Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awwuz y el Surah Al-Fatiha, Hazrat Jalifat-ul-Masih V (aba) dijo:

Uno de los Compañeros cuyo relato narraré hoy es Hazrat Sa’id bin Zaid (ra). El nombre del padre de Hazrat Sa’id (ra) era Zaid bin Amr y su madre era Fátima bint Bayah, y pertenecía a la tribu de ‘Adi bin Kab bin Lu’ayy. El otro nombre de Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) era Abul ‘Awar, aunque  algunos también lo han registrado como Abu Saut. Era alto, de piel color trigo y tenía una buena cabellera y era el primo paterno de Hazrat ‘Umar bin Jattab (ra). Sus ancestros están emparentados con Hazrat ‘Umar (ra) en la cuarta generación, por medio de Nufail; y con el Santo Profeta (sa) en la octava generación, por medio de Ka’ab bin Lu’ayy. La hermana de Hazrat Sa’id (ra), Atiqah (ra), estaba casada con Hazrat ‘Umar bin Jattab (ra),  mientras que la hermana de Hazrat ‘Umar (ra), Fátima (ra), estaba casada con Hazrat Sa’id (ra), que fue  la misma hermana que sirvió como medio para la conversión de Hazrat ‘Umar (ra) al islam.

El padre de Hazrat Sa’id (ra), Zaid bin Amr, solía adorar al Único Dios durante el periodo de la yahiliya (la época de ignorancia antes del advenimiento del islam) y solía seguir la religión del Profeta Abraham (as). Solía decir: ”quienquiera que sea el Dios de Abraham (as), Ése es mi Dios; y sea cual sea la religión de Abraham (as), esa es mi religión”. Por tanto, durante ese periodo también había monoteístas. Algunos niños me han preguntado qué religión seguía el Santo Profeta (sa) y a quién solía adorar antes del islam. Sin duda, el Santo Profeta (sa) fue el más grande de todos los monoteístas y solía adorar al Dios Único.

Zaid bin Amr solía abstenerse de todo tipo de transgresión y maldad, hasta el punto de que incluso se abstenía de la carne sacrificada por los idólatras. Una vez se encontró con el Santo Profeta (sa) antes de que fuera elegido por Al’lah como Mensajero. Los detalles de ese encuentro están registrados en Sahih Bujari de la siguiente manera:

Hazrat Abdul’lah bin ‘Umar (ra) narra: ”el Santo Profeta (sa) se encontró con Zaid bin Amr bin Nufail en el fondo (del valle) de Baldah y esto tuvo lugar antes de que el Santo Profeta (sa) recibiera la revelación Divina”. Esto significa que este incidente tuvo lugar antes que el Santo Profeta (sa) reclamara se profeta de Al’lah. En cuanto a Baldah, es el nombre de un valle situado al oeste de La Meca, en la ruta de La Meca a Tamim.  [El narrador de la tradición sigue diciendo]: “se le ofreció  una comida al Santo Profeta (sa), pero él se negó a comer de ella. Zaid también dijo: “yo tampoco comeré nada que hayáis sacrificado en nombre de vuestros ídolos. Solamente como aquellas cosas en las que se ha mencionado el nombre de Al’lah a la hora del sacrificio. El Santo Profeta (sa) no comió debido a la precaución requerida en relación a los animales sacrificados en nombre de otros aparte de Al’lah; y Zaid dijo que él tampoco comía (la carne de) animales si habían sido mencionados otros nombres aparte de Al’lah (a la hora del sacrificio)”.

La narración continúa de la siguiente manera:

”Zaid bin Amr no aprobaba los animales sacrificados por los quraish y solía decir: Al’lah ha creado la oveja y Él ha enviado agua del cielo para ella, y Él ha hecho crecer la hierba en la tierra para ella; y a pesar de todo ello, vosotros la sacrificáis en nombre de otros aparte de Al’lah”. Esto quiere decir que a él no le gustaba el sacrificio de animales hecho en nombre de otros aparte de Al’lah y lo consideraba un gran pecado.

Cuando Zaid bin Amr comenzó a aborrecer la incredulidad y el politeísmo, también viajó a tierras lejanas en busca de la verdad. En relación a sus viajes, está escrito lo siguiente en otra narración de Bujari, en la que Hazrat Ibn ‘Umar (ra) narra: ”Zaid bin Amr bin Nufail fue a Siria en busca de la fe a seguir. Se encontró con un erudito religioso judío y le preguntó sobre su religión y le dijo: ‘Es posible que abrace tu religión, háblame de tu fe’. El judío respondió: ‘no debes adoptar nuestra religión, ya que se ha corrompido, de lo contrario recibirás tu parte de la ira de Al’lah’. Zaid respondió: ‘no huyo sino de la ira de Al’lah y nunca podría enfrentarme a la ira de Al’lah, ya que no tengo la fuerza para soportarla’. Entonces Zaid preguntó: ‘¿puedes hablarme de otra religión?’. El judío contestó: ‘no conozco ninguna otra religión excepto aquella en la que el hombre sea Hanif‘. Y Zaid preguntó: ‘‘¿qué es Hanif?’. El judío dijo: ‘Hanifa es la religión de Abraham (as), quien no era ni judío ni cristiano, y no solía adorar a nadie más que Al’lah’.

