‘Vida del Santo Profeta (sa) y guía para los trabajadores de la Yalsa “Sigue sonriendo”
SERMÓN DEL VIERNES, 21 de JULIO de 2023.
Pronunciado en la mezquita BAITUL FUTUH de Morden, (Londres), Reino Unido.
Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,
Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), habló lo siguiente:
Se están mencionando los relatos de la vida del Santo Profeta Muhammad (sa) con referencia a la “Batalla de Badr” y [hoy] voy a presentar algunos detalles más en relación con esto.
Con respecto al trato amable del Santo Profeta (sa) hacia los prisioneros una vez concluida la “Batalla de Badr”, está escrito en “Tabaqat Ibn Sad” que, cuando llegaron los prisioneros de Badr, el tío paterno del Profeta (sa), Hazrat Abbas (ra), también estaba entre ellos; y, como consecuencia, el Santo Profeta Muhammad (sa) no durmió en toda la noche. [Entretanto], uno de sus Compañeros (ra) le preguntó al Santo Profeta (sa): “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! ¿Qué te ha mantenido despierto?”. Al oír esto, el Profeta (sa) respondió: “Escuchar la agonía de Abbas”. Posteriormente, alguien fue y aflojó los grilletes de Hazrat Abbas (ra), [quien luego se hizo musulmán]. Estaba atado y aflojó de alguna forma la cadena. Ante esto, el Mensajero de Dios (sa) exclamó: “¿Qué ha sucedido? Ya no escucho el lamento de la agonía de Abbas”. Presto, el individuo replicó: “Le aflojé un poco los grilletes”. Al enterarse de ello, el Santo Profeta Muhammad (sa) dijo: “Entonces tienes que hacer lo mismo con todos los prisioneros, pues no debería darse el caso que simplemente aflojes los grilletes de un individuo debido a que él es mi pariente”.
En relación con los prisioneros de la “Batalla de Badr”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha presentado detalles de ello en “Sirat Jatamun Nabiyin”, [‘La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)’]:
“El Santo Profeta (sa) permaneció en el valle de Badr durante tres días y ese tiempo lo dedicó a amortajar y enterrar a los mártires, y a cuidar de los heridos. A la vez, durante esos mismos días se recogieron y clasificaron los objetos del botín de guerra. Los prisioneros de entre los incrédulos, que equivalían a unos setenta, fueron retenidos y entregados a la custodia de varios musulmanes, y el Profeta (sa) les ordenó estrictamente que los trataran con gentileza y amabilidad; y que se asegurasen de que sus comodidades fueran atendidas. Los Compañeros (ra), que poseían un amor apasionado por cumplir todos los deseos de su Amo [sa], actuaron tan maravillosamente de acuerdo con este consejo, que no se puede encontrar nada parecido en la historia del mundo. En este sentido, de entre estos prisioneros, uno de ellos, llamado Abu Aziz bin Umair, relata que:
‘Debido a la exhortación del Mensajero de Al’lah (sa), los Ansar me daban pan horneado, pero ellos mismos subsistían con dátiles, etc. Muchas veces, sucedía que incluso si lograban conseguir un pequeño trozo de pan, me lo daban y no se lo comían ellos mismos; y si alguna vez se lo devolvía avergonzado, insistían en que me lo quedara’.
[A su vez], a los presos que no tenían ropa suficiente, se les dio ropa. Por ejemplo, Hazrat Abdul’lah bin Ubayy (ra) le dio a Abbas su camisa”.
[El orientalista británico] Sir William Muir admite el trato amable hacia estos prisioneros en las siguientes palabras:
“En cumplimiento de las órdenes de Muhammad [sa], los ciudadanos de Medina y los refugiados que ya tenían casas propias recibieron a los prisioneros y los trataron con mucha consideración. ‘¡Benditos sean los hombres de Medina!’, dijo uno de estos prisioneros en días posteriores; [y también]: ‘Nos hicieron cabalgar mientras ellos caminaban y nos dieron pan de trigo para comer cuando había poco, contentándose ellos mismos con dátiles’.”
Sir William Muir añade:
“No es de extrañar que cuando, algún tiempo después, sus amigos vinieron a pagar el rescate y llevárselos de vuelta, varios de los prisioneros que habían sido tratados de esa manera se declararon adherentes al Islam… Así pues, su amable trato se prolongó y dejó una impresión favorable en las mentes incluso de aquellos que no se pasaron al Islam de inmediato”.
En relación con el significado y el impacto de la “Batalla de Badr”, se menciona que:
Cuando Abdul’lah bin Rawaha y Zaid bin Hariza trajeron a Medina las buenas nuevas de la victoria en la “Batalla de Badr”, al escuchar las buenas noticias de la victoria de sus labios, un enemigo de Dios, Kab bin Ashraf, comenzó a acusarlos de [decir] mentiras, pues decía: “Si Muhammad [sa] ha matado a estos líderes prominentes, entonces sería mejor vivir en el interior de la tierra, en lugar de vivir sobre ella. Sería mejor morir que permanecer vivos”.
[Asimismo], al hablar del resultado de la “Batalla de Badr”, Alama Shibli Nomani escribe en su libro que:
“La ‘Batalla de Badr’ tuvo un impacto diverso en las circunstancias religiosas y sociales [de aquella tierra]. Este fue, en efecto, el primer paso del avance del Islam. Todos los líderes destacados de los qureish, que eran como muros de hierro en el camino del Islam, perecieron. Después de la muerte de Utbah y Abu Yahl, Abu Sufian recibió el liderazgo de los qureish y esto fue el inicio de la dinastía Omeya. Sin embargo, la verdadera fuerza y poderío de los qureish ya había disminuido.
En Medina, Abdul’lah bin Ubay bin Sulul todavía se declaraba abiertamente incrédulo, aunque ahora parecía haberse acercado al redil del Islam. Tras la victoria de Badr, aceptó el Islam superficialmente, aunque permaneció como hipócrita durante toda su vida y murió en ese mismo estado. El resto de las tribus árabes, que estaban siendo testigos de estos eventos, a pesar de que no fueron conquistadas, de alguna forma retrocedieron. Muchas de ellas no se convirtieron al Islam, pero ciertamente retrocedieron tras presenciar la victoria [de Badr] y dejaron de hacer planes contra los musulmanes o se asustaron. Además de este cambio de situación, surgieron nuevos asuntos entre la oposición, porque ya se había hecho un pacto con los judíos de que estarían con ellos [los musulmanes] en todas las circunstancias. No obstante, esta victoria encendió un fuego de celos dentro de ellos y no fueron capaces de suprimirlo.
Anteriormente, los qureish solo se lamentaban por [la muerte de] Hazrami, pero después de la ‘Batalla de Badr’, cada hogar era un lugar de luto y cada joven de La Meca estaba desesperado por vengar la muerte de aquellos que murieron en la misma. Por lo tanto, el incidente de ‘Suwaiq’ y la ‘Batalla de Uhud’ fueron el resultado de este celo suyo”.
