Los hombres más virtuosos II
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los hombres más virtuosos II

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Tras la recitación del Tashahhud, Ta’wwuz, y Surah Al-Fatihah, Jalifatul Masih V (aba) dijo:

En el último sermón hablé acerca del rango, las virtudes y el ejemplo de los compañeros [del Santo Profeta (sa)], que Al-lah esté contento con todos ellos. Narré anécdotas de las vidas de algunos de los compañeros. Tenía la intención de hablar más sobre el tema, pero no pude hacerlo debido a la escasez de tiempo. Más tarde, me di cuenta por las cartas [que recibí] de algunas personas que al menos debería presentar las notas que ya he compilado, para que, por un lado, podamos conocer las circunstancias y los sacrificios de los compañeros, y, por otro lado, también para recordar que sigamos sus ejemplos. Por lo tanto, hoy volveré a hablar sobre el mismo tema.

Uno de los augustos compañeros del Santo Profeta (sa) fue Abu Ubaidah bin al-Yarrah (ra). Siendo un compañero, su rango era ciertamente elevado. Él poseía muchas cualidades. El veredicto, que el Santo Profeta (sa) ha realizado con respecto a que era un hombre de confianza, se narra de la siguiente manera:

Cuando un grupo de Nallran, pidió que alguien fuera enviado para recaudar los impuestos de la gente de Nallran, el Santo Profeta (sa) dijo:

“Ciertamente os enviaré a un hombre de confianza, un hombre de confianza en el verdadero sentido del término.”

Entonces, sus compañeros miraron ansiosamente para ver quién era ese individuo, sobre el cual el Santo Profeta (sa) estaba a punto de conferir ese honor. Luego le pidió a Abu Ubaidah ibn al-Yarrah (ra) que se pusiera de pie y le envió allí.

Otro dicho del Santo Profeta (sa) sobre él se encuentra en la siguiente narración de Hazrat Anas (ra):

“El Santo Profeta (sa) dijo que ‘¡Toda nación tiene un custodio! ¡Oh gente! Nuestro custodio es Abu Ubaidah bin Al-Yarrah.”

¡Qué gran honor le confirió el Santo Profeta (sa)!

Luego, durante la Batalla de Uhud, se menciona una anécdota acerca de él, donde su rango aumentó en gran medida. Durante la Batalla de Uhud, los oponentes del islam estaban arrojando piedras continuamente. El curso de la guerra dio un giro. Al principio, los musulmanes habían conseguido la victoria. Más tarde, debido a que abandonaron un puesto de vigilancia, los incrédulos atacaron nuevamente y en ese momento también arrojaron piedras. También arrojaron piedras en la dirección del Santo Profeta (sa). Algunas de esas piedras golpearon al Santo Profeta (sa) muy severamente. Dos anillos de hierro de su casco, que llevaba sobre la cara, se rompieron y perforaron su rostro bendecido. Fue Hazrat Abu Ubaidah, quien luego sacó esos anillos de la cara del Santo Profeta (sa). Hazrat Abu Bakr (ra) narra que, primero se aferró a un anillo con los dientes y lo tiró con una fuerza considerable. Se había perforado muy profundamente [en la cara]. A pesar de que consiguió sacar ese anillo, tuvo que aplicar tanta fuerza que cuando ese anillo salió, Hazrat Abu Ubaidah cayó de espaldas debido a la sacudida y, a la vez, uno de sus dientes frontales se partió. Luego sacó el otro anillo, agarrándolo por los dientes y como resultado su segundo diente frontal también se rompió y cayó de espaldas de la misma manera. Así de profundos estaban [los anillos] perforados en la bendita cara del Santo Profeta (sa).

Por lo tanto, esta es una de anécdotas de amor y devoción, que mantendrá vivo el recuerdo de Abu ‘Ubaida hasta el final de los tiempos. La gente decía en ese momento y se recoge en las narraciones que la persona, cuyos dos dientes frontales están rotos, era muy hermosa y nunca se ha visto a alguien tan hermoso como Hazrat Abu ‘Ubaida. En general, al romperse los dientes, la apariencia se ve afectada de alguna manera. Sin embargo, dijeron que a pesar del hecho de que sus dientes estaban rotos, su belleza aumentó.

