La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 13-12-2024

Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Surah al-Fatihah, el Jalifa V del Mesías (aba) declaró:

Con respecto a la vida del Santo Profeta (sa), mencionaré una expedición denominada Expedición de Qurtaa. Esta expedición tuvo lugar el 10 de Muharram del sexto año después de la Hillrah. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah y treinta soldados de caballería bajo su mando hacia Qurtaa. Qurtaa era una rama de [la tribu de] Banu Bakr bin Kilab. Vivían en un lugar llamado Baqarat, en los alrededores de Dariyah. Baqarat se encontraba a una distancia de siete noches de viaje de Medina y Dariyah era un antiguo pueblo perteneciente a [la tribu de] Banu Kilab. También se encontraba a una distancia de siete noches de viaje de Medina, según las antiguas tradiciones históricas. Las distancias son ahora más cortas que antes.

En una tradición, también se ha registrado que Dariyah se encuentra a una distancia de una o dos noches de viaje de Medina. Entre estos treinta Compañeros estaban Hazrat Abbad bin Bishr, Hazrat Salamah bin Salamah y Hariz bin Jazamah. El Santo Profeta (sa) les ordenó viajar de noche, esconderse de día y lanzar un ataque repentino. Cuando llegaron a un lugar llamado Sharabah, situado en Nalld, recibieron algunas monturas. Hazrat Muhammad bin Maslamah envió a uno de sus compañeros para preguntar quienes eran esas personas. Al regresar, dijo: “Pertenecen a la tribu de Maharib. Han acampado cerca y han dejado a sus animales pastando”. Los musulmanes les dieron tiempo para que sus animales descansaran cerca del agua. Después, los musulmanes les atacaron. Mataron a algunos y otros huyeron. Los que huyeron no fueron perseguidos.

Los compañeros se apoderaron de los camellos y de las ovejas, pero dejaron en paz a sus mujeres. Entonces partieron de allí, y cuando llegaron a un lugar desde el que podían ver Banu Bakr, Hazrat Muhammad bin Maslamah envió a Hazrat A’iz bin Busr hacia Banu Bakr para recabar información. A su regreso, Hazrat A’iz bin Busr informó a Hazrat Muhammad bin Maslamah de los pormenores. Tras esto, Hazrat Muhammad bin Maslamah partió con sus compañeros y lanzó un ataque contra Banu Bakr. Mataron a diez de sus hombres, se apoderaron de sus camellos y ovejas y se dirigieron rápidamente hacia Medina. Hazrat Muhammad bin Maslamah dejó atrás a algunos de sus compañeros con las ovejas y llevó los camellos al Santo Profeta (sa) en Medina. A continuación, también trajeron las ovejas.

El Santo Profeta (sa) separó una quinta parte y distribuyó el resto entre los compañeros de Hazrat Muhammad bin Maslamah. Se consideraba que un camello equivalía a diez ovejas. Esta es una tradición de un libro de historia. Al faltar detalles, uno puede extraer que  los musulmanes cometieron muchas crueldades. Sin embargo, este punto se aclarará más adelante.

Había un total de 150 camellos y 3.000 ovejas. Debido a esta expedición, Hazrat Muhammad bin Maslamah permaneció fuera de Medina durante diecinueve noches y regresó a Medina el 29 de Muharram, en el sexto año después de la Hillrah.

Detallando este relato, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) refiriéndose a varios libros y crónicas históricas, ha escrito lo siguiente:

“Por aquel entonces, acababa de comenzar el año 6 de la Hillrah y era el primer mes del año lunar, es decir, eran las primeras fechas del mes de Muharram, cuando el Santo Profeta (sa) recibió amenazas peligrosas por parte de la gente de Nalld. Estas amenazas procedían de la tribu Qurtaa, que era una rama de la tribu Banu Bakr y residía en una zona llamada Dariyah, en Nalld, situada a una distancia de siete días de viaje de Medina. Al recibir esta noticia, el Santo Profeta (sa) envió inmediatamente un escuadrón de 30 soldados a caballo a Nalld bajo el mando de uno de sus Compañeros, Muhammad bin Maslamah Ansari (ra). Sin embargo, Dios Altísimo, infundió tal temor en los corazones de los infieles que éstos emprendieron la huida tras un pequeño enfrentamiento. Según la costumbre bélica de la época, fue una oportunidad para que los musulmanes tomaran cautivas a las mujeres y a los niños del enemigo, que habían quedado atrás cuando se retiraron. Sin embargo, Muhammad bin Maslamah (ra) no detuvo a las mujeres ni a los niños, y regresó a Medina con el botín general de guerra, que consistía en camellos y cabras”.

Esto aclara el hecho de que el Santo Profeta (sa) envió a esta delegación para impedir que los opositores lanzaran el ataque a Medina que estaban planeando. En esta ocasión también se mostró compasivo, ya que no se increpó ni a las mujeres ni a los niños.

En este relato, se menciona el encarcelamiento de Zumamah bin Uzal y su aceptación del islam. A la vuelta de la expedición de Qurtaa, se produjo el incidente de la captura de Zumamah bin Uzal. Los detalles al respecto se recogen en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas”.

“Al regreso de esta expedición (es decir, la expedición de Qurtaa), se produjo la captura de Zumamah bin Uzal. Este individuo residía en Yamamah y era un jefe muy influyente de la tribu Banu Hanifah. Había llegado tan lejos en su enemistad con el islam que no dejaba pasar ninguna oportunidad para matar a musulmanes inocentes. Por eso, en una ocasión, un emisario del Santo Profeta (sa) fue a su región y él, haciendo caso omiso de todas las leyes de la guerra, conspiró para matarlo. De hecho, en una ocasión, incluso planeó asesinar al Santo Profeta (sa) en persona. Cuando el grupo de Muhammad bin Maslamah (ra) capturó a Zumamah, desconocían la identidad de este individuo. De hecho, sólo lo habían capturado como un sujeto sospechoso. Parece que, por su fina inteligencia, Zumamah hizo bien en ocultar su identidad a los musulmanes. Sabía que había cometido crímenes horrendos contra el islam y que si los indignados soldados musulmanes descubrían su identidad, podrían tratarlo duramente o matarlo (había cometido muchas acciones criminales que causaron daño a los musulmanes). Sin embargo, esperaba un trato amable del propio Santo Profeta (sa) (pensó que una vez que llegara al Santo Profeta (sa), recibiría un buen trato). Así, hasta su regreso a Medina, la identidad de Zumamah permaneció oculta para el grupo de Muhammad bin Maslamah (ra)”.

“Al llegar a Medina, cuando Zumamah fue presentado ante el Santo Profeta (sa), éste lo reconoció a primera vista y dijo a Muhammad bin Maslamah (ra) y a sus compañeros: “¿Sabéis quién es?” Mostraron su falta de conocimiento en este asunto, sobre lo que el Santo Profeta (sa) les ilustró. Después de esto, el Santo Profeta (sa) ordenó que se tratara bien a Zumamah, como era su costumbre, y yendo a su casa dio instrucciones de que se enviara a Zumamah la comida que hubiera disponible. Luego el Santo Profeta (sa) instruyó que en lugar de mantener a Zumamah en otra casa, lo ataran a un pilar en la terraza de Masllid Nabawi. De esta forma, el propósito del Santo Profeta (sa) era que sus reuniones y las oraciones musulmanas se celebraran ante sus ojos y que estas experiencias espirituales influyeran en su corazón, para que se inclinara hacia el islam”.

