Algunos incidentes tras la Batalla de Badr: la conversión de Umair Bin Wahb y la refutación de una historia falsa
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Algunos incidentes tras la Batalla de Badr: la conversión de Umair Bin Wahb y la refutación de una historia falsa

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 29 de SEPTIEMBRE de 2023.

Pronunciado en la MEZQUITA MUBARAK de Islamabad (Tilford, Surrey), Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo lo siguiente:

Anteriormente, se mencionaron relatos sobre incidentes que tuvieron lugar tras la “Batalla de Badr”. Al saber sobre estos eventos llegamos a conocer la vida y el carácter del Santo Profeta Muhammad (sa) y, al mismo tiempo, aprendemos hechos históricos; y si uno estudia la historia [en detalle], es capaz de identificar las narraciones erróneas que han presentado una imagen falsa del Islam a otros. [Por desgracia], los opositores al mismo se aprovechan de estos incidentes para difamar el Islam. Por otro lado, los musulmanes extremistas utilizan esto para cumplir sus objetivos.

En cualquier caso, de los incidentes que presentaré hoy, el primero es el de Umair bin Wahb, quien viajó de La Meca a Medina después de la “Batalla de Badr” con la intención de matar al Santo Profeta (sa) y vengar la derrota del idólatras. Sin embargo, el decreto de Al’lah quiso otra cosa y se le concedió la oportunidad de aceptar el Islam. Respecto a esto, se ha registrado que Wahb bin Umair [su hijo] estaba entre los prisioneros de Badr que luego aceptaron el Islam [y fue] Rifaah bin Rafi [quien] lo encarceló. Su padre, Umair bin Wahb, era uno de los jefes de los qureish que había infligido un gran dolor al Profeta (sa) y sus Compañeros (ra) en La Meca. No obstante, tras la “Batalla de Badr”, se hizo musulmán.

Los detalles son como sigue:

Antes de convertirse en musulmán, Umair estaba sentado un día con Safwan bin Umayyah en La Meca, junto al “Hatim” [el muro noroeste de la “Kaabah”]. Safwan aún no había aceptado el Islam. Ambos estaban discutiendo la derrota en la “Batalla de Badr” y también hablaron sobre sus jefes prominentes que habían muerto durante la batalla. [Entonces], Safwan exclamó: “¡Por Dios! Ya no nos queda alegría en la vida después de la muerte de estos jefes”; y Umair respondió: “¡Por Al’lah! Tienes razón”; y añadió: “Si no estuviera endeudado con una persona, algo que actualmente no puedo pagar; y si no me preocupase por mi esposa y mis hijos que se quedarían atrás, ya que se enfrentarían a la pobreza tras mi muerte, yo iría hasta Muhammad (sa) y lo mataría. Incluso tengo una razón para enfrentarme a él, ya que mi hijo ha sido encarcelado por él”. Al escuchar esto, Safwan prometió hacerse cargo de la deuda de Umair y declaró: “Deja tu deuda conmigo, yo la pagaré; y tu esposa y tus hijos se quedarán con mi esposa y mis hijos. Mientras estén vivos, me haré responsable de su cuidado y crianza. Ve y mata a Muhammad (sa)”. Al oír esto, Umair accedió a ir y le dijo a Safwan: “Mantén nuestra conversación en secreto” y Safwan prometió [que lo haría]. Después de esto, Umair regresó a su casa, sacó su espada, la afiló, la untó en veneno, salió de La Meca y llegó a Medina.

Cuando alcanzó la “Masyid Nabawi” [‘La Mezquita del Profeta (sa)’], Hazrat Umar (ra) estaba sentado en una reunión con otros musulmanes y hablaba sobre la “Batalla de Badr”. [Pues bien], tan pronto como Umair dejó su camello a las puertas de la “Masyid Nabawi”, Hazrat Umar (ra) lo vio desmontar de su camello con una espada en la mano y presto declaró: “El enemigo de Dios, Umair bin Wahb, ciertamente ha venido aquí con malas intenciones”. Tras eso, Hazrat Umar (ra) inmediatamente se levantó de allí, fue a la habitación bendita del Santo Profeta Muhammad (sa) y le anunció: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Este enemigo de Dios, Umair bin Wahb, ha venido aquí con la espada desenvainada”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¡Tráemelo! No te preocupes, tráelo hasta mí”. [Presto], Hazrat Umar fue directo hacia Umair, agarró firmemente la correa de la espada alrededor de su cuello y comenzó a caminar con él.

[Entonces], Hazrat Umar (ra) dijo a los musulmanes “Ansari” [mayores de 40 años] presentes allí: “Venid conmigo para ir hasta el Profeta (sa) y sentémonos cerca de él porque no me fio de esta persona”. A continuación, Hazrat Umar (ra) lo acompañó ante el Mensajero (sa) y al ver el Santo Profeta Muhammad (sa) que Hazrat Umar (ra) se acercaba de esa manera, sujetando con fuerza el cinturón de la espada de Umair que estaba alrededor de su cuello, le ordenó: “Umar, suéltalo”. Luego dijo: “Umair, acércate”. Así que Umair se acercó a él y lo saludó con la costumbre de los días de ignorancia, diciendo: [أنعِم صباحًا, “anim sabaahan”, ‘¡buenos días!’]. El Santo Profeta (sa) replicó: “Umair, el Islam nos ha otorgado una manera de saludar mejor que la tuya [“assalaamo aleikum”, ‘la paz sea contigo’], que es el saludo de los habitantes del Paraíso. [Ahora] dime, ¿por qué has venido?”. Umair respondió: “Vine a hablar de un prisionero (es decir, su hijo) que es uno de vuestros cautivos. Mi petición es que seas amable en este sentido”. [Pero] mirando su espada desenvainada, el Profeta (sa) inquirió: “Entonces, ¿qué necesidad hay de esa espada?”. Umair replicó: “¡Que Al’lah destruya esta espada! ¿Acaso nos has dejado en algún estado digno? ¿Esta espada nos hizo algún bien anteriormente?”.

El Santo Profeta Muhammad (sa) continuó: “Dime la verdad sobre por qué has venido”. (No creía lo que decía); y Umair respondió: “Con toda honestidad, no he venido con ningún otro propósito que el de hablar sobre ese prisionero”. Fue entonces cuando el Santo Profeta (sa) manifestó: “No. De hecho, un día estabas sentado junto al ‘hatim’ [considerado parte de la ‘Kaabah’] con Safwan bin Umayyah hablando sobre los qureish que habían sido asesinados en la ‘Batalla de Badr’ y arrojados a una fosa. En ese momento, le dijiste a Safwan que si no hubiera sido por tu deuda y tu preocupación por tu esposa e hijos, habrías ido a matar a Muhammad. Safwan acordó pagar tu deuda y asumir la responsabilidad de tu esposa e hijos con la condición de que me mates”. Umair replicó de inmediato: “Dios Altísimo debe haber informado a Su Mensajero (sa) que todo esto sucedió”.

Se recoge en esta narración que inmediatamente proclamó: “Doy testimonio de que eres el Mensajero de Al’lah (sa). ¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), solíamos negar lo que recibiste del Cielo y la Revelación que se te reveló. En cuanto a este asunto, en ese momento no había nadie presente en el ‘hatim’ aparte de Safwan y yo, ni nadie sabe de nuestra conversación. Por lo tanto, por Dios, nadie más que Dios Altísimo podría haberte informado de ello. Toda alabanza pertenece a Al’lah, Quien nos ha guiado hacia el Islam y me ha permitido seguir este camino”. A continuación, Umair recitó el credo islámico.

