Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

Los Compañeros (Sahaba) del Profeta Muhammad (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Después de recitar el Tashahhud, Ta’wwuz y la Sura Al-Fatiha, Hazrat Jalifatul Masih V (aba) dijo:

El Mesías Prometido (as) declaró, en relación al rango de los Compañeros (ra) [del Santo Profeta (sa)], en una ocasión que:

“Los Compañeros venerados, que Al-lah esté complacido con todos ellos, son una prueba clara del carácter del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, si alguien ignora estas pruebas, entonces, en otras palabras, estaría tratando de ignorar el profetazgo del Santo Profeta (sa). Por lo tanto, solo se puede respetar verdaderamente al Santo Profeta (sa), si se respeta a sus venerados Compañeros. Aquel que no estima a los venerados Compañeros, nunca podrá apreciar verdaderamente al Santo Profeta (sa). Una persona así estaría haciendo una afirmación falsa si dijera: ‘Amo al Santo Profeta (sa).’ Sería imposible para una persona amar al Santo Profeta (sa) si alberga algún tipo de enemistad contra sus Compañeros. Fue la comunidad santa de los venerados Compañeros, que nunca se separó de su Santo Profeta (sa), la que no rehuiría ni siquiera para sacrificar sus vidas por él. Estaban tan inmersos en la obediencia al Santo Profeta (sa) que estuvieron siempre dispuestos a soportar cualquier dificultad por ello”.

Por lo tanto, este es el estado de los Compañeros, que Al-lah esté complacido con todos ellos, que cada áhmadi debe tener en mente. Cuando estudiamos las vidas de los Compañeros y llegamos a conocer sus ejemplos prácticos, su elevado estatus se hace más evidente para nosotros. Este estado debería atraer nuestra atención hacia el siguiente hecho: sus vidas, carácter, logros, obediencia y estándares de culto son un ejemplo para nosotros y debemos esforzarnos por inculcar estos [rasgos] en nuestras vidas.

A continuación, voy a narrar algunos relatos de algunos de los Compañeros.

Abu Dujana Ansari era un Compañero. Él aceptó el islam antes de la migración del Santo Profeta (sa) a Medina. Él era un residente de Medina. También tuvo el honor de participar en la Batalla de Badr junto con el Santo Profeta (sa) y exhibió la virtud de la valentía más excelente. Del mismo modo, también tuvo la oportunidad de participar en la Batalla de Uhud. Después del punto de inflexión durante la batalla, es decir, cuando los musulmanes ganaban por primera vez y luego la batalla dio un giro cuando los incrédulos atacaron nuevamente debido a que el lugar designado fue abandonado y la batalla se volvió contra los musulmanes, uno de los Compañeros que permanecieron más cerca del Santo Profeta (sa) en ese momento también fue Hazrat Abu Dujana (ra). Sufrió muchas heridas mientras defendía al Santo Profeta (sa), y sin embargo, no se retiró a pesar de esas heridas.

Otro incidente, que se encuentra entre las narraciones sobre él, es que cuando el Santo Profeta (sa), en una ocasión, levantó su espada y preguntó:

“¿Quién va a dar hoy a esta espada un uso legítimo?”

Fue Hazrat Abu Dujana Ansari quien se adelantó al escuchar esto. Dijo:

“Prometo cumplir con el derecho de esta espada.”

El Santo Profeta (sa), viendo su pasión, le entregó su espada. Luego, reunió el coraje una vez más y preguntó:

“¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! ¿Cómo se cumplirá con el derecho de esta espada?”

El Santo Profeta (sa) respondió que esta espada no causará el derramamiento de sangre de ningún musulmán, en segundo lugar, el enemigo de entre los incrédulos no escapará de ella y solo será utilizada contra esos enemigos de entre los incrédulos que buscan hacer la guerra contra los musulmanes.

Luego tomó esta espada y marchó al campo de batalla con gran orgullo y honor. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo que, por lo general, a Al-lah el Altísimo le desagrada esa expresión de arrogancia. Sin embargo, hoy, Al-lah el Altísimo disfrutó mucho de la manera en que Abu Dujana se desenvolvió en el campo de batalla.

Fue martirizado mientras luchaba contra Musayilimah Kazzab durante la batalla de Yamama. Con gran coraje hizo un plan para abrir la puerta del fuerte, que estaba cerrada desde adentro. Les dijo a sus compañeros que lo arrojaran al otro lado de la pared. Era una pared muy alta. Cuando fue arrojado de esta manera, su pierna se rompió. Sin embargo, a pesar de esto, luchó con gran valentía y abrió la puerta del fuerte y los musulmanes entraron [en el fuerte]. Él demostró un valor y una valentía asombrosa. Sin embargo, fue martirizado mientras luchaba en esta condición. Una vez, cuando estaba enfermo, le dijo a su compañero que tal vez Al-lah el Exaltado aceptaría dos obras mías. En primer lugar, que no participo en ningún discurso vano, ni hablo a espaldas de nadie. En segundo lugar, no tengo ningún rencor o malicia en mi corazón contra ningún otro musulmán.

