La vida del Santo Profeta (sa)
Sermón del viernes 07-02-2025
Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Surah al-Fatihah, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
Se estaba hablando sobre la batalla de Jaibar. Los detalles del Santo Profeta (sa) partiendo hacia Jaibar son los siguientes:
Un ejército de 1.600 devotos partió de Medina bajo el liderazgo del Santo Profeta (sa). Ello incluía una caballería de 200 hombres. Antes de partir, el Santo Profeta (sa) envió una unidad para reunir información, a la que se le dio la tarea de asegurar el camino por delante y también para sondear sobre las condiciones. El líder de esta unidad fue Hazrat Abbad bin Bish Ansari.
Para recorrer las rutas de Jaibar se contrataron dos guías por 20 “saa” de dátiles. 20 “saa” equivalen a 50 kilos. Sus nombres están registrados como Hasil bin Jariya Ashllai y Abdul’lah bin Nuaim. Ambos pertenecían a la tribu de Ashya. En el camino de Medina a Jaibar, acamparon en varios lugares y montaron sus tiendas en un lugar llamado Sahba. Se acercó la hora de la oración cuando llegaron a este lugar. En Bujari, está registrado que el Santo Profeta (sa) ofreció en Sahba la oración del Asr. Después de esto pidió algo para comer. El ejército sólo llevaba “sattu” [una harina nutritiva hecha de legumbres y cereales] y el Santo Profeta (sa) y los Compañeros comieron de ello. El narrador relata que el Santo Profeta (sa) se levantó para la oración del Maghrib. Enjuagó su boca y nosotros también lo hicimos. Luego ofreció la oración, pero no realizó nuevamente la ablución. La distancia entre Sahba y Jaibar era de 12 millas.
Durante el viaje, ocurrieron algunos incidentes que indican que incluso durante circunstancias tan tumultuosas, el Santo Profeta (sa) prestó gran atención a la formación moral de los Compañeros y dirigió su atención hacia el desarrollo de cualidades como la disciplina y la obediencia.
Se ha relatado un incidente similar: una noche se vio algo destellar delante del ejército. El Santo Profeta (sa) se preocupó y al investigar, se enteró de que se trataba de un soldado del ejército musulmán que lo había abandonado y marchaba por delante. Su casco reflejaba la luz al ser plateado. Su nombre era Abu Abs. El Santo Profeta (sa) dijo: “Traedle conmigo”. Hazrat Abu Abs relata que me preocupé de que algo pudiera haber sido revelado sobre mí, ya que cometí un error. Se presentó con miedo ante el Santo Profeta (sa). El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Por qué dejaste el ejército y marchabas por delante?”. En cualquier caso, se disculpó. El Santo Profeta (sa) aconsejándole le dijo: “Debes viajar junto al ejército”.
Después de esto, el Santo Profeta (sa) comenzó a hablar con él. Era uno de los Compañeros pobres que no tenía provisiones para llevar a esta batalla. Con anterioridad, fue a ver al Santo Profeta (sa) y dijo: “¡Oh Mensajero de Al’lah! No tengo provisiones y en casa tampoco queda nada”. Ante esto, el Santo Profeta (sa) le dio uno de sus mantos. Este sabio Compañero llevó esta tela al mercado, dijo que el Santo Profeta (sa) se la había dado y la vendió por ocho dirhams. Por dos dirhams compró provisiones para su casa y por otros dos dirhams compró provisiones para el viaje y por los cuatro dirhams restantes compró un manto para él y se unió al ejército.
Durante la conversación, el Santo Profeta (sa) le preguntó: “¿Dónde está el manto que te di?”. Él respondió: “Lo vendí”, y luego comentó todos estos detalles que se acaban de mencionar. Al oír esto de Abu Abs, el Santo Profeta (sa) sonrió y dijo: “¡Oh Abu Abs, ahora estás limitado en provisiones! Pero por Aquel en Cuya mano está mi vida, si sobrevives y vives una larga vida, ¡oh Abu Abs! verás un gran aumento en tus provisiones, verás un gran aumento en la comida para tu familia, poseerás vastas cantidades de riqueza y tendrás muchos sirvientes. Sin embargo, nada de esto será muy bueno para ti”. Hazrat Abu Abs presenció con sus propios ojos cómo se cumplió esta profecía del Santo Profeta (sa), y dijo que, por Al’lah, todo sucedió tal como el Santo Profeta (sa) había predicho.
La introducción de Abu Abs es que su nombre original era Abd al-Uzza, y el Santo Profeta (sa) lo rebautizó como Abd al-Rahman. Alcanzó la edad de 70 años y falleció en la época del Califato de Hazrat Uzman (ra). Hazrat Uzman (ra) dirigió su oración fúnebre y fue enterrado en Yannat al-Baqi’.
El Santo Profeta (sa) también envió un mensaje de reconciliación a los Banu Ghatafan. Como se acaba de mencionar, mientras avanzaba hacia Jaibar, el Santo Profeta (sa) instaló un campamento en Sahba y ofreció allí las oraciones de Asr, Maghrib e Isha. Este lugar estaba ubicado a 12 millas de Jaibar. Habiendo completado las oraciones, el Santo Profeta (sa) llamó a los dos guías y mientras les informaba de sus planes de batalla, dijo: “Deseo atacar a Jaibar de manera tal que me interponga entre la gente de Jaibar y Siria para que no puedan huir de allí hacia Siria. Al mismo tiempo, obstaculizaré a los Banu Ghatafan para que no puedan prestar apoyo a este pueblo judío”.
El guía, llamado Hasil, partió con el ejército y se detuvo en un lugar donde había varios caminos hasta ese valle de Jaibar. El Santo Profeta (sa) preguntó sobre los nombres de todos estos caminos, a los cuales dio los nombres de Hazan, Shash, Hatib, etc., que, en términos de su significado, indican estrechez, dificultad, dolor y problemas. Uno de los nombres que dio fue Marhab, que significa amplitud y prosperidad, y así, de acuerdo con la guía divina, el Santo Profeta (sa) tomando un buen augurio, seleccionó este camino de Marhab.
