Califas guiados – Hazrat Usman (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Califas guiados – Hazrat Usman (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes del 12-03-2021,

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey),

Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Ta’āwuz y el Sūra al-Fātihah, Hazrat Jalīfatul Masih V (aba) dijo:

Seguiré mencionando los relatos de la vida de Hazrat ‘Uzmān (ra), que realizó la última peregrinación o Hall aproximadamente un año antes de su muerte, cuando el desorden había alcanzado su punto máximo. En cualquier caso, cuando realizó su última peregrinación de Hall, los rebeldes habían comenzado a crear desorden abiertamente.

Hazrat Amīr Mu’āwiyah (ra) estaba muy preocupado por esto y Hazrat Musleh Ma’ūd (ra) afirma:

“A su regreso del Hall, Hazrat Mu’āwiyah (ra) también acompañó a Hazrat ‘Uzmān (ra) a Medina. Después de haber permanecido allí unos días, cuando estaba a punto de partir, se reunió en privado con Hazrat ‘Uzmān (ra) y le dijo: parece que el desorden está creciendo y si me lo permites, ¿puedo decir algo al respecto?”. Hazrat ‘Uzmān (ra) dijo: por supuesto. Ante esto, exclamó: mi primera propuesta es que me acompañes a Siria, ya que hay paz allí en todos los aspectos; no hay desorden alguno. Me temo que si surge un desorden de repente, es posible que no podamos hacer los arreglos necesarios en ese momento. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: no puedo dejar el vecindario del Santo Profeta (sa) bajo ninguna circunstancia, incluso si mi cuerpo lo hicieran pedazos.

Hazrat Mu’āwiyah  (ra) respondió: entonces, mi segunda propuesta es que me conceda permiso para enviar un contingente del ejército sirio para tu protección. Nadie podrá crear problemas en su presencia. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: tampoco puedo poner ese peso en Baitul-Māl (la Tesorería del Estado) hasta tal punto, para salvaguardar la vida de ‘Uzmān, ni puedo tolerar poner a la gente de Medina en dificultades al mantener una presencia militar.

Ante esto, Hazrat Mu’āwiyah (ra) dijo: entonces mi tercera propuesta es que envíes a los Compañeros a varios países, porque en su presencia, la gente tiene el coraje de asumir que si no te quedas, alguien más puede ser presentado en tu lugar. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: ¿cómo es posible que yo esparza a los que el Santo Profeta (sa) ha reunido? Al escuchar esto, Hazrat Mu’āwiyah (ra) comenzó a llorar y dijo: si no aceptas ninguna de estas estrategias que he propuesto para tu protección, al menos anuncia a la gente: si me llega algún daño, entonces Mu’āwiyah  tendrá el derecho para tomar represalias en mi nombre. Quizás, la gente se abstendrá de hacer daño por el miedo por este motivo. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: ¡Mu’āwiyah! Lo que tenga que pasar seguramente pasará. No puedo conceder ese permiso ya que tienes una disposición severa [Hazrat ‘Uzmān (ra) le dijo a Hazrat Mu’āwiyah  que poseía una disposición severa] y puedes tratar a los musulmanes con dureza’. Tras ello, Hazrat Mu’āwiyah (ra) se puso de pie llorando y dijo: me temo que este puede ser nuestro último encuentro. Cuando salió, dijo a los Compañeros: el destino del Islam depende de vosotros. Hazrat ‘Uzmān (ra) ahora se ha debilitado mucho. El desorden está aumentando. Por favor, cuidadlo. Después de decir esto, Mu’āwiyah (ra) partió hacia Siria”.

Con respecto al gran coraje y determinación de Hazrat ‘Uzmān (ra), Muyahid narra que miró desde el interior de su casa y, dirigiéndose a los rebeldes, dijo:

“¡Oh pueblo mío! No me matéis, porque soy el Líder de la época y soy vuestro hermano musulmán. ¡Por Dios! Independientemente de si mi entendimiento sobre algún asunto era correcto o no, solo me he esforzado por asegurar la reforma lo mejor que he podido. Recordad, si me matáis, nunca podréis reuniros para ofrecer oraciones colectivamente, ni podréis emprender la yihad juntos ni distribuir la riqueza de manera justa”.

El narrador dice: “Cuando los rebeldes que habían sitiado su casa se negaron a prestar atención, Hazrat ‘Uzmān (ra) exclamó: os pregunto en el nombre de Dios, cuando Amīr-ul-Mu’minin -Hazrat ‘Umar (ra)- falleció, en ese momento eráis uno y estabais establecidos en la fe; ¿no orasteis de la manera que lo hicisteis?, (es decir, para Jalīfato). Pero ahora estáis diciendo efectivamente que vuestras oraciones no fueron aceptadas; o ¿deseáis decir que Dios Altísimo ya no se preocupa por Su fe?; o ¿vosotros afirmáis que lo logré (o sea, el Jalīfato) a la fuerza a punta de espada o que lo usurpé, y que esto no me fue entregado después de una consulta mutua con los musulmanes?; o ¿quizás creéis que durante las primeras etapas de mi Jalīfato, Dios Todopoderoso no estaba al tanto de los asuntos relacionados conmigo que ahora Él conoce? Este no puede ser el caso, ya que Dios Altísimo lo sabe todo”.

Cuando los rebeldes se negaron a aceptar esto también, Hazrat ‘Uzmān (ra) oró: “¡oh Al’lāh! Toma nota de ellos y destruye a todos y cada uno de ellos, y no perdones ni uno solo de ellos”.

Muyahid dice además: “Quienquiera que participó en esta rebelión, Dios Todopoderoso destruyó a todos y cada uno de ellos”.

Abū Laylah Kindi narra: “Vi a Hazrat ‘Uzmān (ra) cuando estaba sitiado. Miró desde una abertura y dijo: ¡oh gente! No me matéis y si tengo la culpa de algo, dadme un respiro para que pueda arrepentirme. ¡Juro por Al’lāh! Si me matáis, nunca podréis reuniros para ofrecer oraciones, ni podréis contrarrestar al enemigo como uno solo. De hecho, en tal caso os peleareis entre vosotros y siempre estaréis en desacuerdo entre vosotros.

El narrador afirma que Hazrat ‘Uzmān (ra) usó sus dedos para indicar esto.

Hazrat ‘Uzmān (ra) luego dijo:

“¡Oh pueblo mío! No permitas que vuestra hostilidad hacia mí os lleve a esto, que os ocurra algo parecido a lo que le sucedió al pueblo de Noé o al pueblo de Hud, o al pueblo de Saleh; y la gente de Lot no está lejos de vosotros”.

Hazrat ‘Uzmān (ra) luego envió un mensaje a Hazrat ‘Abdul-lāh bin Salām (ra). Cuando llegó Hazrat ‘Abdul-lāh bin Salām, le preguntó a Hazrat ‘Uzmān (ra) cuál era su opinión sobre lo que estaba sucediendo. Hazrat ‘Uzmān (ra) dijo: “Abstente de pelear, abstente de pelear, porque esto te será más favorable en cuanto a distinguir la verdad”.

Muhammad bin Sirin narra que Hazrat Zaid bin Zabit Ansāri (ra) llegó a Hazrat ‘Uzmān (ra) y le dijo: “Los Ansār se han reunido en la puerta y están diciendo que si lo permites, estamos preparados para convertirnos en los Ansār de Al’lāh” (Ayudantes de Al’lāh) por segunda vez”.  Al escuchar eso, Hazrat ‘Uzmān (ra) declaró: “No peléis bajo ninguna circunstancia”.

Hazrat Abū Hurairah (ra) declara: “En Yaum Al-Dar [el día del asedio], fui a Hazrat ‘Uzmān (ra) y dije: ¡oh Amīr-ul-Mu’minin! La situación justifica que levantemos la espada contra los rebeldes. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: ¡oh Abū Hurairah! ¿Os gustaría matar a todos, incluyéndome a mí? Yo dije: no. Hazrat ‘Uzmān (ra) luego añadió: ¡Por Dios! Incluso si matáis a una persona, es como si hubierais matado a todos. Hazrat Abū Hurairah (ra) afirma que posteriormente regresó a casa y no participó en la batalla. Como se mencionó anteriormente, afirmó que era hora de levantar la espada.

