Califas guiados – Hazrat Umar (ra)
Sermón del viernes, 12 de noviembre de 2021.
Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.
Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Sura Al-Fatiha,
Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo lo siguiente:
En los sermones anteriores he estado narrando algunos relatos de la vida de Hazrat Umar (ra) y hoy continuaré con ello.
Mencionando la piedad y el desapego de Hazrat Umar (ra) por las cosas mundanas, Hazrat Hafsah bint Umar (ra) relata que una vez le dijo a su respetado padre:
“¡Oh Líder de los Fieles!”. En otra narración se menciona que ella se dirigió a él de la siguiente manera: “¡Padre mío! Dios ha aumentado tus provisiones, te ha concedido victorias y también te ha dado riquezas en abundancia. ¿Por qué entonces no eliges comer alimentos más suaves que los que comes y por qué no usas prendas hechas de un material más suave que el que usas?”. Hazrat Umar (ra) respondió: “Te pediré que tomes tu propia decisión al respecto. ¿No recuerdas cuántas dificultades tuvo que soportar el Santo Profeta (sa) durante su vida?”. El narrador dice que continuamente le recordaba a Hazrat Hafsah (ra) acerca de ello, hasta el punto que Hazrat Hafsah (ra) comenzó a llorar. Después de esto, Hazrat Umar (ra) declaró: “¡Por Dios! Mientras tenga la fuerza para hacerlo, continuaré participando de las dificultades que soportaron el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakar (ra), de modo que tal vez a través de esto pueda unirme a ellos en su vida de comodidad en el Más Allá”.
En otra narración se menciona que Hazrat Umar (ra) le dijo a Hazrat Hafsah (ra):
“¡Oh Hafsah, hija de Umar! Has buscado el bienestar de tu nación, pero no has buscado el bienestar de tu padre. Me has aconsejado que haga tal o cual cosa, ya que con ello podría servir mejor a mi nación al hacerlo. Sin embargo, esto no concierne a mi bienestar”. Y tras exclamar eso, Hazrat Umar (ra) declaró: “Mi familia tiene derecho solo sobre mi vida y mi riqueza, pero no tiene ningún derecho sobre mi fe y lo que se me ha confiado”. Es decir, no tenían derecho a decirle nada en relación con lo que se le había encomendado y cómo iba a cumplir con esa responsabilidad, ni tampoco a decirle nada al respecto.
Hazrat Ikrimah bin Jalid (ra) relata que Hazrat Hafsah (ra), Hazrat Abdul’lah (ra) y algunas otras personas estaban hablando con Hazrat Umar (ra) y le dijeron:
“Si comes mejor comida, tendrás más fuerza para servir en la causa de la verdad”. Hazrat Umar (ra) respondió: “¿Todos vosotros tenéis la misma opinión?”. Al unísono respondieron afirmativamente. Ante esto Hazrat Umar (ra) afirmó: “He entendido que buscáis mi bienestar, pero dejé a mis dos amigos, o sea al Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakar (ra), en este mismo camino y si no sigo lo que ellos hicieron entonces no podré encontrarme con ellos en el destino final”.
Por su parte, Hazrat Musleh Maud (ra) dice:
“La época del Santo Profeta (sa) fue una era en la que se enfrentaron al miedo y al peligro, y podemos aprender lecciones de los mandamientos que les dió a los musulmanes en ese momento. En este sentido, era su propia práctica y también había aconsejado a otros que no prepararan más de un tipo de comida”.
Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó esto en uno de sus sermones en relación al “Tehrik-e-Yadid” (el proyecto para la predicación del Islam). Hazrat Musleh Maud (ra) además relata:
“La guía del Profeta (sa) fue no hacer más de una comida y lo enfatizó hasta tal punto que algunos Compañeros (ra) adoptaron una actitud muy extrema al respecto. En una ocasión, colocaron vinagre y sal ante Hazrat Umar (ra) y él preguntó por qué se habían presentado dos tipos de comida ya que el Profeta (sa) había instruido que debería haber solo una. La gente le dijo a Hazrat Umar (ra) que estos no eran dos tipos de comida distintos, sino que la sal y el vinagre se combinaban para formar una sola. Sin embargo, Hazrat Umar (ra) no aceptó esto y declaró que eran dos comidas diferentes. Aunque había un elemento de actitud extrema en este acto de Hazrat Umar (ra), ello se debió a su amor por el Santo Profeta (sa). No obstante, quizá no fue esto lo que quiso decir el Profeta (sa), pero este incidente muestra cuánto énfasis puso en ello cuando sintió que los musulmanes necesitaban adoptar la simplicidad”.
Hazrat Musleh Maud (ra) continúa diciendo:
“No os hago el mismo tipo de demanda que hizo Hazrat Umar (ra) y no afirmo que la sal debe contarse como un plato separado del vinagre, pero os pido que durante los próximos tres años a partir de hoy, durante el curso de los cuales haré un anuncio anual para que si la situación de temor cambia, esta instrucción también cambiará, y es que cada áhmadi que desee participar en esta batalla con nosotros debe comprometerse a comer solo un tipo de comida; es decir, ‘roti’ (pan) y caldo o arroz y caldo. Estos no cuentan como dos platos separados, sino que ambos se combinan para formar un solo plato. Sin embargo, no está permitido que uno prepare dos tipos de caldo para comer con su ‘roti’ o arroz”.
Esto fue durante la época en la que se anunció el proyectol de “Tehrik-e-Yadid”. En ese momento, la Comunidad necesitaba recursos y por eso se anunció que debían reducir sus gastos y donarlos como “chanda” (donativos). Ahora, por la gracia de Dios Altísimo, las condiciones han cambiado y, por lo tanto, esta restricción ya no es necesaria, aunque incluso ahora no debemos permitirnos extravagancias.
Luego, explicando el versículo del Sagrado Corán que dice:
“Y quienes, cuando gastan, no son ni extravagantes ni tacaños,
sino moderados entre ambos extremos”, Sura Al Furqan (25:68).
Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:
“Al’lah declara que si queremos convertirnos en siervos de Dios, entonces es necesario que consideremos dos factores cuando gastamos de nuestra riqueza. En primer lugar, no debemos permitirnos extravagancias. Comer alimentos no tiene como único propósito el lujo y el deleite, sino que más bien debe ser para obtener fuerza y energía, y permitir que el cuerpo continúe funcionando. Del mismo modo, cuando nos vestimos con la ropa, no es para presumir ante los demás, sino que fundamentalmente ha de servir para cubrir el cuerpo y preservar la dignidad que Dios Altísimo ha otorgado a la humanidad. El ejemplo de los Compañeros (ra) demuestra que esto es exactamente lo que practicaron.
Una vez, Hazrat Umar (ra) viajó a Siria y los Compañeros (ra) allí vestían ropa de seda. Por ‘ropa de seda’ se refiere a las prendas que tenían algo de seda, ya que está prohibido usar una prenda hecha puramente de seda, a menos que uno esté exento debido a una enfermedad. Al verlo, Hazrat Umar (ra) ordenó a sus Compañeros (ra) (a los que le acompañaban en el viaje) que arrojaran arena sobre ellos (los otros Compañeros que fueron a visitar); en otras palabras, estaba extremadamente disgustado. Y a continuación exclamó: ‘¿Os habéis acostumbrado tanto a los lujos que habéis comenzado a usar ropa de seda?’. Al oir esto, uno de los Compañeros (ra) se quitó la prenda superior y mostró que llevaba otra pesada prenda debajo de ella, hecha de lana gruesa, y tras ello le dijo a Hazrat Umar (ra): ‘No hemos usado estas ropas de seda porque nos gusten, sino que es una costumbre entre la gente de este país. Ya desde su niñez, estas personas están acostumbradas a ver a sus líderes vivir de una manera grandiosa y espectacular. Por tanto, en vista de las tradiciones políticas del país, hemos usado este tipo de ropa, pero no hemos estado bajo su influencia de ninguna manera. Así, la práctica de los Compañeros (ra) muestra lo que se entiende por exceso de indulgencia. Esto significa que no debemos gastar nuestra riqueza en cosas que no necesitamos y que solo son una forma de lujo y derroche. Por consiguiente, Dios Altísimo afirma que los verdaderos siervos de Al’lah son aquellos que no desperdician su riqueza ni la gastan ostentosamente. Más bien, la gastan en lo que es útil y beneficioso.