Fue atado al pilar. Lo hicieron de forma que no le molestara para que no estuviera irritado. Lo ataron suavemente de forma que el prisionero podía mover las manos y los pies estando amarrado.

“Durante esos días, el Santo Profeta (sa) se dirigía a Zumamah y le preguntaba: ‘¡Zumamah! ¿Cuáles son ahora tus intenciones?’. Zumamah respondía: ‘¡Oh Muhammad (sa)! Si me matas, tienes derecho a hacerlo, pues estoy acusado de asesinato, pero si me trata con bondad me encontrará agradecido. Si quiere aceptar mi rescate, yo también estoy dispuesto a pagarlo’. Este intercambio de preguntas y respuestas se prolongó durante tres días. Finalmente, al tercer día, el propio Santo Profeta (sa) ordenó a sus Compañeros que liberaran a Zumamah. Los Compañeros lo liberaron de inmediato y Zumamah abandonó apresuradamente la mezquita. Tal vez los Compañeros pensaron que iba a retornar a su tierra natal, pero el Santo Profeta (sa) había entendido que su corazón había sido conquistado (el poder espiritual del Santo Profeta (sa) había conseguido influir en él)”.

Luego, continuando con el relato, describe:

“Así, fue a un jardín cercano y regresó después de bañarse e inmediatamente aceptó el islam de la mano del Santo Profeta (sa). Tras ello, le dijo al Santo Profeta (sa): ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Hubo un tiempo en que odiaba a tu persona, a tu religión y a tu ciudad más que a nada en el mundo, pero ahora tu persona, tu religión y tu ciudad me son muy queridas’”.

“Aquella noche, cuando se presentó comida para Zumamah (ra), ingirió algo, y dejó el resto. Los Compañeros se sorprendieron de que, hasta esa mañana, Zumamah (ra) había comido en abundancia como un glotón (fue capturado y atado, por lo que aquí se demuestra que estaba atado de forma que podía comer y beber, y que estaba bien cuidado). Sin embargo, ahora sólo comió un poco (con anterioridad comió y bebió mucho, pero ahora sólo había comió un poco). Cuando esta noticia llegó al Santo Profeta (sa), dijo: ‘Hasta esta mañana, Zumamah comía como los infieles y ahora ha comido como un musulmán’. Entonces el Santo Profeta (sa) explicó esto diciendo: ‘Un infiel come con siete intestinos mientras que un creyente come sólo con uno solo’. Con esto, el Santo Profeta (sa) pretendía expresar que mientras que un infiel está siempre absorbido por los placeres de este mundo, un verdadero creyente limita sus necesidades físicas sólo a lo necesario para el sustento de su vida. Esto se debe a que un creyente encuentra el verdadero deleite únicamente en la religión. También hay que tener en cuenta que aquí, el número siete no se refiere al valor numérico real, ya que en la lengua árabe, el número siete se utiliza también para indicar “abundancia” o “perfección”. En otras palabras, significa que el infiel permanece absorto en las comodidades mundanas y toda su atención se centra en asuntos frívolos, pero un creyente se refrena de las comodidades de este mundo y no cruza el límite de la necesidad, porque el verdadero medio de su deleite es otra cosa. Esta enseñanza es una verdadera ilustración de la inclinación natural y el carácter personal del Santo Profeta (sa)”.

“Tras convertirse al islam, Zumamah (ra) le dijo al Santo Profeta (sa): ‘¡Oh Mensajero de Dios! Cuando tus hombres me capturaron, me dirigía a la Kaaba para la ‘Umrah. ¿Qué me ordena ahora?’ El Santo Profeta (sa) le concedió permiso y oró, y Zumamah (ra) partió hacia La Meca. Debido a la pasión de su fe (ahora su pasión por su fe se había transformado completamente. ¡Cómo pasó de la oposición a la pasión por su fe!), al llegar allí (es decir, a La Meca), comenzó a predicar abiertamente entre los Quraish. Ante esta escena, los ojos de los Quraish enrojecieron como la sangre de rabia extrema.  Capturaron a Zumamah (ra) para matarlo, pero como era el jefe de la región de Yamamah, y teniendo en cuenta que La Meca mantenía relaciones comerciales históricas con Yamamah, abandonaron esta idea y lo liberaron, tras unos meros insultos verbales. Sin embargo, la disposición de Zumamah (ra) estaba llena de pasión y todas las crueldades infligidas al Santo Profeta (sa) y a sus Compañeros estaban ante sus ojos. Al salir de La Meca, se dirigió a los Quraish diciendo: ‘Por Dios, a partir de ahora no recibiréis ni un grano de maíz de la región de Yamamah hasta que el Santo Profeta (sa) os dé permiso’”.

“Al llegar a su tierra natal, Zumamah (ra) detuvo las caravanas de importación y exportación a La Meca y, puesto que una gran parte del suministro de alimentos de La Meca procedía de Yamamah, el comercio de La Meca sufrió un gran revés. No pasó mucho tiempo antes de que se preocuparan y escribieran una carta al Santo Profeta (sa), en la que se decía que él siempre tuvo un trato amable hacia los parientes, y ellos, que eran sus hermanos, estaban sumidos en un gran problema, por lo que se le pedía que resolviera esta situación. En ese momento, los Quraish de La Meca estaban tan preocupados que no sólo no confiaron en una misiva, sino que también enviaron a su jefe, Abu Sufyan bin Harb al Santo Profeta (sa). Se lamentó verbalmente ante el Santo Profeta (sa) y mientras presentaba su problema, imploró misericordia. El Santo Profeta (sa) ordenó a Zumamah bin Uzal (ra) que no bloquearan las caravanas que contenían suministros de alimentos para los Quraish. De esta forma, el comercio se reanudó y la gente de La Meca recibió dejó de pasar dificultades”.

“Así pues, mientras que este suceso es una prueba clara de la ternura, misericordia y perdón sin precedentes del Santo Profeta (sa), también demuestra que, inicialmente, el verdadero propósito de la intercepción sistemática de varias caravanas de los Quraish por el Santo Profeta (sa), no era buscar la destrucción de los Quraish matándolos de hambre. El verdadero objetivo era proteger las fronteras de Medina de la amenaza de los Quraish. Este suceso también demuestra que, a la luz de las enseñanzas islámicas, en circunstancias normales no está permitido impedir la libre circulación de un enemigo en guerra hasta el punto de privarle de pan y mantequilla (es decir, de su comida). No obstante, la importación y exportación de armas de guerra u otros artículos que excluyen las necesidades básicas de la vida, pueden ser interceptadas según los requisitos de la guerra”.

Sin embargo, ¡qué extraño espectáculo ofrece hoy el mundo, que ni siquiera permite que lleguen alimentos a los pobres y necesitados en tiempos de guerra, y luego se pone la excusa de que hay terroristas o tal o cual cosa en esa zona! En cualquier caso, así actúa la gente mundana. Esta no es la enseñanza del islam.

