Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) - Hazrat Sa'd bin Abi Waqqas (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa) – Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahud, el Ta’awwuz y el Surah Al-Fatiha, Hazrat Jalifat-ul-Masih V (aba) dijo:

Hace dos semanas, narrando los relatos de los Compañeros, mencioné algunos relacionados con la vida de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) y hoy narraré algunos detalles más sobre él.

La última vez mencioné la batalla contra el ejército persa. Durante esta batalla, Hazrat Salama bint Hafsa (ra), la esposa de Hazrat Sa’d (ra), vio que un prisionero que estaba encadenado expresaba un inmenso deseo de participar en esa contienda. Su nombre era Abu Mihllan al-Zaqafi. Hazrat ‘Umar (ra) lo había expulsado de la ciudad por ser un bebedor y por esa razón estaba allí. Sin embargo, como había vuelto a beber alcohol, Hazrat Sa’d (ra) lo azotó y encadenó como castigo.

Abu Mihllan le pidió a Zahrah, que era una sirvienta de Hazrat Sa’d (ra), que abriera sus cadenas para poder participar en la batalla. Él dijo: “Por Al’lah, si sobrevivo, regresaré y volveré a ponerme las cadenas”. La sirvienta aceptó su petición y abrió las cadenas. Abu Mihllan se subió al caballo de Hazrat Sa‘d (ra) y se dirigió hacia el campo de batalla. Penetrando en las filas del enemigo, se dirigió hacia el gran elefante blanco y lo atacó. Hazrat Sa’d (ra) observó todo esto y dijo: “Creo que es mi caballo, pero me parece que es Abu Mihllan al-Zaqafi quien lo monta”. Como se ha mencionado anteriormente, Hazrat Sa‘d (ra) no había podido participar activamente en la batalla debido a una enfermedad, pero supervisaba todo desde lejos. En cualquier caso, la contienda continuó durante tres días. Cuando la batalla llegó a su fin, Abu Mihllan al-Zaqafi regresó y volvió a ponerse las cadenas. Hazrat Sa’d (ra) liberó a Abu Mihllan y le dijo: “Si vuelves a beber alcohol, te castigaré severamente”. Abu Mihllan prometió no volver a beber jamás. Según otra narración, Hazrat Sa’d (ra) escribió el incidente completo a Hazrat ‘Umar (ra) y este dijo al respecto: “Si se arrepiente de volver a beber alcohol, entonces no debería ser castigado”. Ante esto, Abu Mihllan juró no volver a beber nunca más y Hazrat Sa’d (ra) lo dejó en libertad.

Hazrat Musleh Maud (ra) ha narrado los detalles de este incidente de la siguiente manera. En la narración anterior se ha mencionado que la sirvienta lo liberó. No obstante, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:

“Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) estaba entre los Compañeros más especiales del Santo Profeta (sa). Durante el período de Jalifato de Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Sa’d (ra) fue nombrado comandante del ejército musulmán que se enfrentaría contra el ejército persa. De repente, desarrolló un absceso en el muslo, que se conoce como “gambhir” en nuestro idioma urdu. Este persistió durante mucho tiempo y aunque probó diferentes de tratamientos, todos fueron en vano. Al poco pensó que si permanecía postrado en la cama, el ejército se desanimaría si veía que su comandante estaba ausente. Por lo tanto, hizo que se construyera una plataforma en un árbol como la gente en este país [es decir, en el subcontinente] hace para asegurar sus huertos. Solía ​​subir a la plataforma con la ayuda de sus hombres para que el ejército musulmán pudiera verlo y se asegurara de que su comandante estaba con ellos. Durante aquellos días, se enteró de que un jefe árabe [musulmán] había consumido alcohol”.

Hazrat Musleh Maud (el segundo Jalifa, ra) escribe además: “Aunque el alcohol estaba prohibido en el islam, los árabes tenían muchísima adicción y una vez que alguien se vuelve adicto a algo, la abstinencia llega a ser muy difícil. Este jefe en particular  había aceptado el Islam solo dos o tres años antes”.

Hazrat Musleh Maud (ra) afirma que cuando alguien desarrolla el hábito de algo, no es fácil dejarlo.

En cualquier caso, “Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) fue informado de que este jefe árabe musulmán bebía alcohol, por lo que lo encarceló. En aquellos días no habían cárceles formales. Quien debía ser encarcelado, era encerrado en una celda y se le asignaba alguien para vigilarlo. Así que este jefe árabe musulmán fue encerrado en una celda y alguien fue designado para vigilar la puerta”.  Hazrat Musleh Maud (ra) escribe además:

“Ese año en particular fue conocido como el año de las pruebas en el Islam (es decir, el año en el que tuvo lugar esta batalla). La razón es que los musulmanes sufrieron grandes pérdidas durante la batalla. En un momento dado, los caballos del ejército musulmán huyeron de los elefantes del ejército enemigo. Cerca había un río y los caballos se lanzaron a él. Como los árabes no sabían nadar, cientos de musulmanes que iban montados en los caballos se ahogaron y murieron. Por esta razón, ese año es conocido como el año de las pruebas. Sin embargo, este jefe árabe musulmán fue encerrado en una celda. Los soldados musulmanes que regresaban de la batalla, se sentaban cerca de su celda y hablaban entre sí sobre las grandes pérdidas que los musulmanes sufrían durante la batalla. Entonces él se sentía muy dolido al escuchar esto y expresaba su dolor por el hecho de que no podía participar en la batalla en esa ocasión. Ciertamente era débil por beber alcohol, pero sin embargo era un hombre muy valiente y apasionado. Al enterarse de las pérdidas que habían sufrido los musulmanes durante la batalla, comenzó a caminar de un lado a otro de la celda, como hace un león de un lado a otro en la jaula. Mientras caminaba de un lado a otro, recitaba unos versos que siginificaban lo siguiente:  “Hoy es tu oportunidad de defender el Islam y demostrar tu coraje. Si embargo, estas encarcelado”. La esposa de Hazrat Sa’d (ra) era una mujer muy valiente. Un día, pasó por su celda y escuchó estos versos, y vió que nadie esta haciendo guardia. Así que se acercó a la puerta y, dirigiéndose al prisionero, le dijo: ‘¿Sabes que Sa’d te ha encarcelado? Si se entera que te he liberado, ciertamente me hará responsable. Pero deseo liberarte para que puedas ayudar al Islam de acuerdo a tu deseo. Él respondió: ‘Puedes liberarme cuando comience la batalla y te prometo que regresaré inmediatamente a esta celda después del final de cada lucha. Esta mujer también era una apasionada del Islam y tenía un ardiente deseo de protegerlo. Entonces ella lo liberó  y así pues participó en la batalla,  y luchó con tanto coraje que,  como resultado, el ejército musulmán avanzó hacia delante en lugar de retirarse. Sa’d (ra) lo reconoció y dijo: “El hombre al que encarcelé por beber alcohol ha estado en la batalla hoy. Aunque se ha cubierto la cara, lo he reconocido por la forma en que peleaba y por su estatura física. Buscaré al individuo que lo liberó y lo castigaré severamente”. En otras palabras, iba a castigar severamente a la persona que lo había desencadenado y liberado,   Cuando Hazrat Sa’d (ra) pronunció estas palabras, su esposa se enojó y dijo: “¿No te avergüenzas de estar sentado en la terraza sobre un árbol y haber encarcelado al individuo que, sin miedo, entra en las filas del ejército contrario y no le importa su vida?  ¡Yo liberé a esta persona!  Puedes hacer lo que quieras.  Lo dejé libre y ahora puedes hacer lo que quieras”.

