Compañeros de Badr: Hazrat Sa‘d bin Abi Waqas(ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Compañeros de Badr: Hazrat Sa‘d bin Abi Waqas(ra)

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Origen Familiar

El título de Hazrat Sa’d (ra) era Abu Ishaq. El nombre de su padre era Malik Uhaib y según otras narraciones era Malik bin Wuhaib. Sin embargo, su padre era más conocido por su título de Abu Waqas, por lo que su nombre es Sa’d bin Abi Waqas. Su madre se llamaba Hamna bint Sufyan. (Al-Isti‘ab, Vol. 2, pp. 606-607, Dar-ul-Jeel, Beirut) (Al-Tabaqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 101, Sa‘d(ra) bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) pertenecía a los Banu Zuhrah de los quraish. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), p. 123) (Sirat ibn Hisham, Vol. 1, pp. 680-681, Min Bani Zuhrah, Maktabah Mustafa al-Babi wa al-Halabi wa Awladuhu, Egypt, 1955)

Buenas noticias del paraíso

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) está entre esos diez Compañeros a los que el Santo Profeta (sa) les dio la buena nueva en vida de  que entrarían en el Paraíso.  Estos diez Compañeros son conocidos como los Ashra Mubashra y Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue el último de ellos en fallecer. (Al-Isabah fi Tamyeez al-Sahabah, Vol. 2, p. 324, Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Aceptación del Islam

Todos estos Compañeros, es decir, los Ashra Mubashra, eran de entre los Muhayirin [es decir, los que emigraron de La Meca a Medina] y el Santo Profeta (sa) estaba complacido con ellos en el momento de su fallecimiento. En relación con su aceptación de la fe, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) relata:

“El día que acepté el islam, nadie más lo aceptó en ese día. Esperé siete días y la situación en ese momento era tal que yo constituía un tercio del total de los musulmanes, o sea, sólo éramos tres”. (Sahih al-Bukhari, Kitab Manaqib An-Nabi, Bab Manaqib Sa‘d bin Abi Waqas, Hadith 3727) (Sahih Bukhari, Kitab Manaqib al-Ansar, Bab Islam, Hadith 3858)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) afirma que aceptó el islam incluso antes de que se prescribieran las oraciones obligatorias.  (Usdul Ghabah, Vol. 2, p. 453, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2003)

Sobre la narración de su aceptación del islam, la hija de Hazrat Sa’d (ra) relata que Hazrat Sa’d (ra) declaró:

“Vi en un sueño que todo estaba extremadamente oscuro y no se veía nada. De repente, vi que la luna había salido y comencé a caminar hacia ella. Sin embargo, me di cuenta de que Hazrat Zaid bin Haritha (ra), Hazrat Ali (ra) y Hazrat Abu Bakr (ra) habían empezado a caminar hacia la luna antes que yo. Les pregunté cuándo habían llegado y me respondieron que acaban de llegar”.

Hazrat Sa’d (ra) afirma además que para entonces ya sabía que el Santo Profeta (sa) estaba invitando discretamente a la gente al islam. Por lo tanto, fue a Shaib Ayyaad para hablar con el Santo Profeta (sa). Ayyaad es el nombre de un lugar situado junto a la montaña de Saffa, y donde el Santo Profeta (sa) apacentaba ovejas. El Santo Profeta (sa) acababa de terminar su oración de asr cuando Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) llegó y se convirtió en musulmán, después de hacer el bai’at [juramento de lealtad]. (Usdul Ghabah, Vol. 2, p. 455, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2003) (Roshan Sitarey az Ghulam Bari Saif Sahib, Vol. 2, pp. 63-64) (Farhang Sirat, p. 30, Zawwar Academy Publications, Karachi, 2003)

En este sentido, la hija de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra), A’isha bint Sa’d, narra: “Escuché a mi padre decir que cuando aceptó el islam tenía 17 años”. Según otras narraciones, aceptó el islam cuando tenía 19 años. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 103, Sa‘d bin Abi Waqas(ra), Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Entre los musulmanes pioneros, hubo cinco personas que aceptaron el islam debido a la predicación a Hazrat Abu Bakr (ra) y que más tarde se convirtieron en algunos de los más distinguidos Compañeros con un estatus muy elevado. La tercera persona [de estas cinco] era Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Esto ha sido tomado de Sirat Jataman Nabiyyin, donde se afirma que era joven cuando aceptó el islam, es decir, tenía 19 años en ese momento.

Pertenecía a la tribu Banu Zuhrah y fue muy valiente. Durante el Jalifato de Hazrat ‘Umar (ra) conquistó Irak y falleció durante el reinado del Amir Muawiya. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 122-123)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) ha recogido muchas narraciones del Santo Profeta (sa). (Al-Isabah fi Tamyeez al-Sahabah, Vol. 2, p. 324, Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Mus’ab, el hijo de Hazrat Sa’d, afirma que su padre le dijo: “Mi madre (es decir, la madre de Hazrat Sa’d) había jurado que nunca le hablaría a menos que él abandonara su fe”, es decir, hasta que abandonara el islam. En consecuencia, dejó de comer y beber (para un tiempo). Hazrat Sa’d (ra) declaró además: “Mi madre me dijo: ‘dices que Dios Altísimo te ordena que muestres amabilidad a tus padres. Soy tu madre y por lo tanto te instruyo que dejes esta fe, y escuches lo que tengo que decir”. El narrador afirma que ella permaneció en este estado [sin comida ni bebida] durante tres días y debido a la extrema debilidad estaba en un estado de semi-conciencia. Su hijo, Amarah, fue a traer agua y se la dio. Cuando recuperó la conciencia empezó a maldecir a Hazrat Sa’d. En esta ocasión, Dios Altísimo reveló el siguiente versículo:

[árabe]

“… Y Hemos ordenado al hombre la benevolencia con sus padres”. [29:9] (not in spanish text)

[árabe]

El versículo es de Surah Al-Ankabut.  Luego, se menciona en el Surah Luqman:

[árabe]

“Mas si disputan contigo para que Me asocies lo que desconoces, no les obedezcas”. [31:16] (not in spanish text) También se menciona:

[árabe]

“Muéstrate amable con ellos en todos los asuntos mun­danos”.  [31:16]  (not in Spanish text)

(Sahih Muslim, Kitab Faza‘il as-Sahabah, Bab Fadl Sa‘d bin Abi Waqqas, Hadith 1748)

Pero si se plantea la cuestión de asociar copartícipes con Dios Altísimo, entonces no hay que obedecerles. Este asunto se menciona aquí en detalle, pero en lo que se refiere a las relaciones mundanas, hay que mostrarles compasión.

[árabe]

“Muéstrate amable con ellos en todos los asuntos mun­danos”. [31:16] (not in Spanish text)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) declaró: “Amaba mucho a mi madre…” (not in English text)

La primera narración fue de [Sahih] Muslim.  De otra fuente, se menciona en un libro de historia que Hazrat Sa’d  bin Abi Waqas (ra) dijo: “Amaba mucho a mi madre, pero cuando acepté el islam, ella dijo: ‘¿qué clase de religión has aceptado? O abandonas esta fe, o dejaré de comer y beber hasta que la muerte me alcance”. Hazrat Sa’d (ra) afirma que le dijo a su madre: “¡Mi querida madre! Por favor, no lo hagas, porque nunca abandonaré mi religión”. Hazrat Sa’d (ra) narra además: “Durante un día y una noche, mi madre no comió ni bebió nada, y como resultado su salud se deterioró. En ese momento le dije: ‘¡Por Dios! Si tuvieras mil vidas y las perdieras, una tras otra, aún así no abandonaré mi fe”. Entonces, cuando su madre vio esta reacción, empezó a comer y a beber. Fue en esta ocasión cuando Dios Todopoderoso reveló el siguiente versículo:

[árabe]

“Mas si disputan contigo para que Me asocies lo que desconoces, no les obedezcas; pero muéstrate amable con ellos en todos los asuntos mundanos”, (31:16). (Usdul Ghabah, Vol. 2, p. 455, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2003)

El tío materno del Santo Profeta (sa)

El Santo Profeta (sa) ses dirigía a Hazrat Sa’d (ra) como “su tío”. (Ashab-e-Badr, Qazi Muhammad Sulaiman Salman Mansur Puri, p. 91, Maktabah Islamiyyah, Lahore, 2015)

En una ocasión, Hazrat Sa’d (ra) se acercaba y al verlo, el Santo Profeta (sa) dijo: “Mi tío se acerca, ¡qué grande es! Si alguien tiene un tío como el mío, que nos lo muestre”. El Imam Tirmidhi ha declarado que la razón de esto fue que al igual que la madre del Santo Profeta (sa) pertenecía a la tribu Banu Zuhrah, también pertenecía a ella Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). (Jami‘ al-Tirmidhi, Kitabul Manaqib, Bab Manaqib Abu Ishaq Sa‘d bin Abi Waqas(ra), Hadith 3752)

Hazrat Abu Hurairah (ra) narra que el Santo Profeta (sa) estaba de pie en el monte de Hira cuando comenzó a temblar. El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “Quédate quieto, oh Hira, porque no hay nadie encima de este monte excepto un Profeta, un Siddique (veraz) y un Shahid (mártir)”. En dicho monte, en ese momento, se encontraban el Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Talha bin Ubaidil’lah (ra), Hazrat Zubair bin Al-Awam (ra) y Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Esta narración es de Sahih Muslim (not in English text) (Sahih Muslim, Kitab Faza‘il as-Sahabah, Bab Faza‘il  Talhah wa Zubair, Hadith 2417)

Primera sangre extraída por el Islam

En los primeros días del islam, cuando los musulmanes rezaban en secreto, en una ocasión Hazrat Sa’d (ra) ofrecía rezos en uno de los valles alrededor de La Meca junto con algunos otros Compañeros. Los idólatras los vieron y comenzaron a burlarse de los musulmanes y a criticar el Islam, hasta el punto de que esto llevó a una disputa. Hazrat Sa’d (ra) golpeó a uno de los idólatras en la cabeza con un hueso de camello, con tal fuerza que le abrió la cabeza. Por lo tanto, esta fue la primera sangre que se derramó en el islam. (Al-Isabah fi Tamyeez al-Sahabah, Vol. 2, p. 324, , Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Boicot a Banu Hashim

Cuando los incrédulos de La Meca impusieron un boicot a los musulmanes y fueron asediados en el Valle de Abu Talib, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue uno de los musulmanes que sufrió estas penurias. Mencionando este incidente en Sirat Jataman Nabiyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

“Leer sobre las dificultades y penurias que estos detenidos fueron obligados a soportar hace que el cuerpo tiemble. Los Compañeros del Santo Profeta (sa) narran que a veces, como los animales, sobrevivían comiendo las hojas de los árboles salvajes. Sa’d bin Abi Waqas (ra) afirma que una vez, durante la noche, su pie cayó sobre algo que parecía húmedo y suave (tal vez era el pedazo de un dátil). En ese momento estaba tan hambriento que, inmediatamente, lo recogió y se lo tragó. Afirma que “hasta el día de hoy no sé qué era esa cosa”. En otra ocasión, debido al hambre extrema, cuando encontró un trozo de piel seca en el suelo, lo tomó, lo ablandó y lo limpió con agua, lo cocinó y se lo comió. Pasó tres días en este estado de hospitalidad Divina”. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 166-167)

Migración a Medina y Vínculo de Hermandad

Cuando Dios Altísimo ordenó a los musulmanes que emigraran, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) también emigró a Medina y se quedó con su hermano Utbah bin Abi Waqas, que era un idólatra. Utbah había matado a alguien en La Meca y por eso huyó a Medina y se estableció allí. (Roshan Sitarey az Ghulam Bari Saif Sahib, Vol. 2, pp. 66-67)

Hazrat Sa’d (ra) fue una de las primeras personas en emigrar. (Umdatul Qari, Vol. 1, p. 305, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2001)

El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y Hazrat Mus’ab bin Umair (ra), mientras que según otra narración el vínculo de hermandad se estableció entre Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y Hazrat Sa’d bin Mu’az (ra). (Al-Tabaqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, pp. 103, Sa‘d bin Abi Waqas(ra), Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Maulana Ghulam Ali Sahib Saif ha presentado una justificación de la diferencia entre las dos narraciones. Afirma que (quizá) en La Meca, el vínculo de hermandad se estableció con Hazrat Mus’ab bin Umair (ra) y en Medina se estableció con Hazrat Sa’d bin Mu’az (ra). (Roshan Sitarey az Ghulam Bari Saif Sahib, Vol. 2, p. 64)