Continúa:

“Sin embargo, si el enemigo corta el suministro de alimentos a los musulmanes, entonces, de acuerdo con la enseñanza fundamental del Santo Corán: [árabe] ‘la recompensa de una injuria es una injuria igual a ella’, está permitido cortar también este suministro (y esto bastará como retaliación)”.

“Como ya se ha mencionado, Zumamah bin Uzal (ra) era un jefe muy influyente en su región. Gracias a su ferviente predicación, muchos habitantes de Yamamah entraron en el islam. Más tarde, cuando se acercaba el fallecimiento del Santo Profeta (sa) y en el comienzo del Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra), cuando muchos beduinos de Yamamah fueron llevados a la apostasía por el falso pretendiente a profetazgo, Musailamah el mentiroso, no sólo Zumamah se mantuvo firme en su fe, sino que a través de sus apasionados esfuerzos fue capaz de salvaguardar a mucha gente del mal de Musailamah y los mantuvo reunidos bajo la bandera del islam. Tuvo un gran papel en la lucha contra la maldad de Musailamah”.

Hasta aquí, todos los detalles sobre esta expedición.

Hoy, dirigiré algunas oraciones fúnebres. Una es una oración fúnebre con el cuerpo presente. ¿Ha llegado el cuerpo? Esta oración fúnebre es del respetado Abdul Latif Jan Sahib, que anteriormente fue Amir regional de Middlesex. Falleció el 11 de diciembre a los 85 años.

[Árabe – ¡Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él volveremos!]

Era hijo de Hazrat Muhammad Zahur Jan Sahib Patialvi (ra), Compañero del Mesías Prometido (as). Era sobrino de Hazrat Dr. Hashmatullah Jan Sahib (ra), el médico de Hazrat Musleh Maud (ra) [el Dr. Hashmatullah Jan Sahib (ra) fue el médico de Hazrat Musleh Maud (ra)]. Abdul Latif Jan Sahib fue uno de los primeros miembros de la Comunidad del Reino Unido.

Tuvo el honor de prestar servicio a escala local y nacional durante más de 55 años. Fue el primer presidente local de la Comunidad de Hounslow, y sirvió funciones nacionales como secretario Wasaya, secretario Tabligh, secretario Rishta Nata y Amir regional. El fallecido era diligente a la hora de ofrecer oraciones y ayunar, y poseía una moral excelente. Era un ser humano compasivo, sociable, elocuente, muy trabajador, obediente, recto y sincero. Tenía un profundo vínculo de amor, devoción y fidelidad al Jalifato, y siempre estaba dispuesto a servir a la Comunidad. Contribuyó en gran medida a recaudar donativos para todas las mezquitas que se construían en su región.

También era un apasionado del Tabligh. Mantenía una buena relación con los hindúes y sijs de Hounslow, y con frecuencia traía a grandes grupos de ellos a los programas de la Comunidad. El fallecido era “musi” [integrante del sistema de Al-Wasiyat]. Le sobreviven dos hijas y cuatro hijos. Sus hijos también participan en actividades de la Comunidad. Deja muchos nietos y nietas paternos y maternos. Componen una buena familia. ¡Que Dios Altísimo le perdone, le muestre misericordia y mantenga a sus hijos y a las generaciones futuras firmemente unidos al Jalifato y a la Comunidad!

La segunda oración fúnebre en ausencia, es por Tayyib Ahmad Sahib Shahid, hijo de Manzur Ahmad Sahib, de Rajanpur, actualmente residente en Rawalpindi. Tayyib Ahmad Sahib fue martirizado en Rawalpindi el 5 de diciembre cuando un opositor a la Comunidad Ahmadía le atacó con un hacha.

[Árabe – ¡Ciertamente a Dios pertenecemos y a Él volveremos!]

Según los detalles, Tayyib Ahmad Shahid había viajado de Rajanpur a Rawalpindi hace unos días para ayudar a su hermano, Tahir Ahmad Qamar en sus negocios. El fallecido estaba sentado en la tienda de su hermano cuando llegó un individuo y comenzó a discutir con él. El mártir fallecido preguntó por qué aquel hombre le molestaba, ya que él sólo era un invitado en esta zona. A pesar de ello, el atacante no le hizo caso y le golpeó con un hacha en la cabeza, el cuello y la espalda, por lo que Tayyib Ahmad Sahib fue martirizado en el acto.

Cuando Tahir Ahmad Qamar Sahib, que estaba un poco más lejos de lugar del ataque, se apresuró a ayudar a su hermano, el atacante también cargó contra él con el hacha, pero consiguió salvarse con gran dificultad. Durante este incidente, el asesino no paró de gritar consignas anti ahmadís, diciendo: “¡Qadianis, os he dicho muchas veces que abandonéis esta zona!”. No obstante, tras cometer el atentado, el asesino huyó del lugar. La policía lo detuvo más tarde. Ahora queda por ver cómo evoluciona el caso.

El hermano del mártir, Tahir Ahmad, y otros miembros de su familia residían en Rawalpindi por sus negocios. A lo largo del pasado año, se habían enfrentado y recibido amenazas por parte de los oponentes, lo que les obligó a cambiar cuatro veces la ubicación de su negocio. Hace tres meses también fueron desalojados de su vivienda. En repetidas ocasiones se enfrentaron a ataques con piedras y pérdidas financieras que les causaron sus oponentes. Realizaron acusaciones infundadas sobre ellos, por lo que la policía los convocaba debido a múltiples denuncias. A pesar de esta situación, afrontaron todo con mucha paciencia.

El Ahmadíat entró en la familia del mártir fallecido a través de su bisabuelo paterno, Umar Din Sahib de Qadian. El abuelo del mártir, Ahmad Din Sahib, tuvo el honor de trabajar como albañil en la construcción de Minarat-ul-Masih. También sirvió en el Batallón Furqan. Cuando se fundó Pakistán, formó parte del séquito del Segundo Jalifa (ra) durante la migración. Después de mudarse a Pakistán, ayudó a establecer la Comunidad en la ciudad de Qandhara Singh, distrito de Rahim Yar Jan, y también tuvo el honor de servir como su presidente y desempeñó un papel importante en la construcción de la mezquita Ahmadía allí.

Debido a una enfermedad, el mártir no había podido estudiar, sin embargo, sabía leer y escribir. Era de carácter sencillo y conocía bien la profesión de agricultor y los trabajos manuales. El mártir era regular en ofrecer las cinco oraciones diarias, así como el Tahayyud [oración voluntaria antes del amanecer] y aconsejaba a todos en casa para que ofrecieran oraciones también. Tenía un profundo amor por el Jalifato y sirvió mucho a sus padres.  La bondad hacia sus familiares era notoria. Era especial en cuanto a ofrecer la oración del viernes. Llegaba a la mezquita lo más temprano posible. El padre del mártir fallecido, Manzur Ahmad Sahib, dice que cuando el mártir era joven, en una ocasión se quedó dormido sin ofrecer la oración de Isha. En un sueño, el mártir vio que alguien lo despertó con reprimenda y le preguntó por qué no había ofrecido la oración. Dice que desde entonces, el mártir nunca perdió una oración, de hecho, también era regular en ofrecer la oración de Tahayyud.

