Pronunciado por el Mesías Prometidoas ante una gran audiencia, el 4 de noviembre de 1905
Comienzo mostrando mi agradecimiento a Al’lah el Todopoderoso, quien me ha dado una vez más la oportunidad de visitar esta ciudad y de poder transmitir Su mensaje a sus ciudadanos.
Cuando estuve aquí hace 14 años, me acompañaron muy pocos, y mis adversarios fueron muy explícitos al condenarme como un mentiroso, un no creyente, y como el anticristo. A sus ojos era como un condenado y un maldito. Pensaron que era sólo una cuestión de poco tiempo antes de que mi Yama’at fuera rechazada y, como resultado, se desintegrara, para finalmente desaparecer sin dejar rastro.
Para lograr este objetivo, se urdieron intrigas y se hicieron extensos esfuerzos, que culminaron en un edicto religioso— fatwa— en el que se declaraba que yo y mi Yama’at estábamos fuera del redil del Islam. Este edicto fue ampliamente difundido en la India y, lamento decir, que algunos ulemas de esta misma ciudad fueron de los primeros en pronunciarlo. Pero como puedo observar, y todos vosotros sois testigos, hoy ya no están aquí entre nosotros, mientras que Al’lah me ha concedido la vida y ha extendido mi Yama’at.
Sé que este edicto, que me declara incrédulo, y cuenta con las firmas y sellos de unos 200 ulemas y eruditos musulmanes, fue reeditado y circuló por todas las ciudades principales de la India. En el mismo se me acusaba de no tener fe, de ser el anticristo, un impostor, y un absoluto descreído. Utilizaron todos los medios a su disposición, creyendo que el ataque que habían planeado era suficiente para destruir este movimiento.
La verdad es que si este hubiera sido un movimiento creado por el hombre y basado en la falsedad, el arma del edicto hubiera sido más que suficiente para su erradicación. Pero como es una Yama’at fundada por el mismísimo Dios Todopoderoso, no puede ser destruida por los intentos hostiles del enemigo. A medida que la oposición a la Yama’at cobró impulso, también se comenzó a arraigar con mayor firmeza en el corazón de las personas, gracias al respeto y el honor que comandaba.
Hoy, doy gracias a Dios cuando miro hacia atrás a la época en la que solamente tenía un puñado de personas a mi lado, y los miembros de mi Yama’at constituían un número muy pequeño. Hoy, vosotros sois testigos a mi lado de una gran Yama’at, cuya afiliación ya ha alcanzado los 300,000, que está aumentando día a día, y que ciertamente llegará a ser de cientos de millones.
Esta gran revolución que presenciamos ¿Podría haber sido originada por las manos humanas? La gente del mundo deseaba borrar todo el rastro de mi Yama’at, y lo habría hecho hace mucho tiempo si ello hubiera estado en sus manos. Pero se trataba de la obra de Dios Todopoderoso, y el poder terrenal no puede impedir lo que Él desea; y al mismo tiempo, los planes que hace el mundo pero que Dios no aprueba, nunca pueden tener éxito.
¡Reflexionad un momento y pensad! Todos los ulemas, los custodios de los santuarios y sus secuaces, se levantaron para oponérseme y unieron sus manos incluso con los seguidores de las otras religiones. Sin escatimar esfuerzos, me etiquetaron de apóstata para alejar de mí al conjunto de los demás musulmanes. Cuando todo esto fracasó, iniciaron procesos judiciales en mi contra. Trataron de implicarme en un caso de asesinato, e hicieron todo lo posible para que me condenaran. Me acusaron de tramar el asesinato de un sacerdote. En esa demanda Maulvi Muhammad Hussein desempeñó un papel muy activo en contra mía, apareciendo personalmente como testigo de la acusación, con la esperanza de que me encerraran y me castigaran. Que hubiera llegado a tanto, muestra claramente su incapacidad a la hora de presentar algún argumento plausible, o pruebas para refutar mi afirmación. De hecho, es una práctica bien conocida que cuando un enemigo no encuentra argumento o razón, opta por la persecución y por el asesinato; planea el destierro del adversario de su tierra natal, y maquina diversas tramas y conspiraciones contra él.
Esto es lo que sucedió cuando los incrédulos de La Meca se volvieron impotentes contra el Santo Profetasa, y todos sus esfuerzos se vieron frenados; conspiraron para matarlo, encarcelarlo y expulsarlo de su tierra natal. Sus compañeros también fueron sometidos a torturas; pero al final, todos los planes e intenciones de los habitantes de Meca quedaron frustrados. Exactamente la misma vieja historia se repite ahora en mi caso.
Pero este mundo no puede existir sin un Creador y sin un Sustentador. Él es quien distingue la verdad de la falsedad, y ayuda a los veraces a prevalecer en última instancia. En este momento, Dios ha vuelto a mostrar un destello de Su Poder, y yo soy de hecho un signo vivo de Su gracia y socorro. Todos vosotros podéis ver por vuestra cuenta, que yo soy aquel a quien el pueblo rechazó, y, sin embargo, me presento ante vosotros como el elegido de Dios.
Recordad esa época en la que llegué aquí hace catorce años. ¿Quién deseaba que tuviera siquiera un sólo seguidor? Los ulemas y sufís musulmanes, los venerables y los opulentos, todos deseaban mi muerte y la desaparición de este movimiento; no podían soportar que floreciera; pero Dios, que siempre ayuda a Su pueblo elegido, y otorga la victoria a los justos, también me ayudó. Por lo tanto, el resultado ha sido exactamente el contrario al proyectado y planeado por mis enemigos. Él me ha bendecido con el éxito y ha atraído hacia mí la atención de la gente. Han venido y están llegando en gran número, rompiendo las barreras de la oposición y superando los obstáculos que encuentran en su camino. Ciertamente, este es un punto a considerar. ¿Puede acaso ser resultado del mero esfuerzo y la planificación humana que alguien salga completamente ileso, cuando existen personas poderosas decididas a destruirle mediante todo tipo de complots, y usando todos los medios posibles para crear un incendio a su alrededor? Por supuesto que no, pues esta es ciertamente la obra de Dios Todopoderoso, quien siempre ha mostrado tales milagros.
Hay otra prueba innegable de la veracidad de mi afirmación. Hace veinticinco años, nadie conocía mi nombre, ni se me visitaba en Qadian, y ni siquiera había quien mantuviera correspondencia conmigo. Sin embargo, en ese estado de anonimato y desamparo, Al’lah se dirigió a mí con estas palabras:3
Esta es la poderosa profecía que se me reveló en aquellos días. Ha sido ampliamente difundida desde entonces, y leída por personas de distintas fes y confesiones. En aquel momento y en esa condición, cuando yo estaba aislado y nadie me conocía, Dios me informó que la gente se reuniría conmigo, en gran número, procedente de tierras lejanas, y que también se dispondrían las provisiones necesarias para ellos, porque una persona por sí sola no puede proporcionar hospitalidad a cientos de miles de invitados, o soportar los gastos que conllevan. Así que Dios dijo:
“Ellos también traerán sus propias provisiones”. Como el ser humano tiende a cansarse de las multitudes, y es probable que se comporte de manera descortés, Dios me advirtió que no debía mostrarles descortesía, ni tampoco debía cansarme del flujo abrumador de personas.
Reflexionad si está dentro del alcance del poder humano prever tal acontecimiento con veinticinco o treinta años de antelación. Lo que es aún más notable es que todo esto debía suceder exactamente como se predijo. Ningún hombre puede conocer con certeza los cambios que tendrán lugar a lo largo de su vida mortal, ni siquiera puede predecir si vivirá para respirar el siguiente aliento; ¿cómo puede entonces predecir tal acontecimiento? El hecho es que yo estaba literalmente solo en ese momento, y además era reacio a conocer gente nueva. Pero llegaría un tiempo en que cientos de miles de personas se reunirían conmigo. De ahí la necesidad de este mandamiento divino:4
Durante esos días Dios también me dijo:5
Esto significa: “Se acerca rápidamente el momento en el que llegará la ayuda, y en el que serás reconocido por la gente”. El mismo mensaje me fue reiterado en numerosas revelaciones en persa, árabe e inglés. Aquellos que temen a Dios tienen motivo para reflexionar sobre el cumplimiento de una profecía que fue anunciada con tanta antelación. Esto fue incorporado y publicado en Brahin-e-Ahmadiyya, un libro que fue ampliamente distribuido y leído por amigos y enemigos por igual. También se envió una copia de este libro al Gobierno. Los cristianos y los hindúes también lo leyeron. Un número considerable de personas de esta ciudad también lo poseen, y pueden verificar por sí mismos si contiene o no esta profecía.
Aquellos ulemas (que por pura hostilidad me llaman anticristo y mentiroso, y niegan que se haya cumplido alguna de mis profecías), deberían sentirse avergonzados, y decir qué otra cosa es una profecía si ésta no lo es. Brahin-e-Ahmadiyya es el libro que fue revisado por Maulvi Abu Sa’eed Muhammad Hussein Batalvi, mi antiguo compañero de estudios que solía, a menudo, venir a Qadian. Él sabe muy bien, como muchos otros originarios de Qadian, Batala, Amritsar y demás lugares cercanos, que yo estaba solo y aislado, y era totalmente desconocido en aquel momento. Teniendo en cuenta mis circunstancias, nadie podría imaginar que llegaría un tiempo en el que tendría cientos de miles de seguidores.
Afirmo solemnemente que yo no era nadie en aquel momento. Me encontraba solo e indefenso. Fue durante este período en el que Dios mismo me enseñó la siguiente oración:6
Él me enseñó esta oración porque Él ama a los que le oran, ya que la oración constituye la verdadera adoración. Él dice en el Sagrado Corán, 7
“Rogadme; pues Yo responderé a vuestra oración.” El Santo Profetasa también insistió en que la oración es la esencia de la adoración. El otro significado implícito en esta revelación es que Dios desea que me dé cuenta, a través de esta oración que, aunque estoy solo, vendrá un tiempo en el que ya no lo estaré. Proclamo que esta profecía brilla tan fuerte como el día, y nadie puede negar el hecho de que yo estaba solo en aquel momento. ¿Alguien se atreve a levantarse y afirmar que tenía una Yama’at a mi lado? ¡Pero observad cómo Dios Todopoderoso, de acuerdo con Su promesa y Su profecía de hace muchos años, me ha dado un número tan grande de seguidores! ¿Quién puede negar esta gran profecía en el contexto de dicha situación y condición, particularmente cuando el mismo libro contiene también la profecía de que tendrá lugar una feroz oposición de personas que tratarán de detener el progreso de esta Yama’at, pero que Dios frustrará todos sus planes?
Nuevamente, como se menciona en Brahin-e-Ahmadiyya, Dios prometió no ceder hasta que los puros fueran distinguidos de los impuros. Al narrar estos hechos, no quiero dirigirme a aquellos que no temen a Dios, que distorsionan Sus palabras, y que no piensan que van a morir. Al contrario, mi apelación es para aquellos temerosos de Dios que creen que la muerte es inevitable, y que la hora de la muerte se acerca rápidamente. Esa gente, temerosa de Dios, no puede ser tan impertinente como para afirmar que esta profecía, hecha hace unos veinticinco años, fuera el resultado del esfuerzo o la especulación humana, especialmente cuando fue profetizada por alguien tan desconocido, y estando además la profecía acompañada por otra profecía que dice que la gente tratará de oponérseme, pero que verán frustrados sus planes. ¡Predecir que los intentos de los opositores fracasarán, a la vez que tendrá éxito el autor de la profecía es un hecho extraordinario! Sin embargo, si todavía os queda alguna duda, es vuestra responsabilidad citar algún precedente.
Os reto a citar un sólo ejemplo de algún impostor, desde la época de Adánas hasta nuestros días, que hiciera una profecía similar veinticinco años antes, cuando aún se encontraba en el anonimato. Si alguien puede mostrar tal precedente, entonces todo este movimiento y misión merecerían ciertamente el rechazo. Pero, ¿quién puede deshacer la obra y la voluntad de Al’lah? Rechazar, ridiculizar y denegar sin ninguna justificación, es propio del bastardo y del ilegítimo. Ningún caballero puede cometer semejante crimen. Esto debería bastar para que aquellos de vosotros que tengan una mente abierta, establezcan la verdad de mi demanda. Recordad, esta profecía no puede ser rechazada a menos que se muestre un precedente que la refute.
Insisto en que esta profecía está presente en Brahin-e-Ahmadiyya, libro que fue revisado por Maulvi Abu Sa’eed. Aquí, en esta misma ciudad, Maulvi Muhammad Hassan, Munshi Muhammad Umar y algunos otros, también deben tener en su posesión este libro. Copias del mismo han llegado a La Meca, Medina y Bojara. También fue enviado al Gobierno. Ha sido ampliamente leído tanto por los hindúes, como por los musulmanes y los samajistas de Brahmu. No es un libro desconocido, sino un libro de renombre. Ninguna persona culta, de inclinación y gusto religioso, puede ignorar su existencia.
Está profetizado en este mismo libro lo siguiente: “El mundo entero te apoyará, y Yo te daré fama en el mundo, y no permitiré que tus enemigos tengan éxito.” Digo una vez más, ¿puede ser esta la afirmación de un impostor? Si todavía insistís en que esto puede ser obra de un impostor, entonces exponed un precedente para demostrarlo. Si alguna vez llegáis a hacerlo, aceptaré que soy un mentiroso. Pero nadie, repito, nadie, puede encontrar tal precedente. Pero si fracasáis, y estoy seguro de que así será, una vez más os invito a temer a Al’lah, y a que desistáis de denunciarme.
