Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud. Ta´awwuz y el Surah Al-Fatihah, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Continuando con los relatos de las vidas de los Compañeros Badri, hoy mencionaré a Hazrat Miqdad bin Asad (ra), cuyo nombre auténtico es Miqdad bin Amr. Su padre se llamaba Amr bin Za´labah, y pertenecía a la tribu de los Bani Za´labah. Sin embargo, Hazrat Miqdad (ra) se conoce con la referencia de Asad bin Yaghuz porque éste le adoptó cuando era un niño. Por tanto llegó a ser conocido como Miqdad bin Asad (ra). Amr bin Za´labah, su padre, pertenecía a la tribu de Bahraa que es una de las tribus de Guza´ah en Yemen.

Durante la Época de la Ignorancia, Amr, el padre de Hazrat Miqdad (ra) mató a alguien y tuvo que huir a Hadharmaut, una zona costera al este de Aden en Yemen. Allí se afilió a la tribu de Kindah y por eso se le llamaba Kindi. Posteriormente, Amr se casó con una mujer de esa zona y de ese matrimonio nació Hazrat Miqdad (ra). Cuando Miqdad (ra) se hizo mayor, tuvo una pelea con Abu Shimr bin Hallr Kindi durante la cual le cortó la pierna con su espada y huyó a La Meca y se afilió a Asad bin Abdi Yaghuz. Miqdad (ra) entonces envió una carta a su padre y éste regresó a La Meca. Asad entonces adoptó a Miqdad (ra) y por ello comenzó a conocérsele como Miqdad bin Asad (ra) y fue conocido comúnmente con este nombre.

Sin embargo, cuando el versículo:

[árabe]

“Llamadles (a los hijos adoptivos) por los nombres de sus padres” (33-6)

fue revelado, comenzó a ser llamado Miqdad Bin Amr (ra). Entonces comenzó a llamarse Miqdad Bin Amr (ra). No obstante, fue más conocido por el nombre de Miqdad bin Asad (ra). Ese es el mandamiento de Al´lah Altísimo (33-6). Por esta razón, si son hijos adoptivos de alguien, se les llamará por el nombre de sus padres reales, por el verdadero linaje que es considerado del padre.

El apodo de Hazrat Miqdad (ra) era Abu Ma´bad y también Abu Asad, Abu Umar y Abu Sa´id. En una ocasión, Hazrat Miqdad (ra) y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) estaban sentados juntos y Hazrat Abdur Rahman (ra) le preguntó que por qué no se casaba. Hazrat Miqdad (ra) respondió: “ya que preguntas, ¿por qué no me casas con tu hija? Hazrat Abdur Rahman (ra) se enojó por el comentario y le reprendió. Hazrat Miqdad (ra) se quejó de este incidente ante el Santo Profeta (sa). Ante esto, el Santo Profeta (sa) le dijo que se encargaría de su matrimonio. Más tarde, el Santo Profeta (sa) casó a Zuba´ah, la hija de su tío, Hazrat Zubair bin Abdul Muttalib (ra) con Hazrat Miqdad (ra). Hazrat Zuba´ah (ra) era la hija de Hazrat Zubair (ra) y Hazrat Aatiqah Bint Wahb (ra). El Santo Profeta (sa) la casó con Hazrat Miqdad (ra) y tuvieron dos hijos llamados Karimah y Abdul’lah.

Abdul’lah fue martirizado durante la Batalla de Jamal mientras luchaba en el bando de Hazrat Aisha (ra). El Santo Profeta (sa) en una ocasión le dio a Dhuba´ah (ra) 40 wasaq de dátiles de Jayber, que equivalían a 150 mann, que son alrededor de 600 kg. Uno de los hijos de Hazrat Miqdad (ra) era Ma´bad. La hija de Hazrat Miqdad, Karima, describiendo su apariencia, decía que era alto, de piel morena, grueso y con un cabello voluminoso. Solía teñir su barba con mehndi [tinte natural de hierbas] que la embellecía. Su barba no era ni demasiado corta ni demasiado larga. Tenía los ojos negros y unas pestañas delgadas y largas.

El relato de la aceptación del islam de Hazrat Miqdad (ra) es el siguiente:

Hazrat Abdul´lah bin Masud (ra) relata que Hazrat Miqdad (ra) se encontraba entre los primeros siete Compañeros que aceptaron el islam en La Meca. He mencionado previamente los detalles de este relato relacionados con Hazrat Ammar bin Yasir (ra).

En cuanto a la emigración de Hazrat Miqdad a Medina, se afirma que Hazrat Miqdad (ra) se encontraba entre los musulmanes que emigraron a Abisinia. Sin embargo, un poco de tiempo después, regresó a La Meca. Cuando el Santo Profeta (sa) emigró a Medina, Hazrat Miqdad (ra) no pudo unirse a ellos. De ahí que permaneció en La Meca hasta que el Santo Profeta (sa) envió un ejército bajo el mando de Hazrat Ubaida bin Hariz (ra). Hazrat Miqdad (ra) y Hazrat Utbah bin Ghazwan (ra) se incorporaron al ejército bajo la orden de Ikrimah bin Abu Sufian con la intención de unirse a los musulmanes en cuanto tuvieran la oportunidad de hacerlo. Ya he mencionado los detalles de este incidente.

No obstante, mencionaré brevemente los detalles que Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito en Sirat Jatam-un-Nabiyyin (La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa)).

