La vida del Santo Profeta (sa) - Continuación de la refutación de dos historias falsas
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa) – Continuación de la refutación de dos historias falsas

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 6 de OCTUBRE de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), pronunció estas palabras:

El incidente del asesinato de Asma se mencionó en el sermón anterior y además hablé de que hay otro evento similar. El otro incidente también parece ser una mera invención y se refiere al asesinato de un hombre judío, Abu Afak. Se dice que la muerte de Abu Afak es otra historia ficticia que ha sido registrada en los libros de historia.

Los detalles que se mencionan son los siguientes:

Un día, el Santo Profeta Muhammad (sa) dijo a los Compañeros (ra): “¿Quién puede arreglar el asunto de este desgraciado (es decir, Abu Afak) en mi nombre?”; es decir, quién podía matarlo. Abu Afak era un hombre extremadamente anciano y se dice que tenía 120 años. A pesar de ello, este individuo instigaba a la gente contra el Santo Profeta (sa) y utilizaba un lenguaje soez y abusivo en su poesía contra el Profeta (sa). Ante esta instrucción del Mensajero de Dios (sa), Hazrat Salim bin Umair (ra) se levantó. Él era una de esas personas que lloraban profusamente por temor a Dios Altísimo y asimismo participó en la “Batalla de Badr”. [Entonces], Hazrat Salim (ra) declaró: “Juro matar a Abu Afak o entregar mi vida mientras intento matarlo”. Asi, después de esto, Hazrat Salim bin Umair (ra) permaneció en busca de la oportunidad adecuada [para hacerlo]. Un día por la noche y en medio de un intenso calor, Abu Afak estaba durmiendo en el huerto, en el patio de su casa. [Entretanto], Hazrat Salim (ra) se enteró de esto e inmediatamente se puso en camino. Cuando Hazrat Salim (ra) llegó a su casa, colocó su espada sobre el hígado de Abu Afak y la empujó hacia abajo con todo su peso, tanto que le atravesó el estómago y quedó clavada en su cama. Al mismo tiempo, el enemigo de Al’lah, Abu Afak, lanzó un grito desgarrador. Hazrat Salim (ra) lo dejó en este mismo estado y se marchó. Al oír el grito de Abu Afak, la gente corrió rápidamente y algunos de sus amigos lo llevaron dentro. Sin embargo, este enemigo de Dios no pudo recuperarse de esta profunda herida y murió.

Dicho evento ha sido registrado como tal en uno de los libros de historia. [Al igual que el incidente anterior,] este tampoco ha sido relatado a través de una fuente fiable, ni se menciona en el “Sihah Sitta”, [‘Los Seis Libros Auténticos del Hadiz’]. No obstante, puede encontrarse en algunos libros de historia como “Sirat Al-Halabiyyah”, “Sharh Zurqani”, “Tabaqat-ul-Kubra” de Ibn Sad, “Sirat-un-Nabawiya” de Ibn Hisham, “Al-Bidaya wan-Nihaya”, “Kitab-ul-Maghazi” de Waqidi, “Subul-ul-Huda wa Ar-Rishad”, etc. A pesar de todo, no consta en la mayoría de los libros de historia, como “Al-Kamil fi At-Tarij”, “Tarij at-Tabari”, “Tarij Ibn Jaldun”, etc. De todas formas, como ya se ha dicho, se menciona en algunos libros de historia.

[De todas maneras], en relación a este incidente, [que es] similar al de Asma, la gente ha testificado que incitaba a la gente a oponerse y ser hostiles hacia el Santo Profeta Muhammad (sa). [Lo cierto es que] tras la “Batalla de Badr”, su malicia y rencor se intensificaron, y comenzó a rebelarse abiertamente. [Entretanto], las contradicciones en las narraciones relativas al asesinato de Abu Afak también hacen que este evento sea dudoso. En primer lugar, hay una discrepancia en cuanto a la persona que lo mató, pues según Ibn Sad y Waqidi, Salim bin Umair [fue quien] mató a Abu Afak; mientras que en algunas otras narraciones se menciona a Salim bin Umar; y según Ibn Uqba, Salim bin Abdul’lah bin Zabit Ansari lo hizo.

En segundo lugar, hay discrepancias en los motivos del asesinato. Según Ibn Hisham y Waqidi, Salim (ra), por su fervor, lo mató él mismo; mientras que según algunas narraciones, fue por instrucciones del Santo Profeta (sa) que lo mató. Ibn Hisham ha escrito esto.

El tercer aspecto está relacionado con la diferencia religiosa, [ya que] según Ibn Sad, Abu Afak era judío, mientras que Waqidi opinaba que no lo era.

También hay discrepancias en cuanto a la hora del asesinato. Según Waqidi e Ibn Sad este incidente tuvo lugar después de que se matara a Asma bint Marwan; mientras que según Ibn Ishaq e Ibn Hisham etc., este evento tuvo lugar antes del asesinato de Asma.

De estas claras contradicciones se desprende que dicho acontecimiento es inventado y no se basa en la realidad. [De todos modos], si, por así decirlo, se considera que Abu Afak fue efectivamente asesinado, entonces sus otros crímenes, como incitar a matar al líder del Estado, recitar poemas satíricos mientras provocaba la guerra, poner en peligro la paz pública y encender la llama de la guerra, eran suficientes para la pena de muerte, cosas por las que aún hoy se aplica la pena de muerte [en muchos lugares] sobre quienes se demuestra que han cometido traición contra el Estado. No puede ser que un simple insulto fuera la razón para darle muerte. De forma similar, al igual que en el caso del incidente de Asma, tampoco en este hay pruebas de que los judíos reaccionaran ante el [supuesto] asesinato de Abu Afak. [Pues en el caso de que se hubiera producido], debió de haber algún tipo de reacción a su muerte por parte de los judíos, pero no hay pruebas de ello. Por lo tanto, su silencio sobre este evento es una prueba concluyente de que ha sido inventado.

Además, cabe destacar que se dice que estos incidentes tuvieron lugar antes de la “Batalla de Badr” o inmediatamente después; o bien ocurrieron un poco antes, o justo tras la misma. [En cualquier caso], todos los historiadores coinciden en que el primer altercado entre musulmanes y judíos fue la “Gazwah de Banu Qainuqa”, [la ‘Expedición a los Banu Qainuqa’]; por lo que si algún otro incidente hubiera tenido lugar antes de esto, entonces esos historiadores seguramente habrían mencionado, en relación a eso, que tal incidente tuvo lugar por el que, tras los asesinatos de Abu Afak y Asma, los judíos tenían derecho a levantar una acusación contra los musulmanes de que ellos iniciaron y llevaron a la práctica un altercado. Sin embargo, no hay mención en ninguna parte de que los judíos de Medina hablaran de estos incidentes o levantaran tal acusación.

