La vida del Santo Profeta (sa)
Sermón completo
14-02-25
Después de recitar el Tashahud, Taawuz y Surah al-Fatihah, el Jalifa V del Mesías (aba) dijo:
Se estaba hablando sobre la batalla de Jaibar. Ahora mencionaré la conquista de la segunda fortaleza de Jaibar.
Esta segunda fortaleza se conoce como la fortaleza de Sab bin Muaz. En comparación con las otras fortalezas, la mayor parte de los alimentos, animales y provisiones de Jaibar se almacenaban en esta fortaleza. Además, albergaba a 500 combatientes. Hazrat Kab bin Umar narra que asedió la fortaleza de Sab bin Muaz durante tres días. Era una fortificación resistente. Hazrat Muatib Aslami narra que los Banu Aslam tuvieron que confrontar una hambruna severa durante [la Batalla de] Jaibar. Los Banu Aslam acordaron enviar a Hazrat Asmaa bin Harizah al Santo Profeta (sa). Los Banu Aslam le dijeron a Hazrat Asmaa bin Harizah que transmitiera sus saludos de paz al Santo Profeta (sa) y que le transmitiera que estaban confrontando hambre, agotamiento y estaban desesperados. Hazrat Asmaa transmitió los saludos de los Banu Aslam al Santo Profeta (sa) y dijo: “Estamos confrontando hambre y debilidad. Ruegue a Al’lah por nosotros!”. El Santo Profeta (sa) oró y dijo: “¡Por ese Ser en Cuyas manos está mi vida! No tengo nada que os vigorice, ni tengo para daros de comer. Entiendo la situación de los que están debilitados por el hambre”. Luego suplicó: “¡Oh Al’lah! ¡Que conquisten esa fortaleza, que está repleta de comida y sebo!”. Después de esto, le entregó la bandera de la batalla a Hubab bin al-Munzir.
Los detalles de este evento están registrados de la siguiente forma: un individuo de entre los judíos cuyo nombre era Josué se adelantó para un duelo, (combate cuerpo a cuerpo). Invitó a un duelo y Hazrat Hubab bin al-Munzir inmediatamente dio un paso adelante para desafiarle. Lucharon hasta que Hazrat Hubab lo mató. Después de esto, un hombre judío llamado Ziyal invitó también a un combate cuerpo a cuerpo. Hazrat Ammara bin Uqbah Ghifari salió a desafiarle. Dio un paso adelante y golpeó la cabeza de su oponente, dejándole la cabeza abierta. Hazrat Ammara bin Uqbah Ghiffari dijo: “¡Toma este golpe! ¡Soy el joven de la tribu Ghifar!”. Ante esto, los Compañeros dijeron: “Su Yihad ha quedado invalidada” (en otras palabras, cuando alzó este lema ensalzando a su tribu y mostró orgullo, los Compañeros dijeron que no era decente elogiarse a uno mismo). Cuando se mencionó esto al Santo Profeta (sa), dijo: “Está bien. Recibirá su recompensa y también su merecida alabanza. Si alguien hace esto en estas circunstancias no hay mal alguno en ello”.
Hazrat Muhammad bin Maslamah narra: “Vi al Santo Profeta (sa) disparando flechas y ninguna de ellas erró el objetivo. Me miró y sonrió”. Hazrat Hubab bin Munzir entró en la fortaleza con su contingente y la conquistó después de una feroz batalla. Se apoderaron de todas las armas y provisiones. Los judíos que fueron asignados para proteger la fortaleza fueron muertos y algunos fueron encarcelados. Hazrat Muatib Aslami fue al Santo Profeta (sa) y le pidió oraciones debido a la hambruna, narra: “Aún no habíamos regresado cuando Al’lah nos concedió la victoria sobre la fortaleza de Sab bin Muaz”.
Hazrat Yabir (ra) relata que al regresar tras informar al Santo Profeta (sa) que estaban desesperados por la hambruna, fue en ese momento, cuando la batalla comenzó, obteniendo la victoria. Hazrat Yabir (ra) relata: “La cantidad de provisiones de alimentos obtenidas de la fortaleza Sab fue tanta que no obtuvimos nada parecido de ningún otro fuerte. Contenía cebada, dátiles, mantequilla clarificada, miel, aceite y sebo. El comunicador del Santo Profeta (sa) anunció: “Comed y alimentad también a vuestros animales. Pero no os llevéis nada para comer con vosotros. Lo que comáis, comedlo aquí.”
Luego se menciona el tercer fuerte, el fuerte de Zubair bin al-Awwam. La mención de su conquista es la siguiente:
Este fuerte [anteriormente] se llamaba fuerte Qula, y más tarde fue entregado a Hazrat Zubair bin al-Awwam (ra) como parte de su botín. Por esta razón se conocía como el fuerte de Zubair.
Cuando los judíos huyeron de los fuertes de Naim y Sab bin Muaz al fuerte de Zubair bin al-Awwam, el Santo Profeta (sa) los sitió. Este fuerte estaba en la cima de la montaña. La sitió durante tres días. Un judío llamado Ghazal salió y dijo: “¡Oh Abu al-Qasim! (es decir, dirigiéndose al Santo Profeta (sa). Éste es el nombre que los no musulmanes usaban para dirigirse a él). Concédeme seguridad, a condición de que le diga algo que le permitará luchar con facilidad contra la gente de Natat (es decir, podrá conquistar ese fuerte) para luego pueda dirigirse hacia la gente de Shaqq. Ciertamente, la gente de Shaqq ha quedado abrumada por su personalidad. Después de esto podrá continuar hacia el siguiente fuerte”. El Santo Profeta (sa) le concedió protección a su familia y sus propiedades. Entonces el judío dijo: “Si se queda aquí aunque sea un mes, no les afectará en lo más mínimo. Hay túneles debajo de sus tierras por donde salen por la noche para traer agua y luego regresar a sus fortalezas. Ellos podrán defenderse contra Usted. Si le bloquea el paso hacia el agua, depondrán las armas ante Usted”. El Santo Profeta (sa) lo siguió y bloquearon los túneles. Cuando el camino hacia la fuente de agua fue cortado, salieron [de su fuerte] y se produjo una feroz batalla (es decir, la batalla comenzó).