Poderoso luchador y guardia del Santo Profeta (sa)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) era un valiente y hábil jinete de los quraish. Durante las batallas, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue uno de los Compañeros a los que se le confió la responsabilidad de defender al Santo Profeta (sa). (Al-Isti‘ab, Vol. 2, p. 325, Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Abu Ishaaq narra que había cuatro poderosos luchadores entre los Compañeros del Santo Profeta (sa): Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Zubair (ra) y Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). (Al-Isabah fi Tamyeez al-Sahabah, Vol. 2, p. 325, Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Después de la emigración a Medina, los musulmanes seguían temiendo un ataque de los incrédulos y, debido a esta preocupación, les resultaba difícil dormir por la noche. El mismo Santo Profeta (sa) a veces permanecía despierto por la noche. A este respecto, hay una narración de Hazrat Aisha (ra) en la que afirma: “Al llegar a Medina, una noche, el Santo Profeta (sa) tuvo dificultades para dormir. Luego rezó: ‘Si tan sólo un hombre adecuado de entre mis Compañeros hiciera guardia’. Hazrat A’isha (ra) narra además: “Estábamos todavía en este estado cuando oímos ruido de armas. El Santo Profeta (sa) preguntó quién era. El que vino respondió: ‘Soy yo, Sa’d bin Abi Waqas’. El Santo Profeta (sa) preguntó por qué había venido, a lo que respondió: ‘Mi corazón estaba perturbado por ti, por lo que vine a hacer guardia’. El Santo Profeta (sa) rezó por Sa’d y luego se durmió”. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 282-283) (Sahih Muslim, Kitab Faza‘il as-Sahabah, Bab Fadl Sa‘d bin Abi Waqas, Hadith 2410)

Nombrado por la aceptación de oraciones

Esta narración se menciona tanto en Sahih Bujari como en Sahih Muslim, pero no se mencionan los detalles de la oración. Sin embargo, el imam Tirmidhi ha registrado los detalles de la oración tras la gran virtud mostrada por Hazrat Sa’d (ra). En esta narración, el hijo de Hazrat Sa’d, Qais, narra: Mi padre solía decir que el Santo Profeta (sa) rezaba por él de la siguiente manera: ‘¡Oh Al’lah! Acepta la oración de Sa’d, siempre que Te rece’.

En Al-Kamal fi Asma ar-Riyaal, está escrito que el Santo Profeta (sa) rezó: “¡Oh Al’lah! Que la flecha de Sa’d siempre alcance su objetivo y acepta sus plegarias”.  (Roshan Sitarey az Ghulam Bari Saif Sahib, Vol. 2, pp. 67-68)

Debido a esta oración del Santo Profeta (sa), Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) era conocido por la aceptación de sus oraciones. (Al-Isabah fi Tamyeez al-Sahabah, Vol. 2, pp. 324-325, Dar-ul-Fikr, Beirut, 2001)

Una vez, una persona acusó a Hazrat Sa’d (ra) de alguna falsedad. Hazrat Sa’d (ra) rezó: ‘¡Oh, Al’lah! Si él [es decir, el acusador] está mintiendo, entonces quítale la vista, para que viva una larga vida y que se vea afectado por la desgracia’. Como consecuencia, ese individuo tuvo que soportar esas tres cosas. (Jami‘ al-Ulum wa al-Hakam fi Sharh Khamsin Hadithan min Jawami’il Kalam, Vol. 2, p. 350, Mu‘assisah al-Risalah, Beirut, 2001)

En una narración, Qais bin Abi Hazim afirma: “Una vez, iba al mercado de Medina. Cuando llegué a Hiyar-ul-Zaid, vi que una gran multitud se había reunido alrededor de un individuo que, subido a su cabalgadura, estaba maldiciendo Hazrat Ali (ra). En ese momento, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) vino y se paró entre la gente y preguntó cuál era la causa de la conmoción. La gente respondió que aquel individuo estaba pronunciando blasfemias contra Hazrat Ali (ra). Entonces la gente se apartó para que Hazrat Sa’d (ra) se moviera hacia adelante, hasta que se paró justo frente del individuo y le preguntó: “¿Por qué estás maldiciendo a Hazrat Ali (ra)? ¿Acaso no aceptó el islam desde el principio? ¿No fue él la primera persona en ofrecer oraciones junto al Santo Profeta (sa)? ¿No es el más piadoso de entre todos nosotros? ¿Acaso no es el más erudito entre la gente? ¿No le dio el Santo Profeta (sa) la mano de su hija en matrimonio, concediéndole así el honor de convertirse en su yerno? ¿No llevaba la bandera durante las batallas que se lucharon junto al Santo Profeta (sa)?”.

El narrador afirma además: “Hazrat Sa’d (ra) se volvió entonces hacia la qiblah y levantando sus manos para rezar, suplicó: “¡Oh, Al’lah! Si este individuo ha maldecido a uno de los amigos de Al’lah (es decir, Hazrat Ali -ra-) entonces muéstrale una señal de Tu poder antes de que esta multitud se disperse”.

Esta es una narración de Mustadrak y el narrador es Qais. Que sigue diciendo: “¡Por Dios! La multitud aún no se había dispersado, cuando la montura sobre la que cabalgaba le hizo caer y el animal puso sus pies sobre su cabeza aplastándola, causándole la muerte.” (Al-Mustadrak Ala al-Sahihain, Kitab Marifatu al-Sahabah, Bab Sa‘d bin Abi Waqas, Hadith 6121, Vol. 3, pp. 571-572, Dar-ul-Kutub Ilmiyyah, Beirut, 2002)

Hay un relato similar de Hazrat Sa’d (ra) haciendo guardia con motivo de la batalla de la Zanja, justo cuando pasó la noche haciendo guardia inmediatamente después de la emigración del Santo Profeta (sa) a Medina. Sobre esto, Hazrat Musleh Maud (ra) relata:

“Hazrat A’isha (ra) dijo: El Santo Profeta (sa) se encontraba exhausto de hacer guardias y mantenerse alerta durante las noches, pues hacía guardias por las noches juntos a los otros Compañeros. Cuando su cuerpo no pudo soportar más el intenso frío, el Santo Profeta (sa) regresaba y se acostaba junto a mi en una manta y cuando su cuerpo se calentaba, volvía para proteger la parte dañada de la trinchera.  Al no haber dormido durante muchos días de forma continúa, el Santo Profeta (sa) un día se encontraba extremadamente exhausto y deseó que algún devoto musulmán viniera [y lo relevara del trabajo físico de proteger la trinchera en el frío de la noche] y así poder dormir tranquilo. De repente, escuchó una voz. Era Sa’d bin Abi Waqas (ra). El Santo Profeta (sa) le preguntó por qué había venido. “Para montar guardia y protegerte”, dijo Sa’d (ra). “No es necesario hacer guardia por mi”, dijo el Santo Profeta (sa). “Una parte de la trinchera está dañada. Ve y haz guardia para que los musulmanes puedan estar seguros”. Así pues, Sa’d (ra) se fue y el Santo Profeta (sa) pudo dormir durante un poco de tiempo”. (Dibacha Tafsir-ul-Quran, Anwar-ul-Ulum, Vol. 20, p. 279)

(Friday Sermon – July 24, 2020 )

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Participación en las Batallas

Hazrat Sa‘d participó en todas las batallas junto al Santo Profeta (sa), incluidas las batallas de Badr, Uhud, Jandaq, Hudaibiyah, la batalla de Jaibar y la conquista de La Meca. Era uno de los mejores arqueros de entre los Compañeros del Santo Profeta (sa). (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 105, Sa‘d(ra) bin Abi Waqas Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990)

Se menciona en una narración acerca de Hazrat Sa’d, que durante una de las batallas en las que el Mensajero (sa) de Dios también estuvo presente, en un momento dado, no había nadie junto al Mensajero (sa) de Dios excepto Hazrat Talha (ra) y Hazrat Sa’d (ra). (Sahih Muslim, Kitab-ul-Fazail al-Sahaba, Hadith no. 2415)

Mientras describe las circunstancias de la participación en campañas militares junto con el Santo Profeta (sa), Hazrat Sa’d declara: “Íbamos a una batalla junto al Santo Profeta (sa) y nuestra condición era tal que no teníamos nada disponible para comer excepto hojas de los árboles. Acabamos en tal estado que nuestro excremento era como el de los camellos o las cabras”, es decir, estaba muy seco y no era blando en absoluto. En otra narración se menciona que él dijo: ”Nuestra comida en esos días solían ser las ramas de un árbol llamadobabul”. El babul es una clase de árbol que contiene muchas ramas espinosas. (Sahih al-Bukhari, Kitab-ul-Fazail al-Sahaba al-Nabi, Hadith no. 3728), (Jami’ Tirmidhi, Abwaab-ul-Zuhd, Hadith no. 2366)

Hazrat Sa’d fue la primera persona que derramó sangre en el camino de Dios. También fue la primera persona en disparar una flecha en la causa de Dios. Este incidente es de la batalla de Hazrat ‘Ubaidah bin Hariz. (Sunan Ibn Majah, Kitab-ul-Sunnah, Hadith no. 131), (Al-Isti‘ab, Vol. 2, p. 607, Dar-ul-Jeel, Beirut) (Usdul Ghaba, Vol. 2, p. 453, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 2003)

Sus detalles son los siguientes:

Una expedición tuvo lugar durante el Rabi’ul Awwal del 2 DH, la cual es llamada expedición de Hazrat ‘Ubaidah bin Haris. Al mencionar esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe en Sirat Jatamun Nabiyyin lo siguiente (aunque previamente he narrado algunas partes de este incidente o tal vez todo, pero no obstante, lo presentaré aquí nuevamente con referencia a él).

A comienzos del mes de Rabi’ul Awwal, el Santo Profeta (sa) envió una compañía de Muhayirin, compuesta de setenta hombres montados sobre camellos, bajo el liderazgo de un pariente cercano, ‘Ubaidah bin Al-Hariz Muttalibi (ra). El objetivo de esta campaña era prevenir los ataques de los quraish de La Meca. Como tal, cuando ‘Ubaidah bin Al-Ḥariz (ra) y sus Compañeros ya habían avanzado bastante y llegaron cerca de Zaniyyatul-Marah (Zaniyyatul-Marah es el nombre de un lugar situado entre La Meca y Medina, por el que pasó el Santo Profeta -sa- durante su emigración), de repente notaron que 2 jóvenes armados habían establecido un campamento al mando de ‘Ikramah bin Abi Yahl. Los dos grupos se enfrentaron el uno con el otro y hubo un intercambio de flechas en dicha confrontación. Sin embargo, este grupo de idólatras no quiso seguir luchando debido al temor de que los musulmanes probablemente tuvieran refuerzos ocultos a su disposición y, en consecuencia, los musulmanes los perseguirían. No obstante, dos individuos del ejército de los idólatras, llamados Miqdad bin ‘Amr (ra) y‘ Utbah bin Ghazwan (ra), huyeron del comando de ‘Ikramah bin Abi Yahl y se unieron a los musulmanes. Está escrito que partieron con los quraish con ese mismo propósito, para poder encontrar una oportunidad de unirse a los musulmanes. La razón es que eran musulmanes de corazón, pero no podían emigrar por miedo a los quraish, debido a su debilidad”. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), p. 328), (Mu‘jamul Buldan, Vol. 2, pp. 99-100, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut)

En Yumadi-al-Ula, 2 DH, el Santo Profeta (sa) reunió a un grupo de ocho Muhayirin bajo el mando de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y los envió a Jarrar para obtener información sobre los quraish. Jarrar es un área en el Hiyaz, situada cerca de Yu’afh. Ellos llegaron allí, pero no se confrontaron con el enemigo. (Mu‘jamul Buldan, Vol. 2, pp. 400, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut) (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 329-330)

Luego se menciona la expedición (sariyyah) de Hazrat ‘Abdul-lah bin Yahsh (ra) que tuvo lugar al final de Yumadi-al-Ajir, 2 DH. Hazrat Sa’d (ra) también participó en esta batalla. He mencionado este incidente antes, pero lo mencionaré brevemente con referencia a Sirat Jatamun-Nabiyyin.

“Al observar estas mismas amenazas, el Santo Profeta (sa) decidió que los movimientos de los quraish debían ser vigilados desde una distancia más cercana, de modo que toda la información necesaria con respecto a ellos pudiera estar disponible a tiempo y Medina estuviera protegida de todo tipo de ataques repentinos. Por lo tanto y para este propósito, el Santo Profeta (sa) reunió a un grupo de ocho Muhayirin y en un acto de sabiduría, el Santo Profeta (sa) seleccionó para este grupo a hombres que eran de las diversas tribus de los quraish, de modo que fuera más fácil obtener información con respecto a las conspiraciones ocultas de los quraish. En este sentido, el Santo Profeta (sa) designó a su primo paterno, ‘Abdul-lah bin Yahsh (ra) como el comandante de este grupo al ordenar esta sariyyaho expedición, el Santo Profeta (sa) ni siquiera le informó al comandante de este grupo a dónde iba ser enviado y con qué propósito. Más bien, a su partida, el Santo Profeta (sa) le entregó una carta sellada y dijo que “esta carta contiene las instrucciones necesarias para vosotros. Cuando cubráis una distancia de dos días de viaje desde Medina, abre la carta y actúa de acuerdo con las instrucciones estipuladas”.