[Por su parte], Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha escrito [lo siguiente] en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)” en relación con las historias inventadas de los asesinatos de Asma y Abu Afak:

“Tras los acontecimientos de la ‘Batalla de Badr’, Waqidi y otros historiadores escribieron sobre dos incidentes que no se encuentran en los libros de ‘Ahadiz’ ni en los registros históricos auténticos. Incluso si una persona contempla en términos de ‘Dirayat’ [entendimiento], no resultan ser correctos. No obstante, dado que constituyen un medio aparente para levantar una acusación contra el Mensajero de Al’lah (sa), varios historiadores cristianos, según su costumbre, han aludido a estos casos de forma muy desagradable. El primero de estos incidentes inventados se refiere a una mujer llamada Asma, que residía en Medina (aquí se menciona a Asma una vez más) y que era una firme enemiga del Islam. Hablaba mal del Profeta (sa) e incitaba a la gente en contra del Mensajero (sa) a través de sus pareados provocativos e incitaba a la gente a asesinar al Santo Profeta  Muhammad (sa). Finalmente, en su furia, un Compañero ciego llamado Umair bin Adiyy (ra) la mató cuando estaba en su casa por la noche, mientras dormía. Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de este suceso, no le reprendió; más bien, en cierto modo, incluso elogió la acción. (En todo caso, decir que el Profeta -sa- elogió su acción no significa que realmente sucediera. De hecho, ya he demostrado que este incidente es falso).

El segundo incidente que ya se ha mencionado es el de un anciano judío llamado Abu Afak, que vivía en Medina. Esta persona también recitaba poemas provocativos contra el Santo Profeta Muhammad (sa) e incitaba a los incrédulos a hacer la guerra contra el Mensajero de Dios (sa) y asesinarlo. Finalmente, él también fue matado a manos de un Compañero llamado Salim bin Umair (ra) por su furia, durante la noche, mientras estaba en la terraza de su propia casa”, (esto es lo que se ha narrado).

 

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe además:

“Waqidi e Ibn Hisham han recogido incluso algunas de las coplas provocadoras que Asma y Abu Afak habían compuesto contra el Santo Profeta (sa). [Por su parte], Sir William Muir y otros han adornado sus libros con estos dos incidentes de forma muy desagradable. (Los orientalistas los han tomado y utilizado como excusa para demostrar cuánta injusticia se perpetró). De todas formas, la verdad es que, tras un escrutinio y una crítica [serios], ni siquiera se puede probar que estos incidentes ocurrieran en absoluto. El primer argumento que pone en duda la autenticidad de estos dos eventos es que no se encuentran en ninguna parte de los libros de ‘Ahadiz’. En otras palabras, no hay ni un solo hadiz [dicho del Profeta (sa)] en el que se haya relatado un suceso de esta naturaleza, junto con los nombres del asesino o de la víctima. Incluso de hecho, dejando a un lado los hadices, ni siquiera varios historiadores han aludido a estos eventos; mientras que, si hechos de esta naturaleza hubieran tenido lugar realmente, no habría razón para que los libros de hadices y varios de historia no hubieran hecho mención de ello.

En este caso, no se puede especular que, puesto que una acusación recayó sobre el Santo Profeta Muhammad (sa) y sus Compañeros (que Al’lah esté complacido con ellos), los ‘Muhaddizin’ [relatadores de los dichos del Santo Profeta (sa)] y varios historiadores probablemente habrían omitido estos sucesos. La razón es que, en primer lugar, las circunstancias en las que se produjeron estos hechos no son censurables. (Si se tiene en cuenta lo mucho que se estaba provocando e incitando contra el gobierno, incluso en ese caso, no habría sido censurable si esto hubiera tenido lugar realmente. Por tanto, es incorrecto alegar que los historiadores y los ‘Muhaddizin’ no mencionaron esto basándose en que era una crítica al Profeta -sa-).

En segundo lugar, cualquier persona que posea siquiera un estudio elemental de los ‘Ahadices’ y la historia no puede ignorar el hecho de que los ‘Muhaddizin’ e historiadores musulmanes nunca han omitido una narración por el mero hecho de que aparentemente pudiera parecer que planteaba una objeción contra el Islam o su Fundador (sa). Su práctica habitual era que nunca se mostraban reacios a relatar lo que consideraban auténtico en términos de ‘Riwayat’ [el mero relato de un hadiz] simplemente por su temática. Es más, la práctica de algunos ‘Muhaddizin’ y de la mayoría de los historiadores era incluir honestamente en sus colecciones cualquier narración que les llegara sobre el Mensajero de Dios (sa) y sus Compañeros (que Al’lah esté complacido con ellos), incluso si era débil y poco fiable, tanto en términos de ‘Riwayat’ como de ‘Dirayat’. En ese sentido, dejaban a juicio de los teólogos y eruditos investigadores de épocas posteriores la tarea de distinguir por sí mismos entre narraciones auténticas y débiles. Aparte, su intención al hacerlo era que no se omitiera la inclusión de nada que se atribuyera al Santo Profeta Muhammad (sa) y a sus Compañeros (ra), tanto si parecía verdadero como falso; y fue por este motivo que en las primeras obras de historia se han recogido todo tipo de narraciones fiables y poco fiables. Sin embargo, esto no significa que todo sea aceptable, por lo que ahora nos toca a nosotros diferenciar entre lo débil [o falso] y lo auténtico. En cualquier caso, no hay ni un ápice de duda de que algún ‘Muhaddiz’ o historiador musulmán haya desestimado alguna vez una narración por el mero hecho de que aparentemente pareciera contraria a la grandeza del Santo Profeta (sa) o de sus Compañeros (ra), o porque una acusación cayera sobre el Mensajero (sa) o el Islam como consecuencia de ello.

Por eso, las ejecuciones de Kab bin Ashraf y Abu Rafi, el judío, que se asemejan completamente a los supuestos incidentes de Asma y Abu Afak, han sido mencionadas en todos los libros de ‘Ahadiz’ e historia con toda claridad y detalle, y ningún narrador musulmán (‘Muhaddiz’) o historiador ha omitido mencionarlas. En estas circunstancias, puesto que la ejecución de Asma y Abu Afak, el judío, no se menciona en ningún hadiz y, además, los diversos historiadores de entre los primeros también guardan silencio con respecto a esta cuestión, queda prácticamente claro y establecido que se trata de relatos inventados que de alguna manera se han colado en diversas narraciones, convirtiéndose así en parte de la historia.

