La opinión de historiadores occidentales sobre Muhammad
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El Santo Profeta Muhammad según la opinión de algunos escritores occidentales

Algunos escritores no-musulmanes han opinado muy favorablemente sobre la vida y la obra del Santo Profeta Muhammad. Estos son algunos de ellos.

Pringle Kennedy

En su libro ‘Arabian Society at the Time of Mohammad’ (pp.8,10,18,21) escribe:

Mahoma era, empleando un término sencillo, el hombre clave. Para entender el maravilloso éxito de su obra, hay que estudiar las condiciones de su época. Más de cinco siglos habían transcurrido desde la llegada de Jesucristo al mundo. Las viejas religiones de Grecia y Roma y de los cientos de pequeños estados esparcidos por todo el Mediterráneo habían perdido su vitalidad. En su lugar, el Cesarismo, la alabanza al estado personificado por el Cesar reinante, había llegado a ser el culto predominante. Así era la religión del Imperio Romano. Existían otros cultos pero tenían que permitir que la religión del estado predominase. Sin embargo, el Cesarismo no satisfacía. Algunas religiones orientales (de origen egipcio, sirio y persa) tenían su atractivo y encontraron numerosos adeptos. El gran defecto de estas religiones radicaba en que eran poco nobles.

Cuando el Cristianismo venció al Cesarismo a principios del siglo IV, aquel a su vez llegó a adoptar muchas de las características del Cesarismo. Por aquel entonces, el cristianismo se había desviado mucho del credo puro de tres siglos antes, su verdadero espíritu se había perdido y se había enredado en rituales y materialismos.

El modo en que esta situación llegó a su fin y cómo en pocos años una gran parte del mundo cambió para siempre, es uno de los capítulos más asombrosos de la historia humana.

Este cambio tan maravilloso está estrechamente vinculado a la vida de un hombre – el Profeta de la Meca.

Existen opiniones muy diversas sobre este hombre extraordinario. El musulmán devoto lo considera él ultimo y más grande de los mensajeros de Dios. El cristiano fanático de épocas anteriores lo consideraba un emisario del diablo, mientras algunos orientalistas modernos lo consideran cómo una figura política y cómo reformador de Asia y especialmente de Arabia en contra de Europa, más que cómo un santo o un reformador religioso. Pero donde no existe duda es en el hecho de que su vida ha ejercido un efecto inmenso en la historia de la humanidad.

Para nosotros, para quienes el hombre lo es todo y el medio en que vive cuenta poco, él es el ejemplo supremo de lo que una sola persona puede conseguir. Incluso los que afirman que las condiciones de la época, del lugar, del ambiente en general y la capacidad de la mente humana de asimilar ideas nuevas, más que el esfuerzo individual, han sido los detonantes de los grandes avances en la historia humana, nadie puede negar que sin Mahoma esto habría tardado siglos en ocurrir en el supuesto caso de que dichos avances se hubiesen producido.

Michael Hart

En su libro ‘Los Cien’ hizo una clasificación (ranking) de las cien personas que más influencia han tenido sobre la historia humana. En primer puesto puso al Santo Profeta Mahoma. A continuación se cita el texto en su totalidad, aunque me he atrevido a añadir algún comentario para indicar al lector algunas diferencias importantes entre la interpretación musulmana y la de Michael Art.

Mi elección de Mahoma al frente de la lista de personas que más influencia han tenido sobre la historia humana puede sorprender a algunos lectores y ser cuestionada por otros, pero él fue el único hombre en la historia que obtuvo un éxito supremo no sólo en el ámbito religioso sino también en el ámbito secular.

De origen humilde, Mahoma fundó y promulgó una de las grandes religiones del mundo y llegó a ser un líder político de asombrosa habilidad. Hoy, trece siglos después de su muerte, su influencia es todavía poderosa y extendida.

