Califas guiados – Hazrat Umar (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Califas guiados – Hazrat Umar (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes, 8 de octubre de 2021.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Sura Al-Fatiha,

Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo estas palabras:

Hasta ahora he estado narrando relatos concernientes a las conquistas que tuvieron lugar en la época de Hazrat Umar (ra).

Alama Shibli Nomani fue un biógrafo que escribió sobre la vida y el carácter de Hazrat Umar (ra), y al mencionar las circunstancias y las razones de las conquistas que emprendió Hazrat Umar (ra), escribe:

“Cualquier historiador se preguntaría cómo un puñado de habitantes del desierto logró derrocar a los imperios persa y bizantino. ¿Fue esto un acontecimiento excepcional en la historia del mundo? Y ¿cuáles fueron las circunstancias que lo rodearon? ¿Pueden compararse estos acontecimientos con las conquistas de Alejandro Magno y Gengis Khan? ¿Qué influencia tuvo la orientación de Jalifato en lo que se logró? Deseo responder a estas preguntas en este momento, pero antes es necesario resumir la magnitud y la amplitud de ‘las Conquistas Faruqi’, es decir, las de Hazrat Umar Faruq (ra).

La superficie total de la tierra conquistada por Hazrat Umar (ra) ascendía a 3.601.648 kilómetros cuadrados y se extendía 1.658 km hacia el norte de La Meca, 1.740 km dirección este y 773 km hacia el sur. Estos son los resultados de las conquistas llevadas a cabo solo por Hazrat Umar (ra) y que abarcan un período de poco más de 10 años, y los breves antecedentes históricos que acabamos de mencionar son necesarios para comprender dichas conquistas.

En este sentido, ahora mencionaré las reflexiones de los historiadores europeos sobre las mismas. En cuanto a la respuesta a la primera pregunta, los historiadores europeos afirman que tanto el imperio persa como el bizantino ya estaban en decadencia y habían superado la cúspide de su grandeza; y como dicta la ley de la naturaleza, estaban destinados a caer”.

Maulana Shibli Nomani afirma además:

“Tras el reinado de Cosroes II, el sistema de gobierno en Persia se desmoronó porque no había nadie competente para dirigirlo. Como consecuencia, altos cargos y miembros del gobierno empezaron a conspirar, por lo que hubo un continuo cambio de liderazgo. En un lapso de tres a cuatro años, el soberano cambió entre seis y siete gobernantes diferentes.

Otra razón para el éxito de Hazrat Umar (ra), tal como lo presentan los historiadores europeos, es que antes del gobierno del rey Nausherwan, la ‘secta mazdakita’, que se inclinaba hacia el ateísmo y la incredulidad, ejercía una gran influencia. Su ideología era que todos los corazones debían ser purgados de egoísmo y otras animosidades, y que todas las posesiones, entre las que incluían a las mujeres, debían ser consideradas como propiedad mutua, y todo ello para purificar la religión. (En otras palabras, no había respeto ni cuidado hacia las mujeres). Este era el punto de vista de esta facción y para algunos se trataba de un plan colectivo destinado a reformar y purificar la fe zoroastriana. Por su parte, el rey Nausherwan consiguió reprimir esta facción ascendente mediante el uso de la espada, aunque no pudo eliminarla del todo. Entonces, cuando los musulmanes llegaron a conquistar Persia, esta secta consideró a los musulmanes como sus partidarios, porque los fieles del Islam no interferían con ninguna religión”.

Este es el punto de vista de los historiadores europeos.

Escribe además:

“Entre los cristianos (bizantinos) también estaba la ‘secta nestoriana’, a la que le costaba encontrar refugio bajo cualquier otro gobierno. También ellos se refugiaron bajo el dominio musulmán de la crueldad de sus oponentes. Como resultado, los musulmanes consiguieron sin esfuerzo la cooperación y el entendimiento de dos grandes grupos. Aparte, el dominio bizantino ya se estaba marchitando y había muchas disputas internas entre los cristianos de aquellos días; y como su sistema de gobierno estaba muy influenciado por la religión, esas disputas internas no solo afectaron a la ideología religiosa, sino que también debilitaron el imperio”.

Refutando estos puntos de vista de los historiadores europeos, Alama Shibli Nomani dice:

“Aunque las respuestas ofrecidas por los historiadores europeos no están completamente desprovistas de verdad, se trata de un intento de tapar las grietas, lo cual es un rasgo distintivo de los escritores europeos. Sin duda, los imperios persa y bizantino habían caído desde la cúspide de su poder, pero eso simplemente significaba que no podrían resistir la oposición de una nación poderosa y contundente. No significaba en absoluto que se desmoronarían frente a unos árabes desorganizados y mal equipados, ya que los bizantinos y los persas eran expertos en el arte de la guerra. Muchos de los libros escritos sobre sobre dicho arte en Grecia, y que todavía están presentes, se practicaron durante mucho tiempo entre los bizantinos. Sus provisiones eran abundantes, sus equipamientos más que suficientes, sus armas para la guerra eran muy variadas, el tamaño de su ejército jamás disminuía en número y, sobre todo, no tenían que cruzar ninguna frontera para luchar, sino que debían permanecer en su patria, en sus propias fortalezas y trincheras, y defender su nación.

Justo antes de la ocupación musulmana y durante el gobierno de Cosroes Parvez II, Irán estaba en el cenit de su gloria. En aquella época, el César atacaba y conquistaba franjas de tierra con cada ataque, llegando incluso a penetrar hasta Isfahan (Ispahan). También recuperaron las regiones de Siria conquistadas por los persas y se dio un nuevo orden y organización al gobierno. Es comúnmente reconocido que el imperio persa mantuvo un gran poder hasta el reinado de Cosroes Parvez II. Solo hay tres o cuatro años que separan su muerte y la invasión musulmana. Así pues, ¿cómo es posible que una nación tan antigua y poderosa se debilite tanto en tan poco tiempo?

