Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 2 de DICIEMBRE de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo lo siguiente:

[Hasta ahora] estábamos relatando las cualidades y virtudes de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra).

En relación a ello, muchas personas han escrito sobre como destacó sobre las demás personas y fue el más querido de entre ellos.

[En este sentido], Hazrat Ibn Umar (ra) afirma:

“En vida del Santo Profeta Muhammad (sa) solíamos recordar a aquellas personas que eran mejores que las demás”, (es decir, los unos y los otros competían por ser mejores que los demás); “y se sabía que Hazrat Abu Bakr (ra) era el mejor; luego Hazrat Umar bin Jattab (ra) y después Hazrat Uzman bin Affan (ra)”.

[Por su parte], Hazrat Yabbir bin Abdul’lah (ra) declaró que:

“Hazrat Umar [ra] le dijo a Hazrat Abu Bakr [ra]: ‘¡Oh aquel que es el mejor de las personas tras el Santo Profeta (sa)!’. -O sea, Hazrat Umar (ra) elogió a Hazrat Abu Bakr (ra). “Entonces, Hazrat Abu Bakr (ra) le respondió: ‘Si eso es lo que piensas, entonces yo también he oído al Profeta (sa) decir que el Sol no ha amanecido sobre ninguna persona mejor que Umar’.”

En otras palabras, que de inmediato demostró su humildad profiriendo que: “Aunque digas que soy el mejor, también he escuchado al Mensajero de Al´lah (sa) decir que tú eres el mejor”.

Abdul’lah bin Shafiq narra que:

“Le pregunté a Hazrat Aisha (ra): ‘¿Cuál de los Compañeros (ra) del Santo Profeta Muhammad (sa) fue el más querido para él?’. Ella le contestó: ‘Hazrat Abu Bakr (ra)’. Entonces le dije: ‘Y después, ¿quién?’. Replicó: ‘Hazrat Umar (ra)’. Más tarde le pregunté: ‘Y luego, ¿quién?’. Y contestó: ‘Hazrat Abu Ubaidah bin Yarrah (ra)’. Finalmente le pregunté: ‘Y tras él, ¿quién?’. A lo que guardó silencio”.

[Entretanto], Muhammad bin Sirin ha escrito que:

“No presto atención a las personas que critican a Hazrat Abu Bakr (ra) o a Hazrat Umar (ra), -es decir, quienes buscan faltas en ellos- y sienten amor por el Santo Profeta (sa), -en otras palabras, que a su vez anunciaban que sentían amor por el Mensajero de Dios (sa)-”.

Tras criticar a Hazrat Abu Bakr (ra) o a Hazrat Umar (ra) es incorrecto anunciar que sientes amor por el Santo Profeta Muhammad (sa), porque ambos eran muy queridos por él (sa)”.

[En una ocasión], Hazrat Aiz bin Amr (ra) dijo que:

“Hazrat Salman (ra), Hazrat Sohaib (ra) y Hazrat Bilal (ra) estaban sentados junto con otras personas cuando vino Abu Sufian (ra). Entonces le dijeron: ‘Juramos por Al’lah que las espadas de Al’lah no han ajustado cuentas con los cuellos de los enemigos de Al’lah -o sea, no se han vengado como era debido’.”

El narrador continúa diciendo:

“Al escuchar esto, Hazrat Abu Bakr (ra) preguntó: ‘¿Acaso estáis diciendo esto en relación a los líderes de los qureish? Abu Sufian (ra) es uno de los líderes de los qureish, [así pues], ¿acaso decís que no nos hemos vengado de ellos?’. Ante esto, Hazrat Abu Bakr (ra) mismo fue a ver al Profeta (sa) y le contó este incidente, a lo que el Mensajero de Dios (sa) replicó: ‘¡Oh Abu Bakr (ra)! Quizá les hayas ofendido -a Salman (ra), Sohaib (ra) y Bilal (ra)-. Si les has ofendido, entonces ten en cuenta que has ofendido a tu Señor’. Tras esto, Hazrat Abu Bakr (ra) inmediatamente se reunió con los tres y les respondió  arrepentido: ‘queridos hermanos, ¿acaso os he ofendido?’. Ellos le contestaron: ‘No, no te preocupes, que Al’lah te perdone’.”

En cualquier caso, merece la pena recalcar el rango de la humildad de Hazrat Abu Bakr (ra), [ya que una vez] fue a aquellas personas, a las que había liberado él mismo de la esclavitud, a ofrecerles sus disculpas. También podemos percibir el elevado rango de su amor y obediencia por el Santo Profeta Muhammad (sa), pues cuando este le comunicó que les había ofendido, no le dijo que fuera a pedirles perdón. No obstante, inmediatamente se fue a pedirles disculpas. [Ahora bien], en el comentario de esta narración, se escribe que este relato tuvo lugar tras el “Tratado de Hudaibiyah”, que se firmó para poner fin a los combates con los incrédulos de La Meca y cuando Abu Sufian (ra) aún no había aceptado el Islam. En aquel momento los musulmanes estaban considerando si deberían haberle matado antes del tratado.

En cuanto a la memorización del Sagrado Corán, Hazrat Musleh Maud (ra) ha presentado algunos aspectos basándose en referencias de la historia islámica y [en este sentido] relata que:

“Hazrat Ubaidah (ra) relata que los siguientes Compañeros ‘Muhayirin’ (ra) del Mensajero de Al’lah (sa) [los que habían emigrado de La Meca hacia Medina] habían memorizado el Santo Corán: Abu Bakr (ra), Umar (ra), Uzman (ra), Ali (ra), Talha (ra), Sad (ra), Ibn Masud (ra), Huzaifah (ra), Salim (ra), Abu Hureirah (ra), Abdul’lah bin Said (ra), Abdul’lah bin Umar (ra) y Abdul’lah bin Abbas (ra); y las mujeres eran: Hazrat Aisha (ra), Hazrat Hafsah (ra) and Hazrat Umm Salamah (ra).

La mayoría de ellos memorizaron el Sagrado Corán durante la vida del Santo Profeta (sa), mientras que los demás acabaron de memorizarlo tras su fallecimiento”.

En referencia a:

“El segundo de entre los dos”, hay una narración del propio Hazrat Abu Bakr (ra), [según la cual] Hazrat Anas (ra) relata que Hazrat Abu Bakr (ra) solía decir: “Le dije al Mensajero de Al’lah (sa) cuando estaba en la cueva -es decir, cuando Hazrat Abu Bakr (ra) estaba en la cueva con el Profeta (sa) dijo lo siguiente: que si los incrédulos -que estaban fuera- tan solo se agachan y miran hacia abajo, seguro que nos encuentran. [Ante esto], el Santo Profeta (sa) replicó: ‘Abu Bakr, ¿qué piensas sobre estas dos personas junto con quienes Al’lah también está presente como un tercero?’.”

Este es un relato de Bujari.