[Entretanto], el Profeta (sa) dijo a sus Compañeros (ra): “Enseñarle a vuestro hermano acerca de la fe y el Sagrado Corán, y liberad al prisionero”; y los Compañeros (ra) siguieron estas instrucciones de inmediato. Hazrat Umair (ra) luego dijo al Santo Profeta Muhammad (sa): “¡Oh Mensajero de Dios, pasé todo mi tiempo tratando de apagar la luz de Al’lah y perseguí vigorosamente a aquellos que habían aceptado Su religión. Ahora deseo que me permitas ir a La Meca para llamar a la gente de allí hacia Dios Altísimo e invitarlos al Islam. Tal vez Al’lah los guíe. Si no, los atormentaré por su adoración de ídolos, tal como solía atormentarte a ti y a tus Compañeros por aceptar el Islam”. Así pues, el Santo Profeta (sa) le dejó viajar a La Meca, [aunque] no le permitió ir a causarles daño, sino más bien a predicarles. Por tanto, regresó a La Meca y su hijo Wahb bin Umair también aceptó el Islam.

Después de que Umair partiera de La Meca, Safwan comenzó a decirle a la gente: “Os doy la buena nueva de un incidente que tendrá lugar muy pronto y que hará que se olviden de la tragedia y los males de la Batalla de Badr”; y Safwan preguntaba acerca de Umair a las caravanas que llegaban a La Meca. Finalmente, una caravana llegó e informó a Safwan que Umair había aceptado el Islam y Safwan juró que nunca volvería a hablarle ni le haría ningún bien. Posteriormente, cuando Umair vino a La Meca (para entonces ya se había hecho musulmán), no fue directamente a la casa de Safwan, sino derecho a su propia casa para anunciar a su familia que había aceptado el Islam e invitarlos al mismo. Cuando la noticia de esto llegó a Safwan, este proclamó: “Ya sabía yo por qué fue a su propia casa en lugar de a mí. Se ha vuelto infiel y se ha extraviado. Nunca volveré a hablar con él a partir de ahora, ni su familia obtendrá ningún beneficio de mí”.

Los idólatras consideraban que su idolatría era una religión y que la adoración del Dios Único era un extravío -y este es el caso también hoy en día-. Más tarde, Umair fue a Safwan bin Umayyah y le dijo: “Tú estás entre nuestros jefes. Bien sabes que se adoran piedras y se les ofrece sacrificios. ¿Es eso realmente una religión? Atestiguo que no hay nadie digno de adoración excepto Al’lah y Muhammad (sa) es el Mensajero de Al’lah”. Sin embargo, Safwan no respondió a lo que dijo Umair ni le prestó atención.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) menciona este incidente en “Sirat Jataman Nabiyin” [‘La vida del Sello de los Profetas (sa)’] de la siguiente manera:

“Los incrédulos de La Meca, que hasta ahora luchaban sobre la base de su aparente fuerza y arrogancia, ahora comenzaron a inclinarse hacia conspiraciones secretas, tras haber sufrido la derrota a manos de los musulmanes a campo abierto. En consecuencia, el siguiente suceso, que tuvo lugar solo unos días después de Badr, es una prueba categórica de esta amenaza. En este sentido, se ha escrito que [pasados] unos días tras Badr, Umair bin Wahb y Safwan bin Umayyah bin Jalaf, quienes eran [personas] influyentes entre los qureish, estaban sentados en el patio de la ‘Kaabah’ lamentando los muertos de Badr”.  

Y [también] hablaban de las otras cosas que ya se han mencionado.

“Decían que ya no valía la pena vivir la vida y Umair incluso propuso: ‘Estoy dispuesto a poner mi vida en peligro, pero el pensar en mis hijos y mis deudas me frena. Además tengo una excusa para ir allí, porque mi hijo está preso en ese lugar. Si voy allí, mataré a Muhammad (Dios nos perdone)’. Así pues, tras esto, Safwan acordó pagar su deuda y cuidar de sus hijos”, como ya se ha mencionado.

A continuación, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

“Umair untó una espada con veneno y partió de La Meca. Cuando llegó a Medina, Hazrat Umar (ra), que era muy inteligente en tales asuntos, se volvió aprehensivo. Inmediatamente fue hacia el Profeta (sa) y le informó que Umair había venido, y que estaba preocupado al respecto, [aunque] el Mensajero de Al’lah (sa) le ordenó que trajera a Umair. Hazrat Umar (ra) fue a traerlo, aunque antes de irse, les dijo a los Compañeros (ra) que iba a traer a Umair para encontrarse con el Santo Profeta Muhammad (sa) y que ciertamente dudaba de sus intenciones; por eso debían ir y sentarse con el Mensajero (sa) y mantenerse alerta. Después de esto, Hazrat Umar (ra) trajo a Umair y llegó ante la presencia del Santo Profeta (sa). Este amablemente le pidió a Umair que se sentara a su lado y le preguntó: ‘¿Por qué has venido Umair?’; y respondió: ‘Mi hijo ha sido hecho prisionero y está bajo vuestra custodia, y he venido para obtener su liberación’. El Santo Profeta Muhammad (sa) replicó: ‘¿Por qué entonces has colgado esta espada sobre tu hombro?’. Él respondió: ‘¿Qué preguntas de la espada? ¿Nos sirvieron de algo las espadas en Badr? (Él trató de responder de manera inteligente). El Santo Profeta (sa) le instó: ‘Dime la verdad sobre por qué has venido’.

Como acabo de mencionar, [Umair] replicó: ‘He venido para obtener la liberación de mi hijo’; y el Mensajero de Dios (sa) respondió: ‘Bueno, entonces, en otras palabras, ¿no has tramado una conspiración junto con Safwan en el patio de la ‘Kaabah’?’. (El Profeta (sa) insinuó que hicieron un complot). Umair quedó desconcertado, pero logró recuperarse y añadió: ‘No he cometido tal conspiración’; [aunque] el Santo Profeta (sa) exclamó: ‘¿No habéis conspirado para matarme? De todas formas recuerda, Al’lah no te dará la oportunidad de alcanzarme’.

 

[Entonces], Umair entró en un estado de profunda reflexión y declaró: ‘Hablas la verdad; de hecho, conspiramos como has mencionado. Por consiguiente, parece como si Dios estuviera contigo y Él Mismo te ha informado de nuestras intenciones, porque no había ningún tercer individuo presente entre nosotros cuando Safwan y yo estábamos discutiendo este asunto. Quizá Dios Altísimo permitió que realizásemos ese plan para hacerme creyente. [Ahora] creo en ti con un corazón sincero’.

 

El Profeta (sa) se alegró de la aceptación de Umair y pidió a los Compañeros (ra): ‘Ahora él es vuestro hermano. Instruidlo en las enseñanzas del Islam y liberad a su prisionero’. Por lo tanto, Umair bin Wahb (ra) se convirtió en musulmán y no le tomó mucho tiempo en progresar claramente en su fe y sinceridad. Al final, quedó tan cautivado por la luz de la verdad que instó al Santo Profeta Muhammad (sa) a que le permitiera ir a La Meca para poder predicar a la gente de allí. [Presto], el Santo Profeta (sa) le concedió permiso y, al llegar a La Meca, convirtió en secreto a muchas personas a través de su ferviente predicación.

[Por su parte], día tras día, Safwan esperaba ansiosamente noticias del asesinato del Mensajero de Al’lah (sa) y les decía a los qureish que se prepararan para recibir buenas noticias. No obstante, cuando presenció esa imagen, perdió la cabeza”.

 

[Por otro lado], tras la “Batalla de Badr” algunas personas se hicieron musulmanas, pero en realidad eran hipócritas. Entre ellos se encontraba Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul.

