Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra) y oraciones especiales para el mundo que se enfrenta a las amenazas de una guerra nuclear
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra) y oraciones especiales para el mundo que se enfrenta a las amenazas de una guerra nuclear

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 4 DE MARZO DE 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Sura Al-Fatiha,

Hazrat Jalifatul Masih V (atba) pronunció estas palabras:

Previamente he estado relatando los detalles sobre el debate que tuvo lugar respecto a la elección del Jalifa y el subsecuente nombramiento de Hazrat Abu Bakr (ra) como tal. En relación a esto está escrito en “Tarikh Al-Tabari” (‘La historia de Tabari’) lo siguiente:

“En esa ocasión, Hazrat Hubbab bin Munzir (ra) se levantó y dijo: ‘¡Oh gente de los Ansar! Haceros cargo de este asunto porque esta gente está de momento bajo vuestra custodia y cuidado’, (refiriéndose a los ‘Muhayirin’ o emigrantes de La Meca a Medina). Nadie tendrá el coraje de oponerse a vosotros y no van a ir en contra de vuestra opinión. Sois honorables, acaudalados, mucho más en número, fuertes, poderosos y guerreros experimentados y poseeis gran valor y valentía. El mundo os está observando para ver qué hacéis. Así que no entréis en desacuerdo en este momento, ya que vuestras diferencias de opinión crearán desorden entre vosotros y este tema se utilizará en vuestra contra. Por lo tanto, si esta gente (es decir, los ‘Muhayirin’) rechazan lo que justamente acabáis de escuchar, entonces que haya un Amir de entre nosotros y otro de entre ellos.

Al oír esto, Hazrat Umar (ra) dijo:

‘Eso no es posible, puesto que dos espadas no pueden estar en la misma vaina. ¡Juro en nombre de Al’lah, que los árabes nunca van a aceptar que seleccionemos a uno de vosotros como Amir cuando el Profeta (sa) pertenecía a otra tribu! Sin embargo, nada impedirá a los árabes que acepten confiar sus asuntos a aquellos entre quienes surgió el Profeta (sa), ni pondrán objeciones a que sus líderes sean elegidos de entre ellos. Además, si algún árabe rechaza dicho liderazgo, en ese caso tendremos razones y derecho a oponernos a él. Por tanto, ¿quién se opondrá a nosotros respecto al liderazgo de Muhammad (sa)?  Nosotros mismos somos los amigos y los familiares del Santo Profeta (sa); así que nadie aparte de un perturbado, un pecador o aquel que se arroje a sí mismo a la destrucción se opondrá a esta proposición’.

 Una vez escuchó eso, Hazrat Hubbab bin Munzir (ra) exclamó:

‘¡Oh gente de los Ansar! Debéis aclarar este asunto entre vosotros mismos y no acordeis en absoluto seguir a este hombre y sus amigos, puesto que ellos quieren quedarse también con  vuestra parte y si rechazan vuestra sugerencia, entonces echadlos fuera de vuestras áreas y tomad control con vuestras propias manos de todos los asuntos; porque juro en nombre de Dios que sois los que merecen más que nadie este liderazgo y los más dignos para ello, pues fueron vuestras espadas las que han hecho que la gente sea obediente a esta religión; o sea, aquellos que nunca hubiesen obedecido de otra manera. Por consiguiente, yo acepto la responsabilidad personal de solucionar esto, porque tengo experiencia sobre ello y también soy competente. ¡Por Dios! Si así lo deseáis, también arreglaré y resolveré este asunto’.

A continuación, Hazrat Umar (ra) replicó:

‘Si lo intentas, ten por seguro que Al’lah te destruirá’.

Y Hazrat Hubbab (ra) respondió:

‘En realidad serás tú quien será destruido’.

Entonces, Hazrat Ubaida (ra) anunció:

‘¡Oh congregación de los Ansar! Vosotros sois los que primero ayudaron y apoyaron la religión. Por lo tanto, ahora no debéis ser los primeros en cambiarla’.

Por su parte, al escuchar esto, Hazrat Bashir bin Sad (ra) dijo:

‘¡Oh grupo de Ansar! Hemos sido afortunados de poder luchar en el camino de Dios contra los idólatras y de servir la religión del Islam en su primera época, y ello fue con el único objetivo de obtener el agrado de Al’lah y por obedecer a nuestro Profeta (sa). No es adecuado para nosotros mostrarnos superiores a los demás y no queremos ningún beneficio mundano de esto, pues ello ha sido solamente un favor de Dios Altísimo sobre nosotros. 

¡Escuchad! Ciertamente, Muhammad (sa) pertenecía a la tribu de los qureish y por ende su tribu es la que más se lo merece y es también más digna de este liderazgo. Juro en el nombre de Dios y proclamo que nunca voy a discutir con ellos sobre este asunto. Temed a Dios y no os opongáis a ellos, ni debatáis este asunto con ellos’.”

 El discurso de Hazrat Umar (ra) aparece en otra narración que se recoge en “Sunan Al-Kubra li An-Nasai”:

En este libro se afirma que los “Ansar” (musulmanes residentes de Medina mayores de cuarenta años) dijeron en el huerto de los Banu Saidah que debería haber un líder de entre ellos (los “Ansar”) y otro de entre los “Muhayirin” (musulmanes que emigraron de La Meca a Medina). Pues bien, al escuchar esto, Hazrat Umar (ra) respondió (como se ha mencionado anteriormente): “Dos espadas no pueden estar en la misma vaina, no habrá seguro espacio para las dos”. 

 Luego, Hazrat Umar (ra) tomó la mano de Hazrat Abu Bakr (ra) y proclamó:

“¿Quién posee estas tres características positivas? O sea, cuando él [Muhammad (sa)] dijo a su Compañero (ra) [Hazrat Abu Bakr (ra)]: ‘No te aflijas, pues Al’lah está con nosotros’, (9:40). ¿Quién fue su Compañero? Y cuando ambos estaban en la cueva, ¿quiénes eran esos dos?”.

 Hazrat Umar (ra) continuó su discurso:

“Y al decir el Profeta (sa): ‘¡No te aflijas, Al’lah está con nosotros!’, ¿quién era el que estaba junto al Santo Profeta (sa)? ¿Con quién estaba Dios? ¿Con quién estaba él, además de Hazrat Abu Bakr (ra)?’.”

Después de decir eso, Hazrat Umar (ra) hizo el juramento de lealtad (“Baiat”) a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) y dijo a la gente que debían también hacerlo, y así lo hicieron. En consecuencia, tras Hazrat Umar (ra), Hazrat Abu Ubaidah bin Yarrah (ra) y Hazrat Bashir bin Sad (ra) tomaron el juramento de fidelidad y así todos los “Ansar” hicieron el “Baiat”. Por cierto que en la literatura islámica este pacto de alianza se conoce además por los nombres “Baite Saqifa” y “Baite Jasaah”.

En este sentido, se menciona en algunos relatos que Hazrat Sad bin Ubadah (ra) no juró lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra), mientras que en otras narraciones se menciona que sí realizó dicho juramento junto con los demás “Ansar”. No obstante, según el libro “Tarikh Al-Tabari” (‘La historia de Al-Tabari’), todo el mundo realizó el mismo a manos de Hazrat Abu Bakr (ra), incluso Hazrat Sad bin Ubadah (ra).

En relación al Jalifato que sucedió al Mensajero de Dios (sa), Hazrat Musleh Maud, el Segundo Jalifa (ra), afirma:

“Observad cómo se estableció el Jalifato tras el Profeta (sa) y de qué forma tan maravillosa. Una vez falleció, Hazrat Abu Bakr (ra) fue elegido Jalifa, pero en ese momento los ‘Ansar’ querían elegir a un jalifa de entre ellos y a otro de entre los ‘Muhayirin’. Sin embargo, al oír esto, Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra) y algunos Compañeros (ra) más fueron directamente al lugar donde los ‘Ansar’ estaban reunidos y Hazrat Abu Bakr (ra) dijo:

‘Elegir a dos jalifas no es correcto y el Islam nunca progresará si está dividido. Así pues, solo tiene que haber un único Jalifa. Si creáis división entonces caeremos en discordia, se perderá vuestro respeto y honor, y los árabes acabarán con vosotros; por tanto, no hagáis eso’. 