[Asimismo], el Mesías Prometido (as) declara:

“Además de las virtudes excelentes y prominentes de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), él tiene el honor especial de haber sido elegido como Compañero del Santo Profeta Muhammad (sa) durante su viaje de emigración. Además, permaneció [siempre] junto a lo Mejor de la Creación -el Mensajero de Dios (sa)- cuando él se enfrentaba a dificultades. Desde el momento en el que surgieron estas adversidades, fue un Compañero (ra) distinguido -en otras palabras, fue un amigo especial- del Santo Profeta (sa) que formó un vínculo especial con el Ser Amado de Al’lah (sa). La razón de esto es que Dios Altísimo sabía perfectamente que ‘Siddiq-e-Akbar’ (ra) [aquel de gran veracidad, Hazrat Abu Bakr (ra)] era el más valeroso y piadoso de todos los Compañeros (ra), el más querido por el Profeta (sa) y un hombre valiente.

Además, Al’lah sabía que su amor por el Líder del Universo (sa) era lo más importante para él. Desde el principio, él -o sea, Hazrat Abu Bakr (ra)- ayudó al Santo Profeta Muhammad (sa) con su riqueza y le asistió en los asuntos más importantes. Por lo tanto, a través de él, Dios Altísimo reconfortó al Santo Profeta (sa) durante los momentos de dificultad y sufrimiento, y le otorgó el nombre ‘Al-Siddiq’ [el veraz y digno de confianza], distinguiéndole del resto de Compañeros (ra) del Mensajero de Al’lah (sa) en ambos mundos. [Por tanto], Dios le concedió el manto de honor de ser ‘el segundo de entre los dos’ y le incluyó entre Sus siervos más especiales”.

Autores no-musulmanes también han rendido homenaje a Hazrat Abu Bakr (ra).

[Por ejemplo], André Servier, un historiador del siglo 20 de Argelia, ha escrito lo siguiente sobre Hazrat Abu Bakr (ra):

“Era un hombre de modales sencillos y, a pesar de su inesperado ascenso, vivía en la pobreza. Cuando falleció, dejó tras él una prenda gastada, un esclavo [siervo] y un camello. Fue un monarca justo de Medina y tenía una gran cualidad: su energía. Poseía algo que concedió la victoria a Muhammad (sa) y algo que carecían sus enemigos; y ¿qué era esta cualidad? Una convicción inquebrantable y firme. Fue el hombre adecuado en el lugar adecuado”.

A continuación dice:

“Este hombre anciano de naturaleza bondadosa permaneció firme en su fe a pesar de la traición y rebelión presente por doquier; y gracias a su resolución y lealtad inquebrantables comenzó de nuevo la misión de Hazrat Muhammad (sa)”.

También, hay un historiador británico, llamado J.J. Saunders, que narra:

“El primer Jalifa siempre ha sido conmemorado por los musulmanes como una persona absolutamente leal y una personificación del honor y de la gracia. Incluso las tormentas y el caos más severo no fueron capaces de hacer temblar su firme resolución y determinación. El periodo de su liderazgo fue breve, aunque las victorias que logró fueron grandiosas. Su disposición implacable, resoluta y firme superaron la apostasía rampante y trajo a la nación árabe al redil del Islam una vez más. Además, su determinación en la conquista de Siria sentó las bases del imperio de Arabia”.

 Luego, hay otro escritor inglés con el nombre de H.G. Wells, que escribe:

“Se dice que la verdadera base del Imperio Islámico fue establecida más por Abu Bakr que por Muhammad [sa], de quien Abu Bakr [ra] fue un amigo y ayudante”. [La verdad es que] esto es una exageración de su parte.

No obstante, continúa escribiendo:

“Si bien Muhammad [sa], a pesar de su posición inestable, fue el cerebro inicial y el visionario detrás del Islam, (Dios nos perdone) Abu Bakr [ra] fue su sabiduría y determinación. Cada vez que Muhammad [sa] dudaba, Abu Bakr [ra] se convertía en su seguridad”.

[Pues bien], estas palabras son infundadas, absurdas y desprovistas de verdad.

Sin embargo, lo que narra en adelante es correcto, pues afirma:

“Cuando Muhammad [sa] falleció, Abu Bakr [ra] se convirtió en su Jalifa y Sucesor. Con una fe más firme que las montañas, asumió de manera muy simple pero estratégica la tarea de poner al mundo entero bajo el dominio de Al’lah; y todo con un pequeño ejército de tres a cuatro mil árabes”.

No obstante, como he dicho, este escritor ha mencionado algunas cualidades de Hazrat Abu Bakr (ra) que sin duda poseía. De todos modos, debido a que estas personas no son conscientes de la posición tan alta y sublime de profetazgo otorgada al Mensajero de Dios (sa), alaban a Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra) y otros con gran exageración y de una manera que es completamente falsa. Ya fuera Hazrat Umar (ra) o Hazrat Abu Bakr (ra), todos eran seguidores y amantes leales y perfectos de su Maestro, el Santo Profeta Muhammad (sa). Estos individuos no eran de ninguna manera responsables de la sabiduría del Profeta (sa), pero en su servidumbre hacia él, sirvieron como sus manos y pies.

De manera similar, la religión del Islam no fue una creación del Santo Profeta (sa), ni fue el resultado de sus esfuerzos. El autor escribió que el Profeta (sa) era el cerebro detrás del Islam, Dios nos perdone. Sin embargo, el Islam realmente se refiere a una religión completa y una ley perfecta derivada completamente de la guía y la revelación Divinas. Además, no hubo ningún momento de preocupación o irresolución en el que Hazrat Abu Bakr (ra) se convirtiera en la tranquilidad que necesitaba el Mensajero de Al’lah (sa). De hecho, no se puede encontrar tal momento en su vida, donde el más valiente de la humanidad, el valiente y valeroso Profeta (sa), se volviera angustiado e indeciso. Si alguna vez hubo un motivo de preocupación, entonces el Dios Altísimo y Eterno se convirtió en su fuente de consuelo. [Es más, aunque] el autor ha escrito que Abu Bakr (ra) proporcionó consuelo al Santo Profeta Muhammad (sa), lo cierto es que hemos observado que la verdad es todo lo contrario, [ya que] cada vez que ocurría algo preocupante o angustiante durante la vida de Hazrat Abu Bakr (ra), el Santo Profeta (sa) lo consolaba. Por ejemplo, en el momento de la emigración [de La Meca hacia Medina], Hazrat Abu Bakr (ra) estaba muy preocupado y angustiado, y aunque esta preocupación se debía a su amor por el Mensajero de Dios (sa), fue el Profeta (sa) quien consoló a Hazrat Abu  Bakr (ra) [en la cueva] y lo tranquilizó diciendo:

“¡Oh Abu Bakr [ra], no te preocupes, no tengas miedo: Al’lah está con nosotros!”.

