Convertir el miedo en paz – El establecimiento del Jilafat y sus bendiciones
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Convertir el miedo en paz – El establecimiento del Jilafat y sus bendiciones

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) comenzó el sermón recitando los versículos 56 y 57 del Sura An-Nur:

La traducción de estos versículos es la siguiente:

“Al’lah ha prometido a aquellos de vosotros que crean y hagan buenas obras, que en verdad les hará Sucesores en la tierra, tal y como nombró Sucesores de entre quienes existieron antes que ellos; y que en verdad Él establecerá para ellos su religión que les ha elegido; y que ciertamente les dará a cambio seguridad y paz después de su temor. ‘Ellos Me adorarán y no asociarán a nadie conmigo’.  Luego, quienes sean desagradecidos después de eso, serán los rebeldes”, (56).

“Cumplid la Oración, dad el Zakat y obedeced al Mensajero, para que se os muestre misericordia”, (57).

Ayer fue 27 de mayo, fecha conocida en la Comunidad como “Día del Jalifato”.

En este día, nuestra Yamat celebra varias reuniones para que podamos familiarizarnos con la historia del Jalifato y continuemos teniendo en cuenta nuestras responsabilidades en relación al mismo, y convertirnos en aquellos que, tras jurar lealtad al Jalifato, cumplamos con nuestros deberes para poder seguir recibiendo las bendiciones de Dios Altísimo. Al’lah nos ha bendecido enormemente al permitirnos aceptar al que ha sido enviado por Dios en esta era para informarnos acerca de las verdaderas enseñanzas del Islam; y tras su marcha, juramos luego lealtad al Jalifato para poder implementar las enseñanzas del Mesías Prometido (as) y difundirlas por todo el mundo. Por lo tanto, pertenecer al Jalifato Ahmadía es una gran responsabilidad para cualquier áhmadi y solo cuando cumplamos con esta la misma seremos capaces de hacer justicia a esta bendición que Dios Altísimo nos ha otorgado.

En los versículos que he recitado, la promesa hecha por Al’lah en relación al establecimiento de la fe y la conversión del miedo en paz está condicionada a que nos convirtamos en personas con fe firme, que hacen buenas obras, prestan la debida atención a la adoración y no asocian ningún copartícipe con Dios; es decir, debemos abstenernos de cualquier aspecto del “shirk” (asociar copartícipes con Al’lah). En orden de alcanzar estas cosas, es absolutamente necesario llevar a cabo la Adoración y la Salat (oración). Así que mientras seguimos las formas de adoración enseñadas por Dios Altísimo, también tenemos que ofrecer la Salat. Además, es vital gastar en el camino de Al’lah, por lo que sin duda debemos gastar en Su camino. Al mismo tiempo, la obediencia al Santo Profeta (sa) es de suma importancia y por eso debemos también obedecer todos sus mandamientos.

Solo cuando seamos conscientes de estas cosas y nos esforcemos por vivir nuestras vidas de acuerdo a las mismas, y cuando realmente nos esforcemos por cumplir nuestro juramento de dar prioridad a la fe sobre los asuntos mundanos, seremos verdaderamente capaces de participar en las recompensas prometidas por Dios y nos beneficiaremos de la bondad del Jalifato.

Así pues, este versículo presenta una magnífica buena nueva para los creyentes, aunque al mismo tiempo es además una oportunidad para reflexionar, porque si no cumplimos con todas estas condiciones, no podremos beneficiarnos realmente de las bendiciones del Jalifato. Por tanto, si no ofrecemos la Salat y el Zakat, y no cumplimos con los debidos derechos de Al’lah y la humanidad, entonces, como se ha dicho, no podremos obtener la misericordia y las bendiciones de Dios. Así que simplemente aprender sobre nuestra historia y celebrar el “Día del Jalifato” no será suficiente, mientras no nos convirtamos en verdaderos servidores de Dios Altísimo, en aquellos que protegen su Salat y en los que llevan a cabo los derechos que deben cumplir con respecto a la humanidad y Al’lah. Por consiguiente, celebrar solamente el “Día del Jalifato” no nos beneficiará si no cumplimos estos objetivos. Por eso, debemos reflexionar sobre nosotros mismos, analizar el nivel de nuestra fe y preguntarnos: “¿Tememos a Dios Altísimo? ¿Cumplimos realmente incluso con los aspectos más diminutos de la rectitud? ¿Amamos a Al’lah más que a cualquier otra cosa? ¿Estamos obedeciendo completamente a Dios y a Su Mensajero (sa)?”.

Junto a esto, debemos ser conscientes de nuestras acciones y ver si se ajustan a las verdaderas enseñanzas del Islam. En este sentido, tenemos que preguntarnos: “¿Acaso realizamos nuestras acciones y ofrecemos la Salat solo para que los demás lo vean? ¿Estamos gastando en el camino de Dios y pagando el Zakat simplemente para mostrárselo a los demás? ¿Estamos ayunando solo para que otros nos vean? ¿Estamos ofreciendo el Hall (peregrinación a La Meca) simplemente para que se nos considere un Hayi (título para quien realiza la peregrinación)?”. Únicamente podremos ser en verdad obedientes a Dios Altísimo y Su Mensajero (sa) y alcanzar la paz mental y la seguridad, cuando nuestras acciones sean hechas con el único propósito de lograr el placer de Dios. Una sociedad así, bajo la sombra del Jalifato, solo puede establecerse cuando cada una de nuestras acciones cumpla verdaderamente con los debidos derechos de Dios y de la humanidad. Por lo que no basta con simplemente pronunciar palabras, sino que siempre debemos tener en cuenta la instrucción de Al’lah, que señala que se beneficiarán de este Jalifato solamente los creyentes que hacen buenas obras.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“En el Sagrado Corán, Dios Altísimo ha prescrito la realización de obras virtuosas junto con la fe. Una acción se considera piadosa o buena cuando está libre de todo tipo de imperfecciones. Recordad: ‘Las acciones del hombre siempre caen presa de los ladrones’. ¿Quiénes son esos ladrones? La pretensión; o sea, cuando el hombre realiza un acto para que otra gente lo vea. También está el Uyab, que significa llevar a cabo una acción y estar muy complacido con nuestras propias acciones. Del mismo modo, lo son todo tipo de vicios y males, que a veces ni siquiera nos damos cuenta que cometemos, y que finalmente arruinan las buenas obras. Las acciones virtuosas son aquellas que están libres incluso del pensamiento de todo tipo de injusticia, presunción, pretensión, arrogancia y usurpación de los derechos de los demás”.

En esencia, esas son las verdaderas obras llenas de rectitud. No se trata simplemente de abstenerse de cometer una mala acción. De hecho, el Mesías Prometido (as) incluso declara que ni siquiera la idea de hacerla debe entrar en la mente. Solo entonces podremos ser considerados entre los verdaderos creyentes y aquellos que hacen buenas obras.

El Mesías Prometido (as) dice sobre esto:

“Así como podemos ser protegidos en el Más Allá debido a nuestras buenas obras, también podemos ser protegidos a través de ellas en este mundo”.

