Jalifas guiados - Hazrat Abu Bakr (ra)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)
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Jalifas guiados – Hazrat Abu Bakr (ra)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

SERMÓN DEL VIERNES, 26 de AGOSTO de 2022.

Pronunciado en la Mezquita Mubarak de Islamabad (Tilford, Surrey), en el Reino Unido.

Después de recitar el Tashahud, el Taawwuz y el Surah Al-Fatihah,

Hazrat Mirza Masrur Ahmad, Jalifatul Masih V (atba), dijo lo siguiente:

Estaba relatando las narraciones relacionadas con los ejércitos enviados por Hazrat Abu Bakr (ra) a Siria para detener la agresión [de su gente]. En el sermón anterior ya se hizo mención de tres ejércitos.

El cuarto ejército estaba dirigido por Hazrat Amr bin Al-Aas (ra), pues en relación con esto, según los relatos históricos, ciertamente Hazrat Abu Bakr (ra) envió un ejército hacia Siria bajo el liderazgo de Hazrat Amr bin Al-Aas (ra). Antes de ello, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) fue designado para recolectar limosnas de la mitad de la región de Quzaa y Hazrat Walid bin Uqbah (ra) fue designado para recolectar limosnas de la otra mitad. Pues bien, cuando Hazrat Abu Bakr (ra) decidió enviar varios ejércitos hacia Siria, deseaba enviar a Hazrat Amr bin Al-Aas (ra). Sin embargo, debido al papel que tuvo Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) para poner fin a la ola de apostasía, Hazrat Abu Bakr (ra) le dio la opción de quedarse en Quzaa o ir a Siria y fortalecer a los musulmanes, por lo que le envió una carta a Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) diciendo: “¡Oh Abu Abdul’lah! Me gustaría que te ocuparas de una tarea que será excelente para tu vida en este mundo y en el Más Allá, a menos que prefieras continuar con la tarea en la que estás ocupado actualmente”. En respuesta a esto, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) le escribió a Hazrat Abu Bakr (ra) exclamando: “Soy una de las flechas del Islam y, después de Al’lah, eres la única persona que puede disparar o recoger estas flechas. Puedes decidir disparar la flecha más fuerte, más temible y más excelente en la dirección hacia la que anticipas el peligro”; es decir, estaba absolutamente preparado para enfrentarse a todo tipo de peligros.

Luego, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) llegó a Medina y Hazrat Abu Bakr (ra) le indicó que estableciera su campamento fuera de dicha ciudad, para que la gente pudiera reunirse a su alrededor y muchos hombres nobles de los qureish se unieron a él. Cuando [finalmente] se tomó la decisión de dirigirse hacia Siria, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) fue llamado a ir a Medina. Entonces llegó y, para preparar un ejército con él, Hazrat Abu Bakr (ra) le ordenó que estableciera su campamento [precisamente] a las afueras de Medina, a fin de que la gente fuera hacia él y al decidir su marcha de allí, Hazrat Abu Bakr (ra) vino a despedirlos y declaró: “¡Oh Amr! Eres sabio, experimentado y conoces los asuntos relacionados con el combate. Partirás con hombres nobles de tu tribu y musulmanes justos, y te encontrarás con tus hermanos. Por lo tanto, no permitas que haya ninguna deficiencia en su bienestar y tampoco les impidas hacer buenas sugerencias, ya que tu visión en asuntos relacionados con la lucha es digna de elogio y ello puede resultar ser una bendición al final”. O sea, que no impidiera que le hicieran propuestas buenas y si le daban una buena sugerencia podía actuar conforme a ella.

Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) respondió: “¡Qué maravilloso sería para mí demostrar que tu percepción de mí es cierta y que tu opinión sobre mí no acabe siendo incorrecta!”. [Después de esto,] Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) partió con su ejército, que constaba de unos 6.000 o 7.000 hombres y su destino era Palestina. Además, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) preparó un batallón de 1.000 hombres y lo envió bajo el liderazgo de Hazrat Abdul’lah bin Umar (ra) hacia los bizantinos que avanzaban. Posteriormente, este batallón se encontró con los bizantinos y derrotó la fuerza enemiga, obtuvo la victoria sobre ellos y regresó con algunos prisioneros. Entonces, Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) interrogó a estos prisioneros y salió a la luz que el ejército bizantino, bajo el liderazgo de Ruwais, se estaba preparando para lanzar un ataque repentino contra los musulmanes, por lo que Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) organizó su ejército teniendo en cuenta esta información. Cuando los bizantinos lanzaron su ataque, los musulmanes lograron detenerlos y se vieron obligados a retirarse. Después de esto, los musulmanes lanzaron un contraataque, derrotaron sus fuerzas y los obligaron a retirarse y abandonar el campo de batalla. No obstante, el ejército musulmán los persiguió y miles de soldados bizantinos fueron matados, y así es como la batalla llegó a su fin.

Habiendo despachado estos ejércitos, Hazrat Abu Bakr (ra) se sintió aliviado porque tenía la esperanza de que Dios hiciera que estos contingentes musulmanes vencieran a los bizantinos. La razón de esto era que más de 1.000 [Compañeros (ra)] “Muhayirin” (musulmanes que emigraron de La Meca a Medina) y “Ansar” (musulmanes residentes de Medina) se encontraban en estos ejércitos, [y eran personas] que habían demostrado su máxima lealtad en cada ocasión y habían luchado junto al Santo Profeta Muhammad (sa) desde el comienzo del Islam. Entre ellos también estaba la gente de Badr, con respecto a la cual el Santo Profeta (sa) suplicó a su Señor: “¡Oh Al’lah! Si dejas que hoy esta pequeña comunidad sea destruida, entonces no serás adorado en esta Tierra de nuevo”.

[Por otra parte], está escrito que en aquellos días el emperador bizantino Heraclio estaba en Palestina. Cuando recibió noticias de los preparativos de los musulmanes, reunió a los jefes de la zona y se dirigió a ellos con apasionados discursos, incitándolos a luchar contra los musulmanes. [En este sentido], dijo en relación a los musulmanes: “Estos que desean atacaros son gente del desierto árabe, hambrienta, desnuda e inculta. Así pues, dadles una respuesta tan enfática que nunca más tengan el coraje de volver a mirar en vuestra dirección. Contaréis con el apoyo total de la maquinaria y el personal militar. Obedeced de buena gana a los que han sido nombrados comandantes de entre vosotros y venceréis”.

 

Este es el discurso que Heraclio pronunció a la gente de allí para incitarlos contra los musulmanes.

Luego, tras preparar al pueblo de Palestina para enfrentarse a los musulmanes, Heraclio viajó a Damasco. De allí fue a Homs y Antakia, y tal y como hizo en Palestina, pronunció los mismos apasionados discursos, preparando a la gente para la guerra contra los musulmanes e hizo de Antakia el cuartel general de los preparativos contra los musulmanes.

Los bizantinos tenían dos ejércitos en Siria: uno en Palestina y el otro en Antakia. Estos dos ejércitos habían establecido su cuartel general en los siguientes lugares:

1)  Antakia, que fue la base principal de Siria en la época del imperio romano.

2)  Qinnasrin, que se encuentra en la frontera al noroeste de Siria, junto a Persia.

3)  Homs­, que se halla también en la frontera noreste de Siria, junto a Persia.