Como se mencionó anteriormente, Hazrat Abu Bakr (ra) ha mencionado que, en este momento de angustia, fue el Santo Profeta Muhammad (sa) quien le brindó consuelo. Por consiguiente, este incidente por sí solo es un claro testimonio de su determinación, su confianza en Al’lah y su rango como profeta especial de Dios. De todas formas, es la necedad de esta gente que, cuando se ven obligados a admitir la verdad, tratan [de forma maliciosa] de mezclar toda la inmundicia que pueden.

A continuación, hay otro orientalista británico llamado T.W. Arnold,  que nos dice:

“Abu Bakr [ra] era un rico comerciante. Debido a su excelente carácter, inteligencia y competencia, fue muy venerado por sus compatriotas. Después de aceptar el Islam, gastó gran parte de su riqueza en liberar a esclavos musulmanes que fueron torturados por los incrédulos por creer en las enseñanzas de su Santo Maestro, Muhammad (sa)”.

 Además, Sir William Muir, un orientalista escocés y vicegobernador en las regiones nor-occidentales de la India británica, manifiesta:

“El periodo de liderazgo de Hazrat Abu Bakr [ra] fue corto, pero después de Muhammad (sa), el Islam está más endeudado con Abu Bakr [ra]. En otras palabras, tras Muhammad [sa] no hubo nadie que sirviera más al Islam que Abu Bakr [ra]”. 

[Por su parte], mientras menciona la alta moralidad de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), ha escrito:

“¿No es cierto que reyes muy eminentes y poderosos, al decir los nombres de Abu Bakr (ra), Umar (ra) e incluso Abu Hureirah (ra), instintivamente dicen ‘que Dios esté complacido con ellos’ y expresan su deseo de haberlos podido servir? Entonces, ¿quién puede decir que después de llevar una vida sencilla, Abu Bakr (ra), Umar (ra) y Abu Hureirah (ra) estaban perdidos? Indudablemente, desde un punto de vista mundano, habían acogido una especie de ‘muerte’ sobre sí mismos, pero esa muerte resultó ser su fuente de vida. Ahora bien, ningún poder puede quitarles la vida, [ya que] permanecerán vivos hasta el Día del Juicio”.

Y continúa diciendo:

“Dios Altísimo no le otorgó a Abu Bakr (ra) su papel como ‘Abu Bakr’ simplemente porque nació en la época del Santo Profeta (sa); [tampoco] Al’lah no le otorgó a Umar (ra) su estatus como ‘Umar’ simplemente porque nació en la época del Profeta (sa). [Asimismo], Dios no concedió a Uzman (ra) y Ali (ra) su alta estatura porque casualmente tuvieron el honor de convertirse en los yernos del Santo Profeta Muhammad (sa); y Talhah (ra) y Zubair (ra) no estaban dotados de honor y reverencia solo porque fueran de la familia del Mensajero de Al’lah (sa), de su gente, o porque nacieron en su época. De hecho, estos individuos se encontraban entre los que elevaron los estándares de sus sacrificios a un grado insondable”.

Por tanto, son los sacrificios de este nivel los que otorgan tal rango a una persona.

Hazrat Musleh Maud, Jalifa del Mesías II (ra), sigue afirmando:

“Tenemos un inmenso respeto en nuestros corazones por Hazrat Abu Bakr (ra), aunque ¿puede alguien decir que este respeto se debe a su descendencia? La mayoría de nosotros ni siquiera sabemos hasta dónde se extiende la progenie de Hazrat Abu Bakr (ra), pues los registros de su descendencia ni siquiera se han conservado. Hoy en día, hay muchos que aluden que pertenecen a la progenie de Hazrat Abu Bakr (ra) y se llaman a sí mismos ‘Siddiqi’; sin embargo, si se les dijera que juraran que son verdaderamente ‘Siddiqi’ y que su linaje se remonta a Hazrat Abu Bakr (ra), nunca lo jurarían. Incluso si lo juraran, diríamos que están mintiendo y que están desprovistos de fe. La razón es que los registros de la descendencia de Hazrat Abu Bakr (ra) ni siquiera se han conservado lo suficiente como para que alguien realmente se atribuya a él.

Por lo tanto, no honramos a Hazrat Abu Bakr (ra) porque su linaje haya hecho cosas extraordinarias; no honramos a Hazrat Umar (ra) porque su descendencia haya emprendido grandes tareas; tampoco honramos a Hazrat Uzman (ra) porque su progenie está logrando grandes hazañas y no recordamos a Hazrat Ali (ra) porque su linaje posee cualidades sobresalientes. [En otras palabras], la descendencia de Hazrat Ali (ra) continúa hoy, aunque él no es honrado debido a que su linaje todavía está presente. Incluso todos los demás Compañeros (ra) no son recordados a causa de sus descendientes. En consecuencia, la realidad es que los recordamos y los honramos por los sacrificios individuales que hicieron”.

 Hazrat Musleh Maud, Jalifa del Mesías II (ra), declara además:

“Mirad a Hazrat Abu Bakr (ra) y observad que él era solo un comerciante común en La Meca. Si el Santo Profeta (sa) no hubiera sido criado como profeta y la historia de La Meca estuviera todavía registrada, todo lo que se diría de Hazrat Abu Bakr (ra) es que fue un noble y honesto comerciante árabe. No obstante, por su devoción al Santo Profeta Muhammad (sa), alcanzó un rango que le otorgó respeto y reverencia en todo el mundo. [Más tarde], cuando el Profeta (sa) falleció y los musulmanes eligieron a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Jalifa y ‘rey’ [gobernante], esta noticia se extendió por La Meca. [Incluso una vez] se formó una gran reunión en la que asimismo estaba presente el padre de Hazrat Abu Bakr (ra), Abu Quhafah (ra). Cuando este se enteró de que la gente había jurado lealtad a [su hijo] Hazrat Abu Bakr (ra), de alguna forma, no pudo aceptarlo. Asombrado, preguntó al portador de las noticias a qué ‘Abu Bakr’ se refería y respondió: ‘Nada menos que tu hijo, Abu Bakr (ra)’. [Entonces], comenzó a citar los nombres de todas las tribus árabes y preguntó: ‘¿También han jurado lealtad a Abu Bakr (ra)?’. (Es decir, nombró a las tribus prominentes y preguntó si habían aceptado a Abu Bakr -ra-). Y cuando le dijeron que todos habían elegido por unanimidad a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Jalifa y líder, Abu Quhafah (ra) no pudo evitar comentar:

‘Doy testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah

y que el Santo Profeta Muhammad (sa) es Su siervo y Mensajero’.”

Hazrat Musleh Maud (ra) prosigue:

“Esto fue a pesar del hecho de que Hazrat Abu Quhafah (ra) ya era musulmán y había jurado lealtad al Santo Profeta (sa), (tras la conquista de La Meca o incluso antes). La razón por la que recitó la declaración de fe y reafirmó el profetazgo del Santo Profeta Muhammad (sa) fue porque el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) era una clara manifestación y entendió que esto era una prueba sustancial de la veracidad del Islam, [ya que él dijo]: ‘De lo contrario, mi hijo no sería alguien bajo quien toda Arabia podría haberse unido’.”