Una anécdota de su humildad, cooperación mutua y la resolución de un asunto con sabiduría se narra de esta manera: en una expedición, el Santo Profeta (sa) envió a ‘Amr bin Al-‘Aas como el jefe del ejército. Después de llegar a su destino, se percataron de que el ejército enemigo era mayor [que el ejército musulmán]. La mayoría de su ejército consistía en beduinos y había pocos Muhajirin [los musulmanes que habían emigrado de La Meca a Medina] y compañeros más antiguos. Ante esto, ‘Amr bin Al-‘As solicitó al Santo Profeta (sa) más ayuda. Posteriormente, el Santo Profeta (sa) envió un grupo bajo el liderazgo de Hazrat Abu ‘Ubaida y el Santo Profeta (sa) instruyó a Abu’ Ubaida que ambos líderes deberían trabajar juntos mutuamente. Sin embargo, ‘Amr bin Al-‘Aas, consideró que este ejército estaba bajo su mando, ya que simplemente vino a apoyarlos. ‘Amr bin Al-‘A comenzó a dar instrucciones directamente a la nueva ayuda que había llegado, los soldados de Abu’ Ubaida, a pesar de que los compañeros experimentados bajo el liderazgo de Hazrat ‘Ubaida le dijeron que el Santo Profeta (sa) nombró a Abu’ Ubaida como el Amir [líder] y el jefe independiente de su ejército y que también había dicho que debían cooperar mutuamente ya que, a pesar de que ‘Amr bin Al-‘Aas era el jefe de un ejército; y Abu Ubaidah es el jefe de su propio ejército, sin embargo, deberían trabajar en cooperación mutua. A pesar de esto, ‘Amr bin Al-‘Aas dijo que yo soy el Amir [líder] ya que fui enviado primero. En lugar de discutir en esta ocasión, Hazrat Abu ‘Ubaida dijo que, a pesar de que el Santo Profeta (sa) me envió como un líder independiente, también me dio instrucciones para trabajar en cooperación mutua. Por lo tanto, solo recibirás mi cooperación. Tanto si estás de acuerdo conmigo o no, te mostraré completa obediencia en todo lo que digas.

Por lo tanto, este es [un ejemplo de] una decisión correcta en una ocasión delicada renunciando incluso a los propios derechos para fortalecer a los musulmanes. Esta es la cooperación mutua, que puede convertir el poder de los musulmanes hoy en día en una gran fortaleza y que los musulmanes actualmente necesitan. Si tan solo los líderes musulmanes tuvieran la sabiduría suficiente para cooperar mutuamente.

Además, podemos encontrar ejemplos de un gobierno justo y de cómo cautivar los corazones de incluso el enemigo en la persona de Hazrat Abu ‘Ubaida. Cuando el rey de Roma reunió ejércitos de todo el país y los envió para luchar contra los musulmanes, el líder del ejército musulmán en ese momento era Abu ‘Ubaida. Al principio, los musulmanes fueron victoriosos y conquistaron [varios lugares]. Después de esto, el rey de Roma envió un gran ejército ya que los musulmanes habían conquistado muchas áreas y ciudades cristianas. En ese momento, después de consultar a los generales, Hazrat Abu ‘Ubaida decidió estratégicamente dejar algunas ciudades por el momento; abandonar las áreas que los musulmanes ya habían conquistado. Sin embargo, como ya habían recibido impuestos de los habitantes no musulmanes después de la victoria, se devolvió el dinero a todos diciendo que como no podemos protegeros por el momento y no podemos cumplir con vuestros derechos, vamos a devolver la suma que nos habéis pagado como impuestos. Por lo tanto, devolvieron la cantidad, que era de cientos de miles, a las personas [que vivían] en las áreas cristianas y conquistadas. La justicia y la retribución de su confianza tuvo una influencia tan grande sobre los no-musulmanes que los residentes cristianos lloraban cuando se fueron los musulmanes y oraron con sinceridad a Dios para que les trajera de vuelta pronto. Estas eran las personas quienes, como resultado de vivir en compañía del Santo Profeta (sa), establecieron esos modelos  de equidad y justicia, que nadie podría imaginar antes, ni nadie puede hacerlo hoy. Garantizar la paz en el mundo actualmente sólo se puede lograr a través de esta equidad, justicia y cumplimiento de los derechos de los fideicomisos. Sin embargo, esto no puede ser establecido por los gobiernos más poderosos obligando a los gobiernos más débiles a actuar de acuerdo con sus demandas o amenazándoles con tomar medidas contra ellos. Tampoco esto puede hacerse como está ocurriendo en muchos países musulmanes, donde los impuestos están siendo recogidos del público en general, y en lugar de gastarlo en ellos, la mayoría de los líderes están llenando sus bancos. Y, sin embargo, levantan eslóganes de amor hacia el Santo Profeta (sa) y amor hacia sus compañeros.

Luego, está Hazrat ‘Abbas, tío paterno del Santo Profeta (sa). Él es conocido por su generosidad y amabilidad. El Santo Profeta (sa) dijo: “Abbas es la persona más generosa y amable de entre los Quraish.” Al escuchar esto, Hazrat ‘Abbas liberó a setenta esclavos. Estos fueron los estándares de la generosidad de esta gente.