Naturalmente, había algunos problemas en la organización debido al frecuente cambio de liderazgo. Sin embargo, como no hubo disminución alguna en la tesorería, en los ejércitos y en los ingresos, cuando Yazdegerd llegó al poder, fue capaz restaurar la antigua gloria del imperio con la ayuda de aquellos funcionarios que deseaban la reforma. El grupo mazdakita estaba presente en Irán en aquella época, pero no hay constancia histórica de que se recibiera ayuda alguna de ellos. (O sea, los musulmanes no recibieron ninguna ayuda de esa gente). Igualmente, tampoco se recibió ayuda de la secta nestoriana, grupo cristiano que creía que Jesús (as) encarnaba la naturaleza humana y la divina por separado. En este sentido, los propios historiadores europeos no han indicado el impacto que tuvieron las diferencias religiosas del cristianismo en ningún suceso relacionado con esto.

Ahora bien, examinemos la condición de los árabes en contraste con esto. Las fuerzas musulmanas que luchaban en Egipto, Irán y en las guerras contra los bizantinos nunca llegaron a sumar más de 100.000 efectivos. Estaban tan poco familiarizados con el arte de la guerra que Yarmuk fue el primer campo de batalla en el que los árabes alinearon sus fuerzas utilizando la formación ‘tabia’, que era una formación de batalla en la que el comandante en jefe o el rey que dirigía el ejército se situaba en el centro de todas sus fuerzas. Esto se conoce como la formación ‘tabia’. Por otra parte, el equipo esencial que debía llevar cada soldado persa en combate incluía un casco, cota de malla, una ‘chilta’ (prendas de hierro o acero), una armadura ‘yoshan’ o chapada (un tipo de armadura), el ‘baktar’ (un conjunto de cuatro placas de hierro o acero que se llevaban en el pecho, la espalda y los muslos), guanteletes de acero, una visera metálica (una cubierta para la cara o visera hecha de anillos metálicos, fijada al casco) y calzado. En comparación, los árabes solo se vestían con armaduras, la mayoría de ellas de cuero. Los opositores tenían todo su equipo de protección hecho de metal, mientras que lo poco que poseían los árabes era de cuero. Incluso los estribos de las sillas de montar eran de madera y no de metal.

Entre las armas utilizadas en la guerra, los árabes desconocían por completo el ‘gurz’ o el ‘kamand’, (‘gurz’ es el nombre de un arma que es redonda por arriba y tiene un mango por abajo, y se utilizaba para golpear las cabezas del enemigo; ‘kamand’ era un lazo, una red o una soga). Por su parte, los árabes utilizaban flechas, pero eran tan pequeñas y de baja calidad, que durante la Batalla de Qadisiyah, cuando los iraníes vieron por primera vez las flechas de los árabes, pensaron que eran una gran aguja o un huso”.

No obstante, explicando las razones reales, el erudito musulmán nos dice:

“En mi opinión, la verdadera respuesta a esta pregunta es que en aquellos días, gracias a las bendiciones del Santo Profeta (sa), los musulmanes habían desarrollado un sentido de pasión, resolución, determinación, espíritu y coraje, que Hazrat Umar (ra) reforzó y agudizó aún más. Incluso, esto llegó a tal nivel que, a pesar de encontrarse en la cúspide de su poder, los imperios bizantino y persa no pudieron hacerles frente. No obstante, hay otros factores que no ayudaron a las conquistas, pero sí al establecimiento del gobierno. El factor principal es la veracidad y la honestidad de los musulmanes, pues en cualquier lugar que era conquistado por los musulmanes, la gente estaba tan impresionada por la honestidad y la veracidad que mostraban que, a pesar de la diferencia de religión, no querían que el gobierno musulmán acabase.

Antes de la Batalla de Yarmuk, cuando los musulmanes se retiraron de las provincias de Siria, la población cristiana gritó: ‘¡Que Dios os devuelva a estas tierras!’. Por su parte, los judíos se aferraron a la Torá y declararon: ‘Mientras estemos vivos, el César no podrá gobernar aquí’. La verdad es que el dominio bizantino en el Levant y Egipto era opresivo. Por esta razón, cuando los bizantinos se enfrentaron a los musulmanes, lo hicieron en base a la fuerza de su ejército y su Estado, pero sus súbditos no estaban con ellos. Entonces, cuando los musulmanes aplastaron el poder de dicho Estado, el camino estaba despejado y no había nada que los detuviera, (es decir, no había oposición por parte de los súbditos bizantinos).

Sin embargo, la situación de Persia era algo diferente, ya que por debajo del rey, había poderosos gobernadores que controlaban grandes regiones y provincias. Ellos no luchaban por su imperio, sino que de alguna forma lo hacían para seguir gobernando en sus respectivas áreas. Esta fue la razón por la que, a pesar de derrotar al trono del imperio, los musulmanes se enfrentaron a muchos obstáculos en Persia a cada paso, pero la población en general también se vio muy influenciada por los musulmanes y, tras conquistar esas tierras, ayudaban en gran medida a establecer el gobierno.

Otro gran factor fue que los musulmanes invadieron primero Siria e Irak, y en ambas regiones había una gran población de árabes. En Siria, el gobernador de Damasco era el Ghassanids, que estaba ligeramente bajo el dominio del César. En realidad, la familia gobernante en Irak era la tribu Lajmi y pagaban impuestos sobre la tierra a los Cosroes. Aunque estos árabes se habían convertido en cristianos y se opusieron inicialmente a los musulmanes, el vínculo de ser la misma nación es algo que no se puede ignorar. Los jefes prominentes de Irak se hicieron rápidamente musulmanes y, tras aceptar el Islam, se convirtieron en el apoyo y la ayuda de los mismos. En Siria, los árabes acabaron aceptando el Islam y se liberaron de la ocupación bizantina.

En este contexto, mencionar a Alejandro Magno y a Gengis Khan, etc., sería muy inapropiado. Sin duda, ambos lograron grandes victorias, pero ¿cómo? Pues bien, a través de una hambruna impuesta, brutalidad y asesinatos en masa. Todo el mundo conoce a Gengis Khan. Si comparamos la conquista musulmana con las conquistas de Alejandro Magno, cuando éste conquistó Sur, una ciudad de Siria, concedió un permiso general para matar a todos, porque el pueblo había resistido durante mucho tiempo, y las cabezas de 1.000 habitantes fueron colgadas en el muro exterior de la ciudad. Además, vendió como esclavos a 30.000 hombres y mujeres que vivían allí. No se salvó ni una sola persona de los antiguos residentes o de los que deseaban vivir en libertad. Del mismo modo, cuando conquistó Istajar, que era una antigua ciudad iraní, mató a todos los hombres. También hubo otros actos despiadados similares cometidos por él. ¿Cómo se pueden comparar estas conquistas con las de los musulmanes?