Hazrat ‘Abdul-lāh bin Zubair (ra) narra que el día del asedio, le expresó a Hazrat ‘Uzmān (ra):

“¡Oh Amīr-ul-Mu’minin! Haz la guerra contra esta gente, porque Dios Altísimo te ha hecho lícito hacer la guerra contra ellos”. Hazrat ‘Uzmān (ra) declaró: ¡Por Al’lāh! Nunca entraré en guerra contra ellos”. El narrador afirma que entraron y en ese momento Hazrat ‘Uzmān (ra) estaba ayunando y había designado a Hazrat ‘Abdul-lāh bin Zubair (ra) para proteger su puerta y dijo: Quien quiera obedecerme, debe seguir a ‘Abdul-lāh bin Zubair (ra). Hazrat ‘Abdul-lāh bin Zubair (ra) afirma que entonces le respondió a Hazrat ‘Uzmān (ra): ¡oh Amīr-ul-Mu’minin! Tienes un grupo de personas aquí en tu casa para tu protección, que cuentan con el apoyo y el socorro de Al’lāh. Son menos en número que los rebeldes. Concédeme permiso para luchar contra estos rebeldes”. Hazrat ‘Uzmān (ra) declaró: Os digo en el nombre de Dios, que nadie debe derramar su sangre por mí, ni la sangre de nadie más debe ser derramada por mí”.

Con respecto al conflicto y la discordia antes del martirio de Hazrat ‘Uzmān (ra) y el incidente de su martirio, Hazrat Musleh Ma’ūd (ra) afirma:

Dado que los rebeldes aparentemente ya habían obtenido la victoria, enviaron a alguien a Hazrat ‘Uzmān (ra) nuevamente, como estrategia final, para que renunciara al Jalīfato. Sentían que si se abdicaba, los musulmanes no tendrían autoridad ni oportunidad de castigar a los rebeldes (o sea, no tendrían oportunidad de castigar a los rebeldes en absoluto). Cuando el mensajero llegó a Hazrat ‘Uzmān (ra), dijo: “Me he abstenido de los vicios incluso en los días de yahiliyah [era de ignorancia antes del advenimiento del Islām] y no he violado los mandatos del Islām. ¿Por qué crimen debo dejar el oficio que Dios Todopoderoso ha conferido sobre mí? Jamás me quitaré el manto con que me ha revestido Dios Altísimo”.

 El mensajero regresó después de escuchar esta respuesta y se dirigió a su pueblo con las siguientes palabras: “¡Por Dios! Nosotros hemos caído en una prueba muy difícil. ¡Por Dios! No podremos escapar de las garras de los musulmanes sin matar a ‘Uzmān [ra], porque en este caso el gobierno sería derrocado y su administración se derrumbaría, y no habría nadie que los cuestionara. Pero matarlo no está permitido de ninguna manera”, [es decir, su única solución era matar a Hazrat ‘Uzmān (ra), pero sabían que esto no estaba permitido].

Las palabras de esta persona no solo resaltan la ansiedad de los rebeldes, sino que también establecen que Hazrat ‘Uzmān (ra) todavía no había permitido que surgiera nada que los rebeldes pudieran haber utilizado como excusa. En sus corazones, los rebeldes sabían que matar a Hazrat ‘Uzmān (ra) no era legal bajo ninguna circunstancia.

Hazrat ‘Abdul-lāh bin Salām (ra) llegó cuando los rebeldes estaban conspirando para asesinar a Hazrat ‘Uzmān (ra). Hazrat ‘Abdul-lāh bin Salām (ra) era muy venerado dentro de su tribu, incluso cuando era un incrédulo y los judíos creían que era su jefe y un erudito incomparable. Se paró en la puerta y comenzó a amonestar a los rebeldes, y les prohibió matar a Hazrat ‘Uzmān (ra) diciendo: “¡oh gente! No pongáis la espada de Dios sobre vuestras cabezas. ¡Por Dios! Si sacáis la espada, nunca encontrareis la oportunidad de volver a ponerla en su vaina y el conflicto y la discordia entre los musulmanes no terminarán nunca. ¡Prestad atención! Hoy, el gobierno castiga a los criminales con el látigo (generalmente azotar es la pena por un delito en el código penal islámico), pero si matáis a este hombre, entonces el Estado no podrá mantener el orden sin la espada (es decir, las personas serían condenadas a muerte por delitos menores). Tened en cuenta que los ángeles son los guardianes de Medina en este momento; si lo matáis, los ángeles abandonarán Medina”.

 Como consecuencia de esta advertencia, los rebeldes expulsaron a ‘Abdul-lāh bin Salām (ra), el Compañero del Santo Profeta (sa). Además, se burlaron de su anterior fe, diciendo: “¡Oh hijo de una judía! ¿Qué tienes que ver con este asunto?”. Es una pena que los rebeldes recordaran que ‘Abdul-lāh bin Salām (ra) era hijo de una mujer judía, aunque olvidaron que había aceptado el Islām de la mano del Santo Profeta (sa). Además, el Santo Profeta (sa) se sintió inmensamente complacido cuando se convirtió y siempre estuvo junto al Santo Profeta (sa) en los momentos de dificultad y sufrimiento. Los rebeldes también olvidaron que ‘Abdul-lāh bin Saba, su líder e instigador, y persona que había declarado a Hazrat ‘Alī (ra) como el wasi o heredero del Santo Profeta (sa) [o sea, la afirmación de que Hazrat ‘Alī (ra) estaba destinado a ser el primer Jalīfa después del fallecimiento del Santo Profeta (sa)] y lo había presentado en oposición a Hazrat ‘Uzmān (ra)- también era el hijo de una judía. De hecho, él mismo era judío y solo expresaba el Islām exteriormente.

Decepcionado por los rebeldes, Hazrat ‘Abdul-lāh bin Salām (ra) se fue. Y estos, al darse cuenta de que era difícil asesinar a Hazrat ‘Uzmān (ra) entrando por la puerta, porque las pocas personas que estaban allí de guardia estaban decididas a matar o morir, decidieron asesinar a Hazrat ‘Uzmān (ra) saltando por el muro de una casa vecina. Con esta intención, unos pocos rebeldes treparon por el muro de una casa vecina y entraron furtivamente en la habitación de Hazrat ‘Uzmān (ra). Cuando entraron, Hazrat ‘Uzmān (ra) estaba recitando el Sagrado Corán, pues tras el asedio, tanto de día como de noche, la única ocupación de Hazrat ‘Uzmān (ra) era hacer las oraciones y recitar el Santo Corán, y no prestaba atención a ninguna otra tarea. En esos días, la única cosa que realizó, antes de que los rebeldes entraran en la casa, fue nombrar a dos hombres para que custodiaran el tesoro, porque esa noche, al Santo Profeta (sa) se le había aparecido [o sea, a Hazrat ‘Uzmān (ra)] en una visión y le había dicho: “¡Oh ‘Uzmān! Rompe tu ayuno con nosotros esta noche”.

 Tras esta visión, Hazrat ‘Uzmān (ra) se convenció de que ese día sería martirizado. Por lo tanto, y teniendo en cuenta su responsabilidad, Hazrat ‘Uzmān (ra) ordenó a dos hombres que montaran guardia junto a la puerta del tesoro, para que nadie intentara saquearlo durante el caos y el pillaje.

Cuando los rebeldes llegaron al interior, encontraron a Hazrat ‘Uzmān (ra) recitando el Sagrado Corán. Muhammad bin Abī Bakar también estaba entre los atacantes y, debido al poder que tenía sobre los rebeldes, consideraba que era su deber estar al frente de todo. (Pensó que, dado que era hijo de Hazrat Abū Bakr (ra), tenía un estatus superior y era su deber estar al frente de todo).

