Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta`awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando la Batalla de Yamamah que tuvo lugar durante la época de Hazrat Abu Bakr (ra).

Carta del Santo Profeta (sa) al Rey de Yamamah

Su Santidad (aba) dijo que Yamamah era una ciudad prominente en Yemen y que ahora se encuentra en la actual Arabia Saudita. Era una zona verde abundante y conocida como una de las ciudades más bellas. Los Banu Hanifah solían residir en Yamamah y eran conocidos como feroces luchadores.

Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) envió cartas a varios líderes invitándoles al Islam, también envió una carta al Rey de Yamamah. En el año 9 DH cuando varias tribus convergieron en Medina, también hubo un enviado de Yamamah. Cuando los Banu Hanifah se reunieron con el Santo Profeta (sa) dejaron a Musailimah para que cuidara de sus pertenencias. Después de que los Banu Hanifah aceptaran el Islam de la mano del Santo Profeta (sa), le informaron que habían dejado a Musailimah atrás para cuidar de sus pertenencias. El Santo Profeta (sa) envió regalos para él también, diciendo que estaba haciendo una noble acción al cuidar las pertenencias de sus amigos.

El Santo Profeta (sa) se encuentra con Musailimah

Su Santidad (aba) dijo que hay varias narraciones que indican que Musailmah se encontró con el Santo Profeta (sa) en algún momento. En una de las narraciones, se registra que el Santo Profeta (sa) fue a encontrarse hasta Musailimah para verle. El Santo Profeta (sa) tenía una rama en la mano. Musailimah hizo algunas peticiones al Santo Profeta (sa), una de las cuales era que al menos le nombrara profeta tras su fallecimiento. En respuesta, el Santo Profeta (sa) dijo que no le daría más que la rama que tenía en la mano.

Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) dijo que Musailimah era la misma persona sobre la que había visto varios sueños. En uno de ellos, el Santo Profeta (sa) vio que llevaba dos brazaletes de oro y esto le preocupó. En el sueño, se le reveló que debía soplar sobre ellos. Cuando sopló sobre ellos, desaparecieron. El Santo Profeta (sa) entendió que esto significaba que dos falsos pretendientes surgirían después de él, que resultaron ser Aswad Ansi y Musailimah Kazzab. Su Santidad (aba) dijo que de acuerdo con las diversas narraciones, es evidente que Musailimah fue a Medina en dos ocasiones – la primera ocasión fue cuando no se encontró con el Santo Profeta (sa) y la otra fue cuando se encontró con el Santo Profeta (sa) y exigió ser su sucesor en la profecía.

Musailimah introduce cambios en la Sharia

Su Santidad (aba) dijo que Musailmah continuó afirmando falsamente que era igual al profeta (sa) y comenzó a introducir cambios en la ley islámica. Por ejemplo, dijo que la oración de la mañana y la de la tarde ya no eran obligatorias y consideró que cosas como la fornicación eran permisibles. Había una persona llamada Riyal que formaba parte de los Banu Hanifah y había aceptado al Santo Profeta (sa). Más tarde emigró a Medina donde aprendió el Sagrado Corán. Cuando Musailimah se convirtió en un apóstata, el Santo Profeta (sa) envió a Riyal para que razonara con Musailimah y le ayudara a desistir de sus actos. Sin embargo, cuando Riyal fue, se dejó influenciar y aceptó a Musailimah, e incluso hizo una declaración falsa, diciendo que Musailimah había sido incluido en la profecía del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, cuando la gente vio que alguien que tenía conocimiento del Sagrado Corán aceptaba a Musailimah, algunos comenzaron a seguir su ejemplo.

Musailimah escribe al Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) dijo que Musailimah escribió una vez una carta al Santo Profeta (sa) diciendo que la mitad de la tierra les pertenecía a ellos y la otra mitad a los Quraish, pero que los Quraish no eran justos. El Santo Profeta (sa) respondió con una carta en la que decía que la tierra pertenecía a Al’lah y que la concedería a quien Él quisiera, y que al final los justos tendrán un buen final.

Su Santidad (aba) dijo que esta carta fue transmitida a Musailimah por Hazrat Habib (ra). Musailimah le preguntó si creía que el Santo Profeta (sa) era un verdadero profeta, a lo que respondió que sí. Entonces, cuando Musailimah le preguntó si también creía que era un profeta, Hazrat Habib (ra) respondió que no podía oír, para evitar responder a esta pregunta. Musailimah siguió preguntando y Hazrat Habib (ra) siguió dando la misma respuesta. Cada vez que daba esta respuesta, Musailimah lo torturaba cortando uno de sus miembros. Esto continuó hasta que Hazrat Habib (ra) fue martirizado. Por lo tanto, Musailimah no sólo se había convertido en un apóstata, sino que también había adoptado la crueldad.

Batallones enviados por Hazrat Abu Bakr (ra) a Musailimah

Su Santidad (aba) dijo que después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), cuando Hazrat Abu Bakr (ra) envió varios batallones, envió a Ikrimah hacia Musailimah. Hazrat Abu Bakr (ra) también envió a Hazrat Shurahbil (ra) tras él, aconsejando a Ikrimah que no luchara hasta que llegara Shurahbil (ra). Sin embargo, Ikrimah actuó apresuradamente y atacó a Musailimah, por lo que él y su batallón fueron derrotados. Hazrat Abu Bakr (ra) le ordenó entonces que fuera y se uniera a otros batallones para ayudarles, y le indicó a Shurahbil (ra) que permaneciera allí. Le indicó a Shurahbil (ra) que esperara hasta que llegara Hazrat Khalid (ra), antes de luchar con Musailimah. Sin embargo, Shurahbil (ra) también actuó apresuradamente y atacó antes de la llegada de Hazrat Khalid (ra), por lo que fue derrotado. Finalmente, Hazrat Abu Bakr (ra) envió a Hazrat Khalid (ra) hacia Musailimah y envió un batallón bajo el mando de Hazrat Thaleed (ra) como refuerzo. También envió batallones de los Ansar y Muhajireen para apoyar a Hazrat Khalid (ra). Cuando Hazrat Khalid (ra) avanzó, el ejército de Musailimah contaba con 40,000 efectivos o, según otras narraciones, con 100,000, mientras que los musulmanes contaban con poco más de 10.000.

Su Santidad (aba) dijo que los dos bandos se encontraron en el campo de batalla. Hazrat Khalid (ra) había dividido el ejército musulmán en cinco partes y las había dispuesto estratégicamente. Consta que Hazrat Khalid (ra) era extremadamente meticuloso en su preparación y se dice que no dormía sino que hacía dormir a los demás. La batalla fue extremadamente feroz y al principio los musulmanes tuvieron dificultades. Sin embargo, la valentía de Hazrat Khalid (ra) no flaqueó. Por el contrario, instruyó a los musulmanes para que lucharan juntos con sus tribus individuales para que se pudiera determinar qué tribu era la más valiente. Esta fue una sabia estrategia que les hizo sentirse orgullosos y también fue una forma de competencia mutua. Así, los musulmanes comenzaron a animarse unos a otros.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría narrando estos relatos en futuros sermones.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros fallecidos, el primero de los cuales es un mártir.