Luego, está Hazrat Yafar, el primo paterno del Santo Profeta (sa) y hermano de sangre de Hazrat ‘Ali. También tuvo la suerte de haber aceptado el islam en los primeros años y, como resultado de las condiciones en la Meca, emigró a Habesha (Abisinia). Cuando la gente de la Meca se dio cuenta de esto, enviaron a dos de sus jefes a ese país con muchos regalos para los gobernadores, etc. de allí. Se los enviaron con el mensaje de que algunos de sus jóvenes irreflexivos abandonaron su religión y vinieron a su país sin tampoco abrazar la religión del mismo. Han (abrazado) una religión completamente nueva. De este modo y a través de estos jefes y por medio de personas de alto rango, querían influir en ellos dándoles regalos para que  pudieran conocer al rey de Habesha (Abisinia). Del mismo modo, también trajeron muchos con ello para el rey. Se encontraron con el rey y también le dieron los regalos.

Sin embargo, Nayashi, que era el rey de Habesha (Abisinia), después de escuchar a los incrédulos o a los representantes de la Meca, llamó a los musulmanes a su corte. Los musulmanes se presentaron en un estado de gran angustia, sin saber qué tipo de trato recibirían. Nayashi les preguntó cuál era la razón por la que abandonaron su religión, y por qué no aceptaban la religión de su  antigua nación, ni la suya, es decir, el cristianismo. En ese ocasión, Hazrat Yafar representando a los musulmanes dijo: ¡oh rey! Éramos un pueblo ignorante. Solíamos adorar a los ídolos, comer animales muertos, cometer actos vulgares y maltratar a nuestros parientes como una práctica común y el que era más poderoso entre nosotros dominaba al más débil. En estas circunstancias, Dios el Altísimo levantó un profeta entre nosotros, de cuya nobleza, veracidad, honestidad, pureza y nobleza de su familia somos muy conscientes. Él nos llamó hacia la unidad de Dios y hacia Su adoración. Él nos enseñó a no asociar nada con Dios y ni adorar ídolos. Él nos enseñó a ser veraces, dignos de confianza, amables, a tratar a nuestros vecinos con amabilidad y nos prohibió luchar y derramar sangre sin motivo. Él nos enseñó a abstenernos de inmoralidades y nos prohibió decir mentiras, usurpar la riqueza de huérfanos y levantar acusaciones contra personas castas. Él nos instruyó a adorar a un solo Dios. Lo hemos aceptado y actuamos de acuerdo a sus enseñanzas. Debido a esto, nuestra nación se ha vuelto en nuestra contra causándonos dolor e infligiéndonos crueldades. Cuando esto ha sobrepasado todos los límites, hemos abandonado nuestra patria y hemos venido aquí  buscando tu protección porque hemos escuchado cosas magnificas sobre tu justicia y equidad ¡Oh rey! Esperamos que nadie sea injusto con nosotros en este país. Nayashi muy conmovido al oír esto, pidió que le leyeran una parte de la revelación que ha sido enviada a su profeta. Sobre esto, recitaron varios versículos del Surah Al-Maryam y lo hicieron de una manera tan melodiosa que Nayashi comenzó llorar.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y dijo ‘Por Dios parece que estas palabras y las palabras de Moisés proceden de la misma fuente” y  dijo a los embajadores de La Meca que no devolvería a estas personas y que podrían quedarse allí. Después de consultar unos con otros, los embajadores de la Meca idearon el plan para decirle al rey que estas personas no creían en Jesús de acuerdo con las enseñanzas cristianas y le consideraban de categoría inferior. El rey convocó a los musulmanes y les preguntó acerca de Jesús. Hadrat Yafar respondió que se le había revelado a nuestro Profeta que Jesús era un siervo de Dios y Su Mensajero a quien Dios Todopoderoso le otorgó a la Virgen María. El Rey Negus recogió una pajita del suelo y dijo que el estado de Jesús no era más que el largo de lo que acababa de describir y luego dijo a los musulmanes que tenían plena libertad en ese país. Debido a su sabiduría, comprensión y conocimiento, a los musulmanes se les proporcionó los medios para vivir allí.