Luego, en otro lugar, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), describe que:

“Mirad a Hazrat Abu Bakr (ra): cuando aceptó el Islam, la gente comenzó a decir que una vez fue un líder de La Meca pero que ahora había caído en desgracia. Antes del Islam, el respeto que recibió, como máximo, habría sido de doscientas a trescientas personas que lo miraban con respeto. Sin embargo, fue debido a las bendiciones asociadas con el Islam que Dios Altísimo le otorgó la generosidad del Jalifato y el liderazgo, y le concedió honor eterno en todo el mundo y un renombre sin fin. Pasó de ser el líder de una sola tribu a convertirse en el Jalifa de todos los musulmanes y el líder del imperio árabe que se enfrentó a Persia y Roma y los derrotó”.

Más tarde, en otra ocasión, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), explica que:

“Observad cómo el liderazgo cayó no solo a los pies del Santo Profeta (sa), sino también a los de sus sirvientes. No obstante, el Mensajero de Dios (sa) nunca lo deseó cuando aún no había recibido este liderazgo, ni lo hizo cuando se le concedió el liderazgo. Tampoco Hazrat Abu Bakr (ra) lo deseaba, ni Hazrat Umar (ra), Hazrat Uzman (ra) ni Hazrat Ali (ra). De hecho, no hubo indicios que apuntaran hacia su liderazgo, a pesar de que fueron líderes del mundo tan grandes, que sus ejemplos siguen siendo inigualables. Eran de naturaleza muy simple, y de simplicidad [también] en la forma en que se encontraban con los demás; [aparte], fueron tan humildes, que solo por su apariencia no se podía discernir que fueran líderes. Ninguno de ellos nunca proclamó que ese era su reino del cual eran gobernantes; ninguno de ellos jamás buscó expresar el hecho de que era un líder, ni nunca deseó hacerlo. La realidad es que el mundo mismo cae a los pies de quien se dedica por completo a Al’lah. [Ante esto], la gente piensa que recibirá ayuda de reyes, aunque aquellos que se dedican a Dios Altísimo, incluso los reyes, creen que recibirán honor sirviéndolos”.

En otra ocasión afirma:

“Mirad, Hazrat Abu Bakr (ra) se convirtió en líder a pesar de que su padre pensó que era imposible que él se convirtiera en gobernante, porque Al’lah le otorgó ese liderazgo. En comparación, estaba Taimur, que era un gran rey, pero solo se convirtió en tal debido a sus esfuerzos mundanos. Napoleón también fue un gran líder, aunque se convirtió en tal a través de sus propios esfuerzos y planes mundanos. Nader Shah también fue un gran líder, sin embargo él también se convirtió en tal solo debido a sus esfuerzos personales y planificación mundana. Todos ellos se convirtieron en líderes, aunque decimos que Taimur recibió su gobierno a través de la gente, mientras que Abu Bakr (ra) recibió su liderazgo de Dios Altísimo. Decimos que Napoleón obtuvo su gobierno como resultado de una plan mundano, mientras que a Hazrat Umar (ra) lo consiguió por medio de Dios. [Asimismo] decimos que Genghis Khan obtuvo su liderazgo por medios mundanos, mientras que Hazrat Uzman (ra) lo recibió de Dios Altísimo. [Incluso] decimos que Nader Shah se convirtió en un líder a través de la planificación mundana, mientras que a Hazrat Ali (ra), el liderazgo le fue otorgado por Dios Altísimo. Así pues, todos ellos se convirtieron en líderes y los reyes mundanos tenían poder e influencia, y sus leyes se ejecutaban al igual que fue el caso de los Jalifas. De hecho, los mandatos [de los líderes mundanos] se imponían con más fuerza que los de Abu Bakr (ra), Umar (ra), Uzman (ra) y Ali (ra). No obstante, estos cuatro fueron nombrados líderes por Al’lah, mientras que los líderes mundanos fueron nombrados por la gente.

Por tanto, cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) afirmó que quien no recitara el ‘Bismil’lah’ [en el nombre de Dios] antes de hacer algo importante, no recibe bendiciones (está hablando de las bendiciones asociadas a decir el ‘Bismil’lah’). Esto no significa que no logren su propósito, sino que su objetivo no se conseguirá por medio de Dios Altísimo. El liderazgo concedido por Al’lah no estaba destinado a ser otorgado a nadie más que a Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Uzman (ra) y Hazrat Ali (ra). [Por el contrario], el liderazgo alcanzado por los otros fue a través de satanás o de otras personas. Lenin, Stalin y Malenkov no recitaron el ‘Bismil’lah’ y, sin embargo, también consiguieron el liderazgo. Roosevelt, Truman y Eisenhower tampoco recitaron el ‘Bismil’lah’ y asimismo se convirtieron en líderes. Ni siquiera conocían el ‘Bismil’lah’, ni sentían ningún respeto por él en sus corazones.

Por consiguiente, cuando el Santo Profeta (sa) afirmó que las personas no pueden obtener bendiciones sin recitar el ‘Bismil’lah’, no significa que, en general, la gente no pueda conseguir nada por parte de Al’lah. De todas formas, solo reciben [bendiciones] de Dios quienes recitan el ‘Bismil’lah’ antes de cada acción importante. Todo el mundo puede discernir si lo que se recibe de Dios Altísimo tiene más bendiciones que lo que se recibe de otras personas. [En definitiva], el liderazgo que se obtiene a través del esfuerzo humano también puede finalizar, pero el liderazgo otorgado por Al’lah nunca cesa”.

¡Ojalá que los musulmanes entendieran este punto, [pues] aunque recitan el ‘Bismil’lah’, parece que solo son meras palabras, [que no salen] de su corazón!

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), manifiesta además que:

“Yazid también era un líder que fue extremadamente orgulloso y alegaba gozar de un gran poder. Destruyó la familia del Profeta (sa) e incluso se declaró musulmán. Mató a la descendencia del Santo Profeta Muhammad (sa) y nunca adoptó la humildad. Siguió siendo soberbio y pensaba que nadie podía hacerle frente. Hazrat Abu Bakr (ra) también fue un líder, pero era humilde y manso. Solía decir: ‘Dios Altísimo me ha designado para servir a la gente y el tiempo que se me conceda para servir es un favor sobre mí’. En cambio, Yazid solía declarar: ‘He obtenido el gobierno de mi padre y puedo matar y perdonar a quien me plazca’.