4)  Omán, que era el cuartel general de Balqa, el cual estaba situado en una fortaleza fortificada y bien protegida.

5)  Ajnadain, que era el cuartel general militar de los bizantinos en el sur de Palestina y alcanzaba los límites este y oeste de las tierras árabes, extendiéndose hasta la frontera con Egipto.

6)  Cesárea, que está situada en el norte de Palestina, a 13 km de Haifa, y cuyos restos aún están presentes en la actualidad.

[De todas formas], el centro de mando bizantino era Homs o Antakia.

También se menciona en una narración que cuando Heraclio se enteró de la inminente llegada de los ejércitos musulmanes, aconsejó a su propia gente que se abstuviera de participar en la guerra proclamando: “Creo que deberíais hacer un tratado con los musulmanes. Por Dios, si estáis de acuerdo en que ellos tengan la mitad de los productos de Siria y que la otra mitad permanezca con vosotros y mantengáis el control de Roma, esto será mejor que si ellos capturan toda la tierra de Siria y la mitad de Roma”. Sin embargo, los bizantinos se levantaron y se fueron, haciendo caso omiso de lo que dijo. Por eso los llevó a Homs y comenzó a preparar a los soldados y ejércitos. Heraclio luego fue de Homs a Antakia y al ver que tenía un gran ejército, decidió enviar batallones separados para combatir con cada uno de los ejércitos musulmanes, con el fin de debilitarlos enfrentándose a cada división de su ejército por separado. Por tanto, envió a su hermano Tazarik con un ejército de 90.000 soldados para combatir contra Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) y mandó a Yarya bin Tauzil para enfrentarse a Hazrat Yazid bin Abi Sufian (ra). Del mismo modo, envió a Qaiqar bin Nastus con un ejército de 60.000 soldados para combatir con Hazrat Abu Ubaidah bin Al-Yarrah (ra) y a Baraqis para enfrentarse con Hazrat Shurahbil bin Hasanah (ra).

Cuando Hazrat Abu Ubaidah bin Al-Yarrah (ra) estaba cerca de Yabiah, una persona vino con noticias [frescas]: “Heraclio está en Antakia y ha traído un ejército enorme para enfrentarse a vosotros, un contingente [tan grande] que jamás ninguno de sus antepasados ​​hubo reunido uno igual para combatir con alguien”. Ante esto, Hazrat Abu Ubaidah (ra) le escribió a Hazrat Abu Bakr (ra) explicando: “Me han informado que el emperador bizantino Heraclio ha venido y se ha estacionado en una ciudad de Siria llamada Antakia y ha enviado gente de su imperio para que se reúna. Por consiguiente, la gente ha acudido en tropel hacia Heraclio desde todos los caminos, tanto fáciles como difíciles. Así que he considerado conveniente informarte de ello para que decidas al respecto”.

Hazrat Abu Bakr (ra) escribió en respuesta a Hazrat Abu Ubaidah (ra):

“He recibido tu carta y he entendido todo lo que has escrito con respecto al emperador bizantino Heraclio”. Además, le envió [como respuesta]: “Su permanencia en Antakia será la causa de su propia derrota y la de sus cohortes, y la victoria de Al’lah para ti y para los musulmanes. Por eso, no hay necesidad de preocuparse. En cuanto a lo que escribiste con relación a Heraclio, quien ha reunido a la gente de su imperio, y la gran cantidad de personas que se han juntado, ambos sabíamos antes de esto que lo harían, porque ningún pueblo puede abandonar a su emperador ni dejar el imperio sin combatir”.

Hazrat Abu Bakr (ra) luego añadió:

“¡Toda la alabanza pertenece a Dios! Sé que muchos musulmanes que luchan contra ellos aman la muerte tanto como los enemigos aman la vida; tienen la esperanza de una gran recompensa de Al’lah por esta lucha y sienten un mayor amor por querer esforzarse en el camino de Dios que por su amor por las mujeres vírgenes y las posesiones valiosas. Tan solo uno de ellos, durante la batalla, es mejor que mil politeístas. Combatid con ellos con vuestro ejército y no os preocupéis por los musulmanes que no están con vosotros. Ciertamente Al’lah, cuyo recuerdo es [la virtud más] elevada, está con vosotros; y al mismo tiempo estoy enviando a más gente para ayudarte, ejércitos que serán suficientes para ti, después de lo cual, si Dios quiere, no necesitaréis ninguno más. ¡Que la paz sea contigo!”.

De igual modo, Hazrat Abu Bakr (ra) recibió una carta de Hazrat Amar bin Al-Aas (ra) y en respuesta a la carta, Hazrat Abu Bakr (ra) afirmó:

“He recibido tu carta en la que has mencionado la concentración de tropas del ejército bizantino. Recuerda, Dios Altísimo no concedió la victoria y Su ayuda a Su Mensajero (sa) porque tenía un gran ejército. Nuestra condición era tal que cuando realizábamos la ‘yihad’ [el esfuerzo en el camino de Al’lah y, en este caso, la lucha en defensa propia] junto al Santo Profeta Muhammad(sa), solo teníamos dos caballos y nos turnábamos para montar en el camello. Luego, el Día de Uhud, estábamos con el Profeta (sa) y solo poseíamos un caballo sobre el que iba montado el Mensajero de Dios (sa). Pero, a pesar de todo, Al’lah nos concedía la victoria sobre el enemigo y nos otorgaba Su ayuda”.

Aparte, Hazrat Abu Bakr (ra) escribió a Amr (ra):

“Recuerda que el más obediente a Dios Altísimo es aquel que tiene más aversión al pecado. [En consecuencia], obedece a Dios e instruye a los que están contigo a mostrar obediencia a Dios”.

Hazrat Yazid bin Abi Sufian (ra) también escribió una carta en la que informaba sobre la situación de su territorio y pedía ayuda. En respuesta, Hazrat Abu Bakr (ra) dijo:

“Cuando te enfrentes a tus enemigos en la batalla, coge a tus hombres, lanza un ataque y lucha contra ellos. Al’lah no dejará que os destruyan, pues Dios me ha informado que un pequeño ejército puede vencer a uno mucho más grande, por Su mandato. Aun así, enviaré más ‘muyahidines’ [guerreros musulmanes] en tu ayuda y serán suficientes para ti, y no necesitarás más, InshAl’lah [si Dios quiere]. ¡Que la paz sea contigo!”. 

Hazrat Abu Bakr (ra) también firmó esta carta y la envió a manos de Hazrat Abdul’lah bin Kurd (ra) a Hazrat Yazid (ra), y este partió. Cuando llegó hasta Hazrat Yazid (ra), leyó la carta delante de los musulmanes, por lo que al escuchar su contenido estos se entusiasmaron.

Por otro lado, Hazrat Abu Bakr (ra) llamó a Hazrat Hashim bin Utbah (ra) y le amonestó así:

“¡Oh Hashim, eres muy afortunado y privilegiado por pertenecer a esa gente de la que los musulmanes están obteniendo apoyo contra el enemigo incrédulo, y aquellos que se les conoce por ser dignos de confianza por sus buenos deseos y consejos, su castidad y su dominio en la destreza militar”.

Además, Hazrat Abu Bakr (ra) le comunicó a Hazrat Hashim bin Utbah (ra), quien estaba enviando con un ejército:

“Los musulmanes me han escrito solicitando apoyo contra su enemigo incrédulo. Por ello, ve junto a tus compañeros. Estoy preparando a gente para que te acompañe. Partir desde aquí hasta encontraros con Abu Ubaidah”.

