Califas guiados – Hazrat Umar (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Califas guiados – Hazrat Umar (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes, 16-07-21.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

 Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y el Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

En estos días estoy narrando relatos de la época del Jalifato de Hazrat Umar (ra).

Lo siguiente está escrito con respecto a las guerras que se libraron y las conquistas que tuvieron lugar durante ese período y esta parte de la historia abarca desde el año 13 dH. hasta el 23 dH.:

“La era del Jalifato de Hazrat Umar (ra) se extendió durante aproximadamente diez años y medio”.

Al mencionar las vastas conquistas que tuvieron lugar durante ese período, Al’lama Shibli Nomani escribe en su libro:

“Toda la tierra conquistada por Hazrat Umar (ra) consistía en más de 3,601.648 kilómetros cuadrados y las siguientes zonas fueron parte de esta área: Siria, Egipto, Irán, Irak, Juzestán, Armenia, Azerbaiyán, Persia, Kerman, Jorasan y Makran, que también incluye una parte de Beluchistán (hoy día parte de Pakistán). Las conquistas y victorias musulmanas comenzaron en la época de Hazrat Abu Bakar (ra), pues durante su época el ejército musulmán participó en la ‘yihad’ en Siria e Irak y hubo combates en varios frentes simultáneamente. Esto continuó de manera similar durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra).

Un aspecto notable durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra) fue que, a pesar de todos sus compromisos, era como si él fuese parte del ejército musulmán en todas y cada una de las victorias. Aunque no participó en ninguna de las batallas durante su Jalifato, enviaba instrucciones completas desde Medina a los comandantes musulmanes con respecto al ejército, o permanecía en contacto con ellos desde dondequiera que estuviera. De hecho, se desprende de ciertas batallas que Hazrat Umar (ra) escribía a los comandantes musulmanes a diario. Mientras estaba en Medina, Hazrat Umar (ra) enviaba instrucciones con respecto a la disposición y formación del ejército musulmán, y les otorgaba información y orientación sobre esos lugares, como si Hazrat Umar (ra) tuviera un mapa del área, o como si estas áreas estuvieran justo frente a él”.

En relación con Hazrat Umar (ra), el Imam Bujari ha escrito:

“Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Organizo mi ejército mientras estoy haciendo mis oraciones’, (Sahih Bujari). En otras palabras, estaba tan preocupado a este respecto que se dedicaba a organizar y hacer planes para los ejércitos musulmanes incluso durante sus oraciones, pero también rezaba durante ese tiempo. Esta es la razón por la que podemos ver en numerosas ocasiones que, debido a seguir sus instrucciones y a través de la gracia y bendiciones de Dios Altísimo, los ejércitos musulmanes pasaron por las circunstancias más difíciles y, sin embargo, salieron victoriosos”.

Sayid Mir Mahmud Ahmad Sahib ha escrito una tesis sobre el Jalifato de Hazrat Umar (ra).

Quienes han compilado estas notas, o sea el grupo de investigación, se han beneficiado de ello y han sacado algunos puntos de esto, aunque se han verificado con las fuentes originales y son correctos. Con respecto a las conquistas de Irán e Irak, escribe que durante la época de Hazrat Abu Bakar (ra) comenzó una guerra contra el pueblo de Persia. Mientras tanto, Hazrat Abu Bakar (ra) cayó enfermo y como resultado hubo demoras en recibir instrucciones de los ejércitos musulmanes. Por lo tanto, Hazrat Muzanna nombró a su adjunto dentro del ejército musulmán y se presentó ante Hazrat Abu Bakar (ra) para poder informarle personalmente de las circunstancias de la batalla y buscar más refuerzos. Así pues, Hazrat Muzanna llegó a Medina y posteriormente informó a Hazrat Abu Bakar (ra) de la situación.

Hazrat Abu Bakar (ra) llamó a Hazrat Umar (ra) y dio las siguientes instrucciones:

“¡Oh Umar (ra)! Escucha atentamente lo que voy a decir y luego actúa en consecuencia: Hoy es lunes y creo que hoy mismo falleceré”, [Hazrat Abu Bakar (ra) estaba diciendo esto]. “Si fallezco, entonces, antes del anochecer, alienta a la gente hacia la ‘yihad’ y envíalos junto con Muzanna. Sin embargo, si fallezco en la noche antes del amanecer, reúne a los musulmanes y envíalos con Muzanna. Independientemente del impacto que tendrá mi muerte, no debería impedirte cumplir los mandamientos de la fe y de Dios Altísimo. Habrás observado lo que hice en el momento del fallecimiento del Santo Profeta (sa) a pesar de que nadie había experimentado jamás un evento tan trágico como ese. Por Al’lah, si en ese momento hubiera mostrado la más mínima negligencia en el cumplimiento de las instrucciones del Santo Profeta (sa), Al’lah nos habría destruido y castigado, y Medina habría sido convertida en llamas”.

Por lo tanto, después de la muerte de Hazrat Abu Bakar (ra), tan pronto como Hazrat Umar (ra) se convirtió en Jalifa, cumplió inmediatamente con dicha instrucción y al día siguiente del entierro de Hazrat Abu Bakar (ra) reunió a todas las personas. Mucha gente había venido de varias partes del país para realizar el Baiat a manos del nuevo Jalifa y esta afluencia se mantuvo durante tres días. Hazrat Umar (ra) vio esto como una oportunidad perfecta y comenzó a dirigir su atención hacia la ‘yihad’, porque los árabes habían sido intimidados durante bastante tiempo por la fuerza y ​​el poder del imperio persa, y además por su excepcional fuerza militar. Durante mucho tiempo, la gente creyó que Irak era la capital del imperio iraní y pensó que no se podía conquistar sin Hazrat Jalid bin Walid (ra). Así pues, permanecieron todos en silencio. Hazrat Umar (ra) aconsejó a la gente durante unos días, pero esto no tuvo ningún impacto sobre ellos. Posteriormente, al cuarto día, Hazrat Umar (ra) pronunció un discurso tan apasionado que la gente se conmovió mucho y su celo religioso se encendió.

Hazrat Abu Ubaid bin Masud Zaqfi se adelantó y proclamó en voz alta:

“¡Estoy listo para esto!” y presentó su nombre para participar en la ‘yihad’. Después de él, Hazrat Sad bin Rabi y Salit bin Qais se adelantaron y tan pronto como dieron un paso al frente, el celo religioso de los musulmanes se encendió en sus corazones y todos se acercaron apasionadamente y presentaron sus nombres para participar en la ‘yihad’ que estaba teniendo lugar en Irak.