Luego, si se estudian los detalles de esas narraciones, su naturaleza inventada se hace aún más evidente. Por ejemplo, en el relato de Asma el nombre del asesino mencionado por Ibn Sad y otros es Umair bin Adiyy (ra); pero en contraste, el nombre del asesino que se menciona por Ibn Duraid no es Umair bin Adiyy (ra), sino que se llamaba Ghashmir. [Por su parte], Suhaili declara que ambos nombres son incorrectos y afirma que, en realidad, Asma fue asesinada por su propio marido, cuyo nombre ha sido nombrado como Yazid bin Zaid en varias narraciones. A su vez, en otras narraciones, se relata que ninguna de las personas mencionadas mató a Asma, sino que el asesino fue una persona anónima que pertenecía a su propia gente. [Incluso] Ibn Sad y otros han nombrado a la víctima como Asma bint Marwan, aunque hay una declaración de Alamah Ibn Abdul-Barr que dice que no era Asma bint Marwan, sino que de hecho Umair mató a su propia hermana cuyo nombre era Binti Adiyy.

[Luego], Ibn Sad ha escrito que el asesinato tuvo lugar en mitad de la noche, aunque la narración de Zarqani establece que el incidente aconteció durante el día o, a lo sumo, en las primeras horas de la noche, porque la narración menciona que, en ese momento, la víctima estaba vendiendo dátiles”, (ya he narrado todos estos detalles).

“El segundo incidente (del que estaba hablando hoy) es la ejecución de Abu Afak. Sobre este suceso, Ibn Sad, Waqidi y otros han escrito que el asesino se llamaba Salim bin Umair (ra). No obstante, en algunas narraciones su nombre ha sido registrado como Salim bin Amr; mientras que Ibn Uqbah ha mencionado el nombre de Salim bin Abdul’lah. Del mismo modo, con respecto a la víctima [llamada] Abu Afak, Ibn Sad ha escrito que era judío, mientras que Waqidi no lo ha descrito como tal. Entonces, se entiende tanto por Ibn Sad como por Waqidi que Salim (ra) habría matado a Abu Afak por rabia y por propia voluntad. Por el contrario, en otra narración se cuenta que fue ejecutado por orden del Profeta (sa). Incluso con respecto al momento de la ejecución, Ibn Sad y Waqidi lo sitúan después del asesinato de Asma; y, sin embargo, Ibn Ishaq y Abur-Rabi afirman que ocurrió antes de la ejecución de Asma. [En consecuencia], todas estas contradicciones dan lugar a una fuerte duda [y nos llevan a creer] que estas narraciones son inventadas y falsas; o si hay algo de verdad en ellas, es tan oscuro que no se puede emitir una declaración [definitiva] con respecto a sus detalles y naturaleza.

Otro argumento que establece que estos incidentes son falsos es que la época en la que se dice que tuvieron lugar ambos relatos es una en la que todos los historiadores coinciden, y es que hasta entonces no se había producido ningún enfrentamiento o disputa entre musulmanes y judíos. La historia establece que la ‘Ghazwah’ [expedición] hacia los Banu Qainuqa fue la primera batalla que tuvo lugar entre judíos y musulmanes, y que los judíos de Banu Qainuqa fueron los primeros en dar prácticamente un paso adelante en su enemistad hacia el Islam. ¿Cómo puede aceptarse entonces que antes de esta ‘Ghazwah’  se hubieran producido tales asesinatos y derramamiento de sangre entre judíos y musulmanes? Además, si dichos acontecimientos hubieran ocurrido antes de la ’Ghazwah’ hacia los Banu Qainuqa, es imposible que no se hubieran mencionado entre los factores, etc., que condujeron a esa ‘Ghazwah’. (Cuando se nombran las razones de la batalla no se hace mención a estos incidentes, aunque debería haberse escrito que estas dos personas fueron asesinadas). Como mínimo, el pueblo judío, que podría haber aprovechado esta aparente oportunidad para levantar una acusación contra los musulmanes, basándose en estos sucesos, de que fueron los musulmanes quienes provocaron inicialmente el enfrentamiento físico, habría levantado una protesta por estos incidentes.

Sin embargo, en ningún registro histórico, e incluso en las obras de los historiadores que han transmitido estos relatos, se menciona en absoluto que los judíos de Medina alguna vez plantearan tal acusación. Si alguien cree que quizá sí plantearon una objeción pero los historiadores musulmanes la omitieron convenientemente, se trataría de una idea errónea y sin fundamento; porque, como ya se ha dicho, ningún ‘Muhaddiz’ o historiador musulmán ha puesto jamás un velo sobre ninguna acusación formulada por un adversario. Por ejemplo, en el incidente de la ‘Sariyyah de Najlah’, cuando los idólatras de La Meca plantearon una objeción contra los musulmanes por deshonrar los meses sagrados, los historiadores musulmanes registraron esta acusación en sus libros con una integridad sin precedentes. Por consiguiente, si los judíos hubieran planteado tal acusación en esta ocasión, los registros históricos no habrían dejado de mencionarlo. En consecuencia, estas historias no se han probado correctas desde ninguna perspectiva de análisis. Parece como si un enemigo oculto del Islam hubiera relatado estos incidentes atribuyéndoselos a algún musulmán, y luego hubieran encontrado la forma de incluirlos en las narraciones de los musulmanes; o tal vez un musulmán débil incluyera esos relatos en el registro histórico para atribuir el falso orgullo hacia su propia tribu de que tales personas, que estarían emparentados con él, mataron a varios infieles que hacían daño. ¡Dios Altísimo sabe mejor [lo que pasó]!

Esta es la auténtica realidad que se constata con respecto a estos incidentes. No obstante, como se ha indicado anteriormente, aunque estos hechos fueran ciertos, no pueden considerarse censurables en las circunstancias en que se produjeron. Respecto a aquella época, ya se ha descrito anteriormente el estado de vulnerabilidad al que se enfrentaban los musulmanes. Su condición era exactamente como el de una persona que se ve rodeada en un lugar que está envuelto por un peligroso fuego abrasador por los cuatro costados hasta donde alcanza la vista y no tiene escapatoria; y a su lado hay gente sedienta de su sangre. En este estado extremadamente vulnerable de los musulmanes, si una persona malvada y maliciosa incita a la gente contra su Maestro y Jefe (sa) recitando poemas provocadores e invoca a sus enemigos para que lo asesinen, ¿qué otra solución podía haber en las circunstancias de aquella época, salvo acabar con esa persona? Entonces, esta acción habría sido realizada por los musulmanes solo en un estado de provocación extrema -una situación en la que un asesinato menor no puede ser considerado suficiente para la retribución. Por ello, ni siquiera una persona como el Sr. Margoliouth (que también es orientalista), que suele adoptar una postura contraria en todos los asuntos, considera a los musulmanes dignos de condena por estos incidentes.

