Los compañeros ejemplares del Profeta del Islam (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los compañeros ejemplares del Profeta del Islam (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’wwuz y la Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Al mencionar los sacrificios de los compañeros del Santo Profeta (sa), su estatus y los favores que Al-lah exaltado les otorgó, el Mesías prometido (as), dijo en una ocasión:

“Hazrat Abu Bakr (ra) sacrificó todas sus pertenencias en el camino de Dios el Exaltado y en su lugar colocó una manta sobre sí mismo. Sin embargo, ¿qué le concedió Al-lah el Exaltado a cambio? Lo puso como rey de toda Arabia. De la misma manera, revivió el islam una vez más en sus manos, conquistó a aquellos en Arabia que se rebelaron contra el estado y dejaron su fe. Entonces le otorgó tales bendiciones, que nunca se imaginó. En resumen, la honestidad, la pureza, la lealtad, la sinceridad y la bondad de estas personas son un ejemplo para cada musulmán. La vida de los Sahabah [compañeros del Santo Profeta (sa)] fue tal que un ejemplo similar no puede ser encontrado en la vida de cualquiera de los profetas. En esencia, al abandonar los deseos y metas personales de uno, hasta que el hombre no llega al umbral de Dios el Exaltado, no se puede lograr nada. Más bien se causan daño a sí mismos. Sin embargo, una vez que abandonan todos sus deseos y objetivos egoístas, y llegan al umbral de Dios el Exaltado, con las manos vacías y con los corazones puros, entonces Al-lah les apoya y ayuda. Sin embargo, este es un prerrequisito, que el hombre debe estar dispuesto a morir y soportar todas las formas de humillación e incluso la muerte. Observad, este mundo acabará llegando a su fin y ninguna persona vivirá para siempre. Sin embargo, los que la abandonan [es decir, las actividades mundanas] por el bien de Dios, reciben Su placer. Por esta razón, Dios el Todopoderoso hace que Sus seres queridos sean admirados y aceptados en este mundo. Reciben la misma popularidad, que las personas mundanas buscan y para la cual emprenden miles de esfuerzos para que se les otorgue un cierto título o una posición honorable o un puesto en un tribunal o en un lugar similar, o que pueda contarse entre los que tienen cierto rango. En resumen, todos los honores mundanos son otorgados a ellos. Cada corazón está infundido con el respeto y la aceptación de aquellos que están dispuestos a abandonarlo todo por el bien de Al-lah el Exaltado. No sólo se preparan para hacerlo, sino que de hecho lo ponen en práctica. En resumen, aquellos que abandonan todo por el bien de Dios el Exaltados, les son otorgadas todas las cosas.”

En otra ocasión, el Mesías Prometido (as) dijo las siguientes palabras en un encuentro:

“Quien se pierde un poco para un gobierno terrenal, él es recompensado por ello.” (en el día a día de los asuntos mundanos, vemos que, si una persona les da algo o realiza un servicio para ellos, será recompensado por ello.)

El Mesías Prometido (as) dice:

“Quien se pierde por la causa de Dios, ¿acaso entonces él no recibirá una recompensa?”

Indica, además:

“Esas personas no mueren hasta que no han recibido su recompensa de Dios el Todopoderoso equivalente a varias veces el valor de lo que sacrificaron por Él. Dios el Exaltado no está agradecido a nadie. Sin embargo, es lamentable que sólo hay unos pocos que creen en estas cosas y pocos que comprendan la realidad detrás de ellas.”

Nos encontramos con tales ejemplos notables de aquellos, que exhibieron la [citada] la honestidad y la pureza, sinceridad y amor que dejan a uno maravillado. La fuerza espiritual del Santo Profeta (sa) canalizó sus deseos. En primer lugar, ellos se inclinaban hacia otra cosa, que luego el tornó hacia hacia algo completamente diferente. Concretamente de las persecuciones mundanas a lo Divino. Además, la norma de su amor e inclinaciones alcanzó su cénit. Llegaron a tales alturas, como la de que no se ha encontrado previamente en el mundo.

