La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 27-12-2024

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, el Jalifa V del Mesías (aba) declaró:

Hoy también mencionaré algunas expediciones. En la historia, se menciona una expedición, que se la conoce como la expedición de Zaid bin Harizah. Esta expedición tuvo lugar en Yamadiul Ajirah en el año 6 d.H. en Hisma (situada en las cercanías de la tribu de Banu Yazam). Hisma era una ciudad perteneciente a los Banu Yazam y estaba a ocho noches de viaje de Medina. Teniendo en cuenta los medios de transporte de la época, se trataba de un viaje bastante largo.

Al’lamah Ibn Qayyim ha afirmado en “Zad al-Ma’ad” que esta expedición tuvo lugar con toda seguridad después del Tratado de Hudaibiyah, es decir, en el séptimo año después de la Hégira. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) también ha referenciado a varios libros de historia y ha comentado esto. Dice:

“En cuanto a la fecha de esta expedición, existe una ambigüedad cuya mención es necesaria. Ibni Sa’d y otros eruditos del “sirat” (vida del Santo Profeta Muhammad -sa-) que han seguido su ejemplo, han registrado la fecha de esta expedición en el mes de Yamadiul Ajira del año 6 d.H., y lo han constatado como auténtica. Sin embargo, Al’lamah Ibni Qayyim ha explicado en “Zad al-Ma’ad” que esta expedición tuvo lugar en el año 7 d.H. después del Tratado de Hudaibiyah. Tal vez la base de la afirmación de Ibni Qayyim se deba a que el relato afirma que el motivo de esta expedición fue que Dihyah Kalbi regresaba a Medina tras reunirse con el César, y los Banu Yazam le atracaron por el camino. Se afirma que el Santo Profeta (sa) envió a Dihyah (ra) al César con una carta después del Tratado de Hudaibiyah. Por eso, en cualquier caso, este incidente no pudo producirse antes del Tratado de Hudaibiyah. Esta evidencia es en sí misma totalmente clara y evidente, y a la luz de esto, la narración de Ibni Sa’d merece ser descartada”.

Continúa:

“Sin embargo, en opinión de este humilde servidor, hay una explicación que Al’lamah Ibni Qayyim no ha tenido en cuenta, y es que quizás Dihyah viajó a Siria para encontrarse con el César dos veces. En otras palabras, la primera vez, es decir, antes del Tratado de Hudaibiyah, fue por su propia voluntad con el propósito de comerciar y en esta ocasión  se reunió con César. La segunda vez, tras el Tratado de Hudaibiyah, viajó allí con la carta del Santo Profeta (sa), y lo envió el Santo Profeta (sa) como embajador sobre la base de que ya había conocido al César. Esta explicación también se ve apoyada por el hecho de que Ibni Ishaq ha escrito que durante el primer viaje, Dihyah viajaba con bienes para comerciar, pero en el viaje posterior al Tratado de Hudaibiyah, parece que no lo hacía con alguna intención comercial. También es posible que este viaje de Dihyah (ra) fuera sólo con el propósito de comerciar y el narrador de Ibni Sa’d mezclara el segundo viaje con el primero y combinara la mención del encuentro con el César y sus regalos con esta narración, bajo su propia suposición. Al’lah sabe mejor”.

A continuación, se ofrecen más detalles sobre los incidentes y sucesos relacionados con esta expedición. Ibn Ishaq ha afirmado que Rufa’ah bin Zaid Yazami llevó una carta del Santo Profeta (sa) a su gente. El Santo Profeta (sa) les estaba invitando al islam y ellos la aceptaron. Al mismo tiempo, Hazrat Dihyah bin Jalifa Kalbi regresaba de ver al César, el emperador romano (el Santo Profeta -sa- lo había enviado al César de Roma). El César le hizo regalos y le puso un manto.

En el camino, se encontró con Hunaid bin Aus y su hijo, Aus bin Hunaid. Según Ibn Sa’d, se encontró con Hunaid bin Arid y su hijo, Arid bin Hunaid Sulai’i. Sulai’i es una rama de la tribu de Yazam. Le atacaron y le robaron todo a Hazrat Dihyah y no le dejaron más que una vieja prenda de vestir. La noticia llegó a Banu Zubaib, que era la tribu de Rufa’ah bin Zaid. Esta tribu ya había aceptado el islam y la gente de esta tribu partió hacia Hunaid y su hijo. Lucharon contra ellos y recuperaron las pertenencias de Hazrat Dihyah.

Hazrat Dihyah fue a ver al Santo Profeta (sa) y le informó de lo que le había ocurrido y pidió permiso al Santo Profeta (sa) para vengarse de Hunaid y su hijo. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Zaid bin Harizah con 500 hombres y también envió a Hazrat Dihyah con esta delegación. Hazrat Zaid viajaba de noche y se escondía de día. También le acompañaba un guía de (la tribu de los) Banu Uzra. Por otro lado, algunas tribus de los Banu Yazam también se habían unido. Entre ellos estaban la tribu de Sara, perteneciente a Ghatafan, la tribu de Wa’il, algunos pertenecientes a (la tribu de) Salaman y de Sa’d bin Huzaim.

Cuando Rufa’ah bin Zaid llevó la carta del Santo Profeta (sa) a su gente, estaban en Harrat al-Rall’la. Harrat al-Rall’la es una zona de piedras oscuras en Yazam y Rufa’ah estaba en Qura Rabwah. En cuanto a Qura Rabwah, consta que era una zona cercana a los Banu Yazam. Rufa’ah desconocía por completo este incidente. Al amanecer, el guía de Banu Uzra llevó rápidamente a Hazrat Zaid bin Harizah y sus Compañeros al alojamiento de Hunaid, su hijo y sus compañeros. Los Compañeros los atacaron y los mataron. Hubo un gran derramamiento de sangre y Hunaid y su hijo fueron asesinados. Les confiscaron el ganado, los camellos y las mujeres. Había 1.000 camellos y 5.000 cabras, y entre las mujeres y los niños se llevaron a 100 cautivos.

Se menciona que la rama Banu Zubaib de la tribu Yazam llegó a Medina después de este ataque. Zaid aún no había llegado a Medina cuando la noticia de su misión llegó a la gente de la rama Banu Zubaib de la tribu Yazam. Por ello acudieron con su jefe Rufa’ah bin Zaid ante el Santo Profeta (sa) y le dijeron: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios, hemos aceptado el islam y la protección del resto de nuestro pueblo ya ha sido acordada por escrito! Se ha pactado la seguridad incluso para quienes no han aceptado el islam. Sin embargo, el ejército que enviaste atacó y mató a algunos de ellos, capturó a otros y confiscó botines de guerra. Nosotros ya habíamos aceptado el islam y la seguridad había sido garantizada por escrito. ¿Por qué, entonces, se le ha involucrado a nuestra tribu en este ataque?  ¿Por qué nos han atacado?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Sí, es correcto” (no dio ningún motivo). Afirmó: “Dices la verdad, pero Zaid lo ignoraba”. A continuación, expresó varias veces sus disculpas por el asesinato de las personas en esta ocasión.

