La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes – 20.12.2024

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:

Se están relatando incidentes sobre las batallas y expediciones que tuvieron lugar durante la vida del Santo Profeta (sa). En relación a esto, se menciona en la historia la expedición de Ukashah bin Mihsan. Esta expedición de Ukashah bin Mihsan tuvo lugar cerca de Ghamr Marzuq en el mes de Rabi al-Awwal en el año 6 d.H. En “La Vida y Carácter del Sello de los Profetas (sa)”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito:

“El Santo Profeta (sa) envió a uno de sus Compañeros que era un “muhayir” (emigrante), Ukashah bin Mihsan (ra), como líder de 40 musulmanes para combatir a la tribu de los Bani Asad. Por aquel entonces, esta tribu había acampado cerca de un manantial de agua llamado Ghamr, que se encontraba a pocos días de camino de Medina  a La Meca. El grupo de Ukashah (ra) viajó rápidamente y se acercó a Ghamr para impedir que siguieran causando dificultades (para poner fin a los planes maliciosos de esta gente). Se vio que, al conocer la noticia de la llegada de los musulmanes, los miembros de la tribu se dispersaron en diferentes lugares. En consecuencia, Ukashah (ra) y sus Compañeros regresaron a Medina sin que se produjera ningún combate”.

También se menciona la expedición de Muhammad ibn Maslamah, que tuvo lugar en Rabi al-Zani, en el año 6 d.H. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) a las tribus Banu Za’labah y Banu Awaal que vivían en Dhu al-Qassah. Dhu al-Qassah se encuentra a 24 millas de Medina, camino de Rabazah. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) con diez hombres y este grupo llegó allí por la noche.

Los lugareños rodearon a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) y a sus Compañeros mientras dormían, y estos enemigos eran 100 en número. Los musulmanes no se dieron cuenta hasta que el enemigo los rodeó, atacándoles con flechas. Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) se levantó rápidamente llevando su arco consigo. Gritó en voz alta a sus compañeros para que tomaran sus armas y, de esa manera, se incorporaron rápidamente. Este intercambio de flechas continuó durante parte de la noche. Se mantuvo durante algún tiempo. Después, los beduinos atacaron con sus lanzas y martirizaron al resto. Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) resultó herido y cayó al suelo. Sufrió una herida en el tobillo que le impidió moverse. Le quitaron la ropa y se marcharon.

Un musulmán pasó junto a los mártires y dijo: [Árabe] “¡Ciertamente pertenecemos a Dios y a Él volveremos!”. Cuando Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) lo oyó, se movió. Le dio algo de comida y lo llevó de vuelta a Medina en su montura.

Está registrada una expedición encargada de vengarse de los enemigos responsables del martirio de los Compañeros de Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra). A esta expedición se la conoce como “La Expedición de Hazrat Abu Ubaidah al-Yarrah (ra)”. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha mencionado sus detalles de la siguiente manera:

“Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de estos acontecimientos (es decir, del martirio de los Compañeros de Muhammad bin Maslamah [ra]), envió a Abu Ubaidah bin al-Yarrah (ra) que pertenecía a los Quraish y era uno de los más venerables de los Compañeros a Dhu al-Qassah, para retaliar a Muhammad bin Maslamah. Además, dado que también se escuchaba que la  tribu Banu Za’labah tenía la intención de atacar los alrededores de Medina, el Santo Profeta (sa) envió un grupo de 40 Compañeros físicamente aptos bajo el mando de Abu ‘Ubaidah (ra). El Santo Profeta (sa) ordenó que viajaran de noche y llegaran allí por la mañana. En cumplimiento de esta orden, Abu ‘Ubaidah (ra) llegó allí puntualmente con sus fuerzas, en el momento de la oración de la mañana. El enemigo quedó confundido por este repentino ataque y después de un breve enfrentamiento huyeron, desapareciendo entre las montañas cercanas. Abu ‘Ubaidah (ra) se apoderó del botín de guerra y regresó a Medina”.

Los dos Compañeros de esta expedición mencionados, es decir, Muhammad bin Maslamah (ra) y Abu Ubaidah bin al-Yarrah (ra) eran dos de los Compañeros más honorables. Aparte de sus propias cualidades y habilidades, Muhammad bin Maslamah (ra) fue también el héroe del incidente que supuso el asesinato de K’ab bin Ashraf, un judío, dado que este hombre malvado fue muerto por él. Muhammad bin Maslamah (ra) era de la tribu Ansar de los Aus y en el Jalifato de Hazrat Umar (ra) fue considerado uno de sus íntimos confidentes. Por ello, Hazrat Umar (ra) solía enviarlo a investigar acerca de las quejas respecto a las finanzas.

Tras el fallecimiento de Hazrat Usman (ra), cuando empezó a cundir el desorden interno, Muhammad bin Maslamah (ra) rompió su espada contra una roca y tomó un bastón en su mano. Cuando se le preguntó la razón de ello, respondió: “Oí al Santo Profeta (sa) decir que: ‘cuando se abra la puerta del derramamiento de sangre entre los musulmanes, rompe tu espada y quédate en tu casa igual que el suelo permanece en la habitación de una casa’!”. Tal vez esta orden fuera específica para Muḥammad bin Maslamah (ra) o para este conflicto en particular, ya que en algunas ocasiones la lucha contra los desórdenes internos se considera un servicio muy digno de la fe.

El segundo Compañero fue Abu Ubaidah bin al-Yarrah (ra). Era uno de los Compañeros más reconocidos y también pertenecía a los Quraish. Su elevada grandeza puede medirse por el hecho de que el Santo Profeta (sa) le concedió el título de Amin al-Mil’lah (el Guardián de la Fe).  Además, tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), también se encontraba entre los dos Compañeros a los que Hazrat Abu Bakr (ra) consideraba merecedores del Jalifato. Abu Ubaidah (ra) falleció y fue martirizado por la peste durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra)”.

Posteriomente, consta la expedición de Zaid bin Harizah hacia los Banu Sulaim. En relación con esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito:

“En este mes, Rabi’ al-Ajir del año 6 d.H, el Santo Profeta (sa) despachó a unos pocos musulmanes a la tribu Bani Sulaim bajo el mando de su esclavo liberado, Zaid bin Harizah (ra). Esta tribu residía en la región de Nalld, en un lugar llamado Yamum, y llevaba tiempo en guerra contra el Santo Profeta (sa). Por ello, esta tribu también desempeñó un papel importante contra los musulmanes en la batalla de la trinchera.

Cuando Zaid bin Harizah (ra) y sus Compañeros llegaron a Yamum, que se encontraba a una distancia aproximada de 50 millas de Medina, la encontraron vacía. Sin embargo, pudieron averiguar el paradero donde una parte de los Banu Sulaim apacentaba su ganado, gracias a una mujer llamada Halimah de la tribu Muzainah, que pertenecía a los opositores al islam. Beneficiándose de esta información, Zaid bin Harizah (ra) atacó el lugar. Este repentino ataque hizo huir a la mayoría de los lugareños, que se dispersaron. Sin embargo, los musulmanes lograron capturar algunos prisioneros y ganado, de los que se apoderaron y regresaron a Medina.