Abdus Salam

Abdus Salam, hijo del maestro Munawwar Ahmad, fue martirizado el 17 de mayo a la edad de 35 años. Los opositores al Ahmadíat lo mataron a puñaladas. El fallecido había salido de su casa con sus dos hijos de 6 y 4 años, momento en el que alguien se acercó por detrás y le atacó, martirizándole en el acto delante de sus hijos. El atacante acababa de graduarse en la madrasa local unos días antes y en la ceremonia de graduación se les incitó a actuar contra los ahmadíes. El fallecido también formaba parte del plan Waqf-e-Nau. Había ejercido como líder juvenil local; era muy sociable y recibía a todo el mundo con gran amabilidad. Tenía un profundo amor por el Jilafat. Ayudaba en silencio a los necesitados y era muy hospitalario. Era conocido por ser extremadamente valiente incluso en los ataques previos de los opositores al Ahmadíat. Le sobreviven sus padres, su esposa y sus tres hijos pequeños. También tiene dos hermanos, ambos misioneros, y tres hermanas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah eleve la estación del fallecido y conceda su protección a la familia. Su Santidad (aba) dijo que sólo Dios conoce el estado de los dos niños por los que su padre fue martirizado. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah los proteja y tome en cuenta a los opositores del Ahmadíat.

Zulfiqar Ahmad

Zulfiqar Ahmad, hijo del Sheikh Syedul’lah de Faisalabad, falleció recientemente durante una visita a Azerbaiyán. El fallecido era extremadamente humilde a pesar de haber alcanzado el éxito mundano. Trataba a todo el mundo de forma muy amable y con gran amabilidad. Se preocupaba mucho por los que trabajaban a su cargo. Estaba a la vanguardia de las limosnas. Hizo muchas donaciones a Humanity First y prestó grandes servicios. Él y sus padres también construyeron una mezquita en Belice, lo cual fue una gran empresa. Una vez, mientras visitaba Malasia, tuvo la oportunidad de ser un prisionero en el camino de Al’lah. Le sobreviven su esposa, sus dos hijos y sus padres. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia, otorgue paciencia a su familia y les permita continuar con el legado de sus virtudes.

Malik Tabassum Maqsood

Malik Tabassum Maqsood, fallecido recientemente en Canadá. Su padre fue martirizado en los atentados de Lahore de 2010. Anteriormente fue Naib Nazir Umur Amma y asesor jurídico de Tehrik-e-Yadid. Luego emigró a Canadá, donde sirvió en Umur Amma, en el Departamento de Propiedades y en Darul Qadha. Era habitual en la realización de oraciones y ayunos, tenía un gran amor por el Corán y estaba muy vinculado al Jilafat. Le sobreviven su madre, su esposa, un hijo y tres hijas. Su hijo, el Dr. Athar Ahmad, es un consagrado y su yerno, Omar Farooq, es un misionero. Una vez fue atacado mientras propagaba el mensaje del Islam Ahmadíat, lo que le causó una herida en el ojo, sin embargo, se alegró de que esto ocurriera mientras estaba al servicio de la misión del Mesías Prometido (as). Desarrolló un sentido de servicio a la Yamat muy temprano en los días de su juventud. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y permita a su progenie continuar con el legado de sus virtudes.

Resumen preparado por The Review of Religions

SERMÓN DEL VIERNES, 20 DE MAYO DE 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Jalifatul Masih V (atba) pronunció las siguientes palabras:

Algunos de los relatos de la Batalla de Yamamah, que ocurrió durante la época de Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra), han sido previamente narrados. Pues bien, en los detalles relacionados con la misma se indica que Yamamah era una ciudad muy conocida de Yemen, aunque hoy día esa zona está situada en Arabia Saudita. Por cierto, Yamamah era una zona muy rica y fértil y, en relación a ella, está escrito que era una de las ciudades más bellas y prósperas, y que allí se podían encontrar árboles y dátiles en abundancia. Por otra parte, Yamamah era el hogar de los Banu Hanifah, una tribu experta en la guerra.

En el comentario del versículo:

“..Seréis llamados a luchar contra un pueblo de enorme valor; lucharéis contra ellos hasta que se rindan…”, (Surah Al-Fath, 48:17) se ha escrito en “Tafsir al-Qurtubi”:

“Hasan afirma que ‘un pueblo de poderoso valor se refiere a Persia y Roma’.

Por su parte, Ibn Jubair dice que ‘esto se refiere a las tribus de Hawazin y Zaqif’.

Luego, Zuhri y Muqatil dicen que ‘esto se refiere a los Banu Hanifah, que residían en Yamamah y eran camaradas de Musailimah’.

Finalmente, Rafi bin Jatij dice que ‘solíamos recitar este versículo, pero no éramos conscientes de quiénes eran estas personas de poderoso valor, hasta que Hazrat Abu Bakr (ra) nos llamó para luchar contra los Banu Hanifah y solo entonces nos dimos cuenta de que se refería a esta tribu’.” 

Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) escribió cartas para propagar el mensaje del Islam a varios reyes en el año 7 d.H., o 6 d.H. según algunos, una de esas cartas estaba dirigida al rey de Yamamah, Hauza bin Ali y al pueblo de Yamamah. En esta carta se invitaba al rey y a su pueblo a abrazar el Islam. Más tarde, cuando varias delegaciones llegaron a Medina en el año 9 d.H., una delegación de los Banu Hanifah de Yamamah también estuvo presente. Esa vez, Muyaah bin Marara formaba parte de esta delegación, a quien el Santo Profeta (sa) concedió una tierra deshabitada como propiedad de acuerdo con su petición. Rayyal bin Unfuwah también formaba parte de esta delegación, así como Musailimah Kazzab [el mentiroso] -Zumama bin Kabir bin Habib; y respecto a él, según Ibn Hisan, su nombre era Musailimah bin Zumama y su apelativo era Abu Zumama. Al final, esta delegación de los Banu Hanifah se alojó en Medina, en casa de Ramla bint Hariz (ra), una mujer de los “Ansar” [musulmanes nativos de Medina]. Cuando las delegaciones venían continuamente para jurar lealtad en las manos del Profeta (sa), éste asignaba una casa donde podían alojarse. En esta ocasión, dicha casa pertenecía a Ramla bint Hariz (ra), una mujer de los Banu Nayyar y dicha casa era muy grande. Más tarde, cuando esta gente de los Banu Hanifah fue a ver al Mensajero de Al’lah (sa), no llevaron a Musailimah con ellos, sino que lo dejaron atrás para proteger sus pertenencias; y una vez aceptaron el Islam, hicieron mención de Musailimah al Santo Profeta Muhammad (sa) y dijeron “¡Oh Mensajero de Dios (sa)! Dejamos a uno de nuestros compañeros con nuestras pertenencias y carruajes. Está cuidando nuestras pertenencias”. Posteriormente, el Santo Profeta (sa) ordenó dar a Musailimah la misma cantidad de regalos que a los demás. Aparte, el Profeta (sa) declaró: “Su rango no es inferior al vuestro ya que está protegiendo las pertenencias de sus compañeros”. Después de esto, la delegación partió llevándose lo que el Mensajero de Al’lah (sa) había dado para Musailimah.