[En este sentido], al comentar los versículos 9 y 10 del “Surah al-Baqarah”, Alama Ibn Kazir comenta:

“Después del incidente de Badr, cuando Dios Altísimo había concedido la supremacía a Su ‘Kalima’, honrando al Islam y a los musulmanes, Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul, quien era el líder de los Banu Jazraj –y en la época de la ignorancia [antes del Islam] era el jefe de las tribus Aus y Jazraj– deseaba gobernar al pueblo [Medina], (o sea, deseaban convertir a Abdul’lah bin Ubayy en su líder). En una narración se menciona que su gente incluso había hecho la corona y estaban en el proceso de coronarlo rey cuando la ‘virtud descendió’ (es decir, cuando llegó el mensaje del Islam) y la gente aceptó el Islam y lo ignoró. Por esta razón, él y sus seguidores estaban resentidos con el Islam desde el fondo de su corazón; y cuando tuvo lugar la ‘Batalla de Badr’, se dio cuenta de que ese mensaje estaba empezando a arraigar y hacerse más fuerte. Inicialmente creyó que ellos [los musulmanes] eran pocos, pero cuando ganaron la ‘Batalla de Badr’, se preocupó.  En consecuencia, aparentemente aceptó el Islam y siguiendo su ejemplo, un grupo de sus asociados también lo hizo; algunos eran de la Gente del Libro”, [judíos o cristianos].

Con respecto a esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) declara:

“Hasta ahora, muchas personas de las tribus de Aus y Jazraj seguían firmes en el politeísmo, [aunque] la victoria de Badr creo un movimiento entre esas personas y, al ser testigos de esa magnífica y extraordinaria victoria, mucha gente de entre ellos llegaron a estar convencidos de la verdad del Islam. A partir de entonces, la inclinación hacia la adoración de ídolos empezó a disminuir muy rápidamente en Medina. Sin embargo, también hubo algunos en cuyos corazones este triunfo del Islam había encendido un fuego de rencor y celos. [De todos modos], al parecer, no les pareció prudente oponerse abiertamente y aceptaron el Islam, aunque desde dentro intentaron desarraigarlo y se unieron al partido de los hipócritas; y el más destacado entre esta última clase de personas fue Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul, quien era un jefe muy renombrado de la tribu Jazraj. [Incluso], debido a la llegada del Profeta (sa) a Medina, él ya había sufrido el impacto de que se le quitaría el liderazgo. [Pues bien], tras Badr, este individuo se convirtió al principio en musulmán, aunque su corazón estaba lleno de malicia y enemistad hacia el mismo. [Así pues], se convirtió en el líder de los hipócritas y en secreto comenzó a tramar una serie de conspiraciones contra el Islam y el Santo Profeta Muhammad (sa). En consecuencia, resultará evidente, a partir de los acontecimientos que se desarrollaron más adelante y en ciertas ocasiones, que este individuo se convirtió en una fuente que creo situaciones muy delicadas para el Islam”.

Esto implica un relato separado y detallado.

[Respecto a la] Ghawah [expedición a los] Banu Sulaim” o Qarqarat Al-Kudr” [se relata que]:

Poco después de regresar de la “Batalla de Badr”, el Santo Profeta (sa) se enteró de la noticia de que miembros de Banu Sulaim y Banu Ghatafan se habían reunido en Qarqarat Al-Kudr y estaban conspirando para lanzar un ataque contra Medina. “Qarqarat Al-Kudr” era el nombre de un manantial situado en una tierra árida. Esta zona estaba situada en Nayd, en la ruta entre La Meca y Siria, y se encontraba a 96 millas [154 kilómetros] de Medina. Al recibir esta noticia, el Mensajero de Dios (sa) tomó la decisión de marchar hacia los Banu Sulaim y los Banu Ghatafan y frustrar por completo sus malvados planes. El Santo Profeta Muhammad (sa) tomó un ejército de 300 hombres y se dirigió hacia Qarqarat Al-Kudr. [En este sentido], hay diversas opiniones con respecto a cuándo partieron para esta expedición. Según Ibn Ishaq, el Santo Profeta (sa) salió para esta expedición el séptimo día tras regresar de la “Batalla de Badr”, en el año 2 d.H., al final del Ramadán o al comienzo [del mes] de “Shawal”.

[Por otro lado], en “Al-Tabqat” de Ibn Sad está escrito que la expedición de Banu Sulaim tuvo lugar el día 6 de “Yamadi Al-Ula”. [Finalmente], según Waqdi, esta expedición tuvo lugar a mediados del mes de “Muharram”, en el año 3 d.H. De todos modos, las narraciones de Waqdi suelen ser poco fiables. [De todas formas], esta expedición fue dirigida por el propio Santo Profeta (sa), la bandera de los musulmanes era blanca y se hallaba en manos de Hazrat Ali (ra). En esta ocasión, el Profeta (sa) nombró a Hazrat Abdul’lah bin Umm Maktum (ra) como su encargado en Medina [mientras se ausentaba. Aunque] se menciona además que, en ese momento, Hazrat Siwa bin Urfatah Ghifari (ra) también fue designado como su representante en Medina. Una explicación para ambas narraciones es que Hazrat Siwa (ra) habría sido nombrado como su delegado para ocuparse de los asuntos administrativos, tal como fue el caso en instancias anteriores; y Hazrat Abdul’lah ibn Maktum (ra) habría sido designado para dirigir las oraciones.

En cualquier caso, cuando los Banu Sulaim y Banu Ghatafan de repente se enteraron de la noticia de que se acercaba un ejército musulmán de 300 hombres, se aterrorizaron porque no esperaban eso, así que huyeron de allí y se refugiaron en las cimas de las montañas. [Entretanto], cuando el Santo Profeta Muhammad (sa), junto con su ejército, llegó al valle de Kudr, notó las huellas de los camellos y un embalse, aunque no encontró a una sola persona del enemigo. [Presto], el Mensajero de Al’lah (sa) envió un grupo de Compañeros (ra) hacia la zona elevada del valle y él mismo avanzó hacia el corazón del medio del valle sin ninguna resistencia. [Luego], el Santo Profeta (sa) se encontró con algunos de los pastores de las tribus y entre ellos se encontraba alguien llamado Yasar. El Profeta (sa) le preguntó sobre la gente de Sulaim y Ghatafan y él respondió: “No tengo conocimiento sobre ellos. Simplemente proporciono agua a los camellos; a algunos de ellos se les da agua el quinto día y a otros se les da agua el cuarto día. La población local ha ascendido a la zona elevada de las montañas donde se encuentran los manantiales de agua. No obstante, nos hemos quedado con la manada de camellos y no nos involucramos con ellos”.

[En este contexto], como esta gente había venido con intención de combatir y estos [camellos] eran parte de sus provisiones, tanto los camellos como los pastores fueron hechos cautivos. [Al final], el Mensajero (sa) permaneció allí durante tres noches –y según otra narración, lo hizo por diez días–, aunque durante todo el tiempo que el Santo Profeta Muhammad (sa) se quedó allí, nadie tuvo el coraje de desafiarle. De esta forma, sin entablar ninguna batalla, el Santo Profeta (sa) regresó victorioso.

En otra narración se menciona que el Profeta (sa) adquirió un total de 500 camellos como parte del botín de guerra. [Lo cierto es que], dado que estas personas habían llegado con la intención de librar una guerra y dejaron allí provisiones y posesiones, por tanto, según las prácticas habituales de la época, era lícito apoderarse de sus posesiones y se consideraron botín de guerra. El Mensajero de Dios (sa) separó una quinta parte y distribuyó los 400 camellos restantes entre los musulmanes. A cada soldado se le daban dos camellos y este ejército constaba de 200 soldados. Yasar, que era pastor, había pasado a ser posesión del Santo Profeta (sa) y este lo liberó posteriormente. [Al final], el Profeta (sa) permaneció 15 días fuera de Medina durante esta expedición.