Casualmente, el marido de Halimah también estaba entre los prisioneros, y aunque era un opositor en la guerra (era un combatiente de guerra), teniendo en cuenta la ayuda de Halimah (es decir, debido a la información que proporcionó), no sólo el Santo Profeta (sa) liberó a Halimah sin algún rescate, sino que también liberó a su marido como un acto de benevolencia. A partir de entonces, Halimah y su marido regresaron contentos a su patria”.

Luego está la Expedición de Zaid bin Harizah hacia ‘Is. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha mencionado detalles sobre esta expedición de la siguiente manera:

“El Santo Profeta (sa) envió a Zaid bin Harizah (ra) desde Medina una vez más, durante el mes de Yamadi al-Ula en el año 6 d.H, al frente de un comando de 170 Compañeros. Los eruditos del Sirat (la vida del Santo Profeta (sa)) han escrito que la razón de enviar esta expedición fue una caravana de los Quraish llegaba de Siria y el Santo Profeta (sa) envió este escuadrón para interceptar esta caravana. Estas caravanas de los Quraish iban siempre armadas y mientras viajaban entre La Meca y Siria pasaban muy cerca de Medina, por lo que eran una amenaza constante. Aparte de esto, estas caravanas incitaban a las tribus de Arabia contra los musulmanes allá por donde pasaban. Debido a ello, en todo el país habían encendido un fuego peligroso de rencor contra los musulmanes, por lo que era necesario interceptarlas. En cualquier caso, al saber de esta caravana, el Santo Profeta (sa) envió a Zaid bin Harizah (ra) a su encuentro. Avanzó con diligencia, aprovechando los momentos, hasta que llegó con éxito a ‘Is e interceptó la caravana. ‘Is es el nombre de un lugar situado a una distancia de cuatro días de viaje desde Medina hacia el océano. Al tratarse de un ataque repentino, la gente de la caravana fue incapaz de combatir este asalto de los musulmanes. Dejaron todas sus pertenencias y huyeron. Zaid (ra) capturó a algunos prisioneros y se apoderó de la carga de la caravana, partió hacia Medina y se presentó ante el Santo Profeta (sa)”.

Durante estos incidentes, se menciona la captura de Abu al-‘Aas bin Rabi’ y su aceptación del islam. Los detalles son los siguientes, como escribe Ibn Ishaq:

“Antes de la Conquista de La Meca, Abu al-‘Aas bin Rabi’ partió hacia Siria con su riqueza y la del pueblo de los Quraish para comerciar con ella. Cuando terminó sus negocios y regresó con su caravana, se encontró con un ejército del Santo Profeta (sa). Los Compañeros se apoderaron de todos los bienes que llevaba y detuvieron a todos los que iban en la caravana”.

Ibn Sa’d ha escrito que Hazrat Zaid (ra) capturó esta caravana, entre los que también estaba Abu al-‘Aas, y los trajo de vuelta a Medina.

Según el Imam Zuhri e Ibn Uqba, Abu Basir, Abu Yandal y sus Compañeros se apoderaron de las riquezas de la caravana de Abu al-‘Aas y los apresaron. Su destino era Sif al-Bahr. Sif al-Bahr ya se ha mencionado anteriormente, y no muy lejos de ‘Is, estaba en la costa. Ninguno de ellos mató a los miembros de la caravana, pues Abu al-‘Aas estaba emparentado con el Santo Profeta (sa) por matrimonio: era el yerno del Santo Profeta (sa).

Según una narración, Abu al-‘Aas escapó de la custodia de esta expedición, es decir, de Zaid bin Harizah (ra). Cuando los musulmanes regresaron con el botín de esta caravana, Abu al-‘Aas fue a Medina por la noche. Acudió a su esposa, Hazrat Zainab (ra), hija del Santo Profeta (sa) y pidió su protección.  Hazrat Zainab (ra) concedió protección a Abu al-‘Aas. Cuando el Santo Profeta (sa) dirigía la oración de la mañana, proclamó  el “takbir” (la grandeza de Dios), y la gente también hizo lo mismo. Hazrat Zainab (ra) hizo lo mismo en voz alta desde el lado de las mujeres y, según otra narración, exclamó mientras estaba en su puerta: «¡Oh, gente, he concedido protección a Abu al-‘Aas!” Cuando el Santo Profeta (sa) terminó la oración, se volvió hacia la gente y dijo:

“¡Oh gente! ¿Habéis oído lo que acabo de escuchar?”. A lo que respondieron afirmativamente. El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “Juro por Aquel en cuyas manos está la vida de Muhammad, que no sé nada de este asunto. No tenía ni idea. Acabo de oír de Zainab lo que habéis escuchado. Los musulmanes están unidos en una sola mano contra sus enemigos (el Santo Profeta (sa) constató que los musulmanes estaban todos unidos bajo una mano contra su enemigo). Incluso el musulmán menos influyente puede conceder protección a alguien”. Según una narración, el Santo Profeta (sa) declaró: “Damos protección a quien Zainab da protección”. El Santo Profeta (sa) fue entonces a su casa y Hazrat Zainab (ra) también entró en su casa. Le preguntó si las cosas que le habían confiscado a Abu al-‘Aas podían serle devueltas. El Santo Profeta (sa) estuvo de acuerdo con ello y dijo: “¡Hija mía! Cuida bien de él, pero no debes reunirte con él en privado, pues no es lícito para ti porque es un incrédulo y tú eres musulmana”. El Santo Profeta (sa) envió un mensaje a los componentes que participaron en esta expedición que habían confiscado las posesiones de Abu al-‘Aas. El Santo Profeta (sa) dijo: “Sabéis bien que esta persona es de los nuestros (es decir, es mi pariente) y habéis confiscado sus posesiones. Por generosidad, ¿podéis devolverle sus posesiones?”. El Santo Profeta (sa) no emitió ninguna orden, sino que sugirió que si se lo devolvían como un acto de bondad, le complacería enormemente. Pero si se negaban, entonces el botín era parte de lo que Dios Altísimo les había concedido. “No pondré objeción alguna y os lo merecéis”. Respondieron: “¡Oh Mensajero de Dios! Le devolveremos sus posesiones”.

Ibn Uqba ha recogido que Abu al-‘Aas habló con Hazrat Zainab sobre los camaradas que Abu Basir y Abu Yandal habían capturado y cuyas riquezas les habían confiscado. Hazrat Zainab habló con el Santo Profeta (sa) sobre este asunto. El Santo Profeta (sa) dirigiéndose a la gente dijo: “He tenido varios yernos, uno de los cuales era Abu al-‘Aas. Me parece un buen yerno. Regresaba de Siria con algunos miembros de los Quraish cuando Abu Basir y Abu Yandal los detuvieron y los tomaron cautivos. Confiscaron todas sus pertenencias, pero no mataron a nadie. Zainab me ha pedido que les conceda protección. ¿Concedéis todos protección a Abu al-‘Aas y a sus camaradas?”. La gente respondió: “Sí, lo hacemos”. Cuando Abu Yandal oyó esta declaración del Santo Profeta (sa) sobre Abu al-‘Aas y sus camaradas, decidieron liberarlos a todos y les devolvieron todas sus posesiones, incluidas sus cuerdas.

