La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 17 de NOVIEMBRE de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), habló lo siguiente:

Hacia el final del sermón del viernes anterior, mientras relataba incidentes históricos [que ocurrieron] en la vida del Santo Profeta Muhammad (sa), se mencionó el evento de la aceptación del Islam [por parte] de Furat bin Hayan.

[Pues bien], otros detalles con respecto a su aceptación del Islam son que inicialmente fue encarcelado y tomado como cautivo, cosa que se indicó en el sermón anterior. [Aparte], el día de la “Batalla de Badr” también fue herido, pero de alguna manera logró evadir el cautiverio. Sin embargo, [al final], ese día fue encarcelado por los musulmanes y tan pronto como Hazrat Abu Bakr (ra) lo vio, dijo: “¿No enmendarás tu conducta incluso ahora?”; y Furat respondió: “Si escapo de Muhammad (sa) esta vez, no seré capturado de nuevo”; y al oír esto, Hazrat Abu Bakr (ra) replicó: “Entonces acepta el Islam”.

Quería decir que si deseaba escapar, entonces solo había una manera y era que aceptara el Islam. Entretanto, al escuchar estas palabras de Hazrat Abu Bakr (sa), Furat bin Hayan salió al encuentro del Santo Profeta (sa) y al pasar junto a uno de sus amigos “Ansaris” [musulmanes nativos de Medina y mayores de 40 años], le informó: “Soy musulmán”. [Presto], el Compañero Ansari [ra] fue a ver al Profeta (sa) y le comunicó que había aceptado el Islam. [Ante esto], encomendando su asunto a Dios, el Mensajero de Al’lah (sa) manifestó: “Hay sin duda algunos hombres entre vosotros cuya fe la dejamos para ellos”; y eso quería decir que si afirmaba haber aceptado el Islam, entonces muy bien, pues ese tema era entre él y Dios; en consecuencia, tras este incidente, el Santo Profeta Muhammad (sa) lo liberó.

Entre estos detalles se menciona asimismo que la “Expedición de Hazrat Zaid bin Harizah (ra)” que fue enviada hacia Qiradah, en [el mes de] Yumada Al-Ajir”, [del año] 3 d.H.; y en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha registrado este mismo incidente de la siguiente manera:

“Una vez que los musulmanes se habían librado en cierta medida de los ataques de los Banu Sulaim y los Banu Ghatafan, se vieron obligados a salir de su tierra natal para acabar con otra amenaza. Hasta ahora, para sus emprendeduras comerciales en el norte, los qureish solían viajar a Siria por la ruta costera del Hiyaz. No obstante, ahora habían abandonado ese camino, porque las tribus de dicha región se habían convertido en aliadas de los musulmanes; por lo tanto, había menos posibilidades de que los qureish promulgaran la malicia. De hecho, en estas circunstancias, empezaron a considerar esta ruta costera como una amenaza para ellos mismos; [aunque] la amenaza de los musulmanes no era la única razón, [sino que], más bien, ya no podían llevar a cabo los planes que querían [realizar] contra los musulmanes y causarles daño, puesto que estas tribus habían firmado tratados con los musulmanes.

 

En cualquier caso, ahora habían abandonado esa senda y comenzado a viajar desde la ruta de Nayd, que conducía a Irak. Las tribus de Sulaim y Ghatafan, aliadas de los qureish y enemigas a muerte de los musulmanes, habitaban en las proximidades de esta región. A lo largo del itinerario anterior, estaban aquellos con quienes los musulmanes habían hecho tratados; y a través de la senda que los qureish habían adoptado, estaban aquellos con quienes los [propios] qureish habían hecho tratados. Del mismo modo, [a lo largo de ese camino] había tribus que eran enemigos mortales de los musulmanes: las tribus de Sulaim y Banu Ghatafan. Así, en el mes de ‘Yamadi Al-Ajir’, el Santo Profeta (sa) recibió información de que una caravana comercial de los qureish de La Meca iba a pasar por esa ruta del Nayd.

Es obvio que si el movimiento de caravanas pertenecientes a los qureish hacia y desde la región costera era una causa de amenaza para los musulmanes, su paso por la senda del Nayd lo era igualmente; mejor dicho, incluso más peligroso. La razón es que, a diferencia del itinerario costero, esta nueva ruta estaba habitada por aliados de los qureish, que al igual que estos, estaban sedientos de la sangre de los musulmanes. [Por eso], era muy fácil para los qureish unir fuerzas con ellos y lanzar por la noche un ataque repentino contra Medina, o realizar cualquier otro acto de maldad. Entonces, para debilitar a los qureish y presionarlos a fin de que se inclinaran a buscar la reconciliación, era necesario interceptar sus caravanas también en esta ruta. Por consiguiente, tan pronto como el Profeta (sa) recibió la noticia, envió un destacamento de sus Compañeros (ra) bajo el liderazgo de su esclavo liberado, Hazrat Zaid bin Harizah (ra). [Por otro lado], jefes como Abu Sufian bin Harb y Safwan bin Umayyah también acompañaban a esta caravana comercial de los qureish. [Al final], Hazrat Zaid (ra) cumplió con su deber con notable rapidez e inteligencia, y sometió a estos enemigos del Islam en un lugar conocido como Qiradah, situado en Nayd. [En definitiva], sorprendidos por este repentino ataque, la gente de los qureish huyó, dejando atrás los bienes y objetos de valor de la caravana; [y por su parte], Hazrat Zaid bin Harizah (ra) y sus compañeros regresaron a Medina con éxito y triunfantes, y con un gran y valioso botín.

Algunos historiadores han escrito que el guía de esta caravana de los qureish era un hombre llamado Furat, que fue hecho cautivo por los musulmanes y liberado cuando aceptó el Islam. Sin embargo, se desprende de otras narraciones que era [simplemente] un idólatra encargado de espiar a los musulmanes. De todas formas, más tarde, tras hacerse musulmán, emigró a Medina”.

Otro acontecimiento ocurrido más o menos en la misma época fue la ejecución de Kaab bin Ashraf.

Kaab bin Ashraf era uno de los jefes de Medina y fue incluido en el tratado firmado por el Mensajero de Dios (sa). No obstante, tras aceptar el acuerdo, intentó sembrar el desorden y el Santo Profeta Muhammad (sa) ordenó su sentencia de muerte.

Los detalles de este evento se han recogido en “Sahih Al-Bujari” como sigue:

Hazrat Yabir bin Abdul’lah (ra) narra que el Santo Profeta (sa) dijo: “¿Quién está dispuesto a encargarse de Kaab bin Al-Ashraf, que ha herido a Al’lah y a Su Mensajero?”. Entonces Muhammad bin Maslamah (ra) se levantó diciendo: “¡Oh Mensajero de Dios (sa)! ¿Quieres que lo mate?”. El Profeta (sa) contestó: “Sí”. Entonces Muhammad bin Maslamah (ra) se dirigió a Kaab y le explicó: “Ese hombre (refiriéndose al Santo Profeta Muhammad-sa-) nos exige [pagar] limosna y nos ha perturbado, y [por ello] he venido a pedirte algo prestado”. Ante esto, Kaab respondió: “¡Por Al’lah, os cansaréis de él!”; (o sea, se cansarían del Santo Profeta -sa- y lo abandonarían). [A continuación], Muhammad bin Maslamah (ra) contestó: “Ahora que le hemos seguido, no queremos dejarle a menos que y hasta que veamos cómo va a ser su final. Así pues, queremos que nos prestes una o dos cargas de camello llenas de comida”. [Entonces], Kaab replicó: “De acuerdo, pero debéis dejarme algo como garantía”; y Muhammad bin Maslamah (ra) y su compañero dijeron: “¿Qué quieres?”. Kaab contestó: “Dejadme a vuestras mujeres”; y respondieron: “¿Cómo podemos dejarte nuestras mujeres como garantía siendo tú el más guapo de entre los árabes?”. Kaab contestó: “Entonces dejadme a vuestros hijos”; y dijeron: “¿Cómo podemos dejarte a nuestros hijos? Más tarde serán abusados por la gente diciendo que fulano de tal ha sido dejado como garantía por la carga de comida de un camello. Eso nos llevará a ser deshonrados. Por eso, os dejaremos nuestras armas como garantía”; (aquí ‘armas’ se refiere a diversas armas para la guerra).

