Siempre trataba a sus vecinos con gran consideración y gentileza. Decía que el ángel Gabriel había insistido tanto en la consideración debida a los vecinos que a veces se preguntaba si no se debía incluir a los vecinos entre los herederos legales.
Hazrat Abu Dharr(ra) relata que el Santo Profeta(sa) dijo: “Abu Dharr, cuando prepares caldo en tu casa, echa un poco más de agua para que lo puedas compartir con tu vecino.”
Esto no significaba que no había que invitar al vecino a compartir otras cosas, sino que, como los árabes eran un pueblo nómada y su plato preferido era el caldo, el Santo Profeta(sa) se refería a este plato como ejemplo, para enseñar que no se debe pensar tanto en el sabor de la comida como en la obligación de compartirla con el vecino.
Hazrat Abu Huraira(ra) relata: “En una ocasión, el Santo Profeta(sa) exclamó: ¡Juro por Dios que no es creyente! ¡Juro por Dios que no es creyente! ¡Juro por Dios que no es creyente!” Los Compañeros le preguntaron: “¿Quién no es creyente, Mensajero de Al’lah?” Él contestó: “Aquél cuyo vecino no está a salvo de sus ataques y su maltrato”.
En una ocasión, hablando con unas mujeres, dijo: “Aunque no encontréis más que un pie de cabra para cocinar, debéis compartirlo con el vecino”. Pidió a la gente que no protestara si los vecinos clavaban clavos en las paredes, o las utilizaban para cualquier otro propósito, con tal de que no ocasionaran daño a nadie”. Hazrat Abu Huraira(ra) también dice: “El Santo Profeta(sa) decía: quien crea en Dios y en el Día del Juicio, no debe ocasionar ningún daño a su vecino; quien crea en Dios y en el Día del Juicio no debe hacer ningún daño a su invitado, y quien crea en Dios y en el Día del Juicio debe optar por pronunciar sólo palabras virtuosas, o por permanecer callado”. (Muslim).