Los detalles de este incidente han sido narrados por Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) en “Sirat Jatam-un Nabiyin” [de esta forma]:

“Después de la emigración, los qureish de La Meca recorrieron las diversas tribus de Arabia y convirtieron a muchas de ellas en enemigos mortales de los musulmanes. Entre estas tribus, en cuanto a fuerza y número, las más notables eran dos que residían en la región central de Arabia conocida como Nayd; y se llamaban Banu Sulaim y Banu Ghatafan. Los qureish de La Meca habían influenciado especialmente en estas dos tribus y las habían incitado contra los musulmanes”.

En este sentido, Sir William Muir [orientalista británico] escribe:

“Los qureish volvieron ahora sus ojos hacia este territorio [o sea, Nayd] y estrecharon sus lazos con las tribus que lo habitaban. A partir de entonces, la actitud de los Bani Suleim y los Ghatafan, especialmente de los primeros, se volvió activamente hostil hacia Muhammad [sa], lo que tomó una forma física. Incitados por los qureish y por el ejemplo de Abu Sufian, ahora proyectaron un ataque y saqueo sobre Medina”.

 

[Este hombre] era un orientalista, pero a pesar de ello aceptó que todos ellos unieron sus fuerzas y quisieran atacar Medina. En consecuencia, fueron tratados de la misma manera y cualquier botín de guerra obtenido era lícito.

Respecto a esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) dice además:

 

“…Por consiguiente, cuando el Profeta (sa) regresó de Badr, solo habían pasado unos días desde su llegada a Medina cuando recibió noticias de que un gran ejército formado por las tribus de Sulaim y Ghatafan se estaban reuniendo en Qarqarat Al-Kudr con la intención de atacar Medina. La llegada de esta información muy a continuación de la ‘Batalla de Badr’ demuestra que, cuando el ejército de los qureish partió de La Meca con la intención de atacar a los musulmanes, al mismo tiempo los jefes de los qureish debieron transmitir un mensaje a las tribus de Sulaim y Ghatafan instándoles a atacar Medina desde el frente contrario. También es posible que cuando Abu Sufian se escabulló y escapó con su caravana, por medio de un emisario, etc., instara a estas tribus a ir contra los musulmanes. En cualquier caso, el Santo Profeta Muhammad (sa) acababa de llegar a Medina tras quedar libre de la ‘Batalla de Badr’ cuando recibió la horrible noticia de que las tribus de Sulaim y Ghatafan estaban a punto de lanzar un ataque contra los musulmanes. Al recibir dicha información, como medida preventiva, el Santo Profeta (sa) reunió inmediatamente una fuerza de Compañeros (ra) y partió hacia Nayd.

Sin embargo, tras emprender un arduo viaje de muchos días, cuando el Profeta (sa) llegó a la Qirqirah, (es decir, la llanura desolada) de un lugar conocido como Al-Kudr, se encontró con que al recibir la noticia de la inminente llegada de los musulmanes, la gente de los Banu Sulaim y Banu Ghatafan se había refugiado en las montañas cercanas. El Mensajero de Al’lah (sa) envió un destacamento de musulmanes en su busca y se dirigió él mismo al corazón del valle, aunque no pudo encontrar ni rastro de ellos. No obstante, pudieron hallar un gran rebaño de camellos pastando en el valle cercano que les pertenecía y, de acuerdo con las leyes de la guerra, los Compañeros (ra) se apoderaron de él; después, el Santo Profeta Muhammad (sa) regresó a Medina. El pastor de estos camellos era un esclavo llamado Yasar, que fue hecho cautivo junto con los camellos. [Posteriormente], esta persona se sintió tan profundamente influenciada por la compañía del Santo Profeta (sa), que al cabo de poco tiempo se hizo musulmán; y aunque según la costumbre, el Profeta (sa) lo liberó como un acto de benevolencia, aun así no abandonó el servicio hacia el Mensajero (sa) hasta su último aliento”.

 

En cuanto al primer “Eidul Fitr” de los musulmanes, que tuvo lugar en [el mes de] “Shawal” del segundo año después de la Hégira, está registrado que en ese mismo año, al finalizar el mes de Ramadán, el Santo Profeta Muhammad (sa) ofreció el primer “Eidul Fitr”; [y en dicho contexto], el Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Cuál es la realidad y el significado de los dos días que celebrabais durante la era de la ignorancia?”. La gente que vivía allí respondió: “Celebrábamos las fiestas como se hace hoy en día”. El  Profeta (sa) dijo: “Dios Altísimo ha ordenado para vosotros dos días mejores que esas fiestas”. [Entonces], los Compañeros (ra) preguntaron con curiosidad: “¿Qué días son esos, oh Mensajero de Dios (sa)?”. El Santo Profeta Muhammad (sa) respondió: “Eidul Fitr e Eidul Adha; y durante esos dos días, nadie debe guardar ayuno, sino comer, beber y disfrutar”. En ambos días, el Santo Profeta (sa) se dirigía al lugar de las oraciones del “Eid”, que estaba situado hacia la parte oriental de Medina; e iba a las oraciones por una ruta y regresaba a casa por otra distinta. De esta manera, se formaba una gran congregación que causaba temor en los corazones de los no-musulmanes. [Solo] en una ocasión, el Profeta (sa) dirigió la oración de “Eid” en la “Masyid Nabawi” [‘Mezquita del Profeta (sa)’], porque en esa ocasión llovía copiosamente.

Sobre este “Eidul Fitr”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) ha contado que:

“Al final del Ramadán, una vez se hubo ordenado el ayuno en dicho mes, el Santo Profeta Muhammad (sa) emitió la orden de ‘sadaqatul fitr’, de acuerdo con el mandato Divino. [En este sentido], todo musulmán que tuviera la capacidad de hacerlo debía contribuir con un ‘sa’ [unidad de volumen de entre 2 y 4 litros] de dátiles, uvas, cebada o trigo, etc., por persona, en su nombre, el de su familia y el de las personas a su cargo, como caridad antes del ‘Eid’. [Más tarde], esta caridad se distribuía entre los pobres, los necesitados, los huérfanos y las viudas, etc., para que sirviera de expiación por las faltas que pudieran haberse producido durante la adoración en el ayuno y se dispusiera un medio de ayuda para los pobres con ocasión del ‘Eid’. Por ello, de acuerdo con el mandato del Santo Profeta (sa), antes de cada ‘Eid’ al final del Ramadán, se recogía formalmente ‘sadaqatul fitr’ de cada hombre y mujer musulmanes, tanto jóvenes como ancianos, y se distribuía entre los huérfanos, pobres y necesitados.

Fue en ese mismo año que comenzó también el ‘Eidul Fitr’. En otras palabras, el Profeta (sa) ordenó que, al finalizar el mes de Ramadán, los musulmanes celebraran el ‘Eid’ en el primer día [del mes] de ‘Shawal’. Este ‘Eid’ fue por la alegría de que Al’lah, el Exaltado, les había concedido la capacidad de realizar la adoración en Ramadán. Sin embargo, es inmensamente fascinante que, incluso para la expresión de esta alegría, el Santo Profeta Muhammad (sa) prescribiera una adoración. Por ello, ordenó que el día del ‘Eid’ todos los musulmanes se reunieran en un espacio abierto y ofrecieran dos oraciones. Luego, tras esa oración, los musulmanes deben, por supuesto, expresar su alegría exteriormente también, porque cuando el alma experimenta felicidad, es un derecho para el cuerpo participar de ella también. En realidad, Dios Altísimo ha colocado el ‘Eid’ al final de todas las formas significativas de adoración que se observan colectivamente. [Así], el ‘Eid’ de la ‘salat’ [la oracion] es el servicio de oración del viernes [‘yuma’], que llega tras la observancia de la ‘salat’ durante una semana y se la ha calificado como la más superior de todas las ceremonias del ‘Eid’. Por otra parte, el ‘Eid’ del ayuno es el ‘Eidul Fitr’, que llega al final del Ramadán; [y finalmente], el ‘Eid’ de la peregrinación es el ‘Eidul Adha’, que se celebra el segundo día de la peregrinación. Todas estas fiestas de ‘Eid’ son una forma de adoración en sí mismas. Por lo tanto, las celebraciones del ‘Eid’ en el Islam poseen una magnificencia maravillosa y [de esta forma] se arroja una luz sustancial sobre la realidad del Islam, [pues] uno tiene la oportunidad de contemplar cómo el mismo desea vincular cada acción de los musulmanes al recuerdo de Dios. De ahí la importancia de los festivales del ‘Eid’, en los que no solo debemos celebrar, sino también recordar a Al´lah y sumergirnos en Su adoración”.