Por esta razón, avanzó y agarró a Hazrat ‘Uzmān (ra) por la barba y le dio un violento tirón. En respuesta a esta acción suya, Hazrat ‘Uzmān (ra) se limitó a decir lo siguiente: “¡Oh hijo de mi hermano! Si tu padre [o sea, Hazrat Abū Bakar (ra)] estuviera aquí ahora, nunca habrías hecho eso. ¿Qué te ha pasado? ¿Estás disgustado conmigo por el amor a Dios? ¿Estás enfadado conmigo por alguna otra cosa que no sea el hecho de que te he hecho cumplir con los derechos de Dios?”. (En otras palabras, todo lo que Hazrat ‘Uzmān (ra) dijo fue que debía cumplir los derechos de Dios).

 Ante esto, Muhammad bin Abī Bakar se marchó avergonzado, pero el resto de los rebeldes permaneció allí. Dado que se había recibido la noticia definitiva de que el ejército de Basora llegaría a Medina esa noche y esta era su última oportunidad, los rebeldes habían decidido que no regresarían sin completar su misión. Uno de ellos se abalanzó y golpeó la cabeza de Hazrat ‘Uzmān (ra) con una barra de hierro. Luego dio patadas al Corán que estaba colocado frente a Hazrat ‘Uzmān (ra). El Sagrado Corán cayó hacia Hazrat ‘Uzmān (ra) y gotas de sangre que brotaron de su cabeza cayeron sobre el mismo. ¡Qué decir sobre la deshonra del Sagrado Corán: la virtud y la honestidad de estas personas quedaron completamente expuestas por este hecho!

El versículo sobre el que cayó la sangre de Hazrat ‘Uzmān (ra) era una magnífica profecía que se cumpliría a su debido tiempo con tal grandeza que, incluso la persona con el corazón más duro, cerró los ojos por miedo, después de contemplar un destello de las palabras manchadas de sangre. El versículo era:

 “… Y Al’lāh te bastará ciertamente contra ellos, porque Él es El Que Todo lo Oye, El Omnisciente, (2:138).

Después de esto, una persona llamada Saudan avanzó queriendo atacar a Hazrat ‘Uzmān (ra) con una espada. Cuando dio su primer golpe, Hazrat ‘Uzmān (ra) se protegió con la mano y se la cortó, y tras esto dijo: “Por Dios el Exaltado, esta fue la primera mano en escribir el Sagrado Corán”. Después de esto, Saudan atacó una segunda vez en su intento de asesinar a Hazrat ‘Uzmān (ra), pero su esposa Naila avanzó y se interpuso. Esta mala persona, sin embargo, ni siquiera dudó en golpear a una mujer; la atacó y le cortó los dedos. Luego atacó de nuevo a Hazrat ‘Uzmān (ra) y lo hirió gravemente. Entonces, pensando que tal vez aún no había muerto y podría sobrevivir, mientras Hazrat ‘Uzmān (ra) se retorcía de agonía y caía inconsciente debido al dolor de sus heridas, este desdichado inmediatamente tomó su cuello y comenzó a estrangularlo y no soltó el cuello de Hazrat ‘Uzmān (ra) hasta que su alma partió de su cuerpo físico y voló al mundo celestial, aceptando con entusiasmo la invitación del Santo Profeta (sa).

¡Ciertamente a Al’lāh pertenecemos y a Él volveremos!

 En un primer momento y abrumada por el horror de esta escena, la esposa de Hazrat ‘Uzmān (ra) fue incapaz de hablar. Pero enseguida pidió ayuda y la gente sentada en la puerta se apresuró a entrar. No obstante, cualquier ayuda fue inútil: lo que iba a suceder ya había sucedido. Entonces, cuando el esclavo liberado de Hazrat ‘Uzmān (ra) vio la espada manchada de sangre usada por Saudan para martirizar a Hazrat ‘Uzmān (ra), no pudo contenerse. Se abalanzó y cortó la cabeza de Saudan con la misma espada. En respuesta, uno de los cómplices de Saudan lo mató. Ahora el trono del Imperio Islámico estaba vacío, sin un Jalīfa. La gente de Medina consideró inútiles más esfuerzos y todos regresaron a sus respectivos hogares. Después de martirizar a Hazrat ‘Uzmān (ra), los rebeldes comenzaron a aterrorizar a los miembros de su familia. La esposa de Hazrat ‘Uzmān (ra) deseaba mudarse y cuando ella se fue, un desdichado de entre ellos difundió un comentario muy vulgar a sus asociados sobre ella.

Sin lugar a dudas, para un hombre respetable, sin importar la religión que profese, es difícil imaginar que los rebeldes pudieran expresar puntos de vista tan repugnantes cuando acababan de martirizar al principal (pionero) Compañero (ra) en ese momento del Santo Profeta (sa); su yerno, el Rey del Imperio Musulmán y luego, el Jalīfa de la época. Sin embargo, su indecencia era tan inmensa que ninguna mala acción estaba lejos de ellos. Estos rebeldes ni perseguían ningún buen objetivo, ni su partido estaba formado por personas rectas. Algunos de ellos eran admiradores de las enseñanzas falsas, anti-islámicas, extrañas y peculiares de ‘Abdul-lāh bin Saba, el judío. Otros estaban fascinados por el concepto de] socialismo excesivo, incluso por el bolchevismo. Varios eran criminales que habían cumplido condenas y buscaban derramar su animosidad, y otros eran ladrones y bandidos que veían este conflicto como un medio para cumplir sus fines. En resumen, su indecencia no es ninguna sorpresa. De hecho, lo sorprendente hubiera sido que estas personas no se comportaran de esa manera.

Luego, mientras los rebeldes expoliaban y saqueaban, otro esclavo liberado no pudo contenerse cuando escuchó los gritos y lamentos de la casa de Hazrat ‘Uzmān (ra). Este esclavo atacó y mató a la persona que había matado al primer esclavo, y ante esto, también lo mataron. Los rebeldes incluso quitaron las joyas que llevaban las mujeres y salieron de la casa riendo y burlándose”.

En otra ocasión, en relación a la vulgaridad e impropiedad de quienes asesinaron a Hazrat ‘Uzmān (ra), Hazrat Musleh Ma’ūd (ra) afirma:

“Solo mirad lo que hicieron: martirizaron a Hazrat ‘Uzmān (ra) y mientras él yacía en un charco de sangre, retorciéndose de agonía, los asesinos hacían comentarios vulgares sobre el cuerpo de la esposa de Hazrat ‘Uzmān (ra). Después sus acciones se volvieron aún peores, es decir, no solo hacia la esposa de Hazrat ‘Uzmān (ra), sino peor aún”.

Hazrat Musleh Ma’ūd (ra) afirma que comenzaron a hacer comentarios vulgares sobre Hazrat ‘Ā’isha (ra) y dice:

“Al escuchar estas cosas, digo que Dios Todopoderoso me ha concedido una posición elevada, por la que me siento honrado. Pero es el deseo de mi corazón, si estuviera vivo en aquel entonces en lugar de ahora, haberlos aniquilado a todos ellos. Mirad el nivel al que cayeron”.

Como se mencionó anteriormente, le quitaron el hiyab (el velo) a Hazrat ‘Ā’isha (ra) y al verla comentaron que era una mujer joven. Ni siquiera se abstuvieron de hacer comentarios sobre Hazrat ‘Ā’isha (ra).

Hazrat Musleh Ma’ūd (el Segundo Jalifa) (ra) declara:

“Por el trato que se le dio a Hazrat ‘Uzmān (ra), es evidente que no temía en lo más mínimo lo que le hicieran. Está probado por la historia que cuando los rebeldes llegaron a Medina, antes de las oraciones, se desplegaron dentro de la mezquita y mantuvieron a los habitantes de Medina separados los unos de los otros, para que no se reunieran para combatirles. Pero a pesar de toda la disensión y los conflictos, y la atmósfera general de hostilidad, Hazrat ‘Uzmān (ra) iba solo a la mezquita para orar y no tenía el menor miedo. Siguió viniendo a la mezquita hasta que se le impidió hacerlo. Cuando el conflicto empeoró y los rebeldes atacaron la casa de Hazrat ‘Uzmān (ra), en vez de pedir a los Compañerosra que montaran guardia alrededor de ella, Hazrat ‘Uzmān (ra) les suplicó, en el nombre de Dios, que no pusieran sus vidas en peligro para protegerlo, y les ordenó que regresaran a sus casas. ¿Actúa así una persona que tiene miedo al martirio diciendo a la gente que no se preocupe por él y por el contrario que regrese a casa? Esto prueba que Hazrat ‘Uzmān (ra) no temía ser martirizado.