La mayoría de las personas mencionadas en este libro tuvieron la ventaja de nacer y criarse en el seno de alguna civilización o nación de gran cultura o importancia política. Mahoma, sin embargo, nació en el año 570 en la ciudad de La Meca, en el sur de Arabia que en aquella época era una zona del mundo sin desarrollo y lejos de los centros del comercio, del arte y del estudio. Siendo huérfano desde la edad de 6 años, creció en un ambiente modesto y según la tradición islámica era analfabeto. Su posición económica mejoró cuando a la edad de 25 años se casó con una viuda rica. Sin embargo, acercándose a la edad de 40, pocos indicios externos hacían suponer que se tratase de una persona excepcional.

La mayoría de los árabes de esta época eran paganos y creían en muchos dioses. Había, sin embargo, en la Meca un numero pequeño de judíos y cristianos. Sin duda fue de ellos de quienes Mahoma adquirió la idea de que un único y omnipotente Dios reinaba sobre el universo entero. Cuando tenía 40 años Mahoma llegó al convencimiento de que este único y verdadero Dios (Alá) le hablaba y le había elegido para extender la verdadera fe.Durante 3 años, Mahoma predicó solamente a sus amigos y compañeros. Aproximadamente en el año 613 DC comenzó a predicar públicamente. Poco a poco empezó atraídos por sus palabras el número de conversos fue en aumento y las autoridades de la Meca llegaron a considerarle molesto y potencialmente peligroso. En el año 622 DC temiendo por su seguridad, Mahoma huyó hacia Medina , ciudad situada a 200 millas de la Meca, dónde le habían ofrecido un rango político de cierta importancia. Esta huida, llamada Jira, fue un momento clave en la vida del profeta. En la Meca había tenido pocos seguidores, en Medina tenía muchos más y pronto adquirió tanta influencia que era prácticamente un dictador. Durante los siguientes años, mientras crecía rápidamente su numero seguidores, se libraron algunas batallas entre la Meca y Medina. Esta guerra terminó en el año 630 DC con el regreso triunfal de Mahoma a la Meca. Durante los 2 años restantes de su vida, las tribus de Arabia se convirtieron rápidamente a la nueva religión. Cuando murió en el año 632 DC Mahoma era el máximo dirigente de todo el sur de Arabia.

Los Beduinos de Arabia tenían fama de buenos guerreros, pero eran pocos y sus comunidades estaban permanentemente enfrentadas y desunidas. Sus vecinos de los países agrícolas del norte eran mucho más fuertes. Sin embargo, unificados por Mahoma y por primera vez inspirados por su ardiente creencia en un Dios único y verdadero, estos pequeños ejércitos árabes emprendieron una de las más asombrosas conquistas en la historia humana, sin embargo, hay que destacar que no eran conquistas ofensivas, sino respuestas a agresiones externas. Al norte se encontraba el gran imperio neo-persa de los Sasánida, al noreste los Bizantinos, o imperio romano del este, con su centro en Constantinopla. Numéricamente los árabes eran muy inferiores a sus contrincantes. No obstante, en el campo de batalla, los árabes inspirados por las palabras reveladas por Alá al Santo Profeta conquistaron rápidamente toda Mesopotámica, Siria y Palestina. Hacia el año 642 DC le arrancaron Egipto de las manos a los bizantinos y los ejércitos Persas fueron derrotados, literalmente aplastados, en las batallas de Camisilla en 637 DC y Nehavend en 642 DC.

Pero incluso estas enormes conquistas, conseguidas bajo el mando de los sucesores inmediatos de Mahoma, Abu Bakr y Umar ibn Khattab no marcaron el final del avance árabe. Hacia el año 711 los ejércitos árabes habían barrido todo en el norte de África y habían llegado a la costa atlántica. Allí tomaron rumbo al norte, cruzaron el estrecho de Gibraltar y el reino ibérico de los visigodos sufrió una aplastante derrota. En algunos momentos parecía que los musulmanes invadirían toda la Europa cristiana. Sin embargo en la famosa batalla de Tours en el año 732 DC. un ejército musulmán que había avanzado hasta el centro de Francia fue derrotado por los Francos. No obstante, en un escaso siglo de luchas, estos Beduinos, inspirados por la palabra del Profeta, fundaron un imperio que se extendió desde la frontera de la India hasta la costa atlántica – el imperio más grande de la historia que el mundo había visto hasta el momento. Y allí donde una tierra era conquistada por los ejércitos una gran mayoría de la población se convertía a la nueva fe.

