Los árabes, tendían al favoritismo y aplicaban criterios distintos dependiendo de las personas en cuestión. Incluso entre las llamadas naciones civilizadas de hoy existe cierta reticencia a la hora de obligar a personas importantes, o que ocupan altos cargos, a justificar sus acciones, aunque la ley se aplica rigurosamente al pueblo común. El Santo Profeta(sa), sin embargo, era único a la hora de imponer normas uniformes de justicia y equidad. En una ocasión, se le presentó un caso en el que una joven de una familia muy respetada había sido acusada de hurto. Hubo gran consternación, porque si se imponía a la joven el castigo habitual, una familia importante sufriría la humillación y la desgracia. Muchos querían interceder ante el Santo Profeta(sa) a favor de la joven, pero tenían miedo de hacerlo. Al final persuadieron a Hazrat Usamara para que se encargara de este cometido. Hazrat Usamara fue a ver al Santo Profeta(sa), pero en el mismo instante en que éste comprendió el motivo de la visita, se mostró muy contrariado y dijo: “Será mejor que lo dejes. Muchas naciones han acabado mal por favorecer a los importantes y al mismo tiempo ejercer presión sobre el pueblo. El Islam no permite tal conducta y yo no tengo la menor intención de hacerlo. En verdad, si mi propia hija, Fátima, cometiera un delito, no duraría en imponerle el castigo prescrito”. (Bujari, Kitab al-Hudud).
Ya hemos visto como, cuando el tío del Santo Profeta(sa), Abbas, fue hecho prisionero durante la Batalla de Badr, fue maniatado como los demás prisioneros para impedir que escapara. La cuerda que le ataba le apretaba tanto que el dolor le hizo gemir durante la noche. El Santo Profeta(sa) oía sus gemidos y no podía dormir, por lo que sus Compañeros aflojaron las cuerdas que ataban a Abbas(ra). Cuando el Santo Profeta(sa) supo lo que habían hecho, mandó tratar uniformemente a todos los prisioneros, diciendo que no había justificación para favorecer a un familiar suyo. Insistió en que o bien aflojaran las ataduras de todos los prisioneros, o bien volvieran a apretar las de Abbas. Ya que los Compañeros no querían que el Santo Profeta(sa) estuviera molesto por causa de su tío, se encargaron de vigilar cuidadosamente a los prisioneros y aflojaron las cuerdas a todos. (Zurqani, Vol. 3. Pág. 279).
Incluso durante las exigencias de la guerra, se esforzaba al máximo por observar todas las normas y convenciones aceptadas. Una vez mandó a un grupo de Compañeros a una misión de reconocimiento del terreno. Se encontraron con unos soldados del ejército enemigo, el último día del sagrado mes de Rayab. Pensando que sería peligroso dejarles escapar, ya que podrían advertir a La Meca de la presencia de un grupo explorador en su vecindad, les atacaron y en el transcurso del combate mataron a uno de ellos. Cuando el grupo volvió a Medina, los mequíes protestaron porque los exploradores musulmanes habían matado a uno de sus hombres durante el mes sagrado. Ellos, los mequíes, no dudaban en violar la santidad de los meses sagrados contra los musulmanes siempre que les convenía, y el Santo Profeta(sa) podría haberles contestado que, ya que ellos solían violar la convención respecto a los meses sagrados, no tenían justificación para exigir que los musulmanes la observasen. Pero el Santo Profeta(sa) no les dio esta respuesta. Reprendió severamente a los miembros del grupo, se negó a aceptar el botín, y según algunas versiones, pagó el precio de la sangre (indemnización) por el hombre asesinado, hasta que la revelación del Sura 2:218 dilucidó el asunto (Tabari y Halbiyya).
La gente suele esforzarse por no herir los sentimientos de sus amigos y familiares, pero el Santo Profeta(sa) respetaba igualmente los de todos, incluso los de sus adversarios. En una ocasión vino un judío a quejarse de que Hazrat Abu Bakr(ra) le había ofendido al decir que Dios había exaltado a Muhammad(sa) por encima de Moisés(as). El Santo Profeta(sa) llamó a Hazrat Abu Bakr(ra), y le preguntó qué había ocurrido. Hazrat Abu Bakr(ra) explicó que el judío había empezado la discusión diciendo que juraba por Moisés(as), a quien Dios había exaltado por encima de toda la humanidad, a lo cual él (Abu Bakr(ra)) había contestado que juraba por Muhammad(sa), a quien Dios había exaltado por encima de Moisés(as). El Santo Profeta(sa) dijo: “No deberías haberlo dicho, porque hay que respetar los sentimientos de los demás. Nadie debe exaltarme por encima de Moisés(as)” (Bujari, Kitab al-Tauhid). Esto no significaba que el Santo Profeta(sa) no ocupara de hecho una posición superior a la de Moisés(as), sino que una afirmación de este tipo dirigida a un judío podría ofenderle y por lo tanto, debía evitarse.