Entonces, tras haber viajado una distancia de dos días desde Medina, ‘Abdul-lah (ra) abrió la carta con las instrucciones del Santo Profeta (sa), las cuales eran las siguientes:

“Id al Valle de Najlah entre La Meca y Ta’if, obtened información sobre los quraish y regresad con dichas noticias”.

Al final de esta carta, el Santo Profeta (sa) había escrito que después de que se conociera el objetivo de esa misión, si alguno de sus Compañeros tenía alguna objeción a la hora de acompañar a este grupo y deseaba regresar, se le otorgaba permiso de hacerlo. Entonces, ‘Abdul-lah (ra) leyó estas instrucciones a sus Compañeros, quienes afirmaron por unanimidad que “estamos totalmente felices de realizar este servicio y ninguno de nosotros regresará”. Así pues, dicho grupo procedió hacia Najlah. Sa‘d bin Abi Waqqaṣ (ra) y ‘Utbah bin Ghazwan (ra) perdieron su camello en el camino y se vieron separados de sus Compañeros. A pesar de sus mejores esfuerzos, fueron incapaces de encontrar a sus Compañeros. El grupo de ocho ahora había quedado con solo seis personas.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) ha mencionado a un orientalista (el Sr. Margolius) que recogió esta narración e intentó crear dudas, escribiendo con respecto a Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y su Compañero: “Sa‘d bin Abi Waqqaṣ (ra) y‘ Utbah (ra) soltaron intencionalmente sus camellos y usaron esto como una excusa para quedarse atrás”. No obstante, todos y cada uno de los episodios de la vida de estos devotos del islam, que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas, es un testimonio de su valor y devoción. Uno de ellos fue martirizado a manos de los incrédulos en la campaña de B‘ir-e-Ma‘unah, mientras que el otro participó claramente en muchas batallas peligrosas y finalmente se convirtió en el vencedor de Iraq.

Por lo tanto, dudar de la sinceridad de tales personas, especialmente cuando esa duda se basa en nociones inventadas, es obra exclusiva de la imaginación del Sr. Margolius. Es irónico que en su libro, el Sr. Margolius afirme que ha escrito este libro completamente libre de prejuicios.

En cualquier caso, esta pequeña comunidad llegó a Najlah y comenzó con su trabajo. Con la idea de ocultar su misión secreta, algunos de ellos se afeitaron la cabeza, para que los viajeros, etc., no se alarmaran de ninguna manera y para que los consideraran como personas que habían venido con la intención de hacer la  ‘Umrah. Sin embargo, acababan de llegar allí, cuando de repente llegó una pequeña caravana de quraish, que viajaba de Ta’if a La Meca, y ambas partes se encontraron. La situación era tal, que a pesar de su deseo de no hacerlo y aunque fue en contra de su propia voluntad, y las instrucciones del Santo Profeta (sa), los musulmanes finalmente decidieron que la caravana debería ser atacada y la gente de la caravana debía ser tomada como cautivos o ser asesinada. Por lo tanto, lanzaron un ataque en el nombre de Al’lah y como resultado, un hombre de los incrédulos fue asesinado y dos fueron tomados cautivos. Pero el cuarto individuo desafortunadamente escapó y los musulmanes no pudieron detenerlo (y de esta manera, su decisión resultó infructuosa). Posteriormente, los musulmanes se apoderaron de los bienes de la caravana. Los musulmanes regresaron rápidamente a Medina con los cautivos y el botín, aunque cuando el Santo Profeta (sa) descubrió que los Compañeros habían atacado la caravana, se disgustó en gran manera y dijo:

[Árabe]

”No os he dado permiso de luchar en el mes sagrado”. El Santo Profeta (sa) se negó a aceptar el botín. Por otro lado, los quraish también se quejaron bastante de que los musulmanes habían violado la santidad del Mes Sagrado, ya que la persona que había sido asesinada era el hijo de un líder. Pero en realidad, él no era el hijo de un líder, porque ‘Umar bin Al-Hadrami era él mismo uno de los jefes. Mientras tanto, los incrédulos vinieron a Medina para asegurar la liberación de sus cautivos. Sin embargo, hasta entonces, Hazrat Sa‘d bin Abi Waqqas (ra) y Hazrat ‘Utbah bin Ghazwan (ra) aún no habían regresado. Con relación a ellos, el Santo Profeta (sa) temía mucho que si los quraish los capturaban, no los liberarían vivos. Así pues, por esta razón, el Santo Profeta (sa) se negó a liberar a los cautivos hasta que ellos regresaran y dijo: “Cuando mis hombres lleguen a Medina a salvo, liberaré a los vuestros”. Por lo tanto, cuando ambos llegaron a Medina, el Santo Profeta (sa) liberó a ambos cautivos. No obstante, de entre estos dos cautivos, un individuo quedó tan profundamente impresionado durante su estancia en Medina, que se convirtió en musulmán y fue luego martirizado en Bi’re-Ma’unah. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 330-334)

Mientras describe las circunstancias previas al comienzo del conflicto en ocasión de la batalla de Badr, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe en Sirat Jatamun-Nabiyyin:

“El Santo Profeta (sa) comenzó a avanzar rápidamente hacia Badr y cuando ya estaba muy cerca de allí, motivado por algún sentimiento, que las narraciones no han revelado, el Santo Profeta (sa) puso a Hazrat Abu Bakr (ra) detrás de sí mismo y avanzó un poco delante del ejército musulmán. En ese momento, el Santo Profeta (sa) se encontró con un viejo beduino, de quien el Santo Profeta (sa) supo, durante el curso de la conversación, que el ejército de los quraish había llegado muy cerca de Badr. Al escuchar esta noticia, el Santo Profeta (sa) regresó y envió a Hazrat ‘Ali (ra), Zubair bin Al-‘Awwam (ra) y Sa‘d bin Abi Waqqas (ra) para recopilar información. Cuando estas personas llegaron al Valle de Badr, de repente notaron que unos pocos mequíes estaban recolectando agua de un manantial. Estos Compañeros atacaron a este grupo, tomando cautivo a un esclavo abisinio y lo llevaron al Santo Profeta (sa). Entonces, el Santo Profeta (sa) le preguntó suavemente: ”En este tiempo, ¿dónde está posicionado el ejército?”. Y respondió: ”Al lado opuesto de la colina que esta delante de usted”. Entonces, el Santo Profeta (sa) preguntó: ”¿Cuántos hombres hay en el ejército?”. Él respondió: ”Una multitud, pero no estoy seguro de la cifra exacta”. El Santo Profeta (sa) dijo: ”Muy bien, dime pues cuantos camellos son sacrificados diariamente para el consumo?”. ”Diez,” respondió. El Santo Profeta (sa) se dirigió a sus Compañeros y dijo: ”Parece que son un ejército de 1.000 hombres”. Esta estimación resultó ser correcta. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), pp. 355-356)

He mencionado esto en detalle anteriormente. Con respecto a la valentía de Hazrat Sa’d (ra) durante la batalla de Badr, hay una narración que con respecto a la misma, que dice que a pesar de estar a pie, Hazrat Sa’d (ra) estaba luchando con el mismo valor que los jinetes. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra li ibn Sa‘d, Vol. 3, p. 104, Sa‘d(ra) bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon 1990)

Es por eso que a Hazrat Sa’d (ra) se le dio el título de Faris-ul-islam, es decir, el jinete del islam. (Umdatul Qari Sharah Sahih Bukhari, Vol. 1, p. 305, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2001)

Durante la batalla de Uhud, Hazrat Sa’d (ra) fue uno de esos pocos Compañeros que permanecieron firmes junto al Santo Profeta (sa) en el momento de la confusión. (Khutbat-e-Tahir [Jalsa Salana speech prior to his Khilafat in 1979], p.337)

Hazrat Jalifat-ul-Masih IV (rh) mencionó un incidente durante la batalla de Uhud relacionado con ‘Utbah bin Abi Waqqas, el hermano de Sa’d bin Abi Waqqas (ra), que estaba luchando al lado de los idólatras y que lanzó un asalto contra el Santo Profeta (sa), diciendo:

‘Utbah fue esa persona miserable que lanzó un ataque feroz contra el Santo Profeta (sa) y rompió dos de sus dientes inferiores e hirió gravemente su rostro bendito.  Cuando el hermano de ‘Utbah, Sa‘d bin Abi Waqqas (ra), que estaba luchando con los musulmanes, se enteró de este acto malicioso de ‘Utbah, el deseo de venganza se apoderó de él  y dijo: “El ansia que tuve por matar a mi hermano fue quizás mayor que cualquier otro deseo que jamás haya tenido en mi vida.  Mientras me abría paso entre las filas de los enemigos, salí dos veces en busca de este malhechor, para hacerlo perecer con mis propias manos y así satisfacer el deseo de mi corazón.  Pero cada vez que me veía, me evitaba de manera similar a la evasión de un zorro.  La tercera vez que deseé avanzar, el Santo Profeta (sa), muy amablemente me dijo: ‘Oh siervo de Al’lah, ¿deseas dar tu vida?’. Y así terminé mi búsqueda de acuerdo con el deseo del Santo Profeta (sa)”. (Khutbat-e-Tahir, [Jalsa Salana speech prior to his Khilafat in 1979] p. 346)

Mientras describe el momento en que solo quedaban unos pocos Compañeros llenos de firmeza cerca del Santo Profeta (sa), durante la batalla de Uhud, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) relata:

‘El Santo Profeta (sa) entregó flechas al mismo Sa‘d (ra) y este continuó arrojándole al enemigo flecha tras flecha.  En una ocasión, el Santo Profeta (sa) se dirigió a Sa‘d (ra) diciendo: ‘¡Que mi madre y mi padre sean sacrificados por ti… Sigue disparando flechas!’. Incluso hasta el final de su vida, Sa‘d (ra) recordaba estas palabras del Santo Profeta (sa) con gran orgullo”. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), p. 495)

En una narración se menciona que Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) dijo: “El día de Uhud, el Santo Profeta (sa) sacó flechas de su bolsa, las esparció por mí y dijo: ‘Dispara las flechas! ¡Que mis padres sean sacrificados por ti!”. (Sahih Bukhari, Kitab-ul-Maghazi, Hadith no. 4055)

Hazrat ‘Ali (ra) relata: “Nunca escuché al Santo Profeta (sa) ofrecer esta oración de que sus padres fuesen sacrificados por alguien que no sea Hazrat Sa’d  bin Abi Waqqas (ra)”. Con motivo de la batalla de Uhud, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Sa’d (ra): “¡Que mis padres sean sacrificados por ti! ¡Continúa disparando flechas, oh formidable joven!  ¡Continúa disparando flechas! (Jami‘ al-Tirmidhi, Kitab-ul-Manaqib, Hadith no. 3753)

En realidad, aquí vale la pena mencionar que se ha agregado una nota de que en la historia, además de Hazrat Sa’d (ra), también se encuentra el nombre de Hazrat Zubair bin Al-Awam (ra), sobre quién dijo el Santo Profeta (sa) [árabe] “¡Que mis padres sean sacrificados por ti!”. Esta es una narración de Bujari. (Sahih al-Bukhari, Kitab-ul-Fazail al-Sahaba al-Nabi, Hadith no. 3720)

Al mencionar el incidente de la batalla de Uhud, Hazrat Sa’d (ra) relata que ese día, el Santo Profeta (sa) hizo referencia a sus dos padres, diciendo que podrían ser sacrificados por él.  Hazrat Sa’d (ra) relata que había un hombre de entre los idólatras que había causado problemas a los musulmanes.  El Santo Profeta (sa) le dijo, es decir, a Hazrat Sa’d (ra): ‘¡Dispara flechas!  ¡Que mis padres sean sacrificados por ti! Hazrat Sa’d (ra) dice: “Disparé una flecha que no tenía punta hacia el costado del idólatra, como resultado de lo cual falleció y quedó allí muerto.  Vi que el Santo Profeta (sa) se rió de felicidad. (Sahih Muslim, Kitab-ul-Fazail al-Sahaba, Hadith no. 2412)