Recordad, no es prudente rechazar las señales de Dios Todopoderoso, y quien lo hace nunca llega a un buen fin.
Por mi parte, no me importa si alguien me rechaza, o me denuncia como apóstata; ni tengo miedo de los ataques que se preparan en mi contra, porque Dios Todopoderoso ya me ha dicho que, aunque la gente se me oponga violentamente, no podrán hacerme daño de ninguna manera. ¿No fueron acaso denunciados los verdaderos elegidos de Dios que vinieron antes de mí, tal como hicieron el Faraón y sus hordas a Moisésas, los escribas a Jesúsas, o los idólatras de la Meca al Santo Profetasa? ¿Y con qué fin? ¿Sus adversarios mostraron señales idénticas como respuesta? ¡Nunca! No pudieron mostrar precedentes; sus lenguas se agitaron sin más, y continuaron denunciándolos como impostores. También en mi caso, cuando sus argumentos se volvieron completamente insostenibles, no hicieron otra cosa que llamarme impostor y anticristo. ¿Pero podrían apagar la llama de la luz divina con su aliento? ¡Jamás! Dice Al’lah en el Sagrado Corán:8
Además, los que tienen una tendencia arraigada a generar dudas, descartan tales milagros y signos, y los consideran como trucos de magia. Pero una profecía como tal no admite duda alguna. Es por eso por lo que las profecías han sido calificadas como los grandes signos y milagros del profetázgo. Tanto la Torá como el Sagrado Corán dan testimonio de esta verdad. Ningún milagro puede igualar a una profecía. Por lo tanto, los elegidos de Dios deben ser reconocidos por sus profecías, porque las profecías son el criterio fundamental decretado por Dios mismo. Él dice:
9Que significa que “los secretos de lo divino sólo se revelan a los profetas elegidos por Dios”.
También debe tenerse en cuenta que algunas profecías contienen significados sutiles y abstrusos que, por su sutileza, no pueden ser comprendidos por los miopes que solamente entienden lo obvio. Estas son las profecías que suelen rechazarse. Los que son impetuosos y propensos a apresurarse, reclaman que estas profecías no se han cumplido. Es en este contexto en el que Al’lah afirma:10
La gente crea dudas acerca de estas profecías que en realidad llegan a cumplirse de acuerdo con la precedencia divina. Incluso si resulta incomprensible la manera en que se cumplen, el deber de un creyente y de una persona temerosa de Dios es tomar en consideración las profecías que son claras y obvias, en lugar de aquellas que son sutiles; y observar cuántas de ellas se han hecho realidad. El rechazo directo va en contra de la rectitud. Las profecías que ya se han cumplido se deben considerar con honestidad y con temor a Dios. Aunque ¿quién puede amordazar la boca del impulsivo?
No soy la única víctima de este comportamiento. Moisésas, Jesúsas y el Santo Profetasa sufrieron pruebas similares. No es de extrañar, por lo tanto, que yo también deba enfrentarme a la oposición. Esto debía suceder, pues está en consonancia exacta con la práctica divina. Yo, por ejemplo, creo que un solo testimonio es suficiente para convencer y sobrecoger a un verdadero creyente. Pero aquí no vemos una señal, sino cientos de ellas. De hecho, puedo decir con plena autoridad, que estas señales son prácticamente innumerables. ¿No es suficiente como señal que el Prometido iba a conquistar los corazones y derrotar a sus adversarios? El que teme a Dios, y reflexiona con honestidad y sabiduría, tendrá que admitir que estas señales pertenecen a Dios. También es evidente que, a menos que un adversario refute estos signos, o los rebata con precedentes, la posición divina seguirá reinando por encima de todo.
Para resumir: mi corazón está lleno de gratitud a Dios, que me ha enviado. Él me rescató de la tormenta de la feroz oposición que se ensañó conmigo en esta ciudad; una tormenta que se desplazó por todo el camino hasta Delhi. Pero mediante la gracia de Dios, salí de ella sano, salvo y triunfante. Él me ha traído de vuelta a esta ciudad cuando más de 300.000 hombres y mujeres me han jurado lealtad. No pasa un mes sin que otras 2.000 a 4.000, e incluso 5.000 personas, se unen a la Yama’at.
Dios me sostuvo en un momento en que mi propio pueblo se levantó en mi contra. Cualquier hombre se siente indefenso y desamparado cuando su propia gente se vuelve contra él, porque son ellos quienes constituyen sus miembros y sus órganos. Son su único apoyo. Es natural que las personas de otras religiones se opongan, porque sienten que su fe está siendo atacada, pero cuando tu propia gente se vuelve contra ti, no es poca cosa sobrevivir y tener éxito. ¡Es una gran señal, de hecho!
Tengo que decir con profundo pesar, que la gente no sólo se apresuró, sino que también se mostró insensible en su oposición. El único punto de disputa existente entre nosotros era la muerte de Jesúsas, que demostré y continúo demostrando, con la autoridad del Sagrado Corán, el ejemplo práctico del Santo Profetasa (la Sunnah), el consenso de sus Compañeros, la razón, la lógica y la auténtica literatura islámica. La escuela Hanafita de jurisprudencia, los versículos decisivos del Sagrado Corán, las tradiciones del Santo Profetasa, la razón y la evidencia basada en la ley islámica: la Shariah, todos están a mi favor. Pero antes de examinar mis opiniones, o de escuchar mis argumentos, estas personas traspasaron todos los límites en su oposición, hasta el punto de llamarme apóstata, e imputarme lo que su capricho o fantasía dictaba. De acuerdo con las exigencias de la honestidad, la rectitud y el temor de Dios, deberían haberme pedido que explicara mi punto de vista. Si mi posición estuviera en contra de la palabra de Dios y del Santo Profetasa, entonces tendrían, por supuesto, el derecho a describirme en los términos que quisieran, y de llamarme impostor y anticristo. Pero he subrayado desde el principio, y aún lo hago, que una desviación, por pequeña que sea, del Sagrado Corán y del Santo Profetasa es un acto de incredulidad. Para mí es un artículo de fe, que quien se desvíe de este camino es detestable y maldito. He expuesto esto en términos muy claros y precisos, no sólo en conferencias públicas, sino en no menos de sesenta libros. De hecho, esta ha sido mi preocupación constante. Si estos adversarios hubieran sentido el temor de Dios en sus corazones, ¿no se habrían visto obligados a preguntarme por qué mi creencia no les parecía islámica? De hecho, sin reflexionar lo más mínimo sobre el asunto, basándose en rumores, me tacharon inmediatamente de incrédulo. Me asombra esta temeridad por su parte, porque la vida o la muerte de Jesúsas no es un requisito previo para ser musulmán. ¿Exigimos tal promesa de los hindúes o cristianos que se convierten al Islam? Lo que se requiere de ellos no es más que proclamar:11
A pesar de que este tema (la vida o muerte de Jesúsas) no forma parte del dogma islámico, ¿por qué, fui sometido a una persecución tan violenta como consecuencia de mi declaración de que Jesúsas murió? ¿Por qué mis seguidores fueron tachados de apóstatas y anticristos, hasta el punto de que les fue negada la sepultura en los cementerios musulmanes, fueron despojados de sus posesiones legítimas, se consideró legal mantener a sus mujeres como amantes fuera del matrimonio, e incluso se consideró que matarles era una buena acción, merecedora de recompensa en el Más Allá?
Hubo un tiempo en que estos mismos ulemas solían proclamar que, si había noventa y nueve razones para llamar a alguien incrédulo y sólo una razón para llamarlo musulmán, seguiría siendo musulmán y no incrédulo. ¿Por qué ha cambiado todo ahora? ¿Soy acaso peor que eso? ¿No es verdad que mi Yama’at y yo pronunciamos solemnemente12?
¿Acaso mis seguidores y yo no observamos la oración prescrita? ¿No ayunamos en el Ramadán? ¿No seguimos las reglas y los actos de fe establecidos por el Santo Profetasa? Juro por Dios que mis seguidores y yo somos musulmanes, y mantenemos una fe firme en el Santo Profetasa y en el Sagrado Corán, como corresponde a todos los verdaderos musulmanes. Creo solemnemente que es condenable desviarse del Islam, siquiera lo más mínimo. También creo que todas las recompensas y bendiciones que el hombre puede recibir, y la mayor cercanía que puede tener con Dios solo es posible, repito, solo es posible, mediante la sumisión genuina y el amor consumado por el Santo Profetasa. Sin él no hay camino a la piedad. También es mi convicción que Jesucristoas no ascendió físicamente a los cielos, ni tampoco está vivo. Creer que Jesúsas está vivo es altamente insultante y despectivo para el Santo Profetasa. No soporto este sacrilegio ni por un momento. Todo el mundo sabe que el Santo Profetasa murió a los sesenta y tres años y que está enterrado en su tumba en Medina, tumba que millones de peregrinos visitan cada año. Si es irrespetuoso creer en la muerte de Jesússa o incluso pensar en ella, entonces pregunto ¿cómo puede permitirse esta insolencia y falta de respeto con respecto al Santo Profetasa? De hecho, anunciáis su fallecimiento descaradamente. Vuestros cantores ceremoniales relatan los acontecimientos que precedieron al fallecimiento del Santo Profetasa, y admitís fácilmente que murió, incluso ante los incrédulos. Pero me pregunto por qué os es tan difícil aceptar la mera mención de la muerte de Jesúsas, y por qué os llena de una rabia incontrolable. No me habría herido tanto si también hubierais derramado lágrimas al mencionar la muerte del Santo Profetasa. Pero es una lástima que aceptéis con gusto la muerte de aquel que fue el Sello de los Profetas, y señor y maestro de todos nosotros, y que consideréis que Jesúsas, quien se declaró indigno incluso de desatar los cordones del Santo Profetasa, está vivo. ¡Y os escandalizáis en el momento en que se habla de la muerte de Jesúsas! De hecho, sería menos sorprendente que el Santo Profetasa estuviera aún vivo, pues fue quien trajo a todo el mundo la Guía Suprema, única e incomparable. Él demostró en su persona todas las excelencias espirituales posibles, cuya similitud no podremos volver a vislumbrar aunque retrocediéramos en el tiempo hasta la época de Adánas. Lo cierto es que los musulmanes, así como el mundo entero, necesitaban que el Santo Profetasa viviera mucho más que Jesúsas. Su persona era tan santa y augusta que, cuando murió, sus Compañeros no podían creer que hubiera fallecido. Se sorprendieron tanto, que Hazrat Umarrz sacó su espada y juró decapitar a cualquiera que se atreviera a decir que el Santo Profetasa había muerto. En este ambiente tan cargado, Dios iluminó y concedió sabiduría a Hazrat Abu Bakrrz, que reunió a todos los Compañeros y recitó el siguiente versículo:
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Es decir, Muhammadsa es sólo un Mensajero, y todos los Mensajeros anteriores a él han fallecido.
Ahora, reflexionad y tratad de entender por qué Hazrat Abu Bakrrz tuvo que recitar este versículo en presencia de todos los Compañeros. ¿Cuál fue el propósito de este ejercicio, en esta ocasión en que todos los Compañeros estaban presentes? Estoy seguro, y sé que vosotros tampoco lo negaréis que, a causa de la muerte del Santo Profetasa, los Compañeros quedaron terriblemente conmocionados, porque consideraron su muerte inoportuna y prematura. No tenían corazón para oír la noticia de su muerte. Y solo entonces, Hazrat Umarrz, compañero prominente y respetado del Santo Profetasa, que se sentía profundamente afectado, fue capaz de disipar su angustia, y resignarse a esta pérdida gracias a este versículo. Si los Compañeros hubieran sabido y creído que Jesúsas aún estaba vivo, la noticia de la muerte del Santo Profetasa les habría causado la mayor conmoción de su vida. Todos amaban al Santo Profetasa. No hubieran podido tolerar que otro Profeta, aparte del Santo Profetasa permaneciera vivo. ¿Cómo podría reconciliarse la muerte del Santo Profetasa con el hecho de que Jesúsas todavía siguiera vivo? En consecuencia, cuando Hazrat Abu Bakrrz se dirigió a ellos, su angustia quedó algo aliviada, y se dirigieron a las calles de Medina recitando este versículo, y sintiéndolo como si acabara de ser revelado. En esta ocasión, Hassan bin Thabitrz escribió una elegía, una copla que dice:
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Dado que el mencionado versículo del Sagrado Corán había explicado categóricamente que todos los profetas habían fallecido, Hassanrz también proclamó que, después de la muerte del Santo Profetasa, no le preocupaba la muerte de ningún otro. Era demasiado difícil para los Compañeros creer que alguien otro debía vivir y el Santo Profetasa morir. Era algo que no estaban dispuestos a aceptar. Así se produjo el primer consenso que el mundo observó después del fallecimiento del Santo Profetasa, que también aclaró de una vez por todas la cuestión de la muerte de Jesúsas.
He insistido, una y otra vez, que este es el argumento más convincente que establece de manera definitiva la muerte de Jesúsas. El fallecimiento del Santo Profetasa fue un acontecimiento tan extraordinario que conmocionó a los Compañeros. Vemos que incluso si muere un pequeño funcionario de una aldea, un vecino o un pariente cercano, se afligen todos los afectados que pertenecen a la familia, la aldea y el distrito. Entonces, ¿cómo es posible que los devotos seguidores del Santo Profetasa, que fue la bondad y la misericordia personificada, que fue designado como profeta para el mundo entero, como se indica en el Sagrado Corán:
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que era la encarnación de la verdad y de la lealtad, y que demostró excelencias espirituales sin igual, fallezca, y su muerte no represente una gran conmoción para sus devotos seguidores, quienes dejaron sin vacilar sus vidas, sus hogares y familias, y consideraron un honor y un placer padecer las mayores dificultades por su causa? ¿Cómo podrían permanecer inmunes a su muerte? Una simple reflexión nos permite imaginar la intensidad de la conmoción y la angustia experimentada por los Compañeros ante la mera posibilidad de la muerte del Santo Profetasa, una intensidad que ni siquiera podemos concebir. En tal impasse, el versículo que recitó Hazrat Abu Bakrrz les trajo consuelo y alivio. Que Dios le recompense por guiar a los Compañeros del Santo Profetasa en una situación tan crítica.