Al mencionar el resultado de la “Batalla de Badr”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito lo siguiente:
“Hasta entonces, muchas personas de las tribus de ‘Aus’ y ‘Jazrall’ se habían mantenido firmes en el politeísmo, [aunque] la victoria de Badr causó un gran impacto entre estas personas y, al presenciar esa magnífica y extraordinaria victoria, mucha gente de entre ellos se convencieron de la verdad del Islam. A partir de entonces, los actos de adoración de ídolos comenzaron a disminuir muy rápidamente en Medina. A pesar de todo, también hubo algunos en cuyos corazones esta victoria del Islam había encendido un fuego de rencor y celos; y, al encontrar imprudente oponerse de forma abierta, aparentemente aceptaron el Islam, pero desde dentro buscaron arrancarlo de raíz y se unieron al partido de los hipócritas. El más prominente entre esta última clase de personas fue Abdul’lah ibn Ubayy ibn Sulul, quien era un jefe muy renombrado de la tribu ‘Jazrall’. Debido a la llegada del Mensajero de Dios (sa) a Medina, ya había sufrido el impacto de que le quitaran su liderazgo. Tras Badr, este individuo se convirtió al principio en musulmán, aunque su corazón estaba lleno de malicia y enemistad hacia el mismo. Llegó a ser el líder de los hipócritas y en secreto comenzó a tramar varias conspiraciones contra el Islam y el Santo Profeta Muhammad (sa)”.
Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) afirma además:
“La ‘Batalla de Badr’ tuvo un efecto profundo y duradero tanto en los incrédulos como en los musulmanes. Es por esta razón que dicha batalla posee un significado distintivo en la historia del Islam, hasta tal punto que el Sagrado Corán ha llamado a esta batalla ‘Yaum Al-Furqan’, es decir, el día en que se hizo una distinción manifiesta entre el Islam y la incredulidad. No hay duda de que luego también tuvieron lugar otras guerras entre los qureish y los musulmanes, y algunas de ellas fueron inmensamente feroces. En ocasiones, los musulmanes se enfrentaron a situaciones delicadas, pero en la ‘Batalla de Badr’, la columna vertebral de los qureish fue quebrantada y ninguna operación quirúrgica pudo repararla de forma permanente a partir de entonces.
En lo que respecta al número de bajas, esta no fue una gran derrota. La muerte de setenta o setenta y dos guerreros, para un pueblo como los qureish, de ninguna manera puede considerarse una devastación nacional. En la ‘Batalla de Uhud’, este fue el número de bajas musulmanas. Sin embargo, esta pérdida ni siquiera resultó ser un obstáculo temporal en el camino victorioso de los musulmanes (a pesar de que estos eran muy débiles en ese momento). Entonces, ¿por qué la ‘Batalla de Badr’ se denominó ‘Yaum Al-Furqan’? En relación a esta pregunta, la mejor respuesta está en las siguientes palabras del Santo Corán:
“Y exterminar de raíz a los incrédulos”, [Surah Al-Anfal, 8:8].
En otras palabras, el [duro] golpe de la ‘Batalla de Badr’ golpeó la raíz de los incrédulos y los hizo añicos. Si este mismo varapalo hubiera golpeado las ramas en lugar de la raíz, independientemente de la gran pérdida que hubiera infligido, la misma no habría sido nada comparada con la que realmente sufrieron. No obstante, este golpe en la raíz convirtió al exuberante árbol verde en un montón de carbón en cuestión de momentos. Solo sobrevivieron aquellas ramas que se unieron al otro árbol, antes de secarse. Por tanto, en el campo de Badr, la pérdida de los qureish no se midió por el número de hombres que murieron, sino por la gente que murió. Cuando echamos un vistazo a las bajas de los qureish, desde esta perspectiva, no queda lugar para la más mínima duda o incertidumbre de que en Badr, la raíz de los qureish fue realmente cortada. Utbah, Shaibah, Umayyah bin Jalf, Abu Yahl, Uqbah bin Abi Muiṭ y Nadr bin Hariz, etc., eran el espíritu en movimiento de los qureish; este espíritu salió volando de los qureish en el valle de Badr para siempre y quedaron como un cuerpo sin vida. Es por esta razón que a la ‘Batalla de Badr’ se le ha dado el nombre de ‘Yaum Al-Furqan’.”
En referencia a esto, Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), declara:
“Esta es la misma batalla que Dios Altísimo ha llamado ‘Furqan’ en el Sagrado Corán y durante este combate fueron eliminados los jefes árabes que abandonaron sus hogares afirmando que destruirían el Islam de una vez por todas y fueron exterminados de tal manera que hoy sus nombres han sido olvidados. Si se recuerdan sus nombres de alguna forma, la afiliación a ellos no es una razón para el orgullo sino un medio de deshonra. En última instancia, Al’lah concedió a los musulmanes una gran victoria en esta batalla”.
Hazrat Musleh Maud (ra) continúa diciendo:
“No hay duda de que incluso tras esta [batalla], los musulmanes fueron objeto de crueldad y se vieron obligados a luchar contra los incrédulos en varias ocasiones. No obstante, la ‘Batalla de Badr’ sin duda aplastó por completo la fuerza de los incrédulos y demostró ante ellos el poderío de los musulmanes. La ‘Batalla de Badr’, a la que se hace referencia como ‘Furqan’ en el Santo Corán, también ha sido profetizada en la Biblia. En el libro de Isaías, capítulo 21 versículos 13 al 17, está registrado: ‘Profecía sobre Arabia: ¡Oh vosotros, caravanas de Dedanitas, que acampáis en los matorrales de Arabia, traed agua para el sediento; y vosotros que vivís en Tema y traed comida para los fugitivos. Huyen de la espada, ante la espada desenvainada, ante el arco tensado y del calor de la batalla. Esto es lo que el Señor me ha dicho: En un año, como un sirviente con un contrato contaría, toda la gloria de Cedar llegará a su fin; y los sobrevivientes de los arqueros, los guerreros de Cedar, serán solo unos pocos. El Señor, el Dios de Israel, ha hablado’.”
Hazrat Musleh Maud (ra) declara también:
“En estas palabras del profeta Isaías (as), se profetizó que exactamente un año después del período de emigración se produciría una guerra en Arabia que reduciría a polvo el esplendor de Cedar; y aquellos que acusaron al Santo Profeta (sa) de huir, huirían ellos mismos en presencia de sus propios ejércitos. Su estado sería tal que los cadáveres de sus comandantes y generales quedarían en el campo de batalla, y finalmente el Valle de La Meca perdería a sus generales, por lo que se apagaría así la fuerza que alguna vez tuvo.
De manera similar, el Sagrado Corán predijo una undécima noche y profetizó que, precisamente un año después de la emigración, la fuerza de los incrédulos se rompería, mientras que la victoria y el triunfo estarían del lado de los musulmanes. Así, tras exactamente un año, tuvo lugar la ‘Batalla de Badr’ en la cual murieron muchos líderes de alto rango y los musulmanes lograron una victoria rotunda sobre ellos”.