Su esposa, Ghazalah Sahiba, dice: “Nos casamos hace cinco o seis años y lo que siempre me recomendaba era que ofreciera las oraciones con regularidad”.

Mahmud Ahmad Rind Sahib, el misionero del distrito, escribe: “En mi primer encuentro con el mártir fallecido, me dijo que siempre estaría dispuesto a prestar cualquier servicio que la Comunidad le exigiera y que si alguna vez lo necesitaba, sin duda debía decírselo. El mártir fallecido tenía un gran amor por las personas consagradas. Era un hombre sencillo y de pocas palabras. Siempre que venía a la mezquita, después de ofrecer sus oraciones sunnah, permanecía ocupado en el recuerdo de Al’lah.

Al fallecido le sobreviven su padre, su madre, Maqsudah Bibi Sahiba, su esposa Ghazalah Sahiba y dos hermanos. Uno de sus hermanos es un “mual’lim” de Waqf-e-Yadid. El fallecido no tenía hijos. También tiene dos hermanas. ¡Que Dios Altísimo eleve la posición del mártir fallecido y conceda paciencia a toda su familia!

La siguiente oración fúnebre en cuerpo ausente es de Muhannad Mu’ayyad Abu Awwad de Gaza, Palestina. También fue martirizado en un ataque con un dron a la edad de 20 años.

[Árabe – ¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!]

Sharif Odeh Sahib, Amir de Kababir, escribe que Muhannad Muayyad Abu Awwad era un joven tímido y tranquilo de 20 años que siempre se mantenía feliz y positivo a pesar de las condiciones de la guerra. Estaba con sus padres en el sur de Gaza en un campamento de Humanity First cerca de Jan Yunis, donde vivían en una tienda de campaña. También trabajó con Humanity First y prestó servicios a otros. No solo residió en el campamento; además, Humanity First dice que fue un buen voluntario para ellos.

El Ahmadíat fue introducido a su familia a través de su padre Muayyad Sahib, quien aceptó el Ahmadíat junto con su familia en 2009 o 2010. Como mencioné, el difunto Muhannad tuvo la oportunidad de servir en el equipo de Humanity First como voluntario y fue un miembro muy activo. Muhannad era consciente de las dificultades y necesidades de su familia y trataba de aliviarlas. No había comida en ese área, por lo que incluso encontrar un pedazo de comida no era menos que una bendición. La situación allí en estos días es muy terrible. El gobierno israelí ha impuesto restricciones a la llegada de alimentos. Los camiones de ayuda que se envían son detenidos.

Unos días antes de su martirio, Muhannad fue a Rafah, en el sur de Gaza, para buscar alimento. Los vehículos que transportan ayuda pasan por esta zona, pero a menudo son atacados, destruyéndolos o saqueándolos. Por lo tanto, algunos jóvenes van a esa zona con la esperanza de encontrar comida entre los escombros. A veces se puede encontrar harina mezclada con tierra. Aunque encuentren un poco de harina, aún mezclada con tierra, es una bendición extraordinaria para ellos. Una vez, cuando Muhannad fue allí, tuvo la suerte de encontrar un poco de harina para su familia y sus vecinos, que trajo de vuelta a casa. Su madre estaba feliz porque esto ayudaba a mucha gente a seguir con vida; sin embargo, su padre lo reprendió, diciéndole que no volviera allí porque regresar de allí no era nada menos que un milagro. Era joven y tenía mucho por delante en la vida, por lo que no era prudente yendo allí solo por unos pocos kilogramos de harina poniendo en peligro su vida.

En cualquier caso, regresó allí el 3 de diciembre junto con dos de sus amigos en busca de alimento. En el lugar, se encontraron con el cadáver de un compañero palestino. Habían perros vagando por la zona que lo arañaban. Esto les dolió mucho y, olvidando el propósito de su presencia allí, cargaron con el cadáver y lo llevaron a una ambulancia para transportarlo a un lugar seguro y poder enterrarlo.

Durante ese tiempo, oyeron los gritos de una mujer y de su hija heridas que imploraban ayuda. Después de llevar el cadáver a la ambulancia, los tres amigos consiguieron una camilla y regresaron a buscar a la madre y la hija heridas. Estaban llevando a una de las heridas en la camilla cuando, de repente, un avión israelí les lanzó un misil. Muhannad, uno de sus amigos y las dos mujeres heridas fueron martirizadas en el lugar, mientras que el tercer amigo sobrevivió y contó posteriormente este terrible incidente. Dice que, lamentablemente, quien fue a recuperar el cuerpo de Muhannad y sus amigos también fue asesinado en el lugar. Finalmente, su cuerpo fue encontrado hace un día en un hospital.

El padre del mártir, Muayyad Sahib, es un miembro sincero y humilde de la Comunidad. Siempre busca oportunidades para servir a la Comunidad. En el campamento de Humanity First, no deja que nadie más limpie el área reservada para ofrecer oraciones, sino que él mismo lo hace. Trabaja siempre con sinceridad e intención pura.

Después de aceptar el Ahmadíat, su padre también se enfrentó a muchas dificultades. Como era muy valiente, iba a varias mezquitas y en voz alta anunciaba que el Mesías había llegado. Debido a esto, a menudo lo golpeaban. De hecho, debido a que aceptó al Mesías Prometido (as), el gobierno local lo acusó de apostasía y lo mantuvo en prisión durante varias semanas. Sin embargo, incluso frente a todas estas dificultades, se mantuvo firme y su fe nunca vaciló en lo más mínimo. Mientras estaba detenido, un carcelero le dio un puñetazo en la oreja, tras lo cual perdió la audición en ese oído.

Así pues, el padre del mártir también ha hecho grandes sacrificios y esta familia realiza grandes sacrificios por la causa de la Comunidad y de su fe. ¡Que Dios Altísimo los proteja de todo mal en el futuro, y que Él eleve la posición del mártir fallecido!

El siguiente funeral es el de Maulvi Muhammad Ayyub Butt Sahib, un darwesh de Qadian. Ha fallecido recientemente a la edad de 100 años.

[Árabe – ¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!]

En una de sus declaraciones, Ayyub Butt Sahib escribió que el Ahmadíat fue introducido a su familia a través de su madre, la respetada Karim Bibi Sahiba, que vivía en Mirpur, Cachemira. Uno de sus hermanos, Syed Arshad Ali, había estudiado en Qadian, y fue a través de su prédica que su madre aceptó el Ahmadíat. Después, su padre también aceptó el Ahmadíat. Según los registros de los darwesh, durante su juventud, el difunto Ayyub Butt Sahib vio al Santo Profeta (sa) montado a caballo en un sueño. Su madre interpretó este sueño como que Dios Altísimo le concedería la oportunidad de servir a la fe.

En 1939, Maulvi Sahib dedicó su vida [al servicio del Islam Ahmadíat], y la administración le ordenó que fuera a Irán. Estuvo allí durante cinco años, después de lo cual recibió instrucciones de ir a Kabul, Afganistán. De camino a Kabul, estaba en Quetta cuando el Amir Sahib de la Comunidad Ahmadía de Quetta le dijo que lo habían convocado para Qadian. Esto fue durante la época de la partición de la India y Pakistán. Hazrat Musleh Maud (ra) había emigrado y estaba en Lahore. Cuando Maulvi Sahib llegó a Lahore, le dijeron que había un último camión que iba a Qadian y que tal vez no habría otro camión que fuera, por lo que debería ir a Qadian. Al llegar a Qadian, Maulvi Sahib tuvo la oportunidad de trabajar en temas relacionados con la seguridad en distintos lugares.

