Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’awwuz y Surah Al-Fatiha, Hazrat Jalifat-ul-Masih V (aba), declaró:

El nombre del primer Compañero que mencionaré hoy es Hazrat Jalid bin Qais. Hazrat Jalid perteneció a la rama Banu Bayada de la tribu Jazrall. El nombre de su padre era Qais bin Malik, y el de su madre era Salma bint Harizah. Su esposa se llamaba Umm Rabi’ y tuvieron un hijo llamado Abdur Rahman. Según Ibn Ishaq, participó en el pacto de lealtad que se llevó a cabo en Aqabah junto con 70 Compañeros de los Ansaar. Hazrat Jalid participó también en las Batallas de Badr y Uhud.(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, pp. 449-450, Khalid bin Qaisra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

El segundo compañero es Hazrat Haris bin Jazama Ansari. Su título era Abu Bishr. Perteneció a la tribu Jazrall de los Ansaar, que eran confederados de la tribu Banu ‘Abdil Ash’al. Su título era Abu Bishr. Hazrat Haris bin Jazama participó en todas las batallas junto con el Santo Profeta (sa), incluidas las Batallas de Badr, Uhud y Jandaq [la zanja]. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre Hazrat Haris bin Jazama y Hazrat Iyas bin Bukair. En la historia se menciona que, durante la Batalla de Tabuk, la camella del Santo Profeta (sa) desapareció. Los hipócritas plantearon una acusación contra el Santo Profeta (sa), diciendo: “¿Cómo puede tener conocimiento de los Cielos cuando ni siquiera sabe dónde está su camella?” Cuando el Santo Profeta (sa) se enteró de esto, dijo: “Sólo poseo conocimiento de los asuntos que Dios me ha hecho saber”. Sobre su camella, dijo luego que Dios le había comunicado que estaba en el paso de montaña de un valle determinado. Este incidente ya había sido mencionado anteriormente, durante la reseña de otro Compañero. El Compañero que fue en busca de la camella y lo trajo de vuelta, siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), fue Hazrat Haris bin Jazama. Falleció en Medina en 40 dH [después de la Hégira], durante el Jalifato de Hazrat Ali, a la edad de 67 años.(Usdul Ghaba, Vol. 1, pp. 602-603, Al-Harith bin Khazamara, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2003) (Al-Isabatu Fi Tamyiz Al-Sahaba, Vol. 1, p. 666, Al-Harith bin Khazamara, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1995)

El siguiente compañero a mencionar es Hazrat Junais bin Huzafah. Su título era Abu Huzafah. El nombre de su madre era Za’ifah bint Hizyam. Perteneció a la tribu Amr de Bani Saham bin. Había aceptado el islam antes de que el Santo Profeta (sa) fuera a Dare Arqam. Hazrat Junais era el hermano de Hazrat Abdul-lah bin Huzafah. Hazrat Junais fue uno de los musulmanes que participó en la segunda migración a Abisinia. Se le considera entre los más destacados de los  Muhayirin. Cuando Hazrat Junais emigró por primera vez a Medina, se quedó con Hazrat Rifa’ah bin Abdil Munzar. El Santo Profeta (sa) estableció un vínculo de hermandad entre Hazrat Junais y Hazrat Abu ‘Abs bin Yabar. Hazrat Junais participó en la Batalla de Badr. Ummul Mu’minin Hazrat Hafsah estuvo casada con Hazrat Junais antes de casarse con el Santo Profeta (sa). (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 300, Khunais bin Huzafahra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Usdul Ghaba, Vol. 2, p. 188, Khunais bin Huzafahra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2003).

Los detalles se registran en Sirat Jataman Nabiyyin de la siguiente manera:

“Hazrat Umar (ra) tuvo una hija llamada Hafsah (ra), que estaba casada con un Compañero fiel, Junais bin Huzafah, y que había participado en la Batalla de Badr. Después de Badr, al regresar a Medina, Junais cayó enfermo. No pudo recuperarse de su enfermedad y falleció. Algún tiempo después de su fallecimiento, Hazrat Umar (ra) comenzó a sentirse preocupado por el segundo matrimonio de su hija. En ese momento, Ḥafṣah (ra) tenía más de veinte años. Debido a su carácter sencillo, Hazrat Umar (ra) se reunió con Usman bin’ Affan (ra) y mencionó que su hija Ḥafṣah (ra) ahora era viuda, y que si estaba interesado, podía casarse con ella. Sin embargo, Hazrat Usman (ra) evitó pronunciarse. Después de esto, Hazrat Umar (ra) se lo mencionó a Hazrat Abu Bakr (ra), pero él también permaneció en silencio y no respondió. Ante esto, Hazrat Umar (ra) se entristeció profundamente, y en este mismo estado de consternación, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le expuso su situación. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡Oh Umar! No te preocupes en absoluto, si Al-lah así lo desea, Ḥafṣah encontrará un esposo mejor que Usman y Abu Bakr; y Usman recibirá una esposa mejor que Ḥafṣah”. El Santo Profeta (sa) dijo esto porque ya tenía la intención de casarse con Ḥafṣah (ra) y de entregar a su propia hija Ummi Kulzum (ra) a Hazrat Usman (ra) en matrimonio. Tanto Hazrat Usman (ra) como Hazrat Abu Bakr (ra) estaban ya al tanto (ya se les habían dicho) y por eso rechazaron la propuesta de Hazrat Umar (ra). Algún tiempo después, el Santo Profeta (sa) casó a su hija Ummi Kulzum (ra) con Hazrat Usman (ra), como se ha mencionado anteriormente. Después, el Santo Profeta (sa) envió una propuesta a Hazrat Umar (ra) para Ḥafṣah (ra). ¿Qué más podría haber deseado Hazrat Umar (ra)? Aceptó esta propuesta felizmente. En Sha’ban 3 d.H., Hazrat Ḥafṣah (ra) se casó con el Santo Profeta (sa) y se convirtió en parte de su familia. Cuando este matrimonio tuvo lugar, Hazrat Abu Bakr (ra) dijo a Hazrat Umar (ra):

“Tal vez tu corazón se haya entristecido por mi causa (tal vez hayas sentido algo de dolor y rencor en tu corazón). El hecho es que ya sabía de la intención del Santo Profeta (sa), pero no podía revelar su secreto sin permiso (del Santo Profeta (sa)). Por supuesto, si el Santo Profeta (sa) no hubiera querido hacerlo, me hubiera casado con mucho gusto con Hafsah”.