Hazrat Musleh Maud (ra) añade:
“¡Reflexionad! Hasta el primer Ramadán tras llegar a Medina, habían pasado diez años desde que se hizo esta profecía. El mes de Ramadán comenzaría en ese undécimo año y después de transcurrido dicho año, a principios del undécimo año, el 17 de Ramadán, tuvo lugar la ‘Batalla de Badr’, durante la cual murieron destacados incrédulos, lo que puso fin a sus malvados ataques. La undécima noche que había pasado para los musulmanes ya había sucedido; y a través del favor y la ayuda de Dios, los musulmanes fueron testigos del amanecer de la victoria y el triunfo”.
Con respecto a la excelencia de los Compañeros (ra) que tomaron parte en la “Batalla de Badr”, está registrado que Hazrat Gabriel (as) se acercó al Santo Profeta (sa) y le dijo:
“Entre los musulmanes, ¿qué rango le das a los que participaron en la ‘Batalla de Badr’?”. El Profeta (sa) respondió: “Son los mejores musulmanes”, o [hizo] una declaración similar. [Entonces], el Arcángel Gabriel (as) añadió: “Del mismo modo, los ángeles que participaron en la ‘Batalla de Badr’ también tienen un alto rango”.
[Ahora], el incidente que voy a narrar ya ha sido mencionado con referencia a Hazrat Ali (ra), pero lo mencionaré nuevamente debido a su significado en este contexto:
Ubaidul’lah bin Abi Rafi narra que escuchó a Hazrat Ali (ra) decir: “El Santo Profeta Muhammad (sa) envió a Zubair, Miqdad bin Aswad y a mí, y nos indicó que fuéramos a Roza Jaj. Allí encontraríamos a una mujer montada en un camello con una carta que deberíamos confiscar. Partimos de inmediato y nuestros caballos galopaban rápidamente. Cuando llegamos a Roza Jaj, encontramos allí a una mujer montada en un camello y le pedimos que entregara la carta, aunque ella dijo: ‘No tengo ninguna carta’; [entonces] le respondimos: ‘Debes entregarnos la carta, de lo contrario te quitaremos la ropa y te registraremos’. Ante esto, sacó la carta de su cabello y nos la dio. Le trajimos la carta al Santo Profeta (sa) y cuando se abrió decía:
‘De Hatib bin Abi Baltaah a la gente de La Meca’… Les estaba informando sobre un plan del Mensajero de Al’lah (sa). [Entretanto], el Profeta (sa) llamó a Hatib y le preguntó: ‘¡Oh Hatib! ¿Qué es esto?’. Él respondió: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), por favor, no te apresures a juzgarme! Soy un hombre que se asentó entre los qureish y no soy un nativo de entre ellos; tus otros Compañeros [ra] emigrantes tienen parientes en Makkah a través de quienes han asegurado sus hogares y riquezas. Como no tengo parientes entre ellos, con esto quise ganarme su favor para que fuesen considerados conmigo. No he cometido este acto por incredulidad o apostasía, porque nunca podría preferir la incredulidad tras haber aceptado el Islam’.
(Dijo que nunca podría sentirse atraído por la incredulidad después de aceptar el Islam con un corazón sincero).
Al escuchar esto, el Santo Profeta Muhammad (sa) proclamó: ‘Él ha dicho la verdad’; y Hazrat Umar (ra) comentó: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), permíteme cortar el cuello de este hipócrita!’. El Santo Profeta (sa) respondió: ‘Él participó en la Batalla de Badr. No lo sabes, pero Dios ha sido testigo de los Compañeros de Badr (ra) y ha dicho: Haced lo que queráis, porque he cubierto vuestros pecados’.”
En otras palabras, ya no cometerían pecados mayores y tendrían un buen destino. Esto significaba que estas personas no morirían en un estado de incredulidad. Por consiguiente, es evidente por las palabras de Hazrat Hatib (ra) –como ya he dicho– que nunca podría preferir la incredulidad tras aceptar el Islam.
Hazrat Abu Hureirah (ra) relata que el Profeta (sa) manifestó:
“Quizás Dios Altísimo miró a los Compañeros de Badr [con misericordia] y les dijo: ‘Haced lo que queráis, porque os he perdonado’.”
En otras palabras, aparte de la incredulidad, Dios perdonaría sus pequeños y comunes errores. A través de estas palabras, Al’lah también les aseguró que nunca caerían en la incredulidad y que su destino sería brillante. Esto es asimismo lo que significan estas palabras, que incluso si cometían algunos errores o pecados, serían debido a la debilidad humana y serían perdonados por Dios Altísimo.
[Por su parte], Umm Al-Muminin, Hazrat Hafsah (ra), relata:
“El Mensajero (sa) declaró: ‘Tengo la esperanza de que aquellos que participaron en Badr y Hudaibiyah, si Al’lah quiere, nunca entrarán en el fuego del infierno’. Y yo le dije: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), ¿no ha dicho Al’lah: ‘Y no hay ninguno de vosotros que no venga a él?’. Al escuchar esto, el Santo Profeta Muhammad (sa) explicó: ‘¿No has oído las palabras que siguen de Dios Altísimo: Entonces salvaremos a los justos y dejaremos a los malhechores allí, de rodillas’.”
Incluso durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra), cuando se establecieron asignaciones monetarias para los Compañeros (ra), las pagas para los “Compañeros de Badr (ra)” fueron especialmente distinguidas y los propios Compañeros de Badr (ra) estaban orgullosos de su participación en la batalla.
[En este sentido, Sir William] Muir escribe:
“Los Compañeros de Badr [ra] fueron considerados los miembros más destacados de la sociedad. [Por ejemplo], cuando se acercaba la muerte de Sad bin Abi Waqqas (a la edad de 80 años), este dijo: ‘Traedme la túnica que usé durante la ‘Batalla de Badr’, la que había estado guardando para este día’. Este era el mismo Sad [ra] que estaba en su mejor momento durante la época de Badr y que más tarde conquistó Persia, estableció Kufa y se convirtió en el gobernador de Irak. De este modo, en su opinión, todos los demás elogios no se podían comparar con el honor y el orgullo de haber participado en la ‘Batalla de Badr’; y consideró el manto que usó el día de Badr más respetable que todas las demás túnicas y su último deseo fue que lo enterraran en la tumba envuelto en ese mismo manto”.
Uno puede medir la importancia y la excelencia de los Compañeros de Badr (ra) por el hecho de que uno de los signos del advenimiento del Mahdi en esta “Ummah” establecida por el Santo Profeta (sa) fue que también tendría un libro en el que aparecerían los nombres de 313 Compañeros (ra), de acuerdo con el número de Compañeros de Badr (ra).
Así, el Mesías Prometido (as) ha dicho:
“Se ha mencionado en un hadiz [tradición] auténtico que el Mahdi Prometido tendría un libro publicado en el que escribiría los nombres de 313 de sus Compañeros (ra). Como tal, es necesario mencionar que esta profecía se ha cumplido hoy. Es evidente que hasta ahora no había ni una sola persona en esta ‘Ummah’ que afirmara ser el Mahdi en cuya época hubiera imprentas o que tuviera un solo libro en el que hubiera podido escribir los nombres de 313 personas. Por supuesto, si este trabajo hubiera estado dentro del alcance del esfuerzo humano, entonces podría haber habido muchas personas antes de esto que podrían haber hecho afirmaciones falsas sobre sí mismos. No obstante, la realidad es que las profecías de Dios contienen requisitos tan extraordinarios que un mentiroso no puede aprovecharse de ellas y no se le conceden los medios que se otorgan a los veraces”.