Luego, según las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra), se enviaron maestros a varios lugares de la India para la propagación de la fe, y él también estaba entre ellos. Fue enviado al distrito de Yupi, en Jhansi, donde propagó el mensaje de forma excelente. También mantenía buenas relaciones con los hindúes. Escribe que una vez, un gurú hindú cayó enfermo y sus seguidores pidieron a Maulvi Sahib que le diera alguna medicina. Les dijo que volvieran por la mañana. Dice que rezó y, por la noche, vio en sueños a Hazrat Musleh Maud (ra), que abrió su botiquín y le dijo que le diera una medicina específica. El difunto Maulvi Sahib cuenta que, cuando se despertó por la mañana, tenía el frasco en la mano. Le dio tres dosis al gurú y se recuperó.

También tuvo la oportunidad de prestar sus servicios en varios lugares de la India y se licenció en homeopatía mientras ejercía su profesión. Muchas almas puras tuvieron la oportunidad de aceptar el Ahmadíat a través de él. Uno de sus hijos es el Dr. Mahmud Ahmad Butt Sahib, y su esposa (es decir, la nuera del fallecido) es la Dra. Manju Butt; ambos son Waqf-e-Zindagi y sirvieron durante mucho tiempo en Ghana y actualmente prestan servicio en el Hospital Nur de Qadian. También tiene otro hijo que es médico y reside en los EEUU.

¡Que Dios Altísimo eleve el rango del fallecido y permita a su progenie continuar sus buenas acciones!

La siguiente mención es la del Dr. Masud Ahmad Malik Sahib, que anteriormente fue Naib Amir de la Comunidad de Estados Unidos. Ha fallecido recientemente a la edad de 86 años.

[Árabe – “Ciertamente, a Al´lah pertenecemos y a Él volveremos”].

Por la gracia de Dios Altísimo, era un Musi. Era bisnieto de Hazrat Al-Hall Maulvi Muhammad Abdullah Sahib (ra), que fue Compañero del Mesías Prometido (as) y nieto de Malik Abdul Rahman Sahib. Por la gracia de Dios Altísimo, era Musi, y también tuvo la oportunidad de hacer el Hall en 2000. Tras completar su educación en Pakistán, fue a EEUU y se doctoró en Nutrición Animal por la Universidad de Nebraska; a partir de entonces trabajó en distintos lugares. El fallecido tuvo la oportunidad de servir a la Comunidad Ahmadía como vicepresidente en EEUU desde 2013 hasta su fallecimiento, y desde 1988 hasta 2013, sirvió como Secretario General de la Comunidad en EEUU. Aparte de esto, también fue presidente local en varias regiones y también fue presidente local en Washington.

También tuvo la oportunidad, junto con su equipo, de ayudar a localizar referencias de diversas revistas y publicaciones científicas para el compendio “Revelación, racionalidad, conocimiento y verdad”, libro de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh). Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) también le encargó este trabajo, que duró varios años.

Amir Sahib, de Estados Unidos, escribe, “Dr. Sahib sirvió a la Comunidad Ahmadía de EEUU durante muchas décadas con gran sinceridad y devoción. Siempre fue obediente a la institución del Jalifato y siempre cumplía las instrucciones del Jalifa de la época. Tenía muchos conocimientos sobre el Nizam-e-Yama’at [sistema administrativo de la Comunidad] y comprendía su importancia. Siempre lo encontramos adherido al Nizam-e-Yama’at.

Su esposa, Faridah Sahiba dice, “Malik Sahib intentaba dedicar el mayor tiempo posible al servicio de la Comunidad. Trabajaba 10 horas en su puesto durante cuatro días a la semana para poder pasar todo el viernes, sábado y domingo trabajando en la Secretaría General. Incluso después de completar un turno de 10 horas en su trabajo, a veces iba directamente a la mezquita y seguía trabajando hasta altas horas de la noche. También se llevaba el desayuno y se lo tomaba de camino en el coche, para ahorrar tiempo y aprovecharlo en el trabajo de la Comunidad.

Tuvo mucho cuidado en salvaguardar los recursos de la Comunidad y en cómo gastarlos. De hecho, una vez le dijo a un responsable de la Comunidad que, aunque ahora los recursos han aumentado, la gente no los gasta con el verdadero dolor [para salvaguardar estos recursos] y, a veces, malgasta indebidamente.

Los miembros más antiguos a menudo sienten un gran dolor por el hecho de que los recursos de la Comunidad no se gastan con el debido cuidado y la atención debida. Aquellos que ostentan cargos deben tener presente este punto.

La hija del fallecido, Sara, dice: “Siempre lo vimos ocupado sirviendo a la Comunidad. Tenía en casa un gran cartel expuesto delante de su mesa en el que se leía: “¿Qué he hecho hoy para el servicio de mi Comunidad?”. Realmente pasaba cada día en el servicio de la Comunidad.

Su hermano, Malik Mubarak Sahib dice: “Después de la construcción de la mezquita Baitur Rahman, iba diariamente a la mezquita después de su trabajo y se quedaba allí hasta altas horas de la noche ocupado en el trabajo de la Comunidad. Particularmente durante los días de Mall’lis-e-Shura, sus responsabilidades aumentaban significativamente, y pasaba muchas semanas haciendo trabajo de la Comunidad durante largos períodos de tiempo”.

Quienes le conocieron han escrito -mucha gente ha escrito sobre él- que, en el fondo, sentía el máximo respeto y honor por el sistema de la Comunidad y que inculcaba este amor también a sus hijos. Se adhería al camino de la rectitud y animaba a sus hijos a hacer lo mismo. Un rasgo destacado suyo era que se mostraba amable con todos sus parientes, ya fueran lejanos o cercanos. Siempre ayudaba a los necesitados y era el primero en visitar a los enfermos. Era muy humilde, hospitalario y una persona intelectual que ejemplificaba la sinceridad y la lealtad. Lo hacía todo meticulosamente y entraba en los detalles más sutiles. Cumplía sus responsabilidades con devoción. Se esforzaba por pasar el mayor tiempo posible en la mezquita. ¡Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia y eleve su estatus! ¡Que Al´lah permita que sus hijos y su progenie sean portadores de sus virtudes!

La siguiente mención es para el respetado Shabir Ahmad Lodhi Sahib, hijo del difunto Mian Muhammad Shafi’ Sahib y padre de nuestro misionero, Farruj Shabir Lodhi. Falleció recientemente a la edad de 62 años.

[Árabe – “¡En verdad a Al´lah pertenecemos y a Él volveremos!”].

El Ahmadíat entró en su familia a través de su abuelo paterno, Mian Shihab-ud-Din Sahib de Lodhi Nangal. Tuvo la oportunidad de jurar lealtad al comienzo del Jalifato de Hazrat Jalifatul Masih II (ra) y unirse a la Comunidad. El fallecido era un Musi. Su hijo mayor, Farruj Shabir Lodhi, es misionero en Liberia desde hace muchos años. Debido a sus obligaciones, no pudo asistir al funeral y entierro de su padre.