[Finalmente], prometieron que volverían a verle y así regresaron por la noche acompañados por el hermano adoptivo de Kaab, Abu Naila. [Presto], Kaab les invitó a entrar en su fortaleza y a continuación bajó a verles. [Mientras tanto], su esposa le preguntó: “¿Adónde vas a estas horas?”; y Kaab respondió: “Solo han venido Muhammad bin Maslamah y mi hermano [adoptivo], Abu Naila”. [Entonces], su esposa exclamó: “¡Oigo un ruido, como si goteara sangre!”; y Kaab exclamó: “Un hombre honorable debe responder a una llamada por la noche, aunque se le invite a ser atacado”.

[En definitiva], Muhammad bin Maslamah (ra) fue con dos hombres y les aclaró: “Cuando venga Kaab, cogeré su pelo y lo oleré, y cuando veáis que he agarrado su cabeza, entonces adelantaos y matadle”. [En fin], Kaab bajó hacia ellos envuelto en su capa, que olía a perfume, y Muhammad bin Maslamah (ra) declaró: “Nunca he olido un perfume mejor que éste”, (es decir, que el aroma era excelente); y Kaab replicó: “¡Tengo las mejores mujeres árabes, que son las que mejor se perfuman y las más hermosas!”. [Enseguida], Muhammad bin Maslamah (ra) le pidió: “¿Me permites oler tu cabeza?”; y Kaab contestó: “Sí”. [Por tanto], la olió e hizo que sus compañeros también la olieran, y luego le rogó [otra vez]: “¿Me permites [oler tu cabeza de nuevo]?”; y Kaab contestó: “Sí”. [Entonces], cuando Muhammad bin Maslamah (ra) lo tuvo bien agarrado, dijo a sus compañeros: “¡A por él!”. Presto, lo mataron y fueron a ver al Profeta (sa) y le informaron [de ello].

Otros detalles de cuando Kaab fue herido [de muerte] se recogen en el comentario de “Sahih Al-Bujari”, [llamado] “Sharh Umdat Al-Qari”, son que:

Cuando Muhammad bin Maslamah (ra) y sus camaradas atacaron a Kaab bin Ashraf y lo mataron, uno de ellos, Hazrat Hariz bin Auf (ra) fue golpeado por la punta de una de las espadas y, por lo tanto, herido; o sea, fue herido por la punta de la espada de uno de sus camaradas. [En consecuencia], sus compañeros lo levantaron y rápidamente llegaron a Medina, presentándose ante el Mensajero de Dios (sa), quien aplicó su saliva sobre la herida de Hazrat Hariz bin Auf (ra), tras lo cual no experimentó ninguna molestia.

La sentencia a muerte de Kaab en Ashraf ha sido mencionada en “La vida y carácter del Sello de los Profetas (sa)” como sigue -y haré alusión a la misma brevemente aquí:

“La ‘Batalla de Badr’ puso de manifiesto la profunda enemistad de los judíos de Medina, e incluso el exilio de los Banu Qainuqa fue incapaz de influir a los otros judíos hacia la reconciliación, y continuaron creciendo en su malicia y disturbios. [En sí], el incidente de la ejecución de Kaab bin Ashraf fue también un eslabón de esta cadena. [Pues bien], aunque Kaab era judío de religión, en realidad no era judío por ascendencia, sino árabe. Su padre, Ashraf, era un hombre muy inteligente y astuto de los Banu Nibhan, que vino a Medina y desarrolló relaciones con los Banu Nadir, y se convirtió en su confederado. Al final, logró ganar tal poder e influencia que Abu Rafi bin Abil-Haqiq, jefe principal de los Banu Nadir, le dio a su hija en matrimonio; y fue esta misma hija quien dio a luz a Kaab, que creció hasta alcanzar un estatus aún mayor que el de su padre; y esto fue hasta tal punto que, finalmente, asumió tal capacidad que todos los judíos de Arabia comenzaron a aceptarlo como su jefe. Aparte de ser un hombre atractivo y bien formado, Kaab era además un poeta elocuente y un hombre muy rico; [quien], mediante gastos generosos, siempre mantenía a los académicos y otras personalidades influyentes de su nación bajo su propio control.

Sin embargo, desde una perspectiva moral, era un hombre de conducta extremadamente mala y un maestro en el arte de [hacer] planes y conspiraciones secretas. (No había malas costumbres que él no poseyera). Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) emigró a Medina, junto con los demás judíos, Kaab bin Ashraf también participó en el tratado que el Santo Profeta (sa) redactó con los judíos con respecto a la amistad mutua, la paz y la seguridad, y la defensa colectiva. ([De todas formas, parece que] participó en este juramento de cara a la galería). Sin embargo, en lo más profundo de su ser, el fuego de la malicia y la enemistad comenzó a arder en el corazón de Kaab y empezó a oponerse al Islam y a su Fundador [sa] a través de planes secretos y conspiraciones.

En este sentido, está registrado que cada año Kaab daba una gran suma [de dinero en forma] de caridad a los eruditos y líderes religiosos judíos. No obstante, después de la emigración del Profeta (sa), cuando estas personas vinieron a cobrar sus asignaciones anuales, durante el curso de la discusión, él comenzó a mencionar al Mensajero de Al’lah (sa) y les preguntó su opinión sobre el Santo Profeta Muhammad (sa) a la luz de las escrituras religiosas. Ellos contestaron que aparentemente parecía como si él fuese el mismo Profeta que había sido prometido (en la Torá). Kaab se disgustó mucho con esta respuesta y los despidió refiriéndose a ellos como ‘inmensamente aburridos’ y no les dio su [dinero de] caridad habitual. [Por tanto], cuando los eruditos judíos perdieron su sustento, tras algún tiempo, regresaron a Kaab y dijeron que habían malinterpretado las señales y que pensaron [sobre ello] nuevamente, por lo que descubrieron que, en realidad, Muhammad [sa] no era el Profeta que les había sido prometido. Esta respuesta estaba en línea con el pensamiento de Kaab y, satisfecho con su contestación, restableció su estipendio anual. En cualquier caso, se trataba simplemente de una oposición religiosa, que, a pesar de que se expresaba de manera desagradable, no podía ser en absoluto objetable, y tampoco se podía criticar a Kaab simplemente por este motivo. Sin embargo, tras esto, la oposición de Kaab tomó una forma más peligrosa y, al final, después de la ‘Batalla de Badr’, comenzó a desplegar tal conducta, que era extremadamente maliciosa y sediciosa, y creó circunstancias muy peligrosas para los musulmanes en Medina.

