Califas guiados – Hazrat Umar (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Califas guiados – Hazrat Umar (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes del 21-05-21.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

 

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awuz y el Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

Previamente he estado narrando incidentes de la vida de Hazrat Umar (ra) y hoy mencionaré brevemente relatos sobre las batallas y expediciones en las que participó.

Hazrat Umar bin Jatab (ra) tomó parte en todas las batallas junto al Santo Profeta (sa), incluidas las batallas de Badar, Uhud y Jandaq. Aparte de esto, también participó en una serie de expediciones en las que el Santo Profeta (sa) no estuvo presente e incluso en algunas de ellas fue nombrado comandante del ejército.

En el momento de la partida para la Batalla de Badar, los Compañeros tenían un total de 70 camellos entre todos ellos. En esa ocasión, un camello tenía que asignarse a tres personas y cada una de ellas se turnaba para montarlo. Hazrat Abu Bakar (ra), Hazrat Umar (ra) y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra) compartieron el mismo camello y se turnaron para subirse en él. En relación a la partida del Santo Profeta (sa) para la batalla de Badar, se menciona que el Profeta (sa) salió de Medina para detener la caravana de Abu Sufyan, que se acercaba desde Siria. Cuando los musulmanes llegaron a Zafran, que estaba situada en las afueras de Medina, cerca del valle de Safra, se informó al Santo Profeta (sa) que los quraish habían partido para proteger esta caravana comercial. El Santo Profeta (sa) consultó con sus Compañeros (ra) y les informó que un ejército de La Meca se dirigía rápidamente hacia ellos y les preguntó su opinión al respecto, de si en lugar de luchar contra este ejército, preferían enfrentarse a la caravana comercial. Ellos respondieron afirmativamente; es decir, un grupo de Compañeros (ra) dijo que respecto a enfrentarse al enemigo, preferían hacerlo con la caravana comercial.

En una narración se menciona que un grupo dijo:

“Si nos hubieras informado de que se acercaba una batalla, nos habríamos preparado para ella. Sin embargo, nos hemos puesto en camino para interceptar esta caravana comercial”.

En otra narración se narra que dijeron:

“¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Deberías dejar al enemigo y dirigirte hacia la caravana comercial”. Ante esto, el color del rostro bendito del Santo Profeta (sa) cambió.

Hazrat Abu Ayyub (ra) relata que este mismo incidente fue la causa de la siguiente revelación:

“Realmente fue tu Señor Quien hizo que salieras de tu casa, mientras que un grupo de creyentes se mostró reacio”.

En ese momento, Hazrat Abu Bakar (ra) se puso de pie y muy elocuentemente dijo unas palabras. Después de esto, Hazrat Umar (ra) también se levantó y habló brevemente de manera constructiva. Entonces, Miqdad (ra) se puso de pie y dijo:

“¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Vayamos hacia donde Al’lah te ha ordenado que vayas. Nosotros estamos contigo ¡Por Dios!  No te diremos lo que los hijos de Israel le dijeron a Moisés (as):

‘Por tanto, ve tú con tu Señor y pelea, y aquí esperaremos sentados’; y añadió: ‘Más bien, lucharemos contigo mientras tengamos vida’.”

Hazrat Ibn Abbas (ra) relata que cuando capturaron algunos prisioneros, o sea, cuando los musulmanes capturaron prisioneros durante la batalla de Badar, el Santo Profeta (sa) le dijo a Hazrat Abu Bakar (ra) y Hazrat Umar (ra):

“¿Cuál es vuestra opinión en relación con estos presos?”. Hazrat Abu Bakar (ra) respondió: “¡Oh Mensajero de Al’lah! Estos son nuestros primos y parientes. Creo que deberías pedir un rescate por ellos, ya que eso nos fortalecerá contra los incrédulos y es posible que Dios Altísimo los guíe hacia el Islam”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¡Oh Ibn Jatab! ¿Qué opinas de esto?”. Hazrat Umar (ra) respondió: “¡No, oh Mensajero de Al’lah! Por Dios, no tengo la misma opinión que Abu Bakar,  pues creo que deberías entregárnoslos para que los matemos. Entrega Aqil a Ali para que le corte la cabeza y entrega a tal y cual persona [que estaba relacionada con Hazrat Umar (ra)] para que pueda cortarle la cabeza, porque todos son incrédulos y están entre los líderes de los quraish”. Al final, el Santo Profeta (sa) dio preferencia a la opinión de Hazrat Abu Bakar (ra).

Sobe esto, Hazrat Umar (ra) narra:

“El Santo Profeta no eligió mi opinión. Al día siguiente vine y vi que tanto el Santo Profeta (sa) como Abu Bakar estaban sentados llorando y le pregunté: ‘¡Oh, Mensajero de Al’lah (sa)! ¿Qué te ha hecho a ti y a tu Compañero llorar? Dime la razón, porque lloraré si ello me conmueve; o si no, al menos haré que mi rostro aparezca como si estoy llorando’. El Santo Profeta (sa) respondió: ‘Lloro por el castigo que se me mostró con respecto a aquellos Compañeros que sugirieron que debía pedir rescate. Se me mostró como algo que está más cerca que este árbol’, (es decir, se refería a un árbol que estaba muy cerca de él)”.

Posteriormente, Dios Altísimo reveló el siguiente versículo:

“No le corresponde a un Profeta tener cautivos hasta que se vea involucrado en combates legítimos en la tierra”.

Luego, dejando de lado los siguientes dos versículos, se reveló hasta:

“Comed, pues, de lo que habéis ganado en la guerra, como algo lícito y bueno”. Así, Al’lah les hizo lícito el botín de la guerra”.

Esta es una narración de Sahih Muslim y en ella las palabras del principio que afirman que el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakar (ra) estaban llorando, y el tema de los versículos posteriores que fueron revelados, hacen que toda esta narración sea un tanto ambigua y el asunto permanece confuso. No obstante, considerando esta narración como correcta, la mayoría de los historiadores, biógrafos y comentaristas del Corán han escrito que Dios Altísimo expresó su disgusto por la sugerencia de que los cautivos de Badar deberían ser liberados tras recibir un rescate y, en cambio, están a favor de la opinión de Hazrat Umar (ra). Aquellos que han escrito sobre la vida y el carácter de Hazrat Umar (ra), por lo general escriben un capítulo sobre los mandatos coránicos que fueron revelados de acuerdo con las opiniones de Hazrat Umar (ra); y allí mencionan que, con respecto a los cautivos de Badar, Dios favoreció la opinión de Hazrat Umar (ra). Pero como he mencionado, esto hace que el asunto no esté nada claro. De hecho, parece que los biógrafos y comentaristas del Corán se han equivocado en su comprensión de esta narración. En este sentido, hay una nota en particular de entre las notas inéditas de Hazrat Musleh Maud (ra), en la que rechaza las conclusiones de estos biógrafos y comentaristas, y la explicación dada por él parece ser la interpretación correcta. Según esta, los biógrafos y comentaristas habrían creado esta narración para elevar innecesariamente el estatus de Hazrat Umar (ra) o se han equivocado en su comprensión de dicha narración.

Al explicar el versículo 68 de la Sura Al-Anfal, Hazrat Musleh Maud (ra) declara:

“Antes del advenimiento del Islam, había una costumbre en Arabia, que lamentablemente todavía prevalece en algunas partes del mundo hoy en día, y es que incluso si no ha tenido lugar una guerra, la gente es llevada cautiva y luego esclavizada. Este versículo suprime esta costumbre aborrecible y, en palabras sencillas, ha ordenado que una persona solo puede ser llevada cautiva después del comienzo de la guerra contra un oponente. Si no ha tenido lugar un enfrentamiento, es ilegal hacer cautivo a alguien. Este versículo se ha malinterpretado profundamente”.