Otra prueba irrefutable de que Hazrat ‘Uzmān (ra) no temía el martirio es que, (como se mencionó al comienzo del sermón), cuando comenzó la disensión, Hazrat Mu’āwiyah (ra) vino para el Hall (peregrinación a La Meca) y antes de regresar a Siria, visitó a Hazrat ‘Uzmān (ra) en Medina y le dijo: “Ven conmigo a Siria, allí estarás a salvo de cualquier conflicto”. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: “¡Mu’āwiyah! No deseo abandonar el vecindario del Santo Profeta (sa) a ningún precio”. Hazrat Mu’āwiyah (ra) le dijo entonces: “Si esto no es aceptable, entonces dame permiso para enviar un contingente del ejército sirio para que te proteja”. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: “Para mi protección, no permitiré que disminuyan las provisiones de los musulmanes”. Hazrat Mu’āwiyah (ra) dijo: “¡Oh Amīr-ul-Mu’minin! Estas personas te engañarán y te matarán, o te declararán una guerra sin cuartel”. Hazrat ‘Uzmān (ra) respondió: “No tengo ninguna preocupación por esto, mi Dios es suficiente para mí”. Al final, Hazrat Mu’āwiyah (ra) respondió: “Si no aceptas nada, al menos haz esto: la gente malvada y sediciosa depositará sus falsas esperanzas en ciertos Compañeros eminentes y creerán que después de ti estos Compañeros podrán ocuparse de los asuntos. Posteriormente intentan engañar a la gente utilizando sus nombres. Deberías sacarlos a todos de Medina y enviarlos a diferentes territorios. De esta manera, las estratagemas de estos malvados se detendrán y pensarán que no necesidad hay de luchar contigo, sabiendo que no hay nadie que se haga cargo de los asuntos después de ti”.

No obstante, Hazrat ‘Uzmān (ra) no lo hizo (como se mencionó anteriormente) y dijo: “¿Cómo puedo dispersar a los que el Santo Profeta (sa) ha reunido?”. Al escuchar esto, Hazrat Mu’āwiyah (ra) comenzó a llorar y dijo: “Si no desea hacer nada de esto, entonces al menos haga el anuncio de que Mu’āwiyah será responsable de tomar venganza por ti”. Hazrat ‘Uzmān (ra) dijo: “Mu’āwiyah, tienes un temperamento severo y temo que trates a los musulmanes con dureza. Así pues, no haré dicho anuncio”.

Por este motivo, se alega que Hazrat ‘Uzmān (ra) era débil de corazón, pero decidme, ¿cuántas personas pueden mostrar ese coraje y, después de leer estos eventos, puede decir alguien que Hazrat ‘Uzmān (ra) tenía miedo? Si hubiera tenido miedo, habría dicho que enviara un contingente del ejército para su protección y que él [es decir, Hazrat Mu’āwiyah] no necesitaba preocuparse por su salario, ya que él se ocuparía del mismo. Por otra parte, si Hazrat ‘Uzmān (ra) tenía miedo, debía haber anunciado que si algo le ocurría, debían saber que Mu’āwiyah se vengaría por ello. Pero Hazrat ‘Uzmān (ra) no dijo nada aparte de que debido al severo temperamento de Mu’āwiyah, temía que pudiera tratar a los musulmanes con dureza si le concedía esa autoridad.

Después, cuando los enemigos saltaron el muro y lanzaron su ataque, Hazrat ‘Uzmān (ra) continuó recitando el Sagrado Corán sin miedo ni temor. Hasta el punto que uno de los hijos de Hazrat Abū Bakar (ra), que Dios tenga piedad de él, dio un paso adelante y agarró la barba de Hazrat ‘Uzmān  y le dio una fuerte sacudida. Hazrat ‘Uzmān (ra) le miró y dijo: “¡Oh hijo de mi hermano! Si tu padre estuviera vivo hoy, nunca hubieras hecho esto”. Al escuchar eso, todo su cuerpo comenzó a temblar y se fue avergonzado. Entonces uno de sus cómplices dio un paso adelante y golpeó la cabeza de Hazrat ‘Uzmān (ra) con una barra de hierro (como se mencionó anteriormente) y pateó el Corán que estaba allí. Cuando este atacante se hizo a un lado, otra persona dio un paso adelante y martirizó a Hazrat ‘Uzmān (ra) con una espada. Al leer estos incidentes, ¿quién puede decir que Hazrat ‘Uzmān (ra) tuviera un ápice de miedo?

Hazrat Musleh Ma’ūd (el Segundo Jalifa) dice:

“El advenimiento del Mesías Prometido (as) tuvo lugar de la misma manera que el advenimiento del Profeta Noé (as), el Profeta Abrahām (as), el Profeta David (as), el Profeta Salomón (as) y los otros Profetas; y después del Mesías Prometido (as), se estableció la institución de Jalīfato tal como se estableció después de los Profetas que aparecieron en el pasado. Si reflexionamos atentamente sobre esto y tratamos de profundizar en su verdadera realidad, nos daremos cuenta de que esta es una institución extraordinaria (o sea, la institución de Jalīfato). De hecho, digo que si se sacrificaran 10,000 generaciones sucesivas de una descendencia por su causa, no equivaldrá a nada en comparación.  No puedo hablar por otros, pero al menos, cuando estudio la historia de la época del Santo Profeta (sa) y leo acerca de los problemas y aflicciones que Hazrat ‘Uzmān (ra) tuvo que padecer y, por otro lado, veo la fe y la luz espiritual que el Santo Profeta (sa) había inculcado en él, entonces digo que si 10,000 generaciones de mi futura descendencia en este mundo fueran reunidas y sacrificadas a la vez para que este desorden pudiera ser sofocado, entonces yo consideraría que esto es similar a [la expresión proverbial de] la compra de un elefante a cambio de un piojo”.

En otras palabras, este acto de sacrificio sería incluso menor que dar algo extremadamente pequeño como un insecto y, a cambio, adquirir un elefante. El hecho es que solo nos damos cuenta del verdadero valor de algo mucho más tarde. Fue solo tras el martirio de Hazrat ‘Uzmān (ra) que la gente se dio cuenta de la verdadera importancia del Jalīfato”.

Hazrat Musleh Ma’ūd (ra) afirma además:

“Tras Hazrat ‘Umar (ra), la mirada de todos los Compañeros cayó sobre Hazrat ‘Uzmān (ra) para el cargo de Jalīfa y, por consiguiente, fue designado para esta tarea mediante la consulta de los eminentes Compañeros. Él era el yerno del Santo Profeta (sa) y dos hijas del Santo Profeta (sa) se casaron con él, una después de la otra. Cuando falleció la segunda hija del Santo Profeta (sa), este dijo que si tuviera otra hija también la casaría con Hazrat ‘Uzmān (ra), lo cual muestra que tenía un rango de honor especial ante los ojos del Santo Profeta (sa). Ocupó una posición única a la vista de la gente de La Meca y era un hombre rico, de acuerdo con las condiciones de Arabia en ese momento. Cuando Hazrat Abū Bakar (ra) aceptó el Islām, una de las personas a las que eligió particularmente para predicar el mensaje del Islām fue Hazrat ‘Uzmān (ra). La opinión de Hazrat Abū Bakar (ra) sobre Hazrat ‘Uzmān (ra) no resultó falsa y tan solo tras unos días de predicación, aceptó el Islām. De esta manera, se unió al as-sabiqunal-aw-walun o ese grupo pionero del Islām que el Sagrado Corán ha elogiado con admirables palabras.

El grado de honor y respeto que poseía en Arabia puede ser entendido por el siguiente incidente: cuando el Santo Profeta (sa) viajó a La Meca por una visión que tuvo y los habitantes de La Meca, cegados por la malicia y enemistad, se negaron a concederle permiso para realizar la Umrah, el Santo Profeta (sa) propuso que se enviara a una persona respetada por los habitantes de La Meca para negociar el asunto. Cuando Hazrat ‘Umar (ra) fue seleccionado para esto, respondió: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios! Estoy preparado para ir, pero si hay alguien en La Meca que pueda negociar con los sus habitantes, ese es Hazrat ‘Uzmān (ra) porque le tienen una consideración especial. Así, si hubiera ido otro, no hubiera habido tantas esperanzas de éxito como al ir Hazrat ‘Uzmān (ra)”.