El Mesías Prometido (as) explica luego:
“En su libro ‘Jawahir Al-Asrar’, que fue publicado en 840 d.H., Sheij Ali Hamza bin Ali Malik Al-Tawsi escribe lo siguiente sobre el Mahdi Prometido, cuya traducción es:
‘El Mahdi procederá de un pueblo llamado Kadah’. De hecho, esta es la versión árabe de ‘Qadián’. Luego dice: ‘Dios Altísimo mostrará la veracidad de este Mahdi y reunirá a sus amigos de todas partes, que serán iguales en número a la gente de Badr (en otras palabras, serán 313) y sus nombres, carácter y cualidades se escribirán en un libro que será publicado’.
Hasta ahora nadie había afirmado ser el Mahdi Prometido y tener un libro publicado en el que figuraran los nombres de sus amigos. Sin embargo, he escrito previamente 313 nombres en ‘Aina Kamalat-e-Islam’ y para confirmarlo aún más, escribiré esos 313 nombres aquí una vez más.
(El Mesías Prometido -as- escribió esto en el apéndice del libro, “Anyam-e-Azam”).
Toda persona justa debe saber que esta es otra profecía que se cumplió a mi favor y, de acuerdo con lo expuesto en la narración, es necesario afirmar desde el principio que todos estos Compañeros (ra) poseen cualidades de veracidad y piedad; y, en cuanto a sus rangos, que Dios conoce mejor, algunos sobresalían sobre otros en amor y devoción a Al’lah y en estar ocupados en el servicio a la fe. Observad, estas 313 personas sinceras que se mencionan en este libro son el cumplimiento de esta misma profecía que se encuentra en las tradiciones del Mensajero (sa).
Al mismo tiempo, la profecía contiene la palabra ‘Kadah’, que apuntan claramente a ‘Qadián’. Todo el sentido de este hadiz es que el Mahdi Prometido nacería en Qadián y que tendría un libro publicado en el que estarían escritos los nombres de 313 de sus compañeros. Todo el mundo sabe que no era posible para mí escribir el nombre de mi ciudad, Qadián, en los libros que se redactaron hace mil años. Tampoco he inventado una máquina de imprimir, por lo que podría decirse que he creado la imprenta en esta época con este mismo fin. Yo no inventé la imprenta. También estaba fuera de mi alcance traer a 313 Compañeros (ra). De hecho, fue Dios Altísimo quien procuró estos medios para que se cumpliera la profecía hecha por Su Mensajero (sa)”.
[Más tarde], al exponer las similitudes entre el Muhammad (sa) y el profeta Moisés (as) en relación con la “Batalla de Badr”, el Mesías Prometido (as) afirma:
“Al igual que los israelitas, el pueblo de Dios correctamente guiado sufrió grandes dificultades en La Meca durante trece años a manos de los incrédulos. Estas penurias eran mucho mayores que las infligidas por el Faraón a los israelitas. Finalmente, estas personas rectamente guiadas huyeron de La Meca junto con aquel que era más justo entre ellos y bajo su liderazgo, al igual que hicieron los israelitas. Entonces, la gente de La Meca los persiguió para matarlos, igual que el Faraón persiguió a los israelitas para asesinarlos. En última instancia, fue debido a esta persecución que encontraron su ruina en Badr, al igual que el Faraón y su ejército encontraron su ruina en el río Nilo. Fue para revelar esta conexión que, al ver el cuerpo de Abu Yahl entre los que murieron en Badr, el Santo Profeta Muhammad (sa) manifestó que esta persona era el ‘Faraón’ de esa nación [la ‘Ummah’]; y del mismo modo que la perdición del Faraón y su ejército en el río Nilo fue un hecho presenciado y experimentado y, por lo tanto, algo que nadie podía objetar, la persecución de Abu Yahl y su ejército, que acabó en derrota en la ‘Batalla de Badr’, fue asimismo un hecho presenciado y experimentado, cuya negación sería una insensatez y una locura. El pueblo que se parecía a los israelitas, o en otras palabras, el pueblo de Al’lah que fue liberado por nuestro Líder y Maestro [sa] de las crueldades de los mequíes, cantó himnos después de la ‘Batalla de Badr’, al igual que lo hicieron los israelitas en las orillas del río Nilo; y aquellos himnos árabes que se cantaban en las llanuras de Badr se conservan aún hoy en los libros”.
Luego, en otro lugar, el Mesías Prometido (as) proclama:
“El ejemplo que da la Torá en Deuteronomio es de ese mismo Profeta [sa] que fue acompañado con ayuda Divina y, junto con su comunidad, soportó penurias y todo tipo de dificultades durante trece años; y más tarde, eventualmente, huyó junto con su grupo de seguidores, aunque fueron perseguidos. Finalmente, en pocas horas, en la ‘Batalla de Badr’, Abu Yahl y su gente fueron abatidos por las rápidas espadas, al igual que el Faraón y su ejército perecieron por la rapidez del río Nilo [por subir la marea alta]. Observad la claridad y cómo desde el punto de vista del testimonio y la experiencia ambos incidentes, el de Egipto y el de La Meca, guardan un parecido muy marcado”.
Así, se afirma en el Santo Corán:
“Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles”.
En su libro “Jutbah Il-hamiyah”, al mencionar una sutil semejanza entre “Badr” [luna llena] y el siglo XIV [después de la Hégira], el Mesías Prometido (as) afirma que -y la traducción del urdu es la siguiente-:
“El número 400 es posterior a la emigración del Santo Profeta Muhammad, que fue el Sello de los Profetas (sa), para que se cumpliera la victoria del Islam que ya había sido prometida en el Sagrado Corán. En otras palabras, la declaración de Dios es:
‘Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles’, [Surah Al-Imran, 3:124].
Reflexionad sobre este versículo como aquellos que poseen entendimiento, porque ciertamente este versículo apunta hacia ‘dos Badrs’. Primero fue el ‘Badr’ que vino en ayuda de los primeros y el segundo ‘Badr’ sería una señal para los que vendrían después. No hay duda de que este versículo contiene una sutil indicación hacia ese momento en el futuro que iba a ser como la ‘noche de Badr’ y que se manifestaría 400 años después de un período de 1.000 años.
Esta es la metáfora utilizada por Al’lah cuando menciona la ‘noche de Badr’. Además, aceptamos que este versículo tiene otros significados que pertenecen a épocas anteriores, como sabrán los eruditos, porque este versículo tiene dos perspectivas, [ya que] hay dos [épocas de] ayuda y ‘dos Badrs’: un ‘Badr’ se refiere a tiempos pasados, mientras que el otro ‘Badr’ se refiere a tiempos venideros, cuando los musulmanes se encuentren en un estado extremadamente bajo, como se puede ver en la época actual. [En este sentido], el Islam comenzó como la luna creciente y se decretó que, al final, en los Últimos Días, se convertiría en luna llena [‘Badr’] por orden de Dios. Por eso, la sabiduría de Dios Altísimo dictó que, en este siglo el Islam, se convertiría en ‘Badr’ [luna llena]; y que además sería como ‘Badr’ en relación a su número [de participantes]. Son estos mismos significados los que Al’lah indica en las palabras:
‘Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles’, [Surah Al-Imran, 3:124].