El Mesías Prometido (as) luego declara:

“Incluso si hay una persona en el hogar que lleva a cabo obras virtuosas, el resultado es que toda la familia puede salvarse. Tened en cuenta que mientras no llevemos a cabo acciones virtuosas, el simple hecho de profesar la fe no aporta ningún beneficio”.

Por consiguiente, llevar a cabo acciones virtuosas es una condición absolutamente necesaria junto con la fe.

El Mesías Prometido (as) añade:

“Las obras virtuosas no se pueden realizar únicamente por nuestro propio entendimiento y suposición (o sea, simplemente declarando que tal o cual acto es una buena acción). Las acciones justas en realidad son aquellas que están libres de toda imperfección, porque ‘salih’ (justo) es lo opuesto a ‘fasad’ (corrupción, desorden). Al igual que ocurre en el caso de la comida, esta solo puede considerarse saludable cuando no está cruda, quemada o no es de baja calidad; y cuando el cuerpo consume esa comida saludable, inmediatamente pasa a formar parte del mismo y dicha comida es tan sana que no le falta de nada. De la misma manera, es esencial que las acciones justas no tengan ningún tipo de defecto; es decir, deben estar en sintonía con los mandamientos de Dios Altísimo (esas acciones deben estar de acuerdo con lo que Al’lah ha ordenado) y además con la práctica del Santo Profeta (sa), (nuestras obras deben estar en consonancia con lo que el Santo Profeta (sa) hizo y demostró). Aparte, no debe de haber ningún aspecto de indolencia (o pereza) al realizar una acción, ni tampoco ‘Uyab’ (estar complacido con las propias acciones), ni pretensión o que sean hechas simplemente de acuerdo con el propio entendimiento. Solo entonces, tal acción se considerará en una obra virtuosa”.

Por lo tanto, no debemos inventarnos nuestras propias definiciones e interpretaciones de lo que es una acción justa, ni continuar asumiendo qué puede significar esto y aquello. En cambio, si actuamos siguiendo al pie de la letra todos los mandatos de Al’lah y el Santo Profeta (sa), solo entonces tal acción se considerará una obra virtuosa.

El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

“Esto es de suma importancia. Si alcanzáis esta etapa, entonces tened la certeza de que seréis receptores de las bendiciones de la promesa de Dios”.

Así pues, estas son las personas que verdaderamente cumplen el juramento requerido para establecer el Jalifato Ahmadía, no aquellas que, después de ver cómo pueden adquirir un beneficio personal, comienzan a ofrecer sus propias interpretaciones de qué es una acción justa y qué significa una decisión ‘maruf’ (razonable). Su arrogancia se apodera de ellos. Las proclamaciones de esas personas de que están vinculadas al Jalifato no les reportan ningún beneficio en absoluto, no importa cuántas veces afirmen estar vinculados al Jalifato. Por el contrario, aquellos que obedecen y siguen al Jalifato con sinceridad son los que tendrán un vínculo de lealtad con el Jalifa, en su sentido más auténtico. Son los que protegen al Jalifato y ellos mismos están protegidos por el Jalifato. Las oraciones del Jalifa de la época estarán con ellos; sus problemas y preocupaciones atraerán las oraciones del Jalifa de la época; son los que realizan obras virtuosas y cuya conexión con el Jalifato y el vínculo del Jalifato con ellos se dan para alcanzar el agrado de Dios Altísimo.

Por tanto, este es el verdadero Jalifato, en el que el vínculo entre la Comunidad y el Jalifa de la época es solo para obtener el agrado de Dios; y este es el Jalifato que será un medio de estabilidad y seguridad. Si se da esta relación entre los miembros de la Yamat y el Jalifa de la época, ello permitirá a ambos recibir las recompensas de Al’lah.

Otros musulmanes desean establecer el Jalifato, pero quieren hacerlo a través de medios mundanos y planificación. No obstante, esto nunca les servirá de nada, ni se puede establecer el Jalifato a través de tales esfuerzos, no importa cuánto lo intenten. Ahora, el Jalifato continuará como Dios ha decretado. Por un lado, esto debería inculcarnos sentimientos de gratitud y hacer que nos postremos ante Al’lah, Quien nos ha favorecido con la bendición del Jalifato; pero por otro lado, manteniendo siempre el temor de Dios en nuestros corazones, debemos evaluar nuestras acciones en cuanto a si están en sintonía con los mandatos de Al’lah y el Santo Profeta (sa), y si nuestro cumplimiento de los derechos debidos a Dios y a la humanidad está de acuerdo con el estándar que Dios Altísimo ha prescrito.

En consecuencia, a la vez que cada instante de un áhmadi debe dedicarse a agradecer a Al’lah que nos haya concedido la bendición del Jalifato, también deben dedicar ese tiempo a evaluarse a sí mismos, para ver si está cumpliendo los mandamientos de Dios. Cuando vivamos nuestras vidas teniendo esto en cuenta y moldeemos nuestras acciones de acuerdo con ello, y oremos para que el Jalifato permanezca firmemente establecido, entonces continuaremos recibiendo las bondades de Dios Altísimo. El Mesías Prometido (as) nos ha enseñado exactamente lo mismo, que Al’lah le ha asegurado que la institución del Jalifato permanecerá establecida para siempre; y estas buenas nuevas que le ha dado Dios se cumplirán si continuamos cumpliendo las condiciones que he mencionado.

En su libro, “Al-Wasiyat” (“El Testamento”), el Mesías Prometido (as) ha escrito con respecto a la institución del Jalifato en gran detalle y  afirma lo siguiente:

“Esta es la forma de actuar de Dios y desde que creó al hombre en la tierra, Él siempre ha demostrado esta práctica Divina: que ayuda a Sus Profetas (as) y Mensajeros (as), y les concede éxito y predominio, tal y como Él dice:Dios ha ordenado que Él y Sus Profetas siempre prevalecerán’. Aquí, por ‘prevalecer’ se entiende que así como los Mensajeros (as) y los Profetas (as) desean que el ‘Huyat’ de Dios (Su Voluntad o Propósito) se establezca en el mundo y nadie puede oponerse a ello, a su vez, Al’lah demuestra con signos poderosos Su veracidad, así como la verdad que desean difundir en el mundo. Él les permite sembrar la semilla de la verdad, aunque no permite que llegue a madurar completamente en sus manos. Más bien, hace que mueran en un momento en que aparentemente se presagia una especie de fracaso y, por tanto, proporciona una oportunidad para que los oponentes se rían, ridiculicen, mofen y reprochen a los Profetas (as). Pero después de que se hayan saciado de burlarse y hacer reproches, Él revela otra dimensión de Su Poder y crea medios a través de los cuales los objetivos que, hasta cierto punto habían quedado incompletos, se materializan plenamente”.

