Compañeros de Badr: Hazrat Abdul’lah bin Amr (ra)
(Friday Sermon – October 30, 2020 )
Contexto
Hazrat ‘Abdul’lah (ra) pertenecía al clan Banu Salamah de la tribu Jazrall de los Ansar. El nombre de su padre era Amr bin Haram y el de su madre Rabab bint Qais. (Ibn Saad, Al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2012], 423)
Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra) nació aproximadamente 40 años antes de la emigración. (Sahabah al-Kiram Encyclopaedia, Dr Dhulfiqar Kazim, p. 486, Abd-Allah bin Amr, Bait al-Ulum, Purani Anarkli, Lahore)
En otras palabras, en el momento de la emigración a Medina, él tenía 40 años. Hazrat Abdul’lah bin Amr (ra) era el padre del conocido Compañero Hazrat Yabir bin ‘Abdul’lah (ra). (Ibn Hajar al-Asqalani, Al-Isabah fi Tamyiz al-Sahabah, Vol. 4, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2005], 162)
Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra) era el cuñado de Hazrat Amr bin Yamuh. (Khutbat-e-Tahir, Taqarir Jalsa Salana Qabl az Khilafat, Taqrir Jalsah Salanah 1979, p. 349)
Aceptación del Islam y Juramento en Aqabah
Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra) participó en el Segundo Juramento en Aqabah y fue uno de los 12 líderes nombrados por el Santo Profeta (sa). Participó en las batallas de Badr y Uhud, y fue martirizado en esta última. Según algunas narraciones, Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr fue el primer musulmán martirizado en la batalla de Uhud. (Ibn Abd al-Barr, Al-Isti‘ab fi Ma‘rifat al-Ashab, Vol. 3, Ab-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Jil, 1992], 84)
Acerca de cómo aceptó el Islam, Hazrat Ka’b bin Malik (ra) narra: “Habíamos quedado en reunirnos con el Santo Profeta (sa) en Aqabah en el día intermedio de Ayyam-e-Tashriq …” que son los últimos tres días del Hall, desde el 11 hasta el 13 Dhul-Hayyah. Como se ha mencionado anteriormente, Aqabah está situada entre La Meca y Mina. Cuando completamos el Hall, se acercó la noche señalada en la que habíamos prometido reunirnos con el Santo Profeta (sa). Fuimos con Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr, que era uno de los reputados líderes y jefes de nuestra tribu. Habíamos ocultado nuestro plan a los idólatras que estaban con nosotros. Le dijimos: “¡Oh Abu Yabir! Tú eres nuestro noble jefe y uno de nuestros líderes”. Se le conocía por el nombre de Abu Yabir. Continúa narrando: “Le dijimos: ‘¡Oh Abu Yabir! Tú eres nuestro noble jefe y uno de nuestros líderes. No deseamos que te conviertas en el combustible del fuego del infierno”. Después le invitamos a aceptar el Islam y le informamos sobre el plan de reunirse con el Santo Profeta (sa) en Aqabah”. Aceptó el Islam y participó en el Juramento en Aqabah. También fue nombrado como uno de los doce jefes durante el juramento en Aqabah”. (Ibn Hisham, Sirat Ibn Hisham, Vol. 1, Amr al-‘Aqabah al-Thaniyah [Beirut, Lebanon: Dar Ibn Hazam, 2009], 236) (Urdu Da‘irah Ma‘arif Islamiyyah, Vol. 6, p. 413, Shu‘bah Urdu Da‘irah Ma‘arif, Lahore)
Hazrat Yabir bin ‘Abdil’lah (ra) narra que él, junto con su padre y dos tíos maternos, formaron parte de los que juraron lealtad en Aqabah. Un narrador, Ibn Uainah, afirma que uno de ellos [es decir, de los dos tíos] era Hazrat Bara bin Ma’rur (ra). (Sahih al-Bukhari, Kitab Manaqib al-Ansar, Bab Wufud al-Nabi bi Makkah wa Bai‘at al-Aqabah, Hadith 3890-3891)
Con anterioridad, he narrado los detalles sobre el Segundo Juramento en Aqabah de Sirat Jatam-un-Nabiyyin acerca de un Compañero, de hecho fue en relación con dos Compañeros. Hablaré sobre algunas partes del Juramento en Aqabah segun el Sirat Jatam-un-Nabiyyin relacionadas con Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra):
En Dhul-Ḥayyah del año 13 Nabawi, con motivo del Ḥall, cientos de personas de Aus y Jazrall vinieron a La Meca. Entre ellos, había setenta personas que, o bien se habían hecho musulmanes o que deseaban hacerse, y vinieron a La Meca para conocer al Santo Profeta (sa).