En segundo lugar, no debemos abstenernos de emplear nuestra riqueza donde sea necesario gastarla; en otras palabras, allí donde podemos obtener beneficio si gastamos de nuestra riqueza. Por consiguiente, no debemos gastar nuestra riqueza de una manera que sea contraria a la voluntad de Dios Altísimo y, además, no debemos abstenernos de utilizar nuestra riqueza de manera que ni siquiera estamos cumpliendo con nuestras obligaciones legítimas. Estas son dos condiciones en relación con el gasto de la propia riqueza que uno debe cumplir para convertirse en un verdadero siervo de Dios. De todas formas, aún hay muchas personas que gastan en exceso o son extremadamente tacañas”.
Hazrat Umar (ra) estaba tan en contra de la ropa lujosa y extravagante que ni siquiera le gustaba que un enemigo que hubiese sido capturado fuera presentado ante él con esa ropa. Esto se ha mencionado en detalle en el incidente relacionado con el comandante persa Hormuzan.
Aunque ya he explicado este incidente con anterioridad, mencionaré de nuevo algunos detalles para explicarlo. Pues bien, cuando Tustar fue conquistada, Hormuzan, que era el comandante de las fuerzas persas, se entregó a los musulmanes y a continuación fue enviado a Hazrat Umar (ra) en Medina. No obstante, antes de entrar en dicha ciudad, los musulmanes que lo llevaban le pusieron sus prendas de seda para que Hazrat Umar (ra) y los musulmanes pudieran verlo en su verdadero estado. Cuando Hormuzan apareció ante Hazrat Umar (ra), este preguntó si se trataba de Hormuzan. La gente respondió afirmativamente. Después de esto, Hazrat Umar (ra) lo observó detenidamente y miró atentamente su ropa y luego exclamó: “Busco refugio en Dios Altísimo del fuego y busco la ayuda de Al’lah”. Las personas que lo trajeron mencionaron que se trataba de Hormuzan y que Hazrat Umar (ra) debía hablar con él, pero Hazrat Umar (ra) declaró que ciertamente no hablaría con él hasta que se quitara sus lujosas y extravagantes prendas y sus joyas. Cuando se quitó todo eso, entonces, Hazrat Umar (ra) habló con él.
En este sentido, el nivel de humildad y rectitud de Hazrat Umar (ra) se puede medir a partir del siguiente incidente en el que se dice que Hazrat Urwah bin Zubair (ra) narra que vio a Umar bin Al-Jattab (ra) llevando un odre de agua al hombro. Al ver esto dijo:
“¡Oh Líder de los Fieles! Esto no te conviene”. Hazrat Umar (ra) respondió: “Cuando las diversas delegaciones de diferentes países llegaron demostrando su máxima obediencia, un sentimiento de prepotencia se desarrolló en mi corazón. Por tanto, para quitarme este sentimiento, decidí llevar este odre de agua”.
Por otro lado, Hazrat Yahya bin Abdi Al-Rahman bin Hatib (ra) relata basándose en un testimonio de su padre, que una vez regresaban de La Meca en compañía de Hazrat Umar (ra) y al llegar a los valles de Zallnan, se detuvieron. Zallnan es el nombre de un lugar que se encuentra a unas 25 millas (40 km) de La Meca. Narra también que Hazrat Umar (ra) declaró:
“En este lugar aún puedo recordar la época en la que cuidaba los camellos de mi padre, Jattab. Era un hombre de carácter muy severo. Yo llevaba los camellos cargados con palos y más tarde los cargaba con pasto. Ahora bien, hoy mi condición es tal que la gente viaja a lo largo y ancho de mi tierra y no hay nadie por encima de mí. En otras palabras, soy un gobernante de una tierra vasta y extensa en la que la gente recorre grandes distancias para conocerme, y no hay otro gobernante en este mundo que gobierne sobre mí”.
Luego recitó el siguiente poema:
“Todo lo que puedes ver no posee realidad alguna,
sino que es solo una fuente temporal de alegría.
La riqueza y la progenie de uno llegarán a su fin
y es solo Dios quien vive para siempre”.
Hazrat Jalifatul Masih I (ra) afirma en relación con esto que en una ocasión, Hazrat Umar (ra) regresaba del Hall y se detuvo debajo de un árbol. Hazrat Huzaifah (ra), quien tenía una relación muy informal con Hazrat Umar (ra) se armó de valor y preguntó por qué se había detenido allí. Entonces, Hazrat Umar (ra) declaró: “Hubo un tiempo en que yo cuidaba de mi camello y una vez mi padre me regañó debajo de este árbol. Hoy, mi condición es tal que -olvidémonos de los camellos- cientos de miles de personas están dispuestas a sacrificar sus vidas si se lo ordenara con la mera indicación de mis ojos”.
En relación con este incidente, Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:
“¿No es un hecho sorprendente que una persona que pastoreaba camellos se convirtiera en un gran Rey? No solo se le concedió un reino mundano, sino también uno espiritual. Este era efectivamente Hazrat Umar (ra), quien se ocupaba de cuidar camellos en sus primeros años de su vida. En una ocasión fue a realizar el Hall y en el camino se detuvo en un lugar en particular. El calor era extremadamente intenso y la gente estaba exhausta, aunque nadie tuvo el valor de preguntar por qué se paró allí en concreto. Finalmente, la gente se acercó a un Compañero (ra), que era muy buen amigo de Hazrat Umar (ra) y que a menudo le preguntaba sobre cualquier brote de ‘fitna’ (discordia o desorden) que surgía, a fin de que le preguntara a Hazrat Umar (ra) por qué se había detenido en ese lugar en particular. A continuación le dijo a Hazrat Umar (ra): ‘Sigue adelante, ¿por qué te detuviste aquí?’. Al escuchar esto, Hazrat Umar (ra) declaró: ‘La razón por la que me detuve aquí es porque una vez pastoreaba con los camellos y descansé un poco debajo de este árbol debido al agotamiento. Entonces mi padre vino y me golpeó diciendo: ¿Te envié para que te sentaras aquí y te pusieras a dormir?’. Así pues, ese era mi estado; aunque después de haber aceptado al Santo Profeta (sa), Dios Altísimo me ha elevado a tal rango que si hoy les pidiera a cientos de miles de personas que sacrificaran sus vidas por mí, lo harían’. A través de este y otros incidentes parecidos, se revela la condición previa de los Compañeros (ra), pero después de aceptar al Profeta (sa), sus estados se transformaron por completo, ya que alcanzaron un rango y conocimiento que nadie más poseía”.
Hazrat Musleh Maud (ra) relata además:
“La razón por la que he narrado esta historia es para que reflexionemos sobre cómo a una persona que solía pastorear camellos se le concedió un conocimiento espiritual y mundano que nadie más pudo obtener en su época. Debemos pensar que, por un lado, hubo un tiempo en el que Hazrat Umar (ra) se ocupaba de los camellos y las ovejas, que es algo que no se asocia con el conocimiento; y luego, por otro lado, ha llegado un momento en el que la gente de Europa, que tiene un profundo conocimiento de las leyes y principios de gobierno, muestra una gran admiración por las leyes y legislaciones diseñadas por Hazrat Umar (ra). ¿Qué conexión hay entre el que cuida de los camellos y un gobernante? Sin embargo, Hazrat Umar (ra) logró tales hazañas, tanto que el mundo entero lo mira con gran respeto y elogia su gobierno.
Al mismo tiempo, mirad el ejemplo de Hazrat Abu Bakar (ra), quien era un comerciante ordinario, y hoy el mundo se asombra de cómo logró tal sabiduría, intelecto y pensamiento. Pues bien, en verdad os digo que lo obtuvo todo del Sagrado Corán. Reflexionó sobre el Corán y aprendió sobre todo lo que el mundo entero estaba despojado. Esto se debe a que el Santo Corán es tal herramienta que si uno limpia su corazón con ella, este se purificará de tal manera que comenzará a reflejar todos los aspectos del conocimiento secular, y entonces se abrirá una puerta para tal individuo que nadie será capaz de detener el conocimiento que se revelará sobre nuestro corazón. Por ello es importante que cada persona se esfuerce por leer y reflexionar sobre el Sagrado Corán”.
