Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 9 de DICIEMBRE de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), explicó lo siguiente:

Al final del sermón del viernes pasado, presenté algunas citas del Mesías Prometido (as) sobre Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) y [ahora] presentaré algunas citas suyas más con respecto a esto.

El Mesías Prometido (as) escribe:

“Sin duda, Abu Bakr Siddiq [ra] y Umar Faruq [ra] fueron de hecho los líderes de una caravana que superó picos [muy] altos, por la gracia de Dios. Llamaron a la gente de las ciudades y aldeas a la verdad hasta que el mensaje llegó a todas partes. Los frutos del Islam florecieron durante ambos Jalifas, la atmósfera se llenó de su fragancia y el Islam logró grandes victorias.

Durante la era de ‘As-Siddiq-e-Akbar’ [Hazrat Abu Bakr (ra)], el Islam atravesó un periodo de varios tipos de pruebas y ocurrió que se convirtió en el blanco de poderosos ataques y embestidas. Al’lah vino a su rescate a través de la veracidad de Abu Bakr [ra] y reveló su tesoro perdido y enterrado. El Islam pasó así de un estado vulnerable a uno de fortaleza. Si hemos de ser justos, debemos estar agradecidos a este ayudante de la fe y no prestar atención a sus oponentes. [Por lo tanto], no le deis la espalda a quien apoyó a vuestro Líder y Maestro (sa), y salvó vuestra religión y vuestro hogar; y quien cuidó de vuestro bienestar por amor a Dios, sin esperar ninguna recompensa.

Es asombroso cómo alguien puede negar su eminencia, [pues] la verdad es que sus atributos radiantes brillan tanto como el sol. Cada creyente se beneficia [y lo sigue haciendo] de la cosecha que él sembró y del conocimiento enseñado por él. Él preservó nuestra fe al darnos el Sagrado Corán [en forma de un libro compilado] y traer paz y seguridad a nuestro mundo. El que niega esto es un falso y terminará arruinado, con satanás haciéndole compañía”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Aquellos que están confundidos acerca de su verdadero estado son culpables de un error deliberado, ya que ven [la existencia de] una sequía en lugar de agua abundante; y en su furia, han insultado al más honorable”.

El Mesías Prometido (as) afirma además:

“La personalidad de ‘As-Siddiq’ [el Veraz, Hazrat Abu Bakr (ra)] era una combinación de esperanza y miedo, inquietud y anhelo, simpatía y amor. Su naturaleza era perfecta en sinceridad y lealtad, y estaba completamente inmerso en el Altísimo. Estaba vacío de ego y de todos los deseos carnales, y dedicado a Al’lah en el más alto grado. Todo lo que hizo fue por el bien de la reforma y el bienestar de los creyentes. Fue inocente del cargo de causar daño o pena, que algunos le atribuyen. Por tanto, no reparéis en los conflictos internos y miradlos bajo una luz positiva. Daros cuenta que este hombre, buscando la complacencia de Dios, no dio prioridad a sus propios hijos e hijas para enriquecerlos, ni les asignó altos cargos; y buscó de este mundo solo sus necesidades básicas. ¿Cómo podéis pensar que una persona así oprimiría a la familia del Mensajero de Al’lah (sa)?”.

Después, el Mesías Prometido (as) dice:

“¡Que Dios tenga piedad de ‘As-Siddiq’, [ya que] cuando revivió el Islam, puso fin a los infieles y perpetuó sus virtudes hasta el Día del Juicio! Tenía tendencia a derramar lágrimas con frecuencia y era de los virtuosos. Suplicó, rezó y se postró ante Al’lah, llorando y humillándose ante Su Umbral. Nunca dejó la puerta de Dios y siempre estaba ansioso por ofrecer oraciones en postración. Solía llorar mientras recitaba el Corán.

Sin duda, fue el orgullo del Islam y de los Mensajeros. Su naturaleza se parecía mucho a la naturaleza de lo Mejor de la Creación [el Santo Profeta Muhammad] (sa). Fue uno de los primeros en participar de la fragancia del profetazgo y en presenciar el gran renacimiento de los muertos traído por el Santo Profeta (sa) y que fue similar al Día de la Resurrección. Fue [también] uno de los primeros en despojarse de las costumbres sucias de la sociedad y reemplazarlas por otras limpias y puras. Muchas de sus cualidades eran como las de los Profetas.

Él [Hazrat Abu Bakr (ra)] es el único Compañero que se menciona claramente en el Santo Corán. Cualquier alusión a otros es materia de conjetura, que nada sirve contra la verdad, ni satisface a los que la buscan. Quien [desafortunadamente] le guarda rencor crea una barrera entre él y la verdad, y no se eliminará hasta que regrese al Líder de los Veraces [sa]”.

Más tarde, el Mesías Prometido (as) añade:

“En cuanto a ‘As-Siddiq’ [ra], él siempre buscaba la munificencia de Al’lah y miraba hacia el Mensajero de Dios (sa). Por consiguiente, él era el que más merecía las cualidades del profetazgo y el más digno de ser elegido para convertirse en el sucesor del Mejor de la Humanidad (sa). Era uno con su Líder [sa] y siempre estaba de acuerdo con él. Él era la manifestación de su Maestro [sa] en todas sus altas morales y en su conducta, y en el abandono de las asociaciones y los deseos del ego; tanto que no vaciló ni siquiera cuando fue atacado por espadas y lanzas. Nunca titubeó ante ninguna calamidad, intimidación, inculpación o vilipendio. La esencia de su alma era la honestidad, la pureza, la constancia y la rectitud, tanto que, incluso si todo el mundo se volviera apóstata, a él no le importaba ni retrocedía, sino que continuaba marchando hacia adelante.

Por esta razón, Dios ha mencionado a los ‘Veraces’ inmediatamente después de mencionar a los Profetas, como dice Él Mismo:

‘[Y quienes obedezcan a Al’lah y a este Mensajero] estarán entre aquellos a quienes Al’lah ha concedido sus bendiciones; a saber: los Profetas, los Veraces, los Mártires y los Justos […]’, (Sagrado Corán, 4:70).

En este versículo, hay una referencia a Hazrat Abu Bakr (ra) y su excelencia sobre los demás, porque el Santo Profeta Muhammad (sa) no llamó a ningún otro Compañero ‘Veraz’, excepto a Abu Bakr [ra]; y lo hizo para resaltar su elevado estatus. Reflexionad sobre esto, como los que [realmente] suelen reflexionar. [Pues bien], en este versículo, los buscadores de la verdad pueden encontrar un principio con respecto a los rangos de excelencia espiritual y las personas que pertenecen a ellos.

Cuando reflexioné sobre este versículo, me di cuenta de que es el mayor testimonio de la perfección de ‘As-Siddiq’ [ra], [puesto que] en este versículo ha sido revelado a cada buscador de la verdad un profundo secreto: Hazrat Abu Bakr (ra) fue llamado ‘As-Siddiq’ [el Veraz (ra)] por el Mensajero de Dios [sa] y, en este versículo, el Corán ha vinculado los ‘Veraces’ a los ‘Profetas’, como es evidente para los que poseen conocimiento. [Asimismo], no podemos encontrar ningún otro Compañero [ra] al que se le haya otorgado este título o al que se haya dirigido de manera similar. [En consecuencia], esto prueba la excelencia de ‘As-Siddiq’ [ra], ya que este título se menciona inmediatamente después de los Profetas”.

