Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 18 de NOVIEMBRE de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció lo siguiente:

He narrado algunos relatos de la vida de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), se ha mencionado el rango que Hazrat Abu Bakr (ra) tenía a los ojos del Santo Profeta Muhammad (sa) y también se han presentado más detalles al respecto. A partir de los mismos, se hace evidente que el Santo Profeta (sa) quería nombrar a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Sucesor [Jalifa]. De hecho, indicó que Dios Altísimo nombraría a Hazrat Abu Bakr (ra) como su Jalifa y Sucesor.

En este sentido, Hazrat Aisha (ra) relata que el Profeta (sa) le dijo durante sus días de enfermedad:

“Tráeme a Abu Bakr (ra) y a tu hermano para que pueda dejar algo por escrito. Temo que alguna persona deseosa pueda expresar su deseo [de ser su primer Sucesor], o que alguien pueda decir que lo merece más. Sin embargo, Al’lah y los creyentes rechazarán a cualquiera que no sea Abu Bakr (ra)”.

En otras palabras, si otra persona hiciera esta proclama, sería rechazada y solo Abu Bakr (ra) se convertirá en el Sucesor.

Hay también una narración de Hazrat Huzaifa bin Yaman (ra), [en la que se] recoge que el Santo Profeta (sa) declaró:

“No sé cuánto tiempo permaneceré entre vosotros. Por lo tanto, debéis obedecerme a mí y a los que me seguirán”.

En ese momento, señaló hacia Hazrat Abu Bakr (ra) y Umar (ra).

[Por otra parte], Hazrat Abu Hureirah (ra) cuenta que escuchó al Mensajero de Dios (sa) decir:

“Una vez, estaba dormido y me vi junto a un pozo en el que había un cubo. Saqué tanta agua de este pozo como Al’lah me permitió. Ibn Abi Quhafah (ra) tomó ese [mismo] cubo y sacó uno o dos cubos de agua, pero había debilidad en su esfuerzo [a la hora de subir el agua. No obstante], Dios pasará por alto esta debilidad suya y lo perdonará. Entonces, el cubo se convirtió en uno más grande hecho de cuero e Ibn Al-Jattab (ra) se apoderó de él. Nunca había visto a nadie con tanta fuerza y que pudiera extraer el agua de la misma manera que Umar (ra). Sacó una cantidad tan grande que todos bebieron hasta saciarse y luego se sentaron en sus aposentos”.

Quiso decir con estas palabras que tanto Hazrat Abu Bakr (ra) como Hazrat Umar (ra) serían sus Sucesores.

Los detalles de la conducta y las excelencias morales de Hazrat Abu Bakr (ra) en relación con el incidente de ifk” [la ‘gran calumnia’] ya se han mencionado al referirme a Compañeros (ra) anteriores. De momento, me gustaría contar solo un breve relato que deja claro que, aunque se hizo una acusación tal -que podría partir las montañas en dos- contra Hazrat Aisha (ra), el amor y el honor que sus padres tenían por el Santo Profeta Muhammad (sa) era mucho más grande que su amor por ella. Esto llegó a tal punto que durante todo este periodo, y durante mucho tiempo más, dejaron a su hija en el mismo estado en el que el Santo Profeta (sa) consideró apropiado que permaneciera; tanto que, cuando en una ocasión Hazrat Aisha (ra ) llegó a la casa de sus padres, Hazrat Abu Bakr (ra) inmediatamente la envió de vuelta a casa.

Como tal, está registrado en Sahih Al-Bujari que durante el incidente de ‘ifk’, Hazrat Aisha (ra) recibió permiso del Mensajero de Al’lah (sa) y fue a la casa de su padre junto con un sirviente.

[Al respecto], Hazrat Aisha (ra) relata:

“Entré en la casa y vi a mi madre, Umme-Ruman (ra), en la parte trasera de la misma y a Hazrat Abu Bakr (ra) en el piso superior, y estaba recitando el Corán. [Entonces], mi madre dijo: ‘Mi querida hija, ¿qué te trae por aquí?’; y le informé de todo el incidente”.

Hazrat Aisha (ra) continúa diciendo:

“Lo que vi fue que ella [su madre] no estaba tan asombrada como yo al escuchar el incidente. Pensé que al enterarse del incidente se sorprendería”. [Entretanto], su madre respondió: “Mi querida hija, no pienses mucho en ese asunto, porque, por Dios, rara vez ocurre que una mujer hermosa se casa con una persona que la ama mucho y si el esposo también tiene otras esposas, que ellas no le tengan celos o se abstengan de inventar cosas sobre ella”. Hazrat Aisha (ra) prosigue: “Vi que mi madre no estaba afectada por este incidente tanto como yo”. [Por eso], Hazrat Aisha (ra) preguntó: “¿Mi padre conoce ya este incidente?”. Y ella respondió afirmativamente.

Hazrat Aisha (ra) luego le preguntó a su madre:

“¿Y el Santo Profeta (sa)?”. Ella replicó: “Sí, el Profeta (sa) también lo sabe”. [Entonces], Hazrat Aisha (ra) sigue diciendo: “Al escuchar esto, mis lágrimas comenzaron a fluir y comencé a llorar y cuando Hazrat Abu Bakr (ra) escuchó mi llanto, bajó del piso superior, donde estaba recitando el Corán y le preguntó a mi madre: ‘¿Qué le ha pasado?’. [Así que] le dije que sabía lo que se había dicho acerca de ella. Ante esto, Abu Bakr (ra) también comenzó a llorar y exclamó: ‘Mi amada hija, por favor, regresa a tu hogar’.”

[Finalmente], Hazrat Aisha (ra) regresó a su casa.

Con respecto al atroz complot en el incidente de ‘ifk’ [la ‘gran calumnia’] y las virtudes de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), afirma:

“Deberíamos reflexionar sobre quiénes eran esas personas de las que los hipócritas o sus líderes se beneficiaban con sus calumnias, y quiénes eran las personas contra las que deseaban tener enemistad”.

Hazrat Musleh Maud (ra) sigue escribiendo:

“Incluso con una mirada superficial, uno se da cuenta de que su enemistad estaba dirigida hacia dos personas: una de las cuales era el Santo Profeta Muhammad (sa) y la otra era Hazrat Abu Bakr (ra), porque [Hazrat Aisha (ra)] era esposa de uno e hija de otro. Estas dos personas eran tales que, difamándolas, algunos se beneficiarían política o económicamente; o [se hizo] para alimentar su enemistad; o que los objetivos de ciertas personas dependían de que fuesen calumniados. De lo contrario, simplemente difamar a Hazrat Aisha (ra) no le interesaba a nadie. A lo sumo, las únicas partes interesadas en ello podrían haber sido las otras esposas del Santo Profeta (sa), [ya que] podría haber sido que, aprovechándose de la oportunidad de degradar a Hazrat Aisha (ra) y aumentar su propia reputación ante los ojos del Mensajero de Al’lah (sa), las otras esposas del Profeta (sa) tomaran parte en este asunto. No obstante, la historia da testimonio del hecho de que ninguna de las otras esposas del Santo Profeta (sa) participó en la calumnia. Por el contrario, en su propio testimonio, Hazrat Aisha (ra) dice que entre las esposas del Mensajero de Dios (sa), la única que ella consideraba su rival era Hazrat Zainab (ra). Aparte de ella, no consideraba a ninguna otra esposa como su rival.