En realidad, antes de la ‘Batalla de Badr’, Kaab pensó que este celo religioso era temporal y, gradualmente, todas estas personas se dispersarían por su cuenta y volverían a su religión ancestral. No obstante, en el día de Badr, cuando los musulmanes obtuvieron una victoria extraordinaria y la mayoría de los jefes de los qureish fueron matados, comprendió que esta nueva religión no desaparecería por sí sola. Por consiguiente, tras Badr decidió hacer todo lo posible para abolir y destruir completamente el Islam; y la primera expresión de su profundo rencor y celos fue cuando la noticia de la victoria de Badr llegó a Medina. Al escuchar la misma, al principio Kaab dijo, (mientras lo anunciaba abiertamente) que esta noticia parecía ser falsa, porque era imposible para Muhammad (sa) que triunfara sobre un ejército tan grande [como el] de los qureish; y para que tan renombrados los jefes de La Meca fueran reducidos a la nada; [y que] si esa noticia era cierta, entonces la muerte era mejor que esta vida.

 

[De todas maneras], cuando se confirmó esta noticia y Kaab tuvo por seguro que la victoria en Badr había otorgado al Islam una fuerza que estaba más allá de sus sueños más impensables, se sintió abrumado por la ira y la rabia. Inmediatamente se preparó para viajar y se dirigió a La Meca; y al llegar allí, mediante el poder de su discurso persuasivo y su lengua poética, encendió el fuego que yacía latente en los corazones de los qureish, (o sea, los incitó aún más) y creó en sus corazones una sed insaciable de sangre musulmana, llenándolos de sentimientos de venganza y enemistad. Entonces, cuando sus emociones se habían encendido inmensamente como resultado de su incitación, Kaab los llevó a las premisas de la ‘Kaabah’ y, entregándoles las telas [que colgaban] de la misma, les hizo jurar que no descansarían hasta que el Islam y su fundador hubieran sido borrados de la faz de la Tierra; y después de crear dicha atmósfera de fuego en La Meca, esta persona malvada se dirigió a las otras tribus de Arabia y, viajando de tribu en tribu, incitó a la gente contra los musulmanes.

Luego, regresó a Medina y mientras componía [algunos] ‘tashbib’ [pareados], aludió a las mujeres musulmanas de una manera muy sucia y obscena en sus provocativos poemas. Al hacerlo, ni siquiera escatimó [en incluir] a las mujeres de la casa del Santo Profeta (sa) en sus versos vulgares, e hizo que los mismos fueran ampliamente publicitados en todo el país. Al final, tramó una conspiración para asesinar al Profeta (sa), [ya que] bajo la estratagema de un festín, invitó al Mensajero de Dios (sa) a su residencia; y con unos pocos jóvenes judíos planeó asesinar al Santo Profeta Muhammad (sa). Sin embargo, por la gracia de Al’lah, se recibió información por anticipado y este plan suyo no tuvo éxito.

Así, cuando la situación se intensificó hasta un punto álgido y se establecieron [claramente] cargos de infracción de tratado, rebelión, incitación a la guerra, sedición, uso de lenguaje soez y conspiración para asesinar al Santo Profeta (sa), entonces, a la luz del acuerdo que se había acordado entre los habitantes de Medina a su llegada, el Profeta (sa) era el jefe ejecutivo y comandante en jefe del Estado democrático de Medina, emitió el veredicto de que Kaab bin Ashraf era merecedor de ser ejecutado por sus acciones. Por lo tanto, el Mensajero (sa) ordenó a algunos de sus Compañeros (ra) que lo ejecutaran. De todas formas, debido a la sedición de Kaab, dado que la atmósfera en Medina en ese momento era tal que, si se hubiera hecho un anuncio formal antes de su ejecución, existía la posibilidad de que hubiera estallado una guerra civil en Medina, y ni que decir cabe cuánta masacre y carnicería se habría producido como resultado. [En este sentido], el Santo Profeta Muhammad (sa) estaba dispuesto a ofrecer cualquier sacrificio posible y razonable para prevenir la violencia entre tribus y el derramamiento de sangre (para que musulmanes y judíos no emprendieran guerras, causándose daño o matándose unos a otros).

En consecuencia, ordenó que Kaab no debería ser ejecutado públicamente; más bien, unas pocas personas deberían encontrar sigilosamente una oportunidad y ponerle fin. [Finalmente], el Santo Profeta (sa) asignó este deber a un fiel Compañero llamado Muhammad bin Maslamah (ra), y enfatizó que cualquier estrategia que se ideara, debería ser ejecutado con el consejo de Hazrat Saad bin Muaz (ra), quien era el jefe de la tribu Aus. [Ante esto], Muhammad bin Maslamah (ra) afirmó: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! A fin de matarlo de forma sigilosa, tendremos que decir algo’; lo que significaba que se necesitaría alguna excusa, etc., mediante la cual Kaab podría ser sacado de su residencia y ejecutado en un lugar seguro, [porque] teniendo en cuenta las graves consecuencias que podrían haber surgido si se hubiera descartado una operación encubierta, el Profeta (sa) dijo: ‘¡Entonces, muy bien, [hacedlo así]!’.

 

Entretanto, con el consejo de Hazrat Saad bin Muaz (ra), Muhammad bin Maslamah (ra) llevó a Abu Naila (ra) y a dos o tres Compañeros (ra) más y llegó a la residencia de Kaab; lo llamaron para que saliera de su vivienda y le dijeron: ‘Nuestro jefe (es decir, Muhammad -sa-) exige caridad de nosotros, cuando nos encontramos en circunstancias difíciles. ¿Serías tan amable de darnos un préstamo?”. Al oír esto, Kaab saltó de alegría y dijo: ‘¡Por Dios, eso no es nada! No está lejano el día en que os volveréis en su contra y lo abandonaréis’; y Muhammad bin Maslamah (ra) contestó: ‘En cualquier caso, ya hemos aceptado a Muhammad (sa) y ahora estamos esperando ver el resultado final de lo que está pasando. Entonces, ¿nos dices si nos darás un préstamo o no?’. ‘¡Por supuesto!’, contestó Kaab; [y añadió]: ‘Pero se os requerirá que depositéis alguna garantía’. Inicialmente solicitó sus mujeres, luego sus hijos, -como acabo de mencionar en la narración de Sahih al-Bujari-; y finalmente se contentó de llegar a un acuerdo con sus armas como garantía.

Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros partieron con la promesa de regresar por la noche y, al caer la noche, este grupo llegó a la residencia de Kaab con sus armas; y cuando sacaron a Kaab de su casa, lo llevaron a un lado durante el curso de las discusiones; y después de algún tiempo de estar caminando, lo agarraron [y]…los Compañeros (ra), que ya estaban preparados y armados, enseguida empuñaron sus espadas y de un golpe Kaab fue matado, y cayó al suelo. Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros partieron de allí y rápidamente se presentaron ante el Santo Profeta Muhammad (sa) y le transmitieron la noticia de su ejecución.