Escribe:

“A su regreso del Ghazwah (batalla) de Waddan, en el comienzo del mes de Rabi´ul-Awwal, el Santo Profeta (sa) envió a una comitiva de Muhayirin (emigrantes), compuesta de setenta hombres montados en camellos bajo el liderazgo de un familiar cercano, Ubaida bin Al-Hariz Muttalibi (ra). El objetivo de esta campaña era también impedir los ataques de los Quraish de La Meca. Cuando Ubaidah bin Al-Hariz (ra) y sus Compañeros avanzaron y llegaron cerca de Zaniyyatul-Marrah, se dieron cuenta, de repente, que 200 Quraish jóvenes armados habían instalado un campo bajo el mando de Ikramah bin Abu Yahl. Los dos destacamentos se enfrentaron entre sí y en la confrontación se intercambiaron algunas flechas.

Sin embargo, este grupo de idólatras desistió de más conflictos porque temían que los musulmanes probablemente tenían refuerzos ocultos a su disposición, y como consecuencia, los musulmanes no los persiguieron. No obstante, dos individuos del ejército de los idólatras llamados Miqdar bin Amr (ra) y Utbah bin Ghazwan (ra) huyeron del mando de Ikramah bin Abu Yahl y se unieron a los musulmanes.

Está escrito que partieron con los Quraish con el objetivo de encontrar la oportunidad de unirse a los musulmanes. La razón es que eran musulmanes de corazón, pero debido a su debilidad, no pudieron emigrar por temor a los Quraish. Además, es posible que esta misma ocurrencia les haya hecho desanimarse y decidieron dar un paso atrás considerando esto un mal presagio. La historia no ha registrado si este ejército de Quraish, que en absoluto no era una caravana comercial y sobre la cual Ibni Ishaq ha utilizado las palabras Yamun Azim (un gran ejército), salieron en esa dirección con un objetivo específico. Sin embargo, está claro que sus intenciones no eran buenas. Esto fue por la Gracia de Dios, que al encontrar a los musulmanes vigilantes y viendo como algunos de sus propios hombres se unían a los musulmanes, perdieron el coraje y retrocedieron. Además un beneficio a todos los efectos que los Compañeros obtuvieron de esta campaña fue que dos almas musulmanas fueron liberadas de la tiranía de los Quraish.

En el momento de la emigración a Medina, Hazrat Miqdad (ra) permaneció en casa de Kulzum bin Hidam (ra). El Santo Profeta (sa) estableció un lazo de hermandad entre Hazrat Miqdad (ra) y Hazrat Yabbar bin Sajr (ra). El Santo Profeta (sa) concedió a Hazrat Miqdad (ra) un lugar donde quedarse en la zona de Banu Hudaila, que es una rama de la tribu Ansar de Jazrall.  Hazrat Ubay bin Ka´b (ra) le invitó a quedarse en esa zona.

El incidente que se encuentra en los Hadiz en relación a tres Compañeros, que reservaron algo de leche de cabra para el Santo Profeta (sa), pero una noche uno de ellos acabó por beberse toda la leche, en realidad se refiere a Hazrat Miqdad (ra).  Hazrat Miqdad (ra) relata: “Dos Compañeros míos y yo emigramos a Medina y nuestros oídos y ojos estaban gravemente afectados por las dificultades que pasamos. Nos presentamos ante los Compañeros del Santo Profeta (sa) para quedarnos con uno de ellos, pero nadie nos acogió, así que fuimos con el Santo Profeta (sa) y nos llevó a su casa. El Santo Profeta (sa) tenía tres cabritas. El Santo Profeta Muhammad (sa) les dijo que ordeñaran las cabras para proporcionarles leche a todos. Así lo hicieron, y cada uno de nosotros tomaba la parte que le correspondía  y dejábamos para el Santo Profeta (sa) su parte. Él – el Santo Profeta (sa) – venía por la noche  y diciendo “assalamu alaikum” en voz baja para no despertar a los que dormían, y para llamar la atención de los que estaban despiertos.

Dice: “Después de esto, el Santo Profeta (sa) fue a la mezquita y rezó y luego tomó su porción de leche y la bebió. Una noche, Satanás se me acercó después de que ya había tomado mi porción de leche (un pensamiento malvado tentó a su corazón). El pensamiento satánico le susurró que Satanás declaró que el Santo Profeta (sa) visitaba a los Ansaar y éstos le daban regalos. Por lo tanto, no necesitaba esta pequeña cantidad de leche que se había guardado como su parte”. Continúa diciendo: “Después de esto, bebí la porción de leche que había guardado para el Santo Profeta (sa). Una vez que entró en mi estómago, (los árabes tenían su forma única de expresar las cosas), me di cuenta de que no había posibilidad de recuperar la leche ingerida”. Continúa: “Satanás me hizo sentir avergonzado y dijo que ‘¡que te caiga la desgracia!’. ¿Qué has hecho? Has tomado la parte de Muhammad. Cuando él venga y no lo encuentre, rezará contra ti, serás destruido y tu vida en este mundo y en el más allá se arruinarán”.