Sin embargo, Hazrat Aisha (ra) dice: ‘Nunca olvidaré la bondad de Zainab (ra) conmigo. Cuando se hizo esta acusación en mi contra, la única persona que la refutó enérgicamente fue Hazrat Zainab (ra)’. Por tanto, si alguien podía tener algún resentimiento personal contra Hazrat Aisha (ra), solo podrían haber sido las otras esposas del Santo Profeta (sa). Si hubieran querido, podrían haber participado en la calumnia para que Hazrat Aisha (ra) fuera degradada a los ojos del Profeta (sa) y haber elevado su propia posición; aunque la historia atestigua el hecho de que las otras esposas no se involucraron en absoluto. Si se les preguntaba, solo elogiaban a Hazrat Aisha (ra).

Con respecto a otra esposa, está registrado que cuando el Santo Profeta (sa) le mencionó el asunto, ella declaró: ‘No he encontrado nada más que bondad en Aisha (ra)’. [En consecuencia], si hubiera habido alguna posibilidad de enemistad contra Hazrat Aisha (ra), habría sido de las otras esposas, pero no se puede establecer su participación en el asunto. Además, no hay razón para que los hombres alberguen enemistad contra las mujeres. Por consiguiente, esta acusación en su contra se debió a la enemistad contra el Santo Profeta Muhammad (sa), o la enemistad contra Hazrat Abu Bakr (ra).

Los defensores de esta acusación no tenían forma de arrebatarle el estatus otorgado al Santo Profeta (sa). Sin embargo, lo que temían era que incluso después del Mensajero de Al’lah (sa), no pudieran cumplir con sus objetivos. Vieron que si alguien era capaz de ser el Sucesor del Profeta (as) era Abu Bakr (ra) y contemplaron esto como una amenaza y, por lo tanto, crearon una acusación contra Hazrat Aisha (ra) para que ella perdiera el favor del Santo Profeta (sa) y así el poder de Hazrat Abu Bakr (ra) también disminuyera entre los musulmanes, [ya que] estos comenzarían a pensar mal de Hazrat Abu Bakr (ra) y abandonarían el amor que tenían por él, cerrando así la puerta para que se convirtiera en el Jalifa después del Santo Profeta (sa)”.

Hazrat Musleh Maud (ra) continúa:

“Al igual que en la época del Primer Jalifa [del Mesías Prometido (as)], los ‘Paighamis’ [quienes se escindieron al no aceptar el sistema del Jalifato y que recayera en alguien que no era de su agrado] crearon acusaciones en mi contra, en constantes intentos de calumniarme. Es por esta misma razón que, después de mencionar el incidente de la calumnia contra Hazrat Aisha (ra), Dios Altísimo también menciona el Jalifato. Está claramente establecido en el ‘Hadiz’ que en sus conversaciones entre ellos, los Compañeros (ra) decían que si alguien tenía un rango [espiritual altamente elevado] después del Santo Profeta Muhammad (sa), era Hazrat Abu Bakr (ra)”.

Luego, está registrado en el ‘Hadiz’ que en una ocasión, una persona se acercó al Santo Profeta (sa) y le pidió: ‘¡Oh Mensajero de Dios (sa), satisface tal y tal necesidad mía!’. Él respondió: ‘Ahora no, regresa más tarde’. Era un beduino y no estaba familiarizado con los principios de educación y cortesía, por lo que contestó sin rodeos: ‘Al fin y al cabo eres humano. Si has fallecido para cuando regrese, ¿qué debo hacer?’. El Profeta (sa) dijo: ‘Si ya no estoy en este mundo, entonces ve a Abu Bakr (ra). Él satisfará tus necesidades’.

Del mismo modo, se menciona en los ‘Hadices’, que -en una ocasión- el Santo Profeta Muhammad (sa) le comentó a Hazrat Aisha (ra): ‘¡Oh Aisha! [En realidad], quiero designar a Abu Bakr [como Sucesor] después de mí. De todos modos, sé [ciertamente] que Dios y los creyentes no se contentarán con nadie más que con él, por eso no digo nada’. Así pues, los Compañeros (ra) comprendieron de una forma natural, que si alguien de entre ellos poseía el [suficiente] rango después del Santo Profeta (sa), era Hazrat Abu Bakr (ra) y solo él era apto para convertirse en el Jalifa.

[Por otra parte], la vida en La Meca como tal no hacía viable la administración de un gobierno, pero en Medina, tras la llegada del Profeta (sa), se estableció su gobierno y, obviamente, esta cuestión surgió entre los hipócritas, porque con la llegada del Mensajero de Dios (sa), muchas de sus esperanzas se vieron frustradas. [En este sentido], cuando Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul [el jefe de los hipócritas] se dio cuenta de que sus posibilidades de llegar al poder se disipaban, se enfureció y, aunque aparentemente se había integrado entre los musulmanes, siempre intentaba fracturar el Islam. Viendo que no podía hacer nada más, el único deseo que le quedaba era convertirse en el gobernante de Medina tras la muerte del Santo Profeta (sa). No obstante, tan pronto como el liderazgo mundano surgió entre los musulmanes y vislumbraban un nuevo orden, empezaron a preguntar al Mensajero de Al’lah (sa) diversas cuestiones sobre la forma de gobierno islámico y cuál sería el estado del Islam después de él, y qué deberían hacer los musulmanes. [Por eso], cuando Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul vio que esto estaba ocurriendo, se asustó porque el gobierno islámico se establecería de tal manera que él no formaría parte de él y deseaba evitar que esto sucediera; [por lo que] cuando pensó sobre ello, se dio cuenta de que si había alguien que podía establecer un gobierno islámico basado en los principios del Islam era Abu Bakr (ra), porque después del Santo Profeta Muhammad (sa) los musulmanes se fijaban en él (Hazrat Abu Bakr -ra-), [ya que] le tenían en mayor estima que a todos los demás. Por tanto, buscó su propio beneficio al calumniarlo y difamarlo ante los demás, incluso ante el Santo Profeta (sa).