Inicialmente, Hazrat Jalid bin Walid (ra) era el comandante del ejército en Irak, pero en las etapas finales de su vida, Hazrat Abu Bakar (ra) lo envió a Siria en vista de la importancia de las batallas que tenían lugar allí. Hazrat Muzanna bin Harizah ahora se había hecho cargo del ejército musulmán en Irak. Durante este tiempo, cuando Hazrat Umar (ra) estaba invitando a la gente a presentar sus nombres para participar en las batallas en Irak, Hazrat Muzanna también estuvo presente en Medina. Hazrat Muzanna entonces pronunció un discurso muy inspirador y dijo:

“¡Oh gente! No consideréis que esta batalla será extremadamente difícil y desafiante. Ya luchamos contra los persas y los derrotamos y, si Dios quiere, volveremos a salir victoriosos”.

Así, tras escuchar estos discursos, un ejército formado por soldados de Medina y sus áreas vecinas estaba dispuesto para participar en las batallas en Irak.

Según Tabari y Balazuri, este ejército estaba formado por 1.000 soldados y según Al’lama Abu Hanifa Denawri, autor de “Kitab Al-Ajbar Al-Tiwal”, el ejército estaba formado por 5.000 soldados. Parece que inicialmente al salir de Medina eran 1.000, pero cuando llegaron a los campos de batalla eran 5.000. Esto se debe a que Balazuri y Abu Hanifa han mencionado que cada vez que pasaban por alguna tribu árabe en el camino, el comandante del ejército los invitaba a unirse.

Ahora, en cuanto a la cuestión de quién sería el líder de este ejército, a pesar de que Hazrat Muzanna era el comandante general del mismo, ¿quién iba a ser el líder de este contingente recién formado? En este sentido, debido a la perspicacia de Hazrat Umar (ra), este nombró a Abu Ubaid Zaqafi. Mucha gente sintió que los Compañeros que habían aceptado el Islam desde los primeros días y habían sacrificado su sangre para irrigar la planta del Islam, por así decirlo, habían sido pasados ​​por alto y una persona que había llegado mucho más tarde había sido nombrada como su líder.

Sobre esto, Hazrat Umar (ra) declaró:

“Si los Compañeros tienen alguna distinción es simplemente por el hecho de que siempre permanecieron a la vanguardia del servicio al Islam y se enfrentaron con valentía al enemigo para defenderlo. No obstante, como se han quedado atrás en esta ocasión, han cedido este derecho suyo. Por eso, en esta ocasión, la primera persona que se adelantó para defender el Islam era la que tenía derecho a asumir el papel de comandante”.

Después de Hazrat Abu Ubaid (ra), fueron Sad bin Ubaid y Salit bin Qais quienes luego respondieron a la llamada de Hazrat Umar (ra) para participar en las batallas de Irak. Hazrat Umar (ra) se dirigió a ambos y dijo: “Si hubierais respondido primero a mi llamada entonces, debido al hecho de que estáis entre las primeras personas que aceptaron el Islam, os habría entregado el comando”.

Sin embargo, aparte del motivo antes mencionado, otra razón para entregar el mando a Abu Ubaid en lugar de a Salit bin Qais fue que Hazrat Umar (ra) había manifestado que se necesitaba una persona con una disposición tranquila para esa responsabilidad, a fin de llevar a cabo la planificación de la batalla de una manera sosegada y cuidadosa. Por su parte, Salit bin Qais había demostrado ser muy apresurado en asuntos relacionados con el campo de batalla. Pero a pesar de otorgar la orden a Abu Ubaid debido a que él fue el primero en responder a su llamada, Hazrat Umar (ra) no consideró apropiado ignorar los servicios pasados ​​prestados por los nobles Compañeros del Santo Profeta (sa) y sus pasadas experiencias. Por tanto, Hazrat Umar (ra) ordenó a Hazrat Abu Ubaid Zaqafi que se asesorara por los Compañeros (ra) y aceptara sus sugerencias en los temas de organización.

Todo este relato se ha obtenido de “Tarij Al-Tabari”.

En el año 13 dH. tuvo lugar una lucha conocida como la batalla de Namariq y Kaskar. Antes de que Hazrat Abu Ubaid partiera con su ejército, Hazrat Muzanna regresó a Al-Hirah, que era la capital de un gobierno árabe antiguo en Irak y estaba ubicado al oeste del Éufrates donde más adelante se fundó Kufa. Hazrat Muzanna regresó a Al-Hirah y asumió el control de su ejército. No obstante, la situación cambió muy rápidamente y Hazrat Muzanna y su ejército tuvieron que regresar.

Los detalles de este relato se mencionan a continuación:

En la corte de los gobernadores persas comenzaron a surgir desacuerdos y discrepancias. A pesar de ello, surgió una nueva figura poderosa, Rostam, que era el hijo del gobernador de Jurasan, Farrujzad. La corte persa eligió a Rostam como gobernador y los funcionarios del gobierno, que anteriormente estaban divididos y en desacuerdo mutuo, estaban debilitando de esa forma el poder de su gobierno, pero ahora se sometieron por completo a Rostam, quien era un hombre muy valiente y astuto. Tan pronto como tomó el liderazgo, envió a su gente a aquellas áreas que habían sido conquistadas por los musulmanes e instigó rebeliones. Incitó a la gente que residía en las zonas colindantes con el Éufrates en contra de los musulmanes y envió un ejército para combatir a Hazrat Muzanna. A la luz de estas condiciones, Hazrat Muzanna sintió que la mejor forma de actuar era retroceder un poco de sus posiciones. Por consiguiente, abandonó Al-Hirah y estableció un campamento en Jafan (ubicado cerca de Kufa).

Rostam, por otro lado, se preparaba para el combate y formó un gran ejército que envió por dos rutas diferentes para combatir en contra de los musulmanes. Una parte del ejército estaba liderada por Yaban y llegó a Namariq, que también está ubicado en Irak, cerca de Kufa; y envió la otra parte liderada por Narsi hacia Kaskar, que es una ciudad situada al oeste del rio Tigris, entre Bagdad y Basora, donde se ubica la ciudad actual de Wasit. Solo había pasado un mes desde que Hazrat Muzanna volvió de Medina cuando el ejército, liderado por Hazrat Abu Ubaid, llegó a Jafan y se unió a ellos. Jafan también está ubicado cerca de Kufa. Este ejército compuesto por unos pocos miles de soldados llegó al campo de batalla en un momento en el que la situación era desfavorable para los musulmanes en Irak, ya que estaban perdiendo el control de las áreas que anteriormente habían conquistado. Tras pasar unos días en Jafan para ordenar y organizar el ejército, Hazrat Abu Ubaid continuó hacia Namariq, pues allí había acampado un poderoso ejército persa liderado por el veterano y experto guerrero llamado Yaban. Hazrat Abu Ubaid organizó el ejército y dio la bandera del mismo a Hazrat Muzanna y otorgó el liderazgo del flanco derecho a Walik bin Yudara y el del flanco izquierdo a Amar bin Hayzim. Por su parte, los dos flancos del ejército persa estaban liderados por Yoshandma y Mardan Shah.

