Compañeros de Badr: Hazrat Muaz bin Yabal (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Compañeros de Badr: Hazrat Muaz bin Yabal (ra)

(Friday Sermon – October 23, 2020 )

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) – Hazrat Mu’adh bin Yabal (ra)

 

Contexto

Su nombre era Muaz, el nombre de su padre era Yabal bin ‘Amr y el de su madre era Hind bint Sahl, quien pertenecía a la rama Raban de la tribu Yuhayna.

El título de Muaz bin Yabal (ra) era ‘Abdur Rahman y pertenecía a la rama ‘Uday bin Sa’d bin ‘Ali de la tribu Jazrall. El autor de Siyar-us-Sahabah [Vida de los Compañeros] escribe que Sa’d bin ‘Ali tuvo dos hijos: Salama y Uday.  En particular, Banu Salama es de la progenie de Salama.

Durante la época del Islam, solo quedaron dos individuos de la progenie de Hazart ‘Uday bin Sa’d:  Hazrat Mu’az (ra) y su hijo, ‘Abdur Rahman. Las casas de los Banu ‘Uday estaban situadas en el barrio de los Banu Salama. Hazrat Muaz bin Yabal (ra) era de tez extremadamente clara y de rostro armonioso, dientes brillantes y ojos hermosos. Entre su gente era considerado la persona más bella, joven y generosa.

Abu Nu’aim relata que Hazrat Muaz bin Yabal (ra) era más compasivo, modesto y generoso que cualquier otro joven de los Ansar (los residentes de Medina). Hazrat Muaz bin Yabal (ra) participó en el segundo juramento de iniciación en ‘Aqaba, junto con otros setenta Ansar. Tenía dieciocho años cuando aceptó el Islam. Hazrat Muaz bin Yabal (ra) participó junto al Santo Profeta (sa) en todas las batallas, incluidas las de Badr, Uhud y Jandaq.  Concretamente, cuando participó en la batalla de Badr, solo tenía veinte o veintiún años de edad. Su hermanastro, (es decir, nacido de la misma madre pero de distinto padre), fue Hazrat ‘Abdul’lah bin Yadd (ra), quien también participó en la batalla de Badr.

Según Usd-ul-Ghabah, el nombre de su hermanastro era Sahl bin Muhammad bin Yadd. Sahl pertenecía a Banu Salama, por lo que también lo consideraban parte de su tribu. Cuando los emigrantes de La Meca (Muhayirin) se trasladaron a Medina, el Santo Profeta (sa) formó un vínculo de hermandad entre Hazrat ‘Abdul’lah bin Mas’ud (ra) y Hazrat Muaz bin Yabal (ra). Esta es la única referencia que se puede encontrar al respecto en los distintos libros de historia.

Aceptación del Islam

Después de aceptar el Islam, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra), junto con los jóvenes de Banu Salama, rompieron los ídolos de su tribu. (Ali Ibn al-Athir, Usd-ul-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 5, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003] 187) (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal wa min Sa‘ir Bani Salamah [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990] 437-438) (Ibn Hajar al-Asqalani, al-Isabah fi Tamyiz al-Sahabah, Vol. 6 [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1995] 107-108) (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004] 497)

Este incidente, sobre cómo rompió los ídolos de su familia, ya ha sido mencionado antes, cuando narraba los relatos de otro Compañero,  pero lo mencionaré nuevamente. Hazrat ‘Amr bin Yamuh (ra) había colocado en su casa un ídolo hecho de madera. Lo llamaba Manaat y le mostraba un gran respeto y reverencia. Con motivo del segundo juramento de iniciación en ‘Aqaba, algunos jóvenes de Banu Salama juraron su lealtad. Entre ellos estaba Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) y el hijo de ‘Amr, que  también había prometido su lealtad.

Este incidente que cito ahora se ha mencionado anteriormente en relación con Mu’az bin ‘Amr (ra). Pues bien, el hijo de Hazrat ‘Amr bin Yamuh (ra) ideó un plan para atraer a su padre hacia el Islam. Cogía el ídolo de Hazrat ‘Amr, que él había colocado en su casa, y lo arrojaban a un pozo o a un montón de basura. Buscó la ayuda de algunos jóvenes y el Hazrat Muaz bin Yabal (ra)  era uno de ellos. Así pues, un día lo arrojó a una pila de basura, pero ‘Amr lo encontró, lo trajo a casa y dijo: “Si llego a saber quién le está haciendo esto a mi ídolo, lo castigaré severamente”.

Al día siguiente, estos jóvenes hicieron lo mismo con el ídolo y de nuevo acabaron boca abajo en la basura. Pero de nuevo lo volvió a recoger y lo trajo de vuelta. Al tercer día, volvió a limpiar el ídolo y lo colocó en su casa de nuevo, pero esta vez colgó su espada alrededor del ídolo y dijo: “¡Por Dios! No sé quién te está haciendo esto, pero te dejo una espada para que puedas protegerte. Ahora tienes una espada”.

Al día siguiente, Hazrat ‘Amr notó de nuevo que el ídolo no estaba en su lugar y lo encontró en el mismo pozo cercano de la zona, atado al cuello de un perro muerto. Al ver esto, se sorprendió y se preocupó mucho, y se vio obligado a reflexionar sobre el hecho de que el ídolo que consideraba un dios y que había colocado en su hogar, ni siquiera tenía la fuerza y ​​el poder para protegerse, incluso con una espada a su lado. Siendo así, ¿cómo podría entonces protegerlo a él? Además, estaba tendido allí, tirado cerca del cuello de un perro muerto. Por lo tanto, reflexionó profundamente sobre cómo era posible que fuera un dios. Este incidente fue la causa de su inclinación hacia el Islam y posterior aceptación. (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 4, Amr bin al-Jamuh [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003] 195)

Amor por el Santo Profeta (sa)

El amor y la devoción de Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) por el Santo Profeta (sa), también se puede medir por el hecho de que cuando el Santo Profeta (sa) regresó a Medina, después de la batalla de Uhud, los lamentos y gemidos se podía escuchar en las calles. El Santo Profeta (sa) preguntó qué era todo es.   Respondieron que eran las esposas de los Ansar, que lloraban por sus mártires. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “¿no hay nadie que llore por Hamzah? El Santo Profeta (sa) entonces oró por el perdón de Hazrat Hamzah”.

Cuando Hazrat Sa’d bin Mu’az (ra), Hazrat Sa’d bin ‘Ubaidah (ra), Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) y Hazrat ‘Abdul’lah bin Rawahah (ra) escucharon esto, fueron a sus respectivas barrios y reunieron a las mujeres de Medina que se lamentaban y lloraban. Entonces dijeron: “nadie llorará más por los mártires de los Ansar hasta que hayan llorado por el tío del Santo Profeta (sa), porque él ha preguntado si no hay nadie en Medina que llore por Hazrat Hamzah (ra)”. Esto era su amor y devoción por el Santo Profeta (sa), al ver que estaba sufriendo, debido al martirio de Hazrat Hamzah (ra). (Ibn Hisham, al-Raud al-Anf fi Tafsir al-Sirah al-Nabawiyyah, Vol. 3, Ghazwat Uhud [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1986], 95-96)

Lamentos en el Islam

Aunque está prohibido lamentarse y gemir por un difunto, el Santo Profeta (sa) lo permitió en este caso; tal vez, habiendo presenciado las emociones de la gente, expresó su deseo de que también lo  hicieran por Hazrat Hamzah (ra). Pero en cualquier caso, el llanto y la lamentación están generalmente prohibidos en el Islam y el mismo Santo Profeta (sa) los prohibió.

Maestro del Santo Corán

Después de la conquista de La Meca, el Santo Profeta (sa) fue a Hunain, que es un valle situado al noreste de La Meca, cerca de Ta’if. El Santo Profeta (sa) mantuvo a Hazrat Mu‘az bin Yabal (ra) en La Meca, para que pudiera enseñar a la gente de allí el Islam y el Sagrado Corán. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, Mu‘az(ra) bin Jabal, [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 1990] 265) (Sayyid Fadl al-Rahman, Farhang-i-Sirat [Karachi, Pakistan: Zawwar Academy Publications, 2003], 109)

Hazrat Mu‘az bin Yabal (ra) participó plenamente en la batalla de Tabuk. Cuando el Santo Profeta (sa) preguntó acerca de Hazrat Ka‘b bin Malik (ra), quien en ese momento se había quedado en Medina, un hombre de la tribu Banu Salamah habló mal de Hazrat Ka‘b bin Malik (ra). En respuesta, Hazrat Mu‘az bin Yabal (ra) le reprochó y dijo: “¡oh Mensajero de Al’lah, solo vemos lo bueno en él, no vemos nada malo”. (Sahih al-Bukhari, Kitab al-Maghazi, Bab Hadith Ka‘b(ra) bin Malik…, Hadith 4418) Este era su estándar de moral, es decir, no hablar mal de alguien a sus espaldas.

Qatadah relata que escuchó a Hazrat Anas (ra) decir: “En la época del Santo Profeta (sa), cuatro personas compilaron el Sagrado Corán, todos entre los Ansar. Estos fueron: Hazrat Mu‘az bin Yabal (ra), Hazrat Ubayy bin Ka‘b (ra), Hazrat Zaid bin Thabit (ra) y Hazrat Abu Zaid (ra)”. Hazrat Abu Zaid (ra) era el tío paterno de Hazrat Anas (ra). (Sahih Muslim, Kitab Faza‘il al-Sahabah, Bab min Faza‘il Ubayy bin Ka‘b…, Hadith 2465)

Hazrat ‘Abdul’lah bin ‘Umar (ra) narra que escuchó al Santo Profeta (sa) decir: “aprended el Corán de estas cuatro personas: Ibn Mas’ud (ra), Salim (ra) -que era el esclavo liberado de Abu Hudhaifah ( ra)-, Ubayy bin Ka’b (ra) y Mu’az bin Yabal (ra)”. (Sahih al-Bukhari, Kitab Manaqib al-Ansar, Bab Manaqib Mu‘az bin Jabal, Hadith 3806) Esta narración que acabo de citar es de Sahih Al-Bujari.

Se ha detallado anteriormente, en relación con Hazrat Ka‘b (ra), que Hazrat Musleh Maud (ra) declaró en una ocasión, que el Santo Profeta (sa) había designado a un grupo de maestros para enseñar el Sagrado Corán, que aprendieron y memorizaron todo el Noble Corán del Santo Profeta (sa), y lo enseñaron a otros. Estos eran cuatro estimados maestros, responsables de aprender el Sagrado Corán del Santo Profeta (sa) y enseñarlo a otros, pero había muchos Compañeros bajo su tutela, que también enseñaban el Noble Corán a otros. Los nombres de estos cuatro estimados maestros son: “Abdul’lah bin Mas‘ud (ra), Salim -el esclavo liberado de Abu Hudhaifah (ra)-, Mu‘az bin Yabal (ra) y Ubayy bin Ka‘b (ra). Los dos primeros eran Muhayirin o emigrantes y los dos últimos Ansar. En cuanto a su trabajo, ‘Abdul’lah bin Mas‘ud (ra) era un jornalero, Salim (ra) era un esclavo liberado, mientras que Mu‘az bin Yabal (ra) y Ubayy bin Ka‘b (ra) eran los jefes de Medina. Por lo tanto, el Santo Profeta (sa) nombró qaris [recitadores], teniendo en cuenta a todos los miembros de la sociedad.