No todas estas conquistas resultaron permanentes. Los persas, aunque han permanecido fieles a la religión del Profeta, han recobrado su independencia de los árabes. En España los siete siglos de guerra contra los musulmanes dieron como resultado la completa reconquista de la península Ibérica por parte de los cristianos. Sin embargo, la región mesopotámica y Egipto, dos cunas de antiguas civilizaciones, han permanecido árabes igual que la costa norte de África. La nueva religión no ha dejado de extenderse a lo largo de los siglos mucho más allá de las primeras conquistas . Actualmente tiene decenas de millones de fieles en África, Asia Central y más aún en Pakistán, La India e Indonesia. En Indonesia el Islam ha sido un factor clave en la unificación de un país étnicamente y culturalmente diverso. Sin embargo el conflicto entre musulmanes y hindúes es todavía un grave obstáculo para la paz y unidad de la región.

¿Cómo se puede valorar, entonces, el impacto de Mahoma en conjunto sobre la historia humana? Como todas las religiones, el Islam ejerce una gran influencia sobre la vida de los fieles. Y por esta razón todos los fundadores de las grandes religiones figuran en este libro. Dado que el número de cristianos prácticamente dobla al número de musulmanes, puede que inicialmente parezca extraño que se haya hecho constar a Mahoma antes que a Jesucristo en la clasificación. Hay dos razones principales para esta decisión. Primero, Mahoma desempeñó un papel mucho más decisivo en el desarrollo del Islam que Jesucristo en el desarrollo del cristianismo. Aunque Jesucristo fue responsable de los principales preceptos éticos y morales del cristianismo ( en la medida en que estos se diferencian del Judaísmo), San Pablo fue la persona principalmente responsable del desarrollo teológico del cristianismo, su predicador principal y autor de una gran parte del nuevo testamento.

Mahoma, en cambio fue responsable tanto de la teología del Islam como de sus principios éticos y morales. Además, tuvo un papel destacado en el proselitismo de la nueva fe y en establecer las practicas religiosas del Islam. Es más, Mahoma es el autor de las escrituras sagradas del Islam, el Corán. Los musulmanes creen que el Corán es una recopilación de las revelaciones divinas, y no una composición propia. Este libro contiene las percepciones de Mahoma que él creyó le fueron directamente reveladas por Alá y que fueron transcritas con más o menos precisión durante su vida y recopiladas en una versión definitiva a los pocos años de su fallecimiento. El Corán, pues, representa muy de cerca las ideas y enseñanzas de Mahoma y en gran medida sus propias palabras originales. Ninguna versión parecida de las enseñanzas de Jesucristo ha llegado a nuestros tiempos. Y dado que el Corán tiene por lo menos la misma importancia para los musulmanes como la Biblia la tiene para los cristianos, la influencia de Mahoma, a través del Corán, ha sido enorme. Además es probable que su influencia sobre el Islam haya sido más grande que la influencia de ambos, Jesucristo y San Pablo juntos, sobre el cristianismo. Desde el punto de vista puramente religioso la influencia de Mahoma sobre la historia humana ha sido probablemente igual a la que ejerció Jesucristo.

Pero además, Mahoma era, en contraste con Jesucristo, un líder no solamente religioso sino también seglar. De hecho, como impulsor de las conquistas árabes, es posible calificarle como el líder político más influyente de todos los tiempos.

Se podría decir que ciertos acontecimientos históricos eran inevitables y tarde o temprano, se habrían producido incluso sin la influencia de un líder político en concreto. Por ejemplo, las colonias sud-americanas probablemente habrían logrado su independencia de España incluso si Simón Bolívar nunca hubiese vivido. Pero no se puede mantener este punto de vista frente a las conquistas árabes. Nada parecido había ocurrido antes del liderazgo de Mahoma y todo indica que nada habría ocurrido sin él. Las únicas conquistas parecidas en la historia humana son las de los Mogols que se deben principalmente a la figura de Jengis Khan. Aquellas conquistas, sin embargo, aunque más extensas que las de los árabes, no resultaron permanentes y hoy en día los únicos territorios que les pertenecen son los que tenían antes de la época del Gran Mogol.

