La vida del Santo Profeta (sa)
En el nombre de Al-lah, el Clemente, el Misericordioso
No hay digno de ser adorado excepto Al'lah, Muhammad es el Mensajero de Al'lah
Musulmanes que creen en el Mesías,
Hazrat Mirza Ghulam Ahmad Qadiani (as)

La vida del Santo Profeta (sa)

Jalifa de la Comunidad Musulmana Ahmadía

Sermón del viernes 03-05-2024

Después de recitar el Tashahud, el Taawuz y la Surah al-Fatihah, Su Santidad, el Jalifa V del Mesías (atba) dijo:

Anteriormente hablé de la batalla de Hamra al-Asad. Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) ha citado varios libros de historia en relación con los acontecimientos de la Batalla de Uhud, el regreso a Medina y la Batalla de Hamra al-Asad. Presentaré lo que ha mencionado. Él escribió:

“Esta noche [es decir, la noche siguiente al regreso de Medina] fue una noche de gran miedo en Medina porque, aunque el ejército de los Quraish aparentemente se había dirigido a La Meca, se temía que este movimiento pudiera ser un complot para coger desprevenidos a los musulmanes y de repente regresar para atacar Medina. Por lo tanto, en esta noche se hicieron preparativos para la seguridad en Medina y los Compañeros particularmente montaron guardia toda la noche en la residencia del Santo Profeta (sa). A la mañana siguiente se descubrió que esta aprensión no era mera especulación, porque antes del Salat Fallr, el Santo Profeta (sa) recibió noticias de que el ejército de los Quraish se había detenido a unas pocas millas de Medina y se estaba produciendo un acalorado debate entre los jefes de La Meca, aprovechando esta victoria, sobre ¿por qué no atacar Medina? Algunos de los Quraish se burlaban unos de otros diciendo: “No matasteis a Muhammad [sa], ni tomasteis a las mujeres musulmanas como esclavas, ni os apoderasteis de sus riquezas y posesiones; más bien, cuando obtuvisteis dominio sobre ellos y tuvisteis la oportunidad de destruirlos por completo, simplemente los dejasteis y regresasteis para que pudieran recuperar fuerzas nuevamente. Todavía hay tiempo, regresemos y ataquemos Medina y eliminemos a los musulmanes de una vez por todas”.

Por el contrario, los demás argumentaron: “Habéis logrado la victoria”. Consideremos esto como buena suerte y regresemos a La Meca, no sea que perdamos también esta reputación, y esta victoria se convierta en derrota. Ahora, si regresamos y atacamos Medina, los musulmanes ciertamente lucharán con todas sus fuerzas, y aquellos que no participaron en Uhud aparecerán también en el campo de batalla”.

Sin embargo, al final prevaleció la opinión de los apasionados y los Quraish se prepararon para regresar a Medina. Cuando el Santo Profeta (sa) fue informado de estos eventos, inmediatamente anunció que los musulmanes debían prepararse, pero junto con esto también ordenó (ya he mencionado este relato histórico anteriormente, sin embargo, dado que hay detalles adicionales, lo menciono una vez más) que excepto aquellas personas que participaron en Uhud, nadie más debía salir con ellos. Como tal, los guerreros de Uhud, la mayoría de los cuales estaban heridos, vendaron sus heridas y se dirigieron a acompañar a su maestro. Está escrito que en esta ocasión, los musulmanes partieron con tanta alegría y celo, como si fueran un ejército triunfante que partiera en busca del enemigo. Después de viajar ocho millas, el Santo Profeta (sa) llegó a Hamra al-Asad, donde se encontraron los cadáveres de dos musulmanes tirados en la llanura. Tras una mayor investigación, se descubrió que estos eran los dos espías que el Santo Profeta (sa) había enviado tras los pasos de los Quraish. Al encontrar una oportunidad, los Quraish los ejecutaron. El Santo Profeta (sa) ordenó que se cavara una sola tumba y que ambos fueran enterrados juntos. Ahora que ya era de noche, el Santo Profeta (sa) ordenó que se estableciera un campamento en este mismo lugar. Además, ordenó que se encendieran hogueras en diferentes lugares de la llanura. Así, en poco tiempo se encendieron 500 hogueras en la llanura de Hamra al-Asad, que causaban asombro en los corazones de cualquier espectador que observara desde lejos. Probablemente, fue en esta ocasión cuando un jefe idólatra de la tribu Yuza’ah llamado Mabad se presentó ante el Santo Profeta (sa) y ofreció sus condolencias por aquellos que habían caído en Uḥud, y luego continuó su camino. Al día siguiente, cuando llegó a Rauḥa, he aquí que encontró al ejército de los Quraish acampado allí y que estaban realizando preparativos para regresar a Medina. Mabad fue inmediatamente a ver a Abu Sufyan y le dijo:

“¿Qué estás a punto de hacer? Por Dios, acabo de dejar atrás al ejército de Muhammad en Hamra al-Asad, y nunca había visto un ejército tan impresionante. Están tan apasionados por su pesar debido a la derrota en Uḥud que os reducirán a cenizas en cuanto os vean.”

 

Abu Sufyan y sus seguidores quedaron tan asombrados por estos comentarios de Mabad, que abandonaron la idea de regresar a Medina y se apresuraron a La Meca de inmediato. Cuando el Santo Profeta (sa) recibió la noticia de que el ejército de los Quraish había huido de esta manera, agradeció a Dios y dijo:

“Este es el temor de Dios que ha infundido en los corazones de los incrédulos”.

 

(Como dije antes, mencioné esto en detalle en un sermón anterior, este es un resumen)

Después de esto, el Santo Profeta (sa) permaneció en Hamra al-Asad durante otros dos o tres días, y después de una ausencia de cinco días, regresó a Medina. En esta campaña, dos guerreros Quraish, uno de los cuales era un traidor y el otro un espía, fueron capturados por los musulmanes. De acuerdo con las leyes de la guerra, dado que su castigo era la muerte, fueron ejecutados por orden del Santo Profeta (sa). Entre ellos, uno era un renombrado poeta de La Meca llamado Abu Uzzah, que fue capturado por los musulmanes en la batalla de Badr. En esa ocasión, el Santo Profeta (sa) lo liberó sin rescate tras pedir perdón y prometer que nunca volvería a luchar contra los musulmanes. Sin embargo, traicionó a los musulmanes y volvió a participar en la guerra contra ellos. Además, no sólo participaba él mismo, sino que con sus coplas provocadoras incitaba también a los demás.

Por lo tanto, ya que la traición de tal hombre podría haber resultado gravemente perjudicial para los musulmanes, cuando fue capturado por los musulmanes por segunda vez, el Santo Profeta (sa) ordenó que fuera ejecutado. Abu Uzzah intentó convencerle de que le liberara con una disculpa verbal, pero el Santo Profeta (sa) se negó y dijo:

[Árabe]

“Un creyente no tropieza dos veces con la misma piedra.”

El segundo cautivo era Mu’awiyyah bin Mughirah. Este individuo pertenecía a la familia de Hazrat Usman bin Affan (ra), pero era un acérrimo enemigo del Islam. Después de la batalla de Uḥud, continuó rondando en secreto por los alrededores de Medina, pero los Compañeros lo descubrieron, lo apresaron y lo presentaron ante el Santo Profeta (sa). Hazrat Usman (ra) intercedió por él y el Santo Profeta (sa) lo liberó con la condición de que se marchara en un plazo de tres días; de lo contrario, sería ejecutado según el castigo que se imponía a los espías.