Hazrat Musleh Maud (ra) mencionó los detalles de este incidente en uno de sus discursos a Lallna [la organización auxiliar de mujeres] y afirmó que las mujeres en el Islam lograron éxitos  extraordinarios. Hazrat Musleh Maud (ra) luego les recordó a las mujeres áhmadis que deberían tener en cuenta estos ejemplos incluso hoy. Otro relato de los sacrificios ofrecidos por las mujeres es el siguiente,

que está también está relacionado con Hazrat Sa’d (ra).  Una conocida poeta y compañera de la tribu Ansar de Banu Sulaym, Hazrat Jansaa (ra), dedicó a sus cuatro hijos durante esta batalla por la causa de Dios.  El esposo y el hermano de Hazrat Jansaa (ra) habían fallecido cuando ella era joven.  Hazrat Jansaa (ra) crió a sus hijos con mucho cuidado y esfuerzo.  En la mañana del último día de la batalla de Qadisiyyah, antes de que comenzara la misma, Hazrat Jansaa (ra) se dirigió a sus hijos y les dijo: “¡Oh, hijos míos! Habéis aceptado de corazón el Islam y emigrado por vuestra propia voluntad.  ¡Por ese Ser,  junto a Quien no hay nadie más digno de adoración, no he permitido que ninguna vergüenza caiga sobre el linaje y los antepasados!  Recuerden que la morada del más allá es mejor que este mundo temporal. ¡Hijos míos!. Preparaos, manteneos firmes, y luchad hombro con hombro temiendo a Dios.  Cuando veais que la batalla sea dura con todas las fuerzas y  la caballería haya decidido mantenerse firme, corred hacia el campo de batalla para adornar vuestras vidas en el más allá”. Así, actuando de acuerdo con la instrucción de Hazrat Jansaa (ra), sus hijos tomaron las riendas de sus caballos, recitaron los versos que se citan tradicionalmente en los momentos de la batalla [para despertar el espíritu de los soldados], galoparon hasta el campo de batalla y lucharon valientemente hasta que fueron martirizados. Antes de que cayera la noche de ese día, la bandera islámica se izó sobre Qadisiyyah. Hazrat Jansaa (ra) fue informada de que sus cuatro hijos habían sido martirizados y dijo: “Estoy agradecida a Dios por haberles concedido el martirio”. Estoy orgullosa de que hayan sido sacrificados por la causa de la verdad y estoy segura de que Dios Altísimo nos concederá una morada a la sombra de Su misericordia”.

Después de obtener la victoria sobre Qadisiyyah, al ejército musulmán se le concedió la victoria en Babul, una antigua ciudad del actual Irak y que ha sido mencionada en el Sagrado Corán en relación con Harut y Marut. Este lugar era donde ahora está situado Kufa y esto es lo que se ha mencionado en la introducción para los nombres de las ciudades.  Está escrito también que llegaron a la histórica ciudad de Kusa,  lugar donde Nimrod encarceló a Hazrat Ibrahim (as). La prisión estaba todavía intacta en ese tiempo. Cuando Hazrat Sa’d (ra) llegó a ese lugar y vio la prisión, recitó el siguiente verso del Santo Corán:

[Árabe]

es decir:  “Y hacemos que esos días se sucedan alternativamente entre los hombres para que sean exhortados,“[3:141].

Cuando se alejaron de Kusa, llegaron a un lugar llamado Bahra Shir. Según Mu’yam al-Buldan, que también explica los nombres de las ciudades, el nombre de este lugar era Bahure Sir, situado al oeste del río Tigris, cerca de la ciudad iraquí de Midián, en las afueras de Bagdad. Aquí es donde se guardaba el león de caza de Cosroes. Así que cuando el ejército de Hazrat Sa’d (ra) se acercó, esta bestia se avalanzó sobre ellos. Rugiendo de forma estruendosa, el león lanzó su ataque contra el ejército. Hashim bin Abi Waqqas (ra), el hermano de Hazrat Sa’d (ra), que era el comandante del frente, golpeó al león con su espada de tal manera que cayó en el acto. La batalla de Madaian tuvo lugar durante este conflicto. Midián era la base de Cosroes y donde se encontraban sus palacios blancos. Entre los musulmanes y Midián estaba el río Tigris. Los iraníes habían destruido completamente el puente del río. Hazrat Sa’d (ra) dijo entonces: “Oh musulmanes, el enemigo se ha refugiado en el río, así que lo cruzaremos a nado”. Al decir esto, Hazrat Sa’d (ra) llevó el caballo al río y los soldados siguieron a su comandante llevando también sus caballos al río, y de esta manera el ejército de los musulmanes cruzó el río. Al presenciar estas extraordinarias escenas, los iraníes comenzaron a gritar de miedo y huyeron inmediatamente pensando que habían llegado algunos espíritus. A medida que los musulmanes avanzaban, tomaron el control de la ciudad y los palacios de Cosroes, y de esta manera se cumplió la profecía del Santo Profeta (sa). Esta fue revelada al Santo Profeta (sa) mientras golpeaba la roca con el pico, cavando la zanja antes de la Batalla de Ahzab cuando dijo: “Se me ha mostrado los palacios blancos de Midián cayendo”. Y habiendo visto estos palacios en un estado de abandono, Hazrat Sa’d (ra) recitó los siguientes versos de Surah ad-Dujan:

[Árabe]

¡’Cuántos fueron los jardines y los manantiales que dejaron atrás! ¡Y los campos de maíz y los lugares nobles! ¡Y las comodidades con las que se deleitaban! Así estaba destinado a ser. E hicimos que otro pueblo heredara estas cosas”.

A partir de entonces, Hazrat Sa’d (ra) escribió a Hazrat ‘Umar (ra) pidiéndole permiso para seguir avanzando, a lo que Hazrat ‘Umar (ra) respondió que debería bastar con lo que estaba a mano y que debería prestarse atención a establecer la ley y el orden en las tierras conquistadas. Por lo tanto, al establecer Midián como sede, Hazrat Sa’d (ra) empezó a esforzarse para fortalecer la administración y lo hizo de manera excelente.

Elaboró el censo de Irak y elaboró su medición, se encargó del bienestar y comodidad de las gentes, y a través de su excelente planificación y el cumplimiento de sus deberes, demostró que Dios Altísimo lo había favorecido no sólo con el arte de la guerra, sino también con la pericia administrativa. La gente piensa que después de conquistar una tierra, los musulmanes no cuidaban de su gente, pero es al contrario, ya que cada vez que conquistaban una ciudad, cuidaban más de ellos que todos los que les habían precedido. Luego se produjo la construcción de Kufa. Debido al hecho de que el clima de Midián no era adecuado para los árabes, con el permiso de Hazrat ‘Umar (ra), Hazrat Sa’d (ra) hizo que los árabes se establecieran en una nueva ciudad y se asignaron a las tribus árabes sus propios barrios. Se construyó en el centro de la ciudad una gran mezquita que podía albergar 40.000 fieles a la vez. Kufa era, de hecho, una guarnición militar, por lo que se convirtió en el lugar de residencia de 100.000 soldados. Más detalles de esto son que después de permanecer en Midián durante algún tiempo, Hazrat Sa’d (ra) se dio cuenta de que el clima había afectado mucho a los árabes.  Hazrat ‘Umar (ra) fue informado de esto y se le dio la instrucción de encontrar una tierra cercana adecuada donde pudieran habitar, y una vez que los árabes se establecieran allí, debería convertirse en la sede administrativa.  De acuerdo con esto, Hazrat Sa’d (ra) dejó Midián, eligió una tierra adecuada cerca de las fronteras y puso los cimientos de una gran ciudad llamada Kufa, y luego estableció allí a las tribus árabes, cada una en su propio asentamiento.  En el centro, se construyó una gran mezquita que tenía espacio para 40.000 fieles.  Además hizo construir el edificio de la Tesorería cerca de la mezquita y también su propio palacio, que se conocía como Qasr-e-Sa’d.