Hazrat Musleh Maud (ra) afirma además:

“Después de la Batalla de Badar, cuando los musulmanes capturaron a algunos de los habitantes de La Meca, el Santo Profeta (sa) pidió consejo a sus Compañeros sobre qué hacer con ellos. Hazrat Umar (ra) opinaba que debían ser asesinados, mientras que Hazrat Abu Bakar (ra) dijo que debían ser liberados a cambio de un rescate. Finalmente, el Santo Profeta (sa) prefirió el consejo de Hazrat Abu Bakar (ra)”.

“No corresponde a un Profeta tomar prisioneros mientras no se haya iniciado una batalla regular en el país. Vosotros deseáis los bienes del mundo, mientras que Al’lah desea para vosotros el Más Allá. Pues Al’lah es el Poderoso, el Sabio”, (8:68).

Este es el versículo 68 de la Sura Al-Anfal, en el que se menciona que no es lícito que un Profeta tome cautivos, a menos que esté involucrado en una guerra total.

No obstante, Hazrat Musleh Maud (ra) ha explicado este incidente en el que la opinión de Hazrat Abu Bakar (ra) era diferente a la de Hazrat Umar (ra) y que el Santo Profeta (sa) favoreció la opinión de Hazrat Abu Bakr (ra), dejando libres a los cautivos después de recibir el rescate. A pesar de todo, se alega que la revelación de este versículo indica que Dios Altísimo estaba disgustado con esta acción del Santo Profeta (sa), en el sentido de que los cautivos deberían haber sido asesinados en lugar de tomar rescate. Esta es la explicación de Tabari.

Pero Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“En mi opinión, esta interpretación es incorrecta. En primer lugar, hasta ese momento no se había revelado ninguna orden que prohibiera liberar a los prisioneros pidiendo un rescate por ellos. Por lo tanto, no se puede culpar al Santo Profeta (sa) por aceptar el rescate. En segundo lugar, antes de este incidente, el Santo Profeta (sa) liberó a dos cautivos en Najla después de pedir un rescate y Al’lah no desaprobó ese acto. En tercer lugar, en los dos versículos que siguen, Dios Altísimo permite a los musulmanes utilizar lo que se obtiene del botín de guerra, declarándolo lícito y bueno. En consecuencia, es una noción extremadamente descabellada decir que a Dios le disgustó que el Santo Profeta (sa) aceptara un rescate y luego declarar que el dinero obtenido de él es lícito y bueno. Por consiguiente, esta interpretación es errónea y la correcta es que aquí se ha mencionado un principio general, en el sentido de que nadie puede ser hecho cautivo a menos que tenga lugar una guerra total con un enemigo y algunos de ellos sean sometidos después de la batalla”.

De entre los comentaristas del Corán, Allamah Imam Razi y el famoso biógrafo Allamah Shibli Nomani, también sostenían la misma opinión que Hazrat Musleh Maud (ra).

Por su parte, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

“Cuando el Santo Profeta (sa) regresó a Medina, pidió consejo sobre lo que debía hacer con los prisioneros. En general, era una práctica en Arabia ejecutar a los prisioneros o hacerlos esclavos permanentes, pero el carácter del Santo Profeta (sa) era reacio a estas medidas tan duras. Además, tampoco se había revelado ningún mandato Divino al respecto. Hazrat Abu Bakar (ra) afirmó: ‘En mi opinión, deberían ser liberados con un rescate, porque después de todo, son nuestros hermanos y parientes. Quién sabe si mañana nacen devotos del Islam de entre estas mismas personas’. A pesar de todo, Hazrat Umar (ra) se opuso a este punto de vista y dijo: ‘No debe haber ninguna consideración de parentesco en un asunto de religión. Estas personas se han hecho merecedoras de la ejecución debido a sus acciones. Mi opinión es que todos ellos deberían ser ejecutados. De hecho, los musulmanes deberían ejecutar a sus parientes respectivos con sus propias manos’. Al final, influido por su naturaleza innata de misericordia, el Santo Profeta (sa) aprobó la propuesta hecha por Hazrat Abu Bakar (ra). Así pues, emitió una orden contra la ejecución y ordenó que los idólatras que pagaran su rescate fueran liberados. En este sentido, posteriormente también se reveló una orden Divina al respecto”.

Esto está en línea con lo que Hazrat Musleh Maud (ra) también ha escrito, por lo que parece bastante extraño utilizar ese hadiz como base para explicar la razón por la que el Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakar (ra) estaban llorando.

En cualquier caso, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) sigue narrando:

“Por ello, se fijó un rescate de entre 1.000 dirhams a 4.000 dirhams para cada individuo, en función de sus posibilidades; y todos los prisioneros llegaron a ser liberados de esta manera”.

Con respecto al matrimonio de la hija de Hazrat Umar, Hazrat Hafsa (ra) con el Santo Profeta (sa), se afirma que el marido de Hazrat Hafsa (ra) participó en la Batalla de Badar y en el camino de regreso de la batalla enfermó y falleció. Después de esto, el Santo Profeta (sa) se casó con Hazrat Hafsa (ra). Los detalles de esto se mencionan en Bujari de la siguiente forma:

“Hazrat Abdul-lah bin Umar (ra) narra que Hafsa bint Umar (ra) se quedó viuda tras la muerte de su marido, Junais bin Huzafah Sahmi (ra), que era un Compañero del Santo Profeta (sa) y había participado en la Batalla de Badar, (falleció en Medina)”.

Hazrat Umar (ra) declaró:

“Me reuní con Uzman bin Affan y le mencioné la propuesta de Hafsa diciendo: ‘Si lo deseas, te daré a Hafsa bint Umar en matrimonio’. Hazrat Uzman (ra) dijo: ‘Pensaré sobre este asunto’, (relata Hazrat Umar). Esperé unos días, tras los cuales Hazrat Uzman (ra) dijo: ‘Parece que no es posible que me case en este momento’. Hazrat Umar (ra) narra entonces: ‘Fui a ver a Hazrat Abu Bakar y le pedí que, si lo deseaba, le daría a Hafsa en matrimonio. Hazrat Abu Bakar (ra) permaneció callado y no me dio una respuesta’. [Hazrat Umar (ra) dice que se sintió más agraviado por Hazrat Abu Bakar (ra) que por Uzman; o sea, respecto al rechazo de su propuesta]. Entonces esperé unos días, durante los cuales el Santo Profeta (sa) pidió su mano en matrimonio y se la di como esposa. Cuando el nikah tuvo lugar, Hazrat Abu Bakar (ra) se reunió conmigo y me dijo: ‘¿Tal vez te sentiste molesto conmigo cuando me presentaste la mano de Hafsa en matrimonio y no te di una respuesta?’. Yo dije: ‘Sí, me sentí agraviado’; a lo que él respondió: ‘Nada en realidad me impidió darte una respuesta, excepto que sabía que el Mensajero de Dios había mencionado a Hazrat Hafsa, y no quería revelar el secreto del Mensajero de Dios (sa)’.”

En otras palabras, Hazrat Abu Bakar (ra) estaba al tanto de que el Santo Profeta (sa) deseaba enviar una propuesta de matrimonio a Hazrat Hafsa (ra). Hazrat Abu Bakar (ra) dijo: “No podía revelar el secreto del Santo Profeta (sa) y si él hubiera decidido no casarse con ella, ciertamente habría aceptado tu propuesta”. Esta fue la respuesta de Hazrat Abu Bakar (ra).