Completamente distinta es la situación de las conquistas árabes. Desde Irak a Marruecos se extiende una larga cadena de naciones árabes unidas no solamente por su fe islámica sino también por la lengua árabe, historia y cultura. La importancia del Corán como corazón de la religión islámica y el hecho de que esté escrito en árabe, posiblemente ha evitado la descomposición de la lengua árabe en dialectos incomprensibles entre sí lo que de otra manera podría haber ocurrido a lo largo de trece siglos. Desde luego, diferencias y divisiones existen entre los estados árabes y son considerables. Pero la falta de unidad no debe cegarnos impidiéndonos ver los importantes elementos comunes que siguen existiendo en estos países. Por ejemplo, ni Irán ni Indonesia, ambos países islámicos y productores de petróleo, se apuntaron al embargo de petróleo durante el invierno de 1973-4. No es ninguna coincidencia que todos los estados árabes y sólo los estados árabes participasen en ello.

Vemos, pues, que los resultados de las conquistas árabes del siglo VII continúan ejerciendo una influencia importante sobre el presente. Es esta combinación de influencia religiosa y seglar la que yo creo nos obliga a calificar a Mahoma como la persona que más influencia ha tenido sobre la historia humana.

Thomas Carlylev

Celebrado historiador inglés del siglo IXX, hablando sobre hecho de que Mahoma era analfabeto escribió:

“Hay otra circunstancia que no debemos olvidar – que no tenía formación escolar. De lo que nosotros entendemos por formación escolar, nada en absoluto. El arte de escribir había llegado desde hace poco a la península árabe y parece cierto que Mahoma no sabía ni leer ni escribir. La vida del desierto con las experiencias que esto conllevaba constituía toda su formación. De este universo infinito, desde la oscuridad de su entorno, lo que él podía aprender con sus propios ojos y pensamientos, eso y nada más era lo que él podía llegar a saber. No podía conocer más. Es curioso reflexionar sobre la experiencia de no poseer libros. Excepto por lo que él mismo podía observar con sus propios ojos o por ciertos rumores que pudiera escuchar en la oscuridad del desierto arábigo, nada podía él saber. El saber existente con anterioridad a su nacimiento o procedente de tierras lejanas a su Arabia natal, es como si no hubiesen existido. La luz de las grandes almas hermanas de tantas épocas y lugares distintos, no penetraba en el desierto, ninguna se comunicaba directamente con esta gran alma. Allí, en el corazón de una tierra salvaje, se halla aislado; allí tiene que criarse solo, con la naturaleza y sus propios pensamientos.”

Con referencia a su matrimonio escribe Carlyle,

“Cómo trabajó para Jadiyya, una viuda rica, encargándose de dirigir sus negocios, y viajando frecuentemente a los mercados de Siria por asuntos de trabajo. Dirigiéndolo todo, como cabe esperar, con fidelidad y destreza; cómo la gratitud y la estima que ella sentía hacía él crecieron cada vez más; la historia de su matrimonio es una historia fascinante y hermosa, comprensible y con sentido según la versión de los autores árabes. Él tenía 25 años, ella 40 aunque todavía era hermosa. Parece ser que él vivió en paz y armonía, con su bienhechora, enamorado de ella y sólo de ella. Es un argumento de peso contra la teoría de que él fuese un impostor, el hecho de que viviera una vida completamente normal y corriente hasta que el ardor de su juventud hubo pasado.