¿Qué fue lo que hizo que Hazrat Miqdad (ra) tuviera este pensamiento satánico? Satanás fue quien colocó en el corazón de Hazrat Miqdad (ra) que el Santo Profeta (sa) rezaría contra él, cuando en realidad el Santo Profeta (sa) siendo “Rahmatul lil Aalamin” (una misericordia para la humanidad), ¿iba a rezar contra él por un asunto tan trivial? Por lo tanto, este pensamiento en sí mismo era un mero pensamiento satánico para sugerir que el Santo Profeta (sa) rezaría contra él. Hazrat Miqdad (ra) luego dice: “Se me ocurrió la idea de que el Santo Profeta (sa) rezaría contra mí y que arruinaría mi vida y la venidera”.

Estaba envuelto en un trozo de tela. Si me cubría los pies con él, mi cabeza permanecía descubierta, y si me cubría la cabeza con él, mis pies permanecían descubiertos y no podía dormir. Los otros dos Compañeros se habían quedado dormidos y no se comportaron como yo hice (beber leche que no nos correspondía). El Santo Profeta (sa) luego llegó y dijo “Assalamu Alaikum”, como era su costumbre. Luego entró a la mezquita y ofreció sus oraciones Nawafil (oraciones voluntarias). Posteriormente, se acercó a su bebida (el vaso que contenía leche), abrió la tapa, pero no encontró nada dentro. El Santo Profeta (sa) levantó la cabeza hacia el cielo y yo estaba observando esto mientras permanecía despierto, y pensé para mí mismo que ahora rezaría contra mí para que yo perecería. Sin embargo, dijo:

[árabe]

Es decir, “¡Oh Al’lah, alimenta al que me da comida y dale de beber a quien me da de beber!”

Hazrat Miqdad (ra) dice: “Cuando escuché esto, envolví el trozo de tela bien sobre mí. Como estaba despierto, salí fuera con un cuchillo donde había cabras paciendo, y me dirigí hacia la más saludable, para sacrificarla para el Santo Profeta (sa). Cuando llegué allí, me di cuenta de que sus ubres estaban llenas de leche; más bien todas las ubres de las cabras estaban llenas de leche. Traje un utensilio de la casa del Santo Profeta (sa) sin contar que se llenaría de leche hasta los topes. Luego ordeñé las cabras hasta el punto que la espuma había alcanzado el borde y el cuenco estaba completamente lleno. Fui al Santo Profeta (sa) y él me preguntó: “¿Habéis bebido vuestra porción de leche esta noche?”. Yo respondí: “No haga esta pregunta Mensajero (sa) de Al’lah y por favor beba esta leche”. El Santo Profeta (sa) luego bebió un poco de leche y me la devolvió. Entonces dije: “¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! Tome más”. El Santo Profeta (sa) luego bebió un poco más y me entregó el cuenco nuevamente. Cuando sentí que el Santo Profeta (sa) estaba lleno y había bebido leche hasta saciarse, sentí que también fui el receptor de las oraciones del Santo Profeta (sa) (el Santo Profeta (sa) había rezado a Dios para alimentar a quien lo alimentaba y darle de beber a quien le daba algo de beber).  Por lo tanto, había recibido las bendiciones de la oración del Santo Profeta (sa ) y también tomé un poco de leche, así que comencé a reír sin control hasta el punto en que me caí al suelo de la risa.  El Santo Profeta (sa) luego dijo: “¡Oh Miqdad (ra), ¿es esta una de tus travesuras?  (cuando el Santo Profeta (sa) lo vio riéndose de ese modo, dijo que le parecía que había hecho alguna travesura.) Respondí: “¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! Ésto es lo que sucedió y esto fue lo que hice en consecuencia (le relató todo el incidente). El Santo Profeta (sa) dijo: “Esta es una misericordia de Dios Altísimo, ¿por qué no me informaste de esto antes para que pudiéramos despertar a nuestros dos Compañeros y que también bebieran y participaran de esta misericordia?”. Yo respondí: “Por Aquel que le envió con la verdad, después de que usted recibiera esta misericordia y yo participara de ella, ya no me preocupó si alguien más la había recibido, y tan solo me preocupé por mí , ya que fui yo quien cometió este error.”

Hazrat Miqdad (ra) participó en las batallas de Badr, Uhud, Jandaq y todas las demás batallas junto al Santo Profeta (sa). Hazrat Miqdad (ra) es mencionado como uno de los arqueros del Santo Profeta (sa).

Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra) afirma: “Durante la batalla de Badr, presencié el momento en el que Hazrat Miqdad bin Asad (ra) dijo algo, que si hubiese salido de mí, habría sido lo más querido para mí que todas las acciones piadosas que había llevado a cabo hasta el momento. Hazrat Miqdad (ra) fue al Santo Profeta (sa) mientras oraba contra los incrédulos y le dijo: ‘¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! No diremos lo que el pueblo de Moisés (as) le dijo a él, es decir:

[Árabe]

“Ve tú y tu Señor y pelea. ¡Ciertamente no! Más bien, lucharemos a su derecha y a su izquierda, y delante y detrás de usted.”

“Vi que el semblante bendito del Santo Profeta (sa) comenzó a brillar de alegría y él realmente estaba satisfecho con lo que Hazrat Miqdad (ra) había dicho.”

