Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Contenidos relacionados por temas

Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 25 de NOVIEMBRE de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo estas palabras:

[Hasta ahora], he narrado algunos relatos de la vida de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra).

[Pues bien], en relación con su servicio a la humanidad y la alimentación de los necesitados, etc., se menciona que, incluso antes de aceptar el Islam, Hazrat Abu Bakr (ra) se contaba entre los mejores individuos de los qureish [nativos de La Meca] y cada vez que ciertas personas se enfrentaban a dificultades buscaban su ayuda. [Al mismo tiempo, también] en La Meca, a menudo recibía invitados y preparaba grandes banquetes. Durante la era de la ignorancia, Hazrat Abu Bakr (ra) se contaba entre los jefes y nobles de los qureish. [Es decir], incluso dentro de esa sociedad, Hazrat Abu Bakr (ra) estaba considerado entre las personas nobles de los qureish y entre las mejores personas. [En este sentido y] con respecto a sus dificultades y asuntos personales, la gente recurría a él. Tenía una distinción única en dicha ciudad cuando se trataba de atender y ser hospitalario con los invitados. Está escrito además que Hazrat Abu Bakr (ra) era extremadamente bondadoso con los pobres y los necesitados. [Por ejemplo], en invierno, compraba mantas y las distribuía entre los necesitados. En una de las narraciones se menciona que, un año, Hazrat Abu Bakr (ra) compró cálidas mantas de lana que fueron traídas de una aldea y durante el invierno estas mantas se distribuyeron entre las viudas de Medina.

En otra narración se menciona que, antes de ser designado para el puesto del Jalifato, Hazrat Abu Bakr (ra) solía ordeñar las cabras de una familia que no tenía ningún protector. Después de convertirse en Jalifa, una joven de esa familia exclamó: “Ahora ya no ordeñarás nuestras cabras”. Al escuchar esto, Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: “¿Por qué no? ¡Juro por mi vida que ciertamente las ordeñaré para vosotros y creo que la tarea que he emprendido [la de ser Jalifa] no me impedirá esta práctica mía”. Por lo tanto, Hazrat Abu Bakr (ra) continuó ordeñando sus cabras como lo hacía antes. [Así pues], cuando estas niñas traían sus cabras [a Hazrat Abu Bakr (ra)], él les preguntaba muy amablemente: “¿Debo espumar la leche o no?”. Si le pedían que la espumara, ponía el utensilio un poco más lejos y ordeñaba hasta que había mucha espuma. Si le pedían que no la espumara, colocaba el utensilio cerca de las tetinas y ordeñaba las cabras para evitar que hiciera espuma. Prestó su servicio por un periodo continuo de seis meses, o sea, seis meses después de su Jalifato. A partir de entonces, se instaló en Medina.

Inicialmente, Hazrat Abu Bakr (ra) tenía dos casas: una casa estaba un poco más afuera, donde se hospedaba durante la época del Santo Profeta Muhammad (sa). Sin embargo, el Profeta (sa) le concedió un terreno cerca de la “Mezquita Al-Nabawi” y cerca de su propia casa, donde Hazrat Abu Bakr (ra) también construyó una casa; aparte de esto tenía otra casa. Por tanto, también tenía dos casas en Medina. No obstante, durante la vida del Santo Profeta (sa), se quedó mayormente en su casa de las afueras y después de su Jalifato se instaló en Medina. A pesar de todo, hasta que se mudó a Medina, continuamente cumplió con el deber que asumió de servir a estas niñas.

[Asimismo], Hazrat Umar (ra) solía cuidar a una anciana ciega que vivía en las afueras de Medina. Él le traía agua y hacía sus tareas [del hogar] por ella. En una ocasión, cuando fue a su casa se hizo evidente que alguien más la había visitado antes que él y había completado todas las tareas de esta anciana; y, por eso, la próxima vez que fue a la casa de esta anciana lo hizo [muy] temprano, antes de que la otra persona pudiera llegar. [Un día fue] Hazrat Umar (ra) [quien] se sentó en silencio y vio que era Hazrat Abu Bakr (ra) quien visitaba su casa, y esto ocurrió durante el tiempo que él era el Jalifa. Acto seguido, Hazrat Umar (ra) proclamó: “Por Dios, solo podrías haber sido tú”; o sea, solo él podía haberlo superado en esta virtud.

Hay una narración de Musa bin Ismail que afirma que Mutamir relató de su padre que Abu Uzman les narró que Hazrat Abdur Rahman bin Abi Bakr (ra) le contó:

“Los ‘[Ashab] us-Suffah’ [quienes pasaban su tiempo en la Mezquita del Profeta (sa) en Medina eran personas extremadamente pobres [que no tenían familia] y el Santo Profeta Muhammad (sa ) declaró una vez: ‘Aquellos que tienen suficiente comida para dos personas deben tomar una tercera; aquellos que tienen suficiente comida para cuatro personas deben tomar una quinta o sexta’; o [dijo] algo por el estilo. (Es decir, la gente debía llevar a sus casas a las personas que estaban en la pobreza y alimentarlas). [Por ello], Hazrat Abu Bakr (ra) acogió a tres personas y el Santo Profeta (sa) llevó a diez personas a su casa. Por consiguiente, Hazrat Abu Bakr (ra) estaba en casa con otras tres personas”.

[En este sentido], Hazrat Abdur Rahman (ra) afirmó entonces:

“En casa éramos yo, mi padre y mi madre”. El narrador luego dice: “No sé si Abdur Rahman (ra) también mencionó a su esposa y su sirviente, que servía tanto en su casa como en la de Hazrat Abu Bakr (ra). [Entretanto], dio la casualidad de que Hazrat Abu Bakr (ra) cenó en la casa del  Profeta (sa) y permaneció allí hasta que hubo ofrecido la oración de ‘ishaa’, tras lo cual regresó”. Llevó a los invitados a casa, pero luego volvió con el Santo Profeta Muhammad (sa) para quedarse y comer allí. El narrador continúa [diciendo]: “Se quedó allí tanto tiempo que comió en la casa del Mensajero de Dios (sa) y volvió a su casa tan tarde en la noche como Al’lah quiso. [Entonces], su esposa le preguntó qué le había impedido estar con sus invitados, o sea, por qué llegó tan tarde. Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘¿No les diste comida?’. Ella respondió: ‘Se negaron a comer hasta que regresaras’, (los invitados dijeron que no comerían hasta que Hazrat Abu Bakr -ra- volviera). Su esposa replicó: ‘Les estaba presentando la comida, pero los invitados no me permitieron que la trajera’.”

Hazrat Abdur Rahman (ra) luego afirma:

“Fui y me escondí para que Hazrat Abu Bakr (ra) no me dijera por qué no había dado comida a los invitados. [No obstante], Hazrat Abu Bakr (ra) [finalmente] exclamó: ‘¡Oh tonto!’. También me llamó ‘extremadamente perezoso’ (su hijo Hazrat Abdur Rahman -ra- está narrando esto)’. Más tarde, Hazrat Abu Bakr (ra) pidió a los invitados: ‘Por favor comed’ y Hazrat Abu Bakr (ra) juró por Dios que no comería nada”.