Por tanto, reflexionad sobre este asunto con detenimiento y no seáis como los ignorantes. De hecho, las palabras [‘la qad nasrakum’] han sido utilizadas como [‘yansuru kum’] considerando sus otros aspectos, tal y como es evidente para aquellos que poseen entendimiento. Por consiguiente, por la causa del Islam, Dios Altísimo decretó que después de tener que enfrentarse a un estado de debilidad dos veces, el Islam también debía ser honrado dos veces; en contraste con el pueblo judío, para quien se decretó como castigo que tras dos honores tuvieran dos humillaciones, tal como se lee en los relatos de aquellos transgresores y tiranos en el ‘Surah Bani Israil’, [capítulo 17 del Santo Corán].
En el momento en que los musulmanes tuvieron que soportar la humillación en La Meca, Dios les hizo una promesa con las siguientes palabras:
[‘Se da permiso para combatir a quienes son combatidos,
porque han sido perjudicados -y Al’lah tiene en verdad poder para ayudarles’, Surah Al-Hall, 22:40].
Al decir ‘ayudarles’, Al’lah indicó que los incrédulos sufrirían el castigo a manos de los creyentes. Así pues, esta promesa de Dios se cumplió el día de ‘Badr’, cuando los incrédulos fueron matados por las espadas de los musulmanes que llovían sobre ellos”.
A continuación, el Mesías Prometido (as) expone:
“La situación en el siglo XIV [después de la Hégira] es como la que se produjo en ‘Badr’ y sobre la que Al’lah dice:
‘Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles’, [Surah Al-Imran, 3:124].
Este versículo implicaba una profecía, pues cuando en el siglo XIV el Islam se volviera frágil y débil, Dios Altísimo, según Su promesa, vendría en su ayuda”.
El Mesías Prometido (as) dice a continuación:
“Observad cómo a los Compañeros [ra] se les concedió ayuda en ‘Badr’ y se afirma que esta ayuda les fue dada en un momento en que eran menos en número. La incredulidad fue erradicada durante ese ‘Badr’ y junto con la manifestación de signos extraordinarios en ‘Badr’, había incluso una profecía sobre el futuro. Esto se debe a que ‘Badr’ es también el nombre de la luna llena, lo cual es un indicio de la manifestación de la ayuda de Al’lah en el catorceavo siglo [después de la Hégira].
El siglo XIV [tras la Hégira] es ese mismo siglo en el que incluso las mujeres dirían que el mismo traería consigo cosas buenas y bendiciones. Las palabras de Dios resultaron ser ciertas y en el siglo XIV, de acuerdo con la voluntad de Al’lah, se manifestó el ‘Buruz’ [subordinado] de Ahmad [el Santo Profeta (sa)], en mi persona, (el Mesías Prometido -as- dijo respecto a sí mismo, que él es el ‘Buruz’ de Ahmad -sa-), que fue profetizado en el incidente de ‘Badr’ y a quien el Profeta (sa) transmitió su saludo de paz.
No obstante, es una lástima que cuando se manifestó la luna del siglo XIV se le tachara de tener motivos egoístas. ¡Ay de aquellos que miraron, pero no vieron; que vivieron en los tiempos pero no lo reconocieron! Los que lloraban en sus púlpitos y decían que esto ocurriría en el siglo XIV ya han muerto. Ahora quedan los que se suben a sus púlpitos y dicen que el que ha venido es un mentiroso, [Dios nos perdone]. ¿Qué les pasa? ¿Por qué no ven y por qué no piensan? En ese momento, Dios Altísimo proporcionó ayuda en ‘Badr’ y socorrió a los que eran débiles, en un momento en que solo había 313 hombres en el campo de batalla y tenían un total de dos o tres espadas de madera; y entre los 313 había sobre todo jóvenes. ¿Qué estado más débil puede haber? Por otro lado, había una gran fuerza compuesta por jóvenes experimentados y curtidos en el combate.
El Santo Profeta Muhammad (sa) no tenía medios aparentes de su parte, pero en ese momento el Mensajero de Al’lah (sa) rezó: ‘¡Oh Dios mío! Si hoy destruyes a este grupo [de musulmanes], no quedará nadie para adorarte’.
¡Escuchad, os digo con total certeza que la situación actual es la misma que la de ‘Badr’! Dios Altísimo está preparando un grupo de la misma manera, [por lo que] se aplican las mismas palabras de ‘Badr’ y las palabras de estar en un estado de debilidad.
El número catorce tiene una conexión muy profunda en este sentido, pues la luna del siglo XIV está completa; y es a este mismo punto al que alude Dios, el Exaltado, en lo siguiente:
‘Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles’, [Surah Al-Imran, 3:124].
También en aquella época la comunidad del Santo Profeta (sa) era pequeña y, a pesar de eso, vencieron al enemigo; y ahora también está el ‘Badr’ de nuestra época actual”.
Con respecto a la revelación “No olvidéis el evento de la Batalla de Badr”, Hazrat Qadi Abdur Rahim Sahib (ra) ha escrito en su diario del 17 de febrero de 1904:
“Anoche, el Mesías Prometido (as) relató un sueño en el que oyó a alguien decir: ‘¡No olvidéis el acontecimiento de la Batalla de Badr!’.”
¡Que Dios Altísimo nos inculque la comprensión del significado de la “Batalla de Badr” y que entendamos la razón del advenimiento del verdadero siervo del Profeta (sa)!
¡Que Al’lah permita a la “Ummah” musulmana comprender el significado del evento de “Badr” y les permita reconocer al Mesías Prometido (as), que ha aparecido en subordinación al Santo Profeta Muhammad (sa) y a través de esto se harán dignos de recuperar su grandeza y gloria perdidas!
Ahora quiero hablar en relación con el Yalsa Salana.
Si Dios quiere, la [57] Convención Anual del Reino Unido comenzará el próximo viernes.
Este año, muchos invitados acudirán tras un intervalo de aproximadamente 3-4 años. De hecho, los invitados ya han empezado a llegar.
¡Que Dios conceda facilidad y comodidad a todos los que viajan, que lleguen aquí sanos y salvos; y que obtengan verdaderas bendiciones del propósito del Yalsa!
Del mismo modo, que todos los áhmadis que residen en el Reino Unido participen en el Yalsa con un verdadero fervor y espíritu, con el único objetivo en mente de que se esfuercen por alcanzar las recompensas espirituales durante los días del Yalsa. Al mismo tiempo, todos los trabajadores que han sido designados para diversas tareas durante el mismo deben esforzarse por servir a todos los participantes del Yalsa, ya que son los invitados del Mesías Prometido (as).
En esta ocasión, se estima que habrá un aumento del número de participantes [con respecto a otros años] y, debido a ello, es posible que se den algunas carencias organizativas. “MashAl’lah”, [con la gracia de Al’lah], tengo el convencimiento de que la yamat del Reino Unido ha adquirido ya tanta experiencia en su organización, que habrá resuelto la mayoría de los problemas y solo quedarán pequeñas deficiencias, si es que las hay. Además, si surge algún inconveniente, sabrán resolverlo de la mejor manera posible.
