Califas guiados – Hazrat Umar (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Califas guiados – Hazrat Umar (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes, 25 de Junio 2021.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.               

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y el Sura al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

He estado narrado relatos de la vida de Hazrat Umar (ra) y lo seguiré haciendo hoy.

Zaid bin Aslam relata que su padre dijo una vez:

“Acompañé a Hazrat Umar bin Jatab (ra) a Harrah Waqim”. Este lugar se encontraba entre dos “harrahs” y  un “harrah” es un área con un terreno rocoso oscuro. Harrah Waqim está situado al este de Medina y también se conoce como Harrah Banu Quraiza. La otra área se llama Harrat-ul-Wabrah y se encuentra a 5 km al oeste de Medina. En fin, él narra: “Fui allí (es decir, a Harrah Waqim) y cuando llegamos a un lugar llamado Sarar, vimos que había encendida una lumbre”. (Sarar también está situado a 5 km de Medina). “Entonces, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘¡Oh Aslam! Creo que son viajeros que se han visto retenidos por la noche y el frío. ¡Ven conmigo!’. Por eso fuimos rápidamente hacia ellos y vimos a una mujer con sus hijos. Había una olla puesta al fuego y los niños lloraban sin parar por el hambre. Hazrat Umar (sa) exclamó: ‘¡Oh gente de la luz, que la paz sea con vosotros!’. No quiso decir gente del fuego, sino que dijo gente de la luz. La mujer respondió: ‘¡Que la paz sea contigo también!’. Hazrat Umar (ra) pidió permiso para acercarse y la mujer respondió: ‘Puedes hacerlo con un buen propósito, pero si no, aléjate’. (En otras palabras, si deseaba decir algo bueno lo podía hacer pero si no, mejor que fuera de vuelta). Ante esto, Hazrat Umar (ra) se acercó y preguntó qué pasaba. La mujer dijo: ‘La noche y el frío nos han retenido aquí’. Hazrat Umar (sa) luego preguntó: ‘¿Qué les pasa a los niños y por qué lloran así?’. La mujer respondió que lo hacían por el hambre. A lo que Hazrat Umar (ra) inquirió qué había en la olla y ella respondió: ‘Solo contiene agua. Consuelo a mis hijos con eso hasta que se duerman. Dios juzgará entre nosotros y Hazrat Umar (ra)’. Ante esto, el propio Hazrat Umar (ra) dijo: ‘¡Oh mujer, que Dios se apiade de ti! ¿Cómo puede Umar saber acerca de tus circunstancias?’. Ella respondió: ‘Él es el guardián de nuestros asuntos aunque desconoce nuestras circunstancias’.”

Aslam, que como digo acompañaba a Hazrat Umar (ra), sigue relatando:

“Hazrat Umar (ra) se acercó a mí y me dijo: ‘¡Ven conmigo!’. Caminamos de nuevo muy rápido y llegamos a Dar-ud-Daqiq”. Hazrat Umar (ra) había construido un edificio llamado Dar-ud-Daqiq durante su Jilafat, en el que se almacenaba harina, cebada tostada y molida, dátiles, pasas y otros artículos necesarios que un viajero pudiera necesitar en un viaje.  Hazrat Umar (ra) también había construido varias áreas de descanso para las personas que viajaban entre Medina y La Meca. “Así que tomó de allí un saco de cereales y un recipiente con aceite. Luego me pidió que lo ayudara a cargarlo para poder llevarlo”.

Aslam narra además:

“Yo le dije: ‘Déjeme que yo lo lleve en su lugar’, pero Hazrat Umar (ra) repitió dos o tres veces que él mismo podía cargarlo,  cuando le decía que podía llevarlo en su lugar. Sobre esto, Hazrat Umar (ra) contestó: ‘¿Llevarás mi carga en el Día del Juicio?’. Después de esto, ayudé a colocar el saco sobre él, Hazrat Umar (ra) lo cargó sobre su espalda y caminó muy rápido, y yo también caminé a su par junto a él, hasta que llegamos donde estaba la mujer. Hazrat Umar (ra) colocó el saco cerca de ella, sacó un poco de harina y le dijo que lo vertiera lentamente en la olla mientras él lo removía”.

En otra narración, está escrito que Hazrat Umar (ra) dijo:

“Vierte lentamente la harina y prepararé para ti ‘harira’ (plato nativo árabe hecho de leche y harina)”. Hazrat Umar (ra) luego comenzó a soplar debajo de la olla para encender el fuego.

Aslam -el narrador – continúa diciendo:

“Hazrat Umar (ra) tenía una barba larga y espesa y vi que salía humo de su barba. (En otras palabras, el humo subía y pasaba por su rostro y por su barba). Cuando la comida estuvo lista, sacó la olla del fuego y pidió que le trajeran una cacerola, y entonces la señora trajo un plato grande. Hazrat Umar (ra) vertió la comida en él y dijo: ‘Dale esto a tus hijos mientras yo te lo extiendo para que se enfríe’. En otras palabras, lo esparciría y enfriaría en otro utensilio. Hazrat Umar (ra) continuó haciendo eso hasta que los niños acabaron saciados y lo que quedó de la comida lo dejó para ella”.

Luego Aslam narra:

“Después, Hazrat Umar (ra) se puso de pie y yo hice lo mismo. Al ver esto, la señora dijo: ‘¡Que Dios Altísimo te recompense de la mejor manera! Te mereces más esto (o sea, una recompensa) que Amir-ul-Mominin (el Líder de los Fieles o Jalifa)’. Sobre esto, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Debes hablar lo que es bueno y cuando vayas a Amir-ul-Mominin, me encontrarás allí, si Dios quiere’.”

Aslam afirma además:

“A continuación, Hazrat Umar (ra) se hizo a un lado y se sentó frente a la mujer. Le dije a Hazrat Umar (ra): ‘¿Queda algo más por hacer?’. Hazrat Umar (ra) no dijo una palabra hasta que vimos a los niños jugando y riendo, y luego todos se fueron tranquilamente a dormir. Al respecto, Hazrat Umar (as) dio las gracias a Dios y se puso de pie, se volvió hacia mí y dijo: ‘¡Oh Aslam! Estos niños estaban despiertos y llorando de hambre. No deseaba salir de este lugar hasta presenciar el estado de descanso en ellos que acabo de presenciar’.”

Hazrat Musleh Maud (ra) también ha narrado este incidente y escribe:

“Si uno no puede tener acceso a las provisiones esenciales, entonces es deber del gobierno musulmán proporcionarlas. [Aquí, Hazrat Musleh Maud (ra) describe las responsabilidades de un gobierno musulmán]. Hay un incidente de Hazrat Umar (ra) en relación con esto que es extremadamente conmovedor y revela la verdadera realidad. En una ocasión, el Segundo Jalifa (ra) estaba observando si alguno de los musulmanes tenía alguna dificultad. Había un pueblo llamado Marar, situado a 5 km de la ciudad de Medina”.

Nuestros investigadores dicen que no era “Marar” sino “Sarar” y es posible que esto haya sido un error del escriba, que por error escribió “Marar”.

En cualquier caso, afirma:

“Hazrat Umar (ra) escuchó un llanto en un lugar apartado y se dirigió hacia allí. Vio que aparentemente una mujer cocinaba algo mientras sus hijos lloraban. Hazrat Umar (ra) preguntó qué sucedía y ella respondió: ‘Hemos pasado hambre durante las últimas 2 o 3 comidas, porque no tenemos nada para comer. Los niños no pueden soportarlo más, así que he colocado una olla vacía en el fuego para que sintieran algo de consuelo, que la comida estaba llegando, y se durmieran’. Al escuchar esto, Hazrat Umar (ra) regresó inmediatamente a Medina y tomó un poco de harina, mantequilla, carne y dátiles, y lo puso todo en un saco. Hazrat Umar (ra) luego le dijo a uno de sus asistentes que colocara el saco sobre su espalda. El asistente dijo: ‘Su Santidad, estoy aquí y lo puedo cargar por usted’. Hazrat Umar (ra) declaró: ‘No hay duda de que puedes llevar esto por mí ahora, pero, ¿quién llevará mi carga el Día del Juicio?’.”

