El matrimonio del Santo Profeta (sa) con Hazrat Aisha (ra), la muerte de su hija Zeinab (ra) y petición de oraciones para el conflicto israelo-palestino
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

El matrimonio del Santo Profeta (sa) con Hazrat Aisha (ra), la muerte de su hija Zeinab (ra) y petición de oraciones para el conflicto israelo-palestino

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 13 de OCTUBRE de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo las siguientes palabras:

Se estaban mencionando incidentes en la vida del Santo Profeta Muhammad (sa) que tuvieron lugar en [la “Batalla de] Badr” o justo después. Entre estos eventos está el matrimonio del Santo Profeta (sa) con Hazrat Aisha (ra) y por eso lo mencionaré aquí. Un día, tras el fallecimiento de “Umm al-Muminin” [la ‘Madre de los creyentes’], Hazrat Jadiya (ra), Hazrat Jaula bint Hakim (ra), quien era la esposa de Hazrat Uzman bin Mazun (ra), acudió al Profeta (sa) y declaró: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! ¿No deseas casarte?”; y el Santo Profeta Muhammad (sa) preguntó: “¿Con quién?”. Ella respondió: “Si quieres, puedes casarte con una virgen, pero si tienes la intención de casarte con una viuda, también es posible”. [Ante esto], el Santo Profeta (sa) inquirió: “¿Quién es la virgen?”; y le dijeron que era Aisha bint Abi Bakr (ra). Al oír eso, el Profeta (sa) preguntó: “¿Quién es la viuda?”. Ella replicó: “Saudah bint Zamah. Ella acepta tu proclama y te sigue”. [Entonces], el Mensajero de Dios (sa) le pidió a Hazrat Jaula (ra): “Ve y habla con esas dos familias sobre mí”.

[Pues bien], tras recibir el permiso del Santo Profeta Muhammad (sa), Hazrat Jaula (ra) se marchó y fue primero a la casa de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) para discutir la propuesta de matrimonio de Hazrat Aisha (ra). [En ese momento], Hazrat Abu Bakr (ra) no estaba en casa, aunque su esposa, Hazrat Umm Ruman (ra), sí estaba presente. Hazrat Jaula (ra) le habló y, felicitándola, manifestó: “¡Oh Umm Ruman (ra)! ¡Qué increíble bendición os ha concedido Dios Altísimo!”; [y presto], ella preguntó: “¿Qué es esa bendición?”; y Hazrat Jaula (ra) dijo: “El Santo Profeta (sa) me ha enviado con una propuesta de matrimonio respecto a Aisha (ra)”; y Hazrat Umm Ruman (ra) respondió: “Entonces deberías esperar a que regrese Abu Bakr (ra)”. Pasado un tiempo, Hazrat Abu Bakr (ra) volvió a casa y Hazrat Jaula (ra) le mencionó lo mismo que le había dicho a Umm Ruman (ra). [Entonces], Hazrat Abu Bakr (ra) preguntó: “Jaula, dinos cuál es esa bendición”; y Hazrat Jaula (ra) dijo: “El Mensajero (sa) me ha enviado y os he traído una propuesta de matrimonio para Aisha”. Al escuchar esto, Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: “¿Es legal el matrimonio de Aisha con el Profeta (sa)? Ella es la hija de su hermano”.

Hazrat Jaula (ra) [se fue y] pensó sobre ello y, al regresar, mencionó este comentario de Hazrat Abu Bakr (ra) al Santo Profeta Muhammad (sa). Ante esto, el Santo Profeta (sa) declaró: “Vuelve y dile que yo soy su hermano en el Islam y tú eres mi hermana. Se me permite legalmente casarme con su hija y no hay ninguna objeción respecto a ello”. Por lo tanto, Hazrat Jaula (ra) regresó y se lo mencionó a Hazrat Abu Bakr (ra); y al oír eso exclamó: “¡Espera!”, y salió de la casa. [Entretanto], Hazrat Umm Ruman (ra) explicó que: “Mutim bin Adiyy había enviado una propuesta para su hijo respecto a Aisha. ¡Por Al’lah, Abu Bakr nunca ha hecho una promesa que haya incumplido!”. Por tanto, Hazrat Abu Bakr (ra) fue a ver a Mutim bin Adiyy y su esposa, Umm Al-Fata, también estaba con él; y esta mujer exclamó: “¡Oh Ibn Quhafah! Si casamos a nuestro hijo con tu hija, entonces podría ser que solo fuese para que le facilites entrar en la religión que estás siguiendo”. [Entonces], Hazrat Abu Bakr (ra) le preguntó a Mutim bin Adiyy: “¿Tienes la misma opinión?”; [es decir], preguntó tanto al marido como a la mujer; y él replicó: “Yo digo lo mismo que ella”. [Así pues], Hazrat Abu Bakr (ra) fue a Mutim y Dios Altísimo eliminó toda inquietud de su corazón en relación con esa promesa. [Al final], cuando manifestó [de alguna forma] que su hijo no se convertiría en musulmán, la propuesta de matrimonio llegó a su fin y su inquietud desapareció. [De todas formas], habían acordado pensar sobre esa propuesta que estaban considerando, aunque ese asunto  llegó a su fin [por la actitud de sus padres]. A continuación, le pidió [lo siguiente] a Hazrat Jaula (ra): “Envía un mensaje de mi parte al Santo Profeta (sa) [de que aceptamos]”. Entonces Hazrat Jaula (ra) le hizo llegar dicho mensaje y el Santo Profeta Muhammad (sa) se casó con Hazrat Aisha (ra).