Se narra en un hadiz que el Santo Profeta (sa) solía decir:

[Árabe]

“Cualquiera que desee leer el Corán debe aprender de las siguientes cuatro personas: ‘Abdul’lah bin Mas‘ud, Salim, Mu‘az bin Yabal y Ubayy bin Ka‘b”. Estas fueron las cuatro personas que aprendieron todo el Sagrado Corán del Santo Profeta (sa) y lo recitaban ante él, para asegurarse de no cometer ningún error. Aparte de ellos, también hubo muchos otros Compañeros (ra) que aprendieron distintas partes del Noble Corán directamente del Santo Profeta (sa).

Se relata en otra narración que en una ocasión, cuando Hazrat ‘Abdul’lah bin Mas‘ud (ra) estaba recitando el Santo Corán, pronunció una palabra de manera diferente. Hazrat ‘Umar (ra) lo detuvo y dijo que debía pronunciarse de tal y tal manera. Hazrat ‘Abdul’lah bin Mas’ud (ra) declaró que el Santo Profeta (sa) le enseñó a pronunciarlo de esa misma manera. Hazrat ‘Umar (ra) lo llevó al Santo Profeta (sa) y se quejó de que no recitaba el Sagrado Corán correctamente. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¡oh ‘Abdul’lah bin Mas’ud, recita”. Cuando lo recitó, el Santo Profeta (sa) dijo que lo había recitado correctamente. Entonces Hazrat ‘Umar (ra) dijo: “¡oh Mensajero de Al’lah, me enseñaste a pronunciar la palabra de manera diferente”. El Santo Profeta (sa) le dijo que esa también era correcta.

Esto muestra que además de los cuatro Compañeros que aprendieron el Sagrado Corán del Santo Profeta (sa), también hubo otros.

La declaración de Hazrat ‘Umar (ra), de que le había enseñado a pronunciar una determinada palabra de una manera particular, muestra que él también solía aprender el Noble Corán del mismo Santo Profeta (sa). (Dibachah Tafsir al-Quran, Anwar-ul-Ulum, Vol. 20, p427-428)

Status In the Eyes of the Holy Prophet(sa)

Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo: “De entre mi ummah, el más misericordioso con ellos es Abu Bakr; el que se adhiere más estrictamente a la religión de Al’lah es ‘Umar; el más modesto de ellos es ‘Uzmán; el mejor tomador de decisiones de ellos es ‘Ali bin Abi Talib; el más conocedor del Sagrado Corán es Ubayy bin Ka’b; el más conocedor de lo que es legal e ilegal es Mu’az bin Yabal y el más conocedor de los asuntos obligatorios es Zaid bin Thabit. ¡Escuchad! Cada nación tiene un Amin [custodio] y el Amin de mi nación es Abu ‘Ubaidah bin al-Yarah (ra)”. (Sunan Ibn Majah, Kitab Iftitah al-Kitab fi al-Iman wa Faza‘il al-Sahabah wa al-Ilm, Bab Faza‘il Khubbab, Hadith 154)  Esta narración se ha mencionado anteriormente de manera similar.

Hazrat Abu Hurariah (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo: “Qué excelente hombre es Abu Bakr, qué excelente hombre es ‘Umar, qué excelente hombre es Abu ‘Ubaidah bin al Yarah, qué excelente hombre es Usaid bin Hudair, qué excelente hombre es Thabit bin Qais bin Shammas, qué excelente hombre es Mu’az bin Yabal  y qué excelente hombre es Mu’az bin ‘Amr bin al-Yamuh”. Esta es una narración de Musnad Ahmad bin Hanbal. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 7, p. 502, Hadith 9421, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) relata que el Mensajero de Al’lah (sa) lo tomó de la mano un día y dijo: “¡oh Mu’az! Por Al’lah que te amo”. Hazrat Mu’az (ra) respondió: “Que mis padres sean sacrificados por ti, yo también te amo”.  El Santo Profeta (sa) respondió entonces: “¡oh Mu’az, te aconsejo que nunca te olvides de recitar esto después de cada oración:

[Árabe]

“Oh Al’lah, ayúdame a recordarte, a agradecerte y a adorarte de una manera excelente”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 7, p. 380, Hadith 22470, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Consejos para una fe excelente

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) relata que el Santo Profeta (sa) declaró: “¿quieres que te hable de una de las puertas del Paraíso?”. Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) dijo: “por supuesto”. El Santo Profeta (sa) le dijo que recitara:

[Árabe]

“No hay fuerza ni poder excepto con Al’lah”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 7, p. 374, Hadith 22450, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) narra que le preguntó al Santo Profeta (sa) cuál es el tipo de fe más excelente. El Santo Profeta (sa) respondió: “la fe más excelente es amar a Al’lah y odiar sólo por la causa de Al’lah, y ocupar la lengua en el recuerdo de Al’lah”. Hazrat Mu’az (ra) luego preguntó: ¡oh Mensajero de Al’lah, ¿qué más? El Santo Profeta (sa) respondió: “desea para los demás lo mismo que deseas para ti mismo. Es decir, debes desear para los demás lo que deseas para ti mismo y no debes desear para ellos lo que no te agrada a ti mismo”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 7, p. 385, Hadith 22481, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Orientación sobre la recitación de Suras más cortos en la oración congregacional

Hazrat Yabir bin ‘Abdul’lah (ra) narra que Hazrat Muaz bin Yabal (ra) oró con el Santo Profeta (sa) y luego regresó a su tribu, y los dirigió en la oración. Primero vino a la Mezquita Nabawi y ofreció oraciones allí, después de lo cual regresó a su casa y dirigió a su gente en la oración. (Sahih al-Bukhari, Kitab al-Adhan, Bab idha Salla thumma amma Qauman, Hadith 711) Esta es una narración de Sahih Al-Bujari.

Hazrat Yabir (ra) narra que Hazrat Mu’az (ra) ofreció oraciones con el Santo Profeta (sa) y luego regresó con su gente, y los dirigió en la oración. Una noche, ofreció la oración de ishaa detrás del Santo Profeta (sa). Cuando regresó con su gente, los dirigió en una de las oraciones y comenzó a recitar el Surah Al-Baqarah [capítulo 2 del Sagrado Corán]. Tras esto, una persona se separó de la congregación, recitó “salam” [para indicar el final de la oración] y comenzó a orar por su cuenta. O sea, cuando vio que se estaba recitando un capítulo extenso, dijo “salam” y comenzó a ofrecer la oración en solitario. Al verlo hacer esto, la gente se dirigió a él y dijo: “¿te has vuelto un hipócrita?”. O sea, lo amonestaron por dejar la oración congregacional y orar solo, y le preguntaron si se había vuelto hipócrita. A esto respondió: “no, por Dios que no soy un hipócrita. Ciertamente iré al Santo Profeta (sa) y le informaré de lo que he hecho. Si fuera un hipócrita, me habría escondido para ofrecer las oraciones. Ciertamente informaré al Santo Profeta (sa) de todo esto”. Posteriormente, fue a ver al Santo Profeta (sa) y dijo: “¡oh Mensajero de Al’lah! Transportamos agua de un lugar a otro en nuestros camellos y nos aseguramos de que la gente tenga agua en sus hogares; por eso, trabajamos todo el día. Hazrat Mu’az (ra) ofreció las oraciones de ishaa contigo y luego vino a su propio vecindario y comenzó a recitar Sura Al-Baqarah”. Entonces, el Santo Profeta (sa) se volvió hacia Hazrat Mu’az (ra) y dijo: “¡oh Mu’az! ¿Quieres hacer sufrir a la gente? ¿Por qué causas dificultades a la gente?”. El Santo Profeta (sa) luego le aconsejó qué recitar y lo repitió nuevamente. Según la narración de Hazrat Yabir, el Santo Profeta (sa) dijo: “debes recitar capítulos como el Surah Al-Shams, Surah Al-Duha, Surah Al-Lail y Surah Al-Ala”. Así pues, el Santo Profeta (sa) mencionó estos cuatro capítulos como ejemplo. Esta es una narración de Sahih Muslim. (Sahih Muslim, Kitab al-Salah, Bab al-Qira‘ah fi al-Isha, Hadith 465)

Hay una narración en Sahih Al-Bujari, según la cual Hazrat Yabir bin ‘Abdul’lah Ansari (ra) relata que una noche, un hombre estaba llevando a sus camellos que transportaban agua y casualmente vio que Hazrat Mu’az (ra) dirigía las oraciones en la mezquita. Al verlo, ató sus camellos y comenzó a ofrecer oraciones detrás de Hazrat Mu’az (ra). Pero Hazrat Mu’az (ra) comenzó a recitar el Surah Al-Baqarah o el Surah An-Nisa. A esto que el hombre detuvo sus oraciones y se fue. Más tarde, el hombre descubrió que Hazrat Mu’az (ra) estaba disgustado por este acto suyo. Por lo tanto, acudió al Santo Profeta (sa) y se quejó de Hazrat Mu’az (ra). Al escuchar esto, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Mu’az (ra) tres veces: “¡oh Mu’az! ¿Deseas someter a la gente a dificultades? ¿Por qué pones a la gente en dificultades, recitando Surahs largos? Es decir, capítulos largos del Sagrado Corán. ¿Por qué no recitaste capítulos como el Surah Al-‘Ala, Surah Al-Shams, Surah Al-Duha (check), Surah Al-Lail; porque en la congregación detrás de ti hay personas mayores, algunas son débiles y también hay quienes tiene otras necesidades.  Como se mencionó anteriormente, esta es una narración de Sahih Al-Bujari. (Sahih al-Bukhari, Kitab al-Azan, Bab man shaka amamahu idha tawwala, Hadith 705)