Observad cómo elocuentemente el Mesías Prometido (as) presentó el ejemplo de sus excelencias y magnificencia. Afirmó que el rango de su amor y sacrificio no se encuentra ni siquiera en la vida de los profetas anteriores. Además, en cuanto a los seguidores de estos profetas previos se refiere, su grandeza y estado era muy inferior en comparación con el de los compañeros [del Santo Profeta (sa)]. Estos compañeros fueron absolutamente purificados de todos sus deseos personales. Purificaron sus corazones, se dedicaron a Dios y vivieron sus vidas simplemente por el hecho de adquirir el placer de Dios el Exaltado. Además, cuando este estado se generó, Dios los exaltó también con una lluvia de bendiciones y lo hizo sin ningún tipo de límites y somos testigos de estos aspectos en la vida de los compañeros. Presentaré los incidentes de algunos compañeros en cuanto a cómo se dedicaron a Dios el Exaltado y qué ejemplos mostraron.

Hazrat ‘Abbad bin Bashar fue un compañero de entre los musulmanes locales Ansar [de Medina]. Fue martirizado en la plenitud de su juventud, a la edad de aproximadamente de treinta y cinco años. Narrando un incidente en relación a su adoración y la recitación del Santo Corán, Hazrat ‘Aisha (ra) dice:

“Una noche, el Santo Profeta (sa) se despertó para la oración Tahayyud [oración voluntaria del amanecer] y escuchó la recitación del Santo Corán en la mezquita.”

El Santo Profeta (sa) solía levantarse muy temprano para la oración Tahayyud.

“El Santo Profeta (sa) dijo, ‘¿Es esta la voz de ‘Abbad?’ Hazrat Aisha respondió: ‘Parece ser su voz’. A esto, el Santo Profeta (sa) oró por él diciendo: ‘¡Oh Al-lah! Ten misericordia de ‘Abbad.’”

Qué afortunadas eran estas personas que pasaban sus noches en la adoración y la recitación del Santo Corán, que dio lugar a que se conviertan en los destinatarios inmediatos de las oraciones del Santo Profeta (sa). Además, se levantaban por la noche, implorando a Dios el Altísimo por Su Placer y Misericordia. Debido a uno de sus sueños, Hazrat ‘Abbad estaba seguro de que él alcanzaría el estado de mártir. Hazrat Abu Sa’eed Judri relata:

“Hazrat ‘Abbad me dijo una vez ‘yo vi en un sueño que el cielo se ha desgarrado y que he entrado, tras lo cual se cierra de nuevo y vuelve a su forma original.’ Debido a este sueño él solía decir que estaba seguro de que Al-lah el Exaltado le concedería la condición de mártir. Este sueño se cumplió durante la batalla de Yamama. Fue martirizado mientras luchó con gran valentía. No obstante, su ejército, que comprendía a todos los Ansar, derrotó a los opositores quienes estaban luchando en su contra. Fue martirizado y, sin embargo, derrotaron al enemigo. Hazrat Abu Sa’eed dice que después de la batalla, su rostro era irreconocible debido a las heridas de espada en su rostro. Su cuerpo fue reconocido solamente debido a una determinada marca en su cuerpo.”

Entonces, la historia nos informa acerca de otro compañero de nombre Haram bin Milhan. Este joven estuvo a la vanguardia a la hora de enseñar el Santo Corán a los jóvenes y los demás, así como en servir al Ashab-e-Suffa [compañeros empobrecidos, que habitaban en Suffa]. Una delegación de Bani ‘Amir pidió al Santo Profeta (sa) que enviara a algunas personas a predicarles [el mensaje del islam] a fin de que puedan familiarizarse con el islam y, de modo que sus habitantes también pudieran entrar en el camino del islam. Sus intenciones eran malas, incluso en el momento en que hicieron esta solicitud. Como estas personas no eran fiables, el Santo Profeta (sa) dice que tenía miedo de que su pueblo pudiera causar daño a la gente que me va a enviar. Tras esto, su líder, quien llegó, escuchó sus [el Santo Profeta (sa)] las palabras, pero no aceptó el islam,y  dijo:

“Asumo la responsabilidad de esto y todo el mundo estará bajo mi protección.”