Luego, encontramos la mención de Hazrat Muhammad Maslamah, quien fue uno de los primeros musulmanes Ansari [que residían en Medina] y que era una persona muy valiente. Muhammad bin Maslamah también participó en la batalla de Uhud y permaneció al lado del Santo Profeta (sa) con gran resolución y firmeza. Una de sus distinciones fue que una profecía del Santo Profeta (sa) se cumplió en su persona. En una ocasión, mientras le entregaba su espada, el Santo Profeta (sa) dijo que cuando luches contra los idólatras, debes continuar luchando contra ellos con esta espada. Sin embargo, cuando llegue el momento en que los musulmanes comiencen a pelear entre sí, debes romper esta espada y quedarte en casa hasta que alguien te ataque o la muerte te alcance. Actuó de acuerdo con esta guía y lo hizo después del martirio de Hazrat Usman, que Al-lah esté complacido con él. Él destruyó físicamente la espada, hizo otra espada de madera y la colocó en su vaina. Alguien le preguntó de qué servía esto. Sobre esto, dijo que la sabiduría que hay detrás de ello es mantener un grado de asombro. Además, también he cumplido con la guía del Santo Profeta (sa) de no guardar una espada hecha de acero. Además, una espada de madera no puede dañar a nadie. Algunos compañeros solían decir que si había una persona que no estaba afectada por el desorden, es decir, el desorden que surgió entre los musulmanes después del martirio de Hazrat Usman, fue Muhammad bin Maslamah. Para salvaguardarse del desorden, se aisló y solía decir que hasta que no se resuelva el desorden, tengo la intención de pasar mi vida aislada.

Por lo tanto, estas son las personas que, si lucharon, lo hicieron debido a que se atacaba su religión. Esta es la razón por la cual el Santo Profeta (sa) dijo que debía luchar contra los idólatras, que estaban atacando para aniquilar la religión. Mientras los musulmanes permanecieron firmemente establecidos en esto, su poder permaneció como tal, y continuaron siendo victoriosos. Sin embargo, cuando comenzaron a pelear entre ellos, cuando se dejaron convencer por las palabras de los hipócritas y comenzaron a matarse unos a otros, independientemente de que sus gobernantes permanecieran intactos y continuaran, ya no estaban unidos e incluso su gobierno se debilitó lenta y gradualmente. Hoy, observamos que las disputas internas entre musulmanes han excedido todos los límites. Además, se ha cumplido otra profecía del Santo Profeta (sa), que después de una era de tinieblas, cuando se acerque el tiempo de la luz, cuando sea el amanecer del Mesías Prometido (as), debéis aceptar al Mesías Prometido (as) y uniros a [su] Yama’at (comunidad), ya que todas las bendiciones se encuentran en esto. Sin embargo, al no aceptar este Prometido, observamos que los musulmanes están sedientos de la sangre de los demás en sus propios países. Además, el resultado de esto es que hoy, el mundo no musulmán gobierna a los musulmanes.

También encontramos muchos relatos en relación con Hazrat Maslamah expresando su juicio preciso y demostrando obediencia. Debido a esto, los Julafa [califas/sucesores del Santo Profeta (sa)] confiaban enormemente en él. Hazrat Umar y Hazrat Usman en particular le habían confiado tareas y campañas muy importantes. Cuando llegaban quejas de personas que estaban trabajando en asuntos administrativos desde otros países y lugares, Hazrat Umar enviaba en ocasiones a Muhammad bin Maslamah para investigar estas quejas.

Uno de los compañeros más antiguos era Hazrat Abu Ayyub Ansari. Tuvo la suerte de haber recibido el honor de hospedar y recibir al Santo Profeta (sa) durante sus primeros días en Medina. Todo el mundo quería que el Santo Profeta (sa) estuviera en su casa y todo el mundo expresaba este deseo e invitaba al Santo Profeta (sa) (para que les honrara) en esa época. El Santo Profeta (sa) dijo que dejaran a su camello suelto. Que pararía allí donde Dios el Exaltado lo desease. Abu Ayyub Ansari tuvo la suerte de que el camello paró enfrente de su casa. Sin embargo, la gente no estaba satisfecha con esto. Dijeron que nuestras casas estaban cerca también, por lo que debía de hospedarse con nosotros. Ante esto, el Santo Profeta (sa) hizo un sorteo y a pesar de ello, el resultado fue que el nombre de Hazrat Abu Ayyub Ansari fue seleccionado. Por tanto, el Santo Profeta (sa) se hospedó en su casa y hay un incidente que tuvo lugar mientras se hospedaba allí. La casa tenía dos pisos. Abu Ayyub Ansari se hospedaba en el piso superior mientras que el piso inferior le fue ofrecido al Santo Profeta (sa). Él (Abu Ayyub Ansari) estaba en el piso superior una noche cuando se rompió un vaso o una jarra de agua. Solían tener jarrones hechos de arcilla en los que contenían el agua. Incluso hoy, el agua es contenida en dichos jarrones en países del tercer mundo o en estado de pobreza, como Pakistán o en África. Sin embargo, se rompió. Abu Ayyub Ansari y su mujer pasaron la noche secándolo con sus sábanas. Al día siguiente, relató el incidente que tuvo lugar la noche anterior al Santo Profeta (sa) y pidió al Santo Profeta (sa) que se hospedase en la planta superior. El Santo Profeta (sa) aceptó su petición y se hospedó con él durante aproximadamente seis o siete meses. Hizo todo lo que pudo por cumplir con sus deberes y responsabilidades de hospitalidad. Comía (como almuerzo) las sobras del Santo Profeta (sa). En una narración se menciona que allá donde viera las huellas de los dedos del Santo Profeta (sa) ahí solía él comer sus sobras. Un día observó que no había marcas de los dedos del Santo Profeta (sa) en la comida, y dicha comida parecía no haber sido ingerida. Acudió al Santo Profeta (sa) y dijo que, Hazur, usted no ha comido hoy. Ante esto el Santo Profeta (sa) dijo que estaba a punto de comer, cuando vi que se había preparado cebollas y ajo. Dado que no me gustan no los comí. Hazrat Abu Ayyub Ansari dijo que dejaría de gustarle aquello que al Santo Profeta (sa) no le gustase, y que no volvería a comer dichos alimentos en el futuro. Estos son relatos sorprendentes de amor y afecto.

