La carta al Rey de Persia fue enviada a través de ‘Abdul’lah bin Hudhfa(ra). He aquí el texto de la carta:
“En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso. Esta carta es de Muhammad(sa), el Mensajero de Dios, a Cosroes, Jefe de Persia. La paz sea con todo hombre que se somete a la guía perfecta, que cree en Al’lah, atestigua la Unicidad de Dios, no le atribuye partícipes ni iguales, y reconoce a Muhammad(sa) como Su Siervo y Su Mensajero. ¡Oh, Rey! Dios me ha ordenado invitarte al Islam. Porque Él me ha mandado como Su Mensajero para toda la humanidad, para amonestar a todos los hombres, y completar mi Mensaje para todos los incrédulos. Acepta el Islam y protégete contra todos los males. Si rechazas esta invitación, sobre tu cabeza recaerá el pecado del rechazo por parte de tus súbditos.” (Zurqani y Jamis)
‘Abdul’lah bin Hudhfa(ra) relata que, al llegar a la corte de Cosroes, solicitó audiencia con el Rey, y le entregó la carta; un intérprete la leyó y explicó su contenido. Al oír el mensaje de la carta, Cosroes se enfureció y la rompió en pedazos. ‘Abdul’lah bin Hudhfa(ra) presentó su informe al Profeta(sa) que, tras oír lo sucedido, dijo: “Dios dará al Imperio de Cosroes el mismo trato que ha dado él a nuestra carta”, (es decir, romperlo en pedazos).
El arrebato de ira mostrado en esta ocasión por Cosroes era el resultado de una campaña perversa de propaganda dirigida contra el Islam por los judíos que habían emigrado desde territorios romanos a Persia. Estos refugiados judíos desempeñaron un papel importante en las intrigas contra los romanos que se generaban en Persia, y por lo tanto, se habían convertido en favoritos de la corte persa. Cosroes se sintió lleno de ira contra el Profeta(sa). Le pareció que los informes judíos sobre el Profeta(sa) traídos a Persia se veían confirmados con esta carta. Consideró al Profeta(sa) como un aventurero agresivo, con ambiciones respecto a Persia. Poco tiempo después, Cosroes escribió al Gobernador del Yemen, diciendo que uno de los quraishíes de Arabia se había anunciado como Profeta(sa). Sus afirmaciones se estaban volviendo excesivas. Pidió al Gobernador que enviara a dos hombres y les encargara detener a este quraishí, y traerle a la corte persa. Badham, Gobernador de Yemen bajo Cosroes, envió a un jefe militar y un acompañante montado a caballo a buscar al Profeta(sa), junto con una carta, en la que se explicaba que tras recibir la carta, el Profeta(sa) debía acompañar inmediatamente a los dos mensajeros a la corte persa. Los mensajeros tenían la intención de ir primero a La Meca. Al llegar cerca de Ta’if, les dijeron que el Profeta(sa) vivía en Medina. Se dirigieron, pues, a Medina, y una vez llegados allí, este jefe militar dijo al Profeta(sa) que Badham, Gobernador del Yemen, había recibido órdenes de Cosroes de detenerle y llevarle a Persia. Si el Profeta(sa) se negaba a obedecer, le destruiría a él y a su pueblo, y demolería su tierra. Por compasión hacia el Profeta(sa), este delegado del Yemen recomendó al Profeta(sa) que obedeciera, y consintiera ir a Persia. Después de escuchar sus palabras, el Profeta(sa) propuso que los delegados volvieran a reunirse con él al día siguiente. Durante la noche, el Profeta(sa) rezó a Dios, que le informó que la insolencia de Cosroes le había costado la vida. “Hemos puesto a su propio hijo en contra suya y este hijo matará a su padre el día 10 de Yumad al-‘Ula de este año.” Según algunas versiones, la revelación decía: “El hijo ha matado al padre esta misma noche.” Es posible que aquella misma noche fuera la del 10 de Yumad al-‘Ula. Por la mañana, el Profeta(sa) llamó a los delegados de Yemen y les dijo lo que le había sido revelado aquella noche. Entonces preparó una carta dirigida a Badham, en la que escribió que Cosroes sería asesinado el día concreto del mes determinado. Cuando el Gobernador del Yemen recibió la carta, dijo: “Si este hombre es Profeta(sa), será justo como él dice. Si no, que Dios le ayude a él y a su país.” Poco tiempo después, un barco procedente de Persia amarró en el puerto del Yemen. Traía una carta del Emperador de Persia, dirigida al Gobernador del Yemen. La carta llevaba un nuevo sello, de lo que el Gobernador dedujo que la profecía del Profeta(sa) árabe se había cumplido. Un nuevo sello significaba un nuevo rey. Abrió la carta y leyó:
De Cosroes Siroes a Badham, Gobernador del Yemen. He matado a mi padre, porque se había vuelto corrupto e injusto como Emperador. Mató a los nobles y maltrató a sus súbditos. En cuanto recibas esta carta, reúne a todos los oficiales y pide que me juren su lealtad. En cuanto a las órdenes de mi padre respecto a la detención de un Profeta(sa) árabe, puedes considerarlas anuladas (Tabari, Vol. 3, págs. 1572-1574, e Hisham pág. 46).
Badham quedó tan impresionado por estos acontecimientos que él, junto con muchos amigos, declaró inmediatamente su fe en el Islam, e informaron al Profeta(sa) de su decisión.