J.H. Denison

J.H.Denison en su libro ‘Emotions as the basis of Civilisation’ escribió:

Durante los siglos V y VI el mundo civilizado estaba al borde del abismo. Las viejas culturas que habían hecho posible el desarrollo de la civilización otorgando al hombre un sentido de unidad y respeto hacia sus gobernantes estaban hechas añicos y no se había encontrado nada para reemplazarlas. ….. Al parecer, la gran civilización que había estado 4000 años en construcción estaba al borde de la desintegración y la humanidad estaba destinada a volver a aquella condición bárbara en que cada tribu estaba enfrentada con la siguiente y la ley y el orden se desconocían. Las nuevas sanciones creadas por la iglesia cristiana estaban causando división y destrucción en lugar lograr la unidad y el orden. La civilización, como un árbol gigante cuyas ramas habían dado sombra al mundo se balanceaba, podrido hasta las raíces. ¿Existía otra cultura emocional que pudiese salvar la civilización? Fue entre los árabes donde nació aquel hombre cuyo destino era unificar al mundo del este y del sur.

S.P. Scott

En su libro: “The History of the Moorísh Empire in Europe” (pagina 126)

Si el objetivo de la religión es la inculcación de valores morales, la reducción del mal y la promoción de la felicidad humana así como el desarrollo del intelecto; si los actos de bondad actuaran a favor nuestro en el gran día del juicio final cuando el hombre tenga que rendir cuentas ante su Creador – entonces es razonable y sensato admitir que Mahoma fue un apóstol de Dios.

Lamartine

Historiador francés en su libro,”Historia de Turquía” pagina 276:

Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero, conquistador de ideas, restaurador de los dogmas racionales, fundador de veinte imperios terrenales y de un imperio espiritual. Eso fue Mahoma. Aplicando todos los criterios existentes para analizar la grandeza humana, bien podríamos preguntarnos si alguna vez existió algún ser superior a éste.

Si los tres criterios fundamentales para valorar el genio humano consisten en la grandeza de sus fines, la escasez de medios y los resultados sobresalientes¿ quien, entonces, podría atreverse a comparar a cualquier otro personaje de la historia con Mahoma? Los hombres más famosos solamente crearon armas e imperios. Ellos obtuvieron, en el mejor de los casos, solamente poder mundano que en muchas ocasiones se derrumbaba antes sus propios ojos. Este hombre consolidó no sólo ejércitos, leyes e imperios, uniendo a pueblos y dinastías, uniendo a millones de hombres en un tercio del mundo, y aún más, transformó altares, dioses, religiones, ideas, creencias y almas basándose en un libro cuya palabra se ha convertido en ley. Por encima de lenguas y razas creó una nacionalidad espiritual.

Sir William Muir

La siguiente descripción de la persona y carácter del Santo Profeta viene de “The Life Of Mohammad” .

Su estatura, aunque poco más que la media era noble e imponente. La intensidad del sentimiento en sus ojos negros y la expresión abierta así como la amplia sonrisa dibujada en su hermoso rostro, ganaron la confianza y el amor de desconocidos incluso a primera vista. Era, como dijo un fiel seguidor, el ser más agraciado y valiente, el más simpático y generoso de entre todos los hombres. Era como si la luz del sol brillase de su cara. Su modo de andar se comparó con el paso airoso de una persona que desciende rápidamente una pendiente. Cuando tenía prisa, los demás tenían dificultades en seguirle. Nunca se giraba, ni si quiera si su manto se enganchaba en un arbusto espinoso, así que los que le atendían podían hablar o reír a sus espaldas sin temor de ser observados.

Era minucioso en todas sus acciones y nunca emprendió una actividad sin llevarla a buen término. La misma costumbre se ponía de manifiesto en su manera de relacionarse con los demás. Si se giraba para entablar conversación con un amigo no lo hacía parcialmente sino con todo su cuerpo. Cuando daba la mano nunca era el primero en retirarla, tampoco solía ser el primero en terminar una conversación o dejar de escuchar a una persona recién conocida. Su costumbre era hacer todo personalmente sin delegar en otros. Si daba limosna él mismo ponía el dinero en la mano de quien se lo pedía. Ayudaba a sus mujeres en las tareas domésticas, remendaba su ropa, ataba las cabras, incluso arreglaba sus sandalias. Su ropa era habitualmente de una tela sencilla de algodón blanco, igual que la de sus vecinos. Nunca se recostaba durante las comidas. Mahoma y sus mujeres vivieron, como hemos visto, en unas sencillas casas adosadas hechas de ladrillos sin cocer. Las estancias estaban divididas por unos tabiques hechos de ramas de palmera toscamente lucidos con barro y unas cortinas de trozos de cuero o de arpillera hacían la función de puertas y ventanas. A todos permitía el acceso a su persona al igual que un río ofrece a todos sus aguas. Recibía a los embajadores y a los representantes con gran cortesía. La redacción de documentos y acuerdos resultantes de estas reuniones y de otros asuntos de estado, se hizo con la gran sabiduría y habilidad de un estadista experimentado. Un hecho aún más sorprendente cuando se tiene en cuenta que Mahoma no sabía ni leer ni escribir.