En otra narración, este incidente se ha registrado de la siguiente manera: que este idólatra, cuyo nombre se menciona como Hiban en los libros de historia, disparó una flecha que golpeó a Hazrat Umm-e-Ayman (ra) en la parte inferior de su cuerpo, mientras ella estaba ocupada en proporcionar agua a los heridos.  Ante esto, Hiban comenzó a reír.  Entonces, el Santo Profeta (sa) le dio una flecha a Hazrat Sa’d (ra), que al dispararla golpeó la garganta de Hiban.  Cayó hacia atrás dejándolo moribundo, como resultado de lo cual el Santo Profeta (sa) sonrió. (Al-Isaba, Vol. 3, p. 64, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1995)

Con respecto a este Hadiz [dicho del Santo Profeta (sa)], que es de Sahih Muslim, la Fundación Nur lo tradujo y agregó una nota explicativa, que es muy adecuada y apropiada.  Establece que ese regocijo del Santo Profeta (sa) fue el resultado del favor de Dios, que eliminó a un enemigo peligroso del camino, con una flecha que ni siquiera tenía punta.  (Sahih Muslim, Vol. 13, p. 41, Noor Foundation)

En una narración, se menciona que el día de la batalla de Uhud, Hazrat Sa’d (ra) disparó mil flechas. (Roshan Sitari, Ghulam Bari Saif, Vol. 2, p. 71)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) estuvo entre esos Compañeros, que firmaron como testigos en un importante tratado, es decir, el Tratado de Hudaybiyyah. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), p. 769)

Con motivo de la conquista de La Meca, Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) sostuvo una de las tres banderas de los Muhayirin [los musulmanes que emigraron de La Meca a Medina].  (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 105, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Disposición a dar caridad

Hazrat Sa’d (ra) cayó enfermo durante el Hallat-ul-Wada [la peregrinación de despedida].  Al mencionar esto, Hazrat Sa’d (ra) relata: “Enfermé en La Meca y estuve cerca de la muerte.  El Santo Profeta (sa) vino a visitarme y le dije: ¡Oh Mensajero (sa) de Dios! Tengo una gran abundancia de riqueza y solo una hija como heredera.  ¿Se me permite dar dos tercios como caridad?  El Santo Profeta (sa) respondió negativamente.  Entonces pregunté: ¿Puedo dar la mitad en caridad?  El Santo Profeta (sa) respondió negativamente.  Así pues, le pregunté si podía dar un tercio como caridad.  El Santo Profeta (sa) estuvo de acuerdo con esto, pero dijo que incluso eso era demasiado.  Después de esto dijo: ‘Dejar a tus hijos en un estado rico es mejor que dejarlos en la pobreza y que tengan que pedir a la gente.  Serás recompensado por lo que gastes, tanto que serás recompensado incluso por el bocado de comida que le das a tu esposa para comer”. ¡Dije Oh Mensajero (sa) de Dios! ¿Me quedaré atrás en mi emigración?  El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Incluso si te quedas atrás, tu estado y rango se verán elevados por las acciones que realizarás para buscar el agrado de Dios.  Estoy seguro de que permanecerás vivo después de mi fallecimiento”. Y añadió: “Tanto que naciones se beneficiarán de ti y algunas personas sufrirán pérdidas”. (Sahih al-Bukhari, Kitab-ul-Faraidh, Hadith no. 6733)

En otra narración se menciona que después de esto, el Santo Profeta (sa) oró diciendo las siguientes palabras: “¡Oh Al’lah!  Permite a mis Compañeros cumplir con el propósito de su emigración y no permitas que regresen sin éxito”. (Sahih al-Bukhari, Kitab-ul-Janaiz, Hadith no. 1295)

Hay también una narración en la que Hazrat Sa`d (ra) relata: ‘Cuando enfermé, el Santo Profeta (sa) vino a visitarme y me preguntó: ‘¿Has dejado un testamento?’ Dije que sí. Y preguntó además: “¿Cuánto te queda aún?”. Le respondí diciendo que toda mi riqueza la había gastado en el camino de Al’lah.  El Santo Profeta (sa) le dijo: “¿Qué has dejado para tus hijos?” y respondí diciendo que son ricos.  El Santo Profeta (sa) le contestó: ‘Entonces promete una décima en tu testamento’. Hazrat Sa`d (ra) narra que continuó diciendo esto y el Santo Profeta (sa) siguió respondiendo de la misma manera;

es decir, Hazrat Sa`d (ra) deseaba dar una mayor cantidad en caridad, mientras que el Santo Profeta (sa) aconsejaba dar menos, en la medida en que dijo que disminuirlo a un tercio, incluso eso era ya una cantidad muy grande. (Sunan al-Nisai, Kitab-ul-Wasaiyyah, Hadith no. 3661)

En cualquier caso, aquellos que tienen conocimiento de esto y los que son expertos en el campo de la jurisprudencia [fiqh] han deducido de esta narración que no se puede dar más de un tercio de la riqueza de uno como parte parte de su testamento. (Jami‘ al-Tirmidhi, Abwaab-ul-Wasaiyyah, Hadith no. 2116)

Con respecto a este asunto, Hazrat Musleh Maud (ra) y segundo Jalifa afirma: “Los  Hadices también apoyan el hecho de que distribuir la riqueza restante, después de cumplir con todos nuestros gastos, no es una orden islámica.  Así, el Santo Profeta (sa) dijo:

[Árabe]

‘Algunos de ustedes traen toda su riqueza y la donan para caridad [sadqah], pero luego van pidiendo de los demás.  Debería solo darse caridad cuando se tiene exceso de riqueza”.

Del mismo modo, el Santo Profeta (sa) dijo:

[Árabe]

“Es mejor para ti dejar a tus herederos en un estado de afluencia, en lugar de dejarlos en la miseria, para que no se queden en un estado en el que tengan que estar pidiendo limosna a los demás”.

Del mismo modo, se narra en el Hadiz que Hazrat Sa`d bin Abi Waqqas (ra) solicitó permiso para distribuir dos tercios de su riqueza, pero el Santo Profeta (sa) se lo prohibió.  Entonces intentó distribuir la mitad, pero el Santo Profeta (sa) también se lo impidió.  Luego buscó permiso para distribuir un tercio de su riqueza, a lo cual el Santo Profeta (sa) le otorgó permiso, diciendo que: “Puedes dar un tercio, aunque incluso un tercio es una gran cantidad. [árabe]”.

Por lo tanto, la noción de que el islam ordena que cualquier riqueza que exceda las necesidades de uno debe ser distribuida, precisamente está completamente en contra del islam y es contraria a la práctica de los Compañeros (ra); porque según si hubo algunos que dejaron muchísimo dinero como parte de su herencia en el momento de su muerte. (Tafsir-e-Kabir, Vol. 2, p. 494)

En una narración se dice que Hazrat Sa`d bin Abi Waqqas (ra) relata: ‘Cuando caí enfermo en La Meca, el Santo Profeta (sa) vino a visitarme y puso su mano sobre mi pecho, por lo que sentí la frescura de su mano sobre mi corazón.  Al colocar su mano, dijo: ‘Tienes una enfermedad del corazón. Ve a Hariz bin Kaladah, hermano de Banu Zaqif, él es médico.  Dile que coja siete dátiles (ajwa) de Medina y los triture junto con sus huesos, y te los dé a beber como medicina”. (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 108, Sa‘d(ra) bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

En una narración se afirma que el Santo Profeta (sa) nombró a una persona específica en La Meca para atender a Hazrat Sa`d (ra) y subrayó el hecho de que si Hazrat Sa`d (ra) falleciera en La Meca, no debería ser enterrado allí, sino que debería ser llevado a Medina para ser enterrado.  (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 108, Sa‘d bin Abi Waqas(ra), Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Cazador para el Santo Profeta(sa)

Hazrat Musleh Maud (ra) relata un incidente de Hazrat Sa`d (ra) con respecto a la caza: “El Santo Profeta (sa) no solía cazar él mismo, sino que se ha demostrado por el  Hadiz que otros lo hacían para él. En este sentido, durante una expedición, llamó a Hazrat Sa`d bin Abi Waqqas (ra) y dijo: ‘Mira, hay un ciervo, dispárale con una flecha’. Cuando estaba a punto de disparar la flecha, el Santo Profeta (sa ) suavemente colocó su barbilla sobre el hombro de Hazrat Sa`d (ra) y dijo: ‘¡Oh Al’lah! Haz su puntería impecable”. (Tafsir-e-Kabir, Vol. 5, p. 124)

Conquistador de tierras

Tanto fue así, que Dios Altísimo permitió a Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) el honor de conquistar Iraq.

Una vez durante la batalla de Jandaq, los Compañeros (ra) fueron al Santo Profeta (sa) y le dijeron que había una roca en la zanja que no se rompía. El Santo Profeta (sa) fue y golpeó la roca tres veces con un hacha, y con cada golpe, la roca se movía ligeramente. Entonces, el Santo Profeta (sa) proclamó Al’lahu Akbar [Dios es el Más Grande] en voz alta y los Compañeros (ra) también pronunciaron en voz alta el eslogan.  Durante este incidente, mientras daba uno de los golpes, el Santo Profeta (sa) dijo: “Se me ha mostrado cómo caían los castillos blancos de Madain”. Esta visión se vio cumplida a manos de Hazrat Sa`d (ra). (Roshan Sitarey, Ghulam Bari Saif, Vol. 2, p. 79)

En esa época, había dos grandes potencias en los alrededores de Arabia: una era la de Cosroes (emperador persa) y la otra era la del César, (emperador romano y bizantino). Gran parte de Iraq estaba bajo el control de Cosroes y sus palacios reales estaban situados en Madain.  Las famosas batallas de Madain, Qadisiyyah, Nahavand y Yalula se libraron bajo el liderazgo de Hazrat Sa`d bin Abi Waqqas (ra).

La ciudad de Madain estaba situada junto al río Tigris, un poco al sur de Bagdad, en Iraq. Como había muchas ciudades establecidas allí, una tras otra, los árabes le dieron el nombre de Madain, que significa una ciudad compuesta por muchas ciudades [más pequeñas]. Qadisiyyah era también una ciudad de Iraq, donde se libró la famosa batalla entre musulmanes y persas, conocida como la batalla de Qadisiyyah. La actual Qadisiyyah se encuentra a unos 24 Km de Kufa. Nahavand es también una ciudad situada en el Irán actual y está a setenta kilómetros al sur de Hamadan, la capital de la región. Por su parte, Yalula es una ciudad en el actual Iraq, que se encuentra cerca del lado oriental del río Tigris. Allí se libró una batalla entre los musulmanes y los persas. Se llamó Yalula porque la ciudad se llenó con los cuerpos de los iraníes.

En Iraq, durante el califato de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Musanna’ bin Hariza (ra) pidió permiso para atacar, ya que los persas causaban constantemente problemas en la frontera. Hazrat Abu Bakr (ra) concedió el permiso y envió un gran ejército con Hazrat Jalid bin Walid (ra) para ayudar. Cuando Hazrat Abu Ubaida (ra) pidió a Hazrat Abu Bakr (ra) refuerzos en Siria, Hazrat Abu Bakr (ra) envió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) para ayudarle y este nombró a Hazrat Musanna’ (ra) para que lo sustituyera en Iraq. Sin embargo, tan pronto como Hazrat Jalid bin Walid (ra) salió de Iraq la campaña perdió impulso. Cuando Hazrat ‘Umar (ra) se convirtió en el Jalifa, volvió su atención hacia la campaña en Iraq. Hazrat Musanna’ (ra) había derrotado varias veces  a los enemigos en Buwaib y otras batallas, y se había apoderado de una gran extensión de tierra en Iraq. En ese momento, Iraq estaba bajo el control de Chosroes. Cuando los persas vieron la fuerza de los musulmanes en el campo batalla y sus victorias consecutivas, ello les abrió los ojos. Por eso reemplazaron a su reina, Buran Dujt, por Yazdegerd, el verdadero heredero de Chosroes. Al ascender al trono, inmediatamente unió todos los poderes del imperio iraní y encendió un fuego de furia y venganza en toda la nación contra los musulmanes. En estas circunstancias, Hazrat Musanna’ (ra) se vio obligado a abandonar la frontera árabe. Cuando Hazrat ‘Umar (ra) se enteró de estos incidentes, envió emisarios por toda Arabia, que pronunciaron apasionados discursos llamando a los musulmanes a tomar una posición contra Chosroes. El resultado fue que despertó emociones en Arabia y dio lugar a que la gente escuchara desde todas las direcciones, listos para presentarse por el bien del islam con sus vidas en las palmas de sus manos, [por así decirlo], acudiendo en masa a la corte real del Califato.