Este incidente ha sido registrado en “Musnad Ahmad bin Hanbal”.

[Por su parte], Hazrat Aisha (ra) ha relatado que tras su matrimonio, el Santo Profeta (sa) afirmó:

“Dos veces te vi en sueños antes de casarme contigo. [En uno de ellos] vi un ángel que te llevaba en un trozo de seda”.

[Por otro lado], en otra narración se recoge que:

“Él dijo: ‘Esta es tu piadosa cónyuge’; y le pedí: ‘Quita la tela’; la quitó y vi que eras tú; y pensé que si esto venía de Dios, seguramente Él lo cumplirá.

Luego me fuiste mostrada en otro sueño, [en el que] mientras te llevaban en un trozo de tela de seda yo dije: ‘Quita la tela’, y así lo hizo; y lo que vi fue que tú estabas allí. Entonces manifesté que si esto provenía de Al’lah, Él seguramente lo cumplirá”.

Esta narración de Hazrat Aisha (ra) se menciona en “Sahih Al-Bujari”.

En “Al-Istiab”, un libro que habla del carácter de los Compañeros (ra), hay un relato de Hazrat Aisha (ra) que narra:

“Una vez, Hazrat Abu Bakr (ra) le preguntó al Mensajero (sa): ‘¡Oh Profeta de Dios (sa), ¿por qué no haces la boda [ceremonia de despedida] para tu esposa?’. (Él estaba casado -religiosamente- con Hazrat Aisha (ra) pero la ceremonia de la boda aún no había tenido lugar). Por consiguiente, Hazrat Abu Bakr (ra) preguntó por qué no había hecho la boda todavía. El Santo Profeta Muhammad (sa) replicó: ‘Es por la cantidad de ‘mehr’ [dote]; entonces Hazrat Abu Bakr (ra) le dio 12 ‘awquiyas’ y media (una ‘awqiya’ equivale a 4 dirhams) y el Santo Profeta (sa) envió esa cantidad a nuestra casa (o sea, la dote)”.

[Por otra parte], existe un desacuerdo entre historiadores, biógrafos y narradores posteriores en relación a la edad de Hazrat Aisha (ra) en el momento del matrimonio, y otros continúan planteando acusaciones debido a esto. Sin embargo, en principio, cuando Hazrat Aisha (ra) se casó, no había nada fuera de lo común en términos de su edad que hubiera causado que la gente de allí planteara críticas o acusaciones. Si realmente hubiera sucedido algo extraordinario, los hipócritas y oponentes habrían levantado una acusación con vehemencia, aunque esto no se menciona en ningún libro. [De todas maneras], en relación con los libros en los que se recoge que la edad de Hazrat Aisha (ra) era mucho más baja de lo ordinario, el “Hakam y Adl” [‘Juez y Árbitro Justo’], el Mesías Prometido (as), ha declarado que son alegaciones sin fundamento y considera que los relatos de que Hazrat Aisha (ra) tenía nueve años de edad son dichos infundados. Esto no está probado ni por algún hadiz ni por el Sagrado Corán.

[En este sentido], Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) ha escrito los siguientes detalles en relación con la boda de Hazrat Aisha (ra):

“Después de la muerte de Hazrat Jadiya (ra), el Profeta (sa) se unió en matrimonio con Hazrat Aisha Siddiqa (ra). Esto fue en el 10 ‘Nabawi’, durante el mes de ‘Shawal’. En ese tiempo, Hazrat Aisha (ra) tenía siete años de edad. No obstante, incluso en ese momento, parece que su crecimiento y desarrollo habían madurado notablemente bien; de lo contrario, no había ninguna razón por la que Hazrat Jaulah bint Hakim (ra), quien había sugerido este matrimonio, no la hubiera considerado como una pareja adecuada para el Mensajero de Al’lah (sa). En cualquier caso, ella no había madurado completamente hasta entonces y por esta razón, aunque el ‘nikah’ [ceremonia religiosa] había tenido lugar, la boda [cuando la novia comienza a convivir con el novio] aún estaba por realizarse y así, según la costumbre local, continuó residiendo con sus padres. Sin embargo, más tarde, en el segundo año después de la Hégira, una vez hubieron transcurrido cinco años desde el anuncio de su matrimonio, había madurado completamente a la edad de doce años. Como tal, fue el propio Hazrat Abu Bakr (ra) quien se acercó al Santo Profeta Muhammad (sa) y le pidió que se llevara a cabo la boda. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dispuso que se pagara la dote… y en el mes de ‘Shawal’ del segundo año tras la Hégira, Hazrat Aisha (ra) se despidió de la casa de sus padres y entró en la casa del Mensajero (sa)”.