Luego, el Mesías Prometido (as) explica:

“Ibn Jaldún afirma que cuando la enfermedad del Santo Profeta (sa) empeoró y cayó en un estado de inconsciencia, sus esposas y otros familiares, como Abbas y Ali, se reunieron a su alrededor. Entonces, cuando llegó el momento de la oración, el Profeta (sa) instruyó: ‘Dile a Abu Bakr [ra] que debe dirigir a la gente en la oración’.”

El Mesías Prometido (as) dice además:

“Ibn Jaldún narra que a continuación, después de mencionar tres cosas como parte de su voluntad, el Santo Profeta Muhammad (sa) declaró: ‘Aparte de la puerta de Abu Bakr (ra) [que se abre] a la mezquita, todas las demás puertas deben cerrarse, porque no he encontrado ninguno entre los Compañeros [ra] al que le hayan sido otorgados más favores que Abu Bakr’.”

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Ibn Jaldún escribe: ‘Cuando Abu Bakr [ra] entró en la habitación en la que yacía el cuerpo del Mensajero de Al’lah (sa), descubrió su rostro, besó su frente y dijo: ¡Que mi madre y mi padre sean sacrificados por ti; has probado la muerte que Dios ha decretado para ti y nunca más probarás la muerte de nuevo!’.”

El Mesías Prometido (as) sigue diciendo:

“Según Ibn Jaldún, uno de los favores que Al’lah otorgó a Hazrat Abu Bakr [ra], en términos de su completa cercanía con el Santo Profeta (sa), fue que él, que Dios esté complacido con él, fue llevado en el mismo ataúd que lo había sido el Mensajero de Al’lah (sa) y su tumba se puso al mismo nivel que la tumba del Profeta (sa), y los Compañeros [ra] hicieron su tumba adyacente a la del Santo Profeta Muhammad (sa) y su cabeza se colocó al nivel del hombro del Santo Profeta (sa).

Las últimas palabras que pronunció fueron: ‘¡[Oh Al’lah], que la muerte venga a mí en un estado en el que sea musulmán y úneme con los virtuosos!’.”

En otra ocasión, el Mesías Prometido (as) comenta que:

“Abu Bakr (ra) era un genio y una persona piadosa. Manifestó la luz del Islam después de que la oscuridad lo invadiera. Hizo todo lo posible para desafiar a los que abandonaron el Islam y combatir a los que negaron la verdad. Por otro lado, era bondadoso e indulgente con aquellos que entraban en su redil. Soportó grandes dificultades para difundir el Islam. Dio a la humanidad un tesoro precioso e inigualable. Dirigió a los árabes con fortaleza y les enseñó la cortesía y los modales a la hora de comer, beber y reunirse.

Les mostró los caminos de la virtud y les infundió coraje y pasión cuando estaban inmersos en guerras. A pesar de presenciar [a veces] un estado de desesperación por parte de quienes lo rodeaban, salió a la batalla y desafió a todos los contendientes y no cedió a la duda como los débiles. En cada prueba y dificultad, demostró ser más firme que ‘Koh-e-Rizwa’ (una montaña de Medina). Destruyó a cualquiera que afirmó falsamente ser profeta. Abandonó los deseos del mundo por la causa de Dios Altísimo. Lo único que le agradaba era defender la palabra del Islam y seguir a ‘Jairul-Anam’ [al Mejor de la Humanidad (sa)]. Por lo tanto, aferraos al protector de vuestra religión y dejad de lado vuestras objeciones y dudas”.

El Mesías Prometido (as) sigue:

“No digo esto por mis propios deseos o por imitación de mis antepasados, sino que este asunto me ha intrigado desde que tengo [uso de] memoria y desde hace mucho tiempo había decidido investigar a fondo todos sus aspectos y pensar sobre ello profundamente”.

Y continúa diciendo:

“Por tanto, estaba interesado en buscar cada pieza de información y preguntar sobre cada narración auténtica con respecto a este tema.

[Entonces], descubrí que ‘As-Siddiq’ [ra] era [una persona] Veraz, como me quedó claro después de mi investigación. [Luego], cuando descubrí que era el ‘Líder de los Imames’ y la ‘Lámpara de la Religión y la Ummah’, me aferré fuertemente a él y entré en su fortaleza. [En consecuencia], atraje la misericordia de mi Señor amando a los justos, [pues] Dios, [Quien es] el Más Misericordioso, tuvo misericordia de mí, me dio refugio, me ayudó, me alimentó y me hizo uno de los honrados [por Él].

[Además], por Su Misericordia me hizo el ‘Reformador’ de este siglo, el ‘Mesías Prometido’, y [uno] de aquellos a quienes bendice con Su discurso. [También] me quitó el dolor y me otorgó lo que nunca se le dio a nadie en el mundo [en la época de los últimos días]. Todo esto se debe a la bendición de seguir al Santo Profeta Muhammad [sa], el inmaculado, y amar a los que se les concede la cercanía a Dios.

¡Oh Al’lah, bendice y haz prosperar al Mejor de los Mensajeros y ‘Jatamul-Anbiya’ [el Sello de los Profetas], Muhammad, que es el Mejor de toda la Humanidad [sa]!

¡Por Dios! Abu Bakr [ra] fue el Compañero fiel del Santo Profeta (sa), tanto en las dos ciudades santas como en las dos tumbas. Aquí me refiero, en primer lugar, a la ‘tumba’ de la cueva en la que se ocultó como si estuviera muerto; y, en segundo lugar, a la ‘tumba’ que está en Medina y que es adyacente a la tumba de ‘Jairul-Bariyyah’ [es decir, el Mejor de la Creación -el Santo Profeta Muhammad (sa)]. Pensad, pues, en el [alto] estatus de ‘As-Siddiq’ [ra] si sois gente que reflexiona. Al’lah le ha alabado a él y a su Jalifato en el Sagrado Corán, y le ha elogiado en los términos más elevados. No hay duda de que es aceptado y amado por Dios. [Por consiguiente], necio es el que intenta minar su estatus [y decir cabe que] la impureza que contaminó al Islam fue borrada por su Jalifato”.

 

El Mesías Prometido (as) añade:

“La dicha de los musulmanes llegó a ser completa gracias a su compasión. Los cimientos del Islam se habrían derrumbado si ‘As-Siddiq [ra]’, el amigo del Mejor de la Humanidad (sa), no hubiera estado presente. Encontró al Islam como a una persona débil -enferma y demacrada-, y apenas en sus sentidos, así que se levantó para devolverle su belleza y esplendor de una forma magistral, y se apresuró a revivir el Islam perdido, hasta recuperar la agilidad de su cuerpo, la suavidad de sus mejillas, el encanto de su belleza y la dulzura de su agua pura. Todo esto sucedió debido a la veracidad de este honesto siervo de Al’lah [ra].