Lamento decir que algunas personas ignorantes, que se apresuran demasiado al emitir un juicio, a pesar de que están de acuerdo en que este versículo fue recitado por Hazrat Abu Bakrrz, afirman que Jesúsas no figuraba en el ámbito de su aplicación. Realmente no sé qué decir a esas personas ignorantes. Profesan ser teólogos y, a la vez, dicen cosas tan absurdas. No especifican qué palabra en el versículo señala a Jesúsas como una excepción. Además, Dios no ha dicho nada en el versículo que pudiera prestarse a más de una interpretación. Dios mismo define el término como:17
Si hubiese existido una tercera opción además de estas, ¿por qué Dios no habría añadido también: “O si fue elevado al cielo en su forma física”. ¿Se olvidó Dios de añadir lo que están tratando de recordarle? Buscamos refugio en Al’lah frente a todo esto.
Sólo este versículo debería ser suficiente; pero me gustaría añadir que el amor y cariño por el Santo Profetasa es tan intenso, que incluso hoy, sus seguidores no pueden evitar derramar lágrimas ante la mera mención de su fallecimiento. Para los Compañeros, en aquel momento, el dolor era naturalmente mucho más fuerte y conmovedor. Para mí, solo puede ser un verdadero creyente aquel que sigue fielmente al Santo Profetasa, y alcanza una posición espiritual exaltada, tal y como Dios mismo dice:
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Diles: ‘Si amáis a Al’lah, seguidme; para que os convirtáis en Sus amados’. El amor exige amor por todo lo que el amado hace. El Santo Profetasa murió, y al cortejar a la muerte, mostró que ésta era la tradición a seguir. ¿Quién quisiera ahora vivir, o desear que alguien más esté vivo, después de que el Santo Profetasa haya muerto?
El amor por el Santo Profetasa simplemente exige que uno se pierda en total sumisión a él, ejerza un control completo sobre sus emociones, y tenga plena conciencia de su posición como parte de la nación musulmana. Siendo así, ¿cómo puede uno pretender amar y ser un seguidor del Santo Profetasa, si admite para Jesúsas un estatus superior al decir que está vivo y el Santo Profetasa muerto? Créanme, si el Santo Profetasa continuara viviendo, ninguna persona habría permanecido incrédula. Por otro lado, ¿de qué sirve que Jesúsas esté supuestamente vivo, salvo para los cuatrocientos millones de cristianos? ¡Reflexionad! ¿Habéis puesto a prueba la creencia de que Jesúsas está vivo? ¿No han sido graves las consecuencias? Nombrad alguna comunidad musulmana de la cual ningún miembro se haya convertido al cristianismo. Por mi parte, puedo decir con certeza que musulmanes de todas las clases se han convertido al cristianismo, y que el número de tales conversos puede superar los cien mil. La única arma con la que los cristianos convierten a los musulmanes al cristianismo no es otra que la creencia de que Jesúsas sigue vivo. “Muéstranos una cualidad tan exclusiva en otra persona que no sea Jesúsas”, dicen. “Si Jesús no es Dios, ¿por qué fue elegido para poseer esta distinción?” Para ellos, él es eterno y autoexistente (Dios nos perdone). Este concepto de un Jesúsas vivo les ha animado a atacar a los musulmanes, con las consecuencias que ya he señalado. ¡Imaginaos la consternación de los sacerdotes si, por el contrario, vosotros confirmarais la muerte de Jesús! Me he enfrentado a muchos eminentes sacerdotes cristianos con este tema y siempre me han respondido: “Si se demuestra que Jesúsas está muerto, nuestra fe no podría sobrevivir”.
Aquí hay otro punto a considerar: habéis visto las consecuencias de la creencia en un Jesúsas vivo. Ahora tratad de visualizar las consecuencias de su muerte, y el daño que haría al credo cristiano. Esto se puede ilustrar por el hecho de que, cuando alguno de mis seguidores quiere iniciar un debate sobre este punto con los cristianos, inmediatamente declinan hacerlo, porque saben que sería su sentencia de muerte. Con Jesúsas muerto, no pueden defender la redención, ni la divinidad de Jesúsas, ni tampoco que sea hijo de Dios. Así que probad esta fórmula durante unos días y la realidad hablará por sí sola.
El Sagrado Corán y las tradiciones del Santo Profetasa contienen la profecía de que el Islam se extenderá y prevalecerá sobre otras religiones, y que será demolida la doctrina de la cruz. El punto a considerar es que este es un mundo de causas y efectos. Si alguien enferma, sin duda que sólo Dios tiene la capacidad de curarle, pero es Él quien ha dotado a las medicinas de ciertas características que ayudan a curar la enfermedad cuando se ingieren. Del mismo modo, cuando sentimos sed, es Dios quien la sacia, pero también es Él quien ha creado el agua para este propósito. Igualmente, es Dios quien nos alimenta cuando tenemos hambre, pero la comida también es un regalo de Dios. De la misma manera, el Islam triunfará, y la cruz será demolida, porque así está destinado que suceda; pero es Dios quien ha provisto los medios, y una ley apropiada para ayudar a llevar a cabo esta tarea. Todo el mundo está de acuerdo en que, conforme con la autoridad del Sagrado Corán y de las tradiciones, cuando el cristianismo predomine en los últimos días, el Mesías Prometido establecerá la supremacía del Islam, pues mostrará la superioridad del Islam sobre todas las religiones y credos; matará al anticristo y acabará con la doctrina de la cruz. Y esto, como ya se ha mencionado, sucederá en los días finales del mundo. Nawab Siddiq Hassan Khan y otros teólogos religiosos, que han escrito varios libros respecto a estos Últimos Días, comparten la misma opinión. Pero el cumplimiento de esta profecía tiene que hacerse por algún medio, porque Dios también emplea medidas para alcanzar los objetivos propuestos, como la curación mediante las medicinas, y la satisfacción del hambre y la sed con la comida y el agua. Ahora que el cristianismo es la religión predominante, y los musulmanes de diferentes estratos de la sociedad han entrado en su redil, Dios desea que el Islam avance, conforme a Su promesa. El instrumento que ha empleado para llevar a cabo este fin es, por supuesto, la muerte de Jesúsas, que se convierte en la base que provoca la muerte de la religión de la cruz y destruye sus cimientos. Repito, con plena convicción, que no puede haber una mejor estrategia para conseguir que los cristianos abandonen sus creencias equivocadas, que demostrar la muerte de Jesúsas. Reflexionad sobre esto cuando regreséis a vuestras casas, y recapacitad cuando os acostéis solos en vuestras camas, porque en la ira uno se deja llevar por la emoción, pero la persona que tiene la mente tranquila puede reflexionar. Cuando expuse este punto en Delhi, las personas de la audiencia con sentimientos nobles, reconocieron que la adoración a un “Jesúsas vivo” fue el hecho que dio vida al cristianismo. A menos que este pilar sea demolido, la puerta al Islam no sólo no se abrirá, sino que, por el contrario, dicha creencia seguirá dando vida al cristianismo.
Ahora, permitidme que me dirija a aquellos que creen que Jesúsas sigue vivo. Para dictaminar una pena de muerte basta el testimonio de dos testigos, pero, en este caso, el número de testigos que apoya nuestro argumento constituye todo un ejército, a pesar de lo cual persisten en su incredulidad. Dios dice en el Sagrado Corán:19
La propia declaración de Jesús está registrada en el Sagrado Corán en estas palabras:20
El Sagrado Corán sostiene que la expresión tawafi significa muerte, porque la misma expresión fue usada para el Santo Profetasa en el versículo:21
Además, el Santo Profetasa empleó el mismo término fa lamma tawaffaitani, que sólo significa “muerte”. Esta palabra se ha utilizado de manera similar para José y también para otras personas. No significa otra cosa que “muerte”. Esta es una prueba irrefutable de la muerte de Jesúsas. Además, el Santo Profetasa vio a Jesúsas entre los muertos, en la noche de Mi’rall (la Ascensión). Nadie puede negar la autenticidad de la Tradición acerca de la Ascensión. Busquen ustedes mismos, ¿se menciona a Jesúsas entre los muertos, o en algún otro lugar? Así como el Santo Profetasa vio a los Profetas Abrahamas, Moisésas y a otros, también vio a Jesúsas. No había nada especial o distintivo que los separara. Nadie puede negar el hecho de que Moisésas, Abrahamas, y todos los demás profetas han fallecido, y que el ángel de la muerte los ha llevado al otro mundo. ¿Cómo podía entonces estar con ellos una persona que estaba viva en su cuerpo físico? Todas estas pruebas son más que suficientes para satisfacer a un verdadero musulmán.
Además, hay otras tradiciones que fijan la edad de Jesúsas, de manera variable, en los 120 o 125 años. Teniendo en cuenta todas estas evidencias, sería contradictorio con espíritu de la justicia dictaminar la ascensión corporal de Jesúsas al cielo, especialmente cuando no hay precedente que apoye esta idea. Esto es también lo que demanda la razón. Pero ¡ay! estas personas no prestan atención y, prescindiendo de todo temor a Dios, se apresuraron a calificarme de anticristo. Fue, en realidad algo terrible, si os detenéis a reflexionar en ello.
Cuando no encuentran otra excusa, afirman que el consenso de que Jesúsas está vivo se alcanzó hace algún tiempo, a mitad de la era islámica. Pregunto, si es así, ¿cuándo? El verdadero consenso fue el consenso alcanzado entre los Compañeros del Santo Profetasa después de su muerte. Si hubo un consenso después de ese momento, que todas las sectas se reúnan para demostrarlo ahora. La verdad es que es una afirmación absolutamente falsa. Nunca se llegó a un consenso acerca de que Jesúsas estuviera vivo. Aquellos que se adhieren a tal idea no han revisado la literatura pertinente, pues de lo contrario, habrían sabido que los sufíes creían en la muerte de Jesúsas y en su segunda venida en un sentido figurado.
Al igual que he alabado a Al’lah el Exaltado, también invoco Sus bendiciones sobre el Santo Profetasa. Dios ha establecido esta Yama’at solo por él. Los éxitos que estoy consiguiendo son el resultado de la gracia del Santo Profetasa. Declaro sin reservas, y esta es mi creencia y mi fe, que sin la sumisión implícita al Santo Profetasa y sin seguir sus pasos, nadie puede alcanzar la gloria y la gracia espiritual.
Otro aspecto destacable (y sería una persona ingrata si no lo menciono) es que vivimos, por la Gracia de Dios, bajo el gobierno de un reino que garantiza la paz en todos los lugares, y concede una completa libertad para propagar y difundir nuestra fe. También tenemos el privilegio de disfrutar de todo tipo de facilidades en estos días benditos. ¿Puede haber mayor libertad que la de poder criticar abiertamente el cristianismo sin que nadie nos impida hacerlo? Pero hubo un tiempo, y muchos de los que lo presenciaron siguen vivos, en el que ningún musulmán se atrevía siquiera a recitar el Azan (la llamada a la oración) desde las mezquitas, por no hablar de otras sanciones; y ni siquiera podíamos comer lo que era permisible según nuestra religión. Se aplicaban sanciones sin una investigación adecuada. Pero, con la gracia de Dios, ahora vivimos bajo un gobierno que está libre de estos defectos. Es fraternal, y no se opone a la expresión de diferentes puntos de vista religiosos. Bajo su sistema legal, cada uno es libre de llevar a cabo sus obligaciones religiosas. Puesto que Dios quiso que nuestro mensaje se extendiera por todas partes, Él nos hizo nacer en este imperio. Admiramos a este gobierno, igual que el Santo Profetasa admiraba el gobierno de Noshirwan. Es un hecho reconocido que, cuando una persona designada por Dios trae un mensaje de justicia y verdad, estas cualidades aparecen en la tierra, por así decirlo, con anticipación; incluso antes de que el designado de Dios haga su aparición. Puedo decir con confianza que el actual gobierno es mucho mejor que el imperio de Roma en los días de Jesúsas. Aunque el marco real de los dos gobiernos es similar, ha de admitirse que las leyes de este gobierno no están al servicio de nadie. Al comparar las leyes de los dos gobiernos queda en evidencia el rasgo de barbarie existente en el imperio romano, al mismo tiempo que apreciamos su demostración de cobardía cuando, por temor a los judíos, Jesucristoas, el justo y elegido de Dios, fue encarcelado. Un caso similar se presentó en mi contra, con la diferencia de que, mientras que el caso contra Jesúsas fue instigado por los judíos, en mi caso fue un médico y clérigo, el doctor Martin Clark, el que me acusó de un intento de asesinato. Las evidencias que él reunió aparentaban ser tan solidas, que incluso Maulvi Abu Sa’ed Muhammad Hussein Batalvi, enemigo de esta Yama’at, apareció como testigo, e hizo todo lo posible para decantar el caso en mi contra. El capitán Douglas, comisionado adjunto de Gurdaspur, que ahora se encuentra probablemente en Simla, presidió la vista de la causa. El caso fue debidamente escuchado y completado, y fueron presentándose todos los testigos en contra mía con gran fanfarria y clamor. Dadas las circunstancias, ni siquiera los mejores abogados eran capaces de asegurar que quedaría absuelto. La situación prevalente y otros factores asociados, parecían indicar que el caso sería trasladado a una sesión plenaria que previsiblemente me hubiera podido condenar a cadena perpetua, e incluso a pena de muerte. Pero así como Dios me advirtió sobre el caso, también me reveló de antemano que quedaría absuelto. Un gran número de personas pertenecientes a mi Yama’at conocían esta revelación. Cuando el caso llegó a la etapa en la que la fiscalía y mis adversarios estaban convencidos de que el magistrado iba a trasladar el caso a la sesión plenaria, el capitán Douglas le dijo al superintendente de la policía que tenía el presentimiento de que el caso era una trampa, y que no podía creer que el acusado hubiera enviado a alguien para asesinar al doctor Clark. Le pidió al superintendente que investigara el caso personalmente. En aquel momento, no solo mis adversarios se hallaban ocupados conspirando contra mí, sino que aquellos que afirmaban que sus oraciones eran escuchadas y aceptadas, estaban clamando a Dios para que me castigara. Pero, ¿quién puede luchar contra Dios? También me consta que ciertas personas se acercaron al capitán Douglas y trataron de presionarle, pero siendo él un juez justo y virtuoso, les dijo que no podía participar en ese ultraje.