Según Ibn Ishaq y Muhammad bin Umar, los Compañeros devolvieron todas sus pertenencias, hasta el punto de que alguien traía un cubo, otro traía un odre, otro traía una regadera, así como otro traía madera para la silla de montar. Lo devolvieron todo, incluidos a los encarcelados. Nadie echó en falta nada. Abu al-‘Aas tomó entonces las posesiones y se dirigió a La Meca. Devolvió todas las pertenencias a sus dueños legítimos y luego se dirigió ante el pueblo de La Meca y dijo: “¡Oh gente de La Meca!”. ¿Hay algo que sea vuestro y que no se os haya devuelto? ¡Oh gente de La Meca! He cumplido con mi obligación?”. Respondieron: “Sí, que Dios te recompense, pues te hemos encontrado muy leal y digno de confianza”. Abu al-‘Aas anunció entonces que aceptaba el islam declarando: “Atestiguo que nadie es digno de ser adorado excepto Dios Altísimo y que Muhammad (sa) es Su siervo y mensajero”. Por Dios, nada me impedía aceptar el islam cuando estaba con el Santo Profeta (sa) (es decir, cuando estaba en Medina pudo haber aceptado el islam entonces). Sin embargo, temía que pensárais que quería vuestras posesiones. Ahora que Dios Altísimo os ha devuelto vuestras riquezas (es decir, os he devuelto vuestras posesiones) y me he liberado de este deber, acepto el islam”. Luego se marchó de allí, fue a Medina y se unió al Santo Profeta (sa).

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito al respecto lo siguiente:

“Abu al-‘Aas bin Ar-Rabi’ (ra) también se encontraba entre los prisioneros que fueron capturados en la expedición a ‘Is. Era yerno del Santo Profeta (sa) y pariente cercano de la difunta Hazrat Jadiyah (ra) de entre los Quraish. Antes de esto, también fue capturado en la Batalla de Badr, pero el Santo Profeta (sa) lo liberó con la condición de que cuando llegara a La Meca, enviara a su hija Hazrat Zainab (ra) a Medina. Abu al-‘Aas (ra) cumplió su promesa, pero continuó siendo politeísta. Cuando Zaid bin Harizah (ra) lo capturó y lo trajo a Medina era de noche, pero de alguna manera se las arregló para decirle a Hazrat Zainab (ra): “Me han capturado y me han traído aquí. Mira a ver si puedes hacer algo para mi liberación”. Cuando el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros estaban ofreciendo la oración de la mañana, Zainab (ra) anunció desde su casa en voz alta: “¡Oh, musulmanes! He concedido protección a Abu al-‘Aas”. Cuando el Santo Profeta (sa) terminó su salat (su oración), se volvió hacia sus Compañeros y dijo: “¿Habéis oído lo que Zainab ha dicho? ¡Por Dios, no tenía conocimiento de ello! Sin embargo, la comunidad de los creyentes conforman un solo cuerpo. Si uno de ellos concede protección a un infiel, es obligatorio respetar esta decisión”.

El Santo Profeta (sa) se dirigió entonces a Zainab (ra) y le dijo: “Hemos concedido protección a quien tú has dado custodio”. El botín que se confiscó a Abu al-‘Aas (ra) durante esta expedición le fue devuelto. Entonces, el Santo Profeta (sa) entró en casa de Zainab (ra) y le dijo a su hija: “Sé muy hospitalaria con Abu al-‘Aas (ra), pero no te reúnas con él en privado. En las circunstancias actuales no es lícito que intimes con él”.

Tras una estancia de unos días, Abu al-‘Aas volvió a La Meca, pero esta vez su regreso no fue para residir permanentemente, pues rápidamente ordenó sus asuntos y partió hacia Medina recitando el Testimonio de la Fe (Shahada), y al llegar junto al Santo Profeta (sa) se hizo musulmán. El Santo Profeta (sa) le envió a Hazrat Zainab (ra) sin un nuevo “nikah”, es decir, le concedió a Zainab (ra) permiso para reanudar las relaciones matrimoniales con Abu al-’Aas una vez más.

En ciertas narraciones también se menciona que el “nikah” de Hazrat Zainab (ra) y Abu al-’Aas (ra) se realizó nuevamente, pero la primera narración es más confiable y auténtica”.

El negocio de Hazrat Abul-As  (ra) estaba centrado en La Meca, razón por la cual no podía establecerse en Medina. Después de aceptar el islam, pidió permiso al Santo Profeta (sa) y regresó a La Meca. Debido a su estancia en La Meca, no pudo participar en las batallas. Solo participó en una expedición, que fue enviada bajo el mando de Hazrat Ali (ra) en el décimo año de la Hégira. Hazrat Ali (ra) lo había designado gobernador de Yemen a su regreso de aquel país. Después del fallecimiento de Hazrat Zainab (ra) en el octavo año de la Hégira, Hazrat Abul-As (ra) no vivió mucho tiempo y falleció en el duodécimo año de la Hégira.

También se menciona una expedición conocida como “Ghazwah de Banu Lihyan”. El nombre [de esta expedición] está escrito como “Lihyan” y también como “Lahyan”. Los Banu Lihyan eran una rama de los Banu Hudail. En el valle de Asfan, que estaba a tres “manzal” [una distancia de tres días de viaje] de La Meca, y a una distancia de cinco millas al noreste de allí, estaba el valle de Ghuram, donde residían los Banu Lihyan. Existen opiniones variadas sobre el mes y año exactos de la Batalla de Banu Lihyan. Según Al’lamah Ibn Saad, esta batalla tuvo lugar a principios de Rabi’al-Awwal, 6 d.H. Según Muhammad bin Umar, ocurrió en Rayab, en el año 6 d.H, mientras que Al’lamah Ibn Ishaq afirma que ocurrió seis meses después de la Batalla de Banu Quraizah, en Yamadi al-Ula, 6 d.H. Al’lamah Hakim afirma que tuvo lugar en el mes de Shaaban. Al’lamah Ibn Hazm menciona que ocurrió en 5 d.H, y Al’lamah Dhahabi afirma que tuvo lugar en 6 d.H, y algunos historiadores han mencionado 4 d.H.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha concluido que la batalla de Banu Lihyan ocurrió en Yamadi al-Ula, 6 d.H., correspondiente a septiembre de 627 d.C. Escribe:

“Los historiadores no están de acuerdo con respecto a la fecha de “Ghazwah de Banu Liḥyan”. Ibn Saad ha mencionado que fue en Rabi’ul-Awwal 6 d.H., sin embargo Ibn Ishaq y Tabari han narrado que fue en Yamadi ul-Ula 6 d.H”. Además escribe: “En esta ocasión, he adoptado la postura de Ibn Isḥaq, considerándola la más auténtica. Al’lah lo sabe mejor”.

En relación con los antecedentes de la Batalla de Banu Lihyan, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) se refiere al trágico incidente de los Compañeros de Rayi y lo menciona en este contexto:

“En esta ocasión, 10 musulmanes inocentes que habían sido enviados a predicar pacíficamente el islam fueron asesinados sin piedad mediante engaños. La raíz de este atentado se debió a los Banu Lihyan, que en ese momento residían entre La Meca y Medina, en el valle de Ghuran.