Otro compañero fue Musab Bin Umair. Su madre era muy acaudalada. Eran personas muy ricas criadas con lujos. Llevaban vestimentas distinguidas y él era un joven muy apuesto. Saad Bin Abi Waqas relata que vi la vida de Musab de lujos y después de haber aceptado el Islam, padeció mucha aflicción en el camino de Al-lah. Saad dice que el estado de ese joven que creció en una vida de lujos ahora era tal que debido a las dificultades su piel se estaba pelando al igual que la piel de una serpiente cuando se cae. Un día, el Santo Profeta (sa) le vio en ese estado cuando llegó a una reunión usando ropa que había sido remendada. Lo que es más es que los parches eran de piel de animal ya que ni siquiera tenía parches de tela. Cuando encontraba un trozo de piel de animal, lo utilizaba para remendar sus ropas. Los compañeros bajaban sus cabezas al verlo en ese estado. Muchos de ellos lo habían conocido en su gloria y esplendor, pero fueron incapaces de ayudarlo de ninguna manera. Cuando Musab llegó a la reunión y dijo salam, el Santo Profeta (sa) respondió a su saludo de todo corazón y sus ojos se llenaron de lágrimas después de ver a este hombre rico en este estado. Entonces, para consolarlo, el Santo Profeta (sa) dijo: Todas las alabanzas pertenecen a Dios, que aquellos que se esfuerzan por las posesiones mundanas les sean concedidas. He visto a Musab en un tiempo en que no había nadie más próspero que él en la ciudad de La Meca. Era el hijo más querido de sus padres, se le proporcionó las mejores cosas para comer y beber, pero su amor por el Mensajero de Al-lah lo trajo a estas circunstancias y él sacrificó todo eso por el placer de Dios Todopoderoso. Entonces Dios Todopoderoso le dio luz en su semblante. Musab era muy hábil en la predicación y lo hacía con gran amor. A menudo le decía a los que predicaba si lo que te digo te agrada, escucha, si no, no escuches y puedes irte. De esta manera él transmitía el verdadero mensaje a los demás en Medina y a través de su predicación muchas personas aceptaron el islam.

Hadrat Saad Bin Rabi ‘ era otro Ansari [es decir los que vivieron en Medina]. Después de la migración a Medina, cuando el Santo Profeta (sa) inició el programa de establecer Muwakhat [es decir un lazo de hermandad entre aquellos que emigraron y aquellos que viven en Medina] el Santo Profeta (sa) nombró a Hadrat Abdur Rahman Bin Auf como su hermano. Lo trajo a su casa y lo cuidó como invitado. Luego dijo que para fortalecer esta relación, mi corazón desea que le dé la mitad de mi propiedad hasta el punto de que, de las dos esposas que tengo, cualquiera que desee, me divorciaré de ella y para que se case con usted. Hadrat Abdur Rahman Bin Auf respondió, y de hecho, qué respuesta tan adecuada a su gran fe, que: su riqueza, propiedades y esposas sean bendecidas por usted, que Al-lah las bendiga en abundancia. Soy un comerciante y podré cuidarme de mí mismo así que solo dígame la dirección del mercado. Le agradezco por tus sentimientos. De esta manera, comenzó a comerciar y llegó un momento en que llego a estar entre los comerciantes más ricos, donde ganaba cientos de miles.

Hadrat Saad Bin Rabi ‘también participó en la Batalla de Uhud y fue martirizado en ella. Se relata lo siguiente, Abi Bin Kaab afirma que cuando el Santo Profeta (sa) dijo que buscaran a Saad Bin Rabi’, puesto que lo había visto rodeado por los enemigos durante la batalla, salí a llamarlo por su nombre. Cuando encontré a Saad, él había sufrido muchas heridas y estaba recostado solo.. Le dije que el Santo Profeta (sa) me envió a buscarte y transmitió su Salam preguntando por ti. En respuesta, Hazrat Saad dijo que transmitiera también al Santo Profeta (sa) mi Salam y le dijera que he sido herido gravemente por las flechas y las lanzas. Parece que no voy a sobrevivir así que dile

“¡Oh, Mensajero de Al-lah! No importa cuántos Profetas hayan pasado, por mucho que les haya encantado su pueblo, que Al-lah haga que esté usted encantado mucho más con nosotros.”

Además, después de transmitir mi Salam a mi pueblo, dígales que mientras el Santo Profeta (sa) esté entre vosotros, es vuestro deber salvaguardar esta confianza. Recordad siempre que mientras haya uno solo de vosotros con vida y no hayáis logrado proteger esta confianza, entonces Dios el Todopoderoso no aceptará ninguna excusa en el Día del Juicio. Se separó de este mundo dando este mensaje.

Hadrat Usaid Bin Huzair Ansari aceptó el islam a través de Hadrat Musab. En cuanto a su nivel de espiritualidad, hay una narración que dice que tres estados míos son tales que incluso si uno de ellos prevaleciera sobre mí, me vería entre los habitantes del Cielo. El primero es cuando estoy recitando el Sagrado Corán o cuando alguien más está recitando y estoy escuchando, si el estado de temor que me sobrecoge cuando escucho el Corán permanece perpetuamente, entonces seré parte de los habitantes del Cielo. El segundo es cuando el Santo Profeta (sa) está dando un sermón y estoy escuchando su consejo con plena concentración, si mi estado en ese momento permanece perpetuamente entonces estaré entre los habitantes del Cielo. El tercero es cuando asisto a un funeral y el estado en el que estoy es como si fuera mi funeral y yo soy a quien la gente le está dando su respeto. Si este estado, que es un estado de miedo, permanece para siempre, entonces me contaré entre las personas divinas.