 El fallecimiento del Mesías Prometido (as) fue una sorpresa para todos los áhmadis y los dejó muy desconsolados; al mismo tiempo, los oponentes se regocijaron y marcaron dicho evento como una ocasión de celebración. Cuando el Mesías Prometido (as) falleció, se emitieron declaraciones tan ignominiosas, que al escucharlas, uno se avergüenza de escuchar tal lenguaje. Se emitieron declaraciones tan espantosas que uno se queda asombrado de que una persona que diga creer en Al’lah y en el Santo Profeta (sa) pueda caer tan bajo. No necesito mencionar estos comentarios maliciosos, pero destacaré algunos de los esfuerzos de los oponentes que muestran cómo hicieron todo lo posible para acabar con la Yamat después de la muerte del Mesías Prometido (as). En este sentido, intentaron dividir la Comunidad y difundieron la falsedad de que los áhmadis se habían arrepentido del Ahmadíat. Por ejemplo, los seguidores de Pir Yamat Ali Shah dijeron que los áhmadis se habían arrepentido de Ahmadíat y que les estaban jurando lealtad; es decir, que tras la muerte del Mesías Prometido (as), los áhmadis se habían alejado de Ahmadíat y se habían unido a ellos.

Por su parte, mientras aconsejaba a los miembros de la Comunidad, Jwaya Hasan Nizami Sahib dijo:

“Los áhmadis deberían rechazar la afirmación de Mirza Sahib de ser el Mesías y el Mahdi. De lo contrario, sin la presencia de un individuo inteligente y bien organizado como Mirza Sahib, existe el peligro de que la Yamat Musulmana Ahmadía no pueda sobrevivir a la reacción violenta de sus oponentes y se rompa”.

Él impartió este consejo de una manera muy táctica políticamente, bajo la apariencia de palabras suaves. Aunque parecía mostrar un comportamiento muy serio, no obstante trató de actuar como si estuviera diciendo esto por su simplicidad y simpatía por los áhmadis: ‘que Mirza Sahib había fallecido y que no hay nadie que ahora pueda dirigir la Comunidad, y que esa era la razón por la que los áhmadis deberían dejar el Ahmadíat y unirse a ellos’. Pero qué poco sabía él, ya que no podía imaginar la grandeza de esas promesas que Dios Altisimo le había concedido al Mesías Prometido (as), donde Al’lah le manifestó a través de la revelación que Él estaba con el Mesihe Maud (as) y con sus seres queridos.

Dios le dio buenas nuevas al Mesías Prometido (as) y le aseguró que tras él, se establecería la institución del Jalifato y que esas promesas y profecías ciertamente se cumplirían. El Mesías Prometido (as) declaró que las Comunidades de los Profetas siempre son testigos de la Segunda Manifestación del poder de Dios. Al dar aquí el ejemplo de un profeta, ello responde las dudas de aquellos áhmadis de fe débil, que a veces dudan en mencionar que el Mesías Prometido (as) era un profeta. Esto ha aclarado ese punto, o sea, de que el mismo Mesías Prometido (as) declara que su Comunidad es la Yamat de un profeta y que él mismo era un profeta. Dijo que las Comunidades de los Profetas siempre son testigos de la Segunda Manifestación del poder de Dios, y aquellos que creen y hacen buenas obras serán testigos de ello.

Con respecto a la continuación de la Segunda Manifestación del poder de Dios Altísimo, el Mesías Prometido (as) declara:

“Así pues, Él manifiesta dos tipos de poder: (1) En primer lugar, muestra la Mano de Su poder a través de las manos de Sus propios Profetas; y (2) en segundo lugar, Dios muestra por segunda vez Su extraordinario poder y apoyo, y salva a la Comunidad de su caída cuando, tras el fallecimiento de Sus apóstoles, surgen dificultades y problemas, y el enemigo adquiere fuerza pensando que ahora ha surgido el desorden y llega a la convicción de que ha llegado el momento que esta Yamat se extinguirá de la faz de la tierra; en ese momento, incluso algunos miembros de la Yamat comienzan a sumirse en la duda y la desesperación, y algunos de estos desafortunados escogen caminos que llevan a la apostasía; entonces es cuando Dios, por segunda vez, muestra Su Poderosa Mano ayudando y cuidando de la Comunidad en convulsión. Por eso, quien sea perseverante hasta el final, llegará a presenciar este milagro de Al’lah.

Esto es lo que ocurrió en tiempos de Hazrat Abu Bakar Siddiq (ra), cuando el fallecimiento del Santo Profeta (sa) se consideró una muerte prematura y muchos beduinos ignorantes se volvieron apóstatas. También los Compañeros del Santo Profeta (sa), apesadumbrados por el dolor, llegaron a parecerse a aquellos que han perdido el juicio.  En aquel momento, Al’lah eligió a Hazrat Abu Bakar Siddiq (ra) y mostró por segunda vez la manifestación de Su Poder, y salvó al Islam cuando estaba a punto de caer, cumpliendo así la promesa contenida en este versículo de que ‘tras su temor, los estableceré de nuevo con firmeza’”.

El Mesías Prometido (as) añade:

“¡Estimados amigos! Esta es la ‘Sunnatul’lah’ (la práctica de Al’lah) desde tiempos inmemoriales; es decir, que Dios Altísimo muestra dos tipos de manifestaciones para poner fin a dos falsos gozos de los adversarios y no es posible que Dios abandone ahora esta antigua Sunnah.  Por consiguiente, no os aflijáis por lo que os he dicho, ni vuestros corazones se angustien, porque es esencial para vosotros que también presenciéis la Segunda Manifestación y su llegada es una bendición para vosotros, ya que es eterna y su continuidad no terminará hasta el Día del Juicio; y esta Segunda Manifestación no puede ocurrir hasta que yo no haya partido.  Mas una vez que me haya ido, Al’lah os enviará esa Segunda Manifestación, que permanecerá para siempre con vosotros, como Dios ha prometido en ‘Brahin-e-Ahmadía’.  Y esta promesa no se refiere a mi persona, sino más bien a vosotros mismos, pues Dios ha anunciado: ‘Haré que esta Yamat, que son tus seguidores, prevalezca sobre las demás hasta el Día del Juicio’.

Por lo tanto, es inevitable que presenciéis el día de mi partida para que después de ese día aparezca el día de la promesa eterna. Nuestro Dios es Aquél que cumple Sus promesas y es un Dios Leal y Verdadero. Él os mostrará todo cuanto ha prometido. Aunque estos sean los últimos días de este mundo y haya muchas calamidades a punto de acaecer, es necesario que el mundo continúe existiendo hasta que no ocurran todas esas cosas que Al’lah ha revelado. Dios Altísimo me ha enviado como Manifestación de la Divina Providencia y yo soy la personificación Su poder; y cuando me haya ido aparecerán otras personas que se convertirán en la manifestación del Segundo Poder de Dios. En consecuencia, mientras aguardáis la Segunda Manifestación de Su Poder, haced todos vosotros muchas plegarias conjuntamente”.

De esta forma, de acuerdo con las profecías del Mesías Prometido (as) otorgadas por Al’lah, estamos siendo testigos del cumplimiento de las bendiciones de Dios, palabra por palabra, durante los últimos 113 años. Cuando el Mesías Prometido (as) falleció, algunas personas empezaron a decir que la cabeza de la Comunidad había sido seccionada, por así decirlo, y que ya no les quedaba nada. Ya he mencionado anteriormente algunas de estas declaraciones, en las que afirmaban que los áhmadis deberían abandonar la Yamat porque no había nadie que tomara el mando.

