Una recompensa inesperada
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Una recompensa inesperada

Conoce mejor la personalidad del Profeta del islam. Descubre como trataba a sus compañeros y que pensaban sobre él gracias a este breve relato.

Transcripción:

“En verdad, tenéis en el Profeta de Al-lah un dechado de virtudes para quien tema a Al-lah y al Último Día y se acuerde mucho de Al-lah” [33:22].

A medida que se acercaba el final de la vida del Profeta Muhammad (sa), presentía que pronto sería llamado a la presencia de Dios,  había ido preparando a sus discípulos, transmitiéndoles
de varias formas que su fin estaba cerca. Un día les dijo:

“Si un hombre comete un error, es mejor que lo remedie en esta vida a fin de que no se le pidan cuentas por ello en la otra. Por eso os digo que,  si he causado algún daño a alguno de vosotros, debéis decírmelo para que pueda compensarle, ya que no deseo que me sea recordada mi responsabilidad en mi vida futura”.

Los allí presentes quedaron profundamente conmovidos al oír estas palabras. Con los ojos bajos en señal de respeto hacia él, algunos incluso lloraron. Recordaban todas sus muchas bondades con ellos. Sabían que jamás en su vida había hecho daño a nadie. Hubo un completo silencio. De repente, se escuchó una voz y un hombre dijo:

“Mensajero de Al-lah, una vez, cuando pasabas cerca de mí, tu codo rozó mi espalda.” 

El Profeta Muhammad (sa) se volvió hacia el hombre y dijo:

“Ven y véngate”.

El hombre avanzó hacia el Profeta Muhammad (lpD) y dijo:

“Mensajero de Al-lah, hay una diferencia: Mi espalda estaba desnuda cuando tu codo la rozó,  pero la tuya está cubierta”.

Los discípulos se sintieron indignados con el hombre, no podían creer que alguien fuera capaz de vengarse de una persona que había sido siempre tan misericordiosa. El Profeta Muhammad (sa) le dijo que le levantara la camisa por la espalda.  El hombre así lo hizo, pero en lugar de golpearlo, se inclinó y le besó en la espalda.

“¿Qué ha sido eso?”

Quiso saber el Profeta.

El hombre respondió:

“Tu codo me rozó. Pero ¿quién podría pensar en vengarse de una persona tan bondadosa como tú? Me has ofrecido ahora una hermosa oportunidad de mostrarte mi amor y devoción.”

Los compañeros, que en principio se indignaron con el hombre ahora comenzaron a envidiarle.

Hoy más que nunca es necesario que nuestros valores y comportamiento siempre sean los mejores. Solo de esta manera conseguiremos el amor de Dios y del mundo.

“Si alguna vez un hombre sobre esta tierra ha encontrado a Dios; si algún hombre ha dedicado su vida por amor a Dios con ardor puro y sagrado, sin duda alguna este hombre fue el Santo Profeta de Arabia.”

Major A. Leonard, (1909). Islam, its Moral and Spiritual Values. Londres, Reino Unido

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