A continuación, Hazrat Abdur Rahman (ra) dice:

“Por Al’lah, cada vez que tomábamos un bocado de comida, la comida de debajo aumentaba en mayor medida. [Así que todos] comieron hasta el punto de estar llenos y acabó habiendo más comida de la que tenían al principio”.

Alimentaron a los invitados y continuaron comiendo, aunque la comida se mantuvo en la misma cantidad, o aumentó aún más, y todos comieron hasta saciarse. Cuando Hazrat Abu Bakr (ra) vio que la comida seguía siendo la misma que antes, [o que] más bien, había aumentado aún más, le dijo a su esposa: “¡Oh hermana de Bani Firas! ¿Qué es esto?”. Ella respondió: “¡Oh placer de mis ojos! Esto es tres veces más que antes (es decir, había aumentado esa cantidad)”. [A continuación], Hazrat Abu Bakr (ra) también comió de ella y manifestó: “Fue solo debido a satanás”; (o sea, que debido a su incitación juró no comer. [En otras palabras], anteriormente juró no comer, pero cuando vio que la comida había sido bendecida, puso de manifiesto que era solo por culpa de satanás que hizo el juramento de no comer antes y que ahora comería de esta comida bendita). Hazrat Abu Bakr (ra) luego tomó un bocado de comida y llevó el resto de esta comida al Santo Profeta (sa), y permaneció con él hasta la mañana (es decir, la comida permaneció allí hasta la mañana).

El narrador continúa:

“Hubo un pacto entre nosotros y otra tribu, pero había pasado el periodo fijado de tiempo que se había estipulado. Nos sentamos 12 personas por separado y con cada una de ellas estaban algunas otras, (o sea, había 12 personas para hacer el pacto y con ellas estaban algunas otras). [En fin], Al’lah sabe mejor cuántas personas había con cada uno de ellos. Sin embargo, ciertamente había tantos que el Santo Profeta Muhammad (sa) envió a esos hombres con su gente (es decir, había una cantidad notable)”. [Y añade], Hazrat Abdur Rahman (ra) dijo algo como: ‘Todos ellos comieron de esta comida’. Por lo tanto, así es como Dios Altísimo puso esta vez tanta bendición en la comida de Hazrat Abu Bakr (ra)”. 

Hazrat Abdur Rahman bin Abi Bakr (ra) también relata:

“El Santo Profeta (sa) afirmó: ‘¿Hay alguien de entre vosotros que hoy haya alimentado a los pobres?’. Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘Entré en la mezquita y un mendigo me pidió algo. Encontré que Abdur Rahman (ra) sostenía un trozo de pan, así que lo tomé de él y se lo di al mendigo’.”

En otras palabras, ocurrió que un mendigo le pidió [algo de comer] y [ya que] su hijo tenía un poco de pan en la mano, [lo cogió de él] y se lo dio al mendigo.

[En este sentido], Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), escribe:

“El hijo de Hazrat Abu Bakr (ra), Abdur Rahman (ra) también era digno del Jalifato. La gente decía que su disposición era más indulgente que la de Hazrat Umar (ra), sin ser menos competente que él, y que por tanto debería convertirse en Jalifa. No obstante, Hazrat Abu Bakr (ra) ya había elegido a Hazrat Umar (ra) para que lo sucediera como Jalifa, a pesar de que tenían temperamentos diferentes. Por otro lado, Hazrat Abu Bakr (ra) no obtuvo ningún beneficio personal del Jalifato, sino que estaba preocupado por la mejora [de la humanidad] y su servicio hacia ella”.

Luego, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), sigue diciendo:

“Hay una narración de los sufíes [místicos] –[aunque] Dios sabe mejor cuán precisa es– que [dice que], tras la muerte de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra) le preguntó al sirviente de Hazrat Abu Bakr (ra): ‘¿Qué obras hacía tu amo para que yo también las lleve a cabo?’. Entre todas las buenas obras que solía realizar, su sirviente mencionó que una de las virtudes de Hazrat Abu Bakr (ra) era que, ‘todos los días él iba en cierta dirección con un poco de pan y me hacía que esperara en algún lugar mientras él proseguía y no puedo decir cuál fue la razón por la que siguió adelante’. Hazrat Umar (ra) luego fue con el sirviente en la dirección mencionada, mientras llevaba algo de comida. Avanzando hacia delante, vio que había un hombre cojo y ciego, sin manos ni pies, sentado en una cueva. Hazrat Umar (ra) colocó un bocado de comida en la boca del [hombre] cojo, pero este comenzó a llorar y dijo: ‘¡Que Dios Altísimo tenga misericordia de Abu Bakr (ra)! ¡Qué persona tan justa era!’. Hazrat Umar (ra) preguntó: ‘Anciano, ¿cómo sabes que Abu Bakr (ra) ha fallecido?’. Él respondió: ‘Ya no tengo dientes, así que Abu Bakr (ra) masticaba la comida y la colocaba en mi boca. Hoy, el duro bocado de comida me ha hecho darme cuenta de que quien me alimenta no es Abu Bakr (ra) sino otra persona. Además, Abu Bakr (ra) lo hubiera hecho sin falta. Ahora, por este cambio que he observado, lo más seguro es que ya no esté presente en este mundo’.” 

 

[A continuación], Hazrat Musleh Maud (ra), afirma:

“¿Qué lucro obtuvo Hazrat Abu Bakr (ra) de su liderazgo? No obtuvo nada de su Jalifato ni de su autoridad; y ¿consideraba la riqueza del Estado o la propiedad del gobierno como propia? Por supuesto que no. Todo lo que sus familiares recibían procedía de sus bienes personales y su principio distintivo fue, sin duda, el servicio que prestó [al prójimo]”.

[En este sentido], el Mesías Prometido (as) escribe:

“Hay dos aspectos de la ‘Shariah’ [la Ley Islámica]: los derechos debidos a Al’lah y los derechos debidos a Su creación”.

[O sea], estas son las dos características: los derechos debidos a Dios Altísimo y los derechos de Su creación.

Además, sigue escribiendo:

“Observad hasta qué punto el Santo Profeta Muhammad (sa) dedicó toda su vida al servicio de los demás. [Por otro lado], observad a Hazrat Ali (ra), que había cosido tantos remiendos [en su vestimenta] que ya no había espacio para más. Hazrat Abu Bakr (ra) tenía la costumbre de alimentar a una anciana con un plato dulce; observad la dedicación con la que lo llevaba a cabo. Cuando Hazrat Abu Bakr (ra) falleció, la anciana dijo: ‘Hoy ha fallecido Abu Bakr (ra)’. Sus vecinos le preguntaron: ‘¿Lo sabes porque has tenido un sueño o una revelación?’. Ella respondió: ‘No. Sé que ha fallecido porque hoy no ha traído el dulce’. (Lo que significa que si hubiera estado vivo, no hubiera sido posible bajo ninguna circunstancia que no le hubiera llevado el dulce). Observad hasta qué punto sirvieron a los demás. Este es el modo en que todos deberían servir a la humanidad”.

[Aparte], hay una narración sobre hasta qué punto Hazrat Abu Bakr (ra) tapaba las faltas de los demás [y en la que] dice: “Si tuviera que atrapar a un ladrón, mi mayor deseo sería que Dios cubriera su error”.