Hazrat Abu Bakr (ra) se levantó entre la gente y alabó a Dios, y a continuación declaró:

“En efecto, algunos de vuestros hermanos musulmanes están bien, otros están heridos y siendo protegidos y atendidos. [De todas maneras], Al’lah ha infundido temor en el corazón de los enemigos, pues se han refugiado en sus fortalezas y han cerrado las puertas. [Aparte], el mensajero [que ha llegado] de parte de los musulmanes ha traído la noticia de que el emperador bizantino Heraclio ha huido de su fortaleza y ha buscado refugio en una ciudad de la frontera de Siria; y también nos ha traído noticias de que Heraclio ha enviado un gran ejército desde allí para combatir a los musulmanes. [Por lo tanto], deseo enviar tu ejército para ayudar a vuestros hermanos musulmanes. Dios Altísimo les fortalecerá y reforzará a través de esto (es decir, los musulmanes se fortalecerán a través de este ejército), los enemigos serán deshonrados, y Él infundirá miedo en sus corazones. ¡Que Al’lah tenga misericordia de ti! Preparaos junto a Hashim bin Utbah (ra) y esperad la recompensa y las bendiciones de Dios. Si tenéis éxito, obtendréis el botín de guerra; pero si sois derrotados, alcanzaréis el martirio y el honor”.

Hazrat Abu Bakr (ra) regresó entonces a su casa y la gente comenzó a reunirse junto a Hazrat Hashim bin Utbah (ra), hasta el punto que llegaron en gran número. Cuando alcanzaron el millar, Hazrat Abu Bakr (ra) les ordenó que se marcharan. Entretanto, Hazrat Hashim bin Utbah (ra) transmitió el saludo de paz a Hazrat Abu Bakr (ra) y se despidió, por lo que Hazrat Abu Bakr (ra) le explicó: “¡Oh Hashim, solíamos beneficiarnos de las sugerencias y la buena planificación de los mayores y dependíamos de la paciencia, la fuerza y la valentía de los jóvenes. Al’lah ha combinado todas estas cualidades dentro de ti. Todavía eres joven y te encaminas hacia la prosperidad. Cuando te enfrentes con el adversario, mantente firme en el combate y muestra paciencia. Recuerda que cualquier paso que des, todo lo que gastes, la sed, la fatiga y el hambre que padezcas en el camino de Dios, se contabilizaran por Dios Altísimo como buenas acciones; y Al’lah no deja que se desperdicie la recompensa de los que hacen el bien”.

Al oír esto, Hazrat Hashim bin Utbah (ra) exclamó:

“Si Dios desea el bien para mí, entonces esto es exactamente lo que haré. La fuerza y el poder solo pueden ser concedidos por Dios Altísimo. Mientras no me maten, tengo la intención de seguir luchando una y otra y otra vez”. Y luego añadió: “Confío en que, mientras no me maten, pueda luchar continuamente contra ellos”. O quizá dijo: “Deseo ser martirizado, y serlo una y otra vez”.

Estas son las dos narraciones [al respecto].

Entonces, su tío paterno, Hazrat Sad bin Abi Waqas (ra), le pidió:

“¡Oh sobrino mío, todas las flechas que dispares y los golpes que des deben ser para alcanzar la complacencia de Al’lah! Sé que pronto dejarás este mundo y volverás a Dios. Desde este mundo hasta el Más Allá te acompañará cada paso que diste con verdadero corazón o todas tus buenas acciones que hiciste”.

[Ante esto], Hazrat Hashim bin Utbah (ra) replicó:

“Querido tío, no tienes que preocuparte por mí en este sentido. Si mi descanso y mis viajes, mis maniobras durante el día y la noche, esfuerzos y combates, las heridas que causo con mis flechas y los golpes con mi espada son solo para mostrar a los demás, entonces estaré entre los perdedores”.

En otras palabras, cada una de sus acciones sería por la causa de Al’lah, no por otras personas. Después, se alejó de Hazrat Abu Bakr (ra) y se dirigió hacia Hazrat Abu Ubaidah (ra) hasta alcanzarle. Los musulmanes se alegraron de su llegada y se informaron mutuamente de la buena noticia de su venida.

Por su parte, Hazrat Said bin Aamir bin Hiziam (ra) supo que Hazrat Abu Bakr (ra) deseaba enviarlo a Siria para llevar a cabo la “yihad”, como parte de otro ejército que Hazrat Abu Bakr (ra) estaba preparando. Hazrat Said bin Aamir (ra) pensó que este ejército sería enviado bajo su liderazgo. En cualquier caso, esta noticia le llegó [de alguna forma], pero Hazrat Abu Bakr (ra) retrasó eso durante algún tiempo y no le mencionó nada durante unos días.

[Al final], Hazrat Said bin Aamir (ra) se dirigió a Hazrat Abu Bakr (ra) y le comentó:

“¡Oh Abu Bakr, por Dios, he recibido noticias de que tienes la intención de enviarme hacia los bizantinos, aunque he observado que has permanecido en silencio. No sé qué impresión tienes de mí en tu corazón. Si deseas enviar como líder a alguien que no sea yo, entonces envíame junto a él, pues nada me haría más feliz; y si no tienes intención de enviar a nadie, entonces, debido a mi pasión por la ‘yihad’, concédeme permiso para unirme a los musulmanes. ¡Que Al’lah tenga misericordia de ti! Me han informado que los bizantinos han reunido un gran ejército”.

A continuación, Hazrat Abu Bakr (ra) proclamó:

“¡Oh Said bin Aamir (ra), que el Más Misericordioso de Todos se apiade de ti! Por lo que conozco de ti, tu rango está entre los que son humildes, amables con sus parientes, ofrecen el ‘tahayud’ [oración voluntaria] en la madrugada y recuerdan mucho a Al’lah”.

Entonces, Hazrat Said bin Aamir (ra) respondió:

“¡Que Dios se apiade de ti! Al’lah ha concedido incluso favores más grandes sobre mí, pero todo se debe a Su gracia y favor! ¡Por Dios, desde que te conozco, tú declaras manifiestamente la verdad, te mantienes firme en la justicia, eres misericordioso con los creyentes y severo al combatir a los adversarios; tomas decisiones justas y no das preferencia a la hora de distribuir la riqueza”.

Ante esto, Hazrat Abu Bakr (ra) le contestó:

“¡Es suficiente, oh Said, es suficiente! ¡Que Al’lah tenga misericordia de ti! Ve y prepárate para la guerra. Estoy a punto de enviar un ejército a los musulmanes que ya están en Siria y te nombro su líder”.

Después ordenó a Hazrat Bilal (ra) que hiciera un anuncio a la gente y este proclamó:

“¡Oh musulmanes,  preparad una expedición a Siria junto a Hazrat Said bin Aamir bin Hizyam (ra)”.

A los pocos días, setecientas personas se reunieron con él para formar un ejército y cuando Hazrat Said bin Aamir (ra) iba a partir, Hazrat Bilal (ra) se dirigió a Hazrat Abu Bakr (ra) y le dijo:

“¡Oh Jalifa del Santo Profeta (sa)! Si me liberaste por la causa de Dios Altísimo para que fuese libre de hacer lo que desee y contribuir a algo beneficioso, entonces concédeme permiso para realizar la ‘yihad’ [esfuerzo en la causa de Al’lah] por la causa de mi Señor. Sin duda prefiero ir a la ‘yihad’ que quedarme aquí sin hacer nada”.