Algunos detalles de este incidente han sido mencionados en “Sirat Jataman Nabiyyin” por Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra), quien escribe:

“Hazrat Umar (ra) tenía una hija de nombre Hafsah (ra), que estaba casada con un Compañero fiel, Junais bin Huzafah (ra), que había participado en la Batalla de Badar. Transcurrida la misma, al regresar a Medina, Junais (ra) cayó enfermo y no pudo recuperarse de su enfermedad. Pasado algún tiempo tras su fallecimiento, Hazrat Umar (ra) comenzó a sentir preocupación por su segundo matrimonio. En ese momento, Hafsah (ra) tenía más de veinte años. Debido a su simplicidad de carácter, Hazrat Umar (ra) se reunió con Uzman bin Affan (ra) en persona y mencionó que su hija Hafsah (ra) estaba viuda y, que si estaba interesado, podía casarse con ella; pero Hazrat Uzman (ra) evitó el tema. A continuación, Hazrat Umar (ra) se lo mencionó a Hazrat Abu Bakar (ra), aunque él también guardó silencio y no respondió. Ante esto, Hazrat Umar (ra) se entristeció profundamente, y en este mismo estado de consternación, se presentó ante el Santo Profeta (sa) y le contó toda la historia. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡Oh, Umar! No te preocupes en absoluto, si Dios quiere, Hafsah encontrará un marido mejor que Uzman y Abu Bakar; y Uzman recibirá una esposa mejor que Hafsah”. El Santo Profeta (sa) dijo esto porque ya tenía la intención de casarse con Hafsah (ra) y dar a su propia hija, Ummi Kulzum (ra), a Hazrat Usman (ra) en matrimonio.

Tanto Hazrat Uzman (ra) como Hazrat Abu Bakar (ra) eran conscientes de ello y por eso rechazaron la propuesta de Hazrat Umar (ra). Algún tiempo después, el Santo Profeta (sa) casó a su hija Ummi Kulzum (ra) con Hazrat Uzman (ra). Tras esto, el Santo Profeta (sa) envió él mismo una propuesta a Hazrat Umar (ra) pidiendo la mano de Hafsah (ra). ¿Qué más podía pedir Hazrat Umar (ra)? Y aceptó con mucho gusto esta propuesta. En el año 3 de Shaban, Hazrat Hafsah (ra) se casó con el Santo Profeta (sa) y pasó a formar parte de su casa. Cuando este matrimonio tuvo lugar, Hazrat Abu Bakar (ra) le dijo a Hazrat Umar (ra): ‘Tal vez tu corazón se ha entristecido por mi causa. El hecho es que ya conocía la intención del Santo Profeta (sa), pero no podía revelar su secreto sin permiso. Por supuesto, si el Santo Profeta (sa) no hubiera tenido esa intención, me habría casado con Hafsah con mucho gusto’.”

Una razón especial para casarse con Hafsah (ra) fue que ella era la hija de Hazrat Umar (ra), quien se podría decir que era considerado el Compañero más eminente tras Hazrat Abu Bakar (ra) y se contaba entre los amigos más íntimos del Santo Profeta (sa). Por lo que, para fortalecer aún más las relaciones mutuas y compensar el dolor de Hazrat Umar (ra) y Hafsah (ra) habían sufrido por la muerte prematura de Junais bin Huzafah (ra), el Santo Profeta (sa) consideró apropiado casarse él mismo con Hafsah (ra). Otra razón significativa bajo consideración era que si el Santo Profeta (sa) tenía un mayor número de esposas, las tareas de predicación y propagación, así como de educación y formación, podrían llevarse a cabo a una escala mucho más amplia con mayor facilidad, y de manera más excelente entre las mujeres -que constituyen la mitad, si no, más de la mitad de la población mundial en algunos aspectos”.

En relación con la participación de Hazrat Umar (ra) en la Batalla de Uhud, está escrito que durante la misma, Jalid bin Walid atacó a los musulmanes y debido a la naturaleza repentina del ataque, estos no pudieron reagruparse.

Respecto a sus detalles, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito lo siguiente:

“El ejército de los quraish prácticamente los había rodeado desde los cuatro frentes y continuó aplastando a los musulmanes una y otra vez a través de repetidos ataques. Aunque, incluso después de todo esto, los musulmanes podrían haberse recuperado poco después, si no hubiera sido porque un audaz guerrero de entre los quraish llamado Abdul-lah bin Qamiah atacó a Musab bin Umair (ra), el abanderado de los musulmanes y le cortó la mano derecha con un golpe de su espada. Musab (ra) agarró inmediatamente la bandera con su otra mano y avanzó para enfrentarse a Ibn Qamiah, pero en su segundo golpe, la otra mano fue cortada también. En ese momento, Musab (ra) juntó sus dos manos cortadas para evitar que la bandera islámica cayera y se la llevó al pecho, tras lo cual Ibn Qamiah le golpeó con su espada por tercera vez, y en esta ocasión Musab cayó al suelo y fue martirizado. En cuanto a la bandera, otro musulmán avanzó inmediatamente y se apoderó de ella, pero como el tamaño y la figura de Musab se parecían al Santo Profeta (sa), Ibn Qamiah pensó que había matado al Santo Profeta (sa). No obstante, es probable que fuese un simple plan lleno de maldad y engaño para confundir a los musulmanes.

En cualquier caso, cuando Musab fue martirizado y cayó al suelo, Ibn Qamiah exclamó que había matado a Muhammad (sa). Ante esta noticia, los musulmanes perdieron la poca compostura que les quedaba y su fuerza se dispersó por completo. Muchos Compañeros (ra) huyeron del campo de batalla en estado de consternación y en ese momento los musulmanes se dividieron en tres grupos. El más pequeño de todos era el grupo de los que habían huido del campo de batalla al oír la noticia de que el Santo Profeta (sa) había sido martirizado. Pero como se menciona en el Sagrado Corán, teniendo en cuenta las circunstancias especiales de aquella época y la fe y sinceridad de estas personas, Dios Altísimo los perdonó. El segundo grupo estaba formado por aquellas personas que no habían huido, aunque al oír la supuesta noticia del martirio del Santo Profeta (sa), habían perdido la determinación o sentían que ahora era inútil luchar; por lo tanto, se fueron a un lado del campo de batalla y se sentaron con la cabeza agachada. El tercer grupo fue el de los que continuaron luchando sin detenerse. Algunos de ellos eran aquellas personas que estaban alrededor del Santo Profeta (sa) y exhibiendo hazañas de valor sin precedentes, a pesar de que la mayoría de los musulmanes estaban luchando en el campo de batalla dispersos unos de otros. A medida que estas personas y las del segundo grupo continuaban descubriendo que el Santo Profeta (sa) estaba vivo, continuaron luchando y cerrando filas alrededor del Profeta (sa), como si estuvieran poseídos por la locura.

En ese momento esta fue una guerra muy peligrosa y un tiempo de grandes pruebas y tribulaciones para los musulmanes. Como se ha dicho, al oír la noticia del martirio del Santo Profeta (sa), muchos Compañeros (ra) perdieron el ánimo, arrojaron sus armas y se pusieron a un lado del campo de batalla. Hazrat Umar (ra) también se encontraba entre estas personas. Sin embargo, esta gente estaba sentada a un lado del campo de batalla, cuando un Compañero, llamado Anas bin Nadar Ansari (ra), llegó y al verlos comenzó a decir: ‘¿Qué estáis haciendo aquí?’. Ellos respondieron: ‘El Santo Profeta (sa) ha sido martirizado’. Y replicó: ‘¿Ahora qué, no vale la pena pelear? Este es el momento de luchar’, respondió Anas (ra); y añadió: ‘Para que también podamos alcanzar la muerte, que ha sido adquirida por el Santo Profeta (sa); pues entonces, ¿qué placer hay en la vida después de la muerte del Santo Profeta (sa)?’. A continuación, Sad bin Muaz (ra) se presentó ante él y Anas (ra) dijo: ‘Sad, puedo oler la fragancia del Paraíso desde esta montaña’ y el propio Anas (ra) penetró en las filas enemigas y fue martirizado en la batalla. Tras la guerra, se descubrió que su cuerpo había sufrido más de ochenta heridas y nadie pudo reconocer su cadáver. Finalmente, su hermana lo identificó por una marca en que tenía en un dedo”.