 A continuación, algunos ‘Ansar’ empezaron a debatir y presentar sus argumentos ante él.

 Entretanto, Hazrat Umar (ra) relata:

 ‘Yo pensé entonces que Hazrat Abu Bakr (ra) no era un buen orador y por ello yo hablaría a los Ansar sobre el asunto, aunque cuando Hazrat Abu Bakr (ra) se dirigió a ellos y pronunció su discurso, lo hizo de tal forma que presentó todos los argumentos que yo tenía en mente y había pensado decir. De hecho, presentó incluso muchos más de los que yo me había figurado. Por eso, viendo esto, me dije a mí mismo: Esta persona mayor me ha superado. Finalmente, la Gracia de Dios fue tal que algunas personas de entre los propios Ansar se levantaron y admitieron que todo lo que estaba diciendo Hazrat Abu Bakr (ra) era correcto, y que los árabes no iban a obedecer a nadie más que a los habitantes de La Meca’.

Más tarde, un ‘Ansari’ dijo apasionadamente: 

‘¡Oh mi gente! Dios Altísimo envió a Su Profeta (sa) a nuestra nación, aunque su mismo pueblo lo echó de su ciudad. Al final, nosotros le dimos refugio en nuestras casas y a consecuencia de ello Al’lah nos concedió honor y bendijo a través de él. Nosotros, los habitantes de Medina, no teníamos reputación alguna ni la más mínima importancia, aunque a través del Mensajero (sa) Dios nos ha dado respeto y honor. Por tanto, debemos considerar esto como suficiente y no volvernos avariciosos, no sea que nos perjudique’.

Hazrat Abu Bakr (ra) dijo entonces: 

 ‘Mirad, es absolutamente necesario establecer el Jalifato. No importa quién sea el Jalifa, elegid a quién queráis; y yo mismo no tengo ningún deseo de ser Jalifa’.

Y Hazrat Abu Bakr (ra) dijo además:

‘Aquí tenemos a Abu Ubaida bin Yarrah (ra), quien el Santo Profeta (sa) nombró Amin ul Ummah (el Custodio de la Ummah); así que podéis jurarle lealtad si así lo deseáis. Luego tenemos Umar (ra), quien es la espada desenvainada del Islam, por eso también podeis jurarle lealtad a él’. 

En ese momento, Hazrat Umar (ra) anunció:

‘¡Oh Abu Bakr (ra), ya es suficiente! Danos tu mano y acepta nuestro juramento de lealtad’.

Dios Altísimo llenó de valentía el corazón de Hazrat Abu Bakr (ra) y aceptó el pacto de lealtad (Baiat)”.

 

En relación al juramento de lealtad en el “Saqifa” (huerto) de los Banu Sadah, se escribe además que el fallecimiento del Mensajero de Al’lah (sa) tuvo lugar un lunes. Pues bien, la gente comenzó a realizar el juramento de lealtad a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) ese mismo lunes y durante la mañana del martes tuvo lugar el “Baiat” colectivo.

En este sentido, Hazrat Anas bin Malik (ra) relata:

“El día después del ‘Baiat’ inicial de ‘Saqifa Bani Sadah’, Hazrat Abu Bakr (ra) estaba sentado en la mezquita cuando Hazrat Umar (ra) se puso de pie para dar un discurso antes de que lo hiciera el propio Hazrat Abu Bakr (ra). Primero alabó a Dios y tras ello proclamó lo siguiente: ‘¡Oh gente! Ayer os dije algo [o sear, que el Profeta (sa) no ha fallecido] que no se menciona en ningún lugar del Libro de Dios (Sagrado Corán) y tampoco el Mensajero de Dios (sa) me dijo algo parecido. No obstante, pensaba que el Santo Profeta (sa) velaría por nosotros’.” 

El narrador continúa diciendo:

“Hazrat Umar (ra) explicó: ‘Pensaba que nosotros falleceríamos antes que Muhammad (sa) y que él sería el último de nosotros en hacerlo. Sin duda, Al’lah os ha dejado algo a través de lo cual guió a Su Mensajero (sa) y si os agarráis con firmeza a ello, entonces Dios también os guiará de la misma forma que guió al Santo Profeta (sa). Así pues, Al’lah ha confiado vuestros asuntos a un hombre que es sin duda el mejor entre vosotros, quien fue el Compañero (ra) del Profeta (sa) y sobre quien Dios ha dicho: Uno de los dos en la cueva, (9:40). Es decir, él fue uno de los dos cuando estaban en la cueva. Por consiguiente, levantaos y realizad el juramento de lealtad en sus manos’. Entonces, la gente realizó el ‘Baiat’ o pacto de fidelidad a manos de Hazrat Abu Bakr (ra)”. 

 Así pues, Hazrat Abu Bakr (ra) dio un discurso el día en el que el “Baiat” colectivo tuvo lugar y después de alabar y glorificar a Dios pronunció lo siguiente:

 “¡Oh pueblo! Ciertamente he sido elegido para ser vuestro ‘wali’ (guardián), pero no soy el mejor de entre vosotros. Si hago buenas obras, cooperad conmigo; y si me desvío, entonces enderezadme. Mantener la verdad es algo que se nos da en depósito y la falsedad es un incumplimiento de esa confianza. En mi opinión, los individuos débiles de entre vosotros no serán fuertes hasta que no les otorgue sus derechos y las personas fuertes de entre vosotros serán débiles hasta que no logre garantizar que los demás cumplan también con sus derechos, si Dios quiere.  

 La nación que abandona la ‘yihad’ (esfuerzo) por la causa de Al’lah, Dios hace que la desgracia caiga sobre ella; y la nación en la que la maldad llega a ser prevalente se convierta en una nación humillada y abandonada por Al’lah. Si yo obedezco a Dios y a Su Mensajero (sa), entonces obedézcanme; pero si desobedezco a Dios y a Su Mensajero (sa), no os será obligado obedecerme. Ahora, levantáos para la oración. ¡Qué Dios tenga piedad de todos vosotros!”. 

Existen muchas narraciones acerca del juramento de lealtad de Hazrat Ali (ra) a manos de Hazrat Abu Bakr (ra). Por ejemplo, en “Tarikh Al-Tabari” se menciona algo que está narrado por Habib bin Abu Zabit:

“Hazrat Ali (ra) estaba en su casa cuando llegó una persona hasta él y le dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) había comenzado a aceptar el juramento de lealtad. Hazrat Ali (ra) llevaba solo una simple camisa en este momento. Sin embargo, en ese estado, cuando no estaba vistiendo ninguna ropa de más ni su capa, salió de la casa, incluso sin ponerse el cinturón, tan rápidamente como pudo, para llegar hasta Hazrat Abu Bakr (ra) y realizar el juramento de alianza en sus manos, y no llegar tarde. Por consiguiente, hizo el ‘Baiat’ a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) y se sentó junto con él. Luego pidió que le trajeran su ropa y se la puso, y se quedó sentado en dicha congregación junto a Hazrat Abu Bakr (ra)”. 

En realidad, las narraciones que hay acerca del “Baiat” de Hazrat Ali (ra) a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) varían. En algunos relatos se menciona que Hazrat Ali (ra) no hizo el “Baiat” hasta transcurridos seis meses y que lo realizó tras el fallecimiento de su esposa, Hazrat Fatima (ra); mientras que en algunos otros se menciona que Hazrat Ali (ra) hizo el “Baiat” inmediatamente con total complacencia y voluntad propia.