El Santo Profeta (sa) además pensó que este punto de vista era adecuado y, en consecuencia, envió a Hazrat ‘Uzmān (ra) para el cometido. De este incidente puede entenderse que Hazrat ‘Uzmān (ra) era considerado con especial respeto incluso por los incrédulos. Por eso el Santo Profeta (sa) tenía un gran respeto por Hazrat ‘Uzmān (ra). En una ocasión, el Santo Profeta (sa) estaba acostado cuando llegó Hazrat Abū Bakar (ra), pero el Santo Profeta (sa) permaneció acostado. Al poco tiempo llegó Hazrat ‘Umar (ra), pero siguió tumbado. Cuando llegó Hazrat ‘Uzmān (ra), instantáneamente se arregló la ropa y dijo: “Hay mucha modestia en el temperamento de Hazrat ‘Uzmān (ra) y es en consideración a sus sentimientos que he hecho esto”. O sea, Hazrat ‘Uzmān (ra) fue uno de esos pocos hombres que nunca había consumido alcohol y nunca se había acercado al adulterio incluso antes de aceptar el Islām. En el país de Arabia, donde se pensaba que beber alcohol era una fuente de orgullo y el adulterio una complacencia diaria, esas eran altas cualidades [es decir, abstenerse de estos males] y que solo se podían encontrar en un puñado de personas antes del Islām.

Por tanto, Hazrat ‘Uzmān (ra) no era un hombre corriente. Poseía muy elevadas cualidades morales. Su estatus en el mundo era privilegiado. Estuvo en la vanguardia del Islam. El Santo Profeta (sa) estaba muy complacido con él. Hazrat ‘Umar (ra) manifestó que fue uno de los seis hombres que, hasta la muerte del Santo Profeta (sa), tuvo su mayor cariño. Además, estaba entre los “Asharah Mubasharah”, lo que significa que era uno de esos Diez Hombres sobre los que el Santo Profeta (sa) había dado la buena nueva de que entrarían en el Paraíso”.

En relación al día en que tuvo lugar el martirio de Hazrat ‘Uzmān (ra), se dice que fue martirizado el 17 o 18 de Zul Hiya, 35 dH, un viernes. Según Abū ‘Uzmān  Nahdi, Hazrat ‘Uzmān (ra) fue martirizado en los días intermedios de Ayaam-e-Tashriq, o sea, el duodécimo Zul Hiya. No obstante, según Ibn Ishaq, Hazrat ‘Uzmān (ra) fue martirizado 11 años, 11 meses y 22 días después del martirio de Hazrat ‘Umar (ra), y 25 años después del fallecimiento del Santo Profeta (sa).

Según otra narración, ‘Abdul-lāh bin Amar bin ‘Uzmān relata que Hazrat ‘Uzmān fue martirizado a la edad de 82 años, tras la oración de ásar, el viernes 18 de Zul Hiya, el año 36 dH y estaba ayunando el día que fue martirizado. Según Abū Ma’shar, Hazrat ‘Uzmān (ra) tenía 75 años en el momento de su martirio.

En relación con los preparativos del entierro de Hazrat ‘Uzmān (ra), Niyar bin Mukram relata que era un sábado entre maghrib e isha cuando el cuerpo de Hazrat ‘Uzmān (ra) fue llevado por cuatro de ellos, incluido Yubair bin Mut’im, Hakim bin Hizam y Abū Yuham bin Huzaifah. Hazrat Yubair bin Mut’im dirigió la oración fúnebre y Mu’āwiyah ha confirmado esta narración. Estos mismos cuatro individuos le bajaron a la tumba para enterrarle. Según otra narración, Hazrat Yubair bin Mut’im dirigió la oración fúnebre de Hazrat ‘Uzmān (ra) con una congregación de 16 personas. Alama ibn Sa’d afirma que la primera narración es más correcta, es decir, que la oración fúnebre fue ofrecida por 4 personas.

‘Abdul-lāh bin Amar bin ‘Uzmān  cuenta que Hazrat ‘Uzmān (ra) fue enterrado en Hash-e-Kokab, un sábado, entre la hora de maghrib e ishā. Rabi bin Mālik relata de su padre que la gente deseaba enterrar a sus difuntos en Hash-e-Kokab. “Hash” significa pequeño jardín y “Kokab” era el nombre de un Ansāri que poseía este jardín. Estaba situado muy cerca de Yan-nat-ul-Baqi. Hazrat ‘Uzmān bin Affan (ra) solía decir que muy pronto un hombre justo fallecerá y será enterrado allí, o sea, en Hash-e-Kokab y otra gente también hará lo mismo. Mālik bin Abū Amīr relata que Hazrat ‘Uzmān (ra) fue la primera persona en ser enterrada allí.

Hay otra narración en relación con el entierro de Hazrat ‘Uzmān (ra) que dice que durante tres días los malhechores y los rebeldes no permitieron que Hazrat ‘Uzmān (ra) fuera enterrado.  Está escrito en Tarij at-Tabari que Abū Bashir ‘Abdī relató que durante tres días el cuerpo de Hazrat ‘Uzmān (ra) fue dejado sin tumba o envuelto en tela y no se le permitió ser enterrado. Más tarde, Hazrat Hakim bin Hizam y Hazrat Yubair bin Mut’im hablaron con Hazrat ‘Alī (ra) con respecto al entierro de Hazrat ‘Uzmān (ra), y que si podía pedir a la familia de Hazrat ‘Uzmān (ra) permiso para enterrarlo. Entonces Hazrat ‘Alī (ra) les preguntó y dieron permiso para ello. Cuando los rebeldes se enteraron de esto, recogieron piedras y se colocaron a lo largo del camino. Algunos miembros de la familia de Hazrat ‘Uzmān (ra) acompañaron su funeral y quisieron entrar en una zona de Medina conocida como Hash-e-Kokab, donde los judíos enterraban a sus muertos. Cuando el cuerpo de Hazrat ‘Uzmān (ra) fue sacado, los rebeldes arrojaron piedras al ataúd [que llevaba su cuerpo] para hacerlo caer. Cuando las noticias de este incidente llegaron a Hazrat ‘Alī (ra), les envió un mensaje y les advirtió que no hicieran tal cosa. Ante esto, se detuvieron. El funeral se prolongó hasta que Hazrat ‘Uzmān (ra) fue enterrado en Hash-e-Kokab.

Cuando el Amīr Mu’āwiyah asumió la autoridad, ordenó que se derribaran los muros del cementerio, para que se fusionara con el cementerio de Yan-natul Baqi. Además, ordenó a la gente que enterrara a sus difuntos cerca de la tumba de Hazrat ‘Uzmān (ra) y de esta manera las tumbas de esta zona se unieron a las de los demás musulmanes. Según otras fuentes históricas, también se menciona que Hazrat ‘Uzmān (ra) compró esta zona de tierra y la incluyó como parte de Yan-natul Baqi.

Quedan algunos relatos que, Dios mediante, relataré en el futuro.

Hoy dirigiré algunas oraciones fúnebres en ausencia y mencionaré algunos detalles en relación con dichas personas.

El primero es el de Maulwī Muhammad Idrīs Tairo Sahib, que servía como misionero en Costa de Marfil y falleció en la noche del 27 al 28 de febrero [2021], tras sufrir una corta enfermedad.

“En verdad a Al’lāh pertenecemos y hacia Él será el retorno”.