Algo fundamental en el matrimonio con Ḥafṣah (ra) era que ella era la hija de Hazrat Umar (ra), quien se podría decir que era el Compañero más eminente después de Hazrat Abu Bakr (ra), y uno de los amigos más íntimos del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, para fortalecer aún más las relaciones mutuas y aliviar el dolor de Hazrat Umar (ra) y Ḥafṣah (ra), que habían sufrido por el fallecimiento prematuro de Junais bin Huzafah (ra), el Santo Profeta (sa) consideró apropiado para sí mismo casarse con Ḥafṣah (ra).(Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, pp. 477-478)

Según otra narración, Hazrat Junais bin Huzafah (ra) fue herido durante la Batalla de Uhud y falleció posteriormente en Medina como resultado de estas heridas. El Santo Profeta (sa) dirigió su oración fúnebre y lo enterró en Yannat-ul-Baqi ‘[cementerio en Medina], junto a Hazrat Usman bin Maz’un.(Al-Isti‘aab Fi Ma’rifati Al-Sahaba, Vol. 2, p. 452, Khuanis bin Huzafahra, Dar-ul-Jeel, Beirut, 1992) (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 300, Khunais bin Huzafahra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

El nombre del siguiente compañero que mencionaré es Hazrat Hariza bin Nu’man. Su título era Abu Abdul-lah. Hazrat Hariza bin Nu’man fue un Ansari [musulmanes nativos de Medina]. Perteneció al clan Banu Nayyar de la tribu Jazrall. Participó junto al Santo Profeta (sa) en todas las batallas, incluidas las de Badr, Uhud y Jandaq. Es considerado uno de los Compañeros más importantes. El nombre de la madre de Hazrat Hariza era Yadah bint Ubaid. Los hijos de Hazrat Hariza bin Nu’man son los siguientes: Abdul-lah, Abdur Rahman, Saudah, Umrah y Umme Hisham. La madre se llamaba Umme Jalid. Sus otros hijos son Umme Kulzum, cuya madre perteneció a [la tribu de] Banu Abdul-lah bin Ghatfan, y Amatul-lah, cuya madre perteneció a la tribu Banu Yundah.

En otra narración, Ibn Abbas relata que Hazrat Hariza bin Nu’man pasó al lado del Santo Profeta (sa). [El ángel] Gabriel estaba sentado a su lado. Una narración anterior bastante breve, y que no he mencionado, es la siguiente: Él pasó y dijo “Salam”, [saludo islámico de paz], a lo que Gabriel respondió: “Wa ‘Alaikum-us-Salam” [y la paz sea contigo]. Sin embargo, otra narración más detallada es la siguiente: Hazrat Ibn Abbas relata que Hazrat Hariza bin Nu’man pasó junto al Santo Profeta (sa). Hazrat Gabriel estaba sentado a su lado y el Santo Profeta (sa) le hablaba en voz baja. Hariza no le dijo “Salam”, y Gabriel le preguntó por qué no había dicho “Salam”. Luego, el Santo Profeta (sa) preguntó a Hariza: “Cuando pasabas, ¿por qué no dijiste ‘Salam’?” Respondió: “Vi a una persona a tu lado y estabas hablando con él en voz baja. No me pareció apropiado interrumpir tu conversación”; es decir, desviar su atención al decir “Salam”. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Viste a la persona que estaba sentada a mi lado?” Respondió afirmativamente. Sobre ello, el Santo Profeta (sa) dijo: “Era Gabriel, y él dijo que, si la persona le hubiera transmitido el saludo de Salam, habría respondido a su saludo. Después de esto, Gabriel dijo: “él está entre esos ochenta individuos”. El Santo Profeta (sa) le preguntó a Gabriel por el significado de esto a lo que Gabriel respondió: “Él está entre esos ochenta individuos que permanecieron firmes a tu lado durante la batalla de Hunain. La responsabilidad de proveer para él y proveer para su descendencia en el paraíso es de Al-lah el Todopoderoso”. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) mencionó todo esto a Hariza”.

Hazrat Aisha (ra) relata que el Santo Profeta (sa) tenía un gran respeto y honor por él. Hazrat Aisha (ra) también mencionó, según las narraciones, que trataba a su madre de la mejor manera y el Santo Profeta (sa) aconsejó que todos siguieran este ejemplo virtuoso.

La vista de Hazrat Hariza bin Nu’man empeoró gradualmente y hacia sus últimos años, perdió la vista. Había atado una cuerda desde el área de la oración a la puerta de su habitación. Solía ​​tener una cesta llena de dátiles con él. Cada vez que un pobre, un necesitado o un invitado venía a verlo y le decía “Salam”, o cuando consideraba que alguien lo necesitaba, usaba esa cuerda para caminar desde su sala de oración hasta la puerta y darles algunos dátiles. Los miembros de su familia solían decirle que estaban dispuestos a ayudarle y entregarlos en su nombre, ya que su visión estaba empeorando, y no debía molestarse. Sin embargo, solía decir: “Escuché decir al Santo Profeta (sa) que ayudar a los necesitados protege a una persona de una muerte malvada”.