Derrotó al enemigo y revirtió completamente la situación. Nunca buscó ninguna recompensa por ello, [pues] la suya estaba solo con Dios. No había día o noche que se alzaran sobre él en los que no estaba ocupado en este servicio. Restauró todo lo que quedó roto, puso fin a los sufrimientos y protegió los territorios [que estaban bajo el Islam]. La victoria siempre fue suya por la gracia y la misericordia de Al’lah.

Ahora presentaré algunas pruebas, poniendo mi confianza en el Dios Único, para mostraros cómo Hazrat Abu Bakr [ra] puso fin a las terribles sediciones y a las peligrosas tribulaciones, y cómo acabó con los belicistas. Su personalidad interior oculta se hizo manifiesta para que todos le vieran a través de sus acciones y sus actuaciones dieron testimonio de sus elevadas cualidades.

¡Qué Al’lah le recompense por ello con la mejor recompensa y le resucite junto a los más piadosos!

¡Que Él tenga misericordia de nosotros por intercesión de estos seres queridos [suyos]!

¡Oh Dios, Señor de los favores y las recompensas, acepta esto de mí!

¡Tú eres el Más Misericordioso de entre los que muestran misericordia!”.

Después, el Mesías Prometido (as) dice:

“Mantened el ejemplo de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) ante vosotros en todo momento. Pensad en la época del Mensajero de Al’lah (sa), cuando los qureish estaban empeñados en hacer daño en todos los frentes y los incrédulos tramaban conspiraciones para matar al Santo Profeta Muhammad (sa). Esa época fue sin duda muy dura. En un tiempo como ese, la forma en que Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) cumplió con su compromiso de amistad es un ejemplo sin parangón en nuestro mundo. Esta fuerza y resiliencia son imposibles sin fe. [Por eso], todos los que ahora estáis sentados ante mí deberíais reflexionar que si hoy os cayera encima una prueba de esta naturaleza, ¿cuántos de vosotros estaríais a mi lado? O, por ejemplo, ¿qué pasaría si el gobierno empezara a investigar una a una a las personas que me han jurado lealtad? ¿Cuántos de vosotros diríais valientemente que os contáis entre mis seguidores? [Pues] soy consciente de que algunos de vosotros perderíais la sensibilidad en las manos y en los pies, e inmediatamente empezarían a pensar en sus propiedades y parientes, y en cómo tendrían que alejarse de ellos”.

El Mesías Prometido (as) pone de manifiesto:

“Permanecer firmes en tiempos de dificultad es el signo de quienes son verdaderos en la fe. Por lo tanto, hasta que una persona no infunda fe en su interior, no puede conseguir nada, porque hasta ese momento, las excusas de una persona no tendrán fin. Cuando la gente se enfrenta a una prueba, son pocos los que se muestran firmes. Los discípulos del Mesías [ra] le abandonaron y huyeron en sus últimas horas cuando se enfrentó a la desgracia, y algunos incluso le maldijeron en su cara”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“En resumen, la verdad y la sinceridad de Abu Bakr Siddiq (ra) se puso de manifiesto en el momento en que el Santo Profeta (sa) fue rodeado por sus enemigos. Aunque algunos de ellos opinaban que debería ser desterrado de La Meca, la mayoría deseaba, en realidad, poner fin a su vida. Entonces, fue en ese momento cuando Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) mostró tal sinceridad y lealtad que servirían de ejemplo para la posteridad.  En esta hora de pruebas, la propia elección del Mensajero, la paz y bendiciones de Al’lah sean con él, es un poderoso argumento a favor de la excelencia y la lealtad suprema de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra).

Por ejemplo, si el Virrey de la India tuviera que elegir a alguien para una tarea importante, la opinión del Virrey sería mejor y más juiciosa que, por así decirlo, la de un vigilante. Debe aceptarse, por tanto, que la selección del Virrey es, en cualquier caso, más adecuada y apropiada, porque el gobierno lo ha nombrado gobernante adjunto y ha confiado en su lealtad, clarividencia y experiencia. Es entonces cuando el Gobierno le ha entregado las riendas de la autoridad. En consecuencia, sería inapropiado despreciar la eficaz gestión y el buen criterio del Virrey y considerar más acertada la elección de un simple vigilante.

Este es también el caso de la elección del Santo Profeta Muhammad (sa). En ese momento, el Profeta (sa) tenía setenta u ochenta Compañeros [ra], e incluso Hazrat Alira [ra] estaba con él, pero de todos ellos, el Santo Profeta (sa) no escogió a nadie más que a Hazrat Abu Bakr (ra). ¿Cuál fue la razón de esta elección? El hecho es que un profeta ve a través del ojo de Dios Altísimo y su percepción proviene también de Dios. Por consiguiente, Al’lah había informado [ya] al Mensajero (sa), a través de una visión y revelación, que la persona más idónea y apropiada para esta tarea era Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), quien acompañó al Mensajero (sa) en ese difícil momento. Era [sin duda] una época peligrosa”.

El Mesías Prometido (as) también escribe:

“Por lo tanto, Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) le dio todo su apoyo y, cuando llegaron a una cueva llamada la ‘Cueva de Zaur’, ambos se refugiaron en ella. Los malvados incrédulos que habían conspirado para lastimar al Santo Profeta (sa) llegaran hasta la misma en su búsqueda. [Entretanto], Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) dijo al Profeta (sa): ‘Ahora esta gente nos ha alcanzado y si alguno de ellos mira un poco hacia abajo conseguirá vernos y seremos capturados’. [No obstante], en ese instante, el Santo Profeta Muhammad (sa) hizo la siguiente plegaria:

‘No te aflijas, no tengas miedo en absoluto: en verdad Dios está con nosotros’.

Reflexionad sobre estas palabras, [en las que] el Santo Profeta, la paz y las bendiciones de Al’lah sean con él, une a Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) consigo mismo y declara:

‘¡Ciertamente Dios está con nosotros!’.

La palabra árabes ma’ana se refiere a ambos, o sea, ‘contigo y conmigo’. Al’lah colocó al  Profeta (sa) en un lado y a Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) en el otro. (Hay dos partes de una balanza y Dios colocó al Santo Profeta -sa- en un lado y a Hazrat Abu Bakr -ra- en el otro).

En ese momento, ambos se encontraban en estado de tribulación, porque era entonces cuando los cimientos del Islam iban a afianzarse o ser destruidos, [ya que] el enemigo permaneció en la entrada de la cueva y se intercambiaban distintas opiniones. Algunos decían que se debía buscar en el interior de la cueva, porque las huellas desaparecían junto a la entrada, mientras que otros afirmaban que era imposible que alguien hubiera entrado en ella pues una araña había tejido una telaraña en la boca de la misma y una paloma había puesto sus huevos. Estas discusiones se podían oír desde el interior de la cueva y el Profeta (sa) también las podía escuchar claramente. En esta situación, el enemigo había llegado para matarlos a los dos y salió [en su búsqueda] con un inmenso vigor para completar su cometido, pero observad la admirable valentía del Santo Profeta Muhammad (sa) que dice a su verdadero amigo:

‘No te aflijas, no tengas miedo en absoluto: en verdad Dios está con nosotros’.