De ahí que el Sr. [David Samuel] Margoliouth diga:

‘En todo caso, si los versos atribuidos a Asma son auténticos, ella había incitado deliberadamente a la gente de Medina a un ataque asesino contra el Profeta [sa], su ejecución no habría sido una medida inexcusablemente despiadada, juzgada por cualquier estándar; y no hay que olvidar que la sátira era un arma mucho más eficaz en Arabia que en otros lugares…. y por el hecho de que solo sufrió la culpable, fue una decidida mejora del sistema existente, (solo se mataba al autor y no a otros también), porque la sátira sobre un individuo significaba la guerra entre tribus enteras. [En su lugar], se introdujo [por el Islam] el principio de que cada persona debe sufrir por su propia culpa [y no sus amigos o parientes]’.

Si el Sr. Margoliouth tiene alguna objeción con respecto a estas ejecuciones, es solo con respecto a la forma en que se llevaron a cabo. En otras palabras, ¿por qué no fueron ejecutados oficialmente tras el anuncio formal de sus crímenes? La primera respuesta a esto es que, aunque se considere que estos incidentes fuesen ciertos, se trató de acciones individuales de algunos musulmanes que cometieron tras haber sido inmensamente provocados. El Santo Profeta Muhammad (sa) no ordenó estas acciones y esto está categóricamente establecido por el registro de Ibn Sad.

En segundo lugar, si hipotéticamente se aceptara que el Santo Profeta (sa) había ordenado estas acciones, aun así, las circunstancias de aquella época eran definitivamente tales, que si se hubiera dictado formalmente una sentencia oficial con respecto a la ejecución de Asma y Abu Afak, y los familiares de los criminales hubieran sido informados de antemano de que su gente iba a ser ejecutada, esto podría haber acarreado peligrosas consecuencias. Además, se temía que estos incidentes pudieran desencadenar un gran conflicto bélico entre musulmanes y judíos, e incluso entre los musulmanes y los idólatras de Medina”.

[En este contexto], Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) añade:

“Es extraño que mientras el Sr. Margoliouth ha considerado que la mera acción de matar es permisible a la luz de las circunstancias específicas de Arabia en ese momento, ¿por qué entonces con respecto al método de ejecución su observación fue incapaz de tener en cuenta las circunstancias específicas de esa época? Además, a este respecto, si hubiera tenido en cuenta las circunstancias concretas de aquella era, tal vez se habría convencido de que el método empleado era el más apropiado y necesario para las circunstancias de aquella época y en interés de la paz pública (pero esto no ocurrió en la práctica)… En resumen, en primer lugar, los incidentes de la ejecución de Asma y Abu Afak, el judío, ni siquiera se sostienen en términos de ‘Riwayat’ [la transmisión de un dicho del Profeta (sa)] y ‘Dirayat’ [la comprensión de un hadiz]; y finalmente, si se aceptan hipotéticamente como ciertos, no pueden considerarse censurables a la luz de las circunstancias de aquel tiempo. Así pues, sea como fuere, puede que esos asesinatos fueran acciones individuales de ciertos musulmanes, que habrían sido cometidos por ellos después de haber sido gravemente provocados, aunque el Santo Profeta Muhammad (sa) no emitió ninguna orden de este tipo”.

 

[En todo caso], esta acusación es completamente infundada en el sentido de que el Santo Profeta (sa) había dado órdenes de matarlos. [Por eso cabe decir que] todas esas afirmaciones que se han atribuido al Profeta (sa) son falsas; y aunque los historiadores han documentado todos estos relatos, más tarde deberían haber sido valorados adecuadamente. [Por eso] estamos agradecidos a Dios y es Su favor sobre nosotros que nos ha permitido aceptar al Imam de esta Época (as). En consecuencia, evaluamos y reflexionamos cuidadosamente sobre cada asunto y lo presentamos tras comprender los verdaderos hechos del mismo; y nos esforzamos por refutar cualquier acusación que se haga contra el Mensajero de Al’lah (sa).

¡Que Dios Altísimo conceda sabiduría a estos “ulemas” [eruditos musulmanes], que difunden [tales nociones falsas] para satisfacer sus intereses creados y difamar al Islam!

Proclaman estar al servicio del Islam, pero en realidad sus acciones han conducido al extremismo.

¡Que Dios les conceda sabiduría!

Ahora mencionaré varios detalles de algunos miembros fallecidos [de la Comunidad]:

La primera mención es la del profesor Dr. Nasir Ahmad Khan Sahib, más conocido por el nombre de Pervaiz Parvazi Sahib. Ha muerto recientemente en Canadá a la edad de 87 años:

[¡En verdad, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!].

Nació en Qadián. Su padre se llamaba Maulana Ahmad Khan Sahib Naseem y era misionero. Ejerció como “Nazir Islah” o “Irshad Muqami” durante un largo periodo de tiempo. Tenía una personalidad muy destacada y había ayudado a organizar las distintas yamats. La madre del fallecido era Rehmat Bibi. Parvazi Sahib obtuvo su educación inicial en Qadián y tras sus exámenes de matriculación, no fue a la universidad porque en ese momento el “Talim-ul-Islam College” estaba en Lahore. Más tarde, cuando la universidad se trasladó a Rabwah, se matriculó en la misma. En 1958 obtuvo una licenciatura con honores y en 1960 su maestría en la “University Oriental College”. Luego completó su doctorado en la Universidad de Punyab en 1968. El profesor Nasir Parvazi Sahib también obtuvo una maestría en urdu y posteriormente fue nombrado profesor. Comenzó su carrera docente en una universidad pública en Muzaffargarh. Además, empezó a hacer contribuciones literarias y sus artículos fueron publicados en “Al-Fazl”, “The Monthly Misbah”, “Khalid”, etc. Asimismo tenía un gran interés por la poesía y produjo muy buenas obras poéticas.