Aparentemente, el gobierno de Yazid era más poderoso que el de Hazrat Abu Bakr (ra). [Yazid también] solía decir: ‘Soy un monarca hereditario, ¿quién se atreve a hablar ante mi presencia?’. Por el contrario, Hazrat Abu Bakr (ra) exclamaba: ‘¿Qué capacidades tenía yo para convertirme en un líder? Todo lo que tengo me lo ha concedido Al’lah. No podría haberme convertido en un líder por mis propios medios. Soy el servidor de todos y el siervo tanto de los pobres como de los ricos. Si alguna vez cometo un error, exigid una recompensa de inmediato. No me arruinéis en el Día del Juicio’. [Así pues], un oyente se preguntará qué es esto; [parece como si] él (Hazrat Abu Bakr -ra-) no tuviera, ni siquiera, el rango de jefe de un pueblo; [ya que] si esa misma persona escuchara las palabras de Yazid, pensaría que se asemejan a la de los emperadores romanos y persas, y que sus palabras son las de un gobernante.

No obstante, cuando Hazrat Abu Bakr (ra) falleció, sus hijos, nietos, bisnietos, y las siguientes generaciones que van más allá de los nietos y bisnietos estaban todos orgullosos de su parentesco con él. Dejándolos a ellos de lado, incluso quienes no están relacionados con Hazrat Abu Bakr (ra), aquellos que ni siquiera le han conocido, incluso hoy día lágrimas corren por sus ojos cuando leen estos acontecimientos; y se produce un fervor en su amor [hacia él]. Si alguna vez alguien habla mal de él, se enardecen. De ahí que, dejando a un lado su progenie, incluso otros están dispuestos a dar su vida por él. [Es más], todos los musulmanes dicen ‘razial’lahu anhu’ [que Dios esté complacido con él] cuando escuchan su nombre.

Por otra parte, cuando el arrogante Yazid -que no se cansaba de llamarse a sí mismo ‘rey’ e ‘hijo de rey’- falleció, el pueblo nombró [nuevo] rey a su hijo en su lugar, quien un viernes se subió al púlpito y dijo: ‘¡Oh pueblo! Mi abuelo se convirtió en rey cuando había otros más dignos de serlo. Mi padre se convirtió en rey cuando otros eran más dignos de serlo. Ahora yo también he sido nombrado rey aunque hay otros más dignos de ello. ¡Oh pueblo! No puedo asumir esta carga. Mi abuelo y mi padre usurparon los derechos de mucha gente [que era] más merecedora [que ellos de ser monarcas], sin embargo, yo no estoy dispuesto a usurpar sus derechos. Este es vuestro Jalifato, dárselo a quien queráis, [ya que] no soy digno de ello y considero que ni mi abuelo ni mi padre lo hayan sido. Se apoderaron del control del gobierno de manera opresiva y maliciosa, y ahora deseo devolver sus derechos a quienes les corresponde’. Y diciendo esto, regresó a su casa.

Cuando su madre se enteró de este incidente, le dijo: ‘¡Desgraciado, has humillado a tu padre y a tu abuelo!’. [Aunque] él respondió: ‘Madre, si Dios Altísimo te ha concedido algo de sabiduría, entenderás que no he deshonrado ni a mi padre ni a mi abuelo, sino que he restaurado su honor’. Después se recluyó en su casa y no salió de ella hasta su muerte”.

Por lo tanto, también hay que hacer justicia a esta monarquía concedida por Dios y esto es una lección para los líderes y reyes musulmanes.

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), continúa diciendo:

“¿Han alcanzado los grandes reyes del mundo actual la misma grandeza de Hazrat Abu Bakr (ra) debido a sus sacrificios por el Islam y la religión? Hoy en día no hay un solo rey en el mundo que haya alcanzado la misma gloria que la de Hazrat Abu Bakr (ra). De hecho, aparte de Hazrat Abu Bakr (ra), a los ojos de los musulmanes, los grandes reyes de hoy ni siquiera poseen la misma gloria que la de los siervos de Hazrat Abu Bakr (ra). La verdad es que incluso el perro de Hazrat Abu Bakr (ra) nos es más querido que los que son muy importantes, porque sirvió en la casa del Santo Profeta Muhammad (sa)”.

Luego proclama:

“Cuando uno ha servido en la casa de Muhammad (sa), todo sobre ellos se vuelve admirable a nuestros ojos y entonces es imposible que nadie más borre esa grandeza que sentimos en nuestros corazones”.

[Por desgracia, hay personas que] presentan acusaciones contra nosotros, de que deshonramos al Santo Profeta (sa), que Dios nos perdone, pero en realidad esos son nuestros puntos de vista.

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), sigue su alocución:

“Uno de los hijos de Hazrat Abu Bakr (ra) tardó algo de tiempo en aceptar el Islam. En una ocasión, el Mensajero de Al’lah (sa) estaba sentado en la mezquita y se estaban hablando sobre diversos asuntos. Durante la conversación [ese hijo] le dijo a Hazrat Abu Bakr (ra): ‘Padre, en una batalla yo estaba escondido detrás de una roca y tú pasaste a mi lado en dos ocasiones. Si hubiera querido, podría haberte matado, pero el pensamiento de que tú eras mi padre me impidió levantar mi mano’. Al oír esto, Hazrat Abu Bakr (ra) replicó: ‘En ese momento no te vi, pero si te hubiera visto en el campo de batalla como enemigo de Dios, te habría matado sin dudarlo’.”

 En cuanto a la elevada moral de Hazrat Abu Bakr (ra), el Mesías Prometido (as) afirma:

“Abu Bakr (ra) era un hombre cuya naturaleza poseía el combustible y la mecha de la bondad (o sea, tenía la capacidad de ser una llamarada brillante). Y así, la enseñanza pura del Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, le conmovió de inmediato y lo iluminó. No discutió en absoluto con el Mensajero de Al’lah (sa), ni le pidió que se le mostrara ningún signo o milagro. Tan pronto como escuchó que el Santo Profeta (sa) había hecho su proclamación, todo lo que preguntó fue: ‘¿Afirmas ser un profeta?’. [Entonces], cuando el Santo Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, respondió afirmativamente, [Abu Bakr (ra)] declaró: ‘Sé testigo de que soy el primero en creer’.”

El Mesías Prometido (as) ha explicado también que:

“La experiencia nos dice que los que tienen la particularidad de hacer preguntas rara vez logran la guía. Sin embargo, los que piensan bien de los demás y muestran paciencia participan plenamente de la guía. Un ejemplo de esto puede verse en Abu Bakr (ra) y en Abu Yahl [el padre de los ignorantes]. Abu Bakr (ra) no discutió, ni demandó una señal, sino que se le concedió lo que se les dejó de conceder a los que demandaban signos. [En este sentido], fue testigo de un señal tras otra y, de hecho, él mismo se convirtió en una magnífica señal. Abu Yahl, por su parte, discutió y no se abstuvo de su oposición e ignorancia; y fue testigo de una señal tras otra, pero no pudo verlas. Al final, [él mismo[ se convirtió en una señal para los demás y murió como un [enconado] opositor”.