En otras palabras, era su deber cuidar de sus provisiones y como había habido un descuido suyo en este sentido, por lo tanto, como una expiación por ello, él mismo llevaría todas las provisiones y las entregaría personalmente. Hazrat Musleh Maud (ra) escribe que a cada uno de los necesitados se le asignaba un subsidio, aunque por este incidente uno no debe pensar que esto inculcaba indolencia en las personas.

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“Cuando el Islam instruye a uno a velar por el bienestar de los necesitados, busca además eliminar la pereza y la indolencia, y se ha mencionado anteriormente en relación con esto que los subsidios no fueron asignados para que la gente se volviera perezosa e indolente. El propósito de fijar estos subsidios no era que la gente dejara de trabajar, por lo que esos subsidios solo se otorgaban a quienes lo necesitaban y, por lo general, a las personas no se les permitía pedir a otros. Hazrat Umar (ra) tomaba medidas muy estrictas para evitar que las personas pidieran a los demás, pero si alguien tenía hambre se le daba comida, o si alguien venía a buscar algo, simplemente se lo daba. De hecho, si la persona que pedía a los demás podía y estaba sana para trabajar, entonces Hazrat Umar (ra) tomaba medidas muy estrictas.

En una ocasión, Hazrat Umar (ra) vio a alguien pidiendo, a pesar de que llevaba mucha harina en su saca, o sea, pedía a los demás aunque él mismo tenía harina. Hazrat Umar (ra) le quitó la harina y la echó a los camellos. Se quedó entonces sin harina y  Hazrat Umar (ra) le dijo: ‘Ahora puedes pedir’. De esto se desprende que a aquellos que pedían a otros se les animaba a trabajar, pues si eran capaces y estaban sanos, no tenían ninguna razón para pedirle a los demás, sino que más bien debían trabajar duro y ganar dinero para comer. De esta manera, Hazrat Umar (ra) le dio a ese hombre una lección: si volvía a pedir de los demás, volvería a quitarle las provisiones de comida y se las daría a los animales. Muchos de los que piden a otros presentan este ejemplo de Hazrat Umar (ra) para apoyar su opinión de cómo él cuidaba a la gente, aunque no reconocen el hecho de que el Islam ha prohibido estrictamente pedir a los demás. Por otra parte, también disponemos del ejemplo del Santo Profeta (sa) en relación con esto, el cual siguió Hazrat Umar (ra)”.

Luego, al narrar este incidente en otra ocasión, Hazrat Musleh Maud (ra) declaró:

“¡Mirad el ejemplo de Hazrat Umar (ra)! Por un lado, los grandes líderes del mundo temblaban de miedo debido a su reputación y fuerte carácter, pues incluso los gobiernos bizantinos y persas le temían; pero, por otro lado, a una persona de un rango tan elevado como Umar (ra) le inquietó mucho ver a una mujer beduina y sus hijos hambrientos por la noche. Por eso, se fue, tomó un saco de harina y un recipiente con mantequilla, y se los llevó; y no regresó de allí hasta que terminó de cocinar la comida con sus propias manos y se la dio a los niños, y entonces esperó a que se durmieran”.

El esclavo liberado de Hazrat Umar (ra), Aslam, a quien se mencionó anteriormente, afirma:

“Una vez llegó un grupo de comerciantes a Medina y se quedaron en el área designada para realizar la oración del Eid. Hazrat Umar (ra) le dijo a Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra): ‘¿Te gustaría que hiciéramos guardia durante la noche para ellos?’. Y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) respondió afirmativamente. Después de esto, ambos hicieron guardia para ellos toda la noche y pasaron el tiempo en adoración. Durante ese tiempo, Hazrat Umar (ra) escuchó el llanto de un niño y se acercó a la zona de donde venía sonido del llanto y le dijo a la madre: ‘Teme a Dios Altísimo y cuida bien a tu hijo’. Tras decir eso, regresó, (es decir, regresó al lugar donde custodiaban las provisiones de los comerciantes). Pero nuevamente, Hazrat Umar (ra) escuchó el llanto del niño y se acercó a la madre y le dijo lo mismo que le había dicho antes y luego se volvió a marchar. Cuando la noche entró en su última parte, volvió a escuchar el llanto del niño, se acercó a su madre y le dijo: ‘¡Eres una madre extremadamente negligente! Me he dado cuenta de que tu hijo ha estado llorando toda la noche’. A esto, ella respondió: ‘¡Oh siervo de Al’lah! Estoy tratando de convencerlo de que tome otra cosa que no sea mi leche, pero él continúa negándose y solo quiere leche’. 

Hazrat Umar (ra) le preguntó por qué hizo eso y ella dijo: ‘Porque Hazrat Umar (ra) solo asigna una ración para los niños que no están en edad de lactancia’. Hazrat Umar (ra) luego preguntó la edad del niño y ella le dijo su edad. Hazrat Umar (ra) luego declaró: ‘No dejes de amamantar al niño prematuramente’. Entonces, Hazrat Umar (ra) dirigió la oración de fayar y, debido a su llanto, los feligreses no pudieron ni siquiera escuchar su recitación correctamente. Hazrat Umar (ra) se dijo a sí mismo: ‘¡Ay de ti, oh Umar! ¿Por qué  has quitado la vida a tantos hijos de otros musulmanes?’. A continuación, dio instrucciones al pregonero para que anunciara que ‘no dejaran de amamantar a los niños prematuramente y que a partir de ahora, en el Islam, se fijará una asignación para cada niño desde el momento en que nazca’. Hazrat Umar (ra) envió esta orden a todas las tierras musulmanas”.

Este incidente también ha sido narrado por Hazrat Musleh Maud (ra) en su propio y único estilo:

“Inicialmente, Hazrat Umar (ra) no fijó ningún subsidio para los niños que estaban en edad de lactancia, pero luego estableció el derecho al mismo de los niños que aún estaban siendo amamantados y emitió una ordenanza para que concediera esta asignación a sus madres. Hazrat Umar (ra) pensaba que dado que un niño que aún está siendo amamantado no contribuye activamente a la sociedad, por tanto, la responsabilidad de proporcionar las provisiones al niño recaía sobre la madre y no sobre el tesoro público. Sin embargo, Hazrat Umar (ra) salió a caminar una vez y un grupo de comerciantes beduinos había llegado a las afueras de la ciudad. Hazrat Umar (ra) escuchó los gritos de un niño que provenían de una tienda y la madre estaba tratando de consolar al niño dándole golpecitos con la mano para que se durmiera. Como el niño lloraba continuamente a pesar de sus consuelos, le dio un cachete y le dijo: ‘¡Llora por Umar!’. 

Hazrat Umar (ra) se sorprendió porque él no tenía nada que ver con esto. Entonces, Hazrat Umar (ra) pidió permiso a la mujer para entrar en la tienda y luego le preguntó qué problema había. Como ella no reconoció a Hazrat Umar (ra), dijo: ‘Umar ha fijado una asignación para todos, pero no se da cuenta de que este niño también necesita alimento. He dejado de amamantarlo porque quería que le asignaran una paga, pero no tengo suficiente leche’’. Hazrat Umar (ra) regresó de inmediato y sacó una bolsa de harina de la tesorería y se la llevó. El encargado de la tesorería se acercó para ayudarle a llevarlo, pero Hazrat Umar (ra) dijo: ‘¡Déjalo! Lo llevaré yo mismo. Cuando sea azotado en el Día del Juicio, ¿te pondrás en mi lugar? Me pregunto cuántos niños ha muerto por mi culpa’. A partir de entonces, Hazrat Umar (ra) emitió un mandato para que incluso los niños que estaban en edad de lactancia recibieran una paga”.