Algunos de los detalles de este relato han sido mencionados en Sirat Jatam-ul-Nabiyin, en relación a la batalla de Badr. Se afirma que cuando el Santo Profeta (sa) se enteró de los planes del enemigo, se dirigió hacia Badr para determinar cuáles eran sus intenciones, y si era atacar, entonces defenderse de ellos. El Santo Profeta (sa) se detuvo en un lugar cerca de Rauha y desde este mismo lugar el Santo Profeta (sa) envió a dos Compañeros llamados Basis y Adi hacia Badr, para reunir información sobre los movimientos de los enemigos; e instruyó que regresaran rápido con información. Saliendo de Rauḥa, cuando los Compañeros llegaron a Zafran, pasando por un lado del Valle de Safra, que es solo un manzil cerca de Badr, fue recibida la noticia de que un poderoso ejército de los Quraish avanzaba desde La Meca. Ya que había pasado el momento de mantener el secreto, el Santo Profeta (sa) reunió a todos los Compañeros y les informó de esta noticia. Luego buscó el consejo sobre lo que debía hacerse. Algunos Compañeros dijeron:

‘¡Oh Mensajero de Al’lah! Teniendo en cuenta nuestros medios aparentes, parece más apropiado enfrentarnos a la caravana, porque todavía no nos hemos preparado completamente para luchar contra el ejército.” Sin embargo, al Santo Profeta (sa) no le gustó esta propuesta.

Cuando el Santo Profeta (sa) se fue de Medina, muchos de los Compañeros no tenían idea de que esto podría incluso acabar en una batalla. De hecho, todo lo que sabían era que se acercaba una caravana y habían salido para determinar sus intenciones y si esta caravana buscaba atacar contra ellos, y si era el caso, entonces lucharían dado que solo se trataba de una pequeña caravana. Por lo tanto, cuando los Compañeros salieron de Medina, ninguno de ellos pensó que iban a participar en una batalla contra un ejército. En cualquier caso, cuando el Santo Profeta (sa) les preguntó su opinión, algunos de ellos dijeron que, dado que no podían luchar contra el ejército, entonces era mejor no participar.

Por otro lado, cuando los más eminentes de los Compañeros escucharon esta sugerencia, se levantaron, pronunciaron alocuciones apasionadas y afirmaron: ‘Nuestras vidas y nuestra riqueza pertenecen a Dios. Ofrecemos nuestras vidas para servir en cualquier frente’.”  Como tal, Miqdad (ra) bin Asad, quien también era conocido como Miqdad (ra) bin Amr dijo:

“¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! No somos como los discípulos de Moisés (as) para decirle: ‘Ve tú y tu Señor y pelea, y nosotros nos sentamos aquí’. Más bien, afirmamos que usted puede ir a donde quiera, estamos con usted y lucharemos a su derecha, a su izquierda, frente a usted y detrás de usted.”

Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó este discurso, su semblante bendito comenzó a brillar de alegría. Todavía, a pesar de esto, el Santo Profeta (sa) esperó un comentario de los Ansar, y deseó que ellos también dijesen algo. Esto fue porque el Santo Profeta (sa) pensó que los Ansar quizás creían que según el Baiat en Aqabah, su obligación era defenderse, en caso de que Medina fuese atacada. Por lo tanto, a pesar de tales discursos apasionados, el Santo Profeta (sa) continuaba buscando consejo sobre lo que debía hacerse. Sa‘d bin Mu‘az (ra), jefe de los Aus, entendió este deseo del Santo Profeta (sa) y se presentó en nombre de los Anṣar:

“¡Oh Mensajero de Al’lah! Quizás es nuestra sugerencia lo que usted busca. ¡Por Dios! Ya que hemos creído en usted como verdadero y hemos puesto nuestras manos en su mano, salga a donde quiera, porque estamos con usted. Juramos por ese Ser, que Le ha enviado con la verdad, que si nos ordena sumergirnos en el mar, nos sumergiremos, y ninguno de nosotros se detendrá. Si Dios quiere, nos encontrará firmes en la batalla y será nuestro testigo, para deleite de sus ojos .”

Cuando el Santo Profeta (sa) escuchó este discurso, se alegró y dijo:

Árabe

“Salid en el nombre de Al’lah, y alegráos porque Al’lah me ha prometido que definitivamente nos concederá la victoria sobre uno de estos dos partidos (es decir, el ejército o la caravana). Juro por Dios que en este mismo momento estoy presenciando los lugares donde los hombres enemigos caerán después de ser asesinados.”

En otra narración sobre la batalla de Badr se afirma que Hazrat Miqdad (ra) fue la primera persona que peleaba a caballo, y el nombre de su caballo era Sabhah. En una narración se declara que durante la batalla de Badr, los musulmanes tenían dos caballos.

Hazrat Ali (ra) afirma: “Durante la batalla de Badr tuvimos dos caballos; uno pertenecía a Zubair bin A’wam y el segundo pertenecía a Miqdad (ra) bin Asad.

Según Ibn-e-Hisham, en la batalla de Badr los musulmanes tenían tres caballos: uno pertenecía a Hazrat Marsad (ra) bin Abu Marsad, cuyo nombre era Sabal, otro pertenecía a Hazrat Miqdad (ra) bin Amar y se llamaba Ba’zayah o Sabhah y el tercero pertenecía a Hazrat Zubair (ra) bin A’wam, cuyo nombre era Yasub.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) estudió varias fuentes históricas y escribió en Sirat Jataman Nabiyyin que durante la batalla de Badr, los musulmanes solo tenían dos caballos. En algunos libros se registra que los musulmanes tenían tres y como se ha mencionado, hay otros que indican que el número era cinco. No obstante, si había dos, tres o cinco caballos, es un hecho comprobado que no había comparación entre las armas de los musulmanes en comparación con la de los incrédulos. Si se compara con el equipo de los incrédulos, se puede decir que los musulmanes estaban desarmados. Sin embargo, a pesar de todo esto, cuando se levantaron contra su enemigo, los Muhayirin (emigrantes) y los Ansar cumplieron la promesa que habían hecho con el Santo Profeta (sa).