Es bien sabido que la opresión y la injusticia pueden hacer caer todo un imperio. Esto es cierto porque la opresión y la brutalidad no pueden durar eternamente. Del mismo modo, los imperios de Alejandro Magno y Gengis Khan no duraron mucho, pues estos asesinatos despiadados probaron ser eficaces para obtener resultados inmediatos, gracias a los cuales se sometieron países enteros. La razón es que como una gran parte de la población era asesinada, no había peligro de revuelta o rebelión. Por eso Gengis Khan, Nabucodonosor, Tamerlán, Nadir Shah y otros grandes conquistadores fueron todos muy brutales y crueles. Por el contrario, en las conquistas de Hazrat Umar (ra), nunca se contravino la ley ni se cometió injusticia alguna. No solo jamás se dio un permiso general para matar a los hombres, sino que ni siquiera se permitía cortar un solo árbol. Los niños o los ancianos nunca sufrieron daños. Aparte de que fuera del campo de batalla no se podía matar a nadie, (o sea, solo se podía matar a una persona en el campo de batalla y no de otra forma). Al mismo tiempo, no se permitía el abuso de confianza o el engaño contra el enemigo. Los comandantes recibieron instrucciones estrictas de que al entrar en combate no debían utilizar el engaño, ni mutilar los cuerpos de los muertos, ni debían dañar a los niños y debían luchar abiertamente. Además, a las personas que aceptaron el dominio musulmán pero luego se rebelaron, se les recordó su tratado y se les perdonó. Hasta el punto de que el pueblo de Arbasus se retractó de sus tratados tres veces (Arbasus era una ciudad cercana a las fronteras de Siria y que limitaba con Asia Menor). Así que lo máximo que se hizo fue exiliarlos, pero se les pagó a cambio de las riquezas que habían perdido”.

Maulana Shibli Nomani continúa diciendo:

“Si los judíos de Jaibar fueron exiliados debido a sus instigaciones y rebelión, al mismo tiempo fueron compensados por la tierra que perdieron y se escribió a todas las provincias que por dondequiera que pasasen los judíos debían ser asistidos; y dondequiera que se establecieran en la ciudad, no se les debía quitar el ‘yizia’ durante un año”.

Luego declara:

“Aquellos que dicen que en la historia hubieron muchos otros conquistadores que lograron grandes hazañas similares a las de Hazrat Umar (ra) deberían demostrar qué gobernante conquistó incluso una pulgada de tierra enemiga con el mismo nivel de precauciones y benevolencia. Por otra parte, Alejandro Magno, Gengis Khan, etc., estaban físicamente presentes en cada batalla y dirigían el ejército como comandantes en jefe en cada etapa. Esto significaba que, además de tener a mano un comandante en jefe experimentado, ello daba valor al ejército y este tendía un celo natural para sacrificarse por su emperador, rey, etc. Por el contrario, durante todo su Jalifato, Hazrat Umar (ra) no pisó ni una sola vez el campo de batalla. Sus ejércitos estaban luchando en varios frentes, pero las riendas del ejército estaban en manos de Hazrat Umar (ra). Otra diferencia notable y sustancial fue que las conquistas de Alejandro Magno y otros fueron como la de una nube pasajera: llegaron de repente y luego se fueron, y nunca establecieron un gobierno organizado. No obstante, la distinción de las tierras conquistadas por Hazrat Umar (ra) es que, incluso después del paso de 1.300 años, siguen bajo el dominio islámico en la actualidad; y a partir de la época de Hazrat Umar (ra), se estableció toda la estructura y organización del país”.

A continuación, al mencionar el papel de Hazrat Umar (ra) en estas conquistas, Shibli Nomani añade:

“La respuesta a la última pregunta es que, según la creencia popular, el Jalifa [Hazrat Umar (ra)] no desempeñó un gran papel en las conquistas; de hecho, fue la pasión y la determinación de la gente de esa época”. Y Continúa: “Esta es una visión que, en mi opinión, es completamente incorrecta (o sea, la afirmación de que el Jalifa no tuvo nada que ver con las conquistas). Los mismos musulmanes estaban presentes en la época de Hazrat Uzman (ra) y Hazrat Ali (ra), pero ¿cuál fue el resultado? Sin duda, la pasión y el poder son cualidades cautivadoras, pero estas cualidades solo pueden ser útiles cuando la persona que las comanda es igualmente fuerte y poderosa. No es necesario especular ni hacer conjeturas, pues los hechos en sí mismos son suficientes para decidir el asunto. Por eso, tras analizar los detalles de las conquistas en el periodo de Hazrat Umar (ra), resulta evidentemente claro que el ejército musulmán era como una marioneta que se movía y golpeaba según las instrucciones de Hazrat Umar (ra); y el orden y la disposición del ejército se debieron su especial administración y planificación. El propio Hazrat Umar (ra) supervisó todos los asuntos, como la organización del ejército y sus ejercicios de entrenamiento, la formación de los cuarteles, el entrenamiento de los caballos, la protección de los fuertes, la orden de atacar según los climas cálido o frío, la organización de un sistema de vigilancia, la elección de los comandantes del ejército, el uso de armas que pudieran romper los fuertes, etc. Establecerlos con tal poder y autoridad fue un atributo de Hazrat Umar (ra).

Por ejemplo, en la conquista de Irak, el propio Hazrat Umar (ra) desempeñó sus funciones como si fuera el comandante en jefe. Cuando el ejército partía de Medina, él marcaba cada paso del camino; de hecho, esbozaba toda la ruta, qué senda debían tomar y qué hacer en cada lugar; y enviaba instrucciones escritas de acuerdo con esto. Cuando el ejército llegó a Qadisiyah, pidió un mapa de la zona y organizó las filas del ejército de acuerdo con él. En este sentido, cada comandante actuaba según las instrucciones especiales emitidas por Hazrat Umar (ra). Si uno estudia los detalles de las campañas musulmanas en Irak a partir del libro de historia ‘Tarij Al-Tabari’, quedará evidentemente claro que un experto comandante en jefe estaba sentado a lo lejos dirigiendo al ejército durante la batalla y todo lo que ocurría se hacía bajo sus instrucciones. Luego, entre las guerras que se libraron a lo largo de diez años, el suceso más peligroso fue la Batalla de Nahavand, cuando los iraníes enviaron jefes por todas las provincias de Persia para incitarlos a la guerra y reunieron un poderoso ejército de más de cien mil efectivos para enfrentarse a los musulmanes. El segundo caso fue cuando el emperador bizantino volvió a atacar Homs con la ayuda de la gente de Yazira. En ambas batallas, solo la excelente estrategia de Hazrat Umar (ra) aplastó una tormenta creciente por un lado y derribó una poderosa montaña por el otro.