En una narración se menciona que las casas de Hazrat Hariza bin Nu’man estaban cerca de las casas del Santo Profeta (sa). Tenía varios hogares y propiedades, y cuando era necesario, presentaba sus propiedades al Santo Profeta (as) según la situación, es decir, las donaba permanentemente. Con motivo de bodas o por otras necesidades; siempre que hubiera necesidad de alojamiento, él entregaría [sus propiedades] de forma permanente. Cuando Hazrat Ali (ra) se casó con Hazrat Fatima, el Santo Profeta (sa) le ordenó a Hazrat Ali buscar una casa separada para él. Hazrat Ali encontró una casa después de su matrimonio con Hazrat Fatima y se establecieron allí. Después de esto, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Fátima: “Deseo acercarte a mí”. Es decir, encontrar una casa cerca de él.(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, pp. 371-372, Haritha bin Nu’manra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Usdul Ghaba, Vol. 1, pp. 655-656, Haritha bin Nu’manra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2003)

Hazrat Fatima (ra) sugirió al Santo Profeta (sa) pedirle a Hariza bin Nu’man que se mudara a otro lugar y que pudieran mudarse a su casa. El Santo Profeta (sa) respondió: “Hariza se ha mudado por mí en varias ocasiones. Él tiene algunas propiedades cercanas, y ha abandonado las propiedades cercanas a mí unas cuantas veces. Me siento avergonzado de pedirle que se mude nuevamente”. Cuando Hazrat Hariza escuchó esto, se mudó de su casa a una nueva propiedad. Luego fue a ver al Santo Profeta (sa) y declaró: “¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! Escuché que te gustaría que Hazrat Fatima (ra) estuviera cerca de ti. Estas casas mías son las más cercanas a tu casa de entre todas las casas de Banu Nayyar. Mi riqueza y yo estamos a disposición de Al-lah y Su Mensajero (sa). ¡Oh Mensajero de Al-lah (sa), por favor toma cualquier riqueza mía que desees! Cualquier cosa que te lleves será más valiosa para mí que cualquier riqueza que me dejes”. El Santo Profeta (sa) declaró: “Ciertamente, has dicho la verdad. Que Dios derrame Sus bendiciones sobre ti”. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) le pidió a Hazrat Fatima (ra) que se mudara a la casa de Hazrat Harizah (ra)”.(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 8, pp. 18-19, Fatimah bint Rasulillahra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito algunos detalles adicionales sobre este incidente en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”. El escribe:

“Hasta ahora, Hazrat Ali (ra) tal vez vivía con el Santo Profeta (sa) en un apartamento construido junto a la mezquita. Sin embargo, ahora requería una morada separada, donde el esposo y la esposa pudieran residir después del matrimonio. Por lo tanto, el Santo Profeta (ra) instruyó a Hazrat Ali (ra) a encontrar un lugar donde ambos pudieran residir. Hazrat Ali (ra) encontró un hogar temporalmente y se llevó a cabo la Rujsatanah [dejar el hogar paterno para ir al hogar del marido] de Hazrat Fatima (ra). El mismo día, después de la Rujsatanah, el Santo Profeta (sa) visitó su nuevo hogar y pidió que le trajeran algo de agua, oró por él y luego lo roció tanto sobre Hazrat Fatima (ra) como sobre Hazrat Ali (ra), mientras repetía las siguientes palabras:

[árabe]

Es decir, “¡Oh mi Al-lah! Bendice las relaciones mutuas de ambos y bendice las relaciones que ambos creen con otros y bendice a su progenie”. (Lo que significa que él oró por su relación mutua, sus relaciones con los miembros de su familia y con la sociedad en general. Oró para que su progenie fuera bendecida). Después de esto, el Santo Profeta (sa) dejó a la pareja recién casada sola y regresó. Más tarde, un día, cuando el Santo Profeta (sa) visitó a Hazrat Faṭima (ra), ella le dijo al Santo Profeta (sa) que Ḥarizah bin Nu’man Anṣari (ra) poseía algunas casas, y le preguntó si el Santo Profeta (sa) le pediría que desalojara una de ellas. El Santo Profeta (sa) dijo: “Él ya ha dejado muchas casas por nuestro bien. Ahora me siento avergonzado de pedirle más.” De alguna manera u otra, Ḥarizah (ra) se enteró de esto, y en ese momento fue corriendo al Santo Profeta (sa) y dijo: “¡Oh Mensajero de Al-lah! Todo lo que poseo te pertenece, mi Maestro. Por Dios, todo lo que me aceptes me causa mayor alegría que lo que me queda”. Entonces, este fiel Compañero insistió y abandonó uno de sus hogares y lo donó al Santo Profeta (sa). Después de esto, Hazrat Ali (ra) y Hazrat Fatima (ra) se mudaron a esta casa”.(Sirat Khatamun-Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmadra, p. 456)

Hazrat Aisha narra: “En el día de Hunain, el Santo Profeta (sa) se dirigió a los compañeros y dijo: “¿Quién de vosotros estará de guardia en la noche?” Hazrat Hariza bin Nu’man (ra) se levantó lenta y calmadamente. No era su costumbre apresurarse. Los Compañeros comentaron sobre la manera lenta y relajada en que se puso de pie diciendo: “Su modestia ha mancillado sus hábitos. Se debería haber levantado rápidamente en esta ocasión”. El Santo Profeta (sa) declaró: “No digáis tal cosa, más bien, en realidad la modestia ha salvado a Harizah”. Hazrat Hariza bin Nu’man falleció durante el gobierno de Hazrat Amir Muawiyah. (Al-muntaqa Min Kitab Makarim Al-Akhlaq lil-Khara’iti, p. 68, Bab Fadeelatil Hayaa Wa Jaseem Khatarahu, Hadith 127, Darul Fikr, Damascus, 1988). (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 372, Haritha bin Nu’manra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

El siguiente Compañero es Hazrat Bashir bin Sa’ad. Su título era Abu Nu’man. Su padre era Sa’ad bin Zalbah, y el nombre de su hermano era Hazrat Simaak bin Sa’ad. Hazrat Bashir bin Sa’ad pertenecía a la tribu Jazrall. Su madre era Unaisah bint Jalifah, y su esposa era Amrah bint Rawahah. Hazrat Bashir bin Sa’ad sabía leer y escribir durante la Yahiliyyah [el período anterior a la llegada del Islam], una época en la que muy pocos árabes sabían leer o escribir. Participó en el segundo Bai’at en Aqbah junto con setenta compañeros. Participó en todas las batallas junto con el Santo Profeta (sa), incluidas las batallas de Badr, Uhud y Jandaq. (Al-Isti‘aab Fi Ma’rifati Al-Sahaba, Vol. 1, p. 172, Bashir bin Sa’dra, Dar-ul-Jeel, Beirut, 1992).