En este sentido, sobre Hazrat Jalifatul Masih I (ra), el periódico “Curzon Gazette” declaró:

“¿Qué les queda a los Mirzai ahora? Su cabeza ha sido seccionada y la persona que se ha convertido en su Imam [esto fue escrito después de que Hazrat Jalifatul Masih I (ra) fuera elegido Jalifa] no podrá hacer nada más que enseñarles el Corán en el mezquita”.

Sin embargo, estos ignorantes, que están desprovistos de sabiduría, qué iban a saber sobre la magnífica tarea para la que el Profeta Abraham (as) oró en aras que apareciera un Profeta extraordinario de entre su descendencia y que esta fue la magnífica Sharia que trajo el Santo Profeta (sa); y que este es el Libro (Corán) más perfecto y excelente que existe, a través del cual quienes lo lean y lo enseñen tendrán éxito en este mundo y en el Más Allá. El Mesías Prometido (as) fue enviado por Dios para difundir las enseñanzas de este mismo Libro y para ello se ha establecido la institución de Jilafat.

Por su parte, al escuchar esto, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) declaró:

“¡Que Al’lah se encargue de que esto suceda y yo pueda enseñaros el Corán solo!”.

Al final, esto es algo que Hazrat Jalifatul Masih I (ra) hizo de manera excepcional. Los enemigos que pensaban que la organización de la Yamat se hundiría y que se fragmentaría quedaron tan resentidos como siempre. Hazrat Jalifatul Masih I (ra) respondió a los hipócritas y a los que apoyaban al Sadr Anyuman (como una autoridad absoluta), de tal modo, que nadie tuvo el valor de propagar ninguna maldad y en su primer discurso como Jalifa, declaró: “Independientemente de vuestras emociones y opiniones, ahora debéis obedecer totalmente mis órdenes”.

Después, en otra ocasión, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) pronunció un contundente discurso en la Mezquita Mubarak de Qadián:

“Con vuestras acciones, me habéis causado tanto dolor, que ni siquiera pisaré la parte de la mezquita que fue construida por vosotros. Me encuentro en la mezquita de mi Mirza”; o sea, se encontraba en la parte de la mezquita que se construyó al principio, en la época del Mesías Prometido (as), en lugar de estar en esa parte de la mezquita que se construyó más tarde con las donaciones de los miembros de la Comunidad.

Hazrat Jalifatul Masih I (ra) continuó diciendo:

“No estoy en esa parte de la mezquita, sino que estoy en el lugar original de la misma, que fue construida en la época del Mesías Prometido (as)”, (o la porción que existía antes de la extensión). Y dijo además: “Declaro que tanto el Anyuman (Asociación Central) como la Yamat deben obedecer y servir al Jalifa”. (Es decir tanto el Anyuman como los creyentes tienen que servir al Jalifa). “El Anyuman es un asesor”. En este sentido, se le puede pedir consejo y, de hecho, es importante pedírselo.

Hazrat Jalifatul Masih I (ra) declaró además:

“Quien diga que el deber del Jalifa es solo tomar el juramento de lealtad (Baiat) y que la autoridad real pertenece al Anyuman debe arrepentirse. Dios me ha dicho que si alguno de vosotros me abandona y se hace apostata, Él me concederá otra Comunidad en su lugar”. 

Entonces añadió:

“Algunos me dicen que el único trabajo del Jalifa es dirigir las oraciones, anunciar los matrimonios y aceptar las promesas de lealtad. Esto puede ser realizado por cualquier mul-lah (clérigo religioso), ¿qué necesidad hay de nombrar a un Jalifa para ello? No existe ninguna condición de que se necesite a un Jalifa para llevar a cabo esas tareas”.

Y continuó diciendo:

“No hay ningún mandato que establezca que esto deba ser llevado a cabo solo por un Jalifa. No le doy ninguna importancia ni valor a realizar un Baiat de esta naturaleza. El verdadero Baiat es aquel que incluye la completa obediencia, por la que uno no ignora ni una sola instrucción emitida por el Jalifa”.

Así, mediante este discurso, no solo se frustraron los planes de los hipócritas, sino que también se silenció a los enemigos. Cuando aquella persona que consideraban débil y mayor habló con el apoyo Divino, hizo que se quedaran mudos y cayeron totalmente derrotados. Los que antes aplaudían se vieron obligados a ocultar sus rostros. Los miembros sinceros de la Yamat se animaron y volvieron a jurar lealtad al Jalifa, y el mundo observó cómo la Comunidad comenzó a progresar y a florecer.

Luego, en marzo de 1914, Hazrat Jalifatul Masih I (ra) falleció. Este incidente causó una gran conmoción en toda la Yamat. Los partidarios del Anyuman, que se mantuvieron firmes en que el verdadero sucesor del Mesías Prometido (as) era el propio Anyuman y que solo guardaban silencio debido a Hazrat Jalifatul Masih I (ra), se volvieron activos de nuevo. Del mismo modo, los hipócritas también comenzaron sus actividades. Pero de acuerdo con las promesas de Dios otorgadas al Mesías Prometido (as), una vez más, la institución del Jalifato se mantuvo con el apoyo de la Mano de Dios. Los partidarios del Anyuman estaban preocupados de que la Yamat eligiera a Hazrat Mirza Bashirud-din Mahmud Ahmad (ra) como el siguiente Jalifa e hicieron todo lo posible para evitarlo y retrasarlo, aunque fuera por un breve periodo.

En ese momento, Mirza Bashirud-din Mahmud Ahmad (ra) declaró abiertamente:

“Se debe elegir a un Jalifa. Al mismo tiempo, me gustaría aclarar que no tengo ningún deseo de convertirme en Jalifa. Quienquiera que sea que elijan como Jalifa, toda mi familia y yo estamos dispuestos a prometerle lealtad sincera”.

No obstante, algunas personas, que se consideraban ellas mismas extremadamente sabias y querían tomar el liderazgo, estaban preocupadas de que la decisión fuera a favor de Mirza Bashirud-din Mahmud Ahmad (ra), y por eso, cuando fue finalmente elegido como Segundo Jalifa, no lo aceptaron. Incluso no aceptaron lo que Hazrat Jalifatul Masih II, Hazrat Mirza Bashirud-din Mahmud Ahmad (ra) dijo con anterioridad, o sea, que estaba dispuesto a jurar lealtad a cualquiera que eligieran como Jalifa, pero que debía haber un Jalifa. A pesar de todo, de acuerdo con el testamento dejado por el Mesías Prometido (as), los creyentes se reunieron en la Mezquita Nur y aproximadamente 2.000 personas, o un quizás un poco más, aceptaron a Hazrat Mirza Bashirud-din Mahmud Ahmad (ra) como su Jalifa. La gente empezó a saltar por encima de los demás para jurar lealtad y hacer el Baiat. Los presentes en ese momento han escrito que parecía que los ángeles se apoderaron de la gente y la llevaban a jurar lealtad después de la elección.