Era originario de Costa de Marfil y, tras adquirir su primera educación, se fue a Burkina Faso y aparte de sus conocimientos profanos, aprendió la lengua árabe. Aceptó el Ahmadīat en la década los 80 y en 1983, por decisión propia, viajó a Pakistán y, tras completar sus estudios en Yami’a Ahmadía, sirvió como misionero en Costa de Marfil. Además sirvió en Ghana y Burkina Faso, y desde 2007 volvió a prestar servicio en Costa de Marfil. El fallecido era musi. El relato de su viaje a Pakistán que narró es muy interesante. Compró un billete de avión con el poco dinero que había ahorrado y viajó a Pakistán. No informó a la Comunidad de Costa de Marfil ni a la Comunidad de Pakistán antes de viajar. Al salir del aeropuerto estaba muy preocupado, pero entonces vio a un individuo que se le acercó y le preguntó de dónde venía y adónde quería ir. No hablaba nada de inglés ni de urdu, pero se comunicaban con unas breves frases en árabe. En cualquier caso, este individuo le llevó entonces a la misión ahmadía y le dijo: “mi esposa había visto en un sueño la noche anterior que un extranjero venía como invitado, por lo que me dijo que fuera a traerte. Esta es la razón por la que he venido al aeropuerto y cuando vi que eras el único extranjero que bajaba del avión y parecías preocupado, me di cuenta de que eras ese invitado que mi esposa vio en su sueño”. Así, de esta manera, Dios Todopoderoso mismo hizo los arreglos para él y a menudo narraba este incidente, y decía que durante todo el viaje, estaba constantemente rezando, incluso al llegar, y esto fue un signo milagroso debido a sus oraciones que Dios Altísimo hizo los arreglos para él y también mostró un sueño la noche anterior a la esposa de ese áhmadī en Karachi, informándole de su llegada. A partir de entonces, fue llevado a la misión ahmadía y luego a Rabwah. En cualquier caso, era un hombre muy piadoso y devoto en su adoración.

Quyoom Pasha Sahib, que sirve como misionero encargado de Costa de Marfil, escribe que trabajaron juntos en Burkina Faso durante tres años y luego tuvieron la oportunidad de trabajar juntos en Costa de Marfil. Tenía un amor ilimitado por la Comunidad y el Mesías Prometido (as). Era extremadamente devoto y muy piadoso aparte de ser muy generoso y ayudar mucho a los demás. Por otra parte, se ocupaba de algunos niños dándoles un lugar en su casa y asumiendo los gastos de su educación y otras necesidades. Siempre estuvo a la vanguardia en la predicación. La hospitalidad era también una cualidad notable suya. Tenía un estilo excelente en la predicación y también estaba muy bien informado; a la gente le gustaba su estilo de predicación. Dondequiera que realizaba una sesión de predicación, la gente se reunía a su alrededor. Era regular en sus oraciones de tahayud y además recibía sueños verdaderos. Era un individuo completamente abnegado.

Sadiq Yiyalo Sahib, que está sirviendo como mual’lim en Costa de Marfil escribe que Maulwī Idrīs Tairo Sahib estaba totalmente dedicado a la Yamā’at y al Jalīfato. Siempre estaba dispuesto a ofrecer cualquier tipo de sacrificio por el bien de la Yamā’at. Afirma que nunca había visto a nadie en Costa de Marfil que amara la Yamā’at más que él. Siempre que le preguntaban por su nacionalidad, decía: “no soy ni africano ni europeo y no tengo ninguna otra nacionalidad. Ahmadiat es mi nacionalidad y mi identidad”. Fue uno de los miembros pioneros de la Comunidad en Costa de Marfil.

Basit Sahib, que está sirviendo como misionero en Costa de Marfil, escribe que siempre aconsejaba a los demás que permanecieran apegados a la institución del Jalīfato y decía que todo lo que había logrado era a través del Jalīfato. Era un individuo muy erudito y  además de su lengua materna, el jola, dominaba el francés, el árabe y el urdu. Tenía grandes conocimientos en Ilm-ul-Kalam y también participaba en debates sobre este tema, y a menudo debatía con los ulema [eruditos] wahhabīes. Un áhmadī, Bhai ‘Abdul-lāh Sahib, relató un incidente durante un debate realizado en San Pedro: cuando llegaron a la mezquita, entre las condiciones que se habían estipulado para el debate estaba que todos los argumentos debían presentarse a partir del Sagrado Corán. El debate se prolongó ininterrumpidamente desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde y sólo se hicieron pausas para rezar. Maulwī Sahib presentó tales argumentos del Sagrado Corán al Maulwī [no-áhmadī] que éste no pudo refutarlos y finalmente aceptó la derrota. Así, los áhmadīs obtuvieron la victoria en este debate.

A continuación, escribe que era como una biblioteca y que, a la hora de predicar, tenía las referencias memorizadas. Entonces, ya sea en urdu, en árabe, en francés o en cualquier otra lengua, citaba enseguida esas referencias. Siempre dependía de la oración y animaba a los demás a hacer lo mismo. Le sobreviven su esposa, cuatro hijas y un hijo. Que Dios Todopoderoso permita a estos niños tener una relación activa con la organización de la Comunidad y hacerlos parte de la misma como era el deseo de su padre. No tienen una relación fuerte con la misma en este momento, pero que Dios les conceda Sus bendiciones.

¡Que Dios Altísimo conceda al difunto Su misericordia y perdón, y eleve su rango en el Paraíso!

El siguiente funeral es el de la respetada Āmina Naiga Kare Sahiba, que era la esposa de Muhammad ‘Alī Kare Sahib, el presidente nacional y misionero a cargo de la comunidad en Uganda. Falleció el 20 de febrero [2021]:

¡Ciertamente a Al’lāh pertenecemos y a Él volveremos!

Era una mujer humilde, culta y valiente. Su marido, Kare Sahib, dijo que una de las principales razones de su éxito como misionero era su esposa. Era ugandesa, extremadamente sincera y leal. Dice que cuando se casaron, ella tenía 19 años. En aquel momento, no sabía recitar el Sagrado Corán, pero como tenía interés y pasión, aprendió a recitar el Santo Corán y trataba de reflexionar sobre sus significados. Pudo servir a la Comunidad en diversas funciones. En 2005, fue nombrada presidenta nacional de la organización de mujeres auxiliares. Tenía una gran pasión por propagar el mensaje del Islām-Ahmadīat; también fue encarcelada una o dos veces por acusaciones falsas. Ella no había tenido la culpa y, sin embargo, la hicieron ir a la cárcel injustamente. Era ejemplar en lo que respecta a la formación moral. Respondía con gran valentía a las acusaciones de los no áhmadis. Su hija dice que era regular en sus oraciones, tanto en la salud como en la enfermedad. Hacía el ‘I`tikaf’ todos los años durante el mes de Ramadán. Podía soportar cualquier tipo de ataque personal hecho contra ella, pero no podía soportar escuchar nada negativo sobre la fe. Trabajó a varios niveles en el foro político. Era musia [miembro del esquema de ‘al-Wasiyat’]. Le sobreviven su marido y seis hijos, de los cuales dos son misioneros.

El siguiente funeral es el del respetado Nuhi Kazak Sahib de Siria, que falleció el 10 de diciembre [2020], a la edad de 48 años:

¡Ciertamente a Al’lāh pertenecemos y a Él volveremos!

El Ahmadīat fue introducido en su familia en 1928, cuando Hazrat Maulana Yalal-ud-Din Shams Sahib fue de Damasco a Haifa. El primer áhmadī de Haifa fue el respetado Rashid Baqis Busti Sahib, a partir de cuya predicación ‘Ali Saleh Kazak Sahib, bisabuelo del fallecido, aceptó el Ahmadīat junto con su hermano Muhammad Kazak Sahib, que era el padre de Taha Kazak Sahib, antiguo presidente de la comunidad en Jordania. Aceptó el Ahmadīat junto con su familia. Posteriormente, al establecerse Israel, su familia emigró a Damasco.

El fallecido era un áhmadī muy sincero. Era constante en las oraciones y los ayunos, así como en las aportaciones económicas. Sentía un gran amor por el Jalīfato y siempre estuvo al frente del servicio a la Comunidad. A pesar de las dificultades económicas a las que se enfrentaba, siempre proporcionaba ayuda económica a los demás; era una persona muy amable y virtuosa. Le sobreviven dos esposas y tres hijas pequeñas. Dos de sus hijas forman parte del plan Waqf-e-Nau.