A la luz del consejo del Santo Profeta (sa) a Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) acerca de recitar Surahs más breves en las oraciones congregacionales, Hazrat Jalifatul Masih II (ra) escribe: “Era la preferencia del Santo Profeta (sa) recitar el Surah Al-‘Ala, el Surah Al-Ghashiya, el Surah Al-Fayr y otros surahs similares, en términos de longitud, en las oraciones obligatorias. En este sentido, An-Nisai también ha relatado de Hazrat Yabir (ra) que una vez Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) dirigía las oraciones y una persona vino, y se unió a las oraciones congregacionales detrás de él. Hazrat Mu’az (ra) prolongó las oraciones y según algunas narraciones, comenzó a recitar Surah Aale Imran o el Surah Al-Nisa. Dicha persona, como la oración se prolongaba, detuvo sus oraciones y, moviéndose a un lado, comenzó a orar por su cuenta; y cuando concluyó su oración, se fue. Después de terminar la oración, alguien informó a Hazrat Mu’az (ra) de lo que sucedió, o sea, que una persona vino y se unió a la oración, pero cuando la oración se prolongó, la detuvo y, moviéndose a un lado, comenzó a orar por su cuenta;  y que después de terminar su oración se fue. Hazrat Mu’az (ra) dijo que quizás era un hipócrita y luego relató todo el incidente al Santo Profeta (sa). En esta narración Hazrat Musleh Maud (ra) ha afirmado que el mismo Hazrat Mu’az fue al Santo Profeta (sa) y le dijo: ‘¡oh Mensajero de Al’lah! Yo estaba dirigiendo la oración cuando tal o cual persona se unió a la misma. Pero cuando la oración se prolongó, dejó de rezar, comenzó a realizar la oración por su cuenta, y se fue cuando terminó. Cuando la persona contra la que se presentó la queja se enteró de que el incidente había sido mencionado al Santo Profeta (sa), también fue  a verle y dijo lo siguiente: “¡oh Mensajero de Al’lah! Llegué para ofrecer las oraciones y me uní a él cuando él [o sea, Hazrat Mu’az (ra)] dirigía las oraciones. Sin embargo, las prolongó muchísimo. Nosotros trabajamos todo el día y mi camello también estaba atado sin comida. Por tanto, dejé de rezar en congregación y recé por mi cuenta a un lado de la mezquita. Luego regresé a casa y alimenté a mi camello”. Al oír esto, el Santo Profeta (sa) se disgustó con Hazrat Mu’az (ra) y le dijo: “¡oh Mu’az! Si haces eso pondrás a la gente en grandes dificultades. ¿Por qué no recitas el Surah Al-A’la, el Surah As-Shams, el Surah Ad-Duha, el Surah Al-Fajr o el Surah Al-Lail? ¿Por qué no recitaste alguno de estos capítulos y por qué elegiste recitar los capítulos más largos?”.

De este incidente podemos concluir que el Santo Profeta (sa) ha considerado estos surahs o capítulos, anteriormente mencionados, de duración media. En efecto, en condiciones especiales se pueden recitar los capítulos más largos, pero cuando hay gente que no se encuentra bien se puede recitar capítulos más cortos. Por consiguiente, estos capítulos, que tienen una duración media, deben ser recitados durante las oraciones en las que el imam recita una porción del Sagrado Corán en voz alta”. (Tafsir-e-Kabir, Vol. 8, pp. 497, Tafsir Surah al-Fajr)

Además hay que recordar que esto no significa que sólo se puedan recitar esos capítulos. El Santo Profeta (sa) ha dado una instrucción general de que no se deben recitar capítulos largos en las oraciones en congregación. No obstante, se puede recitar los capítulos de acuerdo a las circunstancias específicas o de acuerdo a lo que se ha aprendido. Algunos han memorizado capítulos más cortos y como no hay nadie más para dirigir la congregación, tienen que dirigir ellos mismos las oraciones. Así pues, se les permite recitar también capítulos más cortos. Sin embargo, las instrucciones generales del Santo Profeta (sa) es que no se deben recitar capítulos muy largos en las oraciones en congregación, porque hay distintas personas rezando: algunos son ancianos, otros no se encuentran bien o trabajan muchas horas, etc.

Derechos de Al’lah y Sus siervos

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) narra que: “Estaba cabalgando detrás del Santo Profeta (sa) y no había nada entre él y yo, excepto la parte trasera de la silla, cuando dijo: ‘¡oh Mu’az bin Yabal!’, a lo que yo respondí: ¡estoy presente, oh Mensajero de Al’lah y a su servicio! El Santo Profeta (sa) siguió su viaje por un corto tiempo más, cuando dijo de nuevo: “oh Mu’az bin Yabal”, a lo que yo respondí: ¡estoy presente, oh Mensajero de Al’lah y estoy a su servicio! Luego siguió en el viaje un poco más y dijo: ¡oh Mu’az bin Yabal! A lo que respondí: ¡estoy presente, oh Mensajero de Al’lah, y estoy a su servicio! El Santo Profeta dijo entonces: ¿sabes qué derecho tiene Al’lah sobre Sus siervos? Yo respondí: “Al’lah y Su Mensajero saben mejor”. El Santo Profeta (sa) dijo: “el derecho de Al’lah sobre Sus siervos es que Le adoren y no Le asocien nada”. El Santo Profeta (sa) cabalgó un poquito más y luego dijo: “¡oh Mu’az bin Yabal!”; a lo que yo respondí: “estoy presente, oh Mensajero de Al’lah, y estoy a su servicio”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¿sabes qué derechos tienen los siervos sobre Al’lah?”. (Primero, la gente debe cumplir con los derechos que le deben a Dios Altísimo. Cuando cumplen con estos derechos y actúan en consecuencia, entonces la gente tiene derechos sobre Dios Altísimo. Yo respondí: “Al’lah y Su Mensajero saben mejor. El Santo Profeta (sa) dijo: “es que Al’lah no los va a castigar”. Cuando la gente obedece los mandamientos de Dios Altísimo, entonces se les concede el derecho a que Dios no los castigue. Esta es una narración de Sahih Muslim. (Sahih Muslim, Kitab al-Iman, Bab al-Dalil ala man mata ala al-Tauhid, Hadith 30)

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) narra: “Una vez estaba viajando en compañía del Santo Profeta (sa). Mientras estábamos de viaje, me acerqué a él y le pregunté: “oh Mensajero de Al’lah, dígame una acción que me lleve al Paraíso y me mantenga alejado del fuego del infierno”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¡me has preguntado sobre un gran asunto! Sin duda es alcanzable para quien Al’lah se lo hace fácil”. Dijo además: “adora a Al’lah y no Le asocies ningún compañero, observa la oración, paga el Zakat, ayuna en el mes de Ramadán y haz la peregrinación a la Casa de Al’lah”.

Consejos para alcanzar la bondad

El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “¿quieres que te informaré sobre las puertas para alcanzar la bondad? El Santo Profeta explicó: “te informaré sobre las puertas para alcanzar la bondad”. El ayuno es un escudo y la caridad lava los pecados como el agua apaga el fuego; y ofrecer oraciones en medio de la noche (o sea, ofrecer oraciones de Tahayyud); y a continuación el Santo Profeta (sa) recitó el siguiente versículo:

[Árabe]

“Sus costados se mantienen alejados de sus camas, e invocan a su Señor con temor y esperanza,

[Árabe]

y gastan lo que les hemos concedido. Y ningún alma sabe qué alegría de los ojos se mantiene oculta para ellos, como recompensa por sus buenas obras”. [Ch.32: V.17-18] (not mentioned in Spanish translation)

El Santo Profeta (sa) dijo además: “¿acaso no debería informarte de la mejor acción, su esencia y su grandeza?”. El Santo Profeta (sa) afirmó: “es realizar la yihad”. Luego dijo: ‘¿acaso no debería decirte el fundamento de todo esto? Es decir, es un asunto fundamental sobre el que todo se basa. Yo dije: “sí, oh Mensajero de Al’lah”. Entonces, el Santo Profeta (sa) cogió su lengua y exclamó: “controlar esta”; es decir, cogió su lengua y dijo que había que controlarla.

Entonces pregunté: “¡oh Profeta de Al’lah, ¿seremos responsables de lo que digamos con ella? El Santo Profeta (sa) respondió: ¡que Al’lah te bendiga, oh Mu’az! No hay nada que arroje a la gente al fuego del infierno y se vea en sus rostros excepto lo que cosechan de sus lenguas”. (Sunan Ibn Majah, Kitab al-Fitan, Bab Kaff al-Lisan fi al-Fitnah, Hadith 3973) Lo que significa que hacer comentarios duros e hirientes, o herir los sentimientos de uno a través de sus palabras es algo que puede llevar a disputas; y además, puede llevar a muchos otros males. Si las palabras de alguien son la causa del mal o se convierten en un medio para difundir el mal y el pecado, entonces, según el Santo Profeta (sa), esto hará que sean arrojados al fuego del infierno y lo sientan sobre sus caras. Por lo tanto, uno debe ser consciente de lo que dice y usar su lengua y palabras sólo para difundir acciones virtuosas.

El Comité de Jurisprudencia

Hazrat Ka’b bin Malik (ra) narra que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) emitía edictos [fatwahs] durante la vida del Santo Profeta (sa) y también durante el Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) en Medina. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, Mu‘az bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 1990], 265)

Muhammad bin Sahl bin Abi Jaithamah narra con la autoridad de su padre, que durante la vida del Santo Profeta (sa), tres hombres de los Ansar y tres hombres de los Muhayirin pasaban edictos. Eran los siguientes: Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat ‘Uzmán (ra), Hazrat ‘Ali (ra), Hazrat Ubayy bin Ka’b (ra), Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) y Hazrat Zaid bin Thabit (ra). (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, Bab Ahl al-Ilm wa al-Fatawa min Ashab Rasul Allah [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 267)

‘Abdur Rahman bin Qasim narra de su padre que siempre que Hazrat Abu Bakr (ra) se enfrentaba a un asunto en el que necesitaba consultar a quienes poseían buen juicio y conocimiento de la jurisprudencia, llamaba a individuos de entre los Muhayirin y los Ansar, y estos incluían a Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat ‘Uzmán (ra), Hazrat ‘Ali (ra), Hazrat Abdur Rahman bin ‘Auf (ra), Hazrat Mu’az bin Yabl (ra), Hazrat Ubayy bin Ka’b (ra) y Hazrat Zaid bin Thabit (ra). Todos estos individuos emitían los fatwas [edictos] durante la época de Hazrat Abu Bakr (ra), (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, Bab Ahl al-Ilm wa al-Fatawa min Ashab Rasul Allah [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 1990], 267) en otras palabras, formaron el comité de jurisprudencia y se les permitió emitir edictos basados en el conocimiento que habían recibido del Santo Profeta (sa).

Durante la época de Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Mu’az bin Yabl (ra) emigró a Siria y se estableció allí. A este respecto, Hazrat ‘Umar (ra) declaró que la partida de Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) había dejado un vacío en Medina y entre la gente de Medina en el campo de la jurisprudencia, y en aquellos asuntos respecto de los cuales emitía edictos. Hazrat ‘Umar (ra) pidió a Hazrat Abu Bakr (ra) que impidiera que se fuera ya que la gente lo necesitaba mucho. No obstante, Hazrat Abu Bakr (ra) se negó, diciendo que no podía detener a nadie que había tomado una decisión y deseaba abrazar el martirio. Hazrat ‘Umar (ra) declaró: “¡por Dios, uno puede alcanzar el martirio incluso estando en la cama!”. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, Mu‘az bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-‘Ilmiyyah, 1990], 265)

Humildad

Thaur bin Yazid relata que cuando Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) ofrecía la oración de Tahayyud en la noche, recitaba la siguiente oración:

”¡oh Al’lah!  Mis ojos se duermen mientras las estrellas brillan con fuerza. Tu eres el Vivo, el Auto-suficiente y el que Sostiene Todo.  ¡Oh Al’lah! Me falta el deseo de alcanzar el Paraíso y soy débil, y me falta la fuerza para escapar del fuego del infierno. ¡Oh Al’lah! Permíteme estar entre los guiados y guarda esto para que se me conceda en el Día del Juicio; ciertamente no vas en contra de Tu promesa”. (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 5, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003], 188)

Tal era el nivel de temor a Dios que tenía.