[Al final], encontró la oportunidad de hacer esto cuando Hazrat Aisha (ra) fue dejada atrás [mientras regresaba] de una guerra y esa desdichada persona lanzó una abominable acusación que se cita en el Sagrado Corán, y que se menciona con detalle en los ‘Hadices’. El objetivo de Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul era la humillación de Hazrat Abu Bakr (ra) ante la opinión pública y romper su relación con el Mensajero de Al’lah (sa), obstaculizando así el establecimiento de una institución que él veía inevitable (ya que podía ver que sucedería realmente). Su establecimiento arruinaría por completo todas sus esperanzas. [Incluso] no fue solo Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul quien soñaba con el liderazgo después del Santo Profeta (sa), pues también había otras personas que seguían sus pasos en esta enfermedad.

Los hipócritas siempre perciben su propia muerte como algo lejano, aunque se atreven a calcular el fallecimiento de los demás. Así, Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul consideraba que su propia muerte se produciría en un futuro lejano,  [aunque] no tenía ni idea que tendría una muerte muy dolorosa en vida del Profeta (sa). Se imaginaba que tras la muerte del Santo Profeta Muhammad (sa), él se convertiría en el rey de Arabia. Sin embargo, se dio cuenta de que los musulmanes respetaban la virtud, la piedad y la estima de Abu Bakr (ra); y cuando el Santo Profeta (sa) no dirigía la oración, Abu Bakr (ra) lo hacía en su lugar. [Es más], si alguien no podía solicitar un edicto del Santo Profeta (sa), los musulmanes lo buscaban de Abu Bakr (ra). Al darse cuenta de esto, Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul se inquietó mucho por sus esperanzas de liderazgo en el futuro y por ello trató de eliminar [esta preocupación]; y para eliminarla y disminuir la notoriedad y la estima de Hazrat Abu Bakr (ra) a la vista de los musulmanes, creó una acusación contra Hazrat Aisha (ra), a fin de que el Mensajero de Dios (sa) comenzara a tener aversión hacia ella (ra); y como resultado de [intentar que] desarrollara una aversión por Hazrat Aisha (ra), trató de disminuir el honor de Hazrat Abu Bakr (ra) a la vista del Santo Profeta (sa) y de todos los musulmanes, a fin de frenar así toda posibilidad de que se convirtiera en el Jalifa.

Este mismo asunto ha sido mencionado por Dios Altísimo en el Santo Corán, cuando dice: ‘Ciertamente, los que han traído la mentira (contra Hazrat Aisha -ra-) son un grupo (de los llamados musulmanes) de entre vosotros’. Sin embargo, Al’lah también afirma: ‘Piensa que (esta acusación) no es un mal para ti; más bien es un bien para ti (y un medio de éxito)’; y continúa diciendo que Dios Altísimo establece los principios para el Jalifato y proclama que: ‘Los hipócritas pueden hacer todo lo posible, pero no tendrán éxito, y Nosotros ciertamente estableceremos el Jalifato, porque el Jalifato es una parte del rango de profeta y es un medio para salvaguardar la Luz Divina’.”

Hazrat Musleh Maud, Jalifatul Masih II (ra), prosigue su relato diciendo:

“Observad cómo, desde el principio del ‘Surah An-Nur’ hasta el final, se está mencionando el mismo tema. En primer lugar, se cita la calumnia contra Hazrat Aisha (ra) y pone en evidencia que la razón real de esta calumnia contra ella era humillar a Hazrat Abu Bakr (ra), y arruinar su relación con el Profeta (sa); y, como consecuencia de ello, socavar su honor a la vista de los musulmanes para que no se convirtiera en el Jalifa después de la muerte del Santo Profeta Muhammad (sa); [y esto] porque Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul se había dado cuenta de que si los musulmanes se fijaban en alguien después del Santo Profeta (sa), ese era Abu Bakr (ra); y, si el Jalifato se establecía a través de Abu Bakr (ra), entonces los sueños de liderazgo de Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul nunca se cumplirían. Por ello, justo después de mencionar esta alegación, Al’lah alude al Jalifato e indica que no es una monarquía. Más bien, el Jalifato es un medio para mantener la Luz Divina, por lo que su establecimiento está en manos de Dios Altísimo. Si decae, significaría la ruina de la luz del profetazgo y la Luz Divina. Por consiguiente, Él ciertamente establecerá esta luz y tras el profetazgo, Él nunca permitirá el establecimiento de una monarquía y nombrará como Jalifa a quien Él elija. De hecho, Él promete que no solo hará uno, sino que concederá el manto del Jalifato a muchos de entre los musulmanes y extenderá así la era de la iluminación.

Este tema es tal como el primer Jalifa (ra) [Hazrat Hakim Nuruddin] solía describir; es decir, que el Jalifato no es como un refresco de la tienda de ‘Kaisari’ que cualquiera puede beber. Del mismo modo, Dios afirma que si queréis crear acusaciones, hacedlo; pero no podéis borrar el Jalifato, ni impedir que Abu Bakr (ra) se convierta en el Jalifa, porque el Jalifato es una Luz [Divina]; y esta Luz es una de las manifestaciones de Al’lah y ningún esfuerzo humano puede borrarla; y luego dice que la Luz de Jalifato puede encontrarse también en otros hogares y ningún humano puede detener su manifestación a través de sus propios esfuerzos o estratagemas. En cualquier caso, trató el tema del Jalifato en el sermón que pronunció.

El estatus del Santo Profeta (sa) y el testimonio práctico otorgado por Dios Altísimo hacían necesario que, después del profetazgo, la institución del Jalifato permaneciera tal y como lo profetizó el Mensajero de Al’lah (sa), y así fue. A partir de entonces, si hubo monarquía fue algo que ocurrió con posterioridad. Entonces, de acuerdo con la promesa de Dios, la institución fue restablecida a través del Mesías Prometido (as)”.

En cuanto a la humildad y la mansedumbre de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Said bin Musayib (ra) narra que una vez el Santo Profeta (sa) estaba sentado en una reunión con algunos de sus Compañeros (ra) cuando alguien comenzó a discutir con Hazrat Abu Bakr (ra) y le causó angustia. Hazrat Abu Bakr (ra) permaneció en silencio y esa persona volvió a molestarle, pero Hazrat Abu Bakr (ra) continuó en silencio. [Al final], tras ser descortés con Hazrat Abu Bakr (ra) por tercera vez, este también abrió su boca. Al hacerlo, el Profeta (sa) se levantó y Hazrat Abu Bakr (ra) exclamó humildemente: “¡Oh Profeta de Dios! ¿Te has enfadado conmigo?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Había un ángel que descendió de los Cielos y que iba desmintiendo todo lo que él [el otro hombre] profirió contra ti. [Pero] cuando tomaste represalias, apareció satanás, y yo no permanezco sentado en una reunión donde se ha metido satanás”.