Hazrat Abu Said Judri (ra) menciona que cuando los “Muhayirin” (musulmanes emigrantes de La Meca a Medina) y los “Ansar” (musulmanes residentes de Medina y mayores de cuarenta años)  hicieron el “Baiat”  (pacto de alianza) a manos de Hazrat Abu Bakr (ra), este se subió al púlpito, dirigió su mirada a la gente y notó que Hazrat Ali (ra) no se encontraba entre ellos. Por lo tanto, Hazrat Abu Bakr (ra) preguntó dónde estaba Hazrat Ali (ra). Entretanto, algunas personas de los “Ansar” se fueron y trajeron a Hazrat Ali (ra). Presto, Hazrat Abu Bakr (ra), dirigiéndose a él, le dijo: “¡Oh primo y yerno del Mensajero de Dios (sa)! ¿Quieres romper la fuerza de los musulmanes?”. Entonces, Hazrat Ali (ra) respondió: “¡Oh Jalifa del Mensajero de Al’lah (sa), no seas tan estricto conmigo!”. A continuación, hizo el “Baiat” a manos de Hazrat Abu Bakr (ra).

Por su parte, Alama Ibn-e-Kazir narra:

“Hazrat Ali bin Abi Talib (ra) realizó el ‘Baiat’ a manos de Hazrat Abu Bakr (ra), el primer o segundo día después del fallecimiento del Profeta Muhammad (sa); y esta es la verdad, porque Hazrat Ali (ra) nunca abandonó a Hazrat Abu Bakr (ra), ni dejó de ofrecer oraciones detrás de él”.

Sobre este tema, el Mesías Prometido (as) escribe:

“En un principio, Hazrat Ali (ra) se retrasó en realizar el ‘Baiat’ a manos de Hazrat Abu Bakr (ra). No obstante, cuando llegó a su casa, solo Dios sabe lo que pasó por su mente, porque salió de ella sin ponerse el turbante y solo llevaba un simple gorro en su cabeza, y fue rápidamente para hacer el ‘Baiat’ y más tarde pidió que trajeran su turbante. Así, se desprende de esto que quizá se le ocurrió que sería un gran pecado abstenerse de realizar el juramento de alianza y por eso salió de casa con tanta prisa que no se colocó el turbante y fue con un simple gorro para realizar el pacto de alianza, y luego pidió que se lo trajeran”.

También Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), afirma:

“Mirad a Hazrat Abu Bakr (ra) y observad que él solo era un simple comerciante de La Meca. Si Muhammad (sa) no hubiera sido elegido como Profeta (sa) y aún se hubiese escrito la historia de dicha ciudad, todo lo que se hubiera dicho acerca de Hazrat Abu Bakr (ra) es que era un comerciante honorable y honesto de entre los árabes. Sin embargo, a consecuencia de seguir al Mensajero de Dios (sa), Abu Bakr (ra) recibió tal rango que le otorgó respeto y reverencia en todo el mundo. 

Cuando falleció el Santo Profeta (sa) y los musulmanes eligieron a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Jalifa y Líder, esta noticia llegó a La Meca, tras lo cual hubo una reunión de muchas personas en la que también estuvo presente el padre de Hazrat Abu Bakr (ra), Abu Quhafah (ra). Así pues, cuando escuchó que la gente había realizado el ‘Baiat’ a manos de Hazrat Abu Bakr (ra), le costó trabajo aceptarlo y en su asombro preguntó a la persona que había llegado con la noticia: ‘¿De qué Abu Bakr (ra) estás hablando?’. Y respondió: ‘De nadie más que de aquel Abu Bakr (ra) que es tu hijo’. Al oír eso, Abu Quhafah empezó a mencionar a todas las tribus de los árabes, preguntando si ellos también habían hecho el ‘Baiat’ a manos de Abu Bakr (ra) y al escuchar que todos unánimemente habían elegido a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Jalifa y Líder, Abu Quhafah (ra) no se pudo contener y empezó a proclamar:

‘Doy testimonio que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah, Quien no tiene copartícipe;

y doy testimonio que Muhammad (sa) es Su Siervo y Su Mensajero’.”

Hazrat Musleh Maud (ra) continúa narrando:

“Eso ocurrió a pesar de que Abu Quhafah (ra) ya era musulmán y desde hacía mucho tiempo había jurado lealtad al Santo Profeta Muhammad (sa). Así que la razón por la que recitó el ‘Kalima Shahada’ y reafirmó su fe en el profetazgo del Mensajero de Al’lah (sa) en este momento fue porque el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) era una firme conclusión para él y una evidencia muy clara, como pruebas de la veracidad del Islam; y dijo: ‘De lo contrario, mi hijo no es tal persona bajo la cual toda Arabia estaría unida’.”

 Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), explica este asunto en otro lugar de la siguiente forma:

“Reflexionad sobre la situación de Hazrat Abu Bakr (ra) antes de aceptar el Islam. Cuando fue elegido como Jalifa, su padre aún vivía y alguien le felicitó porque su hijo, Abu Bakr (ra), había sido elegido Jalifa. Al oír eso, él le preguntó: ‘¿De qué Abu Bakr (ra) hablas?’; y contestó: ‘De tu hijo’. Pero incluso así no lo creía y dijo: ‘Será probablemente otra persona’. No obstante, cuando se le aseguró de que sin duda era Hazrat Abu Bakr (ra), afirmó: ‘¡Al’laho Akbar!  (¡Al’lah es el Más Grande!) ¡Qué elevada es la grandeza de Muhammad (sa), pues los árabes han aceptado al hijo de Abu Quahafah cómo su Líder!’. En fin, Abu Bakr (ra), que no tenía grandeza en el mundo, logró tener un honor muy alto debido a su subordinación al Mensajero de Dios (sa), tanto que aún hoy día miles de personas están orgullosas de relacionarse con él”.

 En este sentido, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) declara:

“Ha de entenderse que Al’lah no deja sin recompensa ninguna acción realizada en Su camino. De hecho, no importa cuánto uno ofrezca por la causa de Dios, que Él otorga de vuelta cientos de miles de veces lo que ofrecemos en Su camino. Hazrat Abu Bakr (ra) dejó una simple casa en La Meca y Al’lah apreció eso tantísimo, que como recompensa le otorgó autoridad para liderar todo un Reino”.

Hay un sueño del Santo Profeta Muhammad (sa) acerca del Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) que ha sido narrado por Hazrat Abul’lah bin Umar (ra), quien relata que el Mensajero (sa) contó:

“Se me mostró en un sueño que estaba junto a un pozo y me encontraba sacando agua con un cubo que se hallaba colgando de una polea para sacar agua del mismo. Entretanto, llegó Abu Bakr (ra) y sacó uno o dos cubos de agua, pero de tal forma que parecía como si lo hubiera hecho con gran dificultad por su debilidad, aunque Al’lah cubriría su debilidad y lo perdonaría.

Luego vino Umar bin Jattab (ra) y el cubo se transformó en otro más grande y no pude ver a nadie más fuerte que Umar (ra) que pudiera llevar a cabo tal monumental tarea, pues sacó tanta agua que todo el mundo quedó satisfecho y entonces se marcharon de vuelta a sus lugares de residencia”.

Asimismo, hay un sueño de Hazrat Abu Bakr (ra):

Se menciona que Hazrat Abu Bakr (ra) una vez vio en un sueño que estaba vistiendo una prenda hecha de tela yemení, pero que tenía dos manchas sobre la parte del pecho. El mismo Hazrat Abu Bakr (ra) relató este sueño al Santo Profeta (sa) y este le explicó: “La prenda yemení significa que se te otorgará una buena progenie y las dos manchas significan que se te dará liderazgo por dos años, es decir, vas a ser el gobernante de los musulmanes por dos años”.