Posteriormente, el Santo Profeta (sa) envió una delegación a Bani ‘Amir. Haram bin Milhan fue nombrado como líder. Cuando esta delegación llegó allí, Hazrat Haram bin Milhan comenzó a sospechar que debía haber algo malo. Su conducta era sospechosa y parecía aparente que la intención de estas personas no fue muy positiva. Por lo tanto, dijo a sus compañeros que,

“debemos tomar algunas medidas de precaución y no debemos estar aquí todos juntos.”

La razón de esto era que, si rodeaban a todos ellos, podrían causar daño en una sola golpe.

“Por lo tanto, todos debéis permanecer aquí y yo iré con una persona [de ellos]. Si nos tratan adecuadamente, vosotros podréis venir también. Sin embargo, si nos causa daño, entonces vosotros podréis decidir, según las circunstancias, cualesquiera que sean, si desean regresar, luchar contra ellos o permanecer allí. Haram bin Milhan y su compañero se acercaron a estas personas, el líder de Bani ‘Amir hizo una seña a una persona, quien atacó a Haram bin Milhan desde atrás con una lanza. Un chorro de sangre brotó delante de su cuello. Él se frotó esta sangre en sus manos y dijo, ‘por el Señor de la Ka’ba, lo he logrado. Por el Señor de la Ka’ba, lo he logrado.”

Después de esto, el otro compañero fue también martirizado y después atacaron a las 70 personas restantes y torturaron a todas ellas, excepto a una o dos, que permanecieron a salvo. Cuando estas personas estaban siendo brutalmente asesinadas, después de haber sido engañadas, rezaron:

“¡Oh Al-lah!, acepta estos nuestros sacrificios e informa al Santo Profeta (sa) de nuestro estado nuestro, ya que no hay medios de hacerlo aquí.”

Por consiguiente, Hazrat Gabriel transmitió al Santo Profeta (sa) el Salam [saludo de paz] de estos camaradas y le informó de su situación y los martirios. El Santo Profeta (sa) informó a sus compañeros de que todos ellos han sido martirizados. Como he mencionado, había setenta compañeros. El Santo Profeta (sa) estuvo muy apenado por sus martirios. Rezó en contra de estas tribus durante treinta días diciendo:

“Que Al-lah personalmente capture y castigue a quienes sean culpables de esta brutalidad.”

El Santo Profeta (sa) declaró que estas muertes fueron unos martirios extremadamente magníficos.

Mencionando este amor, cariño y la capacidad de ofrecer magníficos sacrificios en aras de la religión, el Mesías Prometido (as) reunido en una ocasión dijo:

“El amor es algo que permite a una persona a hacer algo. Una persona que se enamora de otra, ¿qué no haría por el bien de su amado?”

Entonces, dio un ejemplo de gente mundana diciendo:

“Una mujer se enamoró de alguien. Le arrastrarían por el suelo, le infligirían todo tipo de dolor y le golpearían. Sin embargo, ella diría que ‘puedo encontrar placer en [esto].’ Si se puede obtener placer por un amor falso [mundano] a pesar de las dificultades y penurias, que se manifiesta en forma de desobediencia [a Dios] y maldad (como es el estado de la gente mundana, el Mesías Prometido (as) dice): ¿Qué gran placer tendrá una persona, quien es un sincero amante de Dios el Exaltado y quien desea someterse al umbral divino, al tiempo que adquiere dificultades y penurias?”