Además, el Santo Profeta Muhammad (sa) declaró:

“¡Oh Abu Bakr! Hay tres cosas que son ciertas para todo el mundo: [En primer lugar], una persona que es agraviada por medio de algo y muestra el perdón es honrada por Al’lah a través de Su ayuda. [En segundo lugar], una persona que da regalos en un esfuerzo por acrecentar y mejorar las relaciones, Dios Altísimo incrementa su riqueza. [En tercer lugar], Dios merma la fortuna y produce por ello carestía a aquellos que adoptan la mendicidad como un medio para amasar riqueza”.

[Por otro lado], al mencionar las cualidades de Hazrat Abu Bakr (ra), el Mesías Prometido (as) escribe:

“Él poseía una comprensión total, estaba iluminado por Al’lah, era indulgente, tenía una naturaleza excepcionalmente benévola y pasó su vida con humildad y sencillez. Era sumamente benévolo y una encarnación de la bondad y la misericordia. Se le reconocía por la luz visible en su rostro. Tenía una profunda conexión con el Santo Profeta (sa) y su alma estaba unida al alma del Mejor de todos (sa). La luz que envolvía a su Líder y Maestro y amado de Dios [o sea, el Santo Profeta (sa)] también le envolvía a él. Estaba bajo la maravillosa sombra de la luz del Santo Profeta Muhammad (sa) y sus grandes bendiciones.

Destacó entre todos por su comprensión del Corán y su amor por el Líder de todos los Profetas y el Orgullo de la Humanidad [es decir, el Santo Profeta (sa)].

Cuando las maravillas celestiales y los secretos Divinos se desplegaron ante él, rompió todos los lazos mundanos, dejó de lado sus relaciones físicas y siguió el carácter de su amado. Desechó todos sus deseos a causa del Ser Divino Extraordinario y se purificó de todas las impurezas físicas, absorbiendo el color del Único Dios Verdadero. Se quedó inmerso en la majestuosidad del Señor de todos los mundos y cuando el verdadero amor Divino comenzó a fluir en cada una de sus venas y se estableció en las profundidades de su corazón, y en cada partícula de su ser, y cuando cada una de sus palabras y acciones -su razón para sentarse o levantarse- comenzó a manifestar luz y fue bautizado con el nombre de ‘Siddiq’ [el Veraz].

Así, entre la abundancia de conocimientos profundos e innovadores que le fueron otorgados, lo mejor que recibió fue de la Corte de Dios. La honestidad era una cualidad profundamente arraigada en él y un rasgo distintivo de su naturaleza. Era esta misma honestidad y luz la que emanaba de cada una de sus palabras, acciones, movimientos, pausas, sentidos y respiraciones. Fue incluido entre aquellos a los que el Señor de los Cielos y la Tierra concedió bendiciones. Fue una hermosa pieza del libro del profetazgo e imam de santos distinguidos y de una juventud valiente. Fue uno de los pocos elegidos que poseía una naturaleza como la de los profetas”.

Además, el Mesías Prometido (as) afirma:

“No toméis estas palabras como una exageración o una forma de trato cariñoso o de reverencia, ni las consideréis como palabras que brotan de la fuente del amor. Esta es una verdad que me ha sido revelada desde la Corte del Señor del Honor”.

[Así pues], en cuanto al estatus de Hazrat Abu Bakr (ra) y sus innumerables alabanzas, el Mesías Prometido (as) dice que Dios Altísimo le reveló estas cualidades y rasgos directamente.

Después, el Mesías Prometido (as) dice:

“La bebida de Hazrat Abu Bakr (ra) era el agua de la ‘fe en Al’lah’ y no confiaba en ningún otro medio. En cuanto a la moral, era un reflejo de nuestro Profeta y Maestro (sa), y mantenía una afinidad eterna con el Mejor de la Creación (sa). Gracias a ello, en un breve periodo, obtuvo de las bendiciones del Mensajero de Dios (sa), lo que otros no pudieron alcanzar en largos periodos y en continentes lejanos”.

Con respecto a que Hazrat Abu Bakr (ra) se encontraba entre los 14 Compañeros (ra) del Santo Profeta Muhammad (sa), hay una narración de Hazrat Ali (ra) [en la que] relata:

“El Santo Profeta (sa) dijo una vez: ‘Ciertamente, a cada profeta se le han dado siete Compañeros Nobles (o quizá simplemente mencionó ‘compañeros’); sin embargo, a mí se me han dado 14′. [Entonces] le preguntamos quiénes eran y él respondió: ‘Tú y tus dos hijos (o sea, Hazrat Ali -ra- y sus dos hijos), Hazrat Yafar (ra), Hazrat Hamza (ra), Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Musab bin Umair (ra), Hazrat Bilal (ra), Hazrat Salman (ra), Hazrat Ammar (ra), Hazrat Miqdad (ra), Hazrat Huzaifah (ra) y Hazrat Abdul’lah bin Masud (ra)’.”

Hazrat Abu Bakr (ra) también recibió una vez el liderazgo de la delegación del “Hall” (la Peregrinación) por parte del Mensajero de Al’lah (sa). En este sentido, está registrado que en el año 9 después de la Hégira, el Santo Profeta Muhammad (sa) nombró a Hazrat Abu Bakr (ra) como “Amirul Hall” (el Líder del Hall) y lo envió hacia La Meca. Cuando el Santo Profeta (sa) regresó de la “Batalla de Tabuk”, deseaba realizar el “Hall”, [aunque] se le dijo que los politeístas también realizarían la peregrinación en medio de todo el mundo, entonarían cánticos politeístas y algunos darían vueltas a la Kaaba [probablemente] desnudos. Tras esto, el Profeta (sa) abandonó su deseo de realizar el “Hall” ese año y envió a Hazrat Abu Bakr (ra) como “líder del Hall”. [Entonces], Hazrat Abu Bakr (ra) partió de Medina con un grupo de trescientos Compañeros (ra). [Además], el Santo Profeta (sa) también envió 20 animales de sacrificio con ellos y los adornó con un collar para marcarlos para el sacrificio. El propio Hazrat Abu Bakr (ra) llevó cinco animales para el sacrificio. Según la narración, Hazrat Ali (ra) anunció los versículos iniciales del “Surah Al-Taubah” durante este “Hall”.

Los detalles de esto [ya] fueron presentados en un sermón sobre Hazrat Ali (ra) y en la mención inicial sobre Hazrat Abu Bakr (ra). No obstante, lo mencionaré [de nuevo] brevemente aquí. [Pues bien], cuando el “Surah Al-Baraah” (‘Surah Al-Taubah’) fue revelado al Mensajero de Dios (sa), ya había enviado a Hazrat Abu Bakr (ra) como el líder del Hall. Luego, se presentó humildemente al Santo Profeta (sa): “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), tal vez deberías enviar este capítulo a Hazrat Abu Bakr (ra) para que pueda recitarlo allí”. El Santo Profeta Muhammad (sa) respondió: “Nadie puede cumplir con esta obligación excepto un miembro de mi casa”. Entonces, el Profeta (sa) convocó a Hazrat Ali (ra) y le dijo: “Toma el principio del Surah Al-Taubah y el día del sacrificio, cuando la gente se haya reunido en Mina, anuncia que ningún incrédulo entrará en el Paraíso y que a ningún politeísta se le permitirá realizar el Hall en el futuro, ni se le permitirá a nadie dar vueltas a la Kaaba sin ropa. Además, cualquier pacto hecho por el Santo Profeta (sa) a cualquier persona se cumplirá debidamente”.

