60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
Capítulos
  1. 0. Prefacio
  2. 1. Arabia en la época del nacimiento del Profeta
  3. 2. El matrimonio del Santo Profeta con Jadiyya
  4. 3. El Profeta recibe su primera revelación
  5. 4. Los primeros conversos
  6. 5. La persecución de los fieles
  7. 6. El mensaje del Islam
  8. 7. La emigración a Abisinia
  9. 8. ‘Umar acepta el Islam
  10. 9. La persecución se intensifica
  11. 10. El viaje del profeta a Ta’if
  12. 11. El Islam se extiende a Medina
  13. 12. El primer juramento de ‘Aqaba
  14. 13. La Hégira
  15. 14. Suraqa persigue al Profeta
  16. 15. El Profeta llega a Medina
  17. 16. Abu Ayyub Ansari anfitrión del Profeta
  18. 17. La vida en Medina se vuelve insegura
  19. 18. El pacto entre diversas tribus de Medina
  20. 19. Los Mequíes se preparan para atacar Medina
  21. 20. La batalla de Badr
  22. 21. Se cumple una gran profecía
  23. 22. La batalla de Uhud
  24. 23. La victoria se convierte en derrota
  25. 24. Los rumores de la muerte del Profeta llegan a Medina
  26. 25. El enfrentamiento con los Banu Mustaliq
  27. 26. La batalla de la fosa
  28. 27. Una lucha muy desigual
  29. 28. La traición de los Banu Quraiza
  30. 29. Los confederados se dispersan
  31. 30. El castigo de los Banu Quraiza
  32. 31. El juicio de Sa’d inspirado en la Biblia
  33. 32. ¿Deseaba el Profeta continuar la guerra?
  34. 33. Enseñanzas del Judaísmo y Cristianismo sobre la guerra
  35. 34. La enseñanza del Corán respecto a la guerra y la paz
  36. 35. Los preceptos del Profeta respecto a la guerra
  37. 36. Ataques esporádicos de los incrédulos
  38. 37. El Profeta parte a la Meca con mil quinientos compañeros
  39. 38. El tratado de Hudaibiya
  40. 39. Las cartas del Profeta a varios reyes
  41. 40. Carta al rey de Persia
  42. 41. La carta al Negus
  43. 42. Carta al jefe del estado Egipcio
  44. 43. Carta al jefe del Bahrein
  45. 44. La caída de Jaibar
  46. 45. Se cumple la visión del Profeta
  47. 46. La batalla de Mauta
  48. 47. el profeta parte hacia la meca con diez mil fieles
  49. 48. La derrota de la Meca
  50. 49. El Profeta entra en la Meca
  51. 50. La Ka’ba, libre de ídolos
  52. 51. El Profeta perdona a sus enemigos
  53. 52. ‘Ikrima se hace musulmán
  54. 53. La batalla de Hunain
  55. 54. “el profeta de dios os llama”
  56. 55. Un enemigo jurado se convierte en seguidor devoto
  57. 56. El Profeta distribuye el botín
  58. 57. Las maquinaciones de Abu ‘Amir
  59. 58. La expedición de Tabuk
  60. 59. El último peregrinaje
  61. 60. El Profeta hace alusión a su fallecimiento
  62. 61. Los últimos días del Profeta
  63. 62. El Profeta fallece
  64. 63. La personalidad y el carácter del Profeta
  65. 64. La pureza del alma y la limpieza del Profeta
  66. 65. La vida sencilla del Santo Profeta
  67. 66. Su relación con Dios
  68. 67. Su desaprobación de la penitencia
  69. 68. Su actitud hacia sus esposas
  70. 69. Elevadas cualidades morales
  71. 70. Su templanza
  72. 71. Justicia y equidad
  73. 72. Su consideración por los pobres
  74. 73. La protección de los intereses de los pobres
  75. 74. El trato a los esclavos
  76. 75. El trato a las mujeres
  77. 76. Su actitud hacia los difuntos
  78. 77. El trato a los vecinos
  79. 78. El trato a los parientes
  80. 79. La buena compañía
  81. 80. La protección de la fe
  82. 81. El perdón de las faltas ajenas
  83. 82. Paciencia ante la adversidad
  84. 83. La cooperación mutua
  85. 84. La sinceridad
  86. 85. La curiosidad inapropiada
  87. 86. La integridad y la honradez en las transacciones
  88. 87. El pesimismo
  89. 88. La crueldad con los animales
  90. 89. Tolerancia en cuestiones de religión
  91. 90. Valentía
  92. 91. Consideración con los incultos
  93. 92. El cumplimiento de los pactos
  94. 93. El respeto a los servidores de la humanidad
  95. 94. La vida del Profeta es un libro abierto
  96. 95. Notas
  97. 96. Sobre el autor
  98. 97. Índice de Temas
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De regreso, el Profeta(sa) informó de nuevo a sus Compañeros de la proximidad de su muerte. Dijo: “¡Oh hombres! No soy más que uno de vosotros. Puedo recibir la llamada en cualquier momento, y deberé irme. Mi Amo, Bueno y Vigilante, me ha informado que un Profeta(sa) vive hasta la mitad de la edad del Profeta(sa) anterior4. Creo que recibiré la llamada muy pronto, y tendré que marchar. Compañeros, tendré que responder ante Dios, y vosotros también tendréis que responder. ¿Qué diréis entonces?”

