64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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Se dice del Santo Profeta(sa) que su lenguaje era siempre puro y a diferencia de la gran mayoría de sus contemporáneos, no blasfemaba (Tirmidhi). Esto era excepcional en un árabe. No queremos dar a entender que los árabes en tiempos del Santo Profeta(sa) emplearan constantemente un lenguaje obsceno, pero no cabe duda de que puntualizaban sus frases con palabras malsonantes; una costumbre que aún hoy persiste. El Santo Profeta(sa), sin embargo, consideraba con tanta reverencia el nombre de Dios que nunca lo pronunciaba sin plena justificación.

Prestaba una atención especial, incluso meticulosa, a la higiene personal. Se limpiaba los dientes varias veces al día, y se atenía tanto a esta práctica, que solía decir que si no fuera por temor a que tal ordenanza resultara onerosa, obligaría a los musulmanes a limpiarse los dientes antes de cada una de las cinco oraciones diarias. Siempre se lavaba las manos antes y después de cada comida, y después de comer un alimento cocido siempre se enjuagaba la boca y consideraba que todos aquellos que habían comido alimentos cocidos debían enjuagarse la boca antes de participar en las oraciones. (Bujari).

En la administración del Islam, la mezquita es el único lugar prescrito para las reuniones de los musulmanes. El Santo Profeta(sa), por tanto, subrayó particularmente la necesidad de mantener limpias las mezquitas, sobre todo cuando la gente se debía reunir allí. Había dado instrucciones de quemar incienso en las mezquitas para purificar el aire en tales ocasiones (Abu Dawud). También dijo que nadie debía entrar en la mezquita para una reunión después de haber comido algo susceptible de exhalar un mal olor. (Bujari).

El Profeta(sa) insistía en que las calles se mantuvieran limpias y libres de piedras y desperdicios de cualquier tipo, que pudieran dificultar el paso, o resultar ofensivos. Si él encontraba desperdicios en una calle, los retiraba, y solía decir que la persona que ayuda a mantener limpios los caminos y las calles gana un mérito especial ante los ojos de Dios. Según dicen, también ordenó que la vía pública no se utilizara de forma que obstaculizara el paso a los demás; que no se arrojaran basura o desechos de ningún tipo a la vía pública, y no se ensuciara de ninguna otra forma, ya que dichos actos desagradaban a Dios. También insistía en que los suministros de agua destinada al consumo humano se mantuvieran limpios y puros. Por ejemplo, prohibía que se arrojara en el agua estancada cualquier sustancia que pudiera contaminarla, o que se descuidara la utilización de los estanques de agua de manera que se ensuciaran (Bujari y Muslim, Kitab al-Birr Wa’l Sita).

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