El Santo Profeta (sa) fue informado de que los Banu Ghatafan se comprometieron a apoyar al pueblo de Jaibar, y habían partido con un ejército de 4.000 con la misión de atacar al ejército musulmán en su camino antes de que pudiera llegar a Jaibar. Los Banu Ghatafan ya habían enviado un ejército de aproximadamente 1.000 hombres hacia Jaibar bajo el liderazgo de sus famosos guerreros principales: Tulaihah bin Juwailid y Uyainah bin Hisn, y habían llegado a las fortalezas de Jaibar. Ahora bien, había un ejército de 4.000 hombres en el camino del ejército musulmán, quienes, según su propia estimación, iba a detenerlos y acabar con los musulmanes. El Santo Profeta (sa) se comunicó con los Banu Ghatafan y les envió una carta en la que escribió que debían abstenerse de participar en esta guerra inminente con Jaibar. Les dejó claro que Dios Altísimo le prometió que le daría la victoria sobre Jaibar.
Según algunos historiadores, el Santo Profeta (sa) les transmitió el mensaje de que si desistían a un lado y aceptaban el islam, luego de conquistar Jaibar, se le cedería a estas tribus. Pero otros opinan que esto no estaba ligado a la condición de que aceptaran el islam; más bien, afirman que no debían ayudar a la gente de Jaibar ni apoyarlos; [a cambio] recibirían la mitad del producto anual de Jaibar. Sin embargo, un ejército de 15.000 guerreros experimentados contra 1.600 musulmanes y con sus castillos fortificados la arrogancia se apoderó en sus mentes, debido a la cual se negaron a aceptar esta profecía del Santo Profeta (sa).
Ante esto, el Santo Profeta (sa) envió a Hazrat Sad bin Ubadah (ra), el jefe de la tribu Jazrall y un Compañero justo, al comandante del ejército de Ghatafan, Uyainah bin Hisn. Uyainah lideraba a 1.000 soldados de los Banu Ghatafan y en ese momento estaba destinado en la fortaleza del líder judío Marhab en Jaibar. Cuando Uyainah se enteró de que Hazrat Sad (ra) había venido como representante del Santo Profeta (sa), quiso llevarlo dentro de la misma fortaleza. Sin embargo, Marhab se opuso, diciendo que al representante musulmán no se le debería permitir entrar, para que no investigara sobre los puntos de acceso a la fortaleza. Por otra parte, Uyainah dijo que deseaba traer al representante musulmán al interior de la fortaleza para que presenciara nuestro gran poderío, nuestros preparativos y el equipo militar. A pesar de esto, Marhab no estuvo de acuerdo, por lo que Uyainah se reunió con Hazrat Sad (ra) fuera de la fortaleza. Hazrat Sad (ra) transmitió el mensaje del Santo Profeta (sa) a Uyainah: “Al’lah nos ha prometido la conquista de Jaibar. Por lo tanto, deberíais retiraros de aquí y absteneros de luchar. Después de derrotar a Jaibar, incluso recibirás un año de dátiles de su producción”.
En respuesta, Uyainah le dijo a Hazrat Sad (ra): “Nunca abandonaremos a nuestros aliados bajo ninguna circunstancia, y somos muy conscientes de cuán [poca] fuerza poseéis. Estos judíos poseen castillos fortificados, sus soldados son más jóvenes y tienen mucho más armamento. Si decidís luchar, todos moriréis. Esta gente no es como los Quraish, a quienes vosotros lograsteis vencer”. Y también añadió: “Lleva mi mensaje también a Muhammad (sa)”. Al oír esta arrogante respuesta, Hazrat Sa’d (ra) dijo a Uyainah: “Doy testimonio de que Muhammad (sa) entrará con toda seguridad en esta misma fortaleza, y la oferta que os hemos hecho hoy a todos vosotros, en ese momento nos la pediréis, pero entonces no recibiréis más que la espada (lo que significa que sólo habrá guerra). Y, ¡oh Uyainah! ya he sido testigo de cómo entramos en los patios de los judíos de Medina y cómo quedaron totalmente devastados”. Diciendo esto, Hazrat Sa’d (ra) regresó e informó de todo al Santo Profeta (sa). Entonces, con gran sinceridad, dijo: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Dios cumplirá la promesa que le ha hecho y concederá la victoria a Su religión. No le de ni un solo dátil a este beduino (es decir, a Uyainah). ¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Si se encuentran con la espada, abandonarán a estos judíos y huirán a su zona como huyeron antes, el día de la batalla de la Trinchera”. También durante la batalla de la Trinchera, esta misma tribu había llegado con un ejército de 6.000 hombres para apoyar a los Quraish, pero al final huyeron.
También se menciona el temor divino y la retirada de los Ghatafan. El Santo Profeta (sa) había declarado:
[árabe]
“Se me ha concedido ayuda a través del temor divino”. Este fenómeno se manifestó una vez más contra las fuerzas de Ghatafan. Como ya se ha mencionado, un ejército de 4.000 hombres de los Banu Ghatafan perseguía al ejército musulmán para atacarle y evitar así que los musulmanes llegaran a Jaibar. Sin embargo, se manifestó un decreto divino, y este ejército de los Ghatafan dio repentinamente media vuelta y regresó a casa. En los libros de historia y biografía está escrito que el comandante del ejército de Ghatafan oyó una fuerte voz desde atrás; un amonestador estaba proclamando que los batallones musulmanes habían lanzado una incursión por detrás contra sus hogares, riquezas y ganado, y estaban a punto de apoderarse de sus riquezas, mujeres y niños. Al oír esto, regresaron inmediatamente y no pudieron ayudar a los judíos. Se trataba de un asistente invisible, una voz de Dios Altísimo.