Cuando se estableció el “Talim-ul-Islam College” de Rabwah, dedicó su vida al servicio del Islam, se unió a la universidad y continuó sirviendo como profesor hasta 1969. Fue nombrado jefe del departamento de urdu en el “Talim-ul-Islam College” de Rabwah de 1969 a 1975; y de 1975 a 1979 trabajó como profesor invitado en Japón, en la Universidad de Osaka, en su “Escuela de Estudios Extranjeros”; y durante su estancia allí hizo un gran esfuerzo para fortalecer la relación entre Pakistán y Japón. También ayudó en el establecimiento de la Comunidad en Tokio. Regresó a Pakistán en 1979 y tras la nacionalización de las universidades, trabajó en diferentes universidades de Pakistán como profesor asistente. De 1986 a 1990 enseñó [precisamente] como profesor asistente en el “Government College” de Faisalabad; [pero] debido a que era áhmadi, tuvo que soportar muchas dificultades durante este período. Al final, cuando la situación empeoró hasta el punto de que incluso lo arrestaron, dejó todo y vino al Reino Unido. Conoció a Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) y siguiendo sus instrucciones emigró a Suecia, donde trabajó como profesor en la Universidad de Uppsala, entre 1991 y 2001. Además, durante su estancia en Suecia, tuvo la oportunidad de ser miembro del “Comité del Premio Nobel de Literatura” y continuó desempeñando este cargo durante 16 años. En 2003 emigró a Canadá. Es muy conocido en el campo de la literatura y la academia. Su esposa es Amatul Majeed Sahiba, hija de Maulwi Muhammad Ahmad Sahib Jaleel, y Dios Altísimo los bendijo con dos hijos y tres hijas.

Su mujer relata:

“Estuvimos juntos durante 63 años y él continuamente me brindó total apoyo en cada momento, en la prosperidad y en las dificultades; felicidad y tristeza. Como era la hija mayor de mis padres y permanecía en Rabwah, el profesor Parvazi Sahib nunca me impidió servirles. De hecho, él les sirvió incluso más que yo. Cumplió sus responsabilidades con los miembros de mi familia, o sea, las relaciones con la familia de su esposa, de manera ejemplar. Era un ejemplo sobresaliente de ‘dar como se da a los parientes’ y los trataba a todos con gran amor y sinceridad; aparte de que participaba en todas sus momentos de felicidad y tristeza”.

Su hijo, Tahir Ahmad Khan, comenta:

“Cualesquiera que fuesen las circunstancias, siempre tenía una sonrisa en el rostro. Poseía un inmenso amor por el Jalifato Ahmadía”.

Hasta su último aliento tuvo esta conexión (conmigo) y me pedía oraciones, -dijo Hazur.

[Su hijo continúa]:

Recientemente su salud empeoró y los médicos perdieron la esperanza. Le costaba mucho escribir, [por lo que] al principio enviaba mensajes [para oraciones], y luego a veces enviaba una carta manuscrita, apenas legible, que escribía acostado en su cama. Tenía un vínculo de gran lealtad y sinceridad [con el Jalifato]”.

Y respecto a su estancia en Japón, su hijo escribe:

“Mi padre ganó un premio de una enciclopedia, que era muy prestigioso en aquella época, y posteriormente lo donó a la biblioteca del Jalifato. En los años 80 le concedieron la ‘Medalla de Oro Alama Iqbal de Literatura’, pero como era áhmadi no lo llamaron [para la ceremonia] y en lugar de eso le enviaron la medalla a casa”.

Su hija, Amatul Wadood, narra:

“Mi padre amaba mucho el Sagrado Corán. Recitaba una parte del Corán todos los días sin falta. Si alguna vez necesitaba una referencia para un artículo o un discurso, en un instante me decía que buscara tal o cual versículo y capítulo. Nuestro padre nos inculcó el amor por el Jalifato. Nos dio la confianza de que podríamos expresar lo que había en nuestros corazones y establecer un vínculo con el Jalifa”.

Su otra hija, Sadia, menciona que:

“Mi padre era un ferviente devoto del Jalifato. A través de sus acciones y su conducta, uno siempre sentía un profundo vínculo de amor y respeto por el Jalifato; y hemos visto que antes de cada acción, nuestro padre escribía una carta al Jalifa pidiendo oraciones. En sus últimos días de enfermedad, cuando los médicos le habían expresado sus preocupaciones y no tenían muchas esperanzas, nada más salir de la consulta pidió papel y lápiz. A pesar de que sus manos estaban débiles y temblaban, escribió una carta pidiendo oraciones (como mencioné anteriormente, escribía regularmente). [Aparte], sacrificó mucho a la hora de dar limosna y cualquier cantidad que tuviera la donaba como caridad”.

Su nieta materna, Naila, dice:

“A través de mi papá [abuelo paterno]…”, (bueno, si él era su papá, entonces ella sería su nieta paterna), “…aprendí cuál es el significado de la fe y cómo uno puede amar verdaderamente a Dios. (De hecho, ella era su nieta materna, ya que él era su ‘nana’ [abuelo materno] y Zafar Mahmood es su padre). Uno puede ver cómo se puede amar verdaderamente a Al´lah”.

Y añade:

“Me sorprendió ver su condición y cómo, hasta su último aliento, recitaba constantemente ‘Alhamdolil’lahe’, ‘Alhamdolil’lahe’, (‘Toda alabanza pertenece a Al’lah’, ‘toda alabanza pertenece a Al’lah’) levantando el dedo índice; y estuvo recitando ‘Alhamdolil’lahe’ hasta el final”.

Finalmente relata que:

“Al ver su amor, se encendió una llama dentro de mí y deseé que el amor que él tenía por Dios Altísimo, el Santo Corán y el Jalifato también fuera inculcado dentro de mí”.

¡Que Dios conceda Su perdón y Misericordia al difunto, y que sus hijos y su descendencia tengan la oportunidad de proseguir con sus obras virtuosas!

El segundo funeral es el de Shareef Ahmad Sahib Bhatti, hijo de Ameer Khan Sahib Bhatti de Rabwah [Pakistán]. Falleció recientemente a la edad de 88 años:

[¡En verdad, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!].

El fallecido era “musi”, [integrante del sistema ‘Al-Wasiyat’]. Le sobreviven su esposa, dos hijos y dos hijas. Uno de sus hijos trabaja en “Hifazat-e-Markaz” y el otro hijo, Tahir Ahmad Bhatti, sirve como misionero en Sierra Leona.

Su hijo, Tahir Bhatti Sahib, que es misionero, nos ha dicho que:

“Mi padre solía decirnos que cuando se cumplió la profecía de la muerte de Lekhram, en ese momento su propio padre, el respetado Ameer Khan Sahib Bhatti, era un niño; y él decía que al cumplirse esa profecía, la veracidad del Ahmadíat quedó grabada en su corazón, aunque debido a su corta edad, no fue capaz de ir a Qadián y no pudo hacer el juramento de lealtad. Más tarde juró lealtad a manos de Hazrat Jalifatul Masih I (ra) y entró en el redil de Ahmadíat. En 1974, debido a los disturbios y protestas contra los áhmadis, tuvo que abandonar Lalian y establecerse en Rabwah. Solía trabajar en fábricas textiles, pero nunca ocultó a nadie el hecho de que era áhmadi. Dondequiera que trabajara, les decía desde el primer día y dejaba claro que era áhmadi y que si deseaban asociarse con él, entonces estaba bien, ya que siempre se identificaba como áhmadi”.