En cualquier caso, esto es un signo de su completo temor a Dios y es este mismo estado lo que hace que el hombre tema a Dios y continúe esforzándose para llevar a cabo buenas obras. Él recordaba a Dios en todo momento y en todas las ocasiones. Con respecto a la cuestión de tener estos estados en todo momento y formar parte de los moradores del Cielo, cuando surgieron situaciones diferentes él estaba siempre en ese estado, lo que demuestra que ciertamente estaba entre las personas divinas y aquellos que ganaron el placer de Dios el Todopoderoso. Otra cualidad suya era su profundo amor por el culto y la oración. Él era el imám de la mezquita en su área. Incluso en la enfermedad, él iba a la mezquita a orar. A veces, cuando era difícil orar de pie, aun así iba a la mezquita para no perderse las bendiciones de la oración en la congregación. Este era el rango de estas personas y estos son ejemplos para nosotros, los ejemplos de estos creyentes devotos. Su juicio era muy sabio y solía dar muy buen consejo. Después de escuchar la opinión de Hazrat Usaid, Hadrat Abu Bakr Siddiq (ra) siempre solía decir que no era beneficioso que se discutiera en ese momento. Asimismo, él vivió durante el periodo del Jalifato de ambos, Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra). Falleció durante el Jalifato de Hadrat Umar (ra) y mostró un ejemplo práctico de extraordinaria obediencia al Jalifato. Era el jefe de la tribu Aus y dijo a su tribu que, aunque las demás tribus de Medina estuvieran en desacuerdo [con el Jalifa], él no lo estaba y haría su pacto de iniciación a manos de Hazrat Abu Bakr (ra).

Luego está el compañero Ansari Abi Bin Kaab. Él también era un erudito practicante y solía realizar regularmente las cinco oraciones diarias detrás del Santo Profeta (sa). En relación a la práctica de las oraciones, menciona un dicho del Santo Profeta (sa) según el cual después de la oración de Fallr preguntó acerca de dos personas que no habían atendido la oración. El Santo Profeta (sa) entonces dijo que las dos oraciones de Fallr e Isha eran muy difíciles para aquellos débiles de fe y los hipócritas. Si solo supieran cuantas bendiciones hay en esas dos oraciones entonces las atenderían incluso aunque tuvieran que ir de rodillas. Hizo especial hincapié en las oraciones de Fallr e Isha.

También hay varios relatos suyos en relación a la resolución de problemas. En una ocasión una persona preguntó a Hazrat Abi bin Ka’ab que mientras trabajaba encontró un látigo (el cual se usa para dirigir a caballos y camellos), y por tanto ¿qué debía hacer? Hazrat Abi bin Ka’ab respondió:

“Esto es únicamente un látigo; en una ocasión encontré cien dinares. Acudí al Santo Profeta (sa) y le dije que había encontrado dicho objeto perdido y el Santo Profeta (sa) afirmó que debía anunciarlo durante un año, y a quien fuera que le perteneciese debía venir y recolectarlo. Sin embargo, después de haberlo anunciado durante un año entero su dueño no se pronunció, cogí los dinares y fui al Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) dijo que debía seguir anunciándolo durante otro año. Sin embargo, tras haberlo anunciado durante otro año nadie lo reclamó, fui de nuevo al Santo Profeta (sa) y le dije que había pasado otro año pero nadie había dado un paso al frente; el Santo Profeta (sa) dijo que debía anunciarlo durante otro año. Después de anunciarlo un tercer año, cuando nadie lo solicitó, pregunté al Santo Profeta (sa) una cuarta vez, y el Santo Profeta (sa) dijo que ahora sí que podía emplear esos dinares para mí mismo.”

Por tanto, este es el rango del Taqwa (rectitud):

“En una ocasión le dijo al Santo Profeta (sa), ‘Oh Profeta de Al-lah! Cuando hago súplicas, mi corazón desea recitar constantemente el Durud (invocar la paz sobre ti). Por tanto, ¿está bien que una cuarta parte de mis súplicas sean únicamente recitar el Durud?’ El Santo Profeta (sa) respondió, ‘Puedes recitarlo tanto como quieras, puedes recitarlo incluso más si es lo que deseas.’”

“Acerca de esto Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) dijo: ‘¿Sería correcto para mi si empleo la mitad del tiempo de mis súplicas recitando el Durud?’ El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Puedes recitarlo tanto como quieras, puedes recitarlo incluso más si es lo que deseas.’ Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) entonces dijo: ‘¿sería correcto para mí si recito el Durud tres cuartas partes del tiempo durante mis súplicas?’ El Santo Profeta (sa) de nuevo respondió: ‘Puedes recitarlo tanto como quieras, puedes recitarlo incluso más si es lo que deseas.’ Entonces, Hazrat Abi bin Ka’ab (ra), expresando el sentimiento de su corazón, dijo, ‘Oh Profeta de Al-lah! Mi corazón desea que mediante mis súplicas únicamente recite el Durud.’ El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Si recitas el Durud durante la mayoría de tus súplicas, entonces el Propio Dios el Todopoderoso cuidará de tus preocupaciones y tristezas. Tus pecados serán perdonados y ante los ojos de Dios esto se convertirá en un medio de elevar tu rango.’”

Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) también sentía gran amor por el Sagrado Corán y solía recitar el Sagrado Corán con mucha frecuencia. Sus cualidades de ser una persona digna de confianza así como honesta también eran muy elevadas. El Santo Profeta (sa) en una ocasión le dio la labor de colectar el Zakat y le envió a las tribus de Bani Uzar y de Bani Sa’d que vivían cerca de Medina. Él mismo narra que:

“Yo recolecté el Zakat de allí y volviendo a Medina conocí a un hombre muy sincero que tenía un rebaño de camellos. El pago anual del Zakat se había convertido en algo obligatorio para ellos, correspondiente a  una camella de un año de edad. Le dije que debía pagar el Zakat de una camella de un año de edad.”

Él respondió:

“¿Qué harás con una camella de un año? Ni siquiera puedes montar en ella ni puedes poner ninguna carga sobre ella. Te daré a cambio una camella algo mayor y mucho más atractiva, que también te resultará beneficiosa.”

Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) dijo:

“Soy simplemente un enviado y he venido a recolectar las deudas correctas. No puedo aceptar a la camella más vieja.”

Por otro lado, el hombre que era de gran sinceridad, insistió en que debía llevarme la camella mayor. Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) le dijo que presentase este asunto al Santo Profeta (sa). Por tanto, el compañero acudió al Santo Profeta (sa) y presentó el problema, y pidió que aceptase a la camella mayor (como Zakat). El Santo Profeta (sa) expresó gran alegría por este sacrificio y dijo:

“Si deseas ofrecerme esta camella por voluntad propia y de corazón, entonces que Dios el Todopoderoso te otorgue una excelente recompensa a cambio.”

Hazrat Abi bin Ka’ab (ra) era un hombre muy educado que tenía un gran conocimiento del Sagrado Corán. Sus reuniones estaban siempre llenas de gran dialéctica intelectual. En resumen, él tenía un estatus eminente y elevado. La gracia de estos grandes compañeros continúa hoy y estamos extrayendo beneficio de ellos.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“¿Qué poseía el Santo Profeta (sa) que permitía a sus compañeros demostrar tal sinceridad que no solo dejaron de adorar ídolos y humanos, sino que de hecho su deseo de perseguir cosas mundanales completamente dejó de existir? Comenzaron a ver a Dios y pasaron a ser completamente devotos en el camino de Dios el Todopoderoso con tal pasión que era como si cada uno de ellos fuera Abraham. Se esforzaron en demostrar la gloria de Dios el Todopoderoso con una sinceridad tan perfecta que no se ha visto nunca algo parecido. Aceptaron alegremente ser masacrados en el camino de la fe. De hecho aquellos compañeros que no obtuvieron el nivel del martirio inmediatamente pensaron que quizás había fallos en su nivel de sinceridad tal y como se alude en este versículo:

Es decir, algunos de ellos han sido martirizados mientras otros aún esperan el martirio.”

El Mesías Prometido (as) a continuación afirma:

“Uno debe valorar el hecho de que ¿acaso no tenían las mismas necesidades que otros? ¿Acaso no amaban a sus hijos? ¿No tenían otras relaciones? Sin embargo la belleza (del islam) les había inspirado tanto que dieron precedencia a su fe sobre todas las cosas mundanas.”

El Mesías Prometido (as) afirma, además:

“El apoyo que el Santo Profeta (sa) recibió en Meca por parte de los Momineen [creyentes] de entre los Quraish, exceptuando uno o dos ninguno de ellos pertenecía a otra nación, tal apoyo se produjo gracias a la fuerza de su fe y sabiduría. No se extrajo ninguna espada de su funda y tampoco se usó ninguna flecha, en realidad les estaba estrictamente prohibido participar en cualquier combate. El arma brillante que emplearon era simplemente la fuerza de su fe y la luz espiritual de la sabiduría. Y las joyas que embellecían estas armas eran la paciencia, la constancia, el amor, la sinceridad, la lealtad, la visión celestial y las profundas verdades de fe que portaron y mostraron a la gente. Tuvieron que escuchar el abuso verbal y sus vidas fueron amenazadas para crear miedo en ellos. Se enfrentaron a todo tipo de humillación, sin embargo, algunos de ellos estaban intoxicados con tanto amor que no mostraron preocupación alguna por ello. Ellos nunca fueron aterrorizados por ninguna calamidad.”