En cuanto a su valentía y coraje, consta que Hazrat Abu Bakr (ra) encarnaba el coraje y la valentía, pues se enfrentaba a grandes peligros por la causa del Islam o por su profundo amor y afecto que sentía hacia el Profeta (sa). Durante su vida en La Meca, si alguna vez percibía alguna amenaza potencial hacia la seguridad del Santo Profeta Muhammad (sa) o alguna dificultad, se colocaba como un muro delante del Mensajero de Al’lah (sa) con el fin de protegerle y ayudarle. Durante el “Shib-e-Abi Talib”, cuando se enfrentaron a tres años de confinamiento y restricción, él permaneció firme y devotamente presente. Más tarde, durante la emigración, tuvo el honor de acompañar al Santo Profeta (sa), a pesar del riesgo que corría su vida.

[Además], Hazrat Abu Bakr (ra) no solo participó en todas las batallas, sino que asumió el deber de proteger al Mensajero de Dios (sa). [Un día], fue a la luz de su audacia y valentía que Hazrat Ali (ra) preguntó en una ocasión: “¡Oh gente! ¿Quién es el más valiente entre las personas?”. La gente respondió: “¡Oh Líder de los creyentes, tú!”. [Pero en esa ocasión], Hazrat Ali (ra) declaró: “En lo que a mí respecta, a cualquiera que [se atreva a] combatirme le haré justicia (es decir; que lo vencería). Sin embargo, el más valiente es Hazrat Abu Bakr (ra), [ya que] el día de Badr, levantamos una tienda de campaña para el Mensajero de Al’lah (sa) y después preguntamos quién se quedaría con él para asegurarse que ninguno de los incrédulos llegara hasta él. ¡Por Dios! Nadie se acercó al Santo Profeta (sa) excepto Hazrat Abu Bakr (ra), que estuvo junto a él, blandiendo su espada; (o sea, nadie podía acercarse al Santo Profeta Muhammad (sa) sin enfrentarse primero a Hazrat Abu Bakr -ra-). Por consiguiente, es la persona más valiente”.

Del mismo modo, cuando en la “Batalla de Uhud” se extendió el [falso] rumor de que el Santo Profeta (sa) había sido martirizado, Hazrat Abu Bakr (ra) fue el primero en abrirse paso entre la multitud y llegar hasta él. Se dice que en ese momento solo había 11 Compañeros (ra) junto al  Profeta (sa), entre los que se encontraban Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Sad (ra), Hazrat Talha (ra), Hazrat Zubair (ra) y Hazrat Abu Duyanah (ra). Durante la “Batalla de Uhud”, Hazrat Abu Bakr (ra) se encontraba entre los pocos Compañeros (ra) devotos que montaban guardia para el Santo Profeta (sa).

Hazrat Abu Bakr (ra) también estuvo junto al Mensajero de Dios (sa) en la “Batalla de la Trinchera”. Durante la excavación de la trinchera, se encontraba entre los que llevaban tierra en sus camisas y la arrojaban. [Luego], durante el “Tratado de Hudaibiyah”, Hazrat Abu Bakr (ra) se encontraba entre los que prometieron lealtad para ofrecer su vida. En todo caso, la valentía en la fe, la devoción, la comprensión, la obediencia y el amor que mostró por el Santo Profeta Muhammad (sa) en el momento en que el tratado fue escrito, permaneció [como un recuerdo] inolvidable para Hazrat Umar (ra) durante el resto de su vida.

Hazrat Abu Bakr (ra) también participó en la “expedición a Taif”, así como su hijo Abdul’lah bin Abu Bakr (ra); y este joven hijo suyo fue martirizado en esta expedición. Luego, cuando el Santo Profeta (sa) partió con un ejército de treinta mil personas para la “Batalla de Tabuk”, nombró a varios generales y les concedió banderas. En esa ocasión, la bandera más grande fue entregada a Hazrat Abu Bakr (ra).

[Por otra parte], Hazrat Salamah bin Akwa (ra) narra que:

“Participé en siete batallas junto al Mensajero de Al’lah (sa) y en nueve expediciones que fueron enviadas por él (sa); [en este sentido], las campañas fueron comandadas en algunas ocasiones por Hazrat Abu Bakr (ra) y en otras por Hazrat Usama bin Zaid (ra). Tras el fallecimiento del Profeta (sa), cuando prácticamente toda Arabia se hizo [temporalmente] apóstata, la certeza que prácticamente fue mostrada por Hazrat Abu Bakr (ra) fue algo único”.

Este tema ya se ha mencionado en detalle con anterioridad.

[Sobre esto], Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), ha declarado:

“En una ocasión, [estando en La Meca], los incrédulos pusieron una tela alrededor del cuello del Santo Profeta (sa) y la apretaron con fuerza. Hazrat Abu Bakr (ra) se enteró de esto y fue corriendo a alejar a los incrédulos y les dijo: ‘¡Oh gente! ¿No teméis nada a Dios, que golpeáis y agredís a una persona simplemente porque dice que su Señor es Al’lah? Él no busca apoderarse de ninguna propiedad vuestra, así que ¿por qué le haceis daño?’.

Los Compañeros (ra) dicen que, en su época, pensaban que Hazrat Abu Bakr (ra) era el más valiente de todos porque el enemigo pensaba que si mataban al Santo Profeta Muhammad (sa), el Islam se terminaría y vimos como Hazrat Abu Bakr (ra) siempre permanecía junto al Profeta (sa) para que si le atacaban, él le defendiera con su cuerpo. En consecuencia, cuando la batalla contra los incrédulos tuvo lugar en ‘Badr’, los Compañeros (ra) deliberaron entre ellos y prepararon una plataforma para el Santo Profeta (sa) y le dijeron: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Por favor, toma asiento en esta plataforma y reza por nuestra victoria; [nosotros, por nuestra parte] lucharemos contra el enemigo’. Después dijeron: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Te aseguramos que, aunque somos sinceros, los que residen en Medina son aún más veraces y más dignos de confianza que nosotros. Esa gente no sabía que estábamos a punto de entrar en guerra con los incrédulos, de lo contrario ellos también se hubieran unido a la batalla. (No sabían de antemano de la ‘Batalla de Badr’, de lo contrario también habrían participado). ¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)!, si, Dios no lo quiera, perdemos esta batalla, hemos atado cerca de ti a un camello que corre veloz y hemos dejado a Abu Bakr (ra) de guardia contigo. No hay nadie más valiente entre nosotros que él. ¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Debes coger inmediatamente a Abu Bakr (ra) en este camello e ir a Medina y, desde allí, traer un nuevo ejército que sea aún más sincero y leal que nosotros, para combatir a los incrédulos”.

Hazrat Musleh Maud (ra) sigue diciendo:

“Este incidente muestra el gran nivel de sacrificio ofrecido por Abu Bakr (ra)”.

Luego, en otra ocasión, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), ha detallado que:

“Una vez, algunas personas preguntaron a los Compañeros (ra) quién era la persona más heroica y valiente durante la época del Santo Profeta (sa)”. (Del mismo modo que los chiíes y los sunníes se preguntan hoy en día, también en aquella época la gente elogiaba a aquellos con quien tenían una relación). “Cuando a los Compañeros (ra) se les hizo esta pregunta, respondieron diciendo que el más valiente de ellos era la persona que estuvo al lado del Santo Profeta (sa). Este punto solo puede entenderlo alguien que conoce el arte de la guerra, no otros. Quien conoce los combates y sus peligros entiende la valentía que se necesita para estar donde hay más peligro”.

