43. Carta al jefe del Bahrein
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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El Profeta(sa) también envió una carta a Mundhir Taimi, Jefe de Bahrein. La carta fue llevada por Ala ibn Hadrami(ra). Aunque el texto de la carta no se ha conservado, se sabe que el jefe del Bahrein, al recibirla, creyó y escribió al Profeta(sa) diciendo que, junto con muchos amigos y seguidores, había decidido unirse al Islam. Otros, sin embargo, habían decidido mantenerse al margen. Añadió que vivían bajo su mando varios judíos y magos. ¿Qué debía hacer respecto a ellos?

El Profeta(sa) escribió de nuevo al Jefe:

“Me alegra saber de tu aceptación del Islam. Tu deber reside en obedecer a los delegados y enviados que yo te envíe. El mensajero que te llevó mi carta me ha hablado bien de ti y me ha asegurado de la sinceridad de tu creencia. He rezado a Dios por tu pueblo. Intenta, pues, enseñarles las costumbres y prácticas del Islam. Protege su propiedad. No permitas que nadie tenga más de cuatro esposas. Los pecados del pasado quedan perdonados. Siempre que seas bueno y virtuoso, seguirás reinando sobre tu pueblo. Con respecto a los judíos y los magos, sólo tienen que pagar un impuesto. No exijas, pues, más de ellos. En cuanto a la población general, quienes carecen de tierras suficientes para mantenerse, deben recibir cuatro dírhams por persona, y algo de ropa para ponerse.” (Zurqani y Jamis).

El Profeta(sa) escribió también al Rey de Omán, al Jefe de Yamama, al Rey de Ghassan, al Jefe de los Bani Nahd (una tribu del Yemen), al Jefe de Hamdan (otra tribu yemení), al Jefe de Bani ’Alim y al Jefe de los Hadrami. La mayoría de ellos se hicieron musulmanes.

Estas cartas revelan el grado de perfección al que había llegado la fe del Profeta(sa) en Dios. Igualmente demuestran que, desde el principio, el Profeta(sa) creía haber sido enviado por Dios, no para un pueblo o un territorio concreto, sino para todos los pueblos del mundo. Las cartas fueron recibidas por sus destinatarios de diversas formas. Algunos aceptaron inmediatamente el Islam, mientras que otros trataron las cartas con respeto, pero no lo aceptaron. Otros, las trataron con la cortesía normal, y otros con orgullo y desprecio. Pero también es cierto –y la historia lo demuestra –que la suerte de los receptores de estas cartas o sus respectivos pueblos, estuvo ligada a su forma de tratar estas cartas.

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