Las diversas fuentes históricas discrepan sobre el tamaño exacto del ejército de la tribu Ghatafan. Como se ha mencionado en referencia a uno de esos libros, el ejército de los Banu Ghatafan, que contaba con 1.000 soldados dirigidos por Uyainah bin Hisn, se unió a los judíos en sus fortalezas de Jaibar para ayudarles, mientras que otras fuentes históricas registran que el ejército contaba con 4.000 hombres (y no mil). Así, consta en algunas fuentes que cuando este ejército de 4.000 hombres, liderado por Uyainah bin Hisn, se dirigía a Jaibar, acabaron hablando con la delegación del Santo Profeta Muhammad (sa), lo que evocó tal temor divino en los corazones de los incrédulos que regresaron de vuelta a su región. Así consta en Sirat Ibn Hisham.
En cualquier caso, el Mensajero de Dios (sa) continuó su viaje hacia Jaibar. Cuando las fortalezas de Jaibar se hicieron visibles a través de la oscuridad del atardecer, el Santo Profeta (sa) ordenó a sus seguidores que se detuvieran allí. Cuando se detuvieron, rezó:
[árabe]
“¡Oh Dios, Señor de los siete cielos y de todo lo que cubren, Señor de las siete tierras y de todo lo que contienen, Señor de los demonios y de todos a quienes han extraviado, y Señor de los vientos y de todo lo que dispersan! Te pedimos por el bien de este asentamiento y su gente, ¡y buscamos refugio en Ti de cualquier daño de este asentamiento y su gente!”.
Después de esto, el Santo Profeta (sa) ordenó al ejército marchar hacia adelante en el nombre de Dios. Entonces, el Santo Profeta (sa) prosiguió hasta llegar a Manzilah, que era el mercado de Jaibar. Tras la batalla, este mercado fue entregado a Zaid bin Zabit (ra) como botín de guerra. El Santo Profeta (sa) pasó aquí parte de la noche.
Los judíos no pensaban que el Santo Profeta (sa) les atacaría, ya que estaban muy confiados debido a sus fortalezas, artillería y su gran número. Cuando los judíos se enteraron de que el Santo Profeta Muhammad (sa) avanzaba hacia ellos, idearon que cada día un ejército de 10.000 soldados marchara fila por fila diciendo: “¿Se atreverá alguna vez Muhammad (sa) a intentar atacarnos? Es imposible”. Cuando el Santo Profeta Muhammad (sa) llegó hasta ellos, no se dieron cuenta hasta que salió el sol. El Santo Profeta llegó por la noche. Cuando los judíos salieron de sus fortalezas por la mañana con palas y cubos en la mano para realizar diversas tareas, vieron al Santo Profeta Muhammad (sa) y corrieron de vuelta a sus fortalezas para esconderse.
Hazrat Anas (ra) relata: “El Santo Profeta Muhammad (sa) llegó a Jaibar al anochecer. Sin embargo, no atacó hasta la mañana. Al amanecer, los judíos salían de sus fortalezas con sus cubos y palas”. Aunque el Santo Profeta (sa) llegó por la noche, no quería atacarles por la noche, sino por la mañana. Cuando llegó la mañana, los judíos salieron con sus cubos y palas en la mano. Cuando vieron al Santo Profeta (sa), empezaron a decir: “¡Es Muhammad (sa)! ¡Por Dios, es Muhammad y su ejército!” El Santo Profeta (sa) respondió:
[árabe]
“Jaibar está condenada; porque ciertamente cuando nosotros (los creyentes) llegamos a las puertas de una nación que había sido advertida, entonces su gente despertará en una mañana dficultosa”.
No se estableció ningún campamento permanente en Manzilah. Se cambió la posición del campamento del ejército islámico. Se menciona a este respecto que cuando el Santo Profeta (sa) llegó a Jaibar, pasó la noche en un lugar llamado Manzilah y permaneció allí hasta la mañana. Hazrat Hubab bin Munzir se le acercó y le dijo: “¡Oh Mensajero (sa) de Dios! Si este lugar, Manzilah, es donde Dios te ha ordenado acampar, entonces no decimos nada. Sin embargo, si se trata de su opinión personal, nos gustaría ofrecerle algunos consejos”. El Mensajero (sa) de Dios respondió: “Es mi propia opinión”. Hazrat Hubab continuó: “¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! Ahora está situado cerca de sus fortalezas y frente a sus huertos, y la tierra es estéril. Conozco a la gente de Nata’ah (el enemigo), y sus arqueros son incomparables en distancia y habilidad. Están posicionados en terreno alto, y sus flechas pueden alcanzarnos fácilmente. Además, no estamos a salvo de sus ataques nocturnos. Pueden esconderse en los palmerales. Por lo tanto, sugiero que traslademos el campamento a otro lugar”.
El Santo Profeta (sa) dijo: “Tu sugerencia es buena, pero entraremos en batalla con ellos hoy, a pesar de todo”. Sin embargo, al mismo tiempo, el Santo Profeta (sa) llamó a Muhammad bin Maslamah, que supervisaba la unidad defensiva del ejército, y le ordenó que les buscara un lugar un poco alejado de sus fortalezas. Muhammad bin Maslamah partió de allí y llegó a la localidad de Rayi, situada entre las tribus de Jaibar y Ghatafan. Luego regresó junto al Santo Profeta (sa) y le dijo: “¡Oh Mensajero (sa) de Al’lah! He encontrado un lugar para Usted”. El Santo Profeta (sa) respondió: “Procede con las bendiciones de Dios”. Sin embargo, antes de esto, el Santo Profeta (sa) ya había declarado que la batalla tendría lugar en ese mismo día desde este mismo lugar. Por lo tanto, una vez concluida la batalla por la noche, todo el ejército islámico se trasladó al nuevo emplazamiento.
También es importante la mención de las distintas fortalezas de Jaibar y los detalles en cuanto a su distribución geográfica. Esto se debe a que la batalla estuvo estrechamente relacionada con ellas, ya que cada fortaleza fue conquistada sucesivamente. No sólo hay diferencias en el número de fortalezas, sino también en sus nombres. Además, los acontecimientos de esta batalla se atribuyen a distintas fortalezas en diversos libros: algunos relatos atribuyen ciertos hechos a una fortaleza, mientras que otros los vinculan a otra distinta.