Su hermano Latif Ahmad Sahib, que reside en Alemania, declara:

“Solía trabajar en una fábrica textil. [Una vez], un oponente del Ahmadíat entró en su departamento y le dijo: ‘He llegado a saber que eres un áhmadi’; y él respondió diciendo que efectivamente era áhmadi y presto ese hombre comenzó a hablar mal contra el Mesías Prometido (as). [El oponente] dijo: ‘Ahora, serás tú el que se quede en este molino o seré yo’, e hizo grandes esfuerzos para persuadir al dueño del molino y crear malestar. [El difunto] inmediatamente comenzó a orar, suplicando: ‘¡Oh Dios mío, ayúdame por causa de Tu Mesías Prometido (as) y haz que esta malicia fracase!’. Después de un tiempo, alguien se acercó a él y le informó que la persona que antes estaba siendo irrespetuosa con él estaba sentada afuera del molino en apuros, [ya que] el dueño del mismo lo sorprendió robando durante una de sus transacciones y lo despidió del molino.

El difunto ofrecía regularmente las oraciones de tahayud’ [oración voluntaria de la madrugada] y las cinco oraciones diarias, y siempre permanecía ocupado en súplicas. Leyó extensamente la literatura de la Yamat y, especialmente después de su jubilación, comenzó a leer aún más. Siempre había algún libro de la literatura de nuestra Comunidad junto a su cama y él seguía estudiándolo. [Entretanto], cada vez que el Jalifa de la Yamat llamaba la atención sobre algunas oraciones en particular, él participaba de inmediato. [Asimismo] recitaba el ‘Durud Sharif’ [invocar bendiciones sobre Santo Profeta Muhammad (sa)] con mucha frecuencia”.

Su hijo, que es misionero, explica además:

“Cuando estaba en sexto grado, me decía que recitara el ‘Durud Sharif’ de camino a la escuela y de regreso de ella. También se refirió a sí mismo [es decir, Bhatti Sahib] diciendo que, por la gracia de Dios Altísimo, recitaba el ‘Durud Sharif’ más de 1000 veces en un día”.

¡Que Al’lah le conceda el perdón y misericordia, y que permita a sus hijos continuar con sus virtudes!

La siguiente mención es la del profesor Abdul Qadir Dahri Sahib, ex Amir de la comunidad del distrito de Nawabshah. Falleció a la edad de 92 años:

[¡En verdad, a Dios pertenecemos y a Él volveremos!].

Le sobreviven su hijo y cinco hijas.

Sammar Ahmad, su hijo, escribe:

“Su familia entró en el redil del Ahmadíat a través del difunto padre del fallecido, Raees Muhammad Muqim Khan Dahri Sahib. Abdul Qadir Sahib era una persona muy valiente y honesta”.

Su hijo narra también:

“Nunca dudó en sentarse en medio de la clase baja de la sociedad, a pesar de que, según las costumbres de esa zona, se consideraba objetable que la clase más pobre se sentara entre los otros por igual. Obtuvo de la universidad una maestría en literatura sindhi. En esa época, había escasez de instituciones educativas en Sindh y, debido a su pasión por la educación, comenzó a trabajar como profesor en una universidad en Hyderabad. Al presenciar su pasión por la enseñanza, el director le pidió que abriera un instituto educativo en Nawabshah e impartiera clases nocturnas allí. Así, esas clases comenzaron y tuvieron un gran éxito. A partir de entonces, el instituto se convirtió en una universidad y se contó entre las universidades de renombre de Sindh, todo gracias a sus esfuerzos.

Del mismo modo, tenía muy buenas relaciones con los principales políticos de Sindh y sus familias. Les decía abiertamente que era de la Yamat [Musulmana] Ahmadía y también aconsejaba a sus hijos que nunca ocultaran su fe en el Ahmadíat. Él siempre decía, en idioma sindhi, que llevaban las joyas del Ahmadíat y que esa era su cualidad distintiva. Además tuvo el honor de traducir el Sagrado Corán al idioma sindhi, siguiendo las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih III (rh). Incluso, obedeciendo asimismo dichas instrucciones, tuvo la oportunidad de traducir el ‘Tafsir-e-Saghir’ al idioma sindhi, que constaba de dos volúmenes. [Posteriormente], debido a la traducción del Santo Corán y la publicación de un folleto sobre versículos seleccionados del Corán, se presentó una demanda bajo la sección 295C, contra Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) y otras cuatro personas, entre las que se encontraba él.

Aparte del idioma sindhi, tenía una amplia experiencia en lengua urdu, hasta el punto de que a quienquiera que le escribía quedaba muy impactado por su escritura. Además fue miembro de la ‘Fundación Fazl-e-Umar’ y los estudiantes de doctorado de las universidades venían a pedirle consejo. Tenía un amplio círculo de conocidos. [Por otra parte], escribió un libro en idioma sindhi que tiene gran importancia en términos de orientación tanto para los expertos en enseñanza como para los estudiantes. Además, se utilizaron algunas palabras de burla en un diccionario al referirse a la tribu Dahri en Sindh. [Entonces], a la luz de los mandamientos del Sagrado Corán, persuadió a los funcionarios del gobierno con muchos argumentos e hizo que esos términos discriminatorios fueran eliminados permanentemente del diccionario”.

¡Que Dios Altísimo le conceda perdón y Su misericordia!

¡Que Él también permita a sus hijos continuar con sus virtudes!

La mención final es la del profesor Dr. Muhammad Sharif Khan Sahib, quien actualmente residía en Estados Unidos. Falleció a la edad de 84 años:

[¡En verdad, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos!].

Por la gracia de Dios, era “musi”. Nació en 1939 en Tanzania. El Ahmadíat fue introducido a su familia a través de su padre, el doctor Habibullah Khan Sahib, quien aceptó el Ahmadíat en dicho país. Sharif Khan Sahib obtuvo su educación primaria en Qadián y como resultado de los sermones pronunciados por Hazrat Musleh Maud (ra) en 1954-1955, consagró su vida [para servir al Islam] cuando estaba en octavo grado. Luego, en 1963 obtuvo su maestría en zoología con medalla de oro. Más tarde, en 1996, completó su doctorado en zoología por la Universidad de Punyab. [Es más], de acuerdo con las instrucciones de Hazrat Jalifatul Masih III (rh), sirvió en el “Talim-ul-Islam College” desde 1963 hasta su jubilación en 1998, donde sirvió durante 35 años.