Luego Zaid se fue y se encontró con un erudito religioso cristiano y le preguntó lo mismo. El cristiano respondió: ‘no adoptes nuestra religión, porque de lo contrario participarás de la maldición de Al’lah’. Zaid respondió: “no huyo excepto de la maldición de Al’lah y tampoco tengo la fuerza para soportar Su maldición e ira. ¿Me hablarás pues de otra religión?’. El cristiano le dijo: “no conozco ninguna otra religión excepto que el ser humano sea Hanif‘. Zaid replicó: ‘¿qué es Hanif?’. Y le respondió: ‘Hanifa es la religión de Abraham (as), que no era judío ni cristiano, y no solía adorar a nadie sino solo a Al’lah’. Cuando Zaid escuchó sus opiniones sobre (la religión de) Abraham (as), se marchó y, habiendo salido fuera, alzó ambas manos y dijo: ¡oh mi Al’lah, Te hago testigo de que sigo la religión de Abraham (as)!”.

Zaid bin Amr se vivió en la época del Santo Profeta (sa),  aunque murió antes de que se le anunciara el Profetazgo. Hazrat Aamir bin Rabi’a (ra) narra que Zaid bin Amr siempre andaba buscando la fe correcta y expresó aversión hacia el cristianismo, el judaísmo, la idolatría y la adoración de las piedras, y no estaba de acuerdo con su gente respecto a este asunto. Por eso les predicaba, para que abandonaran la adoración de ídolos y lo que sus antepasados adoraban; y no comía de su carne sacrificada. En una ocasión le dijo: ”¡oh  Aamir! Estoy en desacuerdo con mi gente, sigo la religión de Abraham (as) y adoro tal como él adoró (es decir, el profeta Abraham) y después de él, sigo la práctica de Hazrat Ismael (as), quien rezaba en esta misma dirección. Además, espero que aparezca un Profeta de entre la progenie de Ismael, aunque  siento que no viviré lo suficiente como para aceptarlo y dar testimonio de la veracidad de su profetazgo. ¡Oh Aamir! Si vives lo suficiente para ser testigo de la época de ese Profeta, entonces transmítele mis saludos”. Hazrat Aamir (ra) narra: ”cuando el Santo Profeta (sa) fue encomendado por Dios Altísimo, yo me hice musulmán y transmití el mensaje de Zaid bin Amr y sus saludos al Santo Profeta (sa). Éste devolvió el saludo, rezó por su perdón y dijo: ‘lo he visto en el Paraíso mientras se arreglaba su túnica’. En definitiva, Zaid bin Amr estaba orgulloso por el hecho de ser monoteísta.

Hazrat Asma’ bint Abu Bakr (ra) narra un incidente del periodo de la yahiliya (la época de ignorancia antes del advenimiento del Islam) y dice que ”vi a Zaid bin Amr bin Nufail de pie con su espalda en oposición a la Kaabah y diciendo: ‘¡oh gente de los quraish! Por Al’lah, ninguno de vosotros, aparte de mí, sigue la religión de Abraham (as)’. Zaid tampoco enterró a sus hijas vivas, como era la costumbre de algunas tribus árabes en aquel momento,  que enterraban a sus hijas con vida. Zaid no hizo tal cosa. De hecho, si llegaba a saber de alguien que intentaba matar a su hija, le pedía que no la matara. ‘Yo la proveeré y la alimentaré en tu nombre’. Y así, él se la quedaba y una vez que alcanzaba la edad de la madurez, le decía a su padre que si lo deseaba, se la devolvía; y que incluso, si era su deseo, cumpliría además con sus otras necesidades. Es decir, él también correría con los gastos de su matrimonio, etc.

En otra narración, Hazrat Asmaa bint Abu Bakr (ra) narra lo siguiente (la primera narración era de Bujari y esta ha sido tomada de un libro de historia, Usdul-Ghaba. Hazrat Asma’ bint Abu Bakr (ra) narra que ”vi a Zaid bin Amr bin Nufail de pie dando la espalda a la Kaabah y diciendo: ‘¡oh gente de los quraish! Por ese Ser en cuyas manos yace la vida de Zaid, ninguno de vosotros, aparte de mí, ha dado la bienvenida a la mañana siendo seguidor de la religión de Abraham (as)’. También solía decir que: ‘¡oh Al’lah! Ojalá conociera la forma de adoración que Tú deseas, para poder adorarte de esa manera. Sin embargo, no soy consciente de ella’. Después de esto, se postraba en sus manos”.

Sa’id bin Musayyib narra que Zaid bin ‘Amr falleció cinco años antes de la declaración del profetazgo del Santo Profeta (sa). En ese momento, los quraish estaban reconstruyendo la Kaabah. Cuando falleció, dijo que seguía la religión de Abraham (as). Se ha mencionado el relato de Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) y en relación con eso también se ha hecho referencia a la historia de su padre. Además, el estatus que se le dio a su hijo en el Islam, así como los  actos virtuosos de su padre, se han conservado en la historia y, por lo tanto, he mencionado esas narraciones relacionadas con él. Estas narraciones se hallan además en Bujari. Así pues, ahora continuaré mencionando los relatos relacionados con Hazrat Sa’id bin Zaid (ra).