Hazrat Abu Ayyub Ansari participó en todas las batallas en las que estuvo también presente el Santo Profeta (sa). Durante la Batalla de Jaibar el líder judío fue asesinado. Cuando su hija, Hazrat Safiyya se casó con el Santo Profeta (sa), a la mañana siguiente, cuando el Santo Profeta (sa) salió para dirigir las oraciones vio que Abu Ayyub Ansari permanecía haciendo guardia. El Santo Profeta (sa) le preguntó por qué lo estaba haciendo. Respondió que los familiares cercanos de Hazrat Safiyya habían sido heridos por nuestras manos y que algunos de ellos habían muerto. Por esta razón, se le ocurrió que debía de acudir aquí y hacer guardia por si alguien tuviera intención de realizar algún acto con malicia o tratase vengarse. El Santo Profeta (sa) rezó por él después de la siguiente manera:

“¡Oh Señor! ¡Mantén a Abu Ayyub siempre bajo Tu protección tal y como él ha estado toda la noche protegiéndome a mí!”

Hazrat Abu Ayyub Ansari también participó en la batalla de Roma pese a su avanzada edad. Solo participó con el fin de presenciar (el cumplimiento de la profecía) del Santo Profeta (sa) en relación a Constantinopla. Sin embargo, también cayó enfermo durante ese periodo. Cuando le preguntaron cuales era sus últimos deseos, su respuesta fue que dieran sus saludos a cada musulmán y que su tumba estuviera todo lo lejos posible de la tierra del enemigo. Por tanto, después de su muerte durante la noche, su féretro fue llevado al punto más lejano del enemigo en el cual fue enterrado. Incluso a día de hoy su tumba se encuentra en Turquía y se dice que aquello por lo que uno rece en su tumba, dichas oraciones serán aceptadas. Sin embargo, también hay otras tradiciones erróneas que afirman que lo que se le pida directamente a él será contestado pero dichas afirmaciones son simplemente falsas y fueron fabricadas mucho más tarde dado que nunca se puede pedir directamente nada a ninguna persona. El resultado de la oración del Santo Profeta (sa) pidiendo protección y seguridad para Abu Ayyub Ansari fue que él participó en muchas batallas y siempre salió vivo como un Ghazi (superviviente en batalla), y tuvo una vida muy larga.

Después tenemos el compañero del Santo Profeta (sa), Abdullah bin Rawahah quien era un conocido poeta de Arabia, el cual también era conocido por su título de Poeta del Mensajero (sa). Después de la batalla de Badr fue él quien transmitió el mensaje de la victoria a la gente de Medina. Hay incidentes en los que Hazrat Abdullah bin Rawahah expresó su fe, amor y sentimiento de honor hacia el Santo Profeta (sa), uno de los cuales es el siguiente:

“Urwah relata que Usama bin Zaid le informó que el Santo Profeta (sa) estaba sentado sobre un burro que tenía una silla de montar, bajo la cual había una tela de Fadak. Sentó a Usama detrás de él. Había viajado a la tribu de Banu Harith bin Khazraj para preguntar acerca de la salud de Hazrat Sa’ad bin Abadah. Este incidente tuvo lugar antes de la batalla de Badr. El Santo Profeta (sa) pasó por delante de un grupo de personas compuesto por musulmanes, idólatras y judíos que estaban sentados juntos. Entre ellos también estaba Abdullah bin Ubayy y también Hazrat Abdullah bin Rawahah. Cuando se acercó al grupo de personas se levantó algo de polvo debido al paso del burro. Abdullah bin Ubayy cubrió su nariz con una tela, y dijo que no hicieran que el polvo cayera sobre ellos. El Santo Profeta (sa) les dijo ‘que la paz sea con vosotros.’ Después paró y desmontó su animal. Empezó a hablarles sobre Dios el Todopoderoso y a recitarles el Sagrado Corán. Abdullah bin Ubayy dijo al Santo Profeta (sa), ‘Señor, esto no es bueno. Incluso si lo que usted dice es verdadero, no venga a nuestro encuentro y nos genere problemas. Por tanto, vuelva de donde haya venido y hable a aquellos acudan a usted.’ Hazrat Abdullah bin Rawahah, que también estaba sentado ahí dijo ‘Oh Mensajero de Al-lah! Usted puede venir a nuestros encuentros de forma repetida, nos encantaría que lo hiciera.”