En el Tarij al-Ya’qubi se mencionan seis fortalezas de Jaibar, pero la fortaleza de Na’im no aparece, a pesar de que la mayoría de los libros de “Sirat” (la vida del Santo Profeta [sa]) afirman que la batalla de Jaibar comenzó en Na’im. En Zurqani, el número de fortalezas se cifra en diez. Al revisar todas estas fuentes, se puede concluir que la región de Jaibar estaba dividida en tres partes: Nata’ah, Shaqq y Katibah, con un total de ocho fortalezas distribuidas del siguiente modo:
Nata’ah contenía tres fortalezas: Na’im, Saab y la fortaleza de Zubair. Esta fortaleza era conocida como Qul’ah, pero más tarde pasó a manos de Hazrat Zubair ibn al-Awam, por lo que se hizo famosa como la Fortaleza de Zubair.
Shaq contenía dos fortalezas: Ubay y Bari, o, como algunos han afirmado, Nazar.
Katibah contaba con tres fortalezas: Qamus, Watiq y Sulalim.
Los detalles de la batalla son los siguientes:
Antes de que comenzara la batalla, el Santo Profeta (sa) se dirigió a los Compañeros con un breve discurso, diciendo: “No deseéis encontraros con el enemigo. En su lugar, buscad la protección de Dios. No sabéis qué tribulaciones tendréis que soportar. Cuando os enfrentéis al enemigo, recitad la siguiente oración:
[Árabe]
“Oh Al’lah, Tú eres nuestro Señor y su Señor; nuestras frentes y sus frentes están en Tus manos. “Sólo Tú los derrotarás”. Después de esto, el Santo Profeta (sa) ordenó que comenzara la batalla y animó a los Compañeros a permanecer pacientes.
La primera fortaleza que asediaron fue la de Na’im, una de las más fortificadas. Ese día, el Santo Profeta (sa) inició una feroz lucha, y la gente de Nata’ah opuso una vigorosa resistencia. Los Compañeros se defendieron con gran firmeza. El Santo Profeta (sa) llevaba dos corazas y un casco, e iba montado en su caballo Zarib. Zarib era el nombre de su caballo. En sus manos llevaba una lanza y un escudo. El enemigo lanzaba una lluvia incesante de flechas, pero los musulmanes disparaban con cuidado ya que tenían muy pocas flechas, e incluso recogían las flechas que habían caído del enemigo.
Entre las bajas de la batalla encontramos el martirio de Hazrat Mahmud bin Maslamah. Hazrat Mahmud bin Maslamah se agotó, su armadura se le hizo pesada y el intenso calor le creaba dificultades. Se sentó a la sombra del muro de la fortaleza de Na’im. Se dice que el jefe judío, Marhab, lo vio y le lanzó una gran piedra. Algunos informes afirman que Kinanah bin Rabi fue quien empujó la piedra desde arriba. La piedra golpeó a Hazrat Mahmud en la cabeza, causándole una herida tan grave que su cuero cabelludo se desgarró y cayó sobre su rostro. Lo llevaron ante el Santo Profeta (sa), que le colocó suavemente el cuero cabelludo en su sitio y lo vendó con un paño. Sin embargo, la herida fue tan grave que Hazrat Mahmud bin Maslamah no sobrevivió y falleció pocos días después.
Cuando Hazrat Mahmud fue herido mortalmente, el Santo Profeta (sa) consoló a su hermano, Hazrat Muhammad bin Maslamah, diciendo: “El asesino de tu hermano pronto encontrará su fin”. Ese primer día, los musulmanes sufrieron grandes pérdidas, con 50 musulmanes heridos por las flechas disparadas desde la fortaleza. Al anochecer, el Santo Profeta (sa) se dirigió a Rayi y ordenó a la gente que se reuniera allí. Éste fue precisamente el lugar elegido tras el consejo de Hazrat Hubab, y ahora se convirtió en el punto central de reunión de los musulmanes.
Como ya se ha mencionado, esta fortaleza era el punto fuerte más formidable de los judíos, y su defensa estaba dirigida por el renombrado y valeroso guerrero de Jaibar, Marhab. Le ayudaban sus dos hermanos, Yasir y Hariz, que, como jinetes, no eran menos valientes e intrépidos que él.
Los relatos históricos revelan que el Santo Profeta (sa) combatió durante diez días consecutivos. Cada día, partía con Hazrat Muhammad bin Maslamah (ra) mientras confiaba la supervisión del campamento a Hazrat Uzman (ra). Al caer la noche, regresaba al mismo lugar, donde también llevaban a los musulmanes heridos y atendían sus heridas.
Entre los incidentes de esta batalla, también se menciona el duelo de Marhab y el martirio de Amir bin Akwa’. El relato es el siguiente:
Durante aquellos días, en una ocasión, Marhab -el comandante judío de la fortaleza, que era inigualable en valor y valentía- salió de la fortaleza y empezó a desafiar abiertamente a los musulmanes. Con arrogancia y orgullo, blandió su espada y recitó la siguiente copla:
[árabe]
“Jaibar sabe muy bien que soy Marhab,
Armado y valiente, un guerrero experto en la batalla.
Siempre dispuesto para luchar cuando arden las llamas de la batalla”.
Cuando Hazrat Amir bin Akwa’ oyó el desafío de Marhab, se adelantó al ejército y respondió con las siguientes coplas:
[árabe]
“Cada centímetro de Jaibar es testigo de que soy Amir: un guerrero armado, valiente y firme que, en medio de los peligros de la batalla, canta con una resolución audaz”.
Después de esto, ambos se enfrentaron e intercambiaron golpes. Marhab golpeó con su espada que Hazrat Amir bloqueó con su escudo e inmediatamente le atacó desde abajo, pero como su espada era pequeña, en lugar de caer sobre Marhab, Hazrat Amir se golpeó a sí mismo. Esto le causó una profunda herida y, como consecuencia, fue martirizado. Este fue el segundo mártir de esta batalla, y ambos fueron enterrados en la misma tumba en Rayi.