El Mesías Prometido (as) dijo:

“Observar el estado de los apreciados compañeros, que Al-lah esté complacido con ellos. ¿Qué atrocidades fueron impuestas a ellos en La Meca? Algunos de ellos fueron capturados y fueron torturados y castigados de diferentes formas. Los hombres, sin duda, eran los objetivos principales. Sin embargo, algunas mujeres musulmanas fueron torturadas [también] de tal manera, que solo pensar en ello hace que nuestro cuerpo caiga y tiemble. Si ellos se han sumado a la gente de la Meca, que aparentemente han sido tratados con gran respeto porque eran parte de la misma tribu. Sin embargo, ¿qué les permitió seguir firmemente establecido en la verdad incluso durante la tormenta de dificultades y penurias? Fue esa misma alegría y la fuente de la felicidad, que brotaba de sus pechos debido a [su] amor por la verdad.”

Mientras narraba otro incidente a modo de ejemplo, el Mesías Prometido (as) afirmó:

“Hay un relato acerca de un compañero (ra) cuyas manos fueron cortadas. Cuando esto sucedió, el compañero dice ‘yo realicé la ablución.’ Finalmente, fue decapitado y falleció diciendo: ‘Me postro [ante Al-lah]’ y en el momento de su muerte, oró, ‘¡Oh Al-lah! Informa al Santo Profeta (sa) sobre mi situación.’ El Santo Profeta (sa) estaba en Medina en ese momento. El Ángel Gabriel ofreció el saludo de paz al Profeta (sa). El Profeta (sa) respondió ‘Paz a ti’, y fue notificado acerca de este incidente.”

El Mesías Prometido (as) dijo:

“Por lo tanto, después de obtener el placer de estar en compañía de Dios el Exaltado, uno fácilmente acepta ser pisoteado hasta morir como un insecto.”

Al igual que el compañero (ra), quien dijo: “He llegado al Señor de la Ka’abah”. Lo que significa que he llegado al punto más alto del amor.

Dice,

“Las aflicciones más atroces son fáciles para un creyente con experiencia. La verdad es que es un signo de un verdadero creyente que siempre está dispuestos a morir. De igual manera, si se le pregunta a una persona si prefiere convertirse al cristianismo o se prepare para morir, entonces en ese momento deben buscar lo que su conciencia les dicte que hagan. Si se aceptara la muerte o se prefiriese convertir al cristianismo. Si ellos dan preferencia a morir entonces son verdaderos creyentes, de lo contrario, son incrédulos. Por lo tanto, los creyentes que experimentan estas dificultades también experimentan una forma de placer oculto. Sólo pensar en esto, si no se deleitan durante la experiencia de esas pruebas entonces, ¿cómo pueden los Profetas (la paz sea con ellos) sufrir estas dificultades durante un tiempo tan largo?”

Los ejemplos sobre los compañeros (ra) que se han mencionado aquí muestran que la fuerza espiritual que el Profeta (sa) había infundido en ellos, hasta el punto de que incluso al borde de la muerte, estaban dispuestos a profesar:

“Juro por el Señor de la Ka’abah que hemos logrado. Hemos alcanzado el Dios.”

Sin embargo, estas personas solían ser virtuosas. Cuando ellos se equivocaban, ofrecerían sacrificios como respuesta en lugar de transgredir como algunos grupos de la actualidad que dicen que entrarán en el paraíso después de ser martirizados. Los [compañeros] personas no eran como estas. En lugar de ello, fueron el tipo de personas que lucharon contra la crueldad. No eran quienes difunden la transgresión.

Se relata sobre Hazrat Abdullah bin Amr, quien fue un compañero de entre los Ansar, que cuando marchó a la Batalla de Uhud dijo:

“Voy a ser el primero en alcanzar el martirio”.

Quizás él había visto un sueño o Al-lah el Todopoderoso le había informado acerca de esto. Le dijo a su hijo:

“Cuida de tus hermanas después de mi muerte.”

Él tenía hijas. También dijo:

“Y he tomado un préstamo de un hombre judío. Págale de los jardines de dátiles cuando reciba las ganancias.”