The Real Meaning of “Whoever, With Sincerity of Heart, Testifies That There Is None Worthy of Worship Except Allah and Muhammad(sa) Is the Messenger of Allah, Then Allah Will Surely Safeguard Him From the Hellfire.” (not mentioned in Spanish translation)

Hazrat Anas bin Malik (ra) relata que el Santo Profeta (sa) dijo lo siguiente a Hazrat Mu’az bin Yabal (ra), mientras estaba sentado detrás del Santo Profeta (sa) en la silla de montar: “¡oh Mu’az bin Yabl!”

Y este respondió: “¡oh Mensajero Al’lah, estoy aquí a su servicio”, respondió Hazrat Mu’az bin Yabal (ra). El Santo Profeta (sa) exclamó: “oh Mu’az”. Una vez más respondió: “oh Mensajero Al’lah, estoy aquí a su servicio”. El Santo Profeta (sa) volvió a llamarlo por su nombre y él respondió: “¡oh Mensajero Al’lah, estoy aquí a su servicio”.

Tras decir su nombre tres veces, el Santo Profeta (sa) aseguró que “quien con la sinceridad de su corazón testifique que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y Muhammad es el Mensajero de Al’lah, entonces Al’lah seguramente lo protegerá del fuego del infierno”. Al escuchar esto, Hazrat Mu’az (ra) respondió: “¡oh Mensajero de Al’lah, ¿no debo transmitir esto a los demás ya que será una fuente de alegría para ellos?”. El Santo Profeta (sa) le dijo: “entonces sólo confiarán en esta única cosa y abandonarán todas las demás virtudes, por lo tanto no se lo digas a los demás”. Hazrat Mu’az (ra) sólo reveló este dicho del Santo Profeta (sa) en el momento de su fallecimiento, e incluso entonces, sólo lo hizo para no cometer un pecado por no haber transmitido las palabras del Santo Profeta (sa). (Sahih al-Bukhari, Kitab al-Ilm, Bab man Khassa bi al-‘Ilm Qauman, Hadith 128) Hazrat Mu’az (ra) pensó que debería transmitir este dicho a los eruditos de la época, pero no lo hizo mientras estaba vivo y con buena salud.

Hazrat Waliul’lah Shah Sahib ha escrito sobre esto en el comentario de Sahih Bujari. Había ciertos hadices en relación con un tema y al mencionarlos, también incluyó este hadiz en particular y afirmó:

“Esta declaración intelectual particular sólo se dirige a ciertas personas, porque otras podrían sufrir mucho por no entender su significado adecuadamente. No basta con proclamar simplemente que ‘no hay nadie digno de ser adorado excepto Al’lah y Muhammad (sa) es el Mensajero de Al’lah’ y luego asumir que no hay necesidad de llevar a cabo ninguna otra acción”.

En realidad, esto se ha convertido en la condición actual de los musulmanes, que son musulmanes sólo de nombre. Recitan el Kalimah [la declaración de fe] y no llevan a cabo ninguna otra obra. Hazrat Shah Sahib continúa diciendo:

“Este Hadiz ha explicado que existe un contexto especial para estas declaraciones”.

Estaba mencionando varios Hadices y este, en concreto, también está incluido en ellos. Continúa escribiendo:

“Otra tradición auténtica narrada por Hazrat Ibn Masud, registrada en Sahih Muslim, dice:

[Árabe]

La esencia de los dichos del Santo Profeta (sa) mencionados con anterioridad es que uno debe dirigirse a las personas según su intelecto y su nivel de comprensión porque ciertas declaraciones pueden llevar a la Fitna “.

Shah Sahib ha dado también otras explicaciones, pero están relacionadas con las otras narraciones, así que las dejaré de lado. En cualquier caso, escribe más adelante:

“Vemos cómo los supuestos creyentes han hecho la mera declaración verbal de “no hay nadie digno de adorar excepto Dios … ” como una forma de liberar a la humanidad de sobrellevar las dificultades de la Shariah, concediéndoles un “certificado” por su fe y mostrando un desprecio total por todas las demás obligaciones religiosas “.

Cada Maulvi [clérigo musulmán] que pronuncia sermones desde su púlpito, afirma que quien ofrezca sus oraciones detrás de él y recite elKalimah, se le concederá el certificado de la fe sin necesidad de hacer nada más. Continúa:

“Fue ante la presencia de estos mismos creyentes que dieron testimonio verbal de su fe, que el Santo Profeta (sa) declaró que, en los últimos días, la fe no estaría ni en sus corazones, ni se pronunciaría en sus lenguas, sino que ascendería a los cielos .

También declaró el Hadiz acerca del Kalimah en este contexto.

Después, mientras cita la siguiente narración:

“Aquel que se abstiene de todo tipo de shirk [idolatría] hasta su muerte, entrará en el paraíso”. Escribe:

“La sabiduría que hay detrás del Santo Profeta (sa) diciendo repetidamente el nombre de Hazrat Mu’az y permaneciendo en silencio después ante su respuesta, fue para despertar su interés y pasión por escuchar las palabras del Santo Profeta (sa).  Así, el Santo Profeta (sa) al decírselo solo una vez, él permaneció plenamente atento y dispuesto a escuchar”.

Shah Sahib continúa escribiendo:

“Esto fue para que él pudiera realmente entender lo que el Santo Profeta (sa) iba a decirle porque le dejaría una impresión en él. Por tanto, el Santo Profeta (sa) repitió su nombre tres veces para llamar su atención sobre este asunto. Por otro lado, Hazrat Mu’az (ra) honró profundamente lo que el Santo Profeta (sa) declaró y no se lo reveló a nadie, solo lo hizo al final de su vida por temor a ser responsabilizado ante Dios Altísimo por no haber transmitido algo de conocimiento,  al menos a los eruditos de la época”. (Translation of Sahih al-Bukhari, Vol. 1, pp. 211-212, Nazarat Ishaat Rabwah)

Hoy en día, los musulmanes dicen ser creyentes y, aunque recitan el Kalimah y piensan que están libres de idolatría, sus corazones están llenos de todo tipo de idolatría. Ponen su confianza en las cosas materiales y si el verdadero estado fuera revelado por los destacados oradores religiosos, su condición es la misma.

En relación al Hadiz antes mencionado en el que se declara que Dios Altísimo protegerá del fuego del infierno a aquellos que reciten el Kalimah, también demuestra que la recompensa de esto solo recae en Dios. No es deber del hombre emitir un edicto sobre el que recita la Kalimah, o decir si uno es musulmán o no. Estos edictos emitidos están en contra de las enseñanzas coránicas. Hoy en día, durante el mes [islámico] de Rabi ul Awal es común que los musulmanes conmemoren el Milad-ul-Nabi, sin embargo, de lo que realmente se trata es de adoptar las enseñanzas y el bendito ejemplo del Santo Profeta (sa). Uno no debe simplemente considerarse musulmán, según su propia opinión, sino que el que recita el Kalimah debe dejar el asunto en las manos de Dios Altísimo para juzgarle.  Esto deparará felicidad al alma del Santo Profeta (sa) y estas acciones de su Ummah se convertirán en una fuente de alegría para él. Además de invocar saludos al Santo Profeta (sa), debemos expresar nuestra gratitud a Dios Altísimo por no haber abandonado la religión del Santo Profeta (sa). De hecho, de acuerdo con Su promesa divina y, tal como estaba profetizado, ha enviado el Mesías Prometido (as) para el renacimiento de la fe, quien nos ha enseñado la verdadera esencia de adherirnos al Kalimah y a los mandamientos de la Shariah, para que realmente estemos entre los que serán salvaguardados del fuego del infierno. ¡Qué Dios Altísimo también otorgue sabiduría para entender esto a aquellos que rechazan al Mesías Prometido (as)! ¡Que Dios Altísimo nos permita también comprender las verdaderas enseñanzas del Islam y el verdadero espíritu del  Kalimah, y actuar en consecuencia!

La Primavera de Tabuk

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) narra: “En el año en que tuvo lugar la batalla de Tabuk, nosotros también fuimos con el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) solía unir las oraciones de Dohar y Asar, y las oraciones de Maghrib e Ishaa.  Un día, el Santo Profeta (sa) comenzó las oraciones un poco más tarde. Salió y juntó las oraciones de Dohar y Asar, y luego regresó a su residencia. Después salió de nuevo y dirigió las oraciones de Maghrib e Ishaa. El Santo Profeta (sa) dijo entonces: “mañana, si Dios quiere, llegarás a los manantiales de Tabuk”.

Quiero aclarar que no significa que el Santo Profeta (sa) dirigiera las cuatro oraciones juntas, sino que unió la oración de Dohar con Asar y estas oraciones las realizó en el último momento en que se puede ofrecer Asar; y de manera similar ofreció las oraciones de Maghrib e Ishaa lo más temprano que se puede ofrecer la oración de Maghrib. En cualquier caso, el Santo Profeta (sa) declaró:

“mañana, cuando el sol haya salido completamente, llegaréis al manantial de Tabuk”. Así pues, el Santo Profeta (sa) estimó que llegarían allí aproximadamente durante el día. Y añadió; “quienquiera de vosotros que llegue allí, no debe tocar su agua, ni beber de ella hasta que yo no haya llegado”.

El narrador dice: “al llegar, dos individuos ya habían llegado antes que nosotros y había un chorro de agua muy pequeño, casi tan delgado como el cordón de un zapato. El Santo Profeta (sa) les preguntó a estos dos individuos si habían tocado el agua y ambos respondieron que sí, y que además habían bebido de ella.