De esta narración se desprende que todos los individuos de la delegación de Banu Hanifah, aparte de Musailimah, se reunieron con el Santo Profeta Muhammad (sa). Sin embargo, también hay otros relatos que mencionan que Musailimah sí se encontró con el Santo Profeta (sa). En general, las narraciones indican que Musailimah sí se encontró con el Mensajero de Dios (sa). Además se afirma que quizás se reunió con él en la segunda visita.

En cualquier caso, hay más detalles documentados en otras narraciones que muestran que cuando esta delegación visito al Santo Profeta Muhammad (sa), Musailimah también estaba presente. Esas personas llevaron a Musailimah al Profeta (sa), que estaba vistiendo varias capas de ropa. En ese momento, el Mensajero de Dios (sa) sostenía una rama de palmera datilera mientras estaba sentado con los Compañeros (ra). Musailimah habló con él y le hizo algunas peticiones, pero el Santo Profeta (sa) respondió: “Si me pidieras incluso esta rama de palma datilera que tengo en mi mano no te la concedería”.

Las narraciones de Sahih Al-Bujari al respecto indican que Musailimah no fue a encontrarse con el Santo Profeta Muhammad (sa), sino que el propio Mensajero de Al’lah (sa) fue a verle. En este caso, Abdul’lah bin Abdil’lah bin Utbah relata (ra): “Recibimos la noticia de que Musailimah Kazzab había llegado a Medina e ido a la casa de la hija de Hariz. La hija de Hariz bin Quraiz era su esposa y la madre de Abdul’lah bin Aamir. El Santo Profeta (sa) fue a verlo [Musailimah] y estaba con Hazrat Zabit bin Qais bin Shammas (ra), que era conocido como el “jatib” [pregonero] del Profeta (sa). El Mensajero de Dios (sa) llevaba un palo en la mano, se puso al lado de Musailimah y este le habló diciendo al Profeta (sa): “Si quieres, no interferiremos entre tú y este asunto”. Y añadió: “Deberías asignárnoslo después de tu fallecimiento”. [Es decir, que se decidiera sobre el asunto del profetazgo y se le concediera a él después del Santo Profeta Muhammad (sa). Esta era su principal demanda]. No obstante, el Santo Profeta (sa) respondió: “No te daría ni este bastón si me lo pidieras y creo que eres la misma persona que se me mostró en un sueño. Este es Zabit bin Qais, quien te responderá en mi nombre”. Después, el Mensajero de Al’lah (sa) se marchó.

Del mismo modo, en una narración Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que:

“Musailimah Kazzab llegó en la época del Profeta (sa) y dijo: ‘Si Muhammad (sa) me hace su sucesor, le seguiré’. (Esto aclara la primera narración de que fue allí junto con mucha gente de su propia tribu). Entonces, el Santo Profeta (sa) fue hacia él (Musailimah) y con el Mensajero (sa) se encontraba Hazrat Zabit bin Qais bin Shammas (ra). El Santo Profeta Muhammad (sa) llevaba un palo de palmera datilera en la mano y se puso delante de Musailimah que estaba con sus compañeros y proclamó: ‘Si me pidieras incluso este pedazo de palo, no te lo daría. No puedes evitar el destino que Al’lah ha determinado para ti. Si te alejas, Dios te destruirá. Creo que eres la misma persona sobre la que he visto mucho en mi sueño y este es Zabit [o sea, Zabit bin Qais (ra)], que te responderá en mi nombre’. A continuación, el Mensajero de Al’lah (sa) le dejó y regresó”. Esta es una narración de Sahih Al-Bujari.

Sin embargo, Hazrat Ibn Abbas (ra) prosigue su narración de esta forma:

“Pregunté acerca de lo que el Santo Profeta (sa) había declarado sobre la persona que se le mostró en un sueño y sobre esto Hazrat Abu Hureirah (ra) me dijo que el Mensajero de Dios (sa) dijo: ‘Una vez estaba durmiendo y en mi sueño vi dos brazaletes de oro en mi mano y su estado me hizo preocuparme. [El Santo Profeta Muhammad (sa) dijo que vio brazaletes en su sueño y el estado de los mismos le causó preocupación]. Entonces, durante el sueño, recibí una revelación en la que se me dijo que soplara sobre ellos y así, cuando soplé sobre los mismos, salieron volando, por lo que interpreté que se trataba de dos mentirosos que aparecerían después de mí”.  

En esta ocasión, el narrador, Ubaidul’lah, indicó que uno de ellos era Ansi, que fue asesinado por Fayruz en Yemen; y el otro era Musailimah Kazzab. Esta es también una narración de Bujari.

De todas maneras, según las narraciones mencionadas, parece que Musailimah vino a Medina en más de una ocasión. Definitivamente, una de ellas fue cuando su caravana lo dejó atrás para salvaguardar sus pertenencias. En ese momento, no pudo reunirse con el Santo Profeta Muhammad (sa); y la segunda ocasión fue cuando vino a ver al Mensajero de Al’lah (sa) y exigir que se le nombrara sucesor después de él (sa). En este sentido, en un comentario de “Sahih Al-Bujari”, en “Faz Al-Bari”, se ha comentado que es muy posible que Musailimah fuera a Medina en dos ocasiones. La primera sería en un momento en que el jefe de Banu Hanifah era otra persona y no él; es decir, él no era el jefe de la tribu en ese momento, puesto que era otra persona y Musailimah estaba a su servicio. Por esa razón, se quedó atrás para cuidar de sus pertenencias. La segunda ocasión sería cuando él mismo había ganado ya seguidores y en ese momento habló con el Santo Profeta (sa). Por otro lado, también es posible que solo hubiera sido una ocasión, ya que por su orgullo y arrogancia habría decidido quedarse atrás con sus pertenencias en lugar de tener una audiencia con el Santo Profeta Muhammad (sa). No obstante, debido a su espíritu de amistad, el Profeta (sa) le trató con respeto. Además, consta en un hadiz que vino con un gran convoy, del que se dice que estaba compuesto de 70 personas, lo cual es una prueba del hecho de que Musailimah vino a Medina en más de una ocasión.

Al final, cuando este convoy regresó a Yamamah, el enemigo de Dios Altísimo -Musailimah- se convirtió en apóstata, afirmó ser un profeta y proclamó:

“Me ha sido otorgada una parte del profetazgo del Santo Profeta Muhammad (sa). Cuando vosotros [gentes] hicisteis mención de mí al Mensajero de Dios (sa), ¿acaso no dijo que yo no soy inferior a vosotros en rango y categoría? El Santo Profeta (sa) solo dijo esto porque era consciente de su condición de profeta y de que también se me ha dado una parte de su misión”.

Después de esto, Musailimah comenzó a fabricar revelaciones para mostrar a la gente, en un intento de copiar el Sagrado Corán y los eximió de la oración. Introdujo su propia Sharía y les eximió de la oración. Según una narración, concedió la exención de dos oraciones -o sea, fayr e isha- y permitió a la gente el consumo de alcohol y la fornicación. Al mismo tiempo, testificaba que el Santo Profeta Muhammad (sa) era un profeta y los Banu Hanifah aceptaron estas condiciones.

