78. El trato a los parientes
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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La mayoría de la gente, al casarse y establecer su propia casa, tiende a descuidar a sus padres. El Santo Profeta(sa), por tanto, hizo gran hincapié en el mérito de servir a los padres, y tratarlos con bondad y consideración. Hazrat Abu Huraira(ra) relata: “Un hombre vino al Santo Profeta(sa) y le preguntó quién era merecedor del mejor trato por su parte. El Santo Profeta(sa) contestó: tu madre. El hombre preguntó de nuevo: ¿Y después de ella? El Santo Profeta(sa) repitió: tu madre. El hombre volvió a preguntar: ¿Y después de mi madre? El Santo Profeta(sa) contestó de nuevo: tu madre, otra vez. Al preguntar por cuarta vez, el hombre recibió la siguiente respuesta: Después de ella, tu padre, y tras él los parientes más próximos y después los más lejanos”. Los padres y los abuelos del Santo Profeta(sa) habían fallecido cuando él era aún un niño. Todavía vivían, sin embargo, los padres de algunas de sus esposas, y siempre los trataba con la mayor consideración y respeto. Con ocasión de la rendición de La Meca, cuando el Santo Profeta(sa) entró en la ciudad como un general victorioso, Hazrat Abu Bakr(ra) trajo a su padre para presentárselo. El Santo Profeta(sa) le dijo: “¿Por qué has molestado a tu padre haciendo que viniera a mí? Yo habría ido hasta él con mucho gusto”. (Halbiyya, Vol. 3, pág. 99). El Santo Profeta(sa) decía: “Desgraciado aquél cuyos padres viven hasta una edad avanzada y aun así no gana el Paraíso”. Con esto quería decir que el servicio a los padres, sobre todo si son de edad avanzada, atrae hacia uno mismo la gracia y el favor de Dios.

Un hombre se quejó en una ocasión al Santo Profeta(sa) de que cuanta más bondad mostraba hacia sus familiares, más hostiles se volvían contra él; cuanto más les trataba con bondad, más le perseguían, y cuanto más cariño les mostraba, más le rechazaban. El Santo Profeta(sa) le dijo: “Si cuanto dices es cierto, eres muy afortunado, porque siempre recibirás la ayuda de Dios” (Muslim, Kitab al-Birr wa’l Sila). En otra ocasión, mientras el Santo Profeta(sa) inducía a la gente a dar limosnas y hacer caridad, uno de sus Compañeros, Hazrat Abu Talha Ansarira, le ofreció un huerto. El Santo Profeta(sa) se mostró muy contento y exclamó: “¡Qué caridad más excelente! ¡Qué caridad más excelente! ¡Qué caridad más excelente!” y añadió: “Tras haber dedicado este huerto al servicio de los pobres, quiero ahora que lo repartas entre tus parientes pobres” (Bujari, Kitab al-Tafsir). En otra ocasión, un hombre dijo: “Mensajero de Al’lah, estoy dispuesto a comprometerme a realizar el Hillrat (la peregrinación) y también a participar en la guerra santa, pues quiero ganar el agrado de Dios”. El Santo Profeta(sa) le preguntó si vivía alguno de sus padres, y el hombre contestó que vivían los dos. Entonces, el Santo Profeta(sa) le dijo: “¿De verdad quieres ganar el agrado de Dios?” y cuando el hombre contestó afirmativamente el Santo Profeta(sa) le aconsejó: “vuelve para servirles, y sírveles bien”. Subrayaba que los parientes no musulmanes tenían el mismo derecho al tratamiento bondadoso que los parientes musulmanes. Una de las esposas de Hazrat Abu Bakr(ra), que no era musulmana, visitó a su hija Asmara, y ésta preguntó al Santo Profeta(sa) si era permisible servirle y darle regalos. El Santo Profeta(sa) respondió: “Por supuesto que sí. Es tu madre” (Bujari, Kitab al-Adab).

Trataba con gran consideración no sólo a sus parientes próximos sino también a los más lejanos, y a cualquier persona relacionada con ellos. Al sacrificar un animal, siempre mandaba parte de la carne a las amigas de Hazrat Jadiyyara (su difunta esposa), y pedía a sus esposas que no les olvidaran en estas ocasiones. Muchos años después del fallecimiento de Hazrat Jadiyyara, cuando el Santo Profeta(sa) estaba sentado con algunos Compañeros, la hermana de Jadiyyara, Halahra, vino a su casa y pidió permiso para entrar. Su voz sonaba, al oído del Santo Profeta(sa), muy parecida a la de Jadiyyara, y al oírla dijo: “Oh Señor, ésta es Halah, la hermana de Jadiyya”. Efectivamente, el verdadero amor siempre se manifiesta por sí mismo, de forma que uno empieza a querer y tratar con gran consideración a todos los que estan relacionados con la persona amada.

Hazrat Anas bin Malikra relata que durante un viaje se encontraba en compañía de Yarir bin Abdul’lahra, y vio que éste se ocupaba de él con la misma atención que un siervo se ocupa de su amo. Como Yarir bin Abdul’lahra era mayor que Anasra, éste se sentía incómodo y le pidió que no se molestara por él. Yarirra, contestó: “He observado con cuánta devoción los Ansar sirvieron al Santo Profeta(sa), y me impresionó tanto dicha devoción, que decidí que si alguna vez me encontrara en compañía de un Ansar, le serviría como un criado. Por tanto, sólo estoy cumpliendo mi promesa y no debes intentar disuadirme” (Muslim). Este incidente confirma que si una persona realmente quiere a otra, su cariño se extiende también a todos los que aman al objeto de su amor. Del mismo modo, quienes honran a sus padres siempre se muestran respetuosos y bondadosos con los que están relacionados con ellos a través de lazos de parentesco o de afecto. En una ocasión, el Santo Profeta(sa) subrayó como una virtud muy elevada el que un hombre honre a los amigos de su padre. Entre los oyentes se encontraba Hazrat Abdul’lah bin Umar(ra). Muchos años después, durante el peregrinaje, se encontró con un beduino, y le entregó su propia montura y su turbante. Uno de los Compañeros comentó que había sido demasiado generoso, ya que el beduino se hubiera contentado con mucho menos. Hazrat Abdul’lah bin Umar(ra) contestó: “El padre de este hombre era amigo de mi padre, y he oído al Santo Profeta(sa) decir que honrar a los amigos de tu padre constituye una de las virtudes más elevadas”.

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