Mir Mahmud Ahmad Sahib ha comentado lo siguiente en relación a cómo se pusieron en práctica las enseñanzas islámicas durante ese enfrentamiento:

“Se produjo una batalla feroz en Namariq, donde los persas fueron derrotados y durante esta batalla se manifestaron los elevados valores islámicos. El comandante jefe del ejército persa, Yaban, fue capturado, pero su captor, Mattar bin Fizah, no le reconoció. Aprovechándose de esto, Yaban ofreció pagar ‘fidia’ y garantizó su libertad. Más adelante, los musulmanes de nuevo capturaron a Yaban y le llevaron ante Hazrat Abu Ubaid al que informaron del rango que Yaban tenía en el ejército persa. Sin embargo, Hazrat Abu Ubaid no aprobó su captura cuando los musulmanes ya habían obtenido ‘fidia’ de él. La gente insistió en que Yaban era como su rey, pero Hazrat Abu Ubaid dijo: ‘No actuaré con deshonra’. Consecuentemente, Yaban fue liberado. Esta anécdota refleja los elevados valores morales que estaban arraigados en el código de conducta del ejército musulmán, porque incluso si podían sacar ventaja no abandonaban sus nobles principios.

La batalla de Saqatiah tuvo lugar en el año 13 dH. Tras la derrota que sufrió el ejército iraní en la batalla de Namariq, retrocedieron a Kaskar, donde el comandante iraní Nasri había reunido a un gran batallón para combatir al ejército musulmán. Entonces Abu Ubaid avanzó hacia Kaskar para enfrentarse a este ejército. Nasri, el comandante del ejército iraní en Kaskar, tenía un puesto elevado en la corte del rey. Los comandantes de los dos flancos del ejército iraní -Banduyah y Tairuyah- eran familiares cercanos de los reyes sasánidas. Las noticias de la derrota en Namariq llegaron a la corte del rey. Rostam aún estaba planeando enviar refuerzos para apoyar a Nasri cuando Abu Ubaid avanzó con rapidez y llegó a la zona inferior de Kaskar antes de que pudieran llegar los refuerzos; y atacaron en un lugar conocido como Saqatiah. Tras una intensa batalla y gracias a la merced de Dios Altísimo, los musulmanes obtuvieron la victoria en dicha batalla. Tras el final de la batalla principal, Hazrat Abu Ubaid envió pequeños contingentes para enfrentarse a los ejércitos que estaban presentes en las zonas circundantes a Kaskar.

Luego tenemos la batalla de Barosma, que tuvo lugar en el año 13 dH. Barosma era un lugar ubicado entre Kaskar y Saqatiah, y fue donde se enfrentaron al general iraní Yalinus, que vino para apoyar a Yaban. Rostam había preparado un ejército para apoyar a Nasri y lo envió a Kaskar. Abu Ubaid se enteró de esto y, con gran sabiduría y agudeza, atacó el ejército de Nasri antes de que llegaran las fuerzas de Yalinus. La derrota resultante destruyó el poder del ejército enemigo. En ese momento, Yalinus llegó con su ejército a Baqosiasa, ubicado en la zona de Barosma. Los asentamientos entre Basora y Kufa son conocidos como ‘Ardh o Sawat’; Barosma y Baqosiasa son dos de estos asentamientos. Abu Ubaid llegó a Baqosiasa y, tras una batalla breve, los iraníes fueron derrotados. Entonces, Yalinus huyó de allí y Abu Ubaid obtuvo el control completo de las zonas circundantes. Este es el relato del historiador Tabari. Por su parte, Baladhuri (el historiador) ha escrito que tuvo lugar un acuerdo con Yalinus, aunque historiadores contemporáneos como Ibn Jaldun e Ibn Azir apoyan el punto de vista de Tabari”.

Mencioné no hace mucho tiempo la batalla de Yisar (el puente), pero también es necesario mencionarla aquí. La batalla de Yisar tuvo lugar en el año 13 dH. a las orillas del rio Éufrates, entre los musulmanes y los persas. El comandante jefe de los musulmanes era Hazrat Abu Ubaid al-Zaqafi y el de los iraníes era Bahman Yadwya. El ejército musulmán estaba compuesto por 10.000 soldados y el ejército persa tenía 30.000 soldados y 300 elefantes. Como el río Éufrates estaba entre los dos ejércitos, se abstuvieron de combatir durante un tiempo hasta el punto de que acordaron de forma mutua construir un “Yisar”, o sea, un puente, y de ahí que se conozca como la batalla de Yisar. Cuando se construyó el puente, Bahman Yadwya envió un mensaje a Hazrat Abu Ubaid preguntando si los musulmanes cruzarían el puente o si les concederían permiso para que ellos cruzaran primero. Hazrat Abu Ubaid opinaba que los musulmanes deberían cruzar y combatir al otro lado del rio, pero Hazrat Salit, uno de los comandantes del ejército musulmán opinaba lo contrario. Al final, Hazrat Abu Ubaid (ra) cruzó el rio Éufrates y lanzó un ataque contra los iraníes. Ambos ejércitos combatieron durante un tiempo; entonces, al ver a su ejército dispersarse, Bahman Yadwya ordenó que avanzaran los elefantes. Debido a la carga de los elefantes, las filas del ejército musulmán se rompieron y comenzaron a dispersarse. Hazrat Abu Ubaid (ra) dijo a los musulmanes: “¡Oh siervos de Al’lah! Atacad a los elefantes y cortad sus trompas”. Después de esto, Hazrat Abu Ubaid avanzó y atacó un elefante, cortando su trompa. Al ver esto, el resto del ejército musulmán también avanzó y cortó las patas y la trompa de los elefantes y mataron a sus jinetes. Inadvertidamente, Hazrat Abu Ubaid se puso delante de un elefante, consiguió cortarle la trompa, pero el elefante lo pisoteó, siendo martirizado.

En el “Tarij al-Tabari”, se narra que antes de esta batalla, Dumah, la esposa de Hazrat Abu Ubaid vio un sueño en el que un hombre traía un recipiente que contenía una bebida del paraíso y Hazrat Abu Ubaid y Yabar bin Abi Ubaid bebieron de ella. Asimismo, algunos miembros de su familia bebieron de él. Dumah contó este sueño a su marido. Hazrat Abu Ubaid afirmó que ese sueño indicaba el martirio. Tras esto, Hazrat Abu Ubaid dijo a la gente a que si él era martirizado, Yabar sería el comandante en jefe y si este también era martirizado, nombró a ciertas personas para que lideraran el ejército. Así pues, Hazrat Abu Ubaid nombró a los comandantes jefes en el mismo orden que bebieron del recipiente en el sueño. Luego dijo: “Si Abu al-Qasim es martirizado, entonces Hazrat Muzanna será vuestro líder”. El sueño de Dumah se cumplió al pie de la letra, ya que después de Hazrat Abu Ubaid, las seis personas mencionadas cogieron la bandera del liderazgo y, una tras otra, fueron martirizadas. Hazrat Muzanna fue la octava persona que cogió la bandera del Islam y decidió lanzar un poderoso ataque, pero las filas del ejército musulmán se habían desbaratado, y al ver que siete líderes consecutivos habían sido martirizados, la gente comenzó a dispersarse y algunos se lanzaron al mar. Hazrat Muzanna y sus compañeros continuaron luchando valientemente. En el transcurso de la batalla, Hazrat Muzanna fue herido y regresó tras cruzar el río Éufrates. En esta batalla los musulmanes sufrieron una importante pérdida, ya que 4.000 musulmanes fueron martirizados y 6.000 iraníes murieron. Esta pérdida tuvo efectos negativos para los musulmanes durante mucho tiempo, pero afortunadamente el enemigo no pudo perseguir a los musulmanes porque hubo un cisma entre los reyes iraníes, y como resultado Bahman Yadwya tuvo que regresar. En este sentido, Ibn Azir ha escrito que en Madain, la capital del Imperio persa, una facción de los cortesanos del rey se rebeló contra Rostam.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha escrito lo siguiente sobre la batalla de Yisar:

“Una de las derrotas más grandes y desgarradoras que infligieron a los musulmanes fue durante la Batalla de Yisar. Se había enviado un ejército muy poderoso de creyentes para luchar contra las fuerzas persas, que habían montado sus trincheras en la orilla opuesta del río y estaban al acecho. Cuando el ejército musulmán se acercó, atacó a las fuerzas persas con gran vigor y fue derecho hacia ellas. Sin embargo, esta fue la táctica del comandante del ejército persa. A continuación, envió otro contingente desde el otro lado, que se hizo con el control del puente y luego lanzó un ataque contra el ejército musulmán.

Los musulmanes planearon retroceder, pero notaron que el puente había sido tomado por el enemigo, se movieron ansiosamente hacia otro lado y sufrieron un feroz ataque del enemigo, y muchos de los musulmanes no tuvieron más remedio que saltar al río y murieron. Esta pérdida sufrida por el ejército musulmán fue tan peligrosa que su noticia dejó a Medina conmocionada.

Hazrat Umar (ra) reunió a la gente de Medina y dijo: ‘Ahora no queda nada entre Persia y Medina,  ya que ha quedado completamente expuesta y es posible que el enemigo llegue hasta aquí en cuestión de días. Por lo tanto, deseo ir yo mismo como comandante del ejército’. Todos estuvieron de acuerdo con esta sugerencia, aunque Hazrat Ali (ra) dijo: ‘Que Dios nos perdone, si fueras martirizado, la unidad de los musulmanes se terminaría y se dispersarían. Por ello, no deberías ir, sino enviar a otra persona en tu lugar’. Tras esto, Hazrat Umar (ra) escribió a Hazrat Sad (ra), que en ese momento estaba participando en la batalla contra los bizantinos en Siria y le dijo que debía enviar a toda la gente que pudiera, porque Medina había quedado completamente expuesta. Si no se detenía al enemigo de inmediato, acabaría tomando el control de Medina”.

 

Quedan más relatos y, si Dios quiere, los narraré en el próximo sermón. Estos fueron los detalles referente a esta batalla y otros más, relativos a otras batallas, se mencionarán en el futuro.

En este momento, deseo hablar de algunos miembros de la Yamat que han fallecido y, si Dios quiere, dirigiré sus oraciones fúnebres en ausencia:

El primero de ellos es de Fathi Abdul Salam Sahib; su nombre completo es Fathi Abdul Salam Mubarak Sahib de Egipto, quien falleció recientemente a la edad de 75 años:

¡Ciertamente venimos de Al’lah y hacia Él será el retorno!

El padre de Fathi Sahib era un seguidor de la orden Naqshbandi e hizo la promesa de dedicar a uno de sus hijos para obtener conocimiento religioso y eligió a Fathi Sahib para ello. A los 10 años, Fathi Sahib ya había memorizado el Sagrado Corán. Debido a su amor por el Corán, el padre de Fathi Sahib también comenzó a memorizarlo junto a él y lo memorizó en su totalidad. Más tarde, Dios le bendijo con la oportunidad de realizar la promesa de lealtad o Baiat a la edad de 88 años.

Después de memorizar el Santo Corán, Fathi Sahib completó su educación en una escuela secundaria afiliada a la Universidad de Al-Azhar de la que salió con notable éxito. A continuación, se licenció en ingeniería en la Universidad de El Cairo. Le apasionaba aprender y, durante su época de estudiante, ahorraba de su dinero como estudiante para comprar libros y estudiarlos. Más tarde, se hizo oficial de la Fuerza Aérea egipcia. Mientras estaba en las fuerzas armadas, se le acusó de formar parte en secreto de movimientos revolucionarios islámicos, a pesar de que estaba en contra de dichos movimientos e intentaba reformarlos. No obstante, debido a esta acusación pasó un tiempo en la cárcel, tras lo cual fue absuelto. Luego se fue a Irak y trabajó allí durante algún tiempo como ingeniero. Durante la guerra de Irak de 1991, se produjo una situación peligrosa, pues una noche diez bombas cayeron en la zona en la que residía. Él, junto con su familia, se mantuvo ocupado haciendo súplicas y Dios Altísimo les salvó en circunstancias extraordinarias. Luego se trasladó a Jordania y se unió a los Mutazilas. Finalmente regresó a Egipto y se interesó por el grupo de los Ahl-e-Quran y entonces se le presentó la Comunidad.

En el Ahmadíat encontró las respuestas a todas las cuestiones que le preocupaban y por eso hizo la promesa de lealtad o Baiat. El propio Fathi Sahib narra la forma en que hizo su promesa y dice:

“En 1995 tuve la oportunidad de dar conferencias en muchas ocasiones y responder a varias preguntas en un centro educativo de Egipto llamado Ibn Jaldún. En 1998, el respetado Mustafa Zabit Sahib escuchó una de mis conferencias en este centro. Me elogió mucho y me invitó a su casa donde me enseñó un vídeo de tres horas de duración en la que el fallecido y respetado Hilmi Shafi Sahib exponía los diversos asuntos relacionados con el ‘Dayyal’ mencionados en los Hadices, lo cual me gustó mucho”.

Fathi Sahib sigue narrando:

“Como respuesta a mi pregunta, Zabit Sahib dijo que este comentario era del Mesías Prometido (as),  que ha sido enviado para matar al ‘Dayyal’ (Anticristo)”.

Después dice:

“En 1999, Mustafa Zabit Sahib me entregó el libro ‘La Filosofía de las Enseñanzas del Islam’, que provocó una maravillosa revolución en mi interior y decidí comenzar a investigar a fondo sobre el Imam Mahdi (as). A partir de mi propia investigación llegué a la conclusión de que el concepto de derogación respecto al Corán es completamente erróneo y va en contra de la santidad del mismo. Yo era además un defensor de la libertad religiosa. Así que empecé a investigar sobre el Ahmadíat y descubrí que predica exactamente lo mismo. Entonces, tras plantear preguntas sobre varios versículos del Sagrado Corán, Mustafa Zabit Sahib me entregó ‘El comentario en cinco volúmenes’ del Corán, diciendo que todas las respuestas se encontraban en él. Una vez que terminé de leerlo, encontré que las respuestas a todas las preguntas coincidían exactamente con mi línea de pensamiento y mis expectativas”.