¡Que Al’lah permita que no surjan problemas de este tipo que causen molestias a los invitados!
[Por otra parte], el Islam pone gran énfasis en honrar y respetar a los invitados. Por lo tanto, aquellos invitados que acuden a la llamada del Mesías Prometido (as), con fines puramente religiosos, todos y cada uno de los que están de servicio y los anfitriones deben servirles y honrarles especialmente; y este servicio suyo debe ser llevado a cabo puramente por sentimientos de sacrificio y, al mismo tiempo, buscando la complacencia de Dios Altísimo.
[Ahora bien], ¿cuáles son las enseñanzas del Islam con respecto a la hospitalidad de los invitados y qué esperaba el Mensajero (sa) en cuanto a la hospitalidad hacia los mismos? En una ocasión, el Santo Profeta (sa) puso de manifiesto: “Quien crea en Dios y en el Último Día, debe honrar a sus invitados”.
[Asimismo], durante los días del Yalsa acuden personas de todas las naciones con temperamentos diversos y a veces surgen dificultades a la hora de lidiar con personas de caracteres diferentes. Debido a sus diferentes naturalezas, los huéspedes a veces dicen algo o actúan de una manera que dificulta la labor de la persona que está de servicio o tiene la tarea de atender a ese huésped. Sin embargo, el Mensajero de Al’lah (sa) nos ha ordenado honrar siempre a nuestros invitados, porque esta es otra forma en la que se pone a prueba la fe de uno. Así pues, los que están de servicio deben mostrar siempre una moral elevada y tener constantemente una sonrisa en la cara. Aquellos que están sirviendo se han ofrecido voluntariamente para servir a los invitados y, por tanto, deben alcanzar este nivel que Dios Altísimo y Su Profeta (sa) desean de ellos.
[Luego], ¿qué nivel de elevada moral nos enseña a alcanzar el Islam? El Santo Profeta Muhammad (sa) nos enseña a este respecto:
“Sonreír a tu hermano es caridad, ordenar el bien y prohibir el mal es caridad, dar indicaciones a una persona perdida o a un ciego es caridad de vuestra parte; quitar una piedra, un espino o un hueso del camino es caridad de vuestra parte (o sea, retirar cualquier basura); echar lo que queda de vuestra canasta en la de vuestro hermano es caridad de vuestra parte”.
Estos son los estándares que todo áhmadi debe alcanzar y como estoy llamando la atención de los trabajadores sobre esto, les digo que permanecer siempre sonrientes es un rasgo muy loable. A veces, los que están de servicio tienen poco tiempo para dormir y se cansan; aunque, a pesar de ello, se nos ordena sonreír siempre y servir de todo corazón.
Aparte, el departamento de “Tarbiyat” [entrenamiento] y todos los que están de servicio en general deben ser conscientes de que si ven a alguien comportarse de una manera que va en contra de la santidad de nuestro ambiente y enseñanzas [piadosas], deben aconsejarles de una manera amable y cariñosa. A continuación, se menciona [en el hadiz] que hay que mostrar el camino a los demás. Hay equipos asignados para mostrar los caminos a la gente. Del mismo modo, se han colocado anuncios [con señales] en diversos lugares que contienen instrucciones y señales. A pesar de ello, si alguien pregunta cómo ir a algún sitio, se le debe orientar en consecuencia. No es necesario que solo los que tienen asignada esta obligación informen a los demás, porque si una persona conoce las direcciones, la buena moral dicta que debe mostrarle el camino y, si no lo sabe, debe orientarle hacia el departamento correspondiente que lo sabrá. [Aparte], todo el mundo sabe que ayudar a las personas con discapacidad física o visual es una responsabilidad fundamental y todos vosotros debéis recordar esto; por tanto, no es necesario profundizar más en este tema.
Luego, si un huésped o cualquier otra persona arroja [al suelo] bolsas o vasos desechables u otro tipo de basura por donde se anda o en cualquier otro lugar, aunque el departamento de higiene se encargue de limpiarlo, si un trabajador ve basura, debe recogerla y tirarla en la papelera más cercana. La administración debe asegurarse de que haya cubos para la basura en varios puntos. Al mismo tiempo, dadas las circunstancias, la administración también debería asegurarse de que nadie arroja allí nada inapropiado.
Del mismo modo, los responsables de la comida también deben ocuparse de los invitados. Si hay alguna carencia en [la cantidad] de comida, explicad amablemente a los invitados que, debido a la escasez, si pueden repartir la misma, todos podrán tener una parte. Por lo general, las posibilidades de que esto ocurra son escasas, pero si se produce una situación de este tipo, los equipos encargados de servir la comida deben enfrentarse a ella con amor y sabiduría.
También está el departamento de gestión del tráfico. [En este sentido], de vez en cuando también pueden surgir problemas, sobre todo cuando hace mal tiempo. En este caso me gustaría decir a los invitados que cooperen con los que trabajan en el departamento de tráfico y los que sirven en dicho departamento deben mostrar la mejor de las morales. Del mismo modo, hay muchos otros departamentos en el Yalsa Salana y cada uno de ellos debe actuar siguiendo la guía del Santo Profeta (sa) de permanecer siempre sonriente.
¡Que Dios Altísimo permita a todos los trabajadores servir de la mejor manera y que el Yalsa sea bendecido en todos los sentidos!
Todos los áhmadis deberían rezar especialmente por el éxito del Yalsa Salana.
¡Que Al’lah nos permita hacerlo!
Resumen
Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que había estado mencionando incidentes de la vida del Santo Profeta (sa) en relación con la Batalla de Badr.
Trato amable a los prisioneros de guerra
Su Santidad (aba) dijo que después de la batalla, entre los prisioneros de guerra se encontraba el tío del Santo Profeta (sa), Abbas. Cuando los prisioneros fueron llevados al Santo Profeta (sa), él no pudo dormir por la noche. Alguien preguntó al Santo Profeta (sa) por qué no dormía, a lo que respondió que era debido a los gritos de Abbas. Por lo tanto, alguien fue y soltó las cadenas de Abbas. Entonces, el Santo Profeta (sa) preguntó qué había pasado, pues ya no oía los gritos de Abbas. Cuando le informaron de que le habían soltado las cadenas, el Santo Profeta (sa) ordenó que se hiciera lo mismo con todos los prisioneros, para que no hubiera trato preferencial.
Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra), quien escribe:
El Santo Profeta (sa) permaneció en el valle de Badr durante tres días. Este tiempo lo pasó amortajando y enterrando a los mártires y atendiendo a los heridos. Asimismo, fue durante estos días cuando se recogió y clasificó el botín. Los prisioneros de los incrédulos, que ascendían a setenta, fueron asegurados y entregados a la custodia de varios musulmanes. El Santo Profeta (sa) ordenó estrictamente a los musulmanes que trataran a los prisioneros con delicadeza y amabilidad, y que se aseguraran de que estuvieran cómodos. Los compañeros, que poseían un amor apasionado por cumplir todos los deseos de su Maestro, pusieron en práctica esta advertencia de una manera tan maravillosa que no se puede encontrar nada igual en la historia del mundo. Así, de entre estos prisioneros, uno llamado Abu ‘Aziz bin ‘Umair cuenta que:
“Debido a la exhortación del Santo Profeta (sa), los Ansar me daban pan horneado, pero ellos mismos, subsistían a base de dátiles, etc. Muchas veces, incluso si conseguían un pequeño trozo de pan, me lo daban a mí y no se lo comían ellos. Si alguna vez se lo devolvía avergonzado, insistían en que me lo quedara”.