(Esto es según la investigación de Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra), aunque algunos historiadores han mencionado que su edad era incluso mayor).

“En ese momento, la madre de Hazrat Aisha (ra) residía en los suburbios de Medina, en un lugar llamado Al-Sunh. Las mujeres de entre los ‘Ansar’ se reunieron allí y adornaron a Hazrat Aisha (ra) para su boda. Luego, el Profeta (sa) fue allí él mismo, después de lo cual Hazrat Aisha (ra) se despidió de su hogar y entró en la casa del Mensajero de Al’lah (sa)”.

[Aparte], con respecto a las cualidades de Hazrat Aisha (ra), Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha expuesto que:

“A pesar de su corta edad, la inteligencia y la memoria de Hazrat Aisha (ra) eran notables, y bajo la educación y entrenamiento del Santo Profeta Muhammad (sa) se desarrolló asombrosamente y a un ritmo extraordinario. En realidad, este era el verdadero propósito del Santo Profeta (sa) al traerla a su casa a una edad tan joven; [es decir], para que pudiera educarla desde tierna edad según sus deseos, y ella recibiera la mayor oportunidad posible de permanecer en su compañía, a fin de que pudiera ser preparada para el trabajo sensible y magnífico que recaía sobre la esposa de un Profeta (sa) que trajo una ley. Así pues, el Mensajero de Dios (sa) tuvo éxito en este propósito y Hazrat Aisha (ra) prestó tal servicio en la reforma, educación y formación de las mujeres musulmanas, que no tiene parangón en la historia del mundo. [Por ejemplo], una parte muy grande y significativa de los ‘ahadices’ del Santo Profeta Muhammad (sa) se basan en las narraciones de Hazrat Aisha (ra). De hecho, solo el número de sus relatos alcanza un total de 2.210. [Es más], el nivel de sus conocimientos, sabiduría y su profunda comprensión de la religión era tal que los Compañeros (ra) más eminentes la aceptaban como autoridad y se beneficiaban de su sabiduría. Incluso se recoge en [ciertos] relatos que después del Santo Profeta Muhammad (sa), los Compañeros (ra) no se enfrentaron a una sola cuestión erudita para la que Hazrat Aisha (ra) no tuviera una respuesta.

[Al hilo de esto], hay una declaración de Urwah bin Zubair (ra) que dice:

‘En el conocimiento del Santo Corán, de la ley de la herencia, de las cosas lícitas e ilícitas, de la ciencia de la jurisprudencia, de la poesía, de la medicina, de las narraciones de Arabia y de la ciencia de la genealogía, no he visto mayor erudita que Hazrat Aisha (ra)’.

[Luego], en la virtud y en sentirse satisfecha [con lo que tenía], poseía un estatus tan grande que, en una ocasión, recibió por casualidad una suma de 100.000 dirhams de algún lugar y, antes de la puesta del sol, la había distribuido íntegramente en caridad, a pesar de que no tenía nada para comer esa noche en su propia casa. [Pues bien], fue debido a estos atributos tan loables, que habían empezado a mostrar su esplendor incluso en la época del Santo Profeta (sa), por lo que ella fue especialmente apreciada por el Mensajero (sa)… En una ocasión, el Profeta (sa) manifestó: ‘Ha habido muchos modelos excelentes entre los hombres, pero muy pocos entre las mujeres’. Entonces el Santo Profeta Muhammad (sa) nombró a Asiya, la esposa del Faraón y a María, la hija de Imran; y continuó diciendo: ‘Aisha (ra) posee tal superioridad sobre las mujeres, como Zarid, que está entre los mejores alimentos de Arabia, posee sobre otros alimentos’.

En una ocasión, algunas de las otras nobles esposas del Santo Profeta (sa) se quejaron ante él de Hazrat Aisha (ra), pero él guardó silencio; aunque cuando sus esposas insistieron, el Profeta (sa) dijo:

‘¿Qué debo hacer respecto a estas quejas? Todo lo que sé es que no recibo revelación de mi Dios en la manta de dormir de ninguna otra esposa, pero a menudo recibo revelación en el edredón de Aisha (ra)’.

¡Oh mi Al’lah! ¡Qué santa era la esposa que fue dotada de esta distinción y qué santo era el marido cuyo criterio para el amor doméstico no era otro que la santidad y la pureza!”.

También se afirma en los “Ahadices” [dichos del Mensajero (sa)] que en sus últimos días, Hazrat Sauda bint Zamah (ra) dio su propio turno de estancia con el Santo Profeta Muhammad (sa) a Hazrat Aisha (ra), y de esta manera Hazrat Aisha (ra) recibió la doble oportunidad de beneficiarse de la compañía del Santo Profeta (sa)… ya que el Muhammad (sa) estaba especialmente preocupado por la educación y formación de Hazrat Aisha (ra); y ya que ella era digna de recibir una atención especial debido a su edad y características, el Profeta (sa) aceptó esta propuesta de Hazrat Sauda (ra). No obstante, incluso después de esto, el Santo Profeta Muhammad (sa) continuó visitando regularmente a Hazrat Sauda (ra), y al igual que sus otras esposas, le mostraba afecto y se ocupaba de su comodidad.