Existen algunos detalles en relación a la paga que se fijó para él una vez que fue elegido Jalifa:

Después de convertirse en Jalifa, Hazrat Abu Bakr (ra) fue a Medina y se quedó allí. Al evaluar sus responsabilidades, se dió cuenta de que sin duda no sería capaz de lidiar con los asuntos de la gente y ya que todavía seguía ocupado en su negocio de comercio de ropa. Por tanto, era necesario para él estar completamente libre de cualquier otra tarea, a fin de poder centrarse completamente en los asuntos de la gente y realizar su trabajo como Jalifa de forma adecuada. Pero al mismo tiempo, tenía que proveer para su familia e hijos. Por eso, dejó el comercio y empezó a tomar a diario del “Bait-ul Maal” (la tesorería) justo lo necesario, a fin de cubrir sus propios gastos y los de su familia. Por consiguiente, se aprobó y se le asignó una paga anual de seis mil dirhams, que serían tomados del “Bait-ul Maal” para sus gastos personales y ello era más que suficiente para Hazrat Abu Bakr (ra) pudiera cubrir sus gastos y los de su familia.

No obstante, cuando se acercó el tiempo de su fallecimiento, el propio Hazrat Abu Bakr (ra) ordenó a sus familiares que se devolviera en su totalidad la cantidad de dinero que había recibido de la tesorería y en vistas a realizar eso, instruyó que tal y cual terreno suyo se vendiera, y que a través de la venta de esas tierras se consiguiera el dinero suficiente para devolver la cantidad que los musulmanes habían gastado en él hasta ese día.

Tras su fallecimiento, cuando Hazrat Umar (ra) fue elegido Jalifa y recibió dicha cantidad de dinero de la venta de dichos terrenos, empezó a llorar y dijo: “¡Oh Abu Bakr Siddiq (ra)! Has puesto una carga muy pesada sobre el Sucesor que ha venido después de tí”.

 Hazrat Musleh Maud (ra) relata:

“Hazrat Abu Bakr (ra) era el Líder de todo el mundo musulmán. ¿Pero que recibía a cambio? A pesar de tener el control absoluto de los fondos públicos, él nunca tomó nada de ellos para sí mismo. Sin duda, aunque Hazrat Abu Bakr (ra) era un comerciante muy exitoso, ya que tenía el hábito de gastar cualquier riqueza que obtenía en el camino de Al’lah, ocurrió que al fallecer el Profeta (sa) y él ser elegido Jalifa, no tenía dinero en ese momento. 

Por lo tanto, al segundo día después de ser elegido Jalifa, tomó un pequeño fardo lleno de ropa y se marchó con la intención de venderla. Por casualidad, Hazrat Umar (ra) se encontró con él en el camino y le preguntó qué estaba haciendo. Hazrat Abu Bakr (ra) respondió que también tenía que comer y que si no vendía ropa, cómo iba a conseguir su sustento. Presto, Hazrat Umar (ra) manifestó que eso no era posible, porque si se ponía a vender ropa, quién iba a realizar el trabajo del Jalifa; aunque al escuchar eso, Hazrat Abu Bakr (ra) afirmó: ‘Si no hago este trabajo, ¿cómo voy a sobrevivir?’. 

Al final, Hazrat Umar (ra) le dijo que debía tomar alguna paga del ‘Baitul Maal’ (el tesoro), pero Hazrat Abu Bakr (ra) contestó: ‘No puedo soportar hacer eso. ¿Qué derecho tengo yo de coger dinero de la tesorería?’. Y Hazrat Umar (ra) replicó: ‘Si el Sagrado Corán ha dado permiso de que el dinero del tesoro pueda ser gastado en los que realizan trabajo religioso, ¿por qué no puedes tomar algo del mismo?’. Así que después de eso, se asignó para él un salario procedente de la tesorería, aunque la verdad es que, según esa época, la paga solo era suficiente para cubrir los gastos de la comida y la ropa.

La era del Jalifato de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) fue la más corta de los ‘Cuatro Julafa-e-Rashidin’ (los Cuatro Jalifas Rectamente Guiados) y tuvo una duración de dos años y medio. A pesar de esto, ese corto periodo de tiempo es digno de ser considerado uno de los periodos dorados del ‘Jilafat-e Rashida’ (los Jalifas Rectamente Guiados). La razón es que Hazrat Abu Bakr (ra) hubo de enfrentarse, más que cualquier otro Jalifa, a muchísimas pruebas y peligros. No obstante, debido a la gracia, ayuda y apoyo extraordinarios de Dios Altísimo y su excelente valentía, fuerza y sabiduría, en poco tiempo las circunstancias de extrema precariedad y peligro y todos los miedos se transformaron en paz, puesto que derrotó a la gente rebelde y sediciosa de tal manera que el liderazgo en forma de Jalifato, que parecía estar pasando a través de un periodo turbulento, acabó estando implantado en cimientos firmes. Las circunstancias peligrosas y varias dificultades a las que Hazrat Abu Bakr (ra) tuvo que enfrentarse han sido mencionadas por ‘Ummul Muminin’ (La Madre de los Creyentes), Hazrat Aisha (ra)”.

Incluso el propio Mesías Prometido (as) menciona en relación a esto:

“Ha sido narrado por Hazrat Aisha (ra) que: ‘Cuando mi padre fue nombrado Jalifa y Al’lah le otorgó el liderazgo, justo desde el primer momento de su Jalifato se percató de la gran cantidad de problemas que que estaban surgiendo en todas partes, aparte de los falsos individuos que proclamaban ser profetas y la rebelión de apóstatas e hipócritas. El número de calamidades a las que tuvo que enfrentarse fue tal que si hubieran descendido sobre una montaña la habrían hecho caer y aplastado de inmediato. 

No obstante, se le concedió una paciencia similar a la que se otorga a los Profetas y al final Dios Altísimo le proveyó Su ayuda y destruyó a los falsos profetas y apóstatas, y con ello acabaron la persecución y los problemas. Por tanto, la situación de peligro se resolvió y la institución del Jalifato se estableció firmemente. De esta manera, Al’lah salvó a los creyentes del desastre, transformó su estado de temor en paz, Dios estableció para ellos su religión y asentó toda la nación sobre la verdad, y además humilló sobremanera a aquellos que buscaron crear desorden. Por eso, cabe decir que Al’lah cumplió Su promesa y ayudó a Su siervo, Hazrat Abu Bakr Sadiq (ra), destruyendo a los jefes de la rebelión y a sus ídolos. Tras ello, los corazones de los incrédulos se sintieron completamente apabullados y finalmente se arrepintieron. 

En verdad, esa fue la promesa de Dios, Quien es Todopoderoso y el Más Verdadero, y por esa razón debéis analizar cómo la promesa del Jalifato se cumplió con todos sus requisitos y señales en la persona de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra)”.

Justo desde el comienzo de su Jalifato, Hazrat Abu Bakr (ra) tuvo que enfrentarse a las siguientes cinco pruebas y aflicciones:

 

  • El dolor por el fallecimiento y separación del Santo Profeta Muhammad (sa).
  • La elección del Jalifa y el temor y peligro de que surgiera el desacuerdo y la división en la Ummah musulmana.
  • El problema relacionado con la partida del ejército de Hazrat Usama (ra).
  • Aquellos que se llamaban a sí mismos “musulmanes” y aún así se negaron a pagar el “Zakat” y planearon atacar Medina. En la historia se les conoce como “los que crearon el desorden y se negaron a pagar el ‘Zakat’.”
  • Los problemas con los apóstatas, o sea,  aquellos rebeldes que declararon abiertamente su intención de crear desorden y de iniciar una guerra. Entre ellos, también se encontraban aquellos que falsamente proclamaron ser profetas.

Mencionaré más adelante los detalles de cómo Dios Altísimo concedió el éxito a Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) en todas esas situaciones de temor a fin de acabar con todas esas tribulaciones, calamidades y el desorden. Pero antes, presentaré un escrito del libro “The Just Arbiter” (‘El gobernante justo’) del Mesías Prometido (as). En este escrito detallado compara a Hazrat Abu Bakr (ra) con el primer Sucesor del Profeta Moisés (as), Hazrat Yeshua o Josué (as), hijo de Nun, y además menciona los problemas y desafíos a los que se enfrentó Hazrat Abu Bakr (ra) y la victoria y éxito que obtuvo.