El fallecido tenía alrededor de 250 artículos de investigación publicados en editoriales de todo el mundo. [En este sentido], su primer artículo de investigación se publicó en 1972 y trataba sobre el tema de los reptiles. Solía ​​investigar mucho e  hizo una gran investigación sobre serpientes, lagartos, insectos y otros animales. Yo también fui su alumno. Llevaba nuestra clase afuera y nos mostraba varios aspectos de la naturaleza y los diversos insectos que se encuentran en ella junto con sus distintos tipos. En 2002, fue galardonado con el premio “zoólogo del año” en Pakistán.

[Por su parte], Mujibullah Chaudhry Sahib de EE.UU. expone que:

“En 2008 hablé con él sobre la recaudación de fondos para la mezquita y me respondió: ‘No tenemos nada que ofrecer’; sin embargo, me invitó a su casa y cuando fui a allí, su esposa puso delante de mí un paquete de joyas, incluyendo todo lo que había recibido de sus padres y de sus suegros, diciendo que debía aceptarlo en su nombre”.

Era muy amable y humilde. Siempre trataba a sus alumnos como a sus amigos.

¡Que Dios Altísimo le conceda Su perdón y misericordia!

Su hijo mayor, Zafarullah Sahib, ha mencionado que (estos detalles se enviaron más tarde):

“Algunos científicos de EE.UU. y Canadá vinieron a Rabwah para encontrarse con el profesor Dr. Sharif Khan Sahib y según estos no había mayor experto en Pakistán que Sharif Khan Sahib en lo que respecta al estudio de los reptiles. [Sin duda] era un gran experto”.

[Finalmente], su hijo Rashid Zubair dice:

“Desde muy joven ofrecía ‘tahayud’ y ayunaba con regularidad. Incluso dirigía las oraciones en la Mezquita Qamar; y además de ofrecer oraciones en congregación, también recitaba regularmente el Santo Corán y le apasionaba estudiar su comentario. Sus estudios a este respecto fueron vastos”.

[Finalmente], su nieto, Mashood Ahmad Khan, nos cuenta:

“Nuestro abuelo era una persona muy espiritual y tenía un profundo conocimiento científico; nos enseñó que la prueba de la existencia de Dios se puede encontrar en la propia naturaleza. Puso gran énfasis en ofrecer las oraciones a tiempo y el estudio del Sagrado Corán. Tenía un gran amor por el Jalifato Ahmadía. Siempre escribiría cartas al Jalifa de la época. No solo escuchaba él mismo los sermones, sino que también llamaba la atención de los que vivían en casa y los animaba a que hicieran lo mismo”.

 

¡Que Dios permita a sus hijos continuar con sus buenas obras!

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masroor Ahmad (aba) dijo que había estado mencionando narraciones en el sermón anterior relativas al asesinato de Asma, y Su Santidad (aba) había dicho que también había un segundo incidente inventado. El segundo incidente inventado es el asesinato del judío Abu Afak.

Supuesto Asesinato de Abu Afak

Su Santidad (aba) dijo que el supuesto incidente consiste en que el Santo Profeta (sa) preguntó a sus Compañeros quién de entre ellos quitaría la vida a Abu Afak. Se trataba de un anciano de 120 años que se burlaba del Santo Profeta (sa) en sus poesías. Hazrat Salim bin Umair (ra), que también había participado en la Batalla de Badr, se levantó ante esta pregunta del Santo Profeta (sa) y dijo que o bien tomaba la vida de Abu Afak o perdía la suya en este esfuerzo. Una noche, Hazrat Salim (ra) supo que Abu Afak estaba durmiendo en el patio de su casa debido al calor, así que fue allí y acabó con la vida de Abu Afak. Este es el supuesto incidente según un libro de historia.

Su Santidad (aba) dijo que este incidente no está corroborado por ninguna fuente auténtica, ni se menciona en ninguno de los seis libros auténticos de tradiciones (Sihah-e-Sittah). Ha sido mencionado en algunos libros de historia, sin embargo, la mayoría de los libros auténticos de historia no han mencionado este incidente.

Discrepancias en los distintos relatos

Su Santidad (aba) dijo que hay varios factores relacionados con el incidente en sí que también demuestran su inautenticidad. Por ejemplo, hay discrepancias en los distintos relatos sobre quién fue realmente el asesino. Algunos dicen que fue Salim bin Umar, y otros dicen que fue Salim bin Umar, o Salim bin Abdil’lah bin Thabit Ansari. Además, también hay discrepancias en cuanto a la razón de este asesinato; algunos dicen que Salim se apasionó y lo mató, otros dicen que fue debido a la diferencia de religión, mientras que otros afirman que fue ordenado por el Santo Profeta (sa). Además, hay diferencias de opinión sobre cuándo habría tenido lugar este incidente. Si este incidente hubiera tenido lugar realmente, entonces habría habido algún registro de represalias por parte del pueblo judío, sin embargo, no se encuentra tal instancia. Estos factores demuestran claramente que se trata de un incidente inventado.

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra), quien escribe sobre los incidentes inventados:

Después de los eventos de la Batalla de Badr, Waqidi y otros historiadores han escrito dos incidentes, que no se encuentran en ninguna parte de los libros de Ahadith y registros históricos auténticos. Incluso si una persona los contempla en términos de Dirayat, no resultan ser correctos. Sin embargo, dado que proporcionan un medio aparente para levantar una acusación contra el Santo Profeta (sa), varios historiadores cristianos, según su costumbre, han aludido a estos casos de forma muy desagradable. El primero de estos incidentes inventados se refiere a una mujer llamada ‘Asma’ que residía en Medina y era una firme enemiga del Islam. Hablaba mal del Santo Profeta (sa) e incitaba a la gente en contra del Santo Profeta (sa) a través de sus coplas provocativas, e incitaba a la gente a asesinar al Santo Profeta (sa). Finalmente, en su ira, un compañero ciego llamado ‘Umair bin ‘Adiyy la mató mientras estaba en su casa por la noche, mientras dormía. Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de este suceso, el Santo Profeta (sa) no le reprendió; más bien, en cierto modo, incluso elogió la acción.

El segundo incidente que se ha mencionado es el de un anciano judío llamado Abu ‘Afak, que vivía en Medina. Esta persona también recitaba coplas provocativas contra el Santo Profeta (sa) e incitaba a los incrédulos a hacer la guerra contra el Santo Profeta (sa) y asesinarlo. Finalmente, él también fue asesinado por un Compañero llamado Salim bin ‘Umair en su furia, durante la noche, mientras estaba en la veranda de su propia casa.