El Santo Profeta (sa) amonestó a ambos, preguntándoles por qué lo habían hecho, si se les había prohibido; y continuó diciéndoles lo que Dios quería que dijera. El narrador dice que, poco a poco, la gente empezó a sacar agua del manantial hasta que se acumuló un poco de agua en un cuenco, porque en realidad solo había un pequeño chorro de agua. El cronista relata que el Santo Profeta (sa) se lavó ambas manos y el rostro. Luego tomó el agua y la volvió a verter en el manantial; lo que significa que se lavó el rostro mientras estaba de pie junto al arroyo y el excedente de agua lo volvió a dejar caer al manantial. Despues de esto, el manantial comenzó a fluir rápidamente, porque cuando el Santo Profeta (sa) se lavó la cara y las manos en el manantial, y el exceso de agua volvió a caer en el mismo, lo que una vez fue un insignificante arroyo, comenzó a fluir rápidamente y la gente pudo beber hasta saciarse.  Entonces el Santo Profeta (sa) dijo: “¡oh Muʻaz! Si vives lo suficiente, verás que este lugar se llenará de jardines”. (Sahih Muslim, Kitab al-Faza‘il, Bab fi Mu‘jazat al-Nabi, Hadith 706) Según los libros de hadices, sabemos que este milagro ocurrió cuando el Santo Profeta (sa) acababa de llegar a Tabuk. Según Seerat Ibn Hisham, este evento tuvo lugar en el camino de regreso de Tabuk, en un valle llamado Mushaqaq. (Ibn Hisham, al-Raud al-Anf fi Tafsir al-Sirah al-Nabawiyyah, Ghazwat Tabuk fi Rajab Sanah Tis‘ [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2001], 821-822) El Imam Malik también ha mencionado este incidente en su libro Muwatta. Mientras explica este hadiz, Muhammad bin Abdul Baqi Zarqani escribe que Abu Walid Wayi afirma que esta fue una profecía que ya se cumplió y que el Santo Profeta (sa) mencionó específicamente a Hazrat Muʻaz porque se había mudado a Siria y allí fue donde falleció. El Santo Profeta (sa) fue informado a través de una revelación que Hazrat Muʻaz (ra) vería este lugar y, gracias a las bendiciones del Santo Profeta (sa), ese valle se convertiría en un lugar lleno de árboles y jardines.

Allamah ibn Abdul Barr relata que Ibn Wasa afirma que él visitó toda la zona que rodeaba ese manantial y encontró la exuberancia y la vegetación de sus árboles, hasta el punto de que tal vez permanecería así hasta el fin de los tiempos, exactamente como lo había profetizado el Santo Profeta (sa). (Sharh Zurqani ala al-Muwatta, Vol. 1, p. 436, Kitab Qasr al-Salah fi al-Safar, Bab al-Jam‘ baina al-Salatain, Dar Ihya al-Turath al-Arabi, Beirut, 1997)

Está escrito en Aqdas Seeratun Nabawi (sa) que el jefe de Tabuk dijo: “hasta hace dos años, esto ha estado rebosando de agua durante 1.375 años. Luego se cavaron pozos en las zonas de menor altitud y así el agua de este manantial se trasladó hacia los pozos;  y después de repartirse entre 25 pozos, este arroyo terminó secándose”.  Después nos llevó a un pozo donde vimos que se había instalado una tubería de diez centímetros y de ella fluía agua con mucha fuerza, sin el uso de ninguna máquina; y nos dijeron que los otros pozos eran similares a este. En realidad, que hubiera tanta abundancia de agua en Tabuk se debe únicamente a las bendiciones del milagro del Santo Profeta (sa). Aparte de Medina y Jaibar, no hemos visto tanta agua en ningún otro lugar. De hecho, lo cierto es que la cantidad de agua en Tabuk es incluso mayor que en estos dos lugares. Debido a esta agua, se están plantando jardines en todas partes en Tabuk y según la profecía del Santo Profeta (sa), Tabuk está lleno de jardines, que continúan aumentando día a día. (Atlas Sirat Nabawi, p. 431, Dar al-Islam, 1424 AH)

(Friday Sermon – October 30, 2020 )

https://www.ahmadiyya-islam.org/es/sermones-de-los-viernes/2020/10/30/los-companeros-sahaba-del-profeta-muhammad-sa-hazrat-muadh-bin-yabal-ra-hazrat-abdullah-bin-amr-ra/Salida a Yemen

Hazrat Mu’az (ra) era extremadamente caritativo y gastaba generosamente en los demás, pero debido a esto, con frecuencia tenía que pedir préstamos y cuando quienes le habían prestado el dinero lo presionaron para que lo devolviera, se escondía en su casa durante unos días. Ante esta situación, estas personas fueron al Santo Profeta (sa) y le pidieron que instara a Hazrat Mu’az (ra) a devolver los préstamos. El Santo Profeta (sa) envió a un individuo a Hazrat Mu’az (ra) para que le dijera que fuera a verle. Cuando la deuda de Hazrat Mu’az superó el valor de sus pertenencias, el Santo Profeta (sa) dijo que Dios tendrá misericordia de la persona que no reclamara su parte. Por lo tanto, algunas personas le perdonaron la deuda. Sin embargo, otras personas exigieron que se les devolviera el dinero. Así que el Santo Profeta (sa) distribuyó todas sus pertenencias entre esas personas, pero aún así quedaba deuda por pagar. Todos los prestadores recibieron una pequeña parte de su dinero, pero exigieron que además se le devolviera la parte restante. Sobre esto, el Santo Profeta (sa) dijo que dejaran el asunto por el momento, ya que no había nada más para pagarles, por lo que era mejor que tomaran esa cantidad.

Cuando Hazrat Mu’az (ra) quedó sin nada, el Santo Profeta (sa) lo envió a Yemen y le dijo que Dios pronto le compensaría su pérdida y le permitiría pagar su deuda. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 502) (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 5, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003], 188) (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal… [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 441)

En esa ocasión, el Santo Profeta (sa) también le dijo a Hazrat Mu’az: “¡oh Mu’az! Tienes muchas deudas. Por tanto, si se te concede algún regalo, lo puedes aceptar. Te permito que lo hagas. (Siyar al-Sahabah, Vol. 5, p. 146, Dar al-Isha‘ah, Lahore)

Es decir, el Santo Profeta (sa) dijo que podía aceptar regalos. Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) relata que cuando el Santo Profeta (sa) lo envió a Yemen y en circunstancias normales, no hay nada de malo en aceptar obsequios y se dice que darse obsequios mutuamente aumenta el amor entre las personas, por lo que uno debe dar regalos.   No obstante, dado que Hazrat Mu’az (ra) fue enviado como representante del Santo Profeta (sa),  le indicó específicamente que si se le presentaba algún obsequio, en su calidad de representante, entonces se le permitía gastarlo en sí mismo. La razón de esta instrucción fue que estos obsequios generalmente se daban para el tesoro [Bait al-Maal], o para el Santo Profeta (sa).

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) relata que cuando el Santo Profeta (sa) lo envió a Yemen, el Santo Profeta (sa) salió a dar un paseo con él, para darle algunos consejos. Hazrat Mu’az (ra) estaba sentado en su montura y el Santo Profeta (sa) caminaba a su lado. Cuando el Santo Profeta (sa) finalizó lo que tenía que decirle, agregó: “¡oh Mu’az! Es posible que no nos encontremos el año que viene y también es posible que pases por mi mezquita y mi tumba”.  Al escuchar esto, Hazrat Mu’az (ra) comenzó a llorar profusamente, porque sabía que se estaba separando del Santo Profeta (sa). Después de esto, el Santo Profeta (sa) volvió su rostro bendito hacia Medina y dijo: “Los justos de entre mi pueblo están muy cerca de mí y son queridos para mí, sean quienes sean y dondequiera que estén”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 359, Hadith 22402, Alam ul-Kutub, Beirut, 1998)

Se dice en una narración que en esta ocasión, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Muʻaz (ra): “Pronto irás a aquellos que son Ahl-e-Kitab [el pueblo del Libro]. Cuando llegues a ellos, invítalos a dar testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y que Muhammad es el Mensajero de Al’lah. Si aceptan lo que les mencionas, diles entonces que Dios les ha prescrito las cinco oraciones diarias. Si aceptan esto, comunícales que Dios les ha prescrito la entrega de limosnas, que deben tomarse de los ricos y entregarse a los pobres. Si ellos también aceptan esto, entonces sé precavido: no aceptes limosnas de sus posesiones más valiosas, más bien adopta el camino intermedio en relación a tomar de su riqueza; y ten en cuenta las súplicas de los oprimidos, porque no hay barrera entre ellos y Dios”. Es decir, el Santo Profeta (sa) le aconsejó específicamente que fuese consciente de las oraciones de aquellos que han sido oprimidos, porque no hay barrera entre sus ruegos y Al’lah. (Sahih al-Bukhari, Kitab al-Maghazi, Bab Ba‘th Abi Musa wa Mu‘az ila Yaman…, Hadith 347)

El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Muʻaz bin Yabal (ra) a Yemen como qadi [juez]. Hazrat Muʻaz (ra) enseñaba al pueblo de Yemen el Sagrado Corán y los asuntos de fe, y también resolvía sus disputas. Aquellos que recaudaban el Zakat en Yemen enviaban todo lo recaudado a Hazrat Muʻaz bin Yabal (ra). El Santo Profeta (sa) había confiado a cinco Compañeros para supervisar los asuntos en Yemen: Hazrat Jalid bin Saʻid (ra), Hazrat Muhayir bin Umayyah (ra), Hazrat Zaid bin Labid (ra), Hazrat Muʻaz bin Yabal (ra) y Hazrat Abu Musa Ashʻari (ra). (Ibn Abd al-Barr, al-Isti‘ab fi Ma‘rifat al-Ashab, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Jil, 1992], 460) Según esta narración, la administración de los asuntos en Yemen fue encomendada a estos cinco Compañeros.

Hazrat Muʻaz bin Yabal (ra) relata que cuando el Santo Profeta (sa) lo envió a Yemen, le instruyó que por cada 30 reses, tomara un ternero de un año como Zakat; y por cada 40 reses, tomara un becerro de dos años. El Santo Profeta (sa) estipulaba la tasa prescrita de Zakat y el umbral en el que el Zakat se vuelve obligatorio; y por cada persona que hubiera alcanzado la edad de madurez se tomara un dinar o el equivalente en muwafirah, que era el nombre de una tela yemení. De hecho, muwafirah era el nombre de la tribu que realizaba esa tela y por eso la tela recibió su nombre. Esta narración es de Musnad Ahmad bin Hanbal. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 348, Hadith 22363, Alam ul-Kutub, Beirut, 1998) (Lughaat-ul-Hadith, Vol. 3, p. 142, Pir Muhammad Kutub Khana Aram Bagh, Karachi)

Al’lama ibn Ishaq afirma que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) cojeaba levemente. Cuando fue a Yemen, dirigió a la gente en oración y mientras lo hacía, extendió  la pierna – lo que significa que la colocó delante de él, bien hacia la derecha o hacia cualquier lado del pie dañado, así que los que lo seguían en oración también extendieron sus pies de la misma manera. Cuando terminó de dirigir la oración, Hazrat Muʻaz (ra) dijo: “Habéis hecho bien en seguir exactamente lo que yo he hecho, pero no debéis hacer esto en particular en el futuro. Me veo obligado a extender mi pierna debido a mi condición”. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal… [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 439)  Lo que quiso decir fue que la obediencia que habían mostrado al hacer exactamente lo que él hizo era realmente digna de elogio. De hecho, esta es la verdadera obediencia, ya que todo lo que hace el imam debe seguirse con precisión. No obstante, él se vio obligado a actuar de esta manera, es decir, extender la pierna, y esta no era la práctica del Santo Profeta (sa). Quien no haya sido obligado por una enfermedad o lesión debe ofrecer sus oraciones de acuerdo con los mandamientos establecidos, y las enseñanzas y prácticas adoptadas por el Santo Profeta (sa).