Pues bien, el Mesías Prometido (as) escribe:

“El versículo con el que se muestra de forma enfática y categórica la semejanza entre los Sucesores de Moisés (as) y del Santo Profeta Muhammad (sa) es el siguiente:

‘Al’lah ha prometido a aquellos de vosotros que crean y hagan buenas obras,

que en verdad les hará Sucesores en la Tierra,

tal como nombró Sucesores de entre quienes existieron antes que ellos’, (Sagrado Corán, 24:56).

Cuando reflexionamos sobre la palabra ‘manind’, que significa ‘semejanza’, está claro que existen similitudes entre los Sucesores del Santo Profeta Muhammad (sa) y los Sucesores del Profeta Moisés (as), por lo que hemos de aceptar que Hazrat Abu Bakr (ra) estableció la primera piedra de esta semejanza y que la similitud final sería demostrada por el Mesías, el Sello de los Jalifas de la dispensación del Santo Profeta (sa) y que sería el último de los Jalifas del Mensajero de  Dios (sa).

 La semejanza con Hazrat Abu Bakr (ra), quien fue el primer Jalifa, está en que es como Josué (as), el hijo de Nun. Después del fallecimiento de Muhammad (sa), Al’lah lo eligió para el rango de Jalifa y le llenó con un gran espíritu de sabiduría, más que a ninguna otra persona. Hasta el punto de que todas las dudas y dificultades que podrían haber surgido en la época del ‘Sello de los Jalifas’ [el Mesías Prometido (as)], respecto a la falsa creencia de que Jesús (as), Hijo de María, estaba vivo, han sido eliminadas por Hazrat Abu Bakr (ra) con una claridad extrema. 

Los Compañeros (ra) unánimemente aceptaron que todos los Profetas anteriores habían muerto y tan siquiera uno de ellos creyó lo contrario. De hecho, todos ellos obedecieron a Hazrat Abu Bakr (ra) en cada uno de los asuntos, justo como hicieron los israelitas respecto a Josué (as), hijo de Nun, tras la muerte de Moisés (as). Dios proveyó Su apoyo y ayuda a Moisés (as) y Josué (as), de la misma forma que ayudó al Santo Profeta Muhammad (sa) y a Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) después de él”.

“Yashu” y “Yusha” son el mismo nombre y se refiere a la misma persona: Josué (as).

El Mesías Prometido dice además:

“En realidad, de la misma manera que hizo con Josué (as), hijo de Nun, Dios Altísimo bendijo tanto a Hazrat Abu Bakr (ra) que ningún enemigo pudo enfrentarse a él. De forma similar, el trabajo pendiente del ejército de Hazrat Usama (ra), que era algo parecido a lo que quedó sin terminar en la época de Moisés (as), fue completado a manos de Hazrat Abu Bakr (ra). 

Otra  similitud asombrosa entre Hazrat Abu Bakr (ra) y Josué (as) la encontramos cuando Moisés (as) falleció, puesto que el primero en ser informado de la muerte de Moises (as) fue Josué (as), hijo de Nun. Al’lah le reveló al instante que Moisés (as) había muerto, para que los judíos no cayeran en ningún error y desacuerdo sobre la muerte de Moisés (as), como se manifiesta en el  Libro de Josué, capítulo primero, del Antiguo Testamento. Pues bien, de la misma forma, la primera persona que aceptó sin reservas que Muhammad (sa) había fallecido fue Hazrat Abu Bakr (ra). En esos momentos, besó la bendita frente del Mensajero de Dios (sa) y proclamó: ‘Tú eras puro mientras vivías e incluso después de la muerte sigues siendo puro’.

 Luego, delante de una gran congregación, eliminó todas las dudas respecto a que si el Santo Profeta (sa) permanecía aún vivo o no, algo que persistía en la mente de algunos Compañeros (ra), cuando recitó ese versículo del Sagrado Corán (ya mencionado). Al mismo tiempo, eliminó la creencia errónea que alguna gente tenía de que el Mesías (as), Hijo de María, aún estaba vivo, debido a que no habían estudiado bien los hadices o dichos del Mensajero de Al’lah (sa). Así que, justo de la misma forma que Josué (as) destruyó a los enemigos más acérrimos de la religión, que difundieron falsedad y desorden por doquier, también mucha gente malvada y falsos proclamadores de ser profetas fueron destruidos a manos de Hazrat Abu Bakr (ra).

El Profeta Moisés (as) murió en un momento muy delicado, cuando todavía los israelitas aún no habían obtenido la victoria sobre los enemigos de Canaán y todavía faltaban muchos objetivos que alcanzar. Mientras tanto, se escuchaban en los alrededores los gritos de los enemigos, que se hicieron más prominentes tras la muerte de Moisés (as), lo cual creó una situación más precaria si cabe. En definitiva, lo mismo ocurrió tras la muerte del Profeta (sa) y también fue una época muy peligrosa, ya que muchas tribus de Arabia se volvieron apóstatas y abandonaron la fe; algunos se negaban a pagar el ‘Zakat’ y surgieron varias figuras que falsamente proclamaron ser profetas. Por consiguiente, esta época tan peligrosa requería un Jalifa fuerte, lleno de coraje y valiente, y por eso Hazrat Abu Bakr (ra) fue elegido Jalifa; y tan pronto como fue nombrado Jalifa, tuvo que enfrentarse a grandes sufrimientos y durezas, como se explica por un dicho de Hazrat Aisha (ra):

‘Debido a ciertos conflictos y rebeliones, algunas tribus árabes se sublevaron y al mismo tiempo surgieron falsos profetas. Esto ocurrió en la época cuando mi padre fue nombrado Jalifa tras la muerte del Santo Profeta Muhammad (sa). Por lo tanto, sobre él cayeron muchas tribulaciones y sufrimientos que apenaron grandemente su corazón, hasta el punto de que si hubieran caído sobre una  montaña, la hubieran derribado y hecho pedazos’. Sin embargo, es ley Divina que siempre que un Jalifa es nombrado después de la muerte de un profeta de Dios, se le insufla un espíritu especial que le llena de valentía, esfuerzo, resolución, sabiduría y fuerza de corazón; de la misma manera que Al’lah le dijo a Josué (as), hijo de Nun, lo siguiente, que aparece en el Libro de Josué, capítulo primero, versículo sexto: ‘Sé fuerte y valiente’; es decir, Moisés (as) ha muerto y ahora tienes que ser fuerte. 

 En definitiva, el mismo mensaje fue revelado en el corazón de Hazrat Abu Bakr (ra), no como una parte de la ‘Sharia’ (Ley Divina), sino como un decreto Divino. La similitud y la equivalencia en estos dos incidentes hacen que ambos, Hazrat Abu Bakr bin Abu Quhafah (ra) y Josué (as), hijo de Nun, parezcan la misma persona; y las similitudes de su liderazgo han sido establecidas con gran claridad. En consecuencia, cuando observamos los parecidos entre dos comunidades bien establecidas, es natural mirar a la primera persona o a la última. Normalmente,  la gente no considera necesario echar un vistazo a las semejanzas que existieron durante el periodo intermedio de ambas comunidades, lo cual requiere tanto una investigación exhaustiva como un estudio cuidadoso. Por el contrario, simplemente especulan teniendo en cuenta solo la primera o la última. Por esta razón, Dios ha mostrado con absoluta claridad la semejanza que existe entre Josué (as) y Hazrat Abu Bakr (ra), quienes fueron los primeros Jalifas de sus respectivas comunidades. Del mismo modo, además se han manifestado con suma claridad las semejanzas que existen entre Jesús (as), Hijo de María y el Mesías Prometido (as) de esta ‘Ummah’, que fueron los últimos Jalifas de sus respectivas comunidades.