Hazrat Miqdad bin Amr Kindi (ra) era un confederado de la tribu Banu Zuhra y participó en la Batalla de Badr junto al Santo Profeta (sa). En una ocasión le preguntó al Santo Profeta (sa): “¡Oh, Mensajero de Al-lah! Si me topo con uno de los incrédulos y se produce una pelea entre nosotros en la que se las arregla para cortarme una de mis manos, pero entonces ese incrédulo huye y busca refugio detrás de un árbol diciendo que acepta el islam por el bien de Dios, ¿debería matarlo entonces?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “No debes matarlo.” Hazrat Miqdad (ra) dijo: “¡Oh, Mensajero de Al-lah! ¿Incluso si me ha cortado una de mis manos y luego ha dicho que es musulmán?” El Santo Profeta (sa) respondió: “No debes matarlo, porque si lo haces, él alcanzaría el rango que te fue dado antes de la hora en que lo mataste”, es decir, al incrédulo que fuera asesinado se le concedería el rango que el musulmán disfrutaba después de profesar creencia y al musulmán se le daría a su vez el rango de incrédulo antes de que recitara el Kalima [declaración de fe].

Así, al Santo Profeta (sa) se le presentó un escenario hipotético en el que, ¿si un incrédulo corta la mano de un musulmán, luego busca refugio detrás de un árbol y recita el Kalimah, diciendo que acepta el islam por el bien de Dios, todavía debía vengarse? A esto el Santo Profeta (sa) respondió negativamente y dijo que si aún así lo mataba, entonces el incrédulo se convertiría en creyente y él creyente – a pesar de profesar la creencia [en el Islam y el Santo Profeta (sa)] estaría en el lugar de ese incrédulo.

Este es el estado de una persona que recita el Kalima y este derecho ha sido establecido por el Santo Profeta (sa). En contraste, reflexionen sobre las acciones de los llamados eruditos y gobiernos islámicos. ¡Si tan sólo analizaran sus propias condiciones y vieran a la luz de este Hadiz, si están actuando según los creyentes o no creyentes!

Los camellos del Santo Profeta (sa) estaban pastoreando fuera de Medina por un pastor y su esposa, que eran de la tribu Banu Ghaffar. Uyainah bin Hissan de la tribu Banu Fuzarah, junto con algunos hombres a caballo de la tribu Banu Ghatfan atacaron al pastor. Mataron al pastor y se llevaron a su esposa y a los camellos con ellos. Hazrat Salamah (ra) bin Akwa fue el primero en enterarse de ellos y el esclavo de Hazrat Talha bin Ubaidal’lah también fue detrás de ellos a caballo. Llegaron a Zaniyatul Wida’a, que es el nombre de ese valle. Hay diversas opiniones sobre este valle; algunos opinan que es una zona fuera de Medina, y aquí es donde la gente se despide de los que viajan hacia La Meca. Según otra narración, esta era una zona fuera de Medina en dirección a Siria y a la vuelta de la batalla de Tabuk, la gente de Medina vino a recibir al Santo Profeta (sa) aquí. Del mismo modo, [se dice que] el Santo Profeta (sa) acompañó a algunos ejércitos hasta este punto antes de enviarlos a su expedición.

Sin embargo, cuando Salamah (ra) bin Akwa llegó allí, vio a Uyainah y a sus Compañeros cómplices. Subió a una colina cerca de Medina llamada Sal’ah y levantó el eslogan: “¡Ya Sabahah!”, que era el eslogan de la ayuda. Entonces Hazrat Salamah (ra) disparó una ráfaga de flechas y los persiguió. Se las arregló para desviar la dirección en la que se dirigían. Al escuchar los gritos de Hazrat Salamah (ra), el Santo Profeta (sa) hizo un anuncio para que fueran y se enfrentaran al enemigo inmediatamente. La caballería respondió a la llamada del Santo Profeta (sa) y el primero de ellos fue Hazrat Miqdad (ra).

Cuando el Santo Profeta (sa) planeó la conquista de La Meca, decidió mantener en secreto todo el plan. Aunque los Compañeros (ra) estaban haciendo todos los preparativos para partir, sin embargo, no era de conocimiento común que la dirección prevista era La Meca. Durante este tiempo, un Compañero Badri, Hazrat Hatim (ra) bin Balta’h, por su sencillez e inocencia, escribió en secreto una carta que esbozaba el plan y se lo dio a una mujer que era de La Meca. La mujer tomó la carta, pero el Santo Profeta (sa) recibió noticias de esto a través de Al’lah Taala y envió a Hazrat Ali (ra) junto con dos Compañeros; uno de ellos era Hazrat Miqdad (ra), para ir tras la mujer y recuperar la carta. Hazrat Ali (ra) narra: “El Santo Profeta (sa) me envió a mí, a Zubair (ra) y a Miqdad (ra) y me dijo: ‘vete a Rauza Jaaj. Habrá una mujer viajando en camello y tendrá una carta que debes recuperar”. Por lo tanto, viajamos rápidamente a caballo y llegamos a la mujer. Le pedimos que nos entregara la carta, pero ella respondió que no tenía ninguna carta. Entonces le dijimos que tendría que presentar la carta, de lo contrario tendríamos que quitarle la ropa [para buscar la carta]. Luego quitó la carta de las ataduras dentro de su cabello, la cual llevamos de regreso al Santo Profeta (sa). El Compañero [antes mencionado] había escrito esta carta a los incrédulos por su sencillez. Como todo el plan se mantuvo en secreto, esto habría revelado todos los planes. Sin embargo, Dios Altísimo informó al Santo Profeta (sa) acerca de la carta, la cual fue recuperada.