No prestó atención a lo que este joven líder estaba diciendo. Este era el sentido de honor y amor que Abdullah bin Rawahah expresó de forma tan abrumadora por el Santo Profeta (sa), y no se preocupó para nada por los líderes.

Hazrat ibn Abbas relata que el Santo Profeta (sa) envió a algunos compañeros en una expedición entre los cuales estaba Hazrat Abdullah bin Rawahah. Era un viernes y los demás compañeros de esta expedición ya se habían marchado por la mañana. Dijo que realizaría su oración de Yumu’ah con el Santo Profeta (sa) y después se uniría a ellos. Cuando el Santo Profeta (sa) le vio presente en la mezquita, después de completar las oraciones del viernes se le acercó y le preguntó que le había impedido salir con el resto de compañeros. Respondió, ¡Oh Mensajero de Al-lah! Mi mayor deseo y anhelo es estar presente durante la oración del viernes con el Santo Profeta (sa) y escuchar su sermón. Posteriormente, cogeré otra ruta y me reuniré con ellos”. El Santo Profeta (sa) dijo que incluso si gastases todo lo que hay en la tierra no obtendrías la recompensa de aquellos que, de obedeciendo con las instrucciones, salieron por la mañana para la expedición. En otras palabras, la obediencia a una instrucción tiene mucha mayor importancia. Se narra que después de esto, cada vez que fue en una expedición o participó en una batalla Hazrat Abdullah bin Rawahah siempre fue el primero en unirse a la batalla y ser el último en volver a Medina.

Hay un relato en el que “Urwah bin Zubair narra que el Santo Profeta (sa) designó a Zaid bin Haritha como comandante del ejército. Dijo que si Hazrat Zaid era martirizado entonces Hazrat Ja’far bin Abi Talib sería el comandante. Si él también es martirizado entonces Hazrat Abdullah bin Rawahah asumirá el control. Si Abdullah también es martirizado, entonces los musulmanes deben designar a quien deseen como comandante. Cuando llegó el momento de enviar el ejército, Hazrat Abdullah bin Rawahah comenzó a llorar. La gente preguntó Abdullah ¿por qué estás llorando? Dijo que, por Dios, no siento amor ni deseo por el mundo, sin embargo, escuché al Santo Profeta (sa) hablando con respecto al verso coránico:

“Mas no hay ninguno de vosotros que no llegue a él. Es un decreto irrevocable de tu Señor.”

Diciendo que cada hombre debe enfrentarse al fuego una vez. Por lo tanto, después de haber recorrido esta delicada ruta, es decir, el día del juicio final, no sé cuál será mi estado. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) ha dado a esas personas temerosas de Dios las buenas nuevas del mejor fin. Este relato también ha sido narrado. Durante la batalla de Mota el Santo Profeta (sa) dijo con respecto a los comandantes del ejército que los he visto en el paraíso sentados en tronos de oro. Por lo tanto, estas fueron las personas que cumplieron sus objetivos. Su deseo de martirio es evidente en las siguientes coplas, cuya traducción es la siguiente:

“Ojalá sea alcanzado por esas flechas y lanzas, que atraviesen mis intestinos hasta alcanzar mi hígado y mi martirio sea aceptado ante Dios. Y para que aquellos que pasen por mi tumba digan que ¡oh Dios, sé bondadoso hacia él, qué gran guerrero fue!”

Algunos detalles de la batalla de Mota, en la que fue martirizado, son que cuando llegaron a Mota se dieron cuenta de que la tribu Ghassani había pedido ayuda de Heraclio, César de Roma, contra los musulmanes y que él había enviado un ejército de 200,000 para combatir a los musulmanes.

En ese momento, los líderes del ejército musulmán consultaron entre sí y decidieron enviar un mensaje al Santo Profeta (sa) con una solicitud de refuerzos debido a este aumento en el número del enemigo o para tomar cualquier otra acción que el Santo Profeta (sa) aconsejara. Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) aumentó la moral de los musulmanes y su poesía sobre la guerra también resultó ser útil. El ejército musulmán que consistía en tres mil hombres avanzó hacia el ejército del enemigo de doscientos mil. Zaid bin Arqam (ra) narra el deseo de martirio de Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra). Dice:

“Hazrat Abdullah bin Rawahah (ra) me llevó consigo a la Batalla de Mota. Cabalgamos juntos en su camello.”