Una vez, Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) y Hazrat ‘Umar bin Jattab (ra) se presentaron ante el Santo Profeta (sa) y le preguntaron sobre Zaid bin Amr, es decir, sobre el padre de Hazrat Sa’id (ra). Sobre esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “que Al’lah perdone a Zaid bin Amr y que tenga misericordia de él, ya que falleció siguiendo la religión de Abraham (as)”. Después de esto, cada vez que los musulmanes mencionaban a Zaid bin Amr, rezaban para que se le mostrara misericordia y perdón. En otra narración, se menciona que cuando le preguntaron al Santo Profeta (sa) sobre Zaid bin Amr, éste dijo que en el Día del Juicio, su rango será tan elevado como el de una nación entera.

Como se ha mencionado anteriormente, Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) era el cuñado de Hazrat ‘Umar (ra). La hermana de Hazrat Sa’id bin Zaid (ra), Atiqah bint Zaid, estaba casada con Hazrat ‘Umar (ra). Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) y su esposa, Hazrat Fátima bint Jattab (ra), aceptaron el Islam muy al principio. Habían profesado su fe en el Islam antes de que el Santo Profeta (sa) fuera a Dar-e-Arqam. Como se ha mencionado anteriormente, la esposa de Hazrat Sa’id (ra) fue la razón por la que Hazrat ‘Umar (ra) aceptó el Islam. Los detalles de esto ya se han presentado durante los relatos acerca de Hazrat Jabbab bin Art (ra). No obstante, como Hazrat Sa’id (ra) se menciona aquí, lo presentaré brevemente aquí también. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito en Sirat Jatam-an-Nabiyyin:

“Tan solo habían transcurrido unos días después de la conversión de Hazrat Hamza (ra), cuando Dios Altísimo bendijo a los musulmanes con otro momento de alegría. En otras palabras, Hazrat ‘Umar (ra), que era un enemigo declarado, aceptó el Islam. El temperamento de Hazrat ‘Umar (ra) ya contenía un buen grado de rigidez, que se incrementó aún más debido a su enemistad hacia el Islam. Así pues, antes de su conversión al Islam, ‘Umar (ra) sometió a algunos musulmanes pobres y débiles a grandes torturas, por haber aceptado el Islam. Pero cuando se cansó de infligirles este sufrimiento y no vio signos de que fuesen a abandonar su fe, pensó ‘¿por qué no terminar con el mismo fundador de esa fitna (desviación), es decir, el Santo Profeta (sa)?’. Así pues, con este pensamiento, tomó su espada desenvainada y salió en busca del Santo Profeta (sa).

En el camino, cuando alguien lo vio andando con su espada desenvainada en mano, le preguntó: ‘oh ‘Umar (ra), ¿a dónde vas?’. ‘Umar (ra) respondió: ‘Me he propuesto matar a Muhammad (sa)’. Entonces respondió: ‘¿por qué no te ocupas primero de tu propia casa? Tu hermana y tu cuñado ya han aceptado el islam’. Hazrat ‘Umar (ra) se dio la vuelta de inmediato y comenzó a caminar hacia la casa de su hermana Fátima (ra). Al acercarse a la casa pudo escuchar la recitación del Sagrado Corán dentro, que era Hazrat Jabbab bin Al-Arat (ra) que estaba recitando de manera muy melodiosa. Cuando ‘Umar (ra) escuchó su voz, enfureció aún más y entró en la casa. Tan pronto como Jabbab (ra) escuchó sus pasos, se escondió en algún lugar y Fátima (ra) (su hermana) también trató de ocultar en diferentes lugares las hojas que tenían del Sagrado Corán. Cuando Hazrat ‘Umar (ra) entró, gritó a Hazrat Fátima (ra) y Hazrat Sa’id (ra) que: ‘¡he oído que habéis dejado vuestra fe’. Luego, atacó a su cuñado Sa’id bin Zaid (ra) y Fátima (ra) resultó herida cuando se abalanzó, en un intento de proteger a su marido; y después de eso dijo muy valientemente: ‘¡sí ‘Umar! Nos hemos hecho musulmanes. Haz lo que quieras, no dejaremos el Islam”.

Cuando escuchó las osadas y atrevidas palabras de su hermana, la miró y notó que estaba sangrando. Esta escena provocó una inexplicable reacción en el corazón de Hazrat ‘Umar (ra). De inmediato le dijo a su hermana: ‘muéstrame el texto que estabais leyendo’. ‘No lo haré’, respondió Fátima (ra), ‘porque destruirás las hojas’. Pero ‘Umar (ra) le dijo: ‘No, no haré eso. Por favor, muéstramelas, ciertamente te las devolveré’. Entonces dijo Fátima (ra): ‘Así no te las enseñaré.  Primero toma un baño y después podrás verlas’.

Cuando ‘Umar (ra) se hubo bañado, Fátima (ra) colocó las hojas con versículos del Corán delante de él. Cuando las cogió, vio que en ellas se encontraban escritos los primeros versículos del Surah Ta Ha. Hazrat ‘Umar (ra) comenzó a leerlos con un corazón lleno de inspiración y cada palabra impresionó profundamente el alma de este hombre de buena naturaleza (y además, el Santo Profeta –sa- ya había rezado por él). Mientras leía, Hazrat ‘Umar (ra) llegó a los siguientes dos versículos:

إِنَّنِيٓ أَنَا ٱللَّهُ لَآ إِلَٰهَ إِلَّآ أَنَا۠ فَٱعۡبُدۡنِي وَأَقِمِ ٱلصَّلَوٰةَ لِذِكۡرِيٓ  إِنَّ ٱلسَّاعَةَ ءَاتِيَةٌ أَكَادُ أُخۡفِيهَا لِتُجۡزَىٰ كُلُّ نَفۡسِ بِمَا تَسۡعَىٰ

Que dicen: “Soy en verdad Al’lah; no hay dios fuera de Mí. Por tanto, servirme y cumplid la oración para recordarme. Por cierto, la Hora llegará; voy a manifestarla para que cada alma sea recompensada por su conducta”, (Surah Ta-Ha, 15-16).