Luego está la batalla de Nahawand, donde en el 21 DH las fuerzas iraníes comenzaron los preparativos para luchar contra los musulmanes en el ‘Ayam’ de Irak, es decir, la parte de Irak que pertenecía a los persas.  Para recuperar el control de las tierras conquistadas por los musulmanes, 150.000 guerreros iraníes se habían reunido en su oposición en Nahawand.  Hazrat Sa’d (ra) informó a Hazrat ‘Umar (ra) sobre ésto y, después de recibir el consejo de personas con experiencia y entendimiento, nombró a un iraquí, Hazrat Nu’man bin Muqqarin Muzni (ra) como comandante del ejército musulmán.  En ese momento, Hazrat Nu’man (ra) estaba en Kaskar, que se encuentra entre Nahawand y el borde del río Tigris cerca de Basra, y en donde había muchas ciudades y pueblos.  Por así decirlo, Hazrat ‘Umar (ra) le indicó que llegara a Nahawand.  En comparación con el ejército iraní de 150.000, el ejército musulmán se componía de solo 30.000.  Mientras pasaba por las filas del ejército, Hazrat Nu’man (ra) dio ciertas instrucciones y dijo que si lo mataban, Hazrat Huzaifah (ra) tomaría el mando del ejército, y si él también fuera asesinado, entonces a este y aquel sería entregado el mando del ejército. Al hacerlo, nombró a siete personas una tras otra.  A partir de entonces, suplicó a Dios Altísimo diciendo: “Oh Dios, honra tu religión, ayuda a Tus siervos y concede el rango de martirio a Nu’man en primer lugar”. Según otra narración, oró: “Oh, Dios, te ruego que me concedas el agrado de mis ojos a través de tal victoria en la que reside el honor del Islam y mi martirio”. Cuando comenzó la batalla, los musulmanes lucharon con tal valentía que habían conquistado el campo de batalla antes de que el sol pudiera ponerse y en esta batalla Hazrat Nu’man (ra) fue martirizado. Abu Lu’lua Feroz fue capturado en esta batalla y entregado como esclavo a Hazrat Mughirah bin Shu’bah (ra). Esta es la misma persona que más tarde atacó a Hazrat ‘Umar (ra) y lo martirizó. Hazrat ‘Umar (ra) escribió una carta al emir de Nahawand en la que decía que si Dios Altísimo concedía la victoria a los musulmanes, entonces el jumus (1/5) del botín de guerra, debería reservarse para el tesoro y el resto debería distribuirse entre los musulmanes. Pero si este ejército fuera derrotado, entonces el vientre de la tierra era mejor que lo que está sobre él, es decir, la tumba.

Una vez, durante el califato de Hazrat ‘Umar (ra), algunas personas de la tribu Banu Asad se quejaron de la forma en que Hazrat Sa’d (ra) ofrecía su salat u oración. Se quejaron a Hazrat ‘Umar (ra) de que Hazrat Sa’d (ra) no dirigía la salat de la manera correcta. Hazrat ‘Umar (ra) luego envió a Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) para investigar el asunto, pero encontró que las acusaciones eran falsas. No obstante, debido a ciertas razones y sabiduría, Hazrat ‘Umar (ra) llamó a Hazrat Sa’d (ra) a Medina.

Esto se ha mencionado en Sahih Bujari de la siguiente manera. Hazrat Yabir bin Zamarah (ra) relata que la gente de Kufa se quejó a Hazrat ‘Umar (ra) acerca de Hazrat Sa’d (ra). Y así Hazrat ‘Umar (ra) lo destituyó de sus funciones y nombró a Hazrat Ammar (ra) como gobernador.

Entre las quejas que los residentes de Kufa hicieron contra Hazrat Sa`d (ra) era que dijeron que él no dirigía la salat de buena manera. Hazrat ‘Umar (ra) le llamó y dijo: “Oh Abu Ishaq, (Abu Ishaq era el título de Hazrat Sa`d -ra-) estas personas dicen que no diriges la salat (oración) de forma adecuada”. Abu Ishaq (es decir Hazrat Sa´d -ra-) respondió: “¡Por Dios!, dirijo la salat  exactamente como el Santo Profeta (sa) solía hacerlo. Cuando dirijo la oración de Ishaa, hago los dos primeros raka’ats largos y los dos últimos más cortos. Hazrat ‘Umar (ra) dijo: “Abu Ishaq, esto es exactamente lo que pensaba de tí,” queriendo decir que era exactamente lo que esperaba que hiciera. Entonces Hazrat ‘Umar (ra) envió uno o varios hombres con él a Kufa para preguntar a sus habitantes sobre él. Visitaron todas las mezquitas para indagar sobre Hazrat Sa`d (ra) y la gente hablaba muy bien de él. Al final fueron a la mezquita de la tribu de Banu Abas. Allí, un hombre conocido como Osama bin Qatadah, cuyo título era Abu Sa`ida, se puso de pie y dijo: “Ya que nos preguntas, la verdad es que Sa´d no acompañaba al ejército, ni distribuía la riqueza de  forma equitativa, ni era justo en sus decisiones”. Estas fueron las acusaciones que hicieron contra Hazrat Sa´d (ra). Al escuchar esto, Hazrat Sa´d (ra) dijo: “Por Dios, rezo por tres asuntos: ¡Oh mi Dios! Si este siervo tuyo (es decir, la persona que ha hecho estas acusaciones) es un mentiroso y se ha puesto de pié por ostentación y para obtener fama, entonces alarga su vida, aumenta sus necesidades y haz que se enfrente a pruebas continuamente”. Después de esto, cada vez que alguien preguntaba acerca de la persona que había lanzado las acusaciones, él decía que se había vuelto muy débil, mayor y que se encontraba muy mal. Decía que se encontraba afligido por el sufrimiento. La plegaria de Hazrat Sa`d (ra) en su contra se había cumplido, lo que significa que estaba sufriendo las consecuencias de las falsas acusaciones que había lanzado. Abdul Mulk solía decir: “Le vi al cabo de un tiempo y, debido a su avanzada edad, sus párpados se habían hundido sobre sus ojos”. Era sorprendente ver que, a pesar de esto, su nivel de moralidad era tan bajo que se acercaba a las jovencitas en las calles y les hacía señales con sus ojos”. Este incidente ha sido registrado en Bujari.

En cualquier caso, Hazrat Sa`d (ra) se sintió profundamente herido por estas acusaciones y dijo: “Yo fui el primero de entre los árabes en lanzar una flecha por el Islam y junto al Santo Profeta (sa) íbamos a las batallas en tales condiciones, que ni siquiera teníamos para comer excepto hojas de los árboles. Nuestra condición era tal que nuestras deposiciones se asemejaban a los excrementos de los camellos o las cabras (es decir, estaban completamente secas), pero ahora la situación es  tal que Banu Asad ibn Juzaimah desea enseñarme las buenas maneras del Islam. Si eso es así, entonces he sido un fracasado y todas mis acciones han sido inútiles, ya que la gente de Banu Asad ha ido a Hazrat ‘Umar (ra) para hablar mal de mí y decir que no dirijo la salat (oración) de forma adecuada”. Esta narración también se encuentra en Bujari.