Otro factor que reforzó aún más la posición de Musailimah fue su alianza con Riyal bin Unfuwah. De un modo muy estratégico, primeramente alegó que la Sharía había concedido ciertas exenciones para garantizar facilidad a la gente y que Dios Altísimo le revelaba; y simultáneamente aceptaba que el Mensajero de Al’lah (sa) era un profeta, a fin de que aquellos que eran nuevos conversos no sintieran que los estaba distanciando del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, hizo todo esto de manera muy hipócrita. Por ello, consta que otro factor que aumentó la fuerza de Musailimah fue su alianza con Riyal bin Unfuwah, quien también era un habitante de Yamamah y acompañaba al convoy que vino por parte de los Banu Hanifah. En un principio, emigró a Medina y vino al Profeta (sa) y fue allí donde aprendió el Santo Corán y obtuvo conocimiento religioso. Más tarde, cuando Musailimah se convirtió en apóstata, el Santo Profeta Muhammad (sa) envió a Riyal bin Unfuwah a Yamamah como maestro para evitar que la gente siguiera a Musailimah, aunque al final demostró ser una causa mayor de propagación del desorden que el propio Musailimah, ya que cuando vio que mucha gente aceptaba el Musailimah, él se unió a ellos para elevarse en rango a su vista.

En otras palabras, fue enviado allí para reformar al pueblo y detener las luchas, pero en lugar de eso se unió a las filas de Musailimah y atestiguó indebidamente su condición de profeta. No solo esto, sino que además atribuyó falsamente un mensaje que, según declaró él mismo, fue enviado por el Mensajero de Dios (sa), diciendo que a Musailimah se le había dado una parte en  el profetazgo del Santo Profeta Muhammad (sa), y difundió eso por todos sitios. Aparte, como se sabía que había aprendido el Sagrado Corán, la gente le creyó. Entonces, cuando el pueblo de Yamamah vio que una persona así daba fe del profetazgo de Musailimah, que era de los compañeros del Santo Profeta (sa) y enseñaba el Corán a los demás, no les quedó ninguna razón para rechazar el profetazgo de Musailimah y acudieron a él en grupos para jurarle fidelidad. Entonces, Musailimah escribió una carta al Mensajero de Al’lah (sa), cuyo texto decía lo siguiente: “De Musailimah, el profeta de Dios, a Muhammad, el Profeta de Dios. La mitad de toda la tierra me pertenece y la otra mitad a los qureish. Sin embargo, los qureish son injustos en su distribución”.

Tras esto, el Profeta (sa) le escribió otra carta en respuesta, diciendo:

“En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso. De Muhammad, el Profeta de Al’lah (sa), dirigida a Musailimah, el gran mentiroso. Ciertamente, toda la tierra pertenece solo a Al’lah y Él la otorga a quien quiere de entre Sus siervos. La recompensa y el premio solo se conceden a los que siguen la rectitud. La paz sea con los que siguen la guía”.

En una narración, se registra que Hazrat Habib bin Zaid Ansari (ra) fue quien entregó la carta del Santo Profeta Muhammad (sa) a Musailimah y cuando se la entregó, este le preguntó:

“¿Das testimonio de que Muhammad (sa) es el Profeta de Dios?” y él respondió afirmativamente. Entonces pasó a preguntarle lo siguiente: “¿Das testimonio de que soy el profeta de Dios?” y él respondió: “Soy sordo y no puedo oír”; es decir, evitó el tema. No obstante, Musailimah siguió repitiendo esta pregunta una y otra vez, y cada vez Hazrat Habib (ra) daba la misma respuesta. Por su parte, Musailimah quería que admitiera que él también era un profeta y cuando no obtenía la respuesta que buscaba, le cortaba una parte del cuerpo. Lo estuvo torturando para obligarlo a responder afirmativamente y siguió cortando partes de su cuerpo. De todas formas, Hazrat Habib (ra) demostró una paciencia y una firmeza excepcionales hasta que finalmente fue cortado en pedazos y en desafío total hacia él, Hazrat Habib (ra) alcanzó el rango de mártir. A continuación, Musailimah levantó las banderas de la rebelión en Yamamah. En verdad, no se trataba de una mera pretensión de ser profeta, sino más bien de brutalidad, en el sentido de la manera en que trataba a quienes no lo aceptaban como profeta. Por tanto, Musailimah levantó las banderas de la rebelión en Yamamah y desterró al gobernador nombrado por el Santo Profeta (sa), Hazrat Zamamah bin Azal (ra) de Yamamah.

Cuando el Mensajero de Dios (sa) falleció, Hazrat Abu Bakr (ra) envió varias expediciones militares hacia los apóstatas y entre ellas había un ejército que fue enviado hacia Musailimah bajo el mando de Hazrat Ikrimah (ra) y además envió a Hazrat Shurahbil bin Hasanah (ra) como refuerzo. En este caso, Hazrat Abu Bakr (ra) instruyó a Hazrat Ikrimah (ra) para que no entrara en combate contra Musailimah hasta que Hazrat Shurahbil (ra) hubiera llegado. Sin embargo, Hazrat Ikrimah (ra) actuó con bastante precipitación y lanzó un ataque contra la gente de Yamamah antes de la llegada de Hazrat Shurahbil (ra), para poder ser aclamado como único vencedor, pero sufrió muchas dificultades y tuvo que enfrentarse a la derrota, ya que el ejército de Musailimah era mucho más numeroso.

Cuando Hazrat Shurahbil (ra) se enteró de ello, se detuvo en el camino. Después de esto, Hazrat Ikrimah (ra) escribió a Hazrat Abu Bakr (ra) para informarle sobre el incidente y, por su parte, Hazrat Abu Bakr (ra) también escribió a Hazrat Ikrimah (ra) y le dijo que no quería verlo, y que tampoco debía ir a verlo porque había desobedecido una instrucción. Además, declaró que no debía regresar para que la gente no perdiera el valor y que, en cambio, debía ir a Hazrat Huzaifah (ra) y Arfiyah y debía unir sus fuerzas con ellos, y luchar contra la gente de Omán y Mahrah, que es una zona situada en el sur de la península arábiga, al este de la costa, bordeando el Océano Indico. En otras palabras, se le instruyó que debía ir a Yemen y Hadramaut junto con su ejército para unir sus fuerzas con el ejército musulmán. (Hadramaut es también una región situada en el oeste de Yemen y tiene la costa situada en su parte sur).

Según otra narración, la carta escrita por Hazrat Abu Bakr (ra) decía lo siguiente:

“No posees la pericia de un experto, pero al mismo tiempo te resistes a aprender, (o sea, no poseía el conocimiento de la guerra y tampoco era hábil como debería serlo y, al mismo tiempo, se resistía a aprender). Ya verás cómo te trataré cuando te presentes ante mí. ¿Por qué no esperaste a Shurahbil (ra) y luchaste con su ayuda y cooperación? Ahora, ve hacia Huzaifah (ra) y proporciónales ayuda. Has desobedecido la instrucción del Jalifa de la época. Te consideras un experto y no deseas aprender. Por consiguiente, no debes venir hacia mí. Cuando te reúnas conmigo, decidiré cómo te trataré, pero por ahora ve con Huzaifah (ra) y proporciónale ayuda respecto a la expedición a la que han sido enviados. Si no requieren tu ayuda, entonces ve a Yemen y Hadramaut y ayuda a Muhayir bin Umaiyyah”.