Hazrat Salamah bin Akwa’ narra que cuando su tío, Hazrat Amir bin Akwa’, fue martirizado por su propia mano, algunos Compañeros comentaron que había desperdiciado su vida. Al oír esto, Hazrat Salamah declara: “Fui a ver al Santo Profeta (sa) llorando y le dije: ‘¡Oh Mensajero de Al’lah! Los actos de Amir han sido en vano”. El Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Quién ha dicho esto?”. Le respondí: “Algunos de sus Compañeros” Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo:
[árabe]
“Quien haya dicho esto se ha pronunciado erróneamente. Amir recibirá el doble de la recompensa”. Luego juntó dos dedos para indicar la doble recompensa y continuó: “En efecto, luchó valientemente en el camino de Dios. Entre los árabes que han pisado esta tierra, rara vez ha habido una persona como él”. En otra narración, se cuenta que en lugar de “pisar esta tierra”, las palabras fueron “Ningún árabe ha nacido similar a Amir”. El Santo Profeta (sa) afirmó entonces:”Ciertamente ha obtenido dos recompensas. Quien diga que no obtuvo recompensa, se equivoca”.
En ese momento, el Santo Profeta (sa) estaba acampado en Rayi, desde donde despachó continuamente a sus Compañeros durante diez días con el fin de conquistar la fortaleza de Na’im. Sin embargo, los repetidos contratiempos, las heridas de muchos Compañeros y el martirio de dos de ellos envalentonaron aún más a los judíos. Entonces, durante una noche, el Santo Profeta (sa) dijo:
“Mañana confiaré la bandera a un hombre por cuyas manos Dios concederá la victoria. Es alguien que ama a Dios y a Su Mensajero”. Esta narración es de Sahih Bujari.
Hazrat Buraidah relata: “Aquella noche, nos regocijamos, pues estábamos seguros de que alcanzaríamos la victoria al día siguiente. A lo largo de la noche, la gente especuló sobre a quién se le concedería la bandera al día siguiente. Cuando llegó la mañana, los Compañeros se presentaron ansiosamente ante el Santo Profeta (sa), cada uno esperando y anhelando ser elegido para este gran honor”.
Hazrat Umar (ra) relata: “Antes de ese día, nunca había deseado recibir alguna forma de liderazgo”. Hazrat Buraidah narra además: “Anteriormente nadie de entre nosotros aspiraba a un cargo del Santo Profeta (sa), sin embargo ese día, todos los Compañeros deseaban portar el estandarte”. Continúa diciendo: “Incluso me puse de puntillas y levanté la cabeza, con la esperanza de que tal vez me eligiera”.
Hazrat Salamah y Hazrat Yabir narran que Hazrat Ali (ra) se había quedado atrás debido a una enfermedad en sus ojos, que le había impedido unirse a la campaña inicial de Jaibar. Sin embargo, se inquietó y no pudo quedarse atrás. Más tarde alcanzó el campamento a pesar del fuerte dolor en los ojos, que le impedía ver.
Cuando el Santo Profeta (sa) partió hacia Jaibar, Hazrat Ali (ra) pensaba que se había quedado atrás cuando el Santo Profeta (sa) se había ido. Hazrat Ali (ra) partió tras él hasta alcanzar al Santo Profeta (sa).
Hazrat Buraidah (ra) afirma que a la mañana siguiente el Santo Profeta (sa) ofreció la oración de la mañana y luego pidió que le trajeran la bandera. Se puso de pie y dio consejos a la gente. Entonces preguntó dónde estaba Hazrat Ali (ra). Los Compañeros respondieron diciendo que Hazrat Ali (ra) tenía una enfermedad en los ojos. El Santo Profeta (sa) dijo: “Traed a Ali”. Hazrat Salamah (ra) dice: “Traje a Hazrat Ali (ra) y el Santo Profeta (sa) preguntó: “¿Qué te ha sucedido?”. Hazrat Ali (ra) dijo: “Me duelen los ojos hasta tal punto que ni siquiera puedo ver lo que tengo delante”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Acércate a mí”. Hazrat Ali (ra) dice: “El Santo Profeta (sa) colocó mi cabeza en su regazo y luego puso un poco de su saliva en sus manos y la colocó sobre mis ojos”. Hazrat Ali (ra) se curó como si nunca hubiera padecido la enfermedad. Hasta su fallecimiento, no volvió a experimentar esta misma enfermedad en sus ojos. El Santo Profeta (sa) rezó por Hazrat Ali (ra) y le otorgó la bandera.
Hazrat Musleh Maud, el Segundo Jalifa (ra), también ha mencionado este incidente. Dice:
El día de Jaibar, Hazrat Ali tuvo una oportunidad cuando el Santo Profeta (sa) dijo: “Hoy, concederé una ocasión a una persona que ama a Dios y a quien Dios Altísimo ama, y otorgaré la espada a aquel a quien Dios ha concedido la excelencia”. Hazrat Umar (ra) dice: “Yo estaba presente en esa reunión y levanté la cabeza con la esperanza de que el Santo Profeta (sa) me viera y me la concediera. Sin embargo, cuando el Santo Profeta (sa) me veía, permanecía en silencio. Yo levantaba de nuevo la cabeza y él me veía, pero permanecía en silencio. Eventualmente llegó Ali, que sufría un dolor intenso en los ojos. El Santo Profeta (sa) dijo: “Ali, acércate”. Él se acercó al Santo Profeta y él (sa) le puso su saliva sobre los ojos, diciéndole: “¡Que Dios Altísimo te cure los ojos! Toma esta espada que Dios Altísimo te ha confiado”.