En el 23 de la Hégira, cuando Hazrat ‘Umar (ra) fue atacado en un intento homicida, mucha gente le pidió que nombrara a alguien para ser Jalifa después de él. Ante esta situación, Hazrat ‘Umar (ra) nombró un consejo para la elección del Jalifa que incluía a Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Ali (ra), Hazrat Abdur Rahman bin Auf (ra), Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra), Hazrat Zubair bin Awwam (ra) y Hazrat Talha bin Ubaidal’lah (ra). Hazrat ‘Umar (ra) dijo que cualquiera de estos Compañeros podía ser elegido, ya que el Santo Profeta (sa) les había dado a todos las buenas nuevas del paraíso. Luego dijo: “Si se concede el Jalifato a Sa’d bin Abi Waqqas, entonces él debería ser el Jalifa, de lo contrario, el que se convierta en Jalifa deberá continuar buscando la ayuda de Sa’d,  ya que no lo destituí de sus deberes por ser incompetente en su trabajo o por falta de honradez”. Cuando Hazrat Uzmán (ra) se hizo Jalifa, nombró a Hazrat Sa’d (ra) gobernador de Kufa una vez más y desempeñó su cargo durante tres años. Después, por alguna razón, tuvo una discrepancia con Hazrat Abdul’lah bin Mas’ud (ra), quien, en ese momento, se encontraba a cargo de Baitul Mal [el departamento de tesorería] y como resultado de ello, Hazrat Uzmán (ra) lo destituyó de sus funciones. Tras haber sido destituido de su cargo, adoptó una vida de recogimiento en Medina. Cuando comenzaron los disturbios y la distensión contra Hazrat Uzmán (ra), él permaneció en soledad. Se narra que durante la revuelta, su hijo le preguntó qué le había impedido ir a la yihad. Hazrat Sa’d (ra) respondió: “No lucharé hasta que me traigas una espada que distinga entre un creyente y un incrédulo”, ya que en ese momento los musulmanes peleaban entre sí. También existe otro relato que narra que Hazrat Sa’d (ra) dijo:  “Tráeme una espada que tenga ojos, labios y lengua, y me pueda decir quien es creyente y quien es incrédulo, porque hasta ahora, solo he luchado contra los incrédulos”.

Hay una narración en Sunan Tirmidhi que relata lo que Hazrat Sa’d (ra) dijo respecto a la discordia que comenzó durante el tiempo de Hazrat Uzmán (ra): “Doy testimonio de que el Santo Profeta (sa) dijo que seguramente llegaría un tiempo en el que se produciría una revuelta y durante la cual, el que permaneciera sentado sería mejor que el que estuviera de pie, y el que estuviera de pie sería mejor que el que caminara, y el que caminara sería mejor que el que corriera”; queriendo decir que no había que participar en el conflicto, sino tratar de mantenerse alejado del mismo. Alguien preguntó que deberían hacer si la discordia entraba en sus casas. Él respondió: “Haz como ibn Adam [hijos de Adán]”, del mismo modo que el Sagrado Corán menciona a ibn Adam, diciendo que debes defenderte pero no debes luchar  con la intención de matar. Este incidente se menciona en el Sagrado Corán y parece que es el ejemplo que dio.

Al mencionar los grandes esfuerzos de los Compañeros (ra) para poner fin a la discordia que había comenzado durante el Jalifato de Hazrat Uzmán (ra), Hazrat Musleh Maud (ra) afirma: “Aunque los Compañeros (ra) no tuvieron la oportunidad de reunirse con Hazrat Uzmán (ra), no descuidaron sus obligaciones. Según lo que era relevante en ese momento, se habían repartido su trabajo en dos partes: aquellos que estaban en edad avanzada y los ancianos, y quienes tenían influencia moral sobre las masas, que dedicaban su tiempo aconsejando a los demás.  Aquellos que no tenían tal influencia o eran más jóvenes, trabajaban para la protección de Hazrat Uzmán (ra)”. Y continúa: “Entre ellos, a la vanguardia en el trabajo para eliminar la discordia estaban Hazrat Ali (ra) y Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra), el vencedor de Persia”. Después de Hazrat Uzmán (ra), durante el Jalifato de Hazrat Ali (ra), Hazrat Sa’d (ra) permaneció en soledad.  Según una narración, cuando aumentó la disputa entre Hazrat Ali (ra) y Amir Mu’awiyyah (ra), dicho Amir escribió cartas a tres Compañeros pidiendo ayuda: Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra), Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) y Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra).  Les escribió solicitando ayuda contra Hazrat Ali (ra). Pero los tres se la denegaron. Hazrat Sa’d (ra) le envió los siguiente versículos al amir Mu’awiyyah (ra) como respuesta:

[árabe]

La traducción es: “¡Oh Mu’awiyyah! Tienes una enfermedad grave.  No hay cura para tu enfermedad. ¿No puedes entender que Abu Hassan (es decir, Hazrat Ali -ra-) me pidió que luchara, pero ni siquiera le escuché, y le pedí que me diera una espada en la que pudiera distinguir la diferencia entre un amigo y un enemigo.  ¡Oh Mu’awiyyah! ¿Esperas que te escuche el que no oyó la petición de luchar de Hazrat Ali (ra)? A pesar de que un solo día de la vida de Hazrat Ali (ra) es mejor que toda tu vida y tu muerte, me hiciste un llamamiento contra esa persona”. Este incidente se relata en una narración de Usdul Ghabah.

Se cuenta en una narración que Amir Mu’awiyyah  preguntó en una ocasión a Hazrat Sa’d (ra): “¿Qué te impide hablar mal de Abu Turab (este era el título de Hazrat Ali -ra-?”. Porque Hazrat Sa’d (ra) nunca hablaba mal de él. Hazrat Sa’d (ra) dijo: “Hay tres cosas que el Santo Profeta (sa) dijo respecto a él. Si se hubiera dicho tan solo una de esas cosas sobre mí, sería más querido que los camellos rojos. Por esas tres cosas, nunca hablaré mal de él, (es decir, de Hazrat Ali -ra-).

En primer lugar,  en una ocasión, el Mensajero (sa) de Dios dejó a Hazrat Ali (ra) atrás durante una expedición. Ante esto, Hazrat Ali (ra) le dijo: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios! ¿Me dejas atrás con las mujeres y los niños?”. El Santo Profeta (sa) respondió: “¿No estás contento con el hecho de que tu conexión conmigo es la misma que la de Aarón (as) con Moisés (as), excepto con la diferencia de que no se te concederá el estatus de Profeta después de mí?”. Lo segundo fue con motivo de la batalla de Jaibar, cuando el Santo Profeta (sa) dijo: ‘Entregaré la bandera del Islam a una persona que ama a Dios y a Su Mensajero y Dios y Su Mensajero le aman’. En ese momento, todos deseábamos que se nos diera la bandera, porque todos amábamos al Santo Profeta (sa), pero el Santo Profeta (sa) pidió que llamaran a Hazrat Ali (ra). No se la dio a ninguno de nosotros y en su lugar llamó a Hazrat Ali (ra), que vino, pero sufría una dolencia en sus ojos. El Santo Profeta (sa) puso la saliva bendita de su boca sobre sus ojos y le dio la bandera del Islam. Ese día, Al’lah concedió la victoria a los musulmanes.