Por ejemplo, el parecido entre Hazrat Abu Bakr (ra) y Josué (as) es tan impactante, que es como si se tratara de la misma persona, como dos piezas de una misma joya. Así pues, tras la muerte de Moisés (as), todos los israelitas escucharon la llamada de Josué (as) y nadie de entre ellos disputó sobre este asunto y prestos le obedecieron. De la misma manera, este mismo incidente tuvo lugar en la época de Hazrat Abu Bakr (ra) y a pesar de que todos derramaron lágrimas por el fallecimiento del Santo Profeta (sa), todo el mundo aceptó de corazón el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra). 

Por tanto, en cada aspecto queda probadala la similitud de Hazat Abu Bakr (ra) con Hazrat Yashu bin Nun o Josué (as). Al’lah mostró Su apoyo a Josué (as), de la misma forma que ayudó a Moisés (as). Asimismo, Dios bendijo los esfuerzos que realizó Hazrat Abu Bakr (ra) y así lo vieron todos los Compañeros (ra), y su prestigio subió como suele hacerlo en el caso de los profetas. Entretanto, habiendo sido revestido con el poder y la fuerza de Dios Altísimo, Hazrat Abu Bakr (ra) destruyó a los falsos individuos que proclamaron ser profetas y a aquellos que intentaron crear desorden; y esto fue así a fin de que los Compañeros (ra) entendieran que Al’lah estaba con Hazrat Abu Bakr (ra), de la misma forma que lo estuvo con el Santo Profeta (sa). 

Otra similitud asombrosa que existe entre Hazrat Abu Bakr (ra) y Josué (as), hijo de Nun, es que tras la muerte de Moisés (as), Josué (as) tuvo que cruzar junto con su ejército un río peligroso llamado ‘Jordán’, ya que en ese momento, el río andaba muy turbulento y cruzarlo era casi imposible. No obstante, si no lo cruzaban, los Hijos de Israel morirían a manos de los enemigos. Por consiguiente, tras el fallecimiento del Profeta Moisés (as), esta fue la primera situación peligrosa a la que se enfrentó Josué (as) durante su ministerio. Durante esta prueba, Al’lah salvó a Josúe (as), hijo de Nun, y a su ejército a través de Su poder milagroso e hizo que el río se secara, lo que les permitió cruzarlo fácilmente; y la razón de que se secara fue por el flujo y reflujo del río o quizá por un milagro extraordinario. 

En cualquier caso, así es como Dios salvó a los israelitas de este peligro y de morir a manos del enemigo. En este sentido, tras el fallecimiento del Mensajero de Dios (sa), el Jalifa rectamente guiado -Hazrat Abu Bakr (ra)- y los Compañeros (ra), que eran más de cien mil, se enfrentaron a una situación grave similar. De hecho, el peligro fue incluso mayor, ya que tomó la forma de una feroz rebelión que se extendió por toda la nación. Era algo seguro que se cumpliría acerca de aquellos beduinos árabes lo que Dios Altísimo había dicho: ‘Sembrarían la discordia, para que esta profecía se cumpliera’.”

La traducción de este versículo es:

“Los árabes del desierto dicen: ‘Creemos’.

Diles: ‘Aún no habéis creído; por eso decid más bien: ‘Hemos aceptado el Islam’,

pues la fe auténtica no ha entrado aún en vuestros corazones”.

En este contexto, el Mesías Prometido (as) sigue diciendo:

“Esto es exactamente lo que sucedió y muchos se volvieron apóstatas. Algunos de ellos se negaron a pagar el ‘Zakat’ e incluso otros afirmaron ser profetas, y varios cientos de miles de individuos miserables se pusieron detrás de ellos, por lo que la fuerza de los enemigos creció tanto que el número total de  Compañeros (ra) no era rival en comparación con el de los otros. Como consecuencia, una feroz tormenta de oposición se extendió por toda la tierra. Así, este escenario era mucho más peligroso que aquel al que tuvo que enfrentarse Josué (as), hijo de Nun, quien después de la muerte de Moisés (as) se vio envuelto en una grave prueba por la que tuvieron que enfrentarse a un río turbulento y no tenían botes para cruzarlo, y mientras tanto la amenaza del enemigo persistía a su alrededor. 

De manera similar, Hazrat Abu Bakr (ra) hubo de enfrentarse a la prueba de la muerte del Santo Profeta (sa), así como a una tormenta de oposición creada por las tribus árabes rebeldes. Una segunda prueba, que vino por parte de aquellos que falsamente proclamaron ser profetas, dio fuerza a la primera; y esta prueba no fue menor a la que se enfrentó Josué (as), hijo de Nun, sino que en realidad era mucho más peligrosa. De todas formas, la Palabra de Dios le dio fuerza a Josué (as), en la cual declaró: ‘Yahweh, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas’ y ‘sé fuerte y valiente. No te desanimes’. Esto le dio fuerzas a Josué (as) y lo llenó de determinación y fe, algo que se desarrolla cuando Dios nos tranquiliza. En este sentido, también Hazrat Abu Bakr (ra) obtuvo la fuerza de Al’lah cuando se enfrentó a una tormenta de rebelión y cualquiera que esté familiarizado con este período de la historia islámica puede estar de acuerdo en que la prueba a la que se enfrentó Hazrat Abu Bakr (ra) fue tan grave que, si la Mano de Dios no hubiera estado junto a Hazrat Abu Bakr (ra) y si el Islam no hubiese sido una religión enviada por Dios y si Abu Bakr (ra) no hubiera sido un verdadero Jalifa, entonces en ese tiempo el Islam habría sido aniquilado. 

Entonces, de la misma forma que ocurrión con el Profeta Josué (as), Hazrat Abu Bakr (ra) sacó fuerzas de la Palabra pura de Dios, puesto que Al’lah había predicho previamente esta prueba en el Sagrado Corán. Por lo tanto, cualquiera que delibere sobre el siguiente versículo estará seguro y no tendrá ninguna duda de que esa prueba había sido mencionado en el Sagrado Corán; y dicha profecía significa que Al’lah ha prometido a los creyentes piadosos que los haría Sucesores en la Tierra, de forma similar a como hizo Sucesores en el pasado y que nombrará vicerregentes en esta Ummah, como nombró vicerregentes tras la muerte del Profeta Moisés (as)”.

 El Mesías Prometido (as) ha escrito él mismo esta traducción explicativa y lo siguiente:

‘Él nombrará vicerregentes en esta Ummah, como nombró vicerregentes después del Profeta Moisés (as); y establecerá para ellos su religión, (o sea, el Islam) que Él ha elegido para ellos; reforzará esta religión y les dará a cambio seguridad y paz tras estar en un estado de temor; Me adorarán y no asociarán nada conmigo’.

 “Deliberad sobre este versículo que establece claramente que habrá un período de temor en el que la paz se desvanecerá, aunque Dios transformará ese periodo de temor en uno de paz y seguridad. Así pues, dicho periodo de temor cayó sobre Josué (as), hijo de Nun, y tal y como la Palabra de Dios lo consoló, de la misma manera la Palabra de Al’lah también consoló a Hazrat Abu Bakr (ra)”.

Los detalles de los cinco aspectos restantes se explicarán en el futuro, si Dios quiere.

Ahora me gustaría decir que recéis por el estado actual de conflicto en el mundo. La situación continúa volviéndose cada vez más peligrosa y ahora incluso se están haciendo amenazas de una guerra nuclear. Como he mencionado anteriormente en muchas ocasiones, si ello ocurre tendrá consecuencias horrendas que las futuras generaciones tendrán que soportar. Solo Dios puede guiar a estas personas.

Al mismo tiempo, recitad mucho el “Durud” [invocar bendiciones sobre el Santo Profeta (sa)] en estos días y además realizad mucho “istighfar” (pedir el perdón de Al’lah).

¡Que Dios Altísimo perdone nuestros pecados y otorgue sabiduría y entendimiento a los líderes del mundo!

En una ocasión, el Mesías Prometido (as) llamó particularmente la atención de la Yamat hacia la recitación de la siguiente oración:

“Señor Nuestro, concédenos el bien de este mundo y así mismo el bien en el otro,

y presérvanos del tormento del fuego”, (2:202).