Hazarat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) había criado a Hazrat Zaid bin Arqam (ra) como un niño huérfano y lo había entrenado. Él dice:

“Una noche escuché a Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) recitando este verso que recordaba a sus seres queridos y declaró que nunca volveré a casa. Él estaba cantando esta copla con inmensa alegría en la que se dirigía a su esposa y le decía: ‘el jueves por la noche, cuando empaquetaste mi silla de montar para este viaje por la yihad, estabas cerca de mí una última vez, ¡que excelente y bendito era tu parecer! No hay imperfecciones y defectos en ti. Sin embargo, estoy aquí ahora en el campo de batalla y nunca más regresaré a ti”.

Así que esta fue su manera de despedirse de su familia en su ausencia. Cuando el joven Zaid escuchó esto y se puso triste y comenzó a llorar. Hazarat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) lo amonestó y dijo:

“Oh niño inocente, ¿qué has de perder si Al-lah el Todopoderoso me otorga el martirio? Si eso sucede, te sentarás solo en mi montura y regresarás a casa cómodamente.”

Hazarat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) demostró grandes cualidades de sacrificio en el campo de batalla. Hazrat Nau’man bin Bashir narraría más tarde:

“Cuando Hazrat Ya’far (ra) fue martirizado, llamaron a Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra). En ese momento, él estaba en un extremo del ejército. Mientras acudía se decía a sí mismo en la siguiente copla de su poesía de guerra: (la traducción es) ‘¡Oh mi alma! ¿No lucharás de tal manera en que renuncias a tu vida? Tú ya has ingresado en el pozo de la muerte y el tiempo para el cumplimiento de tu deseo de alcanzar el martirio está cerca. Si fueras a ofrecer tu vida como un tributo ahora mismo, entonces tal vez obtengas un destino virtuoso’”.

Mas’ab bin Shiba (ra) narra: Después del martirio de Hazrat Zaid (ra) y Hazrat Ya’far (ra), Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) se puso al frente de las tropas. Una lanza lo golpeó y brotó un chorro de sangre. Alzó las manos, tomó esa sangre y se la frotó sobre su rostro y cayó en el medio de las líneas del ejército del enemigo y los musulmanes. Sin embargo, continuó alentando a los musulmanes como su general hasta su último aliento. Mientras motivaba a los musulmanes de una manera muy efectiva y apasionada, buscó su ayuda y dijo:

“¡Mirad, oh musulmanes! El cuerpo de vuestro hermano está acostado frente al enemigo. Avanzad y alejad al enemigo de este camino y ahuyentadles.”

De esta manera, los musulmanes atacaron ferozmente a los enemigos en ese momento y continuaron haciéndolo de forma recurrente. De esta manera, Hazrat ‘Abdullah también alcanzó el martirio.

Su viuda compartió uno de sus grandes atributos. Ella se casó después de su martirio y su esposo le preguntó:

“Dime algo sobre el noble carácter de Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra).”

Ella dijo:

“Hazarat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) nunca dejaba la casa sin ofrecer dos raka’at (unidades) de oraciones voluntarias. Del mismo modo, lo primero que hacía después de entrar a la casa era, después de realizar la ablución, ofrecía dos raka’at (unidades) de oraciones voluntarias.”

Estas eran las personas que recordaban a Al-lah el Todopoderoso en cada condición y en todo momento. Hay una narración sobre su estándar de obediencia. Hazrat Abu Lailah (ra) narra:

“Una vez el Santo Profeta (sa) estaba dando un sermón durante el cual dijo: ‘La gente debería sentarse.’ Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) estaba a punto de entrar a la mezquita para escuchar el sermón, pero se sentó en ese momento allí. El Santo Profeta (sa) se dirigió a él y le dijo: ‘¡Oh, Abdullah bin Rawahah! Que Al-lah aumente tu pasión por obedecer a Al-lah y a Su Mensajero.’”

¿Cuáles eran sus estándares al organizar reuniones religiosas, involucrarse en conversaciones, cumplir los debidos derechos de unos a otros? Hazrat Abu Dardaa narra:

“Busco refugio en Al-lah el Todopoderoso del día en que no recuerde a Hazrat ‘Abdullah bin Rawahah (ra). Pienso en él todos los días y la razón se debe a una de sus buenas cualidades. Cada vez que nos encontrábamos, si él llegaba detrás de mí ponía su mano sobre mis hombros, si llegaba por delante, pondría su mano sobre mi pecho y decía ‘¡Oh Abu Dardaa! Ven y sentémonos para revitalizar nuestra fe. Hablemos acerca de la fe.’ Nos sentábamos juntos durante el mayor tiempo posible y recordábamos a Al-lah el Todopoderoso. Entonces él decía: ‘¡Oh Abu Dardaa! Estas son reuniones espirituales.’”