Al ver todo esto, los partidarios del Anyuman, algunos de los cuales eran miembros prominentes, se apoderaron de todos los fondos y huyeron. Pero una vez más, el mundo es testigo de cómo Al’lah estableció la grandeza y majestuosidad de la Yamat a través del Jalifato Ahmadía. El periodo de 52 años de Hazrat Musleh Maud (ra) como Segundo Jalifa es una prueba de que el joven -al que Dios Altísimo entregó las riendas del Jalifato- llevó a la Comunidad a nuevas cimas de éxito a un ritmo trepidante. Las personas que saquearon la riqueza del Anyuman y afirmaron que los cristianos pronto gobernarían Qadián, sus progenitores hoy están viendo que el apoyo de Dios está con el Jalifato Ahmadía y a través de él están viendo que los cristianos están refugiándose bajo la bandera del Mesías de Muhammad (sa). Esto es lo que estamos presenciando.

Hazrat Musleh Maud (ra) estableció varias misiones en todo el mundo. Por ejemplo, en África, los misioneros cristianos no tuvieron la fuerza ni el valor de enfrentarse a los misioneros áhmadis. Finalmente tuvieron que admitir que el Ahmadíat se ha convertido en un gran obstáculo en el progreso del cristianismo y esto se menciona en sus informes. Así, tanto si era para frustrar los planes de atacar Qadián, el campo de la propagación del mensaje o la emigración, en cada paso, este determinado y decidido Jalifa dirigió la nave de la Yamat con la ayuda y el apoyo de Dios Altísimo, la llevó a nuevas cimas de éxito y la protegió. Y luego, de acuerdo con el decreto Divino, cuando falleció en noviembre de 1965, Al’lah estableció otro signo de la Segunda Manifestación de Su poder.

Una vez más, Dios reunió a la Comunidad en 1965 de la mano de Hazrat Mirza Nasir Ahmad, Jalifatul Masih III (rh), y transformó su estado de miedo en uno de paz. Y una vez más, la Yamat siguió alcanzando nuevas cimas de éxito. Comenzó una nueva era de establecimiento de escuelas y hospitales en África y además se introdujo el Ahmadíat en dicho continente. Aparte, la Comunidad comenzó a propagarse en todo el mundo. Hazrat Jalifatul Masih III (rh) recorrió algunos de los países africanos y esta visita tuvo un impacto extraordinario, pues era la primera vez que un Jalifa visitaba África.

En 1974, el gobierno de Pakistán de la época inició una campaña extremadamente dura en contra de los áhmadis y aprobó una ley para declararlos no-musulmanes. A pesar de ello, bajo la protección del Jalifa, la Yamat escapó con éxito de este peligroso ataque y los esfuerzos de los oponentes para impedir el éxito de la misma fueron completamente frustrados y desbaratados. Los oponentes, que pensaron que pondrían la Comunidad en un estado extremadamente indefenso, vieron como sus aspiraciones fueron completamente arruinadas y en su lugar Al’lah abrió nuevas vías de riqueza para la Yamat. En ese momento, sus miembros se encontraban en un estado económico muy debilitado, porque también los enemigos intentaron hacernos daño en ese sentido, pero Dios les concedió riqueza y además les permitió emigrar de allí. Por consiguiente, a aquellas personas que emigraron a Alemania o a cualquier otro país, después de 1974, se les concedió mucha riqueza. En este sentido, deben informar a sus hijos y a su progenie futura de cómo el enemigo hizo esfuerzos contra ellos, y luego cómo Dios Altísimo les abrió nuevos caminos bajo la sombra del Jalifato y les concedió mil veces más riqueza que antes.

En junio de 1982, Hazrat Jalifatul Masih III (rh) falleció y una vez más Al’lah, de acuerdo con Su promesa, transformó el estado de miedo de la Yamat en paz, a través de Hazrat Mirza Tahir Ahmad, Jalifatul Masih IV (rh). En ese momento, los oponentes se quedaron completamente aturdidos al ver el éxito de la Comunidad y una vez más trataron de urdir nuevos planes y destruir completamente el Jalifato Ahmadía. Por un lado, el enemigo, según su propia valoración, trató de lanzar un ataque mortal, aunque esta gente ignorante y carente de toda sabiduría no logró comprender los planes de Dios. Mediante una ayuda y un apoyo extraordinarios, Al’lah permitió a Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) emigrar de Pakistán y los opositores se quedaron sin palabras. Después de la emigración del cuarto Jalifa (rh), comenzó una nueva era de éxito y a través de la retransmisión vía satélite, el Jalifa de la época, el Ahmadíat y el verdadero mensaje del Islam comenzaron a llegar no sólo a la casa de cada áhmadi, sino incluso a los no-áhmadis de todo el mundo y se abrieron nuevas vías de tabligh (predicación). El Ahmadíat se estableció por primera vez en muchos países y el verdadero mensaje del Islam comenzó a difundirse. La publicación del Sagrado Corán aumentó aún más que antes y sus traducciones se realizaron en nuevas lenguas.

Sin embargo, de acuerdo con el decreto Divino, Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) falleció en abril de 2003. Una vez más, esta noticia conmocionó a la Yamat y el enemigo, en su opinión, pensó que era la oportunidad perfecta para acabar ahora con la Comunidad. Pero de acuerdo con las promesas otorgadas por Al’lah al Mesías Prometido (as), Él concedió una vez más Su apoyo a la Yamat y lo hizo de tal manera, que incluso los maulwis (clérigos) oponentes reconocieron que, a pesar de no considerarnos veraces, la manifestación práctica del apoyo de Dios estaba con la Comunidad y fueron testigos de ello; aunque, a pesar de saber que la manifestación práctica del apoyo de Al’lah está con nosotros, no están dispuestos a aceptar el Ahmadíat.

Dios Altísimo escuchó las oraciones de los creyentes y transformó su estado de temor en uno de paz, y a través del Mesías Prometido (as) comenzó la era del quinto Jalifa en la historia del Islam. En la primera época del Islam, el Jilafat-e-Rashida (ra), (los cuatro Jalifas rectamente guiados), estuvo limitado a cuatro Jalifas y esto mismo había sido profetizado por el Santo Profeta (sa). Y ahora, la era del quinto Jalifa, que ha comenzado a través del Mesías Prometido (as), también está de acuerdo con la profecía del Santo Profeta (sa). Desde el advenimiento del Mesías Prometido (as), se han escrito muchos capítulos nuevos en la historia del Islam y la era del quinto Jalifato es uno de ellos. Los oponentes pensaron que el liderazgo de la Yamat ya no estaba en manos fuertes, pero poco saben que la verdadera mano que está dirigiendo la Comunidad es de hecho la Mano de Dios y Él concede fuerza a aquellos con los que Él está y Él apoya.