Con respecto a la humildad y mansedumbre de Hazrat Umar (ra), hay una narración de Yubair bin Nufair sobre un grupo de personas que le dijeron a Hazrat Umar (ra) lo siguiente:
“¡Oh Líder de los Fieles! Por Al’lah, no hemos visto a nadie más justo, veraz y firme contra los hipócritas que tú. De hecho, después del Santo Profeta (sa), eres el mejor entre nosotros”. Ante esto, Auf bin Malik le dijo a la persona que había expresado eso: “Por Dios, has mentido. La verdad es que ya hemos visto a la mejor persona entre nosotros después del Santo Profeta (sa), o sea, a alguien mejor que Hazrat Umar (ra)”. Al escuchar eso Hazrat Umar (ra) preguntó: “¡Oh Auf! ¿Quien es esa persona?”. Y respondió: “Abu Bakar (ra)”. Hazrat Umar (ra) luego dijo que Auf había dicho la verdad acerca de la persona que en la anterior declaración dijo que había mentido. Luego dijo: “¡Por Al’lah! Abu Bakar (ra) era aún más puro que el aroma del almizcle y yo estoy aún más perdido que los camellos en una casa”.
Hazrat Musleh Maud (ra) narra:
“En el Hadiz se menciona que en una ocasión Hazrat Umar (ra) y Hazrat Abu Bakar (ra) tuvieron un desacuerdo sobre algo y este llegó a intensificarse. Hazrat Umar (ra) tenía una naturaleza bastante apasionada y por esta razón Hazrat Abu Bakar (ra) pensaba que era prudente irse de aquel lugar para no empeorar el asunto. Cuando Hazrat Abu Bakar (ra) intentó irse, Hazrat Umar (ra) dio un paso adelante y se aferró a su capa, lo que implicaba que debía responderle antes de marcharse. Cuando Hazrat Abu Bakar (ra) logró liberarse, su capa se rasgó. A continuación, Hazrat Abu Bakar (ra) se marchó de allí y se fue hacia su casa. Ahora bien, Hazrat Umar (ra) sospechaba que quizá Hazrat Abu Bakar (ra) se quejaría de él ante el Santo Profeta (sa) y por eso lo siguió, a fin de impedir que le contara su versión sobre lo que había pasado. En el camino, Hazrat Umar (ra) perdió de vista a Hazrat Abu Bakar (ra). Entonces, Hazrat Umar (ra) pensó que ciertamente Hazrat Abu Bakar (ra) había ido al Profeta (sa) para quejarse de él y por eso él mismo se fue directamente a Muhammad (sa). Al llegar Hazrat Umar (ra) a donde se encontraba Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakar (ra) no estaba presente, pero dado que Hazrat Umar (ra) se había arrepentido dijo: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Cometí un error y traté a Abu Bakar (ra) con dureza. Hazrat Abu Bakar (ra) no tiene ninguna la culpa, toda la culpa es mía”.
Cuando Hazrat Umar (ra) fue a ver al Profeta (sa), alguien le informó a Hazrat Abu Bakar (ra) que Hazrat Umar (ra) había ido a quejarse de él a Muhammad (sa). Hazrat Abu Bakar (ra) pensó que también debería ir y aclarar el asunto, no fuera que se presentase solo una versión del tema. Entonces, fue a exponer su versión de los hechos. Cuando Hazrat Abu Bakar (ra) llegó a donde estaban, Hazrat Umar (ra) estaba diciendo en ese momento: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Cometí un error, me peleé con Hazrat Abu Bakar (ra) y le rasgué la capa’. Cuando Muhammad (sa) escuchó esto, se pudo ver el enfado en su expresión y dijo: ‘¡Oh gente! ¡Qué es lo que os pasa! Cuando el mundo entero me rechazó y se opuso a mí, incluidos todos vosotros, en ese momento solo Abu Bakar (ra) me aceptó y me ayudó en todos los sentidos’. Luego dijo en un tono triste: ‘¿No nos dejaréis a Abu Bakar y a mi incluso ahora?’. El Santo Profeta (sa) decía estas palabras cuando entró Hazrat Abu Bakar (ra).
Esto (es decir, lo que ocurrió acontinuación) es un ejemplo del amor verdadero. En lugar de decir que no había sido su culpa y fue todo culpa de Umar (ra), cuando Abu Bakar (ra) entró y vio que el Santo Profeta (sa) estaba disgustado, de forma instintiva, como un verdadero amante, no pudo soportar ver al Profeta (sa) con dolor por su causa; así que tan pronto como llegó, Abu Bakar (ra) se puso de rodillas ante el Santo Profeta (sa) y dijo: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! No es culpa de Umar (ra), es culpa mía’.”
El propio Hazrat Umar (ra) cuenta que una vez preguntó a la gente sobre el dinero de sangre en caso de aborto. Hazrat Mughira (ra) declaró que el Profeta (sa) había dicho que uno debía liberar a un esclavo o una esclava como dinero de sangre. Hazrat Umar (ra) luego pidió que trajeran a alguien que corroborara este asunto que acababa de mencionar. Antes esto, Muhammad bin Maslamah (ra) confirmó que estaba en presencia del Santo Profeta (sa) y eso es lo que había dicho; o sea, si uno es culpable de tal opresión o crueldad que condujera a un aborto espontáneo, o si uno obliga a una mujer a tener un aborto, entonces esa persona debe dar dinero de sangre. En definitiva, quien hubiera cometido esta injusticia tenía que pagar el dinero de sangre liberando a un esclavo o una esclava.
Respecto a otro tema, Hazrat Abu Said Judri (ra) relata lo siguiente:
“Abu Musa Ashari vino a visitar a Hazrat Umar (ra) y pidió permiso diciendo: ‘¡La paz sea contigo! ¿Tengo permiso para entrar? Hazrat Umar (ra) pensó que solo había pedido permiso una vez. Después de permanecer en silencio por un momento, Abu Musa volvió a decir: ‘¡La paz sea contigo! ¿Tengo permiso para entrar?’. Hazrat Umar (ra) respondió a su saludo en silencio y luego pensó que solo había pedido permiso dos veces. Después de esperar un poco más, Abu Musa Ashari volvió a pedir permiso una vez más y dijo: ‘¡La paz sea contigo! ¿Tengo permiso para entrar?’. Tras haber pedido permiso unas tres veces a Hazrat Umar (ra), Abu Musa Ashari se marchó; es decir, había pedido permiso para entrar tres veces y como no escuchó una respuesta de Hazrat Umar (ra), decidió irse. Hazrat Umar (ra) preguntó al portero: ‘¿Qué hizo Abu Musa?’ y respondió que se había ido. Entonces Hazrat Umar (ra) dijo que trajeran Abu Musa ante él. Cuando se presentó ante Hazrat Umar (ra), le preguntó: ‘¿Qué has hecho?’. Él respondió: ‘He actuado de acuerdo con la Sunna’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘¿Sunna? ¡Por Al’lah! Tendrás que demostrar que esto es un acto de la Sunna, de lo contrario, te trataré con severidad”.
Abu Said Judri (ra) dice además:
“Ante esto, Abu Musa se acercó a nosotros. En ese momento estábamos sentados con un grupo de Ansar (hombres residentes de Medina y mayores de 40 años) y Abu Musa Ashari exclamó: ‘¡Oh Ansar! ¿Hay alguien que conozca los dichos del Santo Profeta (sa) mejor que vosotros? ¿No dijo el Santo Profeta (sa) que se puede solicitar permiso hasta tres veces y que si a uno se le concede el permiso, puede entrar en la casa; y si no, entonces debe regresar?’. Al escuchar esto, la gente se burló y se rió”.
Abu Said Judri (ra) relata a continuación:
“Alcé la cabeza hacia Abu Musa Ashari y proclamé: ‘Cualquiera que sea el castigo que recibáis por esto, yo recibiré una parte igual del mismo. Doy testimonio de que has dicho la verdad’.”