El Mesías Prometido (as) declara además que:

“Abu Bakr, que Dios esté complacido con él, y Abu Yahl se criaron en la misma tierra: La Meca. La ciudad de La Meca es la misma Meca en la que ahora se reúnen decenas de millones de personas pertenecientes a todos los rangos y clases sociales de todas las partes del mundo. Estas dos personas que acabo de mencionar nacieron en la misma tierra, [aunque] el primero de ellos fue guiado debido a su naturaleza pura y bendita y a su rectitud, alcanzando finalmente la posición más elevada entre los verdaderos. El segundo, por el contrario, fue notorio por su maldad, ignorancia, injusta enemistad y oposición a la verdad.

Hay que tener en cuenta que la naturaleza solo puede ser de dos tipos: Divina y satánica. Los hombres de naturaleza Divina reciben reconocimiento y honor en el Cielo; y del mismo modo, los hombres de naturaleza satánica son famosos entre los engendros de satanás.

En resumen, los dos hombres ya mencionados coexistieron en el mismo lugar. El Santo Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, no discriminaba entre las personas. Transmitió a la gente por igual todos los mandamientos que le fueron dados por Al’lah, aunque los desafortunados y desdichados quedaron privados, mientras que los afortunados fueron guiados y alcanzaron un [alto] rango de excelencia. [Por su parte], Abu Yahl y los suyos fueron testigos de numerosas señales y observaron la luz de Dios y Sus bendiciones, pero todo esto fue en vano”.

 El Mesías Prometido (as) escribe:

“Cuando el advenimiento del Santo Profeta Muhammad (sa) tuvo lugar en La Meca, Abu Yahl y Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) se encontraban allí; no obstante, la naturaleza de Abu Bakr (ra) poseía la capacidad de aceptar la verdad y cuando regresó [de sus viajes], incluso antes de que Hazrat Abu Bakr (ra) hubiera entrado en la ciudad, preguntó si había noticias recientes y le dijeron que Muhammad (sa) se había declarado ser profeta. Allí mismo lo aceptó de inmediato y no pidió ningún milagro ni señal, aunque más tarde fue testigo de innumerables milagros. De hecho, él mismo se convirtió en una señal.

También Abu Yahl fue testigo de miles de señales, pero aun así no se abstuvo de oponerse y mostrar rechazo, y siguió oponiéndose [al Profeta (sa)]. ¿Cuál fue la razón de esto? Ambos habían nacido en el mismo lugar, pero uno se convirtió en ‘Siddiq’ [veraz] y el otro -que antes era conocido como ‘Abu al-Hakam’ [padre de la sabiduría]- pasó a ser conocido como ‘Abu Yahl’ [padre de la ignorancia]. La razón es que la naturaleza de Abu Yahl no tenía ninguna relación con la verdad. En este sentido, lo cierto es que las cuestiones relativas a la fe dependen de esta relación, porque cuando uno establece ese vínculo, entonces eso en sí mismo se convierte en nuestro maestro que imparte el conocimiento de las [diversas] verdades. Por eso, los que incorporan esta relación dentro de su naturaleza son un signo en sí mismos”.

 El Mesías Prometido (as) dice:

“Mi Señor me ha dejado claro que ‘As-Siddiq’ [Abu Bakr], Al-Faruq [Umar] y Uzman -que Dios esté complacido con ellos- eran justos y fieles, estaban entre los elegidos de Dios y eran favorecidos con Sus bondades. Muchos de aquellos dotados de perspicacia espiritual ya atestiguaron sus [altas y nobles] virtudes. Abandonaron sus hogares por la causa de Al’lah y entraron en el campo de batalla en cada campaña, sin importarles el calor abrasador del verano o el frío de las noches de invierno. Se apresuraron con entusiasmo a causa de la fe, como quien está en la flor de la juventud. No se inclinaron ni por los parientes ni por los no-parientes y los dejaron por Dios, el Señor de los Mundos. Sus actos conllevan un dulce aroma y sus acciones son fragantes. Todo ello apunta a los verdes y frondosos jardines de su alto estado espiritual y sus buenas acciones; y por el olor de esta brisa podemos entender su verdadero carácter y en su luminiscencia se refleja la luz de sus seres”.

El Mesías Prometido (as) continúa su explicación:

“Por Dios, Él ha hecho a los dos ‘Sheijs’ [es decir, Abu Bakr (ra) y Umar (ra)] y al tercero -conocido como ‘Zun-Nurain’ [el Poseedor de Dos Luces, o sea, Uzman (ra)]- puertas del Islam y los primeros entre el ejército de los ‘Jairul-Anam’ [los Mejores de la Humanidad]. Quien rechaza su condición y desprecia las pruebas de su grandeza, intenta deshonrarlos en lugar de honrarlos, los insulta y maldice, tendrá para sí un final trágico y [sufrirá] la pérdida de su fe. Los que insultan y maldicen a los ‘Julafa’ [Jalifas] y profieren calumnias contra ellos endurecen sus corazones y convierten en el blanco de la ira Divina. Yo he visto que esto ha sucedido en numerosas ocasiones y declaro abiertamente que sentir odio hacia estos Jefes [de la fe (ra)] es ciertamente una forma de privarse de las bendiciones Divinas. [Además], quien alberga animosidad hacia ellos cierra sobre sí mismo las puertas de la misericordia y el perdón, y no se le abrirán las puertas del conocimiento Divino y su entendimiento”.

 El Mesías Prometido (as) afirma también:

“¿Cómo podéis maldecir a alguien cuya veracidad Dios mismo ha establecido? (A veces la gente utiliza este tipo de frases erróneas). Él fue quien, cuando buscó la ayuda de Al’lah, se le concedieron signos en su apoyo, frustrando los planes maliciosos de los malvados. Hazrat Abu Bakr (ra) salvó al Islam de grandes calamidades y adversidades; y se deshizo de los que eran como serpientes. Restituyó la paz y la tranquilidad y, por la gracia de Dios, el Señor de todos los mundos, acabó con todos los malhechores.

‘As-Siddiq’ [Hazrat Abu Bakr (ra)] tenía innumerables virtudes y bendiciones. Todos los musulmanes están en deuda con él y nadie puede negarlo, salvo los transgresores del más alto grado. Así como Al’lah le permitió establecer la paz en los corazones de los creyentes y apagar el fuego encendido por los herejes y apóstatas, también hizo de él el defensor y custodio del Sagrado Corán y el divulgador del Libro de Dios Altísimo. Realizó grandes esfuerzos en la compilación del Santo Corán y en la investigación de [cuál era] su verdadero orden tal y como lo especificó el Mensajero de Al’lah (sa). Las lágrimas brotaban de sus ojos con más afluencia que el fluir de un manantial, debido a su preocupación por el bienestar del Islam”.

El Mesías Prometido (as) escribe además:

“Los chiitas reconocen el hecho de que Hazrat Abu Bakr (ra) aceptó el Islam en una época en la que el enemigo era muy numeroso y que fue Compañero del Santo Profeta (sa) durante las intensas dificultades de los primeros días. Asimismo, cuando el Mensajero de Dios (sa) partió de La Meca, él también se fue con él con la máxima sinceridad y soportando las dificultades. Dejó su ciudad natal, a sus amigos y a toda su familia y dio preferencia a Al’lah, que es el Más Benévolo. Aparte, participó en todas las batallas, luchó contra los incrédulos y ayudó al Santo Profeta Muhammad (sa).