Estas palabras demuestran claramente que el Santo Profeta (sa) expresó esa frase con su lengua, pues semejantes palabras solo pueden expresarse con la voz y no a través del lenguaje de signos. Los enemigos permanecieron fuera consultándose entre sí mismos y, dentro de la cueva, el Amo [sa] y el siervo [ra] también conversaban entre sí. El Mensajero de Al’lah (sa) no estaba preocupado si el enemigo escuchaba su voz, lo cual es una prueba de su extraordinaria fe y su percepción de Dios Altísimo; y demuestra que tenían absoluta confianza en las promesas de Dios. Este ejemplo es suficiente para demostrar la valentía del Santo Profeta (sa). Además del relato que acabamos de mencionar, hay otro incidente que además da testimonio del valor de Abu Bakr Siddiq (ra).

Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) falleció, Hazrat Umar (ra) salió espada en mano y dijo: ‘Mataré a cualquiera que diga que el Profeta (sa) ha muerto’. En estas circunstancias, Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) habló con notable valentía y coraje, se levantó y pronunció un discurso. [Asimismo], recitó el siguiente versículo del Santo Corán:

‘Muhammad no es más que un Mensajero de Al’lah

y antes que él todos los Mensajeros han fallecido’.

Fue entonces cuando las emociones se apaciguaron. Después de esto, los nómadas árabes se hicieron apóstatas. [Por su parte], Hazrat Aisha (ra) describe estos delicados momentos diciendo: ‘Cuando el Mensajero de Dios (sa) falleció, surgieron varios falsos pretendientes de ser profetas. Algunos [incluso] abandonaron la oración y las circunstancias cambiaron por completo. En esta situación y calamidad, mi padre se convirtió en Jalifa y sucedió al Santo Profeta (sa). Mi padre se enfrentó a tales penas que, si hubieran descendido sobre las montañas, éstas se habrían desmoronado.

Ahora reflexionad: no es la tarea de cualquier hombre ordinario mantenerse firme con coraje y firmeza cuando está abrumado por montañas de dolor. Esta firmeza requiere amor por la verdad y sinceridad (‘sidq’) y fue este Veraz (‘Siddiq’) conocido como Abu Bakr (ra) quien demostró esta cualidad. Era imposible que nadie más se enfrentara a estos peligros. Todos los Compañeros (ra) estaban presentes en ese momento, pero ninguno de ellos dijo que eran más merecedores del cargo de Jalifato, pues veían que a su alrededor ardía un fuego. ¿Quién podría haber estado dispuesto a arrojarse a ese fuego? En estas circunstancias, Hazrat Umar (ra) extendió su mano y juró lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra), tras lo cual todos, uno tras otro, juraron también su lealtad. Fue la sinceridad (‘sidq’) de Hazrat Abu Bakr (ra) lo que dominó el levantamiento y puso fin a los rebeldes. Musailimah [el mentiroso] tenía un ejército de 100.000 hombres y enseñaba una ideología religiosa que los apartaba de la ley Divina. Cuando la gente vio sus enseñanzas de inconformismo, entraron en su religión en gran número. Sin embargo, Dios Altísimo demostró claramente que estaba con Hazrat Abu Bakr (ra) y alivió todas sus penas.

En otro lugar, el Mesías Prometido (as) explica que:

“Por mi parte, nadie puede ser un verdadero musulmán a menos que adopte los atributos y cualidades de Abu Bakr, Umar, Uzman y Ali, que Al’lah esté complacido con todos ellos. No amaron este mundo y, por el contrario, se pusieron enteramente al servicio de Dios”.

El Mesías Prometido (as) añade además:

“Juro en nombre de Al’lah que ‘As-Siddiq’ [Hazrat Abu Bakr (ra)] era un hombre al que Al’lah había bendecido con muchos rasgos de excelencia. Al’lah Mismo es testigo de que Abu Bakr [ra] era uno de Sus elegidos. Lo elogió y dijo que era un hombre que podía tolerar la separación de sus seres más cercanos, pero que no soportaría separarse del Elegido de Dios [el Santo Profeta Muhammad (sa)]. Hazrat Abu Bakr [ra] dio precedencia a su Maestro [sa] y vino apresuradamente hacia él, y felizmente soportó todas las dificultades y se distanció de todos los deseos internos.

Cuando el Mensajero de Al’lah (sa) le pidió que le acompañara en su emigración, no lo dudó ni un solo segundo. Cuando los mequíes decidieron expulsar al Santo Profeta [sa] de su hogar, este se acercó a Abu Bakr y le dijo: ‘Se me ha ordenado emigrar contigo como Compañero. Debemos dejar este lugar juntos’. Al oír esto, ‘As-Siddiq’ [ra] dio gracias a Al’lah por haberle elegido como Compañero del Profeta [sa] en este momento de tanto peligro. De hecho, había estado esperando la oportunidad de estar al servicio del Santo Profeta Muhammad [sa] y, por fin, había llegado el momento. [En este sentido], permaneció junto a su Maestro [sa] aguantando todas las dificultades y sin mostrar temor alguno ante la conspiración de asesinato de los criminales. Su superioridad [sobre los demás Compañeros (ra)] es un hecho establecido por sentencias claras y versículos manifiestos [del Santo Corán]. De hecho, todas las evidencias apuntan a su excelencia. En cuanto a su veracidad, es tan evidente como la luz del día. Buscó fervientemente las bendiciones del Más Allá y abandonó los placeres de este mundo. Nadie después de él podrá aspirar a igualar sus excelentes cualidades”.

El Mesías Prometido (as) sigue diciendo:

“Si os preguntáis por qué Dios lo eligió para iniciar el sistema de Jalifato y cuál era la sabiduría Divina detrás de esto, entonces debéis tener en cuenta que Al’lah vio cómo ‘As-Siddiq’ (ra) había creído en el Mensajero de Dios (sa) con un corazón sincero, en un momento en que nadie más entre su gente había aceptado el Islam; [y Al’lah también] vio cómo permaneció junto al Profeta (sa) cuando este se encontraba solo frente a un diluvio de persecuciones.

Tras aceptar el Islam, ‘As-Siddiq’ [ra] se enfrentó a todo tipo de abusos y persecuciones a manos de su propia nación, familia, tribu y amigos. Fue perseguido por la causa de Dios y expulsado de su hogar, al igual que el Santo Profeta (sa). No solo se enfrentó a una gran persecución a manos de sus enemigos, sino que también soportó insultos y malos tratos de sus seres más queridos. Sin embargo, se esforzó con su vida y sus posesiones en la causa de Al’lah y eligió una vida de austeridad, aunque había estado acostumbrado a una de facilidad y comodidad. Fue expulsado y perseguido por la causa de Dios.