Valentía e intrepidez

Hazrat ‘Umar (ra) buscó consejo sobre quién debería ser nombrado para dirigir esta expedición. Por sugerencia del pueblo, Hazrat ‘Umar (ra) se preparó para dirigirlo él mismo, sin embargo Hazrat Ali (ra) y otros Compañeros prominentes estaban en contra de esto. Posteriormente, se propuso el nombre de Hazrat Said bin Zaid (ra), pero en ese mismo instante, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) se puso de pie y dijo: “¡Oh Líder de los Fieles! Conozco al individuo adecuado para esta expedición”. Hazrat ‘Umar (ra) preguntó quién era y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) propuso el nombre de Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra). Al escuchar esto, todos estuvieron de acuerdo con la propuesta de Hazrat Sa’d (ra). En cuanto a Hazrat Sa’d (ra), Hazrat ‘Umar (ra) declaró:

(árabe)

“Es un hombre valiente e intrépido, y un excelente arquero.”

Hazrat Musanna’ (ra) estaba esperando a Hazrat Sa’d (ra) junto con 8.000 valientes soldados en Zi Qar, que es un lugar situado entre Kufa y Wasat, pero durante este tiempo falleció. Pero ya antes de su fallecimiento] había nombrado a su hermano Hazrat Muana (ra) como comandante del ejército. Entonces, de acuerdo con las instrucciones que había recibido, Hazrat Muana (ra) se reunió con Hazrat Sa’d (ra) y le transmitió el mensaje de Hazrat Musanna’ (ra). Hazrat Sa’d (ra) hizo una evaluación de la fuerza de su ejército, que consistía en aproximadamente 30.000 soldados. Hazrat Sa’d (ra) organizó el ejército dividiéndolos en dos flancos y también nombró un oficial para cada uno de ellos. Luego siguieron adelante y asediaron Qadisiyyah. La batalla de Qadisiyyah tuvo lugar hacia el final del año 16 DH. Los incrédulos eran aproximadamente 280.000 y además tenían 30 elefantes; dicho ejército iraní estaba bajo el mando de Rustam. Hazrat Sa’d (ra) invitó a los incrédulos al islam y para ello envió a Hazrat Mughirah bin Shaiba (ra). En respuesta, Rustam declaró que los musulmanes estaban pasando por dificultades y que sólo lo hacían para aliviar su condición. Por lo tanto dijo que les concedería provisiones en tal abundancia que tendrían de sobra. Hazrat Mughirah (ra) respondió que habían respondido a la llamada del Mensajero de Dios (sa) y los invitaban a profesar la creencia en el Dios Único y Su Profeta (sa). Si aceptaran esta invitación, sería mejor para ellos, de lo contrario el asunto entre ellos se resolvería por la espada, es decir, en el campo de batalla. La cara de Rustam enfureció al escuchar ésto. Fueron ellos [los iraníes] los que instigaron la batalla, los musulmanes, por otro lado, no querían luchar y de hecho los llamaron hacia el islam, pero como insistieron en luchar, por consiguiente los musulmanes dijeron que en ese caso el asunto se resolvería con la espada.

Al oír esto, Rustam se enfureció y como era un idólatra, dijo: “Juro por el sol y la luna, antes de que amanezca, que empezaremos la batalla y os destruiremos a todos”. Hazrat Mughriah (ra) respondió:

[árabe]

“Sólo Al’lah es la fuente de todo el poder”.

Después de decir esto, montó en su caballo. Hazrat Sa’d (ra) había recibido instrucciones de Hazrat ‘Umar (ra) de que primero deberían invitarlos al islam. Por lo tanto, Hazrat Sa’d (ra) envió una delegación que incluía al famoso poeta y caballero, Hazrat Amr bin Madi Qarib (ra) y Hazrat Asha’z bin Qais Qindi (ra). Cuando vieron a Rustam, este preguntó a dónde iban, a lo que respondieron que iban a reunirse con su Rey [Wali]. A partir de entonces, se produjo una detallada conversación entre los dos. Los miembros de esta delegación declararon que el Santo Profeta (sa) les había prometido que se les concedería el control de su tierra. En respuesta, Rustam pidió una cesta llena de tierra y dijo: “Aquí tienes, puedes colocar nuestra tierra sobre tu cabeza”.

Hazrat Amr bin Madi Qarib (ra) se levantó rápidamente y puso la cesta de tierra en su saco, y declaró que esto iba a servir como una señal para indicar que ellos en efecto tomarían el control de su tierra. Después, fueron a la corte real del Rey de Irán y le transmitieron el mensaje del islam. El rey se enfureció y les ordenó salir de su corte real y también declaró que si no hubieran venido como emisarios, hubiera mandado que los mataran.  Luego le ordenó a Rustam que les enseñara una lección que nunca olvidarían. Era un jueves, después del rezo del Zuhr, cuando comenzó la batalla. Hazrat Sa’d (ra) proclamó el eslogan de Al’lahu Akbar [Al’lah es el Más Grande] tres veces y al recitarlo por cuarta vez, comenzó la batalla. Hazrat Sa’d (ra) estaba enfermo en ese momento y se sentó en un puesto seguro elevado, dirigiendo sus fuerzas.  (Roshan Sitarey, Ghulam Bari Saif, Vol. 2, pp. 79-82) (Atlas Fatuhat-e-Islamiyyah, p. 81, p. 100, p. 188, p. 126) (Mu‘jam-ul-Buldan, Vol. 4, p. 333, Dar-ul-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut)

Hazrat Musleh Maud (ra) también ha narrado este incidente de la siguiente manera:

“Durante la época de Hazrat ‘Umar (ra), Yazdegerd, el nieto de Crosroes Parvez ascendió al trono y comenzó a hacer extensos preparativos para luchar contra los musulmanes. En respuesta a esto, Hazrat ‘Umar (ra) envió un ejército bajo el mando de Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra). Hazrat Sa’d (ra) eligió Qadisiyyah como lugar de batalla y también envió un mapa de la zona a Hazrat ‘Umar (ra). Hazrat ‘Umar (ra) expresó su aprobación del lugar, pero junto con esto instruyó que era su deber enviar primero una delegación al rey de Irán e invitarlo a aceptar el islam. Por lo que, al recibir esta instrucción, envió una delegación para reunirse con Yazdegerd. Cuando esta delegación llegó a la corte del rey de Irán, pidió a su traductor que preguntara por qué habían venido. Cuando les hizo esta pregunta, Hazrat Nauman bin Mukarrin (ra), que era el líder de la delegación, se puso de pie y después de mencionar el advenimiento del Santo Profeta (sa), dijo: “El Santo Profeta (sa) nos ha ordenado difundir el mensaje del islam e invitar al mundo entero a la verdadera fe. De acuerdo con este mandamiento, estamos aquí ante vosotros y los invitamos al islam”. Yazdegerd se enfureció con esta respuesta suya y dijo: “Vosotros sois una nación que sois como las bestias salvajes y que comen la carne de los muertos”. Si es debido al hambre y a la escasez de provisiones lo que os ha obligado a luchar, estoy dispuesto a concederles a todos vosotros provisiones suficientes de comida y bebida para que podáis vivir cómodamente el resto de vuestras vidas”. A pesar de que él fue el que instigó la lucha, pero aún así estaba haciendo la acusación contra los musulmanes”. En cualquier caso, declaró además: “También os proporcionaré ropa y podreis tomar todas esas provisiones y regresar a vuestro país. Además, retirad a los hombres que protegen vuestras fronteras y permitidme seguir expandiendo mi territorio como me plazca. ¿Por qué queréis poner en peligro vuestras vidas librando una batalla contra nosotros?”. Cuando terminó de decir lo que tenía que decir, Hazrat Mughirah bin Zararah (ra) se puso de pie en nombre de la delegación musulmana y dijo: “Lo que ha dicho de nosotros es absolutamente cierto. De hecho, éramos una nación como bestias salvajes y comíamos la carne de los muertos. Incluso comíamos serpientes, escorpiones, langostas y lagartos. Sin embargo, Dios Altísimo nos otorgó sus bendiciones y envió a Su Mensajero (sa) para guiarnos. Lo hemos aceptamos y actuamos de acuerdo con lo que nos ha dicho, y como resultado se ha producido un cambio revolucionario en nuestro interior. Así pues, esos males de los que has hablado, ya no permanecen en nosotros y no vamos a ser tentados por nada de lo que usted ofrece. La batalla entre ustedes y nosotros ha comenzado y el asunto se resolverá en el campo de batalla. La tentación tras ser ofrecidos riqueza mundana y material no puede disuadirnos de nuestro objetivo”.

Al oír esto, Yazdegerd se enfadó mucho y le dijo a uno de sus sirvientes que fuera y trajera un saco de tierra. Cuando llegó el saco de tierra, llamó al líder de la delegación musulmana para que diera un paso al frente y dijo que como habían rechazado su oferta, por lo tanto no recibirían nada excepto un saco de tierra. El Compañero dio encantado un paso adelante, bajó la cabeza y se colocó el saco de tierra sobre su espalda. Entonces se levantó bruscamente y todos salieron rápidamente de la corte real. Al salir de allí, dijo en voz alta a los Compañeros de la delegación: “Hoy el rey de Persia nos ha entregado el suelo de su tierra con sus propias manos”. Luego montaron sus caballos y salieron rápidamente. Cuando el rey escuchó esto, se horrorizó y ordenó a los sirvientes de su corte real que fueran tras ellos y trajeran el saco de tierra, porque darles la tierra de su reino con sus propias manos era un mal augurio. No obstante, para entonces ya habían cabalgado una larga distancia.

Al final, resultó exactamente como habían dicho y en pocos años, Persia quedó bajo dominio musulmán. ¿Cómo se produjo este extraordinario cambio dentro de los musulmanes? Esto se debe a que las enseñanzas coránicas provocaron un cambio revolucionario en su moral y conducta. Acabó con su forma de vida inmunda y en su lugar los elevó hasta poseer la más excelente moral y carácter. Como resultado de esto, fueron capaces de difundir el mensaje del islam al mundo y, siguiendo las enseñanzas del islam, pudieron convertir a otros también para ser verdaderos musulmanes. Nunca se dejaron intimidar por ningún tipo de miedo, peligro o poder”. (Tafsir-e-Kabir, Vol. 6, pp. 204-205)

(Friday Sermon – August 14, 2020 )

Abu Mihjan al-Thaqafi

https://www.ahmadiyya-islam.org/es/sermones-de-los-viernes/2020/08/14/hombres-de-excelencia-hazrat-sad-bin-abi-waqqas-ra/

https://www.alislam.org/articles/sad-bin-abi-waqas/

Durante esta batalla, Hazrat Salama bint Hafsa (ra), la esposa de Hazrat Sa’d (ra), vio que un prisionero que estaba encadenado expresaba un inmenso deseo de participar en esa contienda. Su nombre era Abu Mihllan al-Zaqafi. Hazrat ‘Umar (ra) lo había expulsado de la ciudad por ser un bebedor y por esa razón estaba allí. Sin embargo, como había vuelto a beber alcohol, Hazrat Sa’d (ra) lo azotó y encadenó como castigo.

Abu Mihllan le pidió a Zahrah, que era una sirvienta de Hazrat Sa’d (ra), que abriera sus cadenas para poder participar en la batalla. Él dijo: “Por Al’lah, si sobrevivo, regresaré y volveré a ponerme las cadenas”. La sirvienta aceptó su petición y abrió las cadenas. Abu Mihllan se subió al caballo de Hazrat Sa‘d (ra) y se dirigió hacia el campo de batalla. Penetrando en las filas del enemigo, se dirigió hacia el gran elefante blanco y lo atacó. Hazrat Sa’d (ra) observó todo esto y dijo: “Creo que es mi caballo, pero me parece que es Abu Mihllan al-Zaqafi quien lo monta”. Como se ha mencionado anteriormente, Hazrat Sa‘d (ra) no había podido participar activamente en la batalla debido a una enfermedad, pero supervisaba todo desde lejos. En cualquier caso, la contienda continuó durante tres días. Cuando la batalla llegó a su fin, Abu Mihllan al-Zaqafi regresó y volvió a ponerse las cadenas. Hazrat Sa’d (ra) liberó a Abu Mihllan y le dijo: “Si vuelves a beber alcohol, te castigaré severamente”. Abu Mihllan prometió no volver a beber jamás. Según otra narración, Hazrat Sa’d (ra) escribió el incidente completo a Hazrat ‘Umar (ra) y este dijo al respecto: “Si se arrepiente de volver a beber alcohol, entonces no debería ser castigado”. Ante esto, Abu Mihllan juró no volver a beber nunca más y Hazrat Sa’d (ra) lo dejó en libertad. (Ashra Mubashra, Bashir Sajid, pp. 850-851)

Hazrat Musleh Maud (ra) ha narrado los detalles de este incidente de la siguiente manera. En la narración anterior se ha mencionado que la sirvienta lo liberó. No obstante, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) estaba entre los Compañeros más especiales del Santo Profeta (sa). Durante el período de Jalifato de Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Sa’d (ra) fue nombrado comandante del ejército musulmán que se enfrentaría contra el ejército persa. De repente, desarrolló un absceso en el muslo, que se conoce como “gambhir” en nuestro idioma urdu. Este persistió durante mucho tiempo y aunque probó diferentes de tratamientos, todos fueron en vano. Al poco pensó que si permanecía postrado en la cama, el ejército se desanimaría si veía que su comandante estaba ausente. Por lo tanto, hizo que se construyera una plataforma en un árbol como la gente en este país [es decir, en el subcontinente] hace para asegurar sus huertos. Solía ​​subir a la plataforma con la ayuda de sus hombres para que el ejército musulmán pudiera verlo y se asegurara de que su comandante estaba con ellos. Durante aquellos días, se enteró de que un jefe árabe [musulmán] había consumido alcohol”.