Ante esto, un compañero de Rufa’ah llamado Abu Zaid dijo: “¡Oh Mensajero de Dios, no demandamos nada en relación a aquellos que fueron asesinados! Se ha debido a un malentendido. En cuanto a los que sobrevivieron y el botín que Zaid tomó de nuestra tribu, todo nos debe ser devuelto”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Sí, esto es absolutamente correcto”. En cuanto a los miles de ovejas, camellos, posesiones y 100 prisioneros, etc., el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ali hacia Zaid, y les dio su espada como señal, enviando un mensaje a Zaid que liberara a los prisioneros y posesiones que habían sido tomados de esta tribu. En cuanto Zaid recibió estas instrucciones, liberó inmediatamente a todos los prisioneros y devolvió el botín. Había una gran cantidad de riqueza.

Se alega que (los musulmanes) atacaban para hacerse con el botín de guerra. Pero éste es un ejemplo en el que vemos el elevado estándar que el islam desea establecer. Hoy en día, los musulmanes siguen matando a otros musulmanes por enemistad, dejando de lado el buen trato que uno debería dar a aquellos con los que tiene un acuerdo.

Luego se menciona otra expedición de Zaid bin Harizah. Esta expedición tuvo lugar en Wadi al-Qura en el mes de Rayab en el año 6 d.H., aproximadamente un mes después de la expedición de Hisma, cuando el Santo Profeta (sa) envió a Zaid bin Harizah hacia Wadi al-Qura.

En relación con Wadi al-Qura, consta que está situado a unos 350 km al norte de Medina, en dirección a Siria. En una narración, se menciona que las tribus de Mazhill y Quda se reunieron allí. También se afirma que algunos miembros de la tribu Mudar se reunieron allí, pero no llegaron a confrontarse. Ibn Hisham, sin embargo, ha dicho que los Compañeros se enfrentaron a la tribu Fazarah en Wadi al-Qura y varios Compañeros fueron martirizados. Zaid también resultó gravemente herido, pero Dios Altísimo lo salvó. En “La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa)”, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha constatado que tuvo lugar este combate.

Luego se menciona la expedición de ‘Abdur Rahman bin Auf. Esta expedición tuvo lugar en el mes de Shaban en el año 6 d.H. hacia Dumat al-Yandal. Dumat al-Yandal es el asentamiento más cercano en la frontera con Siria, a unos 450 km al norte de Medina. Ibn Ishaq y Muhammad bin Umar han afirmado a cuenta de Hazrat ‘Abdul’lah bin Umar bin Jattab (ra) que el Mensajero de Dios (sa) llamó a Hazrat ‘Abdur Rahman bin Auf (ra) y le dijo: “Prepárate porque te enviaré a una expedición hoy o mañana, si Dios quiere”. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) expone los detalles de la siguiente manera:

“Con relación a la preparación y partida de esta expedición, Ibni Ishaq ha registrado la interesante narración de ‘Abdul’lah bin Umar (ra): en una ocasión estábamos sentados en compañía del Santo Profeta (sa), Hazrat Abu Bakr (ra), Umar (ra), Usman (ra), Ali (ra) y ‘Abdur-Rahman bin Auf (ra) también estaban presentes. Un joven ansari (residente de Medina) se presentó ante el Santo Profeta (sa) y preguntó: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Quién es el más superior de entre los creyentes?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “El que es el mejor en su carácter” (el signo del mejor creyente es aquel que su moral es la más elevada. Se comentaban también cosas normales de la vida. Aunque esto se mencionara en relación con las expediciones, durante este tiempo se dieron varios consejos que son de suma importancia para nosotros). El Santo Profeta (sa) respondió: “El mejor en carácter, ese es el mejor”. Luego preguntó: “¡Entonces, oh Mensajero de Dios! ¿Quién es el más temeroso de Dios?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “El que recuerda más a la muerte y se prepara para ella por adelantado” (¿cuál es esta preparación? Tener temor de Dios Altísimo en cuanto a si uno ha cumplido con Su derecho y actuado conforme a Sus mandatos. Esta es la preparación para la muerte).

Ante esto, el Compañero ansari se calló y el Santo Profeta (sa) miró hacia nosotros y dijo:

“¡Oh grupo de los muhayirines! (A continuación, impartió algunos consejos). Hay cinco males, para los que pido la protección de Dios para que nunca arraiguen en mi umma (mancomunidad), porque cualquier nación en la que se se desarrollen, acaban destruyéndola.

En primer lugar, la indecencia y la fornicación no se extienden en ninguna nación hasta el punto de que comiencen a llevarlas a cabo en público, y como resultado, se dan  enfermedades y epidemias como nunca habían visto sus antepasados (somos testigos de que ésto se ha convertido en algo habitual en el mundo actual. El Santo Profeta (sa) buscó protección contra estos males, por lo que los musulmanes deben prestarle especial atención).

En segundo lugar, la nación que nunca haya mostrado deshonestidad en el peso y en la medida, el hambre, no se le impone la penuria, la adversidad y un gobierno tiránico e injusto (también hay que prestar mucha atención a este punto, ya que se ha desarrollado una gran deshonestidad entre los musulmanes. ¡Ojalá lo entendieran! Los ahmadíes deben prestar especial atención a este punto).

En tercer lugar, la nación que nunca haya mostrado indolencia y negligencia en la ofrenda del Zakat y la caridad, ha sufrido escasez de lluvia, hasta el punto de que si Dios no cuidara de los animales y el ganado como Su creación, la lluvia sería retenida de forma permanente para tal nación (esto también es un signo del castigo de Dios Altísimo, del que debemos buscar protección. El Santo Profeta (sa) dijo que buscáramos protección contra estos males, ya que él también la buscaba).

En cuarto lugar, la nación que nunca haya quebrado el pacto con Dios y con Su Mensajero, no se le ha impuesto otra nación de entre sus enemigos, que le quitara sus derechos (este es también el estado de los musulmanes hoy en día. Es evidente que rompen sus pactos. ¡Que Dios Altísimo tenga piedad y les haga comprender!).

En quinto lugar, que los eruditos y líderes de ninguna nación hayan emitido veredictos religiosos en un intento de no deformar la Shariah por sus objetivos personales para impedir que se generen violencias y conflictos internos (el sectarismo se ha convertido en algo habitual entre los musulmanes de hoy en día. Todo aquello de lo que el Santo Profeta (sa) buscaba protección, somos testigos de que se da entre los musulmanes de hoy. ¡Que Dios Altísimo tenga misericordia!).

Este discurso de oro del Santo Profeta (sa) es una excelente exposición de las causas que subyacen en el auge y declive de las naciones. Además, si los musulmanes lo desearan, puede servir de excelente lección para los tiempos actuales. ¡Ojalá los musulmanes prestaran atención a estos consejos!

En cuanto a las condiciones y los eventos de las diversas expediciones, Hazrat ‘Abdul’lah bin ‘Umar (ra) narra que el Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat ‘Abdur Rahman bin ‘Auf (ra) partir hacia Dumat al-Yandal por la noche. El ejército acampó en Yurf y contaba con 700 hombres.

Sobre Yurf se dice que era un lugar situado a tres millas al norte de Medina. En relación con esta expedición, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) afirma:

“Ahora, la esfera de influencia islámica comenzaba a ampliarse muy rápidamente, y la propagación del islam empezaba a llegar también a regiones lejanas. Sin embargo, junto con ello, también aumentaba la oposición en estas regiones lejanas. Los que se inclinaban por el islam se veían obligados a enfrentarse a persecuciones crueles por parte de los miembros de sus tribus y por miedo a estas injusticias, muchos débiles de carácter seguían escondiendo su fe en el islam. Por lo tanto, entre los motivos para las expediciones de guerra, se añadió un motivo adicional, y es que se enviaran ejércitos hacia estas tribus en las que había personas que habían aceptado el islam en sus corazones, pero no lo mostraban en público por miedo a ser perseguidos. En otras palabras, el objetivo del envío de estos ejércitos era el establecimiento de la libertad religiosa, en la que el islam hace gran hincapié”.