Y continúa:

“Tendría que desviarme de la historia, de lo contrario hablaría de cómo el Islam ha hecho del recuerdo de Dios Altísimo una parte inherente de cada movimiento, reposo, palabra y acción de un musulmán. Esto es cierto, hasta el punto de que incluso las acciones insignificantes de nuestra vida cotidiana están ligadas al recuerdo de Al’lah, ya sea para levantarse o sentarse, para dormir o despertarse, para comer o beber, para lavarse y bañarse, para cambiarse de ropa, para calzarse, para salir o entrar de casa, para iniciar o regresar de un viaje, para vender o comprar algo, para subir o bajar una pendiente, para entrar o salir de una mezquita, para encontrarse con un amigo, para enfrentarse a un enemigo, para ver la luna nueva o para ir hacia su esposa, etc. En resumen, cada acción de principio a fin -incluso estornudar o bostezar- ha sido vinculada de algún modo al recuerdo de Dios”.

Así pues, esta es la verdadera enseñanza del Islam -tener presente a Dios Altísimo en todo momento y en todos los asuntos- que todo verdadero musulmán debe tener presente. No es de extrañar que en tal estado los incrédulos árabes comentaran respecto al Santo Profeta (sa) -quien realmente trajo esta enseñanza, o según los incrédulos, quien la conjuró- que estaba locamente enamorado de Al’lah. En verdad, una persona mundana no puede considerar tales sentimientos más que como una locura. No obstante, cualquiera que haya comprendido verdaderamente la realidad de su existencia sabe que este es el sentido mismo de la vida; [o sea], la verdadera vida está en recordar siempre a Dios.

[Por otra parte], durante el tiempo transcurrido entre la “Batalla de Badr” y la “Batalla de Uhud”, se han mencionado dos incidentes que son improbables. Incluso si uno echa un vistazo superficial a dichos eventos, resulta claro y evidente que han sido fabricados.

El primer incidente es el de la muerte de Asma Bint Marwan y se dice que fue asesinada. En el contexto de este acontecimiento también se menciona a Hazrat Umair bin Adi Jitmi (ra), que era un Compañero ciego [del Profeta (sa). Pues bien], Hazrat Umair (ra) fue el primer musulmán de la tribu Banu Jitma y en el segundo año después de la emigración, cuando quedaban cinco noches del mes de Ramadán, el Mensajero de Dios (sa) habría enviado a Umair bin Adi Jatmi (ra) a Asma bint Marwan, una mujer judía casada con Marsad bin Zaid bin Hisan Ansari, el cual había aceptado el Islam. Se alega que la orden de matar a Asma bint Marwan se dio porque difamaba al Islam -esto es lo que se afirma- y que se le envió porque utilizaba un lenguaje soez contra el Islam, incitaba a la gente contra el Santo Profeta Muhammad (sa) y recitaba poemas despectivos.

Según una narración, esta mujer arrojaba ropa sucia a la Mezquita del Profeta (sa) y para apoyar este relato, además se menciona en la narración que, a través de estos medios, causaba dolor al Santo Profeta (sa) y a los musulmanes. Hazrat Umair (ra) entró en su casa en la oscuridad de la noche -según este incidente- por instrucción del Profeta (sa). Sus hijos dormían a su alrededor y estaba dando de mamar a uno de ellos. Umair comprobó dónde estaba y le quitó al niño. Le acercó la espada al pecho y se la clavó con toda su fuerza, atravesándole la espalda. Después de esto, Umair bin Adi (ra) regresó a Medina y ofreció la oración de la mañana detrás del Mensajero de Al’lah (sa) y cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) concluyó su oración y se levantó, sus ojos notaron que Umair estaba allí. El Santo Profeta (sa) le preguntó si había matado a la hija de Marwan y él respondió afirmativamente y preguntando: “¿Se me acusará del pecado de su asesinato?”. Esto es lo que preguntó en ese momento. [Así que], por un lado se informa de que el Profeta (sa) le había enviado y, por otro, preguntaba si se le consideraría responsable del asesinato. El Mensajero (sa) respondió diciendo un proverbio árabe poco común, que decía: “Ni dos cabras se pelearían por este asunto”; es decir, el asesinato de esa mujer era un asunto tan insignificante que ni siquiera un oponente tendría problema con ello. [De todas formas], consta que este proverbio nunca fue dicho por otra persona que no fuera el Santo Profeta Muhammad (sa) y solo se encuentra en esta única narración. Incluso, tras este incidente, el Santo Profeta (sa) dio a Umair el nombre de “Basir”, que significa “el que tiene vista”. [Por su parte], Hazrat Umar bin Al-Jattab (ra) habría comentado: “Observad cómo este ciego pasó la noche obedeciendo a Dios”; y el Profeta (sa) respondió: “No le llames ciego, más bien llámale ‘Basir’.”

En otra narración, el asesinato de Asma se menciona de la siguiente manera:

Cuando el Mensajero de Al’lah (sa) decidió que Asma bint Marwan debía ser matada, preguntó a la gente: “¿Hay alguien que nos libre de esta mujer?”. Ante esto, Umair bin Adi replicó: “Yo asumiré la responsabilidad de llevar a cabo esa tarea”. Después de esto, acudió a ella en un momento en que vendía dátiles y señalando hacia los dátiles que tenía delante, le preguntó: “¿Tienes algunos dátiles que sean mejores que estos?”. Respondió afirmativamente y, a continuación, entró en su casa y se agachó para recoger unos dátiles. [Entretanto], Umair miró a derecha e izquierda, luego la golpeó en la cabeza y la mató. Fue entonces cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) declaró: “Si deseáis ver a un hombre que ayudó a Dios y a Su Mensajero, fijaros en Umair bin Adi”.

En otro relato, se menciona que cuando el Santo Profeta (sa) decretó que era lícito asesinar a Asma bint Marwan, Hazrat Umair juró que, si Dios Altísimo traía al Profeta (sa) de vuelta y a salvo a Medina tras la “Batalla de Badr”, mataría a Asma; [o sea], tenía intención de matarla una vez regresara de la batalla; y cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) volvió a Medina tras salir victorioso de Badr, Hazrat Umair fue a casa de Asma y la mató para cumplir su juramento.

Según otra narración, una vez Hazrat Umair (ra) regresó a su barrio tras matar a Asma bint Marwan, su hijo estaba enterrando a su madre con un grupo de personas y al ver a Umair le preguntaron si la había matado. Él respondió afirmativamente y luego exclamó: “Conspirad todos contra mí y no me deis tregua. Juro por Aquel que tiene el control sobre mi vida que, aunque todos vosotros os unáis y empecéis a pronunciar las palabras que pronunció esta mujer, empezaré a cortaros el cuello a todos hasta alcanzar el martirio o enviaros al infierno”. A partir de ese día, el Islam se extendió por la tribu Banu Jitma, pues hasta entonces, los que habían aceptado el Islam de entre ellos ocultaban su fe.