Por su parte, el Mesías Prometido (as) escribe:

“En los Hadices, Ammar bin Jazaima ha narrado que Hazrat Umar (ra) le dijo a mi padre: ‘¿Qué te ha impedido plantar árboles en tu tierra?’. Su padre, que ya no plantaba árboles nuevos ni engrandecía su huerto o tal vez no reemplazaba las plantas marchitas por otras nuevas, respondió: ‘Soy viejo y moriré pronto. Así pues, ¿de qué me beneficiará esto?’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘Esa no es una razón para dejar de hacerlo. Te corresponde plantar árboles’. Entonces vi que Hazrat Umar (ra) empezó a ayudar a mi padre a plantar los árboles”.

El Mesías Prometido (as) además narró este relato en relación a protegerse de la indolencia y la pereza, y afirmó que esta persona estaba comiendo los frutos de la generación anterior; o sea, de las plantas que ya habían sido plantadas, por lo que debía dejar algo tras de sí para la generación futura.

Hazrat Musleh Maud (ra) dice:

“Hazrat Umar (ra) caminaba por las noches a fin de observar la situación general en Medina. Una vez, estaba caminando por la ciudad de noche y escuchó a una mujer recitando una poesía muy romántica en memoria de su esposo. Hazrat Umar (ra) investigó el asunto y se enteró de que su esposo estaba en el ejército y había permanecido alejado de ella durante un largo período de tiempo. Hazrat Umar (ra) emitió luego una orden a fin de que no se enviaran fuera a soldados durante más de cuatro meses y si deseaban quedarse más tiempo, debían llevarse a su esposa con ellos; de lo contrario, el comandante del ejército debía enviarlos de regreso después de cuatro meses.

En relación a este incidente, se menciona que Hazrat Umar (ra) le dijo a la mujer que estaba recitando ese poema: ‘¿Has cometido alguna mala acción?’, a lo que ella respondió: ‘¡Busco refugio en Al’lah!’. Entonces, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Mantente firme. Le voy a enviar una carta a tu esposo’. Y así, Hazrat Umar (ra) envió a un mensajero para que su esposo regresara. Hazrat Umar (ra) luego investigó más a fondo el asunto y, como se ha mencionado anteriormente, emitió una instrucción para que no se enviara a un marido durante más de cuatro meses, a menos que su familia estuviera con él”.

En otra ocasión, Aslam, el esclavo liberado de Hazrat Umar (ra), relata:

“Una noche fui a las afueras de Medina junto con Hazrat Umar (ra) y vimos una tienda de campaña y decidimos ir hacia ella. A medida que nos acercábamos, escuchamos a una mujer que experimentaba dolores del parto y estaba llorando. Hazrat Umar (ra) indagó sobre su estado y ella dijo que no era de la zona y que estaba viajando, y que no contaba con las provisiones necesarias. Ante esto, Hazrat Umar (ra) comenzó a llorar y rápidamente regresó a casa. Le dijo a su esposa, Hazrat Umme Kulzum bint Ali (ra): ‘¿Te gustaría obtener una recompensa que Dios Altísimo te ha traído?’. Hazrat Umar (ra) más tarde relató todo el incidente sobre el que Hazrat Umme Kulzum (ra) dijo: ‘Sí, por supuesto’. Entonces, Hazrat Umar (ra) cargó un poco de harina y mantequilla en su espalda, mientras Hazrat Umme Kulzum (ra) tomó las provisiones necesarias requeridas para un parto y ambos llegaron allí. 

Hazrat Umme Kulzum (ra) luego fue hacia esa mujer y Hazrat Umar (ra) se sentó con su esposo, quien también estaba allí en ese momento, pero no reconoció a Hazrat Umar (ra), quien comenzó a hablar con él. Cuando su esposa dio a luz a un hijo, Hazrat Umme Kulzum (ra) salió y le dijo a Hazrat Umar (ra): ‘¡Oh Líder de los Fieles! Dale buenas nuevas a tu amigo, ha sido bendecido con un hijo’. Fue solo cuando escuchó a Hazrat Umme Kulzum (ra) decir esto que se dio cuenta de que estaba sentado junto a una persona tan grandiosa y, por consiguiente, comenzó a disculparse. Hazrat Umar (ra) declaró que no había necesidad de disculparse y les dio algo de dinero y otras provisiones, y tras eso regresaron”.

Said bin Musaiyab y Abu Salama bin Abdir Rahman dicen:

“Por Dios, todo lo que Hazrat Umar (ra) dijo, realmente lo cumplió. Cuando era momento de ser estricto, mostró rigor y cuando era momento de mostrar indulgencia y compasión, lo hacía y se convertía en una figura paterna para los niños. A aquellas mujeres cuyos maridos estaban ausentes, él personalmente visitaba sus casas y les ofrecía sus saludos de paz desde la puerta y luego les preguntaba: ‘¿Necesitáis algo? Si necesitáis algo, iré al mercado y lo compraré, porque no me gustaría que alguien os engañara a la hora de comprar y vender’. Y las mujeres enviaban a sus hijos con él. Entonces, Hazrat Umar (ra) iba al mercado y había tantos niños detrás de él, que era difícil contarlos. Hazrat Umar (ra) entonces compraba los artículos de necesidad para cada uno y además compraba para las mujeres que no tenían hijos.

Cada vez que llegaba un mensajero del ejército, Hazrat Umar (ra) tomaba personalmente las cartas de sus maridos y se las entregaba y decía: ‘Vuestros maridos se han ido por la causa de Al’lah y vosotras habitáis en la ciudad del Santo Profeta (sa). Si tenéis a alguien que pueda leeros la carta, entonces perfecto; de lo contrario, podéis acercaros a mi puerta y yo os leeré la carta’. Hazrat Umar (ra) entonces decía: ‘Nuestro mensajero partirá de aquí en tal día. Podéis escribir vuestras cartas y se las haremos llegar de vuestra parte’. Hazrat Umar (ra) luego distribuía papel y pluma en dichas casas. Tomaba las cartas de aquellas que podían escribir por sí mismas y a aquellas que no podían escribir les decía: ‘Aquí tengo papel y tinta, acércate a la puerta y di lo que te gustaría que escriba’. Hazrat Umar (ra) fue a todas las casas y tomó las cartas que habían escrito para sus maridos y luego las envió”.

Por su parte, Hazrat Ali (ra) relata:

“En una ocasión vi que Hazrat Umar (ra) colocaba la silla de montar de un camello y se dirigía con rapidez hacia Abta”, (que es el nombre de un lugar situado cerca de La Meca y Mina). “Al verle, dije: ‘¡Oh Líder de los Fieles! ¿A dónde te diriges?’. Hazrat Umar (ra) respondió que uno de los camellos, que habían sido donados como caridad se había escapado e iba a buscarlo. Después de esto, le dije a Hazrat Umar (ra): ‘Has establecido tales ejemplos que no van a ser fáciles de seguir para los Jalifas que vengan después de tí’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘¡Oh Abul Hasan! No digas nada en mi contra porque juro por Aquel que envió a Muhammad (sa) como Profeta, que si la cría de una cabra se perdiera cerca del río Éufrates, en el Día del Juicio se le preguntará a Umar sobre ella”.