[Por otro lado], existe una diferencia de opinión con respecto a la alfabetización de Hazrat Aisha (ra), aunque una narración de Bujari demuestra que poseía un manuscrito del Corán, del que dictaba personalmente varios versículos a un musulmán de Irak, lo que prueba que sabía leer. Es muy probable que tras su boda aprendiera a escribir, aunque varios historiadores han afirmado que no sabía hacerlo. Tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), Hazrat Aisha (ra) vivió cuarenta y ocho años, y se encontró con su Amado Creador en el año 58 d.H., durante el mes de Ramadán. En aquel momento tenía aproximadamente unos sesenta y ocho años.

Otro incidente que tuvo lugar en vida del Mensajero de Dios (sa) e inmediatamente después de la “Batalla de Badr” está relacionado con su hija, Hazrat Zeinab (ra), quien se encontraba en La Meca y más tarde emigró a Medina. El yerno del Santo Profeta Muhammad (sa), Abu Al-Aas bin Rabi fue hecho cautivo por los musulmanes durante la “Batalla de Badr”. Su esposa se encontraba en La Meca en aquel momento y envió como rescate por su marido el collar que su madre, Hazrat Jadiya (ra), le había regalado con motivo de su boda. La persona que trajo este collar era el hermano de Abu Al-Aas, Amr bin Rabi. [Entonces], cuando el Santo Profeta (sa) vio el collar, se puso muy triste y se sintió muy conmovido, [por lo que] pidió a los Compañeros (ra): “Si lo consideráis oportuno, liberad al marido de Zeinab y devolverle también este collar”. Los Compañeros (ra) respondieron: “¡Ciertamente, oh Mensajero de Al’lah (sa)!”. Así pues, Abu Al-Aas fue liberado y el collar de Hazrat Zeinab (ra) también le fue devuelto. De todos modos, el Santo Profeta Muhammad (sa) liberó a Abu Al-Aas con la condición de que en cuanto llegara a La Meca permitiría a Hazrat Zeinab (ra) emigrar a Medina.

[En este sentido], Ibn Ishaq afirma que al ser liberado, cuando Abu Al-Aas regresó a La Meca, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid bin Harizah (ra) y a otro Compañero ‘Ansar’ a permanecer en Batn-e-Yayay, que estaba situado a 8 millas [13 km] de La Meca. El Profeta (sa) les ordenó que permanecieran allí hasta que Hazrat Zeinab (ra) pasara junto a ellos y, a partir de entonces, debían acompañarla y llevarla ante él; y prestos se pusieron inmediatamente en marcha.

Este evento tuvo lugar aproximadamente un mes después de la “Batalla de Badr”.

[Más tarde], al llegar a La Meca, Abu Al-Aas dio permiso a Hazrat Zeinab (ra) para ir a ver al Mensajero (sa) y a continuación empezó a preparar sus provisiones para el viaje y Hazrat Zeinab (ra) habló [sobre ello diciendo]: “Estaba ocupada preparando las provisiones para mi viaje y Hind bint Utbah me dijo: ‘¡Oh hija de Muhammad [sa]! He oído que deseas ir con tu padre’. No obstante, me inventé una excusa para cambiar la conversación y hablar de otro tema; aunque al oír esto declaró: ‘¡Oh bint Amm, no actúes así! Si necesitas alguna provisión que pueda beneficiarte en tu viaje o necesitas alguna riqueza con la que puedas alcanzar a tu padre, entonces tengo todo lo que puedas necesitar. No dudes en pedirme [lo que sea]’.”

Las mujeres no albergan tanto odio y malicia en sus corazones como los hombres.

Hazrat Zeinab (ra) continúa:

“Creo que lo mencionó por su sinceridad, pero yo tenía miedo de ella y por eso presenté alguna excusa”.

Ibn Ishaq expone que Hazrat Zeinab (ra) hizo los preparativos para el viaje y cuando los completó, el hermano de Abu Al-Aas, Kinanah bin Rabi le presentó una montura, luego tomó su arco y funda de flechas y partió con Hazrat Zeinab (ra) mientras todavía era de día y Hazrat Zeinab (ra) estaba sentada en un palanquín. [Por su parte], cuando los qureish se enteraron, salieron en su busca y la encontraron en Zi Tawa, que es un famoso valle de La Meca, a unos 800 metros de la “Masyid-e-Haram” [la ‘Sagrada Mezquita’. Entretanto], Habbar bin Aswad Fihri se adelantó primero y asustó la montura con su lanza [por lo que ella cayó al suelo rocoso]. Hazrat Zeinab (ra) estaba embarazada y [como consecuencia de la caída] sufrió un aborto. A continuación, su cuñado sacó una flecha, se sentó y anunció que si alguien se presentaba ante él, se convertiría en blanco de sus flechas.