En resumen, cuando el caso fue confiado al capitán Le Marchand para retomar la investigación, convocó a Abdul Hamid y le pidió que declarara la verdad. Abdul Hamid repitió la misma vieja historia que había relatado ante el comisionado adjunto. En realidad, se le advirtió al principio que la menor desviación de su declaración original lo haría responsable de la acusación, y por eso repitió la misma declaración que había hecho antes. El superintendente de la policía le dijo que ya había contado la misma historia, pero que el Comisionado Adjunto no estaba seguro de que dijera la verdad. Cuando el capitán Le Marchand le insistió de nuevo a que dijera la verdad, empezó a llorar, y cayó a los pies del capitán pidiéndole protección. El capitán le tranquilizó y le dijo que siguiera adelante. En ese momento empezó a relatar la verdad. Confesó que había sido coaccionado a hacer su declaración anterior, y confesó que Mirza Sahib nunca lo había enviado a asesinar a nadie.
El capitán se mostró muy satisfecho con esta declaración y envió un telegrama al Comisionado Adjunto contando que había resuelto el caso. El caso volvió a reabrirse para su vista final en Gurdaspur. El capitán Le Marchand juró y registró su declaración. Me di cuenta de que el comisionado adjunto se sentía visiblemente complacido al ver que la verdad había salido a la luz. Pero, al mismo tiempo, estaba furioso con los cristianos que le habían dado falsas pistas para involucrarme. Dirigiéndose a mí, me dijo que tenía derecho a presentar una demanda en su contra. Sin embargo, como soy totalmente contrario a los pleitos, no quise iniciar ninguna demanda, ya que mi pleito fue sobreseído por Dios. El capitán Douglas dictó inmediatamente la sentencia y la leyó a un gran número de personas que se habían reunido allí. Dirigiéndose a mí, dijo: “Felicidades, está usted absuelto”.
Podéis apreciar vosotros mismos lo encomiable que es este gobierno que, por el bien de la justicia y el juego limpio, no permitió que ninguna consideración influyera en el tribunal, ni siquiera a pesar de hallarse involucrado un miembro destacado de la comunidad religiosa del juez. En aquel momento, parecía como si el mundo entero se hubiera alineado en mi contra, y esto es lo que suele suceder: cuando la gente decide hacerte daño y el mundo entero se vuelve contra ti, solo Dios viene al rescate de Sus verdaderos siervos.
Posteriormente fue presentada otra denuncia en mi contra en el tribunal del Sr. Dowie, y esta fue seguida por otra imputación relativa al impuesto de la renta. Mediante la gracia de Dios, se demostró mi inocencia en todos los casos. Luego tuvo lugar el caso de Karam Din en el que se hicieron todos los esfuerzos posibles en contra mía, hasta el punto de que estaban convencidos de que este caso supondría el final de esta Yama’at. La verdad es que si la Yama’at no perteneciera a Dios, y Él no la hubiera sostenido y fortalecido, sin duda que habría sido aniquilada. Desde todos los extremos del país la gente prestó su ayuda a Karam Din. Fue apoyado y asistido en todos los sentidos; tanto, que algunos de los testigos de la acusación, a pesar de su pretensión de ser teólogos, testificaron cosas absolutamente falsas. Llegaron al extremo de acusarme de adúltero, transgresor y libertino, y de que, a pesar de todo eso, me atrevía a afirmar que era virtuoso. El caso se prolongó durante mucho tiempo. Durante este período aparecieron una serie de señales celestiales. Finalmente, el magistrado, que resultó ser hindú, anunció la sentencia imponiéndome una multa de quinientas rupias. Pero Dios ya me había informado: “El Tribunal Superior te absuelve”. Por lo tanto, cuando se interpuso recurso en la corte del Juez Divisional; el juez, gracias a la sagacidad que Dios le otorgó, llegó inmediatamente al fondo del caso, y dictaminó en el juicio que todo lo que había escrito sobre Karam Din era absolutamente correcto, y que tenía todo el derecho de hacerlo. La sentencia que dictó se publicó en ese mismo momento. Al final, me absolvió de la acusación y ordenó el reembolso de la multa. También censuró al tribunal de primera instancia por permitir que el caso se prolongara tanto en el tiempo.
En resumen, mis adversarios nunca han desaprovechado una oportunidad para aplastarme, y no han dejado piedra sin remover con el fin de destruirme. Pero, al igual que Dios ha protegido a todos los Profetas, a través de Su pura gracia, también me ha protegido de todos los incendios. Con el telón de fondo de estos acontecimientos, puedo decir con todo el énfasis del que soy capaz, que este gobierno es mucho mejor que el gobierno romano bajo cuyo yugo Jesúsas fue atormentado. Pilatos, el Gobernador en cuya corte Jesúsas fue inicialmente juzgado, era de hecho un seguidor de Jesús, al igual que su esposa. Por eso se lavó las manos de la sangre de Jesús. El Gobernador, a pesar de ser un seguidor de Jesúsas, no mostró el valor que mostró el capitán Douglas. Jesúsas era inocente en ese caso, igual que yo lo era en este.
Doy testimonio por mi experiencia, que Dios ha dotado a estas personas del valor de ser justas. En este contexto, aconsejo a los musulmanes que obedezcan sinceramente a este gobierno. Recuerden, que el que no es agradecido con su benefactor, no puede ser agradecido con Dios. Las ventajas y confort que la gente disfruta en estos días no tiene precedentes. Basta con mirar las comodidades proporcionadas por la policía, correos, telégrafos, ferrocarriles y otros servicios, y pensar en las ventajas que de ellos se derivan. ¿Existían tales servicios hace sesenta o setenta años? Seamos justos, ¿acaso no debemos sentirnos agradecidos por poder disfrutar de tantos beneficios? La mayoría de los musulmanes me critican y alegan que el único fallo en mi misión es que he derogado la Yihad. Por desgracia, estos ignorantes no son conscientes del verdadero significado de la Yihad. Sólo difaman al Santo Profetasa y le dan un mal nombre al Islam. El Santo Profetasa nunca inició un ataque armado para la propagación de la religión. Sólo cuando las atrocidades perpetradas por los enemigos contra el Santo Profetasa y sus Compañeros superaron todos los límites, y sus fieles seguidores (tanto hombres como mujeres) fueron asesinados sin piedad, y él mismo fue perseguido hasta Medina, Dios Todopoderoso le permitió defenderse. No fue el Santo Profetasa quien sacó la espada, sino que fueron sus adversarios quienes lo hicieron. Muchas veces, los infieles herían brutalmente al Santo Profetasa cubriéndolo de sangre de la cabeza hasta los pies. Incluso entonces no tomó represalias. Recordad que si el uso de la espada hubiera sido obligatorio para los musulmanes, ellos la habrían usado en La Meca; pero la espada de la que hablamos sólo fue usada cuando los infieles sedientos de sangre lo persiguieron hasta Medina. El enemigo en ese momento desenvainó la espada; pero hoy esa espada ya no existe. Mis adversarios ahora me atacan con informes falsos y edictos religiosos. Hoy es la pluma la que se emplea contra el Islam. ¿Acaso hay alguien más necio y tirano que el que combate la pluma con una espada?
No olvidéis que el Santo Profetasa sólo sacó su espada cuando los incrédulos habían traspasado todos los límites de la crueldad y la barbarie; fue un simple acto de defensa legítima, que permite la ley de todo gobierno civilizado. Si un ladrón entra en una casa y ataca con intención de matar, no es siquiera delito matarlo en defensa propia.
Por tanto, cuando las cosas llegaron a tal punto que los devotos seguidores del Santo Profetasa eran asesinados, e incluso las ancianas eran masacradas sin piedad y sin vergüenza, ¿no tenían justificación los musulmanes para castigar a los culpables? Si Dios hubiera deseado que el Islam desapareciera sin dejar rastro alguno, tal vez no hubiera surgido la cuestión de la represalia con la espada. Pero Dios quería que el Islam se extendiera por todo el mundo para la salvación de la humanidad. Es por eso por lo que en aquel momento la espada fue usada en defensa propia. Estoy seguro de que ningún código moral, religión o ley, en tales circunstancias, se opondría al recurso de la espada. Incluso aquellos que predican que se debe ofrecer la otra mejilla al recibir un puñetazo, son incapaces de ejercer la paciencia en tales situaciones, ni tampoco los que consideran que es pecado matar incluso a un gusano. ¿Por qué entonces critican al Islam?
Me gustaría dejar claro que aquellos musulmanes ignorantes que creen que el Islam fue propagado por la espada, insultan al Islam y lanzan falsas mentiras sobre la inocencia del Santo Profetasa. No olvidéis nunca que el Islam se extendió sólo a través de sus enseñanzas puras y su guía, mediante los milagros que fueron mostrados; y por las bendiciones y la luz celestial; se extendió merced a los milagros gloriosos del Santo Profetasa y la influencia ennoblecedora y sublime de su carácter ejemplar. Esas señales y bendiciones no han llegado a su fin. Son perennes y están presentes en todas las épocas. Por eso digo que nuestro Profeta es el Profeta Vivosa. Esto se debe a que sus enseñanzas y pautas siempre dan frutos. Incluso en el futuro, a medida que el Islam progrese, los seguirá dando, pero solo siguiendo su camino, y no el de alguien otro. Puesto que la espada nunca fue desenvainada para propagar el Islam en el pasado, pensar siquiera en tal idea ahora constituye un pecado, especialmente cuando todo el mundo está viviendo en paz, y se encuentran disponibles numerosos medios e instrumentos para la propagación de la fe.
Me apena mucho tener que decir que los cristianos y otros detractores nunca han tratado de considerar los hechos antes de lanzar ataques contra el Islam. Si lo hubieran hecho, habrían entendido que en aquel momento todos los enemigos estaban a punto de aniquilar al Islam y a los musulmanes. De hecho, todos se unieron para conspirar contra el Islam y perseguir a los musulmanes. Ante este dolor y angustia, ¿qué otro recurso les quedaba a los musulmanes para salvar sus vidas? Refiriéndose a esto, el Sagrado Corán dice:22
Esto demuestra que, cuando las crueldades perpetradas contra los musulmanes traspasaron todos los límites, entonces y sólo entonces, se les permitió luchar en defensa propia. Este permiso se concedió específicamente para resolver la situación que existía en ese momento, y no puede ser empleado en otra ocasión distinta. De hecho, el sello distintivo de la llegada del Mesías Prometido fue23
La prueba de la autenticidad del Mesías Prometido consiste en que no libraría guerras religiosas. Hoy día, los adversarios también han dejado de librar guerras religiosas. El enfrentamiento actual ha adquirido, obviamente, otra forma y complejidad. Ahora usan la pluma como arma para atacar al Islam. Tomemos por ejemplo a los cristianos: la circulación de cada una de sus publicaciones supera los cincuenta mil ejemplares, y hacen todo lo posible por alejar a las personas del Islam. En estas circunstancias, ¿deberíamos recurrir a la pluma o a la flecha? ¿Quién podría ser un mayor enemigo para el Islam, y el idiota más grande, que el que optara por este último recurso? ¿Qué otra cosa conseguiría salvo difamar al Islam? Nuestros adversarios no tienen la razón de su parte y, sin embargo, no recurren al uso de la espada. Qué triste y desafortunado sería que nosotros, que tenemos la razón, pensáramos en usar la espada.
Usad vuestras espadas si queréis, y tratad de obligar a una persona a aceptar el Islam bajo amenaza de muerte. Lo que ocurrirá es que esa persona hará que la policía os detenga, y seréis vosotros los que sufriréis las consecuencias. Esta manera de pensar es simplemente absurda. Olvidaos de ello. Ha llegado el momento de revelar el rostro brillante y luminoso del Islam, de refutar todas las objeciones en su contra, y de extirpar la cicatriz tan injustamente estampada en su rostro. Pero, lamento decir que la oportunidad que Dios ha proporcionado a los musulmanes para llevar a los cristianos a la cúpula del Islam está siendo despreciada y rechazada.