“Con este objetivo primordial, el Santo Profeta (sa) despachó un ejército bajo el mando de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra), que fue enviado a la lejana región de Dumat al-Yandal en el mes de Shaban 6 d.H. Los lectores recordarán que el Santo Profeta (sa) también viajó a este mismo lugar en el año 4 d.H. para establecer la paz personalmente. De este modo, la región mencionada ya había entrado en el círculo de influencia del islam dos años antes y los residentes de este lugar no desconocían las enseñanzas islámicas. Más bien, se puede entender que un grupo de ellos se inclinara hacia el islam, pero no tuviera el valor de declararlo debido a la oposición de sus jefes y miembros de la tribu. En el sexto año de la Hégira, el Santo Profeta (sa) despachó un gran ejército compuesto por eminentes Compañeros, hacia Dumat al-Yandal, bajo el mando de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra)”.

“Después de esto, el Santo Profeta (sa) se dirigió a su íntimo Compañero’Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) y le dijo:’¡Ibni ‘Auf! Prepárate, porque deseo enviarte a una expedición en calidad de comandante”. Al día siguiente, ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) se presentó ante el Santo Profeta (sa), y el Santo Profeta (sa) le ató el turbante sobre su cabeza con sus propias manos y ordenó a Bilal (ra) que le confiara una bandera. Entonces, el Santo Profeta (sa) designó un ejército de Compañeros bajo el mando de Hazrat ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) y les dijo:

“¡Oh Ibni ‘Auf! Toma esta bandera, y partid todos a la Yihad en el camino de Dios; y combatid con los infieles, pero cuidad de no actuar con deshonestidad, ni quebrantéis los juramentos, ni mutiléis a los muertos del enemigo, ni matéis a ningún niño. Este es el mandamiento de Dios y la Sunnah [práctica] de Su Profeta”.

En esta narración, tal vez el narrador haya omitido erróneamente la mención a las mujeres. De otra forma, en otro lugar, se expone que cuando el Santo Profeta (sa) despachaba un ejército (es decir, los enviaba a algún lugar), también hacía hincapié en no matar a las mujeres, a los ancianos y a aquellas personas cuyas vidas estaban dedicadas al servicio de la religión.

Después de esto, el Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) que partiera hacia Dumat al-Yandal e intentara resolver el asunto pacíficamente. Si el pueblo refrenaba sus manos de la guerra y la confrontación, sería la mejor opción. Además, el Santo Profeta (sa) instruyó a ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) que sería apropiado que se casara con la hija del jefe del pueblo (si aceptaban esta propuesta).

Después de esto, el Santo Profeta (sa) despidió a esta expedición y ‘Abdur Rahman bin ‘Auf (ra) partió con 700 Compañeros hacia Dumat al-Yandal, que se encuentra al norte de Arabia y al noreste de Tabuk, cerca de la frontera con Siria. Cuando este ejército islámico llegó a Dumat, al principio pareció que los habitantes de Dumat estaban dispuestos a la guerra y amenazaron a los musulmanes con la espada. Sin embargo, gradualmente por mediación de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) se abstuvieron de esta intención. Después de unos días, debido a la predicación de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) a su jefe Asbagh bin ‘Umar Kalbi, que era cristiano, aceptó de corazón el islam. Además, junto con él, muchas personas de su tribu, que quizás ya sus corazones se habían inclinado hacia islam, se hicieron musulmanas y aquellas personas que deseaban permanecer dentro de su fe también aceptaron la sumisión al gobierno islámico con total satisfacción de corazón”.

No se obligó a nadie a aceptar el islam. Mucha gente no lo aceptó. Pero juraron lealtad al gobierno.

“De este modo, esta expedición llegó a su fin con gran éxito y con excelencia. Siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) se casó con Tamadur, la hija del jefe de Dumat al-Yandal y regresó a Medina. Además, por la gracia de Dios y las bendiciones de la oración del Santo Profeta (sa), le nació un hijo a ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) de Tamadur. Resultó ser uno de los más destacados devotos del islam y alcanzó tal rango en conocimiento y sabiduría que fue considerado el más ilustre de los eruditos de su época. Se llamaba Abu Salamah Zuhri”.

Ibn Sa’d escribe respecto a Abu Salamah Zuhri:

[árabe]

“Abu Salamah es un jurista fiable que relata abundantes hadices”. Cuando Said bin Aas Ibn Umayah fue nombrado gobernador por primera vez por Muawiyah Ibn Abi Sufyan, nombró a Abu Salamah juez oficial de Medina. Abu Salamah tenía 72 años y falleció en el año 94 d.H.

A continuación, se menciona la expedición de Hazrat Ali Ibn Abi Talib hacia Fadak. Esta expedición tuvo lugar en Shaban, 6 d.H. El Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Ali (ra) con un grupo de 100 hombres a Fadak, teniendo como objetivo la tribu de Banu Saad ibn Bakr. Se sabe que Fadak era un asentamiento cerca de Jaibar, ubicado a seis días de viaje desde Medina. En 7 d.H. durante la campaña de Jaibar, esta región fue conquistada sin guerra. Actualmente es una ciudad importante con abundantes palmeras datileras y actividad agrícola, conocida como Al-Ha’it.

El Santo Profeta (sa) fue informado de que los enemigos habían reunido efectivos y tenían la intención de ayudar a los judíos de Jaibar. Hazrat Ali (ra) viajaba de noche y se ocultaba durante el día. Los detalles al respecto se recogen en “La vida y el carácter del Sello de los Profetas”, de la siguiente manera:

“La devastación que había caído sobre el pueblo judío en Medina a causa de sus traiciones y sus fechorías, era como una espina que se clavaba en el corazón de los judíos de Arabia. Además, después de la  Batalla  de Banu Quraizah, que arruinó a los judíos de Medina, el pueblo de Jaibar, que era el centro más grande para los judíos de Hiyaz, se convirtió en un cuartel general para conspiraciones secretas contra el islam. Los judíos de este lugar, que habitualmente habían demostrado ser muy vengativos, celosos y crueles, estaban comprometidos con sus esfuerzos por expurgar el islam y aniquilar a los musulmanes.

En Shaban 6 d.H., el Santo Profeta (sa) recibió información de que se estaban llevando a cabo conversaciones secretas entre la tribu Banu Saad bin Bakr y los judíos de Jaibar, y que los Banu Saad estaban reuniendo sus fuerzas con la ayuda de la gente de Jaibar.

Al recibir esta noticia, el Santo Profeta (sa) envió un ejército de Compañeros bajo el mando de Hazrat Ali (ra), quienes, ocultándose durante el día y viajando de noche, llegaron hasta Fadak, cerca de donde esta gente se reunía. Los musulmanes encontraron a un beduino que era un espía de los Banu Saad. Hazrat Ali (ra) lo hizo prisionero y le preguntó sobre los Banu Saad y la gente de Jaibar. Al principio, dijo que no tenía conocimiento alguno ni ningún tipo de relación con ellos. Pero finalmente lo contó todo después de obtener una promesa de perdón. Entonces, los musulmanes lo hicieron su guía y se dirigieron hacia el lugar donde se reunían los Banu Saad, y lanzaron un ataque repentino. Debido a este ataque repentino, los Banu Saad se sintieron confundidos y huyeron del campo de batalla. Hazrat Ali (ra) tomó el botín de guerra, regresó a Medina y  la amenaza fue diferida temporalmente”.