[A continuación], Hazrat Ali (ra) partió con esta instrucción y en el camino, se encontró con Hazrat Abu Bakr (ra) y cuando vio o se encontró con Hazrat Ali (ra), le preguntó: “¿Has sido designado como líder, o seguirás mi liderazgo (preguntó Hazrat Abu Bakr -ra- a Hazrat Ali -ra-)?”. Hazrat Ali (ra) respondió: “Seguiré tu liderazgo”. Por tanto, los dos continuaron su viaje y [Hazrat Ali (ra) exclamó]: “Estoy bajo tu liderazgo, pero seré yo quien recite estos versículos”. De todos modos, Hazrat Abu Bakr (ra) supervisó a la gente que realizaba el “Hall” y ese año los árabes montaron su campamento en el mismo lugar que lo hacían durante el periodo de ignorancia. [Finalmente], cuando llegó el día del sacrificio, Hazrat Ali (ra) se levantó e hizo el anuncio que le había ordenado el Mensajero de Dios (sa).

Como he mencionado, los detalles de este suceso ya han sido expuestos.

Estos relatos de Hazrat Abu Bakr (ra) continuarán a su debido momento, si Dios quiere.

A continuación, me gustaría hablar de algunos miembros [de la Yamat] fallecidos:

El primero es el respetado Muhammad Dawood Zafar Sahib, que era un misionero que servía en la “imprenta Raqeem” y era hijo de Chaudhary Muhammad Yusuf Sahib. Falleció el 16 de noviembre, a la edad de 48 años.

¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

Sus oraciones fúnebres se ofrecerán con su cuerpo presente y, si Dios quiere, dirigiré sus oración fúnebre después de las oraciones del viernes.

En 1998 completó el curso de “Shahid” en la “Yamia Ahmadía” de Rabwah (Pakistán). Sirvió como misionero en distintos sitios. En 2001, llegó a Inglaterra y fue destinado a la “imprenta Raqeem”de Islamabad. Prestó [sus] servicios con mucha pasión y mantenía un profundo vínculo de amor con el Jalifato. Mientras vivía en Islamabad, también tuvo la oportunidad de servir como “sadr” (presidente) de la comunidad de Islamabad. También tuvo el honor de realizar la “Umrah”. Era “musi” (miembro de ‘Al-Wasiyat’). Le sobreviven sus padres, su esposa, tres hijos y una hija.

Su padre, Chaudhary Yusuf Sahib, escribe:

“Cuando animé a Dawood a convertirse en misionero, obedeció completamente mi deseo. Algunas personas le dijeron que si se esforzaba al mismo nivel en buscar conocimiento secular, entonces podría encontrar un empleo mucho mejor y mejorar las circunstancias financieras de su hogar. No obstante, Dawood Sahib de inmediato hizo caso omiso de tales sugerencias. Desde que se convirtió en “misionero shahid” hasta su fallecimiento, mantuvo su “waqf” (dedicación de por vida) con lealtad. Era un hijo muy piadoso y obediente”. Su padre afirma además: “Obedecía todo lo que yo decía y nunca se oponía a mí. Siempre deseó darme tranquilidad. A pesar de tener problemas financieros, nunca pensó en abandonar su ‘waqf’.” Y sigue escribiendo: “Durante su educación en ‘Yamia’, ni siquiera tenía suficiente dinero para reparar una rueda pinchada de su bicicleta debido a las limitaciones financieras. Inflaba su neumático en casa y se las arreglaba para llegar a ‘Yamia’ y hacía lo mismo a su regreso. Nunca se quejó ni se lamentó. Era un misionero que obedecía al Jalifa de la época y entendía su deseos”.

Su esposa, Mubarka Sahiba, narra:

“Nuestra relación duró 22 años. Tenía un corazón muy tierno, era muy trabajador, tenía una confianza total y absoluta en Dios, y ayudaba y servía desinteresadamente a los demás. A lo largo de nuestra vida hubo muchas ocasiones en las que algunas cosas parecían aparentemente imposibles y yo me preguntaba qué se podía hacer. Decía que había que confiar en Al’lah y que todo iría bien; y, por la gracia de Dios, esto ocurría. Siempre aconsejaba a los niños que se convirtieran en buenos seres humanos y que nunca fueran una causa de dolor para los demás”. Y continúa [diciendo]: “Sentaba a los niños y les decía que todo lo que ha conseguido solo ha sido posible gracias a su conexión con el Jalifato y a la Comunidad. Siempre aspiró a que Al’lah le permitiera cumplir debidamente su ‘waqf’ [dedicación]”.

Su hija, Darmana Sahiba, dice:

“Solo deseaba una cosa de nosotros: que nos convirtiéramos en buenos musulmanes áhmadis, que cuidáramos de los que nos rodean y que nunca fuéramos una fuente de dolor para nadie”.

Su hijo mayor, Rauhaan, relata:

“Mi padre siempre se preocupó por nuestra educación espiritual. Cuando le hacíamos una pregunta, como misionero, siempre intentaba responder a la luz del Sagrado Corán y en términos religiosos”.

Su hijo menor, Fouad Dawood, que tiene 15 años, dice:

“En los últimos días de su enfermedad, cuando padecía cáncer, se hizo muy intenso, y en esos últimos días me dijo que hubiera querido verme vivir una vida hermosa, pero aunque Dios quiere otra cosa, estoy complacido con Su Voluntad”.

En cualquier caso, siempre exhortaba a sus hijos a hacer el bien y a desarrollar un vínculo con la Yamat y el Jalifato.

¡Que Al’lah les permita actuar según sus consejos y que acepte sus súplicas por ellos!

Ya sean devotos de por vida, trabajadores o misioneros, todos han escrito generalmente que Dawood Sahib era un individuo muy alegre, sociable, encantador y popular, y que era muy hábil en su profesión en informática y artes [gráficas]. Era un misionero, pero su mente también era muy aguda en tareas técnicas y de edición, etc. Realizó un gran trabajo en la “imprenta Raqeem” y tuvo la maravillosa oportunidad de utilizar sus habilidades. Siempre consideró que [prestar] servicios a la Comunidad era un honor para él.

Un familiar ha escrito que ayudaba a otras personas en secreto, [pues] lo hacía discretamente con su familia y todos aquellos que lo necesitaban económicamente.

¡Que Al’lah le otorgue perdón y misericordia!