Por lo tanto, aquellos que organizaron tales reuniones espirituales también establecieron modelos para que nosotros sigamos. ¿Cómo presenciaba el Santo Profeta (sa) esas reuniones y sus discusiones? Hazrat Anas (ra) narra:

“Era la práctica de Hazarat ‘Abdullah bin Rawahah (ra) que cuando se encontraba con sus compañeros, los instaba diciendo: ‘creamos en nuestro Señor por un tiempo.’ Un día, cuando dijo esto, un hombre se enojó por ello. Fue al Santo Profeta (sa) y se quejó: ‘¡Oh Mensajero de Al-lah (sa)! Mire a ‘Abdullah bin Rawahah. Él está alejando a las personas de creer en usted al invitarlas a creer por un corto periodo de tiempo.’ El Santo Profeta (sa) dijo:’ Que Al-lah tenga piedad de ‘Abdullah bin Rawahah. Le gustan las reuniones que hacen que los ángeles también se enorgullezcan.’”

Él era un poeta excepcional. Entre los compañeros del Santo Profeta (sa), aparte de Hazrat Ka’ab bin Malk y Hazrat Hassan bin Thabit, él estaba entre los tres grandes poetas. Su poesía era del estilo Razmiya [relatos épicos]. El autor de Mu’yam al-Shu’arah escribe:

“Hazrat Abdullah bin Rawaha fue un poeta reconocido en el período Jahiliyya [era pre-islámica], e incluso después del amanecer del islam tuvo un estatus prominente. Hazrat Abdullah compuso tal copla en alabanza del Santo Profeta (sa) que es conocida como una de las mejores coplas. Esta copla capta el estado de su corazón en el momento en el que Hazrat Abdullah se dirige al Santo Profeta (sa) y dice: [en árabe] que significa:

“¡Oh Muhammad! Incluso si no contaras con las innumerables señales que irradian tu sinceridad y veracidad, Solo tu rostro es suficiente para declarar tu veracidad.”

Estas personas eran verdaderos devotos ardientes del Santo Profeta (sa), y reconocían la verdad simplemente al ver el rostro del Santo Profeta (sa).

Luego, de la historia, aprendemos sobre la notable valentía y valor de dos hermanos jóvenes; Hazrat Ma’az bin Harith bin Rifa’atah y Hazrat Mu’aviz bin Harith bin Rifa’atah. Estuvieron presentes durante la Batalla de Badr y también fueron responsables de la muerte de Abu Jahl. En la Batalla de Badr, la lucha fue intensa. Los musulmanes vieron un ejército frente a ellos que los superaban en número de tres contra uno y estaba totalmente equipado con todo tipo de armas. Entraron en el campo de batalla con la intención de borrar el nombre deI islam. Los débiles musulmanes eran menos numerosos. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib mencionó el incidente completo en su libro “Seerat Jataman Nabiyeen”. Los musulmanes eran pobres y estaban desterrados. Con respecto a sus disposiciones básicas [y armas] no deberían haber sobrevivido más de unos minutos. Sin embargo, ellos estaban tan decididos en su misión, y su amor por la unidad de Dios y por su profeta los había hecho tan atrevidos que nada en este mundo podría haberlos hecho más fuertes. Fue su próspera fe lo que les otorgó una fuerza extraordinaria. En ese campo de batalla, dieron un ejemplo del servicio a la fe que no se había atestiguado antes.

Cada persona estaba más ansiosa que su hermano por entregar sus vidas en el camino de Dios el Todopoderoso. El nivel de sinceridad y pasión de los Ansar [se puede medir a partir de este incidente] en el cual Abdur Rahman bin Auf relata:

“Cuando comenzó la lucha, miré a mi izquierda y mi derecha y vi a nada menos que dos jóvenes de entre los Ansar. Cuando los vi mi corazón se hundió, ya que era una práctica normal en la batalla confiar en los guerrors de la izquierda y la derecha. Solo si los lados son fuertes puede una persona enfrentarse plenamente en la batalla.”

Abdur Rahman dice, además:

“Estaba sumido en el pensamiento de cómo estos dos [jóvenes] iban a protegerme, cuando uno de los jóvenes susurró de una manera como si quisiese ocultarlo del otro [joven] ‘¡Señor! ¿Quién es Abu Jahl; aquel que ha osado causar dolor al Santo Profeta (sa) en Meca?’ Entonces el joven dijo: ‘He hecho una promesa a Dios el Todopoderoso que lo mataré, o moriré tratando de lograrlo.’”

Abdur Rahman dice:

“Aún no había respondido cuando el otro joven me preguntó en voz baja la misma pregunta. El nivel de su valentía me sorprendió ya que Abu Jahl era prácticamente el general de su ejército y estaba rodeado de guerreros expertos. Señalé a Abu Jahl.”

Abdur Rahman dice, además:

“Tan pronto como señalé hacia él, los dos jóvenes se lanzaron como águilas, cortando las líneas enemigas hasta que llegaron a ese mismo lugar y atacaron a Abu Jahl con tal velocidad que sus otros comandantes quedaron aturdidos y Abu Jahl cayó al suelo. Ikramah bin Abi Jahl estaba con su padre, sin embargo, no pudo salvarlo, pero él atacó a Ma’az con tal ferocidad que cortó su brazo derecho y quedó colgado. Ma’az corrió tras Ikramah, sin embargo, logró escapar. Dado que el brazo parcialmente cortado se estaba convirtiendo en un obstáculo en la batalla, Ma’az cortó el brazo de su cuerpo y continuó luchando.”