El narrador dice que Abu Said visitó a Hazrat Umar (ra) y le informó del dicho del Profeta (sa), por lo que dijo: ‘¡Muy bien! No estaba al tanto de este hadiz [dicho del Santo Profeta (sa)], pero ahora acabo de conocerlo’.”
Por otra parte, hay una narración de “Sahih Muslim” (una de las seis colecciones de Hadices más auténticas) en la que Hazrat Abu Hureira (ra) relata:
“Estábamos sentados en compañía del Profeta (sa), Hazrat Abu Bakar (ra), Hazrat Umar (ra) y otros. El Mensajero de Dios (sa) se levantó y se fue, pero tardó en regresar. Temimos que pudiera estar en peligro y por eso nos levantamos y nos fuimos a buscarlo. Yo fui el primero en temer esto y por esa razón me fui en su búsqueda. Llegué a un huerto que pertenecía a los Banu Nayar, entonces di vueltas al mismo buscando la entrada, pero no pude encontrarla. Luego vi que un arroyo fluía hacia dentro del huerto desde un pozo que estaba fuera, así que me agaché como un zorro y entré en el mismo a través del arroyo y fui hacia el Santo Profeta (sa), quien al verme me preguntó: ‘¿Eres Abu Hurairah (ra)?’. Yo respondí afirmativamente. A continuación inquirió a qué había venido, a lo que le respondí: ‘Estabas entre nosotros, después te levantaste y te marchaste, y tardaste en regresar. Temíamos que te hubieran hecho daño. Yo fui el primero en preocuparme y por eso te seguí hasta este huerto; tuve que agacharme como un zorro para entrar en él y los demás vienen detrás de mí’. Tras escucharme, el Profeta (sa) se dirigió a mí diciendo: ‘¡Oh Abu Hurairah (ra)!’. Y dándome sus sandalias me dijo: ‘Toma mis sandalias e informa a quienquiera que te encuentres fuera de este huerto que, si testifican que no hay nadie digno de adorar excepto Al’lah y tengan de verdad esta creencia en sus corazones, les puedes dar las buenas nuevas del Paraíso’.”
Hazrat Abu Hureira (ra) continúa narrando:
“Cuando regresé, la primera persona que ví fue Umar (ra), quien me preguntó: ‘¡Oh Abu Hureira (ra)! ¿Qué son estas sandalias?’. Le contesté que esas sandalias pertenecían al Mensajero de Al’lah (sa) y que él me ha enviado con ellas como una señal para dar las buenas nuevas del Paraíso a quien testificara que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah y verdaderamente mantiene dicha creencia en su corazón. Al escuchar esto, Hazrat Umar, enfadado, (ra) golpeó mi pecho con gran fuerza y caí de espaldas y exclamó: ‘¡Oh Abu Hureira (ra), regresa!’, (o sea, que no había necesidad de decirle a nadie nada de eso). Volví junto al Profeta (sa) y estaba a punto de llorar cuando Hazrat Umar (ra) llegó detrás de mí. El Santo Profeta (sa) preguntó: ‘¡Oh Abu Hureira (ra)! ¿Cuál es el problema?’. Le informé que ví a Umar (ra) y le di el mensaje con que me habías enviado, pero Umar (ra) me golpeó en el pecho con tanta fuerza que caí de espaldas y me dijo que regresara’. El Mensajero de Dios (sa) le preguntó: ‘¡Oh Umar! ¿Por qué hiciste eso?’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! ¡Que mi padre y mi madre sean sacrificados por ti! ¿Enviaste a Abu Hureira (ra) con tus sandalias y le dijiste que le diera las buenas nuevas del Paraíso al que testificara que no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah y creyera firmemente en ello?’. El Profeta (sa) respondió afirmativamente. Ante esto, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Por favor, no hagas tal cosa, porque me temo que la gente se basará únicamente en esto. Por tanto, sería mejor dejarlos continuar con la realización obras virtuosas y el cumplimiento de los mandamientos, para que se conviertan en verdaderos creyentes. De lo contrario, confiarán solo en la declaración de que ‘no hay nadie digno de adorar excepto Dios’ y considerarán que eso es suficiente para entrar en el Paraíso. Finalmente, Muhammad (sa) proclamó: ‘Muy bien, olvidémonos de ello’.”
La verdad es que Hazrat Umar (ra) tuvo un enfoque muy prudente sobre este tema.
Hay una narración en la que se menciona que incluso satanás huye de Hazrat Umar (ra).
En “Sahih Bujari” (una de las seis colecciones más auténticas de Hadices), Hazrat Sad bin Abi Waqqas (ra) narra que Hazrat Umar bin Jattab (ra) pidió permiso al Santo Profeta (sa) para entrar a verlo. En ese momento, algunas mujeres de los Qureish (la tribu más prominente de La Meca) se encontraban sentadas en compañía del Profeta (sa) y estaban hablando con él pidiéndole más gastos para su bienestar, y sus voces eran más fuertes que la voz de Muhammad (sa). Cuando Hazrat Umar (ra) pidió permiso para entrar, rápidamente se escondieron detrás de una cortina. Entonces, el Mensajero de Al’lah (sa) le dijo a Hazrat Umar (ra) que entrara. Cuando Hazrat Umar (ra) entró, el Santo Profeta (sa) estaba sonriendo. Entonces, Hazrat Umar (ra) exclamó: “¡Oh Mensajero de Dios (sa), que Al’lah siempre te tenga sonriendo!”. El Profeta (sa) respondió: “Estoy sorprendido acerca de las mujeres que acaban de estar aquí, porque cuando escucharon tu voz, se escondieron de inmediato detrás de la cortina”. Ante esto, Hazrat Umar (ra) afirmó: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), pero tú eres más merecedor de ser temido!”. Después, dirigiéndose a esas mujeres en voz alta, Hazrat Umar (ra) les dijo: “¡Oh mujeres negligentes! ¿Os sentís intimidadas por mí y no por el Santo Profeta (sa)?”. Las mujeres respondieron: “Pues sí, porque eres de naturaleza severa y de corazón duro, mientras que el Mensajero de Dios (sa) no lo es”. Ante esto, el Santo Profeta (sa) afirmó: “Escúchame, Ibn Al- Jattab (ra), juro por Aquel en cuyas manos está mi vida, que cada vez que satanás se cruza contigo, ciertamente cambia su ruta por miedo hacia ti”.
Hazrat Aisha (ra) también relata lo siguiente:
“Una vez, mientras el Santo Profeta (sa) estaba sentado, escuchamos algo de bullicio y ruido de niños. El Mensajero de Dios (sa) se puso de pie y vio que había una mujer abisinia bailando y los niños se habían reunido a su alrededor. Entonces Muhammad (sa) exclamó: ‘¡Oh Aisha (ra), ven y mira!’. Fui y comencé a observar la escena, colocando mi barbilla en el hombro del Santo Profeta (sa). Mi barbilla estaba entre la cabeza y el hombro del Profeta (sa). Luego me preguntó: ‘¿Has visto suficiente?’. Yo respondí: ‘Aún no’, porque quería ver cuánto se preocupaba por mí. Cuando llegó Hazrat Umar (ra), todos huyeron de alrededor de esa mujer”.
Hazrat Aisha (ra) continúa el relato:
“Ante esto, el Mensajero de Al’lah (sa) dijo: ‘Veo que los satanes de los yinn y de los hombres huyen de Umar’.”
Hazrat Aisha (ra) dijo que después de esto ella se marchó de allí.
Hazrat Buraydah (ra) relata que una vez, cuando el Santo Profeta (sa) regresó de una expedición, una mujer de tez oscura vino y le preguntó:
“¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Hice el voto de que si Al’lah te traía de vuelta a nosotros sano y salvo, cantaría y tocaría el tambor ante ti”. El Profeta (sa) contestó: “Si has hecho un juramento de antemano, entonces puedes hacerlo, de lo contrario no puedes”. Así, ella comenzó a tocar el tambor. Entonces, llegó Hazrat Abu Bakar (ra) y continuó tocando el tambor; lo mismo hizo Hazrat Ali (ra) y ella siguió tocando el tambor; después llegó Hazrat Uzman (ra) y ella siguió tocando el tambor; no obstante, cuando llegó Hazrat Umar (ra), colocó el tambor debajo de ella y se sentó encima, por lo que el Santo Profeta (sa) exclamó: “¡Oh Umar, incluso satanás te teme! Mientras yo me encontraba presente y sentado, ella siguio tocando el tambor. Llegó Abu Bakar (ra), vino Ali (ra) y también llegó Uzman (ra) y ella continuó tocando el tambor. Pero, ¡oh Umar!, cuando llegaste tú, ella guardó el tambor”.