En este día hubo algunos Compañeros que fueron martirizados y diez judíos también murieron. El Santo Profeta (sa) logró la victoria y ésta fue la última fortaleza entre las fortalezas de Natat. Cuando el Santo Profeta (sa) terminó su Natat, se dirigió hacia las fortalezas de Shaqq y como se mencionó anteriormente, este era el tercer grupo de fortalezas.
Aquí se menciona la muerte de Salam ibn Mishkam, un jefe judío. Durante la batalla en las fortalezas de Natat, Salam ibn Mishkam murió a manos de los musulmanes. Salam era un renombrado jefe de los Banu Nadir y un líder entre los judíos. Sin embargo, estaba enfermo, por lo que no participó activamente en los combates como lo hicieron los demás jefes (es decir, no luchó con espada ni lanzando flechas). Sus compañeros le sugirieron que fuera a Katibah, porque allí estaba más seguro. Sin embargo, a pesar de su larga enfermedad, Salam ibn Mishkam no aceptó esta propuesta y finalmente murió a manos de los musulmanes en Natat. Si la mención de su enfermedad es correcta, y no participó activamente en la lucha, incluso entonces, su muerte no es objetable ya que él fue quien preparó a su ejército para enviarlo a la batalla. También era él quien supervisaba todos los asuntos en general. Un Compañero lo mató en el campo de batalla, pues estaba allí presente con ellos. Un general del ejército tiene gran valor, y la muerte de un líder hace que el ejército se desanime. Por lo tanto, en este sentido, su muerte no fue en absoluto objetable.
Luego hay narraciones sobre el asedio de ambas fortalezas de Shaqq y la victoria sobre ellas. Shaqq era un grupo de dos o tres fortalezas. La primera fortaleza de Shaqq –de hecho, había dos fortalezas– que el Santo Profeta (sa) sitió fue la fortaleza de Ubayy. El Santo Profeta (sa) se asentó en la cima de una montaña llamada Samwan, y desde ella, luchó contra aquellos que estaban dentro de la fortaleza. Al comenzar la batalla, un judío retó a un combate y Hazrat Hubab bin Munzir (ra) salió a enfrentarse a él. Ambos lucharon. Con un golpe, Hazrat Hubab (ra) cortó la mitad del brazo derecho de su oponente, y la espada de su oponente cayó de su mano. Posteriormente se retiró a su fortaleza derrotado. Hazrat Hubab (ra) lo siguió y le perforó la médula espinal. Cayó al suelo, y Hazrat Hubab (ra) lo mató.
Entonces salió otro hombre y anunció: “¿Quién saldrá a enfrentarse a mí?”. Uno de los musulmanes, de la familia Yahsh, dio un paso adelante, pero fue martirizado mientras luchaba. El judío se detuvo en el mismo lugar y una vez más pidió a alguien que se batiera en duelo con él, ante lo cual Hazrat Abu Duyanah (ra) se enfrentó a él. Hazrat Abu Duyanah (ra) se había atado un trozo de tela roja al casco. El judío se dirigió hacia él con arrogancia. Hazrat Abu Duyanah (ra) avanzó muy rápidamente y le asestó un golpe que le seccionó la pierna y luego lo mató. Hazrat Abu Duyanah (ra) recogió su equipación militar, su armadura y su espada, y se presentó ante el Santo Profeta (sa), quien le devolvió estos objetos a Hazrat Abu Duyanah (ra). Los judíos dejaron entonces de avanzar en el combate cuerpo a cuerpo. Nadie vino a batirse en duelo después de eso. Los musulmanes lanzaron entonces consignas de la grandeza de Dios y se lanzaron al ataque, consiguiendo entrar en la fortaleza. Hazrat Abu Duyanah (ra) iba por delante de todos los musulmanes. Los musulmanes encontraron provisiones, cabras y comida en la fortaleza. Los judíos huyeron trepando por las murallas, saltando como gacelas y todos fueron a la otra fortaleza de Shaqq. Huyeron rápidamente.
El Santo Profeta (sa) partió hacia ellos junto a sus Compañeros, y se produjo una batalla contra los judíos. Los judíos dispararon con vehemencia flechas y lanzaron piedras contra los musulmanes. En respuesta a los judíos, los musulmanes también comenzaron a disparar flechas como ellos (los judíos), pero las flechas de los judíos estaban causando un daño significativo a los musulmanes, porque los judíos estaban disparando flechas desde las torres de la fortaleza (es decir, estaban disparando desde arriba) mientras que los musulmanes habían acampado en la base de la fortaleza. El Santo Profeta (sa) también disparaba flechas a los judíos junto a los musulmanes. Se menciona que los judíos parecían apuntar específicamente al lugar donde el Santo Profeta (sa) había acampado, porque muchas flechas caían en esa zona. El Santo Profeta (sa) estaba acompañando a sus Compañeros cuando una flecha atravesó su ropa. Otra narración afirma que el Santo Profeta (sa) fue herido por esa flecha, y sus ropas se rasgaron debido a ella. Luego sacó la flecha, cogió un puñado de piedras y las lanzó en dirección a la fortaleza. Debido a esto, su fortaleza empezó a temblar, y los musulmanes atacaron entonces a los judíos y los apresaron, y luego capturaron la fortaleza.
Luego están las tres fortalezas de Katibah. Los musulmanes sitiaron las tres fortalezas. Con respecto a esto, está escrito que cuando el Santo Profeta (sa) conquistó las fortalezas de Natat y Shaqq, los judíos se trasladaron a las tres fortalezas de Katibah, a saber, Watih, Salalim y Qamus. La mayor de las fortalezas de Katibah era la de Qamus, también la más fortificada.