El Mesías Prometido (as) declaró que uno debe recitar esto mientras está de pie después del “ruku”, es decir, tras inclinarse en la oración; y hay una gran necesidad en estos días de recitar extensamente esta plegaria.

¡Que Dios Altísimo nos conceda Sus bondades y además nos proteja a cada uno de nosotros del fuego y de cada una de sus formas de castigo!

También dirigiré hoy la oración fúnebre en ausencia del respetado Abu Al-Farj Al-Husni Sahib de Siria, quien falleció el 13 de febrero, a la edad de 90 años:

¡Ciertamente venimos de Al’lah y hacia Él volveremos!

Su padre, el respetado Muhammad Al-Husni Sahib, fue uno de los pioneros áhmadis en Siria y aceptó el Ahmadíat a través de los esfuerzos de predicación de Maulana Yalaluddin Shams Sahib (misionero que sirvió en Oriente Medio). Abu Al-Farj Al-Husni Sahib era sobrino del primer amir de la comunidad de Siria, el respetado Munir Al-Husni Sahib y también ocupó el puesto de “Naib Amir” (vice-amir) durante su mandato e incluso después.

Nació en 1933 y pronto se vio positivamente influenciado por las virtudes, la piedad y las discusiones académicas con su tío Munir Al-Husni Sahib, ya que a menudo se sentaba en su compañía. Tenía 15 años cuando un día se emocionó hasta llorar al escuchar la recitación del Sagrado Corán en la radio. Fue a ver a su tío y le dijo que deseaba saber más acerca de Al’lah. Entonces, le dio un libro del Mesías Prometido (as) y cuando lo leyó se produjo una gran transformación dentro de él y fue de nuevo hasta su tío diciendo que deseaba hacer el “Baiat” (pacto de alianza).

Tuvo la suerte de conocer a tres Jalifas. En este sentido, fue bendecido con la oportunidad de conocer a Hazrat Musleh Maud, el Segundo Jalifa (ra), en 1955, cuando este visitó Damasco y además tuvo la oportunidad de servir como parte de la seguridad de Jalifatul Masih II (ra). Luego, en 1972, pudo viajar a Pakistán y pasar unos meses en Rabwah, en compañía de Hazrat Jalifatul Masih III (rh), periodo durante el cual pudo aprender urdu y adquirir un conocimiento profundo sobre la Comunidad; y en ese mismo año, pudo viajar desde Pakistán a Qadián y ya en 1986 viajó a Inglaterra con motivo del Yalsa Salana y tuvo el honor de tener una audiencia con Hazrat Jalifatul Masih IV (rh). Más tarde, en 2017, pudo asistir al Yalsa Salana de Qadián una vez más y pronunció un breve discurso en árabe durante el Yalsa.

El difunto era una persona virtuosa, piadosa, sincera y alguien mayor cuyas acciones estaban de acuerdo con sus palabras. No tuvo hijos y su esposa no es áhmadi.

El “Sadr” (presidente) de la Yamat de Siria dice:

“Lo acompañé en 2017 en una visita a Qadián. Estaba bastante débil, pero el grado de su pasión era tal que en vez de caminar, parecía más bien como si estuviera volando por el aire”.

Al principio se mostró reacio a ir allí por su enfermedad, aunque cuando le dije que debía visitar Qadián, dijo que ahora el Jalifa ha dado una orden, o expresado que debía ir y entonces no había necesidad de preocuparse. Luego, Al’lah derramó Sus bendiciones sobre ellos y tanto él como su esposa se curaron de su enfermedad y debilidad. Así, por la gracia de Dios, viajó a Qadián; de hecho, también pudo subir a lo alto del “Minarat-ul-Masih” (‘El Minarete del Mesías Prometido’ -as-) y se dice que subió hasta el último piso incluso más rápido que los jóvenes que estaban allí, a pesar de que anteriormente había tenido dificultades para caminar.

Mousal’lam Aldroubi Sahib, que es médico, escribe:

“Yo, junto con otros, somos testigos del hecho de que el difunto era amigo de Dios y se encontraba entre los devotos de Siria. Era un renombrado comerciante en Damasco. Fue muy ejemplar en su conducta y era bastante conocido. Además, era muy sabio e inteligente, y muy regular en ofrecer la oración de ‘tahayud’ (la oración voluntaria de la madrugada). 

Fue el recipiente de bastantes sueños rectos, muchos de los cuales se cumplieron, incluidos los relacionados con las diversas dificultades y luchas a las que se enfrentó Siria.

 Cuando varios misioneros viajaron a Siria para estudiar árabe, los trataba con muchísimo respeto, primero porque habían sido enviados por el Jalifa y segundo porque habían dedicado su vida a propagar el mensaje del Islam”.

Husam Al-Naqeeb Sahib, el ex Sadr de Siria que actualmente reside en Turquía, relata:

“El difunto poseía muchas cualidades excelentes, la más importante de las cuales era su amor por el Mesías Prometido (as) y sus Jalifas. Nunca olvidaré mi viaje a Qadián con él, un viaje en el que todos los aspectos fueron un milagro. Permanecí con él durante toda nuestra visita a Qadián y rezaba constantemente: ‘¡Oh Al’lah, otorga al Jalifa Tu ayuda y apoyo, y otorga Tus bendiciones en su vida y en todo lo que hace’. Luego, siempre que alguien mencionaba una instrucción del Jalifa en una reunión, no permitía que nadie más hablara para poder escuchar, comprender y beneficiarse de la directiva en su totalidad.

Era extremadamente desinteresado y no le complacía escuchar cuando la gente le hacía halagos; por el contrario, les regañaba diciéndoles que dejaran de decir esas cosas, porque Dios y Su Yamat son lo único que importa, y que deberían hablar sobre la Comunidad y no de él. Al mismo tiempo, constantemente estudió los libros del Mesías Prometido (as). Al mismo tiempo, aparte de los últimos años de su vida, cuando ya estaba extremadamente débil, nunca dejó de estudiar la literatura de la Yamat. En particular, tenía un apego especial hacia el ‘Tafsir-e-Kabir’ (el ‘Gran comentario del Santo Corán’) de Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra) y cada vez que alguien le preguntaba sobre el comentario de un versículo del Sagrado Corán, presentaba la explicación dada en dicho comentario.

 Su sobrino, Muhammad Ammar Al-Husni Sahib, que vive aquí en el Reino Unido, declara:

“Tenía 14 años cuando solía ir con él a ofrecer la oración del viernes. Mientras regresaba a casa con él, por el camino le hacía preguntas sobre cosas relacionadas con la Comunidad y él respondía con gran detalle. La literatura de la Yamat no estaba disponible en Siria, por lo que el difunto desempeñó un papel muy importante en impartir el conocimiento de la Comunidad a sus miembros. Había aprendido a leer urdu cuando visitó Rabwah y se trajo con él libros en urdu para leerlos y entenderlos. Luego los traducía al árabe para poder ayudar a explicárselos a los miembros de la Yamat”.

El difunto fue una persona abnegada y nunca deseó ningún cargo oficial, sino que prefirió permanecer siempre como un servidor de la fe. Por su parte, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) deseaba nombrarlo Amir de Siria, pero Al-Husni Sahib dijo que la gente podría afirmar que el cargo de Amir se había convertido en un puesto heredado, basado en el linaje y, por tanto, solicitó que se nombrara a otra persona, y añadió que él cooperaría plenamente con quienquiera que fuera. A partir de entonces, cooperó con un Amir que era más joven que él y, de hecho, fue ejemplar en su cooperación.

¡Que Dios Altísimo conceda el perdón al difunto, eleve su rango espiritual y acepte todas sus oraciones a favor de su esposa y le permita aceptar Ahmadíat!