El Mesías Prometido (as) habló sobre este tema diciendo:
“El Profeta (sa) le dijo a Hazrat Umar (ra) que si satanás se cruzaba con él, entonces tomaría un camino diferente y sentiría temor hacia él. Esto prueba el hecho de que satanás huyó de Hazrat Umar (ra) como alguien que no es varonil y está desprestigiado”.
Hay varias narraciones en relación al hecho de que la verdad y la serenidad emanaron de la lengua y el corazón de Hazrat Umar (ra).
En este sentido, Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) narra que el Santo Profeta (sa) dijo una vez:
“Dios ha hecho que la verdad fluya de la lengua y el corazón de Umar (ra)”.
Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que su hermano Fazal dijo una vez:
“Escuché al Mensajero de Al’lah (sa) decir: ‘Umar bin Jattab siempre me acompaña a donde quiero ir y yo lo acompaño a donde él desea. Después de mí, dondequiera que esté Umar bin Jattab (ra), la verdad estará con él”.
Hazrat Ali (ra) ha narrado:
“Solíamos hablar entre nosotros sobre cómo la serenidad fluye de la lengua y el corazón de Hazrat Umar (ra)”.
Sobre esto, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:
“El Santo Profeta (sa) se dirigió una vez a una de sus esposas y le dijo: ‘Prepara mis provisiones para el viaje’ y ella comenzó a hacer los preparativos para su viaje. Más tarde, le dijo a Hazrat Aisha (ra) que le tostara algunas semillas y granos, pues ese era el tipo de provisiones que solían tener en esos días. Así que comenzó a cribar las semillas para limpiar el polvo o cualquier suciedad que tuvieran. En ese momento, Hazrat Abu Bakar (ra) vino a la casa de su hija para visitarla y viendo estos preparativos le preguntó a Hazrat Aisha (ra): ‘¿Qué está pasando? ¿Se está preparando el Profeta (sa) para un viaje?’. Ella respondió: ‘Parece ser así, porque el Mensajero de Al’lah (sa) nos dijo que hiciéramos los preparativos para un viaje’. Entonces Hazrat Abu Bakar (ra) preguntó si había planes para una batalla y ella respondió: ‘No lo sé. El Santo Profeta (sa) nos acaba de decir que hagamos los preparativos para el viaje y eso es lo que estamos haciendo’.
Dos o tres días más tarde, Muhammad (sa) llamó a Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra) y les dijo que algunos hombres de Dios habían venido y le habían informado sobre cierto incidente que había tenido lugar. El Profeta (sa) añadió: ‘Dios me ha informado del incidente de antemano: la gente de La Meca nos traicionarán y hemos hecho un pacto con ellos. Sería contrario a nuestra fe volvernos temerosos y no prepararnos para el combate tras presenciar la valentía y la fuerza de los mequíes. Tendremos que ir allí, así que ¿cuál es tu opinión al respecto?’. Hazrat Abu Bakar (ra) respondió: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Has hecho un pacto con ellos y son tu propia gente.’ (En otras palabras, era como decir: ‘¿Combatirás contra tu propio pueblo?’). El Santo Profeta (sa) replicó: ‘No combatiremos contra nuestro pueblo, sino en contra aquellos que violen el pacto’. Muhammad (sa) luego le preguntó a Hazrat Umar (ra) qué opinaba y este exclamó: ‘En el nombre de Dios, rezaré todos los días para que veamos el día en el que podamos luchar contra los incrédulos en defensa del Profeta (sa)’´. El Mensajero de Al’lah (sa) dijo: ‘Abu Bakar (ra) es de naturaleza muy tierna, pero Umar (ra) habla más frecuentemente con franqueza’. Y el Profeta (sa) añadió: ‘Haced los preparativos’. Luego, el Santo Profeta (sa) hizo un anuncio en las tribus circundantes de que todos los que creían en Al’lah y Su Mensajero (sa) debían congregarse en Medina durante los primeros días del Ramadán. Así pues, empezaron a reunirse hasta el punto de que se organizó un ejército que contaba con varios miles de hombres y partieron para la guerra”.
Con respecto a la excelencia de Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra), Hazrat Abu Said Judri (ra) narra que el Santo Profeta (sa) dijo:
“De entre los ‘illiyyin’ (las personas más elevadas espiritualmente), uno contemplará a los habitantes del Paraíso y debido a su semblante, todo el Paraíso brillará e irradiará como si fuera una estrella brillante, y Abu Bakar (ra) y Umar (ra) están entre esas gentes, pues ambos son personas muy excelentes”.
Abu Uzman (ra) narra que el Profeta (sa) nombró a Hazrat Amar bin Aas (ra) comandante del ejército para la batalla de Zat Al-Salasil, que es un lugar aproximadamente a un día de viaje de Medina, según los medios de transporte en ese tiempo. Este es el nombre de un pozo en la región de la tribu de Yuzam y un lugar que está un poco más alejado del valle de Al-Qura. Entonces, Hazrat Amar (ra) relata: “Cuando volví con el Santo Profeta (sa), le pregunté a quién amaba más. Muhammad (sa) respondió: ‘Aisha’. Luego le pregunté quién era el más querido por él de entre los hombres. El Santo Profeta (sa) respondió: ‘El padre de Aisha’ y a continuación inquirí quién iba detrás de él. El Profeta (sa) contestó: ‘Umar’ y finalmente procedió a nombrar a otros hombres”.
Hazrat Anas (ra) relata que el Mensajero de Dios (sa) salía y se sentaba con sus Compañeros (ra) de entre los “Muhayirin” (emigrantes de La Meca a Medina) y los “Ansar” (habitantes de Medina mayores de 40 años). Entre ellos estaban Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra), pero ninguno de ellos levantaba la mirada para contemplar al Profeta (sa) excepto Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra). Ambos miraban al Santo Profeta (sa) y sonreían y, a su vez, él miraba hacia ellos dos y sonreía.
Hazrat Ibn Umar (ra) relata que Muhammad (sa) una vez salió y entró en la Mezquita con Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra). Uno estaba a su lado derecho y el otro a su izquierda, los tenía cogidos de la mano y afirmó: “Así es como seremos resucitados en el Día del Juicio”.
Abdul’lah bin Hantab (ra) relata que el Santo Profeta (sa) vio una vez a Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra) y dijo:
“Ambos son ojos y oídos”.
Hazrat Yabir bin Abdul’lah (ra) relata que Hazrat Umar (ra) le dijo a Hazrat Abu Bakar (ra):
“¡Oh tú, que eres el mejor hombre después del Mensajero de Al’lah (sa)!”. Entonces, Hazrat Abu Bakar (ra) respondió: “Si eso es lo que dices, te informo que escuché al Santo Profeta (sa) decir que “el sol no se ha puesto sobre nadie más grande que Umar (ra)’.”
Hazrat Ibn Umar (ra) narra que el Profeta (sa) afirmó lo siguiente:
“Soy la primera persona por la que la tierra se hará pedazos, seguida de Abu Bakar (ra) y luego de Umar (ra). Entonces iré a los habitantes de Baqi y se elevaran conmigo; más tarde esperaré al pueblo de La Meca hasta que sea elevado entre las dos ciudades santas”.
Por su parte, Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) relata que el Santo Profeta (sa) afirmó:
“Uno de los habitantes del Paraíso va a venir hacia ti”. Y llegó Hazrat Abu Bakar (ra). El Profeta (sa) dijo una vez más: “Uno de los habitantes del Paraíso vendrá hacia ti”, después de lo cual llegó Hazrat Umar (ra).
Hazrat Anas (ra) narra que Muhahmmad (sa) dijo con respecto a Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra):
“Estos dos son los jefes de toda la gente mayor del Paraíso, de entre su primer y último pueblo, excepto para los Profetas y Mensajeros”.