Los judíos se atrincheraron en estos tres fuertes. No se asomaban desde sus fortalezas ni salían ninguno de ellos para batirse en duelo. El Santo Profeta (sa) continuó rodeando estos fuertes durante 14 días, hasta que finalmente decidió utilizar una catapulta. Cuando los judíos se dieron cuenta de que su fin estaba cerca (una catapulta es un artefacto utilizado para lanzar piedras), buscaron la reconciliación con el Santo Profeta (sa). Kinanah bin Abu Huqaiq envió a un hombre llamado Shamaj al Profeta de Dios, solicitando hablar con él. El Mensajero de Al’lah (sa) le concedió permiso, y Kinanah bin Abu Huqaiq descendió del fuerte y buscó un tratado de paz con el Mensajero de Dios (sa). El Santo Profeta (sa) envió a sus Compañeros hacia ellos, quienes confiscaron sus pertenencias (es decir, los Compañeros capturaron sus pertenencias). De estos fuertes, los musulmanes confiscaron 100 armaduras, 400 espadas, 1.000 lanzas y 500 arcos con carcaj.
En cuanto a la conquista del fuerte de Qamus, hay otros relatos que difieren del anterior. Por ejemplo, algunos registros históricos indican que este fuerte estuvo asediado durante 20 días, y sólo tras una intensa batalla entre los judíos fue sometido y conquistado por Hazrat Ali (ra). Sobre la conquista de este fuerte, los biógrafos han escrito los mismos detalles que otros historiadores han atribuido al fuerte Na’im. En cualquier caso, este fuerte fue conquistado por los musulmanes, y los judíos solicitaron un tratado de paz con las siguientes condiciones:
- Los judíos debían desalojar todas las fortalezas, dejando toda la equipación y la artillería de guerra para que el ejército musulmán pudiera hacerse con ellas, convirtiéndose así en propiedad de los musulmanes. Tendrían que entregar todas sus armas, lo que en términos modernos se denomina “rendirse”.
- El Mensajero de Dios (sa) protegería la vida de los judíos, de sus mujeres y de sus hijos, y nadie sería esclavizado. El Santo Profeta (sa) garantizaría la seguridad de los judíos, no serían asesinados y sus mujeres y niños también estarían protegidos.
- Los judíos partirían en exilio y se dirigirían a Siria.
- Los musulmanes permitirían a los judíos, cuando partieran hacia Siria, llevar sólo las mercancías que cupiesen en sus animales de transporte.
- Antes de partir, los judíos informarían a los musulmanes de cualquier tesoro escondido en la zona y se lo entregarían.
- Los judíos reconocieron que si incumplían alguna de las condiciones de este pacto u ocultaban algo que era necesario revelar, los musulmanes no tendrían ninguna responsabilidad sobre ellos, y los musulmanes estarían exentos de cumplir cualquier condición de este tratado. Así, se permitió a los musulmanes disponer de sus riquezas y sus familias como considerasen oportuno.
Los registros históricos mencionan que algunos judíos permanecieron en Jaibar después de que los musulmanes obtuvieran la victoria, y se les exigió que entregaran la mitad del rendimiento de sus cosechas a los musulmanes. Aunque, según las condiciones del pacto, los judíos debían ser exiliados a Siria, pidieron al Mensajero de Dios (sa) que les permitiera permanecer en Jaibar para poder seguir cultivando y cuidando sus cosechas, ya que eran expertos en la agricultura local. El Mensajero de Dios (sa) aceptó su petición y les permitió quedarse en Jaibar con este fin, diciéndoles que podían quedarse con la mitad de la cosecha a cambio de su trabajo agrícola. El Santo Profeta les brindó su compasión. Sahih al-Bujari menciona esto por parte de Hazrat Abdul’lah (ra) que relata: “El Santo Profeta (sa) entregó los campos de Jaibar a los judíos para que los cultivaran, prometiéndoles la mitad de la cosecha.”
El número de Compañeros martirizados en Jaibar fue de 17. Sus nombres son los siguientes:
Hazrat Rabi’ah bin Akzam
Hazrat Zaqf bin ‘Amr
Hazrat Rifaa’ bin Masrud
Hazrat ‘Abdul’lah bin Umayah
Hazrat Mahmud bin Maslamah
Hazrat Abu Ziyaah bin Nu’maan
Hazrat Hariz bin Hatib
Hazrat Adiy bin Murrah
Hazrat Aus bin Hubaib
Hazrat Unaid bin Wa’il
Hazrat Mas’ud bin Sa’d
Hazrat Bishr bin Baraa
Hazrat Fuzail bin Nu’maan
Hazrat Amir bin Al-Akwa
Hazrat Amarah bin Uqba
Hazrat Yassar, un esclavo abisinio y una persona de la tribu de Ashlla cuyo nombre no consta.
93 judíos murieron en la conquista de Jaibar. Los nombres de algunos jefes destacados son: Hariz, Abu Zainab, Marhab, Usail, Yasir, Amir Kinanah y Abu Huqaiq.
Después de la victoria en Jaibar, se registran que hubo algunos incidentes específicos, uno de los cuales es la muerte de Kinanah bin Rabi. En los libros de historia y biografías, está escrito que después de la victoria en Jaibar, cuando se había redactado el tratado con los judíos, la gente llevó a Kinanah y a su hermano Rabi ante el Santo Profeta (sa). Kinanah era el jefe general de Jaibar y el esposo de Hazrat Safiyah. Rabi era su primo paterno. Kinanah poseía el tesoro perteneciente a Huyayy bin Ajtab, líder de la tribu judía de Banu Nadir. Esto incluía joyas de oro y plata. Estas joyas se alquilaban a los árabes para sus ceremonias nupciales. El Santo Profeta (sa) se dirigió a ambos [Kinanah y Rabi] y les dijo: “¿Dónde está vuestro tesoro?”. Ellos respondieron: “Cuando salimos de Medina, lo fuimos gastando poco a poco”. En una narración se menciona que dijeron: “¡Oh Abu al-Qasim! (dirigiéndose al Santo Profeta [sa]) Lo hemos gastado en la preparación de esta guerra. Ahora ya no queda nada. Habíamos reunido esa riqueza para este mismo día”. El Santo Profeta (sa) les dijo: “No dejasteis Medina hace tanto tiempo para que gastárais todo”. Ambos juraron que no tenían nada de la riqueza. Ante esto, el Santo Profeta (sa) dijo: “Si el tesoro es descubierto con vosotros, entonces no habrá protección de Dios y Su Mensajero para vosotros”. Ellos respondieron afirmativamente. El Santo Profeta (sa) hizo testigos de esto a Hazrat Abu Bakr (ra), Hazrat Umar (ra), Hazrat Ali (ra) y Hazrat Zubair (ra). Ante esto, un hombre de los judíos se levantó, se acercó a Kinanah y le dijo: “Si tienes lo que Muhammad [sa] está pidiendo, dáselo. Si lo sabes entonces dáselo o si lo sabes deberías decírselo ya que puede salvarte la vida. Si no, por Dios, seguro que él triunfará”. Ibn Huqaiq le regañó y el judío volvió a sentarse. Esto se ha mencionado en un libro de historia.