Hazrat Abu Bakr (ra) había enviado a Muhayir bin Umaiyyah hacia la tribu de los Qindah en Hadramaut y le dijo a Hazrat Shurahbil (ra) que permaneciera allí hasta que recibiera más instrucciones. Entonces, antes de enviar a Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Yamamah, Hazrat Abu Bakr (ra) escribió a Hazrat Shurahbil (ra) y le dijo que después de que Hazrat Jalid bin Walid (ra) llegara hasta él y terminaran su tarea de ayuda en Yamamah, debería dirigirse hacia Quzaah y luego unir fuerzas con Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) y ocuparse de los rebeldes de Quzaah que habían rechazado el Islam y se oponían al mismo, puesto que no era solo un mero rechazo, sino que también se oponían al Islam; aunque al igual que Hazrat Ikrimah (ra), Hazrat Shurahbil (ra) actuó apresuradamente y comenzó a luchar contra Musailimah antes de que Hazrat Jalid bin Walid (ra) hubiera llegado, en contra de las instrucciones de Hazrat Abu Bakr (ra), por lo que también se enfrentó a la derrota y ello provocó que Hazrat Jalid bin Walid (ra) expresara su descontento hacia él. Al final, Hazrat Abu Bakr (ra) envió un ejército bajo el mando de Hazrat Salid (ra) como refuerzo adicional para Hazrat Jalid bin Walid (ra), con el fin de proporcionar defensa a la retaguardia del ejército. Luego, Hazrat Abu Bakr (ra) envió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) hacia Musailimah y además mandó un ejército compuesto por “Muhayirin” (emigrantes musulmanes que fueron de La Meca a Medina) y “Ansar” (musulmanes mayores de 40 años residentes de Medina) para proporcionarle más ayuda. Entonces, Hazrat Abu Bakr (ra) nombró a Hazrat Zabit bin Qais (ra) como líder de los “Ansar” y a Hazrat Abu Huzaifah (ra) y Zaid bin Jattab (ra) como líderes de los “Muhayirin”; además, nombró un responsable para cada tribu.

Entretanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) estaba esperando la llegada de este ejército en Butah,  que es una región de la zona perteneciente a los Bani Zaim. En cualquier caso, cuando todos llegaron a donde estaba Hazrat Jalid bin Walid (ra), este partió hacia Yamamah. Los Banu Hanifah eran ese día muy numerosos y su número total de soldados era de unos 40.000 y ese contingente tan grande era de Yamamah, y había unido sus fuerzas con Musailimah, aunque según otra narración eran 100.000 o incluso más. Por otro lado, los musulmanes apenas superaban los 10.000.

No obstante, antes de que comenzara la batalla principal, los musulmanes lograron capturar a uno de los líderes de los Banu Hanifah. En este sentido, se ha mencionado en una narración que Muyaah bin Murarah era uno de los líderes de los Banu Hanifah y partió junto con un grupo de soldados, aunque él y sus hombres fueron capturados por los musulmanes. Luego, Hazrat Jalid bin Walid (ra) mató a sus hombres y mantuvo vivo a Muyaah porque los Banu Hanifah lo trataban con gran respeto.

Otros detalles de este episodio son los siguientes:

Cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) llegó a una zona llamada Ariz, envió a 200 jinetes por delante y les ordenó que capturaran a quienquiera que encontraran. Estos partieron y capturaron a Muyaah bin Murarah Hanafi, junto con 23 de sus compañeros de tribu que habían partido en busca de una persona de los Banu Numair. Sin embargo, habían salido sin saber que Hazrat Jalid bin Walid (ra) había llegado. Pues bien, los musulmanes preguntaron quiénes eran y respondieron que pertenecían a los Banu Hanifah. Los musulmanes pensaron que se trataba de una delegación de Musailimah enviada hacia Hazrat Jalid bin Walid (ra), por lo que a la mañana siguiente, cuando se presentaron, los musulmanes los llevaron ante el propio Hazrat Jalid bin Walid (ra). Cuando este los vio, también pensó que venían de parte de Musailimah y entonces preguntó: “¡Oh gente de Banu Hanifah! ¿Qué tenéis que decir respecto a vuestro líder, Musailimah?”; y dieron testimonio de que era el mensajero de Dios. Ante esto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) le preguntó a Muyaah qué tenía que decir y él respondió: “Por Dios, solo salí para ir en busca de una persona perteneciente a la tribu de los Banu Numair, que había matado a alguien de nuestra tribu y no soy de los allegados a Musailimah”.

Tal vez esta era la verdadera razón o lo negó por miedo. [Además declaró:] “Me presenté ante el Mensajero de Al’lah (sa) y acepté el Islam, y sigo siendo de la misma creencia”. Después, el resto de la gente fue traída y Hazrat Jalid bin Walid (ra) los hizo matar. Solo quedaba Sariya bin Musailimah bin Aamir y en ese momento exclamó: “¡Oh Jalid! Si deseas alguna bondad o maldad para la gente de Yamamah, entonces mantén a Muyaah vivo, porque él podrá ayudarte tanto en estado de guerra como de paz”. Y ciertamente Muyaah era un líder, por lo que Hazrat Jalid bin Walid (ra) no lo mató. De todas formas, a Hazrat Jalid bin Walid (ra) le gustó lo que había dicho Sariya y por eso lo mantuvo vivo también. Al final, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ordenó con respecto a ambos que fueran encadenados con cadenas de metal y cada vez que llamaba a Muyaah, este se presentaba ante él mientras estaba encadenado y conversaba con él en ese mismo estado. Por su parte, Muyaah pensó que Hazrat Jalid bin Walid (ra) lo haría matar y por eso, mientras conversaba con él, le dijo: “¡Oh Ibn Mughirah! [este era el título de Hazrat Jalid bin Walid (ra)], yo soy musulmán. Por Al’lah, no he rechazado la fe y me presenté ante el Santo Profeta Muhammad (sa) y acepté el Islam, y no he salido para combatir”.

Luego mencionó la búsqueda de un miembro de la tribu de los Numair y Hazrat Jalid bin Walid (ra) respondió: “Queda muy poco tiempo para decidir si te mato o te encarcelo, pues Dios Altísimo revelará Su veredicto sobre la batalla entre nosotros”. A partir de entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) lo puso bajo la supervisión de su esposa, con la que se había casado tras la muerte de Malik bin Nuwairah; y le ordenó a su esposa que lo cuidara bien. Así pues, Muyaah pensó que tal vez Jalid bin Walid (ra) quería mantenerlo como prisionero para que pudiera revelar información sobre el enemigo, por lo que declaró: “¿Sabéis que me presenté ante el Santo Profeta (sa) y acepté el Islam? (Él seguía repitiendo esto). Y después volví con mi gente y aún hoy sigo en el mismo estado [de creencia]”.