Hazrat Huzaifah (ra) afirma que el Santo Profeta (sa) una vez exclamó:
“Después de mí, seguid tanto Abu Bakar (ra) como a Umar (ra)”.
Hazrat Abu Said Judri (ra) narra que el Profeta (sa) declaró:
“Todo profeta tiene dos visires en el Cielo y dos visires en la tierra. Mis dos visires en el Cielo son Gabriel y Miguel, y mis dos visires en la tierra son Abu Bakar (ra) y Umar (ra)”.
Hazrat Huzaifah (ra) nos dice que en otra ocasión:
“Estábamos sentados con el Santo Profeta (sa) cuando dijo: ‘No sé cuánto tiempo permaneceré entre vosotros, por lo tanto debéis seguir a estos dos después de mí’. Luego indicó que eran Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra)”.
Hazrat Abu Bakar (ra) relata que un día Muhammad (sa) preguntó:
“¿Quién de vosotros ha visto un sueño?”. Una persona respondió: “Yo he visto que una balanza había descendido del Cielo y te pesó tanto a ti como a Hazrat Abu Bakar (ra) y eras más pesado en la balanza que él. Luego se pesaron Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra), y Hazrat Abu Bakar (ra) pesaba más en la balanza. A continuación se pesaron Hazrat Umar (ra) y Hazrat Uzman (ra), y Hazrat Umar (ra) pesaba más en la balanza. Finalmente la balanza fue retirada’.” El narrador luego dice: “Entonces vimos señales de disgusto en el rostro del Santo Profeta (sa)”.
En otra narración se menciona que después de escuchar el sueño, el Santo Profeta (sa) dijo:
“Este es el Jalifato que vendrá tras el profetazgo y más tarde Al’lah concederá la monarquía a quien Él quiera”.
Abd Jair relata que un día Hazrat Ali (ra) estaba de pie en el púlpito y proclamó:
“¡Oh gente, ¿os digo cuál es la mejor persona en esta Umma después del Mensajero de Dios (sa)?”. La gente respondió afirmativamente. Hazrat Ali (ra) entonces dijo: “Abu Bakar (ra)”. Luego permaneció en silencio por un corto tiempo antes de decir: “¡Oh gente! ¿Queréis que os diga quién es la mejor persona en esta Umma después de Hazrat Abu Bakar (ra)? Pujes bien, es Umar (ra)”.
Abu Yuhaifah dice que escuchó a Hazrat Ali (ra) decir:
“El mejor entre esta Umma tras el Santo Profeta (sa) es Abu Bakar (ra) y luego Umar (ra)”.
Estos relatos continuarán en el futuro, si Dios quiere; o sea, los relatos de la vida de Hazrat Umar (ra) seguirán durante algún tiempo.
Ahora mencionaré varios miembros de la Yamat que han fallecido, cuya oración fúnebre dirigiré una vez concluida la oración del viernes.
La primera mención es para el respetado Kamran Ahmad Shahid, hijo de Nasir Ahmad Sahib de Peshawar. El 9 de noviembre pasado, los oponentes de la Comunidad abrieron fuego contra él en su oficina y le martirizaron:
¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él será el retorno!
Tenía 44 años en el momento de su martirio. Trabajaba como contable en una fábrica propiedad de un áhmadi, el respetado Shafiq-ur Rahman Sahib. Una persona armada entró en su oficina y abrió fuego contra él, como resultado de lo cual fue alcanzado por cuatro balas y fue martirizado en el acto en dicho lugar.
¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!
El agresor huyó tras el incidente.
El Ahmadíat se estableció en la familia del mártir fallecido a través de su padre, el respetado abuelo materno del Sr. Nasir Ahmad, Hazrat Nabi Bajsh (ra), hijo del Sr. Fateh Din de Bhini Bangar, que está cerca de Qadián. Hizo “Baiat” de la bendita mano del Mesías Prometido (as) en 1902 y entró en el redil de Ahmadíat.
Hace poco, el difunto mártir adquirió una tienda con su hermano y la convirtió en oficina, aunque el dueño de la tienda los desalojó con un solo día de anticipación, solo porque eran áhmadis. A partir de entonces, esta persona cambió el nombre de la rotonda cerca de la tienda y la llamó “rotonda de Jatme Nabuwat”. Luego, después de comprar otra tienda cercana, los oponentes se amotinaron y los desalojaron de esa tienda también. En octubre, se celebró una gran manifestación cerca de su casa y se pronunciaron discursos incendiarios contra la Yamat. Dicen que nunca antes habían visto una manifestación tan grande y que en esa zona se extendió un odio muy grande contra la Comunidad. Durante varios años, el difunto mártir fue el contable de una empresa privada, pero debido a la oposición, pidió dejar ese cargo. Ante esto, la empresa le dijo que su estándar e integridad eran tan altos que no querían dejarlo ir, y que debía continuar acudiendo a ellos, aunque fuera solo por unos minutos. Cuando se enteraron de su martirio, quedaron profundamente afectados por ello.
El mártir fallecido poseía muchas grandes cualidades.
Su padre dice: “Una vez, llegó muy de noche a casa y le pregunté por qué había regresado tan tarde. Dijo que había una mujer de la familia de un oponente de la Comunidad que necesitaba sangre, por lo que dio su propia sangre. Lo hizo porque esa familia no tenía muchos recursos y no tenía otras opciones. Ellos tienen sus propios estándares y nosotros los nuestros”.
Siempre estaba a la vanguardia para servir a los demás. Él era el primero en estar presente cuando se trataba de prestar algún servicio o deber para la Yamat y se encargaba de hacer guardia en las áreas donde había una mayor amenaza de peligro; y cada vez que alguien le sugería que debía emigrar, decía: “Si nos vamos de aquí, los áhmadis que tienen menos medios se verán obligados a afrontar aún más dificultades”. Fue ejemplar al ofrecer el “chanda” (donativos) y pagaba sus contribuciones financieras lo antes posible. Una vez, cuando tenía 12 o 13 años, fue detenido y llevado por la policía por distribuir folletos sobre un duelo de oración (“Mubahela”) y fue liberado al día siguiente.
Su padre dice que dos días antes de su martirio vio un sueño en el que una anciana limpiaba su casa y decía que Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) venía. Poco después, llegó Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) y tomó la mano del mártir fallecido y le dijo con cariño: “Permaneceremos juntos y tú te quedarás a mi lado”.
Por la gracia de Dios Altísimo, formaba parte de la institución del “Wasiyat” (por el que sus afiliados pagan una décima parte de sus ingresos mensuales). Tenía un corazón tierno y era muy querido por todos en su zona. Era muy virtuoso, simpatizaba con los pobres y poseía un profundo amor por el Jalifato. Le sobreviven sus padres, su padre Nasir Ahmad Sahib y su madre, su esposa y tres hijos de 13, 11 y 8 años.
¡Que Al’lah sea el protector y el ayudante de estos niños, y les conceda a todos tolerancia y paciencia! ¡Que Él también conceda al fallecido Su perdón y misericordia, y eleve su rango espiritual! ¡Rezad por su madre, que sufre de cáncer! ¡Que Dios Altísimo le conceda Sus bendiciones!
La siguiente mención es la del Dr. Mirza Nubair Ahmad y su esposa Aisha Amber Syed Sahiba, ambos fallecidos a causa de un accidente en Milwaukee, Estados Unidos.
El Dr. Mirza Nubair Ahmad tenía 35 años:
¡Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él volveremos!
Su bisabuelo paterno fue Hazrat Mian Muhammad Sharif Sahib (ra), que era un Compañero del Mesías Prometido (as). Su abuela era la hija del Master Abdur Rahman Sahib (ra). Su bisabuelo materno también fue un Compañero (ra) del Mesías Prometido (as). Había muchos Compañeros (ra) del Mesías Prometido (as) en su familia. Se trasladó a Estados Unidos en 2012 y se unió al sistema del “Wasiyat” a los 17 años. Sirvió como “Qaid Mayilis Juddamul Ahmadía” (encargado local de la organización juvenil de hombres áhmadis). Entre los miembros de su comunidad local, se dice que fue una de las personas que más dinero ofreció para la compra de un nuevo edificio para la mezquita de Milwaukee.