Mencionaré a continuación la expedición de Hazrat Abu Bakr hacia Banu Fazarah. Esta expedición también tuvo lugar en el año 6 d.H. La tribu Banu Fazarah residía en Wadi al-Qura, ubicado en Nalld, aproximadamente a 350 kilómetros al norte de Medina hacia Siria. Está escrito en  ‘Tabaqat al-Kubra’  y  ‘Sirat Ibn Hisham’  que esta expedición fue comandada inicialmente por Hazrat Zaid bin Harizah (ra). Sin embargo,  Sahih Muslim  y  Sunan Abi Dawud  aclaran que el Santo Profeta (sa) designó a Hazrat Abu Bakr (ra) como comandante de esta expedición.

Según una narración en  Sahih Muslim, Ayas bin Salamah cita a su padre, Hazrat Salamah bin Akwa, quien dijo: “Luchamos contra la tribu Fazarah, y Hazrat Abu Bakr era nuestro líder. El Santo Profeta (sa) lo había designado como comandante. Cuando estábamos a una hora de viaje del pozo que les servía de fuente de agua, Hazrat Abu Bakr nos ordenó acampar allí durante la última parte de la noche. Nos ordenó acampar a una hora de distancia del pozo de agua. Cuando llegamos a la fuente de agua, Hazrat Abu Bakr atacó desde todos lados, matando a los que se resistieron y capturando prisioneros. Vi a un grupo de personas, incluidos mujeres y niños, corriendo hacia las montañas, y temí que pudieran escapar (esto lo afirma el Compañero que estaba presente allí, afirmando que temía que pudieran huir y desaparecer después de escalar la montaña)”.

Hazrat Salamah continuó: “Disparé flechas para bloquear su camino hacia las montañas, aterrorizándoles para que se quedaran atrás, y al ver las flechas, se quedaron parados. Entre los cautivos había una mujer de Banu Fazarah, que vestía una vieja prenda de cuero, junto con su joven y muy hermosa hija. Las llevé a Hazrat Abu Bakr, quien más tarde me cedió como donación la hija. Cuando regresamos a Medina, el Santo Profeta (sa) tomó a la chica (que Hazrat Abu Bakr (ra) la había cedido como donación) y la envió a los mequíes para negociar la liberación de varios cautivos musulmanes que estaban encarcelados en La Meca”.

Este relato está recogido en Sahih Muslim. Durante esta expedición, el lema de batalla de los musulmanes era “¡Amit!”. ¡Amit! Hazrat Salamah ibn Akwa mencionó que él personalmente había matado a siete hombres ese día; en otra narración, afirmó haber matado a nueve.

El resto de los relatos, si Dios quiere, se mencionarán en el futuro.

Ahora me gustaría hacer referencia a algunos miembros fallecidos. Mencionaré en primer lugar al respetado Tayyab Ali Sahib Bangali, un derviche de Qadian, quien ha fallecido el 11 de diciembre, a la edad de 98 años.

[Árabe – ‘Ciertamente, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos’.]

Había nacido en Bangladesh. Completó formalmente el Juramento de Iniciación en 1942 en Dhaka y luego ingresó en la Comunidad Ahmadía. Asistió al Yalsa Salana Qadian por primera vez en 1945 y tuvo el honor de conocer a Hazrat Musleh Maud (ra). Desarrolló tanto amor en su corazón por Qadian que ya no regresó a su tierra natal. Permaneció en Qadian y estudió durante dos años en la clase especial para misioneros rurales. En 1947 se produjo la partición y solicitó entonces permanecer en Qadian, lo que le  fue concedido. Durante su época como derviche, pudo realizar tareas relacionadas con la seguridad en distintos lugares. Tuvo la oportunidad de servir en diferentes cargos de Sadr Anlluman Ahmadía. En 1955/56 la situación financiera de la Comunidad era muy delicada, y Sadr Anlluman Ahmadía Qadian anunció que cualquier derviche que pudiera aceptar un trabajo para generar ingresos para sí mismo debía hacerlo, dado que la Comunidad no podía darles un sueldo o atender sus necesidades financieras. A la luz de esta orientación, abrió una tienda de té al lado del mercado de Darul Masih. A menudo ofrecía té gratis a los invitados y a los pobres.

Estaba casado con una mujer divorciada de Kerala, Amina Sahiba. Ella ya tenía una hija a la que criaba. Desde hacía un tiempo había desarrollado una grave dolencia en las rodillas que le dificultaba caminar. Los médicos sugirieron que se sometiera a una operación, pero él no aceptó y, en cambio, rezó ferviente y profusamente. Dijo que una noche vio al Mesías Prometido (as) en un sueño, que le dio unas hierbas de Bahishti Maqbarah para que las tomara. Tras esto, su dolencia en las rodillas fue desapareciendo lentamente y, como era su deseo, comenzó a ir regularmente a Masllid Aqsa y Masllid Mubarak para rezar. Tenía una profunda conexión de amor con el Jalifato. Le interesaban mucho los deportes, por lo que los jóvenes tenían una relación especial con él. Los apoyaba en el terreno de juego y, de esta manera, también se ocupaba de la formación moral de los jóvenes.

De acuerdo con la guía de Hazrat Musleh Maud (ra), 313 derviches permanecieron en Qadian durante la partición de la India y el Pakistán. Ha sido el último de esos derviches en morir. Ahora ya no quedan derviches en Qadian, y este Yalsa de Qadian, que ha comenzado hoy, es el primero que se lleva a cabo sin ningún derviche presente. Por eso, es un deber de la nueva generación que vive en Qadian mantener las tradiciones de los sacrificios hechos por sus mayores con lealtad y dignidad. ¡Que Dios Altísimo les permita hacerlo!

La siguiente mención es de Mirza Muhammad Din Naz Sahib, Sadr Sadr Anlluman Ahmadía Rabwah, Pakistán. Él era el hijo de Mirza Ahmad Din Sahib. Ha fallecido recientemente.

[Árabe – ‘Ciertamente, a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos’.]

Por la gracia de Dios Altísimo era “musi” [formaba parte del sistema de “Al-Wasiyat”]. El Ahmadíat se estableció en su familia a través de su padre, quien se convirtió en ahmadí en 1942 a través de la predicación de un  ahmadí, Hashmatul’lah Sahib. Muhammad Din Sahib se casó con Syeda Nusrat Yahan Sahiba, hija de Syed Abdul Hadi Sahib. Tuvieron un hijo que falleció siendo joven. Luego crió a un sobrino y a una sobrina como si fueran sus hijos. Su sobrino también está enfermo. ¡Que Dios Altísimo lo cure!

Se inscribió en Yamia Ahmadía en 1965. Completó su licenciatura y también trabajó en otro lugar, tras lo cual se inscribió en Yamia. Aprobó Yamia en 1971 y su primera designación fue en su propio área. Posteriormente fue designado profesor en Yamia, donde enseñó gramática árabe. Fue también profesor de  literatura, jurisprudencia, historia y misticismo. Desempeñó también el cargo de subdirector de Yamia, donde trabajó  durante 37 años. Más tarde fue designado Nazir adicional Islah-o-Irshad Talimul Quran y Waqf-e-Arzi. Luego, en 2018, lo nombré Presidente del Sadr Anlluman Ahmadía, cargo en el que sirvió hasta su último aliento. También desempeñó diversos cargos en el centro de Juddamul Ahmadía y Ansarul’lah, y presidente de Saff-e-Daum en Ansarul’lah. Fue editor de la revista mensual Jalid y de la revista mensual Ansarul’lah.