Al final, los acontecimientos que se desarrollaron posteriormente revelaron que todo eso era mentira, ya que había dicho que estaba en el mismo estado [de creencia] que en el pasado. Finalmente, tras encargarse de la gente que estaba junto a Muyaah, Hazrat Jalid bin Walid (ra) partió hacia Yamamah. Por su parte y después de enterarse de la llegada de Hazrat Jalid bin Walid (ra), Musailimah salió para el combate acompañado de los Banu Hanifah y se asentó en Aqraba, que era un lugar en las afueras de Yamamah, situado cerca de los verdes pastos y campos de dicha zona. No obstante, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ideó una fuerte estrategia y nunca consideraba que su ejército era débil, porque siempre se preparaba al máximo y tomaba todas las precauciones posibles en el campo de batalla, por si el enemigo lanzaba un ataque repentino o conspiraba contra ellos. En este sentido, entre las cualidades que se mencionan de él es que nunca se dormía y decía a los demás que se fueran a dormir. Pasaba la noche en plena preparación para la batalla y ninguna información sobre el enemigo le pasaba desapercibida.

Finalmente, llegó el momento de organizar el ejército [en el campo de batalla]. El abanderado de este combate fue Hazrat Abdul’lah bin Hafas bin Ghanem (ra) y otra bandera fue asignada a Hazrat Salim (ra), el esclavo liberado de Abu Hudaifah. Durante esta batalla, Hazrat Jalid bin Walid (ra) envió a Hazrat Shurahbil (ra) al frente del ejército musulmán y dividió al mismo en cinco contingentes. Nombró a Hazrat Jalid Majzumi (ra) para estar al frente, a Hazrat Abu Huzaifah (ra) para el flanco derecho, a Hazrat Shuyaa (ra) para el izquierdo, a Hazrat Sad bin Jattab (ra) en el centro y Usamah bin Zaid (ra) fue nombrado comandante de la caballería. Por su parte, los camellos se mantenían en la retaguardia del ejército y cargados con sus tiendas, y también era donde se encontraban las mujeres. Esta fue la formación final antes de que comenzara la batalla.

Asimismo, en el otro frente, el ejército de Musailimah estaba listo para el combate. El hijo de Musailimah, Shurahbil, dijo a su tribu: “¡Oh Banu Hanifah! Hoy es el día en el que mostraréis vuestro honor. Si sois derrotados hoy, vuestras mujeres serán llevadas como esclavas y se aprovecharán de ellas sin casarse. Por lo tanto, mostrad todo vuestro valor para salvaguardar vuestro honor y para respetar y proteger a vuestras mujeres”.

Presto tuvo lugar una batalla feroz, tanto que los musulmanes nunca se habían enfrentado a una contienda tan intensa. Finalmente, los musulmanes tuvieron que retirarse -aquí también se vieron obligados a retirarse- y la gente de Banu Hanifah vino a rescatar a Muyaah y se dirigió a la tienda de Hazrat Jalid bin Walid (ra), quien había salido de la misma y, debido a ello, pudieron llegar hasta Muyaah, que estaba bajo la supervisión de la esposa de Hazrat Jalid bin Walid (ra). Al llegar allí los apóstatas querían matar a la esposa de Hazrat Jalid bin Walid (ra), aunque Muyaah los detuvo y les impidió hacerle daño. Por esta razón, la dejaron. Por el contrario, Muyaah les dijo que atacaran a los hombres; es decir, por un lado, afirmaba que era musulmán, pero por otro lado les aconsejó a los enemigos que atacaran a los hombres [musulmanes] y rajaron la tienda de campaña.

A pesar de que el ejército musulmán se retiró, la determinación, la firmeza, la valentía y la perseverancia de Hazrat Jalid bin Walid (ra) no flaquearon en lo más mínimo. Es más, no se le pasó por la cabeza ni por un segundo que pudiera enfrentarse a la derrota. Entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) ordenó a su ejército de esta forma: “¡Oh musulmanes! Desplegaros”; o sea, que cada tribu luche por separado y combata de esta manera contra el enemigo, para que todos puedan ver cuál de ellas muestra más valentía en la batalla. A la vez, este anuncio implicaba que los musulmanes debían luchar bajo la bandera de sus respectivas tribus. Esto infundió un nuevo espíritu entre todas y cada una de las tribus, y gracias a eso se desarrolló en ellos un sentido de superación mutua y un gran deseo de demostrar su valentía. Entretanto, los musulmanes se animaron mutuamente.

Hay más detalles sobre esto y es que Hazrat Zabit bin Qais (ra) proclamó:

“¡Oh musulmanes, qué terrible es aquello a lo que os habéis acostumbrado!”; es decir, si se habían acostumbrado a la comodidad y la facilidad entonces eso era algo malo. Los Compañeros (ra) levantaron el ánimo de unos y otros y dijeron: “¡Oh gente del Surah Al-Baqarah! Hoy se romperá el hechizo”. Luego, Hazrat Zabit bin Qais (ra) hizo un hoyo en el suelo hasta la mitad de su pantorrilla y se enterró en él. Llevaba la bandera de los “Ansar” y se frotó “hanut” sobre sí mismo, pues entre los árabes existía la tradición de que cualquiera que deseaba demostrar su valentía hacía eso. En otras palabras, realizaban dicho acto para demostrar que estaban dispuestos a hacerse a sí mismos lo que la gente suele hacer alos fallecidos tras su muerte; o sea, que se entierran a medias en la tierra para demostrar que están preparados para morir. El “hanut” era una mezcla de fragancias que se utilizaba para embalsamar a los cadáveres una vez lavados, ya que dicho bálsamo protegía el cuerpo de la putrefacción durante cierto tiempo. Sin embargo, en esta narración se menciona que hizo todos los preparativos para el entierro -por así decirlo- y luego permaneció totalmente determinado frente al enemigo hasta que alcanzó el martirio.

Hay más detalles acerca de estos relatos que serán narrados en el futuro, si Dios quiere.

Ahora, me gustaría mencionar algunos miembros de la Comunidad que han fallecido:

El primero es un mártir cuyo nombre es Abdus Salam Sahib, que fue martirizado recientemente, y era el hijo de Master Munawar Ahmad Sahib, presidente de la yamat de L-Plot, Okarah (Pakistán). Fue martirizado el 17 de mayo a la edad de 35 años. Un opositor al Ahmadíat lo atacó con una daga y lo martirizó:

¡En verdad, pertenecemos a Al’lah y hacia Él retornaremos!

Según los informes, Abdus Salam Sahib salió de su casa para hacer un recado junto con sus dos hijos pequeños, Qamar Islam, de seis años; y Badr Islam, de cuatro y medio. De hecho, le llamaron para que arreglara las conexiones de agua de una casa. Parece que esto formaba parte del plan y el enemigo le atacó por la espalda. Pues bien, cuando salió de su casa, un opositor del Ahmadíat, Hafiz Ali Raza, también conocido como Mulazim Husain, lo siguió por detrás y lo atacó con una daga. Esto tuvo lugar al anochecer. Debido a este ataque, Abdus Salam Sahib no pudo recuperarse de sus heridas y murió en el lugar de los hechos, delante de sus dos hijos pequeños.