[Por su parte], Alama Sohaili escribe que quien liquidó a Asma fue su marido. En “Al-Istiab”, en referencia a Hazrat Umair (ra), está escrito que también mató a su hermana porque solía calumniar al Santo Profeta (sa); aunque en “Al-Istiab” no se menciona el nombre de la hermana de Umair (ra).

Así pues, este es todo el incidente que se ha narrado, el cual se menciona en algunos libros de historia, pero no se hace alusión al mismo en ninguno de los seis libros auténticos de Hadices ni en ningún otro libro verídico de tradiciones [o dichos del Profeta (sa)]. La realidad es que no solo algunas personas en épocas posteriores incluyeron en sus libros tales incidentes ficticios e inventados, sino que incluso comenzaron a utilizarlos como justificaciones para sus castigos por blasfemia contra el Santo Profeta Muhammad (sa). Esto es exactamente lo que hacen los clérigos de hoy en día, [ya que] toman este punto y lo utilizan como argumento a favor de matar a cualquiera que deshonre al Santo Profeta (sa), mientras que no existe tal castigo en la ley islámica por deshonrar al Profeta (sa), ni tales incidentes tienen nada de cierto; [ya que], por ejemplo, cuando estudiamos críticamente este incidente, resulta evidente que, en primer lugar, esta narración es débil en cuanto a su autenticidad y Alama Albani ha demostrado que es una historia inventada. Así, en su libro “Silsilatul Ahadiz Daifah wal Mauduah”, [el propio] Alama Nasiruddin Albani menciona que uno de sus narradores es Muhammad bin Umar Waqidi, que es un mentiroso e inventor, e Ibn Muin ha declarado que es un narrador débil.

[Además], al analizar racionalmente los acontecimientos de esta narración, surgen muchas preguntas. Por ejemplo, ¿cómo llegó el Compañero (ra) a casa de esta mujer por sus propios medios a pesar de ser ciego? Pueden alegar que había visitado el camino antes, o que había ido allí con frecuencia y por eso pudo estimar el camino a su paso; pero entonces, ¿cómo es que fue solo por la noche, llegó directamente a la puerta, entró y encontró a la mujer? ¿Cómo sabía que sus hijos se acostaban con ella? Si se dice que palpó alrededor de cada uno de ellos, de todas maneras, ¿cómo es posible que mientras palpaba alrededor nadie se despertara? ¿Cómo descubrió también que estaba dando el pecho a su hijo? Entonces, ¿cómo es que, al darse cuenta de que estaba siendo atacada, ella no intentó salvarse del ciego ni opuso resistencia? Según la narración, el agresor se llevó por la fuerza al niño que estaba siendo amamantado y a pesar de ser ciego, la mujer -que podía ver- no gritó ni se resistió. Su marido también dormía allí y ¿no se enteró de nada? Sobre todo, ¿cómo discernió el Compañero ciego (ra) quién estaba allí sin llamar? Normalmente, los discapacitados visuales reconocen a los demás por su voz; [en este caso, ¿cómo pudo discernir] que se trataba efectivamente de Asma bint Marwan?

En otra narración, además se menciona -incluso hay distintas versiones de este relato- que cuando la mujer entró a por dátiles, el Compañero (ra) miró a su alrededor y no vio a nadie. Esto es algo en lo que hay que pensar, porque el Compañero (ra) era ciego. ¿Cómo pudo haber estado mirando a su alrededor y cómo pudo decir que miró a su alrededor y no vio a nadie? ¿Observó los dátiles que había para poder decir que no estaban maduros? Alguien podría decir que los palpó con las manos y eso puede aceptarse, aunque eso sigue dejando [al aire] la cuestión de que miró a su alrededor.

En una narración más se cuenta que cuando el Compañero (ra) fue a ver al Mensajero de Dios (sa) tras matar a la mujer y le informó de ello, volvió al mismo lugar y encontró a los hijos de la mujer enterrándola. Esto también es algo a considerar, pues ¿cómo es posible que él acabara de matarla y en tan corto espacio de tiempo sus hijos vinieran a enterrarla, y todos los asuntos fueran atendidos en tan corto espacio de tiempo? Aparte de esto, se han llevado a cabo algunas investigaciones desde nuestra perspectiva, que mencionaré, [pues] existen otras discrepancias que demuestran que este incidente es inventado y ficticio, [porque] la mayoría de las narraciones mencionan que el nombre de la mujer era Asma bint Marwan, mientras que según el autor de “Al-Istiab” no era Asma, sino la hermana de Umair bint Adi [que tenía otro nombre].

En segundo lugar, en la mayoría de los casos, el nombre del asaltante es Umair bin Adi, pero en otros aparece como Amr bin Adi; mientras que, según Ibn Duraid, el asaltante se llamaba Ghishmir. [Es más], según otras narraciones, ninguno de estos era el nombre del agresor, sino que alguien de la propia tribu de la mujer la mató cuando vendía dátiles.

[Incluso] según Ibn Sad, el asesinato tuvo lugar en mitad de la noche, mientras que en el relato de Zurqani consta que ocurrió durante el día o por la tarde, pues según el relato, la víctima estaba vendiendo dátiles en ese momento. También hay discrepancias sobre cómo se cometió el crimen: si fue estrangulada, apuñalada en el estómago con un puñal, si fue asesinada por la noche mientras dormía o si bajo el pretexto de comprarle dátiles la siguieron hasta su casa y luego la estrangularon.

Por otra parte, según “Sirat Ibn Hisham”, se convirtió en una hipócrita cuando mataron a Abu Ufuq. Esto indica que antes era musulmana y se convirtió en hipócrita al enterarse del asesinato de Abu Ufuq. [Entonces], si era musulmana antes de esto, ¿cómo pudo componer poesía blasfema sobre el Santo Profeta Muhammad (sa) y faltar al respeto a la Mezquita?

Según la narración de Waqidi, Umair dijo: “¡Oh Al’lah, he hecho un voto por Ti! Si vuelvo a Medina con el Santo Profeta (sa), entonces sin duda la mataré”. Sin embargo, según “Dairah Maarif Sirat Muhammad Rasulul’lah (sa)” era ciego, por lo que no pudo participar en la “Batalla de Badr”. En referencia a este incidente, el mismo autor ha mencionado la declaración de Waqidi de que, a pesar de ser ciego, solía participar en la “yihad” [‘esfuerzo’, aunque en este caso en particular significa ‘luchar en defensa propia’]. Ellos mismos mezclan narraciones falsas. [Por eso], si este incidente no es ficticio ni inventado, ¿por qué no lo mencionan libros de historia como “Tarij At-Tabari”, “Tarij Ibn Kazir” y otros? Solo se recoge brevemente en algunos libros, como “Al-Tabaqat Al-Kubra” de Ibn Sad, etc. [De todas formas], hay quien ha mencionado brevemente este incidente, aunque Waqidi lo ha hecho con cierto detalle; [pero insisto que] este evento no se recoge en los libros de Hadiz, mientras que los autores de esos libros han incluido todas las narraciones que se han atribuido al Profeta (sa). [Así pues], ¿por qué entonces no han recogido este incidente? Luego, según esta narración, si el Santo Profeta Muhammad (sa) mismo envió al Compañero (ra) a matar a esa mujer, entonces por qué el Compañero (ra) preguntó al Santo Profeta (sa) si sería castigado por matarla, como mencioné antes.