En otra narración, se menciona que Habbar golpeó el animal de montura con su lanza, lo que provocó que Hazrat Zeinab (ra) cayera sobre una roca y como estaba embarazada, sufrió un aborto. Entonces, al ver esto, la gente regresó, momento en el que llegaron Abu Sufian y los líderes de los qureish, y dijeron: “Joven, no dispares ninguna flecha hasta que hayas hablado con nosotros”. Así, dejó de disparar flechas. [Luego], Abu Sufian señaló: “¡Lo que hiciste no estuvo bien! Os lleváis a esta mujer a plena luz del día, cuando sois plenamente conscientes de nuestra situación y de las acciones de Muhammad [sa]. Cuando te llevas a su hija a plena luz del día delante de todo el mundo, la gente pensará que hemos sido humillados y deshonrados, y que nuestra debilidad y flaqueza han quedado al descubierto”; y dijo además: “Juro por mi vida que no tenemos ninguna necesidad de detenerla, ni albergamos ningún sentimiento fuerte en un sentido o en otro. Lo mejor [en esta situación] sería llevarla de vuelta y cuando las circunstancias cambien, la situación mejore y la gente se entere de que la hemos traído de vuelta, podrás llevársela en secreto a su padre”. Al escuchar esto, Kinanah estuvo de acuerdo y, según Ibn Ishaq, Hazrat Zeinab (ra) permaneció en La Meca por unos días. Posteriormente, cuando la gente dejó de hablar del incidente, Hazrat Zeinab (ra) fue entregada por la noche a Hazrat Zaid (ra) y sus camaradas; y [finalmente] la llevaron ante el Santo Profeta (sa) al amparo de la oscuridad.

El Imam Baihaqi ha relatado el incidente de la emigración de Hazrat Zeinab (ra) desde La Meca bajo la autoridad de Hazrat Aisha (ra), expresando que:

“El Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid bin Harizah (ra) a La Meca con su anillo para traer a Hazrat Zeinab (ra) con él. Hazrat Zaid (ra), muy astutamente, entregó el anillo a un pastor, que se lo dio a Hazrat Zeinab (ra). Al ver el anillo, lo reconoció y le preguntó quién se lo había dado; y declaró que se lo había entregado un hombre que estaba fuera de La Meca. Por eso, Hazrat Zeinab (ra) salió de La Meca por la noche y marchó detrás de él, hasta que la trajo de vuelta a Medina. [En este contexto], el Santo Profeta Muhammad (sa) decía que, de todas sus hijas, Hazrat Zeinab (ra) era la que gozaba de mayor prestigio porque sufrió por ser su hija”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito algunos detalles de este incidente en “La vida y el carácter del Santo Profeta (sa)” como sigue:

“En lugar de un rescate monetario, el Profeta (sa) puso la condición con Abul-As de que cuando regresara a La Meca, enviaría a Hazrat Zeinab (ra) a Medina. De este modo, un alma creyente fue liberada de una casa de incredulidad. Después de algún tiempo, Abul-As también se hizo musulmán, emigró a Medina y, de esta manera, marido y mujer se reunieron de nuevo. Con respecto a la emigración de Hazrat Zeinab (ra), se narra que cuando partió de La Meca para ir a Medina, algunos qureish de La Meca intentaron llevársela de vuelta por la fuerza. Cuando se negó, un miserable llamado Habbar bin Aswad la atacó bárbaramente con una lanza. El trauma y la conmoción del ataque provocaron un aborto espontáneo. De hecho, en esta ocasión recibió un susto tan fuerte que después nunca pudo recuperarse por completo. Al final, fue en este estado de debilidad y enfermedad que sufrió una muerte prematura”.

Esto es todo lo que mencionaré por ahora, [pues] en este momento, quisiera hacer una llamada a realizar oraciones en relación con la situación actual del mundo.

Desde los últimos días se está dando una guerra entre Hamás e Israel, por la cual ciudadanos de ambos bandos, entre ellos mujeres, niños y ancianos, están siendo asesinados sin distinción o ya han sido matados. [Aquí cabe decir que] incluso en tiempos de guerra, el Islam no permite matar a mujeres, niños o cualquier persona que no participe de alguna manera en una guerra. Esto es algo sobre lo que el Santo Profeta Muhammad (sa) dio instrucciones en términos muy contundentes.