Naturalmente, el Santo Profeta (sa) estaba profundamente entristecido por este evento, y dado que el comportamiento de los Banu Lihyan seguía siendo hostil y malicioso y aún existía el peligro de que se convirtieran en la causa de futuras disputas contra los musulmanes, el Santo Profeta (sa) pensó que era apropiado reprenderlos de alguna manera, al menos para que los musulmanes estuvieran a salvo de más maldades”.

El Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Ibn Maktum como su delegado en Medina y partió personalmente con esta expedición, rumbo al norte. Partió con 200 Compañeros y 20 caballos rumbo al norte de Medina en dirección a Siria, a pesar de que los Banu Lihyan residían al sur de Medina en Hiyaz, en dirección a La Meca. La razón por la que el Santo Profeta (sa) viajó hacia el norte fue para poder lanzar un ataque repentino contra los Banu Lihyan para que no pudieran huir. Esta es la razón por la que el Santo Profeta (sa) no tomó la ruta tradicional y, viajando rápidamente, llegaron a Ghuran, donde residía la gente de Banu Lihyan y donde los Compañeros del Santo Profeta (sa) habían sido martirizados. El Santo Profeta (sa) rezó misericordiosamente por los mártires. Los Banu Lihyan se enteraron de la llegada del Santo Profeta (sa) y huyeron a lo alto de las montañas, por lo que ninguno de ellos pudo ser capturado. El Santo Profeta (sa) permaneció allí durante uno o dos días y envió a varios grupos en todas direcciones pero no se pudo capturar a nadie.

Al llegar a su destino, el Santo Profeta (sa) permaneció allí durante algún tiempo. Se narra que durante este viaje, cuando el Santo Profeta (sa) llegó al lugar donde sus Compañeros fueron martirizados, un estado emocional profundo le invadió y el Santo Profeta (sa) lloró y oró por estos mártires. Luego, está escrito que, cuando el Santo Profeta (sa) no pudo lanzar un ataque repentino contra los Banu Lihyan al ser alertados y huyeron a las cimas de las montañas, el Santo Profeta (sa) avanzó hacia Usfan, para que la gente de La Meca pensara que él se dirigía allí. Así, el Santo Profeta (sa) junto con sus Compañeros fueron a Usfan. Según Ibn Ishaq, el Santo Profeta (sa) envió dos jinetes, y según Ibn Ishaq, envió 10 jinetes bajo el mando de Hazrat Abu Bakr (ra) para que los Quraish estuvieran al tanto de esta acción y que el temor se apoderara de ellos. Hazrat Abu Bakr (ra) viajó hacia Qura al-Ghanim, que es un valle a una distancia de 8 millas de Usfan y luego regresó a Usfan y no sufrió ningún tipo de confrontación. Después, el Santo Profeta (sa) comenzó su viaje de regreso a Medina y retornó tras una ausencia de 14 días [de Medina].

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

Durante su viaje de regreso, el Santo Profeta (sa) ofreció una oración, que los musulmanes más tarde comenzaron a recitar, generalmente al regresar de viajes importantes. La oración era:

[árabe]

“Somos aquellos que volvemos a nuestro Dios, nos inclinamos ante Él, Lo adoramos, nos postramos ante Él y cantamos alabanzas a nuestro Señor”.

En sus viajes posteriores, el Santo Profeta (sa) generalmente también ofrecía esta oración él mismo y, en ciertas ocasiones, añadía las siguientes palabras:

[árabe]

“Nuestro Dios cumplió su promesa, y ayudó a Su siervo y puso en fuga a las fuerzas enemigas con Su aliento”.

Esta oración, que los eruditos de su Sirat (vida) han mencionado con respecto a “Ghazwah  de Banu Lihyan” y los  muhaddizin (tradicioneros) también la han testificado, posee una expresión única. Al estudiarla, uno puede comprender las emociones que permearon el corazón puro del Santo Profeta (sa) (¡que mi alma sea fiel a él!) en esa era tan tumultuosa, y lo que él deseaba inculcar en los corazones de sus Compañeros. En esta oración, el ansioso deseo del Santo Profeta (sa) que estaba oculto, era que Al’lah el Exaltado eliminara los obstáculos que estaban siendo colocados por el enemigo para impedir la adoración y la prédica pacífica de los musulmanes. Además, se denota gratitud a Al’lah el Exaltado por los obstáculos que Él había eliminado hasta entonces. El ejemplo de esto es el de un hombre que haciendo un trabajo le tiene absorto por el placer que le causa y de repente otra persona le interfiere, distrayendo así su atención. Si tras un tiempo, este obstáculo es eliminado por la gracia divina, una vez más encuentra la oportunidad de dedicarse a su amado trabajo. Las emociones que se inducían en un hombre así, están ocultas en la misma oración.

El Santo Profeta (sa) expresa aquí que después de haber obtenido la libertad de un obstáculo temporal, ahora regresaba a un estado en el que dispondría de tiempo para el recuerdo de Dios y podría alabarlo. “En verdad, es el mismo Dios, que una y otra vez nos protegió de los designios del enemigo y nos concedió la paz”. ¡Esta emoción era tan bendita, tan atractiva, y tan llena de paz! Es lamentable, sin embargo, que distintos enemigos del islam no se abstienen de lanzar acusaciones y continúan afirmando que el verdadero propósito del Santo Profeta (sa) y sus Compañeros era lanzar guerras ofensivas y la consecución de bienes materiales”.

También está la expedición de Zaid bin Harizah. Esta expedición tuvo lugar en Yamadi al-Aajir, en el año 6 después de la Hégira. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid bin Harizah (ra) en dirección a Banu Za’labah ibn Saad, a un lugar llamado Tarif. Tarif era el nombre de un pozo de los Banu Za’labah, que se encuentra a 36 millas de Medina, en dirección a Iraq. Hazrat Zaid bin Harizah (ra) partió con 15 hombres, y cuando llegaron a Tarif, se apoderaron de todos los camellos y las cabras. Los beduinos que residían allí temieron que el Santo Profeta (sa) fuera tras ellos y huyeron de allí. Hazrat Zaid bin Harizah (ra) arreó los animales hasta Medina. La gente de Banu Za’labah salió en busca de estos Compañeros, pero no pudieron capturarlos. Los Compañeros trajeron 20 camellos en total. Esta expedición duró 4 días, pero no hubo ningún conflicto. El lema de los musulmanes en esta expedición fue “Amit Amit- es decir, Destruir”. El resto se mencionará en el futuro, si Dios quiere.

Todo el mundo es consciente de la situación actual del mundo. La situación que se está dando en Siria aún no está del todo clara. Aunque parece que una cruel dictadura ha llegado a su fin, debemos rezar para que el gobierno entrante gobierne con justicia. Aunque dicen que gobernarán con justicia, sin embargo, ocurre que, tras llegar al poder, las acciones no se corresponden con lo que prometen. ¡Que Dios Altísimo proteja a los ahmadíes en estos lugares! Los comentaristas dicen que la gente se alegra por el fin de las crueldades, pero no se sabe lo que ocurrirá en el futuro.