Si este incidente hubiera tenido lugar, el pueblo judío seguramente habría afirmado que los musulmanes habían roto su tratado [de convivencia] al matar a Asma bint Marwan y habrían tratado de perturbar la paz de Medina. No obstante, historiadores como [los autores de] “Al-Raud Al-Unuf” y “Tarij At-Tabari” coinciden en que el primer conflicto entre los musulmanes y el pueblo judío fue la “Expedición de Banu Qainuqa”. En realidad, no hubo tal reacción por parte del pueblo judío [en este caso], por lo que estos factores demuestran que ese incidente es muy dudoso; de hecho, es completamente falso; [y por desgracia], los clérigos extremistas han dado importancia a estos incidentes, difamando así las hermosas enseñanzas del Islam; y en la actualidad inventan historias similares para llevar a cabo sus actividades extremistas contra los áhmadis y estos clérigos incitan también a otros.

El segundo incidente es similar a éste y lo mencionaré en el futuro, si Dios quiere. Asimismo se ha demostrado claramente que es falso.

Resumen

Después de recitar Tashahhud, Ta`awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que había estado mencionando incidentes que tuvieron lugar después de la Batalla de Badr. Estos incidentes no sólo nos dan una ventana a la historia del Santo Profeta (sa), sino que también arrojan luz sobre ciertos aspectos históricos, y también clarifican narraciones no auténticas, que algunos han tomado como la imagen errónea del Islam. Los opositores al islam utilizan estos relatos para oponerse al islam, mientras que los extremistas se sirven de ellos para apoyar sus acciones.

El incidente de Umair bin Wahb

Su Santidad (aba) dijo que el primer incidente se refiere a Umair bin Wahb. Después de la batalla, él deseaba vengar la pérdida sufrida por los de La Meca, por lo que viajó de La Meca a Medina con la intención de matar al Santo Profeta (sa). Sin embargo, el decreto de Dios fue tal que acabó aceptando el Islam en su lugar. Un día, Umar y otro hombre Safwan estaban sentados cerca de la Ka’bah y discutían sobre la pérdida sufrida por los de La Meca y los prominentes jefes que habían sido asesinados. El hijo de Umar también estaba cautivo de los musulmanes. Safwan incitó a Umair a ir a La Meca y matar al Santo Profeta (sa), jurando asumir la responsabilidad de pagar sus préstamos y cuidar de su familia.

Su Santidad (aba) dijo que Umair mojó su espada en veneno y se dirigió a La Meca. Una vez allí se encontró con Hazrat Umar (ra), quien inmediatamente sospechó de sus malas intenciones. Hazrat Umar (ra) informó inmediatamente al Santo Profeta (sa), sin embargo éste invitó a Umair a su casa. Hazrat Umar (ra), permaneciendo vigilante y sujetando la empuñadura de la espada de Umair, le acompañó hasta el interior. El Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Umar (ra) que soltara la espada de Umair, y luego indicó a Umair que se acercara. El Santo Profeta (sa) le preguntó por qué había venido, a lo que Umair respondió que estaba allí para liberar a su hijo cautivo. El Santo Profeta (sa) le preguntó por qué había traído esa espada desenvainada. Umar se excusó diciendo que la espada no significaba nada, ya que no había sido útil antes (refiriéndose a la batalla de Badr). Sin embargo, el Santo Profeta (sa) no quedó satisfecho con esta respuesta. El Santo Profeta (sa) le dijo, que un día él y Safwan habían estado sentados cerca de la Ka’bah hablando sobre aquellos que habían sido asesinados en la Batalla de Badr, y en ese momento Umair le expresó a Safwan que si no tuviera préstamos que pagar y una familia que atender iría y mataría al Santo Profeta (sa), sin embargo Safwan tomó esta responsabilidad sobre sí mismo para que Umair pudiera ir y matar al Santo Profeta (sa). Al oír esto, Umair se levantó y atestiguó que el Santo Profeta (sa) era sin duda el Mensajero de Dios, pues recibió noticias de los cielos, ya que ese día no había nadie cerca aparte de él y Safwan. Por lo tanto, no pudo haber nadie más que Dios que informara al Santo Profeta (sa). Así, Umair aceptó el Islam, y el Santo Profeta (sa) instruyó a los Compañeros para que le enseñaran la fe y liberaran a su hijo.

Su Santidad (aba) dijo que Umair expresó cómo siempre había intentado extinguir el Islam y causar tantas dificultades como pudiera a los musulmanes. Sin embargo, ahora deseaba regresar a La Meca y difundir la luz del Islam. Mientras tanto, Safwan había estado diciendo a los habitantes de La Meca que estaba a punto de suceder algo que les haría muy felices. Sin embargo, después de enterarse de que Umair había aceptado el Islam se disgustó mucho. Umair regresó a La Meca y profesó su fe en el Islam.

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe sobre este incidente de la siguiente manera:

‘Después de la batalla de Badr sus esfuerzos hostiles tomaron un estado más práctico y peligroso. Los judíos de Medina también se sobresaltaron y se volvieron vigilantes. Otro resultado amenazador de Badr fue que los incrédulos de La Meca, que hasta entonces luchaban sobre la base de la fuerza aparente y la arrogancia, ahora comenzaron a inclinarse hacia conspiraciones secretas, después de enfrentarse a la derrota de los musulmanes en un campo abierto. De ahí que el siguiente suceso, que tuvo lugar sólo unos días después de Badr, sea una prueba categórica de esta amenaza. Así, está escrito que pocos días después de Badr, ‘Umair bin Wahb y Ṣafwān bin Umayyah bin Khalf, que eran influyentes entre los Quraish, estaban sentados en el patio de la Ka’bah lamentando a los muertos de Badr. De repente, Ṣafwān se dirigió a ‘Umair diciéndole: “Ya no merece la pena vivir”. ‘Umair comprendió esta insinuación y dijo:

“Estoy dispuesto a poner mi vida en peligro, pero el pensamiento de mis hijos y mis deudas me refrena. Si no fuera por esto, ir en secreto a Medina y acabar con Muhammad (sa) sería algo sin importancia. También tengo una excusa para ir allí porque mi hijo está prisionero allí.”

Ṣafwān dijo: “Me hago responsable de tus deudas y de tus hijos. Debes ir y llevar a cabo este trabajo de alguna manera”. Por lo tanto, este plan quedó establecido y ‘Umair se despidió de Ṣafwān. Al llegar a casa, ‘Umair hirvió una espada en veneno y partió de La Meca. Cuando llegó a Medina, Ḥaḍrat ‘Umar (ra), que era muy inteligente en estos asuntos, se inquietó. Inmediatamente fue a ver al Santo Profeta (sa) y le informó de que ‘Umair había llegado y que estaba aprensivo al respecto. El Santo Profeta (sa) le ordenó que trajera a ‘Umair. Ḥaḍrat ‘Umar (ra) fue a traer a ‘Umair, pero antes de partir, dijo a los Compañeros que iba a traer a ‘Umair para encontrarse con el Santo Profeta (sa), sin embargo, dudaba de sus intenciones y que debían ir a sentarse con el Santo Profeta (sa), y permanecer vigilantes. Después de esto, Ḥaḍrat ‘Umar (ra) trajo a ‘Umair y llegaron a la presencia del Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) pidió amablemente a ‘Umair que se sentara a su lado y le preguntó: “¿Cómo has venido ‘Umair?”. Umair respondió: “Mi hijo ha sido hecho prisionero por tu mano. He venido para obtener su liberación”. El Santo Profeta (sa) dijo: “¿Por qué entonces te has colgado esta espada al hombro?”. Él respondió: “¿Qué le pides a la espada? ¿Nos sirvieron de algo las espadas en Badr?”. El Santo Profeta (sa) le instó: “Dime la verdad de por qué has venido”. “Como acabo de mencionar”, dijo, “he venido para obtener la liberación de mi hijo”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Bien, entonces, en otras palabras, ¿no habrás tramado una conspiración con Ṣafwān en el patio de la Ka’bah?”. ‘Umair se quedó desconcertado, pero logró reponerse y dijo: “No he hecho tal conspiración.” El Santo Profeta (sa) dijo: “¿No conspiraste para matarme? Pero recuerda que Dios no te permitirá alcanzarme”. ‘Umair entró en un estado de profunda reflexión y dijo:

“Dices la verdad, de hecho conspiramos como has mencionado. Sin embargo, parece como si Dios estuviera contigo, Quien te ha informado de nuestras intenciones. Pues no había un tercer individuo presente entre nosotros, cuando Ṣafwān y yo discutíamos este asunto. Tal vez Al’lah hizo surgir este plan nuestro para hacerme creer. Creo en ti con un corazón sincero”.