El tercer aspecto que mencionó fue que cuando se reveló este versículo:

[árabe]

La traducción es la siguiente: ‘Diles:’  venid, llamemos a nuestros hijos y a tus hijos, y a nuestras mujeres y tus mujeres’, el Santo Profeta (sa) llamó a Hazrat Ali (ra), Hazrat Fatima (ra), Hazrat Hasan y Hazrat Husain (ra) y dijo: ‘¡Oh Al’lah!  Estos son miembros de mi familia”.

Esta es una narración de Tirmidhi.

Mus’ab bin Sa’d, el hijo de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) afirma: “Cuando mi padre estaba a punto de morir, puso su cabeza en mi regazo y en ese momento las lágrimas comenzaron a brotar. Al ver mi estado, me dijo: ‘¡Oh hijo mío!  Querido hijo mío: ¿qué es lo que te hace llorar? ‘Le respondí: ‘Tu muerte inminente y el hecho de que después de tu muerte quizá descubra que no hay nadie igual a ti’”. A esto, Hazrat Sa’d (ra) respondió: “No llores sobre mí, Dios Altísimo nunca me castigará y yo estoy entre los habitantes del paraíso”.  Algunas personas plantean acusaciones de que tal o cual afirmó que entraría al paraíso y ¿cómo es eso posible? En este incidente, Hazrat Sa’d declaró que él era uno de los que entrarían al paraíso.  Luego declaró además: “Dios Altísimo recompensará a los creyentes por sus buenas obras que realizaron por Su causa. En cuanto a los incrédulos, Dios Altísimo reducirá Su castigo debido a sus virtudes.  Sin embargo, cuando esas obras se acaben, Él los castigará de nuevo.  Toda persona debe buscar la recompensa por los hechos que lleva a cabo”.

El hijo de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) dijo además: “Le pregunté a mi padre: ‘Tu trato hacia los Ansar es diferente al de todos los demás’. Él respondió: “¡Oh, hijo mío!  ¿Hay algo en tu corazón contra ellos?’. Le preguntó a su hijo que si al ver su trato hacia los Ansar tenía algo en mente al respecto. Su hijo respondió: “No, pero ese trato me asombra”.  Hazrat Sa’d (ra) respondió: “Escuché al Santo Profeta (sa) decir que solo los creyentes se harán amigos de ellos [es decir, los Ansar] y los hipócritas albergarán maldad contra ellos.  Por eso tengo estrechos vínculos con ellos”.

Yarir relata que en una ocasión fue a visitar a Hazrat ‘Umar (ra).  Hazrat ‘Umar (ra) preguntó sobre Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra),  a lo que respondió: “He visto que a pesar de ejercer una poderosa autoridad en su gobierno, es la persona más honorable.  Es el menos estricto en su trato y es como una madre benevolente para la gente.  Él reúne provisiones para ellos al igual que las hormigas reúnen provisiones. En las batallas, es el más valiente y amado de todos los Quraish “.

Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) falleció en el año 55 D.H. y en el momento de su fallecimiento tenía algo más de 70 años.  Según algunas narraciones tenía 74 años, mientras que según otras narraciones tenía 83 años.  Por tanto, hay una diferencia de opinión en cuanto al año de la muerte de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Las diferentes narraciones van desde 51 DH hasta el 58 DH; sin embargo, la mayoría ha declarado que su año de fallecimiento fue el 55 DH. En el momento de su muerte, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) dejó 250.000 dirhams como parte de su testamento.  Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) falleció en Aqiq, que estaba situada a 11 km de Medina, aunque según otras fuentes, estaba a 16 km.  La gente llevó su cuerpo a Medina sobre los hombros y el funeral tuvo lugar en la Mezquita Nabawi.  Su funeral fue dirigido por Marwan bin Hakam, el gobernador de Medina en ese momento y las nobles esposas del Santo Profeta (sa) también estuvieron presentes para las oraciones fúnebres.  Fue enterrado en Yannat ul-Baqi.  La siguiente narración se refiere al funeral de Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra). Hazrat Abdul’lah bin Zubair (ra) cuenta con la autoridad de Hazrat Aisha (ra), que cuando murió Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra), las nobles esposas del Santo Profeta (sa) solicitaron que se llevara el funeral a la mezquita, para que ellas (es decir, las esposas del Santo Profeta -sa-) también pudieran ofrecer la oración fúnebre.  Por consiguiente, el cortejo mortuorio se trajo allí y el funeral se hizo también frente a sus aposentos, como solicitaron, para que pudieran ofrecer la oración fúnebre.  Más tarde, el funeral se pasó a través del Bab al-Yanaiz, que estaba cerca de donde se sentaba la gente.  A las nobles esposas del Santo Profeta (sa) les llegó la noticia de que  la gente desaprobaba esto, diciendo que no se permitían los funerales dentro de la mezquita. Cuando Hazrat Aisha (ra) se enteró de esto dijo: “Las personas se apresuran a emitir juicios sobre asuntos de los que no tienen conocimiento.  La gente ha criticado nuestra acción de pedir que el funeral pasara por la mezquita, mientras que el Santo Profeta (sa) ofreció la oración fúnebre de Suhail bin Baida dentro de la mezquita”.  Esta es una narración de Sahih Muslim.

Cuando estaba a punto de morir, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) declaró en su testamento que se cavara su tumba y que se colocara una cavidad de ladrillo sobre él, tal como se hizo para el Santo Profeta ( sa). Esta es también una narración de Sahih Muslim. Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) fue la última persona en fallecer, de entre los hombres migrantes de La Meca a Medina. En el momento de su fallecimiento, Hazrat Sa’d bin Abi Waqas (ra) sacó una capa de lana y dijo que lo enterraran con ella porque la había usado  durante la batalla de Badr. Dijo que había guardado la capa especialmente para ese momento (es decir, para su entierro).

En Sirat Jataman Nabiyyin, Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) escribe:

“En la época de Ḥazrat ‘Umar (ra) también, cuando se fijaron los estipendios para los Compañeros, aquellos que habían participado en Badr recibieron un estipendio mayor.  Incluso los propios Compañeros se sentían orgullosos de su participación en la batalla de Badr.

En este sentido, el conocido Sr. Muir escribe: “Estos Compañeros de Badr eran la nobleza del Islam. “Traedme aquí la prenda con la que salí a Badr; para este fin la he guardado hasta el día de hoy”.  Así habló Sad, el joven converso de La Meca, que ahora está a punto de morir a los ochenta años de edad.  Coronado con renombre como conquistador de Persia, fundador de Kufa y virrey de Irak, sus honores fueron todos ensombrecidos por la gloria de haber participado en la batalla de Badr.  A sus ojos, la ‘prenda de Badr’ era la más alta insignia de la nobleza y en ella sería llevado a la tumba’”.

 

A partir de la narración anterior, en la que se mencionó que Hazrat Sa’d (ra) construyó un palacio, pueden surgir preguntas en la mente sobre esto.  La respuesta a esto es que hacia el final de su vida, Hazrat Sa’d (ra) permaneció recluido y el atuendo que eligió para su entierro fue el manto que usó en la batalla de Badr.  Además, el tiempo que pasó en reclusión antes de este incidente también da testimonio de su humildad y sencillez.