Farruj Shabir Lodhi Sahib, que es misionero, escribe sobre su padre: “Por la gracia de Dios Altísimo, era regular ofreciendo las oraciones de Tahayyud y las cinco oraciones diarias. Mientras su salud se lo permitía, rezaba en congregación. Siempre dio prioridad a su fe sobre cualquier búsqueda mundana. Recitaba el Sagrado Corán y estudiaba la literatura de la Comunidad. Sentía el mayor amor por el Jalifa y siempre escuchaba los sermones de Su Santidad. Participaba en diversas iniciativas y mantenía ayunos voluntarios mientras que su salud se lo permitía. Estaba dispuesto a servir a la Comunidad. Sentía especial admiración por los que habían consagrado sus vidas y por aquellos que ostentaban cargos en la Comunidad. Tenía un gran celo por el sistema de la Comunidad e impartía guía de una manera amorosa; pasaba por alto las faltas de los demás, soportaba las pruebas con paciencia y tenía plena confianza en Dios Altísimo. Cuando se enfrentaba a cualquier dificultad, se sometía ante Dios Altísimo con fervor, y cuando otros se enfrentaban a cualquier dificultad, se esforzaba por ayudarles. Nunca se enfadaba y siempre atribuía cualquier éxito a una bendición de Dios. Era justo, siempre daba excelentes consejos, era hospitalario y ayudaba generosamente a la gente económicamente. Trataba a sus trabajadores con amabilidad”.

Esta no es sólo la opinión del hijo, sino que también me lo han escrito muchas otras personas. Era una persona piadosa y sincera.

Cuando comenzó el ciclo de retirada del Kalima [declaración de fe] de nuestras mezquitas, el Kalima fue retirada de nuestra mezquita de Gujranwala. Escribe que cada vez que lo retiraban de la mezquita, Shihab Sahib iba inmediatamente a reimprimirlo de nuevo. Trabajó con gran valentía. Además, constata: “Una cualidad destacada suya era que, aunque alguien le hiciera daño, no le respondía; al contrario, mostraba paciencia y determinación, confiando sus asuntos únicamente a Dios. Resolvía sus problemas con sus oraciones”.

En la escuela donde enseñaba, sus compañeros se oponían diametralmente a él. De hecho, a un alumno le dijeron que si le disparaba, recibiría una recompensa. No obstante, Dios Altísimo siempre le protegió y siguió trabajando con gran valor. ¡Que Al’lah conceda Su perdón y misericordia, y eleve su estatus! ¡Que mantenga a sus hijos bajo Su protección!

Después de la oración del viernes, ofreceré la oración fúnebre.

Resumen del sermón del viernes 13 de diciembre del 2024: ‘La expedición de Qurta’

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que hablaría de otra expedición de la vida del Santo Profeta (sa), llamada la Expedición de Qurta.

Su Santidad (aba) dijo que esta expedición tuvo lugar el 10 de Muharram, 6 DH. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) junto con otros 30 compañeros hacia Qurta. Qurta era una rama de Banu Bakr bin Kilab situada en Dariyyah y estaba a una distancia de unas siete noches de viaje desde Medina.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) ordenó a este enviado que viajara de noche y se escondiera durante el día, y que lanzara un ataque repentino. Cuando el enviado llegó a un lugar desde el que podía observar a los Banu Bakr, Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) envió a alguien por delante para recaudar información. Al recibir esta información, él y los que estaban con él atacaron a los Banu Bakr y mataron a diez de ellos. Luego regresaron a Medina, mientras que unas pocas personas se quedaron atrás para llevar los camellos y las ovejas de vuelta a Medina. Había 150 camellos y 3,000 ovejas. Esta expedición duró 19 días.

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) que escribe, según varios registros históricos:

‘Por aquel entonces, el año 6 D.H. no había hecho más que empezar y era el primer mes del año lunar, es decir, las primeras fechas del mes de Muharram, cuando el Santo Profeta (sa) recibió noticias de peligro por parte de la gente de Nayd. Esta amenaza provenía de la tribu Qurta, que era una rama de la tribu Banu Bakr y residía en una zona llamada Dariyyah en Nayd, situada a una distancia de siete días de viaje de Medina. Al recibir esta noticia, el Santo Profeta (sa) envió inmediatamente un escuadrón de 30 tropas montadas a Nayd bajo el mando de uno de sus compañeros, Muhammad bin Maslamah Ansari (ra). Sin embargo, Al’lah el Exaltado infundió tal temor en los corazones de los infieles que emprendieron la huida tras sólo un pequeño enfrentamiento. Según la costumbre de guerra de la época, esta fue una oportunidad para que los musulmanes tomaran cautivas a las mujeres y los niños del enemigo, ya que los habían dejado atrás y se habían retirado. Sin embargo, Muhammad bin Maslamah (ra) no retuvo a las mujeres y los niños, y regresó a Medina con el botín general de guerra, que consistía en camellos y cabras’.

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, p. 5)

Su Santidad (aba) dijo que esto aclara el hecho de que el Santo Profeta (sa) envió a este enviado porque recibió información de un ataque contra Medina.

Aceptación y Sinceridad de Thumamah bin Uthal Su Santidad (aba) dijo que, durante este incidente, también se menciona la aceptación del Islam de Thumamah bin Uthal, jefe de Yamamah. A este respecto, Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

‘Al regreso de esta expedición, se produjo el caso de la captura de Thumamah bin Uthal. Este individuo residía en Yamamah y era un jefe muy influyente de la tribu – Banu Hanifah. Había llegado tan lejos en su enemistad hacia el Islam que no dejaba pasar ninguna oportunidad para matar a los musulmanes inocentes. Por lo tanto, en una ocasión, un embajador del Santo Profeta (sa) fue a su región y él, haciendo caso omiso de todas las leyes de la guerra, conspiró para matarlo. De hecho, en un momento dado, incluso planeó asesinar al Santo Profeta (sa) en persona. Cuando el grupo de Muhammad bin Maslamah (ra) capturó a Thumamah, desconocían la identidad de este individuo. De hecho, sólo lo habían capturado por sospechas. Parece que, gracias a su extraordinaria inteligencia, Thumamah también hizo bien en ocultar su identidad a los musulmanes. Sabía que había cometido crímenes atroces contra el Islam y que si los indignados soldados musulmanes descubrían quién era, podrían tratarlo con dureza o matarlo. Esperaba un trato más amable del propio Santo Profeta (sa). Así pues, hasta su regreso a Medina, la identidad de Thumamah permaneció oculta para el grupo de Muhammad bin Maslamah (ra).

Al llegar a Medina, cuando Thumamah fue presentado ante el Santo Profeta (sa), él lo reconoció a primera vista y dijo a Muhammad bin Maslamah (ra) y a sus compañeros: «¿¡Saben quién es éste!» Ellos expresaron su falta de conocimiento al respecto, así el Santo Profeta (sa) les iluminó. Después de esto, el Santo Profeta (sa) ordenó que se tratara bien a Thumamah, como era su costumbre, y fue a su casa y ordenó que se le enviara a Thumamah toda la comida que hubiera disponible. Luego el Santo Profeta (sa) ordenó que en lugar de mantener a Thumamah en otra casa, lo ataran a un pilar en la veranda de Masjid Nabawi. Con esto, el propósito del Santo Profeta (sa) era que sus reuniones y el Salat Musulmán estuvieran ante sus ojos y que estas vistas espirituales influyeran en su corazón, para que se inclinara hacia el Islam.