Presto, Hazrat Abu Bakr (ra) manifestó:

“Dios es testigo de que esa es la razón por la que te liberé y no busco ninguna recompensa ni agradecimiento a cambio. Esta tierra es extensa, así que sigue el camino que prefieras”.

A continuación] Hazrat Bilal (ra) proclamó:

“¡Oh Siddiq! Tal vez te ha molestado lo que le he dicho y te has disgustado conmigo”.

Hazrat Abu Bakr (ra) replicó:

“¡No, por Al’lah! Eso no me ha disgustado. No deseo que abandones tus deseos por los míos, porque tu deseo te llama a obedecer a Dios”.

Al final, Hazrat Bilal (ra) declaró:

“Si lo deseas, me quedaré contigo”.

[Al oír esto], Hazrat Abu Bakr (ra) afirmó:

“Si deseas ir a la ‘yihad’, nunca te ordenaré que te quedes atrás. Solo deseo tenerte para [que pronuncies] el azán [llamada a la oración]. ¡Oh Bilal, me aterra la idea de separarme de ti! No obstante, esta separación es necesaria y tras la misma no nos encontraremos hasta el Día del Juicio. ¡Oh Bilal, continúa siempre haciendo buenas acciones y que estas sean las provisiones para tu viaje; y, mientras estés vivo, que Al’lah mantenga viva tu memoria por esta misma razón; y cuando fallezcas, que Él te conceda una excelente recompensa!”.

Hazrat Bilal (ra) le replicó así:

“¡Que Dios Altísimo te conceda la mejor recompensa en nombre de este amigo y hermano! Por Al’lah, las instrucciones que nos ha dado sobre la obediencia a Dios, la paciencia, la veracidad y el hacer buenas acciones no son nada nuevo, y no deseo llamar al azán para nadie después del [fallecimiento del] Santo Profeta Muhammad (sa)”.

Así pues, Hazrat Bilal (ra) también partió junto a Hazrat Said bin Aamir (ra) y pidió además que si solo se le retenía para realizar el azán [la llamada a la oración], entonces deseaba no tener que realizarlo, porque su corazón no estaba contento de pronunciar el azán para nadie más después del Mensajero de Al’lah (sa). Luego llegaron más personas y se reunieron entorno a Hazrat Abu Bakr (ra), quien  nombró a Hazrat Muawiyah (ra) como su líder y le ordenó que se uniera a su hermano Hazrat Yazid (ra). Por tanto, Hazrat Muawiyah (ra) partió y se unió a Hazrat Yazid (ra); y cuando Hazrat Muawiyah (ra) pasó junto a Hazrat Jalid bin Said (ra), la parte restante del ejército también se unió a él.

Más tarde, Hamzah bin Abi Bakr Hamdani se presentó ante Hazrat Abu Bakr (ra) con un ejército de cerca de mil personas, o incluso más. Cuando Hazrat Abu Bakr (ra) observó su número y preparación, se alegró mucho y exclamó: “¡Todas las alabanzas pertenecen a Al’lah por este favor suyo a los musulmanes! Dios siempre ayuda a los musulmanes a través de estas personas y procura los medios para su felicidad; los utiliza para fortalecer a los musulmanes y para aplastar a los adversarios”. Entonces, Hamzah le preguntó a Hazrat Abu Bakr (ra): “¿Habrá algún líder sobre mí aparte de ti?”. Hazrat Abu Bakr (ra) le respondió: “Sí, hemos designado tres líderes y puedes unirte al que elijas”. Luego, cuando Hamzah se unió a los musulmanes y preguntó cuál de sus líderes era el de más alto rango y se había beneficiado más de la compañía del Santo Profeta (sa), se le comunicó que era Hazrat Abu Ubaidah bin Yarrah (ra), por lo que se unió a él. [En realidad], esta era una forma de expresar su amor por el Profeta (sa); o sea, su decisión de quedarse con la persona que había pasado más tiempo con el Mensajero de Al’lah (sa).

Entretanto, continuamente llegaban a Medina grupos preparados para la “yihad” y Hazrat Abu Bakr (ra) los enviaba para realizar expediciones. Mientras tanto, Hazrat Abu Ubaidah (ra) escribía continuamente a Hazrat Abu Bakr (ra): “Los bizantinos y sus tribus asociadas se están reuniendo en gran número para luchar contra los musulmanes. Por ello, por favor, instruye sobre lo que debe hacerse”. Como resultado de las constantes cartas de Hazrat Abu Ubaidah (ra), Hazrat Abu Bakr (ra) decidió enviar a Hazrat Jalid bin Walid (ra) a Siria.

Ante esto, Hazrat Abu Bakr (ra) afirmó:

“¡Por Al’lah! A través de Jalid bin Walid (ra) haré que los bizantinos olviden sus estratagemas satánicas”.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) estaba en Irak en el momento en que Hazrat Abu Bakr (ra) le ordenó ir a Siria para dirigir y ocuparse de los ejércitos musulmanes, y también le escribió a Hazrat Abu Ubaidah (ra):

“Después de esto, he confiado el liderazgo a Hazrat Jalid bin Walid (ra) en la guerra contra los oponentes en Siria. No te opongas a él. Obedécele y haz lo que te ordene. No lo he nombrado por encima de ti porque no crea que seas mejor que él, sino porque, en mi opinión, no posees la misma destreza en la guerra que él. ¡Que Dios Altísimo nos facilite lo mejor para nosotros y para vosotros! ¡Que la paz sea contigo!”.

Hay relatos históricos sobre el viaje de Hazrat Jalid bin Walid (ra) desde Irak a Siria en los que se narra que cuando recibió la carta de Hazrat Abu Bakr (ra), marchó hacia Siria con lo que, según consta en varias narraciones, era un ejército de ochocientos, seiscientos o quinientos soldados; o incluso llegaban hasta un número tan alto como nueve mil, o quizá eran seis mil soldados o varios miles, de todas formas. Algunas narraciones registran que fueron cientos, otras miles. En cualquier caso, partieron hacia Siria. Cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) llegó a un lugar llamado Karakar, lanzó un ataque contra su gente. Luego cruzó el desierto y, tras un arduo viaje, izó su bandera negra al entrar en un lugar cercano a Damasco llamado “Zaniyah al-Uqab”. En cuanto a la bandera, consta que era la del Santo Profeta Muhammad (sa) y que era llamaba “Uqab”; y fue debido dicha bandera que este valle se conoció como “Zaniyah al-Uqab”. Después, Hazrat Jalid bin Walid (ra) acampó a una milla antes de la frontera oriental de Damasco. Según algunos relatos, Hazrat Abu Ubaidah (ra) se reunió allí con él y sitiaron al enemigo ese mismo día. Además consta en algunas narraciones que Hazrat Jalid bin Walid (ra) no permaneció demasiado tiempo fuera de Damasco y que, en cambio, llegó a Qanat-e-Busrah. Finalmente, cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra), junto con los musulmanes, llegó a Busrah, todos los ejércitos se reunieron allí y le hicieron su líder en la batalla. Entonces sitió la ciudad. Algunos dicen que el líder en esta batalla fue Hazrat Yazid bin Abu Sufian (ra), porque esto tuvo lugar en la jurisdicción de Damasco, de la cual él era el gobernador y líder. Tras esto, los residentes acordaron pagar el “yiziah” a los musulmanes [impuesto a los no-musulmanes a cambio de seguridad y protección], a cambio de que estos protegieran sus vidas, su riqueza y su progenie.