Y continúa:

“El enemigo busca destruir a la persona que representa el espíritu de un país y una nación para que toda la disputa termine con su fallecimiento. Por lo tanto, dondequiera que se encuentre esa persona es donde el enemigo atacará con toda su fuerza, atacando el punto central y solo se colocan en ese lugar, para su defensa, a la gente más valiente de entre ellos. Entonces los Compañeros (ra) dijeron: ‘Hazrat Abu Bakr (ra) solía estar con él y creemos que no había nadie más valiente que él’.”

Posteriormente, al comentar el segundo versículo del “Surah Bani Israil”, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), aclara en una ocasión:

“Vale la pena señalar que [las palabras] ‘llevó a su siervo de noche’ demuestran que había otra persona que llevaba al Mensajero de Dios (sa), [es decir, durante la ascensión espiritual del  Profeta (sa)] y el que era llevado no tenía ningún control. [Pues bien], el incidente de la emigración tuvo lugar del mismo modo: el Santo Profeta (sa) salió por la noche y esto no fue algo que hizo por su propia elección, sino que fue obligado a salir mientras los incrédulos habían rodeado su casa para matarlo. Por tanto, no intervino su propio interés, sino que fue obligado por la voluntad de Al’lah; en otras palabras, fue Dios Altísimo quien lo llevó, le hizo partir y le dijo que emigrara. Fue por Su designio que se vio obligado a salir”.

 

Después, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), escribe:

“Así como Gabriel (as) lo acompañó en su visión a ‘Baitul Maqdas’ [la zona que rodea a la ‘Mezquita Al-Aqsa’ de Jerusalén], fue acompañado por Hazrat Abu Bakr (ra) durante la migración. Estaba sometido a él al igual que Gabriel (as) trabaja bajo las órdenes de Al’lah. [Por cierto], ‘Gabriel’ (as) significa el ‘campeón de Dios Altísimo’. [En este sentido], Hazrat Abu Bakr (ra) también fue un siervo especial de Dios y un intrépido defensor de la fe”.

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), manifiesta:

“La verdad es que, después de tener fe en la palabra de Dios Altísimo, el corazón humano no puede perder la esperanza, pues cuando uno tiene una fe completa en Dios, su corazón nunca puede caer en la desesperación. Las circunstancias, por ejemplo, a las que se enfrentó el Mensajero de Al’lah (sa) en la ‘Cueva de Zaur’ fueron tan terribles que no dejaban ningún rayo de esperanza a la vista. El Profeta (sa) salió de su casa en la oscuridad de la noche y se escondió en el interior de la ‘Cueva de Zaur’, una cueva cuya abertura era tan amplia que cualquiera podía asomarse fácilmente al interior o entrar en ella. Solo le acompañaba un único Compañero [Hazrat Abu Bakr (ra)] y ambos estaban sin armas ni poder. La gente de La Meca -preparada y armada- persiguió al Santo Profeta (sa) y llegó a la ‘Cueva de Zaur’. Algunos de ellos incluso insistieron en que debían agacharse y asomarse al interior para ver si el Mensajero (sa) estaba allí y, si era así, lo capturarían. [Entonces], al ver al enemigo tan cerca, Hazrat Abu Bakr (ra) exclamó y dijo: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), el enemigo está sobre nosotros!’. [Aunque] con toda firmeza, el Santo Profeta (sa) respondió: ‘¡Oh Abu Bakr (ra), ¿por qué tienes miedo? Al’lah está con nosotros’.

En ese momento, imaginad lo graves y preocupantes que eran las circunstancias para el Santo Profeta (sa), [ya que] después de tal experiencia, el Profeta (sa) seguramente habría sido asesinado o encarcelado. No obstante, a pesar de que el enemigo poseía fuerza, soldados y armas, y de que el propio Santo Profeta Muhammad (sa) estaba sentado en la cueva desarmado y solo contaba con el apoyo de un único Compañero (ra), -no tenía armas, ni el apoyo de las autoridades ni de ninguna tropa- y a pesar de ver las grandes fuerzas del enemigo ante él, declaró: ‘no temas, porque ciertamente Dios está con nosotros. ¿Por qué dices que el enemigo es poderoso? ¿Es el enemigo más poderoso que Al’lah? Cuando Dios está con nosotros, ¿qué razón tenemos para tener miedo?’. [Sin embargo], la preocupación de Hazrat Abu Bakr (ra) no era por él mismo, sino por el Santo Profeta (sa)”.

Hazrat Musleh Maud (ra) declara además:

“Algunos chiitas relatan este incidente y afirman que, Dios nos perdone, Abu Bakr (ra) no tenía fe y llegó a temer la muerte. [Pero], ¿cómo puede ser eso, considerando que la historia muestra claramente que cuando el Mensajero de Al’lah (sa) dijo ‘no temas, porque ciertamente Dios está con nosotros’.

[En esta ocasión], Hazrat Abu Bakr (ra) respondió diciendo: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), no temo por mi propia vida! Si me matan, será la muerte de un hombre. En verdad, temo por tu bienestar. porque si te perjudican, la verdad se desvanecerá de este mundo’.”

Luego, en otro momento, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), explica:

“Esta cualidad no se limita solo a los profetas, sino que, aparte de ellos, encontraréis a otros a lo largo del tiempo que han realizado hazañas que no podían esperarse de otros. Hazrat Abu Bakr (ra) es un excelente ejemplo de ello. Nadie podía esperar que llegara un momento en el que Hazrat Abu Bakr (ra) se convirtiera en el líder de su pueblo; [puesto que] era una opinión común que era de naturaleza suave, amante de la paz y de corazón tierno. Tomemos como ejemplo las guerras que se produjeron en la época del Santo Profeta Muhammad (sa): este nunca nombró a Hazrat Abu Bakr (ra) como comandante del ejército en ninguna batalla importante. De hecho, hubo expediciones más pequeñas para las que fue designado como líder, pero en las grandes batallas, siempre fueron otros los designados como comandantes. Del mismo modo, tampoco se le encargaron otras tareas. El liderazgo de tareas como la enseñanza del Sagrado Corán o asuntos de adjudicación tampoco se le dio a Hazrat Abu Bakr (ra). No obstante, el Santo Profeta (sa) sabía que cuando llegara el momento de Abu Bakr (ra), realizaría tales hazañas que no podrían ser logradas por nadie más que él.

Por consiguiente, cuando el Santo Profeta (sa) falleció y los musulmanes cayeron en la discordia sobre quién se convertiría en el Jalifa, en ese momento, incluso Hazrat Abu Bakr (ra) no podía imaginarse [ni siquiera por un momento] que sería él. [Por el contrario], pensó que Hazrat Umar (ra) era realmente [el más] apropiado para cumplir con esa responsabilidad. Los ‘Ansar’ se apasionaron y desearon que el Jalifato surgiera de su seno porque pensaban que, al ser ellos los que se sacrificaron [muchísimo] por el Islam, el Jalifato les correspondía por derecho. Por otro lado, los ‘Muhayirin’ insistieron en que el Jalifa fuera de entre ellos. Así, tras el fallecimiento del Mensajero de Al’lah (sa) surgió una disputa: los ‘Ansar’ afirmaron que el Jalifa debía ser de entre ellos y los ‘Muhayirin’ afirmaron que el Jalifa debía ser de entre ellos. Finalmente, los ‘Ansar’ [intentaron] resolver la disputa proponiendo que hubiera un Jalifa de los ‘Muhayirin’ y otro Jalifa de los ‘Ansar’; y para resolver finalmente esta disputa se convocó una reunión.