Le sobreviven su padre, Mirza Nasir Ahmad Sahib, que actualmente es secretario de “Umur-e-Amma” en Islamabad, su madre, que es la “Sadr Lallna” regional en Islamabad (presidenta de la organización de las mujeres áhmadis), su hermana Nadia y dos hermanos. Su esposa Aisha Ambreen viajaba con él y también falleció. Era la hija de Syed Sayyad Shah Sahib de Japón y la hermana de nuestro misionero Syed Ibrahim, que actualmente sirve en Japón.
El Ahmadíat se estableció en su familia a través de Syed Abdur Rahim Shah Sahib de Bhagla, cuando hizo “Baiat” de la mano de Hazrat Musleh Maud (ra) en 1930.
Como he mencionado, Aisha Ambreen sufrió un accidente junto con su marido y falleció dos días después. Ella era un miembro activo del equipo de la MTA Internacional, ya que hacía la traducción en directo al japonés de mis sermones y luego también hacía los subtítulos en japonés. Le sobreviven su padre Syed Sayyad Ahmad, su madre Syeda Durre Samin Syed, tres hermanos y una hermana.
Su hermano Ibrahim Sahib, que es misionero en Japón, dice: “Me ayudó en muchas de mis tareas en la Yamat, como por ejemplo a traducir los libros ‘Discurso en Lahore’ y ‘Nuestro Dios’ al japonés. Aunque había estudiado farmacia, me asombraba su nivel de traducción”.
Su hermana mayor, Fátima, dice: “Encontré por casualidad su diario y cada página estaba dividida en dos temas, pues uno se titulaba ‘Mi vida mundana’ y el otro ‘Mi vida espiritual’. La página mundana estaba dedicada a sus actividades cotidianas y a sus esfuerzos mundanos, mientras que la página de espiritualidad estaba dedicada a asuntos de espiritualidad, notas sobre la Yamat y conocimientos religiosos. Había escrito bellamente en cada página y con mucho cuidado”.
Reflexionaba sobre cada una de las palabras del Jalifa de la época y las ponía en práctica y aconsejaba con su estilo especial a su hermana y hermanos a que hicieran lo mismo. También compartió las enseñanzas del Islam con sus amigos japoneses.
¡Que Dios Altísimo conceda a ambos fallecidos su perdón y misericordia y eleve sus rangos espirituales!
La siguiente mención es la de Chaudhary Nasir Ahmad Sahib, que ocupaba el cargo de Secretario de Finanzas en la Comunidad de Karachi Clifton. Era hijo de Chaudhary Nazir Ahmad Sahib de Rabwah. Ha fallecido a la edad de 69 años:
¡Ciertamente de Al’lah venimos y a Él volveremos!
En el momento de su fallecimiento, estaba dirigiendo a su esposa y cuñado en la oración de fayar, y fue durante la prosternación en el segundo “rakat” de la oración cuando su corazón se detuvo y regresó con Dios Altísimo. Por la gracia de Al’lah era “musi” (integrante del sistema “Al Wasiyat”). Por su parte, el Mesías Prometido (as) ha dicho que fallecer mientras uno está rezando es una muerte honorable. Su padre, Chaudhary Nazir Ahmad Sahib, también pudo servir a la Comunidad durante 25 años tras su jubilación, sirviendo como “Naib Nazir Zaraat y Wakil al-Zaraat” (puestos relacionados con la agricultura). Su hermano menor, Chaudhary Naim Ahmad Sahib, es el actual “Afsar Jazana del Anjuman” (jefe de la Tesorería de la principal organización de la Yamat). Le sobrevive su esposa Nusrat Nasir Sahiba y no tuvo hijos. Se trasladó a Karachi en 1972, donde trabajaba. Allí pudo servir a la Comunidad en diversas capacidades y prestó servicios extraordinarios.
¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia!
La siguiente mención es la de Sardaran Bibi Sahiba, esposa de Chaudhary Nabi Bakhsh Sahib, de Dar Al-Rahmat Gharbi Rabwah, quien ha fallecido recientemente:
¡Ciertamente venimos de Dios y a Él será el retorno!
Eran originarios del distrito de Pathankot en Gurdaspur, aunque luego emigraron a Pakistán, primero a Sialkot y luego a Sindh. Sus padres y toda su familia son chiitas. Cuando se convirtió al Ahmadíat junto con su familia en 1949, sus padres dijeron que su marido se había convertido en un incrédulo y que debía volver a casa con ellos. Es decir, no aceptó el Ahmadíat con su familia sino que fue por su marido, y el resto de su familia no aceptó el Ahmadíat. Le dijeron que su marido se había convertido en un incrédulo y que por tanto debía abandonarlo. Ante esto, respondió a su familia diciendo: “Ahora es cuando me he convertido en una verdadera musulmana. Con vosotros solía ofrecer solo la oración de fayar, mientras que ahora no solo ofrezco las cinco oraciones diarias, sino que también ofrezco regularmente las oraciones de ‘tahayud’. Por lo tanto, no volveré con vosotros”.
Incluso cuando se reunió con sus padres por primera vez después de 14 años, ellos seguían siendo fríos con ella y a pesar de ello sus corazones nunca se ablandaron y nunca fueron a verla. Amaba de verdad a la Yamat y mostraba mucha devoción hacia el Jalifato. Atendía a los pobres, era virtuosa y sincera. Era “musia” (formaba parte del “Wasiyat”). Le sobreviven tres hijos y cuatro hijas. Su hijo mayor, el Dr. Abdur Rahim Sahib, pudo prestar servicio en Sierra Leona durante cinco años en el marco del programa “Nusrat Yahan” de ayuda a los países de África Occidental. Su hijo menor, Abdul Jaliq Nayar Sahib, es un misionero que actualmente sirve en Camerún y es el misionero encargado de allí, así como el Amir. Debido a las obligaciones de su cargo, no pudo asistir al funeral de su madre.
¡Que Dios Altísimo les conceda a todos paciencia y tolerancia, y que eleve la posición espiritual de la difunta!
Resumen
Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Umar (ra).
Adoptar un estilo de vida sencillo
Su Santidad (aba) dijo que una vez, la hija de Hazrat Umar (ra) le dijo que se le habían concedido victorias y riquezas, Entonces ¿por qué no comía mejor y vestía mejor? Hazrat Umar (ra) le contestó preguntándole: “¿Acaso el Santo Profeta (sa) no soportó grandes dificultades durante su vida?”. Dijo que continuaría soportando dificultades, como el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakr (ra) lo hicieron antes que él, para que tal vez él también pueda cosechar las mismas bendiciones.
Su Santidad (aba) dijo que una vez, los hijos de Hazrat Umar (ra) y algunos otros le dijeron, que si comía mejores alimentos, sería más fuerte y más capaz de cumplir con sus deberes. Hazrat Umar (ra) reconoció sus sentimientos, sin embargo, dijo que si dejaba el camino de quiénes le precedieron, es decir, el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakr (ra), entonces no sería capaz de alcanzar el mismo rango.
Su Santidad (aba) citó al Segundo Califa (ra), quien explicó que el Santo Profeta (sa) enseñó la simplicidad, y dijo que para una comida, no debe haber más de un plato. Los compañeros siguieron esto muy firmemente, de hecho, una vez a Hazrat Umar (ra) le presentaron un poco de vinagre, y sal. Hazrat Umar (ra) dijo que eran dos platos distintos y que sólo tomaría uno. Su Santidad (aba) dijo que aunque hoy en día la gente vive más cómodamente, no debe exagerar en lo que come.
Su Santidad (aba) explicó, a la luz del Sagrado Corán, que los verdaderos siervos de Dios son aquellos que no se exceden en el gasto de su riqueza. Si comen, no lo hacen simplemente para disfrutar, sino para nutrirse y fortalecerse. Del mismo modo, cuando gastan su riqueza en ciertas cosas, no lo hacen para mostrar a los demás o para alegrarse, sino que lo hacen por necesidad.