Por lo tanto, estos jóvenes tenían un gran honor por su fe. Fue el profundo amor por el Santo Profeta (sa) que los había hecho intrépidos en el sentido de que deseaban acabar con ese enemigo del islam, que le causó dolor al Santo Profeta (sa) por varios años, con sus propias manos. No eran como los autoproclamados yihadistas actuales que radicalizan a los jóvenes y les incitan a luchar por el islam. Al contrario, tenían un propósito; como el enemigo no les permitió vivir en paz incluso después de haber emigrado; estaban preparados para ofrecer cualquier sacrificio necesario para establecer la paz y detener las injusticias.

Hoy en día, para derrocar gobiernos, los jóvenes son secuestrados y luego radicalizados. Recientemente ha habido un informe en las noticias en el que un niño sirio de catorce años que había escapado de allí dijo que fue secuestrado en el camino a la escuela y forzado a entrenar para luchar [dijo]:

“Al principio me resistí, pero luego me golpearon. Finalmente me enviaron a pelear. Con gran dificultad logré escapar de ellos.”

Por lo tanto, estos son el tipo de acciones que llevan a cabo los musulmanes en nombre del islam, que están en completa oposición con las enseñanzas del islam. Las guerras que se produjeron en nombre del islam y el sacrificio que la gente estaba dispuesta a realizar de sus vidas, solo sucedió para proteger la religión y para establecer la paz en el mundo. Por lo tanto, hay una diferencia colosal entre los que llevaron a cabo la yihad y los yihadistas de ahora.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“Deseo ver el mismo ejemplo de los Compañeros entre los miembros de mi comunidad, que dan prioridad a Dios el Todopoderoso. Como resultado de esto, no encontraran obstáculos en el logro de ninguno de sus objetivos. Deben considerar sus vidas y su riqueza como insignificante. He observado a muchas personas que han enviado sobres [en forma de cartas] en el que expresan sus pérdidas en sus negocios o la pérdida de su trabajo o el sufrimiento de cualquier otra desgracia. En consecuencia, comienzan a dudar al instante de si no cometieron un error al aceptar al Mesías Prometido (as).”

Comienzan a tener dudas sobre la religión, la existencia de Dios el Todopoderoso y del Mesías Prometido (as). El Mesías Prometido (as) continúa diciendo:

“De esto, cualquiera puede analizar lo lejos que estos individuos están de lograr su verdadera meta y objetivo. Reflexionar sobre cuál es la diferencia entre esas personas y los Compañeros. Los Compañeros [del Santo Profeta (sa)] deseaban agradar a Dios el Todopoderoso, independientemente de las tribulaciones y dificultades que sufrieron en el camino. Si uno de ellos no sufría problemas o dificultades o hubo un retraso en este respecto, se lamentaban y sollozaban.”

Es decir, los Compañeros consideraban que era necesario soportar dificultades para ganar la cercanía a Dios el Todopoderoso. El Mesías Prometido (as) dice:

“Ellos sabían bien que, si soportaban estas pruebas, podrían transformarse de una polilla a una llama en el camino de la búsqueda del placer de Dios y también los tesoros enterrados en su interior.

El Mesías Prometido (as) presentó un verso persa:

Es decir, cualquiera que sea la prueba que les sobreviene de Dios el Todopoderoso, yace debajo de ella un tesoro de la gracia del Todopoderoso.

El Mesías Prometido (as) afirma, además:

“¡El Sagrado Corán está lleno de elogios hacia ellos, abridlo y mirad! La vida de los Compañeros demuestra la veracidad del Santo Profeta (sa). El noble rango de los Compañeros ha sido descrito por el Sagrado Corán en las siguientes palabras:

En otras palabras, algunos de ellos han alcanzado el martirio y han superado los verdaderos objetivos mientras otros esperan con el deseo de alcanzar el martirio. Los compañeros no se inclinaron hacia esta vida mundana deseando vivir una larga vida y acumular riquezas y medios por los cuales pudiesen llevar una vida despreocupada y lujosa.”

El Mesías Prometido (as) afirma:

“Cuando observo el ejemplo de los Compañeros, un impulso natural me hace expresar las grandes bendiciones de la influencia pura del Santo Profeta (as), que produjo una transformación completa en ellos, y los convirtió en individuos santos.

El Mesías Prometido (as) afirma:

“En esencia, es nuestro deber permanecer en la búsqueda del agrado de Dios el Todopoderoso, y considerar que este es nuestro objetivo final. Toda nuestra lucha y esfuerzo debe ser para buscar el placer de Dios el Todopoderoso, incluso si hemos de experimentar dificultades y dureza. El agrado de Dios el Todopoderoso es preferible y superior al mundo y sus ambiciones”.