Este era el nivel de su amor por Al-lah, rectitud, castidad y el nivel responsabilidad a cumplir con los derechos [de otros]. Este compañero fue a la guerra, pero no estaba preocupado por su vida, de hecho, no le preocupaba lo más mínimo. En lugar de ello, le agradó mucho saber que sería bendecido con el martirio antes que otros. Él no tenía miedo acerca del futuro de sus jóvenes hijas, en vez de eso, él tenía fe en Al-lah y después de poner su confianza en Él, le aconsejó a su hijo que:

“Pasarás ahora a ser la cabeza de este hogar y cumplirás con estas obligaciones y también cuidarás de tus hermanas.”

Él también estaba preocupado por pagar la deuda que había tomado de una persona judía. [Dijo] no espero que debas pagar de tu propio bolsillo. Más bien, se pagará a partir de las ganancias obtenidas a partir de nuestros jardines. No estoy poniendo ninguna carga financiera sobre ti. Simplemente, estoy informando acerca de esta obligación. Estoy informándote sobre un mandamiento islámico integral, que es pagar esa deuda. Vas a heredar mi propiedad sólo después de saldar esa deuda. Esta es la primera cosa que tiene que ser llevada a cabo.”

Mientras indicó cómo Al-lah el Todopoderoso bendijo el martirio y sacrificio de Hazrat Abdullah, se narra que:

“Cuando el Santo Profeta (sa) vio la condición del hijo de Hazrat Abdullah, expresó sus condolencias y dijo: ‘Voy a compartir algo contigo para que te animes.’ Él dijo: ‘Después del martirio de tu padre, Dios el Todopoderoso hizo sentarse a tu padre delante de Él, y dijo: ‘Voy a concederte lo que solicites de mí.’ Hazrat Abdullah respondió: ‘¡Oh, Señor mío! Yo era incapaz de cumplir con mis obligaciones. ¿Cómo puedo pedirte más?’”

El nivel de sacrificio y adoración que demostró fue muy elevado y, sin embargo, su respuesta fue que no había cumplido con su obligación con los derechos debidos.

“No tengo palabras para expresar mis deseos. Todo se debe a Tu Misericordia y Gracia.”

Luego declaró:

“Ya que me has preguntado, mi Señor, mi único deseo es que me hagas regresar al mundo para poder luchar contra el enemigo junto a Tu Mensajero (sa) y regresar a Ti una vez más como mártir.”

Al-lah el Todopoderoso dijo:

“Tengo decretado que aquellos que fallecen una vez no regresen al mundo otra vez. Por lo tanto, este deseo no se puede cumplir, pero indudablemente obtendrás el estatus de mártir a pesar de ello.”

Del mismo modo, con respecto a su pasión por ofrecer sacrificios y el martirio de Hazrat Amr bin Jamuh, se afirma que caminaba cojeando debido a una lesión en la pierna. Esto le hacía sentirse muy incómodo. Sus hijos no lo dejaron participar en la Batalla de Badr debido a esta desventaja. Cuando los incrédulos marcharon para luchar en la Batalla de Uhud les dijo a sus hijos:

“Podéis hacer lo que queráis, pero no os escucharé y definitivamente participaré en esta batalla”.

Por lo tanto, se encontró con el Santo Profeta (sa) y solicitó:

“Mis hijos me impiden participar en la batalla debido a un problema en mi pierna. Sin embargo, me gustaría unirme a usted para participar en esta yihad.”

Y declaró:

“Por Dios, deseo que Al-lah el Todopoderoso cumpla lo que mi corazón desea y me otorgue el martirio. Entraré en el cielo debido a mi pierna lesionada.”

El Santo Profeta (sa) dijo:

“La yihad no es obligatoria para ti debido a esta discapacidad. Sin embargo, si este es tu deseo, entonces puedes unirte”.

Y el Santo Profeta (sa) ordenó a sus hijos que dejaran que su padre participara en la batalla. Por lo tanto, Hazrat Amr participó en la batalla y oró continuamente:

“¡Oh Al-lah! concédeme el martirio. Y no me hagas regresar a mi casa sin éxito en esta tarea”.