[Pues bien], el mundo dice, y cierta evidencia también lo demuestra, que Hamás inició esta guerra y es culpable de matar indiscriminadamente a ciudadanos israelíes. Aunque el ejército israelí ha matado en el pasado a muchos palestinos inocentes de esta manera, aun así los musulmanes deben actuar de acuerdo con las enseñanzas del Islam. [Asimismo, por su parte], Israel es responsable de cualquier cosa que haya hecho su ejército y hay muchas maneras de llegar a una resolución [del conflicto]; y si se justifica una guerra, entonces puede librarse entre ejércitos, no con mujeres, niños e inocentes. En este sentido, las acciones de Hamás fueron erróneas y han tenido más consecuencias negativas que positivas. Las retribuciones de todo lo que ha sucedido y la guerra deberían haberse limitado a Hamás, y eso es lo que habría constituido verdadera valentía y coraje. Sin embargo, ahora las acciones que está tomando el gobierno israelí son muy peligrosas y parece que esta situación no tiene fin. La innumerable cantidad de vidas inocentes de mujeres y niños que se perderán es insondable. [Incluso] el gobierno israelí ha afirmado que eliminará Gaza y para ello ha lanzado muchas bombas, y han reducido la ciudad a cenizas;  y las noticias más recientes son que han dicho que más de un millón de personas deberían abandonar Gaza y, de hecho, algunas han comenzado a hacerlo.

Afortunadamente, por muy débil que sea, la ONU ha alzado su voz hasta cierto punto dejando claro que esto sería una violación de los derechos humanos y que estaría mal, lo que generaría muchas dificultades. Por ello, Israel debería reconsiderar esta orden. [De todas formas], en lugar de decir firmemente que esto está mal, [la ONU] simplemente está haciendo una petición. En cualquier caso, los inocentes que no participan en la guerra no tienen ninguna culpa; y si el mundo considera inocentes a las mujeres, niños y ciudadanos comunes y corrientes de Israel, entonces los palestinos también lo son. [Por cierto que] las enseñanzas de este Pueblo del Libro además dicen que tales asesinatos son inadmisibles; y si se alega que los musulmanes han cometido un error, entonces estas personas deberían reflexionar asimismo sobre su propia conducta. En cualquier caso, debemos rezar muchísimo.

El embajador palestino [en el Reino Unido] concedió una entrevista televisiva aquí, tal vez a la BBC, y en respuesta a una pregunta, manifestó que Hamás es un grupo militante, no un gobierno, y que no tiene conexión con el gobierno palestino. Al mismo tiempo, planteó la cuestión, y con razón, de que si se estableciera una verdadera justicia, entonces tales cosas no sucederían; [y que] si las grandes potencias no tuvieran un doble estándar, por ende tal inquietud y guerra en el mundo nunca podrían ocurrir. Por lo tanto, si se eliminaran estos dobles estándares se acabaría con esta guerra. [En verdad], estas son precisamente las cosas que he estado afirmando durante bastante tiempo considerando las enseñanzas del Islam. No obstante, en el momento [que me escuchan] la gente está de acuerdo, [pero] no está preparada para actuar en consecuencia.

Ahora, todas las grandes potencias, o poderes occidentales, han dejado de lado la justicia y se están uniendo para tomar duras medidas contra los palestinos, y se habla del envío de ejércitos desde todas direcciones. [A la vez] se muestran imágenes en los medios de comunicación de los oprimidos para mostrar las injusticias que se están perpetrando e informes falsos se están enseñando [en los mismos]. Un día hay noticias sobre la condición de las mujeres y los niños israelíes y sus terribles circunstancias; y al día siguiente resulta que no eran israelíes sino, que en realidad, eran palestinos. Luego, los medios de comunicación no asumen ninguna responsabilidad por esto y no se expresa ninguna simpatía por ellos. Estas personas simplemente siguen la regla de “el poderoso lleva la razón” y se inclinan ante cualquiera que tenga riquezas mundanas.

Tras [hacer] un análisis, las principales potencias están decididas a avivar las llamas de la guerra, en lugar de apagarlas; [en realidad], no desean terminar con la guerra. [Es más], tras la Primera Guerra Mundial, las grandes potencias crearon la “Liga de Naciones” para poner fin a las guerras, aunque debido a que no cumplieron con las demandas de la justicia y al esforzarse por mantener su propio dominio, esta fracasó. Más tarde, tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial y se dice que se perdieron más de 70 millones de vidas. Lo mismo está sucediendo ahora con la ONU, [ya que] fue creada para establecer la justicia en el mundo, apoyar a los oprimidos y tratar de poner fin a las guerras; pero todo esto está lejos de ser la realidad, [ya que] cada uno simplemente se preocupa por sus propios intereses. [De todas maneras], las personas normales ni siquiera pueden imaginar las nefastas consecuencias de la guerra que resultarán de estas injusticias, a pesar de que todas las grandes potencias son conscientes de las graves consecuencias. Incluso así, a pesar de esto, no se presta atención al establecimiento de la justicia y nadie está tan siquiera dispuesto a prestar atención a esto. [Por eso], en tales circunstancias, las naciones musulmanas, como mínimo, deberían entrar en razón y [para ello] deben eliminar sus diferencias y establecer su unidad; [porque] si Dios Altísimo ha ordenado a los musulmanes que mejoren sus relaciones con la Gente del Libro diciendo:

“Venid a una palabra que es igual entre nosotros y vosotros”, (Sagrado Corán, 3:65), y esto se refiere a la creencia en Dios, entonces, ¿por qué los musulmanes –que tienen todos el mismo credo– no pueden dejar de lado sus diferencias y unirse? Deben reflexionar sobre esto y establecer la unidad, [ya que] eso puede convertirse en el medio para erradicar el desorden del mundo. [Así pues], deben unirse y alzar una voz rotunda por el cumplimiento de las exigencias de la justicia y los derechos de los oprimidos, dondequiera que se encuentren; [porque] si se unen como uno solo, también habrá poder en su voz. De lo contrario, estos gobiernos musulmanes serán responsables de la pérdida de vidas musulmanas inocentes; [aparte de que] estos poderes siempre deben recordar la guía del Santo Profeta (sa) de que tanto los opresores como los oprimidos deben ser ayudados; y este punto importante debe entenderse.