En Shabaan del 7º año d.H., el Santo Profeta (sa) envió a un grupo de treinta soldados a Fadaq bin Murrah bajo el liderazgo de Hazrat Bashir bin Sa’ad. Se produjo una intensa batalla en la que Hazrat Bashir luchó valientemente. Durante la batalla, fue golpeado en el tobillo con una espada y se asumió que fue martirizado. Los enemigos lo habían abandonado porque pensaban que estaba inconsciente o que lo habían matado. Sin embargo, por la noche recobró el conocimiento y llegó a Fadaq donde permaneció unos días en la casa de un judío, antes de regresar a Medina.(Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, pp. 402-403, Bashir bin Sa’dra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990)

De manera similar, en Shawaal del 7º año d.H., el Santo Profeta (sa) lo envió junto con trescientos hombres a Yuman y Yuwaar, que se encuentran entre Fadaq y el Valle de Quraah. Este era el lugar donde algunas personas de Ghatfaan se habían reunido con Uainah bin Hins Al Faraadi y estaban ideando planes contra el Islam. Hazrat Bashir se enfrentó a ellos y [como resultado] se dispersaron. Algunos de entre ellos fueron asesinados por el ejército musulmán y otros fueron capturados. Regresaron [a Medina] con el botín de la guerra. Esta expedición fue una medida de precaución porque estas personas tramaban planes para atacar a los musulmanes y causarles daño. El propósito no era matarles o saquear su riqueza. Como mencioné en mi sermón anterior, en una ocasión el Santo Profeta (sa) mostró su gran disgusto cuando algunos compañeros atacaron injustificadamente y les pidió explicaciones por ello.

Hay una narración acerca de Bashir bin Sa’ad, de su hijo Hazrat Nau’man bin Bashir, en la que dijo que su padre le llevó al Santo Profeta (sa) y declaró: “Le he concedido un sirviente a este hijo mío”. El Profeta de Al-lah (sa) preguntó: “¿Se lo has concedido a todos tus hijos?” Dijo: “No”. Luego el Santo Profeta (sa) dijo: “Entonces debes quitarle el sirviente”.(Sahih Bukhari, Kitabul Hiba, Bab Al Hibatu Lil Walad, Hadith 2586)

Según otra narración, Hazrat Na’uman bin Bashir afirma: “Mi padre me otorgó parte de su riqueza. Estas dos narraciones son de Bujari. “Mi madre, Amrah bint Rawahah declaró: “Yo no estaré satisfecha hasta que solicites que el Santo Profeta (sa) sea un testigo con respecto a este asunto”. Mi padre visitó al Santo Profeta (sa) para pedirle que fuera testigo del regalo que me había otorgado. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Le has dado lo mismo a todos tus hijos?” (lo que significaba, ¿les ha dado a todos la misma cantidad de riqueza o el mismo regalo?)” Él respondió: “No.” El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “Teme a Al-lah y trata a tus hijos de una manera justa. “Mi padre regresó y tomó de vuelta el regalo”.(Sahih Bukhari, Kitabul Hiba, Babul Ash’haad, Hadith 2587)

Con respecto a esta narración, en Sahih Muslim está escrito que el Santo Profeta (sa) dijo: “No me pidas ser testigo de esto, porque no puedo ser testigo de una transgresión”.(Sahih Muslim, Kitabul Hibaat, Karahiyyatu Tafdeel Ba‘d Awlaad Fil Hibati, Hadith 4182)

Mientras comenta sobre este tema o elaboraba sobre este hadiz y explicaba sobre el acto de dar un regalo de este tipo, Hazrat Musleh Maud (ra) ha elaborado sobre esto muy elocuentemente en su comentario que sirve como una excelente fuente de orientación. Afirma: “En mi opinión, esta instrucción del Santo Profeta (sa) se refiere a cosas significativas y no a pequeños asuntos triviales. Por ejemplo, si uno está comiendo un plátano y decide compartirlo con uno de los niños presentes en ese momento, es posible que los otros niños sean privados de ello. Los ejemplos utilizados en el Hadiz del Santo Profeta (sa) son de caballos, dinero o esclavos; es decir, algo que tiene valor. El Santo Profeta (sa) le dijo a una persona que debía darle un caballo a cada uno de sus hijos o no darle a ninguno. La razón de esto era que, en Arabia, los caballos tenían un gran valor. Los esclavos también eran considerados como una propiedad y lo mismo es para cualquier otro tipo de riqueza”. Por lo tanto, esta prohibición es para las posesiones caras y los árabes consideraban que los caballos tenían mucho valor.” Por lo tanto, este mandamiento es sobre las cosas por las cuales las personas pueden desarrollar un rencor contra otra persona”.(Al Fazl International, 16 April 1960, p. 5)

Si una persona le da algo a un niño y no le da lo mismo a los demás; esto puede convertirse en una fuente de disputa entre ellos. Hazrat Musleh Maud (ra) declara: “Este mandato no es para cosas insignificantes. Por ejemplo, si llevamos a un niño al mercado y compramos un pedazo de tela para su abrigo, es perfectamente permisible. No se puede decir que hasta que compremos abrigos para todos los niños no se les debe dar nada a nadie”.

Además, afirma: “A veces, sucede que recibimos un regalo y el niño presente en ese momento pide que se le dé ese regalo. Esto no significa que hemos privado a los otros niños de esto; más bien, cada vez que se reciba otro regalo en el futuro, los otros niños también podrán recibir eso. Por lo tanto, esta instrucción no es sobre pequeños objetos insignificantes; más bien, se trata de cosas de importancia en las que cualquier tratamiento favorable a uno sobre el otro puede llevar a sentimientos de resentimiento y mala voluntad entre las personas involucradas”.

Luego dice: “Es mi práctica regalar una porción de tierra a mis hijos cuando se hacen adultos, para que puedan pagar su Wasiat. Esto no significa que estoy privando a otros de su derecho; más bien, tengo la intención de otorgarles su parte cuando alcancen la edad adulta. Sin embargo, en cuanto a los bienes, no deben ser de un valor tan significativo que, si alguien los da como regalo, se genere resentimiento entre las personas involucradas. En ese caso, el Santo Corán ordena que una persona así debe tomar de vuelta su regalo y les corresponde a otros familiares evitar que una persona cometa ese pecado”.