(En primer lugar, a él, es decir, a Mu’awiyyah, se le dio un aviso para que se marchara en el plazo de tres días, pues de lo contrario, al haber sido detenido acusado de espionaje, sería ejecutado. Si se marchaba entonces no le pasaría nada, de lo contrario no)

Mu’awiyyah prometió que se marcharía en tres días, pero cuando expiró este plazo y se descubrió que seguía rondando por Medina en secreto como antes, fue ejecutado. La historia no ha dejado constancia de sus motivos, pero el hecho de que alguien permaneciera en secreto en las inmediaciones de Medina, y luego permaneciera allí más allá del plazo estipulado a pesar de haber sido advertido, demuestra que albergaba intenciones peligrosas. Es muy probable que, agitado y molesto por el regreso sano y salvo del Santo Profeta (sa) del campo de batalla de Uḥud, viniera a Medina con algún motivo perverso contra la persona misma del Santo Profeta (sa) y planeara dar un golpe secreto con la ayuda de una conspiración urdida por los judíos o idólatras de Medina. Sin embargo, Dios Altísimo le concedió Su protección y su plan no tuvo éxito”.

Ha habido largos debates sobre el resultado de la batalla de Uhud. Algunos historiadores interpretan Uhud como una derrota de los musulmanes, mientras que otros dudan en calificarla de victoria y emiten un veredicto intermedio. Luego están los que lo consideran una pérdida que luego se convirtió en una victoria general. El hecho es que si lo analizamos teniendo en cuenta las costumbres y reglas de guerra imperantes entonces, no puede calificarse de derrota para los musulmanes, porque ¿cuál fue la naturaleza de la pérdida para los musulmanes y de la victoria para los incrédulos? Los musulmanes seguían en el campo de batalla cuando Abu Sufyan regresó con su ejército a La Meca, lanzando consignas sin sentido. También lanzó el falso eslogan de que “este día es una venganza por el día de Badr”. Sin embargo, se trataba de una afirmación vacía. Después de todo, ¿en qué sentido vengó esto lo ocurrido en Badr? En Badr, los infieles sufrieron bajas que iban desde su infantería hasta sus jefes más eminentes, mientras que 70 de sus combatientes fueron hechos prisioneros. En Badr, los musulmanes adquirieron una gran cantidad de botín de guerra. En Badr, los musulmanes -que fueron los claros vencedores-, siguiendo la costumbre árabe, permanecieron en el campo de batalla durante tres días, mientras que el ejército de La Meca huyó. Pero el día de Uhud, los incrédulos ni siquiera obtuvieron una de estas [victorias]. ¿Cómo puede entonces llamarse a esto justicia por Badr?

Evidentemente, los musulmanes no sufrieron ninguna derrota en Uhud. De hecho, mientras que en la primera mitad de la batalla los musulmanes vieron un triunfo, también sufrieron grandes pérdidas en la segunda mitad de la batalla. Pero, al final, los musulmanes se mantuvieron firmes y permanecieron en el campo de batalla, y la poderosa mano oculta de Dios impidió que los habitantes de La Meca lograran una victoria absoluta.  A pesar de la victoria temporal, no pudieron infligir más daño a los musulmanes. Según los principios de la guerra en aquella época, abandonaron el campo de batalla al no haber logrado su objetivo. Y cuando unimos esto al hecho de que los musulmanes partieron hacia Hamra al-Asad al día siguiente, la batalla de Uhud emerge evidentemente como una clara victoria para los musulmanes. E incluso el momentáneo revés de Uhud resultó estar lleno de sabiduría para los musulmanes y ser una lección beneficiosa para todos los tiempos.

Hazrat Mirza Bashir Ahmad Sahib (ra) afirma:

“En lo que respecta a los resultados permanentes, la batalla de Uḥud no posee ningún significado especial. Temporalmente, sin embargo, esta batalla perjudicó a los musulmanes en ciertos aspectos. En primer lugar, setenta hombres fueron martirizados en esta guerra, algunos de los cuales eran los Compañeros más destacados, y el número de heridos también fue muy elevado.