Musa bin Yaqub narra de su tía paterna, quien a su vez narraba de su madre que el Santo Profeta (sa) daba a Hazrat Miqdad (ra) 15 wasq de cebada de la cosecha de Jayber al año – esto equivale aproximadamente a 56,25 mann [unidad de medida antigua] al año – y vendimos esto a través de Mua’wiyya bin Abi Sufyan por 100.000 dirhams. Este era un ingreso anual. Tal vez esta cantidad era de unos pocos años de producto, o era un producto regular que se vendía porque 56 mann no valían esa cantidad de dinero.

Hazrat Miqdad (ra) también participó en la batalla de Yarmuk y en esta batalla él era el Qari [recitador del Corán]. Después de la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) estableció la práctica de que durante la batalla, el Sura Al-Anfal debe ser recitado. Incluso después de la muerte del Santo Profeta (sa), esta práctica fue mantenida. Durante una expedición, el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Miqdad (ra) como líder del ejército para esa expedición. Cuando regresó, el Santo Profeta (sa) preguntó: “¡Oh, Abu Ma’bad (ra)! ¿Cómo fue tu experiencia como líder del ejército?” Él contestó: “¡Oh, Mensajero de Al-lah! Cuando me fui, empecé a sentirme como si todos fueran mis sirvientes”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡Oh, Abu Ma’bad! Este es el caso para los que son elegidos líderes, excepto para aquel a quien Dios Altísimo protege de los males de esta posición”. Miqdad (ra) declaró: “No hay duda de ello. Juro por Aquel que te envió como Profeta, que ni siquiera deseo ser nombrado líder sobre dos personas. Esta fue una experiencia en la que sentí como si todos se convirtieran en mis esclavos, por lo que he llegado a la conclusión de que nunca deseo ser nombrado líder, ni siquiera sobre dos personas”.

Este era el nivel de rectitud de estas gentes, en el sentido de que, si uno es designado para un oficio, podría desarrollar un sentido de arrogancia dentro de sí mismo. Por lo tanto, tan siquiera deseaba ser designado líder sobre dos hombres. Por lo tanto, cada uno de entre nosotros que es designado encargado sobre otro debe ser consciente de esto. Primero, uno nunca debe desear [ser nombrado líder], pero luego cuando uno es nombrado en una posición de autoridad, deben orar a Dios Altísimo para que los proteja de los males de su posición, para que Dios nunca permita que la arrogancia se desarrolle dentro de ellos y siempre deben buscar las bendiciones de Dios.

Hazrat Miqdad (ra) estuvo con Hazrat Ubaidah (ra) bin Yarrah durante el asedio de Homs y también participó en la conquista de Egipto. En el año 20 DH, cuando el líder del ejército musulmán, Hazrat Amr (ra) bin A’as solicitó refuerzos al Jalifa, Hazrat Umar (ra) envió un ejército de 10,000 soldados y 4 oficiales, uno de los cuales era Hazrat Miqdad (ra) – para ayudar al ejército musulmán- . Hazrat Umar (ra) les escribió diciendo: “Cada uno de estos oficiales es igual a 1,000 hombres del enemigo.” De hecho, tan pronto como llegaron los refuerzos, la batalla cambió a favor de los musulmanes y en un corto espacio de tiempo, la tierra que una vez perteneció a los Faraones comenzó a proclamar la Unidad de Dios.

Yubair bin Nufair relata: “Hazrat Miqdad (ra) bin Aswad vino en una ocasión a vernos para tratar de un cierto asunto. Le dijimos: “¡Que Al-lah te conceda la paz y una vida sana! Por favor, siéntate con nosotros hasta que acabemos de atender el asunto que nos pides “. Él dijo:” Estoy asombrado por el estado de las personas. Acabo de pasar por un pueblo que desea cosas que conducen a conflictos. Piensan que Dios Altísimo los pondrá a prueba de la misma manera en que puso a prueba al Santo Profeta (sa) y a sus Compañeros. ‘Hazrat Miqdad (ra) añadió:’ He escuchado al Santo Profeta (sa) decir que afortunado es aquel que está protegido frente a toda discordia. El Santo Profeta (ra) repitió esta frase tres veces y luego dijo que si uno experimenta dificultades, debe mostrar paciencia “.

Por lo tanto, no se debe rezar parar sufrir alguna dificultad, o para ser puesto a prueba. Sin embargo, si experimentáis alguna dificultad, debéis mostrar paciencia y permanecer firmes en lugar de mostrar cobardía.

Hazrat Miqdad (ra) tenía una estructura corporal voluminosa, pero aun así participaba en la Yihad.