El ataque inicial por la espalda le penetró en el riñón, tras lo cual el asaltante le atacó la zona del intestino y luego le apuñaló en el corazón. Como consecuencia de ello, fue martirizado delante de sus hijos y el agresor huyó. El asesino, que deseaba entrar en el Paraíso matando a áhmadis, era un estudiante de la madrasa local, la Yamia Aminia Faridia de L-Plot, situada en el distrito de Okarah. Dos días antes, se graduó en el curso de “hifz” [memorización del Sagrado Corán] de esta madrasa. En la ceremonia de graduación organizada por la misma, un clérigo dijo en su discurso dirigido a la clase que se graduaba -la ceremonia era para la clase “hifz”– que debían hacer algo contra la Comunidad Musulmana Ahmadía y les incitó deliberadamente y animó a tomar medidas drásticas. No obstante, por la forma en que desean que la gente alcance el Paraíso, no solo están pavimentando su propio camino al infierno, sino que también están empujando a otros al infierno.

El Ahmadíat fue introducido en la familia del mártir fallecido a través de su bisabuelo paterno, Hazrat Nabi Baksh Sahib (ra), de Phambian, distrito de Hoshiarpur (Punyab), que fue Compañero del Mesías Prometido (as). El abuelo del fallecido, el respetado Muhammad Siddiq Sahib, era áhmadi de nacimiento. Tras la formación de Pakistán, se asentaron en Okarah. El mártir fallecido completó su educación hasta la escuela secundaria y aprobó los exámenes de matriculación y después de eso comenzó a trabajar como agricultor. Era miembro del programa de “Waqf-e-Nau” (hijos que han sido dedicados por sus padres para el servicio del Islam-Ahmadíat). Su madre cuenta que cuando le decía que era un “Waqf-e-Nau” y que dos de sus hermanos se habían hecho misioneros pero él no, el fallecido respondía: “Les estoy ayudando. Tal vez Al’lah acepte este servicio de mi parte, que estoy haciendo para el resto de la familia”. Esto se debe a que él mantenía a toda la familia a través de su trabajo agrícola, etc.; es decir, mantenía financieramente a todos. En ese momento, estaba sirviendo como “Qaid” (delegado local) de Judammul Ahmadía (la agrupación de los jóvenes áhmadis) y, por la gracia de Dios, se había suscrito al programa de “Al-Wasiyat” (por el que un áhmadi paga mensualmente una cantidad fija según sus ingresos).

Era una persona muy sociable y amable, y quienquiera que se encontrara con él formaba una relación de amistad muy buena con él. Incluso los no-áhmadis que le conocían han dicho que esto ha sido una gran injusticia, aunque nadie tiene el valor de hablar en contra de los clérigos terroristas. Lo cierto es que la decencia y la moral han quedado completamente subyugadas en Pakistán. En cualquier caso, los hermanos y familiares del fallecido han escrito que tenía un amor ilimitado por el Jalifato; también ayudaba discretamente a los pobres, independientemente de si eran áhmadis o no; además, la hospitalidad hacia los invitados era uno de sus rasgos principales y atendía especialmente a los invitados de la sede local de la Comunidad. Todos los miembros de su familia han escrito que era conocido como un joven valiente e intrépido. En el pasado, en dos días de “Eid”, habían tratado de matar al fallecido, aunque en esos momentos fue protegido por Dios Altísimo; pero ahora, esto es lo que ha sido decretado para él.

Al mártir fallecido le sobreviven su padre, el respetado Master Munawar Ahmad Sahib, presidente de la comunidad en L-Plot, distrito de Okarah; su madre, Shamshad Kauthar Sahiba, así como su esposa, Farzana Irum, y tres hijos pequeños: Qamar Islam, de seis años, Badr Islam, de cuatro años y medio, y una hija, Sehr, de un año y seis meses. Al fallecido también le sobreviven cuatro hermanos, entre ellos Zahur Ilahi Touqir Sahib quien es un misionero que sirve en la Célula de Investigación; y Hafiz Anwaar Ahmad Sahib, que es un misionero que sirve en Pakistán; respecto a los dos hermanos restantes, uno está en Londres y otro en Rabwah. Asimismo, deja tres hermanas, una vive aquí en el Reino Unido y es la esposa de Zeeshan Jalid Sahib de Manchester; la otra hermana vive en Kuwait y la tercera vive en Londres.

¡Que Dios Altísimo eleve el rango espiritual del mártir y le conceda un rango elevado en la posición más alta del Paraíso!

¡Que Dios proteja y ayude a sus inocentes hijos, a su esposa, a sus padres y a todos los familiares del fallecido!

Fue martirizado delante de sus hijos inocentes y cuál fue su estado emocional y sus sentimientos, solo Al’lah lo sabe mejor. En este sentido, se dice que el hijo mayor, que tiene seis años y fue testigo del incidente, está completamente callado por ahora (no puede hablar). Solo Dios puede concederles paciencia y consuelo.

¡Que el Mismo Al’lah proteja a los niños y castigue al enemigo por sus crueles acciones!

La segunda mención es la de Zulfiqar Ahmad, hijo de Sheikh Saidul’lah Sahib de Faisalabad, que falleció recientemente a la edad de 36 años, debido a un fallo cardíaco en un hotel mientras visitaba Azerbaiyán.

¡Ciertamente a Dios pertenecemos y hacia a Él volveremos!

El Ahmadíat se estableció en su familia a través de su bisabuelo, Hazrat Sheikh Rahmatul’lah Sahib (ra), que fue Compañero del Mesías Prometido (as) y era hijo de Hazrat Sheikh Yanda Sahib (ra), que también fue Compañero del Mesías Prometido (as). Hazrat Sheikh Rahmatul’lah (ra) tenía una tienda cerca de la mezquita Mubarak. Tras aceptar el Ahmadíat, se trasladó a Qadián desde su aldea cercana de Tokal Wala. Por ello, una vez alguien se quejó a Hazrat Maulana Nuruddin Sahib (ra), Hazrat Jalifatul Masih I (ra), diciendo que no debería haber una tienda tan cerca de la mezquita. Hazrat Maulwi Sahib (ra) mencionó esto al Mesías Prometido (as), quien dijo que estas personas eran como los “Ashab-e-Suffah” [grupo de musulmanes que se quedaban en la Mezquita del Profeta (sa) para estar siempre cerca de él]. Luego, Dios Altísimo concedió a los “Ashab-e-Suffah” facilidades en todos los sentidos y además aumentó su progenie.

Ya en 2005, el fallecido obtuvo una licenciatura en textiles por la Universidad de Manchester, tras lo cual se ocupó del negocio familiar. A pesar de su inmenso éxito mundanal, su humildad fue ejemplar. Se relacionaba con personas de todas las profesiones y condiciones, y trataba a todos con gran respeto y honor, lidiando con ellos como si fueran sus amigos y hermanos. Al mismo tiempo, cuidaba mucho de sus trabajadores y los trataba con amabilidad. Asimismo, siempre estaba al frente a la hora de dar limosnas y además participaba en la entrega de donaciones a hospitales, etc. También ofrecía sacrificios financieros para la Comunidad en todas las categorías, de hecho, él mismo le recordaba al Secretario de Finanzas que recogiera sus donaciones, que le informara sobre los diversos planes y recogiera donaciones para los mismos. Participó asiduamente en los distintos proyectos de “Humanity First” (la ONG de la Yamat Musulmana Ahmadía). Por otro lado, construyó casas para la gente y facilitó muchas ceremonias de matrimonio de los pobres. Siempre intentaba aprender algo útil cuando conocía a otras personas y trataba de aplicar esas cosas en su vida. Prestaba especialmente servicios a los demás durante el mes de Ramadán.