¡Que Al’lah conceda a los gobiernos musulmanes razonamiento y entendimiento, y les permita unirse y establecer la justicia!

¡Que Él conceda [asimismo] razonamiento y entendimiento a los poderes del mundo para que, en lugar de conducir a la humanidad a la destrucción, intenten salvarla de la misma!

¡Que su propósito no sea satisfacer sus egos, [pues] siempre deberían recordar que, cuando llegue la destrucción, sus propias naciones no estarán a salvo!

En cualquier caso, lo único que tenemos es el arma de la oración y todo áhmadi debería utilizarla ahora más que nunca.

[Cabe decir también que] algunas casas áhmadis en Gaza han sido destruidas.

¡Que Dios Altísimo los mantenga a salvo y que además mantenga a salvo a todos los inocentes y oprimidos, dondequiera que estén!

¡Que Dios conceda entendimiento a Hamás, para que no se conviertan en responsables de las crueldades infligidas a su propio pueblo, ni cometa injusticias contra nadie! Si se ven obligados a luchar, deben hacerlo de acuerdo con los mandamientos del Islam [y recordar que] la enemistad con otra nación no debe alejarnos de actuar con justicia; [porque] este es el mandato de Al’lah.

¡Que Dios Altísimo permita a las grandes potencias establecer la justicia en ambas partes para así establecer la paz! No se debe dar el caso que se inclinen hacia un lado y así se usurpen los derechos del otro lado. ¡Que no cometan injusticias ni crueldades!

¡Que Dios nos conceda la oportunidad de ser testigos de la paz y la seguridad en el mundo!

Después de las oraciones del viernes, dirigiré dos oraciones fúnebres:

Una oración fúnebre es de un miembro [de la Comunidad] fallecido y que está aquí presente. ¿Ha llegado el cortejo fúnebre? [Pregunta Hazur]. Esta oración fúnebre es la del Dr. Bashir Ahmad Khan Sahib, quien solía residir aquí en el Reino Unido, en la zona de la Mezquita Fazl [de Londres]. Murió hace unos días a la edad de 92 años:

[¡En verdad, a Dios pertenecemos y a Él volveremos!].

Era nieto de Hazrat Mir Ahmad Sahib (ra) y yerno del antiguo Amir de la yamat de la región de Sarhad, Hazrat Qazi Muhammad Yusuf Sahib (ra), ambos Compañeros del Mesías Prometido (as). Era hijo de Mahmud Khawas Khan, de Peshawar. El fallecido rezaba y ayunaba con regularidad y estaba profundamente consagrado al Jalifato. Se preocupaba por los necesitados y era una persona sincera y piadosa. En el marco del proyecto de “Nusrat Yahan” [para ayudar a las naciones pobres de África], dedicó su vida y además fue a trabajar al hospital áhmadi de Techiman (Ghana), donde tuvo la oportunidad de servir durante algún tiempo; y a su regreso de Ghana, pudo montar campamentos médicos en pueblos cercanos a Islamabad [Pakistán], junto con otros médicos áhmadis.

Durante la época de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh), tras su traslado al Reino Unido, también cumplió diligentemente con el deber de preparar la traducción y el resumen de los sermones de los viernes. [Por otra parte], sentía un gran amor por el Santo Corán: lo estudiaba y meditaba sobre él, y además enseñaba su traducción a sus hijos. De niño, durante la época de Hazrat Musleh Maud (ra), tuvo la oportunidad de ir y quedarse en Qadián durante mucho tiempo; [donde] llegó a memorizar muchos de los discursos de Hazrat Musleh Maud (ra), [Jalifatul Masih II]. Del mismo modo, también tenía memorizados muchos escritos y poemas del Mesías Prometido (as).

Era “musi”, [parte del sistema de ‘Al-Wasiyat’]. Le sobreviven su esposa, un hijo y seis hijas.

Su yerno, el Dr. Musal’lam Aldroubi, afirma:

“Ofrecía regularmente las oraciones del ‘tahayud’ y era una persona pura y fiel; era piadoso, valiente y valeroso, y sentía un amor extraordinario por la Comunidad y el Jalifato. De él aprendí la preciosa lección de amar a los Jalifas. El fallecido era asimismo un apasionado de la predicación y nunca escatimaba una oportunidad para difundir el mensaje”.