Hazrat Ibn Abbas (ra) afirma que el Santo Profeta (sa) les dijo a ambos: “Si me ocultáis algo y lo descubro, entonces consideraré permisible vuestra sangre y la de vuestros hijos por ello”. Ambos estuvieron de acuerdo.
En un libro de historia, se relata brevemente el hallazgo de este tesoro de la siguiente manera: Hazrat Ibn Abbas (ra) narra que el Santo Profeta (sa) llamó a un Compañero de los Ansar y le dijo: “Ve a tal o cual llanura y acércate a las palmeras datileras. Dirígete hacia las palmeras por la derecha o por la izquierda, las que sean más altas. Busca allí y tráeme todo (es decir, lo que haya debajo de ellas)”. Se estimó que el valor del tesoro ascendía a 10.000 dinares. Debido a su traición, ambos fueron ejecutados y sus familias tomadas como prisioneras. Esta es una narración.
Según otra narración -más adelante se analizará hasta qué punto es correcta- se menciona que Ibn Ishaq afirma que Kinanah fue llevado ante el Santo Profeta (sa) y que poseía el tesoro de los Banu Nadir. Fue interrogado sobre el tesoro, del que negó tener conocimiento alguno. Entonces un judío llamado Za’labah fue llevado ante el Santo Profeta (sa). En algunas narraciones se menciona que Saya bin Salam bin Abi Huqaiq fue traído e interrogado. Le dijo al Santo Profeta (sa): “Vi a Kinanah dar vueltas alrededor de esas ruinas cada mañana.” El Santo Profeta (sa) envió a Za’labah junto con Zubair bin al-Awwam y unos pocos musulmanes al lugar que Za’labah había mencionado. Cuando se excavó ese lugar, se descubrió el tesoro.
En otra narración se menciona que se encontró parte del tesoro, pero nunca se localizó el resto. Además, Kinanah se negó a revelar su ubicación. Ante esto el Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Zubair que castigara a Kinanah. Hazrat Zubair trajo trozos de piedra calientes y las golpeo sobre su pecho, con lo que saltaban chispas. Luego, cuando estaba a punto de morir, informó sobre el tesoro restante. Ante esto, el Santo Profeta (sa) entregó a Kinanah a Muhammad bin Maslamah para que lo matara. Muhammad bin Maslamah mató a Kinanah como represalia por haber matado a su hermano Mahmud bin Maslamah, que fue martirizado al caerle encima una piedra de molino. En cualquier caso, lo mató, pero la forma en que se ha narrado todo el relato va en contra del ejemplo y la conducta del Santo Profeta (sa).
En algunas narraciones se menciona que el Santo Profeta (sa) ordenó que ambos hermanos fueran ejecutados. Según una narración, Kinanah fue matado por Muhammad bin Maslamah, mientras que su hermano fue entregado a la familia de Bishr bin Bara, y fue asesinado en represalia por Bishr bin Bara. El Santo Profeta (sa) declaró lícita su riqueza y encarceló a sus hijos. Estas narraciones se encuentran en los libros auténticos de historia y en las biografías del Santo Profeta, por ejemplo: Tarij al-Tabari, Tarij al-Jamis, Al-Tabaqat de Ibn Sa’d, Kitab al-Maghazi de Al-Waqidi, Sirat Ibn Hisham, Sirat Ibn Ishaq, Al-Sirat al-Halabiyyah y Al-Zurqani, etc. La muerte de Kinanah de esta manera ha sido mencionada en libros de Hadiz como Sunan Abu Dawud. Sin embargo, se han mencionado varias razones por las que Kinanah fue asesinado y también hay varias narraciones y de estas narraciones se desprende que la razón por la que Kinanah fue asesinado no fue porque se negara a revelar el tesoro.
No obstante, este incidente de Jaibar ha sido mencionado por los orientalistas en sus libros. Por ello, los críticos, que tienen la costumbre de levantar acusaciones sobre el islam y el bendito carácter del Santo Profeta (sa) han hecho afirmaciones de que el Santo Profeta (sa) tenía avaricia y sed de riqueza. O intentaron hacer creer que, Dios no lo quiera, el Santo Profeta (sa) llevó a cabo diversos actos opresivos e injustos. Quienes levantaron tales acusaciones abandonaron toda racionalidad y justicia en cuanto que la vida del Santo Profeta es como un libro abierto y está a la vista de todos. Antes del comienzo de cualquier batalla hizo un anuncio público advirtiendo que no se matara a ningún niño, ni se matara a ninguna mujer y hasta el punto de que incluso prohibía talar árboles innecesariamente. Para un individuo que no soporta ver sufrir a un animal, ¿cómo podría dañar a sus semejantes y tratarlos con dureza? Del mismo modo, hacer la guerra para obtener botín es una acusación totalmente injustificada. Y con respecto a la Batalla de Jaibar, antes de partir de Medina, el Santo Profeta (sa) había anunciado que quién quisiera participar en la batalla para obtener botín de esta guerra no iría con ellos. Los detalles ya se han mencionado anteriormente.
Cuando salen a la luz narraciones de esta naturaleza sobre un Profeta (sa) cuyas acciones son las que se acaban de describir, entonces la justicia exige que analicemos y examinemos a fondo dichas narraciones. De hecho, el primer intento debería ser honrar cada Hadiz y narración tanto como sea posible. Y si es posible, el tema debe ser reconciliado. Sin embargo, el honor y el carácter impecable del Santo Profeta (sa) es de suma importancia. El Santo Profeta (sa) fue la encarnación de la justicia y la igualdad y fue una “Misericordia para la humanidad”. No se puede aceptar ninguna narración que contradiga ésto. Sin embargo, los historiadores y autores de la biografía del Santo Profeta (sa) han afirmado que hay cientos de narraciones encontradas en los Hadices que han sido inventados por personas que llegaron después. Además, es una verdad establecida que las [tribus] judías estaban involucradas en ello e inventaban narraciones erróneas.