En una ocasión, Hazrat Miqdad (ra) se hallaba sentado al lado de un cofre de joyería de un orfebre y daba la impresión de ser incluso más grande que el cofre. Alguien le dijo en una ocasión que Dios Altísimo le había otorgado la exención de participar en la Yihad, ya que era de una complexión extremadamente pesada. De forma similar a lo mencionado anteriormente, su hija también comentó que tenía un estómago muy grande. Sin embargo, Hazrat Miqdad (ra) respondió que él seguía al versículo mencionado en Surah Bahus, (que es el otro nombre con el que se conoce al Surah al-Taubah, en el que se menciona las hipócritas y expone sus planes secretos), imponiéndoselo a sí mismo. Dice:

[Arábe]

“Sal, ligero y pesado” [9:41]

Hazrat Musleh Maud (ra) ha explicado el término Jifafan [ligero] y Ziqalan [pesado] y ha declarado que, en este versículo, se enseña a los musulmanes que deben salir a la Yihad en el camino de Dios Altísimo, y no permitir que los obstáculos se interpongan en su camino. Los términos Jifafan [ligero] y Ziqalan [pesado] tienen múltiples significados; pueden significar tanto viejo como joven, si se va solo o en grupo, a pie o montado, armado o sin armas, o con las provisiones adecuadas. A la luz de las múltiples connotaciones de las palabras, Hazrat Miqdad (ra) interpretó que esto se refería a la complexión ligera o pesada y, por lo tanto, cumplió su deseo de participar en la Yihad.

Hazrat Miqdad (ra) tenía un estómago muy grande, y un esclavo cristiano le dijo en una ocasión que le haría una incisión en su zona abdominal y le quitaría la grasa. También existía un procedimiento en aquellos días para eliminar la grasa tal como se hace hoy en día. En cualquier caso, se le incidió el abdomen y se eliminó la grasa, y luego se volvió a coser el abdomen. Sin embargo, este procedimiento acarreó el fallecimiento de Hazrat Miqdad (ra). Tal vez contrajo una infección y no pudo recuperarse. Al observar lo ocurrido, el esclavo huyó. En otra narración de Abu Faid, se afirma que Hazrat Miqdad (ra) falleció al beber aceite de castor. Karima, la hija de Hazrat Miqdad (ra) declaró que Hazrat Miqdad (ra) falleció en la localidad de Yurf, que se encuentra a tres millas de Medina, y la gente llevó su cuerpo sobre sus hombros, trayéndolo de regreso a Medina. Hazrat Uzman (ra) dirigió su oración fúnebre, y luego fue enterrado en Yannat-ul-Baqi. Hazrat Miqdad (ra) falleció en 33 DH a la edad de aproximadamente 70 años.

Ibn Buraida relata respecto a su padre, que el Santo Profeta (sa) declaró que Dios Altísimo le ordenaba amar a 4 personas y que Él también amaba a estas 4 personas. Se le preguntó al Santo Profeta (sa) quiénes eran estas 4 personas, y él respondió que se trataba de Ali (ra), lo cual repitió tres veces, y luego mencionó los nombres de Abu Zhar (ra), Salman (ra) y Miqdad (ra). Esta narración es de Ibn Mayah y en varios momentos se ha relatado de manera diferente, pero esta narración en particular lo menciona de esta manera.

Hazrat Ali (ra) relata que el Santo Profeta (sa) declaró que a cada Profeta se le han otorgado siete Compañeros nobles. El narrador afirma que quizás la palabra utilizada era guardianes en lugar de Compañeros. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) declaró que le habían otorgado 14. Afirma que preguntaron quiénes eran estas personas y el Santo Profeta (sa) dijo que era Hazrat Ali (ra), sus dos hijos, Hassan (ra) y Hussain (ra), Yaffar (ra), Hamza (ra), Abu Bakar (ra), Umar (ra), Musab bin Umair (ra), Bilal (ra), Salman (ra), Ammar (ra), Miqdad (ra), Huzaifah (ra), Abu Zhar (ra) y Abdul’lah bin Masud (ra). Este relato es de Sunan Tirmadhi.

Uno de los versículos del Surah Al-Anam en el Sagrado Corán es el siguiente:

[árabe]

“No rechaces a quienes invocan a su Señor mañana y tarde buscando Su semblante. Tú no eres en absoluto responsable de ellos ni ellos lo son de ti, porque si los rechazas serás de los injustos.”

En relación con este versículo, Hazrat Sad (ra) afirma –este relato también está registrado en Ibn Mayah – que este versículo fue revelado con respecto a seis personas y uno de ellos era él [es decir, el propio Hazrat Sad (ra)], Ibn Masud (ra), Suhaib (ra), Ammar (ra), Miqdad (ra) y Bilal (ra). Hazrat Sad (ra) afirma que la razón de esto fue que los Quraish le dijeron al Santo Profeta (sa) que no podían permitirse estar subordinados a estas personas, por lo tanto, aléjalos de ti. El narrador afirma además que Dios Altísimo le reveló al Santo Profeta (sa) para que respondiera lo siguiente:

[árabe]

“Y no alejes a los que invocan a su Señor mañana y tarde, buscando Su semblante”.

De todos modos, cualquiera que sea el contexto detrás de la revelación de este versículo, esta fue la respuesta que el Santo Profeta (sa) les dio.

Según un relato, Hazrat Miqdad (ra) fue el primer Compañero que, por el amor de Dios Altísimo, participó en la batalla a caballo, que también se mencionó brevemente antes.

