió, sus fuerzas fueron vencidas, y algunos soldados fueron tomados como prisioneros. Entre ellos se encontraba la hija de Hatim Tai, cuya generosidad había llegado a ser proverbial entre los árabes. Cuando la hija de Hatim informó al Santo Profeta(sa) de la identidad de su padre, él la trató con gran consideración, y como resultado de su mediación, perdonó todos los castigos que se habían impuesto a su pueblo por su provocación (Halbiyya, Vol. 3, pág. 227).
El carácter del Santo Profeta(sa) tiene tantas facetas que resulta imposible tratarlas adecuadamente en estas pocas páginas.