Del mismo modo, Israel está atacando innecesariamente estas zonas. Parece que tienen intenciones maliciosas contra el mundo islámico. De este modo, ningún país está a salvo y debemos rezar también por Pakistán en este sentido, así como por Irán y otros países. ¡Que Dios Altísimo conceda sensatez y comprensión a los musulmanes y que acaben con el sectarismo y el afán de dominio y se unifiquen en una sola entidad! Si la conducta de los musulmanes persiste, ¿cómo puede Al´lah ayudar a gente tan cruel que mata a su propia gente?

Ofrezcan mucha oración. ¡Que Dios Altísimo proteja a todos los ahmadíes de estos males! Los ahmadíes no están a salvo de estos supuestos musulmanes, ni de los no musulmanes que están en contra de los musulmanes. ¡Que Dios Altísimo se apiade de nosotros y nos proteja en todo lo posible!

Hoy en día se están produciendo numerosas tormentas en el mundo. Recientemente, una tormenta azotó Mayotte, donde, por la gracia de Dios Altísimo, los ahmadíes permanecieron a salvo. La Comunidad participa activamente en los esfuerzos humanitarios, que también han sido reconocidos por el Gobierno. Mientras otros venden comida a precios exorbitantes, dejando a los hambrientos sin acceso a los alimentos, la Comunidad, por la gracia de Dios Altísimo, sigue sirviendo y proporcionando comida. No obstante, debemos rezar para que Dios proteja estas islas de las catástrofes naturales.

Tras las oraciones del viernes, también dirigiré algunas oraciones fúnebres.

El primer funeral es por el mártir Amir Hassan Murani Sahib. Era hijo de Dur Muhammad Sahib, de Nusratabad, distrito de Mirpur Jas. Recientemente, fue martirizado.

[Ciertamente a Al´lah pertenecemos y a Él volveremos]

Volvía a casa desde la mezquita cuando fue tiroteado y martirizado.  El fallecido era “Musi”. Deja atrás a su madre, esposa, dos hijos y tres hijas, así como varios hermanos.

Según los detalles, Amir Hassan Sahib fue martirizado en la mañana del 13 de diciembre. Después de ofrecer la oración de Tahayyud (oración voluntaria antes del amanecer) y Fallr en congregación, regresaba a casa con su hijo de 12 años, Taimur.  Hay un camino entre su casa y la mezquita. Al cruzar la carretera, dos asaltantes desconocidos en moto, que les esperaban allí con el rostro cubierto, se acercaron a ellos. Le preguntaron su nombre y, al identificarle, abrieron fuego. El mártir fue alcanzado por cinco balas y falleció en el acto.

[Ciertamente Al´lah pertenecemos y a Él volveremos.]

Los agresores huyeron del lugar. Milagrosamente, Dios Altísimo protegió a su hijo, Taimur. El joven demostró un valor extraordinario e informó rápidamente a los miembros de la Comunidad del incidente.

El Ahmadíat entró en la familia del mártir a través de su bisabuelo, el respetado Dhani Bajsh Sahib, que aceptó el Ahmadíat en 1937 durante la era del Jalifa II del Mesías Prometido (as). El propio abuelo del mártir no aceptó el Ahmadíat, pero el resto de la familia, incluidos sus tíos, sí. El padre del mártir, Dur Muhammad Sahib, juró lealtad a la Yama’at en 1964, también durante la era de Hazrat Jalifatul Masih II (ra). En ese momento, el respetado Syed Daud Muzaffar Shah Sahib estaba presente en la zona. El mártir era agricultor y durante algún tiempo trabajó como guardia de seguridad en Nusratabad.

El fallecido tuvo el honor de servir como Qa’id local de Mall’lis Judammul Ahmadía y, en el momento de su martirio, ocupaba el cargo de Secretario Waqf-e-Nau.  Tenía un profundo vínculo de lealtad y devoción al Jalifato. Era una persona hospitalaria y amable. Su madre se mostró muy orgullosa: “Es un gran honor para nosotros que mi hijo haya alcanzado el martirio. Si tengo que sacrificar a otro hijo por la Comunidad, lo haré con mucho gusto (es una madre que posee un inmenso valor)”. El mártir siempre cuidó de sus hermanos, especialmente tras el fallecimiento de su padre. Nunca rechazó a un mendigo con las manos vacías. En su barrio había una mujer ciega, no ahmadí, y él cuidaba de sus cabras y sus hijos. Llevaba a sus hijos a la escuela. Rezaba regularmente en congregación.

Amir Sahib, del distrito de Mirpur Jas, escribe que dejaba todo para cumplir con su deber en cada programa de la Comunidad. Dice que durante el último mes observó una clara diferencia en el fallecido. Todos los días llegaba para abrir la mezquita antes del Fallr [oración que se ofrece justo antes del amanecer], y ofrecía oraciones voluntarias. Fue como si hubiera nacido un nuevo Amir Hassan.

Jalid Baloch, que es profesor en Yamia y familiar del mártir, dice que la valentía y el ser beneficioso para los demás eran algunas de sus principales cualidades. Siempre que se encontraba con él, quería hablar de temas relacionados con la espiritualidad, sobre Dios y, a menudo, sobre cómo mejorar la conexión entre Dios y el hombre.

Otro misionero escribe que mantenía buenas relaciones con los no musulmanes de la zona. A su fallecimiento acudió gente de todas partes desde lejos para expresarle sus condolencias y todos decían que era cariñoso y compasivo con todo el mundo. Apoyaba a todos en los momentos difíciles. ¡Que Dios Altísimo le conceda perdón y misericordia, eleve su posición y mantenga a sus hijos bajo Su protección y cuidado!

El segundo funeral que mencionaré es el del respetado Maulana Abdul Sattar Rauf Sahib, misionero de la Comunidad en Malasia. También falleció recientemente a los 75 años.

[Ciertamente a Al´lah pertenecemos y a Él volveremos]

Tuvo el honor de aceptar el Ahmadíat el 15 de enero de 1973. Se matriculó en Yamia Ahmadía Rabwah en octubre de 1977 y completó el curso de Mubasshar. Tuvo la oportunidad de servir en varios países. En 1985 fue nombrado misionero en Indonesia, y luego fue enviado a Fiyi, donde permaneció unos años. Luego fue a Indonesia, tras lo cual fue enviado a Malasia, donde divulgó el mensaje. Posteriormente fue destinado a Vietnam, donde permaneció varios años. Posteriormente, tuvo la oportunidad de servir en Malasia. Prestó grandes servicios. Le sobreviven su esposa, una hija y tres hijos. Aquellos que lo conocieron han escrito que era completamente devoto para la Comunidad y que también exhortaba a los miembros de la Comunidad a hacer sacrificios y consagrar sus vidas. Era muy cariñoso y tapaba las debilidades de los demás. Muchas personas tuvieron la oportunidad de unirse a la Comunidad gracias a sus esfuerzos de propagación. Sentía un profundo amor por el Santo Profeta (sa). Cada vez que se mencionaba al Santo Profeta (sa) se le llenaban los ojos de lágrimas. Cuando se le pedía que fuera a otro país para servir a la Comunidad, se iba sin su mujer y sus hijos sin preocupación alguna. Estaba dispuesto a ofrecer sacrificios por el bien de la Comunidad. ¡Que Dios Altísimo conceda el perdón y la misericordia al difunto, eleve su posición y permita a sus hijos continuar con sus virtudes!