“Cuando Hazrat ‘Umar (ra) recitó estos versículos, fue como si sus ojos se abrieran y su pura disposición latente se despertó de repente; y dijo de forma espontánea: ‘¡qué palabras tan extrañas y tan sagradas son estas!’. Al escuchar Jabbab (ra) esa expresión, inmediatamente salió de donde estaba escondido, se mostró agradecido a Dios y dijo: ‘esto se debe a la plegaria del Mensajero de Al´lah (sa). Por Dios, que fue solo ayer cuando escuché al Santo Profeta (sa) rezar: “¡oh Al’lah! Bendice a ‘Umar bin Al-Jattab o Amr bin Hisham (que se refiere a Abu Yahl) con el islam’. Entonces, Hazrat ‘Umar (ra) dijo a Jabbab (ra): ‘indícame de inmediato el camino hacia Muhammad (sa)’.  Ni siquiera se acordó de volver a colocar la espada en su vaina.

En esos días, el Santo Profeta (sa) se encontraba en Dar-e-Arqam y Jabbab (ra) le indicó su ubicación. Hazrat ‘Umar (ra) fue allí y llamó a la puerta con fuerza. Cuando los Compañeros (ra) miraron por la rendija de la puerta y vieron a Hazrat ‘Umar (ra) sosteniendo su espada desenvainada, se mostraron reacios a abrirle, pero el Santo Profeta (sa) dijo: ‘abrid la puerta’. Hazrat Hamza (ra), que también se encontraba presente, repitió lo mismo: ‘abrid la puerta. Si ha venido con buenas intenciones, entonces bien, pero si, por el contrario,  sus intenciones son malas, ¡por Dios que le cortaré la cabeza con su propia espada!’. La puerta se abrió y Hazrat ‘Umar (ra) entró con la espada desenvainada en la mano. Al verle, el Santo Profeta (sa) se acercó y cogiendo la capa de ‘Umar (ra), se la quitó diciendo: ‘¡oh ‘Umar! ¿Con qué intenciones has venido?’. ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! (sa)”, respondió Hazrat ‘Umar (ra): ‘Deseo hacerme musulmán’. Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó estas palabras, en el fervor de su felicidad, dijo: Al’lahu Akbar! Dios es Grandísimo; y sus Compañeros (ra) gritaron también Al’lahu Akbar, tan fuerte, que las montañas de La Meca comenzaron a resonar.

Así fue como Hazrat Sa’id (ra) se convirtió también en un medio para que Hazrat ‘Umar (ra) aceptara el Islam. Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) fue uno de los primeros emigrantes (muhayirin) y al llegar a Medina, se quedó en la casa de Hazrat Rifa´a bin Abdil Munzir (ra), que era el hermano de Hazrat Abu Lubabah (ra).  El Santo Profeta (sa) estableció un lazo de hermandad entre él y Hazrat Rafi bin Malik (ra) y, según otra narración,  fue con Hazrat Ubay bin Ka´b (ra). Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) no pudo participar en la batalla de Badr, sin embargo, el Santo Profeta (sa) le concedió una parte del botín de guerra.  Por ello, le he incluido como un Compañero Badri y a todos aquellos Compañeros (ra) que participaron en la batalla junto al Santo Profeta (sa) o que, bajo las instrucciones del Santo Profeta (sa), se les concedió parte del botín [de la batalla de Badr], y de este modo estos últimos se incluyen entre los Compañeros Badri.

La razón por la que no participó en la batalla de Badr se mencionó previamente en referencia a Hazrat Talha bin Ubaidul’lah (ra). No obstante, es importante comentarlo de nuevo, porque ya han pasado dos o tres meses desde la última vez que fue mencionado. La razón por la que Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) no participó en la batalla de Badr es la siguiente: el Santo Profeta (sa) sabía que la caravana de los quraish había salido ya de Siria y de inmediato envió a Hazrat Talha bin Ubaidil’lah (ra) y a Hazrat Sa’id bin Zaid (ra), diez días antes de su propia partida, para recopilar información sobre la misma. Así pues, ambos partieron y llegaron a Haura, donde habrían de permanecer hasta que la caravana pasara por allí. Haura era un lugar de descanso situado junto al Mar Rojo, por donde pasaban las caravanas que viajaban desde el Hiyaz y Siria.

No obstante, el Santo Profeta (sa) se enteró de las últimas noticias de la caravana, antes de que Hazrat Talha (ra) y Hazrat Sa’id (ra) hubieran regresado, es decir, que la caravana pasó y no vino hacia ellos. El Santo Profeta (sa) no tenía la información precisa, pero en todo caso supo que la caravana se había marchado y que no tenía intención de pasar por las inmediaciones. El Santo Profeta (sa) reunió a los Compañeros (ra) y salió en busca de la caravana de los quraish. Sin embargo, la caravana siguió otra ruta, o sea, partió rápidamente por un camino a través del litoral. La gente de dicha caravana caminó día y noche sin parar, para escaparse de aquellos que les buscaban; es decir, cogieron otra ruta y por ello no se encontraron, ya que tomaron un camino diferente del que se esperaba, porque en su lugar escogieron una ruta distinta por la costa.