En relación con la Batalla de Ajnadain o Ajnadin -se escribe de ambas formas-, se trata del nombre de un conocido asentamiento en las afueras de Palestina:

Tras la conquista de Busrah, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se llevó a Hazrat Abu Ubaidah (ra), Hazrat Shurahbil (ra) y Hazrat Yazid bin Abi Sufian (ra) y partió de Medina en dirección a Palestina para ayudar a Hazrat Amr bin Al-Aas (ra), quien se encontraba entonces en la región montañosa de Palestina. [En realidad], quería venir a reunirse con el ejército islámico, pero el contingente bizantino los perseguía y se vio obligado a combatir con ellos. Entretanto, cuando el ejército bizantino se enteró de la llegada de los musulmanes, se dirigió hacia Ajnadain y al saber Hazrat Amr bin Al-Aas (ra) del ejército islámico, se marchó de allí hasta que se encontró con el mismo y todos se reunieron en Ajnadain, y formaron sus filas para la batalla contra la fuerza bizantina.

Según otra narración, antes de ir a Ajnadain, Hazrat Jalid bin Walid (ra) había sitiado Damasco en vez de Busrah y Hazrat Abu Ubaidah (ra) también estaba junto a él. Durante este asedio, Heraclio envió un ejército para la población de Damasco con la que se enfrentaron los musulmanes, aunque los detalles de esto serán narrados con respecto a la conquista de Damasco. [De todas formas], en el transcurso al asedio de Damasco, Hazrat Jalid bin Walid (ra) y Hazrat Abu Ubaidah (ra) se enteraron de que el gobernador de Homs había reunido un ejército para obstaculizar el camino de Hazrat Shurahbil bin Hasanah (ra), que en ese momento se encontraba en Busrah; y además se enteraron de que un gran ejército compuesto por bizantinos había llegado a Ajnadain. Por tanto, estas noticias preocuparon en gran medida a Hazrat Jalid bin Walid (ra) y a Hazrat Abu Ubaidah (ra), ya que estaban en pleno enfrentamiento contra la gente de Damasco. Así pues, Hazrat Jalid bin Walid (ra) y Hazrat Abu Ubaidah (ra) consultaron mutuamente y este último consideró que debían partir y dirigirse hacia Hazrat Shurahbil (ra) antes de que el enemigo pudiera alcanzarlo. Ante esto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) era de la opinión de que si partían hacia Hazrat Shurahbil (ra), el ejército bizantino estacionado en Ajnadain los perseguiría, por lo que sugirió que debían viajar hacia Ajnadain y luchar allí contra ese gran ejército. Asimismo sugirió que enviaran un mensaje a Hazrat Shurahbil (ra) y le informaran de los movimientos de los enemigos contra él y le dijeran que se reuniera con ellos en Ajnadain. Es más, sugirió que se enviara un mensaje a Hazrat Yazid bin Abi Sufian (ra) y Hazrat Amr (ra) para que se reunieran en Ajnadain y al final todos lucharían contra el enemigo; y al oír esta sugerencia de Hazrat Jalid bin Walid (ra), Hazrat Abu Ubaidah (ra) dijo: “¡Esta es una excelente sugerencia y Al’lah la bendecirá! Actuemos de esa manera”.

Según otra narración, Hazrat Abu Ubaidah (ra) sugirió a Hazrat Jalid bin Walid (ra) que, ya que todos sus diversos ejércitos estaban posicionados en varios lugares de Siria, se enviara una carta a todos ellos para que se reunieran en Ajnadain. Así que, cuando Hazrat Jalid bin Walid (ra) decidió partir de Damasco hacia Ajnadain, escribió a todos los gobernantes dando instrucciones para que se reunieran con él en Ajnadain. Hazrat Jalid bin Walid (ra) y Hazrat Abu Ubaidah (ra) abandonaron el asedio de Damasco, tomaron a sus hombres y se dirigieron rápidamente hacia Ajnadain. Por su parte, Hazrat Abu Ubaidah (ra) estaba en la retaguardia del ejército y la gente de Damasco les persiguieron y finalmente rodearon a Hazrat Abu Ubaidah (ra), que en ese momento estaba con 200 de sus hombres. Este contingente, de hecho, estaba compuesto por mujeres, niños y sus riquezas y posesiones. Según otra narración, les acompañaban 1.000 jinetes para protegerlos y custodiarlos. En cualquier caso, la población de Damasco era muy numerosa y Hazrat Abu Ubaidah (ra) se enfrentó a ella en una intensa batalla.

Cuando las noticias de este incidente llegaron a Hazrat Jalid bin Walid (ra), que estaba en la vanguardia del ejército junto con los jinetes, regresó junto a sus hombres; y estos mismos jinetes atacaron a los bizantinos y los hicieron retroceder tres millas [5 km] hasta que llegaron de nuevo a Damasco. Mientras tanto, el contingente bizantino en Ajnadain escribió una carta a su otro ejército y les indicó que acudieran a Ajnadain. [En concreto], este ejército de los bizantinos se dirigía a Busrah para atacar a Hazrat Shurahbil bin Hasanah (ra). Al mismo tiempo, siguiendo las instrucciones de Hazrat Jalid bin Walid (ra), todos los ejércitos islámicos se reunieron también en Ajnadain. Al principio, los comandantes en jefe del ejército bizantino trataron de alejar a los musulmanes a cambio de darles algunas riquezas, ya que, al igual que los persas, pensaban que esos árabes eran gente ordinaria, que no tenía ni comida ni ropa y que simplemente habían abandonado su empobrecida tierra para saquear el dinero y la riqueza de otros. [La verdad es que] durante siglos, los árabes fueron un pueblo incivilizado, ordinario y empobrecido que habitaba en el desierto, y nadie podía esperar que tuvieran algún objetivo elevado.

Por consiguiente, propusieron a Hazrat Jalid bin Walid (ra) que si su ejército regresaba le darían a cada soldado un turbante, un juego de ropa y un dinar de oro; los oficiales de rango obtendrían 10 juegos de ropa y 100 dinares de oro; y el Jalifa obtendría 100 juegos de ropa y 1.000 dinares de oro. Pensaron que estas personas eran ladrones y bandidos, y que ofreciéndoles esa cantidad podrían deshacerse de ellos. Sin embargo, Hazrat Jalid bin Walid (ra) escuchó esto, lo rechazó como una oferta completamente despreciable y declaró de manera muy estricta: “¡Bizantinos! Rechazamos vuestra oferta de riqueza y la consideramos completamente despreciable, ya que muy pronto tomaremos el control de vuestras riquezas, posesiones, clanes y tribus”.