A través de mis escritos, he mostrado exhaustivamente el camino que ayudaría al Islam a tener éxito, y a establecer su supremacía sobre todas las religiones. Mis publicaciones se envían a América y Europa. Muchas de esas personas, dotadas de inteligencia, han llegado a darse cuenta de la verdad. Pero cuando el mismo punto de vista se presenta a un musulmán, empieza a arrojar espumarajos por la boca, como si estuviera loco, o fuera un maníaco homicida. De hecho, la enseñanza del Sagrado Corán no es otra que:24
El propósito de esta enseñanza es transformar al enemigo en amigo, mediante un trato amable y decente que le obligue a escuchar con paciencia y tranquilidad. Juro por Al’lah, el Glorioso, que yo procedo de Él; y Él sabe que no soy mentiroso ni impostor. Si, a pesar de este juramento solemne, y a pesar de que sois testigos de las señales que Dios ha mostrado a mi favor, todavía me llamáis mentiroso e impostor, entonces os suplico que citéis un sólo ejemplo de un impostor que siga siendo bendecido con el apoyo y el socorro Divino, a pesar de mentir constantemente en el nombre de Dios. Tal persona debería haber sido aniquilada por Dios; pero, en mi caso, sucede lo contrario. Juro otra vez por Dios, que digo la verdad, y que he sido enviado por Él. Aunque me llamen mentiroso e impostor, Dios acude en mi auxilio en todos los casos en los que mis adversarios me confrontan. Es más, Él me ayuda infundiendo mi amor en los corazones de cientos de miles de personas. Pongo en juego con esto mi credibilidad. Muéstrenme a un impostor y a un mentiroso que se haya atrevido a atribuir a Dios lo que no es de Él, y que todavía sea receptor de Su ayuda y apoyo, y continúe disfrutando de una vida tan larga como la mía, y cuyas aspiraciones se cumplan de manera similar.
Los mensajeros divinos son reconocidos por las señales y favores que Dios muestra a su favor. Todo lo que digo está arraigado en la verdad. Dios, que puede ver los corazones, es consciente de lo que hay en el mío. ¿Acaso podéis afirmar lo que dijo uno de los hombres del Faraón?25
¿Acaso no creéis que Dios es el mayor enemigo de los mentirosos? La ira de Dios excede con mucho la intensidad de vuestro ataque colectivo contra mi. Nadie puede salvaros de Su ira. El punto que merece la pena recordar en el versículo que he citado, es que Dios cumplirá algunas, pero no todas, las profecías concernientes al castigo. La filosofía que subyace detrás de esto, es que algunas profecías son condicionales, y el castigo puede ser evitado a través del arrepentimiento, implorando la misericordia divina y volviéndose a Dios.
Las profecías son de dos tipos: en primer lugar, las que portan buenas nuevas, como Dios dice en el Sagrado Corán:
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Los Ahl-i-Sunnah creen que las profecías de este tipo implican cierto grado de cumplimiento porque Dios es Karim (Bondadoso). Pero, en el caso de las profecías de advertencia, Dios a veces perdona después de haber enviado la advertencia, porque Él es Rahim (Misericordioso). Cualquiera que diga que las profecías que contienen una advertencia se cumplen invariablemente es un ignorante, y está muy lejos de comprender al Islam. Dicha persona ignora el Sagrado Corán, que dice: 27
Es una lástima que muchos de los que se hacen llamar ulemas, no conocen el Sagrado Corán, ni las tradiciones, ni siquiera el ejemplo de los profetas. Su boca produce espumarajos a causa de su malicia y su única intención es la de engañar. Recordad:28
Este concepto de “Misericordioso” implica que Dios puede perdonar a alguien incluso después de encontrarle culpable. El perdón está integrado también en la naturaleza humana. En cierta ocasión, un hombre que hizo una declaración falsa en un caso en mi presencia, fue declarado culpable de perjurio. Estaba siendo juzgado por un juez británico que recibió la orden repentina de trasladarse a un lugar lejano. Sintió lástima por el criminal, que era un anciano. Le dijo al secretario del juzgado que temía que el pobre hombre muriera en la cárcel. El secretario se mostró de acuerdo, y añadió que el hombre también tenía una familia que cuidar. El inglés dijo que en ese momento ya no podía hacerse nada porque que el procedimiento había terminado. Pero, de pronto, pensándolo mejor, dijo: “Bueno, destruyamos el archivo”. Reflexionad pues: si un inglés puede sentir lástima, ¿cómo no va a sentirla Dios?
Tratad también de entender por qué la práctica de la limosna y la caridad han perdurado en el tiempo, y por qué son costumbre en todos los pueblos. Cuando tenemos problemas, o nos enfrentamos al peligro, la respuesta humana natural es ofrecer corderos de sacrificio, o dar prendas en caridad, o lo que uno pueda poner sobre las manos del necesitado. Si el sacrificio no fuera capaz de evitar una calamidad inminente, entonces ¿por qué se da esta reacción humana espontánea? Se pueden evitar las calamidades, y este hecho está corroborado por el ejemplo colectivo de ciento veinticuatro mil profetas. Y sé que esta creencia no es sólo parte de la fe musulmana, sino también de la de los judíos y los cristianos, así como de los hindúes. En mi opinión, nadie en este inmenso mundo puede negarla. Esto demuestra, sin lugar a dudas, que Al’lah, en ocasiones, accede con satisfacción a evitar catástrofes inminentes.
La diferencia entre una profecía y la Voluntad Divina es que una profecía se comunica a un profeta, mientras que nadie es informado de la Voluntad de Dios. Eso sigue siendo un secreto. La propia Voluntad de Dios cuando se comunica a través de un profeta, se convierte en una profecía. Si supusieramos que una profecía no puede ser evitada, la Voluntad de Dios tampoco podría ser evitada a través de la caridad y de la limosna. Pero tal inferencia sería totalmente falsa, ya que las profecías relativas a una advertencia pueden ser evitadas, como se evidencia en el versículo:29
Dios mismo da testimonio que algunas de las profecías del Santo Profetasa fueron también evitadas. ¿Cómo podéis entonces justificar vuestras objeciones contra cualquiera de mis profecías? Cualquier intento por vuestra parte de rechazarme en este terreno, equivaldrá a rechazar a Dios. Reitero con plena confianza que todos los Ahl-i-Sunnah, así como el mundo entero, están de acuerdo con este principio universalmente aceptado, de que la súplica humilde y arrepentida a Dios puede evitar el daño inminente. ¿Habéis olvidado lo que pasó en el caso de Jonásas? ¿Por qué se evitó el castigo que iba a caer sobre su pueblo? Está escrito en Durr-e-Manthur, así como en otros libros, y en el Libro de Jonásas, que el castigo divino estaba destinado a alcanzarles, pero que después de haber visto las señales de una muerte próxima, se arrepintieron y se volvieron hacia su Creador. Él les perdonó, y evitó su castigo. Jonásas, por su parte, esperaba el castigo divino el día señalado, y fue a preguntar a la gente por la noticia. Preguntó a un granjero sobre Nínive. El hombre respondió que todo estaba bien. Jonásas se sintió profundamente consternado y dijo:
“Nunca volveré a mi pueblo como un mentiroso”. Con este precedente, y el testimonio tan sólido del Corán, atenta contra el espíritu de la virtud que se planteen objeciones contra cualquiera de aquellas de mis profecías que eran condicionales en esencia. Una persona justa no acostumbra a emitir opiniones sin previa reflexión, ni está siempre dispuesta al rechazo.
La historia del Profeta Jonásas es realmente dolorosa y triste, pero al mismo tiempo, tiene una moraleja que transmitir. Está registrada en los libros, leedla cuidadosamente. Continúa diciéndonos que Jonásas fue arrojado al río y terminó en el vientre de un pez. Sólo entonces se le aceptó la penitencia. Ahora bien, ¿por qué le fue impuesto tal castigo divino? Fue porque, durante un momento, pensó que Dios no era lo suficientemente omnipotente para evitar la retribución prometida. A la vista de todo esto, ¿por qué me juzgáis apresuradamente? Con vuestro rechazo, rechazáis a todos los profetas?
Recordad, Dios es también Ghafur (el que más perdona). ¿Por qué, pues, no ha de perdonar a los que se arrepienten y se vuelven a Él?
Un ejemplo de este tipo de pensamiento erróneo, arraigado en todos los musulmanes, es el relativo a la Yihad. Es asombroso cómo comienzan a sacar fuego por sus bocas cuando digo que la Yihad está prohibida; sin embargo, admiten que las tradiciones sobre el Mahdi sanguinario son dudosas. Maulvi Muhammad Hussein Batalvi ha escrito una serie de folletos sobre este tema. Mian Nazir Hussein de Delhi también comparte la misma opinión. Ninguno de los dos consideran que tales tradiciones sean auténticas. ¿Por qué me llaman entonces mentiroso? La verdad es que la tarea principal del Mesías y Mahdi era abolir la guerra religiosa, y establecer la superioridad del Islam con la pluma, la oración y la persuasión. Es una lástima que la gente no entienda esto, pues están más interesados en lo material que en su propia fe. Empapados como están de preocupaciones mundanas e inmoralidades, ¿cómo pueden esperar que les sean reveladas las verdades más profundas del Sagrado Corán? Pues el Libro dice claramente:30
Escuchad cuidadosamente: el propósito principal de mi llegada es renovar y reafirmar al Islam. Esto no debe ser interpretado como que traigo una nueva Ley o Shariah, o que serán revelados nuevos mandamientos, o un nuevo libro. De ningún modo. Si alguien piensa de esa manera, está muy engañado y carece de fe. Que quede claro que el profetazgo y la Shariah han encontrado su expresión total y absoluta en la persona del Santo Profetasa. No puede haber una nueva ley divina. El Sagrado Corán es el último y el más perfecto de todos los libros; no admite ningún cambio, ni siquiera un punto o una marca. Sin embargo, también es cierto que las bendiciones y bondades del Santo Profetasa y las recompensas de la enseñanza y guía del Sagrado Corán son interminables. Son visibles en cada época, y siempre frescas en su pureza prístina. Dios Todopoderoso me ha designado para mostrar estas recompensas y bendiciones. El terrible estado en el que se encuentra el Islam no es ningún secreto. Todos están de acuerdo en que los musulmanes sufren de todo tipo de deficiencia y decadencia. Han degenerado en todos los aspectos. Siguen al Islam en apariencia, pero no lo sienten en el corazón. El Islam se ha vuelto huérfano. Tales son las circunstancias en las que Dios me ha enviado, para que pueda apoyar al Islam como su guardián. Es más, Dios me ha enviado en cumplimiento de Su promesa, porque Él había declarado:31
¿Cuándo vendrá esta ayuda, socorro y protección si no es ahora? La situación en el siglo XIV de la Hégira es similar a la que se presentó en el momento de Badr, y sobre la cual Al’lah dice:32
Este versículo, en realidad, implica una profecía: Cuando en el siglo XIV de la Hégira el Islam se vuelva frágil y débil, Dios, de acuerdo a Su promesa, vendrá en su ayuda. ¿Por qué os sorprendéis si Al’lah ha venido a ayudar al Islam? No me importa que me llamen mentiroso y anticristo, ni me importan que me difamen. Esto tenía que suceder, porque ese fue el trato que recibieron los Mensajeros de Dios que vinieron antes de mi. Yo también tenía que compartir esta antigua tradición. De hecho, mi cuota de dichos sufrimientos y dificultades no es siquiera una fracción de lo que nuestro señor y maestro, el Santo Profeta Muhammadsa, tuvo que soportar. Su sufrimiento no tiene paralelo en toda la historia de los profetas. Él sufrió tantas dificultades por el bien del Islam que están fuera del alcance de la pluma describirlos, y de la lengua expresarlos. Esto muestra qué magnífico Profeta fue, lleno de determinación. No hubiera sido posible que se enfrentara a tal cantidad de pruebas y tribulaciones sin la ayuda y el socorro divino. Cualquier profeta que no fuera el Santo Profetasa habría fracasado. ¡El Islam que él mismo estableció con tantos sufrimientos y penurias está hoy en una situación desesperada!
Islam significa amar y perderse en sumisión total a Dios. Requiere que el musulmán se rinda ante Él, mansa y fielmente, como una cabra ante el cuchillo de un carnicero, con la convicción de que Dios es Uno y sin igual. Esta creencia en la Unidad de Dios se había perdido cuando el Santo Profetasa fue enviado. El subcontinente indio de su época también estaba lleno de falsos dioses, como ha sido admitido por Diyanand Saraswati. Tal situación requería de la llegada del Santo Profetasa. La época actual es una imagen viva de aquellos tiempos, excepto por el hecho de que, además de la adoración de ídolos, también abundan el ateísmo y el culto a los humanos. El resultado es que el Islam ha perdido su alma y su propósito. La esencia del Islam consiste en perderse en el amor de Dios, y en no adorar a nadie excepto a Él. Su propósito es perderse en Dios y no en el mundo. Con ese fin, el Islam divide sus enseñanzas en dos partes: nuestra obligación para con Al’lah y nuestra obligación para con Sus criaturas. Nuestra obligación a Al’lah exige una sumisión implícita, y nuestra obligación a Sus criaturas requiere simpatizar con ellas y ayudarles. Es erróneo atormentar a otros solo por diferencias religiosas. La simpatía y la bondad son una cosa, y la oposición por la causa de la religión es otra bien distinta. El grupo de musulmanes que mantiene nociones erróneas acerca de la Yihad, y que está absolutamente equivocado al respecto, ha llegado al extremo de justificar la incautación ilegal de bienes pertenecientes a los no musulmanes. También han emitido un edicto respecto a mí y a mis seguidores, para usurpar nuestros bienes, e incluso para secuestrar a nuestras mujeres, cuando las enseñanzas del Islam jamás han aprobado tales acciones absurdas. El Islam es una religión limpia y pura. De igual manera que un padre espera que sus hijos cumplan con sus deberes, que sean provechosos y no se enfrenten entre sí; del mismo modo, el Islam hace énfasis en la Unidad de Dios subrayando, al mismo tiempo, la necesidad de la concordia y unidad entre la humanidad.