Musal’lam Sahib continúa:

“Cuando estaba en Siria y Jordania y él me visitaba, me di cuenta de que se hacía buen amigo de mis vecinos muy rápidamente y establecía además buenas relaciones con mis guardias y empleados, y les enseñaba sobre Ahmadíat”.

Su esposa, Zubaidah, cuenta:

“Durante la época de Hazrat Jalifatul Masih III (rh), recibió instrucciones de viajar a África Occidental en el marco del plan ‘Nusrat Yahan’ y con total obediencia, comenzó a prepararse de inmediato. [Es más], se preparó tan rápido que incluso me dejó atónita. Nuestra hija tenía dos meses en ese momento, aunque nos dijo que debíamos hacer los preparativos rápidamente porque así lo había ordenado nuestro Imam. Así que, junto con nuestros cuatro hijos, llegamos a Rabwah, tuvimos una audiencia con Hazrat Jalifatul Masih (rh) y recibimos instrucciones. Luego volvimos a Bannu, entregué mi solicitud de vacaciones y empecé a rezar, porque en aquella época el gobierno imponía restricciones a los médicos para viajar al extranjero y era la época de Bhutto. Sin embargo, se le concedió permiso y partimos. [En todo ese tiempo], siguió dedicándose a rezar para aliviar las dificultades debidas a no poder ofrecer oraciones en congregación. [De todas formas], de algún modo, Dios Altísimo resolvía esas dificultades y [finalmente] era capaz de rezar en congregación”.

Su esposa añade:

“Cuando Al’lah nos permitió comprar un coche, también llevaba a sus amigos a la mezquita y los transportaba de vuelta a casa; y estaba muy contento de hacer esto por ellos. [Posteriormente], cuando nos dieron una casa cerca de la Mezquita de Fazl [en Londres], estaba encantado de poder ofrecer las cinco oraciones diarias en la mezquita. [Aparte], buscaba cualquier oportunidad para servir a su fe y nunca escatimaba una ocasión para predicar; y siempre pagaba su ‘chanda’ [contribuciones obligatorias para la Yamat] a tiempo y nos aconsejaba hacer lo mismo”.

¡Que Dios le conceda Su misericordia y perdón, y permita a sus hijos continuar con sus virtudes!

La otra oración fúnebre, que es in-absentia, es la de Wasimah Begum Sahiba, esposa del Dr. Shafique Sehgal Sahib, quien  fue el antiguo Amir de la comunidad de la región de Multan y [asimismo] sirvió como “Naib Wakil-ul-Tasnif”. Ha fallecido a los 89 años:

[¡En verdad, venimos de Al’lah y a Él volveremos!].

Era “musia”, [formaba parte del sistema de ‘Al-Wasiyat’]. Le sobreviven su marido y tres hijos.

Su esposo, el Dr. Muhammad Shafique Sehgal, escribe:

“Mi mujer era nieta de Hazrat Sheikh Mushtaq Ahmad Sahib (ra), Compañero del Mesías Prometido (as), e hija del difunto juez Sheikh Bashir Ahmad de Lahore. También era sobrina de Sayyidah Umm Wasim. Tenía un vínculo de completa devoción al Jalifato y siempre permaneció leal”.

Su nieto, Muhyi Uddin, relata:

“Mi abuela tenía un gran espíritu de sacrificio. Leía con frecuencia el ‘Ruhani Jazain’, [los libros del Mesías Prometido (as)]”. Y añade: “Como mi abuelo es un devoto de por vida, una vez le pregunté a mi abuela si ella lo era y respondió diciendo que ‘los Jalifas han dicho que las esposas de los consagrados de por vida son también devotas de por vida’.”

Aisha, su nuera y sobrina, dice:

“Mi tía era muy simpática y querida por todos. En el juramento para el ‘Lallna’, las mujeres prometen sacrificar su vida, su riqueza, su tiempo y sus hijos, y ella fue un ejemplo en el cumplimiento de esta promesa”. Y continúa: “Después de casarme, me impartió una gran guía moral en muchos asuntos. También me enseñó la traducción palabra por palabra del Sagrado Corán”.

Luego, Zakiyah, otra nuera y sobrina, nos cuenta que:

“Mi tía ayudaba a los pobres y era una mujer ejemplar, y quería a todo el mundo. Nunca se opuso a nada de lo dicho por su marido. Era una gran benefactora que siempre estaba dispuesta a ayudar a la gente”.

Su hermana, Naimah Jamil Sahiba, narra:

“Era amable como mi madre. Yo enviudé a los 50 años, pero Dios Altísimo me la envió en forma de ángel. Siempre me ayudó en todo y me guió”. Y prosigue: “Era muy devota en su adoración y tenía muy en cuenta el cumplimiento de los derechos de los demás. [Aparte], asumió la responsabilidad de garantizar el matrimonio de muchas niñas. Nunca consideró inferior ni siquiera a un pobre aldeano y siempre hizo todo lo posible por ayudar económicamente a los empleados que lo necesitaban”.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su Misericordia y Su perdón!

¡Que Él permita a sus hijos continuar con sus virtudes!

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