[También] sacrificó sus bienes por Su causa y cambió su riqueza por una vida de adversidad y pobreza. Por tanto, Dios deseaba recompensarle por todo el sufrimiento que había aguantado durante esos días, concederle algo mucho mejor de lo que él ya había renunciado y recompensarle por sus esfuerzos en la búsqueda de la complacencia de Al’lah, pues Él nunca permite que se pierdan las recompensas de los justos. Así, su Señor le otorgó el rango del Jalifato y exaltó su nombre. En este sentido, su Señor le quitó la angustia, elevó su estatus [espiritual] a través de Sus bendiciones y Su gracia, y lo convirtió en el Comandante de los Creyentes”.

El Mesías Prometido (as) insiste en que:

“Es vital creer que ‘Siddiq-e-Akbar’ (ra) [Hazrat Abu Bakr Siddiq], Hazrat Faruq-e-Umar (ra) [Hazrat Umar Faruq], Hazrat Zun-Nurain (ra) [Hazrat Uzman] y Hazrat Ali Murtaza (ra) fueron los custodios de la fe.

Para el Islam, Abu Bakar (ra) fue la segunda venida de Adán [as]; y de forma similar, si Hazrat Umar Faruq (ra) y Hazrat Uzman (ra) no hubiesen mostrado sinceridad en la confianza que se les había otorgado, entonces sería imposible para nosotros considerar tan siquiera un solo versículo del Corán como algo procedente de Dios Altísimo”. 

En una ocasión, el Mesías Prometido (as) dijo:

“Hazrat Abu Bakr (ra) es un ‘Segundo Adán’ [as] para el Islam. Incluso en aquella época, Musailamah [el mentiroso] había reunido a mucha gente en torno a enseñanzas que los alejaban de la Ley Divina. Fue en esa época cuando Hazrat Abu Bakr (ra) se convirtió en Jalifa, por lo que cualquiera puede imaginar la cantidad de dificultades que habrían surgido en tal coyuntura. Si Hazrat Abu Bakr (ra) no hubiera tenido un corazón fuerte y si su fe no hubiera sido de naturaleza similar a la fe del Mensajero (sa), se habría vuelto aprehensivo y esto podría haber supuesto una catástrofe. Por el contrario, Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) tenía una actitud similar al del Profeta (sa). Además, la moral del Santo Profeta (sa) había dejado una profunda huella en su carácter y su corazón estaba repleto de la luz de la certeza. Por consiguiente, exhibió un ejemplo de valentía y perseverancia que no tenía comparación después del Santo Profeta Muhammad (sa). [En este sentido], Abu Bakr (ra) [por así decirlo] aceptó su propia ‘muerte’ por la vida del Islam.

Esta es [en realidad] una cuestión que no requiere un largo debate. Simplemente estudiad los acontecimientos de esa época y luego sopesad el servicio que Abu Bakr (ra) prestó al Islam. [Por eso], en verdad os digo que Abu Bakr (ra) fue un segundo Adán [as] para el Islam y estoy convencido de que después del Profeta (sa), si la persona de Abu Bakr Siddiq (ra) no hubiera existido, no habría habido Islam. Abu Bakr Siddiq (ra) nos ha concedido un inmenso favor, pues estableció el Islam de nuevo, [porque] gracias a la fuerza de su fe hizo rendir cuentas a todos los rebeldes y estableció la paz. Al’lah había declarado y prometido que traería la paz de la mano del verdadero Jalifa y esta profecía se cumplió en el Jalifato de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra). El Cielo y la Tierra también lo atestiguan. En consecuencia, esta es la definición de un ‘Verdadero’ (‘Siddiq’, Veraz); [ya que] tal persona debe poseer dentro de sí un nivel de verdad y sinceridad (‘sidq’) que sea tan grande y excelente como lo que acabamos de describir. [En este sentido], los problemas pueden resolverse fácilmente a través de los ejemplos”.

El Mesías Prometido (as) afirma además:

“Tras la muerte del Santo Profeta (sa), miles de personas se convirtieron en apóstatas, a pesar de que la ‘Shariah’ [Ley Islámica] se había perfeccionado en su época. La apostasía llegó a tal extremo que [en toda Arabia] solo se rezaba en dos mezquitas y, aparte de ellas, no había ni una sola en la que se rezara; y fue con respecto a esta gente que Dios Altísimo dice:

Diles: ‘Aún no habéis creído; por lo tanto, decid más bien hemos aceptado el Islam’.

A pesar de todo, Al’lah estableció el Islam una vez más a través de Hazrat Abu Bakr (ra) y así, en este sentido, él fue la segunda venida de Adán (as). [Así pues], en mi opinión, tras el Santo Profeta Muhammad (sa), quien confirió el mayor favor a la ‘Ummah’ [la nación del Islam, el conjunto de todos los musulmanes] fue Hazrat Abu Bakr (ra), porque en su época había cuatro pretendientes [falsos] a ser profetas. [Uno de ellos era] Musailamah, [quien] había acumulado unos 100.000 seguidores, mientras que el Profeta de los musulmanes (sa) había fallecido. Sin embargo, a pesar de todas estas dificultades, el Islam se mantuvo firme sobre sus cimientos.

[Por su parte], Hazrat Umar (ra) recibió este manto después de haberse establecido plenamente y fue capaz de expandirlo hasta el punto de que el Islam se extendió desde los beduinos que vivían en las aldeas hasta el Levant [históricamente una gran zona del Meditarráneo Oriental] y las puertas del Imperio Bizantino, y estas tierras quedaron bajo el dominio musulmán. [En definitisva], las pruebas sufridas por Hazrat Abu Bakr (ra) no fueron afrontadas por nadie más: ni Hazrat Umar (ra), ni Hazrat Uzman (ra), ni Hazrat Ali (ra).

El Mesías Prometido (as) dice:

“El que sufre humillación por amor a Dios Altísimo es el que finalmente triunfa y es adornado con honor y majestad. [Por eso], mirad el caso de Abu Bakr (ra), él fue el primero en aceptar la humillación para sí mismo [a los ojos del mundo], pero [también] fue el primero en suceder al Santo Profeta (sa)”.

El Mesías Prometido (as) continúa:

“Las pruebas de que esas personas están [espiritualmente] vivas, quienes fueron asesinadas en el camino de Al’lah, están esparcidas por todo el mundo. ¿Hay escasez de ejemplos o relatos de este tipo ante nosotros? Observad el caso de Hazrat Abu Bakr (ra): él fue el que más dio en el camino de Al’lah y el que más recibió; y así, el primer Jalifa del Islam fue Hazrat Abu Bakr (ra)”.

El Mesías Prometido (as) escribe:

“Tal vez muchos piensen que resignándonos solo a Dios nos destruiremos a nosotros mismos, pero es un error por vuestra parte. Nadie será destruido [si hace eso]. No hay más que ver el caso de Hazrat Abu Bakr (ra): lo abandonó todo, pero fue el primero en ascender al trono”.

El Mesías Prometido (as) también proclama:

“Con respecto a exponer el significado completo de este argumento, que se sepa: ¡Oh gente que entendéis! En estos versículos [ya anteriormente mencionados], Al’lah ha prometido a los hombres y mujeres musulmanes que algunos de los creyentes de entre ellos serán hechos ‘Jalifas’ por Su Gracia y Misericordia (esto es en referencia al versículo sobre el Jalifato); y que Él quitará el sentimiento de miedo en sus corazones y lo reemplazará con seguridad y paz. Esta promesa solo se cumplió perfectamente en el Jalifato de ‘As-Siddiq-e-Akbar’ [Hazrat Abu Bakr (ra)] y todos los eruditos saben que la época de su Jalifato fue un tiempo de temor y adversidad, [puesto que] tras la muerte del Santo Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), innumerables calamidades se abatieron sobre el Islam”.