En esa ocasión, dado que, después de los ritos del Hall era necesaria una reunión colectiva y privada, se fijaron las fechas intermedias del mes de Dhul-Ḥayyah para este propósito. Ese día, a mitad de la noche, todas estas personas debían venir y encontrarse con el Santo Profeta (sa) en el mismo valle que el año pasado, para que se pudiera llevar a cabo una reunión privada en paz y con toda la atención. El Santo Profeta (sa) ordenó a los Anṣar que no vinieran en grupo, sino que llegarán al valle a la hora señalada, de uno en uno o de dos en dos. “No despertéis a los que duermen, ni esperéis a los ausentes”. Por lo tanto, cuando llegó la fecha señalada, durante la noche, cuando había pasado aproximadamente un tercio de la noche, el Santo Profeta (sa) salió de su casa. Se trajo a su tío Abbas con él, que todavía era un idólatra, pero amaba al Santo Profeta (sa) y era un jefe de la dinastía Hashim. Ambos llegaron a este valle y no pasó mucho tiempo antes de que los Anṣar comenzaran a llegar de uno en uno o de dos en dos. Eran setenta personas de Aus y Jazrall. Al principio, Abbas comenzó el discurso diciendo:
“¡Oh tribu de Jazrall!” Muḥammad [sa] es amado y venerado dentro de su linaje. Hasta el día de hoy, su linaje siempre ha sido responsable de su protección y en tiempos de peligro siempre ha salido adelante. Pero ahora Muḥammad [sa] tiene la intención de dejar su tierra natal y vivir con vosotros. De forma que si deseáis acogerle, debéis protegerle en todos los sentidos y tendréis que enfrentarnos a todos los enemigos. Si estáis preparados para ello, entonces muy bien; de lo contrario, dad una respuesta franca, porque la palabra directa es buena”.
Al-Bara ’bin Ma‘rur (ra), un influyente anciano de la tribu de los Anṣar, dijo:
“Abbas, hemos escuchado tu discurso, pero nos gustaría escuchar al Santo Profeta (sa) de su propia lengua bendita, para que exponga la responsabilidad que desea poner sobre nosotros”.
Ante esto, el Santo Profeta (sa) recitó algunos versículos del Sagrado Corán y describió, en un breve discurso, las enseñanzas del Islam. Mientras hacía alusión a Haququl’lah [los derechos debidos a Dios] y a Haququl-‘Ibad [los derechos hacia la creación de Dios], el Santo Profeta (sa) dijo: “Respecto a mi, todo lo que deseo es que, si fuera necesario, me protejáis del mismo modo que protegéis a vuestros seres queridos y familiares”.
Cuando el Santo Profeta (sa) hubo completado su discurso, según la costumbre de Arabia, Al-Bara ‘bin Ma’rur (ra) tomó la mano del Santo Profeta (sa) entre la suya y dijo: “ ¡Oh Mensajero de Dios! Juramos por el Dios que te ha enviado con la verdad que te protegeremos con nuestras vidas…”
Se comprometieron a hacerlo, pero una persona le preguntó al Santo Profeta (sa) que cuando se le concediera la victoria, ¿los dejaría?
“El Santo Profeta (sa) sonrió y dijo: ‘…tu sangre será mía, tus amigos serán mis amigos y tus enemigos serán mis enemigos. Sobre esto, ‘Abbas ibn Ubadah Anṣari (ra) miró a sus Compañeros y dijo,
¡Oh pueblo! ¿Entienden el propósito de este tratado y promesa? Esto significa que debéis prepararos para enfrentarnos a todos, sin importar quiénes sean y sin importar sus antecedentes; y debéis estar preparados para ofrecer cualquier sacrificio”. La gente dijo: “Sí, lo entendemos; pero, ¡oh Mensajero de Dios! ¿Qué recibiremos a cambio de esto? El Santo Profeta dijo: “Recibiréis el Paraíso de Al’lah, que es la mayor de Sus recompensas”. Todos dijeron: “Estamos de acuerdo con este trato. ¡Oh Mensajero de Dios, extiende tu mano!