Hoy en día, los adversarios miran el éxito de la Yamat con gran envidia, incluso más que antes. La expansión global de la Comunidad y su reconocimiento mundial en esta época se han producido de forma extraordinaria, entre todos los sectores de la sociedad y a todos los niveles; y esto se está haciendo de manera extraordinaria. Soy una persona muy débil y este éxito no se debe a ninguna excelencia por mi parte. La Comunidad Musulmana Ahmadía está siendo presentada a los líderes de los diversos gobiernos del mundo y en sus parlamentos, debido puramente a la gracia de Dios Altísimo y de acuerdo con Sus promesas otorgadas al Mesías Prometido (as); y esto está ocurriendo precisamente en cumplimiento de las profecías del Santo Profeta (sa) y somos testigos de las bendiciones de Dios a diario.

La publicación del Sagrado Corán y la traducción de los libros del Mesías Prometido (as) a varios idiomas han aumentado mucho más que antes. A través de la MTA, el verdadero mensaje del Islam llega a todos los países del mundo. Al principio solo había un canal y se emitía en un solo idioma, ahora la MTA (Muslim Television Ahmadiyya) tiene ocho canales diferentes que operan en todo el mundo. En varios países también se han creado estudios para la MTA, desde los que se preparan programas que luego se emiten en la misma. Los estudios no se encuentran en un solo lugar, sino que se han establecido en varias partes de África, América del Norte y Europa. A pesar de esto, cuando miramos nuestros medios y recursos, parece imposible que seamos capaces de hacerlo. Del mismo modo, el verdadero mensaje del Islam se propaga a través de las redes sociales. El gobierno de Pakistán ha impuesto restricciones por diversos medios, pero Dios Altísimo nos ha abierto nuevas vías en otros países.

Luego, durante la pandemia de covid-19, Al’lah nos ha enseñado un nuevo enfoque de cómo uno puede fortalecer su vínculo con el Jalifato, como por ejemplo a través de reuniones online o virtuales. Por estos medios, se están llevando a cabo muchos encuentros y se ha establecido una comunicación directa con la Comunidad, en la que los miembros de la misma pueden buscar la guía directamente del Jalifa de la época. Mientras resido aquí, al sur de Londres, estoy conociendo gente de países de África, Indonesia, Australia, Estados Unidos, etc. Todos estos son los signos del apoyo de Al’lah que estamos presenciando. Así pues, nunca debemos olvidar que siempre hemos de hacer verdadera justicia a estos signos de la Gracia de Dios y a las bendiciones que nos está otorgando a través del Jalifato, para que sigamos participando de esta recompensa hasta el Día del Juicio, tal como lo profetizó el Santo Profeta (sa).

Dios Altísimo ha revelado Su promesa de conceder el éxito al Mesías Prometido (as) y Al’lah nunca rompe Su promesa. No obstante, tenemos que seguir cumpliendo con nuestras responsabilidades para poder participar de estas bendiciones. Debemos además permanecer siempre como siervos agradecidos de Dios y postrarnos ante Él, y tenemos que demostrar nuestra gratitud por esta bendición del Jalifato a través de cada una de nuestras palabras y acciones. Tenemos que estar dispuestos a hacer cualquier tipo de sacrificio para cumplir nuestro compromiso de obediencia al Jalifato, hasta nuestro último aliento; solo entonces podremos hacer verdadera justicia, o sea, cuando inculquemos este espíritu de obediencia en nuestra progenie futura, hasta el Día del Juicio. El Mesías Prometido (as) ha asegurado a aquellos de entre nosotros que estén dispuestos a hacer todo tipo de sacrificios, mientras se mantienen firmes en su fe, que se convertirán en receptores de las bendiciones de Dios Altísimo.

En relación con esto, el Mesías Prometido (as) afirma:

“No penséis que Al’lah dejará que os perdáis. Vosotros sois la semilla que la Mano de Dios ha sembrado en la tierra. Dios Altísimo dice que esta semilla crecerá y florecerá, y sus ramas se extenderán en todas direcciones y se convertirá en un enorme árbol. Así pues, bienaventurado el que cree en lo que Al’lah dice y no teme las pruebas que sufre en Su camino, porque la llegada de las pruebas es esencial para que Dios pueda probaros y ver quién es verdadero en su declaración de Baiat y quién es falso. Quien vacile ante una prueba no hará ningún daño a Dios y la mala suerte solo le llevará al infierno. Si no hubiera nacido, habría sido mejor para él. Pero todos los que permanezcan firmes hasta el final, aunque sean sacudidos con temblores de calamidades y golpeados con tormentas de desgracias, ridiculizados y burlados por la gente, y odiados y vilipendiados por el mundo, saldrán finalmente victoriosos; y se les abrirán las puertas de las Bendiciones para ellos”.

Hazrat Mesihe Maud (as) continúa:

“Dios Altísimo se dirigió a mí y me dijo que debía informar a mi Comunidad que aquellos que creen y su creencia no está adulterada con consideraciones mundanas, está libre de hipocresía y cobardía, y no se encuentra falta alguna en ninguna etapa de su obediencia, tales personas son las preferidas de Dios; y Al’lah dice que ciertamente estos son los que han alcanzado el rango espiritual de la Verdad”.

El Mesías Prometido (as) añade:

“La Palabra de Dios me informa de que ocurrirán muchas calamidades y descenderán muchos desastres sobre la tierra, algunos durante mi vida y otros una vez que me haya ido. Y Él promoverá y hará avanzar esta Comunidad plenamente. Una parte de ello ocurrirá con mis manos y otra después de mí”.

 ¡Insha Al’lah, este éxito está destinado a suceder, por lo que Al’lah siempre nos permita permanecer firmes!

¡Que Dios nos permita ser testigos de los signos del éxito completo de la Yamat y cumplir las promesas que hemos hecho, para que podamos ser testigos del cumplimiento de las promesas de Dios Altísimo en nuestras propias vidas!

¡Que nuestra adoración, nuestras oraciones y nuestras obras alcancen el placer de Al’lah!

¡Que podamos desarrollar una verdadera comprensión de la institución del Jalifato y enseñarla también a nuestra progenie, para que nuestras generaciones futuras sigan beneficiándose de estas bendiciones hasta el Día del Juicio Final!

Ahora me gustaría volver a llamar vuestra atención sobre las oraciones:

Recordad a los áhmadis de Pakistán en vuestras oraciones y a los demás áhmadis que están siendo oprimidos en cualquier otra parte del mundo. Rezad también por los musulmanes que se enfrentan a injusticias, ya sea en Palestina o en cualquier otra parte del mundo.

¡Que Dios Altísimo alivie sus penurias y les mejore su situación y que permita a los áhmadis adherirse verdaderamente a las enseñanzas del Mesías Prometido (as) y convertirse en verdaderos creyentes!

Y aquellos musulmanes que aún no han aceptado al Mesías Prometido (as), que Dios Altísimo les permita reconocerlo y entrar en su Baiat. ¡Que podamos ver rápidamente la bandera del Islam y la bandera del Santo Profeta (sa) enarbolada en todo el mundo, y seamos testigos de que el Tauhid (la Unidad de Dios) se establezca en todo el mundo!

