De regreso, el Profeta(sa) informó de nuevo a sus Compañeros de la proximidad de su muerte. Dijo: “¡Oh hombres! No soy más que uno de vosotros. Puedo recibir la llamada en cualquier momento, y deberé irme. Mi Amo, Bueno y Vigilante, me ha informado que un Profeta(sa) vive hasta la mitad de la edad del Profeta(sa) anterior4. Creo que recibiré la llamada muy pronto, y tendré que marchar. Compañeros, tendré que responder ante Dios, y vosotros también tendréis que responder. ¿Qué diréis entonces?”
Los Compañeros respondieron: “Diremos que usted entregó el Mensaje del Islam de la mejor forma y que dedicó su vida al servicio de la Fe. Que poseyó la mayor pasión por el bien de la humanidad. Diremos: Oh, Al’lah, concédele la mejor de las recompensas.”
Entonces el Profeta(sa) preguntó: “¿Sois testigos de que Dios es Uno, de que Muhammad(sa) es su Siervo y Profeta(sa), de que el Cielo y el Infierno son verdaderos, de que la muerte es cierta, de que existe una vida después de la muerte, de que ha de venir el Día del Juicio, y de que un día todos los muertos serán resucitados de sus tumbas, devueltos a la vida y reunidos?”
“Sí”, respondieron los Compañeros, “somos testigos de todas estas verdades.”
Dirigiéndose hacia Dios, el Profeta(sa) dijo: “Sé Tú también testigo de que les he explicado el Islam.”
Tras este peregrinaje, el Profeta(sa) se ocupó de enseñar y educar a sus seguidores, intentando elevar su nivel moral y reformar y refinar su conducta. Su propia muerte se convirtió en un tema frecuente de su conversación, pues preparaba a los musulmanes para ese momento.
Un día, levantándose tras pronunciar un discurso ante los fieles, dijo: “Hoy he recibido la revelación:
“Cuando llega la ayuda de Al’lah y la victoria, y ves a los hombres entrar en la religión de Al’lah en masa, glorifica a tu Señor con Su alabanza y pide Su perdón. En verdad, Él es remisorio con compasión.” (110:2-4)
Es decir, se acercaban tiempos en los que, con la ayuda de Dios, grandes multitudes se unirían a la Fe del Islam. Entonces sería el deber del Profeta(sa), y de sus seguidores, alabar a Dios y rogarle la erradicación de todos los obstáculos que impidieran el establecimiento de la Fe.
En esta ocasión, el Profeta(sa) empleó una parábola: “Dios dijo a un hombre: si quieres, puedes volver a Mí, o puedes trabajar un poco más para reformar el mundo. El hombre dijo que preferiría volver a su Señor.”
Abu Bakr(ra) se encontraba entre los oyentes. Había escuchado este último discurso del Profeta(sa) con fervor y ansiedad –el fervor de un gran creyente y la ansiedad de un amigo y seguidor que veía en este discurso el anuncio del fallecimiento del Profeta(sa) –. Al oír esta parábola, Abu Bakr(ra) ya no pudo contenerse, y empezó a llorar. Los demás Compañeros, que solo se habían formado una idea superficial de cuanto habían oído, quedaron perplejos cuando vieron que Abu Bakr(ra) lloraba. ¿Qué le pasaba? El Profeta(sa) hablaba de las victorias venideras del Islam y sin embargo, Abu Bakr(ra) lloraba. Umar(ra) se sintió molesto por esta actitud. El Profeta(sa) anunciaba buenas noticias, pero este anciano lloraba. Sólo el Profeta(sa) comprendía lo que sucedía: sólo él vio que los versículos que prometían victorias también anunciaban la llegada de la muerte del Profeta(sa).
A continuación, el Profeta(sa) dijo: “Abu Bakr(ra) me es muy querido. Si fuera posible amar a uno más que a los demás, así habría amado yo a Abu Bakr(ra). Pero ese grado de amor pertenece sólo a Dios. Pueblo mío, desde hoy se cerrarán todas las puertas que dan a la mezquita, salvo la puerta de Abu Bakr(ra).”
Sin duda alguna, esta orden implicaba la profecía de que tras la muerte del Profeta(sa), Abu Bakr(ra) sería el Primer Jalifa. Para dirigir a los fieles en la oración, tendría que acudir a la Mezquita cinco veces al día y para ello, tendría que dejar abierta la puerta de su casa a la mezquita. Muchos años después, cuando Umar(ra) era Jalifa, preguntó a los presentes el significado del versículo: “Cuando llega la ayuda de Al’lah y la victoria”. Evidentemente recordaba las circunstancias en las que el Profeta(sa) enseñó a los musulmanes éste y los versículos siguientes. Habría recordado también, que entonces tan sólo Abu Bakr(ra) comprendió su significado. Umar(ra) intentaba comprobar el conocimiento de los musulmanes acerca de estos versículos. No los habían comprendido a la hora de su revelación, ¿sabrían ahora su significado? Ibn Abbas(ra), que tendría unos diez u once años a la hora de su revelación, y que ahora tenía diecisiete o dieciocho años, respondió: “Jefe de los fieles, estos versículos contenían una profecía acerca del fallecimiento del Santo Profeta(sa). Cuando se termina el trabajo de un Profeta(sa), éste ya no desea vivir en el mundo. Los versículos hablaban de una victoria inminente del Islam. Esta victoria tenía un aspecto triste: el próximo abandono de este mundo por parte del Profeta(sa).” Umar(ra) felicitó a Ibn Abbas(ra), añadiendo que cuando se revelaron los versículos, sólo Abu Bakr(ra) había comprendido su significado.