El Mesías Prometido (as) dice además:

“[Tras la muerte del Santo Profeta (sa)] muchos hipócritas se volvieron apóstatas y creció su hostilidad hacia el Islam. Algunos impostores proclamaron ser profetas y muchos beduinos se unieron a ellos. Las cosas llegaron a tal extremo que unas cien mil personas ignorantes y malvadas empezaron a seguir a Musailamah [el mentiroso]. Surgieron sediciones y tribulaciones, y los creyentes se vieron gravemente sacudidos. Todos fueron puestos a prueba y surgieron situaciones terribles. Los creyentes estaban angustiados, como si unas brasas les quemaran el corazón o los cortaran a cuchilladas. A veces derramaban lágrimas por haberse separado del ‘Jairul-Bariyyah’ [o sea, el Mejor de la Creación, el Santo Profeta Muhammad (sa)]; y otras lloraban por la maldad que se había convertido en un fuego que todo lo consumía. La ausencia de paz era conspicua. Los malhechores crecieron en número como las malas hierbas crecen de la inmundicia. Los corazones de los creyentes se llenaron de terror y angustia.

[Sin embargo], en ese momento, Abu Bakr, que Al’lah esté complacido con él, fue nombrado gobernante y Jalifa de ‘Jatamun-Nabiyyin’ [el Sello de los Profetas (sa)]. Se sintió abrumado por la pena y el dolor al ver la conducta de los hipócritas, los incrédulos y los apóstatas. Las lágrimas brotaron de sus ojos como una fuerte lluvia e imploró a Dios que salvara al Islam y a los musulmanes, hasta que llegó la ayuda de Dios y se acabó con los falsos profetas y se destruyó a los apóstatas. Fue entonces cuando desapareció el desorden y se esfumaron las tribulaciones. Todos los obstáculos se hicieron polvo. El asunto había sido decretado y se estableció el Jalifato.

Al’lah salvó a los creyentes de las aflicciones y cambió su estado de temor por un estado de paz y seguridad; estableció para ellos su ‘religión’, hizo que todo un mundo se mantuviera firme en la verdad y deshonró a los que habían hecho maldades. Dios cumplió Su promesa, apoyó a Su siervo ‘As-Siddiq’ y destruyó a los transgresores y a los malhechores, [e incluso] infundió terror en los corazones de los incrédulos. Fueron derrotados y, por tanto, se retiraron y se arrepintieron. Tal fue la promesa de Al’lah, el Más Supremo. Él es, en efecto, el Más Veraz. [En consecuencia], observad cómo la promesa del Jalifato, con todos sus requisitos y signos, se cumplió en Hazrat Abu Bakr As-Siddiq (ra)”.

El Mesías Prometido (as) explica:

“Reflexionad sobre la situación en la que se encontraban los musulmanes en la época en la que se convirtió en Jalifa y cómo el Islam estuvo a punto de verse abrumado por las calamidades; aunque entonces Dios lo hizo supremo de nuevo y lo salvó del pozo de la aniquilación. [Aparte], los falsos pretendientes a profetas tuvieron un final humillante y doloroso, y los apóstatas fueron destruidos como bestias”.

El Mesías Prometido (as) sigue relatando que:

“Dios otorgó a los musulmanes seguridad en lugar del temor que les había dejado casi como muertos, [por lo que] los musulmanes se alegraron de que se evitara esta calamidad y felicitaron a Hazrat Abu Bakr, ‘As-Siddiq’ (ra), y le dieron una alegre bienvenida. Le honraron y le consideraron un ser bendito. Le admiraban como alguien que gozaba del apoyo Divino, como los Profetas. Todo esto se consiguió gracias a la veracidad de ‘As-Siddiq’ y a su profunda fe en Dios”.

Luego, en relación con la condición del Islam tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa) y mencionando las cualidades de Hazrat Abu Bakr (ra), el Mesías Prometido (as) afirma:

“No era un profeta, pero había sido dotado de las facultades de los profetas. Fue gracias a su verdad y sinceridad que el ‘Jardín del Islam’ floreció de nuevo y su gloria fue restaurado después de haber sido atravesado por las flechas de la desgracia. Su multitud de flores surgió de nuevo y sus ramas recobraron su frescura. Antes, el Islam era como un cadáver sobre el que se llora o como un sediento que se ha perdido en el desierto. Sangraba por los golpes de la desgracia. Era como un animal cuyo cuerpo hubiera sido descuartizado, o como una persona cansada que gime de dolor, o como alguien abrasado por el sol. Sin embargo, Al’lah acudió en su ayuda y lo salvó de todas estas tribulaciones y lo libró de todas las calamidades.

Dios ayudó al Islam con Su milagrosa ayuda, tanto que alcanzó la supremacía y la autoridad sobre otras naciones después de que casi se hubiera desintegrado y hubiera sido reducido a polvo. Las lenguas de los hipócritas enmudecieron y los rostros de los creyentes quedaron radiantes como la luna. Todas las almas estaban llenas de alabanzas a Al’lah y de un sincero sentimiento de gratitud hacia ‘As-Siddiq-e-Akbar’ (ra)”.

El Mesías Prometido (as) añade en otro lugar:

“Hazrat Abu Bakr (ra) encontró el Islam como una muralla que estaba a punto de derrumbarse debido al ataque de los saboteadores, aunque a través de su mano Dios la convirtió en una fortaleza inexpugnable construida con muros de hierro y custodiada por un ejército obediente. ¿Encontráis algún elemento de duda en esto? ¿Podéis señalar a alguien más a quien pudiera aplicarse esta profecía?”.

El Mesías Prometido (as) narra además:

“Él [Abu Bakr], que Dios esté complacido con él, disfrutó de la plenitud del conocimiento. Tenía un carácter manso y compasivo. Vivió una vida revestida del manto de la humildad y la modestia. El perdón, la amabilidad y la compasión eran sus señas de identidad. Se le reconocía por su frente luminosa. Estaba profundamente unido al Santo Profeta Muhammad (sa) y su alma se hallaba unida al alma del Mejor de la Creación (sa). Estaba rodeado de la misma luz que había sido concedida a su Maestro, el amado del Señor [sa]. [También] estaba envuelto por la luz del Santo Profeta (sa) y sus grandes bondades.