Hazrat Musleh Maud (el segundo Jalifa, ra) escribe además: “Aunque el alcohol estaba prohibido en el islam, los árabes tenían muchísima adicción y una vez que alguien se vuelve adicto a algo, la abstinencia llega a ser muy difícil. Este jefe en particular  había aceptado el Islam solo dos o tres años antes”.

Hazrat Musleh Maud (ra) afirma que cuando alguien desarrolla el hábito de algo, no es fácil dejarlo.

En cualquier caso, “Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) fue informado de que este jefe árabe musulmán bebía alcohol, por lo que lo encarceló. En aquellos días no habían cárceles formales. Quien debía ser encarcelado, era encerrado en una celda y se le asignaba alguien para vigilarlo. Así que este jefe árabe musulmán fue encerrado en una celda y alguien fue designado para vigilar la puerta”.  Hazrat Musleh Maud (ra) escribe además:

“Ese año en particular fue conocido como el año de las pruebas en el Islam (es decir, el año en el que tuvo lugar esta batalla). La razón es que los musulmanes sufrieron grandes pérdidas durante la batalla. En un momento dado, los caballos del ejército musulmán huyeron de los elefantes del ejército enemigo. Cerca había un río y los caballos se lanzaron a él. Como los árabes no sabían nadar, cientos de musulmanes que iban montados en los caballos se ahogaron y murieron. Por esta razón, ese año es conocido como el año de las pruebas. Sin embargo, este jefe árabe musulmán fue encerrado en una celda. Los soldados musulmanes que regresaban de la batalla, se sentaban cerca de su celda y hablaban entre sí sobre las grandes pérdidas que los musulmanes sufrían durante la batalla. Entonces él se sentía muy dolido al escuchar esto y expresaba su dolor por el hecho de que no podía participar en la batalla en esa ocasión. Ciertamente era débil por beber alcohol, pero sin embargo era un hombre muy valiente y apasionado. Al enterarse de las pérdidas que habían sufrido los musulmanes durante la batalla, comenzó a caminar de un lado a otro de la celda, como hace un león de un lado a otro en la jaula. Mientras caminaba de un lado a otro, recitaba unos versos que siginificaban lo siguiente:  “Hoy es tu oportunidad de defender el Islam y demostrar tu coraje. Si embargo, estas encarcelado”. La esposa de Hazrat Sa’d (ra) era una mujer muy valiente. Un día, pasó por su celda y escuchó estos versos, y vió que nadie esta haciendo guardia. Así que se acercó a la puerta y, dirigiéndose al prisionero, le dijo: ‘¿Sabes que Sa’d te ha encarcelado? Si se entera que te he liberado, ciertamente me hará responsable. Pero deseo liberarte para que puedas ayudar al Islam de acuerdo a tu deseo. Él respondió: ‘Puedes liberarme cuando comience la batalla y te prometo que regresaré inmediatamente a esta celda después del final de cada lucha. Esta mujer también era una apasionada del Islam y tenía un ardiente deseo de protegerlo. Entonces ella lo liberó  y así pues participó en la batalla,  y luchó con tanto coraje que,  como resultado, el ejército musulmán avanzó hacia delante en lugar de retirarse. Sa’d (ra) lo reconoció y dijo: “El hombre al que encarcelé por beber alcohol ha estado en la batalla hoy. Aunque se ha cubierto la cara, lo he reconocido por la forma en que peleaba y por su estatura física. Buscaré al individuo que lo liberó y lo castigaré severamente”. En otras palabras, iba a castigar severamente a la persona que lo había desencadenado y liberado,   Cuando Hazrat Sa’d (ra) pronunció estas palabras, su esposa se enojó y dijo: “¿No te avergüenzas de estar sentado en la terraza sobre un árbol y haber encarcelado al individuo que, sin miedo, entra en las filas del ejército contrario y no le importa su vida?  ¡Yo liberé a esta persona!  Puedes hacer lo que quieras.  Lo dejé libre y ahora puedes hacer lo que quieras”.

Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó los detalles de este incidente en uno de sus discursos a Lallna [la organización auxiliar de mujeres] y afirmó que las mujeres en el Islam lograron éxitos  extraordinarios. Hazrat Musleh Maud (ra) luego les recordó a las mujeres áhmadis que deberían tener en cuenta estos ejemplos incluso hoy. (Quroon-e-Ula ki Musalman Khawatin ka Namuna, Anwar-ul-Ulum, Vol. 25, pp. 428 -430)

Hazrat Khansaa(ra); poetisa y devotaOtro relato de los sacrificios ofrecidos por las mujeres es el siguiente, que está también está relacionado con Hazrat Sa’d (ra).  Una conocida poeta y compañera de la tribu Ansar de Banu Sulaym, Hazrat Jansaa (ra), dedicó a sus cuatro hijos durante esta batalla por la causa de Dios.  El esposo y el hermano de Hazrat Jansaa (ra) habían fallecido cuando ella era joven.  Hazrat Jansaa (ra) crió a sus hijos con mucho cuidado y esfuerzo.  En la mañana del último día de la batalla de Qadisiyyah, antes de que comenzara la misma, Hazrat Jansaa (ra) se dirigió a sus hijos y les dijo: “¡Oh, hijos míos! Habéis aceptado de corazón el Islam y emigrado por vuestra propia voluntad.  ¡Por ese Ser,  junto a Quien no hay nadie más digno de adoración, no he permitido que ninguna vergüenza caiga sobre el linaje y los antepasados!  Recuerden que la morada del más allá es mejor que este mundo temporal. ¡Hijos míos!. Preparaos, manteneos firmes, y luchad hombro con hombro temiendo a Dios.  Cuando veais que la batalla sea dura con todas las fuerzas y  la caballería haya decidido mantenerse firme, corred hacia el campo de batalla para adornar vuestras vidas en el más allá”. Así, actuando de acuerdo con la instrucción de Hazrat Jansaa (ra), sus hijos tomaron las riendas de sus caballos, recitaron los versos que se citan tradicionalmente en los momentos de la batalla [para despertar el espíritu de los soldados], galoparon hasta el campo de batalla y lucharon valientemente hasta que fueron martirizados. Antes de que cayera la noche de ese día, la bandera islámica se izó sobre Qadisiyyah. Hazrat Jansaa (ra) fue informada de que sus cuatro hijos habían sido martirizados y dijo: “Estoy agradecida a Dios por haberles concedido el martirio”. Estoy orgullosa de que hayan sido sacrificados por la causa de la verdad y estoy segura de que Dios Altísimo nos concederá una morada a la sombra de Su misericordia”.Victoria en la batalla de Qadisiyyah

Después de obtener la victoria sobre Qadisiyyah, al ejército musulmán se le concedió la victoria en Babul, una antigua ciudad del actual Irak y que ha sido mencionada en el Sagrado Corán en relación con Harut y Marut. Este lugar era donde ahora está situado Kufa y esto es lo que se ha mencionado en la introducción para los nombres de las ciudades.  Está escrito también que llegaron a la histórica ciudad de Kusa,  lugar donde Nimrod encarceló a Hazrat Ibrahim (as). La prisión estaba todavía intacta en ese tiempo. Cuando Hazrat Sa’d (ra) llegó a ese lugar y vio la prisión, recitó el siguiente verso del Santo Corán:

[Árabe]

es decir:  “Y hacemos que esos días se sucedan alternativamente entre los hombres para que sean exhortados,“[3:141].

Cuando se alejaron de Kusa, llegaron a un lugar llamado Bahra Shir. Según Mu’yam al-Buldan, que también explica los nombres de las ciudades, el nombre de este lugar era Bahure Sir, situado al oeste del río Tigris, cerca de la ciudad iraquí de Midián, en las afueras de Bagdad. Aquí es donde se guardaba el león de caza de Cosroes. Así que cuando el ejército de Hazrat Sa’d (ra) se acercó, esta bestia se avalanzó sobre ellos. Rugiendo de forma estruendosa, el león lanzó su ataque contra el ejército. Hashim bin Abi Waqqas (ra), el hermano de Hazrat Sa’d (ra), que era el comandante del frente, golpeó al león con su espada de tal manera que cayó en el acto. La batalla de Madaian tuvo lugar durante este conflicto. Midián era la base de Cosroes y donde se encontraban sus palacios blancos. Entre los musulmanes y Midián estaba el río Tigris. Los iraníes habían destruido completamente el puente del río. Hazrat Sa’d (ra) dijo entonces: “Oh musulmanes, el enemigo se ha refugiado en el río, así que lo cruzaremos a nado”. Al decir esto, Hazrat Sa’d (ra) llevó el caballo al río y los soldados siguieron a su comandante llevando también sus caballos al río, y de esta manera el ejército de los musulmanes cruzó el río. Al presenciar estas extraordinarias escenas, los iraníes comenzaron a gritar de miedo y huyeron inmediatamente pensando que habían llegado algunos espíritus. A medida que los musulmanes avanzaban, tomaron el control de la ciudad y los palacios de Cosroes, y de esta manera se cumplió la profecía del Santo Profeta (sa). Esta fue revelada al Santo Profeta (sa) mientras golpeaba la roca con el pico, cavando la zanja antes de la Batalla de Ahzab cuando dijo: “Se me ha mostrado los palacios blancos de Midián cayendo”. Y habiendo visto estos palacios en un estado de abandono, Hazrat Sa’d (ra) recitó los siguientes versos de Surah ad-Dujan:

[Árabe]

¡’Cuántos fueron los jardines y los manantiales que dejaron atrás! ¡Y los campos de maíz y los lugares nobles! ¡Y las comodidades con las que se deleitaban! Así estaba destinado a ser. E hicimos que otro pueblo heredara estas cosas”. (Surah al-Dukhan, Ch.44: V.26-29) (not in Spanish text)

A partir de entonces, Hazrat Sa’d (ra) escribió a Hazrat ‘Umar (ra) pidiéndole permiso para seguir avanzando, a lo que Hazrat ‘Umar (ra) respondió que debería bastar con lo que estaba a mano y que debería prestarse atención a establecer la ley y el orden en las tierras conquistadas. Por lo tanto, al establecer Midián como sede, Hazrat Sa’d (ra) empezó a esforzarse para fortalecer la administración y lo hizo de manera excelente.