En términos de lo mundano y lo material, ¿qué era lo que el Santo Profeta (sa) tenía que buscaban con tanta ansiedad y estaban dispuestos a poner en peligro sus vidas y honor por ello y por lo que rompieron los antiguos y rentables lazos con su propia gente? Ese fue un momento en que el Santo Profeta (sa) se enfrentaba a grandes dificultades y sufrimientos. Fue un tiempo de impotencia y dificultad y no había ninguna señal que pudiera otorgar cualquier esperanza para el futuro. Sin embargo, aceptaron con gran lealtad a este hombre simple y modesto que de hecho era un gran rey y sus corazones se llenaron de inmenso amor y devoción, en un momento tan peligroso, un tiempo en el que no solo no había ninguna esperanza de prosperidad futura, sino que en realidad la vida del mismo gran reformador parecía estar en gran peligro. Este vínculo de lealtad se debió al gran celo de la fuerza de su fe y como resultado se convirtieron en sus amantes, estando dispuestos para sacrificar sus vidas al igual que aquel que está intensamente sediento no es capaz de contenerse ante una fuente de agua dulce.

En Sirul-Jilafa, el Mesías Prometido (as) declara: (está en árabe y leeré su traducción). [árabe]

Al-lah tenga piedad de vosotros. Sabed que todos los compañeros eran como las partes del cuerpo y extremidades del Santo Profeta (sa) y el orgullo de toda la humanidad. Algunos de ellos eran como los ojos del Mensajero de Dios el Misericordioso, algunos como sus orejas, algunos como sus manos y otros como sus pies. Lo que sea que hicieron estos compañeros, o cualquier esfuerzo que hicieron, todas las partes del cuerpo lo realizaban similarmente y lo hicieron únicamente para buscar la complacencia del Señor del universo y el Señor de todos los mundos.

Que Al-lah el Todopoderoso nos permita seguir los pasos de estas estrellas brillantes, convirtiéndonos de este modo en aquellos que aman al Santo Profeta (sa). Que cada acción nuestra sea para la causa de Dios el Todopoderoso.

Después de las oraciones, dirigiré la oración funeraria in absentia de la Sra. Areesha Dephan Thorlar Sahiba, esposa de Fahim Dephan Tholar Sahib de Holanda. Recientemente vivía en Benin. Falleció el 11 de diciembre en Benín por un ataque al corazón, a la edad de 62 años. [árabe] “En verdad, a Al-lah pertenecemos y a Él volveremos”.

Tras completar sus estudios obtuvo un empleo en un banco. Con el visto bueno de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh), en 2002 se casó con Fahim Defan Tholar, un áhmadi holandés [nativo]. Por aquel entonces la fallecida no había aceptado el Ahmadíat. Sin embargo, estaba interesada en aprender sobre la Yama´at. Tras su matrimonio, en un mes de ramadán decidió ayunar para probar. Su marido, Fahim Sahib, quien también es un áhmadi holandés, dice:

“Durante este período, un día estábamos teniendo una conversación cuando de repente empezó a llorar. Al principio pensé que quizás le había hablado en una manera dura. No fue hasta más tarde cuando me explicó que se estaba comparando con el Ahmadíat y se dio cuenta de que había una enorme diferencia entre ella y el Ahmadíat. Ella pensaba que nunca podría llegar a ser una musulmana áhmadi. Este sentimiento de no ser parte de ello la hizo llorar”.

Durante una gira oficial ella acompañó a Fahim Sahib a Gambia, y los resultados de la Yama´at tuvieron un impacto positivo en ella. Tras esto, Fahim Sahib le dio el formulario de Bai´at [pacto de iniciación]. Cuando leyó las condiciones mencionadas en el formulario, al principio dijo que nunca sería capaz de firmarlo. Sin embargo, tras leer el formulario completo lo firmó sin dudarlo el 18 de marzo de 2006.

Ella también me escribió de manera similar sobre el formulario del pacto de iniciación.

La fallecida tenía un fuerte amor por el Jilafat y ayudaba a su marido en actividades de la Yama´at, quien era el secretario de prensa de la Yama´at de Holanda. También lo ayudaba en traducciones. Más tarde, cuando escuchó en mi sermón sobre el plan de Al-Wasiyat, entró en el plan de forma inmediata. Tras dedicar su vida [a la Yama´at] en 2009, la fallecida fue con Fahim Sahib a Benín [África Occidental] y se encargó de los orfanatos construidos por Humanity First [organización benéfica]. Parecía una decisión emotiva puesto que la fallecida tenía un buen trabajo en un banco, el cual dejó. El misionero encargado de Holanda dice:

“Intenté explicarle que la situación no sería fácil en África, en un intento de prepararla mentalmente.”

Ella contestó:

“Murabbi Sahib, no hace falta que me diga esto puesto que he tomado esta decisión después de haberlo pensado mucho”.