Que Dios el Todopoderoso nos permita lograrlo.

Después de las oraciones del viernes, dirigiré la oración fúnebre in absentia del respetado Sr. Al-Haaj Ismail BK Addo Sahib. Era un áhmadi ghanés y falleció el 8 de marzo a la edad de 84 años. Ciertamente que pertenecemos a Al-lah y volveremos a Él.

Era áhmadi de nacimiento y el nombre de su padre era Ismail Wabina Addo, y el nombre de su madre era Jannat Addo. Su padre era cristiano e hizo el Bai’at en 1928, afiliándose a la Yama’at. La madre de Ismail Addo Sahib falleció cuando él era muy pequeño. Acabó su educación secundaria en la escuela T.I Ahmadiyya de Kumasi, y en 1964 completó su licenciatura en inglés.

Después perfeccionó sus estudios profesionales en el Teacher Training College de Ghana. Luego fue designado como profesor en varios lugares, y trabajó hasta 1980 como asistente del catedrático en una escuela. Posteriormente, fue trasladado a Saltpond en la región central donde impartió clases de inglés. Se ocupó de facilitar el acceso a las instalaciones a los estudiantes musulmanes en las escuelas donde se encontraba, y también construyó una mezquita para estudiantes musulmanes. Fue nombrado profesor de inglés en la Kwame Nkrumah University de Ciencia y Tecnología. Tuvo la oportunidad de impartir la docencia en varias universidades. También escribió un libro sobre el aprendizaje del inglés, que llegó a ser muy popular en Ghana y en Nigeria, que se utilizó como material docente. Luego recibió una beca de la Universidad de Bangor en Gales (si es este el nombre correcto), viajó al Reino Unido y obtuvo un diploma en lengua inglesa. También desempeñó diversos roles en su labor de servicio a la Yama’at en Ghana.

En 1980, el gobierno de Ghana lo nombró embajador en Etiopía. Estaba desempeñando este puesto cuando la ONU lo nombró presidente del Comité de Liberación de la OUA, y allí desempeñó un papel notable en la independencia de Mozambique y Angola. Durante un corto periodo también fue designado embajador en Libia. Una de sus cualidades era que siempre daba prioridad a la fe sobre las cosas materiales, y mantuvo este atributo como un sello distintivo de su carácter. Después de la migración de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) al Reino Unido, terminó su carrera política, y vino a Londres para que sus hijos pudieran permanecer cerca del Jilafat. Trabajó aquí como profesor mientras estuvo en el Reino Unido. Sentía un profundo amor por el Jilafat y mostró un gran amor, afecto y obediencia a cada Jalifa. En una ocasión Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) creó un comité para preparar un libro con el fin de responder a Salman Rushdie, y él también fue nombrado miembro de este comité. También jugó un papel destacado en el campo del Tabligh, predicando a la gente. Organizaba mesas de Tabligh en varios lugares, y también apareció en programas de radio con este propósito. También organizó varios coloquios, y sesiones de preguntas y respuestas. En 1986, cuando Hazrat Jalifatul Masih IV (rh) estableció la asociación africana PAN, fue nombrado primer presidente. También fue elegido como el primer presidente de la Yama’at de Peckham. En 1994, después de la inauguración de la MTA, fue uno de los estudiantes más destacados del programa de la clase de urdu. Hizo todo lo posible para tratar de aprender urdu, y se hizo famoso tras ser conocido como “Bara Bacha“. Era el ghanés que todos conocían. Tenía dos esposas. Tras la muerte de Hazrat Jalifatul Masih IV (rh), también formó parte del comité electoral del Jilafat. Cuando fue inaugurada Yamia Ahmadiyya UK, tuvo la distinción de ser nombrado profesor de inglés durante algún tiempo. Era muy virtuoso; consagrado a la adoración a Dios; firme, agradecido, de buen corazón y extremadamente afectuoso. Tenía una gran pasión por la adoración a Dios. Los miembros de su familia mencionan que era muy regular en ofrecer la oración Tahayyud [ la oración voluntaria que se realiza antes del amanecer] y que no la dejaba, aunque estuviera enfermo. Recitaba el Sagrado Corán en un tono muy melodioso y con gran pasión. Había memorizado muchos versículos del Sagrado Corán, y también intentaba memorizar su traducción y comentario, de modo que pudiera sacar provecho para sus esfuerzos de predicación, o en la formación moral de otras personas. De hecho, algunos de los fieles ghaneses nos han dicho que encontraron algunas copias del Sagrado Corán en su casa que contenían notas escritas de su mano. En 2005 tuvo la oportunidad de hacer el Hall con sus dos esposas. Era una persona muy alegre y sencilla. Que Dios el Todopoderoso eleve su status, y le conceda Su perdón y misericordia. Deja 10 hijos y 23 nietos. Que Dios el Todopoderoso capacite a su progenie para que permanezca firme en la piedad y la justicia, y permanezca unida a la Yama’at. Como mencioné, después de las oraciones, dirigiré su oración fúnebre in absentia.

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