[Por su parte], Hazrat Umar (ra) afirmó: ‘En ese momento, pensé que aunque Hazrat Abu Bakr (ra) es un anciano piadoso y recto, no sería capaz de resolver este asunto. Era una tarea demasiado difícil para él y si alguien podía resolver esta disputa era yo. Esta tarea requería firmeza, no amor ni compasión’, clamó Hazrat Umar (ra). [Es cierto que] Hazrat Abu Bakr (ra) era compasivo y cariñoso. Por lo tanto, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Empecé a pensar mucho para encontrar argumentos a favor de que el Jalifa fuera de entre los qureish. La idea de tener un Jalifa de los Ansar y otro de los Muhayirin era completamente errónea’.

Hazrat Umar (ra) añadió: ‘Pensé en muchos argumentos y fui a asistir a la reunión que se celebraba para resolver esta disputa. Hazrat Abu Bakr (ra) también estaba conmigo y yo deseaba pronunciar un discurso y presentar los argumentos que había elaborado para convencer a la gente. Pensé que Hazrat Abu Bakr (ra) no poseía la grandeza y la influencia para hablar en tal reunión’. Hazrat Umar (ra) continúa: ‘Sin embargo, justo cuando estaba a punto de ponerme de pie, Hazrat Abu Bakr (ra) me golpeó con su mano asertivamente y me dijo que me sentara y se levantó él mismo para hablar’. Hazrat Umar (ra) sigue diciendo: ‘Por Dios, cada argumento que había pensado fue presentado por Hazrat Abu Bakr (ra) e incluso más allá de eso, continuó presentando otros argumentos. Continuó hasta el punto en que los Ansar se convencieron y aceptaron el principio de tener un Jalifa de los Muhayirin’.

Este era el mismo Abu Bakr (ra) sobre el que el propio Hazrat Umar (ra) había dicho que una vez, durante una disputa en el mercado, rompió sus ropas y estuvo a punto de pegarle. Este es el mismo Abu Bakr (ra) del que el Santo Profeta (sa) decía que su corazón es muy blando. No obstante, cuando se acercó el momento del fallecimiento del Profeta (sa), le dijo a Hazrat Aisha (ra) antes de fallecer: ‘Tengo este constante impulso en mi corazón de decirle a la gente que deben aceptar a Abu Bakr (ra) como su Jalifa después de mi fallecimiento; aunque no lo hago porque mi corazón está seguro de que, tras mi fallecimiento, Dios Altísimo y Sus siervos creyentes no nombrarán a nadie más que a Abu Bakr (ra) como Jalifa’; y así sucedió, pues Hazrat Abu Bakr (ra) fue elegido como Jalifa.

[Ciertamente] poseía un corazón muy blando y una naturaleza suave, tanto que, una vez, Hazrat Umar (ra) se acercó a él en el mercado para pegarle y le rompió la ropa. Aunque fue el mismo Abu Bakr (ra), excepcionalmente amable, que cuando Hazrat Umar (ra) vino a él y le comunicó que ‘toda Arabia se ha puesto en nuestra contra, hasta el punto de que la oración en congregación solo se ofrece en La Meca, Medina y un pequeño pueblo. El resto de la gente ofrece la oración, pero la división que ha arraigado en su seno les impide rezar detrás del imam de unos y otros, y la disensión les ha asolado hasta el punto de no hacer caso a nadie. Los ignorantes entre los árabes, que han aceptado el Islam hace solo cinco o seis meses, exigen que se les exima de pagar el Zakat. Esta gente no entiende la filosofía del Zakat’.

Hazrat Umar (ra) continuó: ‘Si se les exime de pagar el Zakat durante un año o dos, ¿qué daño habrá?’. Hazrat Umar (ra), que siempre estaba listo con su espada en la mano y ante el menor de los asuntos, decía: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), da la orden y les cortaré la cabeza’; [pues bien], ese mismo Umar (ra) fue vencido por esta gente. Estaba tan sobrecogido y asustado que acudió a Abu Bakr (ra) para pedirle que a esta gente ignorante se le concediera la exención del pago del ‘Zakat’ durante algún tiempo y que poco a poco se les hiciera entender. Sin embargo, Abu Bakr (ra) -el de corazón excesivamente blando- sobre el que Hazrat Umar (ra) dice que estaba preparado para golpearle e incluso rasgarle la ropa en el mercado, ese mismo Abu Bakr (ra) miró con mucha severidad a Hazrat Umar (ra) en ese momento en que dijo esto (o sea, cuando Hazrat Umar (ra) declaró que los rebeldes no debían ser perjudicados y no debían pagar el ‘Zakat’ durante dos años, después de los cuales se les enseñaría) y exclamó: ‘¡Oh Umar (ra), estás pidiendo algo que no fue planteado por Dios ni por Su Mensajero (sa)’.

Hazrat Umar (ra) respondió: ‘Tienes razón, pero estas personas son Hadiz al-Ahad. Las fuerzas enemigas han alcanzado los muros de Medina. ¿Sería de sabios permitirles avanzar, haciendo que este lugar se divida en su liderazgo? O, ¿no sería más adecuado concederles la exención del pago del Zakat durante un año o dos’. (Hay dos resultados posibles: o el gobierno se dividirá o habrá reconciliación). Hazrat Abu Bakr (ra) respondió: ‘Por Al’lah, incluso si el enemigo es capaz de infiltrarse en Medina y masacra a los musulmanes en sus calles, y los cadáveres de nuestras mujeres son arrastrados por los perros, ni siquiera entonces les eximiré de pagar el Zakat’. Por Dios, aunque esta gente hubiera dado tan poco como un trozo de cuerda como su Zakat en la época del Santo Profeta (sa), seguramente se lo cobraré’.

Luego dijo: ‘¡Oh Umar (ra), si tienes miedo, entonces huye por todos los medios! Lucharé contra ellos solo y no me detendré hasta que desistan de su traición’. Así, se produjo una batalla y él (es decir, Hazrat Abu Bakr -ra-) salió victorioso y, antes de su propia muerte, reunió a toda Arabia bajo su liderazgo. Lo que Hazrat Abu Bakr (ra) logró en su vida solo él fue capaz de conseguirlo, [ya que] nadie más que él podría haberlo hecho”.