Cuando ambos ejércitos se acercaron, uno de los líderes bizantinos dijo a uno de sus hombres, que era árabe, que se infiltrara entre los musulmanes. No era musulmán y le dijo que pasara un día y una noche con ellos, y que luego volviera y le proporcionara la información sobre los mismos; por lo que este hombre se infiltró en las filas musulmanas. Como era árabe, nadie le consideró un extraño y de esa manera permaneció entre los musulmanes durante un día y una noche. Al regresar, el comandante bizantino le pidió que le pasara la información y él le comunicó: “Si me pides los detalles sobre ellos, la información es que pasan la noche rezando y de día son jinetes. Para mantener la justicia entre ellos, incluso si el hijo de su líder cometiera un robo, le cortarían la mano y lo apedrearían si hubiese cometido adulterio”. Ante esto, el comandante bizantino manifestó: “Si lo que dices es cierto, es mejor estar enterrado bajo tierra que luchar contra ellos sobre ella. Lo único que deseo de Dios es que nos deje como estamos y que no me ayude contra ellos ni les conceda ayuda contra nosotros”.

Esto se ha registrado en el “Tarij At-Tabari”, [‘La historia de At-Tabari’].

Por la mañana, los ejércitos se aproximaron y Hazrat Jalid bin Walid (ra) formó las filas de su ejército para la batalla. Es más, Hazrat Jalid bin Walid (ra) caminaba entre los soldados y los exhortaba a la “yihad”. No permanecía quieto en un solo sitio. Además, ordenó a las mujeres musulmanas que se mantuvieran firmes y apoyaran al ejército; y les dijo que siguieran suplicando a Al’lah y que cada vez que alguien de entre los musulmanes pasara por delante de ellas, levantaran a sus hijos hacia ellos y les dijeran: “¡Seguid luchando para salvar a vuestras mujeres e hijos!”.

Aparte, Hazrat Jalid bin Walid (ra) se colocaba junto a los distintos contingentes y declaraba:

“¡Oh siervos de Dios! Temed a Al’lah y luchad en el camino de Dios contra los que rechazan a Al’lah. No volváis sobre vuestros pasos ni os dejéis intimidar por vuestro enemigo. De hecho, avanzad como leones hasta que su influencia desaparezca. Sois un pueblo libre y honorable. Se os han concedido las bondades de este mundo y Dios ha ordenado concederos también una recompensa en el Más Allá. No permitáis que el tamaño del enemigo os cause miedo. Ciertamente, Al’lah va a hacer descender sobre ellos Su ira y Su castigo”.

Hazrat Jalid bin Walid (ra) instruyó a la gente que cuando él lanzara un ataque, ellos deberían hacer lo mismo. A partir de entonces, tuvo lugar una feroz batalla entre los dos ejércitos.

Entretanto, Hazrat Said bin Zaid (ra) aconsejó a la gente de la siguiente manera:

“¡Oh gente! Presentaros ante Al’lah, recordad vuestras muertes y no huyáis del campo de batalla, haciendo así que caiga sobre vosotros el fuego del infierno. ¡Oh vosotros que protegéis la fe y recitáis el Corán, mostrad paciencia”.

Finalmente, cuando se produjo la feroz batalla, los bizantinos huyeron para salvar sus vidas y al llegar a su ubicación, Wardan se dirigió a su gente y les informó de que:

“Si la situación sigue así, os quitarán esta tierra y se quedarán con vuestra riqueza. Es mejor que incluso ahora tratemos de limpiar nuestros corazones de su corrosión. Nuestros corazones nunca pensaron en lo más mínimo que estos esclavos árabes, que eran pastores y no poseían ni comida ni ropa, lucharían contra nosotros. La sequía y el hambre los han empujado hacia nosotros y ahora que han llegado aquí disfrutan de exquisitas provisiones como frutas, pasas y pan de trigo en lugar de cebada, y en lugar de vinagre comen miel, higos, uvas, etc.”.

Entonces pidió sugerencias a algunos de sus comandantes y uno de ellos le sugirió que si querían derrotar a los musulmanes debían atraer de alguna manera a su líder mediante un engaño o una estratagema y luego matarlo y, posteriormente, el resto huiría. Además, dijo que debían enviar por delante a diez soldados de entre ellos para que pudieran organizar una emboscada y luego debían invitar al líder de los musulmanes a venir por su cuenta para hablar con él; y tan pronto como viniera para esto, los soldados escondidos debían atacarlo repentinamente y matarlo. Presto, el líder de los bizantinos envió a una persona muy elocuente y carismática hacia Hazrat Jalid bin Walid (ra). Cuando este emisario llegó a los musulmanes, proclamó en voz alta: “¡Oh árabes! ¿Acaso no dejaréis de derramar sangre y de luchar? Hemos pensado en una forma de establecer la paz, por lo que vuestro líder debe presentarse para discutir este asunto”. Hazrat Jalid bin Walid (ra) se adelantó y exclamó: “¡Dinos el mensaje que nos has traído, pero ten en cuenta decir la verdad!”; y respondió: “La razón por la que he venido aquí es porque a nuestro líder no le gusta el derramamiento de sangre y está apesadumbrado por los que han sido asesinados hasta ahora. Por consiguiente, él es de la opinión de firmar tratado contigo y darte algo a cambio para que la batalla pueda llegar a su fin”.

Durante esta conversación, Dios Altísimo llenó el corazón del emisario de tal asombro que reveló todo el plan de su líder a cambio de buscar protección para su familia. En otras palabras, reveló toda la estratagema de cómo se habían escondido y que estaban planeando matar a Hazrat Jalid bin Walid (ra). Entonces, Hazrat Jalid bin Walid (ra) afirmó: “Si no nos engañas, protegeremos a a ti y a tu familia”.  Presto, dicho emisario se marchó y dijo a su jefe que Hazrat Jalid bin Walid (ra) estaba dispuesto a hablar con él. Su líder se alegró de ello y ordenó a diez de sus soldados que se escondieran detrás de un montículo en el lugar que se había especificado para su reunión. Sin embargo, Hazrat Jalid bin Walid (ra) estaba al tanto de su conspiración y por eso envió a Hazrat Zirar (ra) con otros diez soldados musulmanes al mismo lugar donde se escondía el enemigo. Los musulmanes llegaron allí y mataron a los soldados bizantinos y ocuparon su lugar. Mientras tanto, Hazrat Jalid bin Walid (ra) salió para hablar con este líder de los bizantinos, mientras que  ambos ejércitos estaban frente a frente y listos para la batalla. Finalmente, el líder bizantino también llegó y al dirigirse hacia él Hazrat Jalid bin Walid (ra) le expuso: “Si aceptáis el Islam os convertiréis en nuestros hermanos. De lo contrario, pagad el ‘yiziah’ o preparaos para la batalla”.

Entretanto, el líder bizantino contaba con que sus hombres estaban escondidos, por lo que de repente sacó su espada para atacar a Hazrat Jalid bin Walid (ra) y lo agarró de los dos brazos. Hazrat Jalid bin Walid (ra) se defendió, por lo que el líder bizantino llamó entonces a sus hombres para que acudieran rápidamente, ya que había agarrado al líder de los musulmanes. Al oír esto desde detrás del montículo, los nobles compañeros sacaron sus espadas y se acercaron a él. Inicialmente, Wardan pensó que estos eran sus hombres, aunque al ver a Hazrat Zirar (ra), se quedó aturdido y entonces Hazrat Zirar (ra) y los demás lo mataron.