El Santo Profeta (sa), junto con algunos de sus Compañeros (ra), llegó al pie del valle cuando un grupo de incrédulos lanzó un ataque repentino. Entre ellos se encontraba Jalid bin Walid. En ese instante, el Santo Profeta (sa) hizo la siguiente plegaria:

“¡Oh Al’lah, no permitas que esa gente nos alcance!”.

Después, Hazrat Umar (ra), junto con algunos Muhayirin, luchó contra los idólatras provocando su huida”.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe además:

“Abu Sufyan tomó a algunos de sus seguidores y se dirigió al paso de montaña donde los musulmanes se habían reunido y, de pie junto a ella, gritó: ‘¡Oh musulmanes! ¿Se encuentra Muhammad entre vosotros?’. El Santo Profeta (sa) ordenó a los Compañeros (ra) que no respondieran, por lo que permanecieron en silencio. A continuación preguntó por Abu Bakar (ra) y Umar (ra), pero incluso en esta ocasión, y de acuerdo con la instrucción del Santo Profeta (sa), nadie respondió. Ante esto, en un tono muy arrogante, gritó en voz alta: ‘Toda esta gente ha sido asesinada, porque si estuvieran vivos, habrían respondido’. Al oír esto, Hazrat Umar (ra) no pudo contenerse y dijo involuntariamente: ‘¡Oh enemigo de Al’lah! ¡Mientes! Estamos todos vivos y Dios te deshonrará por medio de nuestras manos’.

Al reconocer la voz de Hazrat Umar (ra), Abu Sufyan dijo: ‘Di la verdad Umar, ¿Acaso está Muhammad (sa) vivo?’. ‘Ciertamente lo está’, dijo Hazrat Umar (ra) y añadió: ‘Por la Gracia de Al’lah él vive y está escuchando cada una de tus palabras’. En una voz relativamente baja, Abu Sufyan respondió: ‘Entonces, Ibn Qamiah ha mentido, porque considero que eres más veraz que él’. Después de esto, Abu Sufyan, exclamó: ‘¡Oh Hubal, exaltado sea tu nombre!’. Siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), los Compañeros (ra) permanecieron en silencio, aunque el Santo Profeta (sa), que había ordenado silencio al preguntarse por su propio nombre, ahora se inquietó al escuchar el nombre de un ídolo puesto al mismo nivel que el nombre de Dios Altísimo. ‘¿Por qué no respondéis?’, exclamó el Santo Profeta (sa). Los Compañeros (ra) dijeron: ‘¡Oh Mensajero de Dios! ¿Qué respondemos?’. El Santo Profeta (sa) dijo: ‘Proclamad que la grandeza y la excelencia solo pertenecen a Dios Altísimo’. Abu Sufyan respondió: ‘Tenemos a Uzza pero vosotros no tienes Uzza!’. El Santo Profeta (sa) ordenó a los Compañeros (ra) que dijeran: ‘Tenemos a Al’lah, que es nuestro Ayudante, pero vosotros no tenéis ningún Ayudante’. Ante esto, Abu Sufyan respondió: ‘La batalla es como una vasija de agua, a veces tiene más y a veces menos. Considerad este día como una revancha por Badar. Encontraréis cuerpos en el campo de batalla que han sido mutilados. Yo no ordené eso, pero cuando me enteré, tampoco encontré desagradable esta acción de mis hombres. El año que viene, nos volveremos a encontrar en Badar en los mismos días’. De acuerdo con las instrucciones del Santo Profeta (sa), un Compañero (ra) respondió: ‘De acuerdo, nos volveremos a encontrar’. Tras decir esto, Abu Sufyan se unió con sus seguidores y, rápidamente, el ejército de quraish tomó el camino a La Meca”.

Terminada la Batalla de Uhud, cuando el Santo Profeta (sa) hubo llegado a Medina, los hipócritas y los judíos comenzaron a regocijarse y a burlarse de los musulmanes. Afirmaron que “Muhammad (sa) deseaba convertirse en rey, aunque ningún otro profeta hasta ese día había incurrido en una pérdida tan grande como la suya; y sufrió heridas al igual que sus Compañeros (ra)”. También decían que si los que fueron asesinados durante la batalla se hubieran quedado con ellos, no los habrían matado. Ante esto, Hazrat Umar (ra) pidió permiso al Santo Profeta (sa) para matar a los hipócritas que pronunciaban tales palabras. El Santo Profeta (sa) respondió: “¿No dan testimonio de que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y que yo soy el Mensajero de Dios?”, (es decir, recitaban el Kalima). Ante esto, Hazrat Umar (ra) dijo: “De hecho lo hacen, pero al mismo tiempo hablan de una manera hipócrita. Solo recitan el Kalima por temor a la espada. Así, su asunto se ha vuelto evidente y lo que estaba oculto en sus corazones ha sido revelado; y Dios Altísimo ha dejado al descubierto la malicia que albergan en sus corazones. Por tanto, debemos castigarlos”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Se me ha prohibido matar a cualquiera que recite el Kalima (la declaración de la fe)”; o sea, el Santo Profeta (sa) dijo que se le había prohibido matar a cualquiera que recitara el Kalima.

Los relatos de Hazrat Umar (ra) continuarán en el futuro, si Dios quiere, pues ahora mencionaré algunos detalles relativos a ciertas personas fallecidas, por lo que aquí concluiré la narración de los relatos en el día de hoy.

Antes de esto me gustaría llamar vuestra atención hacia las oraciones y, como mencioné la semana pasada, para recemos por los palestinos que están siendo perseguidos. Aunque ahora haya un alto el fuego, la historia nos dice que tras un tiempo, de un modo u otro y con alguna excusa, el enemigo continúa haciendo de los palestinos el blanco de sus injusticias. ¡Que Dios Altísimo les conceda Su misericordia y otorgue a los palestinos la verdadera libertad! ¡Que Al’lah también les conceda líderes que posean sabiduría y clarividencia y que sean firmes, para que puedan alzar su voz y alcanzar sus derechos! De manera similar, haced plegarias por los áhmadis contra quienes se están perpetrando crueldades, sobre todo en Pakistán. ¡Qué Dios Altísimo los mantenga bajo su protección!

El primero de los funerales es de Qureshi Muhammad Fazl-ul-Al’lah Sahib, que ejercía como Naib Nazir Ishaat en Qadián. Falleció el 27 de abril (2021):

¡A Dios pertenecemos y hacia Él será el retorno!

El abuelo paterno de su madre y el abuelo materno de su padre era Hazrat Munshi Mehr Din Sahib (ra), un Compañero del Mesías Prometido (as). El Ahmadíat entró en su familia a través de él y su nombre se incluye entre los que hicieron donaciones  para la construcción del Minarat-ul-Masih. Después de graduarse en Yamia, ejerció como profesor en la misma durante 23 años y cinco meses, y enseñó varias asignaturas, incluyendo el Sagrado Corán, urdu, kalam (oratoria), gramática y literatura árabe. Ejerció en su cargo 37 años y siete meses. Por la gracia de Dios, el fallecido era musi y le sobreviven su esposa, un hijo y dos hijas.

Makhdum Sahib, que trabajó como Nazir Ishaat, escribe diciendo que fue un maestro muy amable y compasivo en Yamia, y que tenía una relación muy cariñosa y amistosa con todos los estudiantes. Siempre trabajó con la máxima integridad y con el verdadero espíritu de un waqaf (quien ha consagrado su vida). Se aseguraba de inculcar en los estudiantes el atributo de la puntualidad.