En 1994, durante poco más de un mes –un mes y un cuarto–, tuvo el honor de ser un prisionero en el camino de Dios. Sirvió como miembro del Consejo de Qaza en Darul Qaza. Fue miembro de Mall’lis Ifta y también formó parte del comité Tadfin Fiqh. Fue secretario de Buyutul Hamd y presidente del Consejo de Árabe. Era muy competente en la lengua árabe. Su esposa afirma que puede testificar que la esencia de toda su vida fue “amor para todos, odio para nadie”.

Uno de sus sobrinos dice que Mirza Naz Sahib le comentó que cuando tenía 10 o 12 años comenzó a ofrecer tahayyud (oraciones voluntarias antes del amanecer), y hasta ahora, salvo cuando estaba enfermo, siempre realizó el tahayyud de manera constante. De manera similar, desde los 10 u 11 años, ofrecía las oraciones en congregación en la mezquita, excepto si los médicos se lo prohibían o si estaba enfermo. De hecho, otro de sus parientes dijo que una vez pasó la noche con él; era invierno, por lo que las noches eran largas, y lo observó levantarse por la noche y ofrecer el tahayyud de manera continua durante cuatro horas. Solía decir que se debe ofrecer un tahayyud largo durante las largas noches de invierno. Dice que Mirza Sahib (era su tío materno) le dijo que comenzó a ofrecer dos rakats (unidades de oración voluntaria) diariamente durante el tiempo del Tercer Jalifa (rh) y que continuó haciéndolo desde entonces.

Solía venir aquí al Yalsa y mostraba una gran sinceridad y lealtad cada vez que me reunía con él aquí. Siempre observé que sus ojos estaban llenos de amor y afecto, y sabía que tenía un estándar excelente de obediencia. Si alguien lo invitaba mientras estaba aquí, él ponía como condición que debía ofrecer las oraciones en congregación detrás del Jalifa de la época. Si podían traerlo de regreso antes de esa hora, entonces iría con ellos; de lo contrario, no iría.

Su hermano, el señor Mushtaq Baig, que vive aquí [en el Reino Unido], dice: “Mi hermano dedicó su vida [al servicio del Islam Ahmadía] por deseo de nuestro padre, y cumplió con este deber hasta su último aliento. Completó sus estudios de licenciatura porque deseaba dedicar su vida después de obtener una educación superior. Tras graduarse de Yamia, una universidad en Egipto le ofreció un puesto de alto rango y le dijeron que sería bien remunerado. Sin embargo, rechazó la oferta, diciendo que había dedicado su vida por la causa de Al’lah”. Esto fue en una época en que la asignación de un misionero era de 40 rupias, con las que era difícil subsistir.

El señor Mubashir Ayyaz, el director de Yamia Ahmadía Rabwah, escribe sobre un incidente que ilustra el sentido de responsabilidad con el que desempeñaba sus deberes. Dice: “Recuerdo que estábamos en el segundo o tercer año, y el señor Naz nos enseñaba árabe. En ese momento, una de sus hermanas estaba enferma, posiblemente con leucemia, y los médicos habían perdido toda esperanza. Ella residía en el recinto de Yamia con él. Un día necesitó una transfusión de sangre y, después de que le colocara la botella, vino a darnos la clase. A pesar de su grave situación en ese momento, no faltó a la clase. Estaba dando la clase, cuando un pariente vino y se quedó fuera del aula llamándolo. El señor Naz salió, escuchó lo que el pariente tenía que decir y regresó para continuar enseñándonos. Recuerdo que durante la clase había un poema árabe que contenía algunos versos tristes. Al leer esos versos, su voz se quebró y sus ojos se llenaron de lágrimas. En ese momento, nos sorprendió mucho porque el señor Naz era un hombre con mucha entereza: ¿por qué se quebró? Sin embargo, condujo toda la clase con gran dignidad y, al finalizar, salió rápidamente y se dirigió directamente a su casa. Más tarde, supimos que el pariente que había venido a hablar con él fuera del aula le había informado sobre el estado crítico de su hermana. A pesar de esta noticia, el señor Naz priorizó su deber y terminó la clase antes de regresar a casa. Quizás poco después, su hermana falleció”.

Era un hombre de grandes cualidades y cumplió verdaderamente con su promesa de dedicar su vida (Waqf). Tenía un inmenso amor y lealtad hacia la institución del Jalifato. ¡Que Al’lah tenga misericordia de él, le conceda Su perdón y eleve su rango!

El siguiente homenaje es para el respetado Akmurat Jakiev Sahib, presidente nacional de la Yamaat Ahmadía en Turkmenistán, quien falleció recientemente.

[Árabe – “Ciertamente, a Al’lah pertenecemos y a Él hemos de regresar”.]

Estableció contacto con la Comunidad a través del Dr. Abdul Alim Sahib y Rawil Bujariev Sahib. Fue por los esfuerzos conjuntos de ambos de predicación que realizó el Bai’at. Aunque había aceptado el Ahmadíat en su corazón debido a los esfuerzos de Tabligh, aún no había formalizado el Bai’at. En 2010, participó por primera vez en el Yalsa Salana y también se reunió conmigo. Posteriormente, tomó parte en la Ceremonia Internacional de Bai’at y se sintió profundamente feliz por realizar el Bai’at en manos del Jalifa de la época.

La persona que narra este relato menciona que, mientras se recitaban las palabras del Bai’at, la expresión en el rostro de Akmurat Jakiev Sahib cambió debido a su sinceridad, lealtad y fuerte fe. Su rostro se transformó de tal manera que apenas se podía creer que era la misma persona que había estado conversando alegremente con ellos poco antes.

Hace unos años, comenzó a trabajar en la traducción del Sagrado Corán al idioma turcomano, trabajo que completó el año pasado. Después de asistir al Yalsa Salana en el Reino Unido el año anterior, pidió permiso para quedarse más tiempo [en el Reino Unido], y tras recibir mi aprobación, permaneció allí. Durante su estancia, hizo un esfuerzo especial por ser puntual en la realización de las oraciones. Además, con la ayuda del Departamento Central de Lengua Rusa, también trabajó en la publicación de la traducción del Corán.

El señor Akmurat Sahib no solo fue el primer ahmadí de Turkmenistán, sino que también tuvo el honor de servir como presidente nacional de la Comunidad Ahmadía en Turkmenistán hasta su fallecimiento. En una de sus entrevistas, mencionó: “Nací musulmán, pero solo era musulmán de nombre. Era la época de la Unión Soviética y también era partidario del comunismo. Sin embargo, ciertos valores islámicos se preservaron en nosotros. Estudié matemáticas, pero fundamentalmente siempre estaba buscando a Dios. ¿Qué Dios? ¿Al’lah u otro? Esa es una pregunta aparte, pero yo estaba buscando a Dios”. También mencionó que conocía algunos versículos del Corán en árabe.