¡Que Él conceda paciencia y tolerancia a sus hijos, que les capacite para continuar realizando sus buenas obras, y conceda paciencia y calma a sus padres!

La segunda oración fúnebre, [aunque en realidad], hay dos en ausencia, [siendo] la primera de ellas la de Ruqeyya Shamim Bushra Sahiba, esposa del primer misionero en España, Karam Ilahi Zafar Sahib. También falleció hace unos días:

¡Ciertamente venimos de Al’lah y hacia Él será el retorno!

Nació en Qadián en 1932 y por la gracia de Dios era “musia” (parte del sistema ‘Al-Wasiyat’). Tuvo el honor de servir como “Sadr Lallna” en España durante varios años. Tiene tres hijos y tres hijas. Uno de sus nietos es Tarik Ata-ul-Munim, que se ha dedicado de por vida y está trabajando como encargado del Departamento Central de Español. Una de sus nietas también está casada con un misionero [Khalid Waleed González, que ejerce en España]. Dos de sus hijos son [muy] activos en el servicio de la fe, por la gracia de Dios Altísimo, y [uno de ellos], su hijo mayor [Dr. Ata Ilahi Mansur], está sirviendo como “Naib Amir” [presidente nacional adjunto].

El abuelo paterno de Ruqeyya Sahiba fue Maulwi Fakhruddin Sahib y su abuela fue Bibi Sahiba, quienes eran originalmente de Bhera. En la época del Mesías Prometido (as), emigraron a Qadián después de realizar su juramento de lealtad [“Baiat”]. Su abuelo materno fue Abdur Rahim Sahib, que era de Ajmer y originalmente era “sij”, pero luego tuvo el honor de hacer el juramento de iniciación en la mano del Mesías Prometido (as). Él también emigró a Qadián para estudiar tras jurar lealtad. De esta manera ,sus abuelos, por ambos lados, fueron Compañeros (ra) del Mesías Prometido (as).

En relación con Ruqeyya Sahiba, su hijo [Dr. Ata Ilahi Mansur] escribe:

“Tenía una conexión especial con ‘Dawatul-Amir’ y lo había leído varias veces. Ella decía que después de leer este libro ‘muchas preguntas y dudas en su mente eran respondidas’. Tenía un profundo afecto por la oración desde los 12 años. Suplicaba a Al’lah que la mantuviera en los caminos de la fe y en el camino recto. Ella ponía mucha atención a la hora de observar el ‘purdah’ [velo]. Fue un ejemplo para las mujeres de la Comunidad. Tenía compasión por los enfermos y los necesitados, y siempre estaba lista para ayudarlos en todas las formas posibles.

En los primeros días, después de llegar a España con Maulana Sahib, tuvo que afrontar grandes adversidades en dicho país. Debido a sus esfuerzos por predicar, la policía a menudo lo detenía o allanaban su casa [era la época del dictador General Franco]. La policía buscaba evidencias de sus actividades de divulgación, pero por la gracia de Al’lah ella se mantuvo firme en su convicción, al igual que su esposo, de que al final, Dios ciertamente acudiría en su ayuda y eliminaría todas sus dificultades.

[Más tarde], cuando Hazrat Jalifatul Masih III (rh) ordenó a Maulana Sahib que encontrara un terreno adecuado en Córdoba para construir una mezquita [que sería la primera construida en España tras varios siglos], ella también ayudó en esto lo mejor que pudo”. Su hijo sigue diciendo: “Cuando comenzó la construcción de la Mezquita Basharat, ella viajaba casi todos los días con su esposo en autobús, etc., desde Córdoba a Pedro Abad [unos 35 km] para inspeccionar el trabajo de construcción y su progreso. Tenía los registros de todos los gastos y actuaba como secretaria para la construcción de la mezquita”.

[Por su parte], su hijo Fazal Ilahi Qamar nos relata que:

“Mi madre siempre tuvo en cuenta las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih II (ra), quien le instruyó: ‘Siempre ten presentes tus obligaciones y aconseja a tu esposo. Irás a un país en el que no debes permitir que tu esposo descuide sus esfuerzos de llegar a la gente [con el mensaje del Islam], sino que debes hacerle aún más activo allí. Después de fallecer tendréis mucho tiempo juntos, por consiguiente, basándose en esto, debéis esforzaros para que vuestro trabajo en estos días de vuestra vida sea lo más beneficioso posible. Sin importar las circunstancias, ella siempre actuó con paciencia y tolerancia teniendo en mente obtener el placer de Dios Altísimo. Los primeros días fueron extremadamente difíciles, pero los aguantó con gran fortaleza y siempre dio prioridad a su fe sobre el mundo”.

Mientras cumplía con las instrucciones de Hazrat Musleh Maud (ra) [Jalifatul Masih II], mostró un gran ejemplo en un país europeo donde era un crimen incluso pronunciar el nombre del Islam. Ella desempeñó un papel muy importante en la propagación de Ahmadíat en España.

¡Que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, y eleve su rango [espiritual] y que permita a su progenie continuar con sus buenas obras!

La tercera persona por mencionar es la respetada Tahirah Hanif Sahiba, hija de Syed Zain-ul-Abideen Waliul’lah Shah Sahib y esposa del difunto Mirza Hanif Ahmad Sahib, hijo de Hazrat Musleh Maud (ra), [Jalifatul Masih II]. Ella también falleció el mes pasado:

¡Ciertamente venimos de Al’lah y hacia a Él volveremos!

Por la gracia de Dios Altísimo, era “musia” y como mencioné, era la nuera de Hazrat Musleh Maud (ra) y [además] era mi tía materna. Nació en 1937 en Qadián. Como mencioné, su padre fue Syed Zain-ul-Abideen Waliul’lah Shah Sahib, quien escribió el comentario de “Sahih Bujari”, que comprende muchos volúmenes. Fue un gran erudito y pasó un tiempo en los países árabes. El nombre de la madre de Tahirah Begum Sahiba era Syeda Sayyarah Sahiba. Ella era originalmente de Damasco y árabe. El Ahmadíat se introdujo en la familia de la difunta a través de su abuelo paterno, el Dr. Syed Abdul Sattar Shah Sahib (ra), quien realizó el “Baiat” (juramento de iniciación) de la mano del Mesías Prometido (as), en 1901. Al’lah guio a toda la familia, los niños y también a los ancianos, a través de los sueños y así fortaleció su fe. Hazrat Dr. Syed Abdul Sattar Shah Sahib (ra) era el abuelo materno de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) y, por lo tanto, ella era su prima. La respetada Tahirah Sahiba trabajo como secretaria “Islah-o-Irshad” de “Lallna Imail’lah” de Rabwah, de 1972 a 1990. También pasó algunos años en Sierra Leona junto con su marido, que era un “waqf-e-zindagi” [consagrado de por vida]. Al’lah les otorgó tres hijas y un hijo.