En el carácter de Mahoma destacaba la cortesía y la consideración con que siempre trataba incluso al más humilde de sus seguidores. La modestia, la bondad, la paciencia, la abnegación y la generosidad impregnaban su conducta y ganaban el cariño de todos los que le rodeaban. No le gustaba dar una negativa por respuesta. Si no podía contestar afirmativamente a una súplica, prefería guardar silencio. Nunca rechazó una invitación a casa de alguien ni si quiera del más pobre, ni rechazar un regalo por pequeño que fuese. Poseía el don, nada habitual, de hacer sentir a cada persona como si fuera su invitado predilecto. Si encontraba a una persona celebrando algún éxito enseguida solía darle un cordial apretón de manos. Con los afligidos o los que añoraban alguna perdida, expresaba su comprensión con sinceridad y ternura. Con los niños era amable y afable, y nunca dudaba en dirigirse a un grupo de ellos con un saludo de paz. Compartía su comida con los demás, incluso en tiempos de escasez y asiduamente procuraba la comodidad de los que le rodeaban. En todos estos ejemplos destaca su carácter benévolo y bondadoso. Mahoma era un amigo siempre fiel. Quería a Abu Bakr cómo se quiere a un hermano, a Alí con la ternura de un padre; Zaid, el hombre que fue liberado, se sintió tan profundamente conmovido por la bondad del Profeta, que prefirió quedarse en la Meca en lugar de volverse a casa con su propio padre. “No te abandonaré nunca,” dijo abrazándose a su benefactor, “¡porque has sido un padre y una madre para mí!” Su amistad perduró más allá de la muerte de Zaid, y su hijo, Usama, recibió un trato especial en honor de su padre. Uthman y Umar también recibieron muestras de especial cariño, y el entusiasmo con el que, durante el tratado de Hudaibiyya, el Profeta juró la promesa del árbol, afirmando que defendería a su cuñado hasta la muerte, fue una notable muestra de su fiel amistad. Se pueden citar más ejemplos de su sincera y sólida fidelidad. Jamás se equivocó al elegir sus amistades y todos le correspondieron con amor y abnegación.

En el ejercicio de un poder absoluto y dictatorial; Mahoma era justo y moderado. Actuaba con misericordia hacia sus enemigos una vez ellos aceptaban de buen grado las demandas del Profeta.. La larga y obstinada lucha, que mantuvieron los habitantes de la Meca en contra de sus pretensiones, podría haber inducido a su conquistador a manifestar su indignación con huellas imborrables de sangre y fuego. Pero Mahoma, con excepción de a unos pocos criminales, concedió el perdón universal y con gran nobleza, condenando al olvido las memorias del pasado, las burlas, los insultos y la persecución, dio, incluso al más acérrimo de sus oponentes, un trato de cortesía e incluso de amistad. No menos destacada fue la indulgencia con la que trató a Abducía y a aquellos ciudadanos de Medina contrarios al Islam, que persistieron durante años en sus esfuerzos de frustrar sus objetivos y resistir su autoridad, ni la clemencia con lo que recibió a los representantes sumisos de tribus que antes habían mostrado una enemistad implacable.

También escribió;

El hecho de que los más tempranos conversos al Islam fueran personas no solamente de un carácter intachable, sino también amigos íntimos, personas de su hogar, corrobora notablemente la sinceridad de Mahoma. Eran todos individuos que conocían íntimamente su vida privada y si hubiere existido alguna discrepancia entre ésta y su vida publica, como suele ocurrir en el caso de farsantes, ellos lo hubiesen sabido.