Hazrat Musleh Maud (ra) escribe en otro lugar:

“Durante la época del Jalifato de Hazrat Umar (ra), un hombre musulmán caminaba una vez con la cabeza inclinada. Hazrat Umar (ra) pensó que tal vez había recibido una noticia triste o estaba atravesando alguna dificultad y, por eso, iba con el rostro cabizbajo. Hazrat Umar (ra) le levantó el rostro con el puño y le dijo: ‘Esta es la época de las victorias del Islam y, no obstante, vas con la cabeza inclinada’. En otras palabras, ese era un tiempo en el que Dios Altísimo había otorgado el gobierno al Islam, a pesar de los esfuerzos del mundo por oponerse a ello; así que, aunque experimentara una pequeña dificultad, no había necesidad de agachar la cabeza de ese modo. Entonces, Hazrat Umar (ra) declaró: ‘Si tienes fe absoluta de que el Islam saldrá victorioso, no hay necesidad de llorar por pequeños problemas. Incluso si algunos de los musulmanes, en un lugar determinado, tuvieran que soportar alguna pérdida, aún así no habría razón para llorar o preocuparse’.”

Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó este incidente después de la migración de Qadián declarando:

“Un creyente no debe mirar lo que ha perdido. Incluso si ha sufrido una pérdida, no debería mirar lo que ha perdido; más bien debería reflexionar por quién lo han perdido; pues si algo se ha perdido por la causa de Dios Altísimo y por el progreso del Islam, Al’lah otorgará una recompensa aún mejor que esa”. Es decir, uno no debe preocuparse por las pérdidas temporales.

De manera similar, Hazrat Musleh Maud (ra) cita un incidente bien conocido de Hazrat Umar (ra), en el que concluye que, aunque Hazrat Umar (ra) tuvo que soportar dificultades, no le importó hacerlo y estableció una igualdad tal que el Islam busca establecer en todo el mundo. El incidente es el siguiente:

“Yabalah bin Aiham solía ser un destacado jefe de una tribu cristiana. Cuando los musulmanes comenzaron a conquistar Siria, él y su tribu aceptaron el Islam y tras ello vinieron a realizar el Hall. Durante la Peregrinación, en cierto punto se congregó una gran multitud y accidentalmente un musulmán le pisó el pié. En algunas narraciones se dice que el musulmán pisó el dobladillo de su túnica, (la de Yabalah), quien se consideraba a sí mismo como un rey, ya que tenía 60.000 seguidores. De hecho, según algunos relatos históricos, 60.000 era solo el número de sus soldados. En cualquier caso, cuando un musulmán que iba parcialmente vestido le pisó el pie, Yabalah se enfureció y le abofeteó diciendo: ‘¿Quieres deshonrarme? ¿No sabes quién soy? Deberías haber retrocedido por respeto, pero has pisado mi pie descaradamente’. Entonces, tras haber sido abofeteado, el musulmán permaneció en silencio, aunque otro musulmán dijo: ‘¿Sabe usted que la religión a la que ha entrado es el Islam y que esta religión no distingue entre la gente común y la gente importante? Especialmente en esta casa, (o sea, la Santa Kaaba alrededor de la cual estaban realizando circuitos), no hay diferencia entre los ricos y los pobres’. Yabalah respondió: ‘Eso no me importa’. El musulmán respondió: ‘Si se presenta una queja contra tí a Umar (ra), seguramente tomará represalias por tratar así a este musulmán’. 

Cuando Yabalah bin Aiham escuchó esto, se enfureció aún más y dijo: ‘¿Hay alguien que abofetee la cara de Yabalah ibn Aiham?’. El musulmán dijo: ‘No sé de nadie, pero así es como Umar resolvería el asunto’. Al escuchar esto, Yabalah completó rápidamente la vuelta alrededor de la Kaaba y se fue directo a encontrarse con Hazrat Umar (ra) y preguntó: ‘Si una persona prominente abofetea a un hombre común, ¿qué harías?’. Hazrat Umar (ra) respondió: ‘Haremos que la persona común abofetee a la persona eminente’. Yabalah dijo entonces: ‘No has entendido lo que quiero decir, puesto que lo que quiero decir es que si hay una persona extremadamente importante que abofetea a una persona común, entonces, ¿qué harías?’. Hazrat Umar (ra) contestó: ‘En el Islam no hay discriminación entre una persona prominente y una común’. Y Hazrat Umar (ra) añadió: ‘Yabalah, ¿eres tú quien cometió esta falta?’. Ante esto, Yabalah mintió y dijo que no había abofeteado a nadie y que simplemente le había hecho una pregunta. Ante esto, abandonó esa reunión de inmediato y regresó a su país con su gente; más tarde se hicieron apóstatas y lucharon junto a los bizantinos en las batallas contra los musulmanes, aunque Hazrat Umar (ra) no mostró ninguna preocupación por ello”.

 Este fue el nivel de igualdad que estableció el gobierno musulmán y esta es una lección para los gobiernos musulmanes de hoy.

Si Dios quiere, estas narraciones continuarán en futuros sermones.

En este momento voy a hablar sobre algunas personas que han fallecido:

El primero es Abdul Wahid Warraich Sahib, presidente local (sadar) de la Comunidad en Waldshut (Alemania) y anteriormente presidente nacional de juddamul ahmadía (jóvenes áhmadis) y ex-secretario nacional de tarbiyat en Suiza. Falleció el 12 de mayo a la edad de 41 años, tras ponerse enfermo durante su descenso, después de escalar con éxito el monte Everest e izar la bandera de Ahmadíat en su cima.

¡En verdad a Al’lah pertenecemos y hacia Él será el retorno!

Deja mujer, tres hijos y dos hijas, sus padres, un hermano y dos hermanas.

El presidente nacional (Amir) de la Yamat de Suiza, Tariq Mudassar Sahib, escribe: “Desde el inicio hasta su fallecimiento, Abdul Wahid Warraich Sahib ha sido un miembro activo de la Comunidad. Tanto como miembro de la Yamat como siendo responsable de un cargo, fue un áhmadi ejemplar y leal. Abdul Wahid Warraich Sahib siempre desempeñó con gran humildad sus responsabilidades en la Comunidad y no había ni un ápice de arrogancia en él. No solo predicó ayudando a los demás, sino que estableció su propio ejemplo al respecto. Fue a África para varios proyectos de la IAAAE (Asociación internacional de arquitectos e ingenieros áhmadis) y allí sirvió a la gente, y muchos jóvenes fueron a África después de ver su ejemplo. Cuando fue nombrado presidente nacional de juddamul ahmadía (asociación de los jóvenes áhmadis), buscó nuevas formas de desarrollar la educación y la formación moral de los jóvenes, y salvarlos de la mentalidad materialista y la fascinación por Europa. Su sacrificio financiero también fue ejemplar”.

Uno de sus hijos, Talha Warraich, estudia en la Yamia Ahmadía de Alemania y el Amir Sahib escribe que educó bien a sus hijos, (como resultado de lo cual su hijo está estudiando en Yamia). En definitiva, el fallecido Abdul Wahid Warraich Sahib fue un áhmadi ejemplar que cumplió con los derechos hacia Dios y los derechos hacia Su creación. Algunos no-áhmadis también han expresado su pesar por su fallecimiento.

En este sentido, el Sr. Stephen Lord escribe: “Trabajé con Wahid Wararich Sahib durante muchos años en una empresa llamada Swisscom, la empresa de telecomunicaciones más grande de Suiza. Trabajé con él en su equipo durante un año. Mi respeto hacia él no solo se debió a sus aptitudes en el área del trabajo, sino sobre todo a la forma en que se desenvolvía. Wahid Warraich Sahib siempre mostró una moral excelente, ayudó a los demás y fue una persona honesta, y alguien digno de confianza. Además, yo disfrutaba hablando con él sobre temas no relacionados con el trabajo”.

Murab-bi Sahib escribe: “Poseía grandes cualidades, amaba al Jalifa y ofrecía regularmente las oraciones del viernes en la mezquita y se esforzaba por ofrecer las otras oraciones también. A su vez, ofrecía regularmente las oraciones de tahayud (oraciones voluntarias de antes del amanecer)”.