Su hija mayor, Amatul Momin, dice:

“Además de las cinco oraciones diarias, observamos que nuestra madre era muy regular al ofrecer la oración de ‘tahayud’, observar los ayunos y recitar el Santo Corán. De hecho, ella también ofrecía la oración de ‘ishraq’ [una oración voluntaria que se ofrece tras la salida del sol]. Ella siempre mantenía su rutina y realizaba todo su trabajo de manera amorosa y diligente, y así ocurría con su adoración”.

Y sigue diciendo:

“Me sorprendía cómo pudo cumplir con todas sus otras tareas además de esta; por ejemplo, cumplía con los derechos de sus suegros y los de los vecinos, cuidar de nuestro padre, preparar la comida para los niños y servir con pasión a los invitados”.

Ella sentía un gran amor por la Yamat y tuvo un vínculo sincero con cada Jalifa en su vida, [ya que] era extremadamente leal al Jalifato. [Aparte], era particularmente consciente de pagar su “Wasiyat”. [Por otro lado], siempre aconsejaba a otros que escribieran a Su Santidad [a Hazur] y decía que después de escribir al Jalifa de la época uno siente una sensación de satisfacción. (Ella también me escribía regularmente. De hecho, después de cada sermón, recibía cartas de ella en las que expresaba sus pensamientos sobre los diversos aspectos y mencionaba aquellos puntos que le gustaban especialmente). Ella nunca expresó ningunas palabras de queja y, si alguna vez se decía algo cuando estábamos presentes, nos decía que “no había necesidad de entablar tal conversación ya que constantemente pensaba que tales personas siempre incurrían en su propia pérdida a causa de ello y no obtenían ningún beneficio de ello”.

Como he mencionado, ella tenía un vínculo extraordinario con Jalifato. Cuidaba muchísimo de los pobres.

Akhtar Sahib me escribió que su padre les dejó a ellos y a su madre, por lo que la difunta les dio un lugar en su casa y los cuidó como a sus propios hijos y se ocupó de todas sus necesidades, incluyendo comida y bebida, ropa, estudios y no los dejó sentirse [afectados por sus circunstancias].

¡Qué Dios Altísimo conceda a la fallecida Su perdón y misericordia!

¡Que Él le conceda un lugar en la compañía de sus mayores y permita que sus hijos continúen con sus buenas obras!

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra).

El Santo Profeta (sa) elige a su adjunto

Su Santidad (aba) dijo que basándose en los incidentes que ya se han presentado sobre cómo el Santo Profeta (sa) veía a Hazrat Abu Bakr (ra), queda claro que el Santo Profeta (sa) deseaba que Hazrat Abu Bakr (ra) fuera su sucesor. Hazrat A’ishah (ra) narra que en su última enfermedad, el Santo Profeta (sa) convocó a Hazrat Abu Bakr (ra) para que escribiera algo. Dijo que temía que alguien más se considerara con mayor derecho a ser su sucesor, mientras que los creyentes ciertamente rechazarían a cualquier otro aparte de Hazrat Abu Bakr (ra) como su sucesor.

Comportamiento de Hazrat Abu Bakr (ra) durante la gran calumnia

Su Santidad (aba) dijo que según Hazrat Abu Hurairah (ra), el Santo Profeta (sa) vio en un sueño que estaba sentado junto a un pozo y usaba un cubo para sacar agua. Entonces vio a Hazrat Abu Bakr (ra) sacando algo de agua del pozo, pero tenía alguna dificultad para hacerlo; sin embargo, Dios cubrió su debilidad. Entonces, el Santo Profeta (sa) vio que el cubo se convertía en cuero y vio a Hazrat Umar (ra) sacando agua del pozo con gran fuerza. Esto indicaba que estos dos incondicionales serían los sucesores del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que en el momento del incidente de Ifk (la Gran Calumnia), los padres de Hazrat A’ishah (ra) (es decir, Hazrat Abu Bakr (ra)) mostraron gran amor y respeto por el Santo Profeta (sa). En el transcurso de este incidente, siguieron el ejemplo del Santo Profeta (sa) en el trato y la conducta hacia Hazrat A’ishah (ra). Durante este tiempo, cuando, con el permiso del Santo Profeta (sa), Hazrat A’ishah (ra) fue a la casa de sus padres y les explicó que se había enterado de las grandes acusaciones hechas contra ella, Hazrat Abu Bakr (ra) comenzó a llorar y le aconsejó que regresara a la casa del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra), quien dijo que al levantar esta calumnia, los oponentes deseaban causar daño a su esposo, el Santo Profeta (sa) y a su padre, Hazrat Abu Bakr (ra) al mismo tiempo, de lo contrario no había ningún beneficio para ellos en difamar a Hazrat A’ishah (ra). Tampoco se puede decir que las otras esposas del Santo Profeta (sa) quisieran unirse para difamar a Hazrat A’ishah (ra) para que cayera en desgracia con el Santo Profeta (sa). En palabras de Hazrat A’ishah (ra), dijo que Hazrat Zainab (ra) fue la más feroz en defenderla y denunciar la calumnia. Del mismo modo, cuando se les preguntaba por Hazrat A’ishah (ra), otras esposas del Santo Profeta (sa) sólo tenían cosas positivas que decir sobre ella. Por lo tanto, no había nadie con ninguna venganza contra Hazrat A’ishah (ra), y levantar esta calumnia era sólo un intento contra el Santo Profeta (sa), o para obstaculizar a Hazrat Abu Bakr (ra) de convertirse en su sucesor.

Su Santidad (aba) dijo que mientras conversaban entre ellos, los Compañeros discutían que si alguien tenía algún rango después del Santo Profeta (sa), era ciertamente Hazrat Abu Bakr (ra). Una vez, un beduino fue a ver al Santo Profeta (sa) y le pidió que cumpliera con una necesidad suya. El Santo Profeta (sa) dijo que debería volver más tarde para satisfacer su necesidad. Como el beduino no estaba acostumbrado a los modales y el decoro, le preguntó al Santo Profeta (sa) qué debía hacer si el Santo Profeta (sa) ya no estaba presente cuando él regresara. El Santo Profeta (sa) le dijo que si ya no estaba en este mundo, entonces debería ir a Hazrat Abu Bakr (ra) para satisfacer su necesidad.