Incluso sus familiares le aconsejaron diciendo que se iba a África y al igual que otras empresas que pueden colapsar, se quedaría sin nada y le dijeron que podría perder por ambos lados. Ella respondió a sus familiares, la mayoría de los cuales eran cristianos, diciendo que tenía firme convicción [en su decisión]. La Yama´at no era como otras empresas y nunca se vería en la bancarrota. Luego dijo para ella misma que incluso si falleciese, prefería ser enterrada en ese orfanato.

A pesar del hecho de que la fallecida nació y creció en una sociedad europea y tenía un buen trabajo, cumplió su promesa de dedicar su vida de la mejor manera posible, a pesar de las difíciles circunstancias en África. Era puntual en ofrecer las oraciones. Desde que aceptó el Ahmadíat se volvió regular en ofrecer Tahayud [oración voluntaria antes del alba]. Nunca dejaba ninguna oración. De hecho, animaba a los demás a rezar de forma puntual. Solía escuchar con atención el sermón del viernes y si había alguna instrucción sobre algún asunto, se esforzaba por actuar conforme al mismo. Su amor por islam y Ahmadíat se puede apreciar por el hecho de que cada vez que veía a otros áhmadis [que eran áhmadis de nacimiento] no actuar según las enseñanzas del islam, se sentía apenada por el hecho de que los áhmadis estaban fallando en actuar según las enseñanzas del islam. Recitaba el Corán con regularidad y reflexionaba sobre la traducción, así como su comentario. No tenía hijos; sin embargo siempre trató a los niños del orfanato como suyos propios. Ahmad Yahya, de Humanity First dice:

“Tuve la oportunidad de visitar Dar-ul-Ikram, el orfanato que gestiona la comunidad bajo [la organización benéfica] Humanity First. En aquel tiempo el orfanato cuidaba a niños de edades comprendidas entre 2 meses y 12 años. A pesar de que había otros trabajadores, siempre vi a una niña huérfana de 2 meses en sus brazos. Si algún niño enfermaba, se preocupaba por ellos y se aseguraba de que recibieran la comida y medicinas adecuadas. Si había algún fallo en las notas del colegio de algún niño, se preocupaba por explicar al niño utilizando diferentes estrategias de enseñanza y expresaba su preocupación”.

Dice, además:

“Siempre que le preguntaba si tenía alguna petición personal, siempre me contestaba diciendo ‘Soy una devota y estoy muy agradecida a Dios Todopoderoso por ofrecerme una oportunidad para cuidar a niños huérfanos. Estamos extremadamente felices, así que, por favor, no se preocupe por nosotros.’ Sin embargo, si había algún asunto relacionado con el orfanato o algo que pudiese ser beneficioso para el orfanato, lo hacía saber de forma inmediata.”

De manera similar, Athar Zubair Sahib, quien es el presidente de Humanity First en Alemania dice:

“Su marido, Fahim Sahib, me informó que ella solía jugar a la lotería con gran entusiasmo, (jugar a la lotería es una costumbre común en Europa). Sin embargo, cuando se le dijo que estaba prohibido en el islam, abandonó esta costumbre de inmediato y la cantidad que gastaba en comprar la lotería cada semana, lo empezó a donar en la cuenta para mezquitas”.

Dice, además:

“Durante mis visitas me preguntaba sobre mis giras, (el Dr. Athar Zubair Sahib solía estar con nosotros durante mis giras en Alemania) y se emocionaba al escuchar anécdotas de mis giras”.

Era muy acogedora y mostraba amor y compasión hacia la gente local. Era debido a este amor y compasión que todas las personas en su vecindario de Benín la llamaban “mama” y buscaban su consejo en asuntos personales. El Amir [presidente nacional] de Benín escribe:

“Siempre se preocupaba por pagar su chanda [contribución obligatoria] y lo pagaba con regularidad. Expresaba su preocupación de pagar chanda al Misionero de la región de Puerto Nuevo y le pidió varias veces que recaudara su chanda a tiempo. Pagaba su chanda de Wasiyat en la primera oportunidad que tenía”.

Recientemente lancé una petición para la reconstrucción de la mezquita Baitul Futuh, y ella participó sinceramente. También se interesaba en [donar] a varios fondos. Escribe, además:

“Sirvió en Dar-ul-Ikram con gran entusiasmo y sinceridad. Se preocupaba por los niños pequeños con gran cuidado. Con su pérdida siento que los niños de Dar-ul-Ikram se han vuelto huérfanos ahora”.

Que Al-lah el Todopoderoso eleve el estatus de la fallecida y muestre Su misericordia y perdón. Que Dios el Todopoderoso ofrezca a la Yama´at devotos tan leales como ella, quienes entienden el espíritu de dedicar la vida a la Yama´at.

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