Un caso similar sobre un regalo, fue presentado por Hazrat Mufti Muhammad Sadiq Sahib a Hazrat Musleh Maud (ra). Ante esto Hazrat Musleh Maud (ra), dijo que tendría que examinar el principio del Corán sobre el reparto de la propiedad. El Sagrado Corán no reconoce los regalos de este tipo. En cambio, las leyes de la herencia han sido establecidas y se han determinado las participaciones de todas las partes relevantes.

A veces las personas distribuyen sus propiedades y no prestan atención a estos detalles. Lo que lleva a casos judiciales y discordia. Y luego dijo que las acciones determinadas en el Sagrado Corán no pueden ser cambiadas. Debemos tratar de encontrar la sabiduría de las acciones asignadas. ¿Por qué todos los niños deben recibir la misma cantidad en la herencia? Y debido a una queja de un hijo, ¿por qué el Santo Profeta (sa) ordenó a su padre ya sea comprarle un caballo a ese hijo o recuperar el que le había dado también a su otro hijo? La sabiduría es que de la misma manera que los niños deben obedecer a sus padres, los padres también están obligados a tratar a sus hijos y amarlos por igual. Pero si los padres comienzan a mostrar favoritismo y preferir a un hijo sobre otro, tal vez los niños, aunque no sean culpables de no cumplir con su deber y continúen otorgando a los padres sus derechos, no lo hagan felizmente”. Lo harán como una tarea, o como algo que tienen que hacer para obedecer el mandato de Al-lah, pero no estarán contentos con eso”. Él dice, además: “La actitud de tales padres es perjudicial y destruye la relación amorosa entre los padres e hijos. Es por eso que ha sido prohibida. Sin embargo, la voluntad o el regalo que no se les da a los niños, pero en cambio se da por la causa de Al-lah está permitido. También podéis regalar o dejar la herencia a otros que no sean vuestros herederos directos, porque la persona que da el regalo también se está negando a sí misma esa riqueza. No solo los niños sufren, él también sufre la pérdida. Como se gasta en la causa de Al-lah, los niños tampoco están afligidos ni enojados. Pero si el regalo se hace a un niño, se considerará ilegal.

Otra cosa que hay que entender es el concepto de necesidad en un momento determinado. El ejemplo puede ser que si un hombre tiene cuatro hijos y paga por la educación de su hijo mayor hasta que complete su maestría, mientras que el resto de los hijos estudian en grados inferiores. Si, en ese momento, pierde su trabajo o sus ingresos disminuyen y la educación de sus hijos menores se detiene, entonces, en relación a esto no se puede decir que mostró favoritismo hacia el hijo mayor. Es una completa coincidencia. Su intención era asegurarse de que su hijo mayor completara su maestría y luego apoyar a sus hijos más pequeños para que completen sus maestrías también o para cualquier nivel que fueran capaces de alcanzar. Lo que significa que distribuyó su apoyo de acuerdo con la necesidad del momento con buena fe, esperando el momento en que él apoyaría a los niños más pequeños también. Pero luego sus circunstancias cambiaron y no pudo hacer lo que había planeado. Pero si un padre le da dos mil rupias a su hijo mayor, que tiene su propia familia, para comenzar un negocio, pero no hace lo mismo para los demás cuando se casan, sería incorrecto y discriminatorio”. Por tanto, esta es la ley de jurisprudencia en relación con los regalos y ciertas herencias. Eso debe tenerse en cuenta al hacer un testamento o un regalo.(Farmudat Musleh-e-Maudra, Syed Shamsul Haq Sahib Murabbi-e-Silsila, pp. 316-317)

Durante la batalla de Jandaq, la hija de Bashir bin Sa’ad, -cuyo relato está siendo comentado- narra: “Mi madre, Amrah bint Rawahah, me dio algunos dátiles, colocados en un paño, y me pidió que los llevara a mi padre y a mi tío y que les dijera que eran para su desayuno”. Ella dice: “Yo tomé esos dátiles y comencé a buscar a mi padre y mi tío. Cuando pasé junto el Santo Profeta (sa), me preguntó: “¡Oh niña! ¿Qué has traído?” Le conté sobre los dátiles que mi madre me había dado para llevarlos a mi padre Bashir bin Sa’ad y a mi tío Abdul-lah bin Rawahah. El Santo Profeta (sa) dijo: “Dámelos a mí”. Los coloqué en sus dos manos. Los puso en una pieza de paño y los cubrió con otra. Luego le pidió a un hombre que invitara a todos a comer esos dátiles. Todos los que cavaban las trincheras se reunieron y empezaron a comerlos. Los dátiles seguían aumentando en la medida en que cuando todos hubieron terminado de comer, todavía seguían desbordando de ese pedazo de paño”. Así es como fueron bendecidos. (Sirat ibn Hisham, pp. 454-455, Bab Maa Zahara Li Rasulillahsa minal AyaatFi Hufar Khandaq, Dar Ibn Hazm, Beirut, 2009)

Hazrat Bashir participó junto a Hazrat Jalid bin Walid en la batalla de Ainul Tamar, durante el Jalifato de Hazrat Abu Bakr, en el año 12 después de la Hégira, donde fue martirizado. Ainul Tamar es un lugar cerca de Kufa, que los musulmanes conquistaron durante la época de Hazrat Abu Bakr. Cuando el Santo Profeta (sa) partió para Umra Qaza, durante Zhul Qa´dah, el 7 d.H., envió las armas por adelantado, y colocó a Hazrat Bashir bin Sa´ad de encargado. Los detalles de Umra Qaza son que cuando se celebró el Tratado de Hubaidiya, los planes para la umra fueron abandonados ese año y la condición era que el Santo Profeta (sa) no realizaría la umra ese año. Por el contrario, regresaría al año siguiente a Meca y permanecería allí durante tres días. De acuerdo con esta condición del pacto, en el 7 d.H., él anunció que se iba a umra y que todos los que estaban presentes durante el viaje del año anterior debían acompañarle. (Al-Isabatu Fi Tamyiz Al-Sahaba, Vol. 1, p. 442, Bashir bin Sa’dra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1995) (Mu’jamul Buldan, Vol. 4, p. 199, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut) (Al-Tabaqaat-ul-Kubra, Vol. 3, p. 403, Bashir bin Sa’dra, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1990) (Sahih Bukhari, Kitabul Maghazi, Bab Umratul Qada, Hadith 4252)