Nuestro equipo de investigación ha presentado un excelente análisis de este incidente relativo a la ejecución de Kinanah y su hermano. A la luz de las narraciones y de lo que se ha mencionado, han dado una muy buena respuesta a la alegación planteada por los orientalistas. Afirman: “Los testimonios de estas narraciones indican claramente que los narradores se han equivocado en sus relatos en cuánto a las ubicaciones. Han olvidado algunos aspectos y mezclado otros. Incluso si hubo un incidente como se ha mencionado, entonces se ha exagerado mucho un asunto muy trivial y se ha convertido en algo muy grande, dando un giro negativo a todo el relato. Por ejemplo, parece bastante extraño que después de que se hubiera firmado el tratado de paz con las tribus judías y se hubieran estipulado todos los detalles, a continuación se exija algo sobre su tesoro. Esto se debe a que cualquier derecho a ocupar cualquier propiedad o riqueza de los judíos sería negado por los términos del propio tratado, con la excepción de la tierra alrededor de Jaibar. Además, si el tesoro fue encontrado, como se menciona en estas narraciones, ¿a dónde fue a parar? Todos y cada uno de los objetos del botín de Jaibar se mencionan con detalle en los libros de historia y biografías: mantequilla clarificada, sebo, dátiles, ropas, provisiones, ganado, lanzas, espadas, flechas, escudos, etc. Pero en ningún lugar se menciona que se haya encontrado una cantidad determinada de oro, plata, diamantes u otras joyas. Por el contrario, está escrito que de entre el botín de Jaibar no se encontró oro ni plata. Esta es una narración de Sahih Al-Bujari. Las narraciones que mencionan la investigación sobre el tesoro están llenas de contradicciones y problemas. En algunas narraciones sólo se preguntó a Kinanah, en otras se menciona que se llamó tanto a Kinanah como a su hermano. En algunas narraciones se afirma que un hombre judío que estaba con ellos fue interrogado. En otras, se menciona que le preguntaron a su tío, Huyyay.
Tras la investigación, se podría concluir que, si se hubiera tenido que dar un castigo, muchos habrían sido declarados culpables, pero según estas narraciones, sólo dos fueron castigados, a saber, Kinanah y su hermano. Pero según algunas narraciones, solamente Kinanah fue castigado. Está escrito en Bujari que cuando Hazrat Umar quiso exiliar a los judíos de Jaibar durante su Califato, un hijo de Abu al-Huqaiq acudió a él. El comentarista de Bujari, Al’lamah Ibn Hayar, escribe que este hermano de Kinanah vivió hasta la era de Hazrat Umar y permaneció en Jaibar hasta el exilio, por lo que este relato del asesinato del hermano también es incorrecto.
Algunos biógrafos deducen de esta narración en Bujari que sólo Kinanah fue castigado. En cualquier caso, todas estas afirmaciones tienen muchas contradicciones, lo que hace que todas las narraciones que mencionan castigos corporales para obtener tesoros sean consideradas dudosas. La cierto es que todo este incidente es incorrecto.
Así, un conocido biógrafo, Al’lamah Shibli Numani, escribe: “En los acontecimientos de Jaibar, los biógrafos han narrado una tradición absolutamente falsa. Se ha transmitido en la mayoría de los libros y ha sido ampliamente aceptada, es decir, ha sido aceptada e incluida en las tradiciones. En primer lugar, el Santo Profeta (sa) había dado seguridad a los judíos con la condición de que no ocultaran nada, pero cuando Kinanah bin Rabi se negó a revelar su tesoro, el Santo Profeta (sa) ordenó a Hazrat Zubair que le sonsacara la ubicación del tesoro por la fuerza. Hazrat Zubair quemó su pecho con el pedernal hasta que estuvo a punto de morir. Finalmente, el Santo Profeta (sa) hizo matar a Kinanah, y todas las mujeres judías fueron tomadas como esclavas. Lo único correcto de la tradición es que Kinanah fue asesinado, pero no porque se negara a revelar el lugar del tesoro, sino porque Kinanah había matado a Mahmud bin Maslamah. Se afirma explícitamente en Tabari que el Santo Profeta (sa) entregó a Kinanah a Muhammad bin Maslamah, quien lo mató en represalia por su hermano Mahmud bin Maslamah.
En cuanto al resto de la tradición, tanto Tabari como Ibn Hisham la han narrado de Ibn Ishaq, pero Ibn Ishaq no ha mencionado el nombre de ningún narrador de estas tradiciones. Los eruditos del Hadiz han declarado explícitamente en los libros de Riyal que Ibn Ishaq solía narrar los acontecimientos de las expediciones militares del Santo Profeta (sa) a partir de fuentes judías (tomó muchas tradiciones de fuentes judías). Esta tradición también debe considerarse entre aquellas (las fuentes judías nunca dirían la verdad sobre este asunto). Es por esto que Ibn Ishaq no menciona los nombres de estos narradores. Ser tan duro con una persona como para obligarla a revelar un tesoro hasta el punto de arrojarle fuego sobre el pecho con un pedernal, está muy por debajo de la dignidad de alguien que se le proclama ser “misericordia para todos los mundos”. Una persona que no se enfrenta a quien intenta envenenarla, ni la castiga, ¿podría ordenar quemar a alguien por unas cuantas monedas? El incidente real fue sólo éste, es decir, a Kinanah se le dio seguridad con la condición de que no cometiera ninguna traición ni hiciera ninguna declaración falsa. De hecho, hay una narración que afirma que él había acordado que si hacía algo en contra de su declaración, su sangre sería lícita. Kinanah cometió traición, y la promesa de seguridad que se le había dado fue anulada. Kinanah había asesinado a Mahmud bin Maslamah, por lo que fue asesinado en represalia. Quizás hubiese sido perdonado con anterioridad, pero al cometer una traición en otro lugar, fue castigado por ello.