El Santo Profeta (sa) se alegró de la aceptación de ‘Umair y dijo a los Compañeros: “Ahora es su hermano. Instrúyanlo en las enseñanzas del Islam y liberen a su prisionero”. Por lo tanto, ‘Umair bin Wahb (ra) se hizo musulmán y no pasó mucho tiempo antes de que progresara claramente en su fe y sinceridad. Finalmente, quedó tan cautivado por la luz de la verdad que instó al Santo Profeta (sa) a que le permitiera ir a La Meca, para que pudiera predicar a la gente de allí. Santo Profeta (sa) le concedió el permiso y al llegar a La Meca, convirtió en secreto a mucha gente a través de su ferviente predicación. Día tras día, Ṣafwān, esperaba ansiosamente noticias del asesinato del Santo Profeta (sa), y decía a los Quraish que se prepararan para las buenas noticias. Sin embargo, cuando presenció este espectáculo, perdió la razón” (“La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”, Vol. 2, pp. 170-172).

El Hipócrita Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul

Su Santidad (aba) dijo que después de la Batalla de Badr, también hubo quienes aparentemente aceptaron el Islam pero en realidad eran hipócritas. Por ejemplo, estaba Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul. Sobre esto, Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) escribe:

‘Hasta ahora, mucha gente de las tribus de Aus y Khazraj seguían firmes en el politeísmo. La victoria de Badr dio lugar a un movimiento entre esta gente y al presenciar esta magnífica y extraordinaria victoria, mucha gente de entre ellos se convenció de la verdad del Islam. A partir de entonces, el elemento de la adoración de ídolos comenzó a disminuir muy rápidamente en Medina. Sin embargo, también había algunos en cuyos corazones esta victoria del Islam había encendido un fuego de rencor y celos. Como no era prudente oponerse abiertamente, aparentemente aceptaron el Islām, pero desde dentro intentaron desarraigarlo y se unieron al partido de los hipócritas. El más destacado entre esta última clase de gente era Abdul’lah bin Ubayy bin Sulul, que era un jefe muy renombrado de la tribu Khazraj. Debido a la llegada del Santo Profeta (sa) a Medina, ya había sufrido la conmoción de que le arrebataran su liderazgo. Después de Badr, este individuo se hizo musulmán al principio, pero su corazón estaba saciado de malicia y enemistad hacia el Islām. Se convirtió en el líder de la hipocresía y secretamente comenzó a tramar una serie de conspiraciones contra el Islam y el Santo Profeta (sa). Como tal, se hará evidente a partir de los acontecimientos, que se desarrollaron en adelante que en ciertas ocasiones, este individuo se convirtió en un medio para crear situaciones muy delicadas para el Islam.’ (La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2, pp. 172-173)

Expedición hacia los Banu Sulaim

Su Santidad (aba) dijo que unos días después de la victoria en Badr, el Santo Profeta (sa) se enteró de que la gente de Banu Sulaim y Banu Ghatfan estaban reunidos en un lugar llamado Qartaratul Kudr y estaban planeando un ataque contra Medina. El Santo Profeta (sa) decidió que los musulmanes debían ir ellos mismos a poner fin a estos complots y así, junto con un ejército de 300 musulmanes, el Santo Profeta (sa) partió hacia los Banu Sulaim. Los Banu Sulaim y los Banu Ghatfan no esperaban la llegada de los musulmanes y, sorprendidos, huyeron a las montañas. Los musulmanes no encontraron a nadie entre los enemigos. El Santo Profeta (sa) permaneció allí tres noches o, según algunas narraciones, diez noches. Los musulmanes tomaron posesión de todo lo que los Banu Sulaim y Banu Ghatfan habían dejado atrás en su prisa como botín, ya que habían partido con intención de guerra.

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) que escribe sobre esto con las siguientes palabras:

Después de la migración, los Quraish de La Meca recorrieron las diversas tribus de Arabia y convirtieron a muchas de ellas en enemigos mortales de los musulmanes. Entre estas tribus, en cuanto a fuerza y número, las más notables eran dos tribus que residían en la región central de Arabia, conocida como Nayd. Sus nombres eran Banū Sulaim y Banū Ghaṭafān. Los Quraish de La Meca habían vinculado especialmente a estas dos tribus y las habían incitado contra los musulmanes. Como tal, Sir William Muir escribe:

“Los Quraish volvieron ahora sus ojos hacia este territorio [es decir, Nayd] y estrecharon sus lazos con las tribus que lo habitaban. A partir de entonces, la actitud de los Bani Suleim y los Ghatafân, especialmente los primeros, se volvió activamente hostil hacia Mahoma. Incitados por los Quraish, y por el ejemplo de Abu Sofian, proyectaron ahora un ataque de saqueo contra Medina.”

Así, cuando el Santo Profeta (sa) regresó de Badr, sólo habían pasado unos días desde su llegada a Medina, cuando recibió la noticia de que un gran ejército formado por las tribus de Sulaim y Ghaṭafān se estaba reuniendo en Qarqaratul-Kudr con la intención de atacar Medina. La llegada de esta información tan pronto después de la batalla de Badr demuestra que cuando el ejército de Quraish partió de La Meca con la intención de atacar a los musulmanes, al mismo tiempo los jefes de Quraish debieron transmitir un mensaje a las tribus de Sulaim y Ghaṭafān, instándoles a atacar Medina desde el frente opuesto. También es posible que cuando Abū Sufyan se escabulló y escapó con su caravana, por medio de un emisario, etc., instara a estas tribus a salir contra los musulmanes. En cualquier caso, el Santo Profeta (sa) acababa de llegar a Medina tras liberarse de la batalla de Badr, cuando se recibieron las horribles noticias de que las tribus de Sulaim y Ghaṭafān estaban a punto de emprender una embestida contra los musulmanes. Al recibir esta noticia, como medida preventiva, el Santo Profeta (sa) reunió inmediatamente una fuerza de los Compañeros y partió hacia Nayd. Sin embargo, después de emprender un arduo viaje de muchos días, cuando el Santo Profeta (sa) llegó a la Qirqirah, (es decir, la llanura desolada) de un lugar conocido como Al-Kudr, se encontró con que al recibir la noticia de la inminente llegada de los musulmanes, la gente de los Banū Sulaim y Banū Ghaṭafān se había refugiado en las montañas cercanas. El Santo Profeta (sa) despachó un destacamento de musulmanes en su busca y se dirigió él mismo al corazón del valle, pero no se pudo encontrar rastro de ellos. No obstante, pudieron encontrar un gran rebaño de camellos pastando en el valle cercano, que les pertenecía, y de acuerdo con las leyes de la guerra, los compañeros se apoderaron de él; después el Santo Profeta (sa) regresó a Medina. El pastor de estos camellos era un esclavo llamado Yasar, que había sido hecho cautivo junto con los camellos. Esta persona quedó tan profundamente influenciada por la compañía del Santo Profeta (sa) que al cabo de poco tiempo se hizo musulmán. Aunque, según la costumbre, el Santo Profeta (sa) lo liberó como un acto de benevolencia, él no abandonó el servicio del Santo Profeta (sa) hasta su último aliento”. (La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 2, pp. 277-279)

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