Tras el fallecimiento de su padre, tuvo un sueño en el que apareció una figura venerable, vestida con una ropa extremadamente blanca, tan blanca que no podía describirla. Este venerable individuo hizo un gesto con una mano, invitándole a acercarse sin decir una palabra, simplemente invitándole a dirigirse hacia él. Mencionó que esto ocurrió en 2001. Posteriormente, a través de la predicación de Rawil Sahib y el Dr. Alim Sahib, conoció el advenimiento del Mesías Prometido (as) y le mostraron una foto de él. Al ver la foto, se dio cuenta de que era la misma persona que había visto en su sueño, que lo estaba invitando hacia él, y esto lo llevó a aceptar el Ahmadíat. Y, como mencioné anteriormente, luego formalizó el Bai’at en 2010.

Expresó: “Las emociones que se agitan dentro de mí son indescriptibles. La luz que el Ahmadíat me ha traído es algo que mi corazón siente mucho más profundamente que lo que puedo expresar con palabras”. Era una persona de gran sinceridad y lealtad, y solía decir que absorbía profundamente cada sermón y discurso en su corazón y alma. Dijo que los escuchaba con tanta atención que podía memorizarlos, y afirmó: “Creo que la supervivencia del mundo y el establecimiento de los derechos igualitarios en el mundo están ligados a la Comunidad Ahmadía”.

Su decisión de permanecer en el Reino Unido para el Yalsa el año pasado no fue fácil. Mencionó que había una boda en su hogar en Turkmenistán, con todos los familiares presentes, y que, como cabeza de familia, sentía que debía estar allí. Sin embargo, consideró que el trabajo de traducir el Corán al turcomano era más importante en ese momento. Su máxima prioridad era servir al Sagrado Corán. ¡Que Al’lah tenga misericordia de él, le conceda Su perdón y eleve su rango! ¡Que Dios Altísimo también conceda a sus hijos la capacidad de aceptar el Ahmadíat y actuar en consecuencia, si aún no lo han hecho!

Después de las oraciones, ofreceré sus oraciones fúnebres en ausencia.

Resumen del sermón del viernes 27 de diciembre del 2024: ‘Expediciones durante la vida del Santo Profeta (sa)’

Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría hablando de las expediciones de la vida del Santo Profeta (sa).

La Expedición de Zaid bin Harithah (ra) a los Banu Yuzam

Su Santidad (aba) dijo que hay una expedición que encontramos mencionada en la historia llamada la Expedición de Zaid bin Harithah. Esta tuvo lugar en Yamadi al-Akhir 6 DH hacia los Banu Yuzam en Hisma, que estaba a un viaje de ocho noches desde Medina.

Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

‘Con respecto a la fecha de esta expedición, existe una ambigüedad, cuya mención es necesaria. Ibni Sa’d y en su seguimiento, otros eruditos del Sirat han registrado que la fecha de esta expedición fue en Yamadi’ul-Akhir 6 D.H., y han declarado esto como auténtico. Sin embargo, Al’lamah Ibni Qayyim ha elaborado en Zadul-Ma’ad que esta expedición ocurrió en 7 D.H. después del Tratado de Hudaibiyah. Tal vez la base de la afirmación de Ibni Qayyim se deba a que el relato afirma que el motivo de esta expedición fue que Dihyah Kalbi regresaba a Medina tras reunirse con César, y los Banu Yuzam lo saquearon por el camino. Se afirma que el Santo Profeta (sa) envió a Dihyah (ra) al César con una carta después del Tratado de Hudaibiyah. Por ello, este incidente no pudo haber ocurrido antes del Tratado de Hudaibiyah en ningún caso. Esta evidencia es en sí misma totalmente clara y evidente, y a la luz de esto, la narración de Ibni Sa’d merece ser desestimada. Sin embargo, en opinión de este humilde servidor, hay una explicación que Al’lamah Ibni Qayyim no ha tenido en cuenta, y es que quizás Dihyah (ra) viajó a Siria para encontrarse con César más de una vez. En otras palabras, la primera vez, es decir, antes del Tratado de Hudaibiyah, fue por su propia voluntad con el propósito de comerciar y también se reunió con César. La segunda vez, después del Tratado de Hudaibiyah, viajó allí con la carta del Santo Profeta (sa), y el Santo Profeta (sa) lo envió como embajador, seleccionándolo sobre la base de que ya había conocido al César. Esta explicación también se ve apoyada por el hecho de que Ibni Ishaq ha escrito que durante el primer viaje, Dihyah (ra) estaba en posesión de bienes comerciales, pero en el viaje posterior al Tratado de Hudaibiyah, parece que no había relación aparente con bienes comerciales. También es posible que este viaje de Dihyah (ra) fuera simplemente para comerciar y que el narrador de Ibni Sa’d mezclara el segundo viaje con el primero y combinara la mención del encuentro con César y sus regalos con esta narración por conjetura. Al’lah sabe mejor».

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, p. 30)

Su Santidad (aba) contó que Dihyah Kalbi regresaba de una reunión con el César de Roma, quien también le había hecho algunos regalos. Por el camino, Hunaid bin Arid y su hijo le atacaron y se llevaron todo lo que Dihyah (ra) tenía excepto una vieja prenda de vestir. La gente de la tribu Dhubaib de Rufa’ah bin Zaid que eran musulmanes, se enteraron de esto, fueron a los Banu Yuzam y los atacaron para recuperar los regalos que le habían dado a Dihyah Kalbi.

Su Santidad (aba) dijo que cuando el Santo Profeta (sa) se enteró del incidente de Dihyah Kalbi (ra) tuvo su petición de retribución de Hunaid y su hijo, el Santo Profeta (sa) envió un enviado de 500 musulmanes bajo el liderazgo de Hazrat Zaid bin Harithah (ra). Este batallón viajaría de noche y se escondería de día. Al otro lado, más de la tribu Banu Yuzam. Rufa’ah no estaba al tanto de todo esto. Mientras tanto, el batallón bajo el liderazgo de atacó a los Banu Yuzam y los venció, llevándose 1,000 camellos y 500 ovejas junto con 100 prisioneros.

Su Santidad (aba) dijo que después de este ataque, los Banu Dhubaib, que eran una rama de los Banu Yuzam, fueron al Santo Profeta (sa) y dijeron que se habían convertido en musulmanes; sin embargo, había protecciones para los no musulmanes, entonces ¿por qué su tribu también fue atacada? El Santo Profeta (sa) dijo que estaban en lo cierto, sin embargo, Hazrat Zaid (ra) no estaba al tanto. El Santo Profeta (sa) expresó constantemente su dolor por aquellos de su tribu que fueron asesinados. Los Banu Dhubaib dijeron que tenían que demandar en relación a sus asesinados; sin embargo, ellos simplemente pidieron que se les devolviera lo que se les había quitado, lo que el Santo Profeta (sa) inmediatamente ordenó que se hiciera.

Su Santidad (aba) dijo que esto refuta claramente las acusaciones infundadas de que el Islam fue a la guerra simplemente para obtener botín. Hoy en día, los musulmanes atacan a los propios musulmanes, por no hablar de honrar los derechos de aquellos con los que han establecido juramentos.

La Expedición de Hazrat Zaid bin Harithah (ra) al Valle de Qura

Su Santidad (aba) dijo que hay otra expedición de Hazrat Zaid bin Harithah (ra) en Rayab 6 DH al Valle de Qura, que se encuentra a 350 kilómetros de Medina. Las tribus Mazhiy y Quza vivían aquí y hubo una batalla entre ellos y los musulmanes, en el curso de la cual Hazrat Zaid (ra) también fue herido.