Su deseo ciertamente fue cumplido y fue martirizado en el campo de batalla de Uhud. Por lo tanto, estas personas tenían una fe y una convicción avanzadas. Tomad el ejemplo de cualquier compañero (ra). Estaban dispuestos a ofrecer sus vidas con sinceridad y lealtad. Hazrat Abu Talha (ra) era un compañero de entre los Ansar y era famoso por su tiro con arco. Mostró una gran habilidad con su arco durante la Batalla de Badr. El Santo Profeta (sa) decía “colocad flechas delante de Abu Talha” porque usaba las flechas rápidamente y también acertaba los objetivos previstos. Él también tuvo la oportunidad de proteger al Santo Profeta (sa) durante la Batalla de Uhud. Hazrat Talha (ra) mantuvo su mano frente a la cara del Santo Profeta (sa). Este era el compañero Ansari Abu Talha. Él fue bendecido con la oportunidad de ponerse frente al Santo Profeta (sa) y demostrar valentía y valor. Preferiría buscar los lugares más peligrosos durante la batalla sin ningún tipo de miedo o trepidación, para poder combatir a los enemigos del islam que intentaban destruirlo y para establecer la paz y la seguridad en el mundo. Como mencioné, ellos no tomaron parte en las guerras para cometer crueldades, sino que cuando el enemigo atacó simplemente no mostraron cobardía y en cambio mostraron la cualidad de coraje y valor. Utilizaron todas sus facultades para alcanzar el placer de Dios el Todopoderoso. El Mesías Prometido (as) declara:

“Todo lo que ha sido decretado por Dios siempre está destinado a tener lugar y, en relación con esto, los medios materiales no tienen importancia. Dios el Todopoderoso declara, ‘Y quien se esfuerza en la causa de Dios encontrará un refugio abundante.’ Dios el Todopoderoso está con aquel que actúa con intención pura, de hecho, incluso si uno sufre de una dolencia, Dios el Todopoderoso la alivia”.

El Mesías Prometido (as) declara, además:

“Mirad el ejemplo de los Compañeros, su ejemplo es como el de todos los profetas. Dios el Omnipotente está satisfecho con sus acciones y ellos ofrecieron sus vidas para ser sacrificados como cabras. Su ejemplo es similar a los profetas, y esto ha sido su práctica establecida desde Adán (as).”

Este ha sido el camino de los profetas desde Adán (as) como es evidente en la historia de las religiones. El Mesías Prometido (as) continúa diciendo más adelante:

“Sin embargo, los compañeros lo demostraron de la manera más lustrosa. Ellos no solo revelaron su importancia en términos de impartir su conocimiento, sino que lo iluminaron demostrándolo también prácticamente y demostraron lo que realmente significa la sinceridad y la lealtad”.

El Mesías Prometido (as) declara, además:

“Ni siquiera preguntéis por el estado de Jesús (as), nadie traicionó a Moisés (as) pero Jesús (as) fue traicionado por sus discípulos por solo 30 rupias. Es evidente por el Sagrado Corán que los discípulos tenían dudas acerca de Jesús (as), por eso preguntaron por una mesa llena de comida [del cielo] para que pudieran saber si había dicho la verdad y así distinguir si él era verdadero o falso. Por lo tanto, de esto se deduce que, antes de que la mesa llena de comida fuese enviada [del cielo], no estaban seguros. Además, no hay comparación en la forma en que ellos [los Compañeros] vivieron una vida llena de una angustia tan extrema. Los compañeros eran de hecho un grupo verdaderamente único de personas que son dignas de admiración y emulación. Sus corazones estaban llenos de completa certeza”.