Durante esos días, el Santo Profeta (sa) se dirigía a Thumamah y le preguntaba: ‘¡Thumamah! ¿Cuáles son tus intenciones ahora?’ Thumamah respondía: «¡Oh Muhammad [sa]! Si me matas, tienes derecho a hacerlo, pues se me ha acusado de asesinato, pero si me tratas con bondad me encontrarás agradecido. Si quieres aceptar mi rescate, yo también estoy dispuesto a pagarlo’. Este intercambio de preguntas y respuestas continuó durante tres días. Finalmente, al tercer día, el Profeta ordenó a sus compañeros que liberaran a Thumamah. Los compañeros lo liberaron de inmediato y Thumamah salió apresuradamente de la mezquita. Tal vez los compañeros pensaron que ahora regresaría a su tierra natal, pero el Santo Profeta (sa) comprendió que su corazón había sido conquistado. Por ello, se fue a un jardín cercano y regresó después de bañarse e inmediatamente aceptó el Islam de la mano del Santo Profeta (sa). Después de esto, le dijo al Santo Profeta (sa): ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! Hubo un tiempo en que odiaba tu persona, y tu religión y tu ciudad más que a nada en el mundo, pero ahora tu persona, y tu religión y tu ciudad son lo más amado para mí.’

Aquella noche, cuando le trajeron comida a Thumamah (ra), comió un poco y dejó el resto. Los compañeros se sorprendieron de que, hasta esa mañana, Thumamah (ra) comía extravagantemente y era un glotón, pero ahora sólo había comido un poco. Cuando esta noticia llegó al Santo Profeta (sa), dijo: ‘Hasta esta mañana Thumamah comía como los infieles y ahora ha comido como un musulmán’. Entonces el Santo Profeta (sa) explicó esto diciendo: ‘Un infiel come para siete intestinos mientras que un creyente come para uno solo.’ Con esto, el Santo Profeta (saws) quiso expresar que mientras que un infiel está absorto en los placeres de este mundo, un verdadero creyente limita sus necesidades físicas sólo a lo necesario para el sustento de la vida. Esto se debe a que un creyente encuentra el verdadero deleite sólo en la religión. También hay que tener en cuenta que aquí, el número siete no se refiere al valor numérico real, sino que, a la luz del lenguaje árabe, el número siete implica ‘ancia’ o ‘finalización’. En otras palabras, el significado es que un infiel permanece absorto en las comodidades mundanas y toda su atención se centra en los asuntos mundanos, pero un creyente se refrena de las comodidades de este mundo y no cruza el límite de la necesidad, porque el verdadero medio de su deleite es otra cosa. Esta enseñanza es una verdadera ilustración de la inclinación natural y el carácter personal del Santo Profeta (sa).

Después de convertirse al Islam, Thumamah (ra) le dijo al Santo Profeta (sa): ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! Cuando tus hombres me capturaron, me dirigía a la Ka’bah para la ‘Umrah. ¿Qué ordenas ahora?’ El Santo Profeta (sa) le concedió el permiso y rezó, y Thumamah (ra) partió hacia La Meca. Debido a la pasión de su fe, al llegar allí, comenzó a predicar abiertamente entre los Quraish. Ante esto, los ojos de los Quraish se llenaron de sangre con extrema rabia. Capturaron a Thumamah (ra) y planearon matarlo, pero al pensar que era el jefe de la región de Yamamah, y teniendo en cuenta que La Meca tenía relaciones comerciales históricas con Yamamah, abandonaron esta idea y lo liberaron, después de algunos meros abusos verbales. Sin embargo, la disposición de Thumamah (ra) estaba llena de pasión y todas las crueldades infligidas al Santo Profeta (sa) y sus compañeros estaban ante sus ojos. Al abandonar La Meca, se dirigió a los Quraish diciendo: ‘Por Dios, a partir de ahora no recibirán ni un grano de maíz de la región de Yamamah hasta que el Santo Profeta (sa) conceda permiso.’

Al llegar a su tierra natal, Thumamah (ra) detuvo las caravanas de importación y exportación a La Meca y como una gran parte del suministro de alimentos de La Meca provenía de Yamamah, al detenerse este comercio, La Meca sufrió una gran prueba. No pasó mucho tiempo antes de que se preocuparan y escribieran una carta al Santo Profeta (sa), diciendo que él siempre instruía el trato amable de los parientes, y que ellos, que eran sus hermanos, estaban atrapados, así que por favor que se les conceda la salvación de esta prueba. En ese momento, los Quraish de La Meca estaban tan preocupados que no confiaron sólo en esta carta, sino que también enviaron a su jefe, Abu Sufyan bin Harb al Santo Profeta (sa). Se lamentó verbalmente ante el Santo Profeta (sa) y mientras presentaba su dificultad, comenzó a pedir misericordia. Ante esto, el Santo Profeta (sa) mandó decir a Thumamah bin Uthal (ra) que no se bloqueara la importación y exportación de caravanas que contenían provisiones para los Quraish. Por lo tanto, el circuito de este comercio se reanudó y la gente de La Meca recibió la salvación de esta dificultad.

Por un lado, mientras que este suceso es una prueba clara de la ternura sin precedentes, la misericordia y el perdón del Santo Profeta (sa), por otro lado, también demuestra que inicialmente, el verdadero propósito de la intercepción sistemática de varias caravanas de los Quraish por el Santo Profeta (sa), no era forzar la destrucción de los Quraish por el hambre. El verdadero propósito era proteger las fronteras de Medina de la amenaza de los Quraish. Este suceso también demuestra que, a la luz de las enseñanzas islámicas, en circunstancias normales no está permitido detener la libre circulación de un enemigo en guerra hasta el punto de privarle de su pan y su mantequilla. No obstante, la importación y exportación de armas de guerra u otros artículos que excluyan las necesidades básicas de la vida, puede ser interceptada según los requisitos de la guerra. Sin embargo, si se da el caso de que el enemigo interrumpe el suministro de alimentos a los musulmanes, entonces, según el principio enseñado en el Corán de que la respuesta por un daño es un daño igual, está permitido cortar también este suministro.

Como ya se ha mencionado, Thumamah bin Uthal (ra) era un jefe muy influyente de su región. Gracias a su ferviente predicación, mucha gente de Yamamah entró en el Islam. Más tarde, cerca del fallecimiento del Santo Profeta (sa) y al comienzo del califato de Hazrat Abu Bakr (ra), cuando muchos beduinos de Yamamah fueron llevados a la apostasía por el falso pretendiente a la profecía, Musailamah Kadhdhab, no sólo Thumamah se mantuvo firme en su fe, sino que a través de sus apasionados esfuerzos fue capaz de salvaguardar a mucha gente del mal de Musailamah y los mantuvo reunidos bajo la bandera del Islam. Desempeñó un gran papel en la lucha contra la maldad de Musailamah’.

