12. El primer juramento de ‘Aqaba
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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Después de medianoche, el Profeta(sa), en compañía de su tío ‘Abbas(ra), volvió a reunirse con los musulmanes de Medina en el valle de ‘Aqaba. De los setenta y tres musulmanes medinitas, sesenta y dos pertenecían a los Jazrall y once a los Aus. El grupo incluía a dos mujeres, una de ellas era Umm ‘Ammara(ra), de los Banu Nayyar. Su tribu, llena de fe y resolución, había aprendido los preceptos del Islam de Mus’ab(ra) y demostró ser un pilar del Islam. Umm ‘Ammara(ra) es un ejemplo; inculcó en sus hijos la lealtad absoluta al Islam. Uno de sus hijos, Habib(ra), fue capturado por Musailima, el Pretendiente, en un encuentro que tuvo lugar después de la muerte del Profeta(sa). Musailima intentó quebrantar la fe de Habib(ra): “¿Crees que Muhammad(sa) es Mensajero de Dios?”, preguntó. “Sí”, fue la respuesta. “¿Crees que yo soy Mensajero de Dios?”, preguntó Musailima. “No”, respondió Habib(ra). Musailima ordenó que le cortaran un miembro. Luego volvió a preguntar: “¿Crees que Muhammad(sa) es Mensajero de Dios?” “Sí”, contestó Habib(ra). “¿Crees que yo soy Mensajero de Dios?” “No”. Musailima ordenó que le seccionaran otro miembro. De este modo, le fueron amputando un miembro tras otro, y el cuerpo de Habib(ra) acabó despedazado. Tuvo una muerte cruel, pero dejó un ejemplo inolvidable de heroísmo y sacrificio personal por la causa de su convicción religiosa (Halbiyya, Vol. 2, Pág. 17). Umm Ammara(ra) acompañó al Profeta(sa) en varias guerras.

En resumen, este grupo de musulmanes de Medina se distinguió por su lealtad y su fe. No vinieron a La Meca en busca de riqueza, sino de fe; y la encontraron en abundancia.

Empujado por los lazos de parentesco y sintiéndose legalmente responsable de la seguridad del Profeta(sa), ‘Abbas(ra) se dirigió al grupo con las siguientes palabras:

“¡Jazrall! Éste, mi pariente, goza aquí del respeto de su pueblo. No todos son musulmanes, pero le protegen. Ahora, sin embargo, ha elegido dejarnos para ir con vosotros. ¡Jazrall! ¿Sabéis lo que ocurrirá? Toda Arabia se volverá en contra vuestra. Si sois conscientes de los riesgos que implica vuestra invitación, llevadle; de lo contrario, renunciad a vuestra intención, y dejad que se quede aquí.”

El jefe del grupo, Al-Bara’ra, contestó con firmeza:

Te hemos escuchado. Nuestra decisión es irrevocable. Nuestras vidas están a disposición del Profeta(sa) de Dios. Estamos decididos y esperamos sólo su decisión (Halbiyya, Vol. 2, pág. 18).

El Profeta(sa) les hizo una exposición profunda de las enseñanzas del Islam, y dijo que les acompañaría a Medina si estaban dispuestos a amar al Islam con el mismo fervor que a sus mujeres e hijos. No había terminado aún de hablar cuando el grupo de setenta y tres devotos gritó al unísono: “¡Sí!” “¡Sí!”. En su fervor, olvidaban que se les podría oír desde lejos, por lo que ‘Abbas(ra) les pidió que hablaran en voz baja, pero se dejaron llevar por su devoción. Desde ese momento, la muerte no les importaba en absoluto. Tras oír la advertencia de ‘Abbas(ra), un miembro del grupo alzó la voz y dijo: “No tenemos miedo, Profeta(sa) de Dios. Concédenos permiso y haremos frente ahora mismo a los mequíes, y vengaremos todo el mal que te han hecho.” Pero el Profeta(sa) contestó que todavía no había recibido la orden de luchar. La reunión terminó con el juramento de lealtad del grupo.

Cuando los mequíes supieron de la reunión, se dirigieron al campamento de los medinitas para quejarse ante sus jefes. ‘Abdul’lah bin Ubayy ibn Salul, el Jefe supremo, no tenía conocimiento de lo ocurrido, y aseguró a los mequíes que se trataba de un rumor falso. Los medinitas le habían aceptado como jefe y no podían actuar sin su conocimiento y permiso. Desconocía que los medinitas habían rechazado la ley de Satanás para adoptar la Ley de Dios.

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