El secretario nacional de finanzas, Rizwan Sahib, escribe: “Solía trabajar en la sucursal de Microsoft en Suiza, como ingeniero de software. En una ocasión me dijo que iban a cerrar la sucursal de Microsoft en Suiza y que se iban a mudar a Silicon Valley, y le ofrecieron irse con ellos. Le ofrecieron todo tipo de facilidades: le aumentaban el salario y le ayudaban a trasladarse desde Suiza. No obstante, dijo que se negó porque no podía abandonar sus responsabilidades con la Comunidad, pues  no podía simplemente abandonarlas e irse a Silicon Valley (Estados Unidos). Después de unos días, dijo que, por la gracia de Dios, esa sucursal fue comprada por una gran empresa suiza llamada Swisscom. Dijo que estaban tratando de trasladarle, pero Dios Altísimo hizo un plan para que se quedara aquí; y no solo eso, sino que Al’lah otorgó Su gracia de tal manera que su salario aquí aumentó incluso más que el de su jefe”.

El secretario nacional de Amure Jariya, Zahid Sahib, dice: “Le conozco desde hace 26 años y tuve la oportunidad de trabajar con él en Juddamul Ahmadía. Era una persona muy digna y respetable, regular en las oraciones y los ayunos, devoto en la adoración, muy trabajador, leal y obediente del Jalifa. Además, era una persona amable y sociable. Desde su juventud, tuvo una actitud diferente a la de otros jóvenes. Nunca le he visto enojado, ni he visto rastros de enfado en su rostro o en el tono de su voz. Nunca le vi alzar la voz o hablar en tono áspero. Si se cometían errores, nos llevaba a un lado y nos lo explicaba de un modo amable. Se reunía con todos, jóvenes y mayores, de una manera cortés y con una sonrisa. Siempre tenía una ligera sonrisa en la cara. Era un ejemplo vivo de estar dispuesto a sacrificar la vida, la riqueza, el tiempo y el honor. No solo orientó a muchos jóvenes en Suiza respecto a la educación y su futuro, sino que hay docenas a los que ayudó a conseguir trabajo. Bajo la dirección de Juddamul-Ahmadía, creó el ‘Club de Alpinismo Ahmadía’ e introdujo a muchos jóvenes al alpinismo. Poseía una extraordinaria determinación”.

Y añade: “Una vez le pregunté si sentía miedo mientras hacía alpinismo y dijo que sí, y que a su familia no le gustaba, pero la solución que se le ocurrió fue que se reuniría con el Jalifa. Así que vino y se reunió conmigo y presentó la sugerencia de que si se le concedía el permiso, (o sea, si yo le concedía el permiso), entonces tenía la intención de escalar los siete picos más altos de los continentes e izar la bandera del Ahmadíat en cada uno de ellos. Y explicó que expresó su ansiedad por si yo no le daba permiso para hacerlo, pero le dije que debía izar las banderas si podía hacerlo. Y dijo, como resultado, que si Dios quiere, eso era exactamente lo que haría. Así, este joven nunca miró atrás y trabajó incansablemente para alcanzar ese gran objetivo, por lo que subió un pico tras otro y fue capaz de izar la bandera del Ahmadíat en la cima más alta del mundo, el monte Everest”.

Esta persona escribe además: “No sé si su fallecimiento puede considerarse un martirio o no, aunque por lo que he presenciado personalmente, puedo decir que tenía esa pasión por su fe que solo se encuentra entre aquellas personas virtuosas que buscan alcanzar el rango del martirio”.

En mi opinión, él tenía un noble objetivo y con un gran celo trató de transmitir el mensaje del Islam y Ahmadíat, y el mensaje de la Unicidad de Dios Altísimo y en verdad tuvo éxito en este esfuerzo. Volvió a su Señor en su esfuerzo por cumplir este noble objetivo y debe de haber alcanzado con toda seguridad el rango de mártir. Roguemos a Dios que le conceda el rango del martirio y lo cuente entre los mártires.

Su padre, Jadim Hussain Warraich Sahib, dice: “Vimos que nuestro hijo seguía superándose y escalaba una montaña tras otra, y nunca miró atrás. Mis amigos me preguntaban por qué no lo detenía, ya que se trata de una afición muy peligrosa. Les respondía diciendo que, aunque lo intentara, no se detendría porque tiene la pasión de izar la bandera de la Yamat en todas las altas cumbres del mundo y de difundir el mensaje de la Unicidad de Dios”.

Un amigo escribe: “Una vez le pregunté a Sadar Sahib (Abdul Wahid Warraich Sahib) qué escuchaba en su teléfono mientras escalaba montañas para motivarse. Sadar Sahib me dijo que había descargado los libros del Mesías Prometido (as) y que los escuchaba durante sus viajes”.

Del mismo modo, comenta: “Una vez le pregunté a Sadar Sahib cómo ofrecía su adoración en altitudes tan elevadas y con un frío tan extremo. Y contestó: ‘Murabbi Sahib, me gusta mucho adorar en las montañas. Se me pasa por la cabeza que los Profetas de Dios Altísimo se recluían en las montañas, lejos del ajetreo de este mundo para adorar’. Además dice: ‘Abdul Wahid Warraich Sahib me contó una vez, en uno de sus viajes, que mientras escalaba la montaña Denali, situada en el norte de Alaska y que es la más fría del mundo, se le congeló el dedo índice. Cuando le mostró la herida a un médico (se le había congelado el dedo), éste le dijo que estaba completamente congelado y que ya no funcionaba con el cuerpo, por lo que le dijo que tendrían que cortarlo inmediatamente. Sadar Sahib respondió que este es el dedo para la Shahadah (declarar la Unicidad de Dios) que usamos durante las oraciones para dar testimonio de la Unicidad de Dios, y que bajo ninguna circunstancia podía tener este dedo cortado. Después, Al’lah le concedió Su gracia y a través de las oraciones, ese dedo quedó completamente curado”.

¡Que Dios Altísimo permita también a sus hijos continuar con sus actos virtuosos! Sus buenas cualidades eran mayores que las que otros han mencionado, puesto que yo personalmente también las he visto en él. Demostraba la máxima obediencia a todas las instrucciones del Jalifa. No se limitó a afirmarlo verbalmente, de hecho, fue extremadamente leal y sincero, y se esforzó por seguir progresando en esto. Fue uno de esos individuos que dejan un gran vacío. En cualquier caso, como he dicho, su objetivo era izar la bandera de la religión de Al’lah y Su Unidad en todas las cumbres, lo que consiguió con éxito.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su Perdón y Misericordia, y eleve su rango espiritual!

El siguiente funeral es el de Amtul Nur Sahiba, esposa del Dr. Abdul Malik Shamim Sahib e hija de Amtul Rashid Begum Sahiba y Mian Abdur Rahman Sahib. Falleció el 15 de junio en Washington.

¡En verdad a Dios pertenecemos y hacia Él será el retorno!

Por la gracia de Al’lah era musia (parte del sistema Al-Wasiyat). Era la bisnieta del Mesías Prometido (as) y, por parte de su madre, era la bisnieta de Hazrat Jalifatul Masih I (ra). Además, era la nieta materna de Hazrat Musleh Maud (ra) y de Hazrat Sayeda Amatul Hay Sahiba, y la nieta paterna del Compañero del Mesías Prometido (as), Hazrat Ali Ahmad de Bihar (ra). Como he mencionado, se casó con el Dr. Abdul Malik Shamim Sahib, hijo de Maulwi Abdul Baqi Sahib. Dios Altísimo les concedió dos hijas.