De este modo, todos participaron en esto, excepto aquellos que murieron o fueron martirizados en la batalla de Jaiber. Así, fue enviado en avanzadilla con todas las armas. ¿Por qué enviaron armas? Esto fue así porque el Santo Profeta (sa) no confiaba en que los Quraish permanecieran leales al trato, por lo tanto, hizo todos los preparativos para la batalla y llevó todas las armas que pudo con él. Nombró a uno de sus compañeros, Abu Reham Ghaffari, como Amir de Medina y partió hacia Meca con 2,000 musulmanes, incluyendo a 100 a caballo. Se llevaron 60 camellos para el sacrificio. Cuando la gente de Meca escuchó que el Santo Profeta (sa) venía preparado para la guerra con todas sus armas, se asustaron y enviaron a algunos hombres a Marratul Zahran para investigar el asunto.

Se reunieron con Muhammad bin Muslama, que era el encargado de los jinetes, quien les aseguró que el Santo Profeta (sa) entraría en Meca sin sus armas, tal como estaba estipulado en el tratado. Esto satisfizo a los Quraish. Así, cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Yayiz, un lugar a ocho millas de la Meca, dejó todas sus armas bajo la custodia de un pequeño contingente de compañeros, bajo las órdenes de Bashir bin Sa´d, y se llevó solamente una espada con él. Después entró en la Meca con sus compañeros, recitando el talbia [Labaiq, aquí estamos presentes]. Se dice que cuando el Santo Profeta (sa) entró en las instalaciones de Haram, algunos de los incrédulos de entre los Quraish, por celos, no pudieron soportar ver a los musulmanes entrar en la Ka’aba y se dirigieron a las montañas.

No obstante, algunos de los incrédulos se reunieron en Dar Al-Nadwah, la casa donde formaron su comité e idearon sus planes. Allí se quedaron mirándose atónitos mientras observaban a los musulmanes realizando el circuito de la Ka´aba, que estaba embriagada de amor por la Unidad de Dios y Su Mensaje. Comenzaron a decirse unos a los otros: “cómo pueden estos musulmanes realizar el circuito cuando han sufrido hambrunas y la fiebre de Medina, en verdad son gente muy débil.”

El Santo Profeta (sa) llegó a Masyid-e-Haram y se cubrió con una tela de forma que su hombro y su brazo derecho quedaron visibles. Entonces dijo: “Que Al-lah descienda Su Misericordia sobre esto y manifieste Su poder ante estos incrédulos”. Es decir, el Santo Profeta (sa) era consciente de los comentarios de los incrédulos y, por ello, Al-lah el Todopoderoso debía manifestar Su poder antes ellos, de un modo tal, que los cuerpos que parecían débiles, debían mostrarse como fuertes y con anchos hombros. El Santo Profeta (sa) caminó después de forma rápida junto a sus compañeros, moviendo sus hombros hacia delante y hacia atrás mientras realizaban los primeros tres circuitos. Esto se conoce en árabe como Ramal. Así, esta práctica ha continuado hasta el día de hoy; y permanecerá hasta el Día del Juicio siempre que cada peregrino realice el Ramal en sus primeros tres circuitos de la Ka´aba. Esta es, por tanto, la razón por la cual, al principio, uno camina de ese modo.(Sharh Zurqani Ala Mawahib Al-Deeniyyah, Vol. 3, pp. 314-317, 231-323, bab Umratul Qada, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 1996) (Sirat ibn Hisham, p. 529, Bab Umratul Qada…, Dar Ibn Hazam, Beirut, 2009) (Lughaatul Hadith, Vol. 2, p. 163, Nu’mani Kutub Khana, Lahore, 2005)

Con respecto al número de umras [circuito de la Ka’aba fuera de los meses del Hall] que el Santo Profeta (sa) realizó en su vida, el narrador en un Hadiz de Bujari escribe: “Le pregunté a Hazrat Anas (ra) ¿cuántos umras realizó el Santo Profeta (sa)? Respondió “Cuatro: Umrah Hudaibiyyah en Dhul-Qa’dah“. A pesar del hecho de que no pudieron completar el umra, esto se considera un umra ya que hicieron los sacrificios y se afeitaron la cabeza, etc., por lo que algunos lo han considerado como un umra. Luego dice: “El segundo fue cuando los incrédulos los detuvieron durante el Tratado de Hudaibiyyah. Esto también se cuenta como un umra. El otro fue en Dhul-Qa’dah el año siguiente”. En otras palabras, aparte de los sacrificios, etc. el segundo umra de Hudaibiyyah no se completó en el primer año y el segundo umra se realizó en Dhul-Qa’dah cuando el Santo Profeta (sa) había hecho una tregua con ellos. Luego escribe: “Luego estaba el umra-e-Yi’ranah cuando el Santo Profeta (sa) distribuyó el botín de guerra”. Dice: “En mi opinión, esto fue cuando se distribuyeron los botines de la batalla de Hunain. También realizó el umra en esa ocasión. Yo (el narrador) luego pregunté “¿cuántas veces realizó el Hayy?” Hazrat Anas (ra) declaró: “El Santo Profeta (sa) solo realizó un Hayy y en esta ocasión también realizó el umra”. Por lo tanto, esta es la razón por la que algunos opinan que realizó cuatro umra y otros dicen que solo realizó dos. (Sahih Bukhari, Kitabul Umrah, Bab Kam I’tamara An-Nabi, Hadith 1778-1779)