Sir John Glubb

Hablando de las visiones y sueños de Adra Mahoma, escribió:

Cualquiera que sea la opinión del lector al leer este libro, es difícil negar que el llamamiento de Mahoma resulta sorprendentemente parecido a las innumerables historias de visiones semejantes, en ambos testamentos de la Biblia, en la experiencia de santos cristianos y posiblemente de hindúes y de devotos de otras religiones. Es más, tales visiones a menudo han marcado el comienzo de vidas de santidad y virtud heroica.

También escribió:

Atribuir estos fenómenos al autoengaño, parece tener poco sentido, porque muchas personas, separadas por miles de años y miles de kilómetros de distancia, desconociéndose por completo, han tenido esta clase de experiencia. Es más, la semejanza entre estas experiencias es asombrosa. Apenas parece razonable alegar que cada uno de estos visionarios imaginara experiencias notablemente parecidas, cuando se ignoraban por completo.

Hablando de la migración de los compañeros del Santo Profeta, mientras este se quedó en la Meca, escribió:

La lista parece incluir a casi todas las personas que habían aceptado el Islam y al Mensajero de Dios

Debió haberse quedado entre los habitantes hostiles la Meca con un grupo muy reducido de sus seguidores, situación que demuestra que poseía un alto grado de convicción y valentía moral.

De la huida de Mahoma de la Meca a Medina, cuando tuvo que marcharse porque sus enemigos habían decidido asesinarle, escribió:

Cuando los fugitivos habían susurrado un ‘adiós’ a los hijos de Abr Bakú a la entrada de la cueva en el monte Tahúr y sus camellos se habían alejado silenciosamente, desapareciendo en la oscuridad por debajo de las brillantes estrellas del cielo de Arabia, entonces se levantó el telón sobre uno de los dramas más grandes de la historia humana. Ni Cesar, ni Corroes, rodeados por sus ejércitos, y ocupados con la interminable y amarga lucha por dominar el mundo, (cómo pensaban ellos) se dieron cuenta de que cuatro pobres árabes, cabalgando silenciosamente por las montañas del Cejas, estaban a punto de iniciar un movimiento que pondría fin a ambos de sus grandes imperios.

W. Montgomery Watt

El distinguido orientalista británico, escribió lo siguiente sobre la personalidad del Santo Profeta. (“Mohammad at Medina” paginas 334-5)

Se pueden destacar tres grandes talentos de Mahoma, cada uno indispensable para la totalidad de su éxito. El primero se puede denominar su don como vidente. A través de él, o según el punto de vista ortodoxo musulmán, a través de las revelaciones que él recibió, al mundo árabe se le otorgó un marco ideológico dentro del cual la resolución de las tensiones sociales llegó a ser posible. Este marco implicó una profundo visión de las causas de los males sociales de la época y la genialidad de poder expresarse de forma capaz de conmover al oyente hasta el fondo del alma……….

En segundo lugar, hay que destacar la sabiduría de Mahoma cómo hombre de estado. La estructura conceptual que contenía el Corán no era más que un marco que debía sostener todo un edificio de medidas e instituciones concretas. A lo largo de este libro se ha hablado mucho de su amplia visión estratégica en asuntos de política y sus reformas sociales. Su habilidad en dichos asuntos se observa en la rápida expansión de un estado pequeño que se convirtió en un imperio mundial y en que sus instituciones sociales se adaptaron a sus muchos y diferentes entornos perdurando durante trece siglos.

En tercer lugar, cabe mencionar su destreza y discreción cómo administrador y la sabiduría con que elegía a los hombres que deberían llevar a cabo las tareas de administración. Ni sólidas instituciones ni una política sólida sirven de mucho si la realización de los asuntos es inadecuada y defectuosa. Cuando murió Mahoma, había fundado un estado que funcionaba y que era capaz de soportar la conmoción de la desaparición de su fundador, y que una vez recuperado de esta conmoción, se expandió a una velocidad vertiginosa.