Los Compañeros respondieron: “Diremos que usted entregó el Mensaje del Islam de la mejor forma y que dedicó su vida al servicio de la Fe. Que poseyó la mayor pasión por el bien de la humanidad. Diremos: Oh, Al’lah, concédele la mejor de las recompensas.”

Entonces el Profeta(sa) preguntó: “¿Sois testigos de que Dios es Uno, de que Muhammad(sa) es su Siervo y Profeta(sa), de que el Cielo y el Infierno son verdaderos, de que la muerte es cierta, de que existe una vida después de la muerte, de que ha de venir el Día del Juicio, y de que un día todos los muertos serán resucitados de sus tumbas, devueltos a la vida y reunidos?”

“Sí”, respondieron los Compañeros, “somos testigos de todas estas verdades.”

Dirigiéndose hacia Dios, el Profeta(sa) dijo: “Sé Tú también testigo de que les he explicado el Islam.”

Tras este peregrinaje, el Profeta(sa) se ocupó de enseñar y educar a sus seguidores, intentando elevar su nivel moral y reformar y refinar su conducta. Su propia muerte se convirtió en un tema frecuente de su conversación, pues preparaba a los musulmanes para ese momento.

Un día, levantándose tras pronunciar un discurso ante los fieles, dijo: “Hoy he recibido la revelación:

“Cuando llega la ayuda de Al’lah y la victoria, y ves a los hombres entrar en la religión de Al’lah en masa, glorifica a tu Señor con Su alabanza y pide Su perdón. En verdad, Él es remisorio con compasión.” (110:2-4)

Es decir, se acercaban tiempos en los que, con la ayuda de Dios, grandes multitudes se unirían a la Fe del Islam. Entonces sería el deber del Profeta(sa), y de sus seguidores, alabar a Dios y rogarle la erradicación de todos los obstáculos que impidieran el establecimiento de la Fe.

En esta ocasión, el Profeta(sa) empleó una parábola: “Dios dijo a un hombre: si quieres, puedes volver a Mí, o puedes trabajar un poco más para reformar el mundo. El hombre dijo que preferiría volver a su Señor.”

Abu Bakr(ra) se encontraba entre los oyentes. Había escuchado este último discurso del Profeta(sa) con fervor y ansiedad –el fervor de un gran creyente y la ansiedad de un amigo y seguidor que veía en este discurso el anuncio del fallecimiento del Profeta(sa) –. Al oír esta parábola, Abu Bakr(ra) ya no pudo contenerse, y empezó a llorar. Los demás Compañeros, que solo se habían formado una idea superficial de cuanto habían oído, quedaron perplejos cuando vieron que Abu Bakr(ra) lloraba. ¿Qué le pasaba? El Profeta(sa) hablaba de las victorias venideras del Islam y sin embargo, Abu Bakr(ra) lloraba. ­Umar(ra) se sintió molesto por esta actitud. El Profeta(sa) anunciaba buenas noticias, pero este anciano lloraba. Sólo el Profeta(sa) comprendía lo que sucedía: sólo él vio que los versículos que prometían victorias también anunciaban la llegada de la muerte del Profeta(sa).

A continuación, el Profeta(sa) dijo: “Abu Bakr(ra) me es muy querido. Si fuera posible amar a uno más que a los demás, así habría amado yo a Abu Bakr(ra). Pero ese grado de amor pertenece sólo a Dios. Pueblo mío, desde hoy se cerrarán todas las puertas que dan a la mezquita, salvo la puerta de Abu Bakr(ra).”

Sin duda alguna, esta orden implicaba la profecía de que tras la muerte del Profeta(sa), Abu Bakr(ra) sería el Primer Jalifa. Para dirigir a los fieles en la oración, tendría que acudir a la Mezquita cinco veces al día y para ello, tendría que dejar abierta la puerta de su casa a la mezquita. Muchos años después, cuando Umar(ra) era Jalifa, preguntó a los presentes el significado del versículo: “Cuando llega la ayuda de Al’lah y la victoria”. Evidentemente recordaba las circunstancias en las que el Profeta(sa) enseñó a los musulmanes éste y los versículos siguientes. Habría recordado también, que entonces tan sólo Abu Bakr(ra) comprendió su significado. Umar(ra) intentaba comprobar el conocimiento de los musulmanes acerca de estos versículos. No los habían comprendido a la hora de su revelación, ¿sabrían ahora su significado? Ibn Abbas(ra), que tendría unos diez u once años a la hora de su revelación, y que ahora tenía diecisiete o dieciocho años, respondió: “Jefe de los fieles, estos versículos contenían una profecía acerca del fallecimiento del Santo Profeta(sa). Cuando se termina el trabajo de un Profeta(sa), éste ya no desea vivir en el mundo. Los versículos hablaban de una victoria inminente del Islam. Esta victoria tenía un aspecto triste: el próximo abandono de este mundo por parte del Profeta(sa).” Umar(ra) felicitó a Ibn Abbas(ra), añadiendo que cuando se revelaron los versículos, sólo Abu Bakr(ra) había comprendido su significado.

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