[Posteriormente], cuando se supo la noticia de la ejecución de Kaab, un temblor recorrió la ciudad, y la gente judía estaba profundamente enfurecida. Al día siguiente, por la mañana, una delegación de judíos se presentaron ante el Santo Profeta (sa) y se quejaron de que su líder Kaab bin Ashraf había sido asesinado de tal o cual manera. El Profeta (sa) escuchó sus comentarios y expuso: ‘¿Estáis también al tanto de los crímenes de los que Kaab es culpable?’. Luego, el Mensajero de Al’lah (sa) les recordó brevemente todos las malvadas acciones de las que Kaab era culpable, o sea: infracción de tratados, incitación a la guerra, sedición, uso de lenguaje soez y conspiración para asesinar, etc. Ante esto, la gente se volvió temerosa y no dijo una palabra. Tras esto, el Santo Profeta Muhammad (sa) manifestó: ‘Al menos de ahora en adelante harías bien en vivir en paz y armonía, y no sembrar la semilla de la enemistad, la violencia y el desorden’. Por ello, con el beneplácito de los judíos, se redactó un nuevo tratado y estos prometieron una vez más vivir con los musulmanes en paz y armonía, y abstenerse de seguir un curso de violencia y desorden; y el mismo fue confiado a Hazrat Ali (ra). Además, en ninguna parte de la historia se registra que tras esto los judíos mencionaran la ejecución de Kaab bin Ashraf y acusaran a los musulmanes, porque en sus corazones sabían que Kaab había recibido el castigo que le correspondía.

Por tanto, Kaab fue castigado según la ley y la costumbre de esa época, y el silencio de los judíos da testimonio de que aceptaron este castigo y trato. [De todos modos], algunos historiadores plantearon más tarde acusaciones de que el Santo Profeta (sa) ordenó un asesinato ilegal y que era incorrecto; [aunque] ha de quedar claro que esta no fue una ejecución ilegal, [pues] cabe recordar que Kaab bin Ashraf había firmado un acuerdo formal de paz y seguridad con el Profeta (sa); y conspirar contra los musulmanes estaba fuera de discusión, especialmente cuando había aceptado apoyar a los musulmanes contra todos los enemigos extranjeros y mantener relaciones amistosas con los [propios] musulmanes. [Es más], en virtud de este tratado, también había aceptado que el Mensajero (sa) sería el director ejecutivo del Estado democrático que se había establecido en Medina, y que el veredicto del Santo Profeta Muhammad (sa) sería legalmente vinculante en todas las disputas, etc.”

 

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) sigue diciendo:

“Por consiguiente, la evidencia histórica demuestra que bajo este mismo tratado, el pueblo judío presentaba sus casos ante el Santo Profeta (sa) y él administraba veredictos para ellos… En estas circunstancias, ignorando todos sus tratados y acuerdos, Kaab cometió traición contra los musulmanes; de hecho, contra el propio gobierno de la época. (No fue solo el caso de que traicionara a los musulmanes, sino que [también] se rebeló contra el gobierno, porque el Profeta (sa) era el líder de Medina). [Asimismo], plantó la semilla de la violencia y el desorden en Medina, intentó encender un fuego de guerra dentro del país, incitó peligrosamente a las tribus de Arabia contra los musulmanes… y conspiró para asesinar al Mensajero de Al’lah (sa). Además, todo esto se hizo en tal periodo en que los musulmanes ya estaban rodeados de dificultades procedentes de todas las direcciones posibles; ([es decir], creó circunstancias extremadamente difíciles para ellos)… En estas condiciones, ¿acaso los crímenes de Kaab no justificaban alguna forma de castigo? Así pues, se tomaron tales medidas…”

Incluso hoy en día, en países conocidos como “civilizados”, cuando un criminal es culpable de los delitos de rebelión, infracción de tratado, incitación a la guerra e intento de asesinato, ¿a esa persona no se le aplica la pena de muerte? Entonces, ¿cómo puede ser esto objetable? (De hecho, lo que está sucediendo hoy en día en Palestina e Israel es a una escala mucho mayor y es injustificado en muchos sentidos.)

[Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) continúa]:

“La segunda cuestión se refiere al método de la ejecución (y por qué fue asesinado en secreto durante la noche). Con respecto a este tema, cabe recordar que en aquella época no existía un poder gobernante formal en Arabia. De hecho, se elegía un líder, pero no existía solo su veredicto, sino que cada individuo y cada tribu era libre e independiente para tomar decisiones, ([aunque] si había que tomar decisiones colectivas, eran decididas por el Santo Profeta Muhammad (sa); pero si se tenían que tomar decisiones por separado, las tribus podrían hacerlo ellas mismas). En estas circunstancias, ¿a qué tribunal de justicia se podía apelar donde pudiera presentarse un caso contra Kaab y solicitar una sentencia formal para su ejecución? ¿Debería haberse presentado una denuncia ante los judíos, de los cuales él era líder, y que ya habían cometido traición contra los musulmanes y creaban desorden cada dos días? Por lo tanto, estaba fuera de lugar que este tema se planteara ante los judíos.

​[Por otra parte], ¿se debería haber pedido justicia a las tribus de Sulaim y Ghatafan, que habían planeado tres o cuatro veces lanzar un ataque repentino contra Medina por la noche solo en los últimos meses? (Asimismo eran sus tribus, por lo que estaba claro que no se podía exigir justicia de ellas). [Así], reflexionad sobre el estado de Arabia en ese momento y luego contemplad que si una persona era culpable de provocación, incitación a la guerra, comportamiento malvado e intento de asesinato, y debido a esto, su permanencia con vida se consideraba una amenaza para su propia seguridad y la seguridad del país, ¿qué otra alternativa tenían los musulmanes excepto ejecutar a tal persona? Es mucho más apropiado que un hombre malvado y violento sea ejecutado, en lugar de poner en peligro las vidas de muchos ciudadanos respetuosos de la paz y que la paz del país se vea arruinada.

​(Aparte, Dios Altísimo afirma que ‘el desorden es peor que matar’. En cualquier caso, a la luz de este tratado que tuvo lugar entre judíos y musulmanes tras la emigración), el Santo Profeta (sa) no era un ciudadano común y corriente. Por el contrario, ahora se había convertido en el jefe ejecutivo del Estado democrático establecido en Medina; [y, por tanto], al Profeta (sa) se le había dado la autoridad para emitir cualquier veredicto que considerara apropiado con respecto a todas las disputas y asuntos políticos. En consecuencia, en aras de la paz interna, si el Mensajero de Al’lah (sa) declaró que Kaab era digno de ser ejecutado debido a su comportamiento malvado, ¿qué derecho tiene alguien a oponerse a este veredicto del Santo Profeta Muhammad (sa) y plantear una acusación contra el Islam después de 1300 años (como lo hacen los orientalistas), porque incluso los judíos guardaron silencio sin plantear una sola objeción?”.

Durante este periodo, también tuvo lugar el segundo matrimonio de Hazrat Hafsah bint Umar (ra).

Hazrat Hafsah (ra) era hija de Hazrat Umar (ra) y los detalles de su matrimonio con el Santo Profeta (sa) son los siguientes:

El marido de Hazrat Hafsah (ra) luchó en la “Batalla de Badr” y, mientras regresaba de la misma, cayó enfermo y falleció. Participó en la lucha, aunque murió durante su regreso de la batalla tras enfermar. Posteriormente, el Profeta (sa) se casó con Hazrat Hafsah (ra).

Los datos que rodean este evento están registrados en “Sahih Al-Bujari” de la siguiente manera, [por la que] Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) narra:

“Hazrat Hafsah bint Umar (ra) quedó viuda de Hazrat Hunais bin Huzafah Al-Sahmi (ra), un Compañero del Mensajero de Dios (sa) que luchó en la ‘Batalla de Badr’.”

(Y comenta Hazrat Umar -ra-, según la misma narración):

“Cuando falleció en Medina, me reuní con Hazrat Uzman [ra] y le mencioné que, si él lo deseaba, casaría a Hafsah bint Umar con él’; y Hazrat Uzman (ra) respondió: ‘Lo pensaré’.”