Después de leer los detalles de estos incidentes, la proclama queda clara: que a lo largo de toda la historia que conocemos, no ha habido un conquistador igual a Hazrat Umar Faruq, el Grande, que era una personificación tanto de un vencedor como de una persona de justicia, (es decir, que logró conquistas y también mantuvo la justicia)”.

Con respecto a que el Santo Profeta (sa) le dio indicios a Hazrat Umar (ra) sobre su martirio, Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) narra que en una ocasión, el Santo Profeta (sa) vio a Hazrat Umar (ra) con ropa blanca y le preguntó:

“¿Esta ropa es nueva o ha sido lavada?”. Hazrat Ibn Umar (ra) afirma: “No recuerdo cuál fue la respuesta de Hazrat Umar, pero el Santo Profeta (sa) rezó por él de la siguiente manera: ‘Ponte ropa nueva y vive una vida ejemplar; y que alcances la muerte de un mártir’.” Hazrat Ibn Umar (ra) sigue diciendo: “Creo que el Santo Profeta (sa) también dijo: ‘Que alcances el deleite en este mundo y en el Más Allá’.”

Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que el Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakar (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Uzman (ra) subieron al monte Uhud y éste comenzó a temblar. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh Uhud! Quédate quieto porque hay un Profeta, un ‘Siddiq’ (veraz) y dos ‘Shahid’ (mártires) de pie sobre ti”.

Hazrat Ubay bin Kab (ra) narra que el Santo Profeta (sa) dijo:

“Gabriel me ha informado que todo el mundo musulmán llorará la muerte de Hazrat Umar (ra)”.

Hay una narración de la noble esposa del Santo Profeta (sa), Hazrat Hafsa (ra) con respecto al deseo de Hazrat Umar (ra) de alcanzar el martirio,  en la que afirma que escuchó a su padre decir:

“¡Oh Al’lah! Concédeme el rango del martirio en Tu camino y haz que muera en la ciudad del Santo Profeta (sa)”. Ante esto, ella preguntó: “¿Cómo es posible?”. Y Hazrat Umar (ra) exclamó: “Ciertamente Dios Altísimo dispone Su decreto como Él quiere”.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha mencionado la oración ofrecida por Hazrat Umar (ra) para alcanzar el rango del martirio y escribe:

“¡Qué fuerte era el vínculo de Hazrat Umar (ra) con Dios Altísimo! El Santo Profeta (sa) declaró: ‘Si hubiera habido un profeta después de mí, habría sido Umar’. Aquí ‘después de mí’ significa ‘si hubiera habido un profeta inmediatamente después de él’. Por lo tanto, si en ese tiempo, debido a las necesidades de la época, Al’lah hubiera querido elevar a alguien de la condición de ‘shahid’ al elevado rango del profetazgo, el Santo Profeta (sa) consideró que Hazrat Umar (ra) era digno de ello. Incluso los más acérrimos opositores de Europa, cuando observan sus inmensos sacrificios, reconocen el hecho de que pocas veces se encuentra una persona que haya dado tantos sacrificios y poseído un espíritu tan altruista. Y en cuanto a sus cometidos por el Islam, estos europeos llegan a tal extremo en su admiración que el éxito del Islam se lo atribuyen por completo a él. Este es el mismo Umar (ra) que suplicaba: ‘¡Oh Al’lah! Haz que muera en Medina como un mártir’.

Esta súplica nació de su intenso amor, de lo contrario, esta era una plegaria muy peligrosa de realizar. En otras palabras, esta oración significaba que habría un asaltante tan feroz que derrotaría a todo el ejército musulmán y finalmente llegaría a Medina, y martirizaría a Hazrat Umar (ra) allí mismo. Dios Altísimo, que conoce bien las verdaderas intenciones de cada persona, cumplió este deseo de Hazrat Umar (ra) y también salvó a Medina de las tribulaciones que yacían discretamente en esta oración, y finalmente se llevó a cabo por un ‘kafir’ (incrédulo), que lo martirizó en Medina. En cualquier caso, de la oración de Hazrat Umar (ra) se desprende que, según él, sacrificar la propia vida en el camino de Dios Altísimo era un distintivo de quienes gozan de su cercanía”.

En otra ocasión, mientras aconsejaba a los áhmadis, Hazrat Musleh Maud (ra) continuó diciendo:

“No obstante, hoy en día se considera como un signo de Su cercanía que Al’lah nos salve la vida”.

En otra ocasión, al mencionar el incidente del martirio de Hazrat Umar (ra) y su plegaria, Hazrat Musleh Maud (ra) afirmó:

“En relación a Hazrat Umar (ra) está escrito que siempre rezaba para que su muerte tuviera lugar en Medina y en forma de martirio. ¡Qué aterrador es el concepto de la muerte! En el momento de la muerte, incluso algunos familiares muy cercanos te abandonan”.

Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó entonces un incidente en relación a cómo la gente teme a la muerte y lo hizo de la siguiente manera:

“Se dice que en una ocasión, la hija de una señora se puso enferma y ella rezaba: ‘¡Oh Al’lah, salva a mi hija y, a cambio, toma mi vida!’. Con esto ella estaba expresando un gran afecto por su hija. Fortuitamente, una noche ocurrió que la cuerda de la vaca de la señora se aflojó y la cabeza de la vaca quedó atascada en algún tipo de utensilio al meter su cabeza en él. La vaca se angustió y comenzó a correr sin control con la cabeza metida en el cacharro. Al ver que la vaca en ese estado y que tenía otra cosa que en lugar de su cara, la señora se aterró y pensó que tal vez su oración había sido aceptada y que el Ángel Azrael (el ángel de la muerte) había venido a llevarse su alma, e inmediatamente exclamó: ‘¡Oh Azrael! No soy yo la que está enferma, es ella y está acostada allí’.