Una vez Hazrat Miqdad (ra) fue hacia Baqi, que era un cementerio, para responder a la llamada de la naturaleza y entró en un desierto. En aquellos días la gente solía responder a la llamada de la naturaleza cada 2-3 días, ya que tenían muy poca comida disponible y sus heces eran como los pequeños excrementos de un camello. Estaba sentado haciendo sus necesidades Hazrat Miqdad (ra) cuando vió un ratón. El ratón sacó un dinar de un pequeño agujero y luego volvió al agujero y sacó otro dinar y continuó sacando el dinar hasta que hubo 17 dinares. A partir de entonces, sacó un trozo de tela roja. Hazrat Miqdad (ra) afirma que tiró del trozo de tela y encontró otro dinar, por lo que ahora había 18 dinares en total. Cogió estas monedas y fue al Santo Profeta (sa) y le contó todo el incidente y le dijo: “¡Oh Profeta (sa) de Al’lah! Acepte esto como Sadaqah (caridad/ limosna)”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Esto no es Sadaqah; puedes guardarlo y Dios Altísimo otorgará bendiciones a esta riqueza para ti”. El Santo Profeta (sa) luego declaró que tal vez había metido su mano en el agujero, sin embargo, Hazrat Miqdad (ra) respondió: “Juro por Dios, ese Dios quien te ha concedido el honor al otorgarte la verdad, no puse mi mano dentro del agujero, de hecho, Dios Altísimo me lo proporcionó tal como lo mencioné”.

Yubair bin Nufair relata que una vez se sentaron en una reunión junto con Hazrat Miqdad (ra) y alguien pasó y dijo: “¡Qué benditos son esos ojos que han visto al Santo Profeta (sa)! Juro por Dios que es un deseo ardiente de mi corazón que también se nos conceda la oportunidad de presenciar lo que visteis”. Se estaba refiriendo a los Compañeros (ra) y deseó que también pudiera presenciar lo que vieron. Al escuchar esto, Hazrat Miqdad (ra) se enfadó. El narrador afirma que vio esto con gran asombro lo que dijo a Hazrat Miqdad (ra) ya que la persona habló con buena intención. Hazrat Miqdad (ra) se volvió hacia él y le dijo: “¿Qué anhela exactamente de aquella época esta persona de que él también sea parte de esa era de la que Dios Altísimo lo mantuvo alejado?” ¡Quién sabe si se le hubiera dado la oportunidad de estar en esa época, cuál habría sido su condición! Juro por Dios, también hubo quienes presenciaron la era del Santo Profeta (sa) y, sin embargo, fueron arrojados al infierno por Dios Altísimo porque no aceptaron la veracidad del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, quién sabe cuál habría sido la condición de esta persona porque si no hubiera aceptado la verdad, habría sido arrojado al infierno”. Luego, dijo: “Por qué no alabas a Dios Altísimo quien te ha dado la vida en una época en la que reconoces solo a tu Señor y no cometes ningún tipo shirk; afirmas su creencia en el Santo Profeta (sa) y aceptas la veracidad de la Sharía [ley religiosa] que ha traído y Dios Altísimo lo ha salvado de pruebas a través de otros”.

La gente de esa época tuvo que soportar grandes pruebas, sin embargo, Dios Altísimo te ha salvado de tales pruebas y, por lo tanto, deberías estar agradecido con Dios Altísimo. Luego dijo: “Juro por Dios, Dios Altísimo envió al Santo Profeta (sa) en una Era de Ignorancia, en la era de Fitrat-e-Wahy, que fue uno de los períodos más difíciles después del período de cualquier otro Profeta.” “Fitrat” se refiere al período prolongado entre un Profeta y el siguiente en el que la revelación que se otorga específicamente a un Profeta no se revela. Así, afirmó que en este período en el que no hubo revelación y que el advenimiento del Santo Profeta (sa) no había tenido lugar fue un período muy prolongado y el Shirk se había generalizado. Él dijo: “Este fue un período muy difícil; la gente adoraba ídolos y no aceptaban a nadie por encima de ellos. El Santo Profeta (sa) luego vino con una señal clara que distinguía entre la verdad y la falsedad. Del mismo modo, trazó distinciones incluso entre un padre y un hijo hasta tal punto que una persona llegaba a considerar a su padre, hijo o hermano como un incrédulo hasta que Dios Altísimo no abriese sus corazones para aceptar la verdad. Tal persona permanecía ansiosa por sus seres queridos, porque sabía que, si no aceptaban la verdad, entrarían al infierno. Este es el motivo por el que aquellos que aceptaron el islam, quienes aceptaron al Santo Profeta (sa) mostraban su continua preocupación por sus familiares, ya que sabían que, si no aceptaban la verdad y mostraban oposición, serían arrojados al infierno. Fue por esta razón por la que Dios Altísimo declaró:

“Y quienes dicen: ‘Señor nuestro, concédenos de nuestras esposas e hijos el consuelo de nuestros ojos, […]”

Por lo tanto, uno siempre debe ofrecer esta oración para que la fe permanezca también firme en las futuras generaciones y estén agradecidos a Dios Altísimo por las bendiciones que les ha otorgado.

Hazrat Anas (ra) relata que el Santo Profeta (sa) una vez escuchó a alguien recitar el Sagrado Corán en voz alta y dijo: “Esta persona tiene el temor de Al’lah en su interior”. Esta persona era Hazrat Miqdad (ra) bin Amr.

¡Que Dios Altísimo también nos conceda la verdadera comprensión del islam y nos permita hacer la verdadera justicia de estar entre la Ummah del Santo Profeta (sa) e infundir el temor de Dios Altísimo dentro de nosotros!

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