La Expedición de Abdur Rahmad bin Auf (ra)

Su Santidad (aba) dijo que hubo la Expedición de Abdur Rahmad bin Auf (ra) que tuvo lugar en Shaban 6 DH hacia Dumatul Yandal que se encuentra a unos 450 kilómetros de Medina. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

‘Con relevancia a la preparación y partida de esta expedición, Ibni Ishaq ha registrado la interesante narración de ‘Abdul’lah bin ‘Umar (ra), que en una ocasión cuando estábamos sentados en compañía del Santo Profeta (sa) y Hazrat Abu Bakr (ra), ‘Umar (ra), Uthman (ra), ‘Ali (ra), y ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) también estaban presentes, y un joven Ansari se presentó ante el Santo Profeta (sa) y preguntó: «¡Oh Mensajero de Al’lah! ¿Quién es el más superior entre los creyentes?». El Santo Profeta (sa) respondió: «Aquel que es más superior en su carácter». Luego preguntó: «Entonces, ¡Oh Mensajero de Al’lah! ¿Quién es el más recto?». El Santo Profeta (sa) respondió: «Aquel que recuerda mucho la muerte y se prepara para ella con anticipación».

Ante esto, el Compañero Ansari se quedó en silencio y el Santo Profeta (sa) miró hacia nosotros y dijo:

«¡Oh Partido de los Muhayirin! Hay cinco males, para los que pido la protección de Al’lah para que nunca arraiguen en mi Ummah, porque cualquier nación en la que se desarrollen, es destruida por ellos. En primer lugar, la indecencia y la fornicación no se extienden en ninguna nación hasta el punto de que comiencen a llevarlas a cabo en público, y como resultado tales enfermedades y epidemias no comienzan a manifestarse como en la gente anterior. En segundo lugar, el mal de la deshonestidad en el peso y la medida nunca ha arraigado en ninguna nación, y como resultado, la aflicción del hambre, la penuria, la adversidad y el gobierno tiránico e injusto no fueron enviados sobre ellos. En tercer lugar, ninguna nación ha mostrado indolencia y negligencia en la ofrenda del Zakat y la caridad y, como resultado, ha sufrido una escasez de lluvia, hasta el punto de que si Dios no cuidara de los animales y el ganado entre Su creación, esa lluvia sería retenida permanentemente de tal nación. En cuarto lugar, ninguna nación ha roto jamás el pacto de Dios y Su Mensajero, y como resultado, no se hizo gobernar sobre ellos a otra nación de entre sus enemigos, que comenzó a usurpar sus derechos. En quinto lugar, nunca los eruditos y líderes de ninguna nación han emitido veredictos religiosos en un intento de deformar la Shari’ah para sus objetivos y como resultado no se espolearon una serie de violencias y conflictos internos.»

Este discurso de oro del Santo Profeta (sa) es una excelente visión de las causas que subyacen al ascenso y declive de las naciones. Además, si los musulmanes lo desean, puede servir de excelente lección incluso en los tiempos actuales.

(La Vida y el Carácter del Sello del Profeta (sa), Vol. 3, pp. 69-70)

Su Santidad (aba) continuó citando a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) respecto a los detalles de esta expedición:

Ahora, la esfera de influencia islámica estaba empezando a ampliarse muy rápidamente, y la propagación del Islam estaba empezando a llegar también a regiones lejanas. Sin embargo, junto con esto, la oposición también estaba aumentando en estas regiones lejanas. Aquellos que se inclinaban por el Islam se veían obligados a enfrentarse a la persecución de los miembros de sus tribus, y por miedo a esta persecución, muchas personas de naturaleza débil seguían disuadidas de su expresión del Islam. Por lo tanto, entre los motivos para las expediciones de guerra, se añadió un motivo adicional, que los ejércitos fueran enviados hacia tales tribus en las que varias personas estaban inclinadas al Islam en sus corazones, pero seguían siendo disuadidas de aceptar el Islam debido al miedo a la persecución. En otras palabras, el propósito del envío de estos ejércitos era el establecimiento de la libertad religiosa, en la que el Islam hacía gran hincapié.

Bajo este objetivo primordial, el Santo Profeta (sa) despachó un ejército bajo el mando de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra), que fue enviado a la lejana región de Dumatul-Yandal en el mes de Sha’ban del 6 d.H. Los lectores pueden recordar que el Santo Profeta (sa) también viajó a este mismo lugar en el 4 d.H. para establecer la paz él mismo. De este modo, la región mencionada ya había entrado en el círculo de influencia del Islam dos años antes y los residentes de este lugar no desconocían las enseñanzas islámicas. Más bien, es concebible que un grupo de ellos se inclinara por el Islam pero no tuviera el valor debido a la oposición de sus jefes y miembros de la tribu. En el sexto año de la Hiyrah, el Santo Profeta (sa) envió un gran ejército compuesto por eminentes Compañeros, hacia Dumatul-Yandal, bajo el mando de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra)….

Después de esto, el Santo Profeta (sa) se dirigió a su Compañero cercano ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) y le dijo: «¡Ibni ‘Auf! Prepárate, pues deseo enviarte a un Sariyyah como comandante». Por lo tanto, al día siguiente, ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) se presentó ante el Santo Profeta (sa), y el Profeta (sa) ató el turbante de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) sobre su cabeza con sus propias manos y ordenó a Bilal (ra) que le confiara una bandera. Entonces, el Santo Profeta (sa) designó un ejército de Compañeros bajo el mando de Hazrat ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) y les dijo:

«Oh Ibni ‘Auf, toma esta bandera, y todos ustedes salgan a la Yihad en el camino de Al’lah; Y luchen con los infieles, pero miren hacia aquí, no actúen deshonestamente, no rompan los juramentos, no mutilen a los muertos del enemigo, ni maten a ningún niño. Este es el mandamiento de Dios y el Sunnat de Su Profeta».

En esta narración, tal vez el narrador haya omitido erróneamente la mención a las mujeres. De lo contrario, en otro lugar se expone que cuando el Santo Profeta (sa) enviaba un ejército, también hacía hincapié en no matar a mujeres, ancianos y personas cuyas vidas estaban dedicadas al servicio de la religión.

Después de esto, el Santo Profeta (sa) dio instrucciones a Hazrat ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) para que partiera hacia Dumatul-Yandal e intentara resolver el asunto pacíficamente. Ya que si la gente refrenaba sus manos de la guerra y la confrontación, entonces ese sería el mejor de los casos. Además, el Santo Profeta (sa) instruyó a ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) que en este caso, sería apropiado que se casara con la hija del jefe del pueblo.Después de esto, el Santo Profeta (sa) se despidió de esta Sariyyah y ‘Abdur Rahman bin ‘Auf (ra) partió con 700 Compañeros hacia Dumatul-Yandal, que está situada al norte de Arabia y al noreste de Tabuk, cerca de la frontera con Siria. Cuando este ejército islámico llegó a Dumah, al principio parecía que la gente de Dumah estaba preparada para la guerra y amenazaba a los musulmanes con la espada. Sin embargo, poco a poco por mediación de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra), se abstuvieron de esta intención. Después de unos días, debido a la predicación de ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) su jefe Asbagh bin ‘Umar Kalbi, que era cristiano, aceptó de corazón el Islam. Además, junto con él, muchas personas de su tribu, que quizás ya se habían inclinado al Islam en sus corazones, se hicieron musulmanes y aquellas personas que deseaban permanecer dentro de su fe también aceptaron la sumisión al gobierno islámico con total satisfacción de corazón. De esta manera, esta expedición llegó a su conclusión con gran éxito y excelencia. Siguiendo las instrucciones del Santo Profeta (sa), ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) se casó con Tamadur, la hija del jefe de Dumatul-Yandal y regresó a Medina. Además, por la Gracia de Dios y las bendiciones de la oración del Santo Profeta (sa), le nació un hijo a ‘Abdur-Rahman bin ‘Auf (ra) de Tamadur. Resultó ser uno de los devotos más destacados del Islam y alcanzó tal rango en conocimiento y sabiduría que fue considerado como el más ilustre de los eruditos de su época. Su nombre era Abu Salmah Zuhri.