Construction of Kufa

Elaboró el censo de Irak y elaboró su medición, se encargó del bienestar y comodidad de las gentes, y a través de su excelente planificación y el cumplimiento de sus deberes, demostró que Dios Altísimo lo había favorecido no sólo con el arte de la guerra, sino también con la pericia administrativa. La gente piensa que después de conquistar una tierra, los musulmanes no cuidaban de su gente, pero es al contrario, ya que cada vez que conquistaban una ciudad, cuidaban más de ellos que todos los que les habían precedido. Luego se produjo la construcción de Kufa. Debido al hecho de que el clima de Midián no era adecuado para los árabes, con el permiso de Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Sa’d (ra) hizo que los árabes se establecieran en una nueva ciudad y se asignaron a las tribus árabes sus propios barrios. Se construyó en el centro de la ciudad una gran mezquita que podía albergar 40.000 fieles a la vez. Kufa era, de hecho, una guarnición militar, por lo que se convirtió en el lugar de residencia de 100.000 soldados. Más detalles de esto son que después de permanecer en Midián durante algún tiempo, Hazrat Sa’d (ra) se dio cuenta de que el clima había afectado mucho a los árabes.  Hazrat ‘Umar (ra) fue informado de esto y se le dio la instrucción de encontrar una tierra cercana adecuada donde pudieran habitar, y una vez que los árabes se establecieran allí, debería convertirse en la sede administrativa.  De acuerdo con esto, Hazrat Sa’d (ra) dejó Midián, eligió una tierra adecuada cerca de las fronteras y puso los cimientos de una gran ciudad llamada Kufa, y luego estableció allí a las tribus árabes, cada una en su propio asentamiento.  En el centro, se construyó una gran mezquita que tenía espacio para 40.000 fieles.  Además hizo construir el edificio de la Tesorería cerca de la mezquita y también su propio palacio, que se conocía como Qasr-e-Sa’d. (Roshan Sitarey, pp. 84-88), (Sair al-Sahaba, Vol. 2, pp. 117-118) (Mujam-ul-Buldan, p. 56) (Mujam-ul-Buldan, Vol. 1, p. 610)

Batalla de Nahawand

Luego está la batalla de Nahawand, donde en el 21 DH las fuerzas iraníes comenzaron los preparativos para luchar contra los musulmanes en el ‘Ayam’ de Irak, es decir, la parte de Irak que pertenecía a los persas.  Para recuperar el control de las tierras conquistadas por los musulmanes, 150.000 guerreros iraníes se habían reunido en su oposición en Nahawand.  Hazrat Sa’d (ra) informó a Hazrat ‘Umar (ra) sobre ésto y, después de recibir el consejo de personas con experiencia y entendimiento, nombró a un iraquí, Hazrat Nu’man bin Muqqarin Muzni (ra) como comandante del ejército musulmán.  En ese momento, Hazrat Nu’man (ra) estaba en Kaskar, que se encuentra entre Nahawand y el borde del río Tigris cerca de Basra, y en donde había muchas ciudades y pueblos.  Por así decirlo, Hazrat ‘Umar (ra) le indicó que llegara a Nahawand.  En comparación con el ejército iraní de 150.000, el ejército musulmán se componía de solo 30.000.  Mientras pasaba por las filas del ejército, Hazrat Nu’man (ra) dio ciertas instrucciones y dijo que si lo mataban, Hazrat Huzaifah (ra) tomaría el mando del ejército, y si él también fuera asesinado, entonces a este y aquel sería entregado el mando del ejército. Al hacerlo, nombró a siete personas una tras otra.  A partir de entonces, suplicó a Dios Altísimo diciendo: “Oh Dios, honra tu religión, ayuda a Tus siervos y concede el rango de martirio a Nu’man en primer lugar”. Según otra narración, oró: “Oh, Dios, te ruego que me concedas el agrado de mis ojos a través de tal victoria en la que reside el honor del Islam y mi martirio”. Cuando comenzó la batalla, los musulmanes lucharon con tal valentía que habían conquistado el campo de batalla antes de que el sol pudiera ponerse y en esta batalla Hazrat Nu’man (ra) fue martirizado. Abu Lu’lua Feroz fue capturado en esta batalla y entregado como esclavo a Hazrat Mughirah bin Shu’bah (ra). Esta es la misma persona que más tarde atacó a Hazrat ‘Umar (ra) y lo martirizó. Hazrat ‘Umar (ra) escribió una carta al emir de Nahawand en la que decía que si Dios Altísimo concedía la victoria a los musulmanes, entonces el jumus (1/5) del botín de guerra, debería reservarse para el tesoro y el resto debería distribuirse entre los musulmanes. Pero si este ejército fuera derrotado, entonces el vientre de la tierra era mejor que lo que está sobre él, es decir, la tumba.

Falsas acusaciones

Una vez, durante el califato de Hazrat ‘Umar (ra), algunas personas de la tribu Banu Asad se quejaron de la forma en que Hazrat Sa’d (ra) ofrecía su salat u oración. Se quejaron a Hazrat ‘Umar (ra) de que Hazrat Sa’d (ra) no dirigía la salat de la manera correcta. Hazrat ‘Umar (ra) luego envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) para investigar el asunto, pero encontró que las acusaciones eran falsas. No obstante, debido a ciertas razones y sabiduría, Hazrat ‘Umar (ra) llamó a Hazrat Sa’d (ra) a Medina. (Roshan Sitarey, Vol. 2, pp. 88-90) (Sharah Zarqani, Vol.4, p. 539, Dar-ul-Kutb-ul-ilmiyyah, Beirut) (Mujam-ul-Buldan, p. 292)

Esto se ha mencionado en Sahih Bujari de la siguiente manera. Hazrat Yabir bin Zamarah (ra) relata que la gente de Kufa se quejó a Hazrat ‘Umar (ra) acerca de Hazrat Sa’d (ra). Y así Hazrat ‘Umar (ra) lo destituyó de sus funciones y nombró a Hazrat Ammar (ra) como gobernador.

Entre las quejas que los residentes de Kufa hicieron contra Hazrat Sa`d (ra) era que dijeron que él no dirigía la salat de buena manera. Hazrat ‘Umar (ra) le llamó y dijo: “Oh Abu Ishaq, (Abu Ishaq era el título de Hazrat Sa`d -ra-) estas personas dicen que no diriges la salat (oración) de forma adecuada”. Abu Ishaq (es decir Hazrat Sa´d -ra-) respondió: “¡Por Dios!, dirijo la salat  exactamente como el Santo Profeta (sa) solía hacerlo. Cuando dirijo la oración de Ishaa, hago los dos primeros raka’ats largos y los dos últimos más cortos. Hazrat ‘Umar (ra) dijo: “Abu Ishaq, esto es exactamente lo que pensaba de tí,” queriendo decir que era exactamente lo que esperaba que hiciera. Entonces Hazrat ‘Umar (ra) envió uno o varios hombres con él a Kufa para preguntar a sus habitantes sobre él. Visitaron todas las mezquitas para indagar sobre Hazrat Sa`d (ra) y la gente hablaba muy bien de él. Al final fueron a la mezquita de la tribu de Banu Abas. Allí, un hombre conocido como Osama bin Qatadah, cuyo título era Abu Sa`ida, se puso de pie y dijo: “Ya que nos preguntas, la verdad es que Sa´d no acompañaba al ejército, ni distribuía la riqueza de  forma equitativa, ni era justo en sus decisiones”. Estas fueron las acusaciones que hicieron contra Hazrat Sa´d (ra). Al escuchar esto, Hazrat Sa´d (ra) dijo: “Por Dios, rezo por tres asuntos: ¡Oh mi Dios! Si este siervo tuyo (es decir, la persona que ha hecho estas acusaciones) es un mentiroso y se ha puesto de pié por ostentación y para obtener fama, entonces alarga su vida, aumenta sus necesidades y haz que se enfrente a pruebas continuamente”. Después de esto, cada vez que alguien preguntaba acerca de la persona que había lanzado las acusaciones, él decía que se había vuelto muy débil, mayor y que se encontraba muy mal. Decía que se encontraba afligido por el sufrimiento. La plegaria de Hazrat Sa`d (ra) en su contra se había cumplido, lo que significa que estaba sufriendo las consecuencias de las falsas acusaciones que había lanzado. Abdul Mulk solía decir: “Le vi al cabo de un tiempo y, debido a su avanzada edad, sus párpados se habían hundido sobre sus ojos”. Era sorprendente ver que, a pesar de esto, su nivel de moralidad era tan bajo que se acercaba a las jovencitas en las calles y les hacía señales con sus ojos”. Este incidente ha sido registrado en Bujari. (Sahih Bukhari, Kitab-ul-Adhan, Hadith no. 755)

En cualquier caso, Hazrat Sa`d (ra) se sintió profundamente herido por estas acusaciones y dijo: “Yo fui el primero de entre los árabes en lanzar una flecha por el Islam y junto al Santo Profeta (sa) íbamos a las batallas en tales condiciones, que ni siquiera teníamos para comer excepto hojas de los árboles. Nuestra condición era tal que nuestras deposiciones se asemejaban a los excrementos de los camellos o las cabras (es decir, estaban completamente secas), pero ahora la situación es  tal que Banu Asad ibn Juzaimah desea enseñarme las buenas maneras del Islam. Si eso es así, entonces he sido un fracasado y todas mis acciones han sido inútiles, ya que la gente de Banu Asad ha ido a Hazrat ‘Umar (ra) para hablar mal de mí y decir que no dirijo la salat (oración) de forma adecuada”. Esta narración también se encuentra en Bujari. (Sahih Bukhari, Kitab Fazail al-Sahab al-Nabi, Hadith no. 3728) (Sunan al-Tirmidhi, Abwab al-Zuhd, Hadith no. 2365, 2366)

El Comité Electoral

En el 23 de la Hégira, cuando Hazrat ‘Umar (ra) fue atacado en un intento homicida, mucha gente le pidió que nombrara a alguien para ser Jalifa después de él. Ante esta situación, Hazrat ‘Umar (ra) nombró un consejo para la elección del Jalifa que incluía a Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra), Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra), Hazrat Zubair bin Awwam (ra) y Hazrat Talha bin Ubaidal’lah (ra). Hazrat ‘Umar (ra) dijo que cualquiera de estos Compañeros podía ser elegido, ya que el Santo Profeta (sa) les había dado a todos las buenas nuevas del paraíso. Luego dijo: “Si se concede el Jalifato a Sa’d bin Abi Waqqas, entonces él debería ser el Jalifa, de lo contrario, el que se convierta en Jalifa deberá continuar buscando la ayuda de Sa’d,  ya que no lo destituí de sus deberes por ser incompetente en su trabajo o por falta de honradez”. (Sahih al-Bukhari, Kitab Fazail al-Sahab al-Nabi, Hadith no. 3700) (Sahih al-Bukari, Kitab-ul-Janaiz, Hadith no. 1392)

Adoptó una vida de soledad

Cuando Hazrat Uzmán (ra) se hizo Jalifa, nombró a Hazrat Sa’d (ra) gobernador de Kufa una vez más y desempeñó su cargo durante tres años. Después, por alguna razón, tuvo una discrepancia con Hazrat Abdul’lah bin Mas’ud (ra), quien, en ese momento, se encontraba a cargo de Baitul Mal [el departamento de tesorería] y como resultado de ello, Hazrat Uzmán (ra) lo destituyó de sus funciones. Tras haber sido destituido de su cargo, adoptó una vida de recogimiento en Medina. Cuando comenzaron los disturbios y la distensión contra Hazrat Uzmán (ra), él permaneció en soledad. (Sair-ul-Sahaba, Vol. 2, p. 120)

Se narra que durante la revuelta, su hijo le preguntó qué le había impedido ir a la yihad. Hazrat Sa’d (ra) respondió: “No lucharé hasta que me traigas una espada que distinga entre un creyente y un incrédulo”, ya que en ese momento los musulmanes peleaban entre sí. También existe otro relato que narra que Hazrat Sa’d (ra) dijo:  “Tráeme una espada que tenga ojos, labios y lengua, y me pueda decir quien es creyente y quien es incrédulo, porque hasta ahora, solo he luchado contra los incrédulos”. (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, p. 106, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut 1990)

Hay una narración en Sunan Tirmidhi que relata lo que Hazrat Sa’d (ra) dijo respecto a la discordia que comenzó durante el tiempo de Hazrat Uzmán (ra): “Doy testimonio de que el Santo Profeta (sa) dijo que seguramente llegaría un tiempo en el que se produciría una revuelta y durante la cual, el que permaneciera sentado sería mejor que el que estuviera de pie, y el que estuviera de pie sería mejor que el que caminara, y el que caminara sería mejor que el que corriera”; queriendo decir que no había que participar en el conflicto, sino tratar de mantenerse alejado del mismo. Alguien preguntó que deberían hacer si la discordia entraba en sus casas. Él respondió: “Haz como ibn Adam [hijos de Adán]”, (Sunan al-Tirmidhi, Abwaab-ul-Fitn, Hadith no. 2194) del mismo modo que el Sagrado Corán menciona a ibn Adam, diciendo que debes defenderte pero no debes luchar  con la intención de matar. Este incidente se menciona en el Sagrado Corán y parece que es el ejemplo que dio.