Asegura que la oración en congregación es más gratificante porque fomenta la unidad. Para traducir esta unidad a la práctica, el Islam ordena con gran insistencia que, cuando nos coloquemos para la oración, nuestros pies deben estar alineados, las líneas deben ser rectas, y todos los orantes deben estar cerca unos de otros, con el fin de unir a todos en uno solo, de modo que la luz de uno ilumine a los demás, eliminando así la división que causa el egoísmo.
Recordad que el hombre está dotado del poder de absorber la luz que otros irradian. Para lograr esta unidad se nos ordena ofrecer oraciones diarias en la mezquita local, oraciones semanales en la mezquita central, oraciones del Eid en el Eidgah y, una vez al año, para asegurar la congregación de musulmanes de todas partes del mundo, en la Casa de Dios (la Ka’bah). El propósito de todos estos mandamientos no es otro que forjar la unidad.
Nuestras obligaciones, según lo prescrito por Dios, son solo de dos clases: nuestra obligación con Al’lah y nuestra obligación con Sus criaturas. El Sagrado Corán habla abundantemente de este tema, y en un lugar dice: 33
“Celebrad las alabanzas de Al’lah como lo hacéis con las alabanzas de vuestros padres, o incluso con mayor devoción”. Aquí hay que señalar dos puntos: El recuerdo de Dios se compara con el recuerdo a los antepasados. La idea subyacente es que el amor por los antepasados es personal y natural. Cuando una madre le pega a un hijo, éste, a pesar de ello, grita: “¡Mamá! ¡Mamá!” En otras palabras, Al’lah instruye a los seres humanos a cultivar una relación de amor natural hacia Él. Habiendo llegado a esta etapa, uno se somete espontáneamente a Sus mandamientos. Este es el rango del verdadero conocimiento que el hombre debe tratar de alcanzar: debe comprender verdaderamente a Dios, y desarrollar el amor a Él de forma natural y personal. En otra parte del Sagrado Corán, Al’lah dice:34
Este versículo menciona tres etapas que el hombre debe esforzarse por alcanzar. La primera es la justicia, que significa hacer el bien a los demás en busca de una recompensa. Evidentemente, este tipo de bien no constituye la virtud más alta, sino la más baja. La siguiente virtud más elevada es la benevolencia, o hacer el bien sin la esperanza de una recompensa. Por supuesto, sería incorrecto ser amable con alguien que es dado a hacer el mal; ofrecer la mejilla derecha a alguien que te golpea en la izquierda no es correcto, ni habitualmente practicable. Sa’di dice:35
Las enseñanzas del Islam sobre los límites impuestos a la venganza son tan maravillosas, que ninguna otra religión es capaz de presentarlas de igual manera. El Sagrado Corán nos dice:36
Que significa: “La retribución de un daño, es un daño similar; pero es mejor el perdón, si produce una reforma”. De esta manera, el Islam enseña a perdonar, sin fomentar la maldad.
La siguiente etapa después de la justicia es la benevolencia: hacer el bien sin esperar ninguna recompensa. Pero tal acción, en ocasiones, puede estar motivada por razones egoístas; pues tarde o temprano, la persona podría echar en cara a la otra la buena obra realizada. Por lo tanto, el Islam va un paso más allá, y nos enseña a hacer el bien tal como se hace a los parientes más cercanos, como la madre que es cariñosa con su bebé, y nunca espera a cambio una retribución o recompensa. El bien que le hace a su hijo lo hace por amor natural y espontáneo. Incluso si un rey le ordenara que no amamantase a su hijo, y le asegurara que no sería castigada aunque el niño muriera como consecuencia de no hacerlo; y además prometiera recompensarla en estas circunstancias, es obvio que ella se negaría a obedecer al rey, y lo consideraría enemigo de su hijo. Esto sucede así porque está motivada por el amor más puro. No hay intereses personales por medio. Así son las excelentes y sublimes enseñanzas del Islam. El versículo cubre nuestros deberes y obligaciones para con Al’lah, así como para con las personas. En el contexto de nuestras obligaciones con Al’lah, el significado de este versículo es que, de acuerdo con las exigencias de la justicia, el hombre debe obedecer y adorar a Dios Todopoderoso, que es Quien lo ha creado y lo mantiene. Pero, cualquiera que se eleve más allá de este estado de sumisión a Dios, debe someterse a Él de acuerdo con los requisitos de la benevolencia, porque Dios es Benefactor, y las bondades que confiere son incontables. Los favores que Él nos otorga permanecen intactos en nuestras mentes cuando pensamos en Sus sublimes características y atributos. Por lo tanto, el significado de la palabra ‘benevolencia’, como explicó el Santo Profetasa, es adorar a Al’lah como si le estuviéramos contemplando, o, más bien, como si Él nos estuviera observando. Incluso en esta etapa, el hombre es retenido por una especie de velo. Pero, junto a esta, se encuentra la tercera etapa, la de Ita’i dhil Qurba (amar como se ama a los seres queridos). En esta etapa, uno desarrolla un amor personal por el Creador. En relación con esta etapa, ya he explicado las obligaciones que tenemos con los seres humanos. También he aclarado que ninguna escritura que no sea el Sagrado Corán contiene una enseñanza tan perfecta. Por ejemplo:37
Aquí el perdón es condicional y específico para la reforma. La religión judía prescribe la retribución de un ojo por un ojo, y un diente por un diente. Como resultado, se volvieron vengativos, y la venganza se arraigó tan profundamente en ellos, que si el padre no se vengaba, le correspondía al hijo, e incluso al nieto desquitarle. Esto los hizo vengativos, duros y despiadados.
Los cristianos fueron al otro extremo. Se les ordenó que ofrecieran también la segunda mejilla cuando los abofetearan; que acompañaran dos millas a quien les obligara a caminar una milla, y así sucesivamente. El defecto obvio de esta enseñanza es que no es practicable. Los gobiernos cristianos han demostrado en la práctica que es defectuosa. ¿Existe algún cristiano tan audaz que ofrezca su otra mejilla a un canalla que le ha hecho saltar un diente de un puñetazo y le diga, “muy bien, adelante, arráncame otro diente?” ¿Esto no envalentonaría aún más al canalla? Ciertamente provocaría la ruptura de la ley y el orden. ¿Cómo podemos admitir la superioridad de tal enseñanza, o decir que es consistente con el diseño divino? Si esta enseñanza se convirtiera en el principio rector, ningún país podría ser gobernado adecuadamente. Requeriría entregar lo que queda al invasor que ya ha tomado una parte del país. Del mismo modo, implicaría la renuncia de diez funcionarios después de que uno de ellos sea arrestado. Estos son, de hecho, los defectos que hacen que tales enseñanzas sean impracticables. Su única justificación podría ser que estaban destinadas a un período determinado, y se hicieron inaplicables cuando la situación cambió.
Los judíos fueron esclavizados durante cuatrocientos años. Esa esclavitud los volvió vengativos. Es natural que la moral de un pueblo asuma el carácter distintivo del monarca reinante. Por ejemplo, durante el gobierno sij, la mayoría de la gente se dedicó al bandolerismo, mientras que con el gobierno británico, la educación y el sentido cívico están ganando terreno, y todos contribuyen este esfuerzo. Los israelitas que vivían bajo el Faraón fueron tratados con brutalidad, por lo que en los días de la Torá la justicia se hizo necesaria. Los judíos, ignorantes de la justicia, se volvieron injustos y de hábitos crueles. Llegaron a creer que la venganza no sólo era esencial, sino obligatoria. Por eso Dios les enseñó que la justicia por sí sola no era suficiente: también era necesaria la compasión. Es por eso por lo que se les instruyó a través de Jesúsas que cuando fueran abofeteados en una mejilla, también ofrecieran la otra. Pero cuando se acabó haciendo demasiado hincapié en esta instrucción, Dios hizo, finalmente, que esta enseñanza alcanzara su verdadera consumación en la persona del Santo Profetasa, que aseguró que la recompensa de un daño es un daño similar, pero que quien perdona tiene su recompensa con Dios. Así se hace hincapié en el perdón, pero a condición de que produzca una reforma; pues el perdón ejercido irreflexivamente solo genera confusión. Este es un punto para la reflexión. Se debe perdonar si el perdón conduce a la reforma del sujeto. Puede ilustrarse con el ejemplo de dos sirvientes: uno básicamente decente, obediente, bien intencionado, pero que, involuntariamente, comete un error. Sería apropiado, por tanto, perdonarle, y sería incorrecto castigarle; el otro, es un pícaro que no desiste de su maldad y causa daño. Si se le permitiera seguir actuando, se volvería aún más temerario; por lo tanto, debe ser castigado. Así que debéis actuar sabiamente, de acuerdo con lo que la situación demanda. Esto es lo que el Islam enseña, y es, de hecho, la enseñanza perfecta. Ninguna otra enseñanza o ley puede reemplazarla, porque el Santo Profetasa es el Sello de Profetas, y el Sagrado Corán es el Libro Perfecto. No puede haber otro Kalima ni oración. El Santo Profetasa mostró lo que predicaba. No es posible ninguna salvación si no seguimos la enseñanza del Sagrado Corán. El que le dé la espalda, caerá directo en el infierno. Esta es nuestra fe y nuestra creencia. Pero también debe tenerse en cuenta que la puerta del diálogo y de la revelación divina permanece abierta para esta Ummah. Esta puerta es un testimonio siempre presente y duradero de la verdad del Sagrado Corán y del Santo Profetasa. Fue con este fin que Dios nos enseñó esta oración en el capítulo Al-Fatihah:38
La oración que se enseña en las palabras “aquellos a quienes has concedido Tus bendiciones” sugiere cómo buscar las excelencias de los profetas. Por supuesto que la excelencia concedida a los profetas fue su verdadero conocimiento y comprensión de Dios, y esto lo lograron mediante la comunión directa y la conversación con Él. Esto es también lo que deseáis vosotros. Pero si pensáis que aunque el Sagrado Corán nos encomiende ofrecer esta oración no es probable que logremos nada de ella; o que ninguno de los musulmanes tendrá el privilegio de alcanzar este rango espiritual, y que la puerta de la aceptación de esta oración ha sido cerrada hasta el Día del Juicio, ¿no sería equivalente a insultar al Islam y al Santo Profetasa? La pura verdad es que quien piensa de esta manera, está difamando al Islam, y carece de una verdadera comprensión del espíritu del mismo. Lo que el Islam enfatiza es que el simple pronunciamiento verbal de la creencia en la Unidad de Dios no es suficiente; uno debe entender realmente lo que implica. La creencia en el Cielo y en el Infierno no debe basarse en una mera conjetura. Uno debe probar las bendiciones del Paraíso en esta misma vida, y abandonar los pecados en los cuales los salvajes se solazan. Éste era, y aún sigue siendo, el objetivo espléndido que los seres humanos deben perseguir, un objetivo noble y santo, sin igual en ninguna otra religión. Ningún practicante de otra religión puede demostrar que ciertamente haya alcanzado ese objetivo. En efecto, es fácil de afirmar, pero imposible de demostrar.
Pedí a los aryas y a los cristianos que demostrasen la existencia del Dios en el que creen. No pudieron ir más allá de la verborrea. No son conscientes del verdadero Dios, que presenta el Sagrado Corán. La única manera de conocerlo es a través de la comunión directa con Él, que distingue al Islam de las demás religiones. Qué lástima que los musulmanes, sólo por oponérseme, se hayan visto privados de esta distinción.
Recordad, la inmunidad ante el pecado sólo es posible cuando el hombre llega a tener una fe absoluta en Dios. De hecho, el objeto principal de la vida humana no es otro que librarse de las garras del pecado. Observad, cómo un niño se siente tentado a atrapar a una serpiente, porque le fascina. Incluso puede llegar a tocarla. Pero la persona sensata que sabe que la serpiente puede morderlo y matarlo, nunca se atreverá a tocarla. Ni siquiera entrará en una casa en la que sabe que habita una serpiente. Del mismo modo, si sabe que el veneno mata, nunca será tan temerario como para probarlo. De la misma manera, uno no puede evitar el pecado a menos que crea que es un veneno mortal. Este tipo de convicción no es posible sin la comprensión y el conocimiento verdadero. ¿Por qué entonces el hombre peca con audacia, a pesar de tener fe en Dios y considerar pecado al pecado? La única explicación posible es que no posee el conocimiento y la percepción que destruyen la disposición al pecado. La incapacidad para alcanzar este estado equivale a admitir que (Dios nos perdone) el Islam carece de una cualidad suprema. Pero reitero que no es así. Sólo a través del Islam puede alcanzarse este objetivo en su más alto grado, y la única manera de hacerlo es a través de la conversación y la comunión con Dios, pues crea una fe completa en el Creador, y solo así llegamos a entender cómo Dios detesta el pecado y lo castiga. El pecado es un veneno: es venial al principio, luego se convierte en mortal, y en última instancia conduce a la incredulidad.
También debo afirmar, de pasada, que cada pueblo a su propia manera, trata de buscar, con preocupación, cómo purificarse del pecado. Los aryas, por ejemplo, creen que no hay manera de purificarse del pecado excepto a través del castigo; y el castigo por un solo pecado supone millones de renacimientos. A menos que una persona pase por todos estos renacimientos, nunca podrá ser absuelto del pecado. Pero este proceso plantea muchos problemas, pues si todos los seres vivos son pecadores, ¿cuándo será posible su salvación? Más extraña aún es su creencia habitual que aquellos que, en última instancia alcanzan la salvación, después de algún tiempo, serán expulsados del lugar de salvación. Entonces, ¿De qué sirve tal salvación? Cuando se les pregunta por qué se expulsa a alguien después de otorgarle la salvación, responden: porque se guarda un pecado para su posible expulsión. Reflexionad, ¿es posible que esta sea la obra del Dios Omnipotente? Es más, si cada uno es su propio creador, y Dios no es el Creador (que Dios nos perdone), no existiría la necesidad imperiosa de que cada persona se sintiera subordinada a Él.