Muchos de los misioneros en la India fueron sus alumnos y se pudieron beneficiar de él. Era de naturaleza muy simple y hablaba poco, pero siempre que lo hacía era de un modo intelectual y comprensivo. Además tuvo la oportunidad de ejercer como Naib Sadar Juddam-ul-Ahmadía de la India y como subdirector del periódico Badar durante 34 años. Además fue el editor de Mishkat (la revista mensual de Juddam-ul-Ahmadía India) y miembro del Comité Tarikh-e-Ahmadía en India.  Cuando se publicó la edición digital de “Ruhani Jazain”, tuvo la oportunidad de revisarla y evidenció varios errores tipográficos que posteriormente fueron revisados. Cuando revisaba, miraba las cosas con mucha meticulosidad y minuciosidad. Tuvo la oportunidad de hacer una revisión completa de varios libros del Mesías Prometido (as) que fueron publicados individualmente, como “Brahin-e-Ahmadía”, “Arya Zaram”, “Sat Bachan”, etc.

Respecto a las diversas referencias que habían sido citadas por el Mesías Prometido (as), consultaba las fuentes originales y verificaba minuciosamente cada una de las palabras de las citas de las escrituras de Granz y Vedas, y ponía de manifiesto cualquier discrepancia en la traducción o pronunciación de las palabras. Llegar hasta el fondo de su investigación en cada tarea fue una de sus cualidades notables, a la vez que trabajaba con extrema diligencia en la búsqueda de las referencias originales citadas en “Arya Zaram” y “Sat Bachan”, y en su revisión. Siempre decía que esos dos libros del Mesías Prometido (as) han sido presentados a los hindúes y a los sijs como una autoridad sin igual, y esos dos libros eran extremadamente significativos en relación con estas dos religiones, por lo que afirmaba que debían ser revisados muy a fondo y asegurarse de que las referencias eran correctas. Prestó un gran servicio en la preparación del software del Sagrado Corán que hemos publicado recientemente en Jat-e-Manzur. El Santo Corán fue preparado por una empresa en Bombay y él ayudó mucho en ello. Trabajó día y noche para preparar el archivo y asegurarse de que no hubiera errores tipográficos. El Corán sencillo para Jat-e-Manzur ya ha sido publicado y actualmente estaba trabajando en la preparación del Sagrado Corán pero con la traducción al inglés de Hazrat Maulwi Sher Ali Sahib (ra). Esto también está casi listo y se publicará muy pronto, y el fallecido tuvo la oportunidad de trabajar en este proyecto en particular. Del mismo modo, trabajó en algunos de los capítulos del Libro Sagrado que se publicarán con la traducción de Hazrat Mir Ishaq Sahib (ra). La verdad es que trabajó con mucha diligencia en los proyectos relacionados con el Corán, particularmente para su publicación en Jat-e-Manzur.

El Nazir (encargado) del departamento de Ishaat (publicaciones) escribe: “Era mi maestro y el tío de mi esposa, pero a pesar de esto, como adjunto siempre me hablaba con obediencia y humildad.

Nunca expresó que era su maestro o mayor en relación con él”.

Sus alumnos también han escrito que una vez les dijo en una clase que, como estudiante en Yamia, nunca se tomó vacaciones en todo el tiempo que estuvo enseñando allí.  ¡Qué Dios Altísimo conceda al fallecido Su perdón y misericordia!

El segundo funeral es de Syed Bashir-ul-Din Ahmad Sahib, quien fue misionero de la Yamat. Era de Qadián y falleció a la edad de 83 años:

¡A Al’lah pertenecemos y hacia Él será el retorno!

Era el nieto paterno del Syed Syed-ul-Din Sahib (ra), quien fue Compañero del Mesías Prometido (as). Fue siempre una persona extremadamente devota en su adoración y constante en ofrecer la oración voluntaria de tahayud; aparte, poseía una naturaleza muy simple. Era musi y le sobreviven tres hijos, que están sirviendo en las oficinas de Anyuman.

La siguiente mención es de Basharat Ahmad Sahib Haidar, quien era un consagrado e hijo de Faiz Ahmad Sahib Shahana. Falleció a la edad de 71 años:

¡A Dios pertenecemos y hacia Él será el retorno!

El fallecido era nieto paterno de Hazrat Abdul Karim Sahib (ra), respecto a quien se había producido el incidente de la mordedura de un perro rabioso durante la vida del Mesías Prometido (as). El difunto dedicó su vida al servicio del Islam y se mudó a Qadián desde Karnataka. Una vez completados sus estudios en Madrasa Ahmadía, trabajó en varias oficinas y luego fue nombrado responsable del departamento de Rishta Nata, (asuntos matrimoniales). Tuvo la oportunidad de servir a la Comunidad durante 46 años. A pesar de sus escasos recursos, vivía de una manera muy digna y sencilla; además poseía una alta moral y era muy amable. El fallecido era musi y le sobreviven su esposa y tres hijas, a quienes les brindó una buena educación y llegaron a casarse con personas consagradas.

La siguiente mención es del respetado Dr. Muhammad Ali Jan Sahib, quien se estaba sirviendo como Amir de la Comunidad del distrito de Peshawar, (Pakistán). Falleció hace un mes, a la edad de 67 años:

¡A Al’lah pertenecemos y hacia Él será el retorno!

Él mismo hizo el Baiat mientras cursaba estudios intermedios. Dice que una vez estuvo sentado en la tienda de su tío y vino una persona muy respetable. Cuando se fue, le dijeron que el individuo era un “qadiani” y que son muy buenas personas. Afirmó que esta fue su primera introducción a la Yamat. Más tarde, tuvo un compañero de clase en su facultad de medicina que era áhmadi y este le preguntó una vez su opinión sobre Jesús (as) y si creía que estaba vivo o había fallecido. El Dr. Muhammad Ali Sahib respondió que creía que había fallecido. Al escuchar esto, el estudiante áhmadi decidió que debía predicarle. Así pues, lo invitó a la misión y fue presentado a la Yamat por Basharat Bashir Sindhi Sahib, que era el misionero de allí en ese momento. En esa época, el misionero llevaba camisa y pantalones y al fallecido le impresionó mucho que por un lado fuera un maulwi y a la vez muy moderno.

Basharat Bashir Sahib le dio el libro “Dawatul Amir” (‘Invitación al Ahmadíat’, de Jalifatul Masih II) para que lo leyera; dice que lo leyó y el día que lo terminó, estuvo seguro de la verdad del Ahmadíat, que abrazó en 1973 y Hazrat Jalifatul Masih III (rh) aceptó su Baiat (promesa de lealtad) en 1974. Fue en ese mismo año, cuando aceptó el Ahmadíat, que comenzaron los desórdenes contra los áhmadis en Pakistán. Al enterarse de que era áhmadi, algunos estudiantes de su colegio se reunieron y agarrándolo le dijeron que renunciara al Ahmadíat, pues de lo contrario lo matarían. La administración de la universidad no pudo hacer nada; aunque el rector de la misma en ese momento era Ali Jan, hijo de Bacha Jan, quien  vino y lo liberó de los dichos estudiantes, lo llevó en su vehículo y lo dejó en las afueras del pueblo. Dice que desde allí volvió a su pueblo descalzo, donde su padre le dijo que estaba causando problemas y además estaba deshonrando a su familia, y le preguntó por qué no dejaba el Ahmadíat, aunque  él respondió que no podía dejar el Ahmadíat. Dice también que su padre seguía discutiendo con él y que debido a la inestabilidad de las circunstancias no pudo continuar sus estudios. A pesar de que las circunstancias eran extremadamente graves, se mantuvo firme en el Ahmadíat. Un día, su padre le dijo que debía poner fin a esta disputa y abandonar el Ahmadíat, pero él respondió: “Sólo tengo una solución para acabar con todo esto, que cuando mandes comida para mí, mezcles un poco de veneno en ella para que yo muera y se solucione tu problema”. Y se lo explicó a su padre: “Porque no puedo abandonar al Mesías Prometido (as) y a su Comunidad”. Después de esto, su padre nunca le pidió que dejara el Ahmadíat.