En otro lugar, Hazrat Musleh Maud (ra) escribe:
Un día, Dios Altísimo informó al Santo Profeta (sa) que esta ciudad estaba destinada a ser conquistada por la mano de Hazrat Ali (ra). Por la mañana, el Santo Profeta (sa) anunció: “Hoy concederé la bandera negra del islam a una persona a quien Dios, Su Mensajero, y los musulmanes aman. Dios Altísimo ha querido que esta fortaleza sea conquistada en manos de dicha persona”. A la mañana siguiente, el Santo Profeta (sa) convocó a Hazrat Ali (ra) y le entregó la bandera. Hazrat Ali (ra) tomó el ejército de Compañeros y atacó la fortaleza. Aunque los judíos estaban dentro de la fortificación, Dios Altísimo concedió a Hazrat Ali (ra) y a los otros Compañeros fuerza suficiente para que ese día la fortaleza fuera conquistada antes del anochecer. Hazrat Ali (ra) corrió y llegó al pie de la fortaleza y encajó la bandera entre algunas rocas”.
En cuanto a la muerte de los enemigos, se registra que Hazrat Yabir (ra) recogió: “El primero en salir de la fortaleza para la batalla fue el hermano de Marhab, Hariz. Hazrat Ali (ra) lo mató, y los Compañeros de Hariz huyeron hacia la fortaleza. Luego, el general judío Amir fue asesinado. Amir salió a la batalla. Era un hombre corpulento. Hazrat Ali (ra) se enfrentó a él y le dio muchos golpes, pero ninguno de ellos tuvo éxito. Entonces, Hazrat Ali (ra) lo golpeó en la espinilla, lo que lo hizo caer. Después, Hazrat Ali (ra) lo mató y tomó sus armas.
Está también recogido el incidente del general judío Usair, que fue asesinado. Otro general judío llamado Usair apareció deseando batallar. Muhammad bin Maslamah (ra) se adelantó para luchar contra él y lo mató. Después, el hermano de Marhab, Yasir, también fue asesinado. Ibn Ishaq escribe que Yasir, el hermano de Marhab, se presentó recitando poesía. Muhammad bin Umar escribe que él era el más fuerte entre ellos, y que tenía armas que aplastaban a la gente. Hazrat Ali (ra) dio un paso adelante para enfrentarse a él. Hazrat Zubair bin al-Awwam (ra) le dijo: “No te interpongas entre él y yo”. Él expresó que lucharía contra él y entonces Hazrat Ali (ra) dio un paso atrás. Cuando Hazrat Zubair (ra) comenzó a avanzar hacia ese incrédulo, su madre, Hazrat Safiyyah (ra), dijo: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa)! Matará a mi hijo”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Tu hijo lo matará, si Dios quiere”. Hazrat Zubair (ra) avanzó hacia él y recitó algunos versos poéticos, tras lo cual ambos comenzaron a luchar, y Hazrat Zubair (ra) lo mató. Entonces, el soldado más prominente y valiente de entre la gente de Jaibar, Marhab, emergió con su armadura y comenzó a recitar versos poéticos, los mismos que se mencionaron anteriormente: “Jaibar sabe que soy Marhab, portando armas, valiente, experimentado, siempre dispuesto para luchar cuando arden las llamas de la batalla”. Hazrat Ali bin Abi Talib (ra) se adelantó para enfrentarse a él. Llevaba una túnica roja. Sacó su espada y recitó los siguientes versos:
[árabe]
Es decir: “Soy aquel cuya madre lo llamó Haider, como el león imponente que habita en los bosques. Doy una “sandarah” [medida grande] a cambio de un sa’ [una medida de volumen]”. Este es un modismo que significa dar más de lo que uno recibe o responder a un ladrillo con una piedra [más grande]. El significado literal de “sandarah” es una medida grande, mientras que un “saa” es algo menos, equivalente a dos y medio “seers” (configuran unidades de medida).
Se relata que Hazrat Ali (ra) golpeó a Marhab en la cabeza y lo mató. Luego obtuvo la victoria con sus manos. Una narración afirma que tuvo lugar una batalla entre Hazrat Ali (ra) y Marhab. Hazrat Ali (ra) dio un paso adelante y golpeó a Marhab con tanta fuerza que le atravesó el casco y la cabeza, hasta los dientes. Luego la gente avanzó con Hazrat Ali hasta que conquistaron el fuerte.
Algunos biógrafos afirman que Muhammad bin Maslamah mató a Marhab. Según la narración de Hazrat Yabir bin Abdul’lah, cuando Marhab emergió del fuerte blandiendo sus armas, desafiando al combate y recitando versos de guerra, el Santo Profeta (sa) preguntó quién se enfrentaría a él. Hazrat Muhammad bin Maslamah dijo: “¡Oh Mensajero de Al’lah (sa), me enfrentaré a él! Por Al’lah, él mató a mi hermano ayer”. El Santo Profeta (sa) dijo: “Levántate para combatirle”, y oró: “¡Oh Al’lah, ayúdalo!”.
Se narra que cuando ambos se acercaron para el combate, un árbol viejo se interpuso entre ellos. Ambos comenzaron a protegerse detrás del árbol. Siempre que uno se refugiaba detrás del árbol, el otro cortaba esa parte hasta que se encontraron cara a cara. Entonces Marhab atacó a Hazrat Muhammad bin Maslamah con su espada, pero él se defendió con su escudo. La espada de Marhab se atascó en el escudo y lo atravesó. Hazrat Muhammad bin Maslamah lo golpeó con su espada y lo mató. Otra narración afirma que Muhammad bin Maslamah golpeó a Marhab y le cortó las piernas, lo que le hizo caer, y luego Hazrat Ali (ra) se acercó y lo mató.
El comentarista de Bujari, Hafiz Ibn Hayar, afirma que Ibn Ishaq, Musa bin Uqba, Waqidi y varios otros biógrafos escribieron que Muhammad bin Maslamah mató a Marhab. Muhammad bin Maslamah había matado al hermano de Marhab, Hariz, pero algunos narradores se confundieron y escribieron el nombre de Marhab en lugar de Hariz. Si este no es el caso, entonces lo que está en Sahih Muslim –que Hazrat Ali (ra) mató a Marhab– tiene prioridad sobre otros relatos. En Sahih Muslim, Hazrat Salamah bin Al-Akwa’ narra que Hazrat Ali (ra) mató a Marhab. La narración de Sahih Muslim tiene prioridad por dos razones: primero, sigue un hilo narrativo auténtico, y segundo, Hazrat Yabir, quien narró la versión que afirma que fue Muhammad bin Maslamah, no estuvo presente en la batalla de Jaibar.
En relación con esto, también debe aclararse que hay desacuerdo en los libros históricos y biográficos sobre en qué fuerte tuvieron lugar estos duelos y matanzas. Ni Bujari, ni Muslim ni los otros seis libros auténticos de Hadices mencionan ningún fuerte por su nombre. De manera similar, algunos libros biográficos narran estos eventos sin especificar ningún fuerte, como Sirat Ibn Hisham, Tabaqat Ibn Saad y Sharh Zurqani. Sin embargo, algunos libros atribuyen estos eventos al Fuerte Qamus, mientras que otros los atribuyen al Fuerte Na’im. Sin embargo, el Santo Profeta (sa) y los musulmanes continuaron atacando este fuerte durante nueve días hasta que, en el décimo día, Dios Altísimo concedió a los musulmanes la victoria.
Al describir la captura del Fuerte Na’im por parte de los musulmanes, ningún historiador ha mencionado de cuánto botín y armas se apoderaron los musulmanes al conquistarlo, siendo el fuerte más poderoso de Jaibar. Es posible que los musulmanes no obtuvieran nada digno de mención porque los judíos ya habían trasladado a las mujeres y los niños a otros fuertes debido a la emergencia. Cuando los judíos fueron derrotados y no pudieron impedir el ataque musulmán al Fuerte Na’im, ellos mismos se trasladaron convenientemente al Fuerte Saad bin Muaz; ni un solo judío fue capturado por los musulmanes en las batallas del Fuerte Na’im. Hay más detalles sobre esto que se mencionarán, si Dios quiere, en los acontecimientos de los fuertes restantes.
Como recuerdo continuamente con respecto a las oraciones, orad extensamente por el estado del mundo, por la condición de los musulmanes -especialmente por los palestinos – y en general, por el mundo musulmán. Sus condiciones, aunque la gente parece tener la esperanza de que puedan mejorar con un alto el fuego, están empeorando. La política del nuevo presidente estadounidense ha llegado a otro extremo de opresión. Antes, los estadounidenses decían que él [el presidente] era peligroso para su país y que no interfería en el extranjero, pero ahora se ha vuelto peligroso para el mundo entero. ¡Que Dios Altísimo tenga piedad de los palestinos y del mundo, y que la gente esté protegida de él!
Los países árabes aún deben abrir los ojos y tratar de establecer la unidad. No hay alternativa para la supervivencia. De lo contrario, no sólo Palestina sino otros países árabes también confrontarán graves dificultades. Aunque ahora algunos no musulmanes también han comenzado a alzar sus voces a favor de los palestinos y contra la opresión, el poderoso están completamente intoxicado con su poder y no quiere escuchar a nadie. Por lo tanto, los musulmanes deben prestar mucha atención y nosotros debemos orar por ellos. No tenemos otro poder.
De manera similar, orad por los musulmanes ahmadíes de Pakistán, cuyas condiciones a veces se vuelven muy complicadas por la oposición. Orad también por los musulmanes ahmadíes de Bangladesh; que Dios Altísimo los proteja de todo tipo de oposición y ataques. Orad también por las personas oprimidas en otros lugares y orad por los musulmanes ahmadíes oprimidos. ¡Que Dios Altísimo los mantenga a todos bajo Su protección, otorgue al mundo sabiduría y genere la atención para establecer la paz entre todos ellos. ¡Que Dios Altísimo nos conceda la capacidad de orar!
Resumen del sermón del viernes 7 de febrero de 2025: ‘La batalla de Khaibar y un llamamiento a la oración por la situación del mundo’.
Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría mencionando detalles de la Batalla de Jaibar.
Su Santidad (aba) dijo que bajo el liderazgo del Santo Profeta (sa), un ejército de 1,600 musulmanes partió de Medina. El Santo Profeta (sa) también mandó un enviado delante del ejército para reunir información y comprobar los caminos que se tomarían. Este enviado estaba dirigido por Hazrat Abbad bin Bishr (ra).
Su Santidad (aba) dijo que el ejército musulmán se detenía a lo largo del camino en diferentes lugares. Uno de esos lugares se llamaba Sahba, donde el Santo Profeta (sa) descansaba, rezaba y también comía. Una noche, mientras el ejército avanzaba, se vio algo que brillaba más adelante. Cuando el Santo Profeta (sa) lo investigó, resultó ser un miembro del ejército musulmán que se había adelantado al ejército y la luz de la luna se reflejaba en su casco. El Profeta (sa) lo llamó y le dijo que no abandonara las filas del ejército, sino que permaneciera en ellas. Esta persona resultó ser otro de los compañeros que no tenía medios para dejar nada a su familia ni tampoco para alistarse en el ejército. El Santo Profeta (sa) le concedió su sábana, que el compañero vendió por ocho dirhams. Usó dos dirhams para comprar comida para su familia y luego usó el resto para comprar una sábana y se alistó en el ejército. El Santo Profeta (sa) sonrió al enterarse de lo que el compañero había hecho con la sábana que le había dado y dijo que llegaría un momento en que no se vería afectado por tanta pobreza. Sucedió que todo lo que el Santo Profeta (sa) dijo a aquel compañero, Abu ‘Abs (ra), se cumplió.
El apoyo de Al’lah al Santo Profeta (sa) y a los musulmanes a pesar de la ayuda de los Banu Ghatafan a Khaibar
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) se enteró de que los Banu Ghatafan habían jurado ayudar a Khaibar y habían partido con un ejército de 4,000 hombres, planeando atacar al ejército musulmán antes de que pudieran llegar a Khaibar. El Santo Profeta (sa) se puso en contacto con los Banu Ghatafan mediante una carta en la que les aconsejaba que se mantuvieran al margen de esta batalla entre los musulmanes y Khaibar, diciendo que Dios le había prometido la victoria sobre Khaibar. Sin embargo, viendo que los musulmanes sólo contaban con 1,600 soldados y contrastándolo con el poderío de las fortalezas y el ejército judío, esta advertencia del Santo Profeta (sa) fue desatendida.
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) dijo que había sido ayudado por el poderoso temor de Dios. Esto se manifestó una vez más en este caso con los Banu Ghatafan. Su ejército de 4,000 hombres se había puesto en marcha para detener al ejército musulmán; sin embargo, debido a alguna razón, el ejército de los Banu Ghatafan de repente se dio la vuelta y regresó a casa. Consta en los escritos que los soldados oyeron una fuerte voz detrás de ellos proclamando que los musulmanes estaban atacando sus hogares, y así, por miedo, volvieron a sus casas. No hubo ninguna persona que dijera esto, sino que fue la ayuda de Dios y su voz la que llegó a sus oídos.
Su Santidad (aba) dijo que el Santo Profeta (sa) continuó su viaje y llegó a las fortalezas de Khaibar hacia el atardecer. Al llegar, el Santo Profeta (sa) ordenó a los Compañeros que esperaran y rezó por la victoria. A continuación, el Santo Profeta (sa) ordenó a los Compañeros que siguieran adelante. Los judíos se sentían orgullosos y seguros de sus fortalezas y por eso no pensaban que el Profeta (sa) fuera a entrar en combate con ellos. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando los judíos salieron de sus fortalezas y vieron al Santo Profeta (sa) fuera, corrieron a esconderse.
Número de fortalezas de Jaibar y comienzo de la batalla
Su Santidad (aba) dijo que existen diversos registros sobre el número de fortalezas de Khaibar. Khaibar estaba dividido en tres partes: Natat, que tenía tres fortalezas, Shikk, con dos fortalezas, y Katiba contaba con tres fortalezas.
Su Santidad (aba) dijo que antes de que comenzara la batalla, el Santo Profeta (sa) se dirigió a los musulmanes y les aconsejó que no desearan encontrarse cara a cara con el enemigo, sino que buscaran la paz en Dios. Cuando se encontraran cara a cara con el enemigo, debían rezar pidiendo la ayuda de Dios. A continuación, el Santo Profeta (sa) ordenó a los compañeros que tuvieran paciencia. Primero, la fortaleza de Na’im, considerada la más fuerte. Los musulmanes lucharon en una feroz batalla. El Santo Profeta (sa) iba montado a caballo, vistiendo dos capas del ejército con una espada y un escudo en la mano. Hazrat Mahmud bin Maslamah (ra) fue martirizado en esta batalla. 50 musulmanes resultaron heridos como consecuencia de las flechas disparadas por los judíos. Esta fortaleza estaba bajo el mando de Marhab, considerado el guerrero judío más feroz y renombrado. Se dice que la batalla duró diez días.
Su Santidad (aba) dijo que un día durante esa batalla, Marhab salió de la fortaleza y comenzó a agitar su espada mientras desafiaba a los musulmanes. Hazrat Amir bin Akwa’ (ra) salió del ejército musulmán. Los dos tuvieron una batalla que finalmente condujo al martirio de Hazrat Amir (ra), convirtiéndolo en el segundo mártir de esta batalla. El Santo Profeta (sa) lo elogió diciendo que era muy valiente, y que había muy pocos tan valientes como él.
Victoria profetizada por Hazrat Ali (ra)
Su Santidad (aba) dijo que en el transcurso de diez días, los judíos siguieron aumentando su confianza. Finalmente, una noche, el Santo Profeta (sa) dijo que al día siguiente concedería la bandera islámica a alguien en cuyas manos los musulmanes obtendrían la victoria. A la mañana siguiente, todos fueron a ver al Santo Profeta (sa) para ver a quién se le concedería la bandera. El Santo Profeta (sa) preguntó por Hazrat Ali (ra), que sufría una dolencia ocular. El Santo Profeta (sa) lo acercó, puso su saliva en sus ojos y se curó como si la dolencia nunca hubiera existido. Entonces, el Santo Profeta (sa) rezó por Hazrat Ali (ra) y le concedió la bandera. Dios concedió tal fuerza al ejército musulmán que salieron victoriosos esa misma noche. Marhab, el feroz soldado judío, también murió ese día durante la batalla.
Su Santidad (aba) dijo que seguiría mencionando esto en el futuro.
Llamamiento a la oración ante las terribles circunstancias del mundo
Su Santidad (aba) dijo que ha estado pidiendo oraciones por la condición del mundo y de los musulmanes en particular. La gente pensaba que las circunstancias de los palestinos mejorarían tras el acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, no han hecho más que empeorar. Las políticas y los planes del nuevo presidente de Estados Unidos han alcanzado nuevas proporciones de injusticia, y ahora es una amenaza para todo el mundo, no sólo para Estados Unidos.
Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso conceda misericordia a los palestinos y al mundo en general. Su Santidad (aba) dijo que las naciones árabes necesitan abrir los ojos y ver que no pueden hacer nada sin antes unirse. De lo contrario, también ellos tendrán que enfrentarse a grandes dificultades en el futuro. Sí, se alzan voces contra estas injusticias, pero los que tienen el poder callan y no quieren escuchar a nadie.
Su Santidad (aba) dijo que debemos centrarnos aún más en la oración, porque no tenemos poder aparte de la oración.
Su Santidad (aba) dijo que la situación en Pakistán y Bangladesh está empeorando; por lo tanto, debemos rezar por los ahmadíes allí también. Su Santidad (aba) rezó para que Al’lah Todopoderoso mantenga bajo Su protección a todos los que están siendo agraviados y perseguidos y que el mundo entre en razón.
Resumen preparado por The Review of Religions