2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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Cuando el Profeta(sa) tenía unos veinticinco años de edad, su reputación de integridad y carácter compasivo se había extendido por toda la ciudad. La gente le señalaba con admiración, diciendo: “Aquí hay un hombre que inspira confianza”. Esta reputación llegó a oídos de una viuda adinerada, que pidió al tío del Profeta(sa), Abu Talib, que permitiera a su sobrino dirigir una de sus caravanas a Siria. Abu Talib lo mencionó al Profeta(sa), y éste aceptó. La expedición tuvo un gran éxito, y reportó ganancias inesperadas. La viuda, Jadiyya, estaba convencida de que el éxito de la empresa no se debía únicamente a las condiciones del mercado sirio, sino también a la integridad y la eficacia de su líder. Preguntó a su esclava Maisara acerca de ello, y ésta se mostró de acuerdo, diciendo que pocas personas hubieran manejado sus asuntos con la honradez y simpatía que había mostrado el joven jefe. Esta declaración impresionó mucho a Jadiyya, de cuarenta años de edad, y que había quedado viuda dos veces. Envió a una amiga suya para indagar del propio Profeta(sa) si estaría dispuesto a casarse con ella. La mujer fue a ver al Profeta(sa) y le preguntó por qué no se había casado. El Profeta(sa) respondió que no tenía suficientes medios para contraer matrimonio. La visitante le preguntó si aceptaría casarse en el caso de encontrar una mujer rica y respetable. El Profeta(sa) preguntó quién podría ser esta mujer y la visitante contestó que era Jadiyya. El Profeta(sa) se disculpó, alegando que la posición social de ella era demasiado elevada para él. La visitante le aseguró que resolvería todas las dificultades, y el Profeta(sa) dijo que, siendo así, no podía sino consentir. En consecuencia, Jadiyya envió un mensaje al tío del Profeta(sa). El matrimonio entre ambos se acordó y se celebró solemnemente.

Un hombre pobre, huérfano desde su infancia, veía por primera vez la prosperidad. Se hizo rico. El uso que dio a su riqueza constituye una lección para toda la humanidad: después de casarse, Jadiyya(ra) se percató de que siendo ella rica y su marido pobre, existía una desigualdad que podía erigirse en una barrera para su felicidad. Por lo tanto, decidió entregarle sus bienes y sus esclavos. El Profeta(sa) anunció que tan pronto como pudiera, liberaría a los esclavos de Jadiyya(ra); y así lo hizo. Además, repartió entre los pobres la mayor parte de los bienes que había recibido de ella. Entre los esclavos liberados se encontraba un tal Zaid(ra) que parecía más inteligente y hábil que los demás. Provenía de una familia respetable, había sido raptado de niño y vendido de un lugar a otro, hasta llegar a La Meca. Una vez liberado, el joven Zaid(ra) se dio cuenta en seguida que le era preferible sacrificar su libertad y seguir sirviendo como esclavo al Profeta(sa). Así, cuando el Profeta(sa) liberó a los esclavos, Zaid(ra) se negó a ser liberado, pidiendo permiso para seguir viviendo con el Profeta(sa). Así lo hizo, y con el tiempo su cariño hacia el Profeta(sa) no hizo mas que aumentar. Mientras tanto, el padre y el tío de Zaid(ra), que se hallaban en su búsqueda, descubrieron que se hallaba en La Meca, en la casa del Profeta(sa). Se dirigieron a su casa y pidieron al Profeta(sa) la libertad de Zaid(ra), ofreciendo pagar el rescate que estipulara. El Profeta(sa) respondió que Zaid(ra) era libre, y que podía irse con ellos cuando quisiera. Llamó a Zaid(ra) y le presentó a su padre y a su tío. Tras secar sus lágrimas, el padre de Zaid(ra) le dijo que había sido liberado por su bondadoso amo, y ya que su madre estaba muy afligida por la separación, Zaid(ra) debía regresar de inmediato a su hogar. Zaid(ra) contestó: “¡Padre! ¿Quién no ama a sus padres? Mi corazón rebosa de amor por ti y por mi madre. Pero siento tanto afecto por este hombre, Muhammad(sa)sa, que no podría soportar la idea de vivir alejado de él. Os he encontrado y estoy contento. Pero no podría tolerar la separación de Muhammad(sa)sa.” El padre y el tío de Zaid(ra) hicieron todo lo posible para persuadirle de que regresara a casa con ellos, pero Zaid(ra) se negó a acompañarles. Entonces, el Santo Profeta(sa) declaró: “Zaid(ra) ya era un hombre libre, pero a partir de hoy será mi hijo.” Viendo el cariño que existía entre Zaid(ra) y el Profeta(sa), el padre y el tío de Zaid(ra) regresaron, y Zaid(ra) permaneció con el Profeta(sa) (Hisham).

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