Su Santidad (aba) dijo que una vez, alguien vio a Hazrat Umar (ra) llevando un recipiente de agua y le preguntó por qué lo llevaba él mismo. Hazrat Umar (ra) respondió que algunas personas habían venido a verle y le habían mostrado la máxima obediencia. Esto le llevó a sentirse importante, y para librarse de este sentimiento, decidió llevar el odre él solo.
Su Santidad (aba) dijo que una vez una caravana acompañaba a Hazrat Umar (ra) de vuelta a Medina. En el camino, Hazrat Umar (ra) recordó cómo su padre solía ser bastante estricto, y él tenía que hacer mucho trabajo, trayendo madera en los lomos de los camellos, y luego trayendo arbustos en los lomos de esos camellos. Dijo que ahora era el líder de toda una nación y que la gente venía a verlo desde muy lejos. Luego recitó una copla que significaba que no importaba lo que tuviera, sólo Dios era el Todopoderoso y Eterno.
Su Santidad (aba) dijo que una vez, Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) tenían puntos de vista diferentes sobre un determinado asunto y tuvieron un desacuerdo. Hazrat Abu Bakr (ra) decidió que lo mejor sería irse, sin embargo Hazrat Umar (ra) quería una respuesta de él, así que agarró su ropa que, a consecuencia de ello, se rasgó. Hazrat Abu Bakr (ra) se fue, y Hazrat Umar (ra) temió que se quejara ante el Santo Profeta (sa). Así que fue al lugar donde estaba el Santo Profeta (sa), pero no encontró a Hazrat Abu Bakr (ra) allí. Como ya se sentía mal por lo que había pasado, Hazrat Umar (ra) informó al Santo Profeta (sa) del incidente él mismo, y asumió toda la culpa por ello. Hazrat Abu Bakr (ra) fue informado de esto, y entonces él también fue al Santo Profeta (sa), y al ver que el Santo Profeta (sa) estaba disgustado con el incidente, Hazrat Abu Bakr (ra) se sentó ante el Santo Profeta (sa) y asumió toda la culpa. Su Santidad (aba) dijo que esto significa el verdadero amor por el amado, que al verlo en un estado de infelicidad, asumiera toda la culpa sobre sí mismo para aliviar su malestar.
El temor a Hazrat Umar (ra)
Su Santidad (aba) dijo que una vez, había algunas mujeres de Quraish sentadas junto al Santo Profeta (sa) pidiéndole más dinero. En ese momento, Hazrat Umar (ra) se acercó al Santo Profeta (sa) y pidió permiso para entrar. Las mujeres se apartaron inmediatamente y tomaron el velo. Ver esto hizo sonreír al bendito rostro del Santo Profeta (sa). Hazrat Umar (ra) le preguntó por qué estaba sonriendo, y el Santo Profeta (sa) dijo que las mujeres tenían tanto miedo de Hazrat Umar (ra) que inmediatamente se apartaron y tomaron el velo. Hazrat Umar (ra) les preguntó si tenían miedo de él, en lugar del Santo Profeta (sa). Dijeron que lo tenían, porque Hazrat Umar (ra) era bastante estricto. El Santo Profeta (sa) dijo que incluso Satanás tenía miedo de Hazrat Umar (ra) y adoptaría un camino diferente cuando viera venir a Hazrat Umar (ra).
Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Santo Profeta (sa) dijo que Dios había otorgado la verdad en el corazón y la lengua de Hazrat Umar (ra). Una vez, el Santo Profeta (sa) se estaba preparando para un viaje. Llamó a Hazrat Abu Bakr (ra) y a Hazrat Umar (ra) para pedirles su opinión, porque había una tribu que había roto su tratado con los musulmanes, algo de lo que el Santo Profeta (sa) ya había tenido conocimiento previo. Hazrat Abu Bakr (ra) aconsejó que no debían atacar, pero la opinión de Hazrat Umar (ra) fue que debían de ser atacados ya que habían roto su juramento. Así, el Santo Profeta (sa) ordenó que se hicieran los preparativos para el viaje.
Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) salía a ver a los musulmanes, nadie le miraba directamente, excepto Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra). Ellos sonreían al Santo Profeta (sa), y el Santo Profeta (sa) les sonreía a ellos.
La confianza del Santo Profeta (sa) en Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra)
Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Santo Profeta (sa) dijo a la gente, que una persona celestial se acercaba, y en ese momento llegó Hazrat Abu Bakr (ra). Luego, el Santo Profeta (sa) dijo que una persona celestial se acercaba, y en ese momento, Hazrat Umar (ra) llegó. El Santo Profeta (sa) también dijo una vez que cada profeta tiene dos ministros en los cielos y dos en la tierra. Sus dos ministros en los cielos eran Gabriel y Mikael y los dos en la tierra eran Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra). El Santo Profeta (sa) también dijo que no sabía cuánto tiempo permanecería en esta tierra, y que después de él, la gente debería seguir a Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra).
Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando la vida de Hazrat Umar (ra) en futuros sermones.
Oraciones fúnebres
Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros:
Kamran Ahmad Shaheed Sahib, de Peshawar, que fue martirizado en su oficina por unos opositores el 9 de noviembre. Fue alcanzado por cuatro balas y falleció en el lugar de los hechos, mientras que el atacante huyó. Se había enfrentado a mucha oposición por ser ahmadi, y tuvo que vaciar dos tiendas que había obtenido, debido a que los opositores lo expulsaron. Poseía muchas grandes cualidades. En una ocasión, llegó tarde a casa, y cuando le preguntaron por qué se había retrasado, dijo que uno de los opositores, que era muy acérrimo, tenía un familiar que necesitaba sangre, no tenían una buena situación económica, así que dio su propia sangre para ayudarles. Era muy regular a la hora de ofrecer contribuciones financieras. Unos días antes de su martirio, tuvo un sueño en el que el Cuarto Califa (rh) venía a su casa y decía que se quedarían juntos. Le sobreviven sus padres, su esposa y sus tres hijos. Su Santidad (aba) rezó para que su familia tenga paciencia para soportar esta pérdida. Su madre está enferma de cáncer, y Su Santidad (aba) rezó también por ella. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate al fallecido con perdón y misericordia.
El Dr. Mirza Nubair Ahmad Sahib y Aisha Amber Syed Sahiba, ambos fallecidos en un accidente en Milwaukee, Estados Unidos. El Dr. Mirza Nubair Ahmad sahib era un Musi y servía como Qaid Maylis local. De los miembros de la comunidad local, él había presentado la mayor donación para la compra de una propiedad para una nueva mezquita. Le sobreviven sus padres, una hermana y dos hermanos.
Aisha Amber Syed sahiba era la hermana de un misionero en Japón, Syed Ibrahem sahib. Ella también falleció dos días después de su marido debido al mismo accidente. Era un miembro activo de la MTA Internacional y traducía el sermón del viernes al japonés. Le sobreviven sus padres, tres hermanos y una hermana. Ayudaba a su hermano en su trabajo de la Yamat y era una excelente traductora. Tenía un diario en el que escribía sobre dos cosas, su vida mundana y su vida espiritual. Ella propagaba el mensaje del Islam a sus amigos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate a ambos con perdón y misericordia y eleve su estación.
Chaudhary Naseer Ahmad Sahib de Karachi. Estaba dirigiendo las oraciones y estaba en postración cuando falleció. Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) ha declarado que fallecer durante la oración es un fallecimiento muy honorable. Sirvió a la Comunidad en varios puestos. Le sobrevive su esposa. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah lo trate con perdón y misericordia.
Sardaran Bibi Sahiba de Rabwah. Su familia es chiíta y no aceptó el Ahmadíat, sin embargo ella aceptó el Ahmadíat junto con su marido. A pesar de la oposición de su familia, les dijo que desde que se convirtió en ahmadi, se había convertido en una mejor musulmana. Incluso al reunirse con sus padres después de 14 años, su actitud hacia ella era la misma. Amaba a la Comunidad y al Jilafat y poseía muchas grandes cualidades. Le sobreviven tres hijos y cuatro hijas. Uno de sus hijos sirvió como médico en Sierra Leona durante cinco años y otro hijo está sirviendo como misionero en Camerún. Su Santidad (aba) rezó por la familia y pidió que Al’lah eleve la estación del fallecido.
Resumen preparado por The Review of Religions