Fathi Sahib afirma:

“Reflexioné mucho sobre el hecho de que pretender falsamente recibir la revelación Divina es una grave injusticia, aunque las enseñanzas presentadas por el Imam Mahdi y Mesías Prometido (as) estaban todas basadas en la verdad, la guía y la espiritualidad. Una persona puede presentar algunos argumentos sólidos, pero exponer los asuntos con interpretaciones verdaderas y en un número tan vasto no ha sido concedido por Dios Altísimo a nadie más en todo este siglo. Por eso me pregunté: ‘¿ha concedido Al’lah esta maravillosa bendición a una persona que comete una grave injusticia al pretender ser receptor de la revelación Divina?’. Finalmente, después de rezar, leer y reflexionar, cuando Mustafa Zabit Sahib vino a Egipto en 2001, le dije que había aceptado al Imam Mahdi (as). Se emocionó tanto que no dio crédito durante un breve momento a lo que le había dicho  A partir de ese instante, comencé a leer los libros árabes del Mesías Prometido (as) y encontré en ellos un mar de conocimiento y verdad”.

Los servicios académicos prestados por Fathi Sahib a la Comunidad son tales que en 2005 tradujo del inglés al árabe el libro de Hazrat Musleh Maud (ra) “Life of Muhammad”, (‘La vida de Muhammad’). Participaba con regularidad en los programas de la MTA “Al-Hiwar al-Mubashir”, en los que ofrecía con gran pasión respuestas sólidas y completas, que los miembros de la Yamat disfrutaban mucho.

Hace ya unos cuantos años, un sacerdote cristiano egipcio había emitido una serie de programas recogiendo acusaciones contra el Sagrado Corán y con el nombre de: “¿Es el Corán la Palabra de Dios?”. En respuesta a esto, Fathi Sahib comenzó a transmitir una nueva serie en 2006 con el nombre de “Sí, es realmente la Palabra de Dios”. Además formó parte de un programa sobre la poesía árabe del Mesías Prometido (as) con el nombre de ‘Ruhul Qudus’, en el que explicó de manera muy bella los milagros en la redacción y en el significado de los poemas. Por otra parte, participó en numerosos programas como “Profecías cumplidas”, “El conocimiento en Brahin-e-Ahmadía”, “Fi Samawat al-Corán”, “La historia del Islam”, “El sello de los Profetas”, etc.

Junto a todo eso, ofreció muchos otros servicios a la Comunidad. Fue secretario local de “tabligh” durante un largo periodo de tiempo. Se presentó para consagrar su vida, por lo que prestó servicios a la Yamat como persona consagrada de por vida durante muchos años. También daba conferencias en los centros de la Comunidad.

Su hijo, Ibrahim Fathi Sahib, dice:

“Mi difunto padre vivió su vida a la luz de las verdades contenidas en el Sura al-Fatiha. Su vida estuvo llena de la luz de las bendiciones del Jalifato. Sentía un amor y un respeto increíbles por el Jalifa de la época. Creía que la única respuesta a todos los problemas y dificultades, y la sola manera de reconocer el camino que conduce a Dios era a través del Jalifato. Mi padre era conocido por ser completamente honesto tanto en sus palabras como en sus acciones. Antes de emprender cualquier tarea, rezaba fervientemente a Dios Altísimo. Si alguien le pedía consejo, le decía que rezara, que pidiera a Al’lah que le guiara por el camino recto y que escribiera al Jalifa para pedirle oraciones.

Tenía conocimientos profundos y un gran nivel de comprensión. Era una persona que había leído muchísimo, pues leía libros sobre todos los temas y se empeñaba en intentar comprender nuevos conceptos y estudios. Su tiempo de estudio y adquisición de conocimientos lo dedicó a comprender y enseñar las complejidades de la religión. Su forma de enseñar era excelente y de vez en cuando también se permitía hacer alguna broma. Siempre estudiaba los libros del Mesías Prometido (as) y extraía de ellos perlas de conocimiento para actuar en base a ellas como un camino a seguir en su vida cotidiana. Mencionaba estos puntos en sus conferencias de los viernes y durante varios programas de la MTA. Era muy apasionado por servir a su fe y se dice que cuando enfermó y fue ingresado en el hospital, siguió predicando a las enfermeras sobre el Ahmadíat, a pesar de tener dificultades para respirar.

La elevada moral con la que exhortaba a los demás se reflejaba en su conducta en casa. Tanto en tiempos de dificultad o facilidad, se adhería a la verdad y a la rectitud. Tenía un profundo anhelo de reunirse con Dios Altísimo. A menudo decía que este mundo no tiene ningún valor y que la verdadera salvación es, de hecho, trabajar hacia el Más Allá en este mismo mundo. Con frecuencia hablaba de su deseo de conocer a Al’lah”.

Durante sus últimos días, su hijo cuenta que cada vez que su padre se daba cuenta de que estaba preocupado, le decía que se sentara a su lado y recitara Sura Al-Fatiha y el Darud Sharif [mandar bendiciones sobre el Santo Profeta (sa)], “porque las enfermedades no se pueden curar sin la orden de Dios y sólo Él tiene todo el conocimiento del remedio -decía. Las medicinas no tienen efecto sin la orden de Dios, no me preocupa este mundo y solo deseo encontrarme con Dios Altísimo”.

El mismo hijo escribe:

“Mi madre decía que su marido daba prioridad al servicio de la Comunidad sobre cualquier otro trabajo. La mayor parte de su tiempo lo dedicó a predicar y las bendiciones obtenidas por ello se ven en la extraordinaria protección que Al’lah ha concedido a nuestros hijos”.

El Dr. Hatim Hilmi Shafi Sahib escribe:

“Nuestro hermano y estimado maestro Fathi Abdul Salam estaba, en verdad, entre aquellos sobre los que Dios Altísimo ha declarado, que entre los creyentes hay quienes han cumplido sus juramentos hechos a Dios”.

Con respecto a su vida, desde que hizo el Bai’at hasta su fallecimiento, el Dr. Hatim Sahib escribe:

“Lo percibí como una persona extraordinaria. Estaba embriagado por el amor a Al’lah, Sus atributos y Su Unidad. Amaba al Santo Profeta (sa) y el Sagrado Corán, y estaba inmerso en un amor profundo por el Sura Al-Fatiha. En sus valiosas conferencias, se sumergía en los elevados significados del comentario del Sura Al-Fatiha escrito por el Mesías Prometido (as)”.