Cuando los bizantinos oyeron la noticia de la muerte de su líder, quedaron abatidos; no obstante, aun después de esto, la batalla comenzó. Otro líder de los bizantinos vio cómo luchaban los musulmanes y ordenó que le ataran un paño a la cabeza. La gente le preguntó el motivo y él respondió: “Hoy es un día tan terrible que no quiero presenciarlo. Nunca he visto en el mundo un día de tantas penurias como el que estoy viendo hoy”. El narrador afirma que cuando los musulmanes le cortaron la cabeza, esta estaba cubierta con una tela. En esta batalla, los bizantinos eran unos 100.000 y los musulmanes unos 30.000; aunque según otra narración, los musulmanes eran 35.000. Finalmente, durante esta batalla murieron unos 3.000 soldados bizantinos y su ejército derrotado se vio obligado a buscar refugio en varias zonas.

Tras la victoria en Ajnadain, Hazrat Jalid bin Walid (ra) informó a Hazrat Abu Bakr (ra) de esta buena noticia a través de una carta en la que decía:

“¡Que la paz sea contigo! Me gustaría informarte sobre la batalla que tuvo lugar entre nosotros y los idólatras, y sobre los enormes ejércitos que habían reunido en Ajnadain para luchar contra nosotros. Sostenían en alto sus cruces y sus libros, y juraron por Al’lah que no huirían hasta ser destruidos o expulsados de sus zonas. Nosotros también partimos con una creencia absoluta en Al’lah y depositando nuestra total confianza en Él. Primero luchamos contra ellos con flechas y luego sacamos nuestras espadas y los atacamos; y seguimos golpeándolos durante el mismo tiempo que se tarda en sacrificar un camello entero y prepararlo. Dios Altísimo entonces nos concedió Su ayuda y cumplió con Su promesa. Los incrédulos fueron derrotados y asesinados en todo camino abierto, valle y zona de terreno bajo. Todas las alabanzas pertenecen a Al’lah por conceder el triunfo a Su religión y humillar al enemigo, y conceder un trato excelente a Sus amigos”.

Cuando dicha carta fue leída ante Hazrat Abu Bakr (ra), este se encontraba en la última etapa de su vida y la noticia de esta victoria lo llenó de felicidad y declaró:

“Todas las alabanzas pertenecen a Al’lah, que ha ayudado a los musulmanes y ha concedido frescura a mis ojos con esto”.

[Por cierto], existen diversas opiniones sobre cuándo tuvo lugar la Batalla de Ajnadain. Según algunos, aconteció durante la época del Jalifato de Hazrat Umar (ra). [Por eso], a continuación voy a aclarar la cuestión de cuándo tuvo lugar la Batalla de Ajnadain. Según algunas narraciones, esta batalla tuvo lugar en el año 13 d.H. y se dice que tuvo lugar 20, 24 o 34 días antes del fallecimiento de Hazrat Abu Bakr (ra). Según otra opinión de los historiadores, esta batalla tuvo lugar en el año 15 d.H., ya en la era de Hazrat Umar (ra). En cualquier caso, según las indagaciones de nuestros investigadores -y su opinión al respecto parece ser correcta- lo más probable es que se libraran dos batallas en Ajnadain: la primera habría tenido lugar durante la era del Jalifato de Hazrat Abu Bakr (ra) y la segunda durante el Jalifato de Hazrat Umar (ra). Esto se debe a que en algunos libros de historia se mencionan por separado las fuerzas islámicas en ambas ocasiones. El comandante en jefe en la batalla que tuvo lugar en el año 13 d.H. fue Hazrat Jalid bin Walid (ra) y el comandante en jefe en la batalla que tuvo lugar en el año 15 d.H. fue Hazrat Amr bin Al-Aas (ra). En cualquier caso, Dios Altísimo sabe mejor [lo que pasó].

Los detalles relativos a la Conquista de Damasco se mencionarán en el futuro, InshAl’lah [si Dios quiere].

Resumen

Después de recitar el Tashahhud, el Ta’awwuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, Hazrat Mirza Masrur Ahmad (aba) dijo que continuaría relatando incidentes de la vida de Hazrat Abu Bakr (ra) y los ejércitos que envió hacia Siria para detener al enemigo.

Ejército enviado a Siria bajo el liderazgo de Hazrat Amr bin Aas (ra)

Su Santidad (aba) dijo que el cuarto ejército que envió estaba liderado por Hazrat Amr bin Aas (ra). Viendo que Hazrat Amr (ra) había jugado un papel fundamental en sofocar la rebelión que había surgido, Hazrat Abu Bakr (ra) le dio la opción de quedarse en Khuza’ah o ir a Siria para fortalecer a los musulmanes. Hazrat Amr (ra) respondió que él era una flecha para el bien del Islam, y Hazrat Abu Bakr (ra) debía dispararla en la dirección que considerara mejor. Hazrat Abu Bakr (ra) finalmente decidió enviarlo a Siria. Por lo tanto, Hazrat Amr (ra) fue a Medina para que se formara un ejército. Hazrat Abu Bakr (ra) le ordenó que montara un campamento fuera de Medina para que la gente pudiera unirse a él.

Su Santidad (aba) dijo que antes de enviarlo, Hazrat Abu Bakr (ra) le dio algunas instrucciones a Hazrat Amr bin Aas (ra): dijo que debía escuchar las opiniones de los miembros más sabios que le acompañaban, pues no se sabía de quién era el consejo que podía ser un medio para el éxito. Se ha registrado que el ejército de Hazrat Amr (ra) contaba con seis o siete mil personas y partió hacia Palestina. Hazrat Amr (ra) formó un batallón de mil musulmanes para avanzar y luchar contra un ejército sirio, lo que hicieron y salieron victoriosos. Cuando regresaron con algunos prisioneros, Hazrat Amr (ra) les interrogó y supo de que los sirios estaban planeando un ataque contra ellos. Por lo tanto, Hazrat Amr (ra) preparó su ejército y cuando los sirios atacaron, pudieron detenerles y destruir completamente su ejército, causándoles mucho daño.

Su Santidad (aba) dijo que después de enviar estos ejércitos, Hazrat Abu Bakr (ra) se tranquilizó y estuvo seguro de que Al’lah el Todopoderoso concedería a los musulmanes la victoria sobre los sirios a través de estos ejércitos. Estaba contento porque estos ejércitos estaban compuestos por un millar de Muhajireen (emigrantes) y Ansar (nativos de Medina), que habían demostrado su lealtad y firme devoción, incluyendo algunos que habían participado también en la batalla de Badr.Los intentos de Heraclio de incitar contra los musulmanes

Su Santidad (aba) dijo que cuando Heraclio se enteró de los preparativos y avances de los musulmanes, reunió a varios jefes y les incitó con apasionados discursos a luchar y combatir a los ejércitos musulmanes. Después de incitar a los palestinos, Heraclio viajó por los alrededores e incitó a la gente a luchar contra los musulmanes de manera similar. Hay otras narraciones que registran que inicialmente Heraclio había dicho que debían formar tratados de paz con los musulmanes, sin embargo su gente no estaba de acuerdo con esto, por lo que les reunió y les llevó a Homs donde comenzó a formar un ejército. Pretendía formar el mismo número de ejércitos que tenían los musulmanes para combatir cada uno de ellos.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Ubaidah (ra) escuchó que Heraclio había formado un gran ejército para combatir sus fuerzas en Antakya. Por lo tanto, Hazrat Abu Ubaidah (ra) escribió a Hazrat Abu Bakr (ra) para buscar guía en cuanto a los pasos a seguir. Hazrat Abu Bakr (ra) respondió que, a pesar del gran número de romanos en Antakya, estaban destinados a perder y los musulmanes a ganar. Estaba seguro porque el ejército musulmán amaba la muerte tanto como el ejército enemigo amaba la vida. Hazrat Abu Bakr (ra) también le informó de que enviaría refuerzos, por lo que no había nada de qué preocuparse.