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) recitó los siguientes versículos del Sagrado Corán:

Al‑lah ha prometido a aquellos de vosotros que crean y hagan buenas obras, que en verdad les hará Sucesores en la tierra, tal como nombró Sucesores de entre quienes existieron antes que ellos; y que Él en verdad establecerá para ellos su religión que les ha elegido; y que ciertamente les dará a cambio seguridad y paz después de su temor: Ellos Me adorarán y no asociarán a nadie conmigo. Luego, quienes después de eso, sean desagradecidos, serán los rebeldes.Cumplid la Oración, dad el Zakat y obedeced al Mensajero, para que se os muestre misericordia. (El Sagrado Corán 24:56-57)

Entendiendo el significado del Día del Jilafat

Su Santidad (aba) dijo que ayer fue 27 de mayo, conocido en la Comunidad como el Día del Jilafat. En este día, se realizan programas para que podamos entender el significado del Jilafat y comprender esta bendición para que podamos seguir recibiendo sus beneficios. Somos afortunados de haber aceptado al Mesías Prometido (as) y, por consiguiente, hemos aceptado el Jilafat que nos permite continuar siguiendo las enseñanzas del Mesías Prometido (as) y seguir propagándolas en el mundo también.

Su Santidad (aba) dijo que al estar vinculado al Jilafat, cada Ahmadi tiene una responsabilidad que debe mantener. En los versículos recitados, Dios ha prometido la paz y la seguridad a condición de que se tenga una fe firme, se realicen buenas acciones, se haga justicia en su adoración y no se asocien partícipes con Dios. Para conseguirlo, la adoración a Dios y las oraciones son esenciales. Uno debe ofrecer Salat (oración), gastar en el camino de Al’lah y seguir las enseñanzas del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que cuando cumplamos con estas cosas y cumplamos con nuestro juramento de dar prioridad a nuestra fe sobre los asuntos mundanos, entonces recibiremos esas bondades y bendiciones prometidas por Dios, y podremos beneficiarnos verdaderamente del Jilafat. Por lo tanto, esta promesa de Dios no sólo es un medio de gran alegría, sino que también es una fuente de preocupación para nosotros, ya que debemos analizar y ver si estamos cumpliendo las condiciones que han sido señaladas por Dios. No basta con conocer la historia del Jilafat, sino que debemos considerar si somos verdaderamente temerosos de Dios, si hacemos justicia al culto, si seguimos las enseñanzas presentadas por el Santo Profeta (sa). Debemos considerar si nuestras buenas y virtuosas acciones se hacen por el bien de Dios o por el bien de mostrar a los demás.

Obtener las bendiciones de esta promesa divina

Su Santidad (aba) dijo que sólo cuando cada una de nuestras acciones sea por el bien de Dios podremos alcanzar las bendiciones de esta promesa hecha por Dios. Este es el verdadero significado de “hacer buenas obras” como lo establece Dios.

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) quien dijo que en el Sagrado Corán, donde Dios menciona la creencia, también menciona las buenas obras. Un verdadero creyente es aquel que hace buenas obras, mientras que evita aquellas cosas que anulan esas obras, como hacerlas para mostrar a otros. Además, no sólo se evitan las cosas que anulan las buenas obras, sino que ni siquiera se permite que ese pensamiento pase por su mente. Es entonces cuando uno se convierte en un verdadero creyente. Así, junto con la creencia, hacer buenas obras es también una condición.

Su Santidad (aba) dijo que hacer buenas obras y acciones no significa hacer algo que uno considera en su propia mente como bueno. Más bien, es seguir el ejemplo del Santo Profeta (sa) en letra y espíritu, sin muestra alguna de ostentación, orgullo o indolencia. Son estas personas las que verdaderamente tienen una conexión sincera con el Jilafat y las que defienden el honor del Jilafat. Haciendo buenas acciones en su verdadera esencia, estas personas estarán atrayendo la atención del Jalifa y sus oraciones hacia ellos. Tales personas tendrán una verdadera conexión con el Jilafat, siendo así los que alcancen la verdadera paz y seguridad prometidas por Dios.

Su Santidad (aba) dijo que hay quienes en el mundo intentan tomar un manto similar al del Jilafat, sin embargo están destinados a fracasar, como siempre lo hacen, ya que esto es algo otorgado sólo por Dios Todopoderoso, y este Jilafat que ha establecido siempre permanecerá.

Su Santidad (aba) dijo que cada ahmadi debe estar agradecido a Dios por haberle concedido la generosidad del Jilafat. Al mismo tiempo, cada ahmadi debe reflexionar siempre sobre si está cumpliendo las condiciones mencionadas por Dios. Cuando uno vive con este pensamiento constante, y luego hace buenas acciones en consecuencia mientras reza por el Jilafat, entonces realmente alcanzará las bendiciones del Jilafat.

Cumplimiento de la Segunda Manifestación

Su Santidad (aba) dijo que en su libro ‘El testamento’, el Mesías Prometido (as) ha escrito en detalle sobre el establecimiento del Jilafat. El Mesías Prometido (as) dijo que Dios siempre ayuda a Sus profetas incluso después de su muerte, para que su misión pueda continuar y llegar a su fin.Su Santidad (aba) dijo que cuando el Mesías Prometido (as) falleció, los opositores de la Comunidad se alegraron y dijeron las cosas más desagradables respecto al Mesías Prometido (as). Dijeron que ahora, tras su fallecimiento, esta Comunidad se tambalearía y se disiparía. Los opositores decían que sin el Mesías Prometido (as), la Comunidad seguramente sería incapaz de funcionar y se desvanecería sin nadie al frente para dirigirla.

Su Santidad (aba) dijo que estos oponentes estaban ciegos ante el hecho de que Dios había asegurado al Mesías Prometido (as) que incluso después de su muerte, su misión continuaría y llegaría a su fin. Por lo tanto, el Mesías Prometido (as) había dicho a su Comunidad que verían una segunda manifestación y que esta Comunidad continuaría.

Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) que dijo que una Comunidad divina ve dos manifestaciones. La primera es la manifestación del propio profeta. La segunda manifestación llega cuando el profeta fallece y la Comunidad experimenta grandes dificultades. Es en ese momento cuando se produce la segunda manifestación, al igual que ocurrió tras el fallecimiento del Santo Profeta (sa), cuando Dios Todopoderoso estableció la segunda manifestación y comisionó a Hazrat Abu Bakr (ra) como Jalifa.Su Santidad (aba) citó al Mesías Prometido (as) que dijo:

Por lo tanto, no os aflijáis por lo que se haya dicho, ni os angustiéis, pues es esencial que también presenciéis la segunda Manifestación, cuya aparición será preferible para vosotros, pues es eterna y perdurará hasta el Día del Juicio. Y esta segunda Manifestación no puede ocurrir hasta que yo no haya partido. Mas una vez que me haya ido, Dios os enviará la segunda Manifestación, que permanecerá para siempre con vosotros, como Dios ha prometido en Brahin-e-Ahmadía. Y esta promesa no se refiere a mi persona, sino más bien a vosotros mismos, pues Dios ha anunciado: “Haré que esta Yamaat, compuesta de tus seguidores, prevalezca sobre las demás hasta el Día del Juicio”. Por lo tanto, es inevitable que presenciéis el día de mi partida para que después de ese día aparezca el día de la promesa eterna. Nuestro Dios es Aquél que cumple Sus promesas y es un Dios Leal y Verdadero. Él os mostrará todo cuanto ha prometido. Aunque estos sean los últimos días del mundo y estén a punto de acaecer muchas calamidades, es necesario que el mundo continúe existiendo hasta que no se cumpla todo lo que Dios ha profetizado. Dios me ha enviadocomo Manifestación de la divina Providencia y yo soy laencarnación Su poder. Y cuando me haya ido aparecerán otraspersonas que se convertirán en la manifestación del segundopoder [de Dios]. Por lo tanto, mientras aguardáis la segundaManifestación de Su Poder, haced muchas plegariasconjuntamente. (El Testamento, página 7-8)

Continuación de la Institución del Jilafat

Su Santidad (aba) dijo que durante los últimos 113 años, esta Comunidad ha visto el cumplimiento de esta promesa hecha por Dios Todopoderoso al Mesías Prometido (as). Los opositores no se dieron cuenta de que el propósito mismo de esta segunda manifestación era el mismo que la oración hecha por el Profeta Abraham (as) para que alguien fuera comisionado después de él con el fin de continuar su misión. Fue por la misma razón que el Mesías Prometido (as) fue comisionado, para continuar las enseñanzas del Santo Profeta (sa).

Su Santidad (aba) dijo que en su primer discurso como Jalifa, el Primer Califa, Hazrat Hakim Maulvi Nooruddin (ra) dijo que todos debían obedecerle como Jalifa. Dijo que no tenía ningún valor el mero hecho de prometer lealtad, o que él aceptara el juramento de lealtad de otros, pues esto lo puede hacer cualquiera. Por el contrario, el aspecto más importante debe ser la completa obediencia al Jilafat.

Su Santidad (aba) dijo que en marzo de 1914, cuando falleció el Primer Jalifa (ra), hubo de nuevo un período de temor, pero una vez más, Dios cumplió la promesa hecha al Mesías Prometido (as) y estableció el Jilafat de nuevo.Su Santidad (aba) dijo que había quienes estaban en contra del Jilafat y se oponían a que Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) se convirtiera en el Jalifa. Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) proclamó que según la voluntad del Mesías Prometido (as) y la promesa que le hizo Dios, debía haber Jilafat, y que él juraría lealtad a quien fuera elegido. Finalmente, aunque no deseaba personalmente el cargo, Hazrat Mirza Bashiruddin Mahmud Ahmad (ra) fue elegido como el siguiente Jalifa. Está registrado que había más de dos mil personas en Masjid Nur para jurar lealtad al Segundo Califa (ra) y su estado de devoción era tal que clamaban para jurar su lealtad a él. Su Santidad (aba) dijo que los 51 años de la era del Segundo Califa (ra) son testimonio de la ayuda de Dios que acompañó al Jilafat.

Su Santidad (aba) dijo que en noviembre de 1965, tras el fallecimiento del Segundo Jalifa, Dios Todopoderoso cumplió su promesa una vez más y estableció el Jilafat en la persona del Tercer Jalifa, Hazrat Mirza Nasir Ahmad (rh). Durante esta época, la Comunidad volvió a dar grandes pasos, incluyendo el gran éxito que tuvo en África. Fue durante esta época cuando el gobierno pakistaní intentó suprimir la Comunidad Musulmana Ahmadía y eliminarla, pero el Tercer Jalifa (rh) fue capaz de sacar a la Comunidad de esa situación y le concedió seguridad.

Su Santidad (aba) dijo que entonces, en junio de 1982, cuando el Tercer Califa (rh) falleció, Dios Todopoderoso convirtió el miedo de la Comunidad en paz una vez más al establecer el Khilafat en la forma del Cuarto Califa, Hazrat Mirza Tahir Ahmad (rh). Dios manifestó Su ayuda de manera extraordinaria durante este tiempo. El Cuarto Califa (rh) pudo emigrar con seguridad desde Pakistán a Londres. Fue durante esta época que, vía satélite, se inició un canal de televisión global que abrió innumerables vías nuevas.

Su Santidad (aba) dijo que en abril de 2003, la Comunidad fue golpeada con gran dolor una vez más cuando el Cuarto Califa (rh) falleció. Los opositores pensaron que este era seguramente el fin de la Comunidad, sin embargo, Dios Todopoderoso ayudó a la Comunidad de tal manera que incluso los opositores tuvieron que admitir que la ayuda de Dios está con esta Comunidad, ya que el Quinto Califa (aba) fue comisionado. Los oponentes pensaron que la Comunidad no prosperaría, pero poco conocimiento tenían de que la verdadera mano que dirige esta Comunidad es la mano de Dios. Su Santidad (aba) dijo que el progreso de la Comunidad que se ve en esta época es por la gracia de Dios, y Su promesa hecha al Mesías Prometido (as).

Progresos realizados bajo el liderazgo del Jilafat

Su Santidad (aba) dijo que la Comunidad está floreciendo a pasos de gigante. Las traducciones del Sagrado Corán en varios idiomas se están difundiendo por todo el mundo. La MTA comenzó con un solo canal, y ahora hay ocho canales y estudios establecidos en todo el mundo. El mensaje de la Comunidad se está difundiendo también a través de las redes sociales. Se están abriendo nuevas vías, como las reuniones virtuales, en las que Su Santidad (aba) estamdo en Inglaterra se reúne con personas de todo el mundo, y la gente puede recibir orientación directa de su Jalifa.

Su Santidad (aba) dijo que las bondades de Dios asociadas al Jilafat son innumerables. Sin embargo, si deseamos beneficiarnos de ellas, debemos cumplir con nuestras responsabilidades; debemos ser completamente obedientes al Jilafat e inculcar lo mismo a nuestras futuras generaciones.

Su Santidad (aba) rezó para que nos mantengamos siempre firmes y seamos capaces de cumplir nuestros juramentos para que podamos ver el cumplimiento de la promesa de Dios y la victoria de la Comunidad. Que nuestra adoración y nuestras obras alcancen la complacencia de Dios. Que comprendamos realmente la bondad del Jilafat y seamos capaces de explicarlo a las generaciones futuras para que también se beneficien del Jilafat.

Un llamamiento a la oración

Su Santidad (aba) hizo un llamamiento a la oración por los ahmadíes de Pakistán y por los ahmadíes oprimidos en cualquier parte del mundo. Su Santidad (aba) dijo que se rezara por todos y cada uno de los musulmanes que se enfrentan a la injusticia en el mundo, como los de Palestina. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah les facilite las cosas. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah permita a los ahmadíes seguir verdaderamente al Mesías Prometido (as), y que los musulmanes que aún no han reconocido al Mesías Prometido (as) se den cuenta de la verdad y lo acepten. Que podamos levantar la bandera del Islam y del Santo Profeta (sa) en todo el mundo, y que podamos ver la Unidad de Dios establecida en todo el mundo.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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