[Luego], Hazrat Umar (ra) nos informa que:

“Esperé durante muchos días; y tras cierto tiempo, Hazrat Uzman (ra) dijo: ‘No creo que sea apropiado para mí casarme en este momento’.”

Hazrat Umar (ra) continúa:

“Luego me reuní con Hazrat Abu Bakr [ra] y le dije que, si lo deseaba, casaría a Hafsah bint Umar [ra] con él. Hazrat Abu Bakr [ra] guardó silencio y no me respondió”. [En este caso], Hazrat Umar (ra) dice que sintió aún más fuertemente este rechazo que el de Hazrat Uzman (ra)”.

[Finalmente], Hazrat Umar (ra) afirma:

“Esperé unos días más. Entonces, el Santo Profeta Muhammad (sa) envió una propuesta para casarse con Hazrat Hafsah [ra] y yo se la entregué en matrimonio”.

Este hecho ha sido registrado [por Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra)] en “La vida y carácter del Sello de los Profetas (sa)” del siguiente modo:

“Hazrat Umar (ra) tenía una hija llamada Hafsah (ra), quien estaba casada con un fiel Compañero, Junais bin Huzafah (ra), que había participado en la ‘Batalla de Badr’. Tras Badr, al regresar a Medina, Junais (ra) enfermó y no pudo recuperarse de su enfermedad. Poco tiempo después de su fallecimiento, Hazrat Umar (ra) comenzó a sentir preocupación por casar nuevamente a Hafsah (ra). En ese momento, Hafsah (ra) tenía más de veinte años; y debido a su sencillez de naturaleza, Hazrat Umar (ra) mismo fue hacia Hazrat Uzman bin Affan (ra) y le mencionó que su hija Hafsah (ra) ahora era viuda y que, si estaba interesado, podía casarse con ella. No obstante, Hazrat Uzman (ra) evitó el tema. Después de esto, Hazrat Umar (ra) se lo mencionó a Hazrat Abu Bakr (ra), aunque él también permaneció en silencio y no respondió. Ante esto, Hazrat Umar (ra) se entristeció profundamente y, en ese mismo estado de consternación, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le contó el relato completo, y el Profeta (sa) replicó: ‘¡Oh Umar! No te preocupes en absoluto, [porque] si Dios así lo quiere, Hafsah encontrará un marido mejor que Uzman y Abu Bakr; y Uzman recibirá una esposa mejor que Hafsah’.

El Mensajero de Al’lah (sa) expresó esto porque ya tenía la intención de casarse con Hafsah (ra) y dar su propia hija Umm Kulzum (ra) a Hazrat Uzman (ra) en matrimonio. [Al mismo tiempo], tanto Hazrat Uzman (ra) como Hazrat Abu Bakr (ra) eran conscientes de esto y es por eso que rechazaron la propuesta de Hazrat Umar (ra). Poco después, el Santo Profeta Muhammad (sa) casó a su hija Umm Kulzum (ra) con Hazrat Uzman (ra) y, tras ello, el Santo Profeta (sa) envió él mismo una propuesta a Hazrat Umar (ra) para Hafsah (ra). ¿Qué más podría haber pedido Hazrat Umar (ra)? [Presto], aceptó muy felizmente esta propuesta y Hazrat Hafsah (ra) se casó con el Mensajero de Dios (sa) en [el mes de] ‘Shaban’ 3 d.H., y se convirtió en parte de su familia.

Una vez este matrimonio tuvo lugar, Hazrat Abu Bakr (ra) le comunicó a Hazrat Umar (ra): ‘Quizá tu corazón se ha entristecido por mi culpa. El hecho es que yo ya conocía la intención del Profeta (sa), pero no podía revelar su secreto sin permiso. Por supuesto, si el Mensajero (sa) no hubiera tenido esa intención, con mucho gusto me habría casado con Hafsah’.

[Lo cierto es que] una sabiduría especial para casarse con Hafsah (ra) fue que era hija de Hazrat Umar (ra), de quien se podía decir que era considerado el Compañero más eminente tras Hazrat Abu Bakr (ra), y era de los amigos más íntimos del Santo Profeta Muhammad (sa). Por lo tanto, con el fin de fortalecer aún más las relaciones mutuas y para compensar el dolor de Hazrat Umar (ra) y Hafsah (ra) que habían sufrido por la prematura muerte de Hazrat Junais bin Huzafah (ra), el Santo Profeta (sa) consideró apropiado casarse él mismo con Hazrat Hafsah (ra).

Otro [punto] de sabiduría general que se tuvo en cuenta fue que si el Profeta (sa) tenía un mayor número de esposas, las tareas de predicación y propagación, así como de educación y formación, podrían llevarse a cabo a una escala mucho más amplia con mayor facilidad, y de una manera más excelente, entre las mujeres -que constituyen la mitad, si no más de la mitad de la población mundial en algunos aspectos…”

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) prosigue:

“En el momento de su matrimonio, Hazrat Hafsah (ra) tenía aproximadamente veintiún años de edad. Después de Hazrat Aisha (ra), como hija de una persona que era la más eminente de entre los Compañeros (ra), tenía un rango especial entre las nobles esposas del Mensajero de Al’lah (sa). También mantenía una estrecha relación con Hazrat Aisha (ra) y, excepto por algún que otro desacuerdo, que no es nada fuera de lo común en este tipo de relaciones, ambas vivían juntas con mucho cariño.

[Por otro lado], Hazrat Hafsah (ra) sabía leer y escribir. Así pues, hay una narración en los Hadices que dice que aprendió a escribir de una compañera llamada Shifa bint Abdul’lah (ra). [Al final], falleció en el año 45 d.H., cuando tenía más o menos sesenta y tres años”.

Asimismo, durante este período nació Hazrat Imam Hasan (ra).

Hazrat Imam Hasan bin Ali bin Abu Talib (ra), nació en el año 3 d.H., en medio del Ramadán. Algunos afirman que lo hizo en [el mes de] “Shaban” del 3 d.H.; [aunque] otros dicen que nació un año después de la “Batalla de Uhud”, mientras que otros afirman que lo hizo dos años después [de la misma. En este caso], Alama Ibn Hayar Asqalani, que escribió un comentario de “Sahih Al-Bujari”, defiende que la primera opinión es más correcta y fiable. [Pues bien], Hazrat Ali (ra) lo llamó Harb; sin embargo, el Santo Profeta Muhammad (sa) cambió su nombre por Hasan; y pasados siete días de su nacimiento, el Mensajero (sa) celebró su ‘aqiqah’ [un ritual que se lleva a cabo el séptimo día tras el nacimiento], le afeitó la cabeza y ordenó que se diera como limosna una cantidad de plata equivalente al peso de su cabello.

[En este contexto], Umm Fadl (ra) dijo una vez:

“¡Oh Mensajero de Dios (sa)! He visto en un sueño como si uno de tus miembros estuviera presente en mi casa (o en mi habitación)”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Has visto un buen sueño. Fátima dará a luz a un niño. Ella lo cuidará y nutrirá al mismo tiempo que a Quzam”. Umm Fadl era la esposa de Hazrat Abbas (ra), el tío paterno del Profeta (sa), y Quzam era su hijo. Posteriormente, nació Hazrat Imam Hasan (ra) y Umm Fadl lo amamantó junto a Quzam.