(La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 5-10)

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes fallecidos:

Abdul Latif Khan

Abdul Latif Khan de Middlesex, Reino Unido, falleció recientemente. Era hijo de Hazrat Muhammad Zahoor Khan Batyalvi, compañero del Mesías Prometido (as). Fue uno de los miembros pioneros de la Comunidad Ahmadía en el Reino Unido. Sirvió a la Comunidad en varios puestos y poseía grandes cualidades. Tenía una fuerte conexión de amor con Jilafat y siempre estaba dispuesto a servir en cualquier forma en que se le necesitara. Tenía pasión por propagar el mensaje del Islam y Ahmadíat. Le sobreviven dos hijas, cuatro hijos y muchos nietos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y permita a sus hijos y progenie permanecer unidos a Jilafat y a la Comunidad.

Tayyab Ahmad Shaheed

Tayyab Ahmad Shaheed fue martirizado con un hacha en Rawalpindi el 5 de diciembre de 2024. Estaba visitando a su hermano en Rawalpindi. Se encontraba sentado en la tienda de su hermano cuando un oponente del Ahmadíat entró en la tienda y empezó a discutir con él. Entonces el oponente le atacó con un hacha, por lo que Tayyab Ahmad fue martirizado en el acto. Cuando su hermano se acercó para ayudarle, el atacante comenzó a golpearle también a él; sobrevivió con gran dificultad. Durante el ataque, el atacante estuvo lanzando consignas, diciendo cosas como « Les hemos dicho muchas veces a los qadianis que abandonen este lugar’. Tras el ataque, huyó y desde entonces ha sido detenido por la policía. La familia lleva un año enfrentándose a la oposición y ha tenido que cambiar de lugar de trabajo cuatro veces, hace tan sólo tres meses. A pesar de estas circunstancias, esta familia ha soportado estas dificultades con gran paciencia. El mártir fallecido era de carácter sencillo, regular en sus oraciones y bondadoso con su familia. Siempre estaba dispuesto a servir a la Comunidad y sentía un amor especial por los consagrados. Acudía temprano a la mezquita y permanecía ocupado en el recuerdo de Al’lah. Le sobreviven sus padres, su esposa, dos hermanos y dos hermanas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah eleve la posición del mártir fallecido y conceda paciencia a toda su familia.

Muhannad Mu’ayyad Abu Awwad

Muhannad Mu’ayyad Abu Awwad, de Gaza, Palestina. Murió en un ataque de un dron a la edad de 20 años. Seguía siendo positivo a pesar de la guerra que le rodeaba. Residía en un campamento de la Humanidad Primero, pero no sólo residía allí, sino que también ayudaba a la Organización la Humanidad Primero a asistir a los demás y la Humanidad Primero lo consideraba un excelente trabajador voluntario. Siempre se esforzaba por ayudar a su familia y a los necesitados. Unos días antes de su martirio, el mártir fallecido fue a Rafah en busca de comida, donde los camiones suelen ser atacados y saqueados. Los jóvenes van allí para intentar encontrar cualquier cosa que puedan, aunque sea harina mezclada con tierra. Un día, encontró un poco de harina y se la llevó a sus padres, tras lo cual su madre se puso muy contenta. Sin embargo, su padre le dijo que no volviera porque era un milagro volver vivo de allí. Sin embargo, acabó volviendo para encontrar más comida para su familia. Allí, él y sus amigos vieron el cadáver de un palestino que estaba siendo atacado por un perro. Olvidaron su verdadero propósito de ir a buscar comida y ahuyentaron a los perros. También oyeron los gritos de una madre y su hijo heridos. Estaban ayudándoles a conseguir ayuda cuando los israelíes lanzaron un misil contra ellos y Muhammad, su amigo y la madre y el niño a los que intentaba ayudar fueron martirizados. Uno de sus amigos sobrevivió y relató todo el incidente. Su padre también es un sincero servidor de la Comunidad, y tras aceptar el Ahmadíat tuvo que enfrentarse a una gran oposición e incluso fue encarcelado. Sin embargo, siempre se mantuvo firme y nunca vaciló en su fe. Esta familia ha hecho muchos sacrificios. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah proteja a esta familia y eleve la posición del difunto.

Maulvi Muhammad Ayyub Butt

Maulvi Muhammad Ayyub Butt fue derviche en Qadian y ha fallecido recientemente a la edad de 100 años. Durante su juventud, vio en sueños al Santo Profeta (sa) montado a caballo. Su madre lo interpretó como que tendría la oportunidad de servir a la fe. Y así, más tarde dedicó su vida al servicio de la fe. Fue enviado a Irán, donde sirvió durante cinco años, y después a Afganistán. Después se le ordenó regresar a Qadian tras la partición de India y Pakistán. Prestó diversos servicios en Qadian y en otras partes de la India. Prestó excelentes servicios. Muchos pudieron aceptar el Ahmadíat gracias a sus esfuerzos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah eleve su posición y permita a sus hijos y progenie continuar el legado de sus virtudes.

Dr. Masood Ahmad Malik

El Dr. Masood Ahmad Malik fue vicepresidente de la Comunidad Ahmadía de Estados Unidos. Realizó el Hayy en 2000. Obtuvo su doctorado en nutrición animal en la Universidad de Nebraska. Sirvió a la Comunidad en EE UU como vicepresidente desde 2013 hasta su fallecimiento y en varios otros cargos. Tuvo la oportunidad de investigar y encontrar referencias para el libro del Cuarto Califa (rh), Revelación, Racionalidad, Conocimiento y Verdad. Era muy obediente al Jilafat y comprendía el sistema de la Comunidad. Era muy consciente de maximizar el tiempo y ser cuidadoso con el gasto de los fondos de la Comunidad. Tenía un cartel en su escritorio que decía: ‘¿Qué he hecho hoy al servicio de mi Yamat?’. Realmente dedicaba cada día al servicio de la Comunidad. Poseía muchas cualidades excelentes y cumplía con sus deberes de manera excelente. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, eleve su posición y permita a sus hijos continuar el legado de sus virtudes.

Shabeer Ahmad Lodhi

Shabeer Ahmad Lodhi, padre de Farrukh Shabeer Lodhi, misionero de la Comunidad en Liberia. Debido a estar en el servicio no pudo asistir al funeral de su padre. Shabeer Ahmad Lodhi era regular en sus oraciones dando prioridad a la fe sobre el mundo, recitando el Sagrado Corán, escuchando los sermones de los viernes, ayunando y estando siempre dispuesto a servir a la Comunidad. Poseía grandes cualidades y confiaba plenamente en Al’lah. Muchos han escrito sobre su trato amable hacia ellos. Cuando los opositores borraban el credo islámico de las mezquitas de la Comunidad Ahmadía, él se encargaba de escribirlo de nuevo en la mezquita lo antes posible. Era extremadamente paciente, incluso si alguien le ofendía, nunca tomaba represalias. Combatiría las dificultades con oraciones. Su Santidad (aba) rezaba para que Al’lah le concediera el perdón y la misericordia, elevara su posición y siguiera siendo el Protector y Auxiliador de sus hijos.

Resumen preparado por The Review of Religions

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