 

[En este sentido], Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), también menciona que:

“Los jefes de La Meca eran considerados con tal honor y reverencia que la gente tenía miedo de hablar en su presencia, e [incluso] estaba tan en deuda con ellos que nadie se atrevía a mirarlos [a la cara]. La reverencia de la que gozaban puede medirse por lo que ocurrió en el ‘Tratado de Hudaibiyah’. El jefe que fue enviado por los qureish para hablar con el Mensajero de Al´lah (sa) tocó la bendita barba del Profeta (sa) durante su conversación. Al presenciar esto, un Compañero (ra) del Santo Profeta (sa) golpeó su mano con la vaina de su espada y dijo: ‘No toques la bendita barba del Mensajero de Dios (sa) con tus manos impuras’. [Entretanto], este jefe miró hacia arriba para ver quién era el que golpeaba sus manos con la vaina de su espada. Como los Compañeros (ra) iban vestidos con armadura, solo se les veían los ojos y las ojeras. Se quedó mirando fijamente durante un rato y luego preguntó: ‘¿Eres fulano de tal?’. Él respondió afirmativamente. Él [ese jefe] añadió: ‘¿No recuerdas que en tal o cual ocasión salvé a tu familia de tal o cual calamidad, y en tal o cual ocasión te concedí tal o cual favor? ¿Te atreves a hablar delante de mí?’.”

Al mismo tiempo que elabora este tema, Hazrat Musleh Maud (ra) continúa:

“Hoy en día, podemos observar que la tendencia a mostrar indiferencia hacia los favores de los demás se ha vuelto tan frecuente que, si una persona concede a otra un favor por la noche, el receptor lo ha olvidado todo por la mañana. Una persona así exclama: ‘¿Voy a estar en deuda con él toda mi vida?

¿Y qué, si me ha hecho un favor?’. Ni siquiera pueden apreciar el favor que se les ha concedido, tan siquiera por una noche, y mucho menos estar en deuda con alguien para el resto de su vida. No obstante, la cualidad de reconocer el favor de alguien se encontraba en el más alto rango entre los árabes. Por tanto, se trataba de un momento muy delicado y, en cuanto empezó a relatar sus favores, el Compañero (ra) bajó la mirada, se sintió avergonzado y retrocedió. Tal era el grado de reconocimiento y agradecimiento de los favores que se les concedían.

Después, esta persona volvió a hablar al Santo Profeta (sa) y le dijo: ‘ Soy el padre de los árabes y te pido que por favor tengas en cuenta el honor de tu tribu. Los que te rodean son tales que en cuanto te sobrevenga una prueba, huirán inmediatamente y al final solo será la gente de tu tribu la que acuda en tu apoyo. Por consiguiente, ¿por qué buscas humillar a tu tribu? Soy el padre de los árabes’. Esta persona repetía continuamente que era el padre de los árabes y que el Profeta (sa) debía escucharle y hacer lo que había dicho y volver sin realizar la ‘Umrah’. Mientras decía esto, volvió a tocar la bendita barba del Mensajero de Al’lah (sa) para enfatizar su punto y lo hizo como una forma de petición sincera y para poder convencerle. De todos modos, esto también tenía un elemento de falta de respeto, por lo que los Compañeros (ra) no podían soportar presenciarlo y, en cuanto tocó [otra vez] la barba del Santo Profeta (sa), otra persona le dio una palmada en la mano y le dijo: ‘No toques la bendita barba del Profeta (sa) con tus manos impuras’. El hombre levantó de nuevo la mirada y observó detenidamente para ver quién le había detenido y al reconocer quién era, bajó la mirada. Esta persona que había venido como representante de los incrédulos, cuando reconoció que era Abu Bakr (ra), bajó la mirada y declaró: ‘Abu Bakr (ra), soy consciente de que eres tal persona que ni tú me has conferido un favor ni yo te he conferido un favor’.”

Así pues, esta tribu había conferido tantos favores a los demás que, aparte de Hazrat Abu Bakr (ra), todos los “Ansar” y los “Muhayirin” estaban, de una forma u otra, en deuda con este jefe. Aparte de Hazrat Abu Bakr (ra) nadie más tuvo el valor de detenerlo, [ya que] era el único que no estaba en deuda con él por ninguno de sus favores.

A este respecto, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), escribe:

“El ‘Zakat’ (limosna) es una obligación tan importante que si uno no lo da es expulsado del redil del Islam. Después del fallecimiento del Mensajero de Dios (sa), algunas personas se negaron a dar el ‘Zakat’ (limosna) y anunciaron el siguiente mandamiento: ‘Toma limosnas de su riqueza para que los limpies y purifiques con ellas, y ora por ellos’, (9:103).

Fue una orden dada al Santo Profeta (sa) y, por lo tanto, si él ya no estaba vivo entonces nadie más tenía derecho a tomar esto. Esas gentes ignorantes no se dieron cuenta de que la persona que continuaría tomando el ‘Zakat’ (limosna) sería el Sucesor del Santo Profeta Muhammad (sa). Sin embargo, por su ignorancia decidieron no dar el ‘Zakat’ (limosna). [Es más], por un lado, la gente se negaba a dar el ‘Zakat’ (limosna) y, por otro, se desató el desorden. Casi toda la tierra árabe se había convertido en apóstata y surgieron muchos aspirantes [falsos] a ser profetas. Parecía que, Dios nos perdone, el Islam hubiera estado a punto de ser destruido. En esos tiempos tan frágiles, los Compañeros (ra) sugirieron a Hazrat Abu Bakr (ra) que debía ser indulgente durante algún tiempo con aquellos que se habían negado a pagar el ‘Zakat’ (limosna). [Ante esto], Hazrat Umar (ra), que era conocido por ser extremadamente valiente, dijo: “No importa lo valiente que sea, no soy tan valiente como Abu Bakr (ra), porque también dije en su momento que debíamos mostrar indulgencia y centrarnos primero en someter a los incrédulos y luego podríamos resolver este asunto [del ‘Zakat’ (limosna)]”.

No obstante, Abu Bakr (ra) proclamó: ‘¿Qué autoridad posee el hijo de Abu Quhafah para cambiar un mandamiento que el Mensajero de Al’lah (sa) había dado? Continuaré luchando contra esta gente hasta que den la cantidad total en Zakat (limosna) y si en la época del Mensajero de Dios (sa) estas personas daban en Zakat (limosna) aunque fuese una cuerda con la que ataron las patas de sus camellos, lo haré y tomaré eso también de ellos’. ​​Fue en este momento cuando los Compañeros (ra) se dieron cuenta del coraje y la valentía que poseía el Jalifa que había sido designado por Al’lah. Al final, Hazrat Abu Bakr (ra) venció [a los rebeldes] y recogió el ‘Zakat’ (limosna)”.

En cuanto a los sacrificios financieros de Hazrat Abu Bakr (ra), se ha mencionado por un autor que, cuando Hazrat Abu Bakr (ra) aceptó el Islam, tenía 40.000 dirhams y la riqueza y los activos de su negocio comercial estaban por encima de eso. De hecho, según otra narración, tenía un millón de dirhams. [Asimismo], para ayudar a los musulmanes [en general] y cuidar de los musulmanes pobres de La Meca, Hazrat Abu Bakr (ra) gastó miles de dírhams. En el momento de la emigración, llevaba con él entre cinco y seis mil dirhams. Según otra narración, ahorró todo esto para gastarlo en las necesidades del Santo Profeta (sa) y trajo esta cantidad con él a Medina en el momento de la emigración. De la misma gastó para cubrir los costes durante su viaje para la emigración y además dio dinero a algunos de los miembros de la familia del Profeta (sa) para el propósito de su viaje. También lo utilizó para comprar tierras en Medina para los musulmanes.