Hazrat Bashir bin Sa’ad fue el primero entre los Ansar en prestar el juramento de lealtad a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) el día de Saqifah Bani Sa’idah. ¿Qué fue Saqifah Banu Sa’idah? Se registra que esta era el área de estar en Medina para la tribu Banu Jazrall. En esa época era una habitación o un área con una sombra. Después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), la tribu Banu Sa’idah celebró una sesión en Saqifah Bani Sa’idah con respecto a la sucesión después de él. Hazrat Umar (ra) fue informado de esta reunión y también se menciona que había una posibilidad de que se propagara la sedición en manos de los hipócritas y los Ansaar. Entonces, Hazrat Umar llevó a Hazrat Abu Bakr (ra) con él a Saqifah Bani Sa’idah. Cuando llegaron, descubrieron que la tribu Banu Jazrall habían afirmado ser el sucesor del Santo Profeta (sa) a lo que Banu Aus se oponía. Ambas eran tribus de los Ansaar en Medina. En esta ocasión, un Ansari relató algo que escuchó del Santo Profeta (sa) que los líderes serán de entre los Quraish, lo cual fue aceptado por la mayoría de la gente durante esta disputa. Los Ansaar, por lo tanto, rescindieron su reclamo y todos realizaron inmediatamente el Bai’at a manos de Hazrat Abu Bakr (ra) como Jalifa. Sin embargo, a pesar de esto, durante tres días, Hazrat Abu Bakr (ra) continuó proclamando que estaban libres de este Bai’at que tuvo lugar en Saqifah Bani Sa’idah y que, si alguien tenía alguna queja al respecto, debería plantearla ahora. Sin embargo, nadie reclamó nada. Este fue un extracto del libro del Dr. Hamidul-lah, donde se menciona esto brevemente.(Al-Isti‘aab Fi Ma’rifati Al-Sahaba, Vol. 1, pp. 172-173, Bashir bin Sa’dra, Dar-ul-Jeel, Beirut, 1992) (Mu’jamul Buldan, Vol. 3, p. 259, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut) (Sirat ibn Hisham, p. 668, Amru Saqifah Bani Sa’idah, Dar Ibn Hazm, Beirut, 2009) (Muhammad RasulullahsaKi Hukumrani Aw Janashini, Dr Muhammad Hameedullah, Mutarjamah Prof. Khalid Parvez, pp. 155-156, Al-Maktabah Al-Rahmaniyyah, Lahore, 2006)

Más detalles de esto se mencionan a continuación:

“Cuando tuvo lugar todo este incidente en el que se estaban celebrando las reuniones y los hipócritas intentaban causar revuelo entre los Ansaar, Hazrat Umar (ra) y Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) llegaron a la escena y, a su llegada, los Ansaar presentaron su punto de vista. Hazrat Abu Bakr Siddiq (ra) también dio su opinión y es evidente por todo este incidente que los Ansaar y Muhayirin solo tenían en mente el beneficio del Islam. Los hipócritas habrían pensado que podrían causar sedición y desorden, pero los creyentes, también de los Ansaar, solo pensaban en el progreso [del Islam] cuando deliberaron que el establecimiento del Jilafat o Imamat era necesario, ya sea de los Ansaar o de los Muhayirin.

Además, era su deseo que el Jilafat se estableciera después del Santo Profeta (sa) y no querían que pasara un solo día sin que hubiera una Yama’at o un Amir. Por esta razón, una opinión era que debería haber un Amir entre los Ansaar, mientras que otra opinión era que debería ser de los Muhayirin, ya que los árabes no aceptarían a nadie más que a ellos. Aparte de eso, una tercera opinión era que debería haber dos Amires: uno de los Ansaar y uno de los Quraish. En ese momento, los Muhayirin les dijeron a los Ansaar que el Amir solo puede pertenecer a los Quraish y en apoyo de este argumento, destacó la instrucción y la profecía del Santo Profeta (sa) de que después de él debería haber un Imam de entre el Quraish, -según se menciona: [árabe]- es decir, los Imames serán de entre los Quraish.(Al-Sira Al-Halbiyyah, vol. 3, pp. 504-506, Bab Yudhkaru Fihi Muddah Mardah…, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002)

Hazrat Abu Ubaidah bin Yarah se dirigió a los Ansar diciendo: “¡Oh Ansar de Medina! Vosotros sois las personas que más habéis prestado servicios a vuestra fe, por lo que no debéis ser los primeros en cambiar vuestros caminos y extraviaros. No digáis que el Amir debe ser de entre los Ansaar o de entre ambos grupos.” Los Ansaar se conmovieron con este mensaje sincero y Bashir bin Sa’ad, el compañero al que nos estamos refiriendo, se levantó entre ellos y se dirigió a los Ansaar diciendo: “Oh Ansaar, por Dios, aunque hemos superado a los Muhayirin en nuestra fe en términos de librar nuestra Yihad contra los idólatras, solo hemos logrado esto a través de la gracia de Al-lah, nuestra obediencia a Su Mensajero (sa) y mediante nuestra propia reforma. No nos conviene actuar con orgullo y pedir tales recompensas que tienen un indicio de beneficio mundano, en lugar de servir a nuestra fe. Nuestra recompensa es de Dios y Él es suficiente para nosotros. El Santo Profeta (sa) era de Quraish y solo ellos son merecedores del Jilafat. Que no se dé el caso de que estemos en disputa con ellos. ¡Oh Ansaar! Temed a Al-lah el Todopoderoso y no discutáis con los Muhayirin”.