Resumen del sermón del viernes 20 de diciembre del 2024: ‘Varias expediciones durante la vida del Santo Profeta (sa)’

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que ha estado tratando las diversas batallas y expediciones de la vida del Santo Profeta (sa). En este sentido, Su Santidad (aba) dijo que también encontramos mención de la Expedición de Ukashah bin Mihsan.

La Expedición de Ukashah bin Mihsan (ra)

Su Santidad (aba) dijo que esto tuvo lugar en Rabi al-Awwal 6 DH. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

El Santo Profeta (sa) envió a uno de sus Compañeros que era un Muhayir, Ukashah bin Mihsan (ra), como líder de 40 musulmanes para combatir a la tribu de los Bani Asad. En ese momento, esta tribu había acampado cerca de un manantial de agua llamado Ghamr, que se encontraba a pocos días de viaje de Medina a La Meca. El grupo de Ukashah (ra) viajó rápidamente y se acercó a Ghamr para prohibirles sus travesuras. Se descubrió que al oír la noticia de la llegada de los musulmanes, la gente de la tribu se había dispersado por aquí y por allá. En consecuencia, Ukashah (ra) y sus Compañeros regresaron a Medina y no se produjo ningún combate’.

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, p. 10)

La Expedición de Muhammad bin Maslamah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que también se menciona la Expedición de Muhammad bin Maslamah. Esta tuvo lugar en Rabi’ al-Thani, 6 DH. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) a los Banu Tha’labah y Banu Awaal que vivían en Dhu al-Qassah, a 24 millas de Medina. El Santo Profeta (sa) envió un contingente de 10 hombres junto con Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra). Llegaron a Dhu al-Qassah por la noche y, mientras dormían, fueron rodeados por 100 incrédulos. Cuando los musulmanes se dieron cuenta, Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) llamó a los musulmanes para que tomaran las armas. Hubo un intercambio de flechas y finalmente el enemigo atacó con lanzas, martirizando a todos, mientras que Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) fue gravemente herido. Un musulmán pasó por allí y Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) le llamó. Fue llevado de vuelta a Medina.

La Expedición de Hazrat Abu Ubaidah bin Jarrah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que a la luz de estos martirios y para tomar recompensa por ellos, hubo otra expedición llamada la Expedición de Hazrat Abu Ubaidah bin Jarrah. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de estos acontecimientos, envió a Abu Ubaidah bin Al-Jarrah (ra) que era de Quraish y se contaba entre los más venerables Compañeros a Dhul-Qassah, para buscar retribución para Muhammad bin Maslamah. Por otra parte, como también se habían recibido noticias de que la gente de la tribu Banu Tha’labah tenía la intención de atacar los alrededores de Medina, el Santo Profeta (sa) envió un grupo de 40 Compañeros capaces al mando de Abu Ubaidah (ra). El Santo Profeta (sa) ordenó que viajaran de noche y llegaran por la mañana. En cumplimiento de esta orden, Abu Ubaidah (ra) llegó allí puntualmente con sus fuerzas, cuando era la hora de la oración de la mañana. Confundidos por este repentino ataque, tras un breve enfrentamiento huyeron, desapareciendo en las montañas cercanas. Abu Ubaidah (ra) se apoderó del botín de guerra y regresó a Medina.

Los dos Compañeros de esta expedición mencionados, es decir, Muhammad bin Maslamah (ra) y Abu Ubaidah bin Al-Jarrah (ra) eran ambos de los Compañeros más venerables. Aparte de sus propias cualidades y habilidad, Muhammad bin Maslamah (ra) fue también el héroe del asunto de K’ab bin Ashraf Yahudi, porque este malhechor fue llevado a la muerte por él. Muhammad bin Maslamah (ra) era de la tribu Aus y en el califato de Hazrat Umar (ra) fue considerado uno de sus íntimos confidentes. Por ello, Hazrat Umar (ra) solía enviarle a investigar las quejas sobre sus gobernadores. Tras el fallecimiento de Hazrat Uthman (ra), cuando se abrió la puerta al desorden interno, Muhammad bin Maslamah (ra) rompió su espada contra una roca y tomó un bastón en la mano. Cuando se le preguntó la razón de ello, respondió: ‘He oído del Santo Profeta (sa) que, “Cuando se abra la puerta al derramamiento de sangre mutuo dentro de los musulmanes, rompe tu espada y quédate escondido en tu casa como se esconde un suelo dentro de la habitación de una casa”. Esta orden quizá fuera específica para Muhammad bin Maslamah (ra) o para este conflicto en particular, ya que en algunas ocasiones la lucha contra los desórdenes internos se considera un servicio muy digno de la fe.

El segundo Compañero fue Abu Ubaidah bin Al-Jarrah (ra). Era uno de los mejores Compañeros y también pertenecía a Quraish. Su elevada grandeza puede medirse por el hecho de que el Santo Profeta (sa) le concedió el título de Aminul-Mil’lah [El fiel de la religión]. Además, tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), también se encontraba entre los dos Compañeros a los que Hazrat Abu Bakr (ra) consideraba merecedores del califato. Abu Ubaidah (ra) falleció y fue martirizado por la peste durante el califato de Hazrat Umar (ra)».

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 12-13)

Dos Expediciones de Zaid bin Harithah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que luego está la Expedición de Zaid bin Harithah. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

‘En este mes, Rabi’ul-Akhir 6 D.H., el Santo Profeta (sa) envió a unos pocos musulmanes a la tribu Bani Sulaim bajo el mando de su esclavo liberado e hijo adoptado anteriormente, Zaid bin Harithah (ra). Esta tribu residía en la región de Nayd, en un lugar llamado Jamum, y llevaba tiempo en guerra contra el Santo Profeta (sa). Como tal, esta tribu jugó un papel importante contra los musulmanes también en la Batalla de la Acequia. Cuando Zaid bin Harithah (ra) y sus Compañeros llegaron a Jamum, que se encontraba a una distancia aproximada de 50 millas de Medina, la encontraron vacía. Sin embargo, fueron capaces de averiguar el paradero de donde una parte de los Banu Sulaim estaban pastando su ganado, de una mujer llamada Halimah de la tribu Muzainah, que era de entre los opositores del Islam. Por lo tanto, beneficiándose de esta inteligencia, Zaid bin Harithah (ra) atacó el lugar. Este repentino ataque hizo que la mayoría de la gente huyera y se dispersara por aquí y por allá. Sin embargo, los musulmanes pudieron capturar algunos prisioneros y algo de ganado, del que se apoderaron y regresaron a Medina. Casualmente, el marido de Halimah también estaba entre los prisioneros, y aunque era un enemigo de guerra, considerando la ayuda de Halimah, no sólo el Santo Profeta (sa) liberó a Halimah sin rescate sino que también liberó a su marido como un acto de benevolencia. A partir de entonces, Halimah y su marido regresaron felizmente a su tierra natal».