Después de las oraciones, ofreceré su oración fúnebre en ausencia.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) continuó relatando incidentes de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

Elección de Hazrat Abu Bakr (ra) como Jalifa

Su Santidad (aba) dijo que continuaría mencionando los incidentes que rodearon la elección de Hazrat Abu Bakr (ra) como jalifa. Su Santidad (aba) dijo que Khubab bin Munzir (ra) animó a los Ansar a no diferir entre ellos y a mantenerse firmes en su postura de que debería haber un líder de entre ellos y un líder de entre los Muhajireen. Hazrat Umar (ra) dijo que esto nunca sería aceptado por los árabes ya que no puede haber dos espadas en una sola vaina. Además, no sería aceptable que el líder fuera seleccionado de entre aquellos de quienes no procedía el Santo Profeta (sa), es decir, los Quraish. Esto condujo a más disputas y diferencias de opinión.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ubaidah (ra) dijo a los Ansar que ellos fueron los primeros en apoyar al Santo Profeta (sa) y que ahora no deberían ser los primeros en plantear una disputa. Hazrat Umar (ra) entonces tomó la mano de Hazrat Abu Bakr (ra) y preguntó, quién era él, a quien el Santo Profeta (sa) dijo “No te aflijas, porque Al’lah está con nosotros”. Era su compañero en la cueva, que no era otro que Hazrat Abu Bakr (ra). Hazrat Umar (ra) juró entonces lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra) y animó a todos a seguir su ejemplo. Así, uno a uno, la gente se acercó y juró lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra) como el primer Jalifa del Islam. Esto se conoce como el Bai’at de Thaqifah Banu Sa’idah.

Su Santidad (aba) dijo que al día siguiente, Hazrat Umar (ra) pronunció un discurso en el que dijo que Dios Todopoderoso había confiado al pueblo en manos de una persona que era la mejor de entre ellos, que era uno de los dos mencionados en la cueva. Volvió a animar a todo el mundo a prometerle lealtad, y así hicieron.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) también pronunció un discurso en el que dijo que se esforzaría por conceder a todos sus derechos. Dijo que la gente debía seguirle mientras permaneciera obediente a Dios y a Su Mensajero (sa).

Hazrat Ali (ra) promete lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que cuando Hazrat Ali (ra) fue informado de que Hazrat Abu Bakr (ra) estaba aceptando la promesa de lealtad, se apresuró a salir sin siquiera prepararse completamente para no retrasarse y le prometió lealtad. Contrariamente a algunos registros que dicen que Hazrat Ali (ra) retrasó el juramento de lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra), Su Santidad (aba) dijo que los registros que dicen que Hazrat Ali (ra) juró lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra) en el primer o segundo día después del fallecimiento del Santo Profeta (sa) son los más precisos, ya que Hazrat Ali (ra) nunca se apartó del lado de Hazrat Abu Bakr (ra).

Abu Quhafah reafirma su fe tras la elección de su hijo como jalifa

Su Santidad (aba) dijo que llegaron a La Meca noticias de que la gente estaba prometiendo su lealtad. Esta noticia también llegó al padre de Hazrat Abu Bakr (ra), Abu Quhafah. Él estaba asombrado, y nombraba a varias tribus y preguntaba si ellos también le habían prometido lealtad, y recibía una respuesta afirmativa. Ante esto, Abu Quhafah declaró: “Doy testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y doy testimonio de que Muhammad (sa) es Su Mensajero”. Aunque ya había aceptado el Islam antes, escuchar que su hijo -que no había tenido mucha importancia antes del Islam- era ahora aceptado por los árabes como su líder, reforzó aún más su fe.Un sueño sobre el jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que una vez el Santo Profeta (sa) vio un sueño que se refería al Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra). Vio que estaba de pie junto a un pozo, y luego vio a Hazrat Abu Bakr (ra) venir y sacar agua del pozo. Entonces llegó Hazrat Umar (ra), y el cubo se había hecho más grande, y él también sacó agua del pozo con gran fuerza.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) también vio un sueño en el que llevaba una capa de Yemen que tenía dos manchas. Cuando narró el sueño al Santo Profeta (sa), éste interpretó que el manto de Yemen significaba que Hazrat Abu Bakr (ra) tendría una vasta progenie y que las dos manchas significaban que sería el gobernante de la gente durante dos años.

Humildad de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que a pesar de ser el líder y tener el control de todos los fondos, no tomó nada de la riqueza para sí mismo. En cambio, Hazrat Abu Bakr (ra) decidió vender algunas ropas para tener suficiente riqueza para comer. Cuando Hazrat Umar (ra) vio esto, dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) debería tomar un estipendio del tesoro. Aunque Hazrat Abu Bakr (ra) estaba indeciso, Hazrat Umar (ra) dijo que el Sagrado Corán había permitido hacerlo y por eso no se sintiera reacio. Así pues, se estableció un estipendio para él, aunque era mínimo, hasta el punto de que sólo era suficiente para sus necesidades más básicas de comida y ropa.

Cinco desafíos de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo que desde el comienzo de su Jalifato, Hazrat Abu Bakr (ra) tuvo que enfrentarse a cinco desafíos:

El dolor por el fallecimiento del Santo Profeta (sa).2. El miedo a la división entre el pueblo musulmán.

La salida del ejército de Hazrat Usman (ra).

La cuestión de los musulmanes que se negaron a pagar el Zakat.

Aquellos que declararon abiertamente su reversión del Islam, incluyendo a los falsos reclamantes de la profecía.

Semejanza al Profeta Josué (as)

Sin embargo, Dios le permitió superar todos estos desafíos. El Mesías Prometido (as) comparó a Hazrat Abu Bakr (ra) con Yusha bin Nun (as), el primer sucesor de Moisés (as). De la misma manera que él mantuvo la dispensación de Moisés (as) después de su muerte, Hazrat Abu Bakr (ra) mantuvo la dispensación del Santo Profeta (sa) después de su muerte.

Su Santidad (aba) dijo que continuaría con este tema en futuros sermones.

Llamamiento a la oración ante la amenaza de una guerra nuclear

Su Santidad (aba) hizo un llamamiento a las oraciones ante la situación imperante en el mundo y el empeoramiento de las condiciones de la guerra. Ahora hay incluso amenazas de guerra nuclear, que tendrán consecuencias catastróficas y afectarán a las generaciones futuras, como Su Santidad (aba) ya ha advertido antes. Sólo Dios puede hacer entrar en razón a esta gente.

Su Santidad (aba) dijo que en estos días se debería prestar más atención a la recitación del Durood Sharif (saludos al Santo Profeta (sa)) y al Istighfar (búsqueda del perdón). Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah perdone nuestras faltas y conceda comprensión a los líderes mundiales.

Su Santidad (aba) dijo que en cierta ocasión, el Mesías Prometido (as) aconsejó a la Comunidad recitar repetidamente la siguiente oración:

“Señor Nuestro, concédenos el bien de este mundo y así mismo el bien en el otro, y presérvanos del tormento del Fuego”. (2:202)

Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) también aconsejó que esta oración se recitara especialmente al levantarse después del ruku’ en las oraciones. Su Santidad (aba) dijo que en estos días deberíamos adoptar la misma práctica.

Oración fúnebre

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría la oración fúnebre en ausencia del siguiente miembro fallecido:

Abul Farj al-Husni

Abul Farj al-Husni de Siria falleció el 13 de febrero de 2022. Tenía quince años cuando escuchó la recitación del Sagrado Corán por primera vez en la radio, lo que le emocionó mucho. Entonces le pidió a su tío que aprendiera más sobre Dios, y éste le dio algo de literatura del Mesías Prometido (as) que leyó, y posteriormente aceptó al Mesías Prometido (as). Era extremadamente sincero y poseía muchas cualidades virtuosas. Tuvo el honor de conocer al tercer, cuarto y quinto Califas de la Comunidad. Tuvo la suerte de visitar Rabwah y aprender urdu, y también visitó Qadian y subió a la parte superior de Minaratul Masih. Era muy sabio y poseía una visión espiritual. Vio muchos sueños que luego se hicieron realidad. Estudió los libros del Mesías Prometido (as) con mucha diligencia. También era extremadamente humilde. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, eleve su posición y acepte sus oraciones.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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