[Por otro lado], una vez le pidieron a Hazrat Hasan bin Ali (ra) que compartiera cualquier memoria que tuviera del Santo Profeta Muhammad (sa) y relató:

“Recuerdo una cosa del Santo Profeta (sa), [y es] que una vez cogí un dátil de los recolectados como limosna y me lo llevé a la boca. El Mensajero de Al’lah (sa) lo tomó de mi boca, a pesar de que estaba cubierto con mi saliva, y lo puso de nuevo con los dátiles que se distribuían como caridad. [Entonces], alguien dijo: ‘¡Oh Profeta de Dios, ¿qué importa un solo dátil?’. El Santo Profeta Muhammad (sa) contestó: ‘La limosna y la caridad son ilícitas para nosotros (o sea, la familia del Santo Profeta -sa-)’.”

[Por su parte], Hazrat Anas bin Malik (ra) relata:

“Nadie se parecía más al Profeta (sa) que Hazrat Hasan”.

Hazrat Ibn Abbas prosigue:

“Una vez, Hazrat Hasan [ra] estaba sentado sobre los hombros del Mensajero de Dios (sa) y, ante esto, alguien dijo: ‘¡Oh joven! Estás subido a una excelente montura’; y el Santo Profeta (sa) comentó: ‘Incluso el jinete es excelente’. Quería mucho a su nieto”.

[También] Hazrat Baraa (ra) relata:

“Vi al Santo Profeta (sa) mientras Hasan bin Ali [ra] estaba sentado sobre sus hombros y el Santo Profeta (sa) decía continuamente: ‘¡Oh Al’lah, este es mi amigo; así que Tú también deberías hacerte amigo suyo’.”

En algunas narraciones se dice que el Imam Hasan (ra) murió a consecuencia de ser envenenado.

[De todas formas], al mencionar el nacimiento de Hazrat Imam Hasan (ra), Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) escribe:

“En los acontecimientos del año 2 d.H., se mencionó el matrimonio de Hazrat Ali (ra) y Hazrat Fátima (ra). En Ramadán del año 3 d.H., es decir, unos diez meses después de su matrimonio, fueron bendecidos con un niño y el Santo Profeta Muhammad (sa) lo llamó Hasan (ra). Este es el mismo Hasan (ra) que recibió el apelativo de ‘Imam Hasan’ entre los musulmanes, (que la Misericordia de Al’lah sea con él). En su aspecto físico, Hasan (ra) se parecía muchísimo al Santo Profeta (sa); y al igual que el Profeta (sa) amaba cariñosamente a su hija Hazrat Fátima (ra), asimismo sentía un amor especial por sus hijos; y algunas veces el Mensajero (sa) decía: ‘¡Oh Al’lah! Yo amo a estos niños. Ámalos Tú también y ama a quienes los aman’.

Muchas veces, sucedía que el Santo Profeta Muhammad (sa) estaba ocupado en la ‘salat’ [la oración] y Hassan (ra) se subía encima suyo, y cuando el Santo Profeta (sa) estaba en [la postura de] ‘ruku’, Hasan (ra) se abría paso y se deslizaba entre sus piernas. A veces, cuando los Compañeros (ra) se lo impedían, el  Profeta (sa) detenía a los Compañeros (ra) diciendo: ‘Dejadle’. En realidad, como el que se agarrara al Mensajero de Dios (sa) no conseguía desviar su atención [de la oración], el Santo Profeta Muhammad (sa) no deseaba convertirse en un obstáculo en la expresión infantil de su inocente amor. [En este sentido], en una ocasión, con respecto al Imam Hasan (ra), el Santo Profeta (sa) declaró: ‘Este hijo mío es un Sayyed (o sea, un jefe) y llegará un momento en que, a través de él, Dios reconciliará a dos partes entre los musulmanes’. Más tarde y a su debido momento, esta profecía se cumplió”.

[Por su parte], el Mesías Prometido (as) afirma:

“En mi opinión, Hazrat Hasan (ra) realizó una acción admirable al separarse del Jalifato, [puesto que] ya se habían perdido miles de vidas y no deseaba que se derramara más sangre. Por tanto, permitió que Muawiyah tomara el poder (en otras palabras, hizo un pacto con él); aunque debido a que esta acción de Hazrat Hasan (ra) impacta a los chiitas, estos no están completamente complacidos con él. Nosotros, no obstante, alabamos a ambos (es decir, a Hasan [ra] y a Hussein [ra]).

La verdad es que cada individuo exhibe fortalezas únicas. Hazrat Imam Hasan (ra) no deseaba que hubiera más derramamiento de sangre entre los musulmanes debido a la guerra civil. Tenía en mente el establecimiento de la paz, mientras que Hazrat Imam Hussein (ra) estaba en contra de jurar lealtad a alguien que era un pecador y un transgresor, ya que esto permitiría que la corrupción entrara en la fe. Ambos [Hasan (ra) y Hussein (ra)] tenían intenciones puras, [los actos se juzgan por sus intenciones]”.

Este fue el incidente de estos [nobles] jóvenes.

[Recordatorio de oraciones por los palestinos]:

He estado recordando a todo el mundo que rece por el pueblo de Palestina y deseo volver a hacer lo mismo hoy. Todo el mundo debe seguir rezando. Ahora, las crueldades están sobrepasando todos los límites, [ya que] en nombre de luchar contra Hamás están siendo matados niños, mujeres, ancianos y enfermos inocentes. [Además], este supuesto mundo civilizado ha abandonado todas las reglas y principios de la guerra.

¡[Asimismo], que Dios Altísimo conceda sabiduría a los países musulmanes!

Hace aproximadamente 72 ó 73 años, Hazrat Musleh Maud, [Jalifatul Masih II (ra)], advirtió que los musulmanes debían unirse; [y que] deben decidir si desean morir uno a uno e individualmente (si no logran unirse), o si desean mantener su existencia como una sola entidad. ¡Ojalá esta gente entendiera esto hoy y se uniera!

Ahora, la situación es tal que alguien me ha dicho que a las personas que van a realizar la “Umrah” [visita a los lugares sagrados de La Meca] se les está diciendo que una vez allí no pueden mencionar nada relativo al conflicto de Israel y Palestina. Estas son las instrucciones que da el gobierno cuando expide los visados. Si esto es cierto, entonces es una expresión de gran cobardía por parte de ese gobierno musulmán. En cualquier caso, uno debe cumplir con los debidos derechos para realizar la “Umrah”; y mientras se lleva a cabo la misma, no se puede participar en este tipo de conversaciones, aunque sí que ciertamente se debe rezar por los palestinos que están siendo oprimidos.

¡Que todos los que viajen [para visitar los lugares sagrados] se acuerden de rezar por ellos!

Estos días, las naciones musulmanas alzan alguna voz, pero es una voz muy débil; [porque] a pesar de que algunos han alzado su voz, los no-musulmanes y sus políticos y gobiernos han alzado voces más fuertes.

¡Que Dios  Altísimo infunda valor y sabiduría entre los musulmanes!

El secretario general de la ONU [Antonio Guterres] ha hablado muy bien y lo ha hecho especialmente durante las circunstancias actuales, aunque parece como si no se diera importancia a su voz. [Al mismo tiempo], da la impresión que cuando esta guerra termine, o si se intensifica y se convierte en una guerra mundial, entonces ni siquiera la ONU permanecerá.

¡Que Al’lah conceda sabiduría al mundo, [ya que] parece que el mundo está yendo a su destrucción!

¡Que Dios Altísimo conceda sabiduría a los que queden después de esta destrucción y les permita volverse hacia Dios!

En cualquier caso, debemos rezar mucho a este respecto.

Rezad para que Al’lah tenga misericordia del mundo.