El recordatorio de Hazrat Abu Bakr (ra) de poner la confianza en Al’lah

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Amr bin Aas (ra) también había escrito una carta a Hazrat Abu Bakr (ra), que contestó que las victorias que se le habían concedido al Santo Profeta (sa) no se debían a que fuera mayor en número. De hecho, durante la batalla de Uhud, los musulmanes sólo tenían un único caballo, sobre el que montaba el Santo Profeta (sa). Sin embargo, a pesar de sus limitados números y medios, Dios ayudó a los musulmanes y les concedió la victoria. Recordó a Hazrat Amr (ra) que los mayores seguidores de Dios son aquellos que desprecian la desobediencia. Por lo tanto, debía permanecer obediente a Dios.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Llazid bin Sufyan (ra) también había escrito una carta a Hazrat Abu Bakr (ra), a la que respondió que Dios había prometido la victoria a los musulmanes a pesar de su pequeño número. También le aseguró que iba a enviar más refuerzos para que no sintiera la necesidad de más soldados.

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) reunió tropas bajo el liderazgo de Hazrat Jashim bin Utbah (ra) que iba a enviar para reforzar a los musulmanes. Les dio un discurso para animarles, y cuando el ejército contaba con mil soldados, los envió. Hazrat Abu Bakr (ra) aconsejó a Hazrat Jashim (ra) que cualquier dificultad que soportaran a lo largo de este viaje se traduciría en el equivalente a buenas acciones por su parte. Hazrat Jashim (ra) dijo que seguiría luchando hasta ser martirizado, o que deseaba seguir luchando y ser martirizado.

El deseo de Hazrat Bilal (ra) de participar en la batalla

Su Santidad (aba) dijo que Hazrat Abu Bakr (ra) estaba preparando otro ejército y decidió nombrar a Hazrat Sa’eed bin Amir (ra) su líder. Hazrat Abu Bakr (ra) ordenó a Hazrat Bilal (ra) que hiciera un anuncio y reuniera a la gente para formar un ejército. Hazrat Bilal (ra) le pidió a Hazrat Abu Bakr (ra) que también le permitiera formar parte de este ejército, ya que lo había liberado para que pudiera servir. Hazrat Abu Bakr (ra) dijo que no deseaba retener a Hazrat Bilal (ra) de su deseo de Yihad. Hazrat Abu Bakr (ra) dijo que puede que no se encuentren de nuevo hasta el más allá, por lo que le animó a seguir haciendo buenas obras mientras permaneciera vivo pues recibiría una excelente recompensa por ello. Por lo tanto, Hazrat Bilal (ra) se unió a Hazrat Sa’eed (ra) y su ejército partió.Ejército enviado bajo el liderazgo de Hazrat Jamzah bin Abi Bakr Jamdani (ra)

Su Santidad (aba) dijo que se formó otro ejército bajo el liderazgo de Hazrat Jamzah bin Abi Bakr Jamdani (ra) que contaba con mil soldados. Hazrat Abu Bakr (ra) le indicó que se uniera a cualquiera de los ejércitos que ya se habían desplegado. Por lo tanto, se unió a Hazrat Abu Ubaidah (ra). Así, los ejércitos seguirían llegando a Medina, y Hazrat Abu Bakr (ra) los enviaría para ayudar a reforzar a otros ejércitos musulmanes.

Su Santidad (aba) dijo que, en última instancia, Hazrat Abu Bakr (ra) también instruyó a Hazrat Khalid bin Walid (ra), que había estado en Irak, para dirigir las fuerzas en Siria. Hazrat Abu Bakr (ra) escribió a Hazrat Abu Ubaidah (ra), informándole que ahora había designado a Hazrat Khalid bin Walid (ra) para dirigir la totalidad de las fuerzas musulmanas, debido a su estimada habilidad en la guerra. A la llegada de Hazrat Khalid bin Walid (ra), todos los musulmanes se reunieron en Busra y, como resultado, la gente aceptó los términos del Yizyah a cambio de seguridad y paz.

Se produce una feroz batalla con los romanos en Aynadayn

Su Santidad (aba) dijo que luego se produjeron los acontecimientos de Aynadayn. Después de la victoria en Busra, Hazrat Abu Ubaidah (ra) partió hacia Palestina para ayudar a Hazrat Amr (ra) que deseaba reunirse con el ejército musulmán, sin embargo los romanos le seguían e intentaban incitarle a luchar. Cuando los romanos se enteraron de la llegada de más musulmanes, se dirigieron a Aynadayn. Entonces, Hazrat Amr (ra) se reunió con los ejércitos musulmanes, tras lo cual los musulmanes se dirigieron a Aynadayn y formaron sus filas frente a los romanos. En el camino de Damasco a Aynadayn, Hazrat Abu Ubaidah (ra) fue atacado por la espalda por el ejército de Damasco. Luchó valientemente contra ellos, y al enterarse de esto, Hazrat Khalid (ra) también regresó para ayudarle a derrotar al enemigo. Mientras tanto, más fuerzas romanas se reunieron en Aynadayn, y Hazrat Khalid (ra) también instruyó a todos los musulmanes a reunirse en Aynadayn.Su Santidad (aba) dijo que los romanos propusieron dar algunos regalos de ropa a los musulmanes para alejarlos, ya que veían que los musulmanes eran pobres y carecían de medios. Hazrat Khalid bin Walid (ra) se ofendió y se negó rotundamente, diciendo que ellos erradicarían a los romanos. Hazrat Khalid (ra) organizó las filas musulmanas y finalmente se produjo una feroz batalla. Los romanos sufrieron la derrota, por lo que enviaron un mensajero a Hazrat Khalid (ra) para discutir los términos de la paz. Al principio, los romanos lo hicieron con planes de un ataque secreto. Sin embargo, el mensajero que habían enviado informó a Hazrat Khalid (ra) sobre este plan. Por lo tanto, cuando Hazrat Khalid (ra) fue a hablar con el emperador romano, los soldados romanos se apoderaron de él. Sin embargo, como los musulmanes estaban preparados para esto, cuando escucharon que esto sucedía, se adelantaron y atacaron, lo que resultó en la muerte del emperador romano. En esta batalla había unos 100,000 romanos y 30,000 musulmanes. 30,000 romanos murieron y al sufrir la derrota, muchos otros huyeron a diferentes ciudades. Hazrat Khalid (ra) envió una carta a Hazrat Abu Bakr (ra) informándole de esta victoria, sobre la cual Hazrat Abu Bakr (ra) expresó gran felicidad y alegría.

Su Santidad (aba) aclaró con respecto al momento de esta batalla que hubo dos batallas en Aynadayn; una durante la era de Hazrat Abu Bakr (ra) en el año 13 DH, y otra durante la era de Hazrat Umar (ra).

Su Santidad (aba) dijo que seguiría narrando estos incidentes en futuros sermones.

Resumen preparado por The Review of Religions

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