Su nikah (anuncio de matrimonio) fue pronunciado por Hazrat Jalifatul Masih III (rh), quien después de recitar los versículos del Corán que se pronuncian durante la ceremonia del nikah, afirmó:

“En los versículos que se recitan con motivo de un nikah, se menciona además que para que alguien reforme sus actos, es necesario que diga siempre la verdad. La mayoría de los problemas y preocupaciones se producen como resultado de las malas acciones, y cuando se trata de relaciones mutuas, el no decir la verdad es lo que lleva a que se cometan malas acciones. Si se hablara siempre la verdad, como corresponde a un verdadero creyente, no habría lugar a malentendidos, ni riesgo de desorden o preocupación. Que Dios el Altísimo nos permita a todos llevar a cabo buenas acciones, que ponga los medios para que todos reformemos nuestras acciones, y que desarrollemos el hábito de decir la verdad, hasta el punto de que se convierta en nuestra seña de identidad”.

Luego se anunciaron otros cinco o seis nikahs en esta ocasión y con respecto a estos nikahs, Hazrat Jalifatul Masih III (rh) declaró:

“Uno de los nikahs es de una familiar mía a la que aprecio mucho y es como mi propia hija. Es la hija de Mian Abdur Rahim Sahib y de mi hermana menor Amatur Rashid Begum, Amtul Nur, que está casada con el Dr. Abdul Malik Shamim, hijo de Maulwi Abdul Baqi Sahib”. Y añadió: “Ruego a Dios Altísimo que, por Su misericordia, les haga a ellos y a los que se unen en los otros cinco matrimonios los beneficiarios de alegría eterna”. Hazrat Jalifatul Masih III (rh) dijo entonces a cada pareja y a todos los áhmadis: “La verdadera intención debe ser para el avance del Islam. Después de un largo período de lucha, el Ahmadíat está destinado a tener el éxito final y completo en el camino del triunfo del Islam. Por lo tanto, es necesario que una generación tras otra alcance una formación moral adecuada y desarrolle la mentalidad correcta. Si la misericordia de Dios Altísimo no está presente, entonces todos los esfuerzos de uno resultarán vanos, inútiles e infructuosos. Así que nuestra oración es que, con la gracia de Al’lah, estos lazos matrimoniales, los que ya se han formado dentro de la Comunidad, y los que sucederán en el futuro, aporten los medios para el fortalecimiento y el establecimiento del Islam”.

Sahibzadi Amtul Nur Sahiba tuvo el honor de trabajar para la Yamat, puesto que fue secretaria nacional de tarbiyat (formación) de EE.UU., naib sadar nacional de EE.UU., sadar local de lallna de Washington y fue miembro de numerosos comités.

Su hija mayor, Amtul Muyib, dice: “Siempre dio prioridad a su fe sobre el mundo. Era extremadamente compasiva con los demás,  ya que si alguna vez podía ayudar al prójimo lo hacía de forma extraordinaria. Siempre estuvo muy atenta a su adoración. Además de las cinco oraciones diarias, si alguna vez me despertaba por la noche, la veía ofreciendo las oraciones de tahayud”.

El marido de Amtul Nur Sahiba falleció en un accidente hace mucho tiempo y su hija afirma: “Tras la muerte de nuestro padre, nuestra madre pasó 20 años como viuda, pero incluso en este estado confiaba plenamente en Dios Altísimo. Su gratitud era siempre muy evidente y a menudo decía que ‘Al’lah nos ha colmado de muchísimas bendiciones y favores’. Siempre la oía decir: ‘Al’lah ha prometido que si somos agradecidos, nos concederá más, así que siempre debemos ser agradecidos’. Sus cualidades de tener el corazón abierto, la hospitalidad, la verdadera compasión por los demás y la reconciliación entre las personas, eran muy destacadas. En muchas ocasiones escuché a mi madre decir las palabras del Mesías Prometido (as) de que la reconciliación no es cuando otros vienen a reconciliarse y tú haces lo mismo, pues ‘la verdadera reconciliación es reconciliarse con los demás cuando ellos cortan los lazos contigo’. Fui testigo de esta cualidad en ella, que buscaba las buenas características en todas las personas con las que tenía un vínculo. Se ocupaba de sus familiares, de los miembros de la Comunidad y de sus vecinos. Si venía una nueva invitada a la mezquita, ella la buscaba para sentarse y hablar con ella y darle la bienvenida”.

Muchas personas han dicho que era una persona muy cariñosa.

Su segunda hija escribe: “Mostraba un gran afecto a los miembros de la Yamat, especialmente a los nuevos conversos, y la gente le devolvía su actitud con mucho cariño. Siempre deseó ayudar a todo el mundo y estaba preocupada por si encontraba a alguien necesitado y no podía satisfacer su necesidad”.

La hermana mayor de Amtul Nur Sahiba, Amtul Basir Sahiba, escribe: “Había una hermana afro-americana llamada Shakura. Cuando fue a realizar el Hall, vio en un sueño que la casa de Noshi estaba en La Meca (en su casa Amtul Nur Sahiba era conocida como Noshi). Cuando la hermana Shakura se fue a vivir con ella, Amtul Nur Sahiba dijo: ‘Este era el significado del sueño, que has venido a mí y ahora te estoy sirviendo’.”

Su hermana , Amtul Basir Sahiba, continúa escribiendo: “La hermana Shakura, afro-americana, permaneció en casa de Noshi durante 18 años, ocho de los cuales los pasó en la cama, ya que su vista se había perdido por completo. Noshi la cuidó mucho y la ayudaba en sus oraciones cuando se olvidaba”.

Yo mismo fui testigo de cómo cuidaba de la hermana Shakura, pues cuando visitaba Estados Unidos, la sentaba en una silla de ruedas y la traía a conocerme, y la hermana Shakura le estaba muy agradecida por su ayuda.

A Amtul Nur Sahiba le apasionaba predicar e intentaba aprovechar cualquier oportunidad para hablar de la Comunidad. Si alguna vez le preguntaban de qué parte de Pakistán era, siempre respondía diciendo “de Rabwah”, y a partir de ahí continuaba su conversación.

Hay una familia judía que tuvo el honor de aceptar el Ahmadíat. En esta familia hay una mujer llamada Ruqaiya Asad que ha formado parte del Amila Nacional de Estados Unidos y dice: “Amtul Nur Sahiba tenía un carácter muy encantador y muchas personas se beneficiaron de ella, y quien tenía la oportunidad de pasar tiempo en su presencia alababa sus cualidades. Pasó su vida prácticamente de acuerdo con el Islam-Ahmadíat y, como resultado, la gente se vio afectada positivamente por ello. Era un ejemplo para todos. A través de la narración de varios relatos y a la luz de los escritos del Mesías Prometido (as) había dedicado su vida a la formación moral de los miembros de lallna. Participó en todos los programas y siempre se ofreció como voluntaria para ofrecer sus servicios. Afrontó todas sus dificultades y problemas con paciencia, tolerancia y determinación. En este sentido, fue un ejemplo para los demás. Predicaba con amor y sinceridad, y estaba al frente de la atención a los invitados. Era un ejemplo para las mujeres jóvenes y mayores”.

Y sigue escribiendo: “A medida que me hago mayor, mi respeto por ella sigue aumentando”. Y añade: “Debemos servir a la humanidad y ocuparnos de los pobres y los indigentes, al igual que nuestra hermana Noshi empleó todo su tiempo durante muchos años sirviendo incluso a los que no eran sus parientes (o sea, había dedicado todo su tiempo a servir a los demás)”.

Asimismo, otras mujeres áhmadis, especialmente afro-americanas, han escrito que tenía una relación muy cariñosa con ellas y que les enseñó mucho sobre las enseñanzas del Ahmadíat.

Que Dios Altísimo permita que sus hijos también continúen con sus buenas acciones y se mantengan firmemente unidos al Jalifato, puesto que ella siempre mantuvo un vínculo de lealtad con el mismo. Fui personalmente testigo de ello cuando demostró su ejemplo de completa obediencia y humildad.

¡Que Dios Altísimo le conceda su perdón y misericordia!

El siguiente funeral es el de Bismil-lah Begum Sahiba, esposa de Nasir Ahmad Khan Sahib Bahadur Sher, antiguo Afsar de Hifazat-e-Jas. Falleció en Alemania el 14 de junio, a la edad de 84 años.