Cuando su padre falleció, fue al funeral pero no ofreció la oración fúnebre. La gente dijo que esto iba en contra de las costumbres tribales y expresó su enfado, diciendo qué clase de hijo no ofrece la oración fúnebre de su padre. En respuesta dijo: “El Mesías Prometido (as) es más importante para mí y todos los demás vienen después de él”. Asimismo, su madre le trató con mucha dureza y le dijo que ya no era su hijo y le apartó de todo, incluida la herencia. Por tanto, después de esto, no regresó a su pueblo aunque siguió ayudando a su madre y se iba a la casa de su tío, desde donde la cuidaba y la ayudaba económicamente. Cuando ella falleció, tampoco ofreció su oración fúnebre. Para entonces, su hermano menor se había convertido al Ahmadíat a través de él y tampoco ofreció la oración fúnebre de su madre. Ante esto, la gente los criticó diciendo que qué clase de hijos eran. No obstante, dieron la misma respuesta, diciendo que cuando se trata del honor de la Yamat, ya que estas personas maldecían continuamente al Mesías Prometido (as), no ofrecieron sus oraciones fúnebres. Así que hicieron gala de un honor extraordinario.

Sirvió en el ejército durante 27 años como médico y se retiró como teniente coronel. Tras su jubilación, recibió el Tamgha-e-Imtiaz (premio a la excelencia por los servicios prestados a las fuerzas armadas). Luego, trabajó como profesor asistente en el Hospital Docente Nasir de Peshawar y llegó a ser jefe del Departamento de Psicología. Cuando tenía 32 años, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) lo nombró presidente de la Comunidad en Sarhad y el Distrito de Peshawar.

En 1985 fue nombrado miembro del Consejo de Administración de Waqf-e-Yadid, cargo que ocupó hasta su fallecimiento. También fue miembro de la Fundación Fazal-e-Umar, la Fundación Tahir y el Shura permanente (órgano consultivo). Su hermano menor es el coronel Ayyub Sahib, que ya he mencionado que aceptó el Ahmadíat y se casó con la hija de Shamsuddin Jan Sahib, Amir del distrito de Sarhad. Le sobreviven su esposa, un hijo y tres hijas. Su hijo es un Waqaf-e-Nau y está trabajando en Tanzania bajo Humanity First, y  escribe: “El Dr. Muhammad Ali Jan Sahib era único por su nivel de veracidad, honestidad, desinterés y franqueza. Nunca mencionó nada sobre finanzas, gastos, riqueza mundana ni nada parecido”. Todos sus hijos lo han escrito y han dicho que vivió una vida contenta y feliz. Sin importar las circunstancias, incluso en las duras condiciones de Peshawar, siempre sirvió a la Comunidad de esa ciudad con total confianza en la ayuda de Dios Altísimo. El pueblo de Peshawar está profundamente apenado por su fallecimiento. Tenía una profunda conexión con el Jilafat y era ejemplar en la obediencia, y poseía un gran amor por el Mesías Prometido (as) y el Santo Profeta (sa); además estaba dispuesto a presentar cualquier sacrificio en aras de la Unicidad de Dios Altísimo, y poseía muchas cualidades virtuosas.

El siguiente funeral es el del respetado Muhammad Rafi Jan Shahzadah Sahib de Rabwah, que falleció el 30 de marzo pasado:

¡A Dios pertenecemos y a Él volveremos!

Tenía 82 años. Era nieto de Hazrat Ghulam Rasul Afghani (ra) y Aisha Pathani, y bisnieto del gran y famoso Hazrat Abdul Satar Jan Sahib, todos ellos Compañeros del Mesías Prometido (as). Era constante en el cumplimiento de la adoración y tenía la costumbre de ofrecer la oración de tahayud desde su juventud. Estaba muy orgulloso de su fe y era muy apasionado y una persona muy piadosa. Cuando estaba en el hospital durante su última enfermedad, a pesar de tener dificultades para respirar, recitaba el Sagrado Corán en voz alta. Una vez se trasladó a Abu Dhabi poco después de alistarse en las fuerzas aéreas de ese país. En la asamblea de las fuerzas aéreas, un clérigo religioso dijo que los “qadianis” merecen ser asesinados. Ante esto, se levantó valientemente y dijo: “Soy un áhmadi, mátenme”. Más tarde, dimitió de allí y regresó a Pakistán, donde abrió una tienda de productos médicos. Durante este tiempo, fue presidente local de Dar-ul-Rahmat Sharqi Rayiki. También apareció en unos 50 episodios del programa de la MTA llamado “Pashto Muzakarah”. Tenía una relación muy cariñosa y paternal con todos los habitantes de su localidad, y a escondidas proporcionaba apoyo financiero a los demás. Era musi (miembro de al-Wasiyat). Le sobreviven su esposa, dos hijos y cuatro hijas.

El siguiente funeral es el de Ayyaz Yunus Sahib de Australia. Falleció el 24 de marzo en el estado australiano de Nueva Gales del Sur, tras ahogarse en una inundación:

¡A Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

Era un jadim muy activo y siempre le decía al Sadar Sahib que si necesitaba ayuda en alguna tarea, que se lo dijera y estaría dispuesto a ayudar. Siempre estaba listo para prestar sus servicios y decía a todo el mundo que las puertas de su casa estaban abiertas, así que si necesitaban alguna ayuda, podían acudir a él, por lo que estaba en todo momento en primera línea para ayudar a los demás. Era joven y no estaba casado. Tras su fallecimiento, el gobierno aprobó el visado para que sus padres vinieran desde Pakistán y fue enterrado en presencia de representantes del gobierno.

El siguiente funeral es el de Mian Tahir Ahmad Sahib, hijo de Mian Qurban Husain Sahib, antiguo trabajador de Wakalat-e-Maal III de Rabwah y que era el padre de Idris Ahmad Sahib, que es un ingeniero que trabaja aquí, en el proyecto de Islamabad. Falleció a la edad de 67 años.

¡A Dios pertenecemos y a Él volveremos!

Fue secretario de Tarbiyat (formación religiosa) en su Comunidad local y aparte ejerció como Naib Sadar y Zaim Ansarul-lah. Era constante en el ofrecimiento de sus oraciones voluntarias y de tahayud, y en la recitación del Sagrado Corán;  era musi. Le sobreviven su esposa, dos hijas y tres hijos.

El siguiente funeral es el de Rafiq Aftab Sahib del Reino Unido, que era el padre de Faruq Aftab Sahib. Falleció en el mes de abril a la edad de 63 años.

¡A Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

Faruq Sahib escribe: “Mi padre poseía muchas buenas cualidades,  pues era humilde, noble, amable con todos, alegre y una persona respetuosa. Siempre estaba contento, trataba a los demás con respeto, era hospitalario y muchas personas nos han llamado para decir lo mismo y han mencionado sus maravillosas cualidades”.

Era muy sincero y devoto; y constantemente recordaba a sus hijos que se mantuvieran cerca del Jalifato y es debido a esto que sus hijos continúan sirviendo a la Comunidad.

El siguiente funeral es el de la respetada Zarina Akhtar Sahiba, esposa de Mirza Nasir Ahmad Sahib Chitti Masih, profesor de Yamia Ahmadía del Reino Unido, que falleció el mes pasado.

¡A Dios pertenecemos y a Él volveremos!

También estaba entre los hijos de los Compañeros del Mesías Prometido (as). Fue muy paciente y agradecida y atendió a sus padres y a sus suegros de manera excelente. Vivió su vida junto a su consagrado esposo con gran lealtad y satisfacción. Vivió en Ghana, pero a pesar de las duras condiciones de vida, era una persona agradecida y tanto ella como sus hijos vivían contentos. Nunca pronunció una palabra de queja. Era musia y uno de sus hijos, Mirza Tauqir Ahmad, es un consagrado que trabaja en la MTA.