Waqidi e Ibni Hisham han escrito incluso algunas de las provocadoras coplas que ‘Asma’ y Abu ‘Afak habían compuesto contra el Santo Profeta (sa). Sir William Muir y otros han adornado sus libros con estos dos incidentes de una manera muy desagradable. Sin embargo, la verdad es que ante el escrutinio y la crítica, ni siquiera se puede probar que estos incidentes hayan ocurrido en absoluto. El primer argumento que pone en duda la autenticidad de estos dos incidentes es que no se encuentran en ninguna parte de los libros de Ahadith. En otras palabras, no hay ni un solo Hadiz en el que se haya relatado un suceso de esta naturaleza, junto con los nombres del asesino o de la víctima.

De hecho, dejando a un lado los Ahadith, incluso varios historiadores no han aludido a estos incidentes; mientras que si incidentes de esta naturaleza hubieran tenido lugar realmente, no habría razón para que los libros de Ahadith y varios libros de historia estuvieran vacíos de su mención. En este caso, no se puede especular que como una acusación recayó sobre el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros (que Al’lah esté complacido con ellos), los Muhaddithin y varios historiadores probablemente omitieron estos sucesos. La razón es que, en primer lugar, las circunstancias en las que se produjeron estos hechos no son objetables. En segundo lugar, cualquier persona que posea incluso un estudio elemental de los Ahadith y la historia no puede ser ajeno al hecho de que los Muhaddithin musulmanes y los historiadores nunca han omitido una narración simplemente sobre la base de que aparentemente puede parecer plantear una objeción contra el Islām o el Fundador del Islām. Su práctica habitual era que nunca se mostraban reacios a relatar cualquier cosa que les pareciera auténtica en términos de Riwayat, simplemente debido a su tema. De hecho, la práctica de algunos Muhaddithin y de la mayoría de los historiadores era incluir honestamente en sus colecciones cualquier narración que les llegara sobre el Santo Profeta (sa) y sus Compañeros (que Al’lāh esté complacido con ellos), aunque fuera débil y poco fiable, tanto en términos de Riwayat como de Dirayat. Luego dejaban a juicio de los teólogos y eruditos investigadores de épocas posteriores distinguir por sí mismos entre narraciones auténticas y débiles. Además, su intención era que todo lo que se atribuyera al Santo Profeta (sa) y a sus Compañeros, fuera verdadero o falso, no se omitiera. Por este motivo, en las primeras obras de historia se han recogido todo tipo de narraciones fiables y poco fiables. Sin embargo, esto no significa que todo ello sea aceptable, sino que ahora es nuestro trabajo diferenciar entre lo débil y lo auténtico. En cualquier caso, no hay ni un ápice de duda de que algún Muhaddith o historiador musulmán haya desestimado alguna vez una narración por el mero hecho de que aparentemente pareciera contraria a la grandeza del Santo Profeta (sa) o de sus Compañeros, o porque una acusación cayera sobre el Santo Profeta (sa) o el Islam como consecuencia de ello. Como tal, las ejecuciones de Ka’b bin Ashraf y Abu Rafi’, el judío, que se parecen completamente a los llamados incidentes de ‘Asma’ y Abu ‘Afak, y que serán mencionados más adelante en sus lugares apropiados, han sido mencionados en todos los libros de Ahadith e historia con total claridad y detalle, y ningún narrador musulmán, Muhaddith o historiador ha omitido mencionarlos. En estas circunstancias, dado que la ejecución de ‘Asma’ y Abu ‘Afak, el judío, no ha sido mencionada en ningún Hadiz, y además, los diversos historiadores de entre los primeros historiadores también guardan silencio con respecto a este asunto, queda casi claramente establecido que se trata de relatos inventados que de alguna manera han encontrado el camino en diversas narraciones, y así se han convertido en parte de la historia. Luego, si se estudian los detalles de estos relatos, su naturaleza inventada se hace aún más evidente. Por ejemplo, en el relato de ‘Asma’, el nombre del asesino relatado por Ibni Sa’d y otros es ‘Umair bin ‘Adiyy. Sin embargo, en el relato de Ibni Duraid, el asesino no se llama Umair bin ‘Adiyy, sino Ghashmir. Suhaili declara que ambos nombres son incorrectos y afirma que, en realidad, ‘Asma’ fue asesinada por su propio marido, cuyo nombre ha sido relatado como Yazid bin Zaid en varias narraciones. En otras narraciones se dice que ninguna de las personas mencionadas mató a Asma, sino que el asesino fue una persona anónima que pertenecía a su propio pueblo. Ibni Sa’d y otros han nombrado a la víctima como ‘Asma’ bint Marwan, pero hay una declaración de ‘Al’lamah Abdul-Barr que dice que no era ‘Asma’ bint Marwan, sino que de hecho, ‘Umair mató a su propia hermana cuyo nombre era Binti ‘Adiyy. Ibni Sa’d ha escrito que el asesinato tuvo lugar en mitad de la noche. Sin embargo, la narración de Zarqani establece que el relato tuvo lugar durante el día o, como mucho, en las primeras horas de la noche, porque la narración menciona que en ese momento la víctima estaba vendiendo dátiles.

El segundo incidente es la ejecución de Abu ‘Afak. Para este suceso, Ibni Sa’d, Waqidi y otros han escrito que el asesino se llamaba Salim bin ‘Umair. Sin embargo, en algunas narraciones, su nombre ha sido registrado como Salim bin ‘Amr, mientras que Ibni ‘Aqabah ha mencionado el nombre Salim bin ‘Abdul’lah. Del mismo modo, con respecto a la víctima Abu ‘Afak, Ibni Sa’d ha escrito que era judío, mientras que Waqidi no lo ha descrito como tal. Entonces, tanto de Ibni Sa’d como de Waqidi se desprende que Salim mató a Abu ‘Afak por su propia ira. Sin embargo, en una narración se ha relatado que fue ejecutado por instrucción del Santo Profeta (sa). Incluso con respecto al momento de la ejecución, Ibni Sa’d y Waqidi lo sitúan después de la ejecución de ‘Asma’. Sin embargo, Ibni Ishaq y Abur-Rabi’ afirman que ocurrió antes de la ejecución de ‘Asma’. Todas estas contradicciones hacen dudar mucho de que estos relatos sean inventados y falsos o, si hay algo de verdad en ellos, es tan oscura que no se puede afirmar nada con respecto a sus detalles y naturaleza.

Share via