En otras palabras, señaló a su hija.

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe además:

“La vida de uno es muy valiosa y siempre tomamos todas las medidas posibles para preservarla”.

Por un lado, la señora estaba rezando por su hija, pero en el momento en que sintió que el peligro era real, señaló inmediatamente hacia su hija y pidió que le quitaran la vida.

Hazrat Musleh Maud (ra) continúa narrando:

“Una persona emplea todas las medidas posibles para proteger su vida y no repara en probar todo tipo de remedios, aunque el ejemplo de los Nobles Compañeros (ra) fue tal que deseaban enormemente sacrificar sus propias vidas en el camino de Dios Altísimo. Por eso Hazrat Umar (ra) rezaba para alcanzar el rango del martirio en Medina”.

Hazrat Musleh Maud (ra) explica también:

“A menudo reflexiono sobre lo peligrosa que era esta oración, porque lo que significaba a simple vista, en otras palabras, era que el enemigo tomaría el control de Medina y martirizaría a Hazrat Umar (ra) en sus calles. Sin embargo, Dios Altísimo aceptó su plegaria de tal manera que fue martirizado en Medina por una persona que afirmaba ser musulmán. Generalmente se afirma que la persona que martirizó a Hazrat Umar (ra) no era musulmán, aunque también existen narraciones que afirman que tal vez declaró ser musulmán. De todas formas, la mayoría opina que no era musulmán”.

En una ocasión, Hazrat Musleh Maud (ra) declaró que no era musulmán, pero en otra referencia mencionó que esta persona decía ser musulmana. Por lo tanto, no estaba completamente seguro de si lo era o no.

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“Según algunos no era musulmán. En cualquier caso, fue un esclavo a través del cual Dios Altísimo concedió el martirio a Hazrat Umar (ra), aunque cuando las personas desean algo por sí mismas, no puede considerarse como una aflicción para ellas”.

Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó esto en uno de sus sermones.

Entonces, ¿cuál fue la condición de los Compañeros (ra) tras el martirio de Hazrat Umar (ra)?

Hazrat Abu Burdah (ra) relata de su padre que Hazrat Auf bin Malik (ra) vio en un sueño que la gente estaba reunida en una llanura abierta y había un individuo entre ellos que estaba elevado sobre el resto por un espacio de tres palmos. Preguntó quién era esa persona y le informaron que era Umar bin Al-Jattab. Tras esto, preguntó por qué esta persona había sido elevada sobre el resto y se le informó que la razón era que poseía tres cualidades: no temía el reproche de nadie en los asuntos relacionados con Dios Altísimo, alcanzaría el martirio en el camino de Al’lah y sería elegido Jalifa. Al oír esto, Hazrat Auf (ra) fue a ver a Hazrat Abu Bakar (ra), que era el Jalifa en ese momento, para contarle su sueño y le informó del mismo. Hazrat Abu Bakar (ra) llamó a Hazrat Umar (ra) y le dio las buenas nuevas, y después le dijo a Hazrat Auf (ra) que le contara su sueño. El narrador afirma que cuando mencionó que se convertiría en Jalifa, Hazrat Umar (ra) le regañó porque Hazrat Abu Bakar (ra) todavía estaba vivo.

Más tarde, cuando Hazrat Umar (ra) se convirtió en Jalifa, viajó a Siria y mientras pronunciaba un sermón, miró hacia donde estaba Hazrat Auf (ra) y le llamó para que se acercara al púlpito. Hazrat Umar (ra) le pidió entonces que le contara el sueño. Hazrat Auf (ra) mencionó su sueño y ante esto Hazrat Umar (ra) dijo: “En lo que se refiere a aquellas personas que no temen el reproche de ningún calumniador, tengo la esperanza de que Dios Altísimo me permita convertirme en una de esas personas. En cuanto a convertirme en Jalifa, ya he sido designado como tal y ahora ruego que Al’lah me ayude para cumplir con la responsabilidad que se me ha encomendado; y en cuanto a que me martirizarán, ¿cómo voy a ser martirizado si vivo en tierra árabe y no lucho contra los pueblos vecinos?”. Entonces declaró: “Pero si Dios quiere, Él hará que se den los medios para mi martirio”. Aunque no era posible a la luz de las aparentes circunstancias, si Dios lo quería, permitiría que ocurriera de alguna manera.

Se relata de Hazrat Anas bin Malik (ra) que Hazrat Abu Musa Ashari (ra) relató que vio un sueño en el que se ponía en marcha para viajar por varias rutas, pero todas desaparecieron excepto una. Por tanto, se puso en marcha por esa ruta en particular y finalmente llegó a una montaña, y vio que el Santo Profeta (sa) estaba de pie en la misma y Hazrat Abu Bakar (ra) se encontraba junto a él. El Santo Profeta (sa) le indicaba que viniera y se uniera a ellos. Ante esto, Hazrat Abu Musa Ashari (ra) exclamó en su corazón: ‘Ciertamente a Dios pertenecemos y hacia Él volveremos. Por Dios, el Líder de los Fieles ha fallecido’. Hazrat Anas (ra) relata que preguntó a Hazrat Abu Musa Ashari (ra) si informaría a Hazrat Umar (ra) de este sueño y este le respondió que no quería revelarle la noticia de su fallecimiento.

Por su parte, Said bin Abu Hilal narra que Hazrat Umar bin Jattab (ra) se dirigió a la gente un viernes. Alabó a Dios Altísimo diciendo que Él es ciertamente digno de toda alabanza y después declaró: “¡Oh gente! He tenido un sueño en el que siento que se acerca el momento de mi muerte. He visto un gallo rojo que me mordió dos veces. Le conté este sueño a Asma bint Umais y ella interpretó que alguien de entre los no-árabes me mataría”.