¡En verdad a Allah pertenecemos y hacia Él será el retorno!

 

El Ahmadíat fue introducido en su familia a través de su padre, Hazrat Chaudhary Mazharul Haq Jan Sahib Kazgari (ra). Tuvo el honor de trabajar en la escuela-internado de Qadián y el Mesías Prometido (as) le regaló una “kurta” (ropa suelta usada en la India) como “tabarruk” (algo para guardar como bendición). Tiene cinco hijas y dos hijos. Uno de sus hijos, Mahmud Ahmad Sahib, es misionero y el misionero en jefe de Fiyi, así como el Amir.

Nuestro misionero Mahmud Ahmad Sahib escribe: “Después del fallecimiento de mi padre, cualquier ingreso que se generara de nuestra tierra, mi madre pagaba primero el chanda. Ella guardaba el dinero de la pensión de mi padre y no lo gastaba. Con esta cantidad construyó una mezquita en el sur de Tahirabad (Pakistán). Siempre nos aconsejó mantenernos firmes en el Jalifato”.

Y añade: “Tras la muerte de mi padre, nos dio el amor de una madre y de un padre, y nunca nos hizo sentir que nos faltaba un padre. Por aquel entonces, yo estaba en mi primer año de Yamia Ahmadía y ella me decía a menudo: ‘Eres un soldado de la fe y te has consagrado por tu fe. Debes ir a donde el Jalifa te designe y repitió estas palabras hasta el final. Al principio, solo mi padre se trasladó de nuestro pueblo a Rabwah. Debido a esto, todos nuestros amigos y familiares visitaban regularmente Rabwah, y mi madre se encargaba de organizarles la comida y el alojamiento de forma muy alegre; y acogía a invitados por encima de su capacidad, a pesar de sus  medios limitados. Por otra parte, sabía muy bien cómo cumplir con los derechos de los vecinos; y siempre trató a mis compañeros de clase como a sus propios hijos. A menudo me decía que trajera a casa a los estudiantes que venían de otros países y se alojaban en los albergues, para que siguieran vinculados a Yamia. Los estudiantes de Yamia solían recibir su afecto y muchos alumnos dan testimonio de ello. Su afecto no se limitaba solo a los de Pakistán, sino que se extendía a los estudiantes de Indonesia y países africanos. Todo el dinero que tenía lo distribuía o lo daba en caridad, y nadie se atrevía a decirle que se lo quedara para ella”.

Este misionero no pudo asistir al funeral debido a sus responsabilidades como tal. Como he mencionado, es el misionero encargado y Amir de Fiyi, por lo que no pudo asistir.

¡Que Dios Altísimo le conceda a él y a sus otros hijos tolerancia y paciencia, y les permita continuar con sus buenas acciones! ¡Que Dios Altísimo le conceda su perdón y misericordia!

El siguiente funeral es el del coronel Javed Rushdi Sahib, hijo de Chaudhary Abdul Ghani Rushdi Sahib de Rawalpindi. Falleció hace algún tiempo.

¡En verdad a Dios pertenecemos y hacia Él será el retorno!

Por la gracia de Dios, era musi. Tras su retiro del ejército, se dedicó inmediatamente al servicio de la Comunidad. Además de ser secretario de talim (educación), secretario de Waqf-e-Yadid y secretario de Rishta Nata (matrimonios), también fue secretario local de Wasiyat. Ejerció tres mandatos como sadar de la Satellite Town de Rawalpindi. Era muy regular en sus oraciones y ayudaba económicamente a la gente de manera discreta. Tenía una naturaleza compasiva y siempre ayudaba y guiaba a sus familiares, vecinos y otras personas que pasaban por dificultades. Era un buen organizador y tenía un buen conocimiento de los asuntos.

¡Que Dios Altísimo le conceda su perdón y misericordia!

Después de la oración, dirigiré la oración fúnebre de todos ellos, si Dios quiere.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta`awwuz y el Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Umar (ra).

La atención de Hazrat Umar (ra) a los necesitados

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Umar (ra) se encontró una vez con unos viajeros. Al acercarse, descubrió que eran una mujer y sus hijos, que lloraban de hambre. Hazrat Umar (ra) les preguntó si tenían algo, a lo que ella respondió que sólo tenía agua que estaba hirviendo. Entonces, la mujer dijo que Dios juzgaría entre ellos y Hazrat Umar (ra), ya que él debía vigilarles y no era consciente de su estado. Entonces Hazrat Umar (ra) fue y trajo algo de comida y se la llevó él mismo. Otra persona que le acompañaba le pidió que dejara Llevarle a él la comida en lugar de Hazrat Umar (ra), pero Hazrat Umar (ra) insistió en llevarla él mismo. Hazrat Umar (ra) entregó esa comida a la mujer y a sus hijos. Así, los niños y su madre pudieron comer hasta saciarse. Entonces, la mujer expresó su agradecimiento y dijo que era más digno de alabanza que Hazrat Umar (ra). Hazrat Umar (ra) le dijo a la mujer que cuando fuera a ver al líder de los creyentes, también lo encontraría allí. Hazrat Umar (ra) se fue y se detuvo a cierta distancia y miró hacia los niños, que estaban jugando. Luego dijo que después de encontrar a esa mujer y a sus hijos en estado de hambre, no podía irse antes de verlos felices y satisfechos.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Umar (ra) ayudaba a los necesitados, pero tampoco promovía la pereza con esta ayuda. En otras palabras, si alguien era joven y capaz, le aconsejaba que no pidiera ayuda a los demás. Por ejemplo, una vez hubo un joven que tenía algo de harina, pero seguía pidiendo a los demás. Hazrat Umar (ra) tomó la harina y la colocó delante de unos camellos, y luego le dijo al joven que ahora debía pedir a otros. Le dijo que mientras tuviera algunas provisiones en su poder, no debía pedir a otros. De este modo, se demuestra que cuando Hazrat Umar (ra) ayudaba a los necesitados, no lo hacía para promover la pereza y la dependencia.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Umar (ra) había establecido un subsidio para los niños que ya no mamaban. Una vez, Hazrat Umar (ra) se encontró con una madre con su hijo que estaba llorando. Al preguntarle por qué lloraba el niño, la mujer le dijo a Hazrat Umar (ra) que el niño quería leche, mientras que ella intentaba saciarlo con otra cosa. Lo hacía porque Hazrat Umar (ra) sólo había establecido un subsidio para los niños que ya no mamaban. Hazrat Umar (ra) preguntó la edad del niños. Cuando la mujer se lo dijo, hazrat Umar le aconsejó que no debía dejar de amamantar al niño antes de tiempo. Así, Hazrat Umar (ra) hizo anunciar que nadie debía dejar de amamantar a sus hijos prematuramente y también anunció que se establecería un subsidio para los niños desde el día en que nacieran.

Aversión a la pereza

Su Santidad (aba) dijo que el Mesías Prometido (as) citó una narración en la que se dice que una vez, Hazrat Umar (ra) preguntó a un hombre por qué ya no plantaba árboles en su tierra. El hombre dijo que ya no lo hacía porque estaba envejeciendo. Hazrat Umar (ra) dijo que eso no era una excusa, y entonces ayudó al hombre a plantar árboles. El Mesías Prometido (as) citó este incidente para mostrar que uno no debe ser perezoso. Del mismo modo, uno no debe limitarse a beneficiarse de los frutos plantados por la generación anterior, sino que debe dejar algo para la siguiente generación también.