(La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, p. 14)

Su Santidad (aba) dijo que también estaba la Expedición de Zaid bin Harithah (ra) que fue enviada a Is. Su Santidad (aba) citó La Vida y Carácter del Sello de los Profetas (sa) en la que está escrito:

‘No habían pasado muchos días desde el regreso de Zaid bin Harithah (ra), cuando el Santo Profeta (sa) lo envió desde Medina una vez más durante el mes de Yamadi al-Ula, al mando de 170 Compañeros. Los eruditos del Sirat han escrito que la causa de esta expedición fue que una caravana de los Quraish estaba llegando de Siria y que el Santo Profeta (sa) había enviado este escuadrón para la intercepción de esta caravana. Ya hemos escrito una nota principal sobre la intercepción de estas caravanas al principio de la sección sobre las guerras, por lo tanto, la repetición es innecesaria aquí. Sin embargo, aquí basta con aludir al hecho de que estas caravanas de los Quraish iban siempre armadas y, mientras viajaban entre La Meca y Siria, pasaban muy cerca de Medina, por lo que constituían una amenaza constante. Aparte de esto, como ya se ha mencionado en la discusión preliminar sobre este tema, estas caravanas provocaban a las tribus de Arabia contra los musulmanes allá por donde pasaban. Debido a ello, en todo el país se había encendido un peligroso fuego de animosidad contra los musulmanes, por lo que era necesario interceptarlas. En cualquier caso, al recibir noticias de esta caravana, el Santo Profeta (sa) envió a Zaid bin Harithah (ra) a su encuentro. Avanzó con tal inteligencia, aprovechando la oportunidad, que pudo llegar con éxito a ‘Is e interceptó la caravana. ‘Is es el nombre de un lugar situado a una distancia de cuatro días de viaje desde Medina, hacia el océano. Al tratarse de un ataque repentino, la gente de la caravana fue incapaz de combatir este asalto de los musulmanes. Dejaron todas sus pertenencias y huyeron. Zaid (ra) capturó a algunos prisioneros y se apoderó de la carga de la caravana, partió hacia Medina y se presentó ante el Santo Profeta (sa)».(La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), vol. 3, pp. 14-15)

Aceptación de ‘Abul-‘As bin Ar-Rabi’ (ra)

Su Santidad (aba) además citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

‘Abul-‘As bin Ar-Rabi’ (ra) también estaba entre los prisioneros que fueron capturados en la expedición a ‘Is. Era yerno del Santo Profeta (sa) y pariente cercano de Hazrat Khadiyah (ra) de entre los Quraish. Antes de esto, también fue capturado en la Batalla de Badr, pero el Santo Profeta (sa) lo liberó con la condición de que cuando llegara a La Meca, enviaría a su hija – Hazrat Zainab (ra), a Medina. Abul-‘As (ra) cumplió su promesa pero seguía siendo personalmente un politeísta. Cuando Zaid bin Harithah (ra) lo capturó y lo trajo a Medina era de noche, pero de alguna manera se las arregló para decirle a Hazrat Zainab (ra): ‘He sido capturado y traído aquí. Si es posible, ve si puedes arreglar algo para mi liberación’. Entonces, justo cuando el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros estaban inmersos en su oración matutina, Zainab (ra) anunció desde su casa en voz alta: ‘¡Oh, musulmanes! He concedido protección a Abul-‘As’. Cuando el Santo Profeta (sa) terminó su Salat, se volvió hacia sus Compañeros y dijo: ‘Lo que Zainab ha dicho, lo han oído. Por Dios, no tenía conocimiento previo de esto, pero la comunidad de los creyentes es como una sola alma. Si uno de ellos concede protección a un infiel, su honor le incumbe’.

Entonces el Santo Profeta (sa) se volvió hacia Zainab (ra) y le dijo: ‘Hemos otorgado protección a quien tú has otorgado protección.’ La riqueza que fue adquirida de Abul-‘As (ra) durante esta expedición le fue devuelta. Entonces, el Santo Profeta (sa) entró en casa de Zainab (ra) y le dijo a su hija: ‘Sé muy hospitalaria con Abul-‘As (ra), pero no te reúnas con él en reclusión. En las circunstancias actuales no es lícito que intimes con él’.

Tras una estancia de unos días, Abul-‘As fue a La Meca, pero esta vez su regreso a La Meca no fue para residir permanentemente, pues rápidamente ordenó sus asuntos y partió hacia Medina recitando la Kalimah Shahadah, y al llegar al Santo Profeta (sa) se convirtió en musulmán. El Santo Profeta (sa) le envió a Hazrat Zainab (ra) sin un nuevo Nikah, es decir, le concedió permiso a Zainab (ra) para reanudar las relaciones maritales con Abul-‘As una vez más.

En ciertas narraciones también se menciona que el Nikah de Hazrat Zainab (ra) y Abul-‘As (ra) se realizó de nuevo, pero la primera narración es más fiable y auténtica.’

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 15-16)

La Expedición de Banu Lihyan

Su Santidad (aba) dijo que luego hubo la Expedición de Banu Lahyan o Lihyan. Según Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra), esta expedición tuvo lugar en Yamadi al-Ula 6 DH y escribe:

El doloroso suceso del Ashabur-Rayi’ ya ha sido mencionado en los relatos del 4 D.H. En esta ocasión, 10 musulmanes inocentes que habían sido enviados a predicar pacíficamente fueron despiadadamente asesinados con engaños. En la raíz de toda esta maldad estaba la mano de los Banu Lihyan, que por aquel entonces residían entre La Meca y Medina, en el Valle de Ghuran.

Naturalmente, el Santo Profeta (sa) se entristeció profundamente por este acontecimiento, y como el comportamiento de los Banu Lihyan seguía siendo hostil y travieso y el peligro de que se convirtieran en la causa de futuras fechorías contra los musulmanes seguía existiendo, el Santo Profeta (sa) pensó que era administrativamente apropiado reprenderlos de alguna manera, al menos para que los musulmanes estuvieran a salvo de cualquier otra fechoría. Con este pensamiento, el Santo Profeta (sa) dejó Medina en el mes de Yamadi al-Ula en el año 6 D.H. con un grupo de 200 Compañeros. Al principio, con el pensamiento de que el propósito de este viaje permaneciera en secreto, no fuera que los Banu Lihyan recibieran noticias y se alertaran, el Santo Profeta (sa) viajó hacia el norte y después de cubrir algo de terreno se desvió hacia el sur. Sin embargo, a pesar de esta precaución, de alguna manera el enemigo había recibido noticias y estaba prealertado. Antes de que el Santo Profeta (sa) pudiera llegar al Valle de Ghuran la gente de los Banu Lihyan se había dispersado, desapareciendo en las montañas.

Al llegar a su destino, el Santo Profeta (sa) permaneció allí durante algún tiempo. Se narra que durante este viaje, cuando el Santo Profeta (sa) llegó al lugar donde sus Compañeros fueron martirizados, un profundo estado emocional se apoderó de él y el Santo Profeta (sa) lloró y rezó por estos mártires. Entonces el Santo Profeta (sa) avanzó hacia ‘Usfan a una distancia de cinco a seis millas hacia La Meca y envió varias partidas en diferentes direcciones. Hazrat Abu Bakr (ra) era también el líder de uno de estos grupos, que fue enviado en dirección a La Meca. Sin embargo, ninguna de estas partidas se vio en la necesidad de luchar y, tras una ausencia de unos días, el Santo Profeta (sa) regresó a Medina».