En segundo lugar, los judíos e hipócritas de Medina, que se habían vuelto algo temerosos a causa de la batalla de Badr, ahora se volvieron relativamente audaces. De hecho, Abdul’lah bin Ubayy y sus partidarios se burlaron abiertamente en esta ocasión. En tercer lugar, los Quraish de La Meca se volvieron muy audaces y, en sus corazones, empezaron a suponer que no sólo habían logrado venganza por Badr, sino que incluso en el futuro, siempre que fueran capaces de reunir una fuerza y emprender un ataque, podrían someter fácilmente a los musulmanes. En cuarto lugar, las tribus de Arabia en general empezaron a comportarse con más valentía. Sin embargo, a pesar de estas pérdidas, es innegable que la victoria en Uhud no podía compensar a los Quraish por la derrota que habían sufrido en Badr.  En la batalla de Badr, todos los jefes de tribu de La Meca, que formaban la espina dorsal de la vida nacional de los Quraish, fueron destruidos.  Lo que es más, como explica el Sagrado Corán, la nación fue verdaderamente desarraigada. Además, sufrieron todo esto a manos de una nación que, en cuanto a sus recursos aparentes, era completamente insignificante.  En contraste con esto, sin duda, los musulmanes sufrieron en el campo de Uḥud, pero esta pérdida fue inmaterial y temporal en comparación con la pérdida sufrida por los Quraish en Badr. El Santo Profeta (sa), eje de la sociedad islámica y blanco principal de las intenciones hostiles de los Quraish, por la Gracia de Dios, permaneció con vida. Y lo que era más, todos los Compañeros más destacados, salvo unas pocas excepciones, se salvaron. Además, aunque los musulmanes sufrieron una derrota, se habían enfrentado con un ejército mucho más grande y mejor equipado que el suyo.  Por lo tanto, comparado con el magnífico triunfo de Badr, la derrota de Uhud no tuvo trascendencia, y en un sentido incluso tuvo un resultado beneficioso para los musulmanes. Porque para los musulmanes una cosa quedó clarísima. Jamás podrían prosperar siguiendo un camino que contradijera a la voluntad y la guía del Santo Profeta (sa).  El Santo Profeta (sa) propuso permanecer en Medina, e incluso narró un sueño para reforzar esta idea. Pero los musulmanes habían insistido en salir de la ciudad para enfrentarse con el enemigo.  El Santo Profeta (sa) desplegó la unidad de arqueros para proteger el desfiladero y les dio órdenes estrictas para no abandonar la posición bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, con la idea de conseguir su parte del botín, dejaron la posición y bajaron de la colina.  Aunque solo un grupo tuvo la responsabilidad de este fallo, dado que la sociedad humana es una cadena en la que todos están vinculados, todo el mundo sufrió las consecuencias de esta debilidad, igual que si algún beneficio derivara de ello, todo el mundo los habría compartido igualmente.

Es cuestión de principios. Hay momentos en que la debilidad de unos pocos puede perjudicar a la comunidad entera.  Del mismo modo un acto de bondad puede beneficiar a toda la comunidad. Ahora vemos que mucha gente habla bien de la comunidad Ahmadía. No se trata de que el 100% de los áhmadis sean personas del más alto nivel, pero dado que algunos tienen una influencia positiva, la gente tiene al resto en buena consideración.

Así que aunque la derrota de Uhud era causa de sufrimiento por un lado, al mismo tiempo proporcionó a los musulmanes una valiosa lección en otro aspecto. Y lo que es más, a pesar de la necesidad de encajar esta herida, los musulmanes no dejaron de avanzar hacía su destino como una gran inundación que choca contra una barrera y rebota en el sentido opuesto con más fuerza aún.

El Jalifa IV del Mesías (rh) evaluó los acontecimientos que ocurrieron después de la batalla de Uhud en uno de sus discursos.  Los diversos puntos que derivaron de ello son los siguientes:

  1. Para ayudar a los musulmanes a superar cualquier sensación de pérdida, no había mejor medida que conducirles de inmediato hacía otro campo de batalla.
  2. Negando el permiso a cualquier soldado que era libre de unirse a sus filas después de la batalla, el Santo Profeta (sa) enfáticamente demostró que no ponía su confianza en métodos mundanos, más bien era fiel a sus declaraciones y convicciones depositando toda su confianza en su Señor y creyendo firmemente que sólo Él tenía el poder de asegurar su victoria.
  3. A través de esta decisión, el Santo Profeta (sa) reconfortó y tranquilizó a sus Compañeros quienes habían perdido su posición en la batalla anterior y demostró que tenía confianza en ellos para sugerir que ellos no habían dado la espalda y huido del campo de batalla, más bien se vieron forzados a ello debido a las adversas circunstancias. En la historia de las batallas libradas en el mundo, no hay ningún ejemplo de un general que demostrara tanta confianza en su ejército, incluso si su ejército, horas antes, había huido del campo de batalla, dejándolo sólo, salvo por unos pocos Compañeros fieles y devotos.
  4. La confianza del Santo Profeta (sa) en sus soldados era totalmente fundada. Y su decisión de confiar en ellos no fue fruto de la emoción, dado que cada hombre, hasta el último que había participado en la batalla de Uhud se unió a esta expedición con resolución y pasión. Entre ellos se hallaban aquellos que ya ni siquiera tenían la capacidad de caminar. Ni uno de ellos se dio la vuelta diciendo que se trataba de una misión suicida, ni lanzaron la más mínima queja ni crítica ni decían que no tenía sentido lanzarse una vez más contra un enemigo mucho más fuerte que ellos cuando apenas habían sobrevivido a la batalla anterior. La decisión tomada por Muhammad, el Elegido (sa) el segundo día de Uhud, de emprender la marcha en busca del enemigo era un gran favor hacia sus Compañeros, uno de los favores más grandes jamás hecho por un general a sus soldados, e hizo que los heridos se recuperaran en un instante.

[árabe]

  1. Los sucesos que ocurrieron a continuación muestran que los pasos tomados por el Santo Profeta (sa) no solo indicaban su rango moral y personal sino que representaron una estrategia militar totalmente acertada, y el enemigo abandonó la idea de lanzar un ataque que habría sido mucho más peligroso. De hecho, el enemigo regresó con las manos vacías y el sabor de una derrota en sus bocas. Los musulmanes en cambio, volvieron a Medina sin haber sufrido más daño y fue gracias a su sabiduría y planificación que el Santo Profeta (sa) obtuvo innumerables y admirables beneficios.”

Escribe: “Examinado las batallas en que participó el Santo Profeta (sa) es evidente que su habilidad y sagacidad como líder militar tienen pocos paralelos. Sin embargo, la impresión principal del Santo Profeta (sa) no es que fuera un experto en asuntos militares, sino un líder moral y espiritual que sostenía el estandarte de los más altos logros morales. (Esto es muy importante). Después de izar la bandera de la moral excelente y luego izarla cada vez más alta, se comprometió en un esfuerzo tan grande e implacable que continuó igual en tiempos de paz como en tiempos de guerra. Se dedicó a este proyecto día y noche. El enemigo constantemente lograba causar gran dolor y daño físico al Santo Profeta (sa) y a sus Compañeros, pero en ningún momento permitió que tuviese un efecto negativo sobre su moral o sobre su comportamiento ético. A pesar de todo, el Santo Profeta (sa) siempre mostró un comportamiento intachable. En este periodo también, sujetaba su estandarte con grandeza y acompañado de maravillas celestiales. Cuando el cuerpo mal herido del Santo Profeta (sa) cayó sobre las llanuras rocosas de Uhud, incluso entonces sostuvo en alto su estandarte con un extraordinario sentido de independencia mientras sus Compañeros perecían desde todas las partes. Por lo tanto, la moral del Santo Profeta (sa) y la Yihad de la moral de aquellos Compañeros que estaban con él durante la Batalla de Uhud continuaron simultáneamente con gran fuerza y fortaleza. El gran vencedor, Muhammad, el Elegido (sa) logró una magnífica victoria en todas y cada una de las batallas morales. El Santo Profeta (sa) atravesó a salvo esos calamitosos terremotos que tienen el poder de desmoronar hasta el más fuerte de los cimientos morales.”

Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:

“Después de una aparente victoria en la Batalla de Uhud hubo un aspecto de derrota, pero en realidad, esta batalla fue una magnífica señal para la veracidad del Santo Profeta (sa). En esta batalla, según la profecía del Santo Profeta (sa), los musulmanes salieron victoriosos al principio. Entonces, de acuerdo con la profecía del Santo Profeta (sa), su tío murió en la batalla. Después, según la profecía del Santo Profeta (sa), el abanderado de los incrédulos fue asesinado al comienzo de la batalla. Luego, de acuerdo con la profecía del Santo Profeta (sa), el propio Santo Profeta (sa) fue herido y muchos Compañeros fueron martirizados. Además, los musulmanes tuvieron la oportunidad de exhibir una fe y una sinceridad como no se encuentran en ningún otro lugar de la historia.”

Al mencionar el hecho de que la Batalla de Uhud fue una victoria decisiva y cómo después de esta batalla, el Santo Profeta (sa) continuó su labor de educación y formación una vez más, Hazrat Musleh Maud (ra) afirma:

“Muchos musulmanes fueron martirizados y heridos durante esta batalla, sin embargo, la batalla de Uhud aún no puede considerarse una derrota. Más bien, fue una gran victoria; tan grande que los musulmanes la recordarán hasta el Día del Juicio Final y su recuerdo aumentará su fe. A su regreso a Medina, el Santo Profeta (sa) continuó su verdadera misión de formación moral, educación y transformación. Sin embargo, no pudo llevar a cabo su tarea con facilidad. Después de la batalla de Uhud, los judíos se envalentonaron más que antes e incluso los hipócritas empezaron a levantar la cabeza, pensando que estaba al alcance del hombre erradicar el Islam. Así, los judíos comenzaron a causar daño al Santo Profeta (sa). Escribían poesía vulgar sobre el Santo Profeta (sa) y su familia. Una vez, el Santo Profeta (sa) tuvo que visitar un fuerte judío para resolver un asunto, y los judíos conspiraron para dejar caer una gran roca sobre el lugar donde el Santo Profeta (sa) se iba a sentar para matarlo. Sin embargo, Dios Altísimo informó al Santo Profeta (sa) con antelación y éste partió de allí sin decir una palabra. Después, los judíos admitieron su error”.

Así concluyen los acontecimientos que tuvieron lugar inmediatamente después de la batalla de Uhud y los relatos relativos a la expedición de Hamra al-Asad.

He estado llamando continuamente la atención hacia las oraciones por la situación del mundo, el estado de los musulmanes y en relación con Palestina. Aunque diversas fuentes parecen indicar que puede haber un alto el fuego por un tiempo, sin embargo, las condiciones imperantes indican que, aunque esto ocurra, las injusticias contra los palestinos no terminarán. Por lo tanto, hay una gran necesidad de oraciones; que Dios Altísimo permita a los palestinos volverse hacia Él.

En cualquier caso, las circunstancias actuales también han propiciado los medios para destruir el orgullo de los arrogantes. Parece que Dios Altísimo ha comenzado el proceso de poner fin a su orgullo, pero sólo Dios sabe exactamente cuándo se completará este proceso. En cualquier caso, su orgullo se está quebrando y desde su interior se alzan voces contrarias. Por ejemplo, hay protestas en Estados Unidos. Aunque intentan por todos los medios detener estas protestas, y aunque puedan detenerlas temporalmente, volverán a reanudarse.

Que Dios Altísimo haga entrar en razón a las grandes potencias del mundo para que actúen con justicia. Tienen ciertas reglas para sí mismos, pero otras distintas para los demás. Esto acabará siendo la razón del colapso de la ONU.

La segunda petición de oración es para mí. Durante algún tiempo, he tenido un problema con la válvula de mi corazón. Los médicos me habían sugerido que me sometiera a una intervención, pero yo seguía retrasándola. Pero ahora, los médicos han dicho que estaba en una fase en la que no sería aconsejable esperar más. Por ello, en los últimos días se ha realizado una operación para cambiar la válvula. Alabado sea Dios, el procedimiento ha sido un éxito. Por consejo de los médicos, no pude acudir a la mezquita durante unos días. Como ya he mencionado, por la gracia de Dios Altísimo, los médicos han dicho que, desde el punto de vista médico, el procedimiento ha sido un éxito. Rezad para que la vida que Dios Altísimo me conceda sea una vida sana y activa.

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