Un autor ahmadí de la actualidad, Syed Barakat Ahmad Sahib, escribe en su obra “El Santo Profeta y los judíos de Hiyaz” que Ibn Ishaq relata una historia sin ningún hilo narrativo, y que estos hechos son evidentemente erróneos. En primer lugar, la tortura, y además con fuego, van en contra de las enseñanzas islámicas. En segundo lugar, no se menciona la distribución de este tesoro recuperado en todo el botín de Jaibar. No hay ninguna narración que mencione que este tesoro fuese depositado en el tesoro estatal. No sólo Ibn Ishaq, sino también otras fuentes antiguas, no mencionan dinero en efectivo, ni oro, plata u otros bienes valiosos en el botín de Jaibar. Todas las tradiciones están relacionadas con productos, ropa o armas. Hazrat Abu Hurairah, quien estaba con el Santo Profeta (sa) en la batalla de Jaibar, decía que conquistaron Jaibar pero que no obtuvieron oro o plata en el botín. En resumen, Kinanah bin Rabi fue asesinado, pero la razón de su muerte fue el asesinato de un comandante musulmán, por lo que su muerte fue en represalia.
Así pues, esta es la verdad real del asunto. Estos incidentes se mencionarán en el futuro. Entre estos eventos, también se menciona a una mujer judía que intentó envenenar al Santo Profeta (sa) y conspiró contra él, pero Dios Altísimo lo mantuvo a salvo. Si Dios quiere, explicaré los detalles de este incidente en el futuro.
Ahora deseo mencionar a un miembro fallecido y luego dirigiré su oración fúnebre en cuerpo ausente. El Maestro Mansur Ahmad Sahib Kahlon, hijo de Sharif Ahmad Sahib Kahlon, quien residía en Australia, ha fallecido recientemente.
[Árabe] ¡En verdad pertenecemos a Al’lah y a Él volveremos!
El fallecido era nieto de Chaudhry Sardar Jan Sahib (ra), de Chahure, un Compañero del Mesías Prometido (as). Recibió su educación en Rabwah y tuvo el honor de servir a su fe desde la infancia. Comenzó a trabajar en la escuela secundaria Bashir Abad Talim-ul-Islam en Sindh. Permaneció afiliado a la profesión docente durante aproximadamente treinta y cuatro años. En Bashir Abad también fue bendecido con la oportunidad de servir. Era el Qaid Judamul Ahmadía y también había servido como presidente local de la Comunidad. Fue también bendecido con la oportunidad de servir bajo el Jubilee Fund. También fue bendecido con la oportunidad de trabajar como Secretario General en Hyderabad durante 18 años, y luego sirvió durante 13 años como Amir de Distrito de Hyderabad y Amir Local. Después de terminar su trabajo, iba inmediatamente a la mezquita y hacía todo el trabajo allí, y después de la oración del Maghrib, se iba a casa. A veces, se quedaba incluso más tiempo.
Estaba devotamente apegado al Califato y respondía a cada llamada. Cuidaba a los pobres, era hospitalario, comprensivo y muy generoso. Tenía parientes en su casa y les proporcionaba educación. Muchos de sus estudiantes están repartidos por distintos países, incluidos misioneros, médicos e ingenieros. Era un Musi [inscrito en el programa Wasiyyat]. Le sobreviven su esposa, una hija y cinco hijos.
Mubasher Ahmad Sahib Gondal Sahib, quien es miembro de la oficina del Amir Sahib en Reino Unido, estaba casado con la hermana de su esposa. Su hijo Usama dice que desde su infancia, vio la fuerte conexión de su padre con la mezquita y la Comunidad. Rara vez se negó ir a la mezquita. Estaba regularmente en su oficina. Aparte de cualquier necesidad extrema, nunca se abstenía de ir a la oficina, y los miembros de la Comunidad también sabían que podían encontrarlo o en la oficina o en la mezquita. Honraba y servía a los invitados de la sede. Después de un tiempo se mudó a Australia. Tenía casos presentados en su contra; luego se mudó aquí (no por los casos pendientes) sino por otras circunstancias. Incluso después de mudarse allí, continuó sirviendo a la Comunidad y colaboraba en las donaciones financieras, no sólo en Australia sino también en Pakistán. También en Australia, amplió su círculo de amigos rápidamente y se ganó el cariño de la gente. En Australia, desempeñó el cargo de Secretario Local de Talim-ul-Quran y Secretario de Tarbiyat. Era una persona muy humilde y tenía pasión por servir. ¡Que Dios Altísimo le conceda el perdón y la misericordia, y que permita que sus hijos continúen con sus virtudes!
Resumen
Sermón del viernes 14 de febrero del 2025: ‘El asedio de las fortalezas de Jaibar y la muerte de Kinanah bin Rabi’.
Después de recitar Tashahhud, Ta’awwuz y Surah al-Fatihah, Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría narrando relatos de la Batalla de Jaibar, que tuvo lugar durante la vida del Santo Profeta (sa).
Conquista del fuerte de Sa’d bin Mu’adh
El segundo fuerte de Jaibar era el de Sa’d bin Mu’adh. Tenía 500 guerreros y estaba equipado con más alimentos y recursos que todos los demás.
Este fuerte fue asediado durante tres días. Banu Aslam, una tribu, se enfrentó a una inmensa hambre y debilidad y pidió a Hazrat Asma bint Harithah que transmitiera su condición al Santo Profeta (sa). Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de su condición, rezó y dijo: ‘Juro en Su nombre, que tiene el control absoluto de mi vida, que no tengo nada para darles fuerza. No tengo nada para comer. Comprendo su condición, que están luchando contra el hambre’. Luego, rezó: ‘Oh Al’lah, conquista el fuerte que está rebosante de comida y recursos’.
A continuación, se dio la bandera de batalla a Hubab bin Mundhir. Unos pocos judíos salieron del fuerte, y algunos musulmanes se batieron con ellos y los sometieron. En ese momento, el Santo Profeta (sa) estaba disparando flechas, durante lo cual Hazrat Hubab bin Mundhir entró en el fuerte, y se produjo una feroz batalla. El fuerte fue conquistado y los musulmanes se apoderaron de los alimentos y los recursos. El botín incluía grandes cantidades de comida, y el Santo Profeta (sa) les ordenó que comieran de ella y también que alimentaran a los animales, y que utilizaran todo lo que había allí.