A los prisioneros que no tenían ropa suficiente se les daba ropa. Así, ‘Abdul’lah bin Ubayy dio a ‘Abbas su camisa.
Sir William Muir admite el trato amable de estos prisioneros en las siguientes palabras:
“En cumplimiento de las órdenes de Muhammad, los ciudadanos de Medina, y aquellos de los Refugiados que ya tenían casas propias, recibieron a los prisioneros, y los trataron con mucha consideración. Benditos sean los hombres de Medina”, dijo uno de estos prisioneros más tarde, “nos hicieron cabalgar, mientras ellos mismos caminaban; nos dieron de comer pan de trigo cuando había poco, contentándose ellos con dátiles”. No es sorprendente que cuando, algún tiempo después, sus amigos vinieron a rescatarlos, varios de los prisioneros que habían sido recibidos así, se declararon adherentes del Islam… Su trato amable se prolongó así, y dejó una impresión favorable en las mentes incluso de aquellos que no se pasaron al Islam de inmediato”‘. (La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2 pp. 156-157)
Cómo afectó la victoria en Badr a los opositores del Islam
Su Santidad (aba) dijo que cuando las noticias de la victoria musulmana llegaron a Medina, Ka’b bin Ashraf intentó refutarla. De hecho. Al ver esta victoria y cómo los musulmanes habían derrotado a los grandes jefes de La Meca, el pueblo judío se puso muy celoso.
Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra), quien escribe:
‘Hasta ahora, mucha gente de las tribus de Aus y Khazraj seguían firmes en el politeísmo. La victoria de Badr resultó en un movimiento entre esta gente, y al presenciar esta magnífica y extraordinaria victoria, mucha gente de entre ellos se convenció de la verdad del Islam. A partir de ese momento, el elemento de la adoración de ídolos comenzó a disminuir muy rápidamente en Medina. Sin embargo, también había algunos en cuyos corazones esta victoria del Islam había encendido un fuego de rencor y celos. Como no era prudente oponerse abiertamente, aparentemente aceptaron el Islam, pero desde dentro intentaron desarraigarlo y se unieron al partido de los hipócritas. El más prominente entre esta última clase de gente era ‘Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul, que era un jefe muy renombrado de la tribu Khazraj. Debido a la llegada del Santo Profeta (sa) a Medina, ya había sufrido la conmoción de que le arrebataran su liderazgo. Después de Badr, este individuo se hizo musulmán al principio, pero su corazón estaba saciado de malicia y enemistad hacia el Islam. Se convirtió en el líder de la hipocresía y empezó a tramar en secreto una serie de conspiraciones contra el Islam y el Santo Profeta (sa). De los acontecimientos que se desarrollaron en lo sucesivo se desprenderá que, en ciertas ocasiones, este individuo se convirtió en un medio para crear situaciones muy delicadas para el Islam” (La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2 pp. 172-173)
Su Santidad (aba) además citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:
La batalla de Badr tuvo un efecto profundo y duradero tanto en los incrédulos como en los musulmanes. Es por esta razón que esta batalla posee un significado distinto en la historia del Islam; hasta tal punto, que el Sagrado Corán ha llamado a esta batalla “Yaumul-Furqan”, es decir, el día en que se hizo una distinción manifiesta entre el Islam y la incredulidad. No cabe duda de que posteriormente también tuvieron lugar otras guerras entre los Quraish y los musulmanes, y algunas de ellas fueron inmensamente feroces. A veces, los musulmanes se enfrentaron a situaciones delicadas, pero en la batalla de Badr, la columna vertebral de los Quraish se había roto, lo que ninguna operación quirúrgica podría reparar permanentemente después. En cuanto al número de muertos, no fue una gran derrota. La muerte de setenta o setenta y dos guerreros para un pueblo como el de Quraish, no puede considerarse en modo alguno una devastación nacional. En la batalla de Uhud, este fue el número de muertos musulmanes. Sin embargo, esta pérdida ni siquiera resultó ser un obstáculo temporal en el camino victorioso de los musulmanes. ¿Por qué entonces la batalla de Badr fue apodada Yaumul-Furqan? En respuesta a esta pregunta, la mejor respuesta está en las siguientes palabras del Sagrado Corán:
pero Al-lah deseó demostrar la verdad con sus palabras y exterminar de raíz a los incrédulos. (El Sagrado Corán 8:8)
En otras palabras, el golpe de la batalla de Badr alcanzó la raíz de los incrédulos, y ésta se hizo pedazos. Si este mismo golpe hubiera alcanzado a las ramas en vez de a la raíz, por grande que hubiera sido la pérdida que hubiera infligido, ésta no habría sido nada comparada con la que realmente se produjo. Sin embargo, este golpe en la raíz convirtió en cuestión de instantes este frondoso árbol verde en un montón de carbón. Sólo sobrevivieron las ramas que se adhirieron al otro árbol, antes de secarse. Por lo tanto, en el campo de Badr, la pérdida de los Quraish no se midió por el número de hombres que murieron, sino por la gente que murió. Cuando echamos un vistazo a las bajas de los Quraish desde esta perspectiva, no queda espacio para la más mínima duda o incertidumbre, de que en Badr, la raíz de los Quraish fue verdaderamente cortada. ‘Utbah, Shaibah, Umayyah bin Khalaf, Abu Jahl, ‘Uqbah bin Abi Mu’it y Nadr bin Harith, etc., eran el espíritu que movía a los Quraish. Este espíritu se desprendió de los Quraish en el valle de Badr para siempre, y quedaron como un cuerpo sin vida. Es por esta razón que a la batalla de Badr se le ha dado el nombre de Yaum-e-Furqan” (The Life & Character of the Seal of Prophets (sa), Vol. 2 pp. 165-166)
Rango de los Compañeros que Participaron en la Batalla de Badr
Su Santidad (aba) dijo que el ángel Gabriel fue a ver al Santo Profeta (sa) y le preguntó qué rango daba a los musulmanes que participaron en la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) dijo que eran los mejores de los musulmanes. El ángel Gabriel dijo que lo mismo ocurría con los ángeles que participaron en la batalla.
Su Santidad (aba) dijo que después de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ali (ra) con algunos otros tras una mujer que llevaba una carta. Cuando la interceptaron, le pidieron la carta que llevaba, que devolvieron al Santo Profeta (sa). Descubrieron que Hatib estaba informando a los Quraish sobre ciertos planes del Santo Profeta (sa). Cuando el Santo Profeta (sa) le preguntó a Hatib sobre esto, éste respondió que sólo lo había hecho para ganarse el favor de los Quraish, por lo demás su fe seguía firme en el Islam. Hazrat Umar (ra) deseaba matarlo. El Santo Profeta (sa) respondió que Hatib había participado en la Batalla de Badr, y Dios prometió que perdonaría los pecados de aquellos que participaran en la Batalla de Badr y que ninguno de ellos moriría en estado de incredulidad.