Los cristianos tienen otra visión. Han ideado un método para purificarse del pecado, que consiste en creer que Jesúsas es Dios, y el Hijo de Dios, para a continuación, estar seguros de que él ha redimido nuestros pecados, y que él mismo se ha convertido en maldito mediante la crucifixión (que Al’lah nos proteja). Reflexionad, ¿qué tiene que ver la salvación con todo esto? Para escapar del pecado, propusieron un pecado aún mayor, al etiquetar a un ser humano como Dios. ¿Puede haber un pecado mayor? Es más, después de proclamarlo como Dios, se apresuraron a declararlo maldito. ¿Puede haber mayor insolencia y falta de respeto a Dios? Convirtieron en Dios a alguien que comió, bebió y fue esclavo de sus apetitos físicos, a pesar de que la Torá dice claramente que “no habrá ningún otro Dios (ni en la tierra ni en los cielos). Esta doctrina estaba inscrita en puertas y portales, pero fue ignorada para inventar un nuevo dios que no se menciona en ninguna parte de la Torá.
Una vez le pregunté a un erudito judío: “¿Está mencionado en alguna parte que Dios saliera del vientre de María y fuese golpeado por los judíos?” Su respuesta fue que esto no era más que una calumnia, y que no había rastro de tal dios en la Torá, añadiendo que “nuestro Dios es el Dios del Sagrado Corán; y tal como en el Sagrado Corán se proclama la Unidad de Dios, así también creemos nosotros, de acuerdo con las enseñanzas de la Torá, que Dios es Único, que no tiene socios; y no creemos que ningún humano sea Dios”. Es obvio que si a los judíos se les hubiera profetizado que Dios nacería de una mujer, no se habrían opuesto tan violentamente a Jesúsas, hasta el punto de acusarlo de blasfemia y crucificarlo. Esto muestra claramente que no estaban en absoluto inclinados a aceptar a Jesúsas como Dios e Hijo de Dios.
Por tanto, el remedio que los cristianos proponen para deshacerse del pecado, es, en sí mismo, una fuente de pecado. No tiene absolutamente nada que ver con la liberación del pecado, porque prescriben el pecado para curar al pecado, lo que de ninguna manera puede ser apropiado. Son como aquel mono que mató a su amo. Para su propia seguridad y en aras de eximirse del pecado, prescribieron un pecado que es absolutamente imperdonable; es decir, son culpables de asociar partícipes a Dios, y tomar a un simple humano como Dios. Los musulmanes, por otra parte, deben alegrarse de que su Dios esté más allá de cualquier crítica u objeción. Ellos tienen fe en Su Omnipotencia, Poder y Atributos. Sin embargo, aquellos que negaron la Omnipotencia de Dios, y elevaron a un ser humano al estatus de Dios, apenas muestran preocupación por Su existencia o inexistencia. Por ejemplo, los aryas creen que cada partícula minúscula es su propio Dios, y que Dios per se no creó nada. Ahora bien, si Dios no creó ni siquiera a las partículas elementales, ¿donde surge la necesidad de un Dios para su subsistencia? Y cuando, según ellos, todas las fuerzas son autoexistentes, y tienen la capacidad inherente de combinarse o separarse; entonces deberían ser justos y decirnos si Dios les es realmente necesario. En mi opinión, apenas existe una línea divisoria entre los ateos y los aryas que sostienen esta opinión. Unicamente el Islam es una religión perfecta y viva. Es hora de que el Islam se revele de nuevo en todo su esplendor y gloria. Y mi llegada garantiza este propósito.
Corresponde a los musulmanes valorar la luz y las bendiciones que actualmente están descendiendo del cielo, y estar agradecidos con Dios por esta guía oportuna, y por ayudarles en su hora de angustia de acuerdo con Su promesa. Si los musulmanes no aprecian esta generosidad divina, no incordiarán, en absoluto, a Dios Todopoderoso. Él no se detendrá a la hora de completar Su tarea, y los dejará lamentando su difícil situación.
Declaro con todo el énfasis en mi poder, y con plena convicción y comprensión, que Dios ha decidido demoler a todas las demás religiones, y hacer que el Islam triunfe y se fortalezca. Ningún poder o persona puede ahora resistir o detener el cumplimiento de la Voluntad de Dios. Él es: 39
¡Oh musulmanes, escuchad! Dios os ha comunicado, a través mío, esta buena nueva, y he transmitido debidamente el mensaje. Ahora queda en vuestras manos prestar o no atención. La verdad innegable es que Jesúsas, está muerto, y juro por Dios que soy el Prometido que iba a aparecer. Y también es un hecho innegable que el Islam vive si Jesúsas muere.
Si reflexionáis sobre ello, os daréis cuenta de que este es el tema que está destinado a sellar el destino del cristianismo. Es el pilar de la fe cristiana, así que dejad que se colapse. Este asunto podría haberse resuelto fácilmente si la justicia y el temor de Dios hubieran gobernado las acciones de mis adversarios. Nombrad a una sola persona que alguna vez viniera a mí, habiendo dejado a un lado su actitud inhumana, para buscar la certeza. Están tan enojados conmigo que lanzan insultos ante la simple mención de mi nombre. ¿Es este el camino para alcanzar la verdad?
Cito en mi apoyo los versículos explícitos e inequívocos del Sagrado Corán, las Tradiciones y el consenso de los Compañeros del Santo Profetasa, pero mis adversarios se niegan a escuchar, y comienzan a tacharme de apóstata y anticristo. Les he desafiado a todos ellos a que demuestren del Sagrado Corán que Jesúsas ascendió vivo a los cielos, o a que muestren algo que contradiga el testimonio del Santo Profetasa, o que refuten el Consenso en la presencia del Hazrat Abu Bakrrz con motivo de la muerte del Santo Profetasa; pero no hay respuesta alguna. Hay quien pregunta abiertamente que si Jesúsas, el Hijo de María, no estaba destinado a venir de nuevo, entonces ¿por qué el Mesías Prometido ha sido llamado ‘Jesús, hijo de María’? Os digo que esta es una objeción estúpida. ¿No es sorprendente que estos mismos detractores ejerzan el derecho de nombrar a sus propios hijos Moisés, Jesús, Ahmad, Abraham o Ismael, pero estén dispuestos a objetar que Dios nombre al futuro Profeta como Jesúsas? En este contexto, el punto crucial a considerar es si el Prometido estaba acompañado o no de las señales pertinentes. Si hubiesen buscado estas señales en el Prometido, nunca hubieran tenido la osadía de rechazarlo. Pero nunca se preocuparon por las señales ni por las pruebas en su apoyo. Al contrario, en el momento en que escucharon la declaración, afirmaron: “¡Eres un incrédulo!”
Es un hecho aceptado que los medios de reconocer a los profetas de Dios son los milagros y las señales que los acompañan. Al igual que a un oficial designado por el gobierno se le asigna una marca distintiva, a los nombrados por Dios también se les conceden señales que facilitan su reconocimiento. Afirmo que Dios no solo ha manifestado una, dos o doscientas señales en mi favor, sino que se trata de decenas de miles de ellas. Estas señales no son desconocidas; han sido atestiguadas por cientos de miles de personas, y puedo decir con confianza que, probablemente, cientos de estos testigos están presentes en esta misma reunión. Las señales aparecieron a mi favor desde el cielo, y también desde la tierra.
Las señales, que constituían las condiciones previas a mi llegada, y que los profetas, incluyendo al Santo Profetasa, habían predicho, aparecieron efectivamente en mi apoyo. Una de ellas fue el eclipse de sol y de luna del que todos fueron testigos. Ciertamente que esta profecía estaba registrada en las tradiciones auténticas, y según ella, tanto el sol como la luna debían eclipsarse durante el mes de Ramadán, testificando la venida del Mahdi y Mesías. Ahora decidme si esta profecía se ha cumplido o no. ¿Quién puede negar haber presenciado esta señal? Otra profecía era que la peste se extendería como una epidemia en ese momento, hasta el punto que siete de cada diez personas morirían. ¿Ha aparecido este signo o no? Otra profecía registrada es que durante este tiempo aparecería una nueva forma de transporte que haría inútiles a los camellos. ¿No se ha cumplido esta profecía con la introducción de los ferrocarriles? Puedo seguir nombrando muchas de estas señales, pues se trata de una serie muy larga. ¿No es extraño que al mismo tiempo que yo, el demandante, era llamado mentiroso y anticristo, todas esas señales aparecieran por mí? Si alguien más estuviera por venir, ¿qué le quedaría? ¡Sed justos por una sola vez y temed a Dios! ¿En alguna ocasión ha concedido tanto apoyo a un mentiroso? ¿No es acaso extraño que cada vez que alguien se ha levantado para oponérseme, haya caído derrotado, y que yo haya salido airoso y a salvo de todas las calamidades y privaciones en que mis adversarios trataron de involucrarme? ¿Alguien puede jurar y decir que así es como acaban los mentirosos?
Lamento decir ¿qué es lo que les pasa a estos ulemas que se me oponen? ¿Por qué no estudian de cerca el Sagrado Corán y las Tradiciones del Santo Profetasa? ¿No saben que todos los eruditos y teólogos importantes del pasado predijeron que el advenimiento del Mesías Prometido tendría lugar en el siglo XIV?40 Las visiones de todos los receptores de la revelación también apuntan al mismo período. Está claramente registrado en el libro Huaj-ul-Kiramah que el advenimiento del Mesías Prometido no excedería el siglo XIV. Esta misma gente, que hoy se me opone, solía gritar desde los púlpitos que incluso las bestias rezaban, buscando refugio del siglo XIII, y que el siglo XIV sería auspicioso. Qué extraño que, en el siglo XIV, en el que aparecería el Imán Prometido, aparezca un impostor en su lugar y cientos de miles de señales le apoyen, y Dios Todopoderoso le ayude a tener éxito en cada contienda. Pensad un momento antes de intentar responder. Es fácil decir algo de golpe, irreflexivamente, pero es muy difícil pronunciar una sola palabra si tememos a Dios.
Otro punto que también es merecedor de vuestra atención es que Dios no indulta por mucho tiempo a un mentiroso e impostor; mucho menos cuando ese tiempo excede incluso el período de la bendita gracia concedida al Santo Profetasa. Ahora tengo sesenta y siete años, más de veintitrés años desde que fui elegido para este oficio. Si hubiera sido realmente un impostor y un mentiroso, Dios no habría extendido tanto tiempo este período. Algunas personas preguntan cual es el propósito de mi venida. Recordad, el propósito de mi venida es doble: en primer lugar, sabed que el Islam está siendo atacado por otras religiones, que, en cierto modo, lo están devorando, y lo han reducido al nivel de un huérfano pequeño y débil. Dios me ha enviado en este momento para salvar al Islam de los ataques de las falsas religiones y para proporcionar pruebas incontrovertibles de su racionalidad y verdad. Entre estas pruebas, además de los argumentos científicos e intelectuales, están las señales celestiales y las bendiciones que siempre han aparecido en apoyo del Islam. Si observáis los informes actuales de los misioneros cristianos, os daréis cuenta del tipo de estrategia que pretenden emplear contra el Islam, y lo vasto de la circulación de cada una de sus publicaciones. En estas circunstancias, establecer la superioridad del Islam es de suma importancia. Dios me ha enviado para lograr este fin, y estoy seguro de que el Islam está destinado a triunfar. Las señales de este triunfo ya han comenzado a aparecer. Para este triunfo no se necesitan espadas ni armas, ni Dios me ha enviado armado. El que en este momento piense en recurrir a tales cosas es un amigo ingenuo del Islam, pues el propósito de la religión es conquistar los corazones, algo que la espada simplemente no puede hacer. He explicado varias veces que el Santo Profetasa fue obligado a desenvainar la espada sólo en ejercicio del derecho reconocido de autodefensa, y también en un momento en el que las atrocidades infligidas a los musulmanes habían traspasado todos los límites, a consecuencia de lo cual, la tierra se había bañado literalmente con su sangre. El propósito de mi advenimiento es, en resumen, lograr el triunfo del Islam sobre las demás religiones.