Cuando uno está lleno de convicción, inicialmente, primero desea gastar su riqueza y cuando este deseo crece entonces esa persona está lista para ofrecer su vida. Esta convicción era cada vez mayor en ellos debido al poder espiritual del Santo Profeta (sa). Incluso las relaciones diarias de los Compañeros se llenaron con ejemplos maravillosos de su amor por el Santo Profeta (sa). Ellos siempre estaban en busca de una oportunidad por la cual poder expresar su amor por el Santo Profeta (sa). Con respecto a Hazrat Abdullah bin Amr (ra) se dice que incluso durante los días normales buscaba la oportunidad para poder mostrar su amor y lealtad por el Santo Profeta (sa). Se menciona en una de las narraciones que una vez le envió algo dulce que había sido cocinado en su casa, a través de su hijo Hazrat Yabir (ra). Cuando su hijo regresó, preguntó si el Santo Profeta (sa) había dicho algo. Hazrat Yabir (ra) respondió que el Santo Profeta (sa) dijo:

“Yabir, ¿has traido carne?”

Al oír esto, Hazrat Abdullah bin Amr (ra) dijo,

“mi amo deseaba carne.”

e inmediatamente sacrificó una de sus cabras en su casa y luego envió carne cocida al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) oró por toda su familia por este gesto.

Los Compañeros también experimentaron muchas dificultades para predicar a sus parientes cercanos. A veces, surgieron dificultades si el hijo había aceptado el islam mientras que el padre no, o si un hombre o una mujer había aceptado el islam, pero eran más débiles en comparación con sus parientes más fuertes y ellos les causaban dificultades o expresaban su disgusto. El hijo de Hazrat Amr bin Jamu realizó el Bai’at [Juramento de iniciación] antes que él. Su padre era Mushrik, idólatra, y cuando había agotado todos los medios en sus esfuerzos por predicarle, su hijo arrojó el ídolo de su padre, que él había colocado en su casa, en un pozo de desechos. Amr bin Jamu buscó el ídolo y lo trajo a casa y muy enojado, dijo:

“Si descubro quién es el responsable de esto, lo castigaré severamente”.

Al día siguiente su hijo hizo exactamente lo mismo con el ídolo y su padre lo encontró de nuevo en un pozo. Finalmente, Amr [su padre] limpió y adornó el ídolo y luego colocó su espada al lado y dijo:

“No sé quién está cometiendo estos actos en tu contra, pero ahora he colocado esta espada a tu lado así que ya puedes protegerte”.

Al día siguiente vio que el ídolo había desaparecido. Cuando se dispuso a encontrarlo, descubrió que estaba atado alrededor del cuello de un perro muerto, tirado en un montón de basura. Amr pensó entonces que el ídolo que él consideraba Dios, a pesar de tener una espada cerca, ni siquiera tenía la fuerza para defenderse, entonces ¿cómo lo defendería a él? Luego se dirigió al ídolo y dijo:

“Si tu fueras el verdadero Dios no te habrían colgado del cuello de un perro. Por eso proclamo al Altivo y Exaltado Dios el Todopoderoso, el Proveedor y Justo.”

Luego dice:

“De entre los Ansar, la última persona que aceptó el islam fue Amr bin Jamuh. El estado y rango de los compañeros se puede medir a través del amor que el Santo Profeta (sa) tenía para sus compañeros. Además, el vínculo que los compañeros tenían con Dios el Todopoderoso se debió al poder espiritual del Santo Profeta (sa). En ocasiones Dios el Todopoderoso bendecía a los compañeros sin ningún medio o por medio del Santo Profeta (sa).”

Hazrat Ubay bin Kaab también tenía una relación especial con Dios el Todopoderoso. Está escrito en Bujari que, en una ocasión, el Santo Profeta (sa) le dijo:

“Dios el Todopoderoso me ha ordenado recitarte el Corán.”

El Santo Profeta (sa) dice a su compañero que Dios el Todopoderoso le ha ordenado que le recite el Corán [a Ubay bin Kaab]. Hazrat Ubay bin Kaab se sintió sorprendido y preguntó:

“¿Acaso Dios el Todopoderoso me ha mencionado por mi nombre? ¿El Señor y Maestro del Universo ha mencionado mi nombre y ha pedido que se me recite el Corán?”