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) dijo que confiaba en que ninguno de los que participaron en Badr y Hudaibiyah entraría en el fuego del infierno.
Su Santidad (aba) dijo que cuando se estableció un estipendio para los compañeros durante la época de Hazrat Umar (ra), se fijó una cantidad mayor para aquellos que participaron en la Batalla de Badr.
El apoyo de Dios Todopoderoso a Sus Elegidos contra sus opresores
Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as), quien dijo que al igual que los israelitas habían sido perseguidos, también los musulmanes fueron perseguidos en La Meca. Con el tiempo, al igual que los israelitas huyeron de Egipto, los musulmanes también abandonaron La Meca. Y del mismo modo que el Faraón persiguió a los israelitas y acabó con ellos, los habitantes de La Meca persiguieron a los musulmanes y acabaron con ellos. Fue así que al encontrar el cuerpo de Abu Yahl en el campo de batalla después de Badr, el Santo Profeta (sa) dijo que este era el Faraón de los de La Meca.
Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que el versículo:
Y Al-lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles. Tomad pues a Al-lah como vuestro Protector para que seáis agradecidos. (El Sagrado Corán 3:124)
También contiene la profecía de que, al igual que en la época de Badr, cuando en el siglo XIV comenzaran a darse las mismas circunstancias, se manifestaría la ayuda de Dios. Fue así como se encomendó al Mesías Prometido (as).
Orientación a los Trabajadores para la Próxima Yalsa Salana (Convención Anual) del Reino Unido
Su Santidad (aba) dijo que el próximo viernes comenzará la Yalsa Salana del Reino Unido. Después de un intervalo de tres o cuatro años, los invitados internacionales asistirán a la Yalsa en gran número. De hecho, estos invitados ya han comenzado a llegar al Reino Unido.
Su Santidad (aba) rezó para que todos los que viajen tengan un buen viaje y lleguen sanos y salvos. Su Santidad (aba) rezó para que todos los asistentes cosechen las bendiciones de la Yalsa, incluso aquellos que viven en el Reino Unido. El único propósito de todos los asistentes a la Yalsa debe ser obtener alimento espiritual.
Su Santidad (aba) dijo que todos los voluntarios deberían servir a los asistentes teniendo en cuenta que son los invitados del Mesías Prometido (as). Su Santidad (aba) dijo que este año se espera un mayor número de asistentes. Por ello, es posible que surjan ciertas deficiencias desde el punto de vista organizativo. Sin embargo, Su Santidad (aba) dijo que los trabajadores de la Yalsa tienen tanta experiencia que ya habrán resuelto cualquier problema, y si aún así surgiera alguno, confía en que sabrán resolverlo de la mejor manera. Su Santidad (aba) rezó para que no surgieran problemas que pudieran causar dificultades a los invitados.
Su Santidad (aba) dijo que el Islam imprime importancia a la hospitalidad. Entonces, especialmente aquellos que viajan únicamente debido a la llamada del Mesías Prometido (as) y son, por tanto, sus invitados, deben ser tratados con gran respeto por los trabajadores. Los voluntarios deben servirles buscando únicamente la complacencia de Al’lah el Todopoderoso.
La virtud de sonreír siempre
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) instruyó que quien cree en Dios y en Su Mensajero (sa) debe honrar a sus invitados. Durante los días de la Yalsa, acuden personas de todo el mundo y con diferentes temperamentos. A veces, se hace difícil discernir cómo atenderlos según sus temperamentos. A veces, ciertos invitados dicen algo que a los trabajadores no les gusta. Sin embargo, Dios nos ha ordenado que honremos a los invitados sean cuales sean las circunstancias. De hecho, ésta es una de las formas en que se pone a prueba la fe de una persona. Por lo tanto, todos los responsables deben tener esto en cuenta, mostrar la mejor moral y sonreír siempre.
Su Santidad (aba) dijo que las normas de buena moral que se esperan de nosotros han sido explicadas por el Santo Profeta (sa), quien dijo que sonreír es una caridad. Ordenar el bien y prohibir el mal es caridad. Guiar a alguien que está perdido o ciego es caridad. Quitar los obstáculos del camino es caridad. Tomar algo tuyo y dárselo a tu hermano es caridad. Estas son las normas que todo ahmadí debe cumplir.
Su Santidad (aba) dijo que sonreír es un gesto muy importante, especialmente para los trabajadores de la Yalsa. Ciertamente, los voluntarios estarán fatigados y privados de sueño, pero sin importar las circunstancias, siempre deben permanecer sonrientes.
Su Santidad (aba) dijo que el departamento de tarbiyyat (formación moral), y todos los demás departamentos en general deben tener cuidado de que si ven algo que va en contra de nuestras enseñanzas y tradiciones, entonces deben explicar a esas personas con cuidado y amabilidad.
Su Santidad (aba) dijo que hay equipos dedicados a mantener los caminos despejados y limpios. Asimismo, se han colocado tablones en distintos lugares del recinto con indicaciones y orientaciones. A pesar de ello, si alguien pregunta a un voluntario cómo llegar, debe ayudarle. De hecho, no sólo los responsables, sino cualquiera que esté presente debe prestar ayuda, y si no están al tanto, pueden dirigirles al departamento pertinente.
Su Santidad (aba) dijo que todo el mundo sabe que si hay una persona discapacitada o ciega hay que ayudarla. Se trata de un conocimiento común y no es necesario profundizar mucho en este asunto.
Su Santidad (aba) dijo que si los voluntarios, o de hecho cualquier persona que asista a la Yalsa, ve alguna basura por el sitio, debe recogerla y deshacerse de ella. La administración debe asegurarse de que haya recipientes de basura en todo el lugar, y también de que no se arroje en ellos nada que no deba estar allí.
Su Santidad (aba) dijo que quienes sirven la comida también deben tener mucho cuidado con los invitados. Si alguna vez hay escasez de comida, deben explicar amablemente a los invitados que deben compartir para que todos puedan comer. Por lo general, las probabilidades de que esto ocurra son muy bajas. Sin embargo, en el caso de que algo así ocurra, los trabajadores deben tratarlo de la manera adecuada.
Su Santidad (aba) dijo que también existe el departamento de control del tráfico, donde puede haber la posibilidad de que surjan problemas, especialmente si el tiempo empeora. Aquí, Su Santidad (aba) dijo que los invitados también deben cooperar con los trabajadores, y éstos deben mostrar siempre buena moral.
Su Santidad (aba) dijo que hay muchos otros departamentos en la Yalsa, y que todos deberían seguir la guía del Santo Profeta (sa) de seguir sonriendo.
Su Santidad (aba) rezó para que todos los trabajadores de la Yalsa puedan llevar a cabo sus tareas de la mejor manera y que la Yalsa sea bendecida en todos los sentidos. Todos los ahmadíes deben seguir rezando por el éxito de esta Yalsa. Que Al’lah permita a todos hacerlo.
Resumen preparado por The Review of Religions