Hazrat Sa’d (ra) afirma: “cuando participé en la batalla de Badr, solo tenía una hija”. De otras narraciones encontramos que en el momento de Hayyatul Wada, él también tenía una hija.  Posteriormente, Dios Altísimo lo bendijo con muchos hijos.  Hazrat Sa’d (ra) se casó un total de nueve veces a lo largo de su vida y fue bendecido con 34 hijos: 17 niñas y 17 niños.

Con esto concluyen los relatos de la vida de Hazrat Sa’d (ra) y en el futuro, si Dios quiere, narraré relatos del próximo Compañero.

Después de las oraciones del viernes, dirigiré algunas oraciones fúnebres en ausencia.  El primer funeral es de Safdar Ali Guyyar Sahib, que trabajaba como voluntario en el departamento de ziafat (hospitalidad y comida), en la Mezquita Fazl, Londres. Falleció el 25 th de julio [2020] a los 79 años, a causa de un infarto, tras haber pasado unos días en el hospital.

¡Ciertamente a A Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

Por la gracia de Dios, él era un Musi [parte de la institución de Al-Wasiyyat] y tuvo la oportunidad de servir como voluntario en el departamento de ziafat de la Comunidad del Reino Unido durante 30 años.

Hasta su fallecimiento, tuvo la oportunidad de servir de manera sobresaliente a los invitados del Mesías Prometido (as) y también a los trabajadores y voluntarios de la Comunidad en el departamento de ziafat.  Aparte de esto, el fallecido tuvo la oportunidad de ayudar con el envío y el embalaje de Al-Fazl International y el Ahmadiyya Bulletin.  Su caso de asilo estuvo pendiente durante muchos años.  Cuando, después de mucho tiempo, su caso fue aceptado y su familia pudo venir al Reino Unido, se sintió muy agradecido con Dios Altísimo por esto y nunca se quejó de tener que pasar mucho tiempo solo.  El difunto tenía un inmenso amor por el Jalifato y siempre permaneció muy cerca del mismo; de hecho, diría que estaba tan apasionado por el Jalifato que fue un modelo para otros en este sentido.  Sentía un gran amor por los miembros de la Comunidad y también por sus familiares.  Fue muy devoto y regular en ofrecer sus cinco oraciones diarias.  Servía desinteresadamente, era muy popular y tenía una naturaleza solidaria.  Componía poemas en el idioma punjabi y, debido a su hermosa voz, era muy popular entre los miembros de la Comunidad.  Durante el Yalsa Salana [Convención Anual], el difunto recitaba poemas para los invitados y como resultado de ello era muy conocido.  El fallecido pertenecía a un prominente de la comunidad de Lahore, Handu Guyyar. Aparte de su esposa, le sobreviven cuatro hijos y dos hijas.

El respetado Ataul Muyib Rashid Sahib escribe:

“Safdar Ali Sahib poseía una naturaleza muy sencilla, era muy sincero y servía a la Comunidad de una manera muy leal e incansable.  Había tres cualidades extraordinarias que poseía que aumentaron aún más mi amor por él.  En primer lugar, siempre estuvo agradecido a Dios Altísimo. A pesar de tener recursos limitados, siempre estaría expresando su gratitud y alabando a Dios Altísimo por todo.  En segundo lugar, su corazón se llenó de amor por el Jalifato. No puedo recordar ni un solo momento en el que él no expresara su amor por el Jalifato.  En tercer lugar, sirvió a la Comunidad con gran amor y lo consideró una suerte”.

Su hija Tahsin Sahiba escribe:

“En cada momento de su vida, buscó brindar consuelo a los demás.  Si alguno de sus amigos o alguien en la mezquita tenía alguna dificultad, informaba a todos sobre él en casa y les pedía que oraran por él. En cada situación, estuvo agradecido con Dios Altísimo y ayudaba a otros, y les agradecía por darle la oportunidad de ayudarlos”.

Escribe además:

“Él siempre nos decía a nuestras hermanas que una de las razones por las que nos amaba tanto era porque el Santo Profeta (sa) había dicho que quien honra a sus hijas estará con ellas en el paraíso. Nos trató con gran amor y respeto”.

Su otra hija, Razia Sahiba, escribe:

“Nuestro padre siempre nos aconsejaba mostrar obediencia y amor por el Jalifato y él mismo fue un verdadero ejemplo para nosotros en su amor por el Jalifato”.

Escribe además:

“Cada persona que ha venido a dar el pésame ha dicho que parecía que era a quién más quería, pero de hecho mostró amor a todos.  Pensábamos que tal vez solo ayudó a los que vivían cerca de la mezquita.  Sin embargo, muchas personas han declarado que lo consideraban parte de su familia. Incluso ayudó a los que viven lejos también y cumplió su vínculo de amistad con ellos también. Esto se debe únicamente a su amor ilimitado y a ayudar a las personas que expresaron tales sentimientos”.

También he recibido cartas en las que la gente ha escrito sobre él y de todas y cada una de las cartas es evidente que tenía una relación personal de amor y sinceridad con todas y cada una de las personas.  Hay muy pocas personas que sean amadas por todos.  Del mismo modo, todos los que me han escrito también han mencionado que el Jalifato siempre era el tema principal en cualquier reunión suya.

Que Dios Altísimo le conceda una morada entre sus seres queridos y permita que sus hijos continúen con sus buenas obras, y se conviertan en destinatarios de sus oraciones.  Que Dios Altísimo conceda a su esposa buena salud, paciencia y paz. Su esposa lleva bastante tiempo enferma y él la atendió con gran sinceridad, amor y cariño, además de cumplir con todos sus demás deberes y obligaciones.  Sirvió en Langar Jana (la cocina para los invitados) y el Dar-ul-Ziafat y sirvió con una pasión aún mayor que la de un devoto de la vida y al mismo tiempo cumplió con todas sus obligaciones en el hogar. A pesar de no saber inglés, también atendió a sus vecinos de habla inglesa y había establecido una buena relación con ellos, y también lo han elogiado mucho.

Que Dios Altísimo eleve su estatus.

El próximo funeral es el de la respetada Iffat Nasir Sahiba, que era la esposa del respetado profesor Nasir Ahmad Jan Sahib. Falleció el 3 de mayo a la edad de 90 años debido a un infarto:

¡Ciertamente a A Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

El matrimonio de Iffat Nasir Sahiba tuvo lugar con el profesor Dr. Nasir Ahmad Jan Sahib en 1951. Deja una hija, Aishah Nasir Sahiba, esposa del Dr. Inaayatul’lah Mangla Sahib de los Estados Unidos. También dos hijos, Zahir Ahmad Jan y el Dr. Munir Ahmad Jan; ambos hijos se han casado con los descendientes del Mesías Prometido (as). Uno de sus nietos, Basir Ahmad Jan ha consagrado su vida y actualmente sirve de manera excelente en el departamento de transmisión en MTA. Completó sus estudios aquí (en el Reino Unido) y después se presentó para servir como un devoto de la vida. Que Dios Altísimo le permita ser también el destinatario de sus oraciones.

Su hijo escribe: “Cuando éramos niños pequeños, nos acostábamos con nuestra madre. Por la noche, cuando nos despertábamos, encontrábamos a nuestra madre llorando profusamente en sus oraciones de Tahayyud”.

Esto también ha sido mencionado por su hija.

“Ella recitaba regularmente el Sagrado Corán y era obligatorio para todos nosotros los niños recitar el Santo Corán antes de salir para la escuela. No se nos permitió ir a la escuela sin haber recitado el Sagrado Corán”.