Existen diversas opiniones sobre el martirio de Hazrat Umar (ra), el día que fue martirizado y cuándo fue enterrado. Según “Al-Tabaqat Al-Kubra”, Hazrat Umar (ra) fue atacado un miércoles y falleció el jueves. Hazrat Umar (ra) fue atacado y herido el 26 de Zul Hiyah del 23 dH y fue enterrado en la mañana del primer día de Muharram del 24 dH. Uzman Ajnas afirma que Hazrat Umar (ra) falleció el miércoles 26 de Zul Hiyah. Según Abu Mashar, Hazrat Umar (ra) fue martirizado el 27 de Zul Hiyah. Además del “Tarij Al-Tabari” y el “Tarij Ibn Al-Azir”, la mayoría de los historiadores afirman que Hazrat Umar (ra) fue herido el 26 de Zul Hiyah” del año 23 aH. y que falleció el primero de Muharram, y fue enterrado ese mismo día (la diferencia entre estas dos fechas era solo unos tres días).

El relato detallado del martirio de Hazrat Umar (ra) se ha narrado en Sahih Bujari como sigue:

Amar bin Maimun cuenta que vio a Hazrat Umar (ra) en Medina unos días antes de que fuera atacado. Hazrat Umar (ra) fue a ver a Huzaifah bin Yamman y a Uzman bin Hunaif y les preguntó qué habían hecho con respecto a los impuestos de la tierra en Irak, ya que era una responsabilidad que el Jalifa les había encomendado. Además les preguntó si consideraban que habían decretado un impuesto a la tierra que estaba por encima de las posibilidades del pueblo. Ambos declararon que habían fijado un impuesto acorde con sus posibilidades; es decir, que había suficiente potencial en la tierra para producir una determinada cantidad de cosecha y que no fijaban el impuesto demasiado alto.

Hazrat Umar (ra) dijo:

“Mirad si les habéis establecido un impuesto que no puedan soportar”. El narrador dice que ambos respondieron: “No”. Hazrat Umar (ra) dijo entonces: “Si Al’lah me mantiene en buen estado de salud, iría en busca de las viudas de Irak y las dejaría en un estado en el que no necesitarían a nadie después de mí”. El narrador dice que no habían pasado cuatro noches después de esta conversación cuando Hazrat Umar (ra) fue herido y cuenta que el día en que fue herido “yo estaba de pie allí y solo Hazrat Abdul’lah bin Abbas se encontraba entre él y yo. Él tenía la costumbre, cuando pasaba por dos filas, de decir a la gente que las enderezaran y cuando ya no había ningún hueco, daba un paso adelante y recitaba Al’lahu Akbar (‘Al’lah es el Más Grande’). A veces recitaba la Sura Yusuf o el Sura Al-Nahal, o un capítulo similar en el primer rakat (unidad de oración) de salatul fayar (oración de la madrugada), para que la gente se reuniera. Pues bien, justamente acababa de recitar ‘Al’lahu Akbar’ cuando le oí decir: ‘Me han matado’ o ‘me ha mordido un perro’. Cuando el asaltante no-árabe le atacó, cogió su cuchillo de doble filo y huyó. Siguió hiriendo a quien se cruzaba a su izquierda y derecha; o sea, por miedo a ser atrapado hería con su cuchillo a todos los que intentaban apresarlo, hasta el punto de que hirió a 13 personas, entre las que murieron siete. Cuando uno de los musulmanes fue testigo de esto, utilizó su capa (en Sahih Bujari se ha utilizado la palabra ‘burnus’, que se refiere a una tela que tiene una capucha que cubre la cabeza, o sea, una capa larga con una especie de sombrero adjunto; también se refiere a un sombrero alto). En fin, le echó la capa encima,  pero cuando vio que ciertamente lo habían atrapado, se cortó el cuello a sí mismo. Hazrat Umar (ra) tomó la mano de Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) y lo hizo avanzar”.

El narrador añade:

“Los que estaban cerca de Hazrat Umar (ra) también fueron testigos de lo que yo presencié, pero los que se encontraban a los lados de la mezquita solo sabían que ya no oían su voz, así que recitaban ¡SubhanAl’lah, SubhanAl’lah!, (Santo es Al’lah). Por ello, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) dirigió a la gente en una breve plegaria y cuando terminó la misma, Hazrat Umar (ra) le pidió a Hazrat Ibn Abbas (ra) que fuera a ver quién lo había atacado. Hazrat Ibn Abbas (ra) dio vueltas durante un rato y luego regresó, y dijo que era el esclavo de Mughirah. Hazrat Umar (ra) preguntó: ‘¿El que es carpintero?’. Hazrat Ibn Abbas (ra) respondió afirmativamente, a lo que Hazrat Umar (ra) dijo: ‘¡Que Al’lah lo destruya. Yo había decidido darle un buen tratamiento. Doy gracias a Al’lah por no haber muerto a manos de alguien que profesa el Islam (aquí también es evidente que el hombre no era musulmán). ¡Oh Ibn Abbas, tú y tu padre disfrutasteis de tener tantos esclavos no-árabes en Medina y Hazrat Abbas fue el que más esclavos tuvo’. Hazrat Ibn Abbas (ra) respondió: ‘Si lo deseas, podemos librarnos de todos ellos (o sea, si lo deseas, podemos matar a todos los esclavos no-árabes de Medina)’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘Eso no es correcto, sobre todo porque hablan tu idioma, miran en la dirección de tu Qiblah para rezar, y hacen la misma peregrinación que tú’, (había muchos esclavos que habían aceptado el Islam).

Entonces cogimos a Hazrat Umar (ra) y lo llevamos a su casa,  y entramos en la misma con él. Parecía que una aflicción así no había ocurrido antes a los musulmanes. Algunos decían que no pasaría nada, mientras que otros proclamaban que temían su fallecimiento. Finalmente, le trajeron un poco de ‘nabiz’ (bebida hecha con pasas o dátiles), que bebió, pero se le salió del estómago. Entonces le trajeron un poco de leche que bebió, pero también salió a través de su herida. La gente se dio cuenta entonces de que su muerte estaba cerca.