Asedio del fuerte de Zubair ibn al-Awwam
El tercer fuerte de Jaibar se llamaba inicialmente Fuerte Qul’la, tras lo cual recibió el nombre de Fuerte Zubair bin Awwam. Este fuerte estaba situado en una montaña, y el Santo Profeta (sa) lo sitió durante tres días. Un judío informó al Santo Profeta (sa) de que el asedio no sería efectivo porque los judíos del fuerte tenían túneles por los que sacaban agua por la noche. Les informó de que, si se les quitaba la fuente de agua, se rendirían. Así pues, tras cortarles la fuente de agua, los judíos salieron del fuerte y se desató una dura batalla. El fuerte fue conquistado, tras lo cual el Santo Profeta (sa) se dirigió a los fuertes de Shaqq, el tercer grupo de fuertes de Jaibar.
Ataque a los fuertes de Shaqq
Shaqq contaba con dos fuertes. El primero era el Fuerte Ubayy. El Santo Profeta (sa) subió a una colina y comenzó a atacar este fuerte. Un judío salió para batirse en duelo, y Hazrat Hubab (ra) lo sometió. Otro hombre salió, y alguien del ejército musulmán se adelantó pero fue martirizado. Entonces, Hazrat Abu Dujanah (ra) salió de entre los musulmanes y sometió al judío. Después de esto, los judíos no enviaron a nadie a batirse en duelo, y los musulmanes lanzaron un ataque colectivo contra el fuerte. Todos los judíos huyeron, dejando atrás su ganado y armamento, y se refugiaron en el segundo fuerte de Shaqq.
Los musulmanes persiguieron a los judíos, y éstos empezaron a disparar muchas flechas desde los altos muros de su fuerte. Los musulmanes respondieron con flechas. Se observó que los judíos apuntaban sus flechas especialmente hacia donde el Santo Profeta (sa) había establecido su campamento. Una flecha llegó incluso a rozarle la ropa. Según una narración, el Santo Profeta (sa) fue herido por una flecha y su ropa se rasgó. En respuesta, tomó un puñado de piedras y las arrojó hacia el fuerte, lo que hizo que éste temblara y se estremeciera. A partir de entonces, el fuerte fue derrotado.
La conquista de los fuertes de Katibah
Había otro grupo de tres fuertes conocidos como los Fuertes de Katibah. Tras conquistar los grupos de fuertes de Nata y Shaqq, el Santo Profeta (sa) se dirigió a Katibah. Los tres fuertes eran conocidos como Wati, Sulalim y Qamus. El fuerte más grande y fortificado era Qamus. Después de que los judíos que habían sido desplazados se refugiaran en estos fuertes, nadie salió para batirse en duelo, ni se asomaron por las murallas. El Santo Profeta (sa) sitió estos fuertes durante 14 días, tras los cuales se decidió que debían ser bombardeados con piedras.
Los judíos intentaron reconciliarse con los musulmanes al darse cuenta de que su derrota estaba cerca. Kinanah bin Huqaiq envió a Shammakh al Santo Profeta (sa) con el mensaje de que le gustaría hablar, a lo que el Santo Profeta (sa) accedió. Kinanah salió del fuerte y firmó un tratado de paz con los musulmanes. Los judíos entregaron sus pertenencias y los musulmanes recogieron el botín.
Existen otras narraciones sobre esta victoria. En algunos libros de historia se dice que el fuerte Qamus estuvo sitiado durante 20 días y que fue conquistado tras una dura batalla dirigida por Hazrat Ali (ra).
No obstante, se firmó un acuerdo entre los judíos y los musulmanes. La primera condición estipulada en el acuerdo era que los judíos desalojarían todos los fuertes y dejarían allí todo su armamento, y el ejército musulmán lo tomaría en su poder. La segunda condición, según las negociaciones, era que el Santo Profeta (sa) protegería a los judíos y se abstendría de hacer cautivas a sus mujeres y niños. Así, todos estarían protegidos. La tercera condición era que los judíos serían exiliados e irían hacia Siria. La cuarta condición era que los musulmanes permitieran a los judíos, tras su exilio, llevarse tanta riqueza y recursos como pudieran transportar sus monturas. La quinta condición era que los judíos informaran a los musulmanes de todos los tesoros ocultos y los entregaran a los vencedores. La sexta condición era que los musulmanes no serían responsables de nadie que incumpliera alguna de las condiciones estipuladas u ocultara información que debiera ser revelada a la luz del acuerdo.
Aunque, según el acuerdo, los judíos debían abandonar Jaibar e ir a Siria, pidieron que se les permitiera quedarse allí para atender sus tierras de cultivo, sobre todo porque conocían bien sus cosechas. El Profeta (sa) les concedió permiso para quedarse en Jaibar y continuar con su agricultura. El Santo Profeta (sa) los trató con inmensa misericordia. Según el acuerdo, los musulmanes tendrían derecho a la mitad de la cosecha.
El asesinato de Kinanah bin Rabi
Después de Khaibar se produjeron algunos incidentes aislados. Una vez resueltos los sucesos de Khaibar, Kinanah, el gran jefe de Jaibar, y su hermano, Rabi’, fueron llevados ante el Santo Profeta (sa). Kinanah poseía los tesoros del jefe de Banu Nadhir, Huyayy bin Akhtab, y el Santo Profeta (sa) preguntó por ellos. Afirmaron que todo se había gastado después de que los Banu Nadhir hubieran sido exiliados de Medina, y juraron por ello. Un judío intentó convencer a Kinanah para que revelara el paradero del tesoro, sin embargo, negaron su existencia. El Santo Profeta (sa) dijo que si ocultaban algo que luego se descubriera, daría por perdidas sus vidas y las de sus familias.