El siguiente funeral es el de Hafiz Muhammad Akram Sahib, que falleció este mes a la edad de 80 años, en el Instituto Tahir del Corazón (Rabwah, Pakistán).

¡A Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

El Ahmadíat entró en su familia a través de Hazrat Jalifatul Masih I (ra). Posteriormente, su abuelo paterno juró lealtad en la época del Mesías Prometido (as), mediante una carta; o sea, no llegó a jurar lealtad a manos del Mesías Prometido, pero lo hizo por escrito. Uno de sus nietos, Abdul Jabir Rizwan, está sirviendo aquí en el Reino Unido, en la oficina del secretario privado. El fallecido se presentó para servir a la Comunidad y cuando fue a ver a Muhammad Ahmad Sahib Mazhar, el antiguo Amir del distrito de Faisalabad, para dar fe de su carta para el Waqaf (consagración), le dijo que si deseaba servir a la fe debía quedarse allí con él y hacerlo. A partir de entonces, pasó toda su vida sirviendo como trabajador en la Yamat de Faisalabad, y siempre consideró esencial dar prioridad a su fe sobre el mundo. Fue musi y pagó la Hisa Jaidad en vida, (la cantidad final de Al-Wasiyat). Ofrecía las oraciones de tahayud con mucha regularidad. Enseñó a muchos niños de Faisalabad a leer y memorizar el Sagrado Corán,  y se aseguró de que su hijo menor memorizara el Santo Corán.

El siguiente funeral es el del respetado Chaudhary Nur Ahmad Nasir Sahib, que falleció recientemente a la edad de 82 años.

¡A Dios pertenecemos y a Él volveremos!

Era el hijo mayor de Chaudhary Muhammad Abdul-lah Sahib, Darwesh de Qadián. Por la gracia de Dios, dos de sus hijos han consagrado su vida. Uno de ellos, Mansur Ahmad Nasir Sahib, está sirviendo como director en una escuela nuestra en Liberia; y Masrur Ahmad Muzaffar está sirviendo como misionero en Ghana. Debido a que ambos hijos están trabajando en dichas ocupaciones, no pudieron asistir al funeral de su padre. El fallecido también era musi.

El siguiente funeral es el del respetado Mahmud Ahmad Minhas Sahib, hijo de Hakim Ubaidul-lah Minhas Sahib. Falleció el mes pasado, a la edad de 75 años

¡A Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!

Uno de sus hijos, Rashid Mahmud Minhas, que sirve como misionero, dice: “Era muy humilde por naturaleza y poseía muchas buenas cualidades. Ofrecía regularmente las oraciones de tahayud y era muy devoto del Jalifato. Siempre estaba dispuesto a ayudar a los pobres e indigentes”.

Su hijo no pudo asistir al funeral porque está sirviendo en Ghana. Asimismo, otro de sus hijos no pudo asistir por encontrarse en Malasia.

¡Que Dios les conceda paciencia y tolerancia a todos ellos, a todos los hijos de los fallecidos y a todos los que dejan atrás!

¡Que Al’lah los eleve en su rango espiritual y les conceda el perdón y Su misericordia!

Después de las oraciones del viernes, si Dios quiere, dirigiré sus oraciones fúnebres.

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando la vida de Hazrat Umar (ra) y las batallas y expediciones en las que participó.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Umar (ra) participó en todas las batallas junto al Santo Profeta (sa). En el momento de la batalla de Badr, los musulmanes tenían un camello por cada tres personas. Hazrat Umar (ra) compartió un camello con Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra).

La participación de Hazrat Umar (ra) en la batalla de Badr

Su Santidad (aba) dijo que al partir hacia Badr, el propósito era interceptar la caravana de Abu Sufyan que regresaba de Siria. En ese momento, los musulmanes se enteraron de que los Quraish habían enviado a alguien para proteger la caravana. El Santo Profeta (sa) consultó con los compañeros (ra) quienes sugirieron que debían evitar enfrentarse con ese enviado y dirigirse hacia la caravana. Los compañeros (ra) expresaron al Santo Profeta (sa) que permanecerían con él en cada paso del camino.

Un malentendido sobre los prisioneros de guerra

Su Santidad (aba) dijo que cuando hubo prisioneros en la Batalla de Badr, el Santo Profeta (sa) consultó con Hazrat Abu Bakr (ra) y Hazrat Umar (ra) sobre lo que debía hacerse con ellos. Hazrat Abu Bakr (ra) sugirió que fueran liberados sólo después de haber pagado una expiación. Hazrat Umar (ra) sugirió que los prisioneros se le fueran entregados para que los matara. El Santo Profeta (sa) prefirió la sugerencia de Hazrat Abu Bakr (ra). Al día siguiente, un compañero (ra) encontró al Santo Profeta (sa) llorando. Al preguntarle cuál era la razón, el Santo Profeta (sa) dijo que se le había revelado:

No corresponde a un Profeta tener prisioneros mientras no haya iniciado una batalla regular en el país. Vosotros deseáis los bienes del mundo, mientras que Al-lah desea para vosotros el Más Allá. Pues Al-lah es Poderoso, Sabio. (8:68)

Su Santidad (aba) dijo que esta narración ha sido presentada en Sahih Muslim. Varios historiadores han interpretado esto como que Dios prefirió la opción dada por Hazrat Umar (ra). Sin embargo, esto no está claro en la narración ni en el versículo correspondiente. De hecho, los historiadores han malinterpretado este versículo. Su Santidad (aba) dijo que el Segundo Califa, Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) ha dado una nota explicativa con este versículo donde refuta este malentendido. Los historiadores y comentaristas musulmanes dicen que con la revelación de este versículo, Dios expresó Su desagrado con la decisión del Santo Profeta (sa) de tomar una cantidad como expiación y liberar a los cautivos. El Segundo Califa explica que esto es completamente falso porque en ese momento no había ningún mandamiento que prohibiera tomar una expiación a cambio de la libertad de los cautivos. En segundo lugar, antes de este incidente, el Santo Profeta (sa) había liberado a dos cautivos en Nakhlah después de tomar la expiación de ellos. En tercer lugar, sólo dos versículos después, Dios ordena al Santo Profeta (sa) que gaste de lo que reciba del botín de guerra.

Por lo tanto, el verdadero entendimiento de este versículo es que se ha dado un principio general que es que los prisioneros sólo pueden ser tomados en tiempos de guerra. Esta misma explicación está respaldada por las opiniones del Imam Razi y Al’lamah Shibli Nu’mani, que son dos destacados comentaristas del Sagrado Corán.

Matrimonio de Hazrat Hafsah (ra)

Su Santidad (aba) dijo que la hija de Hazrat Umar (ra), Hafsah (ra) se casó con el Santo Profeta (sa). Anteriormente había estado casada con un compañero que fue martirizado en la batalla de Badr. Hazrat Umar (ra) se dirigió a Hazrat Uthman (ra) con respecto al matrimonio de su hija, pero éste evitó el tema. Entonces Hazrat Umar (ra) fue a Hazrat Abu Bakr (ra) y le hizo la misma propuesta, sin embargo Hazrat Abu Bakr (ra) permaneció en silencio. Más tarde, el Santo Profeta (sa) envió una propuesta de matrimonio para Hazrat Hafsah (ra) y así se casaron. Algún tiempo después, Hazrat Abu Bakr (ra) le dijo a Hazrat Umar (ra) que había permanecido en silencio porque sabía que el Santo Profeta (sa) iba a enviar una propuesta, y no podía divulgar esta información en ese momento. Por lo tanto tuvo que permanecer en silencio.