Entonces, Hazrat Talha bin Ubaidil’lah (ra) y Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) partieron hacia Medina con el fin de informar al Santo Profeta (sa) sobre lo sucedido con la caravana, pero no sabían que el Santo Profeta (sa) ya había partido hacia la batalla de Badr. Lo cierto es que llegaron a Medina el mismo día que tuvo lugar la batalla de Badr, entre los quraish y el Santo Profeta (sa). A pesar de todo, ambos salieron de Medina con el fin de presentarse ante el Santo Profeta (sa) y se encontraron con él en Turbaan, a su regreso de Badr. Turbaan es un valle que se encuentra a una distancia de 30 km de Medina, con abundantes pozos de agua dulce. El Santo Profeta (sa) hizo escalada allí durante su viaje rumbo a la batalla de Badr.

La verdad es que había dos caravanas diferentes: una  caravana comercial, que pasó desapercibida tomando una ruta diferente de la esperada; y luego había otra caravana, que había venido de La Meca, con la intención de luchar contra ellos; y fue precisamente esta a la que se enfrentaron en la batalla que tuvo lugar en Badr. El Santo Profeta (sa) salió de Medina en búsqueda de la caravana comercial para averiguar cuáles eran sus intenciones y no sabía que en realidad había un ejército que también se estaba aproximando. En cualquier caso, Hazrat Talha (ra) y Hazrat Sa’id (ra) no participaron en la batalla de Badr, pero, (como he dicho antes), el Santo Profeta (sa) les concedió una parte del botín de guerra y por ello se les considera Compañeros Badri.

Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) se encuentra entre los Asharah Mubashsharah, es decir, los diez Compañeros (ra) afortunados a los que el Santo Profeta (sa) les dio la buena nueva del Paraíso durante su vida. Por su parte, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) relata que el Santo Profeta (sa) mencionó los siguientes nombres de los que recibieron en vida la buena nueva del Paraíso: Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Talha (ra), Hazrat Zubair (ra), Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra), Hazrat Sa´d bin Abi Waqas (ra), Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) y Hazrat Abu Ubaidah bin Yarah (ra).

Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) relata: doy testimonio que 9 individuos van a ir al Paraíso, pero si doy el mismo testimonio sobre el décimo, no será un pecado de mi parte el hacerlo. A Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) se le preguntó cómo sucedió exactamente, a lo que él respondió: “nos encontrábamos en el monte de Hira junto al Santo Profeta (sa) cuando comenzó a temblar el monte.  El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “¡permanece inmóvil, oh Hira, porque sobre ti hay un Profeta, un sadiq (veraz) y un shahid (mártir)”. En ese momento, una persona preguntó: “¿quiénes son los los diez que van a ir al Paraíso?”. Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) respondió: “el Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Talha (ra), Hazrat Zubair (ra), Hazrat Sa´d bin Abi Waqas (ra) y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra)”. Y preguntaron: “¿quién es el décimo?”. Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) respondió: “Soy yo”.

Hazrat Sa’id bin Yubair (ra) relata que Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Talha (ra),  Hazrat Zubair (ra), Hazrat Sa´d (ra), Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) y Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) siempre estaban al frente del Santo Profeta (sa) en el campo de batalla, es decir, le custodiaban en todo momento y durante la oración se colocaban detrás de él.

Hakim bin Muhammad relata de su padre que vio a Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) llevando un anillo con un versículo del Sagrado Corán inscrito en él.

Durante el Jalifato de Hazrat ‘Umar (ra), cuando la batalla de Siria comenzó, Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) fue nombrado general de infantería, bajo las órdenes de Hazrat Abu Ubaidah (ra). Mostró una gran valentía y determinación durante la toma de Damasco y en la crucial batalla de Yarmuk.  Durante la batalla, Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) fue nombrado gobernador de Damasco. Aún así, escribió a Hazrat Abu Ubaidah (ra) diciendo: “no puedo permitir que ustedes participen en la yihad mientras yo estoy privado de hacerlo. Por tanto, en cuanto recibas esta carta, nombra a otra persona para este puesto con el fin de que yo pueda unirme a ti lo antes posible”.  De este modo, sin más opción, Hazrat Abu Ubaidah (ra) envió a Yazid bin Abu Sufián en su lugar y Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) regresó a la batalla de nuevo.

Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) presenció muchas revoluciones y batallas que tuvieron lugar durante su vida. Aunque, debido a su piedad y rectitud, nunca se involucró en disputas, pero a pesar de esto, nunca dudó en expresar su opinión sobre ciertos asuntos.

Cuando Hazrat Uzmán (ra) fue martirizado, Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) solía decir en la mezquita de Kufa: “no sería una sorpresa que la montaña de Uhud temblara por lo que habéis hecho”. Del mismo modo, un día, mientras estaba en la mezquita de Kufa, Mughirah bin Shu’bah pronunció algo en contra del honor de Hazrat Ali (ra). Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid declaró: “oh, Mughirah bin Shu’bah, oh Mughirah bin Shu’bah, oh Mughirah bin Shu’bah, escuché al Santo Profeta (sa) decir que diez personas entrarán en el Paraíso y Hazrat Ali (ra) estaba entre ellos”.

Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid solía ver a menudo sus oraciones aceptadas.  En una ocasión, fue acusado de apropiarse de un terreno, cuyos detalles son los siguientes. Adyacente al terreno de Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) estaba el de una mujer llamada Arwah bint Uwais. Ella se quejó a Marwan bin Hakam, el gobernador de Medina designado por el Amir Mu‘awiyah, de que Hazrat Sa’id (ra) se había apropiado de su tierra ilegítimamente. Marwan designó pues a algunas personas para investigar el asunto. Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) les respondió: “¿de verdad creen que yo habría podido cometer un acto tan ilícito, después de escuchar al Santo Profeta (sa) decir que el que toma injustamente el control de un palmo de tierra que no es suyo tendrá que llevar en el Día del Juicio un collar con un peso igual al de siete tierras alrededor de su cuello?”. Entonces, rezó: “¡oh Al’lah, si Urwah está mintiendo, haz que pierda la vista antes de su muerte y que su tumba yazca en el pozo de su casa!”. De hecho, ha quedado registrado que perdió la vista y, mientras caminaba un día, se cayó y murió en su propio pozo. Esto se convirtió en una expresión hecha refrán y la gente de Medina decía:

[Árabe]

“Que Al’lah te ciegue como cegó a Arwah”.

Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) falleció un viernes del año 50 ó 51 después de la Hégira, aproximadamente a la edad de 70 años. Pero según algunas narraciones, su edad era superior a 70 en el momento de su fallecimiento. Vivía en Aqiq, que estaba en los alrededores de Medina. En las tierras árabes, Aqiq era el nombre de varios valles, entre los cuales el más importante era el valle de Medina llamado también Aqiq y que se extendía desde el suroeste de Medina hasta el noreste; y en el que se encuentran todos los demás valles de Medina.

Un día, Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) se estaba preparando para la oración del viernes, cuando escuchó la noticia del fallecimiento de Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid. Por lo tanto, no se dirigió para la oración del viernes e inmediatamente marchó hacia Aqiq. Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) lavó el cuerpo y ordenó que se llevara hasta Medina sobre los hombros de la gente. Hazrat Abdul’lah bin ‘Umar (ra) dirigió la oración fúnebre y fue enterrado en Medina. Según otro relato, Hazrat Abdul’lah bin ‘Umar (ra) se estaba preparando para la oración del viernes, cuando escuchó la noticia del fallecimiento de Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid, por lo que no fue a la oración del viernes. En cambio, se dirigió hacia él y le lavó el cuerpo, le aplicó perfume y dirigió su oración fúnebre.  Hazrat ‘Aisha bint Sa’d (ra) relata también que Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue quien lavó el cuerpo de Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) y le aplicó perfume. Luego regresó a casa y se lavó, y una vez salió de su casa dijo: “no me he duchado por lavar el cuerpo de Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid, sino que lo hice por el calor”. Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) dirigió la oración fúnebre de Hazrat Sa’id (ra) bin Zaid. Luego, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) bajaron a la tumba, es decir, en el lugar del entierro, para colocar el cuerpo.

Finalmente decir que Hazrat Sa’id bin Zaid (ra) se casó en total diez veces, en diferentes momentos de su vida y tuvo 10 hijos y 19 hijas de todos sus matrimonios.

El próximo Compañero Badri es Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra), cuyo relato mencionaré brevemente por ahora. Durante el periodo de la yahiliyah (la era de ignorancia previa al advenimiento del Islam), el nombre de Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) era Abd Amr y según otra narración era Abdul Kabah. Después de aceptar el Islam, el Santo Profeta (sa) cambió su nombre por Abdur Rahman. Pertenecía a la tribu Banu Zuhrah bin Kilab. Sahla bint Asim relata que era de tez clara, con hermosos ojos y pestañas largas. Tenía una nariz larga y sus dientes caninos también eran largos. El pelo le llegaba hasta las orejas, tenía el cuello alto, muñecas fuertes y dedos grandes.  Ibrahim bin Sa’d relata de su padre que Hazrat Abdur Rahman (ra) era muy alto y tenía una tez blanca con un toque rojo. Era extremadamente atractivo, tenía la piel suave y no usaba ningún tinte para el cabello. Se dice que posteriormente tuvo una cojera en una pierna, que le ocurrió después de sufrir una herida en Uhud, mientras luchaba en el camino de la verdad.

Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) fue uno de esos diez Compañeros (ra) a quienes se les dio la buena nueva del Paraíso durante su vida. Además fue uno de los seis Compañeros (ra) que Hazrat ‘Umar (ra) eligió para formar parte del comité para elegir al próximo Jalifa. Con respecto a estos individuos, Hazrat ‘Umar (ra) declaró: “en el momento de su fallecimiento, el Santo Profeta (sa) estaba satisfecho con ellos”.

Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) nació diez años después del incidente del Am al-Fil, es decir, el año del elefante. Hazrat Abdur Rahman (ra) es una de las pocas personas que declararon que el alcohol era ilegal para él mismo, incluso durante el periodo de yahiliyah, es decir, antes de la llegada del Islam. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) había aceptado el Islam después de ser predicado por Hazrat Abu Bakr (ra), incluso antes de que el Santo Profeta (sa) estableciera Dar-e-Arqam como el centro del Islam. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) participó también en ambas emigraciones a Abisinia.