Hussein Al-Misri escribe desde Jordania:

“El respetado Fathi Sahib amaba al Mesías Prometido (as) y a Qadián. Tenía una fe firme en el Jalifato y era una persona muy erudita”.

También relata un incidente, afirmando:

“Asistimos juntos al Yalsa Salana de Qadián en 2018”. Y continúa: “Cuando llegué a Qadián, me alojaron en la residencia de Sarae Wasim. El respetado Fathi me recibió allí con gran afecto. Por las tardes, después de los procedimientos del Yalsa, me hablaba del libro del Mesías Prometido (as) ‘Brahin-e-Ahmadía’. Estaba enamorado de Qadián y decía que ‘es la apreciada morada de nuestro amado, la apreciada morada de nuestro amado’. Visitamos juntos los lugares benditos de Qadián”.

Sigue diciendo:

“Me sorprendió que el respetado Fathi conociera todos los lugares especiales y supiera la historia detallada de los mismos. El día que iba a partir de Qadián, visitamos Bait-us-Zikr y Bait-ud-Dua tras la oración de fayar. Allí fui testigo del alcance de su humildad y mansedumbre, y no pude contener mis emociones. Cuando terminamos de salir de allí y nos dirigimos hacia el camino que lleva a Bahishti Maqbarah, de repente se mostró preocupado y ansioso, mirando a un lado y a otro. Le pregunté por el asunto y se puso a llorar, y luego cayó al suelo postrado. Entonces se levantó, alzó las manos al Cielo y, con voz temblorosa, dijo: ‘¡Oh Al’lah! Sabes lo querido que es para mí estar así de cerca de mi amado. ¡Oh Dios mío! Tú sabes que deseo pasar esta noche aquí, pero dentro de unos momentos, será nuestra hora de partir’. (Esto fue porque se le informó, el día de este incidente, que era la hora de su regreso). Y añadió: ‘Tú tienes poder sobre todas las cosas, el resultado de todas las cosas está en Tu mano, todo sucede por Tu orden, incluso el establecimiento y la modificación de las leyes. Retrasa mi partida para que pueda encontrar comodidad y facilidad durante unas horas más’. Entonces, sucedió que el coche llegó y el equipaje de Fathi Sahib fue cargado en él, ya que había sido informado de que su traslado estaba reservado para ese día. Instantes después, la voz de Fathi Sahib resonó en todo Sarae Wasim, diciendo: ‘¡Dios es el Más Grande! ¡Dios es el Más Grande!’.

Husein Al-Misri Sahib narra además:

“Fathi Sahib dijo: ‘Mi Señor Misericordioso ha escuchado mis plegarias y ha retrasado mi partida’, y permaneció ocupado en alabar a Dios y agradeciéndole Su gesto. Bajé y Fathi Sahib se acercó y me abrazó, diciendo: ‘¿Has visto cómo, en virtud de las bendiciones del Mesías Prometido (as), Dios Altísimo ha aceptado nuestras oraciones, y cómo de hecho acepta las oraciones?’. Sus ojos se llenaron de lágrimas y, al observarlo, yo también me emocioné. Entretanto me explicó: ‘Los organizadores se equivocaron y pensaron que mi vuelo estaba reservado para hoy, pero en realidad es para el día siguiente o para otro día completamente diferente’.”

Finalmente, se dio cuenta de su próximo fallecimiento y se lo expresó a Husein Sahib; y para el programa que estaba preparando para la MTA, dejó orientaciones sobre cómo realizarlo en el futuro.

El Mesías Prometido (as) recibió una revelación en árabe que dice:

“Los devotos de Siria y los siervos de Al’lah de entre los árabes están suplicando en tu nombre”.

El Mesías Prometido (as) ha escrito:

“Sólo Dios sabe qué significa realmente y cuándo o cómo ocurrirá”.

En árabe se dice: “Dios sabe mejor”. En cualquier caso, hemos visto que por la gracia de Al’lah, dondequiera que se establecen Comunidades en los países árabes, y en este ejemplo que he presentado de Fathi Sahib es evidente, Dios Altísimo está trayendo gente muy sincera que reza por el Mesías Prometido (as) y expresa su amor, compasión y afecto.

Hatim Sahib da fe de ello cuando escribe:

“No es posible expresar el amor de Fathi Sahib por el Mesías Prometido (as), los libros y la poesía del mismo. Su amor, obediencia y reverencia por el Jalifato eran evidentes a través de cada una de sus palabras y acciones, y eran claras para todos. Tenía la absoluta certeza de que el Jalifato es una magnífica recompensa de Dios Altísimo y cantaba alabanzas de agradecimiento por haberla recibido. Había agarrado firmemente esta cuerda de Al’lah y se consagró en obediencia completa al Jalifato”.

Hazur dice:

Yo mismo he sido testigo de ello: su amor y su afecto eran de un nivel extraordinario, de tal manera que sus ojos se llenaban de lágrimas siempre que se encontraba conmigo y era evidente en cada una de sus acciones, junto con un gran respeto y reverencia. Si alguna vez me planteaba algún punto o argumento erudito y yo no podía entenderlo o lo refutaba, o si le pedía que investigara más, lo aceptaba de corazón. En otras palabras, era un ferviente devoto y un verdadero ayudante del Jalifato.

Usama Abdul Azim Sahib escribe:

“Fathi Abdus Salam Sahib fue un gran erudito. A pesar de su avanzada edad, era una persona muy humilde. Se acercaba incluso a los más jóvenes con gran respeto y aceptaba sus consejos. Era extremadamente tolerante. Si alguna vez actuaba injustamente con alguien, se disculpaba delante de todos con gran humildad y besaba a esa persona en la cabeza. Amaba mucho el Islam y deseaba ayudar a los jóvenes áhmadis a convertirse en tales servidores y soldados que poseen tanto el conocimiento como la espiritualidad. Nos aconsejaba hasta altas horas de la noche y dirigía nuestra atención hacia el cumplimiento de nuestras obligaciones con la Yamat”.

Y sigue narrando:

“Era muy tolerante e incluso si alguien le hablaba de forma descortés, no respondía con dureza”.

Hazur comenta:

Yo también soy consciente de esto, pues hay algunas personas que le causaron grandes dificultades y actuaron muy duramente con él; pero incluso si, por alguna razón, Fathi Sahib respondía con algunas palabras duras, de inmediato pedía perdón. De hecho, a veces me escribía diciendo que había dicho tal o cual cosa a una persona y que le había pedido perdón. Tal tolerancia se encuentra en muy pocas personas.

Tamim Sahib escribe:

“Solía decir que nada en el Islam puede hacerse bien sin el Jalifato. Lo que necesitamos ahora no es vernos atraídos a ninguna otra cosa, sino que lo necesario ahora es el Jalifato, que resuelve las disputas y nos dirige a través de la guía Divina. Siempre estaba dispuesto a abandonar todo lo que no fuera aceptado por el Jalifa. Cada vez que iba a reunirse con Hazur, le invadía una especie de felicidad especial y, con gran amor, relataba extasiado el encuentro y todo lo que se había discutido”.

