Hijo Anunciadora del Mesías Prometido y Mahdias; signo manifiesto de Al’lah el Todopoderoso, Palabra de Dios cuyo advenimiento fue profetizado por el Santo Profeta(sa) y el Mesías Prometidoas, así como por otros profetas anteriores; estrella del firmamento espiritual para cuya aparición el mundo tuvo que esperar cientos de años; hombre de Dios, coronado con una aureola espiritual que irradiaba rayos brillantes de luz que infundía vida espiritual a sus seguidores, y que cautivaba y embelesaba a quienes no tuvieron a suerte de seguirle; orador tan extraordinario que sus discursos eran escuchados por la audiencia durante horas y horas hasta su conclusión, ya lloviera o resplandeciera, y hasta bien entrada la tarde. Las palabras fluían de su boca, como miel goteando en los oídos, hasta alcanzar las profundidades de las almas y colmarlas de fe, conocimiento y vigor; océano del conocimiento Divino y secular; Voz Articulada de la época y; sin lugar a dudas; el mejor genio del siglo XX; hombre de extraordinaria inteligencia y memoria; epítome de cualidades de liderazgo cuya versatilidad es inabarcable: Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmadra (1889 –1965), Muslih Ma’ud (el Reformador Prometido), era el mayor de los hijos y Segundo Sucesor (Jalifa) del Mesías Prometidoas. Asumió el liderazgo de la Yama’at Ahmadía a la edad de 24 años, cuando el Movimiento aún estaba en su infancia y lo sustentó hasta la madurez durante más de 50 años, con su guía espiritual, sus plegarias, lágrimas, y esfuerzo. No solamente fortaleció las bases de la Comunidad establecida por el Mesías Prometidoas, sino que también expandió la estructura de la Yama’at mediante la iniciación de procedimientos, organizaciones y programas creados a partir de la inspiración en el Mesías Prometidoas y bajo la guía divina. Emprendió la ardua tarea de expandir el mensaje del verdadero Islam en su inmaculada pureza hasta el fin del mundo. Para lograrlo, dio origen al movimiento Tahrik-e-Jadid, a través del cual se extendió, y se sigue extendiendo, el trabajo misionero en todo el mundo. Su sutil inteligencia, preciso intelecto, profunda y larga erudición, y sobre todo, el conocimiento del que Dios le dotó, le hicieron posible generar un amplio corpus de escritos, discursos y libros. Su obra es tan vasta que llevará años dar a luz todas sus publicaciones.
Cuando el Mesías Prometidosa oró con fervor a Dios para que le otorgara un signo en apoyo del Islam, Al’lah le dio la buena nueva de este hijo suyo y dijo:
“…será extremadamente inteligente… y estará lleno de conocimiento secular y espiritual… hijo; deleite del corazón, de alto rango, noble, una manifestación de lo primero y lo último, de la verdad y de lo elevado; como si Dios mismo hubiera descendido del cielo. He ahí que viene la luz. Verteremos nuestro espíritu en él…”
[Revelación del 20 de febrero de 1886]1
1 Traducido del idioma urdu por Sir Muhammad(sa) Zafrul’lah Jan del libro Tadhkirah (el libro que contiene los sueños, visiones y revelaciones verbales reveladas al Mesías Prometidoas [Editores]