A partir de entonces, Hazrat Habbab bin Mundhir comenzó a declarar la importancia de los Ansaar, pero Hazrat Umar (ra) controló la situación (estoy mencionando brevemente el incidente) y sostuvo la mano de Hazrat Abu Bakr (ra) diciendo: “Acepta nuestro compromiso de lealtad” y Hazrat Umar inmediatamente tomó el juramento de lealtad de la mano de Hazrat Abu Bakr (ra). Él dijo: “Oh Abu Bakr (ra), el Santo Profeta (sa) te instruyó a dirigir las oraciones, por lo tanto, solo tú eres el Jalifa de Al-lah. Te prometemos nuestra lealtad porque eres es el más querido del Santo Profeta (sa) entre nosotros. Justo después de Hazrat Umar (ra), Hazrat Abu Ubaidah bin Yarah hizo el Bai’at y, de los Ansaar, Hazrat Bashir bin Sa’ad, realizó el juramento de lealtad de inmediato. A partir de entonces, Hazrat Zaid bin Zabit prestó el juramento de lealtad. Luego tomó la mano de Hazrat Abu Bakr (ra) y se volvió hacia los Ansaar, diciéndoles que hicieran el Bai’at. Por lo tanto, los Ansaar también prometieron su lealtad a Hazrat Abu Bakr (ra). Esto ha sido registrado en la literatura islámica como Bai’at-e-Saqifah y Bai’at-e-Jasah“. (Al-Kamilu Fi Al-Tarikh, Vol. 2, p. 193, Hadith Al-Saqifah Wa Khilafatu Abi Bakrra Wa Ardaahu, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2006) (Al-Sira Al-Halbiyyah, vol. 3, p. 506, Bab Yudhkaru Fihi Muddah Mardah…, Dar-ul-Kutub Al-Ilmiyyah, Beirut, 2002) (Tarikhul Khulafaa Al-Rashideen, Muhammad Suhail Taqush, p. 22, 367, Dar Al-Nafa’is, Beirut, 2011)

Hazrat Abu Mas’ud Ansari relata que una vez estabamos en compañía de Hazrat Sa’ad bin Ubadah cuando llegó el Santo Profeta (sa). Hazrat Bashir Bin Sa’ad le preguntó al Santo Profeta (sa): “Al-lah el Todopoderoso nos ha dado instrucciones para invocar saludos sobre ti, ¿cómo deberíamos hacer esto?” El narrador afirma que el Santo Profeta se calló ante esto y permaneció en silencio durante tanto tiempo que comenzó a desear no haberle hecho esta pregunta al Profeta. Finalmente, el Santo Profeta (sa) respondió:

“Deberías decir, [árabe] [¡Oh Al-lah! Bendice a Muhammad y a su descendencia como Tú bendijiste a Abraham, y concede prosperidad a Muhammad y a su gente como hiciste prosperar a la gente de Abraham en todo el mundo. Sin duda, Tú eres digno de alabanza, el Exaltado.](Sahih Muslim, Kitabus Salat, Bab Al-Salat Ala An-Nabisa Ba’da Al-Tashahhud, Hadith 907)

Y debéis decir salaam de la misma manera que ya sabéis.

[Árabe] [¡Oh Al-lah! Bendice a Muhammad y a su descendencia y haz que prospere. Seguramente, eres loable, exaltado]

Ahora, la narración de los compañeros termina aquí por hoy. Me gustaría pedir oraciones por algo. Hace algunos días, estaban en marcha los preparativos para la Convención Anual en Bangladesh, y la convención se iba a llevar a cabo en un nuevo lugar: una ciudad llamada Ahmad Nagar. Los eruditos allí, o debería decir, los supuestos “eruditos” y opositores, causaron un gran revuelo y conmoción. Al principio, instaron al gobierno a detener el evento y, cuando el gobierno no lo hizo, la mafia atacó las casas y tiendas de los ahmadis, quemando algunas casas y saqueando algunas tiendas. Algunos ahmadis también resultaron heridos. Oremos para que Al-lah el Todopoderoso, mejore la situación allí, y que Él les conceda una recuperación rápida y completa a los heridos. ¡Que también permita recuperar todas las pérdidas materiales, y en el futuro, cuando quiera que se decida la fecha de la Convención Anual, les permita realizarla!

Después de las oraciones, también dirigiré una oración fúnebre por la respetada Siddiqa Begum Sahiba de Dunyapur, Pakistán. Ella fue la madre de Laiq Ahmad Mushtaq Sahib, misionero jefe en Sudamérica y la esposa de Sheij Muzaffar Ahmad Sahib. Ella falleció el 1 de febrero a la edad de 74 años. Ciertamente, a Al-lah pertenecemos y a Él regresaremos. El Ahmadíat entró en su familia a través de su abuelo paterno, el respetado jeque Muhammad Sultan Sahib. Fue bendecido con la capacidad de jurar lealtad en 1897 a la edad de 24 años. La fallecida se casó el 29 de agosto de 1964 y pasó toda su vida como una esposa ejemplar. A pesar de un ingreso modesto, ella siempre se mantuvo contenta y digna. No solo crió a sus propios hijos, sino que también organizó los matrimonios de sus hermanos y cuñados. Siempre daba prioridad a la comodidad de los demás sobre la suya. Era regular en sus oraciones y ayunos. Siempre estuvo dispuesta a suplicar, tenía una disposición humilde, alegre y modesta, cuidaba a los pobres y era una mujer piadosa y sincera. También fue regular en la recitación del Sagrado Corán, y también disfrutó del honor de haber enseñado a muchas niñas áhmadis su correcta recitación. A su propio costo, ella pagó por un Hafiz para que fuera a su casa y ayudara a su hija y sus dos hijos a memorizar todo el Corán. Sentía un gran amor por el Sagrado Corán. Además de haber servido como presidenta de la asociación auxiliar de mujeres en Dunyapur, también tuvo el honor de servir como secretaria de finanzas e Ishaat [publicaciones]. Tenía una profunda conexión y sumisión con el Jilafat y era una Musia.

Le sobreviven su esposo, dos hijas y cinco hijos. Dos de sus hijos han consagrado su vida, uno de los cuales, como mencioné, es Laiq Ahmad Mushtaque Sahib, que actualmente trabaja en Surinam como misionero jefe en América del Sur. Cuando falleció su madre, no pudo ir a Pakistán. Su otro hijo es Muhammad Walid Ahmad, un misionero de la comunidad, que está sirviendo en Pakistán. Tiene además un yerno, Muzaffar Ahmad Jalid Sahib, que es un misionero que sirve en la Islah-o-Irshad Markaziyya, Rabwah, Pakistán.

¡Que Al-lah el Todopoderoso derrame Su perdón sobre ella y tenga misericordia de la fallecida y eleve su estatus; que Él les conceda a sus hijos la capacidad de continuar sus buenas obras; Que Él acepte sus oraciones a su favor!

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