“Durante los años 60 vivió en Lahore y sirvió como secretaria general de la organización auxiliar de mujeres (Lajna Imail’lah) en la Model Town de la Comunidad. Durante 28 años sirvió como presidenta de la organización auxiliar de mujeres en la Comunidad de Dar-ul-Nasr Gharbi. En aquellos días, las Comunidades se extendían por grandes zonas y la Comunidad de Dar-ul-Nasr se extendía hasta el río (cerca de Rabwah) y había recursos limitados, y no se disponía fácilmente de transporte, sin embargo ella viajaba a pie”.

“Cuando Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) instó a los miembros a escribir cartas a sus familiares no ahmadis y también a los áhmadis menos afortunados, la difunta escribió innumerables cartas a sus familiares. Siempre ayudaba a sus parientes menos afortunados y a los miembros más pobres de sus áreas locales de una forma u otra. Especialmente, durante el mes de Ramadán, preparaba comidas y se las enviaba. Siempre se esforzó por mantener a todos juntos y no permitir que apareciera ninguna discordia”.

Su hija, Aishah Sahiba, escribe,

“Vivió su vida mientras apoyaba plenamente a su marido devoto de la vida y consideraba nuestra educación, y formación moral como su principal deber y también rezaba mucho por ello”.

Que Dios Altísimo le conceda su misericordia y perdón, y permita a su progenie cumplir sus deseos piadosos y convertirse en los receptores de sus oraciones.

El próximo funeral es el del respetado Abdul Rahim Saqi Sahib, que se desempeñaba como funcionario de la oficina del secretario general. Falleció el 31 de marzo:

¡Ciertamente a A Al’lah pertenecemos y hacia Él volveremos!

Por la gracia de Dios Altísimo era un musi. Nació el 31 de diciembre de 1934 en Mauza Raipura, en el estado de Nabha, India. El nombre de su padre era Rehmat Ali y el Ahmadiat entró en su familia a través del tío paterno de su padre, Chaudhry Karim Bajsh Sahib (ra), que era un Compañero del Mesías Prometido (as). Rahim Bibi Sahiba, que estaba entre las Compañeras del Mesías Prometido (as) y esposa de Maulvi Qudratul’lah Sahib Sanauri era prima del padre de Abdul Rahim Saqi Sahib, y por lo tanto su tía paterna.

Saqi Sahib tuvo la oportunidad de servir como secretario de finanzas y qaid Mall’lis Juddam-ul-Ahmadía en Tajt Hazara durante diez años, de 1958 a 1968; después de la división del subcontinente, su familia emigró y se estableció en Tajt Hazara. En 1968 fue nombrado Amir de la Comunidad en Tajt Hazara y siguió ejerciendo como tal hasta 1974.

El 13 de julio de 1974, un grupo de sinvergüenzas reunió a algunos perturbadores y opositores de la Comunidad Ahmadía. Este grupo, armado con armas, comenzó a crear disturbios y desórdenes contra los áhmadis. Quemaron un lado de la mezquita y se apoderaron de ella y quemaron completamente la casa de huéspedes. Saqi Sahib era dueño de una tienda que saquearon y luego la incendiaron. Del mismo modo, tenía otra tienda de ropa que también incautaron. También le prendieron fuego a su casa cuando todavía estaba dentro y debido al humo, cayó inconsciente.  Mientras estaba en estado de inconsciencia, la turba lo llevó a la mezquita y anunció por el altavoz que había aceptado el Islam, y se había arrepentido de sus pecados y que otros áhmadis también debían abandonar la Comunidad. Más tarde, cuando recobró la conciencia y vio que estaba rodeado de lanzas y flechas, tuvo un gran efecto en su mente. Como resultado, sus hijos lo enviaron a Lahore a uno de sus parientes donde recibió tratamiento. Luego, una vez más, comenzó su negocio allí donde llegó a establecerse, y también construyó un centro de salat en una parte de un edificio que estaba situado junto a la casa de su pariente. Llamó la atención de los miembros hacia la salat congregacional y enseñó el Sagrado Corán a cientos de personas, incluyendo niños.

En noviembre de 2000, emigró a Londres y desde entonces sirvió continuamente en la oficina del secretario general (del Reino Unido) hasta el año 2020. Era incluso más puntual que los que habían dedicado su vida y siempre era el primero en llegar a la oficina, para que nadie tuviera que esperar. De hecho, incluso se saltaba el desayuno si se hacía tarde e iba directamente a la oficina.  Sus hijos también han escrito que una de sus cualidades era que recitaba diariamente tres partes del Sagrado Corán. Tenía un vínculo de gran amor por Jalifato y siempre aconsejaba de forma muy sentida a niños y adultos que se mantuvieran unidos a Jalifato, y que mostraran el máximo respeto, lealtad y obediencia al mismo. Siempre mostraba un gran respeto por los que han consagrado su vida y especialmente por los misioneros. El fallecido tuvo la oportunidad de servir a la Comunidad de manera voluntaria durante aproximadamente más de 60 años. Su hijo, Khalid Mahmood Sahib, es el presidente de la Comunidad de Collierswood (sur de Londres). El difunto deja atrás a su esposa, dos hijos y cinco hijas. Que Dios Altísimo eleve el estatus del difunto y permita a sus hijos y progenie cumplir sus piadosos deseos.

El próximo funeral que dirigiré es para Said Ahmad Sehgal Sahib, que sirvió como voluntario en el departamento de envíos de la oficina del secretario privado. Falleció el 12 de abril a la edad de 90 años. Deja atrás dos hijos y dos hijas. Su infancia transcurrió en Qadián y adquirió su educación temprana desde allí también. Tuvo la oportunidad de servir como voluntario en el departamento de envíos de la oficina del secretario privado durante mucho tiempo. Era muy intelectual y junto con su educación secular, también tenía un gran conocimiento del Sagrado Corán y de los asuntos religiosos relacionados con la Comunidad. Era muy regular en sus oraciones y tenía un vínculo de amor extremo por Jalifato. Era ejemplar en su humildad y civismo, y muy querido por todos los que lo conocían. Vi que cada vez que se reunía conmigo, lo hacía con la mayor humildad y tenía un gran deseo de corazón de que su progenie también estuviera firmemente unida a la Comunidad.

Aslam Jalid Sahib escribe:

“Tenía una disposición muy intelectual y a menudo mantenía una discusión muy informativa sobre varios temas en el almuerzo. En particular, tenía muchos conocimientos sobre el cristianismo y el judaísmo”.

Uno de nuestros empleados (en la oficina del secretario privado), Bashir Sahib escribe:

“Deseaba servir a Comunidad incluso en los años avanzados de su vida. Un día me dijo que fue a la mezquita para trabajar y de repente sintió un mareo, se cayó y sufrió algunas heridas. Sin embargo, a pesar de ello, se dirigía a pie a la mezquita, aunque tenía que caminar desde una distancia considerable para aprovechar todas las oportunidades de servir a la Comunidad. Vendió su gran casa y compró un pequeño piso cerca de la mezquita de Fazl, para poder venir fácilmente a la mezquita”.

Que Dios Altísimo conceda al difunto Su misericordia y perdón, y acepte sus oraciones en favor de su progenie.

Resumen del sermon del viernes

Después de recitar Tashajud, Ta’awwuz y Surah al-Fatiha, Su Santidad (aba) dijo que hoy cobtinuaría hablando de Sa’d bin Abi Waqqas (ra).