El Santo Profeta (sa) respondió:

“Sí, así es, te ha nombrado por tu nombre”.

Al oír esto, Ubay bin Kaab se emocionó y comenzó a llorar. Con todo, el Santo Profeta (sa) recitó el Surah: ‘Lam Yakunil Lazina Kafaru’, es decir, el Surah Bayyinah. Algún tiempo después, cuando alguien le preguntó a Ubay bin Kaab: “¿te sentiste muy feliz al escuchar eso?, respondió: “Si Dios el Todopoderoso ha declarado que tenemos que estar contentos con Sus Bendiciones y Misericordia, ¿por qué no habría yo de estar muy feliz?”

Hazrat Ubay bin Kaab conocía muy bien el Sagrado Corán. En una ocasión, el Santo Profeta (sa) le preguntó, (he narrado este suceso en un sermón anterior, hace dos o tres semanas) ¿qué versículo del Corán se debe considerar como el versículo más grande? Inicialmente respondió diciendo que Dios y Su Mensajero (sa) lo sabían mejor; pero ante la insistencia del Santo Profeta (sa), dijo:

Ayatul Kursi puede ser considerado como uno de los mejores versículos”. (También os relaté una incidencia relacionada con el Ayatul Kursi.)

El Santo Profeta (sa) se complació al escucharle y dijo:

“¡Oh Ubay! Que Al-lah bendiga tu nivel de conocimiento. No hay duda de que Ayatul Kursi es un gran versículo del Corán”.

En otra narración se menciona que en el año en que falleció el Santo Profeta (sa), él completó una lectura del Sagrado Corán con Ubay bin Kaab. Con el permiso de Hazrat Umar (ra), enseñó a la gente el conocimiento del Corán y su exégesis.

Estos fueron los [relatos de] los compañeros del Santo Profeta (sa), quienes progresaron tanto, que alcanzaron el rango más alto. El Mesías Prometido (as) dice:

“Al igual que el progreso tiene lugar gradualmente, con el tiempo, de la misma manera los compañeros también avanzaron gradualmente.”

Continúa diciendo:

“Él (es decir, el Santo Profeta (sa)) deseaba ver a sus compañeros alcanzar su objetivo final; sin embargo, estaban destinados a alcanzar su cenit en el momento señalado. (es decir, de manera gradual). Por lo tanto, los compañeros recibieron tal grado de [bendiciones] que no se habían visto antes, y vieron lo que nunca había sido visto con anterioridad.”

Respecto a los compañeros del Santo Profeta (sa), en una ocasión, el Mesías Prometido (as) dijo:

“Si uno reflexiona acerca de las [vidas de] los compañeros del Santo Profeta (sa), descubre que eran personas sencillas. Al igual que un vaso se vuelve limpio después de pulirlo, sus corazones eran iguales, en el sentido de que estaban llenos de luz divina y libres de la inmundicia de las pasiones carnales. En esencia, eran la verdadera encarnación de la expresión: [árabe] ‘Realmente prospera quien lo purifica.’”

El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

“Los compañeros del Santo Profeta (sa) demostraron tal sinceridad que rechazaron todas las formas de adoración a los ídolos y a la creación.”

Es decir, la adoración a las personas. Elogiar a alguien en exceso o suplicar a un individuo también equivale a adorarlo. El Mesías Prometido (as) dice:

“No solo rechazaron toda adoración a las personas, sino que erradicaron todo deseo de obtener posesiones materiales, y, en su lugar, comenzaron a vislumbrar a Dios el Todopoderoso. Estaban tan perfectamente absortos en el camino de Dios el Todopoderoso, que era como si cada uno de ellos fuera el mismo Abraham (as)”.

Más adelante declara:

“El Santo Profeta (sa) era como el cuerpo y los compañeros los miembros.”

Que Al-lah el Todopoderoso nos permita comprender verdaderamente el nivel espiritual de los compañeros, y, actuando según su ejemplo, Él nos permita aumentar nuestra lealtad y sinceridad.

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