Amar bin Maimun afirma: “Entonces fuimos hacia él y otros también vinieron y comenzaron a alabarlo. Un joven se acercó y dijo: ‘¡Oh Líder de los Fieles! Complácete con la buena nueva de Al’lah que has recibido por ser Compañero del Santo Profeta (sa) y por aceptar el Islam desde el principio, como bien sabes. Luego fuiste elegido como Jalifa e hiciste justicia, y más tarde alcanzaste el martirio’. Hazrat Umar (ra) contestó: ‘Espero que esto permanezca equilibrado, que nada se me eche en cara y nada se diga a mi favor’. Cuando estaba a punto de darse la vuelta para marcharse, su prenda inferior tocaba el suelo. Hazrat Umar (ra) pidió que le trajeran al joven y le dijo: ‘Sobrino mío, mantén tu tela levantada, así durará más y no se romperá por arrastrarse por el suelo, pero esta acción está más cerca de la rectitud a los ojos de tu Señor’. En esa época la gente mostraba innecesariamente su orgullo vistiendo ropas largas y era un signo de su riqueza, por eso Hazrat Umar (ra) dijo que no debía desarrollar ningún tipo de arrogancia y estaba más cercano a la rectitud de esta manera.

Entonces le preguntó a Abdul’lah bin Umar (ra):

“¿Cuánto dinero debo?”. Lo calculó y descubrió que eran aproximadamente 86.000 dirhams. Hazrat Umar (ra) dijo: “Si la propiedad de mi familia puede pagarla, entonces paga de ella, pero si no, debes pedirla a Banu Adiyy bin Kab. Si tampoco su propiedad puede pagar por ello, entonces debes pedirlo a los Quraish, pero no se lo pidas a nadie más. Debes pagar esta deuda en mi nombre. Ahora ve a Hazrat Aisha (ra) y dile que Umar le transmite sus saludos de paz. No digas que soy el Líder de los Fieles, porque hoy no soy el Líder de los creyentes. Así que dile que Umar bin Jattab solicita permiso para ser enterrado junto a sus dos Compañeros [o sea, el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakar (ra)]”.

Se menciona en “Umdatul Qari”, el comentario de “Sahih al-Bujari”, que Hazrat Umar (ra) dijo esto cuando estaba seguro de su inminente fallecimiento, y había una indicación en ello para Hazrat Aisha (ra) de que no debía temer por el título de ‘Líder de los Fieles’. Así que Hazrat Abdul’lah (ra) transmitió sus saludos de paz y pidió permiso para entrar. Entonces entró en la casa y vio que Hazrat Aisha (ra) estaba sentada llorando. Hazrat Abdul’lah (ra) dijo: “Umar bin Jattab te transmite sus saludos de paz y te pide permiso para ser enterrado al lado de sus dos Compañeros”. Hazrat Aisha (ra) contestó: “Había reservado este espacio para mí, pero hoy le daré preferencia sobre mí”. Cuando Hazrat Abdul’lah (ra) regresó, le dijeron a Hazrat Umar (ra) que había llegado. Por consiguiente, pidió que lo levantaran y una persona lo sostuvo. Entonces Hazrat Umar (ra) preguntó: “¿Qué noticias me traes?”. Hazrat Abdul’lah (ra) respondió: “¡Oh Líder de los Fieles! Es lo que deseabas. Hazrat Aisha (ra) ha concedido el permiso”. Hazrat Umar (ra) exclamó: “¡Todas las alabanzas pertenecen a Al’lah! Nada me preocupaba más que eso. Cuando muera, llévame allí, transmite mis saludos de paz y di que Umar bin Jattab pide permiso. Si te da permiso, debes entrar en la habitación para enterrarme, pero si me echa para atrás, llévame al cementerio de los musulmanes”. Hazrat Ummul Mominin, Hafsah (ra), llegó entonces con otras mujeres y nos fuimos cuando las vimos. Entraron y lloraron allí durante algún tiempo. A continuación, cuando algunos hombres pidieron entrar en la habitación y así lo hicieron, las mujeres se fueron al otro lado y pudimos oírlas llorar desde dentro.

En este contexto, la gente dijo:

“¡Oh Líder de los Fieles! Nombra a un sucesor después de ti como parte de tu testamento”. Hazrat Umar (ra) dijo: “No encuentro a nadie más adecuado para el puesto de Jalifa que las siguientes personas con las que el Santo Profeta (sa) se complació antes de fallecer”. Entonces Hazrat Umar (ra) mencionó los nombres de Hazrat Ali (ra), Hazrat Uzman (ra), Hazrat Zubair (ra), Hazrat Talha (ra), Hazrat Sad (ra) y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) y añadió: “Abdul’lah bin Umar (ra) será testigo ante vosotros, pero no tendrá derecho a ser Jalifa”. Y añadió: “Si el Jalifato es concedido a Sad (ra), entonces él será Jalifa: de lo contrario, quien se convierta en Jalifa debe continuar buscando la ayuda de Sad (ra), porque no lo he quitado de su cargo debido a alguna incompetencia o deshonestidad de su parte”.

Hazrat Umar (ra) siguió explicando:

“Lo primero que recomiendo a mi sucesor es que cuide de los ‘Muhayirun’ (emigrantes), que conozca sus derechos y que proteja su honor. También insto a mostrar amabilidad con los ‘Ansar’ (ayudantes), ya que permitieron que la fe entrara en sus hogares en Medina incluso antes de la llegada de los ‘Muhayirun’. Le aconsejo que acepte las buenas acciones de entre ellos y a quien muestre alguna falta se le debe perdonar. Le recomiendo además que haga el bien a toda la gente de las ciudades, ya que son los protectores del Islam, una fuente de riqueza y un medio para frustrar al enemigo. También aconsejo que no se les quite nada, salvo lo que les sobre y siempre con su consentimiento. Además le (es decir, al próximo Jalifa) recomiendo que haga el bien a los beduinos árabes, ya que son los nativos de Arabia y constituyen el núcleo de seguidores del Islam. Debe tomar de entre sus posesiones lo que no necesitan y distribuirlo entre la gente que tiene necesidad. Finalmente le aconsejo, en lo que respecta a las personas que están bajo la protección de Dios y Su Mensajero (sa), que cumpla los pactos que se han establecido con ellos y que los defienda, y no los sobrecargue con lo que está más allá de su capacidad”.

Según Sahih Bujari, cuando falleció, lo cogieron y salieron a pie. Hazrat Abdul’lah bin Umar saludó a Hazrat Aisha (ra) y dijo que Umar bin Jattab había pedido permiso para entrar. Hazrat Aisha (ra) dijo que lo trajeran y así lo llevaron hasta allí, y lo pusieron al lado de sus Dos Amigos. Tras su entierro, los hombres que habían sido nombrados por Hazrat Umar (ra) se reunieron para la elección del siguiente Jalifa y así comenzó dicho proceso.