Hay una narración en Sahih Bujari en la que Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) relata que cuando llegó a Medina, el Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre él y Sa’d bin Rabi (ra).  Esta narración ya se ha mencionado en referencia a Sa’d bin Rabi (ra), sin embargo, la relataré nuevamente.  Respecto a esto, Sa´d bin Rabi (ra) dijo: “soy el más rico de los Ansar (residentes de Medina),  por consiguiente te daré la mitad de mi riqueza y a cualquiera de mis dos esposas que prefieras, me separaré de ella por ti. Una vez que haya pasado su iddat (tiempo de espera antes de que una mujer pueda volver a casarse) podrás casarte con ella”. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) respondió a Hazrat Sa’d bin Rabi (ra) que Dios Altísimo bendijera a su familia y riqueza, pero que no necesitaba nada, todo lo que necesitaba era saber de él si había un mercado donde la gente pudiera comerciar. Hazrat Sa´d (ra) le informó que existía el mercado de los Banu Qaynuqah. Posteriormente, temprano a la mañana siguiente, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) fue allí y realizó algunos intercambios, y adquirió un poco de queso y mantequilla refinada como ganancia. Luego regresó a la casa de Hazrat Sa’d bin Rabi (ra).  Después de eso, iba al mercado todas las mañanas y obtuvo ganancias de su comercio. Pero no pasó mucho tiempo hasta que Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) se presentó ante el Santo Profeta (sa) y tenía una marca de azafrán en su rostro. Viéndolo, el Santo Profeta (sa) le preguntó si se había casado y él respondió afirmativamente. El Santo Profeta (sa) quiso saber entonces con quién se había casado y le respondió que con una mujer perteneciente a los Ansar (residente de Medina). El Santo Profeta (sa) le preguntó además sobre cuánta dote le había entregado y él contestó que le dio oro del tamaño de una pepita, o quizá dijo una pepita de oro. Tras escucharle, el Santo Profeta (sa) declaró que debía celebrar un walima (la ceremonia después de la consumación del matrimonio), aunque fuese ofreciendo una sola oveja.

Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) relata que experimentó una época en la que, incluso si cogía una piedra, tenía la esperanza encontrar oro o plata debajo de ella. En otras palabras, Dios Altísimo había bendecido su comercio enormemente. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) participó en todas las batallas junto al Santo Profeta (sa), incluyendo las batallas de Badr y Uhud.

En relación a un relato sobre la batalla de Badr, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) nos cuenta:

“Estaba de pie en las filas hechas para la batalla del día de Badr y cuando miré a mi derecha y a mi izquierda, vi a dos jóvenes Ansari de pie, a cada lado mío, que eran jóvenes de muy corta edad.  En ese momento, deseé estar entre dos personas que fuesen más maduras y fuertes que ellos. De repente, uno de los jóvenes apretó mi mano y me preguntó: “¡oh tío mío! ¿Reconoces a Abu Yahl?’. A lo que dije: ‘oh mi sobrino, ¿por qué lo preguntas?’. El joven respondió: “he oído que usaba un lenguaje soez contra el Santo Profeta. Juro por Aquel en cuyas manos está mi vida, que si lo veo no lo perderé de vista hasta que perezca el que está destinado a morir entre nosotros”. Yo me sorprendí por esta respuesta. Entonces, el otro chico también me dio un apretón en la mano e hizo la misma pregunta. Después de un rato vi a Abu Yahl caminando entre las filas de su ejército y les dije a los dos jóvenes que ‘ahí está aquel sobre el que me preguntabais’. Inmediatamente los dos jóvenes sacaron sus espadas y atravesando las filas del enemigo se abalanzaron sobre Abu Yahl y lo mataron. Luego regresaron para informar al Santo Profeta (sa) de la noticia y les preguntó cuál de ellos lo había matado; ambos reclamaron haberle matado. El Santo Profeta (sa) preguntó a continuación si habían limpiado sus espadas después de haberlo matado y respondieron negativamente. El Santo Profeta (sa) inspeccionó sus espadas y dijo que ambos lo habían matado. El Santo Profeta (sa) dijo entonces que el botín de guerra sería entregado a Muaz bin Amr bin Yamuh. Ambos jóvenes tenían el mismo nombre: uno era Muaz bin Afraa y el otro Muaz bin Amr bin Yamuh”. Esta es una narración de Bujari.

Ya presenté anteriormente la correspondiente aclaración en relación a cómo dieron muerte a Abu Yahl, pero la mencionaré una vez más. Según algunas narraciones, los dos hijos de Afraa, Muawwiz y Muaz, hirieron gravemente a Abu Yahl hasta el punto de que estaba al borde de la muerte y después Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) le cortó la cabeza. El Imam Ibn Hayar también ha declarado la posibilidad de que “después de que Muaz bin Amr y Muaz bin Afraa atacaran a Abu Yahl, Muawwiz bin Afraa puede que también formara parte del ataque”. Esto ha sido mencionado en el comentario de Bujari, Fath-ul-Badri.