El Santo Profeta (sa) sacó su mano bendita y este grupo de setenta devotos pactaron su alianza de la mano del Santo Profeta (sa) en un pacto defensivo. El nombre de este Bai’at es “El segundo Bai’at en Aqabah”.Cuando el Bai’at tuvo lugar, el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Moisés (as) nombró doce jefes entre su pueblo que sirvieron como sus supervisores y protectores. También deseo nombrar doce jefes de entre vosotros que serán vuestros supervisores y protectores. Serán como los discípulos de Jesús (as) para mí y serán responsables ante mí con respecto a la gente. Como tal, proponed los nombres de hombres dignos ante mí”.
Por lo tanto, se propusieron doce hombres que el Santo Profeta (sa) aprobó y, nombrando a cada uno de ellos como supervisor de una tribu, les explicó sus deberes. Para algunas tribus, el Santo Profeta (sa) nombró dos jefes”. En cualquier caso, Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra) también fue nombrado como uno de estos doce jefes. (Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad(ra), p. 227-231)
Participación en la Batalla de Uhud y Martirio de los miembros de la familia
Según una narración, durante la batalla de Uhud, cuando ‘Abdul’lah bin Ubayy bin Salul, que era el líder de los hipócritas en Medina, se rebeló, Hazrat ‘Abdul’lah bin ‘Amr (ra) trató de aconsejarle a él y a los que estaban con él. (Ghazwat Uhud, Allamah Muhammad Ahmad Bashmil, p. 215, Nafees Academy Urdu Bazar, Karachi, 1989)
Hazrat Yabir bin ‘Abdil’lah (ra) narra: “Mi padre, ‘Abdul’lah bin Amr y mi tío materno fueron martirizados durante la batalla de Uhud. Mi madre (según otras narraciones era su tía, que era la esposa de Hazrat ‘Amr bin Yamuh -ra-) estaba llevando sus cuerpos a Medina en un camello cuando un mensajero del Santo Profeta (sa) anunció que los difuntos debían ser enterrados donde fueron asesinados. Posteriormente ambos fueron llevados de vuelta y enterrados donde lucharon y fueron martirizados. (Ibn Saad, Al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 2012], 423) (Ibn Hajar al-Asqalani, Al-Isabah fi Tamyiz al-Sahabah, Vol. 2, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1995], 287)
En otra narración, Hazrat Anas bin Malik (ra) afirma: “Durante la batalla de Uhud, llegaron a la gente de Medina noticias falsas de que el Santo Profeta (sa) había sido martirizado. Al escuchar esta noticia, la gente se puso ansiosa e inquieta. Una mujer Ansari se dirigió hacia Uhud y en el camino vio los cuerpos de su padre, hijo, esposo y hermano tendidos en el suelo”. El narrador continúa: “No sé con qué cuerpo se encontró primero. Preguntó quiénes eran estas personas. Se le informó que eran los cuerpos de su padre, su hermano, su marido y su hijo. Ella preguntó: “¿Cómo está el Mensajero de Dios? La gente le informó que el Santo Profeta estaba de pie ante ella. Se dirigió al Santo Profeta y se aferró a su manto, diciendo: “¡Oh Mensajero de Dios! Que mis padres sean sacrificados por tu causa. Viéndote vivo y bien, no me preocupo por ningún difunto”. (Majma al-Zawa‘id wa Manba al-Fawa‘id, Vol. 6, p. 120, Kitab al-Maghazi wa al-Siyar, Bab fi man astasghara Yauma Uhud, Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2001)
Dos o tres años antes de su Jalifato, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) pronunciaba discursos durante el Yalsa Salana sobre el tema de la vida y el carácter del Santo Profeta (sa) y también sobre las expediciones. Él relató un incidente sobre Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr, que voy a narrar aquí. Declaró que la hermana de Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (es decir, la esposa de Hazrat Amr bin Yamuh), como su hermano, tenía un inmenso amor por el Santo Profeta (sa). Su marido fue martirizado en esta batalla, su hermano fue martirizado también en dicha batalla y también su hijo fue martirizado en la misma. Sin embargo, la alegría de conocer el bienestar del Santo Profeta (sa) superaba cualquier pena de sus difuntos. Hazrat ‘Aisha Siddiqa (ra) narra: “Iba hacia el campo de batalla para preguntar sobre la situación. En el camino me encontré con Hind, la esposa de Amr bin Yamuh, sosteniendo las riendas de un camello que llevaba hacia Medina. Le pregunté sobre la situación en el campo de batalla. Ella contestó: “Alhamdulil’lah [Todas las alabanzas pertenecen a Dios] todo está bien. El Santo Profeta (sa) está vivo y bien”. Mientras tanto, me di cuenta de que el camello estaba cargado con algo. Pregunté qué llevaba el camello y ella respondió: “Los cuerpos de mi marido, Amr bin Yamuh, mi hermano ‘Abdul’lah bin Amr y mi hijo, Jalad”. Diciendo esto, intentó volver a Medina, pero el camello se sentó y se negó a moverse. Cuando finalmente se levantó, se negó a ir en dirección a Medina. Luego movió las riendas en dirección a Uhud, a la que el camello comenzó a moverse sin ninguna reticencia”.
Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) dice entonces: “Esta fue la condición de esta mujer y su amor por el Santo Profeta (sa). Al mismo tiempo el Santo Profeta (sa) ordenó a los Compañeros que busquen los cuerpos de Amr bin Yamuh y ‘Abdul’lah bin Amr y que los enterraran en la misma tumba, ya que ellos también se amaban en este mundo”. (Khutbat-e-Tahir, Taqarir Jalsa Salana qabl az Khilafat, Taqrir Jalsa Salana 1979, p. 350-351) El Santo Profeta (sa) los tenía a ambos en alta estima.
En una narración se dice que cuando Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra) estaba a punto de salir para la batalla de Uhud, llamó a su hijo Hazrat Yabir (ra) y dijo: “¡Oh hijo mío! Creo que estaré entre los principales mártires. ¡Por Dios, aparte del Mensajero de Dios(sa), no hay nadie más querido por mí de entre los que dejo atrás que tú. Tengo una deuda por ahí, paga esa deuda por mí. También te encargo que muestres amabilidad y benevolencia con tus hermanas”. Hazrat Yabir (ra) relata: “A la mañana siguiente, mi padre fue el primero en ser martirizado y el enemigo le cortó la nariz y las orejas”. (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 3, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003], 344)
Hazrat Yabir (ra) narra: “Cuando el Santo Profeta (sa) vino para el entierro de los mártires de Uhud, dijo: ‘Entiérrenlos en el estado en que están, ya que soy testigo de ellos. Ningún musulmán que haya sido herido en el camino de Dios se presentará ante Dios en el Día del Juicio, excepto con la sangre que fluya de sus heridas. El color de la sangre será azafrán pero olerá a almizcle”. En otras palabras, que estarán entre los elegidos de Dios Altísimo. No hay necesidad de bañarlos o enterrarlos con ropas especiales, ya que deben ser enterrados de la manera en que fueron martirizados.
Hazrat Yabir (ra) afirma que su padre estaba envuelto en una sola sábana. El Santo Profeta (sa) preguntó quién conocía más el Corán de memoria. Mientras los mártires de Uhud eran enterrados, el Santo Profeta (sa) preguntaba quién sabía más del Corán de los que estaban siendo enterrados. Cuando indicaban hacia alguien, el Santo Profeta (sa) instruía para bajarlo primero a la tumba ante sus compatriotas. En otras palabras, los que sabían más del Corán fueron enterrados primero y sobre Hazrat ‘Abdul’lah bin Amr (ra), la gente diría que fue el primero en ser martirizado el día de Uhud. En ese momento, la gente discutía que ‘Abdul’lah bin Amr fue el primero en ser martirizado. Sufyan bin Abd Shams fue quien lo martirizó. El Santo Profeta (sa) había dirigido sus oraciones fúnebres antes del segundo ataque y ordenó que ‘Abdul’lah bin Amr y Amr bin Yamuh fueran enterrados en la misma tumba, ya que se amaban y respetaban mutuamente. El Santo Profeta (sa) instruyó que aquellos que tenían un vínculo cercano en este mundo debían ser enterrados en la misma tumba. Se afirma que ‘Abdul’lah bin Amr (ra) tenía una tez rojiza y no tenía pelo hacia el frente de su cabeza. No era muy alto, mientras que Amr ibn Yamuh era alto y por esta razón ambos eran fácilmente reconocibles y fueron enterrados en la misma tumba. (Ibn Saad, Al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Abd-Allah bin Amr [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2012], 424)