Wasim Muhammad Sahib, sadar (presidente) de la comunidad, dice: “Entre sus servicios se encuentra el hecho de que, cuando se le pedía que llevara especialmente a los enfermos y a los heridos al hospital -ya que las circunstancias eran tales en Siria-, incluso en tales momentos llevaba a cabo esta tarea con valentía. Del mismo modo, llevaba a los miembros del Amila en sus giras oficiales. Le dieron un coche y con él realizaba sus tareas, y siempre que se le requería, llegaba inmediatamente. Ofrecía sus servicios con gran alegría y realizaba todas sus tareas muy alegremente. Era muy regular en dar el chanda y lo hizo aún más en su último año. Incluso ayudaba económicamente a otros áhmadīs”. A continuación, escribe: “Ha dejado un impacto positivo en todo el mundo debido a su sencillez, tranquilidad, sinceridad, servicio a la humanidad y su buena voluntad”.

La esposa del fallecido, Jadiya ‘Alī Sahiba, dice: “Mi marido era un áhmadī muy sincero por la gracia de Dios, quería mucho a la Comunidad y le gustaba mucho ayudar a los demás. También me ayudaba con los asuntos domésticos. Tenía mucho amor por sus hijas y siempre se preocupaba por su buena educación. Se sentaba a hablar con ellos durante mucho tiempo sobre la Comunidad. Por la gracia de Dios, incluso pasó el último año de su vida sirviendo a la Comunidad y estaba muy satisfecho por ello”.

Su primo Akram Salman Sahib, que aceptó el Ahmadīat a través de él, dice: “Incluso antes de nuestro Bai’at, fuimos testigos de su alta moral. Su propia situación económica no era muy buena, pero aun así ayudaba a sus parientes pobres”. Luego dice: “algo que me impresionó mucho fue que una vez recibió un trabajo muy bueno que le permitió pagar todas sus deudas. A partir de entonces, en lugar de ahorrar dinero, daba una gran suma a mis tías pobres y decía: “mientras mi salud sea buena y no esté endeudado, soy rico y deseo gastar todo el dinero extra que tengo en las personas necesitadas, y esto es lo que uno debe hacer”. Esto me dejó muy asombrado, ya que nunca en toda mi vida había visto tanta satisfacción y fuerza para hacer sacrificios económicos”. Luego dice: “se esforzó mucho por mi hermano y por mí, después de que juráramos nuestra lealtad, para nuestra educación, formación moral y para mantenernos firmemente unidos al Jalifato. Nos leía incidentes muy inspiradores sobre aquellos que disfrutaron de las bendiciones del Jalifato, como resultado de lo cual nuestro amor por el Jalifato aumentó en nuestros corazones”.

Su hermano Mutaz Kazak Sahib, que es profesor en Yami’a Ahmadía Canadá, escribe: “mi hermano fallecido era extremadamente sincero y tenía un gran amor por el Jalīfato. Aunque nuestros antepasados eran áhmadīs, no teníamos ningún conocimiento sobre el Ahmadīat. Mi hermano fue desde la ciudad de Halab [Allepo] a Damasco para asistir al funeral de mi abuelo Jidr Kazak, donde conoció a otros áhmadīs e intercambió opiniones sobre el Ahmadīat. A su regreso noté que empezó a llorar mucho en sus postraciones. Este cambio repentino me sorprendió mucho. Le pregunté a qué se debía y me presentó a la Comunidad”. Luego dice: “hice mi investigación (al principio sólo era áhmadī de nombre) y después de hacer una investigación adecuada sobre las enseñanzas del Ahmadīat y tras ver un sueño, tomé el juramento de lealtad una vez más. El cambio piadoso de mi hermano tuvo un papel importante en mi juramento de fidelidad (Bai’at)”. Con “una vez más” se quiere decir que al principio sólo era áhmadī debido a su familia, pero en la práctica no era áhmadī, por lo que volvió a prestar el juramento de lealtad después de alcanzar un entendimiento adecuado. El fallecido tenía un maravilloso celo por la predicación, rezaba profusamente por el Jalīfa de la época y formó parte del esquema del Wasiyat. Era consciente de que iba a fallecer pronto y se lo comentó unos días antes a nuestra madre y a su mujer”.

El siguiente funeral es el de Farhat Nasim Sahiba, de Rabwah. Era la esposa de Muhammad Ibrahim Sahib Hanif, también conocido como el maestro Sarchuri Sahib. Falleció el 26 de Diciembre (2020), a la edad de 86 años:

¡Ciertamente a Al’lāh pertenecemos y a Él volveremos!

Su padre era Hazrat Mian Ilam Din Sahib y su abuelo era Hazrat Mian Qutubud-din Sahib, de Lodhi Nangal, distrito de Gurdaspur, y estaba entre los Compañeros del Mesías Prometido (as). Poseía muchas buenas cualidades. Era constante en la ofrenda de la oración y el ayuno, y en ofrecer la oración de tahayud; también era muy paciente, agradecida, devota de las oraciones, sencilla, cuidadosa con los pobres; y poseía un amor ilimitado por el Jalīfato, aparte de ser una mujer sincera y piadosa, que estaba en la vanguardia a la hora de tomar parte en los distintos sacrificios financieros. En varias ocasiones presentó sus propias joyas para diversos llamamientos. Además era musi (parte del Wasiyat). Le sobreviven tres hijos, tres hijas y muchos nietos. Dos de sus nietos son misioneros y uno de sus hijos también lo es.

¡Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia!

¡Que Él conceda el perdón y la misericordia a todos los fallecidos y los eleve en sus rangos espirituales!

Recitación del Jutbah Zaniah.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Usman (ra).

Sugerencias de Amir Mu’awiyyah a Hazrat Uthman (ra)

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Usman (ra) realizó su último Hall aproximadamente un año antes de su fallecimiento. En ese momento, los rebeldes ya habían comenzado a crear desorden. Amir Mu’awiyyah había acompañado a Hazrat Usman (ra), y le sugirió que fuera a Siria con él, ya que el desorden estaba aumentando. Hazrat Usman (ra) respondió que bajo ninguna circunstancia dejaría la proximidad del Santo Profeta (sa). Entonces Amir Mu’awiyyah sugirió que enviaría un ejército sirio para la protección de Hazrat Usman (ra). Hazrat Usman (ra) respondió que no permitiría que el tesoro realizara tal gasto simplemente para su protección. Entonces Amir Mu’awiyyah replicó que la única razón por la que este desorden se extendiera era que los compañeros mayores estaban presentes en Medina y los rebeldes podían pensar que, al eliminar a Hazrat Usman (ra), uno de ellos podría encargarse de los asuntos después de él. Así, Hazrat Usman (ra) debería despedirlos y repartirlos en varios lugares. Hazrat Usman (ra) contestó que no podía dispersar a quienes el Santo Profeta (sa) había reunido.

Ante esto, Amir Mu’awiyyah lloró, y dijo que Hazrat Usman (ra) debería, al menos, anunciar que si algo le sucedía, Amir Mu’awiyyah tenía permiso para tomar represalias. Hazrat Usman (ra) contestó que lo que estuviera destinado a suceder sucedería, y que él tampoco podía hacerlo.

Hazrat Usman (ra) amonesta a los captores rebeldes

Su Santidad (aba) dijo que cuando Hazrat Usman (ra) fue encerrado en su propia casa por los rebeldes, dijo a sus captores que no debían matarlo. Dijo que si lo hacían, nunca podrían ofrecer oraciones juntos, ni estarían unidos para luchar contra el enemigo. Les aconsejó que se abstuvieran de luchar. Sin embargo, los rebeldes no prestaron atención a sus palabras. Entonces, Hazrat Usman (ra) rogó a Dios que llevara la cuenta de todos los que habían asediado su casa y suscitado esta rebelión y los castigara en consecuencia. Se narra que todos los que habían participado en esta rebelión finalmente perecieron.

Su Santidad (aba) dijo que el día en que la casa de Hazrat Usman (ra) fue asediada, algunos compañeros se habían reunido en su casa, e insistieron en que un grupo de creyentes estuviera presente para ayudar a proteger a Hazrat Usman (ra) contra los rebeldes. Sin embargo, Hazrat Usman (ra) dijo que no se debía derramar la sangre de nadie simplemente por él, ni tampoco derramar la sangre de nadie más por él.