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta`awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que en el sermón anterior, mientras se mencionaba la vida del Santo Profeta (sa), también se mencionó la aceptación del Islam por parte de Furat bin Hayan.

La aceptación del Islam por Furat bin Hayan

Su Santidad (aba) dijo que fue capturado entre los prisioneros. De hecho había sido capturado incluso durante la Batalla de Badr sin embargo logró escapar. Esta vez, al ser capturado, Hazrat Abu Bakr (ra) le preguntó si había aprendido esta vez. Furat respondió diciendo que si escapaba esta vez, no volvería a ser capturado. Hazrat Abu Bakr (ra) le aconsejó que si quería escapar, la única manera era aceptar el Islam. Así pues, se dirigió al Santo Profeta (sa) y le expresó su aceptación del Islam. El Santo Profeta (sa) dejó el asunto en manos de Dios y lo liberó.

Expedición de Hazrat Zaid bin Harithah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que también hubo una expedición de Hazrat Zaid bin Harithah (ra) a Qaradah hacia el final de Yamadi al-Akhirah 3 DH. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

Después de que los musulmanes se libraran en cierta medida de los ataques de los Banu Sulaim y los Banu Ghatafan, se vieron obligados a salir de su tierra natal para acabar con otra amenaza. Hasta ahora, para sus aventuras comerciales en el norte, los Quraish solían viajar a Siria desde la ruta costera del Hiyaz. Sin embargo, ahora habían abandonado esta ruta porque, como ya se ha mencionado, las tribus de esta región se habían convertido en aliadas de los musulmanes; por lo tanto, había menos posibilidades de que los Quraish provocaran travesuras. De hecho, en estas circunstancias, empezaron a considerar esta ruta costera como una amenaza para ellos. En cualquier caso, ya habían abandonado esta ruta y comenzaron a viajar por la ruta de Nayd, que conducía a Irak. Las tribus de Sulaim y Ghatafan, aliadas de los Quraish y enemigas a muerte de los musulmanes, habitaban en las proximidades de esta región. Por ello, en el mes de Yamadi al-Akhir, el Santo Profeta (sa) recibió información de que una caravana comercial de los Quraish de La Meca iba a pasar por esta ruta del Nayd. Es obvio que si el movimiento de caravanas pertenecientes a los Quraish hacia y desde la región costera era una causa de amenaza para los musulmanes, su paso por la ruta de Nayd era igualmente, mejor dicho, incluso más peligroso. La razón era que, a diferencia de la ruta costera, esta nueva ruta estaba habitada por aliados de los Quraish, que al igual que ellos, estaban sedientos de la sangre de los musulmanes. Era muy fácil para los Quraish unir fuerzas con ellos y lanzar un ataque repentino contra Medina por la noche, o realizar cualquier otro acto de maldad. Entonces, para debilitar a los Quraish y presionarlos para que se inclinaran a buscar la reconciliación, era necesario interceptar sus caravanas también en esta ruta. Por lo tanto, tan pronto como el Santo Profeta (sa) recibió la noticia, envió un destacamento de sus Compañeros bajo el liderazgo de su esclavo liberado, Zaid bin Harithah (ra).

Jefes como Abu Sufyan bin Harb y Safwan bin Umayyah también acompañaron a esta caravana comercial de los Quraish. Zaid (ra) cumplió con su deber con notable rapidez e inteligencia, y sometió a estos enemigos del Islam en un lugar conocido como Qaradah, situado en Nayd. Intrigados por este repentino ataque, la gente de Quraish huyó, dejando atrás los bienes y objetos de valor de la caravana. Zaid bin Harithah (ra) y sus compañeros regresaron a Medina con éxito y triunfo, con un gran botín. Algunos historiadores han escrito que el guía de esta caravana de los Quraish era un hombre llamado Furat, que fue hecho cautivo por los musulmanes y liberado cuando aceptó el Islam. Sin embargo, otras narraciones demuestran que era un idólatra encargado de espiar a los musulmanes. Sin embargo, más tarde, tras hacerse musulmán, emigró a Medina” (Vida y carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2, pp. 296-297).

La Ejecución de Ka’b bin Ashraf

Su Santidad (aba) dijo que otro incidente que tuvo lugar fue el asesinato de Ka’b bin Ashraf, que estaba entre los jefes de Medina y había sido incluido en el tratado ratificado por el Santo Profeta (sa). Sin embargo, después de aceptar este tratado, comenzó a propagar abiertamente el desorden, por lo que finalmente, el Santo Profeta (sa) ordenó que fuera condenado a muerte. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

La forma en que la batalla de Badr provocó la enemistad de los judíos de Medina ya se ha mencionado en el relato de la Ghazwah de Banu Qainuqa’. Sin embargo, es lamentable que ni siquiera el exilio de los Banu Qainuqa’ lograra convencer a los demás judíos para que se reconciliaran, y que siguieran aumentando sus fechorías y disturbios. Así, el incidente de la ejecución de Ka’b bin Ashraf es también un eslabón de esta misma cadena. Aunque Ka’b era judío de religión, en realidad no era judío de ascendencia, sino árabe. Su padre, Ashraf, era un hombre muy inteligente y astuto de los Banu Nibhan, que llegó a Medina y entabló relaciones con los Banu Nadir, convirtiéndose en su confederado. Finalmente, consiguió tal poder e influencia que Abu Rafi’ bin Abil-Huqaiq, jefe de los Banu Nadir, le dio a su hija en matrimonio. Fue precisamente esta hija la que dio a luz a Ka’b, que alcanzó un estatus aún mayor que el de su padre. Hasta tal punto llegó su capacidad que todos los judíos de Arabia empezaron a aceptarlo como su jefe. Además de ser un hombre bien parecido y atractivo, Ka’b era también un poeta elocuente y un hombre muy rico. Gracias a sus generosos gastos, siempre mantenía bajo su control a los eruditos y otras personalidades influyentes de su nación. Sin embargo, desde el punto de vista moral, era un hombre de muy mala moral y un maestro en el arte de los planes secretos y las conspiraciones.

Cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, junto con otros judíos, Ka’b bin Ashraf también participó en el tratado que el Santo Profeta (sa) redactó entre los judíos con respecto a la amistad mutua, la paz y la seguridad, y la defensa colectiva. Sin embargo, en el fondo, el fuego de la malicia y la enemistad comenzó a arder en el corazón de Ka’b y comenzó a oponerse al Islam y al Fundador del Islam a través de planes secretos y conspiraciones.

Así, consta que cada año Ka’b daba una gran suma de caridad a eruditos judíos y líderes religiosos. Sin embargo, después de la migración del Santo Profeta (sa), cuando esta gente vino a recoger sus asignaciones anuales, en el transcurso de la discusión, empezó a mencionar al Santo Profeta (sa) y les preguntó su opinión sobre el Santo Profeta (sa) a la luz de las escrituras religiosas. Ellos respondieron que aparentemente parecía como si fuera el mismo Profeta que se les había prometido. Ka’b se disgustó mucho ante esta respuesta y los despidió refiriéndose a ellos como inmensamente torpes, y no les dio su caridad habitual. Cuando los eruditos judíos perdieron el pan y la mantequilla, después de algún tiempo, volvieron a Ka’b y le dijeron que habían malinterpretado los signos y que habían contemplado de nuevo para descubrir que, en realidad, Muhammad (sa) no era el Profeta que se les había prometido. Esta respuesta sirvió al propósito de Ka’b, y satisfecho con su respuesta, les restituyó su estipendio anual.