Hazrat Muʻaz (ra) realizó negocios en Yemen con el dinero de Bait al-Maal [la tesorería] y pagó sus deudas con las ganancias que obtuvo. Fue la primera persona en hacer negocios con la riqueza dada en el camino de Dios Altísimo; pero esto se hizo con el permiso del Santo Profeta (sa). También aceptó regalos, como resultado de lo cual finalmente tuvo treinta cabezas de ganado. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3,  Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 505) (Ibn Abd al-Barr, al-Isti‘ab fi Ma‘rifat al-Ashab, Vol. 3,  Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Jil, 1992], 1404)

Por lo tanto, usó esa riqueza  con el permiso otorgado por el Santo Profeta (sa) y que sin duda fue con el propósito de pagar sus deudas. Es decir, llevaba a cabo negocios sólo en la medida en que utilizaba las ganancias para pagar sus deudas; o si no utilizaba las ganancias él mismo, es posible que alguna ganancia excedente la retuviera como remuneración por su trabajo, o sea, por los consejos que daba al gastar riquezas y los esfuerzos que hacía. El Santo Profeta (sa) le había dado permiso para esto, por lo que lo tomó para pagar sus deudas. Este hecho parece el más correcto en el sentido de que o bien tomaba una cierta cantidad de las ganancias obtenidas como remuneración, o tomaba una cantidad determinada de las ganancias. Sin embargo, sus acciones estaban en consonancia con el permiso otorgado por el Santo Profeta (sa).

Después del fallecimiento del Santo Profeta (sa), cuando Hazrat Muʻaz (ra) fue a realizar el Hall (peregrinación a La Meca) y se encontró con Hazrat ‘Umar (ra), quien había sido designado por Hazrat Abu Bakr (ra) para supervisar los asuntos relacionados con el Hall. Hazrat ‘Umar (ra) y Hazrat Muʻaz (ra) se reunieron el día de Tarwiyyah. Se abrazaron y expresaron sus condolencias el uno al otro por la muerte del Santo Profeta (sa). Luego, ambos se sentaron en el suelo y comenzaron a conversar. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3,  Mu‘az(ra) bin Jabal… [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 441)

Generosidad y Benevolencia

Está escrito en Al Istiʻab, un libro de historia, que Hazrat Muʻaz (ra) era muy generoso y, debido a esta generosidad y benevolencia, fue por lo que se endeudó. Un día acudió al Santo Profeta (sa) y le solicitó que pidiera a aquellos a quienes debía dinero que perdonaran su deuda. Este es el mismo incidente mencionado anteriormente, pero de otra fuente. El Santo Profeta (sa) hizo esta petición a aquellos a quienes les debía dinero, pero ellos se negaron a perdonar la deuda. Si hubieran acordado perdonar las deudas de Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) por alguien en particular, hubiera sido por el Santo Profeta (sa), ya que su rango y estatus eran los más elevados. Por lo tanto, solo podría haber sido por su bien que uno le perdonara las deudas o le presentara sacrificios financieros. No obstante, como se mencionó anteriormente, algunas personas se negaron y dijeron: “‘Oh Mensajero de Al’lah, tomaremos la deuda que se nos debe!”. Entonces, para pagar estas deudas, el Santo Profeta (sa) vendió las propiedades de Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) y se quedó sin nada.

Por otra parte, en el mismo año de la conquista de La Meca, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Mu’az (ra) como gobernador [Amir] a un área de Yemen. Aquí queda claro que fue enviado en calidad de gobernador; por consiguiente, cualquier obsequio que recibiera en esta capacidad se habría considerado parte de la Tesorería. Fue la primera persona en hacer negocios con los fondos de la Tesorería, o sea, usando la riqueza dada en el camino de Dios. Permaneció en Yemen hasta la muerte del Santo Profeta (sa), momento en el que se había vuelto rico.  Durante este período, su negocio se volvió rentable y cualquier porción que tomaba producía ganancias para él.

Más tarde, cuando regresó a Medina, Hazrat ‘Umar (ra) le dijo a Hazrat Abu Bakr (ra): “Convócale (a Hazrat Mu’az [ra]) y, aparte de las necesidades que requiera, que le retiren el resto de su riqueza. El Santo Profeta (sa) solo le concedió permiso para pagar sus deudas y ahora estas habían sido pagadas. Debía mantener las necesidades básicas que requiera; sin embargo, no debería haber acumulado riqueza (según la estimación de Hazrat ‘Umar -ra-). Así pues, aparte de lo que requiera, todas las demás riquezas debían ser devueltas”. El asunto se presentó luego ante Hazrat Abu Bakr (ra). El grado de amor que Hazrat Abu Bakr (ra) tenía por el Santo Profeta (sa) no le permitía tomar una decisión contraria a algo para lo cual el Santo Profeta (sa) había concedido permiso. Pero Hazrat Abu Bakr (ra) dijo: “el Santo Profeta (sa) lo envió y no le quitaré nada (lo despidió, diciendo que tenía permiso para hacer negocios y usar las ganancias), a menos que quiera devolvérmelo él mismo, ya que yo no le quitaré nada. Siguió las instrucciones del Santo Profeta (sa) y aceptó los regalos y otras cosas con su permiso. Y Hazrat Abu Bakr (ra) continuó diciendo: A menos que me lo ofrezca él mismo, no se lo pediré”. Hazrat ‘Umar (ra) luego fue a Hazrat Mu’az (ra), porque Hazrat ‘Umar (ra) era muy decidido cuando se trataba de ciertos principios, por lo que fue a Hazrat Mu’az (ra) y le mencionó todo esto. Hazrat Mu’az (ra) respondió: “El Santo Profeta (sa) me envió para que pudiera cumplir con mis requisitos, por lo que no daré nada”. También se establece a través de los diversos relatos y las biografías de su vida, que si alguna vez pasaba por tiempos de prosperidad, solo duraban unos días, ya que regularmente distribuía su riqueza entre la gente.  Más adelante veremos en otros relatos cómo lo distribuía.

Hazrat Mu’az (ra) luego fue a Hazrat ‘Umar (ra) y dijo: “Acepto lo que dijiste”. Anteriormente le dijo a Hazrat ‘Umar (ra) que no daría nada, pero después de un tiempo volvió a verle y dijo que aceptaba, y consentía lo que había pedido y que actuaría de acuerdo con lo que dijo, “porque he visto un sueño”. Debe haber ido a él después de algún tiempo, porque luego se menciona el sueño. Continuó: “Vi en el sueño que me estaba ahogando en el agua y usted [es decir, Hazrat ‘Umar (ra)] me rescató”. Hazrat Mu’az (ra) luego fue a Hazrat Abu Bakr (ra), le contó todo y juró: “No esconderé nada en absoluto de usted” (queriendo decir de dónde y cómo recibió el dinero). Hazrat Abu Bakr (ra) le respondió: “No te quitaré nada. Sí, me has narrado todo esto y me lo has contado todo, pero no te quitaré nada y te lo he dado todo como regalo”. Hazrat ‘Umar (ra), quien también estuvo presente, dijo: “Esta es la mejor solución”. (Ibn Abd al-Barr, al-Isti‘ab fi Ma‘rifat al-Ashab, Vol. 3, Bab Harf al-Meem,  Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Jil, 1992], 461)

Cuando se enteró de que ahora el Jalifa de la época había tomado esa decisión, incluso después de que él [Hazrat Mu’az (ra)] se lo ofreció todo él mismo, Hazrat ‘Umar (ra) le dijo a Hazrat Mu’az (ra) que eso estaba bien, y lo aceptó por completa obediencia. No le importaba por qué se estaba tomando la decisión, todo lo que importaba era que después de la muerte del Santo Profeta (sa), la decisión debería recaer en el Jalifa de ese tiempo, en cuanto a si debía poder gastarlo o no, o si podía quedarse con la riqueza o no.

Antes de esto, Hazrat ‘Umar (ra) insistía en que la riqueza debería ser quitada de Hazrat Mu’az (ra), pero cuando Hazrat Abu Bakr (ra) tomó la decisión de que no se la quitaría y que se lo debería quedar como un regalo, Hazrat ‘Umar (ra) no tenía nada más que decir y se quedó en silencio, y luego añadió: “Por supuesto, esta es la mejor solución en este asunto”. Aquí, hay una aclaración adicional de que Dios Altísimo no llamó la atención sobre esto hasta que se cumplieron las necesidades de Hazrat Mu’az (ra).  Además, tras la muerte del Santo Profeta (sa), las necesidades de Hazrat Mu’az (ra) se cumplieron; o sea, se le concedió prosperidad y pudo pagar sus deudas. Solo entonces Dios Altísimo dirigió su atención a este asunto a través de un sueño que le indicó que ahora debía contentarse con su propio dinero. Ahora ya no debía aceptar obsequios en calidad de gobernador, ni gastar del tesoro. No se quedó allí por mucho tiempo después de esto, pero en cualquier caso, esta ha sido una breve explicación.

Hazrat Mu’az (ra) relata que cuando el Santo Profeta (sa) lo envió hacia Yemen, preguntó: “¿cómo gestionarás un caso cuando se te presente?” Él respondió: “decidiré de acuerdo con el Libro de Al’lah”. El Santo Profeta (sa) preguntó entonces: “¿y si no encuentras el mandato en el Libro de Al’lah? A lo que Hazrat Mu’az (ra) respondió: “decidiré de acuerdo con la práctica [Sunnah] del Mensajero de Al’lah (sa)”.  El Santo Profeta (sa) preguntó entonces: “¿y si no encuentras la instrucción en la sunnah del Mensajero (sa) de Al’lah? Hazrat Mu’az (ra) respondió: “formaré mi opinión de acuerdo con mi razonamiento y no mostraré ningún descuido al respecto”. Hazrat Mu’az (ra) afirma que cuando el Santo Profeta (sa) escuchó estas cosas, golpeó su mano sobre mi pecho y dijo: toda alabanza pertenece a Al’lah.  Toda la alabanza pertenece a Al’lah, quien ha permitido que el embajador del Mensajero (sa) de Al’lah se convierta en una fuente de alegría para él”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 347, Hadith 22357, Alam ul-Kutub, Beirut, 1998)

Hazrat Mu’az (ra) narra que cuando el Santo Profeta (sa) lo envió a Yemen, le ordenó que no adoptara una vida de comodidad y tranquilidad, porque los siervos de Dios no viven una vida de comodidades mundanas. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 375, Hadith 22456, Alam ul-Kutub, Beirut, 1998) Esto aclara aún más que el Santo Profeta (sa) sabía que Hazrat Mu’az (ra) era muy generoso y que gastaría la riqueza de los obsequios y el comercio para ayudar a los necesitados.  Aun así, después de dar permiso para esto, el Santo Profeta (sa) le aconsejó que no viviera una vida de comodidad, sino que simplemente tuviera sus necesidades básicas satisfechas. Así que le advirtió que se abstuviera de hacerlo.