Un ejemplo de servicio al Islam

Su Santidad (aba) continuó mencionando que había una guerra en curso. En ese momento, había un prisionero bajo la custodia de Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra), retenido por el crimen de beber alcohol (no había prisiones construidas con ese propósito, sino que el culpable se retenía en una habitación con un guardia afuera). (El prisionero) Se enteró de que había una guerra en curso y expresó su pesar por no poder ayudar a los musulmanes en la batalla. Un día, la esposa de Hazrat Sa’d (ra) le oyó de paso expresar su pesar, entró en la habitación y le liberó con la condición de que ayudaría a los musulmanes en la batalla. Así, fue al campo de batalla y ayudó a los musulmanes a avanzar en la batalla a través de sus valientes esfuerzos contra el enemigo. Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) le reconoció y, más tarde, dijo que castigaría a quien le hubiera liberado. La esposa de Hazrat Sa’d (ra) le dijo que era ella y que lo había hecho porque él no tenía miedo a batallar y atacaba al enemigo de frente – ella lo había hecho por el bien del Islam – y que él podría hacer lo que quisiera como consecuencia.

Su Santidad (aba) mencionó que Hazrat Musleh Mau’ud (ra) presentó este incidente durante un discurso a las mujeres del Yamat para presentar los sacrificios y servicios de las mujeres.

Su Santidad (aba) dijo que después de obtener la victoria en Qadisiyyah, los musulmanes también obtuvieron la victoria en Babilonia – una ciudad en el actual Iraq – una ciudad que se menciona en el Corán con referencia a Harut y Marut y que es la actual Kufa. Este es el mismo lugar donde Nimrod encarceló a Abraham.

Cumplimiento de una profecía del Santo Profeta (sa)

Su Santidad (aba) mencionó cómo los musulmanes conquistaron Midian, cruzando el río Tigris y como resultado de su victoria, obteniendo los grandes castillos blancos de Kisra (Chosroes). Así, la profecía que el Santo Profeta (sa) hizo durante la Batalla de la Zanja con respecto a Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) – que había visto caer los blancos castillos de Midian – se hizo realidad. Viendo esto, Hazrat Sa’d (ra) recitó los siguientes versos:

¡Cuántos jardines y manantiales dejaron detrás! ¡Los campos de trigo y los nobles lugares! ¡Y las comodidades en las que se complacían! Así estaba destinado a ser. E hicimos que otro pueblo heredara estas cosas.

(Sagrado Corán, 44:26-29)

Su Santidad (aba) declaró que cuando Hazrat Sa’d (ra) escribió a Hazrat Umar (ra) para continuar, Hazrat Umar (ra) respondió diciendo que todo esto estaba bien y que debería trabajar en la organización y aplicación de un sistema en la zona conquistada. Así, Hazrat Sa’d (ra) comenzó a establecer y hacer progresar la sociedad y la civilización de Midian. Hazrat Sa’d (ra) estableció además Kufa, una ciudad a las afueras de Midian, donde las diversas tribus árabes podían residir, y también construyó allí una gran mezquita.

Falsa alegación contra Hazrat Sa’d (ra)

Su Santidad (aba) mencionó que una vez algunas personas hicieron falsas quejas contra la forma en que Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) dirigía las oraciones. Hazrat Umar (ra) investigó el asunto, y al preguntarle, Hazrat Sa’d (ra) respondió que dirigía la oración exactamente como había visto al Santo Profeta (sa) hacerlo. Cuando Hazrat Umar (ra) envió algunos hombres a Kufa para investigar, fueron a todas las mezquitas donde Hazrat Sa’d (ra) solía dirigir la oración, todos apreciaron la forma en que dirigía las oraciones. Entonces, se supo que un pequeño grupo había hecho esta falsa acusación. Algunos también hicieron la falsa acusación de que no iba a la guerra con ellos. Hazraqt Sa’d (ra) se sintió herido por estas acusaciones, y dijo que había, a pesar de haber sido el primero en lanzar una flecha por el bien del Islam, se decían esas cosas sobre él.

Su Santidad (aba) relató que Hazrat Sa’d (ra) era miembro de la junta de la que el Jalifa después de él iba a ser seleccionado, ya que era de entre aquellos a los que el Santo Profeta (sa) había dado la buena nueva del paraíso.

Hazrat Sa’d’s (ra) apoyó a Hazrat Ali (ra)

Su Santidad (aba) mencionó que ya sea durante la discordia o disensión que comenzó durante el Jilafat de Hazrat Uthman (ra), o la batalla entre Hazrat Ali (ra) y Mu`awiyah durante la cual Mu`awiyah le pidió ayuda contra Hazrat Ali (ra), Hazrat Sa`d bin Abi Waqas (ra) se puso de pie para defender al Jilafat y defendió a Hazrat Uthman (ra) y Hazrat Ali (ra).

Su Santidad (aba) narró un incidente en el que el emir Mu`awiyah le preguntó a Hazrat Sa`d bin Abi Waqqas (ra) por qué no le había ayudó contra Hazrat Ali (ra). Respondió que fue por las tres cosas que el Santo Profeta (sa) le había dicho a Ali (ra), de las cuales si él (Hazrat Sa`d (ra)) recibiera alguna vez aunque sea una, sería más grande que cualquier riqueza. La primera fue que una vez, al salir en una expedición, el Santo Profeta (sa) dejó a Hazrat Ali (ra) a cargo. Cuando Hazrat Ali (ra) le preguntó al Santo Profeta (sa) por qué lo dejaba atrás, el Santo Profeta (sa) le dijo que tenía la misma relación con él, como Aarón (como) lo hizo con Moisés (as), excepto que él (Hazrat Ali (ra)) no poseía la condición de profeta. La segunda fue durante la Batalla de la Zanja, en la que el Santo Profeta (sa) dijo que le daría la bandera islámica a la persona que ama a Dios y a su Mensajero (sa) y ellos lo aman. En ese momento, Hazrat Ali (ra) estaba experimentando una enfermedad en los ojos. El Santo Profeta (sa) le frotó un poco de su saliva en los ojos, y luego le entregó la bandera. Los musulmanes obtuvieron la victoria en esa batalla.

El fallecimiento de Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra)

Su Santidad (aba) relató un incidente en el que el hijo de Hazrat Sa’d bin Waqqas (ra) expresó su tristeza y su temor de que su padre se fuera. Hazrat Sa’d (ra) le consoló, diciendo que se le había prometido el paraíso, y que Dios no deja que los esfuerzos de un creyente se desperdiciaran. Hazrat Sa’d bin Abi Waqqas (ra) falleció en el año 55 AH (después de la Hijra). Algunas de las esposas del Santo Profeta (sa) también participaron en el funeral. Fue enterrado en Yannatul Baqi. Expresó su deseo en su testamento de ser enterrado de la misma manera que el Santo Profeta (sa), fue el último de los hombres Muhajireen en fallecer. También expresó su deseo de ser enterrado con las mismas vestimentas que llevaba el día de la batalla de Badr.

Oraciones fúnebres

Su Santidad (aba) dijo que dirigiría las oraciones fúnebres de los siguientes miembros:

Safdar Ali Gujjar Sahib que falleció el 25 de julio. Era voluntario en Masjid Fazl.

Iffat Nasser Sahiba, esposa de Naseer Ahmad Khan Sahib que falleció el 3 de mayo.

Abdur Rahim Saqi Sahib que falleció el 31 de marzo. Era voluntario en la oficina del Secretario General del Reino Unido.

Syed Ahmad Sekal Sahib, falleció el 12 de abril. Era voluntario en la sección de envíos de la oficina del Secretario Privado.

Resumen preparado por The Review of Religions.

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