El segundo propósito de mi advenimiento es el siguiente: La gente afirma que practica las oraciones y demás ritos religiosos, pero todo esto es pura apariencia; lo que se necesita es una transformación interior, pues esto es lo que conforma la esencia y el fundamento del Islam. En mi opinión, nadie puede ser un verdadero musulmán a menos que emule a Abu Bakr, Umar, Usman y Ali, (que Al’lah esté complacido con todos ellos). No amaban este mundo, sino que se entregaron por completo al servicio de Dios. Hoy día, todo lo que se hace, tiene como finalidad este mundo. El hombre está tan absorto en las actividades mundanas que no encuentra espacio para Dios. El comercio es para este mundo, la construcción es para este mundo, e incluso las oraciones y los ayunos lo son para este mundo. Todo se hace para complacer a la gente materialista, y no se presta atención a la religión. Todos deberíais reflexionar si el objetivo de reconocer y aceptar al Islam se limita a esta mala interpretación, o es algo más noble. Lo que yo sé es que un verdadero creyente es ser puro y asume la faz de los ángeles. A medida que se acerca a Dios, escucha Su voz, y se siente apaciguado con ella. Que cada uno de vosotros se pregunte si ha alcanzado este estado. Temo que os conforméis sólo con la cáscara, que no tiene ningún valor, pues lo que Dios desea es el núcleo. En resumen; al igual que el propósito de mi misión es contrarrestar los ataques externos contra el Islam, también es conseguir que los musulmanes adquieran un verdadero entendimiento del Islam, e infundir en ellos su verdadero espíritu. Hoy, en lugar de Dios, son los iconos mundanos los que ocupan el lugar de honor en los corazones de los musulmanes. Hacia ellos se hallan orientados sus esperanzas y deseos; y sus disputas y sus acuerdos son todos para este mundo. Deseo que estos ídolos sean demolidos, y que la gloria y la majestad de Dios encuentre lugar en sus corazones, y que el árbol de la fe florezca, y de siempre frutos frescos. Hoy tiene forma de árbol, pero no es realmente un árbol, porque el árbol auténtico ha sido descrito e la siguiente forma:41
Esto significa: “¿No ves con qué compara Al-lah a una buena palabra? Es como un buen árbol, cuya raíz es firme y cuyas ramas llegan al cielo. Produce sus frutos en todas las estaciones por mandato de su Señor.” La raíz firme son los principios sobre los cuales se ha establecido esta religión y ha alcanzado la etapa de la certeza. Este árbol debe ser capaz de dar fruto en todo momento, y no ser como la madera muerta nunca. ¿Acaso se observa hoy esta condición? Muchas personas preguntan: “¿Cuál es la necesidad de un reformador?” ¡Qué ignorante es el paciente que cuestiona la necesidad del médico! Si piensa que no necesita uno, está invitando a la muerte. Los musulmanes de hoy corresponden a (los que estamos de acuerdo) pero no corresponden a la categoría de (los que creemos), porque esto sólo ocurre cuando a uno le acompaña la luz de la guía divina. Resumiendo; esta es la misión que me ha sido asignada. Así que no os apresuréis en rechazar mi demanda. Temed a Dios y arrepentíos, pues el arrepentimiento aclara la mente. Esta plaga desenfrenada es ciertamente una señal peligrosa, respecto a la cual he recibido la siguiente revelación:-1
Esta es la palabra de Dios. Maldita sea la persona que atribuye a Dios lo que no es de Él. Él afirma que sólo cambia Su Voluntad cuando se opera un cambio en los corazones. Por lo tanto, temed a Dios y a Su ira. Nadie está dispuesto a asumir la responsabilidad ajena. La mayoría de la gente se aleja de ciertas compañías cuando se hallan implicadas en los delitos más pequeños, ¿cómo podéis entonces confiar en otros en el Día del Juicio? Dios dice, en relación a esto:-1
Mis adversarios deberían haber tratado de mostrar paciencia conmigo, actuando conforme al mandato:-1
Pero se precipitaron en exceso. Recordad que la gente en el pasado pereció a causa de la prisa. Sabio es aquel que renuncia a la oposición cuando se da cuenta de que está equivocado. Pero esa es la suerte de aquellos que temen a Dios. Sólo los valientes son los dueños de sus errores, sólo ellos son los campeones del valor moral. Es a ellos a quienes Dios ama.
Habiendo dicho todo esto, permitidme añadir una palabra sobre la generalización empírica (Qias). A pesar de que el Sagrado Corán y las Tradiciones me apoyan; de que el veredicto unánime de los Compañeros del Santo Profetasa está a mi favor; de que las señales celestiales y las pruebas asociadas están de mi lado, y de que la necesidad del momento también establece la veracidad de mi afirmación, la generalización empírica también puede ayudar a zanjar el debate. Por tanto, averigüemos qué tiene que decir la razón. El hombre nunca está dispuesto a creer en aquello que no tiene precedentes. Por ejemplo, si alguien viene y os informa de que un vendaval ha arrastrado a vuestro hijo hasta el cielo, o que el niño se ha convertido en un perro y ha huido, ¿aceptaríais lo que dice sin una explicación razonable y una investigación a fondo? No, no lo haríais. Por eso el Santo Corán nos instruye:-1
En consecuencia, considerad la cuestión de la muerte de Jesúsas y su ascenso corporal al cielo. Dejando de lado por un momento los argumentos que se pueden adelantar sobre su muerte, es un hecho indiscutible que los infieles exigieron al Santo Profetasa el milagro de que ascendiera al cielo. El Santo Profetasa, que era el profeta más perfecto y el mejor de todos, debería entonces haber ascendido a los cielos. En cambio, respondió con las palabras de la revelación divina:-1
Que significa: “Diles que no se puede exigir a Dios ir en contra de Su promesa, particularmente cuando Él ha hecho imposible que la humanidad ascienda a los cielos. Si lo hiciera, sería considerado mentiroso”. Por tanto, si vuestra creencia de que Jesúsas ascendió a los cielos es correcta, ¿qué explicación le daríais a un clérigo antagonista que critica al Santo Profetasa en base a este versículo? Por lo tanto, no alberguéis ideas que no están respaldadas por el Sagrado Corán, porque de hacerlo, sólo conseguiréis difamar al Islam y al Santo Profetasa. Además, las escrituras anteriores tampoco contienen ningún precedente de este tipo, y no está prohibido debatir en razón de dichas escrituras. Al’lah dice acerca del Santo Profetasa:-1
Y también dice:
-1
-1
Dios mismo presenta estos versículos como prueba del profetázgo del Santo Profetasa, entonces ¿por qué no podemos basar en ellos nuestro razonamiento?
Entre estas escrituras está la del profeta Malaquías, que forma parte de la Biblia. En ella se promete que tendrá lugar la segunda venida de Elías antes de la venida del Mesías. Cuando llegó el Mesías, el hijo de María, fue confrontado con la pregunta sobre la segunda venida de Elías, de acuerdo con la profecía de Malaquías. La respuesta de Jesús a esta pregunta fue que el prometido ya había venido en la persona de Juan.-1 Así pues, ya ha sido pronunciado el veredicto por parte del tribunal del propio Jesús respecto a la interpretación de la Segunda Venida, según el cual, Juan el Bautista no fue descrito como el semejante a Elías, sino que fue denominado como el propio Elías. Y este razonamiento me apoya. Sigo citando precedentes mientras que mis adversarios no lo hacen. Algunas personas, en este punto, cuando no encuentran argumentos, suelen decir que estas escrituras han sido manipuladas e interpoladas. Es una lástima que estos detractores olviden que el Santo Profetasa y sus Compañeros solían confiar en estos mismos libros. Los eruditos más distinguidos, incluyendo a Imam Bujari, creen que la distorsión bíblica sólo está distorsionada en el sentido y el significado. Además, los judíos y los cristianos son enemigos mortales, y sus escrituras son diferentes. Los judíos aún creen que Elías vendrá de nuevo. Si no fuera por esto, ya habrían aceptado a Jesúsas. Tengo en mi poder un libro de un erudito judío que afirma con gran convicción que, si se viera confrontado con esta pregunta, se referiría simplemente al libro del profeta Malaquías en el que se prometió que Elías vendría de nuevo.
Pensad que, a pesar de estas excusas, millones de judíos fueron enviados al infierno y etiquetados de monos y cerdos. ¿Acaso sería válido en mi contra el argumento de que es Jesús el hijo de María quien se supone que debe venir? Los judíos podían haber estado en desventaja por la falta de un precedente al que seguir, pero en este momento no hay ninguna excusa. El Sagrado Corán confirma la muerte de Jesúsas, la visión del Santo Profetasa la apoya, y el Sagrado Corán y las Tradiciones usan específicamente el término (el Prometido surgirá de entre vosotros). Además, Dios no me envió con las manos vacías. Han aparecido cientos de miles de señales en mi apoyo. E incluso ahora, si alguien permaneciera conmigo durante cuarenta días, seguramente sería testigo de alguna señal. La señal de Lekh Ram es un signo glorioso. Pero incluso en este caso, algunos ignorantes insisten en que yo soy el responsable de su asesinato. Si esta alegación fuera verdadera, la fiabilidad de todas las señales divinas quedaría en entredicho. Mañana, alguien podría levantarse y acusar al Santo Profetasa del asesinato del Cosroes Parviz (que Dios nos perdone). ¡Hacer estas acusaciones no es el camino de los que buscan la verdad!
Finalmente, quisiera reiterar que las señales que me apoyan no son pocas y distantes entre sí. Más de cien mil personas siguen estando vivas para dar testimonio de estas señales. No os apresuréis en rechazarme, porque seréis llamados a dar cuentas en el Más Allá. Recordad que Dios está siempre atento; Él establece la veracidad de los veraces y la falsedad de los falsos.
1 “En el nombre de Al’lah, el Clemente, el Misericordioso”. [Traductor]
2 “Alabamos a Dios e invocamos Sus bendiciones sobre Su noble Profetasa.” [Traductor]
3 “Vendrán de todos los caminos y vendrán de lejos. No te apartes de las criaturas de Dios con desdén y no te canses de las personas. Mi Señor, no me dejes solo, Tú eres el Mejor de los herederos.” [Traductor]
4 “No te apartes de las criaturas de Dios con desdén, y no te canses de la gente.” [Traductor]
5 “Tú eres tan querido para Mí como Mi Unicidad. Se acerca rápidamente el momento en el que llegará la ayuda, y en el que serás reconocido por la gente ”. [Traductor]
6 “Mi Señor, no me dejes solo porque Tú eres el Mejor de los herederos.” [Traductor]
7 40: 61[Traductor]
8 “Al-lah perfeccionará Su luz, aunque los incrédulos la odien.” (61:9) [Traductor]
9 72:27-28 [Traductor]
10 “(Los incrédulos) pensaron que se les había mentido.” (12: 111) [Traductor]
11 ‘Yo creo en Al’lah, Sus ángeles, Sus libros, Sus mensajeros, la Providencia divina con respecto al bien y el mal y la Resurrección’. [Traductor]
12 “Doy testimonio de que nadie es digno de adoración salvo Al’lah, y que Muhammad es Su siervo y Mensajero”. [Traductor]
13 3:145 [Traductor]
14 “Oh Profeta, tú eras la pupila de mis ojos; con tu muerte se han quedado ciegos. Cualquiera que muera ahora ya no me preocupa; lo que más temía era solo tu muerte”. [Traductor]
15 “Pues no te hemos enviado sino como misericordia para todos los pueblos.” (21: 108) [Traductor]
16 “¡Oh, humanidad! En verdad soy un Mensajero enviado a todos vosotros por Al-lah” (7:159) [Traductor]
17 “Si entonces muere o es asesinado.” (3: 145) [Traductor]
18 (3:32) [Traductor]
19 “¡Oh, Jesús! Te haré morir de muerte natural y te ensalzaré hasta Mí mismo” (3:56) [Traductor]
20 “Pero desde que me hiciste morir, Tú has sido su Vigilante.” (5: 118) [Traductor]
21 “Y si te hacemos testigo de parte de lo que les prometimos o si te hacemos morir antes de que ello ocurra.” (10:47) [Traductor]
22 “Se da permiso para combatir a quienes son combatidos, porque han sido perjudicados.” (22:40) [Traductor]
23 “Él abolirá la guerra religiosa.” [Traductor]
24 “Rechaza el mal con lo que es mejor ” (41:35) [Traductor]
25 “Si fuese un mentiroso, que caiga sobre él el pecado de su mentira; pero si es veraz, algo de aquello con lo que os ha amenazado caerá ciertamente sobre vosotros.” (40:29) [Traductor]
26 “Al’lah ha prometido a aquellos de vosotros que crean” (24:56) [Traductor]
27 “Algo de aquello con lo que os ha amenazado caerá ciertamente sobre vosotros.” (40:29) [Traductor]
28 “Cuando un bondadoso promete, cumple.” [Traductor]
29 “Pero si es veraz, algo de aquello con lo que os ha amenazado caerá ciertamente sobre vosotros.” (40:29) [Traductor]
30 “Que nadie tocará excepto los que estén purificados.” (56:80) [Traductor]
31 “En verdad, Nosotros mismos hemos revelado esta Exhortación, y ciertamente seremos su Guardián.” (15:10) [Traductor]
32 “Y Al’lah os había ayudado ya en Badr cuando erais débiles.” (3: 124) [Traductor]
33 2:201 [Traductor]
34 “En verdad, Al’lah os ordena permanecer en la justicia y dispensar un trato amable, y dar como se da a los parientes.” (16:91) [Traductor]
35 “Hacer el bien al mal es como hacer el mal al bien.” [Traductor]
36 42:41 [Traductor]
37 “La recompensa de un daño es un daño similar; mas quien perdona y su acto produce la reforma, tendrá su recompensa con Al’lah.” (42:41) [Traductor]
38 “Guíanos por el camino recto, el camino de aquellos a los que has concedido Tus bendiciones”. (1: 6-7) [Traductor]
39 “El que ejecuta plenamente Su Voluntad.” (85:17) [Traductor]
40 Siglo XIV de la Hégira. [Traductor]
41 14:25-26 [Traductor]
-1 “Al’lah no cambia el estado de la gente mientras ellos no cambien lo que hay en sus corazones” (13:12) [Traductor]
-1 “El día en que el hombre se aparte de su hermano.” (80:35) [Traductor]
-1 “No sigas lo que no conoces” (17:37) [Traductor]
-1 “Preguntad, pues, a quienes poseen la custodia de las escrituras divinas, si no lo sabéis.” (16:44) [Traductor]
-1 17:94 [Traductor]
-1 “Un testigo de entre los hijos de Israel da testimonio.” (46:11) [Traductor]
-1 “Suficiente es Al’lah como Testigo entre tú y yo, y también el que posee conocimiento del Libro” (13:44) [Traductor]
-1 “Ellos lo reconocen igual que reconocen a sus hijos.” (2:147) [Traductor]
-1 Juan el Bautista. [Traductor]