Eventos durante la Batalla de Uhud

Su Santidad (aba) dijo que durante la Batalla de Uhud, el ataque de Yalid bin Walid sobre los musulmanes se volvió abrumador para ellos. En ese momento, Mus’ab bin Umair (ra), que era el portador de la bandera del Islam fue martirizado. Tras su martirio, los Quraish pensaron que habían martirizado al Santo Profeta (sa) y comenzaron a anunciarlo. En ese momento, una ola de grave dolor se apoderó de los musulmanes. Había tres grupos de personas en ese momento; el primero escuchó la noticia y se sintió tan abrumado por el dolor que abandonó el campo de la batalla. El segundo grupo no abandonó el campo de batalla, pero debido a la gran tristeza, dejó las armas y se hizo a un lado del campo de batalla. Entonces el tercer grupo continuó luchando apasionadamente. Hazrat Umar (ra) era del segundo grupo. Hazrat Anas (ra) pasó junto a este grupo y les preguntó qué había pasado. Dijeron que parecía que no tenía sentido luchar porque el Santo Profeta (sa) ya no estaba con ellos. Él respondió que era el momento de luchar, para que pudieran correr la misma suerte que el Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que más tarde, se lanzó un ataque contra el Santo Profeta (sa), y Hazrat Umar (ra) lideró un pequeño grupo de musulmanes para combatir y derrotar a los oponentes. Entonces, cuando los Quraish estaban anunciando que habían martirizado al Santo Profeta (sa), Hazrat Umar (ra) proclamó que, de hecho, el Santo Profeta (sa) estaba vivo y bien. Entonces, los Quraish comenzaron a alabar a sus ídolos, en respuesta, el Santo Profeta (sa) instruyó a los musulmanes a glorificar a Al’lah en respuesta.

Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) regresó a Medina después de la batalla de Uhud, los hipócritas comenzaron a burlarse del Santo Profeta (sa). Hazrat Umar (ra) pidió permiso para matarlos, sin embargo el Santo Profeta (sa) preguntó, ¿no recitan la kalimah [credo islámico]? Hazrat Umar (ra) respondió que sí, pero sólo por miedo a la espada. Entonces el Santo Profeta (sa) dijo que se le había prohibido matar a cualquiera que declarara este credo.

Su Santidad (aba) dijo que seguiría relatando acerca de la vida de Hazrat Umar (ra) en el futuro.

Llamamiento para las oraciones por Palestina y los ahmadíes de todo el mundo

Su Santidad (aba) dijo que debemos seguir rezando por los palestinos. Aunque el derramamiento de sangre ha cesado, la historia nos dice que después de algún tiempo, de una manera u otra, el enemigo comete crueldades contra los palestinos. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah se apiade de ellos y conceda a los palestinos la verdadera libertad. Que Él también conceda a los palestinos líderes que sean sabios y sean firmes en la implementación de lo que dicen y en tomar su derecho.

Su Santidad (aba) dijo que también debemos rezar por los ahmadíes de todo el mundo que se enfrentan a la injusticia y la crueldad.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres in-absentia de los siguientes mienbros:

Qureshi Muhammad Fazlullah Sahib

Qureshi Muhammad Fazlul’lah Sahib falleció el 27 de abril. Era el Naib Nazri Isha’at en Qadian. Fue profesor en Yamia Ahmadía Qadian durante más de 23 años. Le sobreviven su esposa, un hijo y tres hijas. Sus alumnos han escrito que era un profesor muy amable. Muchos misioneros de la India fueron sus alumnos. También fue editor de al-Badr y Mishkat. Era muy meticuloso en su trabajo y revisaba los escritos del Mesías Prometido (as) que se reeditaban. También desempeñó un papel en el desarrollo del software para la nueva fuente de la letra del Sagrado Corán que ha sido publicada por la Comunidad llamada Khatt-e-Manzoor. También trabajó en la publicación del Sagrado Corán en este tipo de letra junto con la traducción al inglés. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah trate al fallecido con misericordia y perdón.

Syed Bashiruddin Ahmad

Syed Bashiruddin Ahmad, que también era un misionero de Qadian. Era muy sencillo, humilde y regular en sus oraciones. Le sobreviven 3 hijos.

Basharat Ahmad Haider

Basharat Ahmad Haider sirvió como consagrado en Qadian. Sirvió a la Comunidad en varios puestos. Era una persona de alta moral y llevaba una vida sencilla. Le sobreviven su esposa y sus tres hijas.

Dr. Muhammad Ali Khan

El Dr. Muhammad Ali Khan fue el presidente de la Comunidad en Peshawar. Él mismo aceptó el Ahmadíat mientras estudiaba en el FSc. Después de haber aceptado el Ahmadíat, fue apresado por algunas personas en la universidad que le dijeron que renunciara al Ahmadíat o lo matarían. Lo llevaron a un pueblo fuera de la universidad, desde donde caminó a casa descalzo. Al llegar a casa, su padre le dijo que estaba deshonrando a su familia y que debía renunciar al Ahmadíat. Más tarde dijo que la única manera de que dejara el Ahmadíat era si le envenenaban la comida. Cuando su padre falleció, fue a asistir al funeral pero no ofreció la oración fúnebre. La gente decía que era muy deshonroso, sin embargo él decía que maldecían al Mesías Prometido (as), y el honor del Mesías Prometido (as) era más querido para él. Fue nombrado por el Cuarto Califa (r) como Presidente de la Comunidad en Peshawar. También fue miembro del Consejo de Administración de Waqf-e-Jadid. Le sobreviven su esposa, un hijo y tres hijas. Amaba mucho el Jilafat. Sentía un profundo amor por el Mesías Prometido (as), el Santo Profeta (sa) y era firme en su creencia en la unidad de Dios.

Muhammad Rafi Khan

Muhammad Rafi Khan de Rabwah falleció el 30 de marzo. Era regular en el cumplimiento de las oraciones y muy apasionado por su fe. Era una persona muy virtuosa. Incluso durante su última enfermedad, cuando tenía problemas para respirar, recitaba el Sagrado Corán en voz alta. Ayudaba discretamente a los que tenían necesidades económicas. Le sobreviven su esposa, dos hijos y cuatro hijas.

Ayyaz Yunus

Ayyaz Yunus, de Australia falleció el 24 de marzo a consecuencia de un ahogamiento. Siempre estaba dispuesto a servir en cualquier función que se le pidiera. Era joven y aún no se había casado.

Mian Tahir Ahmad

Mian Tahir Ahmad sirvió a la Comunidad en varios puestos. Ofrecía regularmente oraciones voluntarias. Le sobreviven su esposa, dos hijas y tres hijos.

Rafiq Aftab

Rafiq Aftab, del Reino Unido falleció en abril. Poseía muchas cualidades virtuosas. Era muy sincero y aconsejaba a sus hijos que permanecieran apegados al Jilafat.

Zarina Akhtar

Zarina Akhtar falleció en abril. Era muy firme, incluso cuando vivía en Ghana. Uno de sus hijos es trabaja en MTA.

Hafiz Muhammad Akram

Hafiz Muhammad Akram falleció este mes. Uno de sus nietos trabaja en la oficina de Secretario Privado. Sirvió mucho a la Comunidad. Ofrecía las oraciones del tahayud con regularidad.

Chaudhary Noor Ahmad Nasir

Chaudhary Noor Ahmad Nasir falleció hace unos días. Dos de sus hijos son personas consragadas en África. Ambos hijos no pudieron asistir al funeral de su padre.

Mahmood Ahmad Minhas

Mahmood Ahmad Minhas, fallecido el mes pasado. Uno de sus hijos está sirviendo como misionero. Poseía muchas cualidades virtuosas. Sus hijos no pudieron asistir a su funeral.

Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah conceda paciencia a todas las familias, trate a los fallecidos con misericordia y perdón y eleve su rango en el Paraíso.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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