El fallecido y sus padres construyeron una mezquita en Belice, que fue un gran proyecto; y por la gracia de Dios Altísimo se hizo allí una mezquita muy hermosa. Escriben sobre él que sacaba tiempo y dejaba cualquier cosa que hacía para realizar las oraciones. Asimismo, había hecho de la recitación del Santo Corán una parte habitual de su vida y se aseguraba de que se ofrecieran las oraciones en congregación en casa cuando se impusieron restricciones (por el covid) para ir a la mezquita. En una ocasión había ido de visita a Malasia cuando la policía llegó a una mezquita de la Comunidad y detuvo a varios miembros, por lo que él también tuvo el honor de ser prisionero en el camino de Dios durante un breve periodo de tiempo.

Al fallecido le sobreviven su esposa, dos hijos, sus padres, cinco hermanos y una hermana. Su madre Asifa Said Sahiba es la presidente de “Lallna” (agrupación local de mujeres áhmadis) del distrito de Faisalabad, (Pakistán).

¡Que Dios Altísimo conceda paciencia a todos!

El Dr. Hamid Mahmud Sahib escribe sobre él:

“Tenía un sentido especial de apego y amor por el Ahmadíat y el Jalifato. Utilizaba sus contactos sociales, políticos y administrativos para intentar ayudar a la gente y consideraba que su deber era hacer todo lo posible en servir a los que necesitaban ayuda. Además, consideraba como su deber ayudar de forma sigilosa a cualquiera que viera que tenía dificultades. Siempre trató de hacer estas cosas con discreción y sin darse a conocer”.

Por su parte, el Dr. Masud ul Hassan Nuri Sahib dice:

“Zulfiqar era un joven áhmadi muy piadoso, digno y sincero. Cuando lo conocí, me di cuenta de sus cualidades. Era el que más sacrificios financieros realizaba en los diversos planes de ‘Humanity First’. Su pasión por el sacrificio y la generosidad eran de un nivel muy alto, y ofrecía cientos de miles de rupias a la vez, aunque al mismo tiempo expresaba una gran humildad”.

¡Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia, y otorgue a sus padres y a su esposa paciencia y fortaleza!

¡Que proteja a sus hijos y les permita continuar con sus virtudes!

La tercera mención es del respetado Malik Tabassum Maqsud Sahib de Canadá, recientemente fallecido:

¡Ciertamente a Al’lah pertenecemos y hacia a Él volveremos!

Su padre, Malik Maqsud Ahmad Sahib, fue martirizado el 28 de mayo de 2010 en el atentado contra Darul Dhikr, en Lahore. El abuelo materno de su padre, Malik Maqsud Ahmad Shahid, era Hazrat Malik Ali Bakhsh Sahib (ra) de Bhopal, que fue Compañero del Mesías Prometido (as) y decidió prometerle lealtad tras escuchar su conferencia en Sialkot.

Malik Tabassum Maqsud Sahib dedicó su vida [a la Yamat] en 1991 y en 2006 fue nombrado miembro de “Nazarat Amur-e-Amma” (departamento de asuntos internos), donde ejerció como “Naib Nazir Amur-e-Amma” (encargado adjunto). Después, en 2011, fue nombrado asesor jurídico de “Tahrik-e-Yadid”. Luego, en 2016, con mi permiso, fue a Canadá junto con las otras familias de los mártires. Al principio no quería ir, pero al final aceptó ir siguiendo mi consejo. En Canadá sirvió en los departamentos de “Amur-e-Amma”, “Yaidad” (departamento de la propiedad) y también como “Nazim Darul Qaza” (juzgado de paz de la Yamat). En resumen, ofrecía regularmente sus oraciones y guardaba ayunos, la oración voluntaria de “tahayud” (realizada en la madrugada); además, tenía una profunda conexión con el Sagrado Corán; estaba firmemente apegado al Jalifato y siempre escuchaba la llamada del Jalifa de la época. Era muy piadoso y amable.

Le sobreviven su esposa, un hijo y tres hijas. Su único hijo, el Dr. Athar Ahmad, ha consagrado su vida al servicio de la Comunidad y su yerno, Omar Faruq Sahib, es un misionero. El fallecido era también sobrino de Tahir Ahmad Sahib, presidente de la yamat del distrito de Lahore.

Su hija Raziya Tabassum escribe:

“Tenía pasión por el ‘tabligh’ (la predicación). En este sentido, una noche había salido a hacer ‘tabligh’ cuando unos chicos le atacaron. Consiguió escapar, pero durante la refriega recibió un golpe en el ojo que le causó una herida y regresó a su casa con mucha dificultad. No se lo dijo a nadie y, solo años después, cuando empezó a tener problemas en el ojo, se lo enseñó a los médicos, que le dijeron que se debía a una antigua lesión, y entonces mencionó el incidente que había ocurrido. A pesar de todo, se alegró mucho de que su visión se debilitara por difundir el mensaje del Mesías Prometido (as)”.

Por su parte, Malik Tahir Ahmad Sahib relata:

“Tabassum Maqsud sentía una inclinación por las virtudes desde su infancia. Sirvió tanto en las organizaciones auxiliares como en la administración de la Yamat. Estaba firmemente apegado al Jalifato y siempre se aseguró de permanecer obediente al sistema de la Comunidad. Era modesto y ponía su confianza en Dios. Educó a sus hijos de manera excelente y se esforzó por establecer en ellos una firme conexión con el Jalifato y el sistema de la Yamat”.

Hafiz Muhammad Akram Qureshi Sahib, el Naib Wakilul Mal II (departamento de finanzas) dice:

“Lo conozco desde hace mucho tiempo y también éramos vecinos. Era muy sincero, leal, amable, tenía pasión por servir a la humanidad y estaba totalmente dedicado al Jalifato. Tenía una fe firme en Dios Altísimo. Una vez, estaba explicando a alguien como reconocer a Al’lah y vi que de sus ojos brotaban lágrimas por amor a Dios y a Su Grandeza”. Además, explica: “Una vez, alguien que trabajó con él me dijo que le aconsejó diciendo: ‘Mi consejo es que no mires lo que hacen los demás ni escuches a nadie; más bien protege tu fe y nunca dejes de lado el manto del Jalifato, porque no hay paz en ningún otro lugar’.”

Estaba profundamente apegado a la Comunidad desde su época en “Juddamul Ahmadía” y siempre estaba dispuesto a sacrificar su vida, riqueza, tiempo y honor. Era un hombre activo, sano y se mantenía en buena forma física. Era de complexión fuerte, alto y deportista. Utilizaba todas sus habilidades para ayudar a servir a la Comunidad. Además, obtuvo su licencia para ejercer [la abogacía] en el Tribunal Supremo a una edad temprana. Tenía unas habilidades y una experiencia extraordinarias en varios campos y había viajado por todo el mundo. Siempre se mantuvo dentro de sus posibilidades y fue humilde y nunca mostró engreimiento o arrogancia.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia, y permita a su progenie continuar con sus buenas acciones!

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