Su Santidad (aba) dijo que una vez, Hazrat Umar (ra) pasaba por una tienda en la que se oía a una mujer sufriendo los dolores del parto. Hazrat Umar (ra) corrió a su casa y le contó a su esposa, Hazrat Umm Kulthoom bint Ali (ra) la situación. Hazrat Umar (ra) tomó algo de comida y Hazrat Umm Kulthoom (ra) tomó los materiales necesarios, y ambos fueron a la tienda. Hazrat Umm Kulthoom (ra) entró en la tienda para ayudar a la mujer, y Hazrat Umar (ra) se sentó fuera con su marido, que no lo reconoció. La mujer dio a luz a un hijo. Más tarde, cuando el hombre se dio cuenta de quién había estado sentado a su lado, se sintió avergonzado. Hazrat Umar (ra) le dijo que no importaba, y le dio algo de dinero para ayudarle a él y a su familia.

La atención de Hazrat Umar (ra) por el éxito del Islam

Su Santidad (aba) dijo que una vez Hazrat Umar (ra) vio a un hombre que caminaba con la cabeza baja. Hazrat Umar (ra) le dijo que era la época de las victorias para el Islam. Una pequeña dificultad no debe hacer que uno se desespere, sino que uno debe ver todas las grandes victorias que se le otorgan al Islam. El Segundo Califa (ra) citó este ejemplo después de la migración de Qadian a Rabwah para mostrar que uno no debe desesperarse por las dificultades, sino que debe considerar la razón por la que esas dificultades fueron soportadas.

Su Santidad (aba) dijo que el Segundo Califa (ra) citó otro ejemplo de Hazrat Umar (ra) en el que tuvo que soportar dificultades, pero no le importó porque era por el bien del Islam. Una vez, había un jefe muy rico llamado Jabalah que solía ser un líder de la tribu cristiana que luego se convirtió en musulmana. Una vez, había ido a hacer el Hall, cuando un musulmán descalzo pisó accidentalmente el borde de la ropa de Jabalah. Ante esto, Jabalah se dio la vuelta y abofeteó a ese hombre preguntándole si sabía quién era. Otro hombre musulmán habló y dijo que había entrado en la religión del Islam, en la que no hay distinción entre ricos y pobres. Jabalah dijo que esto no le importaba. El hombre musulmán dijo que si Hazrat Umar (ra) se enteraba de esto no lo toleraría. Jabalah luego fue a ver a Hazrat Umar (ra) y le preguntó qué haría si una persona prominente abofeteara a un hombre común. Hazrat Umar (ra) dijo que haría que el hombre ordinario abofeteara al jefe, ya que el Islam no distingue entre los prominentes y los ordinarios. Su Santidad (aba) dijo que esa era la igualdad establecida por el Islam.

Su Santidad dijo que seguiría relatando incidentes de la vida de Hazrat Umar (ra) en futuros sermones.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que anunciaría y dirigiría las oraciones fúnebres [in absentia] de los siguientes miembros:

Abdul Waheed Warraich Sahib

Abdul Waheed Warraich Sahib, de Alemania, que fue presidente nacional de la Asociación de Jóvenes Musulmanes Ahmadía en Suiza. Falleció el 12 de mayo tras descender después de escalar con éxito el Monte Everest. Le sobreviven su esposa, dos hijos y tres hijas, sus padres, un hermano y dos hermanas. Tenía una gran pasión por el servicio a la Comunidad y por ayudar a los demás. También hacía sacrificios económicos. Educó a sus hijos de forma excelente, uno de los cuales está estudiando en Yamia Ahmadía Alemania. Sus compañeros de trabajo también han expresado que, aparte de su profesión, era una persona de alto carácter moral que atraía a la gente hacia él. Era regular en sus oraciones.

Cuando su empresa se mudó a Silicon Valley, le ofrecieron un trabajo allí, con todo incluido, pero lo rechazó debido a sus obligaciones y deberes en la Comunidad. Más tarde, su empresa fue comprada por otra compañía suiza, por lo que no tuvo que mudarse y su salario aumentó incluso más que el de su jefe. Era extremadamente amable, gentil y cariñoso. Una vez le preguntaron si tenía miedo al ir de Montañismo. Dijo que sí tenía algo de miedo, sin embargo, había pedido permiso a Su Santidad (aba) para escalar las montañas más altas de cada continente e izar la bandera de Ahmadíat. Una vez que Su Santidad (aba) le dijo que podía hacerlo si era capaz, ya no sintió ningún temor y nadie pudo detenerlo. Así, pudo subir a la montaña más alta e izar allí la bandera de Ahmadíat. Su Santidad (aba) dijo que seguramente, al haberse embarcado en una misión virtuosa, debió alcanzar el rango del martirio, y rezó para que Al’lah Todopoderoso lo incluyera entre las filas del martirio. Cuando se le preguntaba qué escuchaba mientras escalaba, decía que escuchaba los libros del Mesías Prometido (as). Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso trate al difunto con perdón y misericordia y eleve su estación en el Paraíso.

Amatul Noor Sahiba

Amatul Noor Sahiba, esposa del Dr. Abdul Malik Shamim Sahib e hija de Sahibzadi Amatul Rashid Begum y Mian Abdur Rahim Ahmad Sahib. Falleció en Washington, Estados Unidos, el 15 de junio. Era la bisnieta del Mesías Prometido (as), así como de Hazrat Hakim Maulvi Nooruddin (ra). Le sobreviven dos hijas. Su Nikah [anuncio de matrimonio islámico] fue dirigido por el Tercer Califa (r). Sirvió a la Comunidad en varios puestos en la Organización Auxiliar de Mujeres. Era habitual en sus oraciones y en las de Tahajjud [oraciones voluntarias antes del amanecer]. Su marido falleció en un accidente y quedó viuda durante 20 años, periodo que soportó con gran paciencia y tolerancia. Era muy amable y cariñosa con los demás, sus vecinos y sus familiares. Siempre deseaba ayudar a los demás y se mostraba ansiosa por ayudar sabiendo que alguien lo necesitaba. Una mujer llamada Shakura vio en un sueño que la casa de Amatul Noor Sahiba estaba en La Meca. Cuando regresó, relató este sueño, tras el cual se quedaría con Amatul Noor Sahiba durante 18 años. La hermana Shakura estuvo enferma y postrada en cama durante 8 años, durante los cuales Amatul Noor Sahiba la cuidó mucho. Su Santidad (aba) dijo que él mismo vio cómo cuidaba de la hermana Shakura, e incluso la llevó en una silla de ruedas para que se reuniera con él cuando estaba de visita en los Estados Unidos. Ella propagaba el mensaje del Islam Ahmadíat con amor y afecto. Era un excelente ejemplo para las mujeres jóvenes y mayores. Su Santidad (aba) rezó para que sus hijos continúen con sus actos virtuosos y permanezcan siempre unidos a Jilafat. Su Santidad (aba) dijo que ella estaba extremadamente apegada a Jilafat, y se presentó con gran respeto y humildad ante él. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate a la difunta con perdón y misericordia y eleve su estación en el Paraíso.

Bismil’lah Begum Sahiba

Bismil’lah Begum Sahiba, esposa de Nasir Ahmad Khan Sahib, antiguo Afsar Hifazat-e-Khaas. Falleció en Alemania el 14 de junio. Le sobreviven cinco hijas y dos hijos. Uno de sus hijos es el Presidente Nacional y Misionero a cargo de la Comunidad en Fiyi. Era muy cariñosa y, tras el fallecimiento de su marido, desempeñó el papel de madre y padre para sus hijos. Apoyaba a su hijo en su empeño por servir a la fe y lo animaba. También le aconsejaba que trajera a sus compañeros de clase a casa. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah conceda paciencia a la familia, y para que trate a la fallecida con perdón y misericordia y eleve su estación en el Paraíso.

Coronel Javaid Rusdhi Sahib

El Coronel Javaid Rusdhi Sahib de Pakistán, que falleció hace algún tiempo. Después de retirarse del ejército, dedicó su tiempo a servir a la Comunidad en diversas funciones. Era muy cariñoso y afectuoso y también cuidaba de su familia. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate al fallecido con perdón y misericordia.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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