Se distinguía de todas las demás personas en su comprensión del Corán y en su amor por el Jefe de los Mensajeros y el Orgullo de la Humanidad [sa]. Cuando se le manifestaron la vida del Más Allá y las sutilezas de lo Divino, abandonó todos los apegos mundanos y físicos y adquirió la actitud de su Amado [sa], renunciando a todos los objetivos en aras de Aquel a quien buscaba. Desechó todas las impurezas mundanas, adoptó el color del Único Señor Verdadero y se entregó por completo a la voluntad del Señor de los Mundos; y cuando el amor de Dios saturó su cuerpo y su alma y su impacto y luz comenzaron a manifestarse en sus palabras, obras y acciones, recibió el nombre de ‘As-Siddiq’. Fue investido con conocimientos frescos y profundos por el Mejor de los que Otorgan [Al’lah]. La veracidad se convirtió en su naturaleza y característica bien establecida, y sus efectos se manifestaron en su acciones y palabras, movimientos y descanso, cuerpo y alma. Era uno de aquellos a quienes el Señor de los Cielos y de la Tierra concedió Sus favores. No cabe duda de que era un modelo comprehensivo de las enseñanzas del Profeta (sa). [En definitiva], fue uno de aquellos líderes que reciben la gracia y la perfección, y hubo participado de las características de los Profetas”.

El Mesías Prometido (as) escribe finalmente:

“No consideréis ninguna de estas afirmaciones como exageraciones ni penséis que las digo porque estoy siendo parcial, o que estoy ignorando algunas faltas, o que las digo como un derroche de amor. El hecho es que estas palabras se basan en la verdad que el Señor de Honor me ha revelado. Era inherente a su naturaleza, [de Abu Bakr (ra)] que Al’lah estuviera complacido con él, puesto que ponía toda su confianza en su Señor y no le importaran los medios y recursos físicos. Era como la sombra de nuestro Profeta y Maestro, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, en todos los asuntos. Tuvo una larga relación con lo Mejor de la Humanidad [sa]; y por ello, gracias a la munificencia del Santo Profeta (sa), pudo alcanzar lo que otros no pudieron ni siquiera en muchísimos años.

Daros cuenta de que la munificencia de Al’lah desciende sobre la gente por una razón. Esta es la práctica eterna de Dios. Si Al’lah no ha dado a una persona ningún tipo de afinidad con Sus amigos y elegidos, entonces tal persona es muy desafortunada a Sus ojos. Afortunado es aquel que absorbió todos los rasgos del Amado de Dios [el Santo Profeta Muhammad (sa)], hasta el punto de reflejarlos en sus palabras, actos y modales. Los desafortunados, en cambio, ni siquiera pueden imaginar la perfección de esas personas, igual que los ciegos no pueden concebir los colores o las formas. No ven más que las manifestaciones de la ira y la grandeza de Al’lah, pues por naturaleza son incapaces de presenciar los signos de su Gracia y Misericordia. No pueden oler la fragancia del amor, la sinceridad, el afecto, la afabilidad o el deleite, ya que están llenos de oscuridad (es decir, los que están espiritualmente ciegos). ¿Cómo pueden entonces recibir la luz de las bendiciones? El alma de tal persona se mece como las olas en una tormenta y sus pasiones le impiden ver la verdad; por consiguiente, no intenta buscar el conocimiento como hacen los afortunados.

En cuanto a ‘As-Siddiq’, siempre buscaba la munificencia de Dios y miraba hacia el Mensajero de Al’lah (sa). Por lo tanto, era el más merecedor de las cualidades del profetazgo y el más apto para ser el Sucesor [Jalifa] del Mejor de la Humanidad [sa]. Era uno con su Líder [sa] y siempre estaba de acuerdo con él. Él era la manifestación de su Maestro [sa] en todas sus altas morales y en su conducta, y en el abandono de las asociaciones y los deseos del ego; tanto que no vaciló ni siquiera cuando fue atacado por espadas y lanzas. Nunca titubeó ante ninguna calamidad, intimidación, culpa o vilipendio. La esencia de su alma era la honradez, la pureza, la firmeza y la rectitud; y tanto que, si incluso el mundo entero se hubiera vuelto apóstata, a él no le importaba ni daba marcha atrás, sino que seguía marchando hacia adelante”.

Este era el carácter de Hazrat Abu Bakr (ra), que estaba completamente inmerso en el amor a Dios Altísimo y a Su Mensajero (sa).

Los relatos de [la vida de Hazrat Abu Bakr (ra)] han sido los últimos de la serie de los Compañeros Badri [ra] que ya han concluido. [De todas formas], se han adquirido [por mi parte] algunos detalles adicionales de los Compañeros [ra] que se mencionaron al principio y si hay oportunidad en el futuro se narrarán también; no obstante, esos detalles adicionales se incluirán cuando se publiquen los sermones sobre los Compañeros Badri [ra].

¡Que Dios Altísimo nos permita seguir los ejemplos de estos Compañeros [ra] y que nos sirvan de guía, como las estrellas en el cielo, y que nosotros también nos esforcemos por alcanzar las normas [de conducta] que ellos establecieron antes que nosotros! [Amén].

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría presentando citas del Mesías Prometido (as) sobre Hazrat Abu Bakr (ra).

Hazrat Abu Bakr (ra) – El Pináculo de la Veracidad y la Piedad

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) fueron líderes de la caravana que escaló grandes alturas por la causa de Dios e invitaron a la gente de todas partes al Islam. Ambas épocas de Jalifato vieron grandes victorias y logros. Ambos se enfrentaron a disensiones y amenazas, sin embargo fue debido a la veracidad de Hazrat Abu Bakr (ra) que Dios ayudó al Islam a través de tiempos tan turbulentos. El mismo Dios que ayudó al Santo Profeta (sa) ayudó a Hazrat Abu Bakr (ra). Las cualidades de Hazrat Abu Bakr (ra) brillan como una estrella. Aquellos que niegan la grandeza de Hazrat Abu Bakr (ra) son unos mentirosos.

Su Santidad (aba) además citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que la persona de Hazrat Abu Bakr (ra) era una acumulación de temor a Dios, amor y completa devoción a Dios. Estaba en el pináculo de la veracidad y la piedad. Sacrificó todo lo que tenía, sin centrarse en dejar grandes riquezas a su progenie. Sólo tomó del mundo lo necesario y dedicó el resto al Santo Profeta (sa) y a su fe.

Un Hombre Inmerso en el Amor y la Devoción

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as), quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) rezaba con gran fervor y se entregaba por completo a la devoción de Dios. Se sumergía en súplicas mientras se postraba y lloraba mientras recitaba el Sagrado Corán. Su naturaleza era la más parecida a la del Santo Profeta (sa) y por eso estaba en primera línea a la hora de aceptarlo. De hecho, poseía varias cualidades similares a las de otros profetas. No encontramos mención directa de ningún Compañero en el Sagrado Corán con certeza, aparte de Hazrat Abu Bakr (ra).

Su Santidad (aba) además relató que Mesías Prometido (as) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) estaba tan estrechamente unido al Santo Profeta (sa) y lo emulaba tan de cerca que ninguna espada podría separarlos. La verdad, la lealtad, la firmeza y la piedad estaban arraigadas en su ser. Aunque el mundo entero se volviera apóstata, él no se preocuparía por ellos ni vacilaría, sino que seguiría adelante. Por eso, después de los profetas, Dios menciona a los veraces, como afirma en el Sagrado Corán:

…Aquellos a quienes Al-lah ha concedido sus bendiciones; a saber: los Profetas, los Veraces, los Mártires y los Justos. ¡Qué excelentes compañeros son éstos! (4:70)

El Más Merecedor del Título de Siddiq

Su Santidad (aba) además citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que no había otro Compañero aparte de Hazrat Abu Bakr (ra) a quien se le hubiera dado el título de Siddiq – el Veraz.