Intentos inútiles de los hipócritas al levantar la Gran Calumnia

Su Santidad (aba) explicó además que, al iniciar maliciosamente la Gran Calumnia, el jefe de los hipócritas, Abdul’lah bin Ubay bin Sulul, trató de obstaculizar el crecimiento del imperio musulmán, o de ponerse al frente tras la muerte del Santo Profeta (sa). Vio que Hazrat Abu Bakr (ra) era el seguidor más virtuoso del Santo Profeta (sa) y era muy querido por él (sa). Vio que si los musulmanes necesitaban resolver un asunto o tener una respuesta a una pregunta y no podían preguntarle al Santo Profeta (sa) se dirigían a Hazrat Abu Bakr (ra). Estaba claro que el sucesor después del Santo Profeta (sa) sería Hazrat Abu Bakr (ra). Sin embargo, esto desalentó los sueños de liderazgo de Abdul’lah bin Ubay bin Sulul. Así, intentó que la estatura de Hazrat Abu Bakr (ra) disminuyera a la vista del Santo Profeta (sa) y posteriormente del pueblo musulmán. Sin embargo, Dios se refirió a esto en el Sagrado Corán cuando afirma:

En verdad, quienes lanzaron la mentira son un grupo de entre vosotros. No penséis que sea un mal para vosotros; no, es un bien. (24:12)

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) quien explicó que en este versículo, Dios aseguró que esta calumnia no perjudicaría a los musulmanes como algunos pensaban, sino que resultaría beneficiosa. Es después de este versículo, en el mismo capítulo, que Dios habla del establecimiento del Califato). La gente trató de impedir el establecimiento del Califato levantando la calumnia contra Hazrat A’ishah (ra). Sin embargo, Dios declara que el Califato no es simplemente un liderazgo mundano, sino que es una estación designada por Dios. Así, a pesar de los esfuerzos de los oponentes, el Califato se estableció después del Santo Profeta (sa) y el primero en recibir este manto fue Hazrat Abu Bakr (ra).

Excelencias de Hazrat Abu Bakr (ra)

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) tenía un profundo entendimiento de Dios, era muy amable, humilde, muy indulgente y tolerante y tenía una fuerte relación con el Santo Profeta (sa). Permaneció bajo la sombra del Sagrado Corán y fue distinto en su comprensión del Sagrado Corán. Era el orgullo del Santo Profeta (sa) y era único entre todos los demás por el amor que recibía de él. Abandonó todo lo que tenía y se dedicó a la causa de Dios hasta el punto de que la luz de Dios era evidente en cada uno de sus pasos, hasta el punto de que se le dio el título de Siddiq (el Veraz). El Mesías Prometido (as) dijo que Dios le había informado directamente de todas estas estimadas cualidades que poseía Hazrat Abu Bakr (ra).

14 Nobles del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que según Hazrat Ali (ra), el Santo Profeta (sa) dijo que a cada profeta se le dan siete compañeros, sin embargo a él se le dieron 14. Cuando se le preguntó quiénes eran, el Santo Profeta (sa) dijo: Hazrat Ali (ra) y sus dos hijos, Hazrat Ya’far (ra), Hazrat Hamzah (ra), Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Mus’ab bin Umair (ra), Hazrat Bilal (ra), Hazrat Sulaiman (ra), Hazrat Ammar (ra), Hazrat Miqdad (ra), Hazrat Hudhaifah (ra) y Hazrat Abdul’lah bin Mas’ud (ra).

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) fue designado por el Santo Profeta (sa) como líder de la caravana que iba a realizar el Hayy en el año 9 DH. Hazrat Abu Bakr (ra) partió de Medina con 300 compañeros. El Santo Profeta (sa) envió con ellos 20 animales de sacrificio alrededor de cuyos cuellos él mismo colocó collares demarcando que eran animales para el sacrificio.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando incidentes de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra) en el futuro.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros fallecidos:

Muhammad Dawood Zafar

Muhammad Dawood Zafar, misionero del Reino Unido que servía en el Raqeem Press, falleció el 16 de noviembre. Sirvió como misionero en varios lugares antes de llegar al Reino Unido, donde fue nombrado para servir en el Raqeem Press. Durante algún tiempo fue presidente de la Yamat en Islamabad, Reino Unido. Le sobreviven sus padres, su esposa, tres hijos y una hija. Mientras consideraba la posibilidad de ser misionero, fue disuadido por algunos que decían que podría ganarse mejor la vida dedicándose a otro campo de trabajo. Sin embargo, nunca se desanimó y se mantuvo firme en su devoción, y a pesar de las dificultades financieras, se mantuvo firme. Siempre aconsejó a sus hijos que fueran un medio de alivio para los demás y que nunca causaran problemas a los demás. Siempre les decía a sus hijos que todo lo que había logrado era sólo gracias al Jilafat y les decía que rezaran para que siempre pudiera servir a la Comunidad de la mejor manera posible. Siempre aconsejaba a sus hijos que fueran virtuosos y permanecieran apegados al Jilafat. Su Santidad (aba) rezaba para que sus hijos siguieran sus consejos. Su Santidad (aba) dijo que la gente ha dicho unánimemente que era una persona alegre y que se ganaba los corazones. Era muy competente en su trabajo y tenía habilidades técnicas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, conceda paciencia a sus hijos y les permita continuar el legado de sus virtudes, y también conceda paciencia a sus padres.

Ruqayya Shamim Bushra

Ruqayya Shamim Bushra, esposa de Karam Ilahi Zafar (fallecido), que fue misionero en España. Fue Presidenta Nacional de la Organización de Mujeres Musulmanas Ahmadía en España. Le sobreviven tres hijos y tres hijas. Su progenie está sirviendo a la Comunidad en varios puestos. Desde los 12 años, tenía una especial inclinación por las oraciones. Era muy consciente y ejemplar en su observancia del velo. Pasó muchas dificultades junto con su marido durante sus primeros días en España, debido a sus esfuerzos por propagar el mensaje del Islam. Sin embargo, al igual que su marido, se mantuvo firme y confió en Dios. También colaboró en la construcción de una mezquita en España actuando como contable. Siempre dio prioridad a su fe sobre los asuntos mundanos. Estableció un ejemplo islámico en un país en el que, en una época, era un crimen incluso pronunciar el nombre del Islam. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y permita a su progenie continuar con el legado de sus virtudes.

Tahira Hanif

Tahira Hanif, hija de Hazrat Zainul Abideen Waliul’lah Shah y esposa de Mirza Hanif Ahmad, hijo del Segundo Jalifa (ra). También era la tía (mumani) de Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba). Su padre era un gran erudito y escribió un comentario sobre muchos volúmenes de Sahih al-Bukhari. Sirvió a la Organización de Mujeres Musulmanas Ahmadías en Rabwah y luego también pasó algún tiempo en Sierra Leona con su marido, que era un devoto vitalicio. Ofrecía regularmente sus oraciones, así como las voluntarias. Se preocupaba por todos y amaba a la Comunidad y era sincera y leal al Jilafat. Su Santidad (aba) dijo que ella le escribía regularmente cartas, especialmente después de sus sermones de los viernes. Atendía a los pobres y necesitados. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, le otorgue un puesto entre los ancianos y permita a sus hijos continuar con el legado de sus virtudes.

Resumen preparado por The Review of Religions

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