Consejos del Santo Profeta (sa)

Hazrat Muaz (ra) relata: “Cuando puse mi pie en el estribo a la hora de partir hacia Yemen, el Santo Profeta (sa) me dio un último consejo, diciendo: trata a la gente de manera cortés, trata a la gente de manera cortés”. (Ibn Sa‘d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal… [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 439)

Mirad el estado de los musulmanes hoy en día, ¿se están comportando de esta manera cuando celebran el milad-un-Nabi [cumpleaños del Santo Profeta (sa)]? La verdadera esencia de celebrar esto debería ser seguir el ejemplo del Santo Profeta (sa) y actuar de acuerdo con sus enseñanzas. Cuando envió a Hazrat Mu’az (ra) como gobernador de Yemen, describió su estado en las siguientes palabras, que significan [árabe]: “seguramente os envío lo mejor de mi gente”.(Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 502)

Ibn Abi Nayi narra que el Santo Profeta (sa) nombró a Hazrat Mu’az (ra) como gobernador de Yemen y le dijo a la gente de Yemen: “ciertamente, os he enviado un gobernador que es el más entendido de mi pueblo y el más versado en materia de fe”. (Ibn Sa’d, al-Tabaqat al-Kubra, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal… [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 1990], 438-439)

En un Hadiz de Musnad Ahmad bin Hanbal, se menciona que Hazrat Mu’az (ra) relata: “El Santo Profeta (sa) me dio diez instrucciones, diciendo: la primera es no asociar a ningún copartícipe con Dios, incluso si te matan o te arrojan al fuego. En segundo lugar, no desobedecer a los padres, incluso si te quitan tu casa y tu riqueza. No debes desobedecer a tus padres, pase lo que pase, sin importarte si no recibes nada de ellos. El tercer consejo es no perderse ninguna oración obligatoria a sabiendas, porque quien abandona una oración obligatoria a propósito, se priva del apoyo y la protección de Dios Altísimo”. Luego dijo: nunca consumas alcohol, porque esta es la raíz de toda indecencia. Luego declaró: abstente del pecado y la desobediencia, porque el pecado atrae el desagrado de Dios Altísimo. Y añadió: cuando te enfrentes al enemigo en la batalla, no debes huir. Si te enfrentas al enemigo, no debes huir por miedo, incluso si la gente muere”. Y añadió: “si la gente está afligida por una epidemia como la peste, y tú estás sumido en la pandemia, debes permanecer donde estás”. Si residen en un área donde hay un brote de plaga, entonces el Santo Profeta (sa) ha instruido que uno debe permanecer donde está.

El Santo Profeta (sa) declaró además:

“Gastad en vuestra familia según vuestros medios, cumplid con sus derechos y no mostréis ninguna negligencia en su formación moral, (aunque tuvierais que mostrar un poco de rigor en su formación moral, entonces deberíais hacerlo para asegurar una buena crianza) inculcarles el temor de Dios”.  Estas fueron las diez cosas que le aconsejó el Santo Profeta (sa). (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 366, Hadith 22425, Alam ul-Kutub, Beirut, 1998)

Hazrat Ibn ‘Umar (ra) narra que el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Mu’az (ra): “Te daré un consejo como a un hermano de corazón. Te aconsejo que te inculques el temor de Al’lah, visites a los enfermos, satisfagas las necesidades de las viudas y los ancianos, consueles a los necesitados, impartas justicia, digas la verdad y nunca permitas que tu miedo a ser reprendido te detenga en asuntos relacionados con Dios. Este es el consejo que te doy”. (Kanz al-Ummal, Vol. 15, Hadith 43555, Kitab al-Mawa‘idh…, Chapter 10, Mu‘assisah al-Risalah, Beirut, 1985)

Pasión  por gastar en los pobres

En una ocasión, Hazrat ‘Umar (ra) pidió a sus compañeros que expresaran su deseo por algo. Uno de ellos respondió: “Desearía que esta casa se llenara de oro para poder gastarlo en el camino de Dios como sadaqah (caridad)”. Otro declaró: “Desearía que esta casa se llenara de perlas y rubíes, para poder gastarlas en el camino de Al’lah como sadaqah”. (Mirad cuán elevadas eran las aspiraciones de los Compañeros -ra-). Hazrat ‘Umar (ra) les pidió entonces que expresaran con más detalle lo que deseaban. Ellos preguntaron: ¡Oh Líder de los creyentes! ¿No entendemos qué debemos desear? Hazrat ‘Umar (ra) declaró: “Deseo que esta casa se llene de gente como Hazrat Abu ‘Ubaidah bin Yarah (ra), Hazrat Mu’az bin Yabal (ra), Salim (ra), el esclavo liberado de Abu Hudhaifah (ra), y Hazrat Hudhaifah bin Yaman (ra)”. (al-Mustadrak Ala al-Sahihain, Vol. 3, p. 252, Hadith 5005, Kitab Marifat al-Sahabah, Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2002)

Tambien he mencionado esta narración anteriormente y esta vez ha sido narrada con referencia a Hazrat Mu’az bin Yabal (ra).

Hazrat Mu’az (ra) vivió en Yemen durante dos años, de 9 a 11 D.H. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 505) En una ocasión, Hazrat ‘Umar bin Jattab (ra) colocó 400 dinares en una bolsa y le dijo a uno de sus emisarios que se lo llevara a Hazrat Abu Ubaidah bin Yarrah (ra), y que permaneciera allí un tiempo y tomara nota de lo que hacía con él. Este relato se mencionó en un sermón anterior con referencia a Hazrat Abu Ubaidah bin Yarah (ra), aunque no mencioné todo el relato, por lo que ahora voy a narrar el relato completo. Así pues, el emisario fue a Hazrat Ubaidah bin Yarah (ra) con la pequeña bolsa de dinero y dijo: “El Líder de los Fieles (ra) te ha dado esto y dice que puedes usarlo para satisfacer cualquier necesidad que tengas con él”. Hazrat Abu Ubaidah (ra) respondió: “Que Al’lah le conceda Su misericordia”. Luego llamó a una de sus sirvientas y le dijo que le diera 7 dinares a tal o cual persona, 5 a tal o cual, 5 a tal o cual y así repartió toda la cantidad”. En otras palabras, llamó a su sirvienta y le pidió que distribuyera toda la riqueza a las distintas casas, que quizás lo necesitaban. El emisario regresó a Hazrat ‘Umar (ra) y relató todo el incidente.

Hazrat ‘Umar (ra) había preparado otra bolsa para Hazrat Mu’az (ra) que contenía una cantidad igual de dinero y que fue enviada a Hazrat Abu Ubaidah (ra). Hazrat ‘Umar (ra) le dijo al emisario que le diera la bolsa a Hazrat Mu’az (ra) y nuevamente le instruyó que se quedara en su casa por un tiempo, y observara lo que hacía con ella. Y así, el emisario tomó la bolsa y fue a Hazrat Mu’az (ra) y dijo: “El Líder de los Fieles (ra) ha dicho que puedes usar esto para satisfacer cualquier necesidad que tengas”. Hazrat Mu’az (ra) respondió: “Que Al’lah le conceda Su misericordia”. Hazrat Mu’az (ra) llamó entonces a su sirvienta y le dijo que diera una cierta cantidad a tal o cual casa, y una cierta cantidad a tal o cual otra casa. Mientras Hazrat Mu’az (ra) repartía la riqueza, su esposa entró y dijo: “Por Dios, nosotros también la necesitamos porque no hay nada en la casa”. Por favor, guarda algo para nosotros”. (Esta narración aclara aún más la narración anterior sobre la obtención de beneficios y la recepción de regalos). Su esposa declaró que no tenían nada en casa y que por lo tanto ellos también lo necesitaban. Para entonces todo el dinero había sido distribuido y sólo quedaban 2 dinares en la bolsa que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) entregó a su esposa. El emisario regresó a Hazrat ‘Umar (ra) y relató todo el incidente. Hazrat ‘Umar (ra) estaba muy contento con esto y declaró: “Ciertamente, Hazrat Ubaidah (ra) y Hazrat Mu’az (ra) son como dos hermanos”. (Majma al-Zawa‘id wa Manba al-Fawa‘id, Kitab al-Zakah, Bab fi al-Infaq, Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, Beirut, 2001) En otras palabras, esta virtud de gastar en los demás era compartida por ambos.

Estado elevado

Shuraih bin Ubaid, Rashid bin Sa’d, etc. narran que cuando Hazrat ‘Umar (ra) llegó a Saragh, que es el nombre de un asentamiento situado cerca del valle de Tabuk, se le informó de que había un brote muy grave de una plaga en Siria. Posteriormente, Hazrat ‘Umar (ra) anunció: “Se me ha informado de que hay un brote muy grave de plaga en Siria. Por lo tanto, si estoy a punto de morir y Abu Ubaidah bin Yarah (ra) está vivo, entonces lo nombraré como el Jalifa. Y si Dios Altísimo me pregunta por qué lo nombré como el Jalifa de la ummah musulmana, diré que oí a Su Mensajero (sa) decir que a todo profeta se le concede un custodio para su ummah y el custodio de esta ummah es Abu Ubaidah bin Yarah”. Esta narración también ha sido mencionada anteriormente. Sin embargo, la gente expresó su preocupación por esto y preguntó qué pasaría con los miembros prominentes de los quraish, es decir, los Banu Fehr. Hazrat ‘Umar (ra) declaró entonces: “Si mi fallecimiento es inminente y Abu Ubaidah bin Yarah también ha fallecido, entonces nombraré a Mu’az bin Yabal como nuevo Jalifa. Si mi Señor, el Glorioso y Exaltado, me pregunta por qué lo nombré, diré a que escuché a Su Mensajero (sa) decir que en el Día del Juicio, Mu’az bin Yabal caminará por delante de los eruditos de la fe”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad al-Khulafa al-Rashidin, Musnad Umar al-Khattab, Vol. 1, p. 109, Hadith 108, Alam al-Kutub, Beirut, 1998) (Yaqut Ibn Abd Allah al-Hamawi, Mu‘jam al-Buldan, Vol. 3 [Beirut, Lebanon: Dar Ihya al-Turath al-Arabi], 239) Este era el elevado estatus que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) ocupaba por su conocimiento.