Sama Sahiba, una mujer de Palestina, relata:

“Vi un sueño que parecía real, en el que yo y mi hermana Seher estábamos sentadas y ella me informó de que alguien le había dicho que había un ángel sentado en una reunión rodeada de áhmadis. Cuando Fathi Sahib llegó, el ángel le dijo: ‘Eres la flor de jazmín más hermosa’. Tras esto, le comenté a mi hermana lo piadoso que es Fathi Sahib”.

Tahir Nadim Sahib, del Departamento de Árabe, escribe:

“Una de sus apreciadas cualidades era que, a pesar de ser un gran erudito, era además muy humilde. Su amor por las obras del Mesías Prometido (as) era tan profundo que no se sabe cuántas veces leyó “Brahin-e-Ahmadía”, y encontraba nuevos significados y los presentaba. Grabó varios programas sobre este tema”.

También aportó su vivacidad al Yalsa (Convención Anual), pues todos conocemos su voz fuerte y poderosa, y el último día del mismo recitaba eslóganes con muchísimo entusiasmo. Había cierta pasión en las frases que pronunciaba y parecía que emanaban directamente del corazón.

¡Que Dios Altísimo permita a sus hijos seguir sus pasos y acepte las oraciones que ofreció por ellos!

¡Que Él eleve su rango espiritual!

La siguiente mención es la de la respetada Razia Begum Sahiba, esposa de Jalil Mubashar Sahib, el anterior misionero jefe de Canadá y antiguo Amir, y además ex misionero encargado de Sierra Leona. Ella también ha fallecido en los últimos días;

¡En verdad a Dios pertenecemos y hacia Él volveremos!

Jalil Sahib escribe que su esposa, Razia Begum, estuvo siempre junto a él, como una persona que ha consagrado su vida, durante su prolongado tiempo en el campo de la propagación del mensaje del Islam y fue capaz de servir a la Comunidad con gran paciencia, pasión y entusiasmo. Especialmente en África, tuvo la oportunidad de ayudar con su hospitalidad y servir al prójimo. Nunca hizo ninguna petición innecesaria y fue capaz de ayudar con paciencia y agradecimiento junto a su devoto marido. Era regular en su adoración y participaba en la entrega de limosnas y sacrificios económicos con gran entusiasmo y pasión. Antes de su fallecimiento, completó todas sus contribuciones monetarias. Era “musia” (parte del Wasiyat). Le sobreviven un hijo, tres hijas y luego la progenie.

¡Que Dios Altísimo conceda su perdón y misericordia, y eleve su rango espiritual!

La siguiente mención es la de la respetada Saira Sultana Sahiba, esposa del doctor Sultan Mubashar Sahib. También falleció recientemente a causa de un infarto:

¡En verdad a Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

Por la gracia de Dios, tuvo la oportunidad de servir en varios puestos dentro de la organización auxiliar de mujeres en Pakistán, especialmente en el departamento de “Jidmat-e-Jalq” (servicio a la humanidad).

Su marido, el doctor Sultan Mubashar Sahib, escribe:

“Era leal a la Comunidad y al Jalifato. Estaba muy contenta con el hecho de que nuestra casa estaba cerca de la mezquita Mubarak de Rabwah. Cuando se casó, su suegra ya había fallecido, mientras que su suegro, Maulana Dost Muhammad Sahib, seguía vivo. Le servía como una hija y atendía todas sus necesidades; y hacía lo mismo de forma excepcional con los invitados que venían a conocerle a cualquier hora del día y que llegaban de todo el mundo. Cumplió el papel de nuera de un consagrado de por vida. Se ocupaba mucho de los pobres y gastaba generosamente en este sentido, hasta el punto de que a veces se endeudaba en este empeño. A veces incluso vendía sus joyas y se aseguraba de atender a los pobres a toda costa. Era regular en sus contribuciones financieras, tanto que a veces las ofrecía vendiendo sus joyas; además presentó sus joyas para varias iniciativas. No solo ofrecía sus propias contribuciones financieras, sino que también lo hacía en nombre de sus padres fallecidos. Valoraba la limpieza, era muy devota, regular en sus oraciones y ayunos, y en ofrecer el ‘tahayud’ (oración voluntaria antes del amanecer)”.

¡Que Dios Altísimo conceda su perdón y misericordia, y eleve su rango espiritual!

Tiene dos hijos.

¡Que Él les permita continuar con sus virtudes y que conceda paciencia a los niños y al doctor Sahib!

La siguiente mención es de la respetada Ghusun al-Mazwani Sahiba de Siria, que residía estos días en Turquía. Falleció en los últimos días a la edad de 39 años:

¡En verdad a Dios pertenecemos y hacia Él volveremos!

Había estado enferma durante un largo periodo de tiempo. Por la gracia de Al’lah era “musia” (parte del sistema Al-Wasiyat).

El presidente y misionero de la Yamat en Turquía, Sadiq Butt Sahib, escribe:

“Ella emigró de Siria en 2015. En 2016, fue nombrada presidenta de la organización auxiliar de mujeres de Iskenderun y desempeñó este cargo hasta su fallecimiento. Estuvo enferma durante bastante tiempo y se vio postrada en la cama. Incluso durante esta enfermedad, pasó cada momento al servicio de la fe. Propagaba el mensaje del Islam-Ahmadíat en internet en diferentes foros y desempeñaba un papel fundamental en la educación y la formación moral de las mujeres sirias. Era querida por todos, amable y deseaba el bien para todos”.

Algunas mujeres me han escrito y la han elogiado.

¡Que Dios Altísimo trate a la difunta con perdón, le conceda Su misericordia y eleve su rango espiritual!

Como he mencionado, después de las oraciones del viernes, dirigiré su oración fúnebre in-absentia.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y el Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Umar (ra) y la época de su Jilafat.

Participación de Hazrat Umar (ra) en varias expediciones

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Umar (ra) fue el Califa durante diez años y medio. Durante ese tiempo, conquistó varios países y regiones, como Siria, Egipto, Irán, Irak, Armenia, Azerbaiyán, etc. Durante la época de su Jilafat, Hazrat Umar (ra) acompañó al ejército musulmán en todas las expediciones, aunque no participaba en la batalla en sí, sino que proporcionaba orientación a través de los comandantes y se comunicaba con los soldados a través de cartas. Hazrat Umar (ra) decía que rezaba por las victorias del ejército musulmán durante sus oraciones.