Hazrat Abu Bakr (ra) fue nombrado Jalifa en una época en la que un grupo de hipócritas se había convertido en apóstata y muchos mentirosos se [auto-]proclamaron profetas. [Por su parte], Hazrat Abu Bakr (ra) continuó luchando contra ellos hasta que la paz y la seguridad se establecieron de nuevo en la tierra, y los que intentaron instigar el desorden fueron completamente reprimidos. Cuando falleció, fue enterrado al lado de la tumba del Santo Profeta (sa), quien es el Jefe de los Profetas e Imam de los Virtuosos (sa). Era el amado de Dios y nunca se apartó de la compañía del Santo Profeta (sa), ni en vida ni después de su fallecimiento. Tras un breve intervalo de separación, volvieron a encontrarse y él le presentó el regalo de su amor. [En este sentido], es un tanto extraño que, a pesar de lo que algunos afirman -es decir, los que lanzan estas acusaciones- Dios colocara la tumba del Profeta (sa) entre dos individuos que era ‘incrédulos’, que ‘usurparon’ los derechos de los demás y fueron ‘deshonestos’, y no le concedió a Su amado Profeta (sa) la salvación del tormento de ser colocado junto a Abu Bakr y Umar (ra). De hecho, ‘hizo que estos dos individuos, quienes le dieron problemas y dificultades, fueran sus Compañeros [ra] tanto en este mundo como en el Más Allá’. Y, Dios nos perdone, ‘no alejó a estos dos individuos impuros del Santo Profeta Muhammad (sa)’.

No obstante, nuestro Señor es mucho más puro de lo que ellos afirman. (Lo que dicen es completamente incorrecto). Lo que manifiestan no es correcto. De hecho, Dios Altísimo colocó a estos dos virtuosos individuos, es decir, Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra), en compañía del Imam de los Virtuosos (sa). Sin duda, en esto hay una señal para los que poseen sabiduría”.

El Mesías Prometido (as) prosigue:

“Si a los chiitas con prejuicios [negativos] se les preguntara quién fue el primero de los hombres en abandonar la comunidad de los incrédulos y abrazar el Islam, no tendrán más remedio que decir que fue Hazrat Abu Bakr (ra); y si se les pregunta quién fue la primera persona que emigró junto al Santo Profeta (sa), que dejó de lado a todos sus parientes y emigró a donde estaba el Profeta (sa), de nuevo no tendrán otra opción que decir que fue Hazrat Abu Bakr (ra); y si se les preguntara que, aunque -para construir este argumento- él ‘usurpó’ [el Jalifato], quién fue de todos modos el primero en ser nombrado Jalifa, no tendrían más remedio que decir que Abu Bakr (ra); y si se les pregunta quién compiló el Corán en un solo volumen para enviarlo a diferentes países, sin duda dirán que fue Hazrat Abu Bakr (ra); y [finalmente], si se les pregunta quién está enterrado al lado del Jefe de los Profetas y del Jefe de los Virtuosos (sa), no tendrán más remedio que decir Abu Bakr (ra) y Umar (ra).

¡Qué extraño es que, Dios nos perdone, todas las distinciones se concedieran a los ‘incrédulos e hipócritas’, y todas las bendiciones del Islam se manifestaran a través de sus ‘oponentes’! ¿Puede algún creyente imaginarse que la persona que fue la primera en abrazar el Islam era en realidad un ‘incrédulo’ y un ‘maldito’? [Dios nos perdone]; y la primera persona en emigrar con el Santo Profeta (sa), ¿estaba acaso ‘desprovisto de fe y era un apóstata’? En definitiva, se concedieron todas las excelencias a ‘incrédulos’, incluso la cercanía al lugar de descanso del Santo Profeta Muhammad (sa)”.

El Mesías Prometido (as) añade:

“La verdad es que ‘As-Siddiq’ y ‘Al-Faruq’ fueron eminentes Compañeros (ra). Nunca usurparon los derechos de nadie. La piedad era su ley y [establecer] la justicia su intención. Examinaban todos los asuntos, tanto manifiestos como ocultos, con una mirada crítica. No tenían ambiciones mundanas y se dedicaron al servicio de Al’lah. No he visto a nadie igual a estos dos en su magnanimidad y en su apoyo a la religión del Profeta de los dos Reinos (sa). Fueron más rápidos que la luna al seguir al Sol de toda la humanidad (sa). Estaban completamente absortos en su amor [por él]. Soportaron todas las dificultades por la verdad y aceptaron felizmente todas las humillaciones por el inigualable Profeta (sa). Salieron como leones para enfrentarse a los ejércitos de los infieles hasta que el Islam salió victorioso, los ejércitos contrarios fueron derrotados, la idolatría retrocedió y el sol de la fe y la religión volvió a brillar. Habiendo prestado así grandes servicios al Islam y habiendo puesto a los musulmanes en deuda de gratitud, vinieron a descansar en la proximidad del Santo Profeta Muhammad (sa)”.

 El Mesías Prometido (as) [finalmente] dice:

“¡Al’laho Akbar, [Al’lah es el Más Grande]! Por su sinceridad y lealtad tan sublimes fueron enterrados al lado del Santo Profeta (sa). Si Moisés (as) y Jesús (as) estuvieran vivos, habrían envidiado tan gran honor. Este elevado estatus no llega por mero anhelo o deseo, [sino que] es una bendición eterna del Señor de la Gloria, y solo está destinado a aquellos que están eternamente bajo la Gracia Divina”.

 Hay algunas referencias más que narraré en el futuro, InshAl’lah [si Dios quiere].

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría destacando aspectos de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

Humildad del Amado del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) era amado y considerado el mejor entre todos. Está registrado que los Compañeros discutían entre ellos sobre quién era el mejor de ellos, y se decidía unánimemente que después del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) era considerado el mejor. Sin embargo, Hazrat Abu Bakr (ra) era muy humilde y una vez, cuando Hazrat Umar (ra) expresó este sentimiento, Hazrat Abu Bakr (ra) contestó que había oído al Santo Profeta (sa) decir que el Sol no se había puesto sobre nadie mejor que Hazrat Umar (ra).

Su Santidad (aba) dijo que Muhammad bin Sirin declaró que tanto Hazrat Abu Bakr (ra) como Hazrat Umar (ra) eran muy queridos por el Santo Profeta (sa). Dijo que es imposible criticar a Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) y al mismo tiempo expresar amor por el Santo Profeta (sa), porque el Santo Profeta (sa) les amaba mucho a ambos.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) estaba entre los Compañeros que habían memorizado todo el Sagrado Corán.