Mientras hace mención de este mismo relato, Hazrat Musleh Maud (ra) lo ha explicado de la siguiente manera:

“Cuando Abu Yahl, que era el líder de toda La Meca y el comandante del ejército mequí, supervisaba las filas del mismo para la batalla, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra), un general experimentado, afirma que miró a su derecha y a su izquierda para ver qué tipo de apoyo tenía. Y descubrió, para su gran sorpresa, que solo tenía dos jóvenes de los Ansari en sus flancos, que tendrían alrededor de 15 ó 16 años de edad. Su corazón se afligió y se dijo a sí mismo: “hoy no podré llevar a cabo lo que mi corazón anhela, porque, por desgracia, tengo a dos jóvenes inexpertos a cada lado de mí. Además, pertenecen a los Ansar y por tanto no tendrán experiencia en el arte de la guerra”.

Hazrat Musleh Maud (ra) relata más adelante:

Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) apenas había pensado esto, cuando uno de los chicos le tocó el costado con el codo, teniendo la intención de decirle algo, se volvió hacia él y le dijo: ‘tío mío, ¿puedes agacharte un poco más porque quiero decirte algo al oído, para que mi compañero no me oiga’. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) afirma que mientras se agachaba para escucharlo, el joven le preguntó: ‘¿quién es Abu Yahl, que solía acosar y atormentar al Santo Profeta (sa)? Tío mío, quiero luchar contra él; dime dónde está’. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) no había respondido aún a la pregunta de este joven, cuando su atención fue atraída de la misma manera por el muchacho del otro lado, que le dio un golpecito en el codo y le hizo la misma pregunta: ‘¡oh tío mío, ¿quién es Abu Yahl, que solía acosar y atormentar al Santo Profeta (sa)? Deseo matarlo hoy mismo’.

Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) afirma que, a pesar de ser un soldado experimentado, pensaba que ni siquiera él mismo sería capaz de matar a Abu Yahl, que no sólo era el comandante del enemigo, sino que estaba rodeado de soldados muy experimentados y hábiles. Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) levantó el dedo para señalar a Abu Yahl a los dos y respondió: ‘ahí está Abu Yahl, armado hasta los dientes y de pie detrás de las líneas de su ejército, protegido por esos generales fuertes e intrépidos, con las espadas desenvainadas’. Con esto, Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) quiso decir que hacer tal cosa era imposible para jóvenes tan inexpertos. Sin embargo, ni siquiera había dejado caer su dedo, cuando los dos muchachos se lanzaron a las filas enemigas como un águila atrapa a un pájaro, dirigiéndose directamente a su objetivo elegido. Ikramah, el hijo de Abu Yahl, estaba de pie delante de él, que también era un general muy experimentado e intrépido. No obstante, los dos jóvenes Ansari se lanzaron tan de repente hacia él, que nadie pudo reaccionar lo suficientemente rápido para averiguar por qué avanzaban así, por lo que llegaron rápidamente hasta la zona de seguridad que rodeaba a Abu Yahl para atacarlo. Su ataque fue tan rápido y repentino que los soldados que estaban de guardia ni siquiera pudieron desenvainar sus espadas, excepto uno de ellos, que le cortó el brazo a uno de los chicos Ansari. Aunque, aquellos que estaban listos y dispuestos a sacrificar su vida, ¿qué podía hacer un brazo cortado para detenerlos? Lo cierto es que los dos jóvenes se lanzaron con tal fuerza sobre los que formaban parte de su guardia, como una roca que cae de una montaña, y finalmente atacaron directamente a Abu Yahl, matando al comandante del enemigo, incluso antes de que la batalla hubiera comenzado. 

Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) afirma que hacia el final de la batalla, llegó al lugar donde Abu Yahl yacía en el suelo, ya moribundo. Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) le preguntó sobre su estado y Abu Yahl respondió: ‘me estoy muriendo, pero en un estado de angustia’. La muerte no es nada significativo, pero lo más lamentable es que antes de que pudiera cumplir lo que mi corazón deseaba, fui atacado por dos jóvenes de los Ansar’. La gente de La Meca consideraba a los Ansar como gente muy humilde, por eso estaba muriendo en un estado de angustia, por haber sido asesinado por dos jóvenes de los Ansar. Luego le dijo a Abdul’lah bin Masud (ra): ‘Tengo un dolor extremo. Hazme el favor de cortarme la cabeza con un solo golpe de tu espada y asegúrate de que me cortas la cabeza por la parte inferior del cuello, porque el corte de cuello de esta manera es el signo de un general asesinado’. Aunque Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) aceptó esta petición suya de finalmente acabar con su vida y acortar su dolor, le cortó la cabeza de manera que el corte lo hizo cerca de su barbilla. En otras palabras, incluso en el momento de su muerte, ese deseo suyo no se cumplió, es decir, que le cortaran la cabeza de manera que su cuello quedara largo”.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha relatado esto en relación con el tema del sacrificio, explicando que incluso los jóvenes estaban llenos de un amor y afecto muy profundos por el Santo Profeta (sa), y cómo buscaban vengarse de aquellos que se oponían al Santo Profeta (sa). Este relato también ha sido narrado unas cuantas veces con anterioridad, pero en cualquier caso, era tal su nivel de sacrificio, amor y afecto por el Santo Profeta (sa), que ni siquiera se preocupaban por sus propias vidas. Insha Al’lah (si Dios quiere), continuaré narrando los relatos de Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) en el siguiente sermón.

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