Al mencionar los grandes esfuerzos de los Compañeros (ra) para poner fin a la discordia que había comenzado durante el Jalifato de Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Musleh Maud (ra) afirma: “Aunque los Compañeros (ra) no tuvieron la oportunidad de reunirse con Hazrat Uzmán (ra), no descuidaron sus obligaciones. Según lo que era relevante en ese momento, se habían repartido su trabajo en dos partes: aquellos que estaban en edad avanzada y los ancianos, y quienes tenían influencia moral sobre las masas, que dedicaban su tiempo aconsejando a los demás.  Aquellos que no tenían tal influencia o eran más jóvenes, trabajaban para la protección de Hazrat Uzmán (ra)”. Y continúa: “Entre ellos, a la vanguardia en el trabajo para eliminar la discordia estaban Hazrat Ali (ra) y Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra), el vencedor de Persia”. (Islam Mein Ikhtilafat ka Aghaz, Anwar-ul-Ulum, Vol. 4, p. 321)

Después de Hazrat Uzmán (ra), durante el Jalifato de Hazrat Ali (ra), Hazrat Sa’d (ra) permaneció en soledad.  Según una narración, cuando aumentó la disputa entre Hazrat Ali (ra) y Amir Mu’awiyyah (ra), dicho Amir escribió cartas a tres Compañeros pidiendo ayuda: Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra), Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) y Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra).  Les escribió solicitando ayuda contra Hazrat Ali (ra). Pero los tres se la denegaron. Hazrat Sa’d (ra) le envió los siguiente versículos al amir Mu’awiyyah (ra) como respuesta:

[árabe]

La traducción es: “¡Oh Mu’awiyyah! Tienes una enfermedad grave.  No hay cura para tu enfermedad. ¿No puedes entender que Abu Hassan (es decir, Hazrat Ali -ra-) me pidió que luchara, pero ni siquiera le escuché, y le pedí que me diera una espada en la que pudiera distinguir la diferencia entre un amigo y un enemigo.  ¡Oh Mu’awiyyah! ¿Esperas que te escuche el que no oyó la petición de luchar de Hazrat Ali (ra)? A pesar de que un solo día de la vida de Hazrat Ali (ra) es mejor que toda tu vida y tu muerte, me hiciste un llamamiento contra esa persona”. Este incidente se relata en una narración de Usdul Ghabah. (Usdul Ghaba fI Ma‘rifat al-Sahaba, Vol. 2, p. 455, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut Lebanon)

Se cuenta en una narración que Amir Mu’awiyyah  preguntó en una ocasión a Hazrat Sa’d (ra): “¿Qué te impide hablar mal de Abu Turab (este era el título de Hazrat Ali -ra-?”. Porque Hazrat Sa’d (ra) nunca hablaba mal de él. Hazrat Sa’d (ra) dijo: “Hay tres cosas que el Santo Profeta (sa) dijo respecto a él. Si se hubiera dicho tan solo una de esas cosas sobre mí, sería más querido que los camellos rojos. Por esas tres cosas, nunca hablaré mal de él, (es decir, de Hazrat Ali -ra-).

En primer lugar,  en una ocasión, el Mensajero (sa) de Dios dejó a Hazrat Ali (ra) atrás durante una expedición. Ante esto, Hazrat Ali (ra) le dijo: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios! ¿Me dejas atrás con las mujeres y los niños?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¿No estás contento con el hecho de que tu conexión conmigo es la misma que la de Aarón (as) con Moisés (as), excepto con la diferencia de que no se te concederá el estatus de Profeta después de mí?”. Lo segundo fue con motivo de la batalla de Jaibar, cuando el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Entregaré la bandera del Islam a una persona que ama a Dios y a Su Mensajero y Dios y Su Mensajero le aman’. En ese momento, todos deseábamos que se nos diera la bandera, porque todos amábamos al Santo Profeta (sa), pero el Santo Profeta (sa) pidió que llamaran a Hazrat Ali (ra). No se la dio a ninguno de nosotros y en su lugar llamó a Hazrat Ali (ra), que vino, pero sufría una dolencia en sus ojos. El Santo Profeta (sa) puso la saliva bendita de su boca sobre sus ojos y le dio la bandera del Islam. Ese día, Al’lah concedió la victoria a los musulmanes.

El tercer aspecto que mencionó fue que cuando se reveló este versículo:

[árabe]

La traducción es la siguiente: ‘Diles:’  venid, llamemos a nuestros hijos y a tus hijos, y a nuestras mujeres y tus mujeres’, el Santo Profeta (sa) llamó a Hazrat Ali (ra), Hazrat Fatima (ra), Hazrat Hasan y Hazrat Husain (ra) y dijo: ‘¡Oh Al’lah!  Estos son miembros de mi familia”.

Esta es una narración de Tirmidhi. (Sunan al-Tirmidhi, Abwab-ul-Manaqib, Hadith no. 3724)

Fallecimiento

Mus’ab bin Sa’d, el hijo de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) afirma: “Cuando mi padre estaba a punto de morir, puso su cabeza en mi regazo y en ese momento las lágrimas comenzaron a brotar. Al ver mi estado, me dijo: ‘¡Oh hijo mío!  Querido hijo mío: ¿qué es lo que te hace llorar? ‘Le respondí: ‘Tu muerte inminente y el hecho de que después de tu muerte quizá descubra que no hay nadie igual a ti’”. A esto, Hazrat Sa’d (ra) respondió: “No llores sobre mí, Dios Altísimo nunca me castigará y yo estoy entre los habitantes del paraíso”.  Algunas personas plantean acusaciones de que tal o cual afirmó que entraría al paraíso y ¿cómo es eso posible? En este incidente, Hazrat Sa’d declaró que él era uno de los que entrarían al paraíso.  Luego declaró además: “Dios Altísimo recompensará a los creyentes por sus buenas obras que realizaron por Su causa. En cuanto a los incrédulos, Dios Altísimo reducirá Su castigo debido a sus virtudes.  Sin embargo, cuando esas obras se acaben, Él los castigará de nuevo.  Toda persona debe buscar la recompensa por los hechos que lleva a cabo”. (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, pp. 108-109, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990)

El hijo de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) dijo además: “Le pregunté a mi padre: ‘Tu trato hacia los Ansar es diferente al de todos los demás’. Él respondió: “¡Oh, hijo mío!  ¿Hay algo en tu corazón contra ellos?’. Le preguntó a su hijo que si al ver su trato hacia los Ansar tenía algo en mente al respecto. Su hijo respondió: “No, pero ese trato me asombra”.  Hazrat Sa’d (ra) respondió: “Escuché al Santo Profeta (sa) decir que solo los creyentes se harán amigos de ellos [es decir, los Ansar] y los hipócritas albergarán maldad contra ellos.  Por eso tengo estrechos vínculos con ellos”. (Usdul Ghaba fi Ma‘rifat al-Sahaba, Vol. 2, p. 456, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon)

Yarir relata que en una ocasión fue a visitar a Hazrat ‘Umar (ra).  Hazrat ‘Umar (ra) preguntó sobre Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra),  a lo que respondió: “He visto que a pesar de ejercer una poderosa autoridad en su gobierno, es la persona más honorable.  Es el menos estricto en su trato y es como una madre benevolente para la gente.  Él reúne provisiones para ellos al igual que las hormigas reúnen provisiones. En las batallas, es el más valiente y amado de todos los Quraish “. (al-Sahaba fi Tamyeez al-Sahaba, Vol. 3, p. 64, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1995)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) falleció en el año 55 D.H. y en el momento de su fallecimiento tenía algo más de 70 años.  Según algunas narraciones tenía 74 años, mientras que según otras narraciones tenía 83 años. (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, p. 110, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990) (al-Istiab fi Ma‘rifat al-Sahab, Vol. 2, p. 610, Dar-ul-Jeel, Beirut)

Por tanto, hay una diferencia de opinión en cuanto al año de la muerte de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Las diferentes narraciones van desde 51 DH hasta el 58 DH; sin embargo, la mayoría ha declarado que su año de fallecimiento fue el 55 DH. (Usdul Ghaba fi Ma‘rifat al-Sahaba, Vol. 2, p. 456, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon)

En el momento de su muerte, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) dejó 250.000 dirhams como parte de su testamento. (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, p. 110, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990)

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) falleció en Aqiq, que estaba situada a 11 km de Medina, aunque según otras fuentes, estaba a 16 km.  La gente llevó su cuerpo a Medina sobre los hombros y el funeral tuvo lugar en la Mezquita Nabawi.  Su funeral fue dirigido por Marwan bin Hakam, el gobernador de Medina en ese momento y las nobles esposas del Santo Profeta (sa) también estuvieron presentes para las oraciones fúnebres.  Fue enterrado en Yannat ul-Baqi. (Usdul Ghaba fi Ma‘rifat al-Sahaba, Vol. 2, p. 456, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon) (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, p. 110, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990) (al-Istiab fi Ma‘rifat al-Sahab, Vol. 2, p. 610, Dar-ul-Jeel, Beirut)

La siguiente narración se refiere al funeral de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Hazrat Abdul’lah bin Zubair (ra) cuenta con la autoridad de Hazrat Aisha (ra), que cuando murió Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra), las nobles esposas del Santo Profeta (sa) solicitaron que se llevara el funeral a la mezquita, para que ellas (es decir, las esposas del Santo Profeta -sa-) también pudieran ofrecer la oración fúnebre.  Por consiguiente, el cortejo mortuorio se trajo allí y el funeral se hizo también frente a sus aposentos, como solicitaron, para que pudieran ofrecer la oración fúnebre.  Más tarde, el funeral se pasó a través del Bab al-Yanaiz, que estaba cerca de donde se sentaba la gente.  A las nobles esposas del Santo Profeta (sa) les llegó la noticia de que  la gente desaprobaba esto, diciendo que no se permitían los funerales dentro de la mezquita. Cuando Hazrat Aisha (ra) se enteró de esto dijo: “Las personas se apresuran a emitir juicios sobre asuntos de los que no tienen conocimiento.  La gente ha criticado nuestra acción de pedir que el funeral pasara por la mezquita, mientras que el Santo Profeta (sa) ofreció la oración fúnebre de Suhail bin Baida dentro de la mezquita”.  Esta es una narración de Sahih Muslim. (Sahih Muslim, Kitab-ul-Janaiz, Hadith no. 973) (Al-Tabqat al-Kubra, Vol. 3, p. 109, Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon, 1990)

Cuando estaba a punto de morir, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) declaró en su testamento que se cavara su tumba y que se colocara una cavidad de ladrillo sobre él, tal como se hizo para el Santo Profeta ( sa). Esta es también una narración de Sahih Muslim. (Sahih Muslim, Kitab-ul-Janaiz, Hadith no. 966) Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue la última persona en fallecer, de entre los hombres migrantes de La Meca a Medina. En el momento de su fallecimiento, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) sacó una capa de lana y dijo que lo enterraran con ella porque la había usado  durante la batalla de Badr. Dijo que había guardado la capa especialmente para ese momento (es decir, para su entierro). (Usdul Ghaba fi Ma‘rifat al-Sahaba, Vol. 2, p. 456, Sa‘d bin Malik, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, Lebanon)

En Sirat Jataman Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

“En la época de Ḥazrat ‘Umar (ra) también, cuando se fijaron los estipendios para los Compañeros, aquellos que habían participado en Badr recibieron un estipendio mayor.  Incluso los propios Compañeros se sentían orgullosos de su participación en la batalla de Badr.

En este sentido, el conocido Sr. Muir escribe: “Estos Compañeros de Badr eran la nobleza del Islam. “Traedme aquí la prenda con la que salí a Badr; para este fin la he guardado hasta el día de hoy”.  Así habló Sad, el joven converso de La Meca, que ahora está a punto de morir a los ochenta años de edad.  Coronado con renombre como conquistador de Persia, fundador de Kufa y virrey de Irak, sus honores fueron todos ensombrecidos por la gloria de haber participado en la batalla de Badr.  A sus ojos, la ‘prenda de Badr’ era la más alta insignia de la nobleza y en ella sería llevado a la tumba’”.  (Sirat Khataman Nabiyyin, Vol. 2, pp. 168-169 [English Translation])

A partir de la narración anterior, en la que se mencionó que Hazrat Sa’d (ra) construyó un palacio, pueden surgir preguntas en la mente sobre esto.  La respuesta a esto es que hacia el final de su vida, Hazrat Sa’d (ra) permaneció recluido y el atuendo que eligió para su entierro fue el manto que usó en la batalla de Badr.  Además, el tiempo que pasó en reclusión antes de este incidente también da testimonio de su humildad y sencillez.

Hazrat Sa’d (ra) afirma: “cuando participé en la batalla de Badr, solo tenía una hija”. De otras narraciones encontramos que en el momento de Hayyatul Wada, él también tenía una hija.  Posteriormente, Dios Altísimo lo bendijo con muchos hijos.  Hazrat Sa’d (ra) se casó un total de nueve veces a lo largo de su vida y fue bendecido con 34 hijos: 17 niñas y 17 niños. (Roshan Sitarey, pp. 98-99) (Al-Isaba, Vol. 5, p. 219, Umar bin Sa‘d bin Abi Waqas, Dar-ul-Kutb al-Ilmiyyah, Beirut, 1995)

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