El apoyo de Hazrat Abu Bakr (ra) al Santo Profeta (sa) y al Islam

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) narró que mientras estaba en la cueva junto con el Santo Profeta (sa) expresó que si los incrédulos de La Meca que les habían seguido miraban hacia la boca de la cueva, seguramente les verían. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) le preguntó: “¿Qué piensas de dos personas cuyo tercer acompañante es Al’lah?” Fue así como Hazrat Abu Bakr (ra) también tuvo el título de “Uno de los dos” (Thani Ithnain)

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) quien dijo que al ser seleccionado como el que acompañó al Santo Profeta (sa) durante la migración, y estar al lado del Santo Profeta (sa) desde el principio de todas las dificultades que se le hicieron enfrentar muestra que Hazrat Abu Bakr (ra) era el mejor entre todas las personas. Siempre dio ayuda económica y atendió los asuntos del Santo Profeta (sa) y fue así que en un momento de dificultad, Dios eligió a Hazrat Abu Bakr (ra) para ser quien acompañara y consolara al Santo Profeta (sa) y le dio en los títulos de Siddiq (el Veraz) y Thani Ithnain (Uno de los Dos).

Opinión de los historiadores occidentales sobre Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo presentó las opiniones de varios escritores no musulmanes sobre Hazrat Abu Bakr (ra). Por ejemplo, un autor argelino del siglo XX elogió a Hazrat Abu Bakr (ra) por su fuerza y firmeza. Dijo que poseía una fe inquebrantable y una convicción completa, un reflejo de las cualidades que poseía el Santo Profeta (sa). Se mantuvo firme incluso cuando había enemistad a su alrededor.

Su Santidad (aba) citó a otro autor llamado J. J. Saunders, quien dijo que aunque el reinado de Hazrat Abu Bakr (ra) fue relativamente corto, logró grandes hazañas. La peor de las tormentas no pudo hacer vacilar su fe. Su firmeza ayudó a combatir la rebelión de la apostasía y a restablecer el Islam dentro de Arabia y a sentar las bases del imperio árabe.

Su Santidad (aba) dijo que algunos autores no entienden el rango y el estatus del Santo Profeta (sa) y por ello exageran el estatus de Hazrat Abu Bakr (ra) o Hazrat Umar (ra). Por ejemplo, un autor dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) sería el escudo del Santo Profeta (sa). Sin embargo, la historia demuestra claramente que el Santo Profeta (sa) era inquebrantablemente firme, y si alguien era un escudo, era el Santo Profeta (sa). Por ejemplo, en un momento de miedo cuando ambos estaban en la cueva, fue el Santo Profeta (sa) quien protegió a Hazrat Abu Bakr (ra) diciendo ‘No temas, seguramente Al’lah está con nosotros’.

Eminencia adquirida a través del sacrificio y la humildad

Su Santidad (aba) continuó y citó a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra), quien dijo que los nombres de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra) y Hazrat Abu Hurairah (ra) son recordados por los grandes reyes y líderes y con sus nombres se dice la salutación ‘Que Al’lah esté complacido con él’. Estos grandes reyes y líderes desearían haber tenido la oportunidad de servir a estos grandes Compañeros. ¿Puede decirse entonces que por llevar una vida muy sencilla, renunciando a toda su riqueza mundana, hayan perdido algo? Aunque desde un punto de vista mundano provocaron una especie de muerte sobre ellos mismos, sin embargo esta muerte resultó ser una fuente de vida. Estas personas no son recordadas por sus apellidos o asociaciones filiales, sino por los grandes sacrificios que hicieron por el Islam. Del mismo modo, sería difícil encontrar la progenie de Hazrat Abu Bakr (ra) hoy en día, y por lo tanto no es por su progenie en el mundo de hoy que es recordado, más bien Hazrat Abu Bakr (ra) y otros incondicionales son recordados por los sacrificios que hicieron personalmente.

Su Santidad (aba) citó además a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra), quien dijo que al igual que el Santo Profeta (sa) no buscó el liderazgo, tampoco lo hicieron los cuatro Jalifas que le sucedieron. Vivían de forma muy sencilla e incluso al convertirse en líderes, nunca expresaron que eran grandes líderes. Estaban dedicados únicamente a Dios, y en el servicio de tales personas que otros grandes reyes y líderes buscan encontrar el éxito. Cualquier liderazgo que tuvieran fue otorgado por el propio Dios Todopoderoso. Por lo tanto, está claro qué es más grande; lo que es otorgado por los humanos o lo que es otorgado por Dios.

Su Santidad (aba) además citó a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) quien dijo que es debido a los grandes servicios y sacrificios hechos por Hazrat Abu Bakr (ra) que es tan altamente considerado aún hoy. No hay ningún rey o líder hoy en día que tenga el mismo rango u honor que posee Hazrat Abu Bakr (ra). Incluso los trabajadores de Hazrat Abu Bakr (ra) son considerados en mayor estima, sólo porque Hazrat Abu Bakr (ra) se dedicó al Santo Profeta (sa) y al servicio del Islam. Algunos dicen que los ahmadíes deshonran al Santo Profeta (sa), pero estas son las verdaderas opiniones de los ahmadíes.

Naturaleza pura y bendita de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) poseía las cualidades intrínsecas requeridas para la iluminación, razón por la cual al escuchar el mensaje del Santo Profeta (sa), lo aceptó inmediatamente sin dudar. Hazrat Abu Bakr (ra) y Abu Yahl nacieron en el mismo lugar, ambos vieron los mismos signos, y el Santo Profeta (sa) transmitió el mensaje a todos por igual. Sin embargo, aquellos que eran de naturaleza pura, como Hazrat Abu Bakr (ra), obtuvieron la guía, y aquellos que estaban influenciados por Satanás, como Abu Yahl, quedaron desprovistos.

Su Santidad (aba) citó además al Mesías Prometido (as), quien dijo que incluso los chiítas no niegan que Hazrat Abu Bakr (ra) aceptó al Santo Profeta (sa) en un momento en el que se enfrentó a una gran oposición y apoyó al Santo Profeta (sa) en tiempos de gran dificultad, soportando grandes dificultades. Se dedicó a Dios y participó en todas las batallas y se esforzó por eliminar las disensiones. Tras su fallecimiento, fue enterrado junto al Santo Profeta (sa) y así, tanto en su vida como en su muerte, nunca se apartó del lado del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) continuó citando al Mesías Prometido (as) quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) nunca buscó cosas mundanas, y se dedicó por completo a Dios. Estaba completamente dedicado al Santo Profeta (sa) y encontraba placer en soportar las dificultades por su causa. Se esforzó hasta que el Islam prevaleció y brilló. Tanto Hazrat Abu Bakr (ra) como Hazrat Umar (ra) están enterrados en un lugar donde incluso Moisés (as) y Jesús (as) habrían deseado ser enterrados. Sin embargo, esto fue una misericordia concedida a Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) por Dios.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando la vida de Hazrat Abu Bakr (ra) en el futuro.

Resumen preparado por The Review of Religions

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