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 20-21)

Su Santidad (aba) citó además a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) que escribe:

‘Durante su viaje de regreso, el Santo Profeta (sa) ofreció una oración que los musulmanes comenzaron a recitar más tarde, normalmente cuando regresaban de viajes importantes. La oración era:

‘Somos los que volvemos a nuestro Dios, nos inclinamos ante él, le adoramos, nos postramos ante él y cantamos alabando a nuestro Señor’.

En sus viajes posteriores, el Santo Profeta (sa) generalmente también ofrecía él mismo esta oración y, en ciertas ocasiones, añadía las siguientes palabras:

‘Nuestro Dios cumplió su promesa, y ayudó a su siervo y puso en fuga a las fuerzas enemigas con su aliento’.

Esta oración, que los eruditos del Sirat han mencionado junto con la Ghazwah de Banu Lihyan y que los Muhaddithin también han atestiguado, posee una expresión única. Estudiándola, uno tiene la oportunidad de comprender las emociones que impregnaban el corazón puro del Santo Profeta (sa) (que mi alma sea un rescate para él) en esta época tumultuosa, y lo que deseaba inculcar en los corazones de sus Compañeros. En esta oración, el deseo ansioso del Santo Profeta (sa) que estaba oculto, era que Al’lah el Exaltado eliminara los obstáculos que estaban siendo puestos por el enemigo para impedir la adoración y la predicación pacífica de los musulmanes. Más aún, se ha pagado gratitud a Al’lah el Exaltado, por tanto de los obstáculos que Él había removido hasta ahora. El ejemplo de esto es como un hombre que está absorto en un trabajo muy deseable y de repente otra persona interfiere, distrayendo así su atención. Sin embargo, después de algún tiempo, este obstáculo es eliminado por la gracia divina y una vez más encuentra la oportunidad de dedicarse a su amado trabajo. Las emociones que se inducirían en un hombre así son las que se esconden en esta misma oración.

El Santo Profeta (sa) expresa aquí que después de habernos liberado de nuestro obstáculo temporal, ahora estamos volviendo a un estado en el que podremos pasar tiempo en el recuerdo de Dios y tendremos la oportunidad de alabarle. Verdaderamente, el mismo Dios que una y otra vez nos salvó antes de los designios del enemigo y nos puso bajo su protección. Esta emoción era tan bendita, era tan atractiva, ¡estaba tan llena de paz! Es lamentable, sin embargo, que varios enemigos del Islam no se abstengan de lanzar acusaciones y sigan afirmando que el verdadero propósito del Santo Profeta (sa) y sus Compañeros era la guerra ofensiva y el materialismo.’

(La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 22-23)

Expedición de Zaid bin Harithah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que otra expedición fue la Expedición de Zaid bin Harithah en Yamadi al-Akhir 6 DH. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid (ra) a Banu Tha’labah bin Sa’d que estaban en Tarif que estaba a 36 millas de Medina. Hazrat Zaid bin Harithah (ra) partió con 15 hombres y al llegar a Tarif capturaron los camellos y las ovejas. Los habitantes del lugar se asustaron y huyeron. Los Compañeros regresaron a Medina con 20 camellos sin luchar.

Su Santidad (aba) dijo que continuaría narrando estos relatos en el futuro.

Llamamiento a la oración ante las injusticias en el mundo

Su Santidad (aba) dijo que todo el mundo es consciente del estado de las cosas en el mundo. Las condiciones que han surgido en Siria aún no están del todo claras. Aunque parece que una dictadura ha llegado a su fin, debemos rezar para que el gobierno entrante gobierne con justicia. Aunque dicen que gobernarán con justicia, suele observarse que, tras llegar al poder, las acciones no se corresponden con las palabras. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso proteja a los ahmadíes en estos lugares. Los comentaristas dicen que la gente se regocija por el fin de las crueldades, pero no se sabe lo que ocurrirá en el futuro.

Su Santidad (aba) dijo que, del mismo modo, Israel está atacando innecesariamente estas zonas. Parece que tienen intenciones maliciosas contra el mundo islámico. De este modo, ningún país está a salvo y debemos rezar por países como Pakistán, Irán y otros. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso conceda sensatez y comprensión a los musulmanes y para que acabe el sectarismo y el deseo de dominio y se unan todos. Si la conducta de los musulmanes persiste, ¿cómo puede Al’lah ayudar a gente tan cruel que mata a su propia gente?

Su Santidad (aba) dijo que todo el mundo debería rezar mucho. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah proteja a cada ahmadí de estos males. Los ahmadíes no están a salvo de los llamados musulmanes, ni de los no musulmanes que están en contra de los musulmanes. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso tenga piedad y nos proteja.

Llamamiento de Oraciones por los Ahmadis en Mayotte

Su Santidad (aba) dijo que hay muchos tsunamis en estos días. En los últimos días hubo un gran tsunami en la isla de Mayotte. Hay ahmadíes allí que están a salvo por la gracia de Al’lah y la Comunidad Ahmadía está prestando ayuda, lo que ha sido apreciado por el gobierno. La Comunidad Ahmadía está proporcionando alimentos a los necesitados. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso proteja estas islas contra los desastres naturales.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros:

Amir Hassam Murani

Amir Hassam Murani, recientemente martirizado. Volvía a casa desde la mezquita cuando le dispararon. Le sobreviven su madre, su esposa, dos hijos, tres hijas y sus hermanos. Cuando regresaba a casa desde la mezquita tras la oración de la mañana junto con su hijo de 12 años, dos individuos enmascarados se acercaron a él y le dispararon cinco veces, martirizándolo en el acto, y luego los asaltantes huyeron. Su hijo de 12 años pudo escapar sin ser herido y demostró una gran capacidad de resistencia. El mártir fallecido era agricultor y también trabajaba como guardia de seguridad. Sirvió a la comunidad en diferentes puestos. Era devoto del Jilafat, hospitalario y amable. Siempre cuidó de sus hermanos, especialmente tras el fallecimiento de su padre. Rezaba regularmente en congregación. Siempre estaba dispuesto a servir a la comunidad cuando era necesario. Era muy valiente y servicial con los demás. También mantenía buenas relaciones con los no árabes de su zona, y todos decían que los trataba con amabilidad. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, eleve su posición y proteja a sus hijos.

Maulana Abdul Sattar Rauf

Maulana Abdul Sattar Rauf fue misionero en Malasia. Sirvió en varios países, como Indonesia, Fiyi, Malasia y Vietnam. Le sobreviven su esposa, una hija y tres hijos. Era muy cariñoso y cubría las faltas de los demás. Muchas personas aceptaron el Ahmadíat gracias a sus esfuerzos. Sentía un gran amor por el Santo Profeta (sa). Siempre estaba dispuesto a presentar cualquier sacrificio por el bien de la Comunidad. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, eleve su posición y permita a sus hijos continuar el legado de sus virtudes.

Resumen preparado por The Review of Religions

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