[Por su parte], Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que en los días finales de la enfermedad del Santo Profeta Muhammad (sa), después de la cual falleció, el Mensajero (sa) salió a la calle y tenía un paño atado alrededor de la cabeza. El Santo Profeta (sa) entonces se levantó en el púlpito y alabó a Dios Altísimo y luego afirmó: “No hay nadie entre la gente que haya extendido su trato amable hacia mí con su vida y riqueza tanto como lo ha hecho Abu Bakr bin Quhafah”.

Hazrat Abu Hureirah (ra) relata que el Profeta (sa) afirmó: “Ninguna otra riqueza me ha beneficiado tanto como la de Abu Bakr (ra)”; y el narrador afirma que, al oír esto, Hazrat Abu Bakr (ra) comenzó a llorar y dijo: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), yo y toda mi riqueza somos únicamente para ti, oh Mensajero de Al’lah (sa)”.

Hazrat Musleh Maud (ra) dice [en otro lugar]:

“Una vez, con motivo de la ‘yihad’, Hazrat Umar (ra) dijo: ‘Pensé para mí que Hazrat Abu Bakr (ra) siempre me supera y por eso hoy le superaré’. Con este pensamiento, volví a casa y traje la mitad de mi riqueza para presentarla ante el Mensajero de Dios (sa). Ese periodo de tiempo fue de grandes pruebas para el Islam. Sin embargo, Hazrat Abu Bakr (ra) trajo toda su riqueza”.

En otro lugar, Hazrat Musleh Maud (ra) ha declarado que Hazrat Abu Bakr (ra) trajo toda su riqueza, incluida su manta de dormir y su camastro.

“En cualquier caso, Hazrat Umar (ra) dice además: ‘Hazrat Abu Bakr (ra) presentó todo esto ante el Santo Profeta (sa) y este preguntó: ‘Abu Bakr, ¿qué has dejado en tu casa?’. Él respondió: ‘Al’lah y su Mensajero (sa)’. [Entonces], Hazrat Umar (ra) declaró: ‘Al oír esto, me sentí muy avergonzado y comprendí que, a pesar de haber realizado todos mis esfuerzos para superar a Abu Bakr (ra), incluso hoy Abu Bakr (ra) [también] me ha superado’.”

[En este sentido], Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), sigue [su explicación]:

“Es posible que uno se pregunte que si Hazrat Abu Bakr (ra) trajo toda su riqueza, entonces ¿qué dejó para los miembros de su familia? Con respecto a esto hay que recordar que trajo todas sus posesiones de casa, aunque no la riqueza que estaba invertida en su negocio comercial y tampoco vendió su casa, de hecho trajo todas las cosas de su hogar. [Así], de este incidente, destacan dos cualidades de Hazrat Abu Bakr (ra): en primer lugar, había superado a todos en el sacrificio; y en segundo lugar, a pesar de traer toda su riqueza, fue el primero en llegar. Los que daban menos todavía reflexionaban sobre cuánto debían dejar atrás y cuánto debían traer consigo. Pero a pesar de esto, no se menciona en ninguna parte que Hazrat Abu Bakr (ra) se haya quejado de otros. Aunque aportó toda su riqueza, no criticó a los demás por no haber aportado tanto como él. De hecho, al ofrecer este sacrificio, Hazrat Abu Bakr (ra) sabía que era devoto hacia la fe de Dios y que no había hecho ningún favor a Al’lah; más bien, fue una bendición de Al’lah la que le permitió hacer esto”.

Por tanto, en relación con este incidente, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), afirma que aquellos que ofrecen sacrificios financieros solo deben centrarse en sí mismos y no han de actuar como los hipócritas que no dan ninguna contribución e incluso, si dan muy poco, se quejan de otros que han dado menos.

[A este respecto], el Mesías Prometido (as) manifiesta:

“Los Compañeros (ra) eran una comunidad piadosa de la que el Corán está lleno de elogios. ¿[Acaso] sois como ellos? Dios dice que las personas que acompañarán al Mesías Prometido (as) estarán hombro con hombro con los Compañeros (ra), que fueron los que sacrificaron su riqueza y su patria en el camino de la verdad. Ellos abandonaron todo. La mayoría habrá oído el incidente de Hazrat Abu Bakr (ra), que Al’lah esté complacido con él, [según el cual], en una ocasión en la que se instruyó a la gente a sacrificar sus riquezas en el camino de Al’lah, trajo todas las posesiones que tenía en casa. Cuando el Noble Mensajero, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, le preguntó qué había dejado en casa, él proclamó: ‘He dejado a Dios y a Su Mensajero en casa’. Hazrat Abu Bakr (ra) era un jefe de La Meca que llevaba una vida ascética y vestía las ropas más sencillas, así que los Compañeros (ra) pueden ser considerados como mártires en la causa de Al’lah; y para ellos se decretó que el Paraíso estaba bajo la sombra de las espadas”.

El Mesías Prometido (as) añade:

“Considerando el estado de los Compañeros (ra), [cabe decir que] cuando se enfrentaron a tiempos difíciles, sacrificaron todo lo que tenían en el camino de Dios. [En este sentido], Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) fue el primero en ponerse el traje de la pobreza, (o sea, trajo todo lo que poseía y solo tenía una manta encima). ¿Pero cómo le recompensó Al’lah, el Exaltado, por esto? [Pues bien], fue él quien se convirtió en el primer Jalifa. Por consiguiente, para ser bendecido con el verdadero mérito, la bondad y el placer espiritual, solo esa riqueza puede ser de utilidad”.

En resumen este es su verdadero mérito, o sea, hacer algo primero.

El Mesías Prometido (as) dice [finalmente]:

“En consecuencia, para ser bendecido con el verdadero mérito, la bondad y el placer espiritual, solo puede ser útil aquella riqueza que se gasta en el camino de Al’lah”.

Si Dios quiere, las restantes expediciones se mencionarán en el futuro.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta`awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

Un anhelo innato de servir a la humanidad

Su Santidad (aba) dijo que, en lo que respecta a su servicio a la humanidad, consta que incluso antes de aceptar el Islam, Hazrat Abu Bakr (ra) era considerado el mejor entre los Quraish y la gente solía acudir a él en busca de ayuda en sus dificultades. También solía hospedar a la gente en La Meca. Se le consideraba del más alto rango y nivel de la gente y se destacaba por su nivel de hospitalidad. También era muy amable con los pobres y necesitados. Compraba edredones cuando hacía frío y los distribuía entre los pobres y necesitados.

Su Santidad (aba) dijo que antes de convertirse en Califa, solía ordeñar las cabras de alguien. Después de que se convirtiera en Califa, las hijas de la persona pensaron que ya no cumpliría con este deber, sin embargo Hazrat Abu Bakr (ra) continuó con esta responsabilidad incluso después de convertirse en Califa, haciéndolo durante seis meses hasta que se trasladó de las afueras de Medina.

Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Santo Profeta (sa) aconsejó a los musulmanes que tenían comida en casa para tres personas que se llevaran a una cuarta y la alimentaran, y quien tuviera comida para cuatro personas que se llevara a una quinta persona a casa y así sucesivamente. Hazrat Abu Bakr (ra) llevó a tres personas a su casa. Luego fue a la casa del Santo Profeta (sa) y se quedó con él hasta que se hizo tarde. Al volver a casa, se enteró de que sus invitados habían insistido en que no comerían hasta que él volviera. Cuando regresó a casa, se les presentó la comida, pero a medida que comían, la comida fue aumentando, hasta el punto de que cuando terminaron de comer, la cantidad era tres veces mayor que antes de empezar a comer.

Un ejemplo en la alimentación de los pobres

Su Santidad (aba) dijo que está registrado que después del fallecimiento de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra) preguntó a uno de sus trabajadores las diversas virtudes que vio en Hazrat Abu Bakr (ra). Entre las cosas que dijo fue el hecho de que iba y alimentaba a una determinada persona pobre todos los días. Por lo tanto, Hazrat Umar (ra) fue a la misma cueva donde residía el pobre, que era ciego y no tenía extremidades, para alimentarle. Cuando le dieron de comer, comenzó a llorar, dándose cuenta de que Hazrat Abu Bakr (ra) había fallecido. Cuando le preguntaron cómo lo sabía, dijo que no tenía dientes, por lo que Hazrat Abu Bakr (ra) solía masticar la comida y luego se la metía en la boca para facilitárle.

Cubrir las faltas de los demás

Su Santidad (aba) dijo con respecto a Hazrat Abu Bakr (ra) cubriendo las faltas de otros que solía decir, si alguna vez atrapaba a un ladrón, su primer deseo sería que Dios cubriera sus faltas.

La valentía inquebrantable de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) dijo con respecto a la valentía de Hazrat Abu Bakr (ra) que él estaba al frente de las batallas y de servir al Santo Profeta (sa) sin importar las circunstancias. Fue debido a esta valentía que una vez, Hazrat Ali (ra) dijo a la gente que Hazrat Abu Bakr (ra) era Hazrat Abu Bakr (ra). Durante la Batalla de Badr, cuando se estaba decidiendo quién cuidaría la tienda del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra) fue el primero en dar un paso adelante y protegerlo. Además, Hazrat Abu Bakr (ra) estuvo entre los que permanecieron firmes y no se movieron de su puesto en la montaña junto al Santo Profeta (sa). Del mismo modo, en otras ocasiones como la Batalla de Khaibar, el Tratado de Hudaibiyah, la Expedición de Taif, la Batalla de Tabuk, Hazrat Abu Bakr (ra) mostró una gran valentía. De hecho, recibió la bandera más grande durante la batalla de Tabuk. Después de la muerte del Santo Profeta (sa), cuando los musulmanes se estaban convirtiendo en apóstatas, Hazrat Abu Bakr (ra) mostró gran valentía y se enfrentó a este desafío de frente.

Su Santidad (aba) dijo que una vez, algunas personas preguntaron a los Compañeros quién era el Compañero más valiente durante la vida del Santo Profeta (sa). Ellos respondieron que el más valiente entre ellos era considerado el que más apoyaba al Santo Profeta (sa), ya que especialmente durante la batalla, este sería el lugar más peligroso para estar en términos de amenaza de ataque del enemigo. Por lo tanto, la persona más valiente era Hazrat Abu Bakr (ra) que estaba al lado del Santo Profeta (sa), y por eso los Compañeros dijeron que lo veían como el más valiente. Del mismo modo, así como Gabriel acompañó al Santo Profeta (sa) en el Viaje Nocturno [Isra], también Hazrat Abu Bakr (ra) acompañó al Santo Profeta (sa) durante su migración. Durante el viaje, cuando le preocupaba que los Quraish los encontraran, Hazrat Abu Bakr (ra) expresó que no estaba preocupado por su propia vida, sino que sólo se preocupaba por el bienestar del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), cuando hubo una disputa sobre si el Jalifa debía ser de los Muhayirin o de los Ansar, Hazrat Abu Bakr (ra) convocó una reunión. Hazrat Umar (ra) pensó que esta tarea requeriría de alguien valiente, no de corazón tierno y entonces comenzó a pensar en varios argumentos para presentar. Sin embargo, cuando llegó el momento de esta reunión, Hazrat Abu Bakr (ra) dirigió la reunión con tanta valentía y presentó todos los puntos que Hazrat Umar (ra) había planeado presentar, si hubiera dirigido la reunión. Hazrat Abu Bakr (ra) también se mantuvo firme con valentía cuando la gente rechazó el pago del Zakat. Dijo que no importaba que un trozo de cuerda se diera en Zakat durante la época del Santo Profeta (sa), él se aseguraría de que se siguiera ofreciendo. Dijo que para ello, incluso si había un ataque y tenía que luchar por su cuenta, lo haría.

Eliminación de un concepto erróneo sobre la orden coránica de dar el Zakat

Su Santidad (aba) dijo que cuando algunas personas durante la era del Jilafat de Hazrat Abu Bakr (ra), confundieron el versículo:

‘Toma limosnas de su riqueza para que los limpies y purifiques con ellas. Y ora por ellos; ‘ (9:103)

Pensaron que como Dios se dirigía al Santo Profeta (sa), significaba que el Zakat sólo debía pagarse a él. No se dieron cuenta de que esto también se aplicaba a los sucesores del Santo Profeta (sa) y que era un mandamiento continuo. Mientras que algunos Compañeros mayores sugirieron a Hazrat Abu Bakr (ra) que debería ser indulgente y dejar a estas personas, Hazrat Abu Bakr (ra) dijo que no estaba en posición de abrogar este mandamiento y se mantuvo firme para mantenerlo. Hazrat Umar (ra) era conocido por ser extremadamente valiente, pero incluso él admitió que Hazrat ABu Bakr (ra) era más valiente porque se mantuvo firme y valiente para mantener este mandamiento. Fue entonces cuando la gente se dio cuenta de la gran valentía que poseía el Jalifa designado por Dios.

Sacrificios sin precedentes de Hazrat Abu Bakr (ra) por el bien del Islam

Su Santidad (aba) dijo con respecto a los sacrificios financieros de Hazrat Abu Bakr (ra), que está registrado que cuando Hazrat Abu Bakr (ra) aceptó el Islam, tenía un millón de dirhams, según una narración. Se dice que gastó tanto en los pobres y necesitados que en el momento de la migración sólo le quedaban unos cinco mil dirhams.

Su Santidad (aba) dijo que una vez, el Santo Profeta (sa) dijo que la riqueza de nadie le había beneficiado como la riqueza sacrificada por Hazrat Abu Bakr (ra). Hazrat Umar (ra) dijo que una vez, se le ocurrió el pensamiento de que Hazrat Abu Bakr (ra) siempre le superaba en los sacrificios financieros. Por lo tanto, un día, tuvo la intención de superar a Hazrat Abu Bakr (ra) en el ofrecimiento de sacrificios financieros, por lo que fue a su casa y tomó la mitad de todo lo que poseía y lo presentó. Sin embargo, más tarde se enteró de que Hazrat Abu Bakr (ra) sacrificó todo lo que poseía en su casa. Entonces se dio cuenta de que nunca sería capaz de superar a Hazrat Abu Bakr (ra) en sacrificios financieros.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando estos incidentes en el futuro.

Resumen preparado por The Review of Religions

Share via