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que durante su enfermedad, el Santo Profeta (sa) designó a Hazrat Abu Bakr (ra) para dirigir las oraciones. También dijo que aparte de la puerta de Hazrat Abu Bakr (ra), todas las demás puertas de la mezquita debían estar cerradas, pues no había nadie con mayores favores sobre él que Hazrat Abu Bakr (ra). Ibn Khuldun relata que más tarde, Hazrat Abu Bakr (ra) se acercó al Santo Profeta (sa), besó su frente y dijo que Dios nunca le causaría dos muertes. Está registrado que al morir Hazrat Abu Bakr (ra), fue llevado en la misma cuna que el Santo Profeta (sa), y fue enterrado al lado del Santo Profeta (sa), de tal manera que su cabeza estaba alineada con los hombros del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) además citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que en todas sus reflexiones, investigaciones y estudios encontró con gran certeza que Hazrat Abu Bakr (ra) ciertamente era Siddiq, encontró que era el Imam de todos los Imames y una linterna para la fe y el pueblo musulmán. El Mesías Prometido (as) fue hecho entre la gente honrada y a través de la gracia de Dios, fue hecho el Reformador y Mesías Prometido (as) de esta era, y esto se debió únicamente a la luz del Santo Profeta (sa) y sus estimados Compañeros. No había nadie más cercano al Santo Profeta (sa) que Hazrat Abu Bakr (ra); estuvo con el Santo Profeta (sa) en la cueva y está con él ahora al estar junto a su tumba. Por lo tanto, uno debe reconocer y entender el rango de Hazrat Abu Bakr (ra), porque si no hubiera sido por él, entonces podría haber sido que el Islam hubiera sido erradicado. Sin embargo, permaneció firme al servicio del Islam y lo mantuvo vivo y ayudó a salvar a la gente. Erradicó tormentas de oposiciones y disensiones y combatió a grandes poderes para la protección y preservación del Islam.

El que siempre permaneció al lado del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que la gente debería tener siempre presente el ejemplo de Hazrat Abu Bakr (ra). El mundo nunca ha visto un ejemplo de verdadera amistad, como el que mostró Hazrat Abu Bakr (ra), que permaneció al lado del Santo Profeta (sa) sin importar la insoportable oposición y tormento que soportó. Es la gente con verdadera fe la que permanece a nuestro lado durante las dificultades. Es en los momentos difíciles cuando se conoce el verdadero tejido de las personas que poseen fe. El hecho de que el Santo Profeta (sa) eligiera a Hazrat Abu Bakr (ra) para ser su compañero más cercano y acompañarle especialmente en las circunstancias más difíciles es un gran sello y testamento de Hazrat Abu Bakr (ra) como Siddiq. Un profeta mira a través de la lente de la guía recibida de Dios, y así fue Dios quien dejó claro al Santo Profeta (sa) que el mejor Compañero para acompañar al Santo Profeta (sa) era Hazrat Abu Bakr (ra), y así fue él quien permaneció junto al Santo Profeta (sa) incluso mientras estaban en la Cueva de Thaur. Fue allí donde el Santo Profeta (sa) le dijo, ‘no temas, porque Dios está con nosotros’, incluyéndolos a ambos en ‘nosotros’. Esta era la confianza que tenía en Dios. Mientras los oponentes estaban justo en la boca de la cueva, el Santo Profeta (sa) podría haberse limitado a hacer una indicación hacia Hazrat Abu Bakr (ra), sin embargo confiaba tanto en Dios que mantuvo una conversación con su Compañero más devoto y le aseguró que no había nada de lo que preocuparse. Fue la misma confianza infundida en Hazrat Abu Bakr (ra) la que le permitió presentarse ante los musulmanes tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa) y asegurarles que Muhammad (sa) no era más que un mensajero y que todos los mensajeros anteriores a él también habían fallecido.

Su Santidad (aba) presentó más citas del Mesías Prometido (as) quien dijo que si uno se pregunta por qué fue Hazrat Abu Bakr (ra) el elegido por Dios para iniciar la institución del Jalifato, entonces debería saber que Hazrat Abu Bakr (ra) fue quien aceptó al Santo Profeta (sa) cuando estaba solo y permaneció a su lado cuando fue obligado a salir de su propia casa entre burlas y torturas. Participó en la Yihad por la que también presentó grandes sacrificios monetarios e hizo inmensos e incomparables sacrificios por el bien del Islam. Dios no permite que ningún acto de virtud quede sin recompensa, y el nivel de Hazrat Abu Bakr (ra) fue tal que Dios lo elevó al rango de Jalifa.

Hacer frente a las rebeliones y disensiones a las que se enfrenta el Islam

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que tras la muerte del Santo Profeta (sa), muchos se convirtieron en apóstatas, sin embargo, fue a través de Hazrat Abu Bakr (ra) que Dios se aseguró de que el Islam permaneciera y, en cierto modo, fuera restablecido y afirmado en el mundo. Este desafío fue afrontado nada menos que por Hazrat Abu Bakr (ra).

Su Santidad (aba) presentó más citas del Mesías Prometido (as) quien dijo que Dios prometió el establecimiento del Jalifato en el Sagrado Corán, de tal manera que cambiaría el estado de temor de los creyentes en paz y seguridad. No hubo mayor manifestación de esta promesa que Hazrat Abu Bakr (ra), porque es evidente que los musulmanes se encontraban en un estado de gran temor tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), pero fue Hazrat Abu Bakr (ra) quien puso fin a las rebeliones, disensiones y levantamientos. Lloró y se esforzó por el bien del Islam hasta que la fe estuvo firmemente arraigada y todas las amenazas y falsas pretensiones fueron erradicadas. Así, la promesa de Dios de establecer el Jalifato se cumplió plenamente en la persona de Hazrat Abu Bakr (ra).

Una sombra y reflejo del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) además citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) era como la sombra del Santo Profeta (sa) en su moral y tenía una conexión perpetua con el Santo Profeta (sa). Fue así como alcanzó tales alturas que otros no pueden alcanzar en toda una vida.

Su Santidad (aba) dijo que este era Hazrat Abu Bakr (ra), que se había dedicado completamente a Dios y a Su Mensajero (sa).

Su Santidad (aba) dijo que esto pone fin a su serie de sermones sobre los Compañeros que participaron en la Batalla de Badr. Su Santidad (aba) dijo que en algún momento en el futuro, puede presentar más detalles que salieron a la luz más tarde de ciertos compañeros que mencionó anteriormente en la serie, de lo contrario esos detalles se añadirán cuando se publique esta serie de sermones.

Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah el Todopoderoso nos permita seguir los pasos de estos Compañeros; que sean nuestras estrellas guía y que nos esforcemos por emular los estándares que ellos alcanzaron.

Resumen preparado por The Review of Religions

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