La poderosa influencia de Hazrat Umar (ra)

Su Santidad (aba) dijo que durante una batalla con los persas, Hazrat Abu Bakr (ra) cayó enfermo. En ese momento, Hazrat Abu Bakr (ra) convocó a Hazrat Umar (ra) y le dijo que pronto iba a fallecer. Por lo tanto, dio instrucciones para que tan pronto como falleciera, Hazrat Umar (ra) anunciara a los musulmanes que debían salir a la Yihad, y que su fallecimiento no debía causar ningún retraso en el cumplimiento de sus deberes. Así, tras el fallecimiento de Hazrat Abu Bakr (ra) y su posterior conversión al ser Jalifa, Hazrat Umar (ra) pronunció un poderoso discurso animando a los musulmanes a emprender la Yihad. Se dice que un millar de personas se presentaron y dieron sus nombres para formar parte del ejército que iba a Irak. Cuando este ejército llegó a Irak, consta que el ejército había aumentado a cinco mil.

La batalla de Namariq

Su Santidad (aba) dijo que en el año 13 de la hégira tuvo lugar la Batalla de Namariq. Durante esta batalla, el comandante iraní Yaban fue capturado. Sin embargo, su captor no lo reconoció, por lo que después de que Yaban le diera una expiación, fue liberado. Más tarde, fue recapturado, sin embargo, cuando Hazrat Abu Ubaid (ra) que comandaba el ejército musulmán se enteró de que Yaban ya había sido capturado y liberado una vez, dijo que sería inapropiado que lo mantuvieran cautivo después de que hubiera pagado una expiación y hubiera sido liberado. Esto demostró la alta conducta moral del ejército musulmán.

Su Santidad (aba) dijo que después de la victoria en Namariq, Hazrat Abu Ubaid (ra) llevó su ejército a Kashgar donde se unió a un enviado existente, y allí también los musulmanes salieron victoriosos.

La batalla de Yisr

Su Santidad (aba) dijo que la Batalla de Yisr también tuvo lugar en el 13 de la Hégira , en la que los musulmanes derrotaron a los persas. Consta que el ejército musulmán contaba con diez mil personas, mientras que los persas tenían treinta mil personas y trescientos ejércitos. Hubo un río que retrasó la batalla. Posteriormente, se construyó un puente sobre el río, por lo que se conoce como la batalla de Yisr. Cuando los musulmanes estaban ganando inicialmente la batalla, el comandante persa ordenó a los elefantes que cargaran hacia delante, lo que provocó un gran caos y dispersó sus filas. Los persas continuaron su ataque y, como resultado, varios comandantes musulmanes fueron martirizados. Al enterarse de esto, Hazrat Umar (ra) reunió a la gente de Medina y dijo que la ciudad estaba expuesta y que los iraníes podían llegar a ella en cualquier momento. Hazrat Umar (ra) sugirió que debería ir a la batalla como comandante. Sin embargo, Hazart Ali (ra) lo desaconsejó. Así, Hazrat Umar (ra) envió a Hazrat Sa’d (ra) hacia Jisr con un ejército.

Su Santidad (aba) dijo que seguirá relatando la vida de Hazrat Umar (ra) en futuros sermones.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros fallecidos.

Fathi Abdus Salam Mubarak Sahib

El egipcio, Fathi Abdus Salam Mubarak Sahib, falleció recientemente. Su padre era seguidor de la secta Naksh Bandi y dedicó a su hijo a estudiar la fe. Fathi Sahib fue enviado para memorizar el Sagrado Corán. Su padre también memorizó el Sagrado Corán, y más tarde pasaría a aceptar el Ahmadíat. Se graduó como ingeniero en la Universidad de El Cairo. Más tarde se trasladó a Egipto, donde conoció el Ahmadíat, que luego luego aceptó y se unió a la Comunidad. Solía tener muchas preguntas, para las que encontró respuesta a través del Ahmadíat. Pasó a servir a la Comunidad en varias funciones. Tradujo el libro ‘La vida de Muhammad’ al árabe. También participó en varios programas de la MTA, como al-Hiwar al-Mubashir. También sirvió a la Comunidad en otras funciones y más tarde se presentó como devoto de la vida y sirvió también en esta función. Amaba mucho el Jilafat y lo consideraba la fuente y la solución de todos los problemas actuales. Poseía un profundo conocimiento ya que estudiaba constantemente diversos temas y campos del saber. Tenía una gran pasión por servir a la fe. Incluso durante su enfermedad, cuando estaba en el hospital, aunque tenía algunas dificultades para respirar, predicaba el mensaje del Islam Ahmadíat a las enfermeras.

Poseía un profundo amor por Qadian y conocía con gran detalle todos los hitos históricos. Había asistido a la Convención Anual de Qadian en 2018 y cuando llegó el momento de irse, estaba extremadamente emocionado y no quería irse. Estuvo rezando fervientemente y, más tarde, le informaron de que los organizadores se habían equivocado y aún no era el momento de irse.

Su Santidad (aba) dijo que se le había revelado al Mesías Prometido (as) que habría personas sinceras de entre los árabes que rezarían por él. Su Santidad (aba) dijo que este ejemplo de Fathi Sahib muestra que realmente hay aquellos de entre los árabes que son sinceros y rezan por el Mesías Prometido (as). Su Santidad (aba) dijo que él mismo vio el profundo amor que Fathi Sahib poseía por el Jilafat. Su Santidad (aba) dijo que Fathi Sahib era extremadamente amable e indulgente, y que si alguna vez hablaba con dureza a alguien, le pedía disculpas. A pesar de ser un gran erudito, era extremadamente humilde. Tenía una voz muy potente, que todos habrían visto durante las consignas que lanzaba al final de la Convención Anual (Yalsa Salana).

Su Santidad (aba) pedía que sus hijos siguieran sus pasos y que Al’lah elevara su posición en el paraíso.

Razia Begum Sahiba

Razia Begum Sahiba, esposa de Khalil Mubashar Sahib, antiguo misionero encargado de Canadá. A pesar de un largo periodo de enfermedad, permaneció al lado de su marido y le apoyó como una persona consagrada en todo momento. Era muy piadosa. Le sobreviven su marido, un hijo y tres hijas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah la trate con perdón y misericordia y eleve su posición.

Saira Sultan Sahiba

Saira Sultan Sahiba, esposa del Dr. Sultan Mubashar Sahib. Sirvió a la Comunidad en varios puestos bajo la Organización Auxiliar de Mujeres Ahmadía en Pakistán. Se ocupó de los pobres, hasta el punto de que a veces ella misma se endeudaba mientras los ayudaba. Estuvo al frente de la presentación de sacrificios financieros. Poseía muchas cualidades virtuosas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah la tratara con perdón y misericordia. Su Santidad (aba) rezó por sus dos hijos y su marido, para que Al’lah les conceda paciencia y fortaleza.

Ghusoon al-Mahzawani Sahiba

Ghusoon al-Mahzawani Sahiba era originaria de Siria y actualmente residía en Turquía. Sirvió a la Comunidad como Presidenta de la Organización Auxiliar de Mujeres Ahmadía. Poseía muchas cualidades virtuosas y era querida por todos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah la trate con perdón y misericordia y eleve su posición.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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