Batalla de Yarmuk

En la batalla de Yarmuk, en el 15 D.H., Hazrat Abu Ubaidah (ra) y Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) fueron nombrados comandantes en el flanco derecho del ejército. Los cristianos atacaron con tal intensidad que el flanco derecho del ejército se separó del resto del ejército y, en consecuencia, los soldados se dispersaron. Al ver estas circunstancias, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) mostró gran valor y se mantuvo firme. Se bajó de su caballo y dijo que ahora lucharía a pie, y que si había alguien que pudiera hacer justicia luchando a caballo, entonces su caballo estaba a su servicio. El hijo de Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) además estuvo presente en el campo de batalla y dijo: “Le haré justicia porque puedo luchar mejor a caballo”. Y así, tanto el padre como el hijo, penetraron en las fuerzas bizantinas y lucharon tan valientemente, que los musulmanes, que inicialmente habían perdido su posición pudieron reagruparse y derrotar al enemigo, por lo que su estado de miedo se transformó en una victoria para los musulmanes. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 508) (Feroz al-Lughat, p. 1332, zir Lafz Maimanah)

Amarse unos a otros por el bien de Al’ah

Abu Idris Jaulani narra que cuando entró en la mezquita de Damasco, Siria, vio a un joven con dientes brillantes y la gente estaba sentada a su alrededor. Siempre que las personas tenían una diferencia de opinión sobre un asunto, le presentaban el tema y daban prioridad a su opinión sobre el asunto.  Cuando pregunté por él, me informaron que era Hazrat Mu’az bin Yabal. Al día siguiente por la tarde, fui de nuevo y vi que ya estaba allí antes que yo y estaba ofreciendo sus oraciones. Esperé y cuando terminó su oración, fui delante de él y le expresé mi “salaam” [saludo de paz]. Entonces dije: “Juro por Dios que te amo por Su causa”. Hazrat Mu’az bin Yabal preguntó: “¿Juras por Dios?” Le respondí: “Sí, juro por Dios”. Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) preguntó de nuevo: “¿Juras por Dios?” Volví a responder: “Sí, lo juro por Dios”. Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) entonces tomó la esquina de mi capa y me acercó hacia él y dijo: “Regocíjate, porque he oído al Mensajero (sa) de Dios decir: ‘Dios Altísimo declara que aquellos que se muestran amor unos a otros por Mi causa, aquellos que se sienten unos con otros por Mi causa, aquellos que se encuentran por Mi causa y aquellos que gasten sus riquezas unos con otros por Mi causa, seguramente se les concederá Mi amor”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 353-354, Hadith 22380, Alam al-Kutub, Beirut, 1998) En otras palabras, el amor de Dios Altísimo se convertirá en algo seguro para ellos.

Nivel de Justicia

En una de las narraciones dice que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) tenía dos esposas. Cuando estaba con una esposa, ni siquiera tomaba agua para beber de la casa de la otra; tales eran sus normas de justicia. En otra narración se dice también que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) tenía dos esposas. Cuando estaba con una esposa, ni siquiera hacía la ablución en la casa de la otra. Sus dos esposas fallecieron en Siria debido a la plaga y ambas fueron enterradas en una sola tumba. Mientras estaban siendo enterradas, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) hizo un sorteo para decidir quién sería bajada a la tumba primero. Este era el nivel de justicia que poseía. (Hilyat al-Auliya, Vol. 1, Ch. 1, p. 204; Translated by Muhammad Asghar Mughal, Dar al-Isha‘ah, Karachi, 2006)

En otra narración de Siyar Al-Sahaba, se afirma que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) tuvo dos esposas que fallecieron debido a la plaga de Amwas (esta fue una plaga que se extendió durante esa época) y además se informa de que uno de sus hijos, Abdur Rahman, que participó en la batalla de Yarmuk junto con Hazrat Mu’az bin Yabal (ra), también falleció debido a la plaga de Amwas. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Karachi, Pakistan: Dar al-Isha‘ah, 2004], 510-511)

Fallecimiento

Cuando Hazrat Abu Ubaidah (ra) falleció debido a la plaga de Amwas, Hazrat ‘Umar (ra) nombró a Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) como gobernador de Siria. Anteriormente mencioné los detalles en relación a Amwas, que era el nombre de un asentamiento situado a 10 km de Yarmla, en dirección a Jerusalén. Hazrat Mu’az (ra) también falleció debido a la plaga de Amwas en el mismo año.  (Ibn Abd al-Barr, al-Isti‘ab fi Ma‘rifat al-Ashab, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Jil, 1992], 1405) (Yaqut Ibn Abd Allah al-Hamawi, Mu‘jam al-Buldan, Vol. 4 [Beirut, Lebanon: Dar Ihya al-Turath al-Arabi], 177-178)

Kazir bin Murrah relata que durante el período de su enfermedad, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) les dijo: “He oído al Santo Profeta (sa) decir algo que hasta ahora les he ocultado. Escuché al Santo Profeta (sa) decir que la entrada al paraíso le corresponderá a quien diga como última palabra: “No hay nadie digno de adoración excepto Al’lah”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 355, Hadith 22383, Alam al-Kutub, Beirut, 1998) En otra narración dice que Hazrat Mu’az (ra) declaró: “La única razón por la que no os informé de este Hadiz fue para que no confiarais únicamente en ésto y abandonarais todas las demás buenas acciones”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 361, Hadith 22410, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Cuando la plaga se extendió en Siria, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) también enfermó por la misma y debido a su enfermedad entró en un estado de inconsciencia. Cuando recobró la conciencia, declaró: “Oh Al’lah, haz que esta aflicción [es decir, la plaga] se apodere de mí. Juro por Tu Honor que eres consciente de que te amo”. Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) cayó inconsciente de nuevo y cuando recobró la conciencia, ofreció la misma oración.

Estando cerca del momento de su fallecimiento, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) preguntó si era de día y se le informó que aún no era de día. Cuando se hizo de día, Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) fue informado de ello y dijo: “Busco refugio en Dios de la noche cuya mañana lleva a uno al infierno de fuego. Doy la bienvenida a la muerte y al encuentro con Mi Amado que llega después de mucho tiempo. ¡Oh Dios! En verdad, Tú sabes que te temo, pero hoy, tengo esperanza. No amo al mundo, ni busco una vida larga para poder usar arroyos y plantar árboles, más bien para soportar la intensa sed del mediodía y las dificultades de mis circunstancias, y sentarme en compañía de esos eruditos que permanecen ocupados en Tu recuerdo”.

En otro relato se menciona que cuando Hazrat Mu’az (ra) estaba a punto de morir, comenzó a llorar. Algunas personas le preguntaron por qué lloraba, si era Compañero del Santo Profeta (sa). Él respondió: “No lloro por miedo a la muerte, ni porque dejo atrás este mundo. Lloro porque solo hay dos grupos de personas: los destinados al Cielo y los condenados al Infierno, y no sé en qué grupo seré levantado de nuevo después de la muerte. Lloro porque solo temo a Dios Altísimo”. (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 5, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003], 189)

Existe una narración en Musnad Ahmad bin Hanbal que dice: “Escuché decir al Santo Profeta (sa): muy pronto emigrarás a Siria y esta será conquistada por tus manos.  Pero después sufrirás el brote de una enfermedad con forúnculos y ampollas, y esta enfermedad se extenderá de tal manera que nadie podrá escapar. Dios concederá el martirio a algunas personas a través de ello y purificará sus obras. “¡Oh Dios! Si es verdad que Mu’az bin Yabal escuchó estas palabras del Santo Profeta (sa), entonces concédele a él y a su familia una gran parte de ella [es decir, de la profecía sobre la peste]”. Así ocurrió que todos [es decir, Hazrat Mu’az y su familia] sufrieron esta plaga y nadie de su familia sobrevivió.

Cuando el forúnculo de la plaga se hizo visible en el dedo índice de Hazrat Mu’az, dijo que esto le agradaba mucho más que si le regalaran camellos rojos. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Musnad Mu‘az(ra) bin Jabal, Vol. 7, p. 371, Hadith 22439, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

En Tabari se dice que en la palma de su mano se desarrolló un forúnculo. Él lo miraba y besaba el dorso de esa mano diciendo: “No cambiaría nada de este mundo por esto”.(Muhammad Ibn Jarir al-Tabari, Tarikh al-Tabari, Vol. 4, Khuruj Umar bin al-Khattab ila al-Sham [Beirut, Lebanon: Dar al-Fikr, 1987], 238)

Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) falleció en el 18 después de la Hégira, aunque hay diferentes opiniones en relación a la edad que tenía en el momento de su fallecimiento. Su edad ha sido registrada como 33, 34 ó 38 años. (Ali Ibn al-Athir, Usd al-Ghabah fi Ma‘rifat al-Sahabah, Vol. 5, Mu‘az(ra) bin Jabal [Beirut, Lebanon: Dar al-Kutub al-Ilmiyyah, 2003], 190)

El número total de narraciones de Hazrat Mu’az es de 157. Dos de estos Hadices se encuentran tanto en Bujari como en Muslim. (Sheikh Shah Moinuddin Ahmad Nadvi, Siyar al-Sahabah, Vol. 3, Mu‘az(ra) bin Jabal [Lahore, Pakistan: Idarah Islamiyyah], 156)

(Friday Sermon – November 13, 2020 )

https://www.ahmadiyya-islam.org/es/sermones-de-los-viernes/2020/11/13/los-companeros-sahaba-del-profeta-muhammad-sa-hazrat-abdullah-bin-amr-ra-hazrat-abu-dujanah-ra/Aclaración

Hoy continuaré hablando sobre los Compañeros (ra) que participaron en la batalla de Badr, pero primero me gustaría hacer una aclaración. En el sermón de hace dos viernes, mencioné una narración de Musnad Ahmad bin Hanbal sobre Hazrat Mu’az bin Yabal (ra), en la que se mencionaba la plaga. El Santo Profeta (sa) le dijo: “Pronto emigrarás a Siria y será conquistada con tus manos. Sin embargo, allí sufrirás una enfermedad consistente en forúnculos y ampollas, que atraparán a una persona en el peldaño de la escalera”. Por error no se mencionó la traducción exacta  y, además, no se explicó el asunto. Por lo tanto, volveré a mencionar la narración con su traducción correcta.

Isma’il bin Ubaidul’lah narra que Hazrat Mu’az bin Yabal (ra) relata que escuché al Santo Profeta (sa) decir: “pronto emigrarás a Siria y la conquistarás. Allí surgirá una enfermedad entre vosotros que se parecerá a un forúnculo y producirá un dolor agudo y severo. Aparecerá debajo del ombligo”.

Aquí, la traducción “que atrapará a una persona en el peldaño de la escalera” se refería a otra cosa, por lo que era incorrecta. Así pues, la traducción correcta es: “que aparecerá debajo del ombligo”; es decir, como un forúnculo que se desarrollará en la parte inferior del cuerpo, debajo de la cintura y encima de la pierna. El Santo Profeta (sa) declaró que a través de esto, Dios Altísimo otorgará a las personas el martirio y, como resultado, purificará sus obras. Tras oír eso, Mu’az (ra) oró lo siguiente: ¡oh Al’lah! Si eres consciente del hecho de que Mu’az bin Yabal ha escuchado estas palabras del Santo Profeta (sa), concédele entonces, a él y a su familia, una buena parte de esta buena nueva del martirio. Como resultado, todos fueron afectados por la plaga y ninguno de ellos se salvó. Cuando el forúnculo de la peste se desarrolló en el dedo índice de Hazrat Mu’az (ra), este dijo: “no me alegraría incluso si me dieran camellos rojos a cambio de esto”. (Musnad Ahmad bin Hanbal, Vol. 7, p. 371, Musnad Mu‘az bin Jabal, Hadith 22,439, Alam al-Kutub, Beirut, 1998)

Por tanto, esta es la corrección, que ya se ha corregido en las traducciones que se publican, como en la revista Al-Fazl, pero  pensé que debería compartirlo con también con vosotros.

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