En cualquier caso, se trataba de una oposición meramente religiosa, que aunque se expresaba de forma desagradable, no podía ser censurable en absoluto, y Ka’b tampoco podía ser criticado sólo por eso. Sin embargo, después de esto, la oposición de Ka’b tomó una forma más peligrosa, y finalmente, después de la Batalla de Badr, comenzó a emplear tal conducta, que era extremadamente maliciosa y sediciosa, y creó circunstancias muy peligrosas para los musulmanes. En realidad, antes de la Batalla de Badr Ka’b pensaba que este celo religioso era temporal, y que gradualmente, toda esta gente se dispersaría por su cuenta y volvería a su religión ancestral. Sin embargo, con ocasión de Badr, cuando los musulmanes obtuvieron una victoria extraordinaria y la mayoría de los jefes de Quraish fueron asesinados, comprendió que esta nueva religión no se extinguiría por sí sola. Por lo tanto, después de Badr, resolvió esforzarse al máximo para abolir y destruir completamente el Islam. La primera expresión de su rencor y celos fue cuando las noticias de la victoria de Badr llegaron a Medina. Al oír estas noticias, al principio, Ka’b dijo que estas noticias parecían ser falsas, porque era imposible que Muhammad (sa) triunfara sobre un ejército tan grande de los Quraish, y que jefes tan renombrados de La Meca fueran convertidos en polvo; si estas noticias eran ciertas, entonces la muerte era mejor que una vida así.

Cuando se confirmaron estas noticias y se le aseguró a Ka’b que la victoria en Badr había otorgado al Islam una fuerza que superaba sus sueños más extraños, se sintió invadido por la ira y la rabia. Inmediatamente se preparó para viajar y se dirigió a La Meca, y al llegar allí, con el poder de su discurso persuasivo y su lengua poética, encendió el fuego que se estaba encendiendo en los corazones de los Quraish. Creó en sus corazones una sed insaciable de sangre musulmana, y llenó sus corazones de sentimientos de venganza y enemistad. Entonces, cuando sus emociones se habían encendido inmensamente como resultado de su incitación, Ka’b los llevó al patio de la Ka’bah, y entregándoles las cortinas de la Ka’bah, les hizo jurar que no descansarían hasta que el Islam y el Fundador del Islam hubieran sido borrados de la faz de la tierra. Después de crear esta ardiente atmósfera en La Meca, esta persona malvada se dirigió a las otras tribus de Arabia, y viajando de tribu en tribu, incitó a la gente contra los musulmanes. Después regresó a Medina y, mientras componía el Tashbib, aludió a las mujeres musulmanas de forma muy obscena y sucia en sus coplas provocativas. En sus coplas amorosas no escatimó ni siquiera a las mujeres de la casa del Santo Profeta (sa), y las difundió ampliamente por todo el país. Por último, urdió una conspiración para asesinar al Santo Profeta (sa). Bajo el pretexto de una fiesta, invitó al Santo Profeta (sa) a su residencia y, con unos cuantos jóvenes judíos, planeó el asesinato del Santo Profeta (sa). Sin embargo, por la gracia de Dios, recibió información por adelantado y su plan fracasó.

A la luz del tratado que se había establecido entre los habitantes de Medina a su llegada, el Santo Profeta (sa) era el jefe ejecutivo y comandante en jefe del Estado democrático de Medina. Por lo tanto, cuando la situación se agravó hasta tal punto, y se establecieron los cargos de infracción del tratado, rebelión, incitación a la guerra, sedición, uso de lenguaje grosero y conspiración para asesinar al Santo Profeta (sa), éste emitió el veredicto de que Ka’b bin Ashraf podía ser condenado a muerte por sus acciones. El Santo Profeta (sa), por tanto, ordenó a algunos de sus compañeros que lo ejecutaran. Sin embargo, debido a la sedición de Ka’b, ya que la atmósfera de Medina en ese momento era tal que si se hubiera hecho un anuncio formal antes de su ejecución, existía la posibilidad de que hubiera estallado una guerra civil en Medina, y no se sabía cuántas masacres y carnicerías se habrían producido como resultado. El Santo Profeta (sa) estaba dispuesto a ofrecer cualquier sacrificio posible y razonable para evitar la violencia internacional y el derramamiento de sangre. Así pues, ordenó que no se ejecutara a Ka’b públicamente, sino que unas pocas personas encontraran discretamente una oportunidad y acabaran con él. El Santo Profeta (sa) asignó esta tarea a un fiel compañero llamado Muhammad bin Maslamah (ra), e hizo hincapié en que cualquier estrategia que se ideara, debía ejecutarse con el consejo de Sa’d bin Mu’adh (ra), que era el jefe de la tribu Aus. Muhammad bin Maslamah (ra) afirmó: “¡Oh Mensajero de Al’lah! Para matarlo silenciosamente, se nos pedirá que digamos algo”, lo que significaba que se necesitaría alguna excusa, etc., mediante la cual se pudiera atraer a Ka’b fuera de su residencia y ejecutarlo en un lugar seguro. Teniendo en cuenta las graves consecuencias que podrían haber surgido si se hubiera descartado una operación encubierta, el Santo Profeta (sa) dijo: “De acuerdo entonces.”

Así pues, con el consejo de Sa’d bin Mu’adh (ra), Muhammad bin Maslamah (ra) se llevó a Abu Na’ilah (ra) y a otros dos o tres compañeros y llegaron a la residencia de Ka’b. Llamaron a Ka’b y le dijeron: “Nuestro Jefe (Muhammad (sa)) nos pide caridad, aunque nos encontramos en una situación difícil. ¿Serías tan amable de concedernos un préstamo?”. Al oír esto, Ka’b saltó de alegría y dijo: “¡Por Dios! Esto no es nada, no está lejos el día en que le tengas aversión y le abandones”. Muhammad (ra) respondió: “En cualquier caso, ya hemos aceptado a Muhammad (sa) y ahora estamos esperando a ver el resultado final de esta dispensación, pero ¿nos dices si nos concederás o no un préstamo?” “¡Por supuesto!” dijo Ka’b, “Pero se les pedirá que depositen alguna garantía”. Muhammad (ra) preguntó: “¿Qué exiges?”. Este miserable respondió: ” Dejen a sus mujeres como garantía”. Reprimiendo su ira, Muhammad (ra) dijo: “¿Cómo es posible que dejemos a nuestras mujeres como garantía a un hombre como tú?”. Respondió: “Está bien, entonces lo harán sus hijos”. Muhammad (ra) respondió: “Esto tampoco es posible, no podemos soportar el reproche de toda Arabia. No obstante, si eres lo bastante generoso, estamos dispuestos a dejarte nuestras armas como garantía”. Ka’b accedió, y Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros partieron con la promesa de regresar por la noche. Al anochecer, este grupo llegó a la residencia de Ka’b con sus armas (ya que ahora podían llevarlas abiertamente). Cuando sacaron a Ka’b de su casa, lo llevaron a un lado mientras discutían. Después de algún tiempo, caminando, Muhammad bin Maslamah (ra) o algún otro compañero levantó su mano hacia la cabeza de Ka’b por alguna excusa, y con gran velocidad, agarrando firmemente su pelo, gritó a sus compañeros: ” ¡Golpeen ahora!” Los compañeros, que ya estaban preparados y armados, blandieron sus espadas a la vez; finalmente Ka’b fue asesinado y cayó al suelo. Muhammad bin Maslamah (ra) y sus compañeros partieron de allí y se presentaron rápidamente ante el Santo Profeta (sa), y le transmitieron la noticia de su ejecución.

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