Volvamos al relato de la Hégira. Después de haber despedido a Suraqa, el Profeta(sa) prosiguió su viaje a Medina sin ser molestado. Al llegar a Medina, el Profeta(sa) encontró a mucha gente que le esperaba con impaciencia. Para ellos, no podría haber amanecido un día más prometedor. El sol que se había levantado en La Meca había venido a brillar en Medina.
Las noticias de la salida del Profeta(sa) de La Meca ya habían llegado a Medina, y los habitantes esperaban su llegada. Salieron varios grupos a su encuentro a kilómetros de distancia de Medina. Salían por la mañana y regresaban decepcionados por la noche. Cuando el Profeta(sa) llegó finalmente, decidió detenerse en Quba, un pueblo cercano. Un judío había visto dos camellos y había deducido que llevaban al Profeta(sa) y sus Compañeros. Subió a un monte y gritó: “¡Hijos de Qaila! ¡Quien esperáis ya ha venido!” Todos los medinitas que oyeron esta exclamación corrieron hacia Quba, mientras que los habitantes de Quba, colmados de alegría por la llegada del Profeta(sa), cantaban en su honor.
La gran sencillez del Profeta(sa) queda reflejada en un incidente que tuvo lugar durante su estancia en Quba. La mayoría de los medinitas no habían visto antes al Profeta(sa). Cuando vieron a su grupo sentado debajo de un árbol, muchos tomaron a Abu Bakr(ra) por el Profeta(sa). Abu Bakr(ra), a pesar de ser más joven, tenía la barba más canosa que la del Profeta(sa) y estaba mejor vestido que él. Se dirigieron, por lo tanto, a él, sentándose delante suya tras mostrarle la reverencia debida. Cuando Abu Bakr(ra) se dio cuenta que le estaban confundiendo con el Profeta(sa), se levantó, y cogiendo su capa, la colgó entre la luz del sol y el Profeta(sa), diciendo: “Profeta(sa) de Dios, te está dando el sol, permíteme que te haga sombra” (Bujari). Con tacto y cortesía aclaró a los visitantes medinitas su error. El Profeta(sa) permaneció diez días en Quba, al cabo de los cuales los medinitas le llevaron a su ciudad. Al entrar en la ciudad, vio que todos los habitantes, hombres, mujeres y niños, habían salido para recibirle. Entre las canciones que le ofrecían estaba ésta:
La luna de la decimocuarta noche se ha levantado desde detrás de al-Wida. Siempre que tengamos entre nosotros a quien nos invite a ir hacia Dios, a Él debemos dar las gracias. A ti, quien nos has sido enviado por Dios, ofrecemos nuestra perfecta obediencia (Halbiyya).
El Profeta(sa) no entró en Medina desde su lado oriental. Al calificarle como la “luna de la decimocuarta noche”, querían decir que vivían en la oscuridad antes de que viniera el Profeta(sa) y derramara su luz sobre ellos. Era un lunes cuando el Profeta(sa) entró en Medina. Era también un lunes cuando salió de la cueva de Zour y curiosamente, también fue lunes el día que conquistó La Meca alrededor de diez años después.