Su Santidad (aba) dijo que así, hasta el final, Hazrat Usman (ra) no dio a los rebeldes la más mínima oportunidad de justificar sus atroces acciones o de justificar la lucha contra él y los creyentes.

Los rebeldes martirizan a Hazrat Uthman (ra)

Su Santidad (aba) dijo que cuando los rebeldes vieron que había musulmanes devotos reunidos junto a la puerta de Hazrat Usman (ra) supieron que sería difícil entrar en su casa. Por ello, decidieron entrar en la casa de un vecino y escalar el muro desde allí. Cuando entraron en la casa de Hazrat Usman (ra), lo encontraron recitando el Sagrado Corán. Hazrat Usman (ra) sabía desde antes que ese era el día en que sería martirizado, y por eso había asignado a dos personas para que montaran guardia en el tesoro, para que, pasara lo que pasara, nadie pudiera robar del tesoro.

Su Santidad (aba) dijo que primero, el hijo de Hazrat Abu Bakr (ra) avanzó, y tomó con fuerza a Hazrat Usman (ra) por la barba. Ante esto, Hazrat Usman (ra) le dijo que si su padre (Hazrat Abu Bakr (ra)) hubiera estado vivo, nunca habría actuado de esta manera. Al oír esto, se alejó y se marchó. Sin embargo, los otros rebeldes avanzaron, y uno de ellos golpeó a Hazrat Usman (ra) en la cabeza con una barra de hierro, y la sangre comenzó a gotear de su cabeza. Los rebeldes, sin consideración alguna, patearon la copia del Sagrado Corán que Hazrat Usman (ra) había estado recitando. La sangre de Hazrat Uthman (ra) cayó sobre el siguiente versículo:

‘…Y Al-lah te bastará ciertamente contra ellos, porque Él es el que todo lo oye, El Omnisciente.’ (2:138)

Entonces los rebeldes continuaron atacándole. Comenzaron a golpear con sus espadas. Hazrat Usman (ra) trató de bloquear el golpe que le cortó la mano. En este momento, Hazrat Usman (ra) dijo que esa era la mano que escribió por primera vez los versículos del Sagrado Corán. En ese momento, la esposa de Hazrat Uthman (ra) se acercó y se puso delante de él, pero aquellos rebeldes no dudaron en atacar a una mujer, así sus dedos fueron cortados. Luego continuaron atacando a Hazrat Usman (ra) hasta que finalmente, lo martirizaron. ‘Ciertamente, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos’.

La muestra de intrepidez de Hazrat Usman (ra)

Su Santidad (aba) continuó citando al Segundo Califa (ra) quien relató el incidente y dijo que mientras los rebeldes atacaban a Hazrat Usman (ra), usaban un lenguaje grosero sobre su esposa, y aún más, sobre Hazrat A’ishah (ra). Sin embargo, a pesar de todo, Hazrat Usman (ra) nunca temió el martirio. Incluso antes, cuando sabía que se estaba gestando este desorden, iba solo a la mezquita para rezar. Incluso cuando fue encerrado en su propia casa, instruyó a los Compañeros (ra) para que volvieran a casa, en lugar de quedarse con él para protegerlo. Incluso cuando los rebeldes entraron en su casa, siguió recitando el Sagrado Corán sin ningún temor. Luego, incluso cuando el hijo de Hazrat Abu Bakr (ra) avanzó para atacarle, fue capaz de ayudarle con calma a entrar en razón. Por lo tanto, todos los incidentes que condujeron a su martirio muestran claramente que Hazrat Uthman (ra) no tenía ni el más mínimo miedo.

Su Santidad (aba) dijo que fue después del martirio de Hazrat Uthman (ra) cuando la gente empezó a comprender la verdadera importancia del Jilafat. Su Santidad (aba) continuó explicando las extraordinarias virtudes que poseía Hazrat Uthman (ra). Su Santidad (aba) explicó su estimado rango, y que incluso el Santo Profeta (sa) lo respetaba mucho. Por ejemplo, una vez, el Santo Profeta (sa) estaba acostado, y Hazrat Abu Bakr (ra) entró, pero el Santo Profeta (sa) continuó acostado. Luego Hazrat Umar (ra) entró pero el Santo Profeta (sa) continuó acostado. Luego Hazrat Usman (ra) entró, y el Santo Profeta (sa) inmediatamente comenzó a arreglar su ropa, y más tarde dijo que Hazrat Usman (ra) era un hombre de gran decencia, y por eso lo hizo teniendo en cuenta sus sentimientos. Hazrat Uthman (ra) fue una de esas seis personas a las que el Santo Profeta (sa) dio la buena noticia de un estatus elevado, y fue uno de esos diez compañeros a los que el Santo Profeta (sa) dio la buena noticia del Paraíso.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando incidentes de la vida de Hazrat Uthman (ra) en el futuro.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que ofrecería las oraciones fúnebres in-absentia de los siguientes miembros:

Maulvi Muhammad Idrees Sahib

Maulvi Muhammad Idrees Sahib de Costa de Marfil falleció durante la noche del 27 al 28 de febrero. Estudió en Yamia en Rabwah, tras lo cual tuvo el honor de servir como misionero en Costa de Marfil. Cuando llegó a Pakistán, no había informado a nadie antes de su llegada, por lo que se encontraba en el aeropuerto y estaba preocupado. Entonces, un hombre se acercó a él y le preguntó a dónde tenía que ir y, tras explicarle, el hombre le llevó a la Sala Ahmadía. Más tarde, el hombre dijo que la noche anterior, su esposa había visto un sueño en el que un extranjero que necesitaba ayuda había llegado a Pakistán, y por eso le había pedido a su marido que fuera al aeropuerto. Era muy hábil en la difusión del mensaje del Islam Ahmadíat. Amaba mucho a la Comunidad. Si alguna vez alguien le preguntaba cuál era su nacionalidad, decía que era Ahmadíat. Poseía una gran cantidad de conocimientos y mantenía debates con otros eruditos musulmanes en los que salía victorioso. Rezaba mucho y aconsejaba a los demás que hicieran lo mismo. Le sobreviven su esposa, cuatro hijas y un hijo. Su Santidad (aba) rezó para que sus hijos pudieran seguir sus pasos y para que Al’lah elevara su posición en el Paraíso.

Amina Nayga Kare Sahiba

Amina Nayga Kare Sahiba fue la esposa del Presidente Nacional de la Comunidad en Uganda. Falleció el 20 de febrero. Era muy letrada y educada, y su marido dice que le atribuye gran parte de su éxito. Era muy apasionada en la difusión del mensaje del Islam Ahmadíat. También fue encarcelada por cargos falsos. Era extremadamente piadosa, y sería capaz de soportar cualquier ataque que se le hiciera, pero nunca soportaría ninguna acusación contra la fe. Le sobreviven su marido y seis hijos, de los cuales dos son misioneros.

Noohi Kazak Sahib

Noohi Kazak Sahib falleció el 10 de diciembre de 2020. Era muy piadoso, regular en sus oraciones y ayunos, siempre presentaba sacrificios financieros, amaba mucho el Jilafat y era siempre amable y generoso con los menos afortunados. Le sobreviven dos esposas y tres hijas pequeñas. Siempre estaba dispuesto a servir a la Comunidad en cualquier capacidad que se le exigiera. Era amable con los demás y también ayudaba en casa. En lugar de acumular riquezas para sí mismo, las gastaba para ayudar a los necesitados y menos afortunados. También inculcó el amor al Jilafat a otros miembros de su familia. Uno de sus hermanos es Mutaz Kazak Sahib, profesor de Yamia Ahmadía Canadá.

Farhat Naseem Sahiba

Farhat Naseem Sahiba de Rabwah falleció el 26 de diciembre de 2020. Era muy piadosa, regular en las oraciones y el ayuno, ayudaba a los pobres y siempre presentaba sacrificios financieros. Le sobreviven tres hijos, tres hijas y muchos nietos. Uno de sus hijos y dos de sus nietos son misioneros.

Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate a todos los fallecidos con misericordia y perdón y eleve su estación en el Paraíso.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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