(La vida y el carácter del Sello de los Profetas (sa), vol. 3, pp. 69-72)

La Expedición de Hazrat Ali (ra) a Fadak

Su Santidad (aba) dijo que también existe la Expedición de Hazrat Ali (ra) hacia Fadak, que estaba a una distancia de un viaje de seis noches desde Medina. Su Santidad (aba) citó a Hazrat Mirza Bashir Ahmad (ra) quien escribe:

La devastación que había sufrido el pueblo judío en Medina a causa de su traición y maldad, era como una espina clavada en el corazón de los judíos de Arabia. Además, después de la Ghazwah de Banu Quraizah, que arruinó a los judíos de Medina, el pueblo de Khaibar, que era el mayor centro de los judíos de Hiyaz, se convirtió en un cuartel general de conspiraciones secretas contra el Islam. Además, los judíos de este lugar, que habitualmente habían demostrado ser muy vengativos, celosos y crueles, estaban empeñados en su empeño de expulsar al Islam y aniquilar a los musulmanes. En consecuencia, estas mismas circunstancias se convirtieron en la causa de la Batalla de Khaibar, que tuvo lugar a principios del año 7 D.H., debido a la cual toda la región de Khaibar se unió al gobierno islámico. Ahora bien, el suceso que vamos a mencionar también está ligado a esta cadena de acontecimientos.

En Sha’ban 6 D.H., el Santo Profeta (sa) recibió información de que se estaban llevando a cabo conversaciones secretas entre la tribu Banu Sa’d bin Bakr y los judíos de Khaibar y que los Banu Sa’d estaban reuniendo sus fuerzas con la ayuda de la gente de Khaibar.

Al recibir estas noticias, el Santo Profeta (sa) despachó un ejército de Compañeros bajo el mando de Hazrat ‘Ali (ra), que escondiéndose de día y viajando de noche, llegaron cerca de Fadak, cerca de donde se estaba reuniendo esta gente. Los musulmanes encontraron a un beduino que era un espía de los Banu Sa’d. Hazrat ‘Ali (ra) lo apresó y le preguntó sobre la situación de los Banu Sa’d y la gente de Jaibar. Al principio dijo que no sabía nada y que no tenía ninguna relación con ellos. Sin embargo, finalmente, lo contó todo tras obtener la promesa de perdón. Entonces, los musulmanes le hicieron su guía y se dirigieron hacia el lugar donde se reunían los Banu Sa’d, tras lo cual lanzaron un ataque repentino. Debido a este repentino ataque, los Banu Sa’d fueron confundidos y huyeron del campo de batalla. Hazrat ‘Ali (ra) tomó la riqueza del botín y regresó a Medina y de esta manera, esta amenaza fue temporalmente aplazada».

(La Vida y el Carácter del Sello de los Profetas (sa), Vol. 3, pp. 72-73)

La Expedición de Hazrat Abu Bakr (ra) a Fazarah

Su Santidad (aba) dijo que entonces tuvo lugar la Expedición de Hazrat Abu Bakr (ra) hacia Fazarah, que está a unos 350 kilómetros de Medina. Está registrado que bajo el mando de Hazrat Abu Bakr (ra) los musulmanes atacaron a los Banu Fazarah y salieron victoriosos.

Su Santidad (aba) dijo que continuaría narrando estos incidentes en el futuro.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que mencionaría a los siguientes miembros fallecidos:

Tayyab Ali Bangali que era un derviche de Qadian y falleció recientemente. Nació en Bangladesh. Cuando visitó al Segundo Califa (ra) en Qadian se enamoró de Qadian y nunca regresó a su tierra natal después de eso. Fue capaz de servir a la Comunidad en varias capacidades. Cuando hubo dificultades de fondos, se le ordenó que los trabajadores de Sadr Anyuman intentaran realizar algún trabajo extra para obtener ingresos, tras lo cual abrió una tetería y ofrecía té gratis a los pobres e invitados. Recientemente tuvo una dolencia en las rodillas por la que los médicos le sugirieron que se operara, pero él no aceptó. Durante ese tiempo, rezó mucho y una noche tuvo un sueño en el que el Mesías Prometido (as) le daba algunas hierbas. A partir de entonces su estado empezó a mejorar y finalmente pudo volver a la mezquita para rezar. Amaba mucho el Jilafat. Tenía afinidad por los deportes y animaba a otros jóvenes a participar en ellos, además de ocuparse de su educación. Era el último derviche que quedaba en Qadian. Después de él, ya no quedan derviches. Ahora es deber de la nueva generación de Qadian mantener vivo el espíritu de sacrificio y devoción establecido por sus mayores.

Mirza Muhammad Din Naz que había ejercido como Sadr Sadr Anyuman Rabwah. Tras completar sus estudios, sirvió como profesor y luego también como Vicedirector en Yamia Ahmadía Rabwah. Sirvió a la Comunidad en varios puestos. También tuvo el honor de ser encarcelado en el camino de Al’lah por su fe como ahmadí. También dominaba la lengua árabe y fue jefe de la junta árabe. Su esposa da fe de que su vida fue una encarnación del «Amor para todos, odio para nadie». Desde su adolescencia, había establecido el hábito de ofrecer el tahayud [oraciones voluntarias antes del amanecer]. Su Santidad (aba) dijo que siempre que Muhammad Din Naz venía al Reino Unido, expresaba un gran amor por el Jilafat y veía sus ojos llenos de amor. Su Santidad (aba) dio fe de su obediencia. Si alguna vez alguien le invitaba a algún sitio, sólo accedía a ir si le aseguraban que le traerían de vuelta a tiempo para ofrecer oraciones detrás de Su Santidad (aba). Le habían ofrecido un trabajo muy bien pagado en una universidad de Egipto, en una época en la que la asignación de un misionero era de sólo 40 rupias. Sin embargo, rechazó esta oferta porque había dedicado su vida al servicio de la Comunidad. Su Santidad (aba) rogó a Al’lah que le concediera el perdón y la misericordia y elevara su posición.

Akmuran Haikif, que ocupaba el cargo de presidente de la Comunidad en Turkmenistán. Tuvo la oportunidad de acudir a la Yalsa Salana (Convención Anual) en el Reino Unido y participar en la Bai’at (ceremonia de iniciación) internacional, convirtiéndose en el primer ahmadí de Turkmenistán. Pudo traducir el Sagrado Corán al turcomano. Describe que, cuando era estudiante, siempre buscaba a Dios y vio en sueños a alguien que le llamaba hacia sí. Más tarde, al conocer la Comunidad Ahmadía y ver una imagen del Mesías Prometido (as), se dio cuenta de que era la misma persona que había visto en su sueño. Era una persona muy sincera. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah le conceda el perdón y la misericordia y eleve su posición.

Resumen preparado por The Review of Religions

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