Estos relatos siguen su curso y continuaré hablando de ello en el futuro.

Hoy comienza la Convención Anual de Alemania (Yalsa Salana). ¡Que Dios Altísimo la bendiga! ¡Que se beneficie de ello el mayor número posible de áhmadis alemanes! Esta vez, la Convención Anual durará solo dos días y, si Dios quiere, mañana pronunciaré un discurso en la sesión de clausura, que se emitirá a través de la MTA hacia las 15:30 horas, según la hora de aquí (en el Reino Unido). El resto de los actos del Yalsa de Alemania, que comienzan hoy, se transmitirán en directo para que los alemanes puedan verlos. Por ello, deben sacar el máximo provecho.

Después de la oración, ofreceré dos oraciones fúnebres en ausencia que mencionaré ahora:

El primer funeral es el de Qamaruddin Sahib, un misionero de Indonesia, que ha fallecido recientemente a la edad de 65 años:

¡En verdad a Al’lah pertenecemos y hacia Él retornaremos!

Aceptó el Ahmadíat en 1972, a la edad de 15 años. Tras su educación primaria, se dedicó al servicio de la Comunidad. Luego se fue a Pakistán para obtener su educación religiosa. El 30 de junio de 1986 consiguió el título de “Shahid” y en julio de 1986 fue nombrado misionero. Solía recitar el Sagrado Corán con una voz hermosa y melodiosa. Fue un sincero y apasionado servidor de la Yamat, a cuyo servicio estuvo unos 35 años.

Su mujer escribe: “Me decía que no era solo la esposa de un misionero, sino que debía estar al frente del servicio a la Comunidad”. Con respecto a su obediencia y amor por el Jalifato, escribe: “Su obediencia y amor por el Jalifato eran excepcionales. Siempre que hablaba con otro áhmadi, le recomendaba amor y lealtad a la Yamat y animaba a los demás a servir a la Comunidad tanto como pudieran. Cada vez que se encontraba con un no-áhmadi, se aseguraba de propagar el mensaje del Islam-Ahmadíat entre ellos y les hablaba con gran amor y desde el corazón, lo que les hacía muy felices. Durante su enfermedad, se despertaba una hora y media antes de fayar (la oración de antes del amanecer) y ofrecía el ‘tahayud’ (oraciones voluntarias de madrugada) y recitaba el Santo Corán. También iba andando a la mezquita siempre que podía”.

Su hijo Umar Faruq Sahib, que es misionero y profesor en Yamia Ahmadía Indonesia, dice: “Tanto en casa como fuera de ella, a veces iba caminando y recitaba maravillosamente alguna porción del Sagrado Corán. Además, tradujo y revisó las traducciones de los libros del Mesías Prometido (as). Especialmente, mientras realizaba este trabajo de traducción, solía recitar el ‘Qasida’ [poema árabe del Mesías Prometido (as) en alabanza al Santo Profeta (sa)]. Cada vez que relataba incidentes de la vida del Santo Profeta (sa) sus ojos se llenaban de lágrimas”. Y añade: “A menudo me relataba incidentes de las pruebas, las dificultades y los sacrificios de otros áhmadis, y contaba sus propios experiencias a la hora de soportar las dificultades”.

Su hijo menor, Zafarullah Khan, dice: “Era una persona muy tolerante y valiente. Llevaba una vida de sencillez y se conformaba con lo que tenía”.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su Perdón y Misericordia, y eleve su rango espiritual!

El siguiente funeral es el de Sabiha Harun Sahiba, esposa del difunto sultán Harun Khan Sahib. Ha fallecido recientemente a la edad de 73 años:

¡En verdad a Dios pertenecemos y hacia Él será el retorno!

La familia de Sabiha Harun Sahiba se introdujo en el Ahmadíat a través de la aceptación de su padre, que hizo Baiat de la mano de Hazrat Musleh Maud (ra), a la edad de 18 años, tras hacer su propia investigación. Luego, su abuelo paterno aceptó el Ahmadíat después de su hijo. Dios Altísimo le concedió tres hijos y tres hijas. Uno de sus hijos es yerno del Cuarto Jalifa (rh).

Su hijo mayor, Sultan Muhammad Khan, escribe: “En realidad, el hijo mayor de mi madre falleció trágicamente a los dos años. En el funeral, el Tercer Califa (rh) dijo que Dios Altísimo le concedería un hijo en su lugar que sería hermoso y viviría una larga vida. También le dijo a su marido, Malik Sultan, que podía ver a su hijo convertido en un joven que le apoyaría en todo y siempre estaría a su lado”. Y sigue diciendo: “Yo, desde mi infancia hasta ahora, he tenido la suerte de pasar mucho tiempo con mi madre. Era extremadamente cariñosa y perdonaba los errores. Nunca habló a espaldas de nadie”.

Su hija, Mahmuda Sultana, cuenta: “Mi madre era piadosa y tenía un carácter tranquilo. Poseía muchas grandes cualidades. Ella amaba verdaderamente a la Yamat y tenía un gran amor y grado de obediencia al Jalifato, y aconsejaba lo mismo a los demás. Además, poseía una buena moral y se preocupaba por sus familiares. Su hospitalidad era muy conocida en su familia. Nunca hería los sentimientos de nadie y tenía una fuerte aversión hacia murmurar sobre otras personas a sus espaldas y siempre nos aconsejaba abstenernos de ello. Si alguna vez había una reunión en la que la gente hacia tal cosa, ella abandonaba esa reunión y su disgusto era visible en su expresión. Siempre fue muy indulgente. Ni siquiera rezó contra la persona que atacó mortalmente a mi padre y siempre decía que rezaba para que Dios le guiara. Tenía un lugar especial en su corazón para los enfermos que eran pobres y los ayudaba de manera muy discreta.

Su otra hija, Wayiha Sahiba, escribe: “Era tranquila por naturaleza y daba muchas limosnas de forma discreta y no le gustaba mencionar nada al respecto”.

¡Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia, y permita a sus hijos continuar con sus cualidades virtuosas!

Share via