Cuanto más se reflexiona sobre la historia de Mahoma y la primera época del Islam más asombro se siente por la inmensidad de sus logros. Las circunstancias le otorgaron una oportunidad que muy pocos han tenido, pero él estaba plenamente a la altura de estas. De no haber sido por sus dotes cómo profeta, hombre de estado y administrador y tras estas cualidades, su fe en Dios, el firme convencimiento de que ser un enviado de Dios, no se hubiera nunca escrito este notable capítulo de la historia humana. Espero que este estudio de su vida pueda contribuir a una nueva evaluación y apreciación de uno de los más grandes hijos de Adán.

Rev. Boswell Smith

“Mohammad and Mohamadanism”

Jefe de Estado y también de la iglesia, fue Cesar y Papa en uno. Papa sin las pretensiones papales y Cesar sin las legiones del Cesar, sin ejército, sin guardaespaldas, sin palacio, sin una renta fija. Si alguna vez un hombre tuvo el derecho divino de gobernar, ese fue Mahoma, puesto que tenía todo el poder sin los medios y sin apoyo institucional alguno.

Para resumir, lo que sorprende no es cuanto sino cuan poco, en diferentes circunstancias, variaba Mahoma su forma de ser. Cómo pastor del desierto, cómo mercader Sirio, cómo ermitaño en el monte Hira, cómo reformador siendo sólo uno, en el exilio de Ladina, cómo conquistador reconocido, cómo persona del mismo rango que el persa Corroes y el griego Heraclitus, se puede observar su sustancial unidad. Dudo que cualquier otro hombre cuyas condiciones externas variasen tanto, cambiase menos su forma de ser y comportarse para hacerles frente.

Karen Armstrong

En su libro”Muhammad, a biography of the Prophet”, el destacado académico moderno, escribió.

Mahoma tuvo que empezar prácticamente de la nada, abrir su propio camino hacia una espiritualidad monoteista. Cuando comenzó su misión, un observador desapasionado habría evaluado sus posibilidades en cero. Habría mantenido que los árabes sencillamente no estaban preparados para el monoteísmo. No estaban suficientemente desarrollados para esta compleja y sofisticada visión. De hecho, cualquier intento de introducir tales ideas en esta sociedad, terrorífica y violenta, podía ser extremadamente peligroso y Mahoma tuvo mucha suerte de salir con vida.

Y efectivamente, Mahoma se encontraba a menudo en grave peligro de muerte, el hecho que no muriese en el intento fue casi un milagro. Pero consiguió todos sus objetivos. Al final de su vida había cortado las raíces del ciclo de violencia tribal que había afligido la región y el paganismo ya no tenía futuro. Los árabes estaban preparados para una nueva etapa en su historia. (paginas 53-4)

Finalmente, fue el mundo de Occidente el que prohibió el debate sobre asuntos religiosos. Cuando llegó la época de las cruzadas, Europa parecía obsesionada por un ansia de conformidad intelectual y castigaba a los que se desviaban con una severidad que ha llegado a ser única en la historia de la religión. La caza de brujas de los inquisidores y la persecución de los protestantes por parte de los católicos y viceversa se basaba en obtusas opiniones teológicas que en el Judaísmo y en el Islam eran consideradas como asuntos privados y opcionales. Ni el Judaísmo ni el Islam compartieron el concepto cristiano de la herejía que eleva las ideas humanas por encima del Divino a un nivel inaceptablemente alto y las convierte en una forma de idolatría. El periodo de las cruzadas cuando se inventó la figura de ficción, ‘Mahound’, fue a su vez una época de tensión y negación en Europa que se evidencia en la fobia hacia el Islam.

Major A. Leonard

Si alguna vez un hombre sobre esta tierra ha encontrado a Dios; si algún hombre ha dedicado su vida por amor a Dios con ardor puro y sagrado, sin duda alguna este hombre fue el Santo Profeta de Arabia.

(Islam, its Moral and Spiritual Values. Pagina 9; 1909, London)

Share via