Según una narración, el Santo Profeta (sa) envió a un hombre de entre los Ansar a un lugar concreto donde había algo oculto entre dátiles. Al descubrir el tesoro escondido, los dos judíos fueron asesinados por romper su juramento, y sus familias fueron capturadas. Se trata de una narración cuya autenticidad se desconoce. Según otra narración, Kinanah fue llevado ante el Santo Profeta (sa), y éste negó tener conocimiento alguno del tesoro. Trajeron a otro judío, Tha’labah, que admitió haber visto a Kinanah pasar el tiempo en un lugar concreto por las mañanas. Los Compañeros recuperaron parte del tesoro y Kinanah se negó a revelar el paradero del resto. Como resultado, el Santo Profeta (sa) ordenó que lo mataran. Cuando estaba a punto de morir, Kinanah reveló el paradero del tesoro restante, y en lugar de ser asesinado por romper su juramento, fue asesinado en recompensa por el martirio de un musulmán.
Su Santidad (aba) dijo que este incidente está registrado de una manera que contradice el verdadero ejemplo y carácter del Santo Profeta (sa). Hay otras narraciones que varían.
Muchos libros de historia destacados, e incluso Sunan Abi Dawood, mencionan este suceso y el asesinato de Kinanah. Incluso algunos orientalistas mencionan este incidente en sus libros. Han levantado acusaciones de que el Santo Profeta (sa) estaba, Dios no lo permita, deseoso de riqueza por avaricia. Todas estas afirmaciones contradicen su carácter y sus principios. Un estudio más profundo revela que Kinanah no fue asesinado sólo por ocultar información sobre este tesoro.
El Santo Profeta (sa) era la persona más indulgente y misericordiosa. Ordenó que bajo ninguna circunstancia se hiciera daño a mujeres y niños. Antes de embarcarse hacia Jaibar, también aconsejó a sus Compañeros que quien fuera a conseguir botín se quedara atrás porque ese no era el objetivo. El Santo Profeta (sa) era un faro resplandeciente de justicia, y cualquier narración que contradiga su carácter debe y tiene que ser diseccionada en consecuencia para garantizar su veracidad.
Según la respuesta preparada por la célula de investigación, se ha observado que hay muchas variaciones de ciertos aspectos de estas narraciones. En segundo lugar, parece extraño y contrario a la práctica del Santo Profeta (sa) preguntar por un tesoro después de que se hubieran acordado las condiciones de un acuerdo de paz. A la luz del acuerdo, los judíos ya habían perdido sus posesiones. En tercer lugar, cuando se descubrió el tesoro, ¿qué ocurrió con él? Todos los demás botines, hasta las flechas, se mencionan con gran detalle en los registros históricos, pero no se menciona el oro, la plata y los diamantes. En cuarto lugar, existen graves discrepancias entre todas las narraciones que mencionan la búsqueda en este tesoro. Muchos individuos estaban implicados, pero sólo Kinanah y su hermano fueron asesinados, lo que no tiene sentido.
Al’lamah Shibli No’mani, un historiador de renombre, también señala este error y dice que se ha atribuido erróneamente a la vida del Santo Profeta (sa). De hecho, Kinanah fue asesinado, pero no torturado para revelar el paradero del tesoro, y la razón por la que fue asesinado no se limitaba a ocultar la ubicación del tesoro.
Además, el Santo Profeta (sa) está por encima de tal comportamiento en el que ordenaría la tortura de alguien a cambio de algún tesoro. Kinanah mató a Mahmood bin Maslamah, y por lo tanto fue asesinado como resultado de este asesinato. Un autor ahmadí llamado Syed Barakat Ahmad Sahib escribe al respecto que Ibn Ishaq ha narrado este incidente sin ninguna cadena de narración, y en principio, el uso del fuego está en contra del Islam. Además, no hay ninguna narración que detalle que esta riqueza se depositó en el tesoro. Las menciones a los metales preciosos como el oro, la plata, etc. dentro de Jaibar no se encuentran entre otras narraciones de historiadores; más bien, todas las narraciones mencionan productos agrícolas, ropa y armas.
El propio Hazrat Abu Hurairah (ra) solía narrar que, aunque conquistaron Jaibar, no recibieron oro ni plata en el botín de guerra. De esto se deduce que Kinanah bin Rabi’ fue ejecutado, pero el motivo de su ejecución fue el asesinato de un soldado musulmán.
Entre estas narraciones también existe el incidente de una mujer judía que intentó envenenar al Santo Profeta (sa), sin embargo Al’lah el Todopoderoso le salvó de ello. Si Dios quiere, más adelante se hablará de este incidente.
Oraciones fúnebres
Maestro Mansoor Ahmad Sahib Kahloon
El amado Huzoor (aba) anunció la oración fúnebre en ausencia del Maestro Mansoor Ahmad Sahib Kahloon, que era hijo de Sharif Ahmad Sahib Kahloon. Ha fallecido recientemente en Australia. Ciertamente a Al’lah pertenecemos y a Él volveremos. Era nieto de Hazrat Chaudhry Sardar Khan Sahib (ra), conocido compañero del Mesías Prometido (as). Después de buscar su educación en Rabwah, comenzó a servir desde muy joven. Sirvió en el área de educación durante más de 34 años. Tuvo la bendita oportunidad de servir como Qa’id y Sadr Maylis en varias ocasiones, y también sirvió en el Fondo del Jubileo. Fue secretario general en Hyderabad durante 18 años. Luego, sirvió como Amir para el Distrito de Hyderabad durante 13 años y también sirvió como Amir Muqami.
Tenía la costumbre de acudir a la mezquita a servir inmediatamente después de salir del trabajo. Estaba firmemente apegado al Jilafat, cuidaba de los pobres, era humilde y generoso, y ayudó a muchos a obtener una educación.
Le sobreviven una hija y cinco hijos. Su hijo Usama dice que desde su más tierna memoria recuerda a su padre sirviendo. Se vio obligado a emigrar a Australia debido a las condiciones de Pakistán, pero siguió sirviendo cuando llegó allí. Participaba en cualquier iniciativa financiera, tanto en Australia como en Pakistán. Sirvió como secretario local Ta’lim-ul- Corán y Tarbiyyat. Que Al’lah el Todopoderoso